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Polis

Revista Latinoamericana
36 | 2013
Sociedad Civil y democracia en América Latina:
desafíos de participación y representación

De la elite civil a la elite política. Reproducción del


poder en contextos de democratización
From civil elite to political elite. Reproduction of power in contexts of
democratization
Desde a elite civil à elite política. A reprodução do poder em contextos de
democratização

Gonzalo Delamaza

Editor
Centro de Investigación Sociedad y
Politicas Públicas (CISPO)
Edición electrónica
URL: http://polis.revues.org/9411 Edición impresa
ISSN: 0718-6568 Fecha de publicación: 15 décembre 2013
ISSN: 0717-6554

Referencia electrónica
Gonzalo Delamaza, « De la elite civil a la elite política. Reproducción del poder en contextos de
democratización », Polis [En línea], 36 | 2013, Publicado el 15 enero 2014, consultado el 30 septiembre
2016. URL : http://polis.revues.org/9411

Este documento fue generado automáticamente el 30 septembre 2016.

© Polis
De la elite civil a la elite política. Reproducción del poder en contextos de... 1

De la elite civil a la elite política.


Reproducción del poder en contextos de
democratización
From civil elite to political elite. Reproduction of power in contexts of
democratization
Desde a elite civil à elite política. A reprodução do poder em contextos de
democratização

Gonzalo Delamaza

NOTA DEL EDITOR


Recibido: 15.10.2013 Aceptado: 13.12.2013

1 Este trabajo amplía la discusión sobre modos específicos mediante los cuales se forman y
reproducen las elites políticas en contextos de democratización. Tomando a Chile como
caso de estudio, se postula que esta formación y reproducción se asocia principalmente a
dos condiciones del proceso político, que definen en gran medida su relación con la
sociedad: las condiciones institucionales en que se ejerce el poder y la concepción de
democracia que predomina. Nuestra hipótesis es que la transición pactada con la
dictadura saliente y el predominio de la concepción de elitismo democrático crearon las
condiciones para el tránsito de los integrantes de la sociedad civil al Estado,
restringiéndolo principalmente a su segmento de mayor educación y perfil tecno-político.
El segmento de la elite que analizamos es aquél que proviene de la sociedad civil
organizada y que transita hacia posiciones de poder político entre los años 1990 (inicio del
período democrático) y 2010 (fin del período político de la coalición de centro-izquierda
la Concertación- en el poder ejecutivo).

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La política democrática y las elites políticas


2 El elitismo democrático (Avritzer 2002; Nun 2002) es una característica general del
proceso político que establece las oportunidades y restricciones para el acceso a las
posiciones de poder. La comprensión de la democracia exclusivamente como un conjunto
de mecanismos pluralistas y competitivos para la selección de elites no sólo restringe las
oportunidades de participación y privilegia el rol de las estructuras institucionalizadas
para dicha selección, los partidos políticos. También, de acuerdo a Avritzer (2002) en
sociedades excluyentes y desiguales, reduce las capacidades integradoras que ha tenido
en otros contextos, como el europeo de la post guerra.
3 En determinadas condiciones institucionales y políticas el elitismo conduce a la expansión
de la tecnopolítica, entendida como incremento de la invocación de legitimidad técnica
para el liderazgo, que se traduce en el aumento de la proporción de personas con mayor
dotación de capital educacional en las posiciones de poder político (Centeno y Silva 1998).
Este fenómeno debilita la capacidad representativa de la política, pues reduce el círculo
de los que pueden acceder al poder institucionalizado a quienes han disfrutado
previamente de las oportunidades para acumular educación y capital cultural en general.
Pero también reduce el alcance de la dimensión representativa de la política, al retirar
asuntos importantes de la esfera de la deliberación pública, confiándolo a especialistas,
legitimados por el conocimiento dominante o por sus propios pares.
4 La continuidad en el tiempo de las restricciones políticas de la democracia pactada y de la
concepción elitista, favorecen la generación de vasos comunicantes entre las elites
políticas y la alta conducción empresarial, dado el rol disminuido del Estado en materias
económicas y su papel como promotor del crecimiento económico en manos privadas.
Finalmente, también favorece el vínculo entre las elites políticas y un segmento
altamente calificado y profesionalizado de la sociedad civil organizada, que comparte
orígenes sociales y capital cultural, aún cuando puedan tener posiciones políticas
encontradas en determinados momentos. Como consecuencia es esperable un efecto
conservador, que dificulta tanto la circulación como la renovación de las elites políticas.
5 En términos weberianos, nos estamos refiriendo así a políticos profesionales, vale decir,
individuos que viven por y para la política transformando dicha actividad en una
vocación. Este fenómeno se relaciona con la expansión de la esfera pública en el siglo XX,
la modernización de los Estados y a las olas democratizadoras, como es el caso chileno
(Alcántara 2012; Best y Cotta 2000; Marenco y Serna 2007). El fenómeno de la
profesionalización de la política se entremezcla con los estudios sobre élites, los cuales se
han enfocado en el rol que juegan éstas en los procesos de transición democrática (Higley
y Burton 1989; Higley y Gunther 1992) y en las características de las élites nacionales,
además de su nivel de cohesión y consenso (Best 2011; Pakulski 2012).
6 El estudio del reclutamiento político ha sido un instrumento utilizado para abordar el
desarrollo de las élites y el fenómeno de la profesionalización de la política. El
reclutamiento político se ha estudiado en base a dos perspectivas de acuerdo a Serna
(2006): (a) con foco en los procesos al interior del sistema político, particularmente en las
estructuras de oportunidades que ofrece el sistema electoral y las formas institucionales
de reclutamiento y selección de los partidos, muy en la línea del trabajo de Norris (1997);
y (b) con foco en el estudio de la especialización de agentes políticos desde una

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perspectiva más sociológica, muy ligada a la sociología política francesa, particularmente


a los trabajos de Bourdieu (1997, 2013) y Offerlé (2004).
7 Norris (1997) ofrece un modelo de reclutamiento donde lo describe como un proceso
influido por el sistema legal, electoral y el sistema de partidos, asimismo el reclutamiento
se ve sometido a las necesidades y características con respecto al suministro de aspirantes
(eventuales políticos profesionales o miembros de la élite) y a las expectativas de los
seleccionadores (partidos políticos o grupos de notables). Por otra parte, Siavelis y
Morgenstern (2008) explican el rol del reclutamiento y la selección de casos en el poder
ejecutivo y legislativo en seis casos de América Latina (Argentina, Brasil, Chile, Colombia,
México y Uruguay). De acuerdo a Piñeiro (2009) la obra de Siavelis y Morgenstern (2008)
tiene dos puntos fuertes: (a) la combinación de variables institucionales con variables
ligadas al funcionamiento de los partidos; y (b) colocar el proceso de selección como
variable dependiente. Por último, Best y Cotta (2000) evidencian el rol que las élites
parlamentarias juegan en el proceso de interacción entre sociedad y política,
constituyéndose como una proyección de la sociedad en el campo político y al mismo
tiempo como elementos politizadores de la sociedad mediante una interpretación de los
flujos societales. En este sentido, el proceso de reclutamiento se ve mediado por las
características individuales de los actores, los seleccionadores y sus características, la
imagen del actor ante a la opinión pública (electorado), y la estructura formal de
oportunidades (e.g., leyes, prácticas del campo político, lógicas institucionales, etc.).
8 El reclutamiento político está vinculado a las trayectorias de los individuos, las cuales son
condicionadas por la especialización de los agentes y sus estructuras de capitales
específicas. Los patrones típicos de las trayectorias en puestos políticos de acuerdo a
Marenco (2006) son: (a) carreras basadas en reputación personalizada derivada del origen
familiar, fortuna, diplomas de prestigio, por la actividad profesional (e.g., ingreso tardío y
colateral a la política desde profesiones que están estrechamente ligadas al ámbito
público); y (b) carreras basadas en recursos electorales adquiridos en posiciones políticas
y partidarias. El reclutamiento social de acuerdo a Dogan (1999) puede ser por: (a) osmosis
debido a la ocupación de una posición elevada en el espacio social; (b) predisposición dada
por desempeño profesional de carreras afines (e.g., economistas, abogados, cientistas
sociales, entre otros); y (c) absorción de la sociedad civil, lo cual se da especialmente en el
caso de dirigentes sindicales y estudiantiles. El último caso podría considerarse desde la
perspectiva de la sociología política como una reconversión de capitales que permite
pasar del campo social al campo político (González Bustamante 2013).
9 Por último en la literatura científica sobre elites políticas es posible distinguir por una
parte el enfoque unitario que enfatiza la cohesión de la elite políticamente dominante-
del enfoque pluralista, en el que se identifican diferentes componentes de la misma
(Joignant 2011). El mismo autor establece tres ámbitos principales de desarrollo de los
estudios recientes sobre elites políticas: los estudios empíricos sobre elites
gubernamentales; el creciente rol y peso de los economistas y el estudio de los technopols (
Ibíd.) En el caso chileno las tres variantes tienen escaso desarrollo. El primer ámbito ha
sido principalmente abordado por historiadores (Correa 2004; Gazmuri 2001), mientras
que los dos restantes han sido objeto del trabajo de sociólogos (Valdés 1995; Montecinos
1998; Silva 1991 y 2011). En el presente artículo se amplía el análisis al ámbito de la
sociedad civil organizada y sus vínculos con el poder político, utilizando la trayectoria de
personas que pasaron de un ámbito al otro.

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10 Luego de la breve discusión conceptual en torno a elites y reclutamiento político, en la


segunda parte se conceptualiza los rasgos de la transición democrática que fundamentan
las hipótesis del trabajo respecto de la importancia de las restricciones institucionales de
la transición y el predominio del elitismo democrático. Llamaremos a esta convergencia
elitismo democrático reforzado. En la tercera sección se abordan las particularidades
históricas de la sociedad civil chilena. Luego se caracteriza el perfil de los individuos
pertenecientes a la elite política según su participación previa en organizaciones de la
sociedad civil. En la cuarta sección se analizan algunos subgrupos dentro de los
encuestados, comparándolos entre sí en relación a su trayectoria: movimientos
estudiantiles, colegios profesionales, organismos no gubernamentales (ONG), centros de
estudio y organismos de derechos humanos. También se comparan rasgos de la elite
parlamentaria estableciendo semejanzas y diferencias entre los bloques político de
derecha y centro-izquierda. La quinta sección aborda las conclusiones del trabajo e
identifica temas de investigación que surgen de él.

Condiciones de la transición democrática y elitismo


político
11 Como se sabe, la transición chilena definió la arena política a partir de la negociación
entre las fuerzas de apoyo de la dictadura de Pinochet y la amplia coalición que lo había
derrotado en el plebiscito de 1988. Durante los dieciocho meses que Pinochet permaneció
aún en el gobierno con posterioridad a la derrota, se negociaron algunas reformas a la
Constitución Política de 1980, postponiéndose sin embargo, los cambios más sustantivos
que demandaba la oposición. Al mismo tiempo el gobierno se ocupó de culminar el
proceso de privatizaciones económicas y en completar sin negociación alguna- la
dictación de gran parte de las Leyes Orgánicas Constitucionales que le permitían
prolongar su régimen, pues requieren mayorías calificadas para su modificación. Durante
ese mismo período, y con los resultados del plebiscito sucesorio a la vista, el régimen
militar rediseñó los distritos electorales y estableció la ley respectiva, con el fin de
fortalecer la presencia parlamentaria de sus fuerzas de apoyo (Huneeus 2000; Otano 1995).
12 En marzo de 1990 se renovó el ejecutivo y asumió la primera legislatura, sólo
parcialmente electa, puesto que la presencia de senadores designados se prolongó hasta
2006. Ingresó de esta forma al Estado una gran cantidad de personas, respaldadas por un
proceso de legitimación democrático. Gran parte de ellos provenían de las organizaciones
de la sociedad civil y habían estado involucrados en la lucha democrática (en el caso de la
Concertación) o en el respaldo a la dictadura (en el caso de la coalición de derecha, la
Alianza por Chile). A pesar de la larga prohibición de la actividad política, la inmensa
mayoría de los incorporados al Estado pertenecían también a partidos políticos.
13 La estabilidad política de los siguientes veinte años permitió la conformación progresiva
de una poderosa élite, ya que los mismos partidos permanecieron en el gobierno y en el
parlamento: cuatro que restan de la Concertación (inicialmente eran 17 partidos y
movimientos) y dos de la derecha.1 En 2006 asume la primera legislatura completamente
electa y en 2010 ingresan por primera vez al parlamento tres diputados del Partido
Comunista, gracias a un pacto con la Concertación y algunos independientes fuera de
pacto.2

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14 La asunción de la presidenta Michelle Bachelet (2006-2010) representó un intento por


renovar la composición de la élite en el poder ejecutivo desde 1990, a través de medidas
como la equidad de género en la composición del gabinete y los puestos superiores de la
administración y el intento por evitar nombrar a los mismos altos funcionarios de los
gobiernos anteriores. Ambas medidas tuvieron una implementación parcial por la fuerte
resistencia de los partidos políticos y la élite en general, como se evidencia en la mayor
inestabilidad y cambios de gabinete (Silva 2011).
15 Las condiciones específicas de la transición tuvieron consecuencias sobre el perfil de la
elite y sobre los partidos políticos, particularmente en un país de tradición
presidencialista y escasas facultades parlamentarias. Se tendió a conformar una élite
tecnocrática de gran autonomía y los partidos perdieron algunas de sus funciones
tradicionales. En el caso del oficialismo, estos tendieron a estatizarse convirtiéndose en
una suerte de brokers de su electorado ante el ejecutivo, quien conduce la agenda política,
apoyado por las directivas superiores de los partidos. Estas seleccionan a los candidatos a
representantes populares con plantillas nacionales que aseguren el equilibrio de las
coaliciones. Vale decir los partidos mantienen cierta efectividad en la función de
reclutamiento de personal, conservan el alineamiento básico de 1988 y formalmente
gobiernan, aunque en la práctica han ido perdiendo legitimidad y respaldo. A su vez el
sistema político en su conjunto es el que disminuye su efectividad en la construcción de lo
público como lo muestran las encuestas políticas más importantes. 3
16 El sistema electoral binominal se eligen dos representantes por cada distrito electoral,
uno del bloque mayoritario y otro del minoritario- ha impedido la ampliación y
pluralización del sistema político representativo, blindando a los partidos políticos,
siempre que estos se mantengan al interior de las coaliciones mayoritarias, que consiguen
prácticamente todos los sillones parlamentarios. A partir de 2007 se comenzó a producir
públicamente una mayor disidencia de parlamentarios al interior de los partidos, dando
origen al fenómeno de los díscolos, especialmente dentro de la Concertación. En algunos
casos ello ha terminado en escisiones.4
17 En el plano de la teoría política, la posición que predominó durante la transición se
sustentaba en una visión de la democracia en la que se reserva a las élites el papel clave
en la conducción del proceso político y a la población en general el papel de optar entre
unas y otras al momento de las elecciones, oponiéndose a toda forma de populismo o
expresión directa de los intereses de los grupos subordinados (Avritzer 2002; Martucelli y
Svampa 1993). En los supuestos originales del elitismo democrático (Schumpeter 1946)
estaba el carácter pro democrático de las élites políticas y su autonomía respecto de las
fuerzas económicas y sus intereses particulares (Nun 2002). Esos supuestos
evidentemente no se verificaban en Chile hacia fines de la dictadura y sólo se han ido
desarrollando con posterioridad paulatina y parcialmente.
18 En el caso chileno, la concepción elitista se profundizó con la opción por sobrerepresentar
a la derecha, adaptando algunos planteamientos de la democracia consociativa, que había
sido propuesta por los teóricos de la gobernabilidad para escenarios de alta polarización
(Liphart 1999). La adaptación chilena del concepto fue en sentido contrario de la
intencionalidad de los teóricos originales del mismo, que buscaban asegurar la
representación de minorías y grupos cuyos intereses no quedaban adecuadamente
representados por la regla de mayoría. En Chile, en cambio, se consideró que la
participación ciudadana constituiría, en sociedades fragmentadas, heterogéneas o
sobreideologizadas, una incertidumbre o amenaza desestabilizadora de la democracia. Lo

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que se aceptó en negociación, entonces, fue sobrerepresentar a la primera minoría, que


expresaba a los principales dueños del poder económico, social y cultural, por sobre la
regla de la mayoría en el sistema político, con el fin de darle estabilidad (Ruiz 1993). Ello
no fue sólo una astucia de la estrategia de transición, sino que responde a razones más de
fondo: se hizo para evitar que en ella se produjera el pluralismo polarizado del que
hablaba Arturo Valenzuela, entendido como desborde de la participación que en el
diagnóstico de la elite- habría dado origen y causado en última instancia el golpe militar
del 1973 (Valenzuela 1978).5
19 Las consideraciones anteriores reforzaron la presencia e influencia política de un
estamento técnicamente especializado dentro de la política, los llamados technopols
(Domínguez, 1997) o, más ampliamente elites tecnopolíticas (Cortés 2000). Por cierto la
tecnocratización de la gestión política, particularmente en la rama ejecutiva, no es
exclusiva del caso chileno, pero en este caso se verificó un conjunto amplio de factores a
favor del surgimiento y consolidación de lo que podemos llamar tecnócratas democráticos,
parafraseando el concepto de democracias tecnocráticas (Centeno y Silva 1998: 11).
20 La influencia de los tecnopoliticosse ejerce principalmente a través de puestos de
relevancia en el ejecutivo y en los instrumentos clave para el diseño de políticas públicas:
generación de conocimiento especializado, comunicación pública, lobby político y
presencia en organismos internacionales. Entre esos factores puede mencionarse el fuerte
presidencialismo, que disminuye el peso del Congreso como instancia política
representativa. También es relevante la cohabitación forzada y aceptada con las políticas
neoliberales vigentes en diversos aspectos de la institucionalidad, ideología con mucho
peso en los medios de comunicación, los think tanks y también en las políticas de
organismos internacionales. También la estrategia exitosa de contención de demandas
sociales durante la transición, que quitó presión social y política a la burocracia.
21 En síntesis, en Chile se conjugaron factores específicos del proceso político restricciones
que surgieron de la negociación pactada con los representantes del régimen militar- con
una concepción democrática elitista. Ambas produjeron una combinación de gran
estabilidad entre el predominio político de una coalición mayoritaria controlando el
ejecutivo y una oposición con poder de veto en el congreso y proyectaron en el tiempo el
peso de la tecnocracia (dentro y fuera de la Concertación). El peso de la tecnopolítica
había sido importante con los Chicago Boys, que rediseñaron la economía chilena durante
el régimen militar y siguió siéndolo con los que Patricio Silva denominó como los monjes
de CIEPLAN, así como posteriormente con los hombres de Expansiva que han conducido
gran parte de la gestión económica, política y social durante la democracia (Silva 2011). 6
En cualquier caso, tal como lo planteó el mismo Silva al inicio de la transición, los
tecnócratas chilenos continúan trabajando dentro de los partidos políticos (Silva 1991:
407). Al mismo tiempo, esos partidos ya no cumplen la función ni tienen la relevancia que
tuvieron en el pasado, ni condicionan significativamente la acción de esos tecnócratas. 7
22 En las condiciones de la transición chilena se reforzaron mutuamente las características
elitistas del proceso y las restricciones de la política representativa, con el desarrollo del
circuito extrainstitucional del poder. Ello dio lugar a lo que puede sintetizarse como
elitismo democrático reforzado, que ha caracterizado a nuestro juicio a la democracia
chilena con posterioridad a 1990. Ello significa que los rasgos del proceso operan en el
mismo sentido restrictivo y, como argumentaremos, condicionan también el acceso al
poder político de quienes provenían de la sociedad civil.

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La sociedad civil y sus contextos específicos


23 Cada sociedad es particular en su conformación y en las pautas de su desarrollo. La
sociedad civil chilena se ha conformado de acuerdo a ciertas características propias de la
evolución histórica del país. Se requiere, entonces, comprender esas particularidades que
la configuran y evaluar el impacto de la path dependence que ello puede significar.
24 En primer término conviene destacar el predominio histórico del Estado sobre la
sociedad, resumido por el historiador chileno Mario Góngora (1981) en la radical
expresión según la cual el Estado es la matriz de la nacionalidad, la Nación no existiría sin
el Estado. Un Estado marcado, además, por la guerra: contra los mapuches, contra España,
contra los países vecinos y entre facciones políticas en guerras civiles durante el siglo XIX
(Delamaza 2010).
25 Durante parte del el siglo XX se vivió el predominio del sistema político y los partidos
como los mediadores fundamentales de los intereses sociales, articulados parcialmente en
grandes movimientos nacionales, aunque con importantes exclusiones. Si bien no
predominó en la política y la sociedad civil chilena el clientelismo propiamente tal que se
dio más en los niveles locales- puede decirse que la sociedad civil perdió autonomía y se
fue haciendo crecientemente corporativa, asociada a los proyectos estatales. La sociedad
civil tuvo tradición de autonomía en el siglo XIX, pero luego se articuló al proyecto estatal
bajo la mediación política de los partidos (Salazar y Pinto 1999).
26 El golpe militar de 1973 y la larga dictadura que le sucedió (hasta 1990), desarticularon
tanto a la sociedad civil como a los partidos. La primera comenzó a reorganizarse en
pequeños espacios a partir de los grupos de defensa de los derechos humanos y la
protección de la Iglesia Católica. Desde 1983 se masificó el descontento con el gobierno
militar y se vivieron dos períodos de intensa movilización social y política: el de las
protestas nacionales (1983 - 1986) y el del plebiscito (1988). Eso dio una gran visibilidad a
diversas y nuevas formas de participación de la sociedad civil, tras la cual estaban
también los debilitados partidos políticos. Sin embargo el diseño de la transición política
como se señaló- desmovilizó a los grupos sociales y condujo el proceso a través de un
acuerdo limitado a las modificaciones en la institucionalidad representativa, sin cambio
constitucional de por medio (Delamaza 2010).
27 La sociedad civil no constituye una totalidad homogénea, antes bien, está atravesada por
las un sinnúmero de diferencias, más aún en sociedades tan desiguales como la chilena.
Pero más allá de esa característica general, interesa distinguir los tipos de organización
de pertenencia, puesto que ellos también son muy diversos. En relación al tema que nos
interesa -el vínculo con la política- la pauta organizacional tradicional de la sociedad civil
chilena estaba compuesta por las organizaciones reivindicativas de los segmentos sociales
vinculados al Estado de compromiso, vale decir sindicatos, agrupaciones empresariales y
gremios de las clases medias, como colegios profesionales (Garretón 1985).
28 En cada uno de los sectores sociales involucrados, el paso a lo político se ejerció
tradicionalmente según un modelo de vinculación con el Estado algo diferente. En el caso
de los empresarios, a partir de la ruptura política producida con el liderazgo de Arturo
Alessandri en los años veinte del siglo pasado, esta no se produjo a través de los partidos
políticos, puesto que sólo alcanzaron el gobierno durante un período en 1958, con su hijo,
Jorge Alessandri (1958-1964). Antes bien, la principal estrategia empresarial consistió en

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intentar controlar o ejercer influencia desde dentro, en instituciones claves del arreglo
socioeconómico en un modelo con fuerte presencia del Estado en el desarrollo (Correa
2004; Moulian 2006; Valdivia 2010). Las clases medias, en cambio, crecieron y se hicieron
influyentes tanto a través de organizaciones políticas como el Partido Radical (PR) y la
Democracia Cristiana (DC), como a través del acceso directo a la burocracia estatal y su
continua expansión hasta 1973. El movimiento sindical, por su parte, actuó muy ligado a
la representación política, negociando con los partidos obreros el Partido Comunista (PC)
y el Partido Socialista (PS)- a partir de organizaciones nacionales que presionaban por
obtener reivindicaciones específicas (Collier y Collier 2001)
29 A lo anterior se debe agregar un segmento de especial relevancia para la reproducción del
liderazgo político como son las federaciones estudiantiles, desde la creación de la
Federación de Estudiantes de Chile (FECH) en la Universidad de Chile en los años veinte,
hasta la actualidad. Algo similar puede decirse de los Colegios Profesionales, que sin tener
un rol político tan visible y directo, fueron de gran importancia para los liderazgos de
clase media profesional y su ingreso al Estado.
30 Sin embargo, y tal como lo conceptualizan Collier y Handlin (2010) esa pauta
organizacional varió significativamente con las transformaciones sociales y del Estado en
América Latina. Nuevas formas de agrupación se desarrollaron, entre las cuales destacan
las organizaciones no gubernamentales (ONG), las organizaciones ciudadanas territoriales
y las surgidas a partir de identidades culturales. Se trata de redes asociativas, compuestas
por organismos mucho más dispersos y diversos, donde la relación con los partidos
políticos no cumple un rol central, puesto que es más distante, intermitente e
instrumental (2010:5).
31 En el contexto chileno de desarticulación social y política producida por el régimen
militar, adquirieron preeminencia también otro tipo de organizaciones. Desde allí
saldrían también un número importante de líderes políticos. Como se verá, el
componente más relevante de este conjunto, a partir del cual se realizó el reclutamiento
político durante la transición fueron los centros de estudio y las organizaciones
denominadas actualmente think tanks, las cuales están centradas en la producción de
conocimiento aplicado y buscan influir directamente en las políticas públicas (Brunner y
Barrios 1987; Lladser 1990; Gárate 2008)

Consideraciones metodológicas y operacionales sobre


la elite política
32 ¿A quiénes considerar válidamente como miembros de la elite política? En términos
conceptuales que puedan hacerse operativos, normalmente se considera tanto el ocupar
posiciones formales de poder, como el ejercicio de ese poder en decisiones políticas
(Berkowitz 1982; Putnam 1976). Otro grupo es el de quienes no ocupan posiciones
formales pero ejercen poder o influencia política, que se aborda con los enfoques
llamados reputacionales. Ambos son complementarios en cuanto a lo que abarcan y
también lo que no incluyen. Mientras el primero tiene mejor representación estructural
de las elites, el enfoque reputacional registra eventualmente mejor la dinámica de poder
tal cual esta es percibida por los diferentes actores. En este trabajo se utiliza el primero de
los enfoques, abarcando un período político completo y como tal bastante extenso (veinte
años). También se aborda un universo completo de la elite política chilena: el personal

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superior del ejecutivo de la totalidad de los ministerios y otras reparticiones públicas;


parlamentarios que han sido reelectos durante el período y, finalmente, se incluye a los
dirigentes de partidos políticos con representación parlamentaria que han durado más de
un período en su cargo.8 De esta manera se está incluyendo a las diferentes fuerzas
políticas y alcanzando una visión amplia de la elite política chilena para el período 1990
2010.
33 La metodología empleada fue la aplicación de encuestas presenciales acerca de la
trayectoria personal y política a la totalidad de las personas que cumplían los criterios de
pertenencia a la elite político institucional en el país durante el período. Del total de 565
individuos identificados de este modo, se logró encuestar a 386 de ellos, lo cual representa
el 68% de los integrantes del universo definido que estaban vivos al momento de la
encuesta (2011).9 La ventaja de utilizar un período relativamente extenso de tiempo es
que permite controlar algunos de los problemas metodológicos usuales a los estudios que
se basan en posiciones institucionales formales: su vinculación efectiva a las decisiones
políticas y lo contingente de las posiciones. El criterio utilizado en este caso permite
incluir en la elite sólo a aquellos que ocuparon las posiciones más altas del ejecutivo y a
quienes fueron capaces de permanecer ocupando cargos en diversos momentos (a través
de la reelección o de una segunda designación), lo que se considera como un indicador de
poder efectivo. Adicionalmente, un problema usual es que aparte de las dificultades para
reconocer los miembros de la élite, la principal complicación operativa es que sus
miembros no están disponibles para ser estudiados (Espinoza 2010: 262). La alta tasa de
respuesta obtenida permite en este caso superar este problema.
En la Tabla N° 1 se clasifica los entrevistados según su posición institucional más
relevante.10

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Tabla N° 1
Elite Política Chilena 1990 2010 según posición institucional

Cargo N %

Presidente 3 0,8

Ministro 105 27,2

Subsecretario 41 10,6

Senador 25 6,5

Diputado 120 31,1

Senador 25 6,5

Diputado 120 31,1

Jefe de división y/o gabinete 64 16,6

Director Banco Central, Superintendente, Director empresas públicas 17 4,4

Total 386 100

Fuente: Encuesta Elite Política 2011

Trayectorias individuales: de la sociedad civil


organizada a la elite política
34 La primera dimensión empírica que interesa analizar es hasta que punto la elite política
que comenzó a configurarse en 1990 proviene efectivamente de la sociedad civil
organizada o, por el contrario se constituye principalmente a partir de cuadros políticos
preexistentes, sin participación en la misma. Probablemente por la larga duración del
régimen militar, la renovación de la elite se profundizó: por una parte ingresaron al
parlamento los provenientes del régimen saliente y, por otro, muchos que se habían
vinculado a organizaciones pro democráticas, ingresaron tanto al parlamento como al
ejecutivo.
35 El conjunto de la elite política encuestada, aplastantemente masculina en su composición,
manifiesta un predominio absoluto de personas que declaran haber participado en
diverso tipo de organizaciones sociales antes de asumir sus cargos. Los que no
participaron superan apenas el 11% del total, como se aprecia en la Tabla N° 2.

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Tabla Nº2
Integrantes de la elite según pertenencia a organizaciones

Personas
Perteneció No Total
perteneció

N % N % N %

Hombre 289 74,9 33 8,6 322 83,5

Mujer 53 13,7 11 2,8 64 16,5

Total 242 88,6 44 11,4 386 100

Fuente: Encuesta Elite Política 2011

36 Esto podría llevar a concluir apresuradamente que la elite política proviene al amplio
espectro de la ciudadanía organizada y no de la militancia política. Ello, sin embargo, debe
ser desechado desde el inicio, puesto que, de acuerdo a la misma encuesta, el 93,5% de los
encuestados milita en un partido político. Vale decir que no hay aquí una superposición
entre ambas pertenencias, consistente con la tradición chilena de alta vinculación entre
sociedad y política.11 Se debe agregar ahora el perfil específico de la pertenencia
organizacional previa de la elite política, que se presenta en la Tabla Nº 3.

Tabla Nº 3
Pertenencia organizacional según tipo de organización

Organización % N

Organizaciones estudiantiles 44,3 171

Colegios profesionales 41,5 160

Centros de estudios 31,1 120

Asociaciones y movimientos religiosos, filosóficos o espirituales 23,3 90

ONG 22,0 85

Org. territoriales, vecinales o funcionales 18,4 71

Asociaciones de Derechos Humanos 17,4 67

Clubes de membresía de pago 15,3 59

Organizaciones de voluntariado 13,2 51

Asociaciones gremiales o empresariales 8,8 34

Polis, 36 | 2013
De la elite civil a la elite política. Reproducción del poder en contextos de... 12

Asociaciones y movimientos culturales 7,3 28

Organizaciones sindicales 4,9 19

Otra 4,4 17

Asociaciones étnicas o comunidades indígenas 0,3 1

Fuente: Encuesta Elite Política 2011

37 El perfil asociativo de la elite chilena muestra varios rasgos de transformación respecto


del pasado democrático anterior a 1973, que evidencian las diferencias del nuevo arreglo
político post noventa, así como también algunos de continuidad. En primer lugar el
elitismo social que revela. Así, las tres primeras categorías de pertenencia federaciones
estudiantiles, colegios profesionales y centros de estudio- están indicando la prevalencia
de las clases medias ilustradas en la composición de la elite. Las dos primeras categorías
corresponden a los lugares tradicionales de reproducción del segmento profesional de las
elites políticas en el ámbito social y muestran indirectamente la importancia que estos
espacios organizacionales tuvieron durante la lucha democrática contra Pinochet.
Dedicaremos a ellas un apartado especial para analizarlas.
38 En cambio otras organizaciones de igual o mayor importancia en el accionar político de
los años ochenta y cantera tradicional de reproducción del liderazgo, como lo son las
organizaciones sindicales, obtienen una participación marginal en la composición de la
elite política. En el caso del ejecutivo su presencia es nula y en el parlamento se trata de
un fenómeno acotado a la DC y a los tres principales líderes del período de las protestas
nacionales.12
39 Por otra parte, las asociaciones que concentran la pertenencia sobrepasan muy
ampliamente en importancia a aquellas organizaciones más propias de una elite
oligárquica, como serían los clubes de membresía de pago y las asociaciones
empresariales. Tal como lo indica la tabla precedente, estas ocupan un lugar muy
subordinado en las menciones de la elite política. El reclutamiento político y la
permanencia en la elite muestran un perfil mucho más ligado a la clase media profesional
que a las posiciones de poder económico.13
40 En segundo lugar de importancia cuantitativa en cuanto a pertenencia organizacional,
aparecen, sin embargo, organizaciones no tradicionales de reproducción del liderazgo,
como son los centros de estudio, las ONG, las organizaciones territoriales y funcionales y
los movimientos de derechos humanos. Por la importancia que reviste esta renovación y
cambio de la relación entre sociedad y política, dedicamos a estas organizaciones un
análisis específico.14

La reproducción tradicional del liderazgo político de


las clases medias profesionales en las organizaciones
de la sociedad civil
41 Las organizaciones y los líderes estudiantiles tuvieron un especial protagonismo en el
derrocamiento del general Carlos Ibáñez en 1931, así como en las movilizaciones políticas

Polis, 36 | 2013
De la elite civil a la elite política. Reproducción del poder en contextos de... 13

de los años sesenta y setenta. Lo volverían a tener en las protestas en contra de Pinochet
en los ochenta y en las movilizaciones masivas de 2006 y 2011. En cada coyuntura crítica
se fueron creando organizaciones políticas con una fuerte presencia de los jóvenes
universitarios. Así ocurrió con el surgimiento del PS en 1933, la Falange Nacional (que dio
origen a la DC) en 1934, el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) en la
Universidad de Concepción en 1965, el Movimiento de Acción Popular Unitaria (MAPU) y
el Movimiento Gremial, ambos en la Universidad Católica a fines de los años sesenta. Bajo
la dictadura, la Federación de Estudiantes de la Universidad Católica, controlada por los
gremialistas, también fue cantera de cuadros gubernamentales, que luego formaron la
Unión Democrática Independiente (UDI) en 1987. De tal manera que las federaciones de
estudiantes han sido una de las organizaciones de la sociedad civil donde más
frecuentemente se formado el liderazgo político nacional, incluso creando nuevos
partidos y movimientos políticos a partir de ello. Como se puede observar no se trata sólo
de control político por parte de los partidos existentes, sino también renovación y cambio
del sistema político a partir de la experiencia social y política de una generación de
dirigentes y estudiantes.15
42 Los Colegios Profesionales, por su parte, siguieron una pauta más ligada a la protección
corporativa del empleo y las profesiones, a través de una institucionalidad directamente
vinculada al Estado. Así, ocurrió por ejemplo, con el Colegio de Abogados, que fue creado,
financiado y estructurado como una repartición pública incorporada al presupuesto
nacional y con funciones de tutela sobre la profesión, precisamente por su carácter
público (Ibáñez 2003: 300 y ss.).
43 En la composición actual de la elite, vemos que nuevamente los movimientos
estudiantiles y los colegios profesionales ocupan las posiciones principales: en ambos
casos sobre un cuarenta por ciento de los encuestados menciona haber pertenecido a
alguna de esas organizaciones. En el caso de las organizaciones estudiantiles, predominan
sin contrapeso las organizaciones de estudiantes universitarios en todas sus expresiones,
que cubren el 85% de quienes participaron del movimiento estudiantil. No se trata de la
pertenencia simple a la organización sino al ejercicio de roles dirigenciales, puesto que
sobre el 80% de los encuestados fueron dirigentes en sus respectivas organizaciones.
Como era esperable, el 95% de ellos no siguió participando una vez asumidos los cargos
políticos.
44 En cuanto a los Colegios Profesionales, se perciben tendencias muy concentradas en tres
colegios de profesiones liberales de alto prestigio y organizaciones muy consolidadas en
el país: abogados, ingenieros y médicos. El caso de los abogados alcanza al 45% de las
menciones, siguiendo la tendencia tradicional de fuerte presencia de esa profesión entre
los políticos en Chile.

Tabla Nº 4
Pertenencia a Colegios Profesionales

Colegios y Asociaciones N %

Colegio de Abogados 72 45,0

Colegio de Ingenieros 30 18,8

Polis, 36 | 2013
De la elite civil a la elite política. Reproducción del poder en contextos de... 14

Colegio Médico 21 13,1

Colegio de Profesores 7 4,3

Colegio de Arquitectos 7 4,3

Colegio de Sociólogos 4 2,5

Asociación Chilena de Ciencia Política 4 2,5

No especifica 3 1,9

Otros colegios 12 7,7

Fuente: Encuesta Elite Política 2011

45 A diferencia del caso de las organizaciones estudiantiles, el 70% de los participantes en


estos colegios no cumplió en ellos labor directiva. Por ello puede verse esta participación
como mera actividad gremial o, simplemente como una actividad más de estos líderes
políticos, pero que no significó su proyección en un rol dirigencial.16 Ello se reafirma con
el hecho que sólo el 45% de quienes respondieron indica haber seguido participando luego
de ocupar el cargo político, en circunstancias que no existe mayor incompatibilidad entre
ambas participaciones (salvo el tiempo disponible).
46 En cuanto a asociaciones de reproducción tradicional del liderazgo, en adición a las
mencionadas organizaciones de estudiantes y colegios profesionales, sólo se mantiene la
presencia relevante de los movimientos religiosos. Hemos destacado la proveniencia
católica de gran parte de la elite y la influencia de la Iglesia Católica en los líderes sociales
y políticos. Esa influencia se intensificó con el rol que esta jugó como espacio de
protección para el liderazgo opositor durante el período dictatorial, pero no se limita a él.
También desde la derecha se desarrollan los movimientos apostólicos como el Opus Dei y
los Legionarios de Cristo, que apuntan precisamente a captar a los líderes y la elite tanto
económica como política del país.17
47 En este trabajo nos interesa destacar la permanencia de la Iglesia Católica y sus diferentes
expresiones en la composición y desarrollo de la elite política. Examinando la
composición interna de este grupo tenemos que la Iglesia Católica concentra el 76,6% de
las menciones, correspondiendo un 14,4% a comunidades cristianas (principalmente las
Comunidades de Vida Cristiana, CVX, de los jesuitas) y un 13,3% a movimientos
apostólicos como el Opus Dei, los Legionarios de Cristo y Schönstatt. El único otro grupo
importante es la masonería, que agrupa a un 15,6% de los noventa miembros de la elite
que reportan participación en movimientos religiosos o filosóficos. En cambio los grupos
cristianos no católicos alcanzan apenas a dos casos, no correspondiendo en absoluto al
peso de los evangélicos de diversas denominaciones en la sociedad chilena.

Polis, 36 | 2013
De la elite civil a la elite política. Reproducción del poder en contextos de... 15

La reproducción no tradicional de la elite de clase


media profesional: refugio político e impacto del
conocimiento experto
De los centros académicos independientes a los think tanks

48 Resulta especialmente relevante el caso de los Centros de Estudio, por su magnitud en


menciones y porque se trata de organizaciones especializadas de conocimiento con fines
de influencia social y política. Los primeros de ellos nacieron durante los años sesenta,
como respaldo del proyecto de revolución en libertad del gobierno de Eduardo Frei
Montalva (1964 - 1970). Con fuerte respaldo de la Iglesia Católica y la cooperación
internacional, principalmente norteamericana, se crearon diversas instancias de estudio
por fuera de las universidades, muy vinculadas con el proyecto político de la época. 18 La
DC mantuvo centros de pensamiento vinculados a ella durante el régimen militar, pero
también se crearon nuevos centros, el principal de ellos fue CIEPLAN del cual salieron las
principales autoridades económicas de los gobiernos de la Concertación. CIEPLAN, así
como el Programa Interdisciplinario de Investigaciones en Educación (PIIE) surgieron
originalmente al alero de la Universidad Católica (UC) en el período de la reforma
universitaria. Con la intervención de la universidad emigraron y se constituyeron como
centros independientes. Otros centros de la UC fueron clausurados y varios de sus
académicos se trasladaron a la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO).
Igual cosa ocurrió con académicos de sociología de las Universidades Católica y de Chile
(Brunner y Barrios 1987; Lladser 1990; Puryear 1994).19
49 Por su parte la Iglesia Católica de Santiago, en 1975, durante el período del Cardenal Silva
Henríquez, auspició la creación de Círculos de Estudio, para acoger a los académicos
expulsados de las universidades, dando luego origen a la Academia de Humanismo
Cristiano (AHC), posteriormente constituida como una universidad privada. La AHC
mantuvo un promedio de 142 investigadores asociados a ella entre 1981 y 1987, llegando a
publicar 144 libros en el mismo período (Lladser 1990: 224 - 225). El respaldo financiero
para estos y otros centros provino de la cooperación internacional.20 María Teresa Lladser
(1990: 255) contabiliza 117 libros publicados entre 1980 y 1985 por 21 centros de estudio
catastrados.
50 Hacia fines de los años ochenta, en el marco de la relativa apertura política y la
preparación de la transición política, se crearon diversos institutos de estudio y
fundaciones asociadas a corrientes políticas específicas, siguiendo inicialmente el modelo
europeo, para luego constituir los llamados think tanks. Estos últimos comparten con las
fundaciones su orientación ideológica de base, pero tienen un perfil más definido en
cuanto al seguimiento de políticas y la generación de conocimiento aplicado. Surge así la
Fundación Chile 21, fundada por Ricardo Lagos, con profesionales vinculados al Partido
por la Democracia (PPD) y el PS y la Fundación Jaime Guzmán, creada por la UDI. A inicios
de los años noventa, el ex ministro de Hacienda de Pinochet y ex candidato presidencial
de la derecha, Hernán Büchi, funda el Instituto Libertad y Desarrollo, para defender el
neoliberalismo en las políticas públicas. Luego Renovación Nacional (RN) crea su propio
Instituto Libertad y el PS el Instituto Igualdad, ocupando así el campo de debate en torno
a las políticas públicas y realizando capacitación ideológica a sus militantes y
simpatizantes.21

Polis, 36 | 2013
De la elite civil a la elite política. Reproducción del poder en contextos de... 16

51 Ya señalamos la importancia de estas instituciones para la conformación del liderazgo


político, como se evidencia en las 120 menciones (31,1%) de las mismas entre los
encuestados. Algunos de estos centros muestran claro impacto en la composición de la
elite política y su reproducción, indicando que la proveniencia de los cuadros de la elite se
concentra en unos pocos núcleos académico-políticos, como se indica en la siguiente
tabla. Ocho centros principales concitan el 49% de las menciones. El restante 51% se
reparte entre 45 centros diferentes.

Tabla N° 5
Miembros de la Elite pertenecientes a Principales Centros de Estudio

Centro de Estudio Personas pertenecientes Porcentaje


al centro

Centro de Estudios del Desarrollo (DC) 12 10%

Corporación de Investigaciones Económicas para 10 8%


América Latina (principalmente DC)

Instituto Chileno de Estudios Humanísticos (DC) 8 7%

Corporación de Promoción Universitaria (DC) 7 6%

Fundación Chile XXI (PPD, PS) 7 6%

Expansiva (liberales Concertación) 5 4%

CIDE (Compañía de Jesús) 5 4%

VECTOR (PS) 5 4%

Total centros principales (8) 59 49%

Otros centros (45) 61 51%

TOTAL 120 100%

Fuente: Encuesta Elite Política 2011

Las ONG y su trayectoria


52 Los antecedentes de lo que hoy llamamos ONG se encuentran de modo más directo en un
cierto segmento de la sociedad civil organizada que no son las organizaciones sociales
representativas o corporativas. Se trata más bien de otro tipo de instituciones,
mayoritariamente surgidas de la Iglesia Católica o vinculadas a ella de diferentes formas.
Dichas instituciones desarrollaron innumerables actividades de intervención social y
educativa desde muy temprano en la historia del país.
53 La trayectoria histórica de este tipo de organizaciones también aparece vinculada a la
Iglesia Católica y su tradicional acción de voluntariado. Sin embargo es en los años

Polis, 36 | 2013
De la elite civil a la elite política. Reproducción del poder en contextos de... 17

sesenta, durante el gobierno de Frei Montalva, cuando se establecen muchas de las que
permanecen hasta hoy y acordes con el modelo profesionalizado de acción social que las
caracteriza. Las dos grandes expansiones de la acción social y política de la época fueron
la reforma agraria y la llamada promoción popular, es decir el intento por organizar
formalmente a los pobladores y pobladoras urbanos, para otorgarles modos de
participación en el ámbito vecinal. De la primera nació el sindicalismo campesino y de la
segunda, las juntas de vecinos y los centros de madres, las llamadas organizaciones
territoriales y funcionales. El vehículo de promoción de dichas reformas fueron algunos
organismos del Estado. Pero también se apoyó sobre instituciones no gubernamentales
que formularon muchas de las propuestas y realizaron acciones de capacitación y
formación de líderes, promovieron iniciativas de educación popular. Todos ellos
vinculados a acciones de la iglesia que acompañaban el proceso social y político.
54 El contexto creado por la dictadura militar, al cerrar los espacios de participación y
aplicar una política económica de fuerte impacto negativo sobre las condiciones de vida
de los sectores populares, produjo como reacción el surgimiento de nuevas
organizaciones y la reconversión de algunas antiguas. Sucesivas oleadas de organismos
que combinaron la atención a problemas sociales y de derechos humanos vulnerados con
acciones de organización, educación, concientización y agitación política y social.
55 La mayor cantidad y variedad de ONG surgió durante la década de los ochenta,
sustentadas por la cooperación no gubernamental y la solidaridad obtenida por el exilio
chileno para las acciones dentro del país. Los espacios no gubernamentales fueron
decisivos para la rearticulación de la iniciativa social y política en diferentes segmentos
de la sociedad chilena. Detrás de la emergencia del movimiento de ONG estaba la
evolución de una estrecha alianza e intercambio de propósitos, estrategias y metodologías
de trabajo entre una cooperación internacional políticamente democrática e influenciada
por las corrientes del exilio latinoamericano, una generación de profesionales y técnicos
con experiencia de militancia social y política o participación en el gobierno a partir de
mediados de los años sesenta y, por último, líderes sociales, comunitarios y militantes
políticos de base que participaron en la reconstrucción de los vínculos y valores del
movimiento social popular.
56 La presencia de las ONG como pertenencia previa de los miembros de la elite política es
menor que la de los centros de estudio, pero aún así resulta muy significativa (22,5%)
superando tanto a las organizaciones territoriales como al sindicalismo. Si se considera a
las asociaciones de derechos humanos como parte de este fenómeno, el total agregado
resulta aún mayor. La pauta de distribución de las menciones, sin embargo, es mucho más
dispersa y variada que en el caso de los centros de estudio. Sólo una ONG concentra cinco
menciones. Se trata del Programa de Economía del Trabajo (PET). El PIIE y el Centro de
Asesoría Sindical (CIASI) reciben tres menciones cada una.22 Ello refuerza el privilegio de
este tipo de centros y del conocimiento que producen, en la selección de las elites
políticas. Aparte de las instituciones mencionadas, otras seis ONG reciben dos menciones
cada una, mientras las demás se distribuyen entre 58 organizaciones. A su vez el 62% de
los encuestados ocupó roles dirigenciales en ellas, lo que parece estar indicando que más
que un vínculo fuerte de las ONG como tales a la política, lo que se verificó fue la selección
de individuos específicos, dirigentes de las mismas y militantes de partidos políticos, para
integrar las filas del Estado. Consecuentemente con ello, sólo un 22% de los participantes
en ONG lo siguió haciendo luego de haber asumido sus cargos políticos.

Polis, 36 | 2013
De la elite civil a la elite política. Reproducción del poder en contextos de... 18

Los movimientos y asociaciones de defensa de los


derechos humanos
57 El otro segmento nuevo en el panorama de la sociedad civil chilena son las asociaciones
de derechos humanos. Corresponden a un perfil parcialmente diferente a los anteriores,
particularmente aquellas que agrupan a los familiares de las víctimas de la represión
política, asemejándose a organizaciones de membresía. Un segundo grupo son las
asociaciones creadas para la defensa y promoción de los derechos humanos como causa
política y moral en el contexto de la dictadura. Finalmente se encuentran los organismos
profesionales dedicados a estas labores, principalmente nacidos de la Iglesia Católica. De
hecho también se utiliza el término ONG de derechos humanos. De tal manera que la
clasificación ofrecida tiene más que nada un valor heurístico y es posible realizar otras.
58 El perfil prevaleciente de pertenencia de los miembros de la elite es bastante claro en
relación a las asociaciones de derechos humanos. La Comisión Chilena de Derechos
Humanos fue el espacio más importante de reunión y vínculo de quienes hoy forman
parte de la elite, recibiendo 18 menciones (27% del total). Le siguen Amnistía
Internacional (8) y la Comisión Pro Derechos Juveniles (CODEJU) (7). El organismo
especializado creado por la Iglesia Católica, la Vicaría de la Solidaridad (y el Comité Pro
Paz que la antecedió) fueron lugar de pertenencia de ocho de los encuestados. Por otra
parte, cinco encuestados reportan haber pertenecido a alguna de las agrupaciones que
reunieron a los directamente afectados por la represión política en sus diversas formas. El
55% de las personas vinculadas a estos movimientos y asociaciones ocupó posiciones
directivas y sólo un 19% siguió participando en ellas una vez asumido los cargos políticos.

Articulación del sector no gubernamental con la


política
59 El tránsito de un segmento de los participantes de las organizaciones no gubernamentales
a la política y a formar parte de la elite en los veinte años siguientes, se entiende a partir
de los datos expuestos y la cercanía existente entre la acción política (principalmente en
el bloque pro democrático) y la del sector no gubernamental. Sin embargo ese tránsito fue
más extendido entre los centros de estudio, captando de este modo al segmento de mayor
educación y mayor especialización relativa. Así, los centros de estudio prácticamente
duplican a las asociaciones y movimientos de derechos humanos en cuanto a pertenencia
de los grupos de elite. El reclutamiento entre los centros de estudio resulta más amplio y
extendido, mientras en el caso de las ONG y los movimientos de derechos humanos, es
menor y en las primeras limitado a personas individuales que ocupaban en ellos cargos
directivos.
60 Por último, la prevalencia y predominio de los centros de estudio como cantera de la elite
política se puede considerar como un fenómeno duradero y con proyección de futuro,
mientras el caso de las ONG y los movimientos de derechos humanos correspondió a un
período determinado de la política chilena. No sólo aparece ya un think tank de reciente
creación como Expansiva entre los más mencionados, sino que se han seguido creando
otros centros de gran influencia. También en la composición del gabinete y los equipos de
conducción política y técnica del gobierno de derecha de Sebastián Piñera (2010 - 2014) se

Polis, 36 | 2013
De la elite civil a la elite política. Reproducción del poder en contextos de... 19

advierte una significativa presencia de integrantes de los think tanks y fundaciones de ese
sector.

Segmentos de la elite política y su pertenencia a


organizaciones de la sociedad civil
61 Un último análisis abarca a las diferentes ramas o segmentos de la elite considerada, en
relación a las principales fuentes de pertenencia organizacional previa. Como puede
observarse en la Tabla Nº 6, la composición interna de la elite difiere bastante en su
adscripción previa, lo cual debiera dar lugar a hipótesis sobre trayectorias políticas más
detalladas y precisas. En primer término destaca que la participación en el movimiento
estudiantil resulta mayoritaria sólo para los parlamentarios. Pero también resalta el
hecho que el personal ejecutivo que hemos llamado de conducción técnica también
proviene significativamente del movimiento estudiantil. Ello puede deberse a un cierto
perfil más político de dichos cargos (antes que meramente técnico) o bien al hecho de que
probablemente en todos los casos se trata de profesionales universitarios lo que, junto a
las redes políticas creadas en la actividad estudiantil les otorgan mayores posibilidades de
acceso y permanencia en los cargos. En ambos casos se trata de una proveniencia mucho
más significativa que la existente en relación a los Centros de Estudio y las ONG.
62 En el caso de los cargos superiores de conducción política del ejecutivo, la preeminencia
la tienen los Centros de Estudio para los presidentes y ministros, reafirmando la hipótesis
tecnopolítica de este trabajo. Mientras que para los subsecretarios e intendentes de alta
permanencia, nuevamente es el movimiento estudiantil el que prevalece. En todos los
casos las ONG son el sector de menor importancia en cuanto a proveniencia. Sin embargo
en los cargos de conducción política es menor la distancia con respecto a las demás
categorías. Así lo indica la Tabla Nº 6.

Polis, 36 | 2013
De la elite civil a la elite política. Reproducción del poder en contextos de... 20

Tabla N° 6
Principales organizaciones de proveniencia por segmentos de la elite (%)

Fuente: Encuesta de Elites Políticas 2011

63 Si bien, como sabemos, la pertenencia organizacional previa es alta para el conjunto de la


elite y ella se concentra en las organizaciones estudiantiles, colegios profesionales y
centros de estudio, la tabla anterior nos permite distinguir pautas diferenciales según los
segmentos de la elite. Es así como la mayor pertenencia organizacional previa se verifica
entre los directivos de partidos políticos (lo cual puede estar distorsionado por su escaso
número de acuerdo a la forma como se definió esa categoría). El extremo opuesto lo ocupa
el segmento de apoyo al ejecutivo, esto es, los jefes de división y gabinete, que muestran
la menor tasa promedio de pertenencia organizacional previa (21%) considerando las
siete categorías de organización principales.
64 Tal como habíamos hipotetizado, el perfil más tecnocrático, asociado a los think tanks es
más acusado en el ejecutivo que en el parlamento y los partidos, donde está por debajo
del promedio general. Sin embargo, dentro del ejecutivo, debemos excluir al segmento de
apoyo, es decir los jefes de gabinete y división, cuya participación en los centros de
estudio llega apenas al 18%. Es necesario estudiar otros rasgos de ese grupo para
profundizar en este aspecto. Si corresponde a un perfil más técnico, este no surge ni se
asocia a los llamados think tanks; si corresponde a un perfil más político, este no se
reprodujo tanto en la sociedad civil sino, probablemente, al interior de los propios
partidos. Por el contrario, las tasas promedio más altas de pertenencia se presentan entre
los directivos de partidos políticos y los senadores.
65 En todo el estamento superior del ejecutivo, vale decir los presidentes y ministros, así
como los subsecretarios e intendentes, predomina la pauta general: colegios
profesionales, centros de estudio y organizaciones estudiantiles. Entre los congresistas la
participación más alta fue en organizaciones estudiantiles y colegios profesionales. Entre
los diputados destaca sin embargo las organizaciones territoriales y funcionales y entre
los senadores las organizaciones de derechos humanos.

Polis, 36 | 2013
De la elite civil a la elite política. Reproducción del poder en contextos de... 21

Semejanzas y diferencias políticas: elite parlamentaria


y sociedad civil organizada
66 El universo de la elite política chilena en los veinte años considerados resulta
abultadamente sesgado hacia la Concertación, puesto que esta detentó el gobierno
durante todo el período. Sin embargo, la encuesta registra también las características de
la elite parlamentaria, lo que permite comparar las tendencias organizacionales entre los
dos bloques políticos principales.

Tabla N° 7
Parlamentarios pertenecientes a la Elite

Derecha Concertación TOTAL

Senadores Diputados Senadores Diputados

Hombres 11 40 14 68 133

Mujeres 0 4 0 8 12

Sub Total 11 44 14 76 145

TOTAL 55 90

Fuente: Encuesta Elite Política 2011

67 En el caso de la derecha se trata de 55 personas que han detentado cargos parlamentarios


por más de un período. Entre ellas hay sólo 4 mujeres manifestando así una tasa de
masculinidad aún más acentuada que sus pares de la Concertación, así como respecto del
total de la elite (7,3%). En cuanto a la pertenencia organizacional el panorama de la
derecha se indica en la Tabla N° 8.

Tabla Nº 8
Pertenencia organizacional según tipo de organización

Organización % N

Organizaciones estudiantiles 52,7 29

Colegios profesionales 40,0 22

Org. Territoriales, vecinales o funcionales 27,3 15

Organizaciones de voluntariado 25,5 14

Asociaciones gremiales o empresariales 18,2 10

Asociaciones y movimientos religiosos, filosóficos o espirituales 18,2 10

Polis, 36 | 2013
De la elite civil a la elite política. Reproducción del poder en contextos de... 22

Clubes de membresía de pago 16,4 9

Centros de estudios 16,4 9

ONG 9,1 5

Asociaciones y movimientos culturales 5,5 3

Organizaciones sindicales 3,6 2

Otra 3,6 2

Asociaciones de Derechos Humanos 1,8 1

Asoc. étnicas o comunidades indígenas 0 0

Fuente: Encuesta Elite Política 2011

68 Las dos prevalencias principales coinciden con el universo completo: en primer término
los movimientos estudiantiles universitarios y en segundo término los colegios
profesionales. Tal como en el caso anterior la universidad es ámbito de reproducción del
liderazgo político, por lo que 24 de 29 ocuparon cargos directivos. Mientras en los
Colegios Profesionales no ocurre lo mismo, pues solo 3 de los 22 integrantes fueron
dirigentes en ellos.
69 Pero le siguen en importancia no los centros de estudio, sino las organizaciones
territoriales y las de voluntariado, seguidas por las religiosas y las asociaciones gremiales.
Las primeras y las últimas pueden ser consideradas como lugares para reproducir el
liderazgo, mientras entre las de voluntariado y las religiosas el fenómeno es más acotado
(sólo la mitad de los parlamentarios miembros ejercieron liderazgo en ellas). Por último
cabe destacar la importancia de los clubes de membresía (y por lo tanto pagados), que
equiparan a los centros de estudio, indicando una tendencia de carácter socialmente más
elitaria. Como era esperable, resulta mucho menor la proveniencia de las ONG y
prácticamente nula la participación en agrupaciones de derechos humanos y sindicatos.
70 Una comparación con el resto de los parlamentarios muy mayoritariamente de la
Concertación- en el mismo período, arroja el siguiente resultado, que se muestra en la
Tabla N° 9. Los parlamentarios de la Concertación provienen -aún más marcadamente que
sus colegas de la Alianza- de los movimientos estudiantiles y colegios profesionales.
También los concertacionistas tienen mayor peso de sus miembros provenientes de
organizaciones territoriales y movimientos religiosos. Mucho más marcada todavía es la
diferencia respecto de las asociaciones de derechos humanos, los centros de estudio y las
ONG, lo cual le da el sello específico a esa bancada. Se trata de lugares no tradicionales de
reproducción del liderazgo. A su vez son relativamente menos los de clubes de membresía
(diferencia leve), organizaciones de voluntariado y asociaciones gremiales. Inversamente
la derecha proviene menos del sindicalismo, aunque el porcentaje en el resto de los
parlamentarios también es bastante bajo.

Polis, 36 | 2013
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Tabla Nº 9
Pertenencia organizacional según tipo de organización.

Fuente: Encuesta Elite Política 2011

Tabla N° 10
Perfil de las bancadas parlamentarias según principales organizaciones de
proveniencia

Derecha Concertación y otros

(53%) Movimiento Estudiantil Universitario (54%)

(40%) Colegios Profesionales (46%)

(27%) Orgs. Territoriales y Funcionales (33%)

Orgs. de Voluntariado (26%) Asoc. y Movs. Religiosos y filosóficos (32%)

Asoc. y Movs. Religiosos y filosóficos (18%) Asoc. de Derechos Humanos (29%)

Asoc. Gremiales y Empresariales (18%) Centros de Estudios (28%)

Fuente: Encuesta Elite Política 2011

71 Se puede concluir entonces que el perfil comparado de los parlamentarios indica una
mayor vinculación de la bancada oficialista a las organizaciones de la sociedad civil en la
mayor parte de las categorías, con un reclutamiento que combina fuentes tradicionales
con no tradicionales. La derecha presenta menor pertenencia organizacional previa, pero

Polis, 36 | 2013
De la elite civil a la elite política. Reproducción del poder en contextos de... 24

comparte las principales organizaciones de proveniencia y cuenta con importantes


sectores provenientes del ámbito del voluntariado, las organizaciones religiosas y
empresariales.
72 Con respecto al conjunto de la elite, la mayor diferencia que ofrece el segmento
parlamentario es su proveniencia mayoritaria del movimiento estudiantil, la mayor
importancia relativa de las organizaciones territoriales en su composición y la mayor
vinculación con asociaciones de derechos humanos y movimientos religiosos o filosóficos
en el caso de la Concertación y con los gremios y el voluntariado en el caso de la derecha.
23

Conclusiones
73 El artículo ha analizado la composición de la elite política chilena entre 1990 y 2010 a la
luz de tres aspectos: su participación previa en organizaciones de la sociedad civil, su
composición interna de acuerdo a segmentos de la elite y sus diferencias entre bloques
políticos en el parlamento. La encuesta aplicada a 386 personas que han ocupado
posiciones político-institucionales de elite en el período ha permitido establecer la
prevalencia abrumadora del sexo masculino y del patrón social de clases medias
profesionales en todas las categorías (ejecutivo, parlamento y partidos).
Mayoritariamente esta elite tuvo participación en organizaciones de la sociedad civil
antes de ocupar sus cargos.
La importancia de los factores bajo estudio radica en el hecho que una elite proveniente
muy mayoritariamente de la sociedad civil organizada, es reclutada selectivamente según
pautas del proceso político que indican importantes cambios en las relaciones entre la
sociedad y la política.
74 La composición de la elite gobernante se refleja en las organizaciones de la sociedad civil
en los cuales participaron previamente, las cuales han sido medios de reproducción de su
liderazgo, aún en condiciones de interdicción política, como fue el período dictatorial. El
grupo mayoritario lo hizo en organizaciones que tradicionalmente han cumplido esa
función para los grupos medios: los movimientos estudiantiles y los colegios
profesionales. Sin embargo sólo en el parlamento son mayoría los provenientes del
movimiento estudiantil universitario.
75 Un segundo grupo importante, sin embargo, ofrece un perfil más tecnopolítico y muestra
una modificación de los patrones de reclutamiento y reproducción del liderazgo. Es el
caso de los Centros de Estudio y, secundariamente, de los directivos de las ONG. El
primero de ellos pareciera ser un grupo de creciente importancia y proyección futura,
mientras el segundo una situación más propia de una coyuntura donde la sociedad civil
fue un espacio sustitutivo de la acción política propiamente tal y un espacio para sus
líderes. Los Centros de Estudio, sin embargo, se relacionan estrechamente con
determinadas opciones y partidos políticos, pues no se trata de centros pluralistas o
netamente académicos y el reclutamiento se concentra en un pequeño número de ellos.
76 El impacto de la tecnopolítica es menor en los parlamentarios que no accedieron a la
conducción superior del ejecutivo. También es mayor su vinculación a organizaciones
tradicionales de reproducción del liderazgo de diferentes sectores medios profesionales y
empresariales, así como su pertenencia a organizaciones religiosas.

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77 Nuestras conclusiones avalan la idea de que las condiciones del elitismo democrático
reforzado favorecieron el surgimiento de una elite política relativamente homogénea en
términos sociales, especialmente educacionales. Pero también permiten relevar la
importancia de la socialización política a través de la participación en un número
relativamente restringido de organizaciones e instituciones, que tienden a concentrar a
los miembros de la elite. Es el caso de los colegios profesionales, los centros de
pensamiento y de las ONG, donde solo unas pocas instituciones concentran a gran parte
de los entrevistados. Pero también lo es en el movimiento estudiantil. Si se cruza la
participación estudiantil con las universidades de proveniencia, se verifica la
concentración abrumadora de los integrantes de la elite en la Universidad de Chile y la
Universidad Católica, las principales universidades, ambas ubicadas en la capital del país.
78 Las relaciones entre la sociedad civil organizada y el poder político se han transformado
significativamente. Se cierra el acceso de los sectores populares organizados, quienes
quedan fuera de las posiciones de poder institucionalizadas, las cuales habían logrado
penetrar en alguna medida en el período anterior a 1973. Las mujeres, por su parte,
logran aún una exigua presencia en la elite política. Por otra parte se incrementa el peso
de los estamentos de mayor educación y alta tecnificación, vinculados a los partidos
políticos, pero con importantes márgenes de independencia. En el caso del ejecutivo, la
pertenencia a centros de estudio desplaza al movimiento estudiantil como ámbito de
reclutamiento de líderes políticos. Así, se configura una trayectoria de baja movilidad
social: si bien la elite política proviene de la sociedad civil, en la práctica lo hace desde la
elite de esa sociedad civil y se aleja de ella en su desarrollo. Las consecuencias a largo
plazo de ello para la democracia y el distanciamiento entre la política y la ciudadanía
deberán ser analizadas en estudios posteriores.

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NOTAS
1. El intento de formar un tercer partido de derecha por parte del senador Francisco Javier
Errázuriz no fructificó.
2. En el Senado en casi veinticinco años- sólo un parlamentario ha logrado, en 2006 y 2013, ser
electo por fuera de los dos pactos vigentes desde 1989.
3. Ver la secuencia de Encuestas semestrales del Centro de Estudios Públicos (CEP) (http://
www.cepchile.cl/dms/lang_1/doc_4936.html ) y mensuales de Adimark (http://www.adimark.cl/
es/estudios/documentos/003_ev_gob_3_mar12.pdf: láminas 51 y ss.).
4. En la Democracia Cristiana (DC) el senador y ex presidente del partido, Adolfo Zaldívar, formó
un nuevo partido y se alió con la derecha desde 2009. Otros dirigentes, principalmente socialistas,
renunciaron a su partido para ser candidatos presidenciales en 2009, como el ex ministro Jorge
Arrate, el senador Alejandro Navarro y el ex diputado Marco Enríquez-Ominami. Este último
obtuvo un 20% de los votos en 2009 y formó el Partido Progresista (PRO), postulando nuevamente
a la presidencia en 2013 (obteniendo el 11%). Todos ellos han conformado nuevas agrupaciones
políticas que hasta la legislatura 2010 2014 no habían logrado acceso al parlamento por la vía
electoral.
5. Aún no ha sido suficientemente estudiado el enorme impacto de la interpretación del libro de
Arturo Valenzuela, tanto en Chile como en la ciencia política internacional ocupada de los
asuntos de la democracia en los años setenta y ochenta. En cualquier caso la actualidad política
del texto para el diseño de la transición chilena era algo explícito para quienes publicaron su
traducción en 1989 a través de FLACSO en Chile. Ver al respecto las palabras introductorias de
Angel Flisfich y Juan Linz a la traducción de 1989. Curiosamente, sin embargo, la principal
recomendación política del autor, establecer un régimen parlamentario, no fue tomada en
consideración durante la transición chilena.
6. En Chile se denomina Chicago Boys a los discípulos de Milton Friedmann, formados
mayoritariamente en la Universidad de Chicago y que controlaron la política económica durante
la mayor parte de la dictadura militar. CIEPLAN -Corporación de Investigaciones Económicas para
Latinoamérica- es un centro de estudios de gran influencia política. Creado en los años setenta,
albergó a los economistas democratacristianos expulsados de la Universidad Católica y tuvo gran
influencia en los gobiernos de la Concertación. Expansiva fue un think tank creado en los años
noventa como una red de profesionales destinado a influir en políticas públicas con un enfoque
liberal. Tuvo una importante presencia en los primeros gabinetes del gobierno Bachelet (2006 -
2010).

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7. En los hechos se cumplió la previsión planteada por Silva respecto de los partidos políticos,
quien señaló: No espero una restauración del su antigua posición pivotal en el sistema político
chileno. Pueden encontrar quizás un reaseguro (redoubt) en el Congreso, pero no en una posición
dominante a nivel ministerial, como fue el caso antes de septiembre de 1973 (Silva 1991: 407).
8. El segmento ejecutivo está compuesto por tres grupos: a) Presidentes de la república,
ministros y subsecretarios; b) intendentes regionales, jefes de división y de gabinete que
permanecieron más de un período presidencial en el cargo; c) consejeros del Banco Central;
superintendentes, presidentes del Consejo Nacional de Televisión; vicepresidentes de CORFO;
Directores de Presupuesto y Directores Nacionales de algunos servicios de especial relevancia en
el poder ejecutivo.
9. Naturalmente el universo seleccionado no incluye posiciones de elite política no
institucionales, como ocurre con asesores externos y otras personas. En trabajos anteriores
utilizamos también el enfoque de redes de política pública para comprender el alcance y
características de formas menos institucionalizadas de ejercicio del poder (Delamaza 2010;
Delamaza et al. 2012).
10. Para efectos operacionales se determinó la pertenencia de cada encuestado a una sola
categoría dentro de la elite. Para ello se estableció una jerarquía de posiciones consideradas
según su mayor poder relativo. Ello nos permitió clasificar a los encuestados según la posición de
mayor poder alcanzada, sin considerar otras posiciones que también puede haber ocupado. El
orden establecido fue: presidente y ministros; senadores; diputados; subsecretarios e intendentes
por más de un período presidencial; ejecutivos de entidades semiautónomas; jefes de división y
gabinete por más de un período presidencial y directivos de partidos políticos por más de un
período. Esta clasificación produjo una subrepresentación de los directivos de partidos políticos,
puesto que la gran mayoría de ellos ocupó también alguna de las otras posiciones, consideradas
de mayor poder.
11. Dicha superposición no implica que todos los integrantes, ni los dirigentes de las
organizaciones de la sociedad civil fuesen militantes. Solo significa que el segmento de
pertenecientes a dichas organizaciones y movimiento que transitó hacia la elite política eran
muy mayoritariamente militantes políticos. No abordamos en este artículo la relación entre
pertenencia organizacional y militancia con anterioridad al ingreso a la elite.
12. Ninguno de ellos, sin embargo, continuó en la carrera política. Otros dirigentes sindicales,
como el socialista Arturo Martínez, que fue presidente de la Central Unitaria de Trabajadores, y
el comunista Cristián Cuevas, dirigente de los trabajadores del cobre, han intentado llegar al
parlamento sin éxito.
13. Es posible que eso haya variado en el período posterior a 2010. Por primera vez en muchos
años se eligió como presidente a un acaudalado empresario (Sebastián Piñera) y gran parte de su
primer gabinete y equipos técnicos fue reclutado entre cuadros de ejecutivos privados y
empresariales.
14. En este trabajo no abordaremos las organizaciones territoriales y funcionales, centrándonos
en los cuadros de la elite provenientes de las clases medias.
15. Sobre la historia de la FECH, ver Brodsky (1988), García (2006). Sobre el paso de la dirigencia
estudiantil a la arena política en diferentes momentos históricos, ver Gazmuri (2001) y Huneeus
(2000). Sobre el caso del Movimiento Gremial y la derecha, ver Valdivia (2010).
16. Por cierto hay dirigentes profesionales en el parlamento, pero no es la pauta predominante
de transición de liderazgo.
17. El 58,5% de los encuestados declara profesar la religión católica, mientras el 29,7% señala no
profesar religión alguna. La influencia de la Iglesia Católica incluye por cierto a la DC, pero
también a una buena parte de la izquierda renovada actual, escindida de la DC a fines de los años
sesenta. En la derecha, la UDI, el partido heredero de Pinochet, es también un partido ligado a
movimientos conservadores católicos.

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18. Destacan las instituciones respaldadas por los jesuitas, como el Centro Bellarmino, ILADES y
DESAL, fundada por el jesuita belga Roger Vekemanns, quien también fundó la Escuela de
Sociología de la Universidad Católica (Beigel 2011).
19. La importancia académica de estos centros se puede apreciar si se considera que entre 1980 y
1985 FLACSO reporta 157 presentaciones en seminarios extranjeros y 183 en Chile, mientras
CIEPLAN 139 en el extranjero y 204 en Chile (Lladser 1990: 256).
20. Durante los años ochenta surgieron también otros centros de pensamiento ligados a
corrientes ideológicas o políticas como el Centro de Estudios Públicos (CEP) ligado a la derecha
liberal, el Centro de Estudios del Desarrollo (CED) a la DC, VECTOR al PS y el Instituto Científico
Alejandro Lipschutz (ICAL) al PC.
21. El ciclo no se detendrá, pues posteriormente surgen otros think tanks ligados a políticos,
partidos y corrientes, así como fundaciones de los ex presidentes de la república: Expansiva
(fundada por Andrés Velasco, luego ministro de Hacienda y precandidato presidencial),
Corporación Justicia y Democracia (Patricio Aylwin), Fundación ProyectAmerica (ex ministro José
Antonio Viera Gallo); Fundación Democracia y Desarrollo (Ricardo Lagos), Progresa (Marco
Enríquez-Ominami), Dialoga (Michelle Bachelet), entre otros.
22. Llama la atención que los dos primeros sean centros pertenecientes a la AHC, que ofrecen un
perfil mixto entre centro de estudio y ONG (algo similar sucede con el CIDE).
23. Estos datos coinciden con los resultados de un estudio sobre diputados entre 1961 y 2010. En
él se establece que, por una parte se ha incrementado la participación previa de los diputados en
el movimiento estudiantil (39% en el periodo 1990 2010 contra 24% en el período anterior a 1973)
y, por otra, ha disminuido la presencia relativa de directivos de la sociedad civil (54% antes de
1973 contra 48% después de 1990, con tendencia a la baja durante período) (Cordero y Funk 2011:
63).

RESÚMENES
Este artículo analiza las trayectorias de las personas que formaron parte de la elite política
chilena entre 1990 y 2010 y que provenían de la sociedad civil organizada. Para ello se utilizan los
datos de una encuesta de trayectoria aplicada a 386 personas que ocuparon cargos superiores en
el ejecutivo, parlamento y partidos políticos durante el período. Se analiza la proveniencia, los
canales de acceso, ubicación institucional de las personas provenientes de la sociedad civil y,
eventualmente, su trayectoria de salida de posiciones formales de poder político durante el
período. Se postula que las restricciones institucionales y el diseño de «elitismo democrático
reforzado» de la transición chilena significaron que el amplio estamento de la sociedad civil
chilena que accedió al poder político, pertenecía previamente a posiciones privilegiadas dentro
de la misma, principalmente al segmento de mayor educación. También reforzó el peso y
consolidación de una elite tecnopolítica, especialmente en el poder ejecutivo.

This article analyzes the trajectories of people who were part of the chilean political elite
between 1990 and 2010 and who came from civil society organizations. For that it uses data from
a trajectory survey of 386 people who occupied top positions in the executive, parliament and
political parties during the period. We analyze the origin, access channels and institutional
placement of persons from civil society and, eventually, their way out of formal positions of
political power. We hypothesize that the institutional constraints and the design of «reinforced

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democratic elitism» of the chilean transition meant that the wide segment of civil society that
came to political power, previously belonged to privileged positions within it, mainly to the more
educated segment. It also reinforced the importance and consolidation of a «techno-political
elite», mainly in the executive branch.

Este artigo analisa as trajetórias das pessoas provenientes da sociedade civil organizada que
faziam parte da elite política do Chile entre 1990 e 2010. São usados dados de uma pesquisa
aplicada a 386 pessoas que ocupavam altos cargos no executivo, o parlamento e os partidos
políticos durante o período. Ele analisa a origem, os canais de acesso e localização institucional de
pessoas da sociedade civil e, eventualmente, o seu caminho fora das posições formais de poder
político durante o período. Nossa hipótese é que as limitações institucionais eo desenho do
«elitismo democrático fortalecido» da transição chilena fez com que a ampla camada da
sociedade civil chilena chegou ao poder político anteriormente pertencia a posições privilegiadas
dentro dela, principalmente o segmento de maior educação. Ele também reforçou o peso ea
consolidação de uma «elite tecno-política», especialmente no Poder Executivo .

ÍNDICE
Keywords: political elite, civil society, technopolitics, democratization
Palavras-chave: elite política, sociedade civil, democratização
Palabras claves: sociedad civil, tecnopolítica, democratización

AUTOR
GONZALO DELAMAZA

Gonzalo Delamaza Escobar, Universidad de Los Lagos. Email: gonzalo.delamaza@ulagos.cl

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