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La empecinada actitud de peticionar quiebras inviables

Chomer, Héctor Osvaldo

Publicado en: DCCyE 2012 (diciembre) , 57

Cita Online: AR/DOC/5878/2012

1. Por cierto que no se trata de la tan debatida posibilidad o viabilidad de descartar


cualquier petición por no conocerse bienes que revelen como útil o conducente un decreto
de falencia.

Tampoco se trata de objetar la petición por considerar inconclusa la precedente vía


individual.

Sólo se trata de que la quiebra procede ante la evidente cesación de pagos, pues no probada
tal, resulta inaudible cualquier pretensión que procurase la declaración de insolvencia.

2. Claro que se trata de una cuestión de insuficiencia legislativa o de laguna de derecho, que
hasta roza lo sociológico.

Porque la insuficiente redacción de la ley 24.522: 83 y siguientes, hace que múltiples y


encontradas interpretaciones permitan aventurar una pretensión sólo basada en un contrato
bilateral con prestaciones recíprocas cuyo grado de cumplimiento o satisfacción es inviable
determinar en el marco de escaso debate propio de la petición de quiebra.

Y la patología que supone la insistencia viene sostenida por ciertas interpretaciones


flexibles que permiten que aquella petición llegue a desnaturalizarse, permitiendo una
extendida producción probatoria impropia de este quicio o debates que lo exorbitan.

3. El fallo adopta la tradicional doctrina mercantil y concursalista en el sentido de que el


debate y prueba del grado de incumplimiento atribuido al co contratante, no es aspecto que
concierna a la petición falencial.

Y esto es así, pues la cesación de pagos debe ser apreciada sin necesidad de probanzas
extensas ni técnicas, sino que el incumplimiento o desatención debe resultar palmario a fin
de acreditar la insolvencia que se atribuyó al deudor.

No bastará entonces alegar largamente atribuyendo incumplimiento o pretendiendo


acreditarlo con la recepción de pruebas, pues ello deberá conducirse por otro proceso de
conocimiento más amplio en el que el debate pueda efectuarse más extensamente.

Sólo podrá peticionarse la quiebra con base sustentatoria en documentos que revelen clara e
inequívocamente el incumplimiento de una obligación y, por ende, atribuyan cesación de
pagos al incumplidor en mora.
4. De modo que, una vez más, ha sido expuesta la estricta pero adecuada doctrina, que evita
excesos perjudiciales por desvío del objetivo propio de la petición de quiebra.

Recuerdo, por fin, que tal objetivo reside en identificar al cesante en sus pagos, difundiendo
públicamente su estado, para proteger al mercado apartándolo del mismo y salvaguardar los
derechos de terceros y acreedores del deudor.

La petición de quiebra no es el instrumento para dilucidar controversias de otro tipo

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