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1941: La Declaración del Palacio de St.

James
Las frases de la Declaración del Palacion de St. James sirven aún de lema de la
paz: La única base cierta de una paz duradera radica en la cooperación voluntaria
de todos los pueblos libres que, en un mundo sin la amenaza de la agresión, puedan
disfrutar de seguridad económica y social; nos proponemos trabajar, juntos y con
los demás pueblos libres, en la guerra y en la paz, para lograr este fin. »
12 de junio de 1941|| Una Declaración Inter-Aliada
El duodécimo de ese mes los representantes de Gran Bretaña, Canadá, Australia,
Nueva Zelanda y la Unión de Sudáfrica y de los gobiernos en el exilio de Bélgica,
Checoslovaquia, Grecia, Luxemburgo, los Países Bajos, Noruega, Polonia,
Yugoslavia y del General de Gaulle de Francia, se reunieron en el Palacio de St.
James y firmaron una declaración.
CARTA DEL ATLANTICO NORTE
14 August 1941|| Una Declaración Conjunta
Entonces, una tarde, llegó la noticia de que el presidente Roosevelt y el primer
ministro Churchill estaban reunidos "en algún lugar en el mar" -los mismos mares
en que se libraba la desesperada Batalla del Atlántico- y el 14 de agosto los dos
líderes emitieron una declaración conjunta destinada a ser conocida por la historia
como la Carta del Atlántico.
Este documento no era un tratado entre las dos potencias. Tampoco fue una
expresión final y formal de los objetivos de paz. Sólo era una afirmación, como
declaraba el documento, « de ciertos principios comunes en las políticas nacionales
de sus respectivos países, en los que basan sus esperanzas de un futuro mejor
para el mundo.. »
La Carta del Atlántico, creación de los dos grandes dirigentes democráticos de
entonces, y que entrañaba además todo el apoyo moral de los Estados Unidos,
produjo una profunda impresión entre los aliados. En los países ocupados sirvió
como mensaje de esperanza. Se propuso en ella el establecimiento de una
organización mundial fundamentada en las verdades eternas de la moral
internacional.
El hecho de que tuviese poca validez jurídica no le quitaba mérito. Si en último
análisis la validez de un tratado se determina por la sinceridad de sus principios,
ninguna afirmación común de fe entre dos naciones amantes de la paz podría
carecer de importancia.

24 de septiembre de 1941|| Una Promesa de Cooperación


Poco después del regreso del primer ministro Churchill a Londres, después de su
entrevista en alta mar, se reunieron en esta ciudad diez gobiernos, que apoyaron
los principios de la Carta del Atlántico y prometieron coadyuvar en su cumplimiento
en toda la medida de sus fuerzas. El 24 de septiembre, la Unión Soviética firmo esta
declaración junto con los representantes de los países ocupados de Europa:
Bélgica, Checoeslovaquia, Grecia, Luxemburgo, Holanda, Noruega, Polonia,
Yugoeslavia y el del general De Gaulle, de Francia.
1942: La Declaración de las Naciones Unidas
El día de año nuevo de 1942, el señor presidente Roosevelt y los señores Winston
Churchill, Maxim Litvinov, de la Unión Soviética, y T. V. Soong, de China, firmaron
un breve documento que luego se conocería como la Declaración de las Naciones
Unidas. Al día siguiente se sumaron los representantes de otras 22 naciones más.
En este trascendental documento, los signatarios se comprometían a poner su
máximo empeño en la guerra y a no firmar una paz por separado.
1943: Las Declaraciones de Moscú y Teherán
en una declaración firmada en Moscú, la Unión Soviética, el Reino Unido, los
Estados Unidos y China abogaron por la creación de una organización internacional
responsable del mantenimiento de la paz y la seguridad. Este objetivo se reafirmó
por los líderes de los Estados Unidos, la URSS y el Reino Unido en Teherán.
1944: Conferencia de Dumbarton Oaks y Yalta
Representantes de la Unión Soviética, el Reino Unido y los Estados Unidos se
reunieron en la sesión de apertura de la Conferencia de la Organización de
Seguridad para la Paz en el mundo de la posguerra (Conferencia de Dumbarton
Oaks).
Líderes de las principales potencias aliadas de la Segunda Guerra Mundial, se
reunieron en Yalta en Crimea, para decidir sobre los planes militares para la derrota
final de Alemania. (Conferencia de Yalta).
1945: Conferencia de San Francisco

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