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Soneto XXIII de Garcilaso

En tanto que de rosa y de azucena

se muestra la color en vuestro gesto,

y que vuestro mirar ardiente, honesto,

con clara luz la tempestad serena;

y en tanto que el cabello, que en la vena 5

del oro se escogió, con vuelo presto

por el hermoso cuello blanco, enhiesto,

el viento mueve, esparce y desordena:

coged de vuestra alegre primavera

el dulce fruto antes que el tiempo airado 10

cubra de nieve la hermosa cumbre.

Marchitará la rosa el viento helado

todo lo mudará la edad ligera

por no hacer mudanza en su costumbre.


GUÍA DE ESTUDIO

1. LOCALIZACIÓN DEL TEXTO

Se trata de un soneto (dos cuartetos y dos tercetos de versos endecasílabos) de

Garcilaso de la Vega, poeta perteneciente a la época del emperador, Carlos V. Garcilaso es

todo un símbolo de los cambios que se registran en la poesía de la época a partir de la

influencia italianizante. De Italia procede la utilización del verso endecasílabo y la estrofa del

soneto, así como la representación del amor, sentimiento cuya representación en la lírica le

convierte en el tema más importante. También el mundo de la Naturaleza, procedente de la

tradición humanística clásica, va a estar presente en su poesía (Eglogas) como marco sobre el

que los personajes proyecten sus sentimientos de acuerdo con la estética neoplatónica. De

entre la variada utilización de metros italianos que registra la poesía de Garcilaso (estancia,

octava, lira) el soneto va a ser el que más perdure en la literatura española. Este texto que aquí

se presenta tiene diversas variantes, de acuerdo con la edición utilizada, muy interesantes

para un análisis filológico, aunque prescindimos aquí del estudio y comentario de las mismas.

2. TEMA Y ESTRUCTURA DEL TEXTO.

El tema es el carpe diem, tema horaciano equivalente a "aprovecha el día". Es una

invitación a disfrutar de la juventud antes que llegue la vejez, única certeza que no falla en la

Naturaleza. En los versos 9-11 está recogido de forma explícita el tema. Sin embargo, la

organización del mismo se va articulando a partir de una descripción inicial que afecta a :

1. El rostro o mejillas ( "rosa y de azucena/ se muestra la color en vuestro gesto")

2. Los ojos ("y que vuestro mirar ardiente, honesto,/con clara luz la tempestad serena")

Tras esta primera parte o descripción de la cabeza, con un orden perfecto, de lo general a lo

particular, coincidente con el primer cuarteto, se fija, en el segundo cuarteto, en la descripción

del cabello y del cuello, destacando ahora, además del color, el movimiento del cabello ("con

vuelo presto"; "el viento mueve, esparce y desordena"):

3. El cabello ("y en tanto que el cabello, que en la vena / del oro se escogió")
4. El cuello ("por el hermoso cuello blanco, enhiesto").

El primer terceto corresponde al "carpe diem" casi literalmente: "coged de vuestra

alegre primavera/ el dulce fruto antes que el tiempo airado/ cubra de nieve la hermosa cumbre".

Por último, en el segundo terceto, se afirma de manera concluyente la certeza ("por

no hacer mudanza en su costumbre") de un futuro negativo ("marchitará... helado") que se

presenta ante nuestros ojos adelantando la realidad del porvenir seguro para toda belleza viva.

La estructura muestra el violento choque de la belleza inicial que nos presenta en todo

su esplendor, en contraposición con la muerte, futuro seguro de todo. De esa manera, el tema

("aprovecha el día") queda intensificado al presentarnos la evolución real del tiempo, desde el

momento presente (pasajero) al futuro cierto de la muerte (eterno).

3. ESTILO LITERARIO DEL TEXTO.

Al ser un poema breve, todos los recursos están intensificados para producir el efecto

perseguido. Fónicamente, con la rima (consonante o total), se destacan los términos que se

repiten, de manera que sus significados quedan destacados. Igualmente, el ritmo que marcan

los acentos de cada verso ayudan a destacar aquellos significados sobre los que recae el

acento (" tánto, rósa, azucéna").

Morfológicamente, se puede observar el predominio de los adjetivos, propio del estilo

nominal descriptivo. Semánticamente, el color se destaca por encima de las demás

sensaciones. Sin embargo, el poeta no se limita a utilizar adjetivos para definir los colores sino

que acude a elementos metafóricos, procedentes del mundo de la Naturaleza ( en donde se

dan los colores en su sentido original), para ponderarlos. Así, el blanco y sonrosado de las

mejillas de la dama, queda intensificado por la expresión sustantivada "de rosa y azucena", que

destaca el concepto de los sustantivos y no una mera cualidad como indicarían los adjetivos

solos. El blanco es el color más reiterado para describir la perfección de la piel femenina, y los

ojos transmiten, de acuerdo con la estética del neoplatonismo, la belleza de su alma. El mirar

"ardiente" y "honesto" pone de manifiesto la profundidad del sentimiento de la dama y su

honestidad, traducida en la mirada. Asimismo, el cabello rubio, escogido de la vena del oro, es

decir, de la propia esencia de donde surge el color dorado en la Naturaleza, responde al ideal

femenino del Renacimiento (pintado por Botticelli).


Junto a la belleza, de la que la mujer es proyección de la Naturaleza, el poema destaca

el dinamismo reflejado en el movimiento del cabello, con la secuencia gradativa de los verbos

de acción "mueve, esparce y desordena". Gracias a este movimiento provocado por el viento,

el poema nos comunica la imagen viva de la mujer, recogida en un momento de total plenitud.

Los verbos en presente y en yuxtaposición acentúan el dinamismo, más intenso aún por la

gradación ascendente del significado de los verbos. Precisamente, cuando el poema parece

que ha llegado a su clímax (de belleza y dinamismo, símbolos de vida), el imperativo que inicia

el verso 9 parece un corte que, a modo de advertencia, motivada por el ejemplo de la propia

Naturaleza, muestra la oposición entre "el dulce fruto" y "la nieve", paralelo a la juventud y las

canas ("de nieve la hermosa cumbre") humanas.

Las formas en futuro del último terceto, más los significados negativos de esos verbos

("marchitará", "mudará") que transmiten una idea de paso del tiempo, ofrecen un panorama

desolador de la acción destructora ("viento helado") en contraste con la belleza viva

simbolizada en la rosa. El adjetivo "helado" (con connotaciones de muerte, o del ocaso de la

Naturaleza) contrasta fuertemente con la vitalidad de la rosa (nace en primavera). El último

verso, que cierra el soneto, significa la aceptación sin drama del paso del tiempo sobre la

Naturaleza y los seres, de manera que las expresiones temporales con que se habían iniciado

los dos cuartetos ("En tanto que" "y en tanto que"), no son más que un aliciente para disfrutar

del tiempo de plenitud. El carácter durativo de las locuciones y su repetición acentúan el valor

temporal del presente, pleno de vida (belleza y movimiento), y ese momento es el que se

destaca en el poema. Lo demás resulta una lección conocida y evidente ante la que no cabe

oponer resistencia. La idea renacentista del hedonismo se plasma perfectamente en el poema.

También la visión de la Naturaleza y la idealización de la belleza femenina obedecen a la

filosofía neoplatónica del Renacimiento.

4. VALORACIÓN

A diferencia del mundo social descrito en el texto del Lazarillo, con la pobreza y miseria

del niño y del ciego, este soneto nos muestra un mundo natural lleno de perfección y de belleza

pero extremadamente caduco. De ahí la advertencia que se desprende de la fugacidad de la


belleza y de la vida. El valor del tiempo ya se deja sentir en esta composición pero no actúa

como un sentimiento de desengaño (propio del barroco), sino como un aliciente para destacar

el valor del presente. Ese es el sentir renacentista. El hombre por su razón (es la época de los

grandes descubrimientos, del humanismo y de la razón) conoce la brevedad de la vida pero no

la siente como tragedia. Como sabe que el tiempo acaba con todo, el poeta exalta el valor de la

vida y de la juventud. Encuentra el modelo de los cambios humanos en la propia imagen de la

Naturaleza. Sus colores y sus estaciones constituyen una lección para el hombre, y Garcilaso

construye, bajo la forma métrica del soneto, una ordenada arquitectura de una mujer y de su

correlato natural. Los elementos cromáticos y el movimiento insisten en destacar la

importancia de la vida, lo mismo en la Naturaleza que en la mujer. Todo lo que constituye la

armonía humana está lleno de color (blancos, rosas y dorados) procedente de la Naturaleza,

pero al mismo tiempo procedente del espíritu. Materia y espíritu en equilibrio constituyen la

mayor belleza humana en el mundo renacentista.

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