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LOS UNION CON CRISTO

“LECCION 43”

ELABORO:

CARLOS IVAN CARDENAS

TUTOR:
ENRIQUE BERMUDEZ CATAÑEDA

TEOLOGIA SISTEMATICA
19/07/2019
PREGUNTAS PARA APLICACIÓN PERSONAL

1- Antes de leer este capítulo, ¿había pensado usted de sí mismo como


estando unido con Cristo desde el punto en que Dios lo escogió desde
antes de la fundación del mundo al punto de ir a estar con él para siempre
en el cielo? ¿Cómo cambia esta idea la forma en que usted piensa de sí
mismo y de su propia vida? ¿Cómo afecta esto la manera en que usted
piensa en las dificultades que tal vez pueda estar atravesando en este
tiempo? ¿De qué maneras las ideas de haber muerto con Cristo y haber
sido resucitado con él pueden ser un estímulo en sus esfuerzos presentes
de vencer el pecado que permanece en su vida?

Sabía que la palabra en efesios 1:4 4 dice, según nos escogió en él antes de la
fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él, esa
unión con Cristo tiene su fuente en la elección de Dios Padre antes de la fundación
del mundo y tiene su cumplimiento en la glorificación de los hijos de Dios. Su órbita
tiene dos enfoques: uno el amor que elige de Dios Padre en los consejos de la
eternidad; el otro la glorificación con Cristo en la manifestación de su gloria.

Mi forma de pensar está basada en que Dios nos consideró sus hijos Debido
a que Dios nos consideró como estando en Cristo, también pudo considerar que
nuestros pecados pertenecían a Cristo: Al que no cometí pecado alguno, por
nosotros Dios lo trató como pecador (2 Co 5:21), y el SEÑOR hizo recaer sobre él
la iniquidad de todos nosotros (Is 53:6). Estos fueron pecados que todavía no
habíamos cometido, pero Dios sabía de ellos de antemano, y los tomó como si
Cristo lo hubiera cometido. Así, fue correcto que Cristo muriera por nuestros
pecados. El mismo, en su cuerpo, llevó al madero nuestros pecados.

Pero no fue simplemente nuestros pecados lo que Dios tomó como pertenecientes
a Cristo, sino nosotros mismos. Cuando Cristo murió, Dios nos tomó como si
hubiéramos muerto. Nuestro viejo yo fue crucificado con él (Ro 6:6). He sido
crucificado con Cristo (Gá 2:20). Uno murió por todos, y por consiguiente todos
murieron (2 Co 5:14; lo podemos ver en también Ro 6:4—5, 8

De la misma manera, Dios pensó de nosotros como habiendo sido sepultados con
Cristo, con Cristo, resucitados con él, y llevados al cielo con él en gloria. Y en unión
con Cristo Jesús, Dios nos resucitó y nos hizo sentar con él en las regiones
celestiales (Ef2:6; vemos también Ro 6:4-11; 1 Co 15:22; Col 2:12-13).
Cuando Cristo volvió al cielo, por consiguiente, ganó para nosotros todas las
bendiciones de la salvación. Dios consideró esas bendiciones como legítimamente
nuestras, como si nosotros mismos las hubiéramos ganado. De todos modos, están
almacenadas para nosotros en el cielo en la mente de Dios, en realidad, y en Cristo,
nuestro representante esperando que nos las apliquen personalmente (1 P 1:3-5;
col 3:3-4; Ef 1:3).

Por otro lado, sabemos que el llevo nuestros pecados y por ende tenemos nosotros
que perseverar y animarnos a ser como Jesús lo fue, siendo tentado en todo, la
única persona que aplica a todo esto es el espíritu santo, porque el espíritu santo
andaba con Jesús en todo y era el que le daba las fuerzas, el que lo guiaba para
superar todo lo que se viniera, de esta manera debemos de hacer lo mismo y
agradecer lo que él hizo por nosotros.

2- ¿Ha pensado usted previamente en hacer «en Cristo» las acciones que
hace todos los días (ver Flp 4: 13)? Si pensara en leer «en Cristo» lo que
está leyendo este momento, ¿cómo cambiaría eso su actitud o
perspectiva? ¿Qué diferencia habría al pensar en hacer su trabajo diario
«en Cristo»? ¿Qué tal en cuanto a las conversaciones que sostiene con
amigos o parientes? ¿O comer, o incluso dormir?

Sabemos qué, la verdad está en la Palabra misma, considerando desde el


versículo 11, del capítulo 4 de la carta de Filipenses, leemos: “No lo digo porque
tenga escasez, pues he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi
situación. Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy
enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener
abundancia como para padecer necesidad. Todo lo puedo en Cristo que me
fortalece”.
Pablo aborda el tema de saber contentarse, saber vivir con mucho (lo cual es
fácil) y con poco (lo que no es tan sencillo). Manifiesta la posibilidad de
contentarse con la situación que le toca enfrentar, todo con la fortaleza que Dios
da, eso es “todo lo puedo”, puedo hacer frente a cualquier circunstancia, buena o
mala, porque es el Señor quien me da la fortaleza. El Apóstol no decía “lo tengo
todo” sino todo lo puedo afrontar con la fortaleza del Señor.

Se que todos los días debo estar en ese cambio continuo de mis acciones y mi
perspectiva de ver las cosas, tenemos que observar que la perseverancia es la
combinación de un deseo fuerte y de la voluntad; es la capacidad de mantener el
rumbo frente a la dificultad y negarse a renunciar. Pablo fue un ejemplo de esta
cualidad. Tenía pasión por compartir el evangelio con judíos y gentiles en todo el
mundo. Hechos 20.24 registra su propósito: “Que acabé mi carrera con gozo, y
el ministerio que recibí del Señor Jesús, para dar testimonio del evangelio de la
gracia de Dios”. Aunque encontró enormes obstáculos, como naufragios,
cárceles, castigos físicos y peligros constantes, el apóstol nunca se rindió (2 Co
11.23-28).
Si uno ve a pablo, tenía un objetivo claro dado por Dios y confiaba en que el
Señor le permitiría lograrlo. Segundo, el apóstol se sentía con la deuda de
compartir la verdad de la salvación. Tercero, sabía la perdición que espera a
quienes no conocen a Jesús. Pablo tenía su mirada fija en su meta, la valoraba
tanto que ninguna circunstancia podía desanimarlo. Al final, logró lo que el Dios
todopoderoso había dispuesto.

El Padre celestial tiene grandes planes para nuestra vida. Aspirar algo diferente
impedirá que logremos lo que Dios ha dispuesto para nosotros. Una vez que su
dirección sea evidente, debemos buscar los propósitos de Dios con el poder y la
guía del Espíritu Santo, especialmente cuando surjan dificultades.

De manera que, el verdadero significado de Filipenses 4:13 es que cualquiera


que sea la situación por la que estés pasando, Cristo te da la fuerza para poder
vencer. Si estás en pruebas, Cristo te fortalece para vencer. Si estás en
bendición, Cristo te sigue dando las fuerzas para estar contento en Él.

3- ¿Cómo puede la idea de unión con Cristo aumentar su amor y comunión


con otros creyentes, tanto en su iglesia como los de otras iglesias?

Creo que el desarrollar una relación más estrecha con Dios es una meta
admirable que refleja un corazón verdaderamente renacido, porque sólo aquellos
que están en Cristo desean una relación más cercana con Dios. También
debemos entender que en esta vida nunca seremos tan cerca de Dios como
deberíamos ser o deseamos de ser.
La razón de esto es el pecado persistente en nuestras vidas. Pero hay
comprender que esto no es una deficiencia de parte de Dios, sino de nosotros;
nuestro pecado sigue siendo un obstáculo para la comunión plena y completa con
Dios, que se realizará una vez que estamos en la gloria si es que morimos o el
viene antes.

Incluso el apóstol Pablo, que tenía una relación con Dios tan estrecha como uno
probablemente podría tener en esta vida, aún anhelaba una relación más
cercana: "Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la
excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he
perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo, y ser hallado en él, no
teniendo mi propia justicia, que es por la ley, sino la que es por la fe de Cristo, la
justicia que es de Dios por la fe." (Filipenses 3:8-9).
Personalmente puedo decir que no importa dónde estamos en nuestro caminar
con Cristo, siempre podemos tener un andar más cercano, y, aun glorificados en
el cielo, tendremos toda la eternidad para crecer en nuestra relación con el Señor.
Toda mi relación con Dios indica un proceso, que su tiempo da fruto, es un amor
mutuo que al vivir en cristo, demostraremos a cristo en cada uno de nosotros el
cual será de gran testimonio para mi iglesia.

4- ¿Se percata usted en su vida día tras día de que Cristo vive en usted (Gá
2:20)? ¿Qué cambiaría en su vida si tuviera una consciencia más fuerte
de que Cristo vive en usted todo el día?

Puedo decir que cristo vive en mis todos los días porque he decidido tener una
relación más estrecha con Dios, el cual implica un hábito diario de confesar
mis pecados a Él. Si el pecado es la barrera en nuestra relación con Dios,
entonces la confesión elimina esa barrera, pienso eso no nos deja ver la luz,
Cuando confesamos nuestros pecados a Dios, Él promete perdonarnos (1
Juan 1:9), y el perdón es lo que restaura una relación que ha sido tensa.
Debemos tener en mente que la confesión es más que simplemente decir: "Lo
siento por mi pecado, Dios". Puedo decir que todos los días le digo papa, me
arrepentimiento de lo que hice, tal vez con mis pensamientos, mis acciones,
de una manera sincera y hay personas de quienes reconocen que su pecado
es una ofensa a un Dios Santo, como otras que no, esta es la confesión de
quien se da cuenta de que su pecado es lo que clavó a Jesucristo en la Cruz.
Es el grito del publicano en Lucas 18, quien dijo: "Dios, sé propicio a
misericordia de mí, pecador" que hermosas palabras como escribió el rey
David: "Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado; al corazón contrito
y humillado no despreciarás tú, oh Dios." (Salmo 51:17).

Cuando uno tiene conciencia del tiempo, de las cosas del momento, uno
sabe que hay una alarma dentro de uno que le avisa esto esta mal, es ese
radar de traer lo inconsciente a lo consciente, creo que si uno se justifica en
cualquier detalle, pecado de nuestra vida, uno guarda silencio y esto no
permitiría que cristo habitara en nuestro ser, es una conciencia viva que nos
alumbra, como dice su palabra, lampara es a mis pies, observamos que es la
luz, la que nos hace ver lo que esta escondido, lo que está sucio, y lo que está
afectando nuestro caminar con Dios.
5- Por uno o dos días, trate de leer alguna sección de los Evangelios y
pregúntese cómo podría imitar mejor a Cristo en su propia vida. ¿Qué
efecto tendría en su vida la idea de seguir los pasos de Cristo (1 P 1:21)
y de andar como él anduvo (1 Jn 2:6)?

Viendo el evangelio de lucas Cristo es una persona orante, un seguidor de Él,


tiene que ser hombre de oración en todos sus momentos de vida. Así es como
Él aparece orando en todos los momentos importantes de su vida, y desde
niño, donde el participa en las peregrinaciones con sus padres. En efecto, el
evangelio relata que iban todos los años a Jerusalén a la fiesta de la Pascua.
Dice la narración que cuando (Jesús) tuvo doce años, subió como de
costumbre a la fiesta” (Lc 2, 41-42).
Otro ejemplo fue en el Para el bautismo, relata el Evangelio que cuando
todo el pueblo estaba bautizándose, bautizado también Jesús y puesto en
oración, se abrió el cielo, y bajó sobre él el Espíritu Santo en forma corporal,
como una paloma; y vino una voz del cielo: “Tú eres mi hijo; yo hoy te he
engendrado.” (Lc 3, 21-22) Jesús oraba siempre y pasaba noches en oración,
pero él se retiraba a los lugares solitarios donde oraba. (Lc 5,16) Y hacia
siempre oración antes de tomar una importante decisión, como por ejemplo
antes de escoger a los apóstoles. Así fue entonces como sucedió, él subió al
monte a orar, y se pasó la noche en la oración de Dios. Cuando se hizo de
día, llamó a sus discípulos, y eligió doce de entre ellos, a los que llamó también
apóstoles. (Lc 6,12-13). Pero no siempre fue a orar solo, también lo hacía con
sus amigos y mientras ora se transfigura. Sucedió que tomó consigo a Pedro,
Juan y Santiago, y subió al monte a orar. (Lc 9, 28). Jesús con su ejemplo de
orante suscita la voluntad de orar, tal es así, que lleva a los apóstoles a pedirle
"enséñanos a orar" Y sucedió que, estando él orando en cierto lugar, cuando
terminó, le dijo uno de sus discípulos: “Señor, enséñanos a orar, como enseñó
Juan a sus discípulos.” (Lc 11,1). Y cuando era necesario, ora por sus amigos,
por ejemplo, reza por Pedro diciéndole; “pero yo he rogado por ti, para que tu
fe no desfallezca.” (Lc 22, 32). También Jesús ora incesantemente en la
agonía, como cuando va a orar al huerto de Getsemaní, donde y puesto de
rodillas oraba diciendo: “Padre, si quieres, aparta de mí esta copa; pero no se
haga mi voluntad, sino la tuya.” Entonces, se le apareció un ángel venido del
cielo que le confortaba. Y sumido en agonía, insistía más en su oración. Su
sudor se hizo como gotas espesas de sangre que caían en tierra.
Levantándose de la oración, vino donde los discípulos y los encontró dormidos
por la tristeza; y les dijo: “¿Cómo es que estáis dormidos? Levantaos y orad
para que no caigáis en tentación.” (Lc 22, 42-45) En el sufrimiento de la cruz
Llegados al lugar llamado Calvario, le crucificaron allí a él y a los malhechores,
uno a la derecha y otro a la izquierda. Jesús decía: “Padre, perdónales, porque
no saben lo que hacen.”(Lc 23, 34) En la hora de morir y Jesús, dando un
fuerte grito, dijo: “Padre, en tus manos pongo mi espíritu” y, dicho esto, expiró.
(Lc 23, 46)
Lo más maravilloso de todo esto son las Escrituras, que nos instan a llegar
a ser como Jesucristo y a “andar como él anduvo” (1 Juan 2:6). Sin embargo,
dar ese primer paso puede ser difícil, sobre todo cuando no sabemos por
dónde empezar.

Con respecto a 1 Juan 2:6 dice, El que dice que permanece en Él, debe andar
como El anduvo. Permanecer en Cristo, y andar como Cristo, son dos de las
bendiciones de la nueva vida. El fruto de una vida en Cristo, que es vivir como
cristo. Leyendo los evangelios, vemos una y otra vez, como Jesús se ocupaba
de todo perfectamente. El convirtió el agua en vino, calmó las tormentas,
expulsó a los demonios, sanó a los enfermos, y trajo a la vida a los muertos.
Después de su crucifixión, Jesús resucitó de entre los muertos y se sentó a la
mano derecha del padre. algún día Jesús regresará, se llevará a su gente al
cielo, y finalmente, destruirá toda maldad.
Observamos que el llamado es de imitar a Jesús en nuestra conducta. sin
embargo, juan no solo nos exhorta a imitar a cristo, “sino a ser como el” andar
como Jesús anduvo es vivir, no por reglas, sino por su ejemplo. es seguirlo.
es ser su discípulo. En resumidas palabras es amarlo.
Debemos de ser esa representación visible, esto es lo que me motiva cada
día, ser guiado por el espíritu santo. Juan había visto a las multitudes rodear
a este Jesús, que hacía milagros. los había visto mirarlo con admiración, y
hasta con adoración. pero también los había visto abandonarlo, cuando sus
enseñanzas se volvieron muy difíciles. Muchas veces la vida se pone difícil,
pero debemos seguir pase lo que pase, si uno observa este pasaje El que dice
que permanece en Él, debe andar como El anduvo. Esta frase, me marca
mucho, porque dice el que “permanece en El” esto es exactamente la misma
cosa que “tener comunión con El.” Nuestro Señor Jesucristo dijo bien claro en
Juan 15:4, “Permanezcan en Mí, y Yo en ustedes. Así como la rama no puede
dar fruto por sí misma, si no permanece en la vid, así tampoco ustedes, si no
permanecen en Mí.”
En conclusión, he aprendido que la prueba de permanecer es de andar de la
misma forma como cristo anduvo. eso no quiere decir que hay que hacer las
mismas cosas que Jesús hizo. más bien, significa actuar con los mismos
principios, con los que Jesús actuó.
6- ¿Puede usted mencionar algunos momentos en sus vidas cuando
percibió una comunión personal íntima con Cristo? ¿Cómo han sido
esas ocasiones? ¿Puede pensar en algo que le llevó a esa comunión
íntima con Cristo? ¿Qué puede hacer para aumentar la intensidad de su
comunión diaria con Cristo?

Desde que comencé en mi vida cristiana, fue un momento muy grato para mí,
a un sabiendo que no comprendía cual era la verdadera relación como persona
creyente hacia el padre, hasta que un día buscando respuesta con pastor Steven
norteamericano, me dijo, yo no te puedo explicar lo que se siente pero si me dijo
que hablar en intimidad con el padre se siente la relación, estas palabras me dejo
en el momento confundido, con el paso de los días meditando caí encuenta que
debía buscarle en lo secreto, por que fue la palabra quien me reveló en ese
entonces, de ahí en adelante me tome la vida enserio, cuando tenía 17 años, mi
vida cambio radicalmente y no digo que era del mundo, por que gracias a Dios
nunca conocí una discoteca, ni supe que era tomar, emborracharme por temor a
Dios. A lo que quiero llegar con esta pequeña experiencia es que cuando uno
decide, toma la decisión de buscar de Dios, empieza a haberse un cambio, una
transformación en nuestro carácter, acciones, pensamiento y el objetivo es más
claro.
Cada vez que paso en la presencia de Dios, me pregunto que pasara ahora, pero
cuando voy a sus brazos, me gozo, hay días en los que lloro como un niño, me
rio de agradecimiento, por todo lo que me da, me siento amado y me da nostalgia,
todos sentimiento y emociones afectan mi despertar con Dios, por que se siente
algo maravilloso, es como la primera vez cuando uno se enamora de esa persona,
uno siente cosas bonita, como alegría, satisfacción de encontrar una amistad, en
este caso no es igual, pero es como si eso pasara, se encuentra uno con papa y
se siente una paz, plena, un gozo inexplicable y un orgullo de saber que estas
con el dueño todo, con el creador mismo, dicha en otras palabra nada se compara
con lo que se vive cuando en una relación con Dios.

El Apóstol Juan nos dice en su primera epístola, capítulo dos y verso 6, lo


siguiente: El que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo”. Estas
palabras son muy impactantes para mí, pues encierran un compromiso de seguir
el modelo que Jesucristo nos dejó. De igual sentir es el Apóstol Pedro, quien, en
su primera epístola, capítulo 2 y verso 21, escribe: Pues para esto fuisteis
llamados; porque Cristo padeció por nosotros, dejándoos ejemplo, para que
sigáis sus pisadas”. También el Apóstol Pedro le da suma importancia a que
imitemos a Cristo, tal como él mismo lo hizo cuando cumplía su misión entre los
gentiles. A los Corintios él les escribió lo siguiente: “Sed imitadores de mí, así
como yo soy de Cristo” (1 Cor. 11:1).
Todos estos pasajes me llevan cada día estar en su presencia, de imitar y de
parecerme más al supremo.
7- En su experiencia personal, ¿se relaciona en forma diferente con Dios
Padre, con Jesucristo, y con el Espíritu Santo? ¿Puede describir esas
diferencias, si acaso hay alguna?

Sabemos que Hay distintas clases de dones espirituales, pero el mismo Espíritu es
la fuente de todos ellos. Hay distintas formas de servir, pero todos servimos al
mismo Señor. Dios trabaja de maneras diferentes, pero es el mismo Dios quien hace
la obra en todos nosotros.1 corintios 12:4-6

Si uno nota Él es armonía en una unidad perfecta. Dios nos enseña a pensar en Él,
y a relacionarnos con Él en una variedad de maneras.

Mi relación con relación al Padre, Cuando yo pienso en el Padre, recuerdo Su


derecho a guiarme. Gracias a lo que Jesús hizo en la cruz, Dios es mi Padre
adoptivo también. Él me ama tanto, que dio a Su Hijo para evitar que me muriera.
(Juan 3:16; 1:12; Gálatas 3:26) pues todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo
Jesús.
Para el Padre, yo soy un amado hijo el cual vale rescatar. Como dice acerca del hijo
Pródigo en Lucas 15:11-32.

Ya en mi relación con relación al Hijo


Cuando yo pienso en el Hijo de Dios, me recuerdo que debo parecerme a Jesús.
(Romanos 8:28-29) Para Jesús, Yo soy Su oveja (Juan 10:27-30), y nadie puede
arrebatarme de Sus manos. En Juan 15:14, Jesús dice que Yo soy Su amigo. Y en
hebreos 2:11-18 dice que Él no se avergüenza de llamarme Su hermano.

Con Relación al Espíritu Santo


Cuando pienso en el Espíritu Santo, recuerdo que Él es el que me ayuda en mi
deseo de servir a Dios. (Juan 14:16-17) Él me ayuda en mis limitaciones, y Su
presencia constante en mi vida me permite experimentar parte de lo que voy a
heredar en el cielo. (Efesios 1:14; 2 Corintios 1:22)
Se qué para el Espíritu Santo, yo soy Su hogar. Ya que Dios Mismo vive en mí, yo
soy la sede de su ministerio terrenal. Para entenderlo mejor, tomo este pasaje de 1
Corintios 6:19 “¿No se dan cuenta de que su cuerpo es el templo del Espíritu Santo,
quien vive en ustedes y les fue dado por Dios? Ustedes no se pertenecen a sí
mismos.” A medida que Dios llena mi corazón con Su amor (Romanos 5:5), mi vida
produce el fruto del Espíritu. (Gálatas 5:22-23)

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