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COLOMBIA: LA TIERRA DEL OLVIDO

En un país como Colombia, en donde su fauna, su flora, sus paisajes, playas y colores

hacen de ella uno de los destinos más paradisiacos, un país reconocido por su gente, sus

bailes, festividades y alegría, un país que, a simple vista seduce, en realidad es también un

país que posee dimensiones de grandes facetas: cautiva y destruye, olvida y mata. De eso

parte el libro ‘’Colombia Amarga’’, donde desde el punto de vista de la clase social margina,

la pobreza y el Estado han sido un causal bastante devastador que esconde una historia detrás

de sí, totalmente macabra.

Con un análisis crítico el libro gira alrededor de observar las consecuencias y

situaciones que ha traído para la población colombiana la falta de competencia del Estado y

sus sujetos inmersos, como ha dimensionado en diferentes ámbitos: político, cultural,

económico y social; más allá de esto los grandes cambios que trajo para la evolución y

desarrollo de la historia de la actual Colombia. A partir de esto, de una visión cronológica y

crónica de las vivencias sociales se pretende cuestionar si en realidad es el Estado como

estructura de poder el culpable de las situaciones vivenciadas e ilustradas en las crónicas, o

en cambio es la sociedad quien posee la historia en sus manos.

la historia que se conoce no siempre se encuentra visible a la luz de las mayorías y si

así lo fuese, diversidad de factores y características quedarían perdidas en las palabras pues

en realidad solo quien vivencia la desdicha puede contarla, pero sobretodo sentirla con todas

sus imágenes y consecuencias.

Y es que poco a poco la historia nos muestra como la vivencia poblacional

colombiana ha sido todo un espectáculo, desde grandes victorias como el famoso y


conmemorado marcador (5-0) frente la selección argentina en el 93 hasta múltiples desastres

y perdidas, manchadas de luto e inocencia como la masacre de Bojayá, entre otros sucesos

que hacen de nuestra contemporaneidad el recuerdo del tiempo más oscuro.

Desdichas tales como: abandono, enfermedad, pobreza y analfabetismo son el pan

de cada día en poblaciones como los Llanos Orientales, el Pacífico y La Guajira, habitantes

que han sido “olvidados de la mano de Dios”, un ‘’Dios’’ que en este caso ha sido elegido

por el hombre, por una población democrática en busca de una mejora de su calidad de vida y

la de sus descendencias, un gobierno que ha sido un personaje intermitente y en muchos de

los casos invisible a las poblaciones más lejanas, olvidadas por el tiempo, sus compatriotas y

sus mandatarios.

Estas regiones de Colombia se encuentran en crisis, no hace dos o tres años atrás,

hace más de un siglo tal como se muestra por medio de los múltiples y variados reportajes

ilustrados en el texto en donde gracias a la ineficiencia del Estado y a la corrupción que se

respira. Un Estado al que debería caérsele la cara de la vergüenza por mantener territorios de

este país en las condiciones de abandono equiparables a cualquiera de las más miserables

regiones africanas, generaciones han sido criadas en las bases de la desdicha, pobreza y falta

de oportunidades.

Muchos de estos lugares tienen dos componentes en común: la violencia circundante

y la riqueza en su territorio de “privilegiados del lugar”, en donde ‘’la ley del tener’’, aunque

sea en la miseria convierte las relaciones sociales en un cambio interminable de lucro

económico y no en bases de ayuda al prójimo.

De este modo es posible afirmar como lo que hace de Colombia un país impresentable

por crueldad, desigualdad, falta de infraestructuras, etc. en la comunidad internacional, en


estas zonas se multiplica por cuatro, sumándole a lo establecido anteriormente como todas las

manifestaciones de violencia de este país: guerrilla, paramilitares, bandas armadas, se

presentan en departamentos y territorios que para muchos son desconocidos e inexistentes.

Según el DANE (Departamento Administrativo Nacional de Estadística) en su

encuesta de calidad de vida realizada de forma anual y continua a partir del año 2010, en

tópicos de educación para el año anterior ‘’el total nacional en 2017, en la edad para cursar

educación básica y media (5 a 16 años) la tasa de asistencia fue 93,5%, en tanto que en la

edad para cursar educación superior (17 a 24 años) la tasa de asistencia fue 38,5%. En el año

2016 para el total nacional la tasa de asistencia fue 94,8% para la población de 5 a 16 años.

En el rango de edad de 17 a 24 años la tasa de asistencia fue 39,2%’’ (Boletín técnico, p. 24),

medida por la cual es posible establecer como casi la totalidad poblacional tiene un acceso

directo y continuo a educación, y ni hablar de las estadísticas de servicios públicos y las

tecnologías en donde estas se muestran eficientes y en su totalidad dando cumplimiento en lo

propuesto al plan nacional de gobierno de los mandatarios anteriores y quizás desde estas

cifras sea necesario realizar un cuestionamiento en base a la realidad: ¿Es posible evidenciar

dichas estadísticas en nuestro contexto social colombiano? ¿Son tan reales como lo plasman?

O simplemente ¿Son exclusivas cifras numéricas que dependen de un tipo de medida y no de

la realidad?

Sin embargo, existe otra cara de dichas poblaciones, una perspectiva de trabajo duro y

en equipo, liderazgo, firmeza, en otras palabras y a lo más patriótico posible, existe una

población olvidada, pero ‘’verraca’’, un llanero que se levanta con el crepúsculo, un maestro

que es leal a su estudiante, un niño que cruza el rio por el mandado para su madre. Aun así,

las secuelas de la desdicha invaden poco a poco la población naciente, pues lo jóvenes
‘’comienzan a alejarse de las redes y las atarrayas; han aparecido pandillas de rateros…’’

(Caycedo, p.104) y por tanto es necesario una formación y exigencia que permita al joven de

la región quebrantar los lazos con la pobreza, pobreza en cuanto a formación mental,

erradicando las marcadas costumbres de ‘’ la mayor parte del dinero se convierte en Ron

caña’’. (Caycedo, p.99)

De ahí que, es necesario una restructuración que permita implantar una mentalidad de

exigencia y disciplina que destierre la mentalidad de pobreza, pero sobretodo que deje de lado

la historicidad en pro de liberar una población cosificada o denominada por los sucesos del

pasado, además es de vital importancia vincular la vivencia de la exigencia ciudadana con la

respuesta estatal en pro de legitimar el poder y requerimientos de la población evitando

lagunas, corrupción, evasión y falta de pronunciación por parte de este, pero sobre todo es

necesario una lucha masiva del colombiano que pronuncie su vida en torno a problemáticas

como estas, problemáticas que requieren del cotidiano reflexionar, presionar y accionar

humano.
BIBLIOGRAFIA

DANE, encuesta nacional de calidad de vida 2017. Colombia. recuperado de:


https://www.dane.gov.co/files/investigaciones/condiciones_vida/calidad_vida/CP_EC
V_2017.pdf

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