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UNIVERSIDAD DE CONCEPCIÓN

FACULTAD DE CIENCIAS JURÍDICAS Y SOCIALES

“ESTUDIO COMPARADO DE LA PRESCRIPCIÓN EN EL DERECHO LABORAL”

Memoria de Prueba para optar al


Grado de Licenciado en Ciencias
Jurídicas y Sociales

Cristián Campusano Becker

2011
Nada distingue mejor a una mente generosa e iluminada que un eminente grado de
curiosidad; a su vez, no hay uso más agradable ni provechoso que pueda darse a esa
curiosidad que el examen de las leyes y usos de los países extranjeros.

Samuel Johnson*

*Boswell’s Life of Johnson I, Ed. Hill and Powell, Oxford, 1934, p. 89


ABREVIATURAS

art., arts. Artículo, artículos

CA Corte de Apelaciones

C.C. Código Civil

C. de T. Código del Trabajo

cons. Considerando

C.P.C. Código de Procedimiento Civil

C.P.R. Constitución Política de la República

CS Corte Suprema

DT Dirección del Trabajo

Edit. Editorial

GJ Gaceta Jurídica

inc., incs. inciso, incisos

n., nro, nros. número, números

Ob. cit. Obra citada

RDJ Revista de Derecho y Jurisprudencia

sent. sentencia

sgte., ss. siguiente, siguientes

tít. títs. título, títulos

p., pp. página, páginas

trad. traducción, traductor

vol. volumen
RESUMEN ABSTRACT

La diversidad de criterios para interpretar There are many interpretations of the


la norma general de prescripción laboral general rule of the statute of limitations in
junto a otros problemas nos ha llevado a the Chilean labor law, that among other
realizar la presente investigación con el problems, were our motivation to make
objeto de encontrar soluciones en las the following investigation in order to find
variadas tesis interpretativas y, solutions in the variety of interpretative
especialmente, en la legislación extranjera. thesis and especially in the legislation of
other countries.
Por lo tanto este trabajo se ciñe
únicamente al estudio de la regla general Therefore the following
de prescripción laboral mediante un investigation involves only the analysis of
análisis jurisprudencial, doctrinario y the general rule of the statute of
comparado, poniendo especial énfasis en limitations, using as a method of study the
este último aspecto, para así poder different cases of law, doctrine and
determinar si nuestra legislación se acerca comparative law, focusing the attention in
a la naturaleza del derecho laboral o más this last aspect in order to determinate
bien se aleja de ella, para luego comparar how close our legislation is to the
ese resultado con el de los demás países principles of the labor law, so we can
de la región que han sido objeto de esta compare that result with the result of
investigación. other countries of the region.

Finalmente concluimos que la Finally we concluded that the


legislación sobre el punto, comparada con analyzed legislation compared with the
la de los países estudiados, se encuentra legislation of the other countries in study
muy atrasada ya que consideramos que el is definitely overdue if we consider that
derecho laboral debe ser un derecho en the labor law is peculiarly a kind of law
constante evolución y tuitivo del that is always evolving.
trabajador.
For all those reasons we believe
Todo lo anterior nos lleva a afirmar that is urgent a substantive reform in the
que urge una importante reforma legal en mentioned way.
este sentido.

1. INTRODUCCIÓN
Dentro de las diversas motivaciones que tenemos para elaborar este trabajo queremos
destacar principalmente dos:

Primero, el hecho de que es muy poca la cantidad de obras que en derecho laboral existen
sobre derecho comparado desde una perspectiva nacional. Y segundo, que la institución objeto de
este estudio, lamentablemente, ha dado lugar a numerosos fallos contradictorios, lo cual impide su
formación adecuada o darle el valor que corresponde. A raíz de esto, surge la necesidad de un
estudio comparado, pues precisamente una de las grandes ocupaciones del estudio comparatista
consiste en exponer y analizar cómo los demás ordenamientos han regulado una determinada
institución con el objeto de proponer soluciones e innovaciones que han sido comprobadas en otras
realidades jurídicas.

Este trabajo aspira a ser útil, también, al estudio de los laboralistas extranjeros que se
interesen en el estudio de esta institución y es por esta razón que al inicio del capítulo uno
empezamos por dar una introducción acerca de la prescripción general en Chile, la cual es
fundamental para comprender a la prescripción laboral, ya que la primera es supletoria de la segunda
en numerosos puntos.

Luego, en el párrafo segundo del primer capítulo entramos a estudiar la legislación laboral
aplicable en Chile; cuál es la regla general y su alcance; cuáles son las diversas tesis interpretativas que
existen sobre la materia, haciendo un análisis de cada una, y, en definitiva, planteando los diversos
problemas que se producen en la aplicación de la mencionada regla general.

En el segundo capítulo nos referimos brevemente a la exposición del régimen actual en


materia de prescripción laboral de algunos países de Latinoamérica, para luego analizar las reglas
fundamentales de prescripción, a la luz de nuestra legislación. Los países objeto de este estudio son,
en definitiva: Uruguay, Colombia, Perú, Guatemala y Venezuela. Este análisis pone especial énfasis en
los siguientes puntos: similitud entre los diversos regímenes, similitud con nuestro régimen y,
principalmente, cuál de todos estos protege más eficazmente los derechos de los trabajadores.
CAPÍTULO I

LA PRESCRIPCIÓN LABORAL EN EL DERECHO


CHILENO

2. Consideraciones previas

En este capítulo abordaremos únicamente los problemas que se producen en la aplicación


de la regla general en materia de prescripción laboral, por lo que excluimos de este estudio el análisis
de las demás reglas específicas de prescripción establecidas tanto en el mismo Código del Trabajo
como en leyes especiales.

Sin perjuicio de lo anterior, más adelante se expone y analiza la discrepancia jurisprudencial


acerca de cuáles serían las reglas aplicables tratándose de derechos laborales contenidos en leyes
especiales que no tienen su propia norma de prescripción.

Y por último, queremos señalar la importancia de hacer una breve exposición de las normas
generales de prescripción extintiva establecidas en el Código Civil, con particular atención a las que
regulan las denominadas prescripciones de corto tiempo, ya que éstas tienen una importancia
fundamental para el derecho laboral como veremos más adelante.
PÁRRAFO I

DE LA PRESCRIPCIÓN EXTINTIVA EN GENERAL

3. Generalidades

Dentro del ordenamiento jurídico chileno encontramos que la “prescripción general”


aparece definida legalmente. Esta definición está contenida en el Libro IV Tít. XLII art. 2492 del
Código Civil, y señala:

“Art. 2492. La prescripción es un modo de adquirir las cosas ajenas, o de extinguir las acciones y
derechos ajenos, por haberse poseído las cosas o no haberse ejercido dichas acciones y derechos durante
cierto lapso de tiempo, y concurriendo los demás requisitos legales.

Una acción o derecho se dice prescribir cuando se extingue por la prescripción.”

A partir de esta definición es claro que el legislador ha hecho la distinción entre dos tipos de
prescripción.

Empieza por referirse a la prescripción adquisitiva, también denominada usucapión. Y luego se


refiere a la prescripción extintiva o también conocida como liberatoria.

Si ordenamos esta norma para separar cada tipo de prescripción, se desprende que el
legislador ha dicho lo siguiente:

La prescripción adquisitiva, es un modo de adquirir las cosas ajenas, por haberse poseído las
cosas durante un cierto lapso de tiempo y concurriendo los demás requisitos legales.

La prescripción extintiva, es un modo de extinguir las acciones y derechos ajenos, por no


haberse ejercido dichas acciones durante cierto lapso de tiempo y concurriendo los demás requisitos
legales. Se encuentra regulada de manera particular en el párrafo 3ro del Tít. XLII del Libro IV del
C.C. en los arts. 2514 y siguientes.

Una vez aclarado este punto, debemos señalar que el presente trabajo se refiere únicamente
al estudio de la prescripción extintiva, pues este tipo de prescripción es el que interesa en la materia
regulada en nuestro Código del Trabajo.
Lo anterior es sin perjuicio de la mención de las reglas comunes a toda prescripción que se
señalan más adelante.

4. Fundamento

Respecto del fundamento de la prescripción, como institución jurídica en general, debemos


señalar que ya no resulta ser un tema tan discutido como antes, y que en general se valora y justifica
su aplicación con sobradas razones.

Actualmente no existe motivo alguno que pudiera convencernos de su inconveniencia, y ello


se debe principalmente a la seguridad jurídica que aporta al ordenamiento jurídico en general. De
hecho, la seguridad jurídica resulta determinante al momento de tomar una decisión, sobre todo en
lo referente al ámbito patrimonial. La rapidez de los negocios y la certeza que demandan las múltiples
relaciones jurídicas que se dan en el mundo actual exigen el establecimiento de un término general
que obligue a los sujetos a determinarse en un sentido u otro, de lo contrario, el transcurso del
tiempo, acompañado de la diligencia -o según otros, de la astucia o del solo oportunismo de la otra
parte-, harán que la situación jurídica que antes estaba inconclusa, permanezca firme en el tiempo. En
efecto, la prescripción corre a favor y en contra de las partes, pero finalmente pone orden a las
relaciones jurídicas indefinidas en el tiempo.
Atrás quedaron discordantes opiniones como por ejemplo la del poeta y jurista alemán
Enrique Heine, conocido por haber dicho que sólo un pueblo como el romano, formado por
bandidos y picapleitos era capaz de inventar la prescripción y consagrarla en sus leyes, y añadía que
“cien años de injusticia no hacen un año de justicia”.

Si bien el razonamiento de justicia expuesto por este autor es válido, bien podemos afirmar
–a favor de esta institución- que en realidad no resulta tan injusta, ya que de todas formas la
prescripción tiene un aliento de justicia, cual es, premiar la diligencia del deudor y castigar la desidia
del acreedor.

Por último quisiéramos señalar un último argumento, en palabras de Pothier, “no puede ser
eterno el cuidado del deudor en conservar los recibos que prueben el pago”1. En efecto resulta
imposible concebir un ordenamiento jurídico sin la prescripción, pues supondría la obligación

                                                                                                                       
1
  JOSSERAND   LOUIS,   “Tratado   de   las   obligaciones”,   I   parte,   Edit.   Bosch   y   Cía.,   trad.   esp.,   Barcelona,   1953,   p.  
2002.  
permanente del deudor y de todos sus herederos, de conservar los recibos de pago y los medios de
prueba en general, que acrediten el cumplimiento de las obligaciones, porque de lo contrario, en
cualquier tiempo el acreedor o sus herederos podrían exigir el cumplimiento de la obligación sin que
le puedan oponer nunca la excepción de prescripción, la cual resulta más útil que injusta.

5. Reglas comunes a toda prescripción

Sobre este punto existen muchos tratados, libros y en general una basta cantidad de obras,
pero en este trabajo haremos una breve síntesis sobre las tres reglas que existen sobre la materia,
que son las siguientes:

6. La prescripción corre a favor y en contra de toda clase de personas

Así lo dispone el art. 2497 del C.C:

“Art. 2497. Las reglas relativas a la prescripción se aplican igualmente a favor y en contra del Estado,
de las iglesias, de las municipalidades, de los establecimientos y corporaciones nacionales, y de los individuos
particulares que tienen la libre administración de lo suyo.”

Lo anterior significa simplemente que la prescripción no atiende a la calidad de los


individuos, sean personas naturales o jurídicas, de derecho público o privado.

Sin embargo, esta norma tiene una excepción general, y ella consiste en que la prescripción
se suspende a favor de determinadas personas, pero más adelante explicaremos con mayor detalle en
qué consiste la suspensión.

7. La prescripción debe ser alegada y declarada judicialmente

Al llegar al paralelo entre caducidad y prescripción, veremos que ésta es una gran diferencia
con la caducidad, ya que esta última opera ipso iure, es decir, de pleno derecho, sin necesidad de
declaración judicial, mientras que la prescripción debe ser alegada, así lo señala expresamente el art.
2493 del C.C:

“Art. 2493. El que quiera aprovecharse de la prescripción debe alegarla; el juez no puede declararla
de oficio.”
Sin embargo, hay casos en los cuales el juez está obligado a declararla de oficio, y esas
excepciones a la regla son las siguientes:

a) Tratándose de la prescripción de la acción penal,

b) de la prescripción de la pena, y finalmente

c) respecto de la prescripción de la acción ejecutiva, cuando la obligación conste en un título


ejecutivo que tenga más de 3 años de antigüedad desde que aquél se hizo exigible, según lo estipula el
art. 442 del C.P.C.

Como podemos apreciar, el juez no está obligado a declararla tratándose de un juicio del
trabajo, el cual opera mediante un procedimiento que debería seguir todos los principios que orientan
al derecho laboral, como por ejemplo el principio pro operario. En vez de eso, el legislador ha optado
por aplicar las reglas comunes a la prescripción laboral, reglas que como sabemos, se fundan en una
igualdad y espontaneidad entre las partes, cuestión que no sucede en el derecho laboral, razón por la
cual éste tiene un carácter tutelar respecto del trabajador2. En todo caso, éste es un tema que se
abordará con mayor profundidad más adelante.

8. La prescripción puede ser renunciada

La prescripción puede renunciarse, de forma tácita o expresa, pero sólo una vez que el
tiempo de prescripción respectivo se haya cumplido, lo cual se hace efectivo mediante la
manifestación de voluntad del prescribiente en dicho sentido. Esto se verá con mayor claridad una
vez que analicemos la interrupción de la prescripción la cual es una situación distinta a la renuncia.

Esta regla se encuentra consagrada en los arts. 2494, 2495 y 2496 del C.C:

“Art. 2494. La prescripción puede ser renunciada expresa o tácitamente; pero sólo después de
cumplida. Renúnciase tácitamente, cuando el que puede alegarla manifiesta por un hecho suyo que reconoce el
derecho del dueño o del acreedor; por ejemplo, cuando cumplidas las condiciones legales de la prescripción, el
poseedor de la cosa la toma en arriendo, o el que debe dinero paga intereses o pide plazo.”

“Art. 2495. No puede renunciar la prescripción sino el que puede enajenar.”

                                                                                                                       
2
 ROJAS  MONTECINO,  Javier,  “Dualidad  de  plazos  de  prescripción  en  materia  laboral”,  Memoria,  Universidad  de  
Talca,  Talca,  2004,  p.  29  
“Art. 2496. El fiador podrá oponer al acreedor la prescripción renunciada por el principal deudor.”

Por lo tanto, para que opere la renuncia se requiere de la concurrencia de dos elementos, a
saber:

a) Que el prescribiente tenga capacidad de enajenar, y

b) Que se haya cumplido el tiempo de prescripción previsto, porque de lo contrario la manifestación


del prescribiente significaría una forma de interrupción natural.

Es importante destacar que la renuncia a la prescripción es de efectos relativos, es decir, si


sólo uno de varios prescribientes renuncia a ella no afecta a los demás, quienes pueden seguir
prescribiendo y llegar a adquirir la cosa ajena o extinguir las acciones y derechos ajenos reuniendo los
demás requisitos legales.

Finalmente el efecto de la renuncia de la prescripción es que el prescribiente no adquiere la


cosa o bien no extingue las acciones y derechos ajenos, de manera que la cosa, o los derechos y
acciones de la otra parte, permanecen indemnes en su patrimonio.

9. Requisitos de la prescripción extintiva en particular

Para que opere la prescripción extintiva básicamente se requiere de la concurrencia de tres


requisitos, a saber:

a) La acción debe ser prescriptible

b) Debe existir una inactividad entre las partes, es decir un silencio en la relación jurídica, y
finalmente

c) El transcurso de un cierto lapso de tiempo

10. La acción debe ser prescriptible

En general, se ha entendido que la regla general es que todas las acciones y derechos
prescriben. Por lo tanto, se requiere de norma expresa que se pronuncie en sentido contrario para
que una acción no sea prescriptible.
Un ejemplo clásico de acción imprescriptible es el que se refiere a la acción de partición3,
consagrada en el art. 1317 del C.C. que señala:

“Art. 1317. Ninguno de los coasignatarios de una cosa universal o singular será obligado a
permanecer en la indivisión; la partición del objeto asignado podrá siempre pedirse con tal que los coasignatarios
no hayan estipulado lo contrario.”

11. Debe existir una inactividad entre las partes, es decir un silencio en la
relación jurídica

Este silencio debe ser mutuo, y desde el punto de vista de cada parte, se manifiesta de
diferentes maneras.

Respecto del acreedor, significa que éste no requiera el cobro de sus créditos en contra del
deudor, lo que normalmente hará demandándolo, lo cual producirá el efecto de interrumpir el curso
de la prescripción, y conforme al art. 2518 inc. final del C.C., esta forma de interrumpir se denomina
interrupción civil.

En relación al deudor, este silencio se manifiesta en una constante omisión de su parte, en el


sentido de que éste no reconozca su deuda para con el acreedor, porque si así lo hiciese, operaría
una forma de interrupción denominada interrupción natural, que puede ser expresa o tácita. A ella se
refiere el art. 2518 inc. 2 del mencionado Código.

12. El transcurso de un cierto lapso de tiempo

Finalmente el elemento más importante y que caracteriza a la prescripción es el transcurso


del tiempo, lo cual queda de manifiesto en la norma que define a la prescripción extintiva, a saber:

“Art. 2514. La prescripción que extingue los derechos y acciones ajenos exige solamente cierto lapso
de tiempo durante el cual no se hayan ejercido dichas acciones.”

“Se cuenta este tiempo desde que la obligación se haya hecho exigible.”

Siguiendo al prof. Hernán Troncoso Larronde, debemos observar que en relación con este requisito
deben analizarse los siguientes puntos:

                                                                                                                       
3
  Sobre   la   clásica   denominación   de   “acción   de   partición”   hay   autores   que   señalan   lo   siguiente:   “La  
denominación   de   acción   de   partición   da   la   idea   que   siempre   tendrá   que     intervenir   la   justicia,   lo   que   no   es  
cierto.   En   ese   sentido   sería   más   propio   hablar   de   derecho   de     pedir   la   partición.”   LECAROS   Z.,   Raúl,   “Curso  
práctico  de  particiones”,  Fac.  de  Derecho,  Universidad  Adolfo  Ibáñez,  Santiago,  2008,  p.  3  
a) Momento en que comienza a correr el plazo de prescripción,
b) Forma de contar dicho plazo, y
c) Modificación de plazos de prescripción

13. Momento en que comienza a correr el plazo de prescripción

De acuerdo a la norma que recién citamos, el momento desde el cual empieza a correr el
plazo de prescripción es desde que la obligación se haya hecho exigible, y para saber cuándo una
obligación se ha hecho exigible, es necesario previamente distinguir a qué clase de obligación se
refiere, y por lo tanto hay que distinguir:

a) Tratándose de obligaciones puras y simples, desde que el acto o contrato quede perfeccionado.

b) Tratándose de obligaciones sujetas a condición, desde que la condición se cumple.

c) Tratándose de obligaciones sujetas a plazo, desde que se cumple el plazo, y finalmente

d) Tratándose de una obligación de no hacer, desde que ocurre la contravención.

Sin embargo, existen ciertas excepciones al citado art. 2514 inc. final, así hay casos en que el
plazo de prescripción empieza a correr inmediatamente desde que quede perfeccionado el acto o
contrato. Así ocurre, por ejemplo, con el pacto comisorio en el contrato de compraventa conforme
lo dispone el art. 1880 del C.C., o con la acción pauliana, consagrada en el art. 2468 nº 3 del C.C.

En este segundo requisito es necesario señalar que al ser el plazo un elemento esencial de la
prescripción, en la práctica, cuando se alega, debe expresarse de un modo preciso el tiempo desde el
cual ha debido a comenzar el curso del plazo prescriptivo. Así la jurisprudencia nacional ha señalado
en un recurso de casación lo siguiente: El plazo es un elemento esencial en la prescripción extintiva y debe
estimarse que no se señala debidamente al referirse en forma global al tiempo transcurrido en la frase “ya
cerca de 10 años”. Tal escrito en que se hace valer la excepción de prescripción no cumple con la exigencia
del art. 465 del C.P.C.4

                                                                                                                       
4
 MORENO  SEGUEL,  Mónica,  Ob.  cit.,  p.  16  
14. Forma de contar el plazo de prescripción

Respecto del cómputo no cabe más que aplicar las normas que están dadas en los arts. 48,
49 y 50 del C.C. En este sentido los plazos han de ser completos, correrán hasta la medianoche del
último día del plazo y por último se comprenderán los días feriados.

15. Modificación de los plazos de prescripción

La doctrina y jurisprudencia en general están contestes en que las normas que regulan la
prescripción son de orden público y de derecho estricto. Por lo tanto, en principio es de concluir que
ellas escapan al dominio de la autonomía de la voluntad, quedando las partes impedidas de alterarlas5.

De acuerdo a lo anterior la doctrina ha entendido que son contrarias a la ley las


estipulaciones que amplíen los plazos de prescripción, pues se estima que ello significaría una renuncia
anticipada de la prescripción, lo cual está expresamente prohibido en el art. 2494 que señala:

“Art. 2494. La prescripción puede ser renunciada expresa o tácitamente; pero sólo después de
cumplida.”

Se plantea la duda respecto de las estipulaciones que tengan por objeto disminuir los plazos
de prescripción, y en general se ha aceptado respecto de ciertos casos que la ley regula
expresamente.6

En síntesis, para que opere la prescripción extintiva, se deben reunir los siguientes
requisitos:

a) que la acción sea prescriptible,

                                                                                                                       
5
  En   este   sentido,   la   Corte   Suprema   ha   dicho:   “Los   plazos   de   prescripción   de   derechos   sólo   pueden   ser  
establecidos  en  virtud  de  una  ley  que,  por  su  rango,  puede  fijar  plazos  distintos  a  los  del  derecho  común.  No  
pueden  ser  establecidos  por  reglamentos.  La  normativa  de  la  prescripción  es  de  orden  público,  y  en  este  ámbito  
la   regulación   es   de   derecho   estricto,   es   decir,   los   elementos   que   la   configuran  –y   el   plazo   es   el   principal-­‐   son  
fijados  precisamente  por  la  ley,  sin  que  disposiciones  de  menor  rango  puedan  alterarlos  o  sustituirlos.  
  De  aquí  que  sólo  por  ley  pueden  fijarse  plazos  de  prescripción  distintos  a  los  establecidos  en  las  normas  
comunes.  RIOSECO  ENRIQUEZ,  Emilio,  “La  prescripción  extintiva  ante  la  jurisprudencia”,  Edit.  Jurídica  de  Chile,  
2da  Ed.,  2004,  p.  30  
6
  En   este   sentido   la   Corte   Suprema   ha   señalado:   La   autonomía   de   la   voluntad   está   limitada   a   los   casos   de  
excepción,  en  que  la  ley  especialmente  autoriza  una  reducción,  como  sucede  en  los  arts.  1880  y  1885  del  C.C.  
Ibídem.  
b) que haya habido un silencio o inactividad jurídica ininterrumpida entre las partes,

c) que haya transcurrido el lapso de tiempo previsto por la ley,

y además agregamos un requisito común a toda prescripción que ya mencionamos:

d) la prescripción debe ser alegada.

16. Clasificación

Aunque el C.C. no lo dice de forma expresa, es fácil notar que existen distintas clases de
prescripción extintiva, atendiendo al lapso de tiempo por la ley exigido.

De este modo, la doctrina clásica ha hecho una distinción basada en el tiempo de cada
prescripción, lo cual tiene como importancia práctica determinar las normas a que ellas quedarán
sujetas para efectos de su interrupción y suspensión, situaciones que se analizarán en el siguiente
apartado.

Esta clasificación comprende básicamente tres clases de prescripción extintiva, a saber:

a) Prescripción de largo tiempo.

b) Prescripción de corto tiempo, y finalmente

c) Prescripción especial.

17. Prescripción de largo tiempo

El plazo de esta clase de prescripción se encuentra establecido en el párrafo tercero,


titulado “De la prescripción como medio de extinguir las acciones judiciales”, y su término se
encuentra indicado en el art. 2515 del C.C. que señala:

“Art. 2515. Este tiempo es en general de tres años para las acciones ejecutivas y de cinco para las
ordinarias.
La acción ejecutiva se convierte en ordinaria por el lapso de tres años, y convertida en ordinaria
durará solamente otros dos.”

Como se aprecia el legislador ha hecho una distinción entre acciones ordinarias y ejecutivas,
lo cual nos obliga a hacer una subdistinción.

Para entender en qué consiste cada una es necesario aclarar, antes que todo, cuáles son las
acciones ejecutivas.

Por acciones ejecutivas entendemos que son “aquéllas que emanan de un acto que consta de un
título ejecutivo y que pueden hacerse valer de acuerdo al procedimiento ejecutivo.”7 Ahora bien, para saber
cuáles son aquéllas que constan de un título ejecutivo, debemos aclarar que sólo la ley puede
establecer qué títulos tienen tal carácter, lo cual queda ajeno a la voluntad de las partes quienes no
pueden crear títulos ejecutivos.

Por lo tanto, acción ordinaria será aquella que no goce de tal carácter, es decir, aquella que
deberá impetrarse necesariamente a través de un procedimiento declarativo.

De este modo, la regla general en materia de prescripción es el plazo que se establece en el


art. 2515 inc. 1, es decir, 5 años para las acciones ordinarias y 3 años para las ejecutivas. De manera
que si se alega otro plazo, éste debe constar de forma expresa en la ley, ya que ésta es la regla
general. En este sentido la Corte de Apelaciones de Santiago ha entendido que: “Son acciones
ordinarias de largo tiempo todas las que provienen de los contratos o de la ley y que no tienen señalado un
plazo breve de prescripción (art. 2515 del C.C.) Se oponen a las acciones ejecutivas las que prescriben en
corto tiempo, establecidas en los arts. 2521 y 2522 del mismo Código, y a las acciones especiales de corto
tiempo cuya prescripción se dispone en los respectivos títulos del Código.”

Y respecto de las prescripciones establecidas en leyes especiales o ajenas al Código Civil,


añade lo siguiente: “Aparte de las anteriores (acciones), están las acciones que atribuyen leyes especiales,
sea que fijen un plazo propio de prescripción o que al respecto haya que remitirse al derecho común.” Es
decir, si se consagra una acción en una ley especial, hay que remitirse al plazo de prescripción por ella
fijado, y en caso de no existir tal norma, hay que remitirse a la regla general contenida en el art. 2515.

18. Respecto de la acción ejecutiva es necesario hacer los siguientes alcances:

                                                                                                                       
7
 MORENO  SEGUEL,  Mónica,  Ob.  cit.,  p.  19  
a) No es propiamente la acción de cobro la que prescribe, sino que su mérito ejecutivo, es decir,
como señala la norma, una vez transcurridos 3 años desde la exigibilidad del título ejecutivo, ella
subsiste, pero no en el mismo carácter, sino que como ordinaria.

b) Que el plazo de prescripción de este tipo de acciones comienza a correr desde que el título se
hace exigible y no desde que se reconoció la deuda. Sin embargo, también se ha fallado en sentido
contrario:

“Si el título revistió la calidad de ejecutivo desde que se le tuvo por auténtico e íntegro, es a partir de tal fecha
que debe empezar a contarse el término de prescripción de la acción ejecutiva.

Procede entonces desechar la excepción de prescripción de la ejecutividad del título si desde que adquirió tal
calidad no ha transcurrido el plazo que se precisa para extinguirla8.

Lo cual es erróneo. Al respecto el prof. Emilio Rioseco Enríquez comenta lo siguiente:

“Disentimos de esta doctrina. Hay jurisprudencia mayoritaria en sentido contrario.


La autenticación del título –instrumento privado- por reconocimiento de firma no constituye un título ejecutivo
nuevo y distinto al que conforma el instrumento reconocido, de modo que la exigibilidad de la obligación que fija la fecha inicial
del plazo de prescripción ha debido establecerse en base al contenido del instrumento y no desde la fecha del reconocimiento
de firma.
El art. 2514 inc. 2 del C.C. dispone que el plazo de prescripción se cuenta desde que la obligación se haya hecho
exigible, regla que es aplicable sea la acción ejecutiva u ordinaria, con la especialidad que señala el art. 2524 para ciertas
prescripciones de corto tiempo. Son normas de derecho sustantivo.
Pero el lapso es distinto según que el acreedor haga valer una acción ejecutiva u ordinaria, aspecto procesal que sólo
determina la duración del plazo (art. 2515 del mismo Código).
No se opone a esta conclusión el art. 442 del C.P.C. porque “la subsistencia de la acción ejecutiva” a que se refiere
supone otro título ejecutivo distinto a aquél en que consta la obligación prescrita y no es el caso en análisis, en que hay un solo
título ejecutivo: el instrumento autenticado por el reconocimiento de la firma.”9

c) Cuando señalamos los requisitos comunes a toda prescripción dijimos que uno de ellos era que
debe ser alegada, y que el juez no puede declararla de oficio, salvo en tres casos que ya mencionamos,
y uno de ellos se refiere precisamente a la acción ejecutiva.

Con todo, debemos observar una vez más que ésta es la regla general, y que por lo tanto,
existen excepciones en las cuales el legislador ha previsto plazos más breves para otra clase de
acciones, como la que emana del pagaré y de la letra de cambio, por citar algunos ejemplos.
                                                                                                                       
8
 En  Recurso  de  Casación  del  20  de  mayo  de  1971,  Rev.,  T.  68,  Sec.  1ra,  p.  143,  citado  por  RIOSECO  ENRÍQUEZ,  
Emilio,  Ob  cit.  p.  91  
9
 RIOSECO  ENRÍQUEZ,  Emilio,  Ob.  Cit.  p.  91  
19. Prescripción de corto tiempo

Como dijimos anteriormente, la prescripción extintiva de largo tiempo es la regla general, y


su excepción es la de corto tiempo. Ella se refiere a los casos señalados en el párrafo 4to del tít. XLII
del Libro IV del C.C., en los arts. 2521 y ss. Es necesario hacer hincapié en que los casos que allí se
indican no son de carácter taxativo, ya que por ejemplo en la expresión “artículos que despachan al
menudeo”, utilizada en el art. 2522 inc. 1, se comprende todo lo referido a la venta al por menor,
indicación suficientemente amplía para abarcar un sin número de situaciones.10

Se pueden definir como “aquellas acciones que, sin ser ejecutivas, prescriben en un plazo
inferior a cinco años, por disposición expresa de la ley.”11

Estas prescripciones son de un tiempo notablemente inferior a las ya estudiadas, ya que “el
fundamento de las prescripciones de corto tiempo radica en una presunción de pago por parte del
deudor y la carencia de prueba escrita justifica que se otorguen al acreedor facilidades para destruir
dicha presunción”12

En este sentido, la Corte de Apelaciones de Valparaíso ha dicho que “las prescripciones de corto
tiempo, entre las que figura la prevista en el inc. 2 del art. 2522 del C.C., están fundadas en una presunción de
pago inmediato y realizado del precio de los servicios que se prestan periódica o accidentalmente, sin que medie
contrato escrito, como son los casos que por vía ejemplar enuncia dicho precepto.
La brevedad del plazo prescriptivo se funda en el hecho de que estos servicios se pagan una vez
realizados, de modo que no hay razón para hacer subsistir la acción por un largo tiempo, ya que se presume

                                                                                                                       
10
  “La   expresión   “al   menudeo”   que   emplea   el   art.   2522   del   C.C.,   según   el   uso   general   del   vocablo,   debe  
entenderse   como   venta   al   por   menor,   es   decir,   en   cantidades   mínimas,   menudas,   de   poca   monta,   en  
contraposición  a  la  venta  de  cantidades  grandes  y  en  partidas  de  considerable  volumen  e  importancia.  Ello  sea  
que  el  comerciante  venda  o  no,  directa  y  habitualmente  al  consumidor.  En  otros  términos,  no  es  determinante  
para  la  calificación  el  hecho  de  que  el  comerciante  en  su  giro  sea  mayorista  o  minorista.”  RIOSECO  ENRÍQUEZ,  
Emilio,  Ob.  cit.  p.  100  
11
  SANHUEZA   BARRERA,   Ximena,   “Estudio   crítico   de   la   jurisprudencia   recaída   en   las   prescripciones   de   corto  
tiempo”,  Edit.  Universitaria,  Santiago,  1962,  p.  10,  citado  por  MORENO  SEGUEL,  Mónica,  Ob.  cit.,  p.  21    
12
  ELLENBERG   OYARCE,   Carlos,   “Acerca   de   la   remisión   normativa   en   la   interrupción   civil   de   la   prescripción  
extintiva   laboral.   Reflexiones   críticas”,   en   “Revista   de   Derecho   Universidad   Austral   de   Chile”,   Valdivia,   v.   XXII  
2009,  p.  101  
 
el pago. En ellos no media generalmente un contrato escrito y se caracterizan por la índole accidental o
discontinua de la prestación.”13

Las normas que regulan las prescripciones de corto tiempo son las siguientes:
“Art. 2521. Prescriben en tres años las acciones a favor o en contra del Fisco y de las
Municipalidades provenientes de toda clase de impuestos.
Prescriben en dos años los honorarios de jueces, abogados, procuradores; los de médicos y
cirujanos; los de directores o profesores de colegios y escuelas; los de ingenieros y agrimensores, y en general,
de los que ejercen cualquiera profesión liberal.”

“Art. 2522. Prescribe en un año la acción de los mercaderes, proveedores y artesanos por el precio
de los artículos que despachan al menudeo.
La de toda clase de personas por el precio de servicios que se prestan periódica o accidentalmente;
como posaderos, acarreadores, mensajeros, barberos, etc.”

“Art. 2523. Las prescripciones mencionadas en los dos artículos precedentes corren contra toda
clase de personas, y no admiten suspensión alguna.
Interrúmpense:
1.° Desde que interviene pagaré u obligación escrita, o concesión de plazo por el acreedor;
2.° Desde que interviene requerimiento.
En ambos casos sucede a la prescripción de corto tiempo la del artículo 2515.”

“Art. 2524. Las prescripciones de corto tiempo a que están sujetas las acciones especiales que nacen
de ciertos actos o contratos, se mencionan en los títulos respectivos, y corren también contra toda persona; salvo
que expresamente se establezca otra regla.”

Atendiendo al tiempo de cada una de estas prescripciones tenemos que existen básicamente
cuatro tipos de prescripciones de corto tiempo:
a) prescripción de tres años,
b) prescripción de dos años,
c) prescripción de un año, y
d) prescripciones especiales

20. Prescripción de tres años

Se encuentra consagrada en el art. 2521 inc. 1 del C.C:


“Art. 2521 inc. 1: Prescriben en tres años las acciones a favor o en contra del Fisco y de las
Municipalidades provenientes de toda clase de impuestos.”
El campo de aplicación de esta norma es limitado, pues sólo rige las acciones a favor o en

                                                                                                                       
13
 RIOSECO  ENRÍQUEZ,  Emilio,  Ob.  cit.  p.  99  
contra de las municipalidades y el fisco, y respecto solamente de obligaciones provenientes de
impuestos.
Por último conviene señalar que esta norma de prescripción es la regla general en materia
de prescripciones tributarias y por lo tanto, no tiene aplicación cuando existe una norma especial que
señala una regla de prescripción diversa.14

21. Prescripción de dos años

Se encuentra establecida en el inc. 2 del art. 2521 que señala:


“Art. 2521 inc. 2: Prescriben en dos años los honorarios de jueces, abogados, procuradores; los de
médicos y cirujanos; los de directores o profesores de colegios y escuelas; los de ingenieros y agrimensores, y en
general, de los que ejercen cualquiera profesión liberal.”

Esta norma es de gran utilidad en la práctica, ya que es la regla general respecto de los
honorarios que se generen en el ejercicio de cualquier profesión liberal, por lo tanto la norma no es
taxativa, ya que las profesiones que menciona son simplemente ejemplificaciones, por lo que es
aplicable, en general, a todos quienes ejerzan una profesión liberal. Sin perjuicio de que en algunos fallos
se haya estimado que su aplicación debe ser restrictiva por tratarse de una norma especialísima. En este
sentido la Corte de Apelaciones de Valparaíso ha dicho que:
“El inc. 2 del art. 2521 del C.C. contempla una especialísima prescripción de corto tiempo. Su alcance
debe interpretarse restrictivamente y, dado que no incluye a los peritos, es lícito concluir que están fuera de su
órbita.
Los peritos, en cuanto tales, no ejercen una profesión liberal propiamente dicha, que exige un título
profesional o universitario con su característica básica de tratarse de un desempeño regular, permanente,
continuado; sino que de manera accidental y esporádica cumplen el encargo específico que les encomienda un
tribunal.”15

Por lo tanto, para que tenga aplicación es necesario que:


1.- Se trate de honorarios. Y debe tratarse de honorarios en sentido estricto, quedando fuera
                                                                                                                       
14
 En  este  sentido,  la  Corte  Suprema  ha  entendido  que:  “La  regla  general  del  art.  2521  del  C.C.  debe  ceder  en  los  
casos   en   que   la   extinción   de   la   acción   está   regida   por   una   regla   especial   diversa,   como   ocurre   tratándose   de  
acciones  relativas  a  materias  tributarias  que  se  rigen  por  el  Código  Tributario  y  demás  leyes  de  este  carácter  y  
sólo  en  su  defectos  por  las  normas  del  derecho  común,  según  lo  disponen  los  arts.  1,  2,  115  y  124  de  este  último  
Código.  
15
 RIOSECO  ENRÍQUEZ,  Emilio,  Ob.  cit.,  pp.  100  y  101  
otro tipo de estipendios o desembolsos. De hecho, “se ha resuelto que el corredor de propiedades
cobra una comisión y no un honorario, por lo que su acción prescribe según las reglas generales y no
por las de corto tiempo.” (CA de Santiago, 20 de noviembre 1998, Rev., t. 95, sec. 2da, p. 86).16
2.- Los honorarios deben haberse causado en el ejercicio de una profesión liberal, por lo tanto
deben corresponder a la prestación profesional, las que son de carácter espontáneo y accidental. En
este sentido, la Corte Suprema conociendo de un recurso de casación ha resuelto que:
“La prescripción extintiva de dos años no es aplicable a las remuneraciones de quienes ejercen
profesiones liberales en beneficio de terceros que les pagan periódica y regularmente una cantidad
determinada que se ha fijado por convenio de las partes o por preceptos legales expresos. Sólo se aplica
a los honorarios devengados por el profesional que preste sus servicios accidental e independientemente a
uno o más clientes y sin relación de dependencia ni deberes u obligaciones inherentes a esta relación.
El servicio prestado por personas que carecen de título profesional confiere acción que se
extingue de acuerdo con las reglas generales de la prescripción.”17
Respecto del citado fallo, el prof. Emilio Rioseco señala lo siguiente:
“Tratándose de una prescripción especial no puede aplicarse a las acciones de cobro de honorarios por
servicios causados en preceptos legales o en contratos de trabajo, respecto a los cuales rigen ya las reglas
generales de prescripción, ya las especiales relativas a la relación laboral”18

Es decir, esta norma de prescripción se funda en supuestos muy diversos a los que exige la
norma de prescripción laboral, por lo que teniendo cada una claramente delimitado su campo de acción,
en general no ha habido discrepancia jurisprudencial al momento de determinar la norma de
prescripción aplicable ante una situación concreta.
Respecto de cuando empieza a correr el plazo de prescripción, se ha entendido que comienza
desde que se han dejado de prestar los servicios profesionales. En este sentido la Corte Suprema ha
señalado que “el plazo de prescripción para el cobro de honorarios profesionales del abogado debe empezar a
contarse desde el día en que el actor dejó de prestar servicios permanentes.”19
Un último punto sobre este tipo de prescripción es determinar desde cuando empieza a
correr el plazo de prescripción cuando se ha efectuado la prestación de servicios en más de una
oportunidad y en forma continua. Se ha entendido que en este caso la prescripción empieza a correr
desde que finaliza la última prestación de servicios, en este sentido, a propósito de la entrega
ininterrumpida de informes periciales, la Corte de Apelaciones de Chillán ha señalado que: “En el caso

                                                                                                                       
16
 RIOSECO  ENRÍQUEZ,  Emilio,  Ob.  cit.,  p.  101  
17
 RIOSECO  ENRÍQUEZ,  Emilio,  Ob.  cit.,  p.  101  
18
 Ibídem  
19
 RIOSECO  ENRÍQUEZ,  Emilio,  Ob.  cit.,  p.  103  
de informes periciales médicos emitidos a través de servicios ininterrumpidos, el plazo de prescripción para el
cobro de los honorarios empieza a correr desde la fecha del último informe pericial.” 20

22. Prescripción de un año

A ella se refiere el art. 2522 del C.C. que señala:


“Art. 2522. Prescribe en un año la acción de los mercaderes, proveedores y artesanos por el precio
de los artículos que despachan al menudeo.
La de toda clase de personas por el precio de servicios que se prestan periódica o accidentalmente;
como posaderos, acarreadores, mensajeros, barberos, etc.”

Este es el plazo de prescripción más breve de todas las prescripciones de corto tiempo que
hemos analizado, y el fundamento de ello es que, atendida la norma recién transcrita, puede observarse
que, en general, se trata de obligaciones cuya cuantía es generalmente menor, por lo que el legislador ha
fijado un tiempo acorde con dicha realidad. En este sentido el legislador ha sido coherente al fijar un
plazo de prescripción de 2 años para la prescripción adquisitiva (también llamada usucapión), de bienes
muebles y de 5 años tratándose de los bienes raíces.
Respecto de la expresión “menudeo” la Real Academia de la Lengua Española lo define como
“venta al por menor”. Por lo tanto, para que tenga aplicación esta norma es necesario que:
1.- se trate de servicios que se presten en forma periódica o accidental, y que
2.- no se trate de los casos señalados en el art. 2521 inc. 2

23. Prescripciones especiales

A este tipo de prescripción se refiere el art. 2524 del C.C:


“Art. 2524. Las prescripciones de corto tiempo a que están sujetas las acciones especiales que nacen de
ciertos actos o contratos, se mencionan en los títulos respectivos, y corren también contra toda persona; salvo
que expresamente se establezca otra regla.”

Respecto de esta norma hay que tener presente básicamente dos aspectos:
1.- son prescripciones de corto tiempo, pues está contenida en el párrafo que lleva tal denominación, y
2.- este tipo de prescripción no se suspende ni se interrumpe, a menos que la ley señale expresamente
lo contrario en el título o párrafo que la regule.
                                                                                                                       
20
 RIOSECO  ENRÍQUEZ,  Emilio,  Ob.  cit.  p.  102  
Finalmente hay que señalar que estas prescripciones especiales están diseminadas por todo
el Código Civil, y a modo de ejemplo señalamos: las acciones posesorias, acción de reforma del
testamento y acción redhibitoria en la venta de cosas muebles.21

24. Interrupción y Suspensión

La interrupción y la suspensión son dos situaciones que tienen por objeto impedir que el tiempo
de prescripción siga corriendo, y de este modo favorece al acreedor y perjudica al deudor ya que
impedirán al prescribiente completar el plazo de prescripción previsto por la ley, cada una, sin embargo,
con efectos y fundamentos muy diversos.
Lo interesante es que la suspensión y la interrupción están presentes en prácticamente
todos los ordenamientos positivos que regulan la prescripción. Incluso en aquellos que son de distinta
familia jurídica. De hecho en el derecho del common law, la prescripción en general, que es conocida
como statute of limitations, también puede ser suspendida e interrumpida, básicamente por los mismos
fundamentos y con los mismos efectos que a continuación estudiaremos.22

25. Interrupción

Si bien no hay un concepto o definición legal de la interrupción en general, se puede


comprender sus fundamentos y efectos a partir de las normas que la establecen.
En general la interrupción es un acto que tiene por objeto detener el curso de algo. Si
consultamos a la Real Academia de la Lengua Española, nos señala que interrumpir es: “cortar la
continuidad de algo en el lugar o en el tiempo.”
Una definición doctrinaria y más completa de interrupción es la siguiente: “son hechos o actos
que tienen por objeto invalidar totalmente el tiempo transcurrido antes de la interrupción, de tal modo,
que aquél se tiene como no sucedido, debiendo empezar a computarse nuevamente.”23

                                                                                                                       
21
 MORENO  SEGUE,  Mónica,  Ob.  cit.,  p.  25  
22
 Véase:  http://www.wjnco.com/newsFile/2008114134711884.PDF;  
http://civillawdictionary.pbworks.com/w/page/15934858/L-­‐Civil-­‐Law;    
http://en.wikipedia.org/wiki/Statute_of_limitations#Prescription;  
http://www.ca8.uscourts.gov/opndir/00/01/991836P.pdf;  y  http://www.callaborlaw.com/archives/new-­‐laws-­‐
legislation-­‐statute-­‐of-­‐limitations-­‐extended-­‐for-­‐discriminatory-­‐pay-­‐claims.html.  Visitado  en  Enero  2011  
23
 RAMÍREZ  GRONDA,  Juan,  “Diccionario  jurídico  actualizado  y  corregido”,  Edit.  Heliasta,  Buenos  Aires,  1998,  p.  
180,  citado  por  Moreno  Seguel,  Mónica,  Ob.  cit.,  p.  26  
De lo anterior tenemos que son actos o hechos que tienen por objeto hacer perder todo el
tiempo transcurrido. Pero en realidad es más que eso, ya que normalmente la interrupción será el cese
de la inactividad del acreedor, y la persecución que éste hace a través de los medios legales. Y de ahí
arranca el fundamento de la interrupción de la prescripción, que es el derecho al cobro del crédito que
le asiste al acreedor y su puesta en marcha.
El efecto es precisamente hacer perder todo el tiempo transcurrido, el cual empieza a
computarse nuevamente desde cero.
Conforme al art. 2518 existen básicamente dos clases de interrupción, la civil y la natural, y a
ellas se refiere el art. 2518 del C.C. que señala:
“Art. 2518. La prescripción que extingue las acciones ajenas puede interrumpirse, ya natural, ya
civilmente.
Se interrumpe naturalmente por el hecho de reconocer el deudor la obligación, ya expresa, ya
tácitamente.
Se interrumpe civilmente por la demanda judicial; salvos los casos enumerados en el art. 2503.”

Para una mejor comprensión de cada una de ellas las estudiaremos por separado.

26. Interrupción natural

El mayor problema que surge respecto de este tipo de interrupción es que no existe una
definición legal de ella sino que simplemente el legislador se refirió diciendo que la prescripción se
interrumpe naturalmente por “el hecho de reconocer el deudor la obligación, ya expresa, ya
tácitamente.” Pero lamentablemente no señaló de qué manera en particular el deudor reconoce la
deuda, refiriéndose solamente de forma muy lejana, mediante las expresiones “expresa o tácitamente”.
Es por esta razón que ha sido la jurisprudencia la que ha dado ciertas pautas o criterios para entender
en la práctica cuándo estamos realmente ante un acto interruptivo de carácter “natural”. En este
sentido, una sentencia de la Corte Suprema ha caracterizado la interrupción natural, diciendo que “el
reconocimiento expreso o tácito del deudor, que da origen a la interrupción natural, manifiesta una voluntad
más o menos espontánea y un deseo de pagar sin violencia, sin demanda ejecutiva o compulsiva, como sucede
en los casos de remesas de dinero en abono de la deuda, las excusas de palabra o por escrito, el mero anuncio
de pago, etc.”24
Algunos ejemplos claros de interrupción que podemos citar son los “casos en que no cabe

                                                                                                                       
24
 BUSTOS  GÓMEZ,  Ricardo,  “La  prescripción  extintiva  ante  la  jurisprudencia”,  Edit.  La  ley,  Santiago,  2004,  Vol.  2,  
p.  547  
duda que es reconocimiento expreso el efectuado en una escritura pública; el contenido en una
declaración del deudor en el juicio; el que emana de un instrumento privado reconocido o mandado
tener por reconocido, en los cuales se diga claramente, sin lugar a dudas, que se reconoce el derecho
del acreedor.”25
Enseguida, para determinar cuándo se produce este tipo de interrupción debemos atender a la
clasificación que ya hicimos sobre las distintas clases de prescripción según el tiempo por la ley exigido.
En este sentido, si la interrupción natural es respecto de una prescripción de largo tiempo, la
regla está dada en el art. 2518 del C.C. que señala que se “interrumpe naturalmente por el hecho de
reconocer el deudor la obligación, ya expresa, ya tácitamente”.
De lo anterior es posible observar que la forma de interrumpir las prescripciones de largo
tiempo es bastante amplia y no se requiere necesariamente de una demanda judicial.
Por último hay que notar que la interrupción natural tácita es distinta a la renuncia tácita de la
prescripción, ya que en la primera, el tiempo para que opere la prescripción aún no se ha completado,
mientras que en la segunda, es requisito sine qua non que el plazo se haya cumplido.

Respecto de la interrupción natural para las prescripciones de corto tiempo, la regla está dada
por el art. 2523 del C.C. que señala:
“Art. 2523. Las prescripciones mencionadas en los dos artículos precedentes corren contra toda clase
de personas, y no admiten suspensión alguna.
Interrúmpense:
1.° Desde que interviene pagaré u obligación escrita, o concesión de plazo por el acreedor; 2.° Desde que
interviene requerimiento.
En ambos casos sucede a la prescripción de corto tiempo la del artículo 2515.”

A diferencia del anterior tipo de prescripción, la interrupción para esta clase de prescripciones
no se subclasifica expresamente en natural y civil, sino que se indican dos numerales que son asimilables
a las interrupciones civiles y naturales que menciona el art. 2518.
Finalmente, respecto de las prescripciones especiales, hay que señalar que las reglas para su
interrupción son las generales, es decir, las que señala el art. 2518 antes citado.

27. Interrupción civil

                                                                                                                       
25
 BUSTOS  GÓMEZ,  Ricardo,  Ob.  cit.,  p.  548  
Nuevamente debemos hacer la distinción atendiendo al tipo de prescripción que
interrumpe. Respecto de la interrupción civil de prescripciones de corto tiempo se produce un efecto
muy particular el cual es denominado por la doctrina como la interversión de la prescripción, y ya que la
normativa laboral se remite a ella es necesario que hagamos un estudio más detallado.

28. Interrupción civil de prescripciones de largo tiempo

Tratándose de la prescripción de largo tiempo, el art. 2518 dispone en la parte pertinente que:
“se interrumpe civilmente por la demanda judicial; salvos los casos enumerados en el art. 2503.”
De este modo, para que opere la interrupción civil es necesario una demanda judicial, y
respecto del clásico problema acerca de si es necesario o no que ella además haya sido notificada
legalmente para el efecto de interrumpir efectivamente la prescripción, la solución está dada por el art.
2518 inc. final que se remite al art. 2503, ya que ésta ultima norma menciona los casos de excepción, en
que a pesar de existir demanda por parte del acreedor, ésta resulta inocua por suceder alguna de las
situaciones que allí se indican. Al efecto dicha norma señala los casos en que la demanda no producirá el
efecto de interrumpir la prescripción:
1° Si la notificación de la demanda no ha sido hecha en forma legal.
2° Si el recurrente desistió expresamente de la demanda o se declaró abandonada la instancia.
3° Si el demandado obtuvo sentencia de absolución.
En estos tres casos se entenderá no haber sido interrumpida la prescripción por la
demanda.

De este modo, la clásica discusión acerca de si se requiere o no notificación válida de la


demanda en orden a interrumpir la prescripción parece zanjada, ya que en virtud de las normas recién
citadas la mayoría de la jurisprudencia se inclina en el sentido de que sólo una vez notificada la
demanda se produce el efecto de la interrupción, el que en todo caso se retrotrae a la fecha de
presentación de la demanda.26

                                                                                                                       
26
 En  este  sentido  un  autor  señala  que:  “el  No  1  del  art.  2503  ordena  que  la  notificación  debe  realizarse  dentro  
del   plazo   legal.   Es   así   como   Meza   Barros   indica   que   ―no   basta   la   presentación   de   la   demanda   para   interrumpir  
la  prescripción.  La  demanda  debe  ser  notificada‖.  Continúa  señalando  que  esto  obedece  a  que  la  demanda  no  
produce   ningún   efecto   respecto   del   demandado,   si   no   se   ha   notificado   a   éste;   prueba   de   ello   es   que   el  
demandante   puede   retirarla,   sin   ningún   trámite   (art.   148   del   Código   de   Procedimiento   Civil).   Fluye   esta  
exigencia,  además,  de  la  norma  del  No  1  del  art.  2503.  De  ella  se  desprende  que  sólo  es  capaz  de  interrumpir  la  
prescripción   una   demanda   legalmente   notificada.   VÁSQUEZ   GOERLT,   Cristián,   “Comentario   de   Jurisprudencia.  
La  prescripción  en  materia  laboral”,  en  “Revista  de  Actualidad  Laboral”,  Santiago,  n.  XC,  septiembre,  2011,  p.  59  
29. Interrupción civil de prescripciones de corto tiempo

Respecto de las prescripciones de corto tiempo, la interrupción civil se producirá desde que
interviene requerimiento del acreedor, según lo dispone el art. 2523 n. 2 del C.C.
El problema que surge a propósito de esta norma es que la jurisprudencia no ha sido unánime
en orden a determinar qué se entiende por requerimiento. En ese sentido podemos sintetizar las
diferentes posturas señalando que algunos la entienden como demanda judicial y otros como un simple
requerimiento extrajudicial.
Aquellos que señalan que “requerimiento” debe entenderse como una gestión extrajudicial,
sostienen que la interrupción del art. 2523 inc. final operaría sólo mediante un requerimiento de
carácter extrajudicial. En este sentido, la Corte Suprema ha entendido que:
“el requerimiento exigido por el N° 2 del inc. 2° del art. 2523 del C.C. para interrumpir las
prescripciones de corto tiempo, mencionadas en los dos artículos anteriores, es el extrajudicial.
Si el acreedor instaura demanda judicial dentro de alguno de los plazos especiales de
prescripción estatuidos en el art. 2521 del C.C., esa demanda no puede producir el efecto reglamentado
en el inc. final del art. 2523 –que a la prescripción de corto tiempo sucede la del art. 2515-, sino el
general que la ley atribuye al recurso judicial en los arts. 2503 y 2518.”27
En este sentido el prof. Emilio Rioseco comenta que “no es uniforme la jurisprudencia al
respecto. Otros fallos consideran que el requerimiento interruptivo debe hacerse judicialmente.”
Por otro lado, quienes entienden al requerimiento como sinónimo de demanda judicial
cuentan con fallos que han acogido esta tesis, así la Corte de Apelaciones de Santiago ha entendido que:
“la noción de requerimiento a que se refiere el art. 2523 N° 2 del C.C., debe entenderse con
el alcance que precisa el art. 2518 del mismo texto, es decir, el de demanda judicial. En consecuencia, el
cobro de honorarios que efectúa un profesional mediante una carta no es suficiente para que opere la
interrupción de la prescripción.”
Al respecto el prof. Rioseco señala que “esta sentencia aplica al requerimiento del art. 2523,
N° 2 del C.C. la regla interruptiva del art. 2518, que exige demanda judicial notificada al deudor.
Consideramos más acorde con el alcance del art. 2523 la doctrina sentada en el fallo anterior.” Es decir,
la que sostiene que requerimiento debe entenderse como aquél de carácter extrajudicial. Nosotros
también nos manifestamos de acuerdo con la tesis de que debe entenderse como extrajudicial, y ello
por las siguientes razones:
                                                                                                                       
27
 RIOSECO  ENRÍQUEZ,  Emilio,  Ob.  cit.,    
1.- cuando el legislador ha señalado “demanda judicial” en el art. 2518, ha sido claro en cuanto
a que la única forma de interrumpir civilmente la prescripción es mediante la puesta en marcha de una
acción ante los tribunales.
2.- si el legislador hubiese querido exigir el mismo requisito respecto de las prescripciones de
corto tiempo entonces habría empleado la misma expresión, o se habría remitido a dicha norma, pero
en su lugar usó la expresión “requerimiento”, lo cual pone en evidencia su intención de manifestar una
voluntad diversa a la expresada en el art. 2518.
3.- es lógico interpretar al art. 2523 en este sentido ya que se trata de prescripciones de corto
tiempo, las que normalmente consisten en obligaciones de menor monto, y que por lo tanto tienen una
regulación diversa, con plazos más breves de prescripción y medios menos formales de interrumpir la
prescripción por parte del acreedor, y
4.- finalmente, porque la mayor aplicación de esta norma se da a propósito de la
interrupción laboral –como más adelante estudiaremos-, por lo tanto, interpretar al art. 2523 de esta
forma resulta más acorde con la realidad, atendida la naturaleza del derecho laboral y su carácter
tuitivo del trabajador. Entender a esta norma en el sentido contrario significaría en la práctica exigirle
al trabajador que ejerza una demanda judicial, lo cual es sumamente difícil durante el desarrollo de la
relación laboral por todas las consecuencias que una demanda judicial podría generar entre las partes.
Por otro lado, una simple intimación extrajudicial resulta ser la vía más probable para el trabajador.

Este punto es uno de los que ha dado mayores problemas de interpretación en el Derecho
Laboral Chileno.

30. Interrupción civil de prescripciones especiales

Finalmente hay que tener en cuenta que respecto de las prescripciones especiales el art. 2523
recién estudiado no tiene aplicación, puesto que esta norma tiene claramente delimitado su campo al
señalar que “las prescripciones mencionadas en los dos artículos precedentes corren contra toda
clase de personas, y no admiten suspensión alguna. Interrúmpense (…)”. Por lo tanto el art. 2523 es
aplicable solamente a los arts. 2521 y 2522, que son las prescripciones de corto tiempo.
Así entonces, esta clase de prescripciones se interrumpen conforme a las reglas generales
dadas para las prescripciones de largo tiempo.
31. Efectos de la interrupción

Una vez que se reúnen los requisitos de la interrupción se producen sus efectos, y para
determinar cuáles son, es necesario nuevamente distinguir entre prescripciones de largo tiempo y de
corto tiempo.
Con todo, hay que señalar que los efectos que produce la interrupción son los mismos, sea
natural o civil.

32. Efecto de la interrupción respecto de las prescripciones de largo tiempo

Produce el efecto de hacer perder todo el tiempo transcurrido, el cual empieza a


computarse nuevamente, desde el momento interruptivo. De este modo la interrupción favorece al
acreedor, quién tiene nuevamente todo el plazo prescriptivo para exigir su derecho, y por otro lado
perjudica al deudor, quién pierde todo el tiempo que había transcurrido.

33. Efecto de la interrupción respecto de las prescripciones de corto tiempo

El efecto que se produce es muy particular, y tradicionalmente ha sido denominado por la


doctrina como interversión de la prescripción, el cual consiste en que la prescripción que era de corto
tiempo, en virtud de la interrupción, se transforma en una prescripción de largo tiempo, cambiando
entonces la naturaleza y los plazos de esta prescripción, pasando a regirse conforme a las reglas dadas
para las prescripciones de largo tiempo. Así lo dispone el art. 2523 inc. final, al señalar que: “En ambos
casos sucede a la prescripción de corto tiempo la del art. 2515.”
Respecto del tiempo transcurrido antes de la interversión éste se pierde totalmente y no es
computado al nuevo tiempo que empieza a correr, por lo que el plazo comienza desde cero, y ahora
se aplica el plazo general para la prescripción, que es de 5 años para las acciones ordinarias y de 3
años para las ejecutivas, conforme dispone el art. 2515 del C.C.
Respecto del efecto de la interrupción en las prescripciones especiales, consiste simplemente
en hacer perder al prescribiente todo el tiempo transcurrido, el cual empieza a computarse
nuevamente desde cero. A diferencia de las prescripciones de corto tiempo, éstas no se transforman,
y mantienen su naturaleza, debiendo empezar a computarse el plazo desde cero a partir del momento
interruptivo.
34. Norma común respecto de la interrupción de la prescripción

Finalmente hay que señalar una norma común de la interrupción que consiste en que ella es
de efectos relativos. Así lo señala el art. 2519 del C.C. que señala:
“Art. 2519. La interrupción que obra en favor de uno de varios coacreedores, no aprovecha a los
otros, ni la que obra en perjuicio de uno de varios codeudores, perjudica a los otros, a menos que haya
solidaridad, y no se haya ésta renunciado en los términos del artículo 1516.”

35. La suspensión de la prescripción

La suspensión es un entorpecimiento al curso de la prescripción muy diverso de la


interrupción. En la práctica su aplicación es más limitada que la interrupción y su efecto y
fundamentos son totalmente distintos.
Podríamos definir a la suspensión como un beneficio legal para determinados sujetos
fundado en diversos tipos de incapacidad que les afecta y que opera mediante la detención del plazo
de prescripción a su favor durante un cierto período de tiempo expresamente señalado por la ley, al
término del cual el curso de la prescripción continúa normalmente.
Una definición más acabada señala que “la suspensión es un beneficio que la ley establece a
favor de los incapaces, en virtud del cual la prescripción no corre en su contra mientras dure su
incapacidad.”28
A diferencia de la interrupción que era procedente respecto de toda clase de
prescripciones, la suspensión sólo es procedente respecto de las prescripciones de largo tiempo,
quedando excluidas las prescripciones de corto tiempo y también quedarían excluidas de su aplicación las
prescripciones especiales, a menos que la norma que regula la prescripción señale expresamente lo
contrario.

36. La suspensión en las prescripciones de largo tiempo

Antes de exponer esta materia queremos hacer una advertencia: las normas que regulan la

                                                                                                                       
28
 ABELIUK  M.,  René,  “Las  obligaciones  y  sus  fuentes”,  Edit.  Ediar  editores  ltda.,  Santiago,  1983,  p.  784,  citado  
por  MORENO  SEGUEL,  Mónica,  Ob.  cit.,  p.  30  
suspensión de la prescripción extintiva general no tienen aplicación en el derecho laboral por expreso
mandato del art. 510 inc. 5to29. Sin perjuicio de lo anterior, queremos hacer una breve exposición de
ellas a fin de tener una idea más completa y saber, en definitiva, en qué consisten estas normas cuya
aplicación el legislador excluyó.
La regla está señalada en el art. 2520 en relación al art. 2509 del C.C:
“Art. 2520. La prescripción que extingue las obligaciones se suspende a favor de las personas enumeradas
en los números 1 y 2 del art. 2509.
Transcurridos diez años no se tomarán en cuenta las suspensiones mencionadas en el inciso precedente.”
“Art. 2509. La prescripción ordinaria puede suspenderse, sin extinguirse: en ese caso, cesando la causa
de la suspensión, se le cuenta al poseedor el tiempo anterior a ella, si alguno hubo.
Se suspende la prescripción ordinaria, en favor de las personas siguientes:
1.° Los menores; los dementes; los sordos o sordomudos que no pueden darse a entender claramente; y todos
los que estén bajo potestad paterna, o bajo tutela o curaduría;
2.° La mujer casada en sociedad conyugal mientras dure ésta.”

De este modo tenemos que la suspensión opera a favor de los menores, de los dementes, los
sordos o sordomudos que no puedan dar a entender su voluntad claramente, todos los que se
encuentren bajo potestad paterna, o bajo tutela o curaduría y finalmente respecto de la mujer casada
en sociedad conyugal, mientras dure ésta.
Con todo, se establece un plazo máximo luego del cual la suspensión no será considerada.
Así lo señala el art. 2520 inc. final: “Transcurridos diez años no se tomarán en cuenta las suspensiones
mencionadas en el inciso precedente.”

37. Fundamento de la suspensión y de la interrupción

La suspensión es una situación especial que el legislador estableció para morigerar los
efectos de ciertas incapacidades que afectan a determinadas personas, con el objeto de que puedan
quedar en un mejor posicionamiento frente a otras que no adolecen de dichas incapacidades, de
modo que beneficiará al acreedor incapaz frente al deudor.
Pero lo cierto es que en ciertas ocasiones pareciera confundirse con la interrupción, y si
bien tienen en común el alterar el curso de la prescripción, son en realidad dos figuras totalmente
distintas. En este sentido, un autor señala que:

                                                                                                                       
29
 Al  efecto,  el  inc.  5to  del  art.  510  del  C.  del  T  señala:  Los  plazos  de  prescripción  establecidos  en  este  Código  no  
se  suspenderán,  y  se  interrumpirán  en  conformidad  a  las  normas  de  los  artículos  2523  y  2524  del  Código  Civil.  
“El legislador no ha procedido arbitrariamente al conceder efectos distintos a la interrupción y a la
suspensión, sino que ha atendido, precisamente, a las razones que dan fundamento a estas alteraciones del plazo
de prescripción.
Debemos recordar que la prescripción liberatoria es una consecuencia de la inactividad de las partes,
que hace presumir que la relación jurídica que las unía se ha extinguido, o que han perdido interés en hacerla
valer. Pero, puede suceder que esa inactividad no deba computarse para extraer tal presunción, porque es la
consecuencia de una imposibilidad material o jurídica de obrar.
Cuando se presentan hipótesis de tal laya la ley no puede sancionar la inactividad con la pérdida de la
pretensión accionable, sino que tomará en cuenta la existencia del impedimento, y concederá al acreedor el
beneficio de la suspensión de la prescripción. La enumeración de estas hipótesis es de carácter taxativo, y el
plazo sólo puede suspenderse en las situaciones expresamente previstas por la ley.
En resumen, el derecho admite la posibilidad de que se suspenda el plazo de prescripción cuando el
acreedor no puede desplegar la actividad necesaria para mantener vivo su derecho, siempre y cuando considere
que esa inactividad encuentra justificativos suficientes.
La interrupción, en cambio, es una consecuencia directa de la actividad de las partes, cuya conducta
pone de relieve la subsistencia del vínculo que las une. Esta actividad puede emanar tanto del acreedor, como
del deudor, o de ambos sujetos a la vez.
Los dos sujetos, obrando conjuntamente, pueden interrumpir la prescripción sometiendo el
problema a juicio; la sola actividad del deudor tiene también virtualidad interruptiva, cuando reconoce la
existencia de la obligación.
En resumen, la interrupción de la prescripción encuentra su fundamento en la actividad de las partes,
que demuestra de manera inequívoca su propósito de mantener vivo el vínculo que las une.
Hay, pues, una diferencia sustancial entre las situaciones suspensivas, que tienen su origen en una
inactividad justificada, y los actos interruptivos, que son la consecuencia de una actividad desplegada por una o
ambas partes.”30

38. Efectos de la prescripción extintiva

Reunidos los requisitos que analizamos precedentemente, opera la prescripción extintiva,


extinguiendo las acciones a que hubiere lugar. Lo cierto es que para que surta efecto debe ser
declarada judicialmente, sin perjuicio de que sus efectos se produzcan en el momento mismo en que
sus requisitos se han reunido, por lo que la resolución judicial que la declara opera con retroactividad.
Lo cierto es que el efecto de la prescripción extintiva no ha estado exento de discusión,
tanto doctrinaria como jurisprudencial. En este sentido, se ha planteado que la prescripción lo que
extinguiría en realidad son las obligaciones y no las acciones, en este sentido una autora señala lo
siguiente:
“El art. 1567 n. 10 del C.C. señala que la prescripción es un modo de extinguir las
obligaciones. Por su parte, el art. 2520 del mismo cuerpo legal, habla de la prescripción que extingue

                                                                                                                       
30
  de   ESPANÉS,   Luis   Moisset,   “Comentario   jurisprudencial:   Interrupción   y   suspensión.   Sus   distintos  
fundamentos.”,  Boletín  de  la  Fac.  de  Der.  y  C.  Sociales,  Córdoba,  año  XXXVI,  1972,  No  1-­‐5,  p.  199    
las obligaciones, con lo que pareciera indicarnos que lo que se extingue es la obligación. Sin embargo,
la situación no es así, ya que, tal como lo ha dicho nuestra Corte Suprema, “si bien nuestro
ordenamiento común contempla la prescripción como un modo de extinguir las obligaciones, un
examen más atento del total de la legislación, conduce a estimar que, estrictamente, las obligaciones
no se extinguen por la prescripción, sólo se transforman en naturales y como tal no resultan exigibles.
Como se ve, lo que en definitiva se extingue con la prescripción es el derecho o acción del
acreedor. Es por esto que el art. 2514 habla de la prescripción que extingue las acciones y derechos
ajenos, ya que es el acreedor el que va a quedar impedido de exigir el cumplimiento de la obligación y
como consecuencia de ello, el deudor se libera del acreedor. La demostración más clara de esto se
encuentra en el art. 1470 n. 2 que menciona entre las obligaciones naturales a las obligaciones civiles
extinguidas por la prescripción, lo cual es el fundamento para retener lo pagado en virtud de una
obligación natural.
A pesar de que todo lo señalado anteriormente es compartido por la unanimidad de los
autores, la jurisprudencia reiteradamente habla de prescripción de la obligación, dejando de lado lo
dicho por los autores, aunque en muchas oportunidades, como se ha visto, se ha pronunciado a favor
de la buena doctrina, señalando que la prescripción deja subsistente la obligación como natural.”31
Nosotros compartimos la tesis mayoritaria, es decir, creemos que la prescripción lo que en
realidad extingue son las acciones y no los derechos.
Por último hay que señalar que si bien esta discusión no es puramente teórica, lo cierto es
que las obligaciones naturales no tienen ninguna otra obligatoriedad que la moral, por lo que muchas
veces en la práctica esta discusión no tendrá mayores incidencias.

                                                                                                                       
31
 GODOY  CABELLO,  Rocío  Beatriz,  “Prescripción  y  caducidad  en  el  Derecho  Laboral”,  Ediciones  Jurídicas  
La  Ley,  Santiago,  2004,  p.  94  
PÁRRAFO II

DE LA PRESCRIPCIÓN EN EL DERECHO LABORAL

39. Generalidades

La prescripción en el derecho laboral no tiene una regulación autónoma y completa, ya que el


legislador ha recurrido a la supletoriedad que otorga el derecho común, y es por eso que en el
párrafo anterior hicimos un estudio de las normas de prescripción establecidas en el Código Civil,
con particular atención a las que regulan la denominada prescripción de corto tiempo, pues a esas reglas
se remite expresamente nuestro Código del Trabajo para efectos de regular la interrupción de la
prescripción.

Los problemas que enfrenta el actual régimen de prescripción laboral chileno son múltiples.
Entre los principales podemos mencionar el hecho de que el curso de la prescripción no se suspende
durante la relación laboral, y que las normas fundamentales que la regulan no son claras y conducen a
una notable discrepancia jurisprudencial, lo cual resulta paradójico considerando que el objeto de la
prescripción es precisamente dar seguridad jurídica a las partes.

Por otro lado, hay un problema básico, elemental, consistente en que la aplicación supletoria
de las normas del derecho común contradice todo el trabajo que se ha desarrollado por la doctrina y
la jurisprudencia laboral durante los últimos 50 años, en el sentido de que el derecho laboral debe
alejarse de la normativa civil, fundada en la igualdad entre las partes y en la autonomía de la voluntad,
ya que de lo contrario, se estaría abandonando al trabajador a su suerte, lo cual es justamente la
situación que el derecho laboral ha buscado remediar.

Otro hecho que nos lleva a concluir que la normativa laboral vigente ha retrocedido
sustancialmente sobre este punto, es que antiguamente, “conforme al Código del Trabajo de 1931 y
hasta la dictación del D.L. 2.200 de 1978, durante la vigencia de la relación laboral no corría plazo de
prescripción alguno (salvo para el cobro de horas extraordinarias).

El trabajador, durante tal vigencia, fue mirado como un relativamente incapaz para los
efectos de intentar acciones judiciales contra el empleador, y ello por razones obvias.”32

                                                                                                                       
32
 GODOY  CABELLO,  Rocío  Beatriz,  Ob.  cit.,  p.  95  
40. Consideraciones previas

Como mencionamos anteriormente, el objeto de este trabajo es exponer y analizar


únicamente la regla general de la prescripción laboral chilena a la luz de las demás legislaciones
mediante un análisis comparado. Pero antes de comenzar a estudiar la regla general, quisiéramos
hacer ciertos alcances que son necesarios para una mejor comprensión del presente trabajo.

41. ¿Prescriben las acciones o los derechos en el art. 510 del Código del Trabajo?

La regla general de la prescripción en materia laboral está contenida en un solo artículo del
Código del Trabajo, que es el actual art. 510. Ahora bien, es necesario recordar lo que señalamos
anteriormente sobre la distinción entre derechos y acciones, ya que el mencionado artículo, en su inc.
1 se refiere a la prescripción de los derechos y luego en el inc. 2 se refiere a la prescripción de las
acciones, lo cual ha dado lugar a que la Dirección del Trabajo33 elabore su propia tesis interpretativa
del art. 510, en la cual señala que debe distinguirse entre la prescripción de acciones y de derechos. Si
bien esta tesis resulta en cierto modo más favorable al trabajador que la propuesta por la
jurisprudencia, su aplicación en la práctica podría llevar a ciertas situaciones inconsistentes, por lo que
manifestamos nuevamente que lo que prescriben son las acciones y no los derechos.

42. Prescripción y caducidad

Haremos una breve alusión a la institución de la caducidad in genere, con el sólo objeto de
marcar sus diferencias frente a la prescripción y así dejar en claro que en el ordenamiento jurídico

                                                                                                                       
33
 Según  el  art.  1  inc.  1  del  D.F.L.  n.  2  de  1967,  la  Dirección  del  Trabajo  es  un  Servicio  técnico  dependiente  del  
Ministerio  del  Trabajo  y  Previsión  Social  con  el  cual  se  vincula  a  través  de  la  Subsecretaría  de  Trabajo.  
       Le   corresponderá   particularmente,   sin   perjuicio   de   las   funciones   que   leyes   generales   o   especiales   le  
encomienden:  
       a)  La  fiscalización  de  la  aplicación  de  la  legislación  laboral;  
       b)  Fijar  de  oficio  o  a  petición  de  parte  por  medio  de  dictámenes  el  sentido  y  alcance  de  las  leyes  del  trabajo;  
       c)  La  divulgación  de  los  principios  técnicos  y  sociales  de  la  legislación  laboral;  
       d)   La   supervigilancia   del   funcionamiento   de   los   organismos   sindicales   y   de   conciliación,   de   acuerdo   con   las  
normas  que  los  rigen,  y  
       e)  La  realización  de  toda  acción  tendiente  a  prevenir  y  resolver  los  conflictos  del  trabajo.  
chileno se trata de dos instituciones distintas, sin perjuicio de que ambas tengan en común el mismo
objeto: extinguir acciones y derechos por su no ejercicio.

A pesar de que en ciertas ocasiones los límites entre la prescripción y la caducidad parecen
difusos, y ha habido cierta discusión doctrinaria y jurisprudencial, no sería ése el caso en materia
laboral, donde aparecen claramente separadas. De este modo, las principales diferencias serían las
siguientes:

La caducidad es una institución de excepción y por ende para que exista se requiere que esté
establecida legalmente, señalando un plazo luego del cual se extingue un derecho. La prescripción por
su parte no requiere estar expresamente consagrada ya que es la regla general, de modo que para
que un derecho no prescriba, el legislador debe señalarlo así.

Otra importante diferencia es que la caducidad opera de pleno derecho, mientras que la
prescripción tiene que ser declarada judicialmente, sin perjuicio de que sus efectos se retrotraigan a la
época en que se cumplió el plazo de prescripción.

Enseguida la caducidad no admite interrupción, mientras que la prescripción, por regla


general, sí se interrumpe. En este sentido la caducidad se opone a la duración indefinida de los
derechos, mientras que la prescripción no ya que admite interrupción.

En cuanto a la suspensión, la caducidad la admite cuando el legislador así lo establece


expresamente, mientras que la prescripción por regla general se suspende, a menos que el legislador
señale expresamente lo contrario, como sucede precisamente con la regla general de prescripción en
materia laboral que no admite suspensión, salvo en un caso muy específico que la misma norma
señala.

La caducidad no requiere ser alegada, el juez debe declararla de oficio, mientras que la
prescripción por regla general debe ser alegada y excepcionalmente el juez puede declararla de oficio,
como en los casos que ya estudiamos.

La caducidad no puede renunciarse, ya que una vez que se completa el lapso de tiempo fijado
por la ley, opera de pleno derecho, mientras que la prescripción una vez cumplida, sí puede ser
renunciada, expresa o tácitamente.

Y finalmente los plazos de caducidad por regla general son breves, mientras que los de
prescripción si bien son variados, normalmente son muy superiores a los de caducidad.
43. Regla general de prescripción en el Derecho Laboral Chileno

La regla general está consagrada en el Libro V del Código del Trabajo, en el Tít. Final, art.
510, y se le conoce como “general” porque en el Código del ramo y en ciertas leyes laborales
especiales existen otras normas de prescripción que regulan determinados derechos, pero como ya
hemos expresado, el objeto de este trabajo comprende únicamente a la regla general expresada en
los dos primeros incisos del art. 510. De este modo, dicha norma señala lo siguiente:

“Art. 510. Los derechos regidos por este Código prescribirán en el plazo de dos años contados
desde la fecha en que se hicieron exigibles.
En todo caso, las acciones provenientes de los actos y contratos a que se refiere este Código
prescribirán en seis meses contados desde la terminación de los servicios.
Asimismo, la acción para reclamar la nulidad del despido, por aplicación de lo dispuesto en el artículo
162, prescribirá también en el plazo de seis meses contados desde la suspensión de los servicios.
El derecho al cobro de horas extraordinarias prescribirá en seis meses contados desde la fecha en
que debieron ser pagadas.
Los plazos de prescripción establecidos en este Código no se suspenderán, y se interrumpirán en
conformidad a las normas de los artículos 2523 y 2524 del Código Civil.
Con todo, la interposición de un reclamo administrativo debidamente notificado ante la Inspección
del Trabajo respectiva, dentro de los plazos indicados en los incisos primero, segundo, tercero y cuarto
suspenderá también la prescripción, cuando la pretensión manifestada en dicho reclamo sea igual a la que se
deduzca en la acción judicial correspondiente, emane de los mismos hechos y esté referida a las mismas
personas. En estos casos, el plazo de prescripción seguirá corriendo concluido que sea el trámite ante dicha
Inspección y en ningún caso podrá exceder de un año contado desde el término de los servicios.”

En principio el sentido de la norma parece bastante claro, pero una vez que la sometemos a
diversas situaciones prácticas surge inmediatamente la duda de qué regla debemos aplicar,
apareciendo siempre la disyuntiva entre aplicar el inc. 1 o el inc. 2, y ése es el problema central que
trataremos en el presente párrafo, en orden a tener una idea clara de las dificultades que presenta
nuestra norma de prescripción laboral, y así poder comprender mejor en qué pie se encuentran los
países analizados en el estudio comparado.

44. Problemas de interpretación de la norma general de prescripción laboral

Primero expondremos las diversas tesis interpretativas acogidas por la jurisprudencia judicial
y administrativa y luego las soluciones que han sido propuestas por la doctrina, dividiendo el estudio
de la siguiente manera: primero se abordarán los problemas que se suscitan por la aplicación de la
regla general que fija los plazos de prescripción en el inciso primero y segundo del art. 510 C. del T.
ya transcrito; luego el problema que surge a propósito de la legislación aplicable en el caso de las
leyes laborales especiales, para terminar mencionando el problema relacionado con las normas de
interrupción aplicables a la prescripción laboral.

45. Problemas de interpretación respecto de la regla general contenida en el art.


510 del C. del T.

El problema que surge a partir de la aplicación de esta norma, se refiere básicamente a que no
hay claridad acerca de qué plazo aplicar: el que señala el inc. 1 o el del inc. 2, lo que lleva aparejado
también el problema de determinar el momento en que se inicia su cómputo, y para resolver dicho
problema se han planteado diversas tesis por la doctrina, así como distintas interpretaciones por la
jurisprudencia judicial y administrativa.

En general se puede señalar que existirían básicamente tres tesis interpretativas, las que,
siguiendo el esquema realizado por un autor34, serían las siguientes: la de la naturaleza de las
pretensiones; la de la vigencia de la relación laboral y finalmente la acción de carácter tutelar.

46. Tesis interpretativa que atiende a la “naturaleza de las pretensiones”

Esta tesis ha tenido gran aceptación por parte de los tribunales superiores de justicia, lo que
no quiere decir, en todo caso, que la postura jurisprudencial sea unánime.

Básicamente se funda en el tenor literal de la norma en estudio, señalando que debe


distinguirse si la pretensión alegada arranca del Código del Trabajo (como lo señala el inc. 1) o de los
actos o contratos a que se refiere el C. del T.

En definitiva, señala que hay que distinguir entre derechos de naturaleza legal de aquellos que
son de naturaleza convencional. En el primer evento el plazo de prescripción sería el señalado en el
inc. 1, es decir, dos años desde que se hayan hecho exigibles, esté vigente o no la relación laboral. Y
en el segundo evento el plazo de prescripción sería de 6 meses, contados desde la terminación de los
servicios.

En este sentido la Corte Suprema ha dicho que:


                                                                                                                       
34
 ROJAS  MONTECINO,  Javier,  Ob.  cit.,  pp.  10-­‐18  
“La acción ejercida tiene su origen en la ley de manera que el plazo de prescripción que corresponde
alegar es de dos años, establecido en el inc. 1º del ya invocado art. 480 (actualmente art. 510) y no el término
dispuesto en su inc. 2º, que está previsto para las acciones que tienen su origen en los actos y contratos a que
se refiere el Código.

Que en consecuencia, al haber acogido una excepción que se funda en un plazo más breve, como se ha
visto, los sentenciadores han infringido la ley y esta infracción ha influido directamente en la decisión de negar
lugar a la demanda, correspondiendo a esta Corte hacer aplicación de lo dispuesto en el art. 785 inc. 2º del
Código de Procedimiento Civil.”35

En el mismo sentido, la Corte de Apelaciones de San Miguel ha señalado que:

“Según dominante opinión jurisprudencial, deben distinguirse, a los efectos de la prescripción de las
acciones, regulada en el art. 480 del Código del ramo (actual art. 510), entre derechos que tienen su fuente en
la ley y derechos que se originan en un contrato de trabajo. Tratándose de los primeros derechos aludidos, el
término de prescripción es de dos años, contado desde el término de la relación laboral.”36

Somos de la opinión de que esta tesis resulta insuficiente ante la realidad pues cabe
preguntarse, ¿qué sucedería si se tratara de un derecho consagrado en el contrato de trabajo, es
decir, de naturaleza convencional, el cual se reclama mientras la relación laboral está vigente?
Conforme a esta interpretación habría que ceñirse a lo dispuesto por el inc. 2 del art. 510, esto es, 6
meses contados desde la terminación de los servicios, pero sucede que la relación está vigente,
entonces el plazo de esa prescripción no estaría corriendo, no habría nacido. Lo cual es insostenible
ya que, lamentablemente para el trabajador, ésta no ha sido la intención del legislador, lo que queda
especialmente claro cuando señala en el art. 510 inc. 5to lo siguiente:

“Art. 510 inc. 5: Los plazos de prescripción establecidos en este Código no se suspenderán”

Este inciso demuestra que es evidente la intención del legislador de que el curso de la
prescripción continúe su curso y no se entorpezca, estableciendo como único caso de excepción,
aquél que se señala en su inc. final, y que por lo demás, resulta bastante exigente por los requisitos
que señala:

“Art. 510 inc. final: Con todo, la interposición de un reclamo administrativo debidamente notificado
ante la Inspección del Trabajo respectiva, dentro de los plazos indicados en los incisos primero, segundo,
tercero y cuarto suspenderá también la prescripción, cuando la pretensión manifestada en dicho reclamo sea
igual a la que se deduzca en la acción judicial correspondiente, emane de los mismos hechos y esté referida a las
mismas personas. En estos casos, el plazo de prescripción seguirá corriendo concluido que sea el trámite ante
dicha Inspección y en ningún caso podrá exceder de un año contado desde el término de los servicios.”

                                                                                                                       
35
  Corte   Suprema,   Recurso   de   Casación   del   29   de   enero   de   2002,   rol   N.   4.351-­‐02,     Boletín   oficial   del   Trabajo,  
Dirección  del  Trabajo,  Nro.  XI,  Noviembre  2002,  p.  20  
36
 Gaceta  Jurídica  nº  251,  mayo  2001,  p.  194  
47. Tesis interpretativa de la vigencia de la relación laboral

Esta tesis, al igual que la anterior, no sólo ha tenido acogida en la jurisprudencia judicial sino
que también en la administrativa, y señala que la distinción que debe hacerse consiste simplemente en
determinar si la relación laboral está vigente37 o no al momento en que se opone la excepción de
prescripción.

Sin embargo, la jurisprudencia administrativa aborda esta tesis con ciertos matices que la
diferencian de la jurisprudencia judicial, como ya hemos venido adelantando, razón por la cual
primero examinaremos la posición jurisprudencial.

48. Tesis interpretativa de la vigencia de la relación laboral, planteada por la


jurisprudencia judicial

En este sentido, la Corte de Apelaciones de Antofagasta señaló en una oportunidad que:

Para aplicar el segundo inc. del art. 163 del D.L. 2.200 (actual art. 510) debe darse
previamente, como condición sine qua non, que los servicios hayan terminado, aún cuando el derecho
que se pretende exigir haya nacido antes, pero se está ejercitando después de concluida la relación
laboral. En tal caso, el plazo se reduce a seis meses, contados en la forma establecida en la disposición
legal citada. En cambio, si el derecho que se hizo exigible durante la vigencia del contrato se demanda
antes de la terminación de los servicios, corresponde sujetarse al límite establecido en el inc. 1 del

                                                                                                                       
37
  La   fecha   de   terminación   de   los   servicios   es   una   cuestión   de   hecho   que   los   tribunales   deberán   determinar  
conforme  a  las  pruebas  que  rindan  las  partes,  y  cuando  ella  sea  controvertida,  el  peso  de  la  prueba  recaerá  en  
el   empleador,   pues   será   él   quién   alegue   la   excepción   de   prescripción,   porque   la   fecha   de   terminación   forma  
parte  de  la  excepción  alegada  por  él.  De  este  modo  el  art.  1698  inc.  1  del  C.C.  señala  que:  “Incumbe  probar  las  
obligaciones  o  su  extinción  al  que  alega  aquéllas  o  ésta.”    
En  este  sentido  la  Corte  Suprema  ha  señalado  que  “cuando  el  demandado  alega  en  su  defensa  la  prescripción,  a  
él  le  incumbe  probar  la  fecha  en  que  realmente  terminaron  los  servicios  del  demandante.  Procede  rechazar  la  
excepción  de  prescripción  opuesta  en  un  reclamo  por  despido  injustificado  si  el  demandado  no  probó  la  fecha  
de  término  de  los  servicios  (Corte  Suprema,  Queja,  13  diciembre  1979,  Rev.,  t.  76,  Sec.  1ra,  p.  185).  En  relación  a  
esta   sentencia,   el   prof.   Emilio   Rioseco   comenta:   “la   fecha   de   terminación   de   los   servicios   es   elemento  
constitutivo  específico  de  la  excepción  de  prescripción,  por  lo  cual  el  peso  de  la  prueba  a  este  respecto  recae  en  
el  demandado  que  la  alega.”  RIOSECO  ENRÍQUEZ,  Emilio,  Ob.  cit.,  p.  124  y  125  
art. 163 citado (actual art. 510 inc. 1).”38 Es decir, este tribunal adhiere a la tesis de que hay que
distinguir si la relación laboral está vigente o no, y para el caso que se trate de un derecho nacido con
anterioridad a la terminación, su plazo de prescripción se transforma y pasa ser de 6 meses, sin
distinguir cuánto tiempo de prescripción le quedaba a ese derecho; sea que le haya quedado más o
menos de 6 meses.

49. Tesis interpretativa de la vigencia de la relación laboral, planteada por la


jurisprudencia administrativa

Como lo planteamos anteriormente, la Dirección del Trabajo ha entendido que la


prescripción de derechos (consagrada en el art. 510 inc. 1) es distinta a la prescripción de acciones
(consagrada en el inc. 2 del mismo artículo).

De este modo, en el Centro de Consultas Online de la Dirección del Trabajo encontramos la


distinción planteada por este órgano que señala que debe distinguirse entre las prescripciones de los
derechos y acciones mientras está vigente la relación laboral y la prescripción de los mismos
cuando dicha relación termina. Así debemos distinguir:
a.- durante la relación laboral:
Mientras subsista la relación laboral, los derechos prescribirán en 2 años contados desde su
exigibilidad conforme lo dispone el inc. 1° del art. 510, y por lo tanto la acción seguirá vigente durante
toda la relación laboral ya que la norma sólo señala que prescribe el derecho, sin referirse a la acción,
por lo tanto ésta no prescribiría mientras dure la relación laboral.
Esta tesis podría conducir al absurdo de tener una acción carente de derecho si pensamos en
el caso de que se intente alegar un derecho después de transcurridos 2 años contados desde su
exigibilidad: la acción estaría vigente, pero el derecho estaría prescrito. Por lo demás, una
interpretación como ésta contradice lo que se ha entendido por la jurisprudencia y por los autores en
el sentido de que lo que prescribe son las acciones y no los derechos, cuestión que ya tratamos
anteriormente.
b.- extinguida la relación laboral:

                                                                                                                       
38
  Sentencia   de   la   Corte   de   Apelaciones   de   Antofagasta,   dictada   el   13   de   julio   de   1987   extraída   de  
“Jurisprudencia   al   día.   Laboral   y   seguridad   social”,   Edit.   Ediar   Ltda.,   1990,   Sentencia   n.   40,   p.   161,   citado   por  
MORENO  SEGUEL,  Mónica,  Ob.  cit.,  p.  70  
El Centro de Consultas, consecuente con su planteamiento inicial, señala que extinguida la
relación laboral, los derechos prescriben igualmente en el plazo de dos años contados desde que se
hicieron exigibles, conforme lo dispone el inc. 1 del art. 510, ya que dicha norma no distingue si la
relación laboral está vigente o no, y como no distingue, se entiende entonces que se aplica a ambos
casos (a la relación laboral vigente y a la terminada). En tanto que la acción para exigir el cumplimiento
de los mismos prescribe en el plazo de seis meses, contados desde la terminación de los servicios.
En definitiva, la distinción propuesta no depende únicamente de si está vigente o no la
relación laboral, sino que además es necesario subdistinguir si se trata de derechos o de acciones, lo
cual nos conduce, necesariamente, a la inconsecuencia señalada anteriormente.
En todo caso es necesario señalar que este criterio interpretativo de la Dirección del Trabajo
se condice con su rol fiscalizador, y en ese sentido se ha señalado que “es posible sostener que este
criterio responde a interpretar de forma más extensiva el plazo de accionar ante los tribunales de
justicia, en función de poder llevar a cabo la facultad de dicho organismo, la cual consiste en exigir el
ajuste o la regularización de aquellos derechos subjetivos laborales, de origen legal o convencional,
que podrían tenerse por prescritos.
A este efecto cabe mencionar que la Dirección del Trabajo establece que los derechos legales o
convencionales que se reclamen ante los inspectores del trabajo, podrán ser exigidos por estos en
tanto que no se declare su prescripción por sentencia judicial.”39

50. Tesis interpretativa de la acción de carácter tutelar


Desafortunadamente esta tesis no ha tenido acogida en la jurisprudencia, por lo que
solamente es sustentada por la doctrina laboral chilena. Esta situación es lamentable ya que ésta es la
tesis que busca una mayor aproximación con los principios que inspiran al derecho laboral,
principalmente con el principio pro operario.
En definitiva, esta postura rechaza las tesis antes propuestas; tanto la que distinguía entre
derechos legales y convencionales como la que distinguía entre derechos y acciones, señalando que
cualquiera que sea el derecho de que se trate, la acción para reclamarlo prescribiría en el plazo de 2
años contados desde que se haya hecho exigible. Y respecto de la aplicación del inc. 2 del art. 510,
propone una forma muy particular de interpretarlo, en el sentido de que éste sería un plazo adicional
que tiene el trabajador una vez terminado el contrato, el cual como indica el inc. 2 es de seis meses,
por lo que tiene un carácter tutelar a favor de la parte trabajadora, para que pueda exigir sus

                                                                                                                       
39
  Entre   otros,   Dictamen   N°   484/33   de   1999,   N°   3.780/150   de   1996,   N°   3.684   de   1981.   de   la   Dirección   del  
Trabajo,  citado  por  ROJAS  MONTECINO,  Javier,  Ob.  cit.,  pp.  21  y  22  
derechos judicialmente; aunque siempre con referencia a los derechos infringidos durante los dos
años contados hacia atrás desde la terminación de los servicios40.
El fundamento de esta interpretación de la norma obedece más a los principios que guían al
derecho laboral que a una interpretación exegética de la norma, porque a decir verdad, desde el
punto de vista puramente normativo, es difícil sustentar esta tesis, y es por dicha razón que no ha
tenido acogida en nuestros tribunales. Pero lo cierto es que ella busca compensar la inferioridad del
trabajador frente al empleador, en el sentido de que es prácticamente imposible que el primero
accione contra el segundo debido a que pondría en serio riesgo su continuación en el trabajo. Es por
esta razón que esta tesis tiene como objetivo morigerar una de las situaciones más inequitativas de la
actual regulación de la prescripción laboral chilena, cual es, el hecho de que ella no se suspenda
durante la vigencia de la relación laboral, cuestión que ha llevado a algunos a sostener incluso la
inconstitucionalidad de la actual normativa como más adelante tendremos oportunidad de señalar.

51. Análisis de las tesis interpretativas expuestas

Hemos visto que hay básicamente tres formas de interpretar al inc. 1ro y 2do del art.
510. Sin embargo en el presente trabajo analizaremos solamente las posturas que han tenido acogida
en la jurisprudencia, es decir, analizaremos aquélla que atiende a la naturaleza de la pretensión y aquélla
que atiende a la vigencia de la relación laboral.

52. Acerca de la tesis que señala que hay que atender a la naturaleza de la
pretensión

La primera señala que hay que distinguir según si los derechos arrancan del Código o de lo
estipulado en el contrato, es decir si las pretensiones son legales o convencionales. Esta tesis planteada
de la manera que expusimos la descartamos porque lleva al absurdo de que las pretensión
convencionales no tendrían un plazo de prescripción corriendo mientras no se dé su punto de inicio,
que es la terminación de los servicios, por lo tanto estaría en cierto modo siempre “suspendido”
mientras esté vigente la relación laboral, cuestión que no se condice con la intención del legislador
como antes constatamos.

                                                                                                                       
40
 ROJAS  MOTECINO,  Javier,  Ob.  cit.,  pp.  15  y  16  
Para aceptar esta tesis, habría que entender que las acciones que arrancan de pretensiones
convencionales en realidad sí tienen un curso de prescripción corriendo durante la relación laboral, y
que este plazo sería el que se establece como regla general en el derecho común, es decir, el que se
encuentra establecido en el art. 2515 del C.C., que establece un plazo de prescripción de 5 años
contados desde que la obligación se haya hecho exigible y que ya tuvimos oportunidad de estudiar.
Luego, si se termina la relación laboral, entonces ese plazo que estaba corriendo, se transforma en el
plazo del inc. 2 del art. 510, es decir, en 6 meses contados desde la terminación de los servicios.

53. Acerca de la tesis que señala que hay que atender a la vigencia de la relación
laboral

Respecto de la segunda tesis que consiste en distinguir si la relación laboral está vigente o si
ya han terminado los servicios, supone que en el primer evento, el plazo siempre será de 2 años
contados desde que el derecho se hizo exigible. Si, en cambio, la relación laboral ya no está vigente,
entonces en principio deberíamos aplicar el inc. 2 sin más, pero inmediatamente surge un problema al
plantear el siguiente caso: un trabajador es despedido sin que se le haya cancelado su último sueldo, el
cual es un derecho cuyo plazo de prescripción ya había empezado a correr, porque ese derecho se
tornó exigible cuando estaba vigente la relación laboral, y luego acontece la terminación de los
servicios y por lo tanto, debería ser aplicable el inc. 2 del art. 510 el cual señala un plazo de 6 meses
contados desde la terminación de los servicios. La pregunta es: ¿este plazo continuará corriendo
conforme al inc. 1, o se “acortará”, a los exiguos 6 meses contados desde la terminación de los
servicios como dispone el inc. 2?

Todavía hay otro problema que podemos plantearnos, siguiendo con el mismo caso:
suponiendo que dicho plazo ya estaba vencido conforme al inc. 1, es decir, ya habían transcurrido 2
años desde su exigibilidad, y ahora la relación laboral termina: ¿podrá alegarse por el trabajador que
ese plazo revivió en virtud del inc. 2 del art. 510, y que ahora empezaron a correr 6 meses para que
prescriba, contados desde la terminación de los servicios? La respuesta parece ser negativa.

Pero respecto del primer problema planteado, ¿será justo “acelerar” ese plazo de
prescripción a los 6 meses que dispone el inc. 2? Parece una situación muy desventajosa para el
trabajador. Ahora si suponemos que le quedaban 4 meses conforme al inc. 1, para que operara el
plazo de prescripción de su derecho a sueldo, y en ese momento, la relación laboral se termina.
Nuevamente nos preguntamos: ¿cuánto le quedará de prescripción para ese derecho? ¿apenas 4
meses conforme al inc.1, ó 6 meses conforme al inc. 2? La respuesta no parece clara.

54. Diversas interpretaciones posibles

Una alternativa a este problema podría ser la siguiente: si aún quedaba plazo, entonces que
ese plazo continúe, sin alterarse por el inc. 2, hasta que se agote, conforme al inc. 1. En el caso que
quedara plazo al momento de la terminación de los servicios, entonces es claro que ese plazo vencido
no puede ahora revivir gracias al inc. 2 del art. 510. Esta tesis conviene al empleador, sin duda, y por
lo tanto debería ser desechada ya que contradice los principios fundamentales del derecho laboral,
como ya hemos venido comentando.

Otra tesis que podemos plantear y que resulta más acorde con la naturaleza tuitiva del
derecho laboral, sugiere que el plazo de prescripción que corría conforme al inc. 1 del art. 510, una
vez que acontece la terminación de los servicios, se transforma en el plazo de 6 meses, sólo si el
plazo primitivo que quedaba era inferior. En caso que el plazo primitivo fuera superior, entonces
continúa normalmente, sin alterarse por el establecido en el inc. 2 del art. 510.

También podríamos plantear una solución ecléctica a las antes mencionadas, consistente en
que el plazo que corría conforme al inc. 1 del art. 510, una vez que acontece la terminación de los
servicios se convierte en el de 6 meses establecido en el inc. 2 del art. 510, sea que quedaban más de
6 meses, sea que quedaban menos de 6 meses.

Todavía podríamos plantear una última tesis, que vendría siendo una combinación de las
anteriores. Esta tesis entiende que el inc. 1 es la regla general, y que el inc. 2 es la excepción, ya que
sólo tendría aplicación respecto de ciertos derechos que surgen en un momento dado.

En definitiva, esta tesis plantea que hay que distinguir si la relación laboral está vigente o no.
En el primer evento, simplemente se aplica el art. 510 inc. 1, sin más. Y en el evento de que la
relación laboral esté extinta, aplicamos el inc. 2, pero de forma limitada, es decir, sólo respecto de
aquellos derechos que nazcan con ocasión de la terminación de los servicios, como por ejemplo, la
indemnización por años de servicios, y respecto del plazo de prescripción de otros derechos cuya
exigibilidad era anterior a la terminación de los servicios, como por ejemplo, el caso de la
remuneración impaga que hemos venido analizando, ellos seguirían corriendo conforme a la regla
establecida en el inc. 1, sin ninguna alteración, es decir, 2 años contados desde la exigibilidad.
En síntesis, esta tesis plantea que habría que distinguir si la relación laboral está vigente o no,
y si los derechos nacieron o no con ocasión de la terminación de los servicios. Para que opere
finalmente el art. 510 inc. 2 deberían reunirse los siguientes requisitos:

- que haya ocurrido la terminación de los servicios.


- que se trate de derechos que nazcan con ocasión de la terminación de los servicios.

Si falta alguno de estos requisitos, entonces opera simplemente la regla contenida en el inc.
1 del art. 510.

Finalmente queremos señalar que no importa cuál sea la tesis que sigamos, todas tienen el
inconveniente de que el trabajador que ve lesionados sus derechos laborales debe accionar dentro de
los exiguos plazos de prescripción, aún si está vigente la relación laboral, so pena de que prescriban
sus acciones.

55. Legislación aplicable respecto de derechos laborales contenidos en leyes


especiales que carecen de una regla de prescripción especial

Si bien en este trabajo no abordaremos la prescripción de los derechos laborales contenidos


en leyes especiales, quisiéramos mencionar el problema consistente en determinar cuáles son las
normas de prescripción aplicables para derechos establecidos en leyes laborales especiales que
carecen de una norma de prescripción específica, en donde se han propuesto básicamente dos
soluciones.

Respecto de las leyes laborales que establecen una norma especial de prescripción, se estima
que ésa sería la norma aplicable, quedando sin aplicación tanto las normas generales contenidas en el
Código Civil como las que se establecen en el Código del Trabajo. Esta postura es aceptada por toda
la jurisprudencia y doctrina, ya que se funda en principios tanto doctrinarios como normativos, y es
de toda lógica que así sea.

El problema surge a propósito de aquellas leyes que no establecen su propia norma de


prescripción. A raíz de esto surgen dos posturas, la primera de ellas señala que las normas aplicables
en dicho caso serían las que se establecen en el Código del Trabajo, fundando dicho planteamiento en
el principio de especialidad.
La segunda postura, en cambio, señala lo contrario, ya que sostiene que el mismo art. 510 en
su inc. 1 restringe su aplicación solamente a los derechos regidos por el Código del Trabajo al
señalar, según su tenor literal, que las normas del art. 510 son aplicables solamente a “los derechos
regidos por este Código”. Y por lo tanto, proponen que la normativa aplicable para este caso serían las
reglas generales de prescripción establecidas en el C.C., y que ya tuvimos oportunidad de estudiar en
el Párrafo I.

Hay jurisprudencia en ambos sentidos. Así, en marzo de 1991 la CA de Santiago acogiendo


esta última postura señaló que:

“los derechos del trabajador contemplados en el estatuto propio (indemnización por años de
servicio del art. 80 de la Ley 15.840), que no establece disposición especial en materia de
prescripción, se rigen en este aspecto por el plazo ordinario general que contemplan los arts. 2514 y
2515 del C.C., sin que sean aplicables las disposiciones del C. del T., que se refieren expresamente a
los derechos regidos por el mismo Código Laboral.

El art. 453 (actual art. 510) alude a “los derechos regidos por este Código”, al establecer los
plazos de prescripción, y como es evidente, el beneficio de un mes por año de servicio consagrado en
el art. 80 de la ley n. 15.840 no está “regido” por ese Código; conclusión que no se modifica por lo
prescrito en el art. 1 del mismo en el sentido de que las relaciones laborales entre los empleadores y
los trabajadores se regularán por este Código y por sus leyes complementarias; en otros términos, el
legislador reconoció la existencia de leyes complementarias en el art. 1, pero limitó lo relativo a la
prescripción de las acciones exclusivamente a los derechos regidos por el Código mismo y no a sus
leyes complementarias. Por consiguiente, no existiendo precepto que haga aplicable al beneficio por
años de servicio las normas sobre prescripción del art. 453 (actual art. 510) del C. del T., tal
prescripción se rige por el C.C.”41

Si bien hay jurisprudencia respecto de la primera postura estudiada, hay que recalcar que ella
es minoritaria. Pronunciándose en dicho sentido, la CA de Santiago en un fallo de septiembre de 1991
señaló que:

“La norma del art. 453 (actual art. 510) del C. del T. que regula la prescripción extintiva laboral, se
aplica a los derechos del trabajador establecidos en una ley especial, que es la ley n. 15.840 la cual no contempla
disposición alguna sobre la materia.

                                                                                                                       
41
 BUSTOS  GÓMEZ,  Ricardo,  Ob.  cit.,  pp.  371  y  372  
Que, no obstante constituir una disposición especial, el art. 72 de la ley 15.840, en que se basa la
demanda, es una norma de carácter laboral para los obreros comprendidos en ella.

Que al no contener la ley 15.840 norma especial alguna relativa a la prescripción de los derechos
laborales que de ella emanan, cabe aplicar la norma del art. 453 (actual art. 510) del C. de T.”42

Nosotros somos de la opinión de que la normativa aplicable para estos casos es la que
establece el Código Civil, atendidas las siguientes razones:

1.- Que el art. 510 del C. del T. restringe expresamente su aplicación a las normas regidas
por el mismo Código, excluyendo de esta forma, su aplicación a toda la normativa laboral que esté
fuera del mismo C. de T., y

2.- Hay que tener en consideración que las normas generales de prescripción contenidas en el
C.C., paradójicamente resultan más favorables al trabajador que la aplicación de las normas laborales,
ya que las primeras contienen plazos de prescripción más largos (5 años), y además formas de
interrupción y suspensión, que como hemos tenido oportunidad de estudiar, la normativa laboral no
contiene.

De forma que la segunda postura que señala que hay que aplicar las normas contenidas en el
C.C., es más acorde con uno de los principios fundamentales del derecho laboral, cuál es, el principio
pro operario.

56. Legislación aplicable a la interrupción de la prescripción laboral

La norma relativa a la interrupción de la prescripción laboral se remite al C.C., citando al


efecto dos normas, que según cierta doctrina entran en directa contradicción, mientras que alguna
jurisprudencia ha dicho que no existe tal contradicción, y que en consecuencia, las dos normas
remitidas resultan aplicables.

En definitiva el art. 510 en la parte pertinente señala:

“Art. 510. inc. 5to. Los plazos de prescripción establecidos en este Código no se suspenderán, y se
interrumpirán en conformidad a las normas de los artículos 2523 y 2524 del Código Civil.”

                                                                                                                       
42
  Corte   Santiago,   25   de   septiembre   1991,   R.D.J.,   t.   88,   Sec.   3ra,   p.   122   (cons.   2do   y   5to)   citado   por   BUSTOS  
GÓMEZ,  Hernán,  Ob.  cit.,  p.  373  
Respecto del contenido de estos artículos, nos remitimos a lo ya expuesto a propósito de las
interrupciones de las prescripciones de corto tiempo y especiales, respectivamente.

57. Tesis que señala que la norma de interrupción laboral está dada en el art.
2523 únicamente

Pues bien, la tesis que señala que ambas normas se oponen, y que en consecuencia debe aplicarse
sólo una de ellas, que es el art. 2523, señala lo siguiente:

“La aplicación supletoria y simultánea al derecho del trabajo de los arts. 2523 y 2524 del
Código Civil no es posible, pues las reglas de interrupción que gobierna uno y otro caso, son diversas
y se contraponen.”43

Es decir, esta tesis entiende que el legislador ha dispuesto que ambas normas deben aplicarse
simultáneamente, lo cual lleva a que ambas normas se opongan, puesto que cada norma establece un
efecto distinto de interrupción. Al efecto se ha señalado que “la aplicación del art. 2524 del C.C. ha
traído como consecuencia la actuación en forma simultánea de dos disposiciones jurídicas diversas
que difieren en cuanto a su fundamento y origen (el art. 2523 con el art. 2524). Sin embargo, la
inexistencia de normas sobre interrupción en este artículo (art. 510), añadido a lo anterior, nos lleva
a sostener, que en materia laboral la interrupción de la prescripción se rige por el art. 2523 del
C.C.”44

58. Tesis que señala que existen dos normas de interrupción de la prescripción
laboral, que se aplican a distintos casos sin que se opongan

Por otro lado, está la tesis que entiende que estas normas no se aplican simultáneamente,
sino que cada una tiene su propio ámbito de aplicación. En este sentido, afirma que el art. 2523 se
aplica a la prescripción de dos años establecida en el art. 510 inc. 1, mientras que el art. 2524 se
aplicaría a la prescripción de 6 meses establecida en el inc. 2 del art. 510. Al efecto, la CA de
Concepción, en agosto de 1995 señaló que:

                                                                                                                       
43
  VERA   AYALA,   Jaime,   "Prescripción   y   Caducidad   en   el   derecho   individual   del   trabajo   chileno"   Memoria,  
Universidad  Católica  de  Valparaíso,  1987,  p.  83,  citado  por  MORENO  SEGUEL,  Mónica,  p.  155  
44
 MORENO  SEGUEL,  Mónica,  Ob.  cit.,  p.  156  
“El art. 480 (actual art. 510) del C. del T. primero dispone un plazo de prescripción de dos
años para los derechos regidos por él; luego establece que las acciones provenientes de los actos y
contratos a que se refiere este Código prescriben en seis meses; y, a continuación precisa que el
derecho al cobro de horas extraordinarias prescribe en seis meses; y, finalmente, ordena que “los
plazos de prescripción establecidos en este Código no se suspenderán, y se interrumpirán en
conformidad a las normas de los arts. 2523 y 2524 del C.C.

Que la norma precedentemente señalada requiere una aclaración. Ocurre que el art. 2523 se
refiere a suspensión y a la interrupción de las prescripciones mencionadas “en los dos artículos
precedentes”, que son las llamadas de “corto tiempo” de tres, dos y un año, y el art. 2524 trata de la
prescripción de las acciones especiales que nacen de ciertos actos o contratos, y en ese texto se
omite referencia a la interrupción.

Entonces, conviene aclarar que, cuando el art. 480 (actual art. 510) del C. del T. dispone que
la prescripción que regula se interrumpe conforme a los dos textos del C.C., hay que atender que en
materias de interrupción, la que fija en dos años, se regirá por el art. 2523 (que trata de las tres, dos y
un año), y la que fija de seis meses se regirá por el art. 2524 (que trata de las especiales).

En suma, la prescripción que incide en este caso, que es la de seis meses, se rige en cuanto a
su interrupción por el art. 2524. Y esto significa que no hay regla directa para la interrupción.”45

Si bien esta tesis parece más coherente, en el sentido de que prefiere darle una utilidad o
sentido al art. 2524, es muy perjudicial para el trabajador, ya que significaría que en la práctica, no
habría forma de interrumpir la prescripción de 6 meses establecida en el inc. 2do del art. 510, lo cual
resulta totalmente contrario a los derechos del trabajador.

Es por esta razón que nosotros nos inclinamos por la primera tesis, que sostiene que el
legislador en materia laboral ha querido que el art. 2523 y 2524 se apliquen simultáneamente, lo cual
ha dado como resultado una oposición entre ambas normas, prevaleciendo la primera y quedando sin
aplicación la segunda, de modo que el trabajador podría interrumpir las prescripciones laborales
dando lugar así al denominado efecto de la interversión de la prescripción que ya tuvimos oportunidad
de estudiar.

                                                                                                                       
45
 Corte  de  Apelaciones  de  Concepción,  03  de  agosto  1995,  R.D.J.  t.  92,  Sec.  3ra,  p.  152  (cons.  4to,  5to  y  6to),  
citado  por  BUSTOS  GÓMEZ,  Ricardo,  Ob.  cit.,  pp.  370  y  371  
59. Críticas

Hemos analizado solamente la regla general de prescripción en el derecho laboral chileno, sin
adentrarnos en el análisis de otras normas, y es evidente de que la actual regulación adolece de
numerosas dificultades, varias de ellas gravísimas. A continuación haremos una somera crítica de los
principales problemas que hemos notado en este estudio:

60. La prescripción no se suspende durante la vigencia de la relación laboral

El principal problema, sin duda, es que la prescripción laboral no se suspende durante la


vigencia de la relación laboral, y en ese sentido, el prof. Sergio Gamonal ha sostenido la
inconstitucionalidad de la normativa vigente, ya que iría en contra del Derecho Laboral al amparar
una renuncia tácita de derechos por parte del trabajador a favor del empleador, lo cual estaría en
directa contradicción con uno de los principios fundamentales del derecho laboral, consagrado
legalmente, que es que los derechos laborales tienen el carácter de irrenunciables46, es decir, las partes
no pueden disponer de ellos.47

61. Los plazos son demasiado breves

Si bien en la evolución legislativa laboral se ha constatado un aumento en general de los plazos


de prescripción, estos continúan siendo exiguos, y ello se debe principalmente a que el legislador ha
encontrado suficiente justificación para ello en el hecho de que muchos de los derechos laborales de

                                                                                                                       
46
  A   mayor   abundamiento   un   autor   señala   lo   siguiente:   "En   otras   palabras,   el   legislador   laboral   utiliza   el   criterio  
del  art.  2514  del  C.C.,  es  decir,  se  cuenta  el  tiempo  desde  que  la  obligación  se  haya  hecho  exigible.  Pero  como  
los   derechos   regidos   por   el   C.   del   T.   pueden   ser   perfectamente   exigibles   dentro   de   la   relación   laboral,   el  
trabajador  rara  vez  –por  no  decir  nunca–  va  a  exigir  o  demandar  su  cumplimiento  en  esa  oportunidad,  por  la  
sencilla  razón  de  que  se  somete  al  riesgo  intolerable  de  ser  despedido.  Ocurre  entonces  que,  contra  su  querer  
interno,   permanece   en   inactividad   y   termina   por   prescribir   su   acción.   En   otras   palabras,   se   produce   una  
renuncia   tácita   ahí   donde   el   principio   de   la   irrenunciabilidad   anticipada   y   el   orden   público   laboral   la   prohíbe  
expresamente.  En  estos  casos,  tampoco  está  amparado  el  trabajador  con  algún  mecanismo  de  suspensión  de  la  
prescripción  durante  la  vigencia  de  la  relación  laboral,  por  lo  que  el  único  criterio  para  contabilizar  los  plazos  de  
prescripción  tiene  que  ser  aquel  de  la  conclusión  de  los  servicios  o  de  la  relación  laboral.  Este  precepto,  según  la  
doctrina,  infringe  el  art.  19  n.  16  de  la  C.P.R.  en  relación  al  19  n.  26;  a  normas  legales  protectoras  del  derecho  
laboral   que   se   basan   en   otras   garantías   constitucionales,   no   específicamente   laborales,   como   el   art.   19   n.   1  
C.P.R;   por   último,   de   acuerdo   al   19   n.   24   –por   ser   los   derechos   regidos   por   el   C.   del   T.   derechos   adquiridos–  
existe   propiedad   sobre   ellos,   por   lo   que   no   poder   ejercerlos   dentro   de   la   relación   laboral   además   constituye   un  
abuso  del  derecho."  ELLENBERG  OYARCE,  Carlos,  Ob.  cit.,  p.  112  
47
  GAMONAL     CONTRERAS,   Sergio,     “Introducción   al     Derecho   del   Trabajo”,     Edit.   Jurídica   Conosur,   Santiago,  
1998,  p.  190  
contenido patrimonial sean asimilables a los que están sujetos a las prescripciones de corto tiempo en
el Código Civil, aplicándole a los derechos laborales plazos de prescripción similares, como el de 2
años y 6 meses establecidos en el inc. 1ro y 2do del art. 510, respectivamente.

Con esto el legislador ha olvidado que el Derecho Laboral es un derecho autónomo e


independiente del derecho civil, y que el establecimiento de plazos tan cortos significa una gran
desventaja para el trabajador, a la vez que resulta ser una ayuda para el empleador, quién podrá
excusarse del cumplimiento de las obligaciones oponiendo la excepción de prescripción,
transcurridos apenas 2 años ó 6 meses, según la situación y la tesis interpretativa que se siga.

Por último si consideramos que la parte más débil económicamente de la relación laboral
difícilmente podrá reunir la asesoría e información suficientes en tan breve plazo teniendo en cuenta
que normalmente dispondrá de menores recursos económicos frente al empleador; es claro que esa
inferioridad económica debería suplirse con un plazo superior de prescripción, de al menos 5 años
como sucede en el derecho laboral uruguayo, según veremos más adelante.

62. La aplicación supletoria del derecho civil contradice las especiales


características del derecho laboral

En efecto, hemos señalado varias veces que el derecho laboral es un derecho especial, distinto
del derecho civil, y que se funda precisamente en principios opuestos a éste: mientras que el derecho
civil parte de la igualdad entre las partes, el derecho laboral se caracteriza por la desigualdad entre las
partes, y por esa razón tiene un carácter tuitivo del trabajador. En este sentido un autor señala que el
Derecho Laboral es una disciplina substantivamente distinta al derecho civil y que goza de autonomía
legislativa, científica y jurisdiccional48, y que por lo tanto, someter al trabajador a las reglas civiles,
inspiradas en la autonomía privada y en el mercado importa cosificarlo y convertirlo en un verdadero
objeto de derecho, disponible al mejor postor.49

63. Los derechos laborales consagrados fuera del Código del Trabajo tienen
normas de prescripción más favorables al trabajador
                                                                                                                       
48
 ELLENBERG  OYARCE,  Carlos,  Ob.  cit.,  p.  104  
49
  GAMONAL   CONTRERAS,   Sergio,   “Fundamentos   de   derecho   laboral”,   Edit.   Legal-­‐Publishing   Chile,   Santiago,  
2008,  p.  104  
Paradójicamente sucede que conforme a la normativa actual, los derechos laborales
establecidos fuera del Código del Trabajo tienen normas de prescripción más favorables a los
derechos del trabajador.

Como ya señalamos anteriormente, los derechos laborales consagrados en leyes especiales


se sujetan a las normas de prescripción que sus mismas leyes establecen, y a falta de ellas, se sujetan,
según jurisprudencia mayoritaria, a las reglas generales contenidas en el Código Civil. De lo anterior
se concluye que estos derechos normalmente estarán sujetos a reglas de prescripción que resultan
más favorables al trabajador que las contenidas en el Código del ramo, lo cual es paradójico
considerando que el Código del Trabajo es el que debe velar por la tutela del trabajador y sus
derechos.

Al efecto, resulta bastante ilustrativo el siguiente fallo dictado por la Corte Suprema:

“La parte demandante (trabajador) solicita que se rechace la excepción de prescripción opuesta por el
demandado (empleador) señalando que el art. 163 del D.L. 2.200 (actual art. 510 del C. del T.) es especialísimo
ya que se refiere a las acciones provenientes de los actos y contratos a que el referido cuerpo legal señala (C.
del T.), y que en la representación que inviste ha demandado beneficios establecidos en una ley especial,
contemplados en el art. 80 de la Ley 15.840, disposiciones a las cuales no ha podido referirse el art. 163 del D.L.
2.200 (actual art. 510), y por ello las acciones y derechos que provienen de la ley especial que se invoca se rigen
por las reglas generales de prescripción contempladas en el C.C., siendo el plazo de cinco años, y no de seis
meses, puesto que se está en presencia de un acto o contrato no regulado por el art. 163 del D.L. 2.200 (actual
art. 510), doctrina que por lo demás ha sido reconocida y sustentada por los tribunales de esta ciudad y también
por la Iltma. Corte de Apelaciones local y también Excma. Corte Suprema.”50

Como se aprecia en el fallo recién citado, el hecho de que el derecho alegado estuviera
contenido en una ley especial en vez estar contenido en el Código del Trabajo, significó para el
trabajador tener un plazo de prescripción 10 veces superior al establecido en el Código del Trabajo.

                                                                                                                       
50
  Corte   Suprema,   16   de   septiembre   1986,   F.M.   n.   336,   Sent.   2,   p.   841,   citado   por   BUSTOS   GÓMEZ,   Ricardo,   Ob.  
cit.,  p.  376  
CAPÍTULOII

LA PRESCRIPCIÓN LABORAL EN EL DERECHO COMPARADO

64. Generalidades

Dentro de las diversas ramas del saber jurídico encontramos al Derecho Comparado, que
es una de las áreas del derecho más reciente y de más intenso cultivo, sobre todo en los tiempos
actuales, debido no tanto a la globalización51 de las comunicaciones, que son cada vez más inmediatas
y efectivas, sino que a la occidentalización del mundo y al cada vez más creciente tráfico económico y
jurídico entre las naciones, lo que ha obligado a la adopción de múltiples acuerdos y leyes modelos
que han ido en cierto modo estandarizando el mundo jurídico, incluso más allá de las fronteras de
occidente. En efecto, el destacado filósofo mexicano Leopoldo Zea decía que esta cultura, originada
en el Occidente, no es ya obra de europeos u occidentales. En otras palabras, la occidentalización ha
trascendido sus propias matrices. Es obra todos los pueblos y hombres que han recibido su impacto y
la han transformado en algo propio. Y esto lo podemos decir tanto respecto de valores propios de la
cultura occidental, como son los de carácter social y político, así como respecto de las ideas de
libertad y justicia social.52

La finalidad de esta rama en principio parece un tanto obvia, pero es bueno recordar cuál
fue la intención original de sus principales promotores, que era nada más y nada menos que la
creación de un derecho común de la humanidad, lo que los autores franceses denominaban un droit
commun de l’humanité.

Lo cierto es que el objetivo rápidamente excedió cualquier expectativa de sus más ávidos
gestores, lo que no llevó, en todo caso, al decaimiento de esta ciencia, muy por el contrario, ya que
siempre ha tenido un objetivo final. A diferencia de otras ramas del derecho que persiguen un
resultado inmediato, esta área del derecho busca la verdad de las instituciones, al decir del prof. Hein
Kotz: “esta rama nos permite visualizar, mediante diferencias detalladas, las similitudes más significativas,

                                                                                                                       
51
  Al   respecto,   es   conveniente   señalar   un   concepto   de   globalización:   “La   globalización   es   la   interdependencia  
económica   creciente   del   conjunto   de   los   países   del   mundo,   provocada   por   el   aumento   del   volumen   y   la  
variedad   de   las   transacciones   transfonterizas   de   bienes   y   servicios,   así   como   de   los   flujos   internacionales   de  
capitales,  al  tiempo  que  la  difusión  acelerada  y  generalizada  de  la  tecnología”.  ESTEFANÍA,  Joaquín,  “Hij@,  ¿qué  
es  la  globalización?  La  primera  revolución  del  siglo  XXI,  Edit.  Punto  de  Lectura,  Madrid,  2003,  p.  14  
52
 ZEA  AGUILAR,  Leopoldo,  “El  pensamiento  latinoamericano”,  Edit.  Ariel,  Barcelona,  1976,  2ª  Ed.,  p.  86  
con lo cual podemos fortalecer nuestra fe en la posibilidad de un sentido de justicia unitario.” 53 Y es en este
sentido que el presente trabajo pretende determinar, mediante el análisis comparado de otras
legislaciones, cuál es la tendencia actual en materia de prescripción laboral, y así poder concluir qué
tan cerca o qué tan lejos estamos de ella, y porqué.

                                                                                                                       
53
 ZWEIGERT,  Konrad  y  KÖTZ,  Hein,  “Introducción  al  derecho  comparado”,  Edit.  Oxford  University  Press,  México  
D.F.,  3ª  Ed.,  p.  5  
PÁRRAFO I

MARCO TEÓRICO

65. De la importancia del Derecho Comparado

La importancia del derecho comparado, sobre todo en la época en que vivimos, es una
cuestión indiscutida. Sin embargo, se nos hace imperioso volver a destacarlo, porque muchos de los
actores que operan en el mundo jurídico todavía se encierran en su legislación nacional, y sólo
estudian la legislación extranjera una vez que ésta ha sido ratificada por los órganos competentes de
su Estado y finalmente pasa a ser nacional. Esta forma de entender al derecho se opone totalmente a
la idea que en general abunda, de que el Derecho es una Ciencia.

En este sentido, un autor hace una reflexión acerca del derecho como ciencia en relación a
las otras:

“En las ciencias naturales y médicas, al igual que en la sociología y la economía, los países
intercambian descubrimientos y opiniones. Se trata de una realidad tan cotidiana, que resulta fácil
olvidar su significado. No es posible hablar de una física alemana, de una microbiología inglesa o de
una geología canadiense. Estas especialidades científicas son internacionales; lo más que podemos
asegurar es que las contribuciones de diversos países a los diferentes departamentos del
conocimiento global son destacadas, promedio o modestas. Sin embargo, la situación de la ciencia del
derecho es, para asombro de muchos, completamente diferente. Mientras el derecho romano
predominó como la fuente esencial de todos los sistemas jurídicos del continente europeo, había una
unidad internacional del derecho y de la ciencia del derecho; de igual forma, podemos observar, aun
en nuestros días, cierta unidad del common law en los países angloparlantes. En el continente europeo,
empero, la unidad jurídica comenzó a desaparecer en el siglo XVIII, cuando los códigos nacionales
ocuparon el lugar del derecho romano tradicional. La consecuencia de esto fue que los abogados
comenzaron a concentrarse de manera exclusiva en sus propias legislaciones, desentendiéndose de
todo lo que sucediera allende de sus fronteras. En una época de nacionalismo creciente, tal
narcisismo legal dio lugar al orgullo por los sistemas nacionales: los alemanes pensaban que el derecho
alemán era lo máximo, al igual que los franceses respecto de su propio sistema legal. Fue así como el
orgullo nacional se convirtió en el rasgo distintivo del pensamiento jurídico. El derecho comparado ha
comenzado a terminar con tal estrechez de miras.”54

El derecho comparado, al igual que las demás ramas del derecho, estudia técnicas de
interpretación, principios, normas y reglas en general de un ordenamiento jurídico determinado, pero
lo que realmente lo diferencia de todas las demás ramas, es que el derecho comparado aporta al
descubrimiento de modelos para resolver conflictos jurídicos, ya que puede brindar una gama de
soluciones mucho más amplia que una ciencia avocada a un solo país, simplemente porque los
diferentes sistemas legales del mundo pueden aportar una mayor variedad de soluciones de las que
podría concebir en toda su vida el jurista más imaginativo y especializado en su propio sistema.55

66. Acerca de los tipos de comparación

Las dos formas de comparación más básicas son la microcomparación y la macrocomparación. La


primera se caracteriza por “relacionarse con instituciones o problemas legales específicos, es decir, con los
principios a los que se recurre para resolver situaciones reales o conflictos de intereses particulares.”56

A diferencia de la macrocomparación, que “en vez de centrarse en problemas individuales


concretos y sus soluciones, la investigación se concentra en los métodos de consulta de los materiales legales,
los procedimientos para resolver y dirimir disputas o los papeles que desempeñan algunos actores dentro del
sistema jurídico. Por ejemplo, es posible comparar diferentes técnicas legislativas, estilos de codificación y
métodos de interpretación del derecho.”57

Además los comparatistas distinguen entre el análisis teórico-descriptivo y el análisis práctico. El


primero consiste en “señalar el cómo y el porqué de las diferencias o similitudes entre los distintos sistemas
legales. En tal sentido, el derecho comparado debe utilizar y explotar los modelos teóricos y los datos
empíricos generados por la sociología del derecho. Mientras que en el análisis-práctico, el derecho comparado
busca recomendar la forma más apropiada de resolver un problema específico, de acuerdo con determinadas
condiciones sociales y económicas.”58

                                                                                                                       
54
 ZWEIGERT,  Konrad  y  KÖTZ,  Hein,  Ob.  cit.,  p.  16  
55
 ZWEIGERT,  Konrad  y  KÖTZ,  Hein,  Ob.  cit.,  p.  16  y  17  
56
 ZWEIGERT,  Konrad  y  KÖTZ,  Hein,  Ob.  cit.,  p.  6  
57
 ZWEIGERT,  Konrad  y  KÖTZ,  Hein,  Ob.  cit.,  p.  5  
58
 ZWEIGERT,  Konrad  y  KÖTZ,  Hein,  Ob.  cit.,  p.  13  
Conforme a lo anterior, queremos señalar que el presente trabajo se desarrollará conforme al
método de la microcomparación, utilizando un análisis-práctico debido a la especificidad de la materia
objeto de nuestra comparación.

67. Acerca de los distintas familias jurídicas y el alcance del presente trabajo

Contrario a lo que podría pensarse, la cantidad de ordenamientos jurídicos que existen


actualmente son superiores a la cantidad de países que hay en el mundo. Esto se debe al carácter
localista o provincial de muchos ordenamientos jurídicos. En este sentido, el ordenamiento jurídico
de Estados Unidos resulta ser un buen ejemplo. Al efecto, una autora señala lo siguiente:

“El sistema jurídico de los Estados Unidos es eminentemente parroquial, lo que quiere decir
que en la cultura legal norteamericana, el derecho local, en sus diferentes manifestaciones, es muy
importante.

Siguen siendo válidas las palabras del eminente comparatista norteamericano, John Henry
Merryman, cuando afirma que en los Estados Unidos existen "...un sistema jurídico federal y cincuenta
sistemas jurídicos estatales."59

Debido a lo anterior, los comparatistas han propuesto diversas clasificaciones para


comprender a todos los ordenamientos jurídicos dentro de distintos grupos, atendiendo a factores
históricos, sociales, geográficos e incluso religiosos. Los criterios y los sistemas de clasificación son
diversos, y unos gozan de mayor aceptación que otros.

Nosotros nos referiremos a la clasificación tradicional que señala que existen seis familias
jurídicas, a saber:

a) Familia jurídica romana


b) Familia jurídica germánica
c) Familia jurídica angloamericana
d) Familia jurídica nórdica
e) El derecho en el lejano oriente: derecho chino y japonés
f) Sistemas legales religiosos: derecho islámico e hindú

                                                                                                                       
59
  MORINEAU,   Marta,   “Una   introducción   al   Common   Law”,   Edit.   Universidad   Nacional   Autónoma   de   México,  
2da  ed.,  Ciudad  de  México,  2009,  pp.  83  y  84  
Pues bien, a partir de esta clasificación, nuestro trabajo se concentrará únicamente en el
estudio de ciertos ordenamientos jurídicos pertenecientes a la primera familia que mencionamos,
esto es, a la familia jurídica romana, por el hecho de que nuestro ordenamiento forma parte de ella, y
el presente estudio comparado pretende tener alcances más prácticos que teóricos, en el sentido de
que creemos que nuestro legislador debería inspirarse en algunas de las normas de los países en
estudio a fin de lograr una reforma que sea más coherente con la naturaleza del derecho laboral.
PÁRRAFO II

ESTUDIO EN PARTICULAR DE LA PRESCRIPCIÓN LABORAL EN EL DERECHO DE ALGUNOS


PAÍSES DE LA FAMILIA JURÍDICA ROMANA

68. PRESCRIPCIÓN LABORAL EN EL DERECHO DE URUGUAY

a) Fuente Legislativa

En la legislación uruguaya la regla general de prescripción laboral se encuentra consagrada en


la Ley Nº 18.091 “Sobre créditos o prestaciones laborales originados en la relación de trabajo”,
publicada en el Diario Oficial el 19 de Enero del 2007.60 Su ordenamiento jurídico no contempla la
regulación sistemática de las normas que regulan los derechos laborales bajo la forma de un Código.

b) Los plazos de prescripción

Antes de entrar al análisis del régimen de prescripción laboral es necesario señalar la


distinción, que en esta materia realiza la legislación uruguaya, entre la acción originada en la relación
de trabajo y los créditos o prestaciones laborales.

La acción originada en la relación de trabajo se refiere a la acción legal que marca el inicio del
proceso judicial tendiente a obtener por parte del trabajador el cobro de su crédito o prestación
laboral. Por su parte, el crédito laboral consiste en la o las sumas que el trabajador tiene o no
derecho a percibir en virtud de haberse generado durante la relación de trabajo.

Consecuentemente en esta forma de regular la prescripción, el derecho, que en este caso se


denomina “crédito o prestación laboral”, depende de la acción en el sentido de que si el trabajador
no ejercita la acción dentro del plazo que dispone para ello, no podrá reclamar por ningún medio su
crédito laboral, aún cuando este crédito tenga un plazo de prescripción superior al de la acción legal.
Por lo tanto, es necesario que inicie la acción dentro del plazo dado específicamente para ella a fin de
que pueda exigir en su reclamo lo que se le adeude y así no pierda el derecho a reclamar hasta 5 años
                                                                                                                       
60
 Texto  completo  de  la  ley  disponible  en:  
http://www.parlamento.gub.uy/leyes/AccesoTextoLey.asp?Ley=18091&Anchor=.  Visita,  Febrero  de  2011  
hacía atrás por no haber ejercitado la acción dentro del exiguo plazo que tiene para hacerlo, que es
de 1 año.

En otras palabras, tenemos que, finalizada la relación laboral, el trabajador dispone de un año
para ejercer su derecho a accionar en contra de su antiguo empleador. Así lo dispone la Ley 18.091
en su art. 1:

“Art. 1º.- Las acciones originadas en las relaciones de trabajo prescriben al año, a partir del día
siguiente a aquél en que haya cesado la relación laboral en que se fundan”.

Respecto de los créditos o prestaciones laborales como son los derivados de licencias, salario
vacacional, indemnización por despido, horas extras, etc., estos prescriben a los cinco años, contados
desde la fecha en que pudieron ser exigibles. Así lo dispone el art. 2 de la ley en comento:

“Art. 2º.- Sin perjuicio de lo previsto en la disposición anterior, los créditos o prestaciones laborales
prescriben a los cinco años, contados desde la fecha en que pudieron ser exigibles”.

Llama la atención la forma que tiene la norma de referirse al momento a partir del cual
comienzan a contarse los cinco años, porque si bien se asimila a la regla general que rige en nuestro
país61, esta norma más bien señala “desde la fecha en que pudieron ser exigibles.”62

c) Interrupción de la prescripción

Las formas de interrumpir la prescripción fueron modificadas por la Ley 18.091, ya que el
régimen anterior, previsto en la Ley 16.90663, disponía que el plazo de un año para iniciar la acción se
                                                                                                                       
61
 La  regla  general  de  prescripción  laboral  señala  en  el  inc.  1  del  art.  510  que:      Art.  510.  Los  derechos  regidos  
por  este  Código  prescribirán  en  el  plazo  de  dos  años  contados  desde  la  fecha  en  que  se  hicieron  exigibles.    
62
 La  expresión  “desde  que  pudieron  ser  exigibles”,  es  similar  a  la  empleada  en  nuestra  legislación  “desde  que  se  
hicieron  exigibles”.  En  este  sentido,  un  autor  uruguayo  señala:  “Asimismo,  la  citada  ley  18.091  dispone  que  los  
créditos   o   prestaciones   laborales     prescriben   a   los   cinco   años,   contados   desde   la   fecha   en   que   pudieron   ser  
exigibles.     Esto   implica   que,   cesada   la   relación   laboral,   el   trabajador   tendrá   un   año   para   presentar     su  
reclamación,  y  tan  solo  podrá  reclamar  los  créditos  que  se  hayan  hecho  exigibles  en    los  cinco  años  anteriores;  
los   créditos   hechos   exigibles   con   una   antigüedad   mayor,     habrían   prescrito   y   no   podrían   ser   reclamados.  
GONZÁLEZ   MULLIN,   Horacio,   “NATURALEZA   LABORAL   DEL   CREDITO   A   FAVOR   DEL   JUGADOR   POR       CESION   DE  
DERECHOS   FEDERATIVOS   A   UN   CLUB”,   p.   5.   Extraído   de   http://www.gmsestudio.com.uy/pdf/natura-­‐
laboral_credito-­‐jugador.pdf.  Visitado  en  febrero  2011.  
63
 Ley  16.906  sobre  Interés  Nacional,  Promoción  y  Protección  que  crea  normas  referidas  a  la  declaración  de  las  
inversiones   realizadas   por   inversores   nacionales   y   extranjeros   en   el   territorio   nacional,   publicada   en   el   Diario  
Oficial   el   20   de   enero   de   1998.   Texto   completo   de   esta   ley   disponible   en:  
http://www.parlamento.gub.uy/leyes/AccesoTextoLey.asp?Ley=16906&Anchor=.  Visita,  febrero  de  2011  
interrumpía con la audiencia de conciliación en presencia del citante, seguida de demanda judicial
siempre y cuando ésta fuera promovida dentro de los treinta días siguientes de celebrada la
conciliación (art. 29 inc. 2). El nuevo régimen, establecido en la Ley 18.092 amplía y flexibiliza las
posibilidades de interrumpir la prescripción en los siguientes términos:

“Art. 3º.- La sola presentación del trabajador o su representante ante el Ministerio de Trabajo y
Seguridad Social, solicitando audiencia de conciliación prevista en el art. 10 del Decreto-Ley Nº 14.188, de 5
de abril de 1974, interrumpe la prescripción”.

Esta norma es más favorable al trabajador porque no le obliga a interponer la demanda


correspondiente dentro de los 30 días siguientes, ni tampoco le exige comparecer personalmente,
sino que sólo le exige que solicite la audiencia de conciliación, solicitud que puede ser presentada por
el mismo trabajador o por su representante, y con ello logra interrumpir el curso de la prescripción.

Más aún, esta ley en su art. 4 establece como otras formas de interrumpir la prescripción la
mera presentación de la demanda o cualquier otra gestión jurisdiccional tendiente a proteger o
preparar el cobro del crédito, siendo el texto del citado artículo el que sigue:

“Art. 4º.- Los plazos de prescripción previstos en la presente ley también se interrumpen con la mera
presentación de la demanda o cualquier otra gestión jurisdiccional del interesado tendiente a proteger o
preparar el cobro del crédito, ante el tribunal competente, sin necesidad de trámite posterior alguno”.

Por ejemplo si el trabajador presentara un escrito solicitando que se trabe embargo sobre
algunos bienes de la empresa se produciría la interrupción de la prescripción ya que ésta sería una
forma de “proteger o preparar el cobro del crédito”. De la misma forma interrumpiría la
prescripción la interposición de cualquier otra medida prejudicial precautoria. También deberíamos
entender interrumpida la prescripción si se solicita una diligencia judicial que busque obtener de
manos del empleador la documentación necesaria para la preparación de una demanda

d) Vigencia

La Ley 18.091 respecto a su vigencia establece lo siguiente:

“Art. 5º.- Quedan incluidas en el régimen de prescripción establecido en los artículos 1º y 2º, las
relaciones laborales vigentes a la fecha de entrada en vigencia de la presente norma legal”.
Expresamente señala que quedarán incluidas las relaciones laborales vigentes a la fecha de
entrada en vigencia de la Ley. En la medida que no se establece una fecha específica de entrada en
vigencia de esta ley, es aplicable la regla general que el ordenamiento jurídico uruguayo dispone, el
cual señala que las leyes entran en vigencia diez días después de su publicación en el Diario Oficial.
Por lo tanto, la Ley 18.091 entró en vigencia el día 30 de enero de 2007. En virtud de ello, las
relaciones laborales vigentes a partir de esa fecha son las que están siendo regidas por las
disposiciones de la referida Ley.64 Por lo tanto para comprender sus efectos, hay que distinguir la
situación de los empleados cuya relación laboral terminó antes de esa fecha y los que fueron
despedidos después de esa fecha. Respecto de los primeros, ellos pudieron reclamar solamente por
los créditos adeudados de dos años hacia atrás, y respecto de los segundos, pudieron efectuar
reclamos respecto de derechos cuya exigibilidad se remonta hasta cinco años hacia atrás.

Por último el art. 6 dispone lo siguiente:

“Art. 6º.- Derógase el art. 29 de la Ley Nº 16.906 de 7 de enero de 1998”.

Dicho art. era el que contenía toda la regulación de la prescripción en materia laboral.

e) Las reformas en materia de prescripción en la legislación uruguaya65

Primera reforma. El 23 de diciembre del 1975 nacía a la vida jurídica el Decreto-Ley 14.490,
en donde "Se sustituía el tradicional régimen de prescripción corta, por el instituto de la caducidad,
cuyas principales consecuencias eran: a) la caducidad no debía ser invocada, pudiéndose oponer de
oficio en cualquier etapa de los procedimientos; b) extinguía el derecho y no simplemente la acción;
c) no era susceptible de suspensión o de interrupción. Se conservaba el rígido criterio de que el
instituto operaría al año de generarse el crédito y no desde la finalización de la relación laboral".

Segunda reforma. El 28 de octubre de 1986 el parlamento democrático dicta la Ley 15.837


que estableció un plazo de dos años a contar desde el despido para reclamar los créditos laborales y,
al mismo tiempo, dispuso que no podían reclamarse créditos laborales que se hubieran hecho
exigibles con más de 10 años de anticipación a la fecha de la demanda. Esta norma significó un claro
                                                                                                                       
64
  Lapique,   Luis,   “Nueva   regulación   de   prescripción   de   créditos   laborales   (Ley   18.091)”,   publicado   en  
http://lsabogados.com.uy,   enero   2007.   Disponible   en:   http://lsabogados.com.uy/2007/01/26/nueva-­‐
regulacion-­‐de-­‐prescripcion-­‐de-­‐creditos-­‐laborales-­‐ley-­‐18091/,  Visita,  febrero  2011.  
65
 En  este  punto  seguiremos  el  estudio  hecho  por  Raso,  Garmendia  y  Rodríguez  Azcúe  en  “Prescripción  Laboral”  
Fundación  de  Cultura  Universitaria,  Editorial  Jurídica,  Montevideo,  Mayo  2007.  
avance para los derechos de los trabajadores y, simultáneamente, un grave riesgo para los
empleadores quienes, muchas veces, se encontraron con sentencias de condena por hechos
generados durante diez años, lo que determinaba la exorbitante cuantía de las mismas.

Tercera reforma. En 1998, el péndulo vuelve al otro extremo y el 7 de enero el parlamento


sanciona la Ley 16.906 de Promoción y Protección de Inversiones, cuyo art. 29, ya analizado, modifica
sustancialmente los plazos de caducidad y prescripción estableciendo que para las acciones originadas
en las relaciones de trabajo el plazo es de 1 año y para los créditos o prestaciones laborales el plazo
se reducía a 2 dos años.

Cuarta reforma. El Parlamento uruguayo con mayoría del Gobierno Progresista, sanciona el 7
de enero del 2007 la Ley 18.091 que venimos estudiando, y vuelve a modificar los plazos de
prescripción, para tutelar los derechos de los trabajadores ampliando el plazo para los créditos o
prestaciones laborales a 5 años, entre otras reformas.

f) Crítica acerca de las constantes reformas en esta materia66

La legislación laboral es sensible a los cambios del signo político de las mayorías
parlamentarias. Prueba de ello, son las múltiples leyes laborales aprobadas o en vías de aprobación a
partir del año 2005, con la finalidad de otorgar una mayor protección a los trabajadores a expensas
de sus patrones.

Si el próximo gobierno no es del Frente Amplio o aun siéndolo, si carece de mayorías


parlamentarias, es probable que comience un nuevo movimiento pendular a nivel legislativo,
modificando varias de las leyes recientemente aprobadas. Esa relación existente entre el contenido de las
normas laborales y el signo político de las mayorías parlamentarias no es conveniente para trabajadores y
empresarios, cuyos derechos son objeto de continuas modificaciones.

Un ejemplo de lo que venimos diciendo son las modificaciones al régimen de prescripción y


caducidad de los créditos laborales, que se sucedieron desde que Uruguay volvió a la democracia.

                                                                                                                       
66
  Publicación   diario   El   País,   Montevideo,   lunes   25   de   agosto   2008.   Texto   disponible   en:  
http://www.elpais.com.uy/Suple/EconomiaYMercado/08/08/25/ecoymer_365649.asp.  Visita  enero  2011  
69. PRINCIPALES ASPECTOS DE LA PRESCRIPCIÓN LABORAL DE URUGUAY
EN RELACIÓN A LA PRESCRIPCIÓN LABORAL DE CHILE

Si bien carece de un Código del Trabajo, la normativa actual que la regula, hace sutiles
distinciones como por ejemplo la que recién comentamos, consistente en distinguir entre derechos y
acciones, y en este caso tal alcance no resulta inútil, sino que ha sido claramente definido por el
legislador, y tiene una importancia práctica fundamental.

Respecto del plazo, hay que distinguir entre créditos o prestaciones laborales y la acción para
reclamar aquéllas. Si bien el plazo de la acción es bastante corto (1 año), los derechos prescriben a los
5 años contados desde su exigibilidad, lo cual es bastante más amplio y favorable a los derechos del
trabajador, en comparación con lo dispuesto en nuestro país. En este sentido, el plazo de
prescripción no corre mientras esté vigente la relación laboral, ya que el cómputo de la acción se
inicia a contar de la fecha de término de la relación laboral. Sin embargo, sólo se podrán reclamar
derechos que no hayan prescrito, y al respecto hay que recordar que estos prescriben en 5 años,
contados desde que “pudieron ser exigibles”; expresión cuyo significado ya tuvimos oportunidad de
estudiar. Por lo que en la práctica, aunque el plazo para ejercer la acción de prescripción no corra
mientras la relación laboral esté vigente, los derechos irían prescribiendo de todos modos a medida
que se vayan cumpliendo 5 años desde su exigibilidad.

Respecto de la interrupción de la prescripción, sin duda resulta más favorable al trabajador


este régimen, desde que en el derecho nacional la mayoría de la jurisprudencia acoge la tesis que
señala que la voz “requerimiento” a que se refiere la norma de interrupción de prescripción laboral
(art. 2523 del C.C.), significa demanda judicial válidamente notificada, la cual es una tesis que no
compartimos por las razones que ya expresamos.
70. PRESCRIPCIÓN LABORAL EN EL DERECHO DE COLOMBIA

a) Fuentes Legislativas

En el derecho colombiano la institución de la prescripción en materia laboral se encuentra


regulada en distintos cuerpos normativos, los cuales tienen, por regla general, el mismo ámbito de
aplicación, por lo que se complementan. En definitiva, las fuentes son las que siguen:

1) Código Sustantivo del Trabajo, que en su Título II denominado “Disposiciones finales”, Capítulo I
“Prescripción de acciones” contiene dos artículos referidos a esta materia. En el art. 488 establece la
regla general y en el art. 489 regula cómo se interrumpe la prescripción. Este Código fue publicado en
el Diario Oficial No 27.622, del 7 de junio de 1951, publicación que fue ordenada por el art. 46 del
Decreto Ley 3743 de 1950.67

2) Código Procesal del Trabajo, en su art. 151 contiene una norma relativa a la prescripción. Su texto
está contenido en el Decreto Ley n° 2158 de 1948 adoptado por el Decreto 4.133 de 1948 como
legislación permanente.68

3) Decreto 3.135 de 1968, el cual no fue publicado siendo su fecha de entrada en vigencia el 26 de
diciembre de 1968. En este decreto se prevé la integración de la seguridad social entre el sector
público y el privado y se regula el régimen prestacional de los empleados públicos y trabajadores
oficiales. Contiene un artículo referido a la prescripción.

4) Decreto 1.848 del 4 de noviembre de 1969, por el cual se reglamenta el Decreto 3.135 de 1968,
publicado en el Diario Oficial No 32.937, del 20 de noviembre de 1969.

b) Los plazos de prescripción

                                                                                                                       
67
 Texto  completo  de  este  código  disponible  en:  
http://www.secretariasenado.gov.co/senado/basedoc/codigo/codigo_sustantivo_trabajo.html#1.  Visita  
Febrero  de  2011.  
68
 Texto  completo  de  este  código  disponible  en:  
http://www.secretariasenado.gov.co/senado/basedoc/codigo/codigo_procedimental_laboral.html.  Visita  
febrero  de  2011.  
En el derecho colombiano existe una regla general en materia de prescripción, la cual se
encuentra en el art. 488 del Código Sustantivo del Trabajo, que es la principal fuente del derecho
laboral. En definitiva, su texto es el que sigue:

“Artículo 488. REGLA GENERAL. Las acciones correspondientes a los derechos regulados en este
código prescriben en tres (3) años, que se cuentan desde que la respectiva obligación se haya hecho exigible,
salvo en los casos de prescripciones especiales establecidas en el Código Procesal del Trabajo o en el presente
estatuto.”

Por lo tanto, según esta norma el trabajador pierde el derecho a accionar en contra de su
empleador una vez transcurridos 3 años desde que la obligación en que se funda la reclamación se
haya hecho exigible. Casi el mismo texto se repite en el Código Procesal del Trabajo, en su art. 151,
primera parte, que señala:

“Articulo 151. -Prescripción. Las acciones que emanen de las leyes sociales prescribirán en tres años,
que se contarán desde que la respectiva obligación se haya hecho exigible...”

Tanto en el Decreto 3.135 de 1968 como en el Decreto 1.848 de 1969, también se establece
que el plazo de prescripción es de 3 años, en los siguientes términos:

Decreto 3.135, “Art. 41, 1ra parte.- Las acciones que emanen de los derechos consagrados en este Decreto
prescribirán en tres años, contados desde que la respectiva obligación se haya hecho exigible.”

Decreto 1.848, “Art. 102.- Prescripción de acciones. 1. Las acciones que emanan de los derechos
consagrados en el Decreto 3.135 de 1968 y en este Decreto, prescriben en tres (3) años, contados
a partir de la fecha en que la respectiva obligación se haya hecho exigible.”

En todos estos artículos se establece que el plazo de prescripción de las acciones comienza a
contarse desde “que la obligación se haya hecho exigible” entonces dependiendo del derecho que
reclame el trabajador el plazo de prescripción empezará a contarse de diferentes formas.

Respecto de la prescripción del sueldo o salario, éste se hace exigible una vez haya terminado
el periodo de trabajo pactado, el cual, según la legislación colombiana, puede ser diario, semanal,
quincenal o mensual, entonces el plazo de prescripción comenzará a correr al día siguiente del
vencimiento del plazo para pagar el sueldo o salario.
c) Interrupción de la prescripción

La interrupción del plazo de prescripción en el derecho laboral colombiano se regula en el


art. 489 del Código Sustantivo del Trabajo; en el art. 151 parte segunda del Código Procesal del
Trabajo; en el art. 41 inc. 2 del decreto 3.135 de 1968; y en el art. 102 numeral 2 del decreto 1.848
de 1969. El texto de estos artículos en su parte pertinente es el que sigue:

Código Sustantivo del Trabajo: “Articulo 489. Interrupción de la Prescripción. El simple reclamo escrito del
trabajador, recibido por el {empleador} (sic), acerca de un derecho debidamente determinado, interrumpe la
prescripción por una sola vez, la cual principia a contarse de nuevo a partir del reclamo y por un lapso igual
al señalado para la prescripción.”

Código Procesal del Trabajo: “Articulo 151. –Prescripción (…) El simple reclamo escrito del trabajador,
recibido por el patrono, sobre un derecho o prestación debidamente determinado, interrumpirá la prescripción
pero sólo por un lapso igual.”

Decreto 3135 de 1968: “Art. 41.-… El simple reclamo escrito del empleado o trabajador ante la autoridad
competente, sobre un derecho o prestación debidamente determinado, interrumpe la prescripción, pero sólo
por un lapso igual.”

Decreto 1848 de 1969: “Art. 102.- Prescripción de acciones… 2. El simple reclamo escrito del empleado
oficial formulado ante la entidad o empresa obligada, sobre un derecho o prestación debidamente
determinado, interrumpe la prescripción, pero solo por un lapso igual.”

Como podemos apreciar, del tenor de las normas citadas, la interrupción de la prescripción
opera simplemente cuando el trabajador presenta por escrito a su empleador un reclamo sobre el
derecho o prestación que alega. El efecto que produce a interposición de ese reclamo es que el plazo
que venía corriendo en contra del trabajador, para reclamar el derecho, se pierde y comienza a
contarse nuevamente el mismo plazo.

El plazo de prescripción que se establece en la legislación colombiana es tan solo de 3 años y


se cuentan desde que la obligación se haya hecho exigible, lo que obliga muchas veces al trabajador a
accionar en contra de su empleador dentro de la relación laboral, tema que, por lo demás, es análogo
a lo que ocurre en Chile. Esto resulta inconveniente para el trabajador, ya que podría poner en riesgo
su puesto de trabajo o hacer intolerable su continuación en el mismo. Es por estas razones que
resulta conveniente para el trabajador que la forma de interrumpir la prescripción sea fácil de realizar.
El único inconveniente que apreciamos de esta forma de interrumpir, es que para asegurar la
efectividad de la interrupción, el trabajador debería solicitar del empleador un acuse de recibo del
reclamo, pues de lo contrario, resultaría muy difícil probar que efectivamente se presentó este
reclamo por escrito al empleador.

En cuanto al efecto de la interrupción, éste simplemente hace que los tres años de la
prescripción empiecen a contarse de nuevo, lo cual puede extender el término efectivo de
prescripción a casi 6 años (si la interrupción se presenta justo antes de los tres años), un tiempo que,
si lo comparamos con los 6 meses que otorga el inc. 2 del art. 510 del C. del T. chileno, resulta
razonable para que el trabajador pueda recurrir a las instancias necesarias y hacer valer sus
derechos.69 También hay que tener en consideración que según lo dispone el art. 489 del Código
Sustantivo del Trabajo, la interrupción de la prescripción sólo opera por una sola vez.

Dicho de otro modo, la prescripción operará siempre que el trabajador no ejerza ante la
autoridad correspondiente el derecho que le corresponde, una vez que hayan transcurridos 3 años
desde que la obligación se haya hecho exigible y no hubiese operado la interrupción o prórroga de la
prescripción.

71. PRINCIPALES ASPECTOS DE LA PRESCRIPCIÓN LABORAL DE COLOMBIA


EN RELACIÓN A LA PRESCRIPCIÓN LABORAL DE CHILE

No tan sólo tiene un Código del Trabajo, sino que además un Código Procesal del Trabajo.

Al igual que en nuestro derecho laboral, se establece que prescriben las acciones, sin hacer la
distinción entre prescripción de la acción y de los derechos, como sí lo hace el derecho laboral de
Uruguay.

Respecto del plazo, hay que señalar que al igual que en nuestra legislación, el plazo de
prescripción de la acción se inicia desde el momento en que “se haya hecho exigible” el derecho cuya
reclamación se pretende. En todo caso, se establece una interesante norma, a propósito del derecho
de sueldo, al señalar que la exigibilidad de éste comienza a correr el día siguiente a aquel en que se
haya finalizado un período para realizar los trabajos, es decir, al término de un día, semana, quincena
o mes.

                                                                                                                       
69
  Documento   publicado   el   24   de   noviembre   de   2010.   Disponible   en:   http://www.gerencie.com/tag/laboral.  
Visita,  Febrero  de  2011  
Respecto de la interrupción de la prescripción resulta más favorable al trabajador este
régimen, ya que en el derecho nacional, como ya comentamos a propósito de Uruguay, la mayoría de
la jurisprudencia señala que hay que demandar judicialmente para interrumpir, mientras que aquí
bastaría una reclamación escrita. Lo curioso es que señala que se interrumpe por una sola vez. Luego
la norma en cuestión pasa a señalar los efectos de la interrupción, que son los mismos que ya
estudiamos anteriormente.
72. PRESCRIPCIÓN LABORAL EN EL DERECHO DE PERÚ

a) Fuente Legislativa

En el derecho laboral de Perú la Ley Nº 27.321, denominada específicamente “Ley de


Prescripción Laboral” es la que establece un nuevo plazo de prescripción de las acciones derivadas de
la relación laboral70, la cual fue publicada en el Diario Oficial “El Peruano” el 22 de Julio del 2000 con
vigencia desde el 23 de Julio del mismo año.

Otra fuente de la prescripción laboral en el derecho peruano es el Código Civil de Perú ya


que su normativa es supletoria a la institución que venimos estudiando.

b) Los plazos de prescripción

El plazo de prescripción de los derechos derivados de las relaciones de trabajo en la


legislación peruana se encuentra establecido en el art. único de la Ley N° 27.321 en los siguientes
términos:

“Art. Único.- Del objeto de la ley

Las acciones por derechos derivados de la relación laboral prescriben a los 4 (cuatro) años, contados
desde el día siguiente en que se extingue el vínculo laboral.”

Este plazo de 4 años para la prescripción de los derechos derivados de las relaciones
laborales fue una innovación a favor del trabajador, ya que la normativa anterior a esta regulación,
contenida en la Ley N° 27.02271, por la cual se estableció que las acciones por derechos derivados de
la relación laboral prescribían en 2 años contados desde el día siguiente a aquel en que se extingue el
vínculo laboral.

c) Interrupción de la prescripción

                                                                                                                       
70
 Texto  completo  de  esta  ley  disponible  en:  http://www.congreso.gob.pe/ntley/Imagenes/Leyes/27321.pdf.  
Visita,  Diciembre  de  2010  
71
  Ley   27.022   que   establece   la   prescripción   de   las   acciones   derivadas   de   la   relación   laboral,   publicada   en   el  
Diario   Oficial   “El   Peruano”   el     23   de   Diciembre   de   1998.   Texto   completo   de   la   ley   disponible   en:  
http://www.congreso.gob.pe/ntley/Imagenes/Leyes/27022.pdf.  Visita,  Noviembre  de  2010  
La ley 27.321 no estableció la forma en que se interrumpe la prescripción de los derechos
laborales en el derecho peruano, por lo que el tratamiento de esta materia la encontramos en el
Código Civil de dicho país cuyo texto fue aprobado por decreto legislativo N° 295, promulgado el 24
de julio de 1984 y publicado en el Diario Oficial “El Peruano” el 25 de de julio del mismo año. Las
reglas del Código Civil son aplicables supletoriamente a las normas laborales. De este modo, la
regulación de la interrupción de la prescripción se encuentra el art. 1996 del Código Civil peruano, el
cual contiene cuatro causales de interrupción72. El texto de dicho artículo es el siguiente:

“Artículo 1996.- Interrupción de la prescripción

Se interrumpe la prescripción por:

1.- Reconocimiento de la obligación.

2.- Intimación para constituir en mora al deudor.

3.- Citación con la demanda o por otro acto con el que se notifique al deudor, aun cuando se haya acudido a
un juez o autoridad incompetente.

4.- Oponer judicialmente la compensación.”

A causa de que existe cierta discusión acerca de la procedencia en materia de prescripción


laboral de las cuatro causales de interrupción mencionadas, y debido a la importancia ejemplificadora
que tiene para el derecho laboral chileno, es necesario que hagamos un breve análisis de cada una de
ellas.

d) Análisis particular de cada causal de interrupción

En el caso del reconocimiento de la obligación, éste puede ser expreso, como lo sería en el caso
que el empleador señale en una carta que tiene una obligación con su antiguo trabajador, o bien

                                                                                                                       
72
  En   todo   caso,   debemos   señalar   el   comentario   de   un   autor   acerca   del   alcance   de   estas   cuatro   causales   de  
interrupción  y  la  acogida  que  ha  tenido  por  la  jurisprudencia   laboral  del  Perú:  “La  jurisprudencia  peruana  se  ha  
pronunciado   por   la   inaplicabilidad   de   2   de   estas   causales:   la   intimación   en   mora   y   citación   con   la   demanda,   por  
lo   que   sólo   dos   de   las   causales   de   interrupción   serían   aplicables   a   la   prescripción   laboral,   cuales   son   el  
reconocimiento  de  la  obligación  y  la  intimación  para  constituir  en  mora  al  deudor”.  DEL  AGUILA  VELA,  Robert,  
“La  Prescripción  extintiva  y  su  aplicación  en  el  ámbito  laboral”,  Actualidad  Jurídica  (publicación  mensual  de  la  
Gaceta   Juridica),   tomo   111,   Febrero   2003.   Disponible   en:   http://www.scribd.com/doc/13980641/La-­‐
prescripcion-­‐extintiva-­‐y-­‐su-­‐aplicacion-­‐en-­‐el-­‐ambito-­‐laboral-­‐Robert-­‐del-­‐Aguila-­‐Vela-­‐Peru.   Visita,   noviembre   de  
2010  
 
podría ser tácito, como sería el caso en que el empleador solicita un plazo al trabajador para realizar
el pago de lo adeudado. En este supuesto, bien ocurre que el deudor emite una manifestación de
voluntad o bien ésta se infiere de su conducta. En ambos casos dentro del plazo de prescripción,
puesto que si el empleador la emitiera una vez vencido el término, estaríamos frente a una renuncia al
tiempo de prescripción ganado, lo cual sería tremendamente provechoso para el trabajador.

Respecto de la segunda causal, esto es, el caso de la intimación para constituir en mora al deudor
hay que tener en cuenta que en la legislación peruana existe la ley 25.92073, que entre otras cosas, en
su art. 3ro74 establece “la mora automática para las obligaciones económicas del empleador para el
cómputo de intereses”, razón por la cual algunos autores laboralistas han estimado que según lo
dispone esta ley existiría una interrupción permanente del plazo de prescripción, haciendo que éste
no corra mientras el empleador esté en mora con el trabajador, lo cual afecta al empleador y
favorece al trabajador, ya que el primero nunca podría alegar la prescripción de los derechos en
contra del segundo. Sin embargo, la mayoría de la doctrina peruana estima que esta mora automática
tiene un campo de aplicación limitado, y que por lo tanto sólo produce sus efectos respecto del inicio
del cómputo del cobro de los intereses que se harían al empleador moroso. En otros términos, su
ámbito de aplicación no se extiende a la prescripción laboral peruana.

Finalmente esta causal de interrupción sí es aplicable a las obligaciones derivadas de relaciones


laborales, pero con los matices que hemos señalado.

Respecto de la citación con la demanda o por otro acto con el que se notifique al deudor, aun
cuando se haya acudido a un juez o autoridad incompetente. Lo mismo sucede, en todo caso, tratándose
de la interrupción civil de la prescripción laboral chilena, en el sentido de que la presentación de una
demanda ante tribunal incompetente también interrumpe la prescripción, fundado en el tenor del art.
2503 del C.C. que señala: “Interrupción civil es todo recurso judicial.”

Con la demanda ante los tribunales de justicia lo que hace el trabajador es exigir el respaldo
del aparato coercitivo del Estado en el cobro del crédito.

                                                                                                                       
73
 Ley    N°  25.920  “Dispone  que  el  interés  que  corresponde  pagar  por  adeudos  de  carácter  laboral  es  fijado  por  el  
Banco  Central  de  Reserva  del  Perú”,  promulgada  el  28  de  noviembre  de  1992  y  publicada  el  03  de  diciembre  de  
1992.   Texto   completo   de   la   ley   disponible   en:   http://www.congreso.gob.pe/ntley/Imagenes/Leyes/25920.pdf.  
Visita,  noviembre  de  2010  
74
  Ley     N°   25.920,   art.   3:   “El   interés   legal   sobre   los   montos   adeudados   por   el   empleador   se   devengan   a   partir   del  
día   siguiente   a   aquel   en   que   se   produjo   el   incumplimiento   y   hasta   el   día   de   su   pago   efectivo,   sin   que   sea  
necesario   que   el   trabajador   afectado   exija,   judicial   o   extrajudicialmente,   el   cumplimiento   de   la   obligación   al  
empleador  o  pruebe  haber  sufrido  algún  daño.”  
Es preciso advertir, según lo indica el autor peruano Robert del Águila Vela, que “en el
derecho común peruano la interrupción de la prescripción no se produce por el hecho de la
interposición de la demanda, sino que por su notificación legal al emplazado, teniendo en
consideración que la acción puede ejercitarse hasta el último día del plazo.”75 Esta es la razón por la
cual esta causal no es aplicada por los juzgados laborales del Perú, por aplicación del carácter
protector del derecho del trabajo, ya que, como señala el autor, al no tener el control el trabajador
sobre los plazos de emplazamiento (que dependen directamente de la actuación del juzgador, el
mismo que muy escasas veces cumple con los términos procesales según lo revela la realidad
peruana) sería absolutamente injusto que su crédito se vea perjudicado en el supuesto de que el
traslado de la demanda se produzca con posterioridad al vencimiento del plazo de prescripción a
pesar que la acción se ejercitó dentro del plazo correspondiente. Por este motivo es que en el año
1999 el pleno jurisprudencial laboral de Perú adoptó el acuerdo N° 05-99 que establece que “El plazo
de prescripción de las acciones por derechos derivados de la relación laboral se interrumpe con la
presentación de la demanda ante el órgano jurisdiccional” y entre los argumentos para llegar a tal
acuerdo señalaron en su considerando tercero que “el plazo de prescripción se cumple el último día
de su vencimiento, por lo que hasta esa oportunidad es posible hacer ejercicio de la acción.”

En este sentido, debemos agregar que existen muchos argumentos a favor de que la
prescripción laboral se interrumpa con la sola presentación de la demanda. Así, el autor peruano que
hemos citado señala que la supletoriedad del Código Civil es aplicable sólo en cuanto no colisione con la
naturaleza de cada área específica del derecho laboral. También señala que la prescripción de la acción
opera al transcurrir el último día del plazo, por lo que su ejercicio antes de dicho término es válido y
no puede encontrarse supeditado a la notificación de la demanda si no existe norma expresa que así
lo indique. Finalmente señala que, por lo menos en materia comercial, existe un antecedente
normativo de esta postura, pues el art. 955 del Código de Comercio establece que la interrupción de
la prescripción opera con la sola interposición de la demanda.

La última causal de interrupción de la prescripción es “oponer judicialmente la


compensación”, lo que significa que el trabajador, que es demandado por su empleador por un
crédito que éste tenga en contra de aquél, responde a la demanda con la compensación de un crédito
derivado de la relación laboral que los unía. Si bien es poco frecuente que el trabajador tenga

                                                                                                                       
75
  DEL   AGUILA   VELA,   Robert,   “La   Prescripción   extintiva   y   su   aplicación   en   el   ámbito   laboral”,   Actualidad   Jurídica  
(publicación   mensual   de   la   Gaceta   Jurídica),   tomo   111,   Febrero   2003.   Disponible   en:  
http://www.scribd.com/doc/13980641/La-­‐prescripcion-­‐extintiva-­‐y-­‐su-­‐aplicacion-­‐en-­‐el-­‐ambito-­‐laboral-­‐Robert-­‐
del-­‐Aguila-­‐Vela-­‐Peru.  Visita,  noviembre  de  2010  
obligaciones económicas con el empleador que puedan ser compensadas con la que éste tenga frente
a aquél, parecería en principio que esta causal sería de escasa aplicación en materia laboral. Sin
embargo, en el derecho peruano existe la “Ley de Compensación por Tiempo de Servicio” (D.S. N°
001-97-TR) que regula la compensación de sumas adeudadas por los trabajadores a sus empleadores,
por lo que tenemos que, por lo menos en materia de compensación por tiempo de servicio, se
produciría la causal de interrupción consistente en la compensación. Otra hipótesis en que existiría la
oportunidad de oponer una compensación por parte del trabajador con el objeto de interrumpir la
prescripción sería cuando el trabajador adeuda sumas al empleador por créditos nacidos de
relaciones extra laborales, por ejemplo si celebraron un contrato de mutuo. En este caso, si el
empleador acciona en busca del cobro de su crédito, el trabajador puede válidamente oponer la
compensación judicial. En esta materia también existe un acuerdo del pleno jurisprudencial laboral de
Perú que precisa una limitación a las diversas hipótesis de compensación que puedan plantearse. Al
efecto, el acuerdo N° 06-99 de 1999 señala: “No procede la compensación de deudas entre la
compensación por tiempo de servicios y el monto mandado pagar en un proceso penal por concepto
de reparación civil”.76

d) Suspensión de la prescripción

El Ordenamiento Jurídico Peruano señala expresamente la forma en que el plazo de


prescripción en materia laboral se suspende.

La Ley N° 26.872 de Conciliación77 señala en su art. 19 lo siguiente:

“Art. 19.- Prescripción y Caducidad.- Los plazos de prescripción y caducidad establecidos en el código
civil se suspenden a partir de la fecha de presentación de la solicitud de Conciliación Extrajudicial.”

Como ya habíamos señalado las reglas del derecho común se aplican supletoriamente a la
legislación laboral. De esta forma si el trabajador da inicio a un proceso de conciliación extrajudicial,
                                                                                                                       
76
 El  autor  Robert  del  Águila  Vela  al  respecto  señala  que  “el  acuerdo  06-­‐99  descarta  que  el  empleador  pueda  
hacerse  cobro  de  la  reparación  civil  ordenada  en  un  proceso  penal  entablado  contra  el  trabajador,  con  cargo  a  
la   CTS   (compensación   por   tiempo   de   servicio),   pues   para   efectos   de   la   indemnización   por   daños   y   perjuicios  
existe   regulación   expresa   estableciendo   la   vía   ordinaria   laboral   y   el   plazo   de   caducidad   de   30   días   desde   el  
despido  del  trabajador  que  infringió  el  daño,  por  lo  que  es  pertinente  concluir  que  la  reparación  civil  no  es  un  
crédito  compensable.”  
77
 Ley  N°  26.872  “Ley  de  Conciliación”  (modificada  por  el  Art.  1º  del  Decreto  Legislativo  1070),  fue  promulgada  
el   12   de   noviembre   de   1997   y   publicada   en   el   Diario   Oficial   “El   Peruano”   el   13   de   noviembre   de   1997.   Texto  
completo   de   la   ley,   disponible   en:   http://www.congreso.gob.pe/ntley/Imagenes/Leyes/26872.pdf.   Visita,  
noviembre  de  2010  
el plazo de prescripción laboral se suspende durante la tramitación de éste, ya sea que se lleve a cabo
ante un centro de conciliación del Ministerio de Justicia dependiente del Ministerio de Trabajo o ante
un centro de conciliación privado.78

73. PRINCIPALES ASPECTOS DE LA PRESCRIPCIÓN LABORAL DE PERÚ EN


RELACIÓN A LA PRESCRIPCIÓN LABORAL DE CHILE

No cuenta con un Código del Trabajo o una ley general del trabajo que regule en forma
sistemática e íntegra su normativa laboral.

En el derecho laboral peruano, al igual que en nuestro derecho laboral, se establece la


prescripción de las acciones, sin hacer una distinción entre prescripción de las acciones y de los
derechos, como sí ocurre en el derecho laboral de Uruguay.

Respecto del plazo, hay que señalar que éste es bastante más favorable para el trabajador que
el establecido en la legislación nacional. De hecho, el plazo de prescripción laboral de Perú duplica el
establecido en el inc. 1 del art. 510 y es 8 veces superior al de 6 meses establecido en el inc. 2 del
mismo art. Lo interesante es que su cómputo se inicia desde el día siguiente a aquél en que se extingue
el vínculo laboral. Por lo que, en principio, dicho plazo de prescripción no corre mientras esté vigente
la relación laboral, lo cual es totalmente acorde con la naturaleza tuitiva del derecho laboral.

Finalmente, hay que señalar que quizás lo más destacable del plazo es que, a diferencia de
Uruguay, que señala expresamente que los derechos a crédito y prestaciones laborales prescriben en
5 años contados desde su exigibilidad, en el derecho peruano no se establece dicho límite, por lo que
los trabajadores de Perú podrían, en consecuencia, reclamar derechos sin otro límite de prescripción
que los afecte, más que el de la acción, que ya comentamos.

Respecto de la interrupción de la prescripción lo que nos parece más destacable es el hecho


de que se haya dejado sin aplicación la causal de la citación con la demanda o por otro acto con el que se
notifique al deudor por el hecho de que ella exige que el emplazado sea notificado legalmente ya que de
lo contrario no interrumpiría la prescripción. En lugar de esta causal se dejó expresamente
                                                                                                                       
78
  DEL   AGUILA   VELA,   Robert,   “Ley   de   prescripción   extintiva   laboral   (Ley   27321)   comentada”,   art.   único.-­‐   Del  
objeto   de   la   ley,   nota   2,   Lima,   laboraperu.com,   marzo   2009.   Disponible   en:  
http://www.laboraperu.com/normas/ley-­‐27321-­‐ley-­‐de-­‐prescripcion-­‐extintiva-­‐laboral.pdf.   Visita,   Diciembre   de  
2010  
establecido que la sola presentación de la demanda dentro de los plazos de prescripción es suficiente
para interrumpir la prescripción. Esto nos parece una gran innovación en materia legislativa y
pensamos que debería ser adoptada en forma unánime por todos los demás países, para así acabar
con una incertidumbre jurídica tan antigua, y sobre todo con el hecho injusto de que a causa de los
eventuales retardos en tribunales termine por declararse prescrito el derecho del trabajador, como
sucede en nuestro derecho, donde la opinión mayoritaria es que sólo la demanda notificada
legalmente tiene el efecto de interrumpir el curso de la prescripción.
74. PRESCRIPCIÓN LABORAL EN EL DERECHO DE GUATEMALA

a) Fuente Legislativa

En el derecho laboral guatemalteco la regulación de la prescripción laboral la encontramos en


el Código de Trabajo de la República de Guatemala, aprobado por el Decreto Legislativo 330 emitido
por el Congreso de la República el 8 de febrero de 1947, cuya fecha de publicación es el 20 de
febrero de 1947 con vigencia desde el 1 de mayo del mismo año.79

Específicamente, el tema objeto de nuestro estudio se encuentra regulado en su Título


Octavo denominado “Prescripciones, Sanciones y Responsabilidades”, Capítulo Primero,
“Prescripción” entre los arts. 258 al 268.

b) Los plazos de prescripción

Antes de entrar al estudio de los plazos de prescripción destacaremos que la legislación


laboral de Guatemala define expresamente a la prescripción. Al efecto el art. 258 del Código de
Trabajo señala:

“Art. 248.- Prescripción es un medio de librarse de una obligación impuesta por el presente Código o
que sea consecuencia de la aplicación del mismo, mediante el transcurso de cierto tiempo y en las condiciones
que determina este capítulo.

El derecho de prescripción es irrenunciable, pero puede renunciarse la prescripción ya consumada,


sea expresamente, de palabra o por escrito, o tácitamente por hechos indudables.”

A continuación, el Código establece en los arts. 259 y 261 los plazos generales de
prescripción señalando que, tanto trabajadores como patronos (denominación utilizada por el
derecho laboral guatemalteco para lo que nuestro legislador chileno denomina empleador), cuentan
                                                                                                                       
79
  El   Código   de   Trabajo   de   la   República   de   Guatemala   a   través   de   los   años   ha   sufrido   numerosas   reformas,  
siendo  la  más  amplia  de  ellas  la  que  se  contiene  en  el  Decreto  1441  del  Congreso  de  la  República  del  29  de  abril  
de   1961,   que   constituyó   prácticamente   una   sustitución   total   del   Código   de   Trabajo,   razón   por   la   cual   se  
identifica   a   este   cuerpo   normativo   con   ese   número   de   Decreto.   Texto   completo   del   Código   disponible   en:  
http://www.scribd.com/doc/5890220/CODIGO-­‐DE-­‐TRABAJO.  Visita,  octubre  de  2010  
con un plazo de veinte días hábiles para despedir y para disciplinar faltas o renunciar justificadamente,
según el caso. Este plazo se cuenta a partir del hecho que motiva el despido o de la comisión de las
faltas o de la renuncia.

El texto legal de estas normas es el que sigue:

“Art. 259.- Los derechos de los patronos para despedir justificadamente a los trabajadores o para
disciplinar sus faltas, prescriben en veinte días hábiles, que comienzan a correr desde que se dio causa para la
terminación del contrato, o en su caso, desde que fueron conocidos los hechos que dieren lugar a la corrección
disciplinaria.

La invocación que pueda hacer el patrono del apercibimiento escrito a que se refiere el inciso h) del
Art. 77, prescribe en el término de un año.”

“Art. 261.- Los derechos de los trabajadores para dar por terminado efectivamente y con justa causa
su contrato de trabajo, prescriben en el término de veinte días hábiles, contados a partir del momento en que
el patrono dio motivo para la separación o despido indirecto.”

Como lo establece el inc. 2 del art. 259 se exceptúa del término de veinte días hábiles la
invocación que el empleador pueda hacer para despedir justificadamente al trabajador cuando éste
haya infringido el Reglamento Interior de Trabajo debidamente aprobado o cualquiera de las
prohibiciones del art. 64 del Código de Trabajo, siempre y cuando el empleador haya apercibido por
escrito al trabajador de la o las faltas, caso en el cual el término de prescripción se aumenta a un año.

Por otra parte, según lo establece la ley en estudio, los derechos para reclamar contra el
despido o corrección disciplinaria o contra el retiro injustificado de las labores prescriben, tanto para
empleadores como para trabajadores, en el término de treinta días hábiles, según lo establece el
texto de los arts. 260 y 262 de dicho Código del Trabajo.

“Art. 260.- Los derechos de los trabajadores para reclamar, contra su patrono en los casos de
despido o contra las correcciones disciplinarias que se les apliquen, prescriben en el plazo de treinta días
hábiles contados a partir de la terminación del contrato o desde que se les impusieron dichas correcciones,
respectivamente.”

“Art. 262.- Los derechos de los patronos para reclamar contra los trabajadores que se retiren
injustificadamente de su puesto, prescriben en el término de treinta días hábiles, contados a partir del
momento de la separación.”
c) Reglas de general aplicación de plazos de prescripción

1. El Código de Trabajo de Guatemala establece la norma general de prescripción en cuanto a


derechos laborales provenientes de contratos de trabajo, pactos colectivos de condiciones de trabajo,
de convenios de aplicación general o de reglamentos internos, salvo disposición expresa en contrario,
en el término de cuatro meses contados a partir de la terminación de cualquiera de esos acuerdos. Esta
regla se encuentra contenida en el art. 263 y se expresa de la siguiente manera:

“Art. 263. Salvo disposición especial en contrario, todos los derechos que provengan directamente de
contratos de trabajo, de pactos colectivos de condiciones de trabajo, de convenios de aplicación general o del
reglamento interior de trabajo, prescriben en el término de cuatro meses, contados desde la fecha de
terminación de dichos contratos.”

2. La regla general de prescripción por la que se rigen todos los derechos provenientes del mismo
Código de Trabajo de Guatemala, sus reglamentos o demás leyes de Trabajo y Previsión Social, se
encuentra contenida en el art. 264 del código en estudio y es de dos años, salvo que exista una
disposición que modifique esta regla general, contados a partir del hecho u omisión respectivo. El
texto del citado art. es el que sigue:

“Art. 264.- Salvo disposición en contrario, todos los derechos que provengan directamente de ese
Código, de sus reglamentos o de las demás leyes de Trabajo y Previsión Social, prescriben en el término de dos
años. Este plazo corre desde el acaecimiento del hecho u omisión respectivos.”

d) Interrupción de la prescripción

Una vez que el Código laboral guatemalteco establece los plazos de prescripción luego señala
cuáles son los modos de interrumpirla. El art. 266 de dicho Código señala las siguientes formas:
mediante la interposición de una demanda o por gestión ante autoridad competente; por el hecho
del obligado de reconocer expresamente, de palabra o por escrito, o tácitamente por hechos
indudables, el derecho del trabajador o del empleador, según sea el caso; y, finalmente, por el
acaecimiento de hechos o circunstancias de fuerza mayor o caso fortuito, debidamente comprobados.

“Art. 266. El término de prescripción se interrumpe:

a) Por demanda o gestión ante autoridad competente;


b) Por el hecho de que la persona a cuyo favor corre la prescripción reconozca expresamente, de palabra o
por escrito, o tácitamente por hechos indudables, el derecho de aquel contra quien transcurre el término de
prescripción.

Quedan comprendidos entre los medios expresados en este inciso el pago o cumplimiento de la obligación del
deudor, sea parcial o en cualquier otra forma que se haga; y

c) Por fuerza mayor o caso fortuito debidamente comprobados.”

Luego establece que la interrupción que afecta a uno de los deudores solidarios, también
afecta a los demás en los siguientes términos:

“Art. 267.- Las causas que interrumpen la prescripción respecto de uno de los deudores solidarios, la
interrumpen también respecto de los otros.”

Por último el art. 268 nos dice que el efecto de la interrupción de la prescripción es inutilizar
para el cómputo de la misma el tiempo transcurrido antes de la interrupción, del siguiente modo:

“ART. 268. El efecto de la interrupción es inutilizar para la prescripción todo el tiempo corrido antes de que
aquélla ocurra.”

e) Suspensión de la prescripción

En el Código guatemalteco los casos de suspensión de la prescripción se encuentran


regulados en el art. 265 el cual contempla dos:

El primero, se refiere al caso en que una de las partes es menor de catorce años y no cuenta
con representante legal. Por lo tanto, mientras dure esta situación se encontrará suspendido el plazo
de la prescripción.

El segundo, es el caso en que una de las partes es incapaz y carece de representante legal. De
igual modo, mientras esta situación se mantenga la suspensión operará a su favor.

Asimismo, el artículo citado responsabiliza a los representantes legales de las personas allí
contempladas por los daños y perjuicios que éstas sufran por el transcurso del término de
prescripción.

“Art. 265.- La prescripción no corre contra los menores de catorce años y los incapaces, mientras unos u otros
no tengan representante legal. Este último es responsable de los daños y perjuicios que por el transcurso del
término de prescripción se causen a sus representados.”
75. PRINCIPALES ASPECTOS DE LA PRESCRIPCIÓN LABORAL DE
GUATEMALA EN RELACIÓN A LA PRESCRIPCIÓN LABORAL DE CHILE

Cuenta con un Código del Trabajo que data del año 1947.

Respecto de la prescripción laboral tiene la particularidad de consagrar una definición legal de


la misma. Esta diferencia, aunque podría ser teórica para algunos, no deja de ser innovadora respecto
de los anteriores derechos laborales que hemos venido comentando.

Respecto del plazo hay que señalar que éste varía sustancialmente según la fuente de la que
arranquen los derechos. En este sentido, el Código del Trabajo de Guatemala establece plazos
extremadamente breves para los derechos que tengan un origen convencional, el cual es de 4 meses, lo
cual significa un plazo más corto que cualquier otro que hayamos estudiado.

Podríamos concluir que esta norma general guarda bastante similitud con el plazo de
prescripción de 6 meses establecido en el art. 510 inc. 2 del C. del T., en que parte de la doctrina
chilena sostiene que debe aplicarse a los derechos de origen convencional.

Otra similitud de este plazo con el nuestro es que el cómputo del mismo se inicia a partir del
término de los diversos contratos a que se refiere la norma general, lo que es equiparable con la
expresión “terminación de los servicios”, empleada por nuestro legislador.

Por otro lado, tratándose de derechos laborales de origen legal, estos al igual que los
establecidos en el art. 510 inc. 1, prescriben en el plazo de 2 años, el cual, curiosamente, se cuenta
desde “el hecho u omisión respectivo”, lo que vendría siendo equivalente a la clásica expresión
“desde que se hicieron exigibles”.

Respecto de la interrupción de la prescripción laboral, el derecho guatemalteco introduce una


novedosa forma de interrumpir el curso de la prescripción, la que no hemos observado antes en
ninguno de los países comprendidos por este trabajo, consistente en el acaecimiento de hechos o
circunstancias de fuerza mayor o caso fortuito, debidamente comprobados.

También es destacable la norma a favor del trabajador que establece expresamente que la
interrupción que afecta a uno de los deudores solidarios, también alcanza a los demás, y de este
modo, el trabajador interrumpe el plazo de prescripción respecto de todos aquellos empleadores que
son solidariamente responsables del pago de sus créditos. En definitiva, esta norma le evita la carga al
trabajador de tener que interrumpir la prescripción respecto de cada uno de los empleadores, en el
caso de que varios de ellos sean solidariamente responsables.
Respecto de la suspensión, se consagran expresamente reglas similares a las que estudiamos
en el derecho común chileno80, y que lamentablemente fueron excluidas por el legislador chileno del
ámbito laboral. Estas normas de suspensión están fundadas en la incapacidad de los acreedores, pues
es de toda lógica que el curso de la prescripción se paralice en su favor si estos están impedidos de
exigir sus acreencias.

Finalmente hay que destacar el hecho de que, si bien los plazos de prescripción establecidos
por el Código del Trabajo de Guatemala son más exiguos que ningún otro, lo cual contradice el rol
tutelar del derecho del trabajo, por otro lado es acorde con su naturaleza al regular de forma íntegra
a la prescripción laboral en sus aspectos fundamentales, sin necesidad de recurrir al derecho común,
que como tantas veces hemos señalado, contamina al derecho laboral y a los principios fundamentales
en que se funda.

76. PRESCRIPCIÓN LABORAL EN EL DERECHO DE VENEZUELA

a) Fuente Legislativa

Las normas sobre prescripción laboral venezolanas se encuentran establecidas en la Ley


Orgánica del Trabajo, por lo tanto hay que mencionar que no cuentan con un cuerpo legal
denominado Código del Trabajo, sin perjuicio de que éste sea su similar.

De forma más precisa, estas normas están en el Capítulo VI del TÍTULO I, denominado “de la
Prescripción de las Acciones”. A continuación se exponen en el orden en que aparecen en la Ley
Orgánica del Trabajo, anticipando que sólo nos corresponde el análisis de la norma general, que es la
primera que se cita:

Art. 51. Las acciones provenientes de los reclamos por prestaciones sociales prescribirán al cumplirse diez
años contados desde la fecha de terminación de la prestación de los servicios de conformidad con lo
establecido en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.

El resto de las acciones provenientes de la relación de trabajo prescribirán al cumplirse cinco años,
contados a partir de la fecha de terminación de la prestación de los servicios. En los casos de accidente de
                                                                                                                       
80
  Las   normas   de   suspensión   de   la   prescripción   son   de   toda   razonabilidad,   y   lamentamos   que   el   legislador  
chileno  las  haya  excluido  expresamente  del  derecho  laboral  por  disposición  del  art.  510  inc.  5to  que  señala  que:  
“Los   plazos   de   prescripción   establecidos   en   este   Código   no   se   suspenderán,   y   se   interrumpirán   en   conformidad  
a  las  normas  de  los  artículos  2523  y  2524  del  Código  Civil”.  
trabajo o de enfermedad ocupacional, el lapso de prescripción de cinco años se aplicará conforme a lo
establecido en la Ley Orgánica de Prevención, Condiciones y Medio Ambiente de Trabajo.

b) Plazos de prescripción

Respecto de los plazos de prescripción, nos corresponde analizar la regla general, que como
señalamos se encuentra establecida en el art. 51 de la ley antes citada. Este plazo es de 5 año y su
cómputo se inicia a partir de la terminación de la prestación de los servicios.

c) Interrupción de la prescripción

Respecto de la interrupción de la prescripción laboral, la mencionada ley señala las siguientes


normas:

Artículo 52. La prescripción de las acciones, provenientes de la relación de trabajo, se interrumpe:

a) Por la introducción de una demanda judicial, aunque se haga ante un juez o una jueza
incompetente.

b) Por la reclamación intentada por ante el organismo ejecutivo competente, cuando se trate de
reclamaciones contra la República u otras entidades de la administración pública nacional, estadal o
municipal, centralizada o descentralizada.

c) Por la reclamación intentada por ante una autoridad administrativa del trabajo, o por
acuerdos o transacciones celebrados ante el funcionario o funcionaria competente del trabajo, que pudieran
hacerse extensivos a los derechos de todos los trabajadores y las trabajadoras.

d) Por las otras causas señaladas en el Código Civil.

Al efecto, las normas sobre interrupción de la prescripción en el Código Civil Venezolano


señalan lo siguiente:

“Art. 1.967 La prescripción se interrumpe natural o civilmente.

Art. 1.969° Se interrumpe civilmente en virtud de una demanda judicial, aunque se haga ante un Juez
incompetente de un decreto o de un acto de embargo notificado a la persona respecto de la cual se quiere
impedir el curso de la prescripción, o de cualquiera otro acto que la constituya en mora de cumplir la
obligación. Si se trata de prescripción de créditos, basta el cobro extrajudicial.

Para que la demanda judicial produzca interrupción, deberá registrarse en la Oficina


correspondiente, antes de expirar el lapso de la prescripción, copia certificada del libelo con la orden de
comparecencia del demandado autorizada por el Juez; a menos que se haya efectuado la citación del
demandado dentro de dicho lapso.

Art. 1.973° La prescripción se interrumpe también civilmente, cuando el deudor o el poseedor reconocen el
derecho de aquél contra quien ella había comenzado a correr.

c) Interrupción de la prescripción

Es interesante notar que la denominada Ley Orgánica del Trabajo no señala una norma de
suspensión en materia laboral, pero tampoco excluye la aplicación de las normas de suspensión del
Código Civil venezolano, las que por supletoriedad podrían aplicarse. Con todo, no parece necesario
aplicar estas normas, no al menos durante la vigencia de la relación laboral, ya que los plazos de
prescripción empiezan a computarse desde que se termina la prestación de los servicios, lo cual sin
duda garantiza los derechos de los trabajadores en su accionar y se condice totalmente con el rol
tutelar del derecho del trabajo.

77. PRINCIPALES ASPECTOS DE LA PRESCRIPCIÓN LABORAL DE VENEZUELA


EN RELACIÓN A LA PRESCRIPCIÓN LABORAL DE CHILE

A diferencia de lo que ocurre con nuestro derecho laboral, en Venezuela no cuentan con un
cuerpo normativo denominado “Código del Trabajo”, sin perjuicio de que su Ley Orgánica del
Trabajo sea lo más similar a él. También se observa que las normas de prescripción laboral
venezolanas resultan sustancialmente más favorables para el trabajador que las que rigen en el
derecho laboral chileno, principalmente por el hecho de que el plazo de prescripción no corre
mientras esté vigente la relación laboral, con la excepción de las acciones emanadas de enfermedades
o accidentes del trabajo, cuyo plazo empieza a correr desde el accidente o constatación de
enfermedad o desde la terminación de los servicios, según lo que ocurra último; así lo señala el art. 9
de la Ley Orgánica de Prevención, Condiciones y Medio Ambiente de Trabajo.

Al igual que en la legislación chilena, y a diferencia de la legislación uruguaya, en el derecho


venezolano prescriben solamente las acciones y no se hace una distinción entre la prescripción de
acciones y de derechos.
Respecto de la interrupción, primero se establecen normas específicas aplicables únicamente
al ámbito laboral, y luego dichas reglas se complementan con las que establece la legislación común en
el Código Civil venezolano.

Acerca de las causales específicas de interrupción de la prescripción laboral, es interesante


notar que el legislador se preocupó de resolver las discrepancias jurisprudenciales clásicas, y en ese
sentido señala expresamente que la prescripción se interrumpe con la sola introducción de la
demanda aun ante tribunal incompetente. Esta norma resulta ser mejor que las normas que regulan la
misma materia en nuestro país, ya que dan certeza jurídica a las partes; éstas saben de antemano en
Chile que es necesario que la demanda esté notificada para que se produzca el efecto de la
interrupción y en Venezuela de que basta la sola presentación de la demanda ante el tribunal, aun si
incompetente. Respecto de este último punto, como ya señalamos, si bien en el derecho nacional el
legislador no lo ha explicitado, la postura mayoritaria en la jurisprudencia se inclina también en este
sentido.

Por otro lado, se consagra expresamente que la interrupción es posible a través de


requerimientos extrajudiciales, como los mencionados en el art. 52, a diferencia de lo que sucede en
nuestro derecho, en que la voz “requerimiento” ha sido interpretada de maneras diversas, como ya
hemos tenido oportunidad de comentar.

Finalmente hay que señalar que al igual que en nuestro derecho laboral, las normas civiles
terminan haciendo irrupción dentro de las laborales, pero en menor medida y sin efectos que
contradigan gravemente los fundamentos del derecho laboral.
CONCLUSIÓN

Esta investigación se basó en el uso de dos tipos de fuentes. La primera de ella de carácter
tradicional, consistente en la consulta bibliográfica de libros obtenidos en las bibliotecas de las
facultades de Ciencias Jurídicas y Sociales de nuestra Universidad y también de su homóloga, la
Universidad de Talca. También consultamos otras bibliotecas distintas a las universitarias, como por
ejemplo la del Consejo de Defensa del Estado, sede de Santiago y la Biblioteca Nacional.

El segundo tipo de fuente es de carácter moderno, y como se puede suponer, nos estamos
refiriendo a Internet. La primera fuente fue extremadamente útil para consultar todo lo referido al
primer capítulo de este trabajo, ya que allí se encuentran, en forma ordenada, la doctrina clásica
sobre la prescripción y la jurisprudencia administrativa y jurisprudencial que dan cuenta de los
numerosos problemas de que adolece la prescripción laboral chilena.

Por otro lado, en lo que respecta al uso de internet, como recurso bibliográfico, su aporte es
muy valioso tratándose de la búsqueda de ideas concretas, conceptos, resúmenes y síntesis sobre
puntos específicos. Pero falla al momento de ofrecer jurisprudencia administrativa y judicial ordenada,
sistematizada por materias. Desafortunadamente aún falta mucho en materia de digitalización, por lo
que hasta el momento en internet sólo pueden encontrarse, de manera gratuita, materiales de
reciente creación y muy ocasionalmente extractos de material clásico.

Lo cierto es que un estudio comparado tan preciso como el que abordamos en este trabajo
no habría sido posible –no al menos en un plazo inferior a un año- sin la ayuda de Internet. En este
sentido, Internet abarata los costos bibliográficos de gran manera, a la vez que otorga información
legislativa de cualquier país del mundo, sin importar la distancia. En este sentido, es evidente la
limitación de la primera fuente comentada. Esta fue una razón más para aceptar el desafío de hacer
una memoria sobre derecho comparado y respecto de una materia tan específica, por lo que
esperamos que un trabajo como éste anime a los estudiantes y académicos a realizar más
investigaciones de este tipo porque nutre de una manera nueva los conocimientos de los que estudian
el derecho y les permite renovar sus motivaciones en una ciencia que como la nuestra, atraviesa
todos los saberes del hombre.

En general, podemos concluir que esta investigación ha sido una experiencia muy
enriquecedora desde el punto de vista académico y esto se debe a varias razones. La primera de ella
es que nos permitió conocer al derecho comparado y su tremenda importancia, principalmente
porque nos permite entender lo mejor y lo peor de nuestra legislación nacional, y alienta el espíritu
crítico en un sentido total y completamente constructivo.

Respecto del punto central de nuestra investigación, que fue la exposición de diversas
legislaciones y su comparación con nuestro derecho hemos llegado a concluir que existe cierta
similitud entre todos los ordenamientos estudiados, sobre todo en el punto referido a la constante
remisión a las reglas del Derecho Común.

En este sentido se plantea como un verdadero desafío para el derecho laboral de los países
en estudio abandonar definitivamente las normas de derecho común que sean contrarias a la
naturaleza del derecho laboral, porque además de atentar contra los principios del derecho laboral, le
resta autonomía e independencia, los cuales son pilares fundamentales para su desarrollo y constante
progreso, especialmente si recordamos que el derecho laboral es y ha sido siempre un derecho en
constante evolución. Y esta evolución, como bien sabemos, siempre va en el sentido de alejarse de
sus orígenes, es decir, del Derecho Civil, por lo que remitirse constantemente a él muchas veces
significa un retroceso.

Al final de esta investigación no podemos evitar señalar un cierto grado de preferencia por
determinadas legislaciones, y en ese sentido, nos parece que la más acorde a la naturaleza del derecho
laboral, es sin duda la establecida por el derecho venezolano, por las razones que ya mencionamos en
el análisis particular de sus reglas de prescripción.

Y si tenemos que decidir cuál es el ordenamiento jurídico que más se aleja de los principios
y fundamentos del derecho laboral, ése sería, lamentablemente, el derecho laboral chileno. Este punto
me recuerda lo que me comentó el Prof. Sergio Gamonal, cuando le consulté sobre qué legislación
del mundo podría inspirar a Chile en materia de prescripción laboral, y él me señaló que en general
podía consultar cualquier legislación, ya que no conocía otro “sistema igualmente inequitativo”
(refiriéndose al nuestro).

En este sentido, nos unimos al resto de la doctrina que señala que es urgente una reforma
legislativa sobre el punto, para lo cual hay que lograr que los fundamentos del derecho laboral
prevalezcan sobre los intereses particulares o políticos, porque resulta imposible negar el impacto del
sector privado sobre la legislación laboral, como tuvimos oportunidad de comentar a propósito de las
múltiples reformas acontecidas en el derecho laboral uruguayo.
Este impacto hay que reconocerlo y moderarlo, sólo así podremos tener un derecho laboral
que merezca tal denominación, y no un derecho del trabajo que lamentablemente en muchos puntos
pierde el norte y se torna en contra del mismo trabajador, contradiciendo entonces su carácter
tuitivo.
BIBLIOGRAFÍA

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CONTENIDO

1. Introducción 1

CAPÍTULO I

“La Prescripción Laboral en el Derecho Chileno”

2. Consideraciones previas 2

PÁRRAFO I

“De la Prescripción Extintiva en General”

3. Generalidades ………………………………………………………………………… 3

4. Fundamento ………………………………………………………………………....... 4

5. Reglas comunes a toda prescripción ………………………………………….……… 5

6. La prescripción corre a favor y en contra de toda clase de personas ………………. 5

7. La prescripción debe ser alegada y declarada judicialmente ………………………… 6

8. La prescripción puede ser renunciada ……………………………………………….. 7

9. Requisitos de la prescripción extintiva en particular ……………………………….... 8

10. La acción debe ser prescriptible ……………………………………………………. 8

11. Debe existir una inactividad entre las partes, es decir un silencio en la relación

jurídica ………………………………………………………………………………........ 9

12. El transcurso de un cierto lapso de tiempo ………………………………………… 9

13. Momento en que comienza a correr el plazo de prescripción …………………….. 10


14. Forma de contar el plazo de prescripción ………………………………………….. 11

15. Modificación de los plazos de prescripción ………………………………………..... 11

16. Clasificación …………………………………………………………………………. 12

17. Prescripción de largo tiempo ……………………………………………………….. 13

18. Respecto de la acción ejecutiva es necesario hacer algunos alcances ………………. 14

19. Prescripción de corto tiempo ………………………………………………………. 15

20. Prescripción de tres años …………………………………………………………… 17

21. Prescripción de dos años …………………………………………………………..... 18

22. Prescripción de un año …………………………………………………………….... 20

23. Prescripciones especiales …………………………………………………………… 20

24. Interrupción y suspensión …………………………………………………………... 21

25. Interrupción …………………………………………………………………………. 21

26. Interrupción natural ………………………………………………………………..... 22

27. Interrupción civil …………………………………………………………………….. 24

28. Interrupción civil de prescripciones de largo tiempo ………………………………. 24

29. Interrupción civil de prescripciones de corto tiempo …………………………….... 25

30. Interrupción civil de prescripciones especiales ……………………………………... 27

31. Efectos de la interrupción ………………………………………………….………... 28

32. Efecto de la interrupción respecto de las prescripciones de largo tiempo .……….... 28

33. Efecto de la interrupción respecto de las prescripciones de corto tiempo ………… 28

34. Norma común respecto de la interrupción de la prescripción ……………………... 29

35. La suspensión de la prescripción …………………………………………………….. 29

36. La suspensión en las prescripciones de largo tiempo ……………………………….. 30

37. Fundamento de la suspensión y de la interrupción ………………………………….. 31

38. Efectos de la prescripción extintiva ………………………………………………….. 32


PÁRRAFO II

“De la Prescripción en el Derecho Laboral”

39. Generalidades ……………………………………………………………………….... 34

40. Consideraciones previas ……………………………………………………………... 35

41. ¿Prescriben las acciones o los derechos en el art. 510 del Código del Trabajo? …… 35

42. Prescripción y caducidad ……………………………………………………………... 36

43. Regla general de prescripción en el derecho laboral chileno ………………………... 37

44. Problemas de interpretación de la norma general de prescripción laboral ………...... 38

45. Problemas de interpretación respecto de la regla general contenida en el art. 510

del Código del Trabajo …………………………………………………………………… 38

46. Tesis interpretativa que atiende a la “naturaleza de las pretensiones” ………………… 39

47. Tesis interpretativa de la vigencia de la relación laboral ………………………………... 40

48. Tesis interpretativa de la vigencia de la relación laboral, planteada por la

jurisprudencia judicial ……………………………………………………………………….. 41

49. Tesis interpretativa de la vigencia de la relación laboral, planteada por la

jurisprudencia administrativa ………………………………………………………………... 42

50. Tesis interpretativa de la acción de carácter tutelar …………………………………… 43

51. Análisis de las tesis interpretativas expuestas …………………………………….…... 44

52. Acerca de la tesis que señala que hay que atender a la naturaleza de la pretensión …... 45

53. Acerca de la tesis que señala que hay que atender a la vigencia de la relación

laboral ……………………………………………………………………………...………. 45

54. Diversas interpretaciones posibles …………………………………………………… 46

55. Legislación aplicable respecto de derechos laborales contenidos en leyes

especiales que carecen de una regla de prescripción especial …………………………..... 48


56. Legislación aplicable a la interrupción de la prescripción laboral …………………….. 50

57. Tesis que señala que la norma de interrupción laboral está dada en el art. 2523

únicamente ……………………………………………………………………………….. 51

58. Tesis que señala que existen dos normas de interrupción de la prescripción

laboral que se aplican a distintos casos sin que se opongan ……………………………… 51

59. Críticas ………………………………………………………………………………… 53

60. La prescripción no se suspende durante la vigencia de la relación laboral …………… 53

61. Los plazos son demasiado breves ……………………………………………………... 54

62. La aplicación supletoria del derecho civil contradice las especiales

características del derecho laboral ………………………………………………………... 55

63. Los derechos laborales consagrados fuera del Código del Trabajo tienen

normas de prescripción más favorables al trabajador ……………………………………. 55

C A P Í T U L O II

“La Prescripción Laboral en el Derecho Comparado”

64. Generalidades 57

PÁRRAFO I

“Marco Teórico”

65. De la importancia del derecho comparado …………………………………………… 59

66. Acerca de los tipos de comparación …………………………………………………... 60

67. Acerca de los distintas familias jurídicas y el alcance del presente trabajo …………… 61

PÁRRAFO II

“Estudio en Particular de la Prescripción Laboral en el Derecho de algunos países de la Familia Jurídica Romana”

68. Prescripción Laboral en el derecho de Uruguay ………………………………………. 63

69. Principales aspectos de la Prescripción Laboral de Uruguay en relación a la


Prescripción Laboral de Chile ……………………………………………………………... 68

70. Prescripción Laboral en el derecho de Colombia …………………………………….. 70

71. Principales aspectos de la Prescripción Laboral de Colombia en relación a la

Prescripción Laboral de Chile ……………………………………………………………... 74

72. Prescripción Laboral en el derecho de Perú …………………………………………... 75

73. Principales aspectos de la Prescripción Laboral de Perú en relación a la

Prescripción Laboral de Chile ……………………………………………………………... 81

74. Prescripción Laboral en el derecho de Guatemala ……………………………………. 83

75. Principales aspectos de la Prescripción Laboral de Guatemala en relación a la

Prescripción Laboral de Chile …………………………………………………………….. 87

76. Prescripción laboral en el derecho de Venezuela …………………………………….. 89

77. Principales aspectos de la Prescripción Laboral de Venezuela en relación a la

Prescripción Laboral de Chile …………………………………………………………….. 91

CONCLUSIÓN …………………………………………….…………………………….... 93

BIBLIOGRAFÍA ……………………………………………………………………………. 96

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