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Sirianos

Siriano
Tubú

Otros nombres Selea, Sürá

Población total 820

Asentamientos importantes

1.º Vaupés Colombia

2.º Guaviare Colombia

3.º Amazonas Brasil

[editar datos en Wikidata]

Siriano, Tubú, Selea o Sürá es una etnia indígena que habita en el nacimiento del caño Ti y a
orillas de los ríos Viña, Paca y Papurí en el departamento colombiano de Vaupés y el estado
brasileño de Amazonas.
Es una fratria patrilineal exógama Su lengua propia pertenece a la rama oriental de la familia
tucano, como las de las otras fratrias de la región con las cuales los sirianos practican
intercambio matrimonial y constituyen un sistema cultural. El habla de las mujeres tiene
determinados rasgos diferentes al habla de los hombres, como la glotalización.

Economía[editar]
Su economía está basada en la agricultura itinerante y la pesca.
Cultivan yuca amarga, ñame, batata, caña de azúcar, maíz, cacao, plátanos, piña, papaya y
otras frutas. Complementan su alimentación con la caza de la danta, el pecarí y varias aves y
la recolección de frutos silvestres, larvas y hormigas.
Las mujeres procesan la yuca para producir casabe y "fariña" y practican la alfarería, en tanto
que los hombres son expertos en tejer canastos.

Tubú[editar]
Se consideran descendientes de Tubú que descendió del tiempo y del espacio para equilibrar
lo que el hombre había desmembrado. Se estableció centro de la tierra, en el mar de la leche
materna. Allí nació pequeño como hombre y una vez hecho hombre, salió a la superficie por
el Río Negro.
Siriano, la gente de los sueños
El territorio del pueblo Siriano en el Resguardo Parte Oriental del Vaupés que corresponde al
departamento de Vaupés y están asentadas principalmente en el río Paca y sus afluentes, los
caños Wiba y Viña. También se encuentran en los caños Abiyú, sobre el río Vaupés: caño Hierba,
Bocas del Yi, caño Ti y en Mitú. Las comunidades sirianas habitan igualmente en Brasil. Son
también conocidos con los nombres Cirnga, Chiranga, Si-Ra, Sura Masa. El Censo DANE 2005
reportó 544 personas autoreconocidas como pertenecientes al pueblo Siriano, de las cuales el
45,8% son hombres (249 personas) y el 54,2% mujeres (295 personas). El pueblo Siriano se
concentra en el departamento del Vaupés, en donde habita el 61,9% de la población (337
personas). Le sigue Guaviare con el 8,1% (44 personas) y Meta con el 6,1% (33 personas). Estos
tres departamentos se concentran el 76,1% poblacional de este pueblo. Los Siriano representan el
0,04% de la población indígena de Colombia.

La población Siriano, de acuerdo a los datos DANE, que habita en zonas urbanas corresponde al
59,4% (323 personas), cifra superior al promedio nacional de población indígena urbana que es del
21,43%. El porcentaje de población Siriano que no sabe leer ni escribir es del 17,8% (97 personas),
del cual la mayoría son mujeres con el 62,9% (61 personas). El pueblo siriano tradicionalmente
vivía en malocas de forma rectangular construidas con materiales de la zona como cortezas de
arboles, hojas de palma y madera, y actualmente se organiza en viviendas individuales para la
habitación de familias nucleares

Por otra parte, 77 personas, el 14,2% del total, manifestaron haber tenido días de ayuno en la
semana anterior al Censo; cifra inferior al promedio nacional de población indígena que evidenció
una situación más precaria al respecto con un reporte del 17,03% (23.7140 indígenas). Las mujeres
Siriano tienen una mayor participación en este indicador con el 58,4% (45 personas). Si bien este
indicador es menor comparado con el promedio nacional, una de las problemáticas que enfrentan
las comunidades sirianas es la de la inseguridad alimentaria, agravada por el desplazamiento
forzado que produce abandono de chagras, sistemas tradicionales de producción y territorios.
Finalmente, el censo reporta en cuanto al estado de la lengua nativa del pueblo Siriano, un 57,2%
de hablantes (311 personas) sobre el total poblacional evidencian su grado de riesgo de extinción.
Las mujeres representan la mayoría en este indicador con el 57,2% (178 personas). Su lengua
materna se denomina siriano y se deriva de la familia Tukano Oriental.
Nombre alterno: sura masa, cirnga, chiranga, si-ra
Lengua: pertenece a la familia Tucano Oriental.

Ubicación Geográfica Siriano


Están localizados en el Departamento del Vaupés, río Paca -afluente
del Papurí- y sus afluentes los caños Wiba y Viña. De manera aislada
se encuentra a los siriano en los caños Abiyú, su antiguo territorio
tradicional y sobre el río Vaupés en el caño Hierba, Bocas del Yi y el
caño Ti.
También habitan en el Brasil y en la ciudad de Mitú. Su territorio
está comprendido en el Resguardo Parte Oriental del Vaupés que
tiene 3.354.097 hectáreas.

Cultura Siriano
Su origen mitológico se remite a la aparición de seis hermanos
ancestrales entre los que se cuenta el guardián del mundo, el jefe
de los bailes rituales, un guerrero, un agricultor, un cantor y un
chamán. La cosmovisión de los siriano se basa en el papel cultural
que juegan los astros y los fenómenos celestes. El Payé, especialista
mágico-religioso tradicional, es el depositario del conocimiento
astronómico y de su significado.
Arriba
Vivienda Siriano
La vivienda consistía en una maloka construida de forma
rectangular, con pisos en tierra, paredes en corteza de árbol y techo
de dos aguas en hojas de palma tejida. Esta residencia ha sido
progresivamente reemplazada por pequeños poblados en los que se
construyen casas individuales para la residencia de familia
nucleares.
Arriba
Organización Sociopolítica Siriano
El grupo se divide internamente en varios segmentos jerarquizados
de mayor a menor, cada uno con una función específica en la vida
social. En las comunidades tucano oriental se acostumbra la
exogamia en el nivel grupal y la filiación patrilíneal.
Este grupo es afín con los grupos tucano, desana, carapana y yurutí.
La vinculación entre grupos se establece mediante alianzas
matrimoniales y se expresa en las fiestas rituales llamadas
“Dabucurí“, donde el grupo anfitrión ofrece a su grupo de parientes
aportes de chicha, coca y tabaco.
Arriba
Economía Siriano
Las actividades económicas se realizan de acuerdo a una clara
división del trabajo por sexo. Los hombres aportan los productos
provenientes de la caza, pesca y recolección y realizan las labores
de construcción de la vivienda, fabricación de canoas y tumba y
quema para el cultivo de la chagra.
Por su parte las mujeres se dedican principalmente al cultivo de la
yuca brava y a su procesamiento, además de la elaboración de
cerámica, el cuidado de los niños y el resto de las actividades
domésticas. Al igual que otros grupos del Vaupés los siriano son
horticultores y su producto central es la yuca amarga. La pesca, la
caza y la recolección son actividades complementarias así como la
fabricación de artesanías.

l pueblo siriano se encuentra localizado en el departamento del -Vaupés. Habita en las riberas del
río Paca, en las localidades de Acaricuara, Guadalajara, San Gerardo y San Pablo; del río Viña, en
las localidades de Waracapuri y San José del Viña, y del caño Ti (afluente del Vaupés). Los sirianos
comparten su territorio con los grupos tukano, tatuyo, desana, carapana y yuruti, todos los cuales
guardan entre sí una gran semejanza cultural y social que se manifiesta en sus cosmovisiones y
mitologías, en la práctica de la horticultura y la cacería, y en el uso de malocas como vivienda
comunal. Sin embargo, la presencia de comunidades religiosas, que rechazaban este tipo de
viviendas compartidas por más de una familia, los ha obligado a reemplazarlas por pequeñas
viviendas individuales. El pueblo indígena siriano está conformado por una población cercana a las
740 personas, de las cuales el 58% habla su lengua ancestral y el 42% restante la ha abandonado a
favor del español o de otra de las lenguas de la zona, como el tukano. La lengua siriana pertenece
a la familia lingüística tukano-oriental, a la cual se suman alrededor de catorce lenguas más, que
guardan entre sí notorias semejanzas estructurales. De hecho, es muy común que estos indígenas
hablen más de una lengua. Tal exogamia lingüística, como elemento cultural, obedece al hecho de
que deben hacer alianzas matrimoniales con miembros de grupos hablantes de otras lenguas. Así,
las familias suelen transmitir a sus hijos dos lenguas distintas, tanto la del padre como la de la
madre. Sin embargo, en los hogares, se está privilegiando el uso y la enseñanza del español. Los
sirianos más jóvenes conforman el porcentaje de personas que ya no dominan la lengua ancestral
y que en su lugar han adquirido el español. Aunque el número de hablantes ha disminuido, la
lengua conserva sus espacios de uso. Es común escucharla en la mayoría de contextos de la
comunidad (en la maloca, en los hogares y en los sitios de trabajo) y entre personas con diferentes
vínculos (familiares, amigos y vecinos). Quienes han abandonado la lengua nativa utilizan solo el
español. Los sirianos tienen acceso a emisoras radiales y a internet, en los cuales la presencia de la
lengua indígena es casi nula. El uso del celular es común, pero no ha tenido incidencia alguna, ni
positiva ni negativa, en la lengua. Lo que resulta evidente, por parte de algunos miembros de la
comunidad, es la actitud reticente hacia el uso de estos nuevos medios de comunicación, al
considerar que ejercen una intromisión en la cultura tradicional y repercuten en su abandono. Al
igual que muchos otros pueblos indígenas, en la comunidad siriana no hay un uso difundido de un
sistema de escritura. Aunque existe material escrito en lengua siriana, no es de uso generalizado;
se utiliza sobre todo en la escuela. En los últimos años, docentes, líderes y especialistas
interesados en la lengua se han preocupado por el desarrollo de materiales escritos con diferentes
contenidos sobre la cultura, con el fin de fortalecer el siriano. Los estudios sobre esta lengua datan
de varios años y han sido sobre todo etnográficos y lingüísticos, estos últimos llevados a cabo por
miembros del Instituto Lingüístico de Verano. Hay que destacar la actitud de respeto y el valor que
le otorga la comunidad siriana a su lengua. Es reconocida por la mayoría como un importante
elemento de identidad, y se sienten mejor hablando en su lengua indígena que usando cualquier
otra lengua. La consideran más bonita e incluso más fácil de hablar, según sus propias
apreciaciones. Todas estas son razones que los llevan a exigir el uso de la lengua también en la
escuela, para transmitir los diversos contenidos de las áreas de enseñanza. En síntesis, la lengua
siriana se encuentra en peligro. Si bien es usada por una gran mayoría de la comunidad, también
es cierto que una gran proporción de jóvenes ya no la hablan. Para salvaguardar esta lengua es de
vital importancia desarrollar proyectos de conservación enfocados en mantener el número de
hablantes y los espacios de uso de la lengua nativa. Para la comunidad resulta significativo que se
enseñe la lengua en la escuela, si se tiene en cuenta que las actividades escolares representan
gran parte de sus vidas. Por consiguiente, es urgente que en las instituciones educativas se
incluyan actividades pedagógicas que contemplen el uso de la lengua y las prácticas tradicionales.
En esa medida, es importante que se desarrollen estudios conducentes a un sistema de escritura
adecuado, que pueda ser usado por la comunidad y favorezca la elaboración de materiales
pedagógicos para apoyar el trabajo docente en los centros educativos etnoculturales de la zona. Es
crucial adelantar y divulgar investigaciones acerca de la cultura siriana, desde todas las disciplinas,
pues la bibliografía sobre esta comunidad tiene ya varias décadas.

https://www.youtube.com/watch?v=O76tZeZb4zo

https://www.youtube.com/watch?v=1Ip2yVjRTwQ

En la selva amazónica colombiana (territorio del Vaupés), habitan


alrededor de veinte culturas indígenas, 15 de ellas agrupadas dentro del
llamado Complejo Cultural Tukano Oriental, que ocupan el Sur del río
Vaupés y el norte del río Apaporis, dispersas a lo largo de los ríos y
caños de la intrincada red hidrológica de esta región. En el río Paca,
afluente del Papurí, en una pequeña localidad llamada Waú bú por los
nativos se ubica el grupo mayor, los siriano: los descendientes del Sol
(Abé), la gente del día, del cielo (Umrimazu).

Ellos se dedican principalmene a la caza, la pesca, la agricultura y manufactura de


elementos de cestería y cerámica, que proporcionan la satisfacción de sus necesidades
cotidianas, pero son también constructores de formas de conocimiento y explicación de la
naturaleza, la vida y la sociedad, con las que pueden abordar sus condiciones naturales y
sociales, en una armonía y adaptación que les ha permitido continuar culturalmente activos
en el presente.

Sus propias concepciones y prácticas son producto de la experiencia de generaciones,


acumulada desde milenios antes de la invasión de la cultura europea, que les ha permitido
sobrevivir y adaptarse eficientemente a las condiciones amazónicas.
Los siriano tienen una historia propia y milenaria, donde explican todos sus conocimientos
y experiencias, en discursos que conocemos como tradición oral. Allí enseñan los
fundamentos de su pensamiento y forma de comportamiento.

Según estos, su origen está en el ser supremo creador y héroe cultural civilizador, el dios
Tabú, el Sol mismo

La historia de los siriano relata que antes de materializarse, el dios Sol Tubú vio, desde su
residencia celeste, que existían las estrellas, los Karapana, a quienes nombró cuñados de los
siriano, por ser contemporáneos. Por eso la historia de las estrellas pertenece al grupo
Karapana, y los siriano respetan este patrimonio como propiedad ajena.

Las estrellas que se observan en el firmamento son para los siriano lo mismo que la Vía
Láctea, fenómenos que sirven para regular fenómenos ecológicos y culturales. Cuando,
después de ponerse el sol, observan una determinada constelación, es su oportunidad para
realizar ciertas actividades de caza, pesca, agricultura o recolección, como también para la
celebración de fiestas rituales.

Así reconocen la existencia de una Cadena de estrellas (Vaínkrida), que se sucede y


observa en el poniente, y que permite determinar los ciclos de la naturaleza, el momento
para la cosecha de productos naturales o cultivados, establecer y explicar la relación y
vínculo con actividades, normas y relaciones de la vida social y cultural. Las estrellas se
constituyen para los siriano en un calendario ecológico y ritual, además de que establecen
con ellas un vínculo de alianza matrimonial.

La Cadena de Estrellas se inicia con: 1. Pamú (armadillo tatú), una estrella grande amarilla
y la cabecilla de los Tatuyo, cuñados de los Karapana. Muestra el camino por donde van a
venir los otros. Cuando cae es pamú puí, primera creciente, caída de agua. El comienzo e
inauguración de las fiestas lo marcan con Nasáng bayá (baile marca). Corresponde a la
primera subienda (pirasemo) del pescado waracú.

3. Megámu: pirasemo de la hormiga maniara. Es una sola estrella que cae en Semana de
Pascua. Se canta yá baya kamú para invitados de otros grupos. Los hombres se hacían
huecos en las orejas para los aretes usados en estos bailes. En el pirasemo los pescados se
reúnen en un rebalse, se juntan por grupos y al mediodía empiezan a cantar.

4. Yé si puaro (barbilla del tigre): son varias estrellas en dos filas. Caen quince días después
de Pascua. Se hace canto de picure mediano buyá munjtaringa. También hace pirasemo el
waracú.

5. Yé dujpú (cuerpo del tigre): cae tres días después del anterior. También hay pirasemo de
waracú, vuelan hormigas y entran ranas (cmá). En esta ocasión celebran una fiesta grande
general e invitan a los cuñados para ofrecerles pescado. En el día se canta karizébu buyá
(canto de carrizo picure); en la noche se canta minúng búya (chulo-cerbatana). Reciben a
los cuñados, hablan con ellos de la historia de origen y les dan maracas medianas (ñasa
munjtaringa). Entonces muestran a sus hijas que viven en la maloca. A media noche se
continúa hablando de la historia de origen, en competencia con los cuñados , mientras les
entregan coca y tabaco. Las estrellas son las mismas direa párangú y cuando caen aparecen
muchos pajaritos de colores. Después hace dos o tres días de verano, antes de la siguiente
constelación.

6. Neñujká dojtóru (agrupación de estrellas, las Pléyades?): se hace cante yuá bayá, el baile
de las plumas de la cola del mochilero. En esa época se le sacan las plumas a ese pájaro.
7. Wai káya (repisa de ahumar pescado): estas estrellas forman un triángulo ( Tauro?),
como el yerao de moquear pescado. Se terminan las hormigas, el pirasemo va mermando.
Se cosechan frutos de la chagra, piña caimo, lulo, uvas, yuca, y se ofrecen entre los
hermanos y parientes consanguineos. A media noche se baila wabéburo waypará bayá
(baile cara de lagartijo). Para demostrar que son personas, recogen y ofrecen los frutos. Esta
celebración se hace solo en familia. En ella ofrecen tabaco y enseñan a los jóvenes la
historia. Se usa por primera vez el guarumo (ongú).

8. Yojó djpú (cuerpo de bastón ritual curvo, Orión?): se da el canto de pescado wai bayá y
es el último pirasemo (canto) de los pescados. A media noche se baila iín bayá (baile del
tapurú). Cae el 24 de mayo, es decir en Cuaresma.

9. Ña maro (balay de pringamosa): cuando caen estas estrellas en forma de T, es para


comenzar a rezar para picadura de culebra o tucandira o dolores musculares en general. Se
reza la pringamosa y se unta a todos los que sienten dolor en el cuerpo. A media noche
canta Ungár dijparu (pepa de inayá), para que haya fertilidad en la gente. Pero también se
puede rezar para hacer daño a la gente, para que muerda la culebra. En medio de la T no se
ven cuatro estrellas, porque la mordió la culebra y esas estrellas murieron; entonces para
rezar entre ellas, las estrellas hicieron aparecer la pringamosa. Aquí no hay pirasemo; pero
en el cielo las estrellas sí bailan. Se baila entonces yujkú bayá; este baile significa que es el
último. A los jóvenes que tienen 12 años se les da la curación iíndiara wijíri para volver
payé, y se danza /bujpú bayá/, para iniciar a los jóvenes que se van a consagrar como payés.

10. Pinúa (Creciente del gío): anaconda invierno de junio-julio 11. Bijpía: estrellas en
forma de pajarito con alas extendidas. Cuando cae es época pobre (julio). Lo demás es
temporada de lluvias.

12. Yajía: tiempo de las garzas, caída de agua de agosto.


13. Diá yoa (nutria): es el último invierno.

14. Doé (pez tarira): cierra la vuelta de las estrellas, es una estrella sola, loca: sube, baja, va
a un lado. Tiempo de tapurú, mediados de octubre.

15. Añá (culebra): marca el comienzo del otro año y es el último crecimiento del río. Cae
en diciembre 2.

16. Yuba mangu: última persona, es la que es la cola.

Hasta aquí las tribus de las estrellas cuñados . Son las estrellas persona, los cuñados que
son Vaínjrida, la cadena de estrellas.

Esa cadena da vuelta y cae, y vuelve otra vez a aparecer, nuevamente comienza otro año.

Esta relación nos enseña los conocimientos sobre una concepción del mundo, su origen, su
estructura y funcionamiento, creados por una cultura, que vive y observa los ritmos de la
naturaleza y los respeta y aplica, para poder sobrevivir en armonía con ellos.

Tales enseñanzas se encuentran registradas en la tradición oral de los siriano; en una serie
de relatos como el expuesto, que nosotros llamamos mitos. En ellos se expresan las
distintas relaciones y comportamientos del hombre ante la naturaleza y la sociedad y
viceversa. El vínculo estrecho del hombre con los otros seres, se observa al considerar que
estos también son gente , producto de una creación a la que debemos respeto para nuestra
supervivencia. *Rodrigo Ibáñez Fonseca es profesor asociado del Departamento de
Antropología de la Univesidad Nacional de Colombia.

http://www.eltiempo.com/archivo/documento/MAM-261785

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