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2011
Nada distingue mejor a una mente generosa e iluminada que un eminente grado de
curiosidad; a su vez, no hay uso más agradable ni provechoso que pueda darse a esa
curiosidad que el examen de las leyes y usos de los países extranjeros.
Samuel Johnson*
CA Corte de Apelaciones
cons. Considerando
CS Corte Suprema
Edit. Editorial
GJ Gaceta Jurídica
sent. sentencia
vol. volumen
RESUMEN ABSTRACT
1. INTRODUCCIÓN
Dentro de las diversas motivaciones que tenemos para elaborar este trabajo queremos
destacar principalmente dos:
Primero, el hecho de que es muy poca la cantidad de obras que en derecho laboral existen
sobre derecho comparado desde una perspectiva nacional. Y segundo, que la institución objeto de
este estudio, lamentablemente, ha dado lugar a numerosos fallos contradictorios, lo cual impide su
formación adecuada o darle el valor que corresponde. A raíz de esto, surge la necesidad de un
estudio comparado, pues precisamente una de las grandes ocupaciones del estudio comparatista
consiste en exponer y analizar cómo los demás ordenamientos han regulado una determinada
institución con el objeto de proponer soluciones e innovaciones que han sido comprobadas en otras
realidades jurídicas.
Este trabajo aspira a ser útil, también, al estudio de los laboralistas extranjeros que se
interesen en el estudio de esta institución y es por esta razón que al inicio del capítulo uno
empezamos por dar una introducción acerca de la prescripción general en Chile, la cual es
fundamental para comprender a la prescripción laboral, ya que la primera es supletoria de la segunda
en numerosos puntos.
Luego, en el párrafo segundo del primer capítulo entramos a estudiar la legislación laboral
aplicable en Chile; cuál es la regla general y su alcance; cuáles son las diversas tesis interpretativas que
existen sobre la materia, haciendo un análisis de cada una, y, en definitiva, planteando los diversos
problemas que se producen en la aplicación de la mencionada regla general.
2. Consideraciones previas
Y por último, queremos señalar la importancia de hacer una breve exposición de las normas
generales de prescripción extintiva establecidas en el Código Civil, con particular atención a las que
regulan las denominadas prescripciones de corto tiempo, ya que éstas tienen una importancia
fundamental para el derecho laboral como veremos más adelante.
PÁRRAFO I
3. Generalidades
“Art. 2492. La prescripción es un modo de adquirir las cosas ajenas, o de extinguir las acciones y
derechos ajenos, por haberse poseído las cosas o no haberse ejercido dichas acciones y derechos durante
cierto lapso de tiempo, y concurriendo los demás requisitos legales.
A partir de esta definición es claro que el legislador ha hecho la distinción entre dos tipos de
prescripción.
Si ordenamos esta norma para separar cada tipo de prescripción, se desprende que el
legislador ha dicho lo siguiente:
La prescripción adquisitiva, es un modo de adquirir las cosas ajenas, por haberse poseído las
cosas durante un cierto lapso de tiempo y concurriendo los demás requisitos legales.
Una vez aclarado este punto, debemos señalar que el presente trabajo se refiere únicamente
al estudio de la prescripción extintiva, pues este tipo de prescripción es el que interesa en la materia
regulada en nuestro Código del Trabajo.
Lo anterior es sin perjuicio de la mención de las reglas comunes a toda prescripción que se
señalan más adelante.
4. Fundamento
Si bien el razonamiento de justicia expuesto por este autor es válido, bien podemos afirmar
–a favor de esta institución- que en realidad no resulta tan injusta, ya que de todas formas la
prescripción tiene un aliento de justicia, cual es, premiar la diligencia del deudor y castigar la desidia
del acreedor.
Por último quisiéramos señalar un último argumento, en palabras de Pothier, “no puede ser
eterno el cuidado del deudor en conservar los recibos que prueben el pago”1. En efecto resulta
imposible concebir un ordenamiento jurídico sin la prescripción, pues supondría la obligación
1
JOSSERAND
LOUIS,
“Tratado
de
las
obligaciones”,
I
parte,
Edit.
Bosch
y
Cía.,
trad.
esp.,
Barcelona,
1953,
p.
2002.
permanente del deudor y de todos sus herederos, de conservar los recibos de pago y los medios de
prueba en general, que acrediten el cumplimiento de las obligaciones, porque de lo contrario, en
cualquier tiempo el acreedor o sus herederos podrían exigir el cumplimiento de la obligación sin que
le puedan oponer nunca la excepción de prescripción, la cual resulta más útil que injusta.
Sobre este punto existen muchos tratados, libros y en general una basta cantidad de obras,
pero en este trabajo haremos una breve síntesis sobre las tres reglas que existen sobre la materia,
que son las siguientes:
“Art. 2497. Las reglas relativas a la prescripción se aplican igualmente a favor y en contra del Estado,
de las iglesias, de las municipalidades, de los establecimientos y corporaciones nacionales, y de los individuos
particulares que tienen la libre administración de lo suyo.”
Sin embargo, esta norma tiene una excepción general, y ella consiste en que la prescripción
se suspende a favor de determinadas personas, pero más adelante explicaremos con mayor detalle en
qué consiste la suspensión.
Al llegar al paralelo entre caducidad y prescripción, veremos que ésta es una gran diferencia
con la caducidad, ya que esta última opera ipso iure, es decir, de pleno derecho, sin necesidad de
declaración judicial, mientras que la prescripción debe ser alegada, así lo señala expresamente el art.
2493 del C.C:
“Art. 2493. El que quiera aprovecharse de la prescripción debe alegarla; el juez no puede declararla
de oficio.”
Sin embargo, hay casos en los cuales el juez está obligado a declararla de oficio, y esas
excepciones a la regla son las siguientes:
Como podemos apreciar, el juez no está obligado a declararla tratándose de un juicio del
trabajo, el cual opera mediante un procedimiento que debería seguir todos los principios que orientan
al derecho laboral, como por ejemplo el principio pro operario. En vez de eso, el legislador ha optado
por aplicar las reglas comunes a la prescripción laboral, reglas que como sabemos, se fundan en una
igualdad y espontaneidad entre las partes, cuestión que no sucede en el derecho laboral, razón por la
cual éste tiene un carácter tutelar respecto del trabajador2. En todo caso, éste es un tema que se
abordará con mayor profundidad más adelante.
La prescripción puede renunciarse, de forma tácita o expresa, pero sólo una vez que el
tiempo de prescripción respectivo se haya cumplido, lo cual se hace efectivo mediante la
manifestación de voluntad del prescribiente en dicho sentido. Esto se verá con mayor claridad una
vez que analicemos la interrupción de la prescripción la cual es una situación distinta a la renuncia.
Esta regla se encuentra consagrada en los arts. 2494, 2495 y 2496 del C.C:
“Art. 2494. La prescripción puede ser renunciada expresa o tácitamente; pero sólo después de
cumplida. Renúnciase tácitamente, cuando el que puede alegarla manifiesta por un hecho suyo que reconoce el
derecho del dueño o del acreedor; por ejemplo, cuando cumplidas las condiciones legales de la prescripción, el
poseedor de la cosa la toma en arriendo, o el que debe dinero paga intereses o pide plazo.”
2
ROJAS
MONTECINO,
Javier,
“Dualidad
de
plazos
de
prescripción
en
materia
laboral”,
Memoria,
Universidad
de
Talca,
Talca,
2004,
p.
29
“Art. 2496. El fiador podrá oponer al acreedor la prescripción renunciada por el principal deudor.”
Por lo tanto, para que opere la renuncia se requiere de la concurrencia de dos elementos, a
saber:
b) Debe existir una inactividad entre las partes, es decir un silencio en la relación jurídica, y
finalmente
En general, se ha entendido que la regla general es que todas las acciones y derechos
prescriben. Por lo tanto, se requiere de norma expresa que se pronuncie en sentido contrario para
que una acción no sea prescriptible.
Un ejemplo clásico de acción imprescriptible es el que se refiere a la acción de partición3,
consagrada en el art. 1317 del C.C. que señala:
“Art. 1317. Ninguno de los coasignatarios de una cosa universal o singular será obligado a
permanecer en la indivisión; la partición del objeto asignado podrá siempre pedirse con tal que los coasignatarios
no hayan estipulado lo contrario.”
11. Debe existir una inactividad entre las partes, es decir un silencio en la
relación jurídica
Este silencio debe ser mutuo, y desde el punto de vista de cada parte, se manifiesta de
diferentes maneras.
Respecto del acreedor, significa que éste no requiera el cobro de sus créditos en contra del
deudor, lo que normalmente hará demandándolo, lo cual producirá el efecto de interrumpir el curso
de la prescripción, y conforme al art. 2518 inc. final del C.C., esta forma de interrumpir se denomina
interrupción civil.
“Art. 2514. La prescripción que extingue los derechos y acciones ajenos exige solamente cierto lapso
de tiempo durante el cual no se hayan ejercido dichas acciones.”
“Se cuenta este tiempo desde que la obligación se haya hecho exigible.”
Siguiendo al prof. Hernán Troncoso Larronde, debemos observar que en relación con este requisito
deben analizarse los siguientes puntos:
3
Sobre
la
clásica
denominación
de
“acción
de
partición”
hay
autores
que
señalan
lo
siguiente:
“La
denominación
de
acción
de
partición
da
la
idea
que
siempre
tendrá
que
intervenir
la
justicia,
lo
que
no
es
cierto.
En
ese
sentido
sería
más
propio
hablar
de
derecho
de
pedir
la
partición.”
LECAROS
Z.,
Raúl,
“Curso
práctico
de
particiones”,
Fac.
de
Derecho,
Universidad
Adolfo
Ibáñez,
Santiago,
2008,
p.
3
a) Momento en que comienza a correr el plazo de prescripción,
b) Forma de contar dicho plazo, y
c) Modificación de plazos de prescripción
De acuerdo a la norma que recién citamos, el momento desde el cual empieza a correr el
plazo de prescripción es desde que la obligación se haya hecho exigible, y para saber cuándo una
obligación se ha hecho exigible, es necesario previamente distinguir a qué clase de obligación se
refiere, y por lo tanto hay que distinguir:
a) Tratándose de obligaciones puras y simples, desde que el acto o contrato quede perfeccionado.
Sin embargo, existen ciertas excepciones al citado art. 2514 inc. final, así hay casos en que el
plazo de prescripción empieza a correr inmediatamente desde que quede perfeccionado el acto o
contrato. Así ocurre, por ejemplo, con el pacto comisorio en el contrato de compraventa conforme
lo dispone el art. 1880 del C.C., o con la acción pauliana, consagrada en el art. 2468 nº 3 del C.C.
En este segundo requisito es necesario señalar que al ser el plazo un elemento esencial de la
prescripción, en la práctica, cuando se alega, debe expresarse de un modo preciso el tiempo desde el
cual ha debido a comenzar el curso del plazo prescriptivo. Así la jurisprudencia nacional ha señalado
en un recurso de casación lo siguiente: El plazo es un elemento esencial en la prescripción extintiva y debe
estimarse que no se señala debidamente al referirse en forma global al tiempo transcurrido en la frase “ya
cerca de 10 años”. Tal escrito en que se hace valer la excepción de prescripción no cumple con la exigencia
del art. 465 del C.P.C.4
4
MORENO
SEGUEL,
Mónica,
Ob.
cit.,
p.
16
14. Forma de contar el plazo de prescripción
Respecto del cómputo no cabe más que aplicar las normas que están dadas en los arts. 48,
49 y 50 del C.C. En este sentido los plazos han de ser completos, correrán hasta la medianoche del
último día del plazo y por último se comprenderán los días feriados.
La doctrina y jurisprudencia en general están contestes en que las normas que regulan la
prescripción son de orden público y de derecho estricto. Por lo tanto, en principio es de concluir que
ellas escapan al dominio de la autonomía de la voluntad, quedando las partes impedidas de alterarlas5.
“Art. 2494. La prescripción puede ser renunciada expresa o tácitamente; pero sólo después de
cumplida.”
Se plantea la duda respecto de las estipulaciones que tengan por objeto disminuir los plazos
de prescripción, y en general se ha aceptado respecto de ciertos casos que la ley regula
expresamente.6
En síntesis, para que opere la prescripción extintiva, se deben reunir los siguientes
requisitos:
5
En
este
sentido,
la
Corte
Suprema
ha
dicho:
“Los
plazos
de
prescripción
de
derechos
sólo
pueden
ser
establecidos
en
virtud
de
una
ley
que,
por
su
rango,
puede
fijar
plazos
distintos
a
los
del
derecho
común.
No
pueden
ser
establecidos
por
reglamentos.
La
normativa
de
la
prescripción
es
de
orden
público,
y
en
este
ámbito
la
regulación
es
de
derecho
estricto,
es
decir,
los
elementos
que
la
configuran
–y
el
plazo
es
el
principal-‐
son
fijados
precisamente
por
la
ley,
sin
que
disposiciones
de
menor
rango
puedan
alterarlos
o
sustituirlos.
De
aquí
que
sólo
por
ley
pueden
fijarse
plazos
de
prescripción
distintos
a
los
establecidos
en
las
normas
comunes.
RIOSECO
ENRIQUEZ,
Emilio,
“La
prescripción
extintiva
ante
la
jurisprudencia”,
Edit.
Jurídica
de
Chile,
2da
Ed.,
2004,
p.
30
6
En
este
sentido
la
Corte
Suprema
ha
señalado:
La
autonomía
de
la
voluntad
está
limitada
a
los
casos
de
excepción,
en
que
la
ley
especialmente
autoriza
una
reducción,
como
sucede
en
los
arts.
1880
y
1885
del
C.C.
Ibídem.
b) que haya habido un silencio o inactividad jurídica ininterrumpida entre las partes,
16. Clasificación
Aunque el C.C. no lo dice de forma expresa, es fácil notar que existen distintas clases de
prescripción extintiva, atendiendo al lapso de tiempo por la ley exigido.
De este modo, la doctrina clásica ha hecho una distinción basada en el tiempo de cada
prescripción, lo cual tiene como importancia práctica determinar las normas a que ellas quedarán
sujetas para efectos de su interrupción y suspensión, situaciones que se analizarán en el siguiente
apartado.
c) Prescripción especial.
“Art. 2515. Este tiempo es en general de tres años para las acciones ejecutivas y de cinco para las
ordinarias.
La acción ejecutiva se convierte en ordinaria por el lapso de tres años, y convertida en ordinaria
durará solamente otros dos.”
Como se aprecia el legislador ha hecho una distinción entre acciones ordinarias y ejecutivas,
lo cual nos obliga a hacer una subdistinción.
Para entender en qué consiste cada una es necesario aclarar, antes que todo, cuáles son las
acciones ejecutivas.
Por acciones ejecutivas entendemos que son “aquéllas que emanan de un acto que consta de un
título ejecutivo y que pueden hacerse valer de acuerdo al procedimiento ejecutivo.”7 Ahora bien, para saber
cuáles son aquéllas que constan de un título ejecutivo, debemos aclarar que sólo la ley puede
establecer qué títulos tienen tal carácter, lo cual queda ajeno a la voluntad de las partes quienes no
pueden crear títulos ejecutivos.
Por lo tanto, acción ordinaria será aquella que no goce de tal carácter, es decir, aquella que
deberá impetrarse necesariamente a través de un procedimiento declarativo.
7
MORENO
SEGUEL,
Mónica,
Ob.
cit.,
p.
19
a) No es propiamente la acción de cobro la que prescribe, sino que su mérito ejecutivo, es decir,
como señala la norma, una vez transcurridos 3 años desde la exigibilidad del título ejecutivo, ella
subsiste, pero no en el mismo carácter, sino que como ordinaria.
b) Que el plazo de prescripción de este tipo de acciones comienza a correr desde que el título se
hace exigible y no desde que se reconoció la deuda. Sin embargo, también se ha fallado en sentido
contrario:
“Si el título revistió la calidad de ejecutivo desde que se le tuvo por auténtico e íntegro, es a partir de tal fecha
que debe empezar a contarse el término de prescripción de la acción ejecutiva.
Procede entonces desechar la excepción de prescripción de la ejecutividad del título si desde que adquirió tal
calidad no ha transcurrido el plazo que se precisa para extinguirla8.
c) Cuando señalamos los requisitos comunes a toda prescripción dijimos que uno de ellos era que
debe ser alegada, y que el juez no puede declararla de oficio, salvo en tres casos que ya mencionamos,
y uno de ellos se refiere precisamente a la acción ejecutiva.
Con todo, debemos observar una vez más que ésta es la regla general, y que por lo tanto,
existen excepciones en las cuales el legislador ha previsto plazos más breves para otra clase de
acciones, como la que emana del pagaré y de la letra de cambio, por citar algunos ejemplos.
8
En
Recurso
de
Casación
del
20
de
mayo
de
1971,
Rev.,
T.
68,
Sec.
1ra,
p.
143,
citado
por
RIOSECO
ENRÍQUEZ,
Emilio,
Ob
cit.
p.
91
9
RIOSECO
ENRÍQUEZ,
Emilio,
Ob.
Cit.
p.
91
19. Prescripción de corto tiempo
Se pueden definir como “aquellas acciones que, sin ser ejecutivas, prescriben en un plazo
inferior a cinco años, por disposición expresa de la ley.”11
Estas prescripciones son de un tiempo notablemente inferior a las ya estudiadas, ya que “el
fundamento de las prescripciones de corto tiempo radica en una presunción de pago por parte del
deudor y la carencia de prueba escrita justifica que se otorguen al acreedor facilidades para destruir
dicha presunción”12
En este sentido, la Corte de Apelaciones de Valparaíso ha dicho que “las prescripciones de corto
tiempo, entre las que figura la prevista en el inc. 2 del art. 2522 del C.C., están fundadas en una presunción de
pago inmediato y realizado del precio de los servicios que se prestan periódica o accidentalmente, sin que medie
contrato escrito, como son los casos que por vía ejemplar enuncia dicho precepto.
La brevedad del plazo prescriptivo se funda en el hecho de que estos servicios se pagan una vez
realizados, de modo que no hay razón para hacer subsistir la acción por un largo tiempo, ya que se presume
10
“La
expresión
“al
menudeo”
que
emplea
el
art.
2522
del
C.C.,
según
el
uso
general
del
vocablo,
debe
entenderse
como
venta
al
por
menor,
es
decir,
en
cantidades
mínimas,
menudas,
de
poca
monta,
en
contraposición
a
la
venta
de
cantidades
grandes
y
en
partidas
de
considerable
volumen
e
importancia.
Ello
sea
que
el
comerciante
venda
o
no,
directa
y
habitualmente
al
consumidor.
En
otros
términos,
no
es
determinante
para
la
calificación
el
hecho
de
que
el
comerciante
en
su
giro
sea
mayorista
o
minorista.”
RIOSECO
ENRÍQUEZ,
Emilio,
Ob.
cit.
p.
100
11
SANHUEZA
BARRERA,
Ximena,
“Estudio
crítico
de
la
jurisprudencia
recaída
en
las
prescripciones
de
corto
tiempo”,
Edit.
Universitaria,
Santiago,
1962,
p.
10,
citado
por
MORENO
SEGUEL,
Mónica,
Ob.
cit.,
p.
21
12
ELLENBERG
OYARCE,
Carlos,
“Acerca
de
la
remisión
normativa
en
la
interrupción
civil
de
la
prescripción
extintiva
laboral.
Reflexiones
críticas”,
en
“Revista
de
Derecho
Universidad
Austral
de
Chile”,
Valdivia,
v.
XXII
2009,
p.
101
el pago. En ellos no media generalmente un contrato escrito y se caracterizan por la índole accidental o
discontinua de la prestación.”13
Las normas que regulan las prescripciones de corto tiempo son las siguientes:
“Art. 2521. Prescriben en tres años las acciones a favor o en contra del Fisco y de las
Municipalidades provenientes de toda clase de impuestos.
Prescriben en dos años los honorarios de jueces, abogados, procuradores; los de médicos y
cirujanos; los de directores o profesores de colegios y escuelas; los de ingenieros y agrimensores, y en general,
de los que ejercen cualquiera profesión liberal.”
“Art. 2522. Prescribe en un año la acción de los mercaderes, proveedores y artesanos por el precio
de los artículos que despachan al menudeo.
La de toda clase de personas por el precio de servicios que se prestan periódica o accidentalmente;
como posaderos, acarreadores, mensajeros, barberos, etc.”
“Art. 2523. Las prescripciones mencionadas en los dos artículos precedentes corren contra toda
clase de personas, y no admiten suspensión alguna.
Interrúmpense:
1.° Desde que interviene pagaré u obligación escrita, o concesión de plazo por el acreedor;
2.° Desde que interviene requerimiento.
En ambos casos sucede a la prescripción de corto tiempo la del artículo 2515.”
“Art. 2524. Las prescripciones de corto tiempo a que están sujetas las acciones especiales que nacen
de ciertos actos o contratos, se mencionan en los títulos respectivos, y corren también contra toda persona; salvo
que expresamente se establezca otra regla.”
Atendiendo al tiempo de cada una de estas prescripciones tenemos que existen básicamente
cuatro tipos de prescripciones de corto tiempo:
a) prescripción de tres años,
b) prescripción de dos años,
c) prescripción de un año, y
d) prescripciones especiales
13
RIOSECO
ENRÍQUEZ,
Emilio,
Ob.
cit.
p.
99
contra de las municipalidades y el fisco, y respecto solamente de obligaciones provenientes de
impuestos.
Por último conviene señalar que esta norma de prescripción es la regla general en materia
de prescripciones tributarias y por lo tanto, no tiene aplicación cuando existe una norma especial que
señala una regla de prescripción diversa.14
Esta norma es de gran utilidad en la práctica, ya que es la regla general respecto de los
honorarios que se generen en el ejercicio de cualquier profesión liberal, por lo tanto la norma no es
taxativa, ya que las profesiones que menciona son simplemente ejemplificaciones, por lo que es
aplicable, en general, a todos quienes ejerzan una profesión liberal. Sin perjuicio de que en algunos fallos
se haya estimado que su aplicación debe ser restrictiva por tratarse de una norma especialísima. En este
sentido la Corte de Apelaciones de Valparaíso ha dicho que:
“El inc. 2 del art. 2521 del C.C. contempla una especialísima prescripción de corto tiempo. Su alcance
debe interpretarse restrictivamente y, dado que no incluye a los peritos, es lícito concluir que están fuera de su
órbita.
Los peritos, en cuanto tales, no ejercen una profesión liberal propiamente dicha, que exige un título
profesional o universitario con su característica básica de tratarse de un desempeño regular, permanente,
continuado; sino que de manera accidental y esporádica cumplen el encargo específico que les encomienda un
tribunal.”15
Es decir, esta norma de prescripción se funda en supuestos muy diversos a los que exige la
norma de prescripción laboral, por lo que teniendo cada una claramente delimitado su campo de acción,
en general no ha habido discrepancia jurisprudencial al momento de determinar la norma de
prescripción aplicable ante una situación concreta.
Respecto de cuando empieza a correr el plazo de prescripción, se ha entendido que comienza
desde que se han dejado de prestar los servicios profesionales. En este sentido la Corte Suprema ha
señalado que “el plazo de prescripción para el cobro de honorarios profesionales del abogado debe empezar a
contarse desde el día en que el actor dejó de prestar servicios permanentes.”19
Un último punto sobre este tipo de prescripción es determinar desde cuando empieza a
correr el plazo de prescripción cuando se ha efectuado la prestación de servicios en más de una
oportunidad y en forma continua. Se ha entendido que en este caso la prescripción empieza a correr
desde que finaliza la última prestación de servicios, en este sentido, a propósito de la entrega
ininterrumpida de informes periciales, la Corte de Apelaciones de Chillán ha señalado que: “En el caso
16
RIOSECO
ENRÍQUEZ,
Emilio,
Ob.
cit.,
p.
101
17
RIOSECO
ENRÍQUEZ,
Emilio,
Ob.
cit.,
p.
101
18
Ibídem
19
RIOSECO
ENRÍQUEZ,
Emilio,
Ob.
cit.,
p.
103
de informes periciales médicos emitidos a través de servicios ininterrumpidos, el plazo de prescripción para el
cobro de los honorarios empieza a correr desde la fecha del último informe pericial.” 20
Este es el plazo de prescripción más breve de todas las prescripciones de corto tiempo que
hemos analizado, y el fundamento de ello es que, atendida la norma recién transcrita, puede observarse
que, en general, se trata de obligaciones cuya cuantía es generalmente menor, por lo que el legislador ha
fijado un tiempo acorde con dicha realidad. En este sentido el legislador ha sido coherente al fijar un
plazo de prescripción de 2 años para la prescripción adquisitiva (también llamada usucapión), de bienes
muebles y de 5 años tratándose de los bienes raíces.
Respecto de la expresión “menudeo” la Real Academia de la Lengua Española lo define como
“venta al por menor”. Por lo tanto, para que tenga aplicación esta norma es necesario que:
1.- se trate de servicios que se presten en forma periódica o accidental, y que
2.- no se trate de los casos señalados en el art. 2521 inc. 2
Respecto de esta norma hay que tener presente básicamente dos aspectos:
1.- son prescripciones de corto tiempo, pues está contenida en el párrafo que lleva tal denominación, y
2.- este tipo de prescripción no se suspende ni se interrumpe, a menos que la ley señale expresamente
lo contrario en el título o párrafo que la regule.
20
RIOSECO
ENRÍQUEZ,
Emilio,
Ob.
cit.
p.
102
Finalmente hay que señalar que estas prescripciones especiales están diseminadas por todo
el Código Civil, y a modo de ejemplo señalamos: las acciones posesorias, acción de reforma del
testamento y acción redhibitoria en la venta de cosas muebles.21
La interrupción y la suspensión son dos situaciones que tienen por objeto impedir que el tiempo
de prescripción siga corriendo, y de este modo favorece al acreedor y perjudica al deudor ya que
impedirán al prescribiente completar el plazo de prescripción previsto por la ley, cada una, sin embargo,
con efectos y fundamentos muy diversos.
Lo interesante es que la suspensión y la interrupción están presentes en prácticamente
todos los ordenamientos positivos que regulan la prescripción. Incluso en aquellos que son de distinta
familia jurídica. De hecho en el derecho del common law, la prescripción en general, que es conocida
como statute of limitations, también puede ser suspendida e interrumpida, básicamente por los mismos
fundamentos y con los mismos efectos que a continuación estudiaremos.22
25. Interrupción
21
MORENO
SEGUE,
Mónica,
Ob.
cit.,
p.
25
22
Véase:
http://www.wjnco.com/newsFile/2008114134711884.PDF;
http://civillawdictionary.pbworks.com/w/page/15934858/L-‐Civil-‐Law;
http://en.wikipedia.org/wiki/Statute_of_limitations#Prescription;
http://www.ca8.uscourts.gov/opndir/00/01/991836P.pdf;
y
http://www.callaborlaw.com/archives/new-‐laws-‐
legislation-‐statute-‐of-‐limitations-‐extended-‐for-‐discriminatory-‐pay-‐claims.html.
Visitado
en
Enero
2011
23
RAMÍREZ
GRONDA,
Juan,
“Diccionario
jurídico
actualizado
y
corregido”,
Edit.
Heliasta,
Buenos
Aires,
1998,
p.
180,
citado
por
Moreno
Seguel,
Mónica,
Ob.
cit.,
p.
26
De lo anterior tenemos que son actos o hechos que tienen por objeto hacer perder todo el
tiempo transcurrido. Pero en realidad es más que eso, ya que normalmente la interrupción será el cese
de la inactividad del acreedor, y la persecución que éste hace a través de los medios legales. Y de ahí
arranca el fundamento de la interrupción de la prescripción, que es el derecho al cobro del crédito que
le asiste al acreedor y su puesta en marcha.
El efecto es precisamente hacer perder todo el tiempo transcurrido, el cual empieza a
computarse nuevamente desde cero.
Conforme al art. 2518 existen básicamente dos clases de interrupción, la civil y la natural, y a
ellas se refiere el art. 2518 del C.C. que señala:
“Art. 2518. La prescripción que extingue las acciones ajenas puede interrumpirse, ya natural, ya
civilmente.
Se interrumpe naturalmente por el hecho de reconocer el deudor la obligación, ya expresa, ya
tácitamente.
Se interrumpe civilmente por la demanda judicial; salvos los casos enumerados en el art. 2503.”
Para una mejor comprensión de cada una de ellas las estudiaremos por separado.
El mayor problema que surge respecto de este tipo de interrupción es que no existe una
definición legal de ella sino que simplemente el legislador se refirió diciendo que la prescripción se
interrumpe naturalmente por “el hecho de reconocer el deudor la obligación, ya expresa, ya
tácitamente.” Pero lamentablemente no señaló de qué manera en particular el deudor reconoce la
deuda, refiriéndose solamente de forma muy lejana, mediante las expresiones “expresa o tácitamente”.
Es por esta razón que ha sido la jurisprudencia la que ha dado ciertas pautas o criterios para entender
en la práctica cuándo estamos realmente ante un acto interruptivo de carácter “natural”. En este
sentido, una sentencia de la Corte Suprema ha caracterizado la interrupción natural, diciendo que “el
reconocimiento expreso o tácito del deudor, que da origen a la interrupción natural, manifiesta una voluntad
más o menos espontánea y un deseo de pagar sin violencia, sin demanda ejecutiva o compulsiva, como sucede
en los casos de remesas de dinero en abono de la deuda, las excusas de palabra o por escrito, el mero anuncio
de pago, etc.”24
Algunos ejemplos claros de interrupción que podemos citar son los “casos en que no cabe
24
BUSTOS
GÓMEZ,
Ricardo,
“La
prescripción
extintiva
ante
la
jurisprudencia”,
Edit.
La
ley,
Santiago,
2004,
Vol.
2,
p.
547
duda que es reconocimiento expreso el efectuado en una escritura pública; el contenido en una
declaración del deudor en el juicio; el que emana de un instrumento privado reconocido o mandado
tener por reconocido, en los cuales se diga claramente, sin lugar a dudas, que se reconoce el derecho
del acreedor.”25
Enseguida, para determinar cuándo se produce este tipo de interrupción debemos atender a la
clasificación que ya hicimos sobre las distintas clases de prescripción según el tiempo por la ley exigido.
En este sentido, si la interrupción natural es respecto de una prescripción de largo tiempo, la
regla está dada en el art. 2518 del C.C. que señala que se “interrumpe naturalmente por el hecho de
reconocer el deudor la obligación, ya expresa, ya tácitamente”.
De lo anterior es posible observar que la forma de interrumpir las prescripciones de largo
tiempo es bastante amplia y no se requiere necesariamente de una demanda judicial.
Por último hay que notar que la interrupción natural tácita es distinta a la renuncia tácita de la
prescripción, ya que en la primera, el tiempo para que opere la prescripción aún no se ha completado,
mientras que en la segunda, es requisito sine qua non que el plazo se haya cumplido.
Respecto de la interrupción natural para las prescripciones de corto tiempo, la regla está dada
por el art. 2523 del C.C. que señala:
“Art. 2523. Las prescripciones mencionadas en los dos artículos precedentes corren contra toda clase
de personas, y no admiten suspensión alguna.
Interrúmpense:
1.° Desde que interviene pagaré u obligación escrita, o concesión de plazo por el acreedor; 2.° Desde que
interviene requerimiento.
En ambos casos sucede a la prescripción de corto tiempo la del artículo 2515.”
A diferencia del anterior tipo de prescripción, la interrupción para esta clase de prescripciones
no se subclasifica expresamente en natural y civil, sino que se indican dos numerales que son asimilables
a las interrupciones civiles y naturales que menciona el art. 2518.
Finalmente, respecto de las prescripciones especiales, hay que señalar que las reglas para su
interrupción son las generales, es decir, las que señala el art. 2518 antes citado.
25
BUSTOS
GÓMEZ,
Ricardo,
Ob.
cit.,
p.
548
Nuevamente debemos hacer la distinción atendiendo al tipo de prescripción que
interrumpe. Respecto de la interrupción civil de prescripciones de corto tiempo se produce un efecto
muy particular el cual es denominado por la doctrina como la interversión de la prescripción, y ya que la
normativa laboral se remite a ella es necesario que hagamos un estudio más detallado.
Tratándose de la prescripción de largo tiempo, el art. 2518 dispone en la parte pertinente que:
“se interrumpe civilmente por la demanda judicial; salvos los casos enumerados en el art. 2503.”
De este modo, para que opere la interrupción civil es necesario una demanda judicial, y
respecto del clásico problema acerca de si es necesario o no que ella además haya sido notificada
legalmente para el efecto de interrumpir efectivamente la prescripción, la solución está dada por el art.
2518 inc. final que se remite al art. 2503, ya que ésta ultima norma menciona los casos de excepción, en
que a pesar de existir demanda por parte del acreedor, ésta resulta inocua por suceder alguna de las
situaciones que allí se indican. Al efecto dicha norma señala los casos en que la demanda no producirá el
efecto de interrumpir la prescripción:
1° Si la notificación de la demanda no ha sido hecha en forma legal.
2° Si el recurrente desistió expresamente de la demanda o se declaró abandonada la instancia.
3° Si el demandado obtuvo sentencia de absolución.
En estos tres casos se entenderá no haber sido interrumpida la prescripción por la
demanda.
26
En
este
sentido
un
autor
señala
que:
“el
No
1
del
art.
2503
ordena
que
la
notificación
debe
realizarse
dentro
del
plazo
legal.
Es
así
como
Meza
Barros
indica
que
―no
basta
la
presentación
de
la
demanda
para
interrumpir
la
prescripción.
La
demanda
debe
ser
notificada‖.
Continúa
señalando
que
esto
obedece
a
que
la
demanda
no
produce
ningún
efecto
respecto
del
demandado,
si
no
se
ha
notificado
a
éste;
prueba
de
ello
es
que
el
demandante
puede
retirarla,
sin
ningún
trámite
(art.
148
del
Código
de
Procedimiento
Civil).
Fluye
esta
exigencia,
además,
de
la
norma
del
No
1
del
art.
2503.
De
ella
se
desprende
que
sólo
es
capaz
de
interrumpir
la
prescripción
una
demanda
legalmente
notificada.
VÁSQUEZ
GOERLT,
Cristián,
“Comentario
de
Jurisprudencia.
La
prescripción
en
materia
laboral”,
en
“Revista
de
Actualidad
Laboral”,
Santiago,
n.
XC,
septiembre,
2011,
p.
59
29. Interrupción civil de prescripciones de corto tiempo
Respecto de las prescripciones de corto tiempo, la interrupción civil se producirá desde que
interviene requerimiento del acreedor, según lo dispone el art. 2523 n. 2 del C.C.
El problema que surge a propósito de esta norma es que la jurisprudencia no ha sido unánime
en orden a determinar qué se entiende por requerimiento. En ese sentido podemos sintetizar las
diferentes posturas señalando que algunos la entienden como demanda judicial y otros como un simple
requerimiento extrajudicial.
Aquellos que señalan que “requerimiento” debe entenderse como una gestión extrajudicial,
sostienen que la interrupción del art. 2523 inc. final operaría sólo mediante un requerimiento de
carácter extrajudicial. En este sentido, la Corte Suprema ha entendido que:
“el requerimiento exigido por el N° 2 del inc. 2° del art. 2523 del C.C. para interrumpir las
prescripciones de corto tiempo, mencionadas en los dos artículos anteriores, es el extrajudicial.
Si el acreedor instaura demanda judicial dentro de alguno de los plazos especiales de
prescripción estatuidos en el art. 2521 del C.C., esa demanda no puede producir el efecto reglamentado
en el inc. final del art. 2523 –que a la prescripción de corto tiempo sucede la del art. 2515-, sino el
general que la ley atribuye al recurso judicial en los arts. 2503 y 2518.”27
En este sentido el prof. Emilio Rioseco comenta que “no es uniforme la jurisprudencia al
respecto. Otros fallos consideran que el requerimiento interruptivo debe hacerse judicialmente.”
Por otro lado, quienes entienden al requerimiento como sinónimo de demanda judicial
cuentan con fallos que han acogido esta tesis, así la Corte de Apelaciones de Santiago ha entendido que:
“la noción de requerimiento a que se refiere el art. 2523 N° 2 del C.C., debe entenderse con
el alcance que precisa el art. 2518 del mismo texto, es decir, el de demanda judicial. En consecuencia, el
cobro de honorarios que efectúa un profesional mediante una carta no es suficiente para que opere la
interrupción de la prescripción.”
Al respecto el prof. Rioseco señala que “esta sentencia aplica al requerimiento del art. 2523,
N° 2 del C.C. la regla interruptiva del art. 2518, que exige demanda judicial notificada al deudor.
Consideramos más acorde con el alcance del art. 2523 la doctrina sentada en el fallo anterior.” Es decir,
la que sostiene que requerimiento debe entenderse como aquél de carácter extrajudicial. Nosotros
también nos manifestamos de acuerdo con la tesis de que debe entenderse como extrajudicial, y ello
por las siguientes razones:
27
RIOSECO
ENRÍQUEZ,
Emilio,
Ob.
cit.,
1.- cuando el legislador ha señalado “demanda judicial” en el art. 2518, ha sido claro en cuanto
a que la única forma de interrumpir civilmente la prescripción es mediante la puesta en marcha de una
acción ante los tribunales.
2.- si el legislador hubiese querido exigir el mismo requisito respecto de las prescripciones de
corto tiempo entonces habría empleado la misma expresión, o se habría remitido a dicha norma, pero
en su lugar usó la expresión “requerimiento”, lo cual pone en evidencia su intención de manifestar una
voluntad diversa a la expresada en el art. 2518.
3.- es lógico interpretar al art. 2523 en este sentido ya que se trata de prescripciones de corto
tiempo, las que normalmente consisten en obligaciones de menor monto, y que por lo tanto tienen una
regulación diversa, con plazos más breves de prescripción y medios menos formales de interrumpir la
prescripción por parte del acreedor, y
4.- finalmente, porque la mayor aplicación de esta norma se da a propósito de la
interrupción laboral –como más adelante estudiaremos-, por lo tanto, interpretar al art. 2523 de esta
forma resulta más acorde con la realidad, atendida la naturaleza del derecho laboral y su carácter
tuitivo del trabajador. Entender a esta norma en el sentido contrario significaría en la práctica exigirle
al trabajador que ejerza una demanda judicial, lo cual es sumamente difícil durante el desarrollo de la
relación laboral por todas las consecuencias que una demanda judicial podría generar entre las partes.
Por otro lado, una simple intimación extrajudicial resulta ser la vía más probable para el trabajador.
Este punto es uno de los que ha dado mayores problemas de interpretación en el Derecho
Laboral Chileno.
Finalmente hay que tener en cuenta que respecto de las prescripciones especiales el art. 2523
recién estudiado no tiene aplicación, puesto que esta norma tiene claramente delimitado su campo al
señalar que “las prescripciones mencionadas en los dos artículos precedentes corren contra toda
clase de personas, y no admiten suspensión alguna. Interrúmpense (…)”. Por lo tanto el art. 2523 es
aplicable solamente a los arts. 2521 y 2522, que son las prescripciones de corto tiempo.
Así entonces, esta clase de prescripciones se interrumpen conforme a las reglas generales
dadas para las prescripciones de largo tiempo.
31. Efectos de la interrupción
Una vez que se reúnen los requisitos de la interrupción se producen sus efectos, y para
determinar cuáles son, es necesario nuevamente distinguir entre prescripciones de largo tiempo y de
corto tiempo.
Con todo, hay que señalar que los efectos que produce la interrupción son los mismos, sea
natural o civil.
Finalmente hay que señalar una norma común de la interrupción que consiste en que ella es
de efectos relativos. Así lo señala el art. 2519 del C.C. que señala:
“Art. 2519. La interrupción que obra en favor de uno de varios coacreedores, no aprovecha a los
otros, ni la que obra en perjuicio de uno de varios codeudores, perjudica a los otros, a menos que haya
solidaridad, y no se haya ésta renunciado en los términos del artículo 1516.”
Antes de exponer esta materia queremos hacer una advertencia: las normas que regulan la
28
ABELIUK
M.,
René,
“Las
obligaciones
y
sus
fuentes”,
Edit.
Ediar
editores
ltda.,
Santiago,
1983,
p.
784,
citado
por
MORENO
SEGUEL,
Mónica,
Ob.
cit.,
p.
30
suspensión de la prescripción extintiva general no tienen aplicación en el derecho laboral por expreso
mandato del art. 510 inc. 5to29. Sin perjuicio de lo anterior, queremos hacer una breve exposición de
ellas a fin de tener una idea más completa y saber, en definitiva, en qué consisten estas normas cuya
aplicación el legislador excluyó.
La regla está señalada en el art. 2520 en relación al art. 2509 del C.C:
“Art. 2520. La prescripción que extingue las obligaciones se suspende a favor de las personas enumeradas
en los números 1 y 2 del art. 2509.
Transcurridos diez años no se tomarán en cuenta las suspensiones mencionadas en el inciso precedente.”
“Art. 2509. La prescripción ordinaria puede suspenderse, sin extinguirse: en ese caso, cesando la causa
de la suspensión, se le cuenta al poseedor el tiempo anterior a ella, si alguno hubo.
Se suspende la prescripción ordinaria, en favor de las personas siguientes:
1.° Los menores; los dementes; los sordos o sordomudos que no pueden darse a entender claramente; y todos
los que estén bajo potestad paterna, o bajo tutela o curaduría;
2.° La mujer casada en sociedad conyugal mientras dure ésta.”
De este modo tenemos que la suspensión opera a favor de los menores, de los dementes, los
sordos o sordomudos que no puedan dar a entender su voluntad claramente, todos los que se
encuentren bajo potestad paterna, o bajo tutela o curaduría y finalmente respecto de la mujer casada
en sociedad conyugal, mientras dure ésta.
Con todo, se establece un plazo máximo luego del cual la suspensión no será considerada.
Así lo señala el art. 2520 inc. final: “Transcurridos diez años no se tomarán en cuenta las suspensiones
mencionadas en el inciso precedente.”
La suspensión es una situación especial que el legislador estableció para morigerar los
efectos de ciertas incapacidades que afectan a determinadas personas, con el objeto de que puedan
quedar en un mejor posicionamiento frente a otras que no adolecen de dichas incapacidades, de
modo que beneficiará al acreedor incapaz frente al deudor.
Pero lo cierto es que en ciertas ocasiones pareciera confundirse con la interrupción, y si
bien tienen en común el alterar el curso de la prescripción, son en realidad dos figuras totalmente
distintas. En este sentido, un autor señala que:
29
Al
efecto,
el
inc.
5to
del
art.
510
del
C.
del
T
señala:
Los
plazos
de
prescripción
establecidos
en
este
Código
no
se
suspenderán,
y
se
interrumpirán
en
conformidad
a
las
normas
de
los
artículos
2523
y
2524
del
Código
Civil.
“El legislador no ha procedido arbitrariamente al conceder efectos distintos a la interrupción y a la
suspensión, sino que ha atendido, precisamente, a las razones que dan fundamento a estas alteraciones del plazo
de prescripción.
Debemos recordar que la prescripción liberatoria es una consecuencia de la inactividad de las partes,
que hace presumir que la relación jurídica que las unía se ha extinguido, o que han perdido interés en hacerla
valer. Pero, puede suceder que esa inactividad no deba computarse para extraer tal presunción, porque es la
consecuencia de una imposibilidad material o jurídica de obrar.
Cuando se presentan hipótesis de tal laya la ley no puede sancionar la inactividad con la pérdida de la
pretensión accionable, sino que tomará en cuenta la existencia del impedimento, y concederá al acreedor el
beneficio de la suspensión de la prescripción. La enumeración de estas hipótesis es de carácter taxativo, y el
plazo sólo puede suspenderse en las situaciones expresamente previstas por la ley.
En resumen, el derecho admite la posibilidad de que se suspenda el plazo de prescripción cuando el
acreedor no puede desplegar la actividad necesaria para mantener vivo su derecho, siempre y cuando considere
que esa inactividad encuentra justificativos suficientes.
La interrupción, en cambio, es una consecuencia directa de la actividad de las partes, cuya conducta
pone de relieve la subsistencia del vínculo que las une. Esta actividad puede emanar tanto del acreedor, como
del deudor, o de ambos sujetos a la vez.
Los dos sujetos, obrando conjuntamente, pueden interrumpir la prescripción sometiendo el
problema a juicio; la sola actividad del deudor tiene también virtualidad interruptiva, cuando reconoce la
existencia de la obligación.
En resumen, la interrupción de la prescripción encuentra su fundamento en la actividad de las partes,
que demuestra de manera inequívoca su propósito de mantener vivo el vínculo que las une.
Hay, pues, una diferencia sustancial entre las situaciones suspensivas, que tienen su origen en una
inactividad justificada, y los actos interruptivos, que son la consecuencia de una actividad desplegada por una o
ambas partes.”30
30
de
ESPANÉS,
Luis
Moisset,
“Comentario
jurisprudencial:
Interrupción
y
suspensión.
Sus
distintos
fundamentos.”,
Boletín
de
la
Fac.
de
Der.
y
C.
Sociales,
Córdoba,
año
XXXVI,
1972,
No
1-‐5,
p.
199
las obligaciones, con lo que pareciera indicarnos que lo que se extingue es la obligación. Sin embargo,
la situación no es así, ya que, tal como lo ha dicho nuestra Corte Suprema, “si bien nuestro
ordenamiento común contempla la prescripción como un modo de extinguir las obligaciones, un
examen más atento del total de la legislación, conduce a estimar que, estrictamente, las obligaciones
no se extinguen por la prescripción, sólo se transforman en naturales y como tal no resultan exigibles.
Como se ve, lo que en definitiva se extingue con la prescripción es el derecho o acción del
acreedor. Es por esto que el art. 2514 habla de la prescripción que extingue las acciones y derechos
ajenos, ya que es el acreedor el que va a quedar impedido de exigir el cumplimiento de la obligación y
como consecuencia de ello, el deudor se libera del acreedor. La demostración más clara de esto se
encuentra en el art. 1470 n. 2 que menciona entre las obligaciones naturales a las obligaciones civiles
extinguidas por la prescripción, lo cual es el fundamento para retener lo pagado en virtud de una
obligación natural.
A pesar de que todo lo señalado anteriormente es compartido por la unanimidad de los
autores, la jurisprudencia reiteradamente habla de prescripción de la obligación, dejando de lado lo
dicho por los autores, aunque en muchas oportunidades, como se ha visto, se ha pronunciado a favor
de la buena doctrina, señalando que la prescripción deja subsistente la obligación como natural.”31
Nosotros compartimos la tesis mayoritaria, es decir, creemos que la prescripción lo que en
realidad extingue son las acciones y no los derechos.
Por último hay que señalar que si bien esta discusión no es puramente teórica, lo cierto es
que las obligaciones naturales no tienen ninguna otra obligatoriedad que la moral, por lo que muchas
veces en la práctica esta discusión no tendrá mayores incidencias.
31
GODOY
CABELLO,
Rocío
Beatriz,
“Prescripción
y
caducidad
en
el
Derecho
Laboral”,
Ediciones
Jurídicas
La
Ley,
Santiago,
2004,
p.
94
PÁRRAFO II
39. Generalidades
Los problemas que enfrenta el actual régimen de prescripción laboral chileno son múltiples.
Entre los principales podemos mencionar el hecho de que el curso de la prescripción no se suspende
durante la relación laboral, y que las normas fundamentales que la regulan no son claras y conducen a
una notable discrepancia jurisprudencial, lo cual resulta paradójico considerando que el objeto de la
prescripción es precisamente dar seguridad jurídica a las partes.
Por otro lado, hay un problema básico, elemental, consistente en que la aplicación supletoria
de las normas del derecho común contradice todo el trabajo que se ha desarrollado por la doctrina y
la jurisprudencia laboral durante los últimos 50 años, en el sentido de que el derecho laboral debe
alejarse de la normativa civil, fundada en la igualdad entre las partes y en la autonomía de la voluntad,
ya que de lo contrario, se estaría abandonando al trabajador a su suerte, lo cual es justamente la
situación que el derecho laboral ha buscado remediar.
Otro hecho que nos lleva a concluir que la normativa laboral vigente ha retrocedido
sustancialmente sobre este punto, es que antiguamente, “conforme al Código del Trabajo de 1931 y
hasta la dictación del D.L. 2.200 de 1978, durante la vigencia de la relación laboral no corría plazo de
prescripción alguno (salvo para el cobro de horas extraordinarias).
El trabajador, durante tal vigencia, fue mirado como un relativamente incapaz para los
efectos de intentar acciones judiciales contra el empleador, y ello por razones obvias.”32
32
GODOY
CABELLO,
Rocío
Beatriz,
Ob.
cit.,
p.
95
40. Consideraciones previas
41. ¿Prescriben las acciones o los derechos en el art. 510 del Código del Trabajo?
La regla general de la prescripción en materia laboral está contenida en un solo artículo del
Código del Trabajo, que es el actual art. 510. Ahora bien, es necesario recordar lo que señalamos
anteriormente sobre la distinción entre derechos y acciones, ya que el mencionado artículo, en su inc.
1 se refiere a la prescripción de los derechos y luego en el inc. 2 se refiere a la prescripción de las
acciones, lo cual ha dado lugar a que la Dirección del Trabajo33 elabore su propia tesis interpretativa
del art. 510, en la cual señala que debe distinguirse entre la prescripción de acciones y de derechos. Si
bien esta tesis resulta en cierto modo más favorable al trabajador que la propuesta por la
jurisprudencia, su aplicación en la práctica podría llevar a ciertas situaciones inconsistentes, por lo que
manifestamos nuevamente que lo que prescriben son las acciones y no los derechos.
Haremos una breve alusión a la institución de la caducidad in genere, con el sólo objeto de
marcar sus diferencias frente a la prescripción y así dejar en claro que en el ordenamiento jurídico
33
Según
el
art.
1
inc.
1
del
D.F.L.
n.
2
de
1967,
la
Dirección
del
Trabajo
es
un
Servicio
técnico
dependiente
del
Ministerio
del
Trabajo
y
Previsión
Social
con
el
cual
se
vincula
a
través
de
la
Subsecretaría
de
Trabajo.
Le
corresponderá
particularmente,
sin
perjuicio
de
las
funciones
que
leyes
generales
o
especiales
le
encomienden:
a)
La
fiscalización
de
la
aplicación
de
la
legislación
laboral;
b)
Fijar
de
oficio
o
a
petición
de
parte
por
medio
de
dictámenes
el
sentido
y
alcance
de
las
leyes
del
trabajo;
c)
La
divulgación
de
los
principios
técnicos
y
sociales
de
la
legislación
laboral;
d)
La
supervigilancia
del
funcionamiento
de
los
organismos
sindicales
y
de
conciliación,
de
acuerdo
con
las
normas
que
los
rigen,
y
e)
La
realización
de
toda
acción
tendiente
a
prevenir
y
resolver
los
conflictos
del
trabajo.
chileno se trata de dos instituciones distintas, sin perjuicio de que ambas tengan en común el mismo
objeto: extinguir acciones y derechos por su no ejercicio.
A pesar de que en ciertas ocasiones los límites entre la prescripción y la caducidad parecen
difusos, y ha habido cierta discusión doctrinaria y jurisprudencial, no sería ése el caso en materia
laboral, donde aparecen claramente separadas. De este modo, las principales diferencias serían las
siguientes:
La caducidad es una institución de excepción y por ende para que exista se requiere que esté
establecida legalmente, señalando un plazo luego del cual se extingue un derecho. La prescripción por
su parte no requiere estar expresamente consagrada ya que es la regla general, de modo que para
que un derecho no prescriba, el legislador debe señalarlo así.
Otra importante diferencia es que la caducidad opera de pleno derecho, mientras que la
prescripción tiene que ser declarada judicialmente, sin perjuicio de que sus efectos se retrotraigan a la
época en que se cumplió el plazo de prescripción.
La caducidad no requiere ser alegada, el juez debe declararla de oficio, mientras que la
prescripción por regla general debe ser alegada y excepcionalmente el juez puede declararla de oficio,
como en los casos que ya estudiamos.
La caducidad no puede renunciarse, ya que una vez que se completa el lapso de tiempo fijado
por la ley, opera de pleno derecho, mientras que la prescripción una vez cumplida, sí puede ser
renunciada, expresa o tácitamente.
Y finalmente los plazos de caducidad por regla general son breves, mientras que los de
prescripción si bien son variados, normalmente son muy superiores a los de caducidad.
43. Regla general de prescripción en el Derecho Laboral Chileno
La regla general está consagrada en el Libro V del Código del Trabajo, en el Tít. Final, art.
510, y se le conoce como “general” porque en el Código del ramo y en ciertas leyes laborales
especiales existen otras normas de prescripción que regulan determinados derechos, pero como ya
hemos expresado, el objeto de este trabajo comprende únicamente a la regla general expresada en
los dos primeros incisos del art. 510. De este modo, dicha norma señala lo siguiente:
“Art. 510. Los derechos regidos por este Código prescribirán en el plazo de dos años contados
desde la fecha en que se hicieron exigibles.
En todo caso, las acciones provenientes de los actos y contratos a que se refiere este Código
prescribirán en seis meses contados desde la terminación de los servicios.
Asimismo, la acción para reclamar la nulidad del despido, por aplicación de lo dispuesto en el artículo
162, prescribirá también en el plazo de seis meses contados desde la suspensión de los servicios.
El derecho al cobro de horas extraordinarias prescribirá en seis meses contados desde la fecha en
que debieron ser pagadas.
Los plazos de prescripción establecidos en este Código no se suspenderán, y se interrumpirán en
conformidad a las normas de los artículos 2523 y 2524 del Código Civil.
Con todo, la interposición de un reclamo administrativo debidamente notificado ante la Inspección
del Trabajo respectiva, dentro de los plazos indicados en los incisos primero, segundo, tercero y cuarto
suspenderá también la prescripción, cuando la pretensión manifestada en dicho reclamo sea igual a la que se
deduzca en la acción judicial correspondiente, emane de los mismos hechos y esté referida a las mismas
personas. En estos casos, el plazo de prescripción seguirá corriendo concluido que sea el trámite ante dicha
Inspección y en ningún caso podrá exceder de un año contado desde el término de los servicios.”
En principio el sentido de la norma parece bastante claro, pero una vez que la sometemos a
diversas situaciones prácticas surge inmediatamente la duda de qué regla debemos aplicar,
apareciendo siempre la disyuntiva entre aplicar el inc. 1 o el inc. 2, y ése es el problema central que
trataremos en el presente párrafo, en orden a tener una idea clara de las dificultades que presenta
nuestra norma de prescripción laboral, y así poder comprender mejor en qué pie se encuentran los
países analizados en el estudio comparado.
Primero expondremos las diversas tesis interpretativas acogidas por la jurisprudencia judicial
y administrativa y luego las soluciones que han sido propuestas por la doctrina, dividiendo el estudio
de la siguiente manera: primero se abordarán los problemas que se suscitan por la aplicación de la
regla general que fija los plazos de prescripción en el inciso primero y segundo del art. 510 C. del T.
ya transcrito; luego el problema que surge a propósito de la legislación aplicable en el caso de las
leyes laborales especiales, para terminar mencionando el problema relacionado con las normas de
interrupción aplicables a la prescripción laboral.
El problema que surge a partir de la aplicación de esta norma, se refiere básicamente a que no
hay claridad acerca de qué plazo aplicar: el que señala el inc. 1 o el del inc. 2, lo que lleva aparejado
también el problema de determinar el momento en que se inicia su cómputo, y para resolver dicho
problema se han planteado diversas tesis por la doctrina, así como distintas interpretaciones por la
jurisprudencia judicial y administrativa.
En general se puede señalar que existirían básicamente tres tesis interpretativas, las que,
siguiendo el esquema realizado por un autor34, serían las siguientes: la de la naturaleza de las
pretensiones; la de la vigencia de la relación laboral y finalmente la acción de carácter tutelar.
Esta tesis ha tenido gran aceptación por parte de los tribunales superiores de justicia, lo que
no quiere decir, en todo caso, que la postura jurisprudencial sea unánime.
En definitiva, señala que hay que distinguir entre derechos de naturaleza legal de aquellos que
son de naturaleza convencional. En el primer evento el plazo de prescripción sería el señalado en el
inc. 1, es decir, dos años desde que se hayan hecho exigibles, esté vigente o no la relación laboral. Y
en el segundo evento el plazo de prescripción sería de 6 meses, contados desde la terminación de los
servicios.
Que en consecuencia, al haber acogido una excepción que se funda en un plazo más breve, como se ha
visto, los sentenciadores han infringido la ley y esta infracción ha influido directamente en la decisión de negar
lugar a la demanda, correspondiendo a esta Corte hacer aplicación de lo dispuesto en el art. 785 inc. 2º del
Código de Procedimiento Civil.”35
“Según dominante opinión jurisprudencial, deben distinguirse, a los efectos de la prescripción de las
acciones, regulada en el art. 480 del Código del ramo (actual art. 510), entre derechos que tienen su fuente en
la ley y derechos que se originan en un contrato de trabajo. Tratándose de los primeros derechos aludidos, el
término de prescripción es de dos años, contado desde el término de la relación laboral.”36
Somos de la opinión de que esta tesis resulta insuficiente ante la realidad pues cabe
preguntarse, ¿qué sucedería si se tratara de un derecho consagrado en el contrato de trabajo, es
decir, de naturaleza convencional, el cual se reclama mientras la relación laboral está vigente?
Conforme a esta interpretación habría que ceñirse a lo dispuesto por el inc. 2 del art. 510, esto es, 6
meses contados desde la terminación de los servicios, pero sucede que la relación está vigente,
entonces el plazo de esa prescripción no estaría corriendo, no habría nacido. Lo cual es insostenible
ya que, lamentablemente para el trabajador, ésta no ha sido la intención del legislador, lo que queda
especialmente claro cuando señala en el art. 510 inc. 5to lo siguiente:
“Art. 510 inc. 5: Los plazos de prescripción establecidos en este Código no se suspenderán”
Este inciso demuestra que es evidente la intención del legislador de que el curso de la
prescripción continúe su curso y no se entorpezca, estableciendo como único caso de excepción,
aquél que se señala en su inc. final, y que por lo demás, resulta bastante exigente por los requisitos
que señala:
“Art. 510 inc. final: Con todo, la interposición de un reclamo administrativo debidamente notificado
ante la Inspección del Trabajo respectiva, dentro de los plazos indicados en los incisos primero, segundo,
tercero y cuarto suspenderá también la prescripción, cuando la pretensión manifestada en dicho reclamo sea
igual a la que se deduzca en la acción judicial correspondiente, emane de los mismos hechos y esté referida a las
mismas personas. En estos casos, el plazo de prescripción seguirá corriendo concluido que sea el trámite ante
dicha Inspección y en ningún caso podrá exceder de un año contado desde el término de los servicios.”
35
Corte
Suprema,
Recurso
de
Casación
del
29
de
enero
de
2002,
rol
N.
4.351-‐02,
Boletín
oficial
del
Trabajo,
Dirección
del
Trabajo,
Nro.
XI,
Noviembre
2002,
p.
20
36
Gaceta
Jurídica
nº
251,
mayo
2001,
p.
194
47. Tesis interpretativa de la vigencia de la relación laboral
Esta tesis, al igual que la anterior, no sólo ha tenido acogida en la jurisprudencia judicial sino
que también en la administrativa, y señala que la distinción que debe hacerse consiste simplemente en
determinar si la relación laboral está vigente37 o no al momento en que se opone la excepción de
prescripción.
Sin embargo, la jurisprudencia administrativa aborda esta tesis con ciertos matices que la
diferencian de la jurisprudencia judicial, como ya hemos venido adelantando, razón por la cual
primero examinaremos la posición jurisprudencial.
Para aplicar el segundo inc. del art. 163 del D.L. 2.200 (actual art. 510) debe darse
previamente, como condición sine qua non, que los servicios hayan terminado, aún cuando el derecho
que se pretende exigir haya nacido antes, pero se está ejercitando después de concluida la relación
laboral. En tal caso, el plazo se reduce a seis meses, contados en la forma establecida en la disposición
legal citada. En cambio, si el derecho que se hizo exigible durante la vigencia del contrato se demanda
antes de la terminación de los servicios, corresponde sujetarse al límite establecido en el inc. 1 del
37
La
fecha
de
terminación
de
los
servicios
es
una
cuestión
de
hecho
que
los
tribunales
deberán
determinar
conforme
a
las
pruebas
que
rindan
las
partes,
y
cuando
ella
sea
controvertida,
el
peso
de
la
prueba
recaerá
en
el
empleador,
pues
será
él
quién
alegue
la
excepción
de
prescripción,
porque
la
fecha
de
terminación
forma
parte
de
la
excepción
alegada
por
él.
De
este
modo
el
art.
1698
inc.
1
del
C.C.
señala
que:
“Incumbe
probar
las
obligaciones
o
su
extinción
al
que
alega
aquéllas
o
ésta.”
En
este
sentido
la
Corte
Suprema
ha
señalado
que
“cuando
el
demandado
alega
en
su
defensa
la
prescripción,
a
él
le
incumbe
probar
la
fecha
en
que
realmente
terminaron
los
servicios
del
demandante.
Procede
rechazar
la
excepción
de
prescripción
opuesta
en
un
reclamo
por
despido
injustificado
si
el
demandado
no
probó
la
fecha
de
término
de
los
servicios
(Corte
Suprema,
Queja,
13
diciembre
1979,
Rev.,
t.
76,
Sec.
1ra,
p.
185).
En
relación
a
esta
sentencia,
el
prof.
Emilio
Rioseco
comenta:
“la
fecha
de
terminación
de
los
servicios
es
elemento
constitutivo
específico
de
la
excepción
de
prescripción,
por
lo
cual
el
peso
de
la
prueba
a
este
respecto
recae
en
el
demandado
que
la
alega.”
RIOSECO
ENRÍQUEZ,
Emilio,
Ob.
cit.,
p.
124
y
125
art. 163 citado (actual art. 510 inc. 1).”38 Es decir, este tribunal adhiere a la tesis de que hay que
distinguir si la relación laboral está vigente o no, y para el caso que se trate de un derecho nacido con
anterioridad a la terminación, su plazo de prescripción se transforma y pasa ser de 6 meses, sin
distinguir cuánto tiempo de prescripción le quedaba a ese derecho; sea que le haya quedado más o
menos de 6 meses.
38
Sentencia
de
la
Corte
de
Apelaciones
de
Antofagasta,
dictada
el
13
de
julio
de
1987
extraída
de
“Jurisprudencia
al
día.
Laboral
y
seguridad
social”,
Edit.
Ediar
Ltda.,
1990,
Sentencia
n.
40,
p.
161,
citado
por
MORENO
SEGUEL,
Mónica,
Ob.
cit.,
p.
70
El Centro de Consultas, consecuente con su planteamiento inicial, señala que extinguida la
relación laboral, los derechos prescriben igualmente en el plazo de dos años contados desde que se
hicieron exigibles, conforme lo dispone el inc. 1 del art. 510, ya que dicha norma no distingue si la
relación laboral está vigente o no, y como no distingue, se entiende entonces que se aplica a ambos
casos (a la relación laboral vigente y a la terminada). En tanto que la acción para exigir el cumplimiento
de los mismos prescribe en el plazo de seis meses, contados desde la terminación de los servicios.
En definitiva, la distinción propuesta no depende únicamente de si está vigente o no la
relación laboral, sino que además es necesario subdistinguir si se trata de derechos o de acciones, lo
cual nos conduce, necesariamente, a la inconsecuencia señalada anteriormente.
En todo caso es necesario señalar que este criterio interpretativo de la Dirección del Trabajo
se condice con su rol fiscalizador, y en ese sentido se ha señalado que “es posible sostener que este
criterio responde a interpretar de forma más extensiva el plazo de accionar ante los tribunales de
justicia, en función de poder llevar a cabo la facultad de dicho organismo, la cual consiste en exigir el
ajuste o la regularización de aquellos derechos subjetivos laborales, de origen legal o convencional,
que podrían tenerse por prescritos.
A este efecto cabe mencionar que la Dirección del Trabajo establece que los derechos legales o
convencionales que se reclamen ante los inspectores del trabajo, podrán ser exigidos por estos en
tanto que no se declare su prescripción por sentencia judicial.”39
39
Entre
otros,
Dictamen
N°
484/33
de
1999,
N°
3.780/150
de
1996,
N°
3.684
de
1981.
de
la
Dirección
del
Trabajo,
citado
por
ROJAS
MONTECINO,
Javier,
Ob.
cit.,
pp.
21
y
22
derechos judicialmente; aunque siempre con referencia a los derechos infringidos durante los dos
años contados hacia atrás desde la terminación de los servicios40.
El fundamento de esta interpretación de la norma obedece más a los principios que guían al
derecho laboral que a una interpretación exegética de la norma, porque a decir verdad, desde el
punto de vista puramente normativo, es difícil sustentar esta tesis, y es por dicha razón que no ha
tenido acogida en nuestros tribunales. Pero lo cierto es que ella busca compensar la inferioridad del
trabajador frente al empleador, en el sentido de que es prácticamente imposible que el primero
accione contra el segundo debido a que pondría en serio riesgo su continuación en el trabajo. Es por
esta razón que esta tesis tiene como objetivo morigerar una de las situaciones más inequitativas de la
actual regulación de la prescripción laboral chilena, cual es, el hecho de que ella no se suspenda
durante la vigencia de la relación laboral, cuestión que ha llevado a algunos a sostener incluso la
inconstitucionalidad de la actual normativa como más adelante tendremos oportunidad de señalar.
Hemos visto que hay básicamente tres formas de interpretar al inc. 1ro y 2do del art.
510. Sin embargo en el presente trabajo analizaremos solamente las posturas que han tenido acogida
en la jurisprudencia, es decir, analizaremos aquélla que atiende a la naturaleza de la pretensión y aquélla
que atiende a la vigencia de la relación laboral.
52. Acerca de la tesis que señala que hay que atender a la naturaleza de la
pretensión
La primera señala que hay que distinguir según si los derechos arrancan del Código o de lo
estipulado en el contrato, es decir si las pretensiones son legales o convencionales. Esta tesis planteada
de la manera que expusimos la descartamos porque lleva al absurdo de que las pretensión
convencionales no tendrían un plazo de prescripción corriendo mientras no se dé su punto de inicio,
que es la terminación de los servicios, por lo tanto estaría en cierto modo siempre “suspendido”
mientras esté vigente la relación laboral, cuestión que no se condice con la intención del legislador
como antes constatamos.
40
ROJAS
MOTECINO,
Javier,
Ob.
cit.,
pp.
15
y
16
Para aceptar esta tesis, habría que entender que las acciones que arrancan de pretensiones
convencionales en realidad sí tienen un curso de prescripción corriendo durante la relación laboral, y
que este plazo sería el que se establece como regla general en el derecho común, es decir, el que se
encuentra establecido en el art. 2515 del C.C., que establece un plazo de prescripción de 5 años
contados desde que la obligación se haya hecho exigible y que ya tuvimos oportunidad de estudiar.
Luego, si se termina la relación laboral, entonces ese plazo que estaba corriendo, se transforma en el
plazo del inc. 2 del art. 510, es decir, en 6 meses contados desde la terminación de los servicios.
53. Acerca de la tesis que señala que hay que atender a la vigencia de la relación
laboral
Respecto de la segunda tesis que consiste en distinguir si la relación laboral está vigente o si
ya han terminado los servicios, supone que en el primer evento, el plazo siempre será de 2 años
contados desde que el derecho se hizo exigible. Si, en cambio, la relación laboral ya no está vigente,
entonces en principio deberíamos aplicar el inc. 2 sin más, pero inmediatamente surge un problema al
plantear el siguiente caso: un trabajador es despedido sin que se le haya cancelado su último sueldo, el
cual es un derecho cuyo plazo de prescripción ya había empezado a correr, porque ese derecho se
tornó exigible cuando estaba vigente la relación laboral, y luego acontece la terminación de los
servicios y por lo tanto, debería ser aplicable el inc. 2 del art. 510 el cual señala un plazo de 6 meses
contados desde la terminación de los servicios. La pregunta es: ¿este plazo continuará corriendo
conforme al inc. 1, o se “acortará”, a los exiguos 6 meses contados desde la terminación de los
servicios como dispone el inc. 2?
Todavía hay otro problema que podemos plantearnos, siguiendo con el mismo caso:
suponiendo que dicho plazo ya estaba vencido conforme al inc. 1, es decir, ya habían transcurrido 2
años desde su exigibilidad, y ahora la relación laboral termina: ¿podrá alegarse por el trabajador que
ese plazo revivió en virtud del inc. 2 del art. 510, y que ahora empezaron a correr 6 meses para que
prescriba, contados desde la terminación de los servicios? La respuesta parece ser negativa.
Pero respecto del primer problema planteado, ¿será justo “acelerar” ese plazo de
prescripción a los 6 meses que dispone el inc. 2? Parece una situación muy desventajosa para el
trabajador. Ahora si suponemos que le quedaban 4 meses conforme al inc. 1, para que operara el
plazo de prescripción de su derecho a sueldo, y en ese momento, la relación laboral se termina.
Nuevamente nos preguntamos: ¿cuánto le quedará de prescripción para ese derecho? ¿apenas 4
meses conforme al inc.1, ó 6 meses conforme al inc. 2? La respuesta no parece clara.
Una alternativa a este problema podría ser la siguiente: si aún quedaba plazo, entonces que
ese plazo continúe, sin alterarse por el inc. 2, hasta que se agote, conforme al inc. 1. En el caso que
quedara plazo al momento de la terminación de los servicios, entonces es claro que ese plazo vencido
no puede ahora revivir gracias al inc. 2 del art. 510. Esta tesis conviene al empleador, sin duda, y por
lo tanto debería ser desechada ya que contradice los principios fundamentales del derecho laboral,
como ya hemos venido comentando.
Otra tesis que podemos plantear y que resulta más acorde con la naturaleza tuitiva del
derecho laboral, sugiere que el plazo de prescripción que corría conforme al inc. 1 del art. 510, una
vez que acontece la terminación de los servicios, se transforma en el plazo de 6 meses, sólo si el
plazo primitivo que quedaba era inferior. En caso que el plazo primitivo fuera superior, entonces
continúa normalmente, sin alterarse por el establecido en el inc. 2 del art. 510.
También podríamos plantear una solución ecléctica a las antes mencionadas, consistente en
que el plazo que corría conforme al inc. 1 del art. 510, una vez que acontece la terminación de los
servicios se convierte en el de 6 meses establecido en el inc. 2 del art. 510, sea que quedaban más de
6 meses, sea que quedaban menos de 6 meses.
Todavía podríamos plantear una última tesis, que vendría siendo una combinación de las
anteriores. Esta tesis entiende que el inc. 1 es la regla general, y que el inc. 2 es la excepción, ya que
sólo tendría aplicación respecto de ciertos derechos que surgen en un momento dado.
En definitiva, esta tesis plantea que hay que distinguir si la relación laboral está vigente o no.
En el primer evento, simplemente se aplica el art. 510 inc. 1, sin más. Y en el evento de que la
relación laboral esté extinta, aplicamos el inc. 2, pero de forma limitada, es decir, sólo respecto de
aquellos derechos que nazcan con ocasión de la terminación de los servicios, como por ejemplo, la
indemnización por años de servicios, y respecto del plazo de prescripción de otros derechos cuya
exigibilidad era anterior a la terminación de los servicios, como por ejemplo, el caso de la
remuneración impaga que hemos venido analizando, ellos seguirían corriendo conforme a la regla
establecida en el inc. 1, sin ninguna alteración, es decir, 2 años contados desde la exigibilidad.
En síntesis, esta tesis plantea que habría que distinguir si la relación laboral está vigente o no,
y si los derechos nacieron o no con ocasión de la terminación de los servicios. Para que opere
finalmente el art. 510 inc. 2 deberían reunirse los siguientes requisitos:
Si falta alguno de estos requisitos, entonces opera simplemente la regla contenida en el inc.
1 del art. 510.
Finalmente queremos señalar que no importa cuál sea la tesis que sigamos, todas tienen el
inconveniente de que el trabajador que ve lesionados sus derechos laborales debe accionar dentro de
los exiguos plazos de prescripción, aún si está vigente la relación laboral, so pena de que prescriban
sus acciones.
Respecto de las leyes laborales que establecen una norma especial de prescripción, se estima
que ésa sería la norma aplicable, quedando sin aplicación tanto las normas generales contenidas en el
Código Civil como las que se establecen en el Código del Trabajo. Esta postura es aceptada por toda
la jurisprudencia y doctrina, ya que se funda en principios tanto doctrinarios como normativos, y es
de toda lógica que así sea.
“los derechos del trabajador contemplados en el estatuto propio (indemnización por años de
servicio del art. 80 de la Ley 15.840), que no establece disposición especial en materia de
prescripción, se rigen en este aspecto por el plazo ordinario general que contemplan los arts. 2514 y
2515 del C.C., sin que sean aplicables las disposiciones del C. del T., que se refieren expresamente a
los derechos regidos por el mismo Código Laboral.
El art. 453 (actual art. 510) alude a “los derechos regidos por este Código”, al establecer los
plazos de prescripción, y como es evidente, el beneficio de un mes por año de servicio consagrado en
el art. 80 de la ley n. 15.840 no está “regido” por ese Código; conclusión que no se modifica por lo
prescrito en el art. 1 del mismo en el sentido de que las relaciones laborales entre los empleadores y
los trabajadores se regularán por este Código y por sus leyes complementarias; en otros términos, el
legislador reconoció la existencia de leyes complementarias en el art. 1, pero limitó lo relativo a la
prescripción de las acciones exclusivamente a los derechos regidos por el Código mismo y no a sus
leyes complementarias. Por consiguiente, no existiendo precepto que haga aplicable al beneficio por
años de servicio las normas sobre prescripción del art. 453 (actual art. 510) del C. del T., tal
prescripción se rige por el C.C.”41
Si bien hay jurisprudencia respecto de la primera postura estudiada, hay que recalcar que ella
es minoritaria. Pronunciándose en dicho sentido, la CA de Santiago en un fallo de septiembre de 1991
señaló que:
“La norma del art. 453 (actual art. 510) del C. del T. que regula la prescripción extintiva laboral, se
aplica a los derechos del trabajador establecidos en una ley especial, que es la ley n. 15.840 la cual no contempla
disposición alguna sobre la materia.
41
BUSTOS
GÓMEZ,
Ricardo,
Ob.
cit.,
pp.
371
y
372
Que, no obstante constituir una disposición especial, el art. 72 de la ley 15.840, en que se basa la
demanda, es una norma de carácter laboral para los obreros comprendidos en ella.
Que al no contener la ley 15.840 norma especial alguna relativa a la prescripción de los derechos
laborales que de ella emanan, cabe aplicar la norma del art. 453 (actual art. 510) del C. de T.”42
Nosotros somos de la opinión de que la normativa aplicable para estos casos es la que
establece el Código Civil, atendidas las siguientes razones:
1.- Que el art. 510 del C. del T. restringe expresamente su aplicación a las normas regidas
por el mismo Código, excluyendo de esta forma, su aplicación a toda la normativa laboral que esté
fuera del mismo C. de T., y
2.- Hay que tener en consideración que las normas generales de prescripción contenidas en el
C.C., paradójicamente resultan más favorables al trabajador que la aplicación de las normas laborales,
ya que las primeras contienen plazos de prescripción más largos (5 años), y además formas de
interrupción y suspensión, que como hemos tenido oportunidad de estudiar, la normativa laboral no
contiene.
De forma que la segunda postura que señala que hay que aplicar las normas contenidas en el
C.C., es más acorde con uno de los principios fundamentales del derecho laboral, cuál es, el principio
pro operario.
“Art. 510. inc. 5to. Los plazos de prescripción establecidos en este Código no se suspenderán, y se
interrumpirán en conformidad a las normas de los artículos 2523 y 2524 del Código Civil.”
42
Corte
Santiago,
25
de
septiembre
1991,
R.D.J.,
t.
88,
Sec.
3ra,
p.
122
(cons.
2do
y
5to)
citado
por
BUSTOS
GÓMEZ,
Hernán,
Ob.
cit.,
p.
373
Respecto del contenido de estos artículos, nos remitimos a lo ya expuesto a propósito de las
interrupciones de las prescripciones de corto tiempo y especiales, respectivamente.
57. Tesis que señala que la norma de interrupción laboral está dada en el art.
2523 únicamente
Pues bien, la tesis que señala que ambas normas se oponen, y que en consecuencia debe aplicarse
sólo una de ellas, que es el art. 2523, señala lo siguiente:
“La aplicación supletoria y simultánea al derecho del trabajo de los arts. 2523 y 2524 del
Código Civil no es posible, pues las reglas de interrupción que gobierna uno y otro caso, son diversas
y se contraponen.”43
Es decir, esta tesis entiende que el legislador ha dispuesto que ambas normas deben aplicarse
simultáneamente, lo cual lleva a que ambas normas se opongan, puesto que cada norma establece un
efecto distinto de interrupción. Al efecto se ha señalado que “la aplicación del art. 2524 del C.C. ha
traído como consecuencia la actuación en forma simultánea de dos disposiciones jurídicas diversas
que difieren en cuanto a su fundamento y origen (el art. 2523 con el art. 2524). Sin embargo, la
inexistencia de normas sobre interrupción en este artículo (art. 510), añadido a lo anterior, nos lleva
a sostener, que en materia laboral la interrupción de la prescripción se rige por el art. 2523 del
C.C.”44
58. Tesis que señala que existen dos normas de interrupción de la prescripción
laboral, que se aplican a distintos casos sin que se opongan
Por otro lado, está la tesis que entiende que estas normas no se aplican simultáneamente,
sino que cada una tiene su propio ámbito de aplicación. En este sentido, afirma que el art. 2523 se
aplica a la prescripción de dos años establecida en el art. 510 inc. 1, mientras que el art. 2524 se
aplicaría a la prescripción de 6 meses establecida en el inc. 2 del art. 510. Al efecto, la CA de
Concepción, en agosto de 1995 señaló que:
43
VERA
AYALA,
Jaime,
"Prescripción
y
Caducidad
en
el
derecho
individual
del
trabajo
chileno"
Memoria,
Universidad
Católica
de
Valparaíso,
1987,
p.
83,
citado
por
MORENO
SEGUEL,
Mónica,
p.
155
44
MORENO
SEGUEL,
Mónica,
Ob.
cit.,
p.
156
“El art. 480 (actual art. 510) del C. del T. primero dispone un plazo de prescripción de dos
años para los derechos regidos por él; luego establece que las acciones provenientes de los actos y
contratos a que se refiere este Código prescriben en seis meses; y, a continuación precisa que el
derecho al cobro de horas extraordinarias prescribe en seis meses; y, finalmente, ordena que “los
plazos de prescripción establecidos en este Código no se suspenderán, y se interrumpirán en
conformidad a las normas de los arts. 2523 y 2524 del C.C.
Que la norma precedentemente señalada requiere una aclaración. Ocurre que el art. 2523 se
refiere a suspensión y a la interrupción de las prescripciones mencionadas “en los dos artículos
precedentes”, que son las llamadas de “corto tiempo” de tres, dos y un año, y el art. 2524 trata de la
prescripción de las acciones especiales que nacen de ciertos actos o contratos, y en ese texto se
omite referencia a la interrupción.
Entonces, conviene aclarar que, cuando el art. 480 (actual art. 510) del C. del T. dispone que
la prescripción que regula se interrumpe conforme a los dos textos del C.C., hay que atender que en
materias de interrupción, la que fija en dos años, se regirá por el art. 2523 (que trata de las tres, dos y
un año), y la que fija de seis meses se regirá por el art. 2524 (que trata de las especiales).
En suma, la prescripción que incide en este caso, que es la de seis meses, se rige en cuanto a
su interrupción por el art. 2524. Y esto significa que no hay regla directa para la interrupción.”45
Si bien esta tesis parece más coherente, en el sentido de que prefiere darle una utilidad o
sentido al art. 2524, es muy perjudicial para el trabajador, ya que significaría que en la práctica, no
habría forma de interrumpir la prescripción de 6 meses establecida en el inc. 2do del art. 510, lo cual
resulta totalmente contrario a los derechos del trabajador.
Es por esta razón que nosotros nos inclinamos por la primera tesis, que sostiene que el
legislador en materia laboral ha querido que el art. 2523 y 2524 se apliquen simultáneamente, lo cual
ha dado como resultado una oposición entre ambas normas, prevaleciendo la primera y quedando sin
aplicación la segunda, de modo que el trabajador podría interrumpir las prescripciones laborales
dando lugar así al denominado efecto de la interversión de la prescripción que ya tuvimos oportunidad
de estudiar.
45
Corte
de
Apelaciones
de
Concepción,
03
de
agosto
1995,
R.D.J.
t.
92,
Sec.
3ra,
p.
152
(cons.
4to,
5to
y
6to),
citado
por
BUSTOS
GÓMEZ,
Ricardo,
Ob.
cit.,
pp.
370
y
371
59. Críticas
Hemos analizado solamente la regla general de prescripción en el derecho laboral chileno, sin
adentrarnos en el análisis de otras normas, y es evidente de que la actual regulación adolece de
numerosas dificultades, varias de ellas gravísimas. A continuación haremos una somera crítica de los
principales problemas que hemos notado en este estudio:
46
A
mayor
abundamiento
un
autor
señala
lo
siguiente:
"En
otras
palabras,
el
legislador
laboral
utiliza
el
criterio
del
art.
2514
del
C.C.,
es
decir,
se
cuenta
el
tiempo
desde
que
la
obligación
se
haya
hecho
exigible.
Pero
como
los
derechos
regidos
por
el
C.
del
T.
pueden
ser
perfectamente
exigibles
dentro
de
la
relación
laboral,
el
trabajador
rara
vez
–por
no
decir
nunca–
va
a
exigir
o
demandar
su
cumplimiento
en
esa
oportunidad,
por
la
sencilla
razón
de
que
se
somete
al
riesgo
intolerable
de
ser
despedido.
Ocurre
entonces
que,
contra
su
querer
interno,
permanece
en
inactividad
y
termina
por
prescribir
su
acción.
En
otras
palabras,
se
produce
una
renuncia
tácita
ahí
donde
el
principio
de
la
irrenunciabilidad
anticipada
y
el
orden
público
laboral
la
prohíbe
expresamente.
En
estos
casos,
tampoco
está
amparado
el
trabajador
con
algún
mecanismo
de
suspensión
de
la
prescripción
durante
la
vigencia
de
la
relación
laboral,
por
lo
que
el
único
criterio
para
contabilizar
los
plazos
de
prescripción
tiene
que
ser
aquel
de
la
conclusión
de
los
servicios
o
de
la
relación
laboral.
Este
precepto,
según
la
doctrina,
infringe
el
art.
19
n.
16
de
la
C.P.R.
en
relación
al
19
n.
26;
a
normas
legales
protectoras
del
derecho
laboral
que
se
basan
en
otras
garantías
constitucionales,
no
específicamente
laborales,
como
el
art.
19
n.
1
C.P.R;
por
último,
de
acuerdo
al
19
n.
24
–por
ser
los
derechos
regidos
por
el
C.
del
T.
derechos
adquiridos–
existe
propiedad
sobre
ellos,
por
lo
que
no
poder
ejercerlos
dentro
de
la
relación
laboral
además
constituye
un
abuso
del
derecho."
ELLENBERG
OYARCE,
Carlos,
Ob.
cit.,
p.
112
47
GAMONAL
CONTRERAS,
Sergio,
“Introducción
al
Derecho
del
Trabajo”,
Edit.
Jurídica
Conosur,
Santiago,
1998,
p.
190
contenido patrimonial sean asimilables a los que están sujetos a las prescripciones de corto tiempo en
el Código Civil, aplicándole a los derechos laborales plazos de prescripción similares, como el de 2
años y 6 meses establecidos en el inc. 1ro y 2do del art. 510, respectivamente.
Por último si consideramos que la parte más débil económicamente de la relación laboral
difícilmente podrá reunir la asesoría e información suficientes en tan breve plazo teniendo en cuenta
que normalmente dispondrá de menores recursos económicos frente al empleador; es claro que esa
inferioridad económica debería suplirse con un plazo superior de prescripción, de al menos 5 años
como sucede en el derecho laboral uruguayo, según veremos más adelante.
En efecto, hemos señalado varias veces que el derecho laboral es un derecho especial, distinto
del derecho civil, y que se funda precisamente en principios opuestos a éste: mientras que el derecho
civil parte de la igualdad entre las partes, el derecho laboral se caracteriza por la desigualdad entre las
partes, y por esa razón tiene un carácter tuitivo del trabajador. En este sentido un autor señala que el
Derecho Laboral es una disciplina substantivamente distinta al derecho civil y que goza de autonomía
legislativa, científica y jurisdiccional48, y que por lo tanto, someter al trabajador a las reglas civiles,
inspiradas en la autonomía privada y en el mercado importa cosificarlo y convertirlo en un verdadero
objeto de derecho, disponible al mejor postor.49
63. Los derechos laborales consagrados fuera del Código del Trabajo tienen
normas de prescripción más favorables al trabajador
48
ELLENBERG
OYARCE,
Carlos,
Ob.
cit.,
p.
104
49
GAMONAL
CONTRERAS,
Sergio,
“Fundamentos
de
derecho
laboral”,
Edit.
Legal-‐Publishing
Chile,
Santiago,
2008,
p.
104
Paradójicamente sucede que conforme a la normativa actual, los derechos laborales
establecidos fuera del Código del Trabajo tienen normas de prescripción más favorables a los
derechos del trabajador.
Al efecto, resulta bastante ilustrativo el siguiente fallo dictado por la Corte Suprema:
“La parte demandante (trabajador) solicita que se rechace la excepción de prescripción opuesta por el
demandado (empleador) señalando que el art. 163 del D.L. 2.200 (actual art. 510 del C. del T.) es especialísimo
ya que se refiere a las acciones provenientes de los actos y contratos a que el referido cuerpo legal señala (C.
del T.), y que en la representación que inviste ha demandado beneficios establecidos en una ley especial,
contemplados en el art. 80 de la Ley 15.840, disposiciones a las cuales no ha podido referirse el art. 163 del D.L.
2.200 (actual art. 510), y por ello las acciones y derechos que provienen de la ley especial que se invoca se rigen
por las reglas generales de prescripción contempladas en el C.C., siendo el plazo de cinco años, y no de seis
meses, puesto que se está en presencia de un acto o contrato no regulado por el art. 163 del D.L. 2.200 (actual
art. 510), doctrina que por lo demás ha sido reconocida y sustentada por los tribunales de esta ciudad y también
por la Iltma. Corte de Apelaciones local y también Excma. Corte Suprema.”50
Como se aprecia en el fallo recién citado, el hecho de que el derecho alegado estuviera
contenido en una ley especial en vez estar contenido en el Código del Trabajo, significó para el
trabajador tener un plazo de prescripción 10 veces superior al establecido en el Código del Trabajo.
50
Corte
Suprema,
16
de
septiembre
1986,
F.M.
n.
336,
Sent.
2,
p.
841,
citado
por
BUSTOS
GÓMEZ,
Ricardo,
Ob.
cit.,
p.
376
CAPÍTULOII
64. Generalidades
Dentro de las diversas ramas del saber jurídico encontramos al Derecho Comparado, que
es una de las áreas del derecho más reciente y de más intenso cultivo, sobre todo en los tiempos
actuales, debido no tanto a la globalización51 de las comunicaciones, que son cada vez más inmediatas
y efectivas, sino que a la occidentalización del mundo y al cada vez más creciente tráfico económico y
jurídico entre las naciones, lo que ha obligado a la adopción de múltiples acuerdos y leyes modelos
que han ido en cierto modo estandarizando el mundo jurídico, incluso más allá de las fronteras de
occidente. En efecto, el destacado filósofo mexicano Leopoldo Zea decía que esta cultura, originada
en el Occidente, no es ya obra de europeos u occidentales. En otras palabras, la occidentalización ha
trascendido sus propias matrices. Es obra todos los pueblos y hombres que han recibido su impacto y
la han transformado en algo propio. Y esto lo podemos decir tanto respecto de valores propios de la
cultura occidental, como son los de carácter social y político, así como respecto de las ideas de
libertad y justicia social.52
La finalidad de esta rama en principio parece un tanto obvia, pero es bueno recordar cuál
fue la intención original de sus principales promotores, que era nada más y nada menos que la
creación de un derecho común de la humanidad, lo que los autores franceses denominaban un droit
commun de l’humanité.
Lo cierto es que el objetivo rápidamente excedió cualquier expectativa de sus más ávidos
gestores, lo que no llevó, en todo caso, al decaimiento de esta ciencia, muy por el contrario, ya que
siempre ha tenido un objetivo final. A diferencia de otras ramas del derecho que persiguen un
resultado inmediato, esta área del derecho busca la verdad de las instituciones, al decir del prof. Hein
Kotz: “esta rama nos permite visualizar, mediante diferencias detalladas, las similitudes más significativas,
51
Al
respecto,
es
conveniente
señalar
un
concepto
de
globalización:
“La
globalización
es
la
interdependencia
económica
creciente
del
conjunto
de
los
países
del
mundo,
provocada
por
el
aumento
del
volumen
y
la
variedad
de
las
transacciones
transfonterizas
de
bienes
y
servicios,
así
como
de
los
flujos
internacionales
de
capitales,
al
tiempo
que
la
difusión
acelerada
y
generalizada
de
la
tecnología”.
ESTEFANÍA,
Joaquín,
“Hij@,
¿qué
es
la
globalización?
La
primera
revolución
del
siglo
XXI,
Edit.
Punto
de
Lectura,
Madrid,
2003,
p.
14
52
ZEA
AGUILAR,
Leopoldo,
“El
pensamiento
latinoamericano”,
Edit.
Ariel,
Barcelona,
1976,
2ª
Ed.,
p.
86
con lo cual podemos fortalecer nuestra fe en la posibilidad de un sentido de justicia unitario.” 53 Y es en este
sentido que el presente trabajo pretende determinar, mediante el análisis comparado de otras
legislaciones, cuál es la tendencia actual en materia de prescripción laboral, y así poder concluir qué
tan cerca o qué tan lejos estamos de ella, y porqué.
53
ZWEIGERT,
Konrad
y
KÖTZ,
Hein,
“Introducción
al
derecho
comparado”,
Edit.
Oxford
University
Press,
México
D.F.,
3ª
Ed.,
p.
5
PÁRRAFO I
MARCO TEÓRICO
La importancia del derecho comparado, sobre todo en la época en que vivimos, es una
cuestión indiscutida. Sin embargo, se nos hace imperioso volver a destacarlo, porque muchos de los
actores que operan en el mundo jurídico todavía se encierran en su legislación nacional, y sólo
estudian la legislación extranjera una vez que ésta ha sido ratificada por los órganos competentes de
su Estado y finalmente pasa a ser nacional. Esta forma de entender al derecho se opone totalmente a
la idea que en general abunda, de que el Derecho es una Ciencia.
En este sentido, un autor hace una reflexión acerca del derecho como ciencia en relación a
las otras:
“En las ciencias naturales y médicas, al igual que en la sociología y la economía, los países
intercambian descubrimientos y opiniones. Se trata de una realidad tan cotidiana, que resulta fácil
olvidar su significado. No es posible hablar de una física alemana, de una microbiología inglesa o de
una geología canadiense. Estas especialidades científicas son internacionales; lo más que podemos
asegurar es que las contribuciones de diversos países a los diferentes departamentos del
conocimiento global son destacadas, promedio o modestas. Sin embargo, la situación de la ciencia del
derecho es, para asombro de muchos, completamente diferente. Mientras el derecho romano
predominó como la fuente esencial de todos los sistemas jurídicos del continente europeo, había una
unidad internacional del derecho y de la ciencia del derecho; de igual forma, podemos observar, aun
en nuestros días, cierta unidad del common law en los países angloparlantes. En el continente europeo,
empero, la unidad jurídica comenzó a desaparecer en el siglo XVIII, cuando los códigos nacionales
ocuparon el lugar del derecho romano tradicional. La consecuencia de esto fue que los abogados
comenzaron a concentrarse de manera exclusiva en sus propias legislaciones, desentendiéndose de
todo lo que sucediera allende de sus fronteras. En una época de nacionalismo creciente, tal
narcisismo legal dio lugar al orgullo por los sistemas nacionales: los alemanes pensaban que el derecho
alemán era lo máximo, al igual que los franceses respecto de su propio sistema legal. Fue así como el
orgullo nacional se convirtió en el rasgo distintivo del pensamiento jurídico. El derecho comparado ha
comenzado a terminar con tal estrechez de miras.”54
El derecho comparado, al igual que las demás ramas del derecho, estudia técnicas de
interpretación, principios, normas y reglas en general de un ordenamiento jurídico determinado, pero
lo que realmente lo diferencia de todas las demás ramas, es que el derecho comparado aporta al
descubrimiento de modelos para resolver conflictos jurídicos, ya que puede brindar una gama de
soluciones mucho más amplia que una ciencia avocada a un solo país, simplemente porque los
diferentes sistemas legales del mundo pueden aportar una mayor variedad de soluciones de las que
podría concebir en toda su vida el jurista más imaginativo y especializado en su propio sistema.55
54
ZWEIGERT,
Konrad
y
KÖTZ,
Hein,
Ob.
cit.,
p.
16
55
ZWEIGERT,
Konrad
y
KÖTZ,
Hein,
Ob.
cit.,
p.
16
y
17
56
ZWEIGERT,
Konrad
y
KÖTZ,
Hein,
Ob.
cit.,
p.
6
57
ZWEIGERT,
Konrad
y
KÖTZ,
Hein,
Ob.
cit.,
p.
5
58
ZWEIGERT,
Konrad
y
KÖTZ,
Hein,
Ob.
cit.,
p.
13
Conforme a lo anterior, queremos señalar que el presente trabajo se desarrollará conforme al
método de la microcomparación, utilizando un análisis-práctico debido a la especificidad de la materia
objeto de nuestra comparación.
67. Acerca de los distintas familias jurídicas y el alcance del presente trabajo
“El sistema jurídico de los Estados Unidos es eminentemente parroquial, lo que quiere decir
que en la cultura legal norteamericana, el derecho local, en sus diferentes manifestaciones, es muy
importante.
Siguen siendo válidas las palabras del eminente comparatista norteamericano, John Henry
Merryman, cuando afirma que en los Estados Unidos existen "...un sistema jurídico federal y cincuenta
sistemas jurídicos estatales."59
Nosotros nos referiremos a la clasificación tradicional que señala que existen seis familias
jurídicas, a saber:
59
MORINEAU,
Marta,
“Una
introducción
al
Common
Law”,
Edit.
Universidad
Nacional
Autónoma
de
México,
2da
ed.,
Ciudad
de
México,
2009,
pp.
83
y
84
Pues bien, a partir de esta clasificación, nuestro trabajo se concentrará únicamente en el
estudio de ciertos ordenamientos jurídicos pertenecientes a la primera familia que mencionamos,
esto es, a la familia jurídica romana, por el hecho de que nuestro ordenamiento forma parte de ella, y
el presente estudio comparado pretende tener alcances más prácticos que teóricos, en el sentido de
que creemos que nuestro legislador debería inspirarse en algunas de las normas de los países en
estudio a fin de lograr una reforma que sea más coherente con la naturaleza del derecho laboral.
PÁRRAFO II
a) Fuente Legislativa
La acción originada en la relación de trabajo se refiere a la acción legal que marca el inicio del
proceso judicial tendiente a obtener por parte del trabajador el cobro de su crédito o prestación
laboral. Por su parte, el crédito laboral consiste en la o las sumas que el trabajador tiene o no
derecho a percibir en virtud de haberse generado durante la relación de trabajo.
En otras palabras, tenemos que, finalizada la relación laboral, el trabajador dispone de un año
para ejercer su derecho a accionar en contra de su antiguo empleador. Así lo dispone la Ley 18.091
en su art. 1:
“Art. 1º.- Las acciones originadas en las relaciones de trabajo prescriben al año, a partir del día
siguiente a aquél en que haya cesado la relación laboral en que se fundan”.
Respecto de los créditos o prestaciones laborales como son los derivados de licencias, salario
vacacional, indemnización por despido, horas extras, etc., estos prescriben a los cinco años, contados
desde la fecha en que pudieron ser exigibles. Así lo dispone el art. 2 de la ley en comento:
“Art. 2º.- Sin perjuicio de lo previsto en la disposición anterior, los créditos o prestaciones laborales
prescriben a los cinco años, contados desde la fecha en que pudieron ser exigibles”.
Llama la atención la forma que tiene la norma de referirse al momento a partir del cual
comienzan a contarse los cinco años, porque si bien se asimila a la regla general que rige en nuestro
país61, esta norma más bien señala “desde la fecha en que pudieron ser exigibles.”62
c) Interrupción de la prescripción
Las formas de interrumpir la prescripción fueron modificadas por la Ley 18.091, ya que el
régimen anterior, previsto en la Ley 16.90663, disponía que el plazo de un año para iniciar la acción se
61
La
regla
general
de
prescripción
laboral
señala
en
el
inc.
1
del
art.
510
que:
Art.
510.
Los
derechos
regidos
por
este
Código
prescribirán
en
el
plazo
de
dos
años
contados
desde
la
fecha
en
que
se
hicieron
exigibles.
62
La
expresión
“desde
que
pudieron
ser
exigibles”,
es
similar
a
la
empleada
en
nuestra
legislación
“desde
que
se
hicieron
exigibles”.
En
este
sentido,
un
autor
uruguayo
señala:
“Asimismo,
la
citada
ley
18.091
dispone
que
los
créditos
o
prestaciones
laborales
prescriben
a
los
cinco
años,
contados
desde
la
fecha
en
que
pudieron
ser
exigibles.
Esto
implica
que,
cesada
la
relación
laboral,
el
trabajador
tendrá
un
año
para
presentar
su
reclamación,
y
tan
solo
podrá
reclamar
los
créditos
que
se
hayan
hecho
exigibles
en
los
cinco
años
anteriores;
los
créditos
hechos
exigibles
con
una
antigüedad
mayor,
habrían
prescrito
y
no
podrían
ser
reclamados.
GONZÁLEZ
MULLIN,
Horacio,
“NATURALEZA
LABORAL
DEL
CREDITO
A
FAVOR
DEL
JUGADOR
POR
CESION
DE
DERECHOS
FEDERATIVOS
A
UN
CLUB”,
p.
5.
Extraído
de
http://www.gmsestudio.com.uy/pdf/natura-‐
laboral_credito-‐jugador.pdf.
Visitado
en
febrero
2011.
63
Ley
16.906
sobre
Interés
Nacional,
Promoción
y
Protección
que
crea
normas
referidas
a
la
declaración
de
las
inversiones
realizadas
por
inversores
nacionales
y
extranjeros
en
el
territorio
nacional,
publicada
en
el
Diario
Oficial
el
20
de
enero
de
1998.
Texto
completo
de
esta
ley
disponible
en:
http://www.parlamento.gub.uy/leyes/AccesoTextoLey.asp?Ley=16906&Anchor=.
Visita,
febrero
de
2011
interrumpía con la audiencia de conciliación en presencia del citante, seguida de demanda judicial
siempre y cuando ésta fuera promovida dentro de los treinta días siguientes de celebrada la
conciliación (art. 29 inc. 2). El nuevo régimen, establecido en la Ley 18.092 amplía y flexibiliza las
posibilidades de interrumpir la prescripción en los siguientes términos:
“Art. 3º.- La sola presentación del trabajador o su representante ante el Ministerio de Trabajo y
Seguridad Social, solicitando audiencia de conciliación prevista en el art. 10 del Decreto-Ley Nº 14.188, de 5
de abril de 1974, interrumpe la prescripción”.
Más aún, esta ley en su art. 4 establece como otras formas de interrumpir la prescripción la
mera presentación de la demanda o cualquier otra gestión jurisdiccional tendiente a proteger o
preparar el cobro del crédito, siendo el texto del citado artículo el que sigue:
“Art. 4º.- Los plazos de prescripción previstos en la presente ley también se interrumpen con la mera
presentación de la demanda o cualquier otra gestión jurisdiccional del interesado tendiente a proteger o
preparar el cobro del crédito, ante el tribunal competente, sin necesidad de trámite posterior alguno”.
Por ejemplo si el trabajador presentara un escrito solicitando que se trabe embargo sobre
algunos bienes de la empresa se produciría la interrupción de la prescripción ya que ésta sería una
forma de “proteger o preparar el cobro del crédito”. De la misma forma interrumpiría la
prescripción la interposición de cualquier otra medida prejudicial precautoria. También deberíamos
entender interrumpida la prescripción si se solicita una diligencia judicial que busque obtener de
manos del empleador la documentación necesaria para la preparación de una demanda
d) Vigencia
“Art. 5º.- Quedan incluidas en el régimen de prescripción establecido en los artículos 1º y 2º, las
relaciones laborales vigentes a la fecha de entrada en vigencia de la presente norma legal”.
Expresamente señala que quedarán incluidas las relaciones laborales vigentes a la fecha de
entrada en vigencia de la Ley. En la medida que no se establece una fecha específica de entrada en
vigencia de esta ley, es aplicable la regla general que el ordenamiento jurídico uruguayo dispone, el
cual señala que las leyes entran en vigencia diez días después de su publicación en el Diario Oficial.
Por lo tanto, la Ley 18.091 entró en vigencia el día 30 de enero de 2007. En virtud de ello, las
relaciones laborales vigentes a partir de esa fecha son las que están siendo regidas por las
disposiciones de la referida Ley.64 Por lo tanto para comprender sus efectos, hay que distinguir la
situación de los empleados cuya relación laboral terminó antes de esa fecha y los que fueron
despedidos después de esa fecha. Respecto de los primeros, ellos pudieron reclamar solamente por
los créditos adeudados de dos años hacia atrás, y respecto de los segundos, pudieron efectuar
reclamos respecto de derechos cuya exigibilidad se remonta hasta cinco años hacia atrás.
Dicho art. era el que contenía toda la regulación de la prescripción en materia laboral.
Primera reforma. El 23 de diciembre del 1975 nacía a la vida jurídica el Decreto-Ley 14.490,
en donde "Se sustituía el tradicional régimen de prescripción corta, por el instituto de la caducidad,
cuyas principales consecuencias eran: a) la caducidad no debía ser invocada, pudiéndose oponer de
oficio en cualquier etapa de los procedimientos; b) extinguía el derecho y no simplemente la acción;
c) no era susceptible de suspensión o de interrupción. Se conservaba el rígido criterio de que el
instituto operaría al año de generarse el crédito y no desde la finalización de la relación laboral".
Cuarta reforma. El Parlamento uruguayo con mayoría del Gobierno Progresista, sanciona el 7
de enero del 2007 la Ley 18.091 que venimos estudiando, y vuelve a modificar los plazos de
prescripción, para tutelar los derechos de los trabajadores ampliando el plazo para los créditos o
prestaciones laborales a 5 años, entre otras reformas.
La legislación laboral es sensible a los cambios del signo político de las mayorías
parlamentarias. Prueba de ello, son las múltiples leyes laborales aprobadas o en vías de aprobación a
partir del año 2005, con la finalidad de otorgar una mayor protección a los trabajadores a expensas
de sus patrones.
66
Publicación
diario
El
País,
Montevideo,
lunes
25
de
agosto
2008.
Texto
disponible
en:
http://www.elpais.com.uy/Suple/EconomiaYMercado/08/08/25/ecoymer_365649.asp.
Visita
enero
2011
69. PRINCIPALES ASPECTOS DE LA PRESCRIPCIÓN LABORAL DE URUGUAY
EN RELACIÓN A LA PRESCRIPCIÓN LABORAL DE CHILE
Si bien carece de un Código del Trabajo, la normativa actual que la regula, hace sutiles
distinciones como por ejemplo la que recién comentamos, consistente en distinguir entre derechos y
acciones, y en este caso tal alcance no resulta inútil, sino que ha sido claramente definido por el
legislador, y tiene una importancia práctica fundamental.
Respecto del plazo, hay que distinguir entre créditos o prestaciones laborales y la acción para
reclamar aquéllas. Si bien el plazo de la acción es bastante corto (1 año), los derechos prescriben a los
5 años contados desde su exigibilidad, lo cual es bastante más amplio y favorable a los derechos del
trabajador, en comparación con lo dispuesto en nuestro país. En este sentido, el plazo de
prescripción no corre mientras esté vigente la relación laboral, ya que el cómputo de la acción se
inicia a contar de la fecha de término de la relación laboral. Sin embargo, sólo se podrán reclamar
derechos que no hayan prescrito, y al respecto hay que recordar que estos prescriben en 5 años,
contados desde que “pudieron ser exigibles”; expresión cuyo significado ya tuvimos oportunidad de
estudiar. Por lo que en la práctica, aunque el plazo para ejercer la acción de prescripción no corra
mientras la relación laboral esté vigente, los derechos irían prescribiendo de todos modos a medida
que se vayan cumpliendo 5 años desde su exigibilidad.
a) Fuentes Legislativas
1) Código Sustantivo del Trabajo, que en su Título II denominado “Disposiciones finales”, Capítulo I
“Prescripción de acciones” contiene dos artículos referidos a esta materia. En el art. 488 establece la
regla general y en el art. 489 regula cómo se interrumpe la prescripción. Este Código fue publicado en
el Diario Oficial No 27.622, del 7 de junio de 1951, publicación que fue ordenada por el art. 46 del
Decreto Ley 3743 de 1950.67
2) Código Procesal del Trabajo, en su art. 151 contiene una norma relativa a la prescripción. Su texto
está contenido en el Decreto Ley n° 2158 de 1948 adoptado por el Decreto 4.133 de 1948 como
legislación permanente.68
3) Decreto 3.135 de 1968, el cual no fue publicado siendo su fecha de entrada en vigencia el 26 de
diciembre de 1968. En este decreto se prevé la integración de la seguridad social entre el sector
público y el privado y se regula el régimen prestacional de los empleados públicos y trabajadores
oficiales. Contiene un artículo referido a la prescripción.
4) Decreto 1.848 del 4 de noviembre de 1969, por el cual se reglamenta el Decreto 3.135 de 1968,
publicado en el Diario Oficial No 32.937, del 20 de noviembre de 1969.
67
Texto
completo
de
este
código
disponible
en:
http://www.secretariasenado.gov.co/senado/basedoc/codigo/codigo_sustantivo_trabajo.html#1.
Visita
Febrero
de
2011.
68
Texto
completo
de
este
código
disponible
en:
http://www.secretariasenado.gov.co/senado/basedoc/codigo/codigo_procedimental_laboral.html.
Visita
febrero
de
2011.
En el derecho colombiano existe una regla general en materia de prescripción, la cual se
encuentra en el art. 488 del Código Sustantivo del Trabajo, que es la principal fuente del derecho
laboral. En definitiva, su texto es el que sigue:
“Artículo 488. REGLA GENERAL. Las acciones correspondientes a los derechos regulados en este
código prescriben en tres (3) años, que se cuentan desde que la respectiva obligación se haya hecho exigible,
salvo en los casos de prescripciones especiales establecidas en el Código Procesal del Trabajo o en el presente
estatuto.”
Por lo tanto, según esta norma el trabajador pierde el derecho a accionar en contra de su
empleador una vez transcurridos 3 años desde que la obligación en que se funda la reclamación se
haya hecho exigible. Casi el mismo texto se repite en el Código Procesal del Trabajo, en su art. 151,
primera parte, que señala:
“Articulo 151. -Prescripción. Las acciones que emanen de las leyes sociales prescribirán en tres años,
que se contarán desde que la respectiva obligación se haya hecho exigible...”
Tanto en el Decreto 3.135 de 1968 como en el Decreto 1.848 de 1969, también se establece
que el plazo de prescripción es de 3 años, en los siguientes términos:
Decreto 3.135, “Art. 41, 1ra parte.- Las acciones que emanen de los derechos consagrados en este Decreto
prescribirán en tres años, contados desde que la respectiva obligación se haya hecho exigible.”
Decreto 1.848, “Art. 102.- Prescripción de acciones. 1. Las acciones que emanan de los derechos
consagrados en el Decreto 3.135 de 1968 y en este Decreto, prescriben en tres (3) años, contados
a partir de la fecha en que la respectiva obligación se haya hecho exigible.”
En todos estos artículos se establece que el plazo de prescripción de las acciones comienza a
contarse desde “que la obligación se haya hecho exigible” entonces dependiendo del derecho que
reclame el trabajador el plazo de prescripción empezará a contarse de diferentes formas.
Respecto de la prescripción del sueldo o salario, éste se hace exigible una vez haya terminado
el periodo de trabajo pactado, el cual, según la legislación colombiana, puede ser diario, semanal,
quincenal o mensual, entonces el plazo de prescripción comenzará a correr al día siguiente del
vencimiento del plazo para pagar el sueldo o salario.
c) Interrupción de la prescripción
Código Sustantivo del Trabajo: “Articulo 489. Interrupción de la Prescripción. El simple reclamo escrito del
trabajador, recibido por el {empleador} (sic), acerca de un derecho debidamente determinado, interrumpe la
prescripción por una sola vez, la cual principia a contarse de nuevo a partir del reclamo y por un lapso igual
al señalado para la prescripción.”
Código Procesal del Trabajo: “Articulo 151. –Prescripción (…) El simple reclamo escrito del trabajador,
recibido por el patrono, sobre un derecho o prestación debidamente determinado, interrumpirá la prescripción
pero sólo por un lapso igual.”
Decreto 3135 de 1968: “Art. 41.-… El simple reclamo escrito del empleado o trabajador ante la autoridad
competente, sobre un derecho o prestación debidamente determinado, interrumpe la prescripción, pero sólo
por un lapso igual.”
Decreto 1848 de 1969: “Art. 102.- Prescripción de acciones… 2. El simple reclamo escrito del empleado
oficial formulado ante la entidad o empresa obligada, sobre un derecho o prestación debidamente
determinado, interrumpe la prescripción, pero solo por un lapso igual.”
Como podemos apreciar, del tenor de las normas citadas, la interrupción de la prescripción
opera simplemente cuando el trabajador presenta por escrito a su empleador un reclamo sobre el
derecho o prestación que alega. El efecto que produce a interposición de ese reclamo es que el plazo
que venía corriendo en contra del trabajador, para reclamar el derecho, se pierde y comienza a
contarse nuevamente el mismo plazo.
En cuanto al efecto de la interrupción, éste simplemente hace que los tres años de la
prescripción empiecen a contarse de nuevo, lo cual puede extender el término efectivo de
prescripción a casi 6 años (si la interrupción se presenta justo antes de los tres años), un tiempo que,
si lo comparamos con los 6 meses que otorga el inc. 2 del art. 510 del C. del T. chileno, resulta
razonable para que el trabajador pueda recurrir a las instancias necesarias y hacer valer sus
derechos.69 También hay que tener en consideración que según lo dispone el art. 489 del Código
Sustantivo del Trabajo, la interrupción de la prescripción sólo opera por una sola vez.
Dicho de otro modo, la prescripción operará siempre que el trabajador no ejerza ante la
autoridad correspondiente el derecho que le corresponde, una vez que hayan transcurridos 3 años
desde que la obligación se haya hecho exigible y no hubiese operado la interrupción o prórroga de la
prescripción.
No tan sólo tiene un Código del Trabajo, sino que además un Código Procesal del Trabajo.
Al igual que en nuestro derecho laboral, se establece que prescriben las acciones, sin hacer la
distinción entre prescripción de la acción y de los derechos, como sí lo hace el derecho laboral de
Uruguay.
Respecto del plazo, hay que señalar que al igual que en nuestra legislación, el plazo de
prescripción de la acción se inicia desde el momento en que “se haya hecho exigible” el derecho cuya
reclamación se pretende. En todo caso, se establece una interesante norma, a propósito del derecho
de sueldo, al señalar que la exigibilidad de éste comienza a correr el día siguiente a aquel en que se
haya finalizado un período para realizar los trabajos, es decir, al término de un día, semana, quincena
o mes.
69
Documento
publicado
el
24
de
noviembre
de
2010.
Disponible
en:
http://www.gerencie.com/tag/laboral.
Visita,
Febrero
de
2011
Respecto de la interrupción de la prescripción resulta más favorable al trabajador este
régimen, ya que en el derecho nacional, como ya comentamos a propósito de Uruguay, la mayoría de
la jurisprudencia señala que hay que demandar judicialmente para interrumpir, mientras que aquí
bastaría una reclamación escrita. Lo curioso es que señala que se interrumpe por una sola vez. Luego
la norma en cuestión pasa a señalar los efectos de la interrupción, que son los mismos que ya
estudiamos anteriormente.
72. PRESCRIPCIÓN LABORAL EN EL DERECHO DE PERÚ
a) Fuente Legislativa
Las acciones por derechos derivados de la relación laboral prescriben a los 4 (cuatro) años, contados
desde el día siguiente en que se extingue el vínculo laboral.”
Este plazo de 4 años para la prescripción de los derechos derivados de las relaciones
laborales fue una innovación a favor del trabajador, ya que la normativa anterior a esta regulación,
contenida en la Ley N° 27.02271, por la cual se estableció que las acciones por derechos derivados de
la relación laboral prescribían en 2 años contados desde el día siguiente a aquel en que se extingue el
vínculo laboral.
c) Interrupción de la prescripción
70
Texto
completo
de
esta
ley
disponible
en:
http://www.congreso.gob.pe/ntley/Imagenes/Leyes/27321.pdf.
Visita,
Diciembre
de
2010
71
Ley
27.022
que
establece
la
prescripción
de
las
acciones
derivadas
de
la
relación
laboral,
publicada
en
el
Diario
Oficial
“El
Peruano”
el
23
de
Diciembre
de
1998.
Texto
completo
de
la
ley
disponible
en:
http://www.congreso.gob.pe/ntley/Imagenes/Leyes/27022.pdf.
Visita,
Noviembre
de
2010
La ley 27.321 no estableció la forma en que se interrumpe la prescripción de los derechos
laborales en el derecho peruano, por lo que el tratamiento de esta materia la encontramos en el
Código Civil de dicho país cuyo texto fue aprobado por decreto legislativo N° 295, promulgado el 24
de julio de 1984 y publicado en el Diario Oficial “El Peruano” el 25 de de julio del mismo año. Las
reglas del Código Civil son aplicables supletoriamente a las normas laborales. De este modo, la
regulación de la interrupción de la prescripción se encuentra el art. 1996 del Código Civil peruano, el
cual contiene cuatro causales de interrupción72. El texto de dicho artículo es el siguiente:
3.- Citación con la demanda o por otro acto con el que se notifique al deudor, aun cuando se haya acudido a
un juez o autoridad incompetente.
En el caso del reconocimiento de la obligación, éste puede ser expreso, como lo sería en el caso
que el empleador señale en una carta que tiene una obligación con su antiguo trabajador, o bien
72
En
todo
caso,
debemos
señalar
el
comentario
de
un
autor
acerca
del
alcance
de
estas
cuatro
causales
de
interrupción
y
la
acogida
que
ha
tenido
por
la
jurisprudencia
laboral
del
Perú:
“La
jurisprudencia
peruana
se
ha
pronunciado
por
la
inaplicabilidad
de
2
de
estas
causales:
la
intimación
en
mora
y
citación
con
la
demanda,
por
lo
que
sólo
dos
de
las
causales
de
interrupción
serían
aplicables
a
la
prescripción
laboral,
cuales
son
el
reconocimiento
de
la
obligación
y
la
intimación
para
constituir
en
mora
al
deudor”.
DEL
AGUILA
VELA,
Robert,
“La
Prescripción
extintiva
y
su
aplicación
en
el
ámbito
laboral”,
Actualidad
Jurídica
(publicación
mensual
de
la
Gaceta
Juridica),
tomo
111,
Febrero
2003.
Disponible
en:
http://www.scribd.com/doc/13980641/La-‐
prescripcion-‐extintiva-‐y-‐su-‐aplicacion-‐en-‐el-‐ambito-‐laboral-‐Robert-‐del-‐Aguila-‐Vela-‐Peru.
Visita,
noviembre
de
2010
podría ser tácito, como sería el caso en que el empleador solicita un plazo al trabajador para realizar
el pago de lo adeudado. En este supuesto, bien ocurre que el deudor emite una manifestación de
voluntad o bien ésta se infiere de su conducta. En ambos casos dentro del plazo de prescripción,
puesto que si el empleador la emitiera una vez vencido el término, estaríamos frente a una renuncia al
tiempo de prescripción ganado, lo cual sería tremendamente provechoso para el trabajador.
Respecto de la segunda causal, esto es, el caso de la intimación para constituir en mora al deudor
hay que tener en cuenta que en la legislación peruana existe la ley 25.92073, que entre otras cosas, en
su art. 3ro74 establece “la mora automática para las obligaciones económicas del empleador para el
cómputo de intereses”, razón por la cual algunos autores laboralistas han estimado que según lo
dispone esta ley existiría una interrupción permanente del plazo de prescripción, haciendo que éste
no corra mientras el empleador esté en mora con el trabajador, lo cual afecta al empleador y
favorece al trabajador, ya que el primero nunca podría alegar la prescripción de los derechos en
contra del segundo. Sin embargo, la mayoría de la doctrina peruana estima que esta mora automática
tiene un campo de aplicación limitado, y que por lo tanto sólo produce sus efectos respecto del inicio
del cómputo del cobro de los intereses que se harían al empleador moroso. En otros términos, su
ámbito de aplicación no se extiende a la prescripción laboral peruana.
Respecto de la citación con la demanda o por otro acto con el que se notifique al deudor, aun
cuando se haya acudido a un juez o autoridad incompetente. Lo mismo sucede, en todo caso, tratándose
de la interrupción civil de la prescripción laboral chilena, en el sentido de que la presentación de una
demanda ante tribunal incompetente también interrumpe la prescripción, fundado en el tenor del art.
2503 del C.C. que señala: “Interrupción civil es todo recurso judicial.”
Con la demanda ante los tribunales de justicia lo que hace el trabajador es exigir el respaldo
del aparato coercitivo del Estado en el cobro del crédito.
73
Ley
N°
25.920
“Dispone
que
el
interés
que
corresponde
pagar
por
adeudos
de
carácter
laboral
es
fijado
por
el
Banco
Central
de
Reserva
del
Perú”,
promulgada
el
28
de
noviembre
de
1992
y
publicada
el
03
de
diciembre
de
1992.
Texto
completo
de
la
ley
disponible
en:
http://www.congreso.gob.pe/ntley/Imagenes/Leyes/25920.pdf.
Visita,
noviembre
de
2010
74
Ley
N°
25.920,
art.
3:
“El
interés
legal
sobre
los
montos
adeudados
por
el
empleador
se
devengan
a
partir
del
día
siguiente
a
aquel
en
que
se
produjo
el
incumplimiento
y
hasta
el
día
de
su
pago
efectivo,
sin
que
sea
necesario
que
el
trabajador
afectado
exija,
judicial
o
extrajudicialmente,
el
cumplimiento
de
la
obligación
al
empleador
o
pruebe
haber
sufrido
algún
daño.”
Es preciso advertir, según lo indica el autor peruano Robert del Águila Vela, que “en el
derecho común peruano la interrupción de la prescripción no se produce por el hecho de la
interposición de la demanda, sino que por su notificación legal al emplazado, teniendo en
consideración que la acción puede ejercitarse hasta el último día del plazo.”75 Esta es la razón por la
cual esta causal no es aplicada por los juzgados laborales del Perú, por aplicación del carácter
protector del derecho del trabajo, ya que, como señala el autor, al no tener el control el trabajador
sobre los plazos de emplazamiento (que dependen directamente de la actuación del juzgador, el
mismo que muy escasas veces cumple con los términos procesales según lo revela la realidad
peruana) sería absolutamente injusto que su crédito se vea perjudicado en el supuesto de que el
traslado de la demanda se produzca con posterioridad al vencimiento del plazo de prescripción a
pesar que la acción se ejercitó dentro del plazo correspondiente. Por este motivo es que en el año
1999 el pleno jurisprudencial laboral de Perú adoptó el acuerdo N° 05-99 que establece que “El plazo
de prescripción de las acciones por derechos derivados de la relación laboral se interrumpe con la
presentación de la demanda ante el órgano jurisdiccional” y entre los argumentos para llegar a tal
acuerdo señalaron en su considerando tercero que “el plazo de prescripción se cumple el último día
de su vencimiento, por lo que hasta esa oportunidad es posible hacer ejercicio de la acción.”
En este sentido, debemos agregar que existen muchos argumentos a favor de que la
prescripción laboral se interrumpa con la sola presentación de la demanda. Así, el autor peruano que
hemos citado señala que la supletoriedad del Código Civil es aplicable sólo en cuanto no colisione con la
naturaleza de cada área específica del derecho laboral. También señala que la prescripción de la acción
opera al transcurrir el último día del plazo, por lo que su ejercicio antes de dicho término es válido y
no puede encontrarse supeditado a la notificación de la demanda si no existe norma expresa que así
lo indique. Finalmente señala que, por lo menos en materia comercial, existe un antecedente
normativo de esta postura, pues el art. 955 del Código de Comercio establece que la interrupción de
la prescripción opera con la sola interposición de la demanda.
75
DEL
AGUILA
VELA,
Robert,
“La
Prescripción
extintiva
y
su
aplicación
en
el
ámbito
laboral”,
Actualidad
Jurídica
(publicación
mensual
de
la
Gaceta
Jurídica),
tomo
111,
Febrero
2003.
Disponible
en:
http://www.scribd.com/doc/13980641/La-‐prescripcion-‐extintiva-‐y-‐su-‐aplicacion-‐en-‐el-‐ambito-‐laboral-‐Robert-‐
del-‐Aguila-‐Vela-‐Peru.
Visita,
noviembre
de
2010
obligaciones económicas con el empleador que puedan ser compensadas con la que éste tenga frente
a aquél, parecería en principio que esta causal sería de escasa aplicación en materia laboral. Sin
embargo, en el derecho peruano existe la “Ley de Compensación por Tiempo de Servicio” (D.S. N°
001-97-TR) que regula la compensación de sumas adeudadas por los trabajadores a sus empleadores,
por lo que tenemos que, por lo menos en materia de compensación por tiempo de servicio, se
produciría la causal de interrupción consistente en la compensación. Otra hipótesis en que existiría la
oportunidad de oponer una compensación por parte del trabajador con el objeto de interrumpir la
prescripción sería cuando el trabajador adeuda sumas al empleador por créditos nacidos de
relaciones extra laborales, por ejemplo si celebraron un contrato de mutuo. En este caso, si el
empleador acciona en busca del cobro de su crédito, el trabajador puede válidamente oponer la
compensación judicial. En esta materia también existe un acuerdo del pleno jurisprudencial laboral de
Perú que precisa una limitación a las diversas hipótesis de compensación que puedan plantearse. Al
efecto, el acuerdo N° 06-99 de 1999 señala: “No procede la compensación de deudas entre la
compensación por tiempo de servicios y el monto mandado pagar en un proceso penal por concepto
de reparación civil”.76
d) Suspensión de la prescripción
“Art. 19.- Prescripción y Caducidad.- Los plazos de prescripción y caducidad establecidos en el código
civil se suspenden a partir de la fecha de presentación de la solicitud de Conciliación Extrajudicial.”
Como ya habíamos señalado las reglas del derecho común se aplican supletoriamente a la
legislación laboral. De esta forma si el trabajador da inicio a un proceso de conciliación extrajudicial,
76
El
autor
Robert
del
Águila
Vela
al
respecto
señala
que
“el
acuerdo
06-‐99
descarta
que
el
empleador
pueda
hacerse
cobro
de
la
reparación
civil
ordenada
en
un
proceso
penal
entablado
contra
el
trabajador,
con
cargo
a
la
CTS
(compensación
por
tiempo
de
servicio),
pues
para
efectos
de
la
indemnización
por
daños
y
perjuicios
existe
regulación
expresa
estableciendo
la
vía
ordinaria
laboral
y
el
plazo
de
caducidad
de
30
días
desde
el
despido
del
trabajador
que
infringió
el
daño,
por
lo
que
es
pertinente
concluir
que
la
reparación
civil
no
es
un
crédito
compensable.”
77
Ley
N°
26.872
“Ley
de
Conciliación”
(modificada
por
el
Art.
1º
del
Decreto
Legislativo
1070),
fue
promulgada
el
12
de
noviembre
de
1997
y
publicada
en
el
Diario
Oficial
“El
Peruano”
el
13
de
noviembre
de
1997.
Texto
completo
de
la
ley,
disponible
en:
http://www.congreso.gob.pe/ntley/Imagenes/Leyes/26872.pdf.
Visita,
noviembre
de
2010
el plazo de prescripción laboral se suspende durante la tramitación de éste, ya sea que se lleve a cabo
ante un centro de conciliación del Ministerio de Justicia dependiente del Ministerio de Trabajo o ante
un centro de conciliación privado.78
No cuenta con un Código del Trabajo o una ley general del trabajo que regule en forma
sistemática e íntegra su normativa laboral.
Respecto del plazo, hay que señalar que éste es bastante más favorable para el trabajador que
el establecido en la legislación nacional. De hecho, el plazo de prescripción laboral de Perú duplica el
establecido en el inc. 1 del art. 510 y es 8 veces superior al de 6 meses establecido en el inc. 2 del
mismo art. Lo interesante es que su cómputo se inicia desde el día siguiente a aquél en que se extingue
el vínculo laboral. Por lo que, en principio, dicho plazo de prescripción no corre mientras esté vigente
la relación laboral, lo cual es totalmente acorde con la naturaleza tuitiva del derecho laboral.
Finalmente, hay que señalar que quizás lo más destacable del plazo es que, a diferencia de
Uruguay, que señala expresamente que los derechos a crédito y prestaciones laborales prescriben en
5 años contados desde su exigibilidad, en el derecho peruano no se establece dicho límite, por lo que
los trabajadores de Perú podrían, en consecuencia, reclamar derechos sin otro límite de prescripción
que los afecte, más que el de la acción, que ya comentamos.
a) Fuente Legislativa
“Art. 248.- Prescripción es un medio de librarse de una obligación impuesta por el presente Código o
que sea consecuencia de la aplicación del mismo, mediante el transcurso de cierto tiempo y en las condiciones
que determina este capítulo.
A continuación, el Código establece en los arts. 259 y 261 los plazos generales de
prescripción señalando que, tanto trabajadores como patronos (denominación utilizada por el
derecho laboral guatemalteco para lo que nuestro legislador chileno denomina empleador), cuentan
79
El
Código
de
Trabajo
de
la
República
de
Guatemala
a
través
de
los
años
ha
sufrido
numerosas
reformas,
siendo
la
más
amplia
de
ellas
la
que
se
contiene
en
el
Decreto
1441
del
Congreso
de
la
República
del
29
de
abril
de
1961,
que
constituyó
prácticamente
una
sustitución
total
del
Código
de
Trabajo,
razón
por
la
cual
se
identifica
a
este
cuerpo
normativo
con
ese
número
de
Decreto.
Texto
completo
del
Código
disponible
en:
http://www.scribd.com/doc/5890220/CODIGO-‐DE-‐TRABAJO.
Visita,
octubre
de
2010
con un plazo de veinte días hábiles para despedir y para disciplinar faltas o renunciar justificadamente,
según el caso. Este plazo se cuenta a partir del hecho que motiva el despido o de la comisión de las
faltas o de la renuncia.
“Art. 259.- Los derechos de los patronos para despedir justificadamente a los trabajadores o para
disciplinar sus faltas, prescriben en veinte días hábiles, que comienzan a correr desde que se dio causa para la
terminación del contrato, o en su caso, desde que fueron conocidos los hechos que dieren lugar a la corrección
disciplinaria.
La invocación que pueda hacer el patrono del apercibimiento escrito a que se refiere el inciso h) del
Art. 77, prescribe en el término de un año.”
“Art. 261.- Los derechos de los trabajadores para dar por terminado efectivamente y con justa causa
su contrato de trabajo, prescriben en el término de veinte días hábiles, contados a partir del momento en que
el patrono dio motivo para la separación o despido indirecto.”
Como lo establece el inc. 2 del art. 259 se exceptúa del término de veinte días hábiles la
invocación que el empleador pueda hacer para despedir justificadamente al trabajador cuando éste
haya infringido el Reglamento Interior de Trabajo debidamente aprobado o cualquiera de las
prohibiciones del art. 64 del Código de Trabajo, siempre y cuando el empleador haya apercibido por
escrito al trabajador de la o las faltas, caso en el cual el término de prescripción se aumenta a un año.
Por otra parte, según lo establece la ley en estudio, los derechos para reclamar contra el
despido o corrección disciplinaria o contra el retiro injustificado de las labores prescriben, tanto para
empleadores como para trabajadores, en el término de treinta días hábiles, según lo establece el
texto de los arts. 260 y 262 de dicho Código del Trabajo.
“Art. 260.- Los derechos de los trabajadores para reclamar, contra su patrono en los casos de
despido o contra las correcciones disciplinarias que se les apliquen, prescriben en el plazo de treinta días
hábiles contados a partir de la terminación del contrato o desde que se les impusieron dichas correcciones,
respectivamente.”
“Art. 262.- Los derechos de los patronos para reclamar contra los trabajadores que se retiren
injustificadamente de su puesto, prescriben en el término de treinta días hábiles, contados a partir del
momento de la separación.”
c) Reglas de general aplicación de plazos de prescripción
“Art. 263. Salvo disposición especial en contrario, todos los derechos que provengan directamente de
contratos de trabajo, de pactos colectivos de condiciones de trabajo, de convenios de aplicación general o del
reglamento interior de trabajo, prescriben en el término de cuatro meses, contados desde la fecha de
terminación de dichos contratos.”
2. La regla general de prescripción por la que se rigen todos los derechos provenientes del mismo
Código de Trabajo de Guatemala, sus reglamentos o demás leyes de Trabajo y Previsión Social, se
encuentra contenida en el art. 264 del código en estudio y es de dos años, salvo que exista una
disposición que modifique esta regla general, contados a partir del hecho u omisión respectivo. El
texto del citado art. es el que sigue:
“Art. 264.- Salvo disposición en contrario, todos los derechos que provengan directamente de ese
Código, de sus reglamentos o de las demás leyes de Trabajo y Previsión Social, prescriben en el término de dos
años. Este plazo corre desde el acaecimiento del hecho u omisión respectivos.”
d) Interrupción de la prescripción
Una vez que el Código laboral guatemalteco establece los plazos de prescripción luego señala
cuáles son los modos de interrumpirla. El art. 266 de dicho Código señala las siguientes formas:
mediante la interposición de una demanda o por gestión ante autoridad competente; por el hecho
del obligado de reconocer expresamente, de palabra o por escrito, o tácitamente por hechos
indudables, el derecho del trabajador o del empleador, según sea el caso; y, finalmente, por el
acaecimiento de hechos o circunstancias de fuerza mayor o caso fortuito, debidamente comprobados.
Quedan comprendidos entre los medios expresados en este inciso el pago o cumplimiento de la obligación del
deudor, sea parcial o en cualquier otra forma que se haga; y
Luego establece que la interrupción que afecta a uno de los deudores solidarios, también
afecta a los demás en los siguientes términos:
“Art. 267.- Las causas que interrumpen la prescripción respecto de uno de los deudores solidarios, la
interrumpen también respecto de los otros.”
Por último el art. 268 nos dice que el efecto de la interrupción de la prescripción es inutilizar
para el cómputo de la misma el tiempo transcurrido antes de la interrupción, del siguiente modo:
“ART. 268. El efecto de la interrupción es inutilizar para la prescripción todo el tiempo corrido antes de que
aquélla ocurra.”
e) Suspensión de la prescripción
El primero, se refiere al caso en que una de las partes es menor de catorce años y no cuenta
con representante legal. Por lo tanto, mientras dure esta situación se encontrará suspendido el plazo
de la prescripción.
El segundo, es el caso en que una de las partes es incapaz y carece de representante legal. De
igual modo, mientras esta situación se mantenga la suspensión operará a su favor.
Asimismo, el artículo citado responsabiliza a los representantes legales de las personas allí
contempladas por los daños y perjuicios que éstas sufran por el transcurso del término de
prescripción.
“Art. 265.- La prescripción no corre contra los menores de catorce años y los incapaces, mientras unos u otros
no tengan representante legal. Este último es responsable de los daños y perjuicios que por el transcurso del
término de prescripción se causen a sus representados.”
75. PRINCIPALES ASPECTOS DE LA PRESCRIPCIÓN LABORAL DE
GUATEMALA EN RELACIÓN A LA PRESCRIPCIÓN LABORAL DE CHILE
Cuenta con un Código del Trabajo que data del año 1947.
Respecto del plazo hay que señalar que éste varía sustancialmente según la fuente de la que
arranquen los derechos. En este sentido, el Código del Trabajo de Guatemala establece plazos
extremadamente breves para los derechos que tengan un origen convencional, el cual es de 4 meses, lo
cual significa un plazo más corto que cualquier otro que hayamos estudiado.
Podríamos concluir que esta norma general guarda bastante similitud con el plazo de
prescripción de 6 meses establecido en el art. 510 inc. 2 del C. del T., en que parte de la doctrina
chilena sostiene que debe aplicarse a los derechos de origen convencional.
Otra similitud de este plazo con el nuestro es que el cómputo del mismo se inicia a partir del
término de los diversos contratos a que se refiere la norma general, lo que es equiparable con la
expresión “terminación de los servicios”, empleada por nuestro legislador.
Por otro lado, tratándose de derechos laborales de origen legal, estos al igual que los
establecidos en el art. 510 inc. 1, prescriben en el plazo de 2 años, el cual, curiosamente, se cuenta
desde “el hecho u omisión respectivo”, lo que vendría siendo equivalente a la clásica expresión
“desde que se hicieron exigibles”.
También es destacable la norma a favor del trabajador que establece expresamente que la
interrupción que afecta a uno de los deudores solidarios, también alcanza a los demás, y de este
modo, el trabajador interrumpe el plazo de prescripción respecto de todos aquellos empleadores que
son solidariamente responsables del pago de sus créditos. En definitiva, esta norma le evita la carga al
trabajador de tener que interrumpir la prescripción respecto de cada uno de los empleadores, en el
caso de que varios de ellos sean solidariamente responsables.
Respecto de la suspensión, se consagran expresamente reglas similares a las que estudiamos
en el derecho común chileno80, y que lamentablemente fueron excluidas por el legislador chileno del
ámbito laboral. Estas normas de suspensión están fundadas en la incapacidad de los acreedores, pues
es de toda lógica que el curso de la prescripción se paralice en su favor si estos están impedidos de
exigir sus acreencias.
Finalmente hay que destacar el hecho de que, si bien los plazos de prescripción establecidos
por el Código del Trabajo de Guatemala son más exiguos que ningún otro, lo cual contradice el rol
tutelar del derecho del trabajo, por otro lado es acorde con su naturaleza al regular de forma íntegra
a la prescripción laboral en sus aspectos fundamentales, sin necesidad de recurrir al derecho común,
que como tantas veces hemos señalado, contamina al derecho laboral y a los principios fundamentales
en que se funda.
a) Fuente Legislativa
De forma más precisa, estas normas están en el Capítulo VI del TÍTULO I, denominado “de la
Prescripción de las Acciones”. A continuación se exponen en el orden en que aparecen en la Ley
Orgánica del Trabajo, anticipando que sólo nos corresponde el análisis de la norma general, que es la
primera que se cita:
Art. 51. Las acciones provenientes de los reclamos por prestaciones sociales prescribirán al cumplirse diez
años contados desde la fecha de terminación de la prestación de los servicios de conformidad con lo
establecido en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.
El resto de las acciones provenientes de la relación de trabajo prescribirán al cumplirse cinco años,
contados a partir de la fecha de terminación de la prestación de los servicios. En los casos de accidente de
80
Las
normas
de
suspensión
de
la
prescripción
son
de
toda
razonabilidad,
y
lamentamos
que
el
legislador
chileno
las
haya
excluido
expresamente
del
derecho
laboral
por
disposición
del
art.
510
inc.
5to
que
señala
que:
“Los
plazos
de
prescripción
establecidos
en
este
Código
no
se
suspenderán,
y
se
interrumpirán
en
conformidad
a
las
normas
de
los
artículos
2523
y
2524
del
Código
Civil”.
trabajo o de enfermedad ocupacional, el lapso de prescripción de cinco años se aplicará conforme a lo
establecido en la Ley Orgánica de Prevención, Condiciones y Medio Ambiente de Trabajo.
b) Plazos de prescripción
Respecto de los plazos de prescripción, nos corresponde analizar la regla general, que como
señalamos se encuentra establecida en el art. 51 de la ley antes citada. Este plazo es de 5 año y su
cómputo se inicia a partir de la terminación de la prestación de los servicios.
c) Interrupción de la prescripción
a) Por la introducción de una demanda judicial, aunque se haga ante un juez o una jueza
incompetente.
b) Por la reclamación intentada por ante el organismo ejecutivo competente, cuando se trate de
reclamaciones contra la República u otras entidades de la administración pública nacional, estadal o
municipal, centralizada o descentralizada.
c) Por la reclamación intentada por ante una autoridad administrativa del trabajo, o por
acuerdos o transacciones celebrados ante el funcionario o funcionaria competente del trabajo, que pudieran
hacerse extensivos a los derechos de todos los trabajadores y las trabajadoras.
Art. 1.969° Se interrumpe civilmente en virtud de una demanda judicial, aunque se haga ante un Juez
incompetente de un decreto o de un acto de embargo notificado a la persona respecto de la cual se quiere
impedir el curso de la prescripción, o de cualquiera otro acto que la constituya en mora de cumplir la
obligación. Si se trata de prescripción de créditos, basta el cobro extrajudicial.
Art. 1.973° La prescripción se interrumpe también civilmente, cuando el deudor o el poseedor reconocen el
derecho de aquél contra quien ella había comenzado a correr.
c) Interrupción de la prescripción
Es interesante notar que la denominada Ley Orgánica del Trabajo no señala una norma de
suspensión en materia laboral, pero tampoco excluye la aplicación de las normas de suspensión del
Código Civil venezolano, las que por supletoriedad podrían aplicarse. Con todo, no parece necesario
aplicar estas normas, no al menos durante la vigencia de la relación laboral, ya que los plazos de
prescripción empiezan a computarse desde que se termina la prestación de los servicios, lo cual sin
duda garantiza los derechos de los trabajadores en su accionar y se condice totalmente con el rol
tutelar del derecho del trabajo.
A diferencia de lo que ocurre con nuestro derecho laboral, en Venezuela no cuentan con un
cuerpo normativo denominado “Código del Trabajo”, sin perjuicio de que su Ley Orgánica del
Trabajo sea lo más similar a él. También se observa que las normas de prescripción laboral
venezolanas resultan sustancialmente más favorables para el trabajador que las que rigen en el
derecho laboral chileno, principalmente por el hecho de que el plazo de prescripción no corre
mientras esté vigente la relación laboral, con la excepción de las acciones emanadas de enfermedades
o accidentes del trabajo, cuyo plazo empieza a correr desde el accidente o constatación de
enfermedad o desde la terminación de los servicios, según lo que ocurra último; así lo señala el art. 9
de la Ley Orgánica de Prevención, Condiciones y Medio Ambiente de Trabajo.
Finalmente hay que señalar que al igual que en nuestro derecho laboral, las normas civiles
terminan haciendo irrupción dentro de las laborales, pero en menor medida y sin efectos que
contradigan gravemente los fundamentos del derecho laboral.
CONCLUSIÓN
Esta investigación se basó en el uso de dos tipos de fuentes. La primera de ella de carácter
tradicional, consistente en la consulta bibliográfica de libros obtenidos en las bibliotecas de las
facultades de Ciencias Jurídicas y Sociales de nuestra Universidad y también de su homóloga, la
Universidad de Talca. También consultamos otras bibliotecas distintas a las universitarias, como por
ejemplo la del Consejo de Defensa del Estado, sede de Santiago y la Biblioteca Nacional.
El segundo tipo de fuente es de carácter moderno, y como se puede suponer, nos estamos
refiriendo a Internet. La primera fuente fue extremadamente útil para consultar todo lo referido al
primer capítulo de este trabajo, ya que allí se encuentran, en forma ordenada, la doctrina clásica
sobre la prescripción y la jurisprudencia administrativa y jurisprudencial que dan cuenta de los
numerosos problemas de que adolece la prescripción laboral chilena.
Por otro lado, en lo que respecta al uso de internet, como recurso bibliográfico, su aporte es
muy valioso tratándose de la búsqueda de ideas concretas, conceptos, resúmenes y síntesis sobre
puntos específicos. Pero falla al momento de ofrecer jurisprudencia administrativa y judicial ordenada,
sistematizada por materias. Desafortunadamente aún falta mucho en materia de digitalización, por lo
que hasta el momento en internet sólo pueden encontrarse, de manera gratuita, materiales de
reciente creación y muy ocasionalmente extractos de material clásico.
Lo cierto es que un estudio comparado tan preciso como el que abordamos en este trabajo
no habría sido posible –no al menos en un plazo inferior a un año- sin la ayuda de Internet. En este
sentido, Internet abarata los costos bibliográficos de gran manera, a la vez que otorga información
legislativa de cualquier país del mundo, sin importar la distancia. En este sentido, es evidente la
limitación de la primera fuente comentada. Esta fue una razón más para aceptar el desafío de hacer
una memoria sobre derecho comparado y respecto de una materia tan específica, por lo que
esperamos que un trabajo como éste anime a los estudiantes y académicos a realizar más
investigaciones de este tipo porque nutre de una manera nueva los conocimientos de los que estudian
el derecho y les permite renovar sus motivaciones en una ciencia que como la nuestra, atraviesa
todos los saberes del hombre.
En general, podemos concluir que esta investigación ha sido una experiencia muy
enriquecedora desde el punto de vista académico y esto se debe a varias razones. La primera de ella
es que nos permitió conocer al derecho comparado y su tremenda importancia, principalmente
porque nos permite entender lo mejor y lo peor de nuestra legislación nacional, y alienta el espíritu
crítico en un sentido total y completamente constructivo.
Respecto del punto central de nuestra investigación, que fue la exposición de diversas
legislaciones y su comparación con nuestro derecho hemos llegado a concluir que existe cierta
similitud entre todos los ordenamientos estudiados, sobre todo en el punto referido a la constante
remisión a las reglas del Derecho Común.
En este sentido se plantea como un verdadero desafío para el derecho laboral de los países
en estudio abandonar definitivamente las normas de derecho común que sean contrarias a la
naturaleza del derecho laboral, porque además de atentar contra los principios del derecho laboral, le
resta autonomía e independencia, los cuales son pilares fundamentales para su desarrollo y constante
progreso, especialmente si recordamos que el derecho laboral es y ha sido siempre un derecho en
constante evolución. Y esta evolución, como bien sabemos, siempre va en el sentido de alejarse de
sus orígenes, es decir, del Derecho Civil, por lo que remitirse constantemente a él muchas veces
significa un retroceso.
Al final de esta investigación no podemos evitar señalar un cierto grado de preferencia por
determinadas legislaciones, y en ese sentido, nos parece que la más acorde a la naturaleza del derecho
laboral, es sin duda la establecida por el derecho venezolano, por las razones que ya mencionamos en
el análisis particular de sus reglas de prescripción.
Y si tenemos que decidir cuál es el ordenamiento jurídico que más se aleja de los principios
y fundamentos del derecho laboral, ése sería, lamentablemente, el derecho laboral chileno. Este punto
me recuerda lo que me comentó el Prof. Sergio Gamonal, cuando le consulté sobre qué legislación
del mundo podría inspirar a Chile en materia de prescripción laboral, y él me señaló que en general
podía consultar cualquier legislación, ya que no conocía otro “sistema igualmente inequitativo”
(refiriéndose al nuestro).
En este sentido, nos unimos al resto de la doctrina que señala que es urgente una reforma
legislativa sobre el punto, para lo cual hay que lograr que los fundamentos del derecho laboral
prevalezcan sobre los intereses particulares o políticos, porque resulta imposible negar el impacto del
sector privado sobre la legislación laboral, como tuvimos oportunidad de comentar a propósito de las
múltiples reformas acontecidas en el derecho laboral uruguayo.
Este impacto hay que reconocerlo y moderarlo, sólo así podremos tener un derecho laboral
que merezca tal denominación, y no un derecho del trabajo que lamentablemente en muchos puntos
pierde el norte y se torna en contra del mismo trabajador, contradiciendo entonces su carácter
tuitivo.
BIBLIOGRAFÍA
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http://www.secretariasenado.gov.co/senado/basedoc/codigo/codigo_sustantivo_trabajo.html#1 /
Consultado en enero 2011
1. Introducción 1
CAPÍTULO I
2. Consideraciones previas 2
PÁRRAFO I
3. Generalidades ………………………………………………………………………… 3
4. Fundamento ………………………………………………………………………....... 4
11. Debe existir una inactividad entre las partes, es decir un silencio en la relación
jurídica ………………………………………………………………………………........ 9
41. ¿Prescriben las acciones o los derechos en el art. 510 del Código del Trabajo? …… 35
52. Acerca de la tesis que señala que hay que atender a la naturaleza de la pretensión …... 45
53. Acerca de la tesis que señala que hay que atender a la vigencia de la relación
laboral ……………………………………………………………………………...………. 45
57. Tesis que señala que la norma de interrupción laboral está dada en el art. 2523
únicamente ……………………………………………………………………………….. 51
58. Tesis que señala que existen dos normas de interrupción de la prescripción
63. Los derechos laborales consagrados fuera del Código del Trabajo tienen
C A P Í T U L O II
64. Generalidades 57
PÁRRAFO I
“Marco Teórico”
67. Acerca de los distintas familias jurídicas y el alcance del presente trabajo …………… 61
PÁRRAFO II
“Estudio en Particular de la Prescripción Laboral en el Derecho de algunos países de la Familia Jurídica Romana”
CONCLUSIÓN …………………………………………….…………………………….... 93
BIBLIOGRAFÍA ……………………………………………………………………………. 96