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Introducción
Querido lector,
Entre los preceptos de Dios, hay algunos que son concretos y prácticos, como
los relativos a la alimentación[3], la colocación de una Mezuzá[4], de los
Tefilín, de guardar el día de Shabat[5], ayudar a los demás, etc. No obstante,
existen una serie de preceptos y mandatos que no dependen de la realización
de una acción específica, sino que se cumplen mediante las emociones.
Existen así los preceptos de estar alegre[6], amar a Dios[7], amar al prójimo[8],
no odiar[9], no guardar rencor[10], no codiciar[11], no ser presumido[12], no
enojarse[13], no tener miedo[14], etc.
Por lo general, mis estudiantes creen que las emociones son el reflejo de lo
que pasa en el exterior. Así, si algo malo les pasa van a estar tristes; si algo
bueno les sucede, estarán contentos; si alguien les atrae y se porta bien con
ellos, lo van a querer; pero si simplemente una persona no les cae bien o es
fría con ellos, entonces seguramente no podrán amarla.
¿De qué sirve ser excelente en algo, si eres enojón y “explotas” por cada
cosa? ¡Nadie te va a soportar! ¿De qué sirve ser el mejor en tu profesión, si
no sabes controlar tus estados de ánimo y te la pasas deprimido? Así no se
puede llegar muy lejos, a pesar de tener todos los dones.
El Ramak, Rabí Moshé Kordobero, kabalista del siglo XVI y maestro del
Arizal, dedicó su libro “Tomer Deborá” a hablar acerca del alma. Explica que
el alma de las personas fue creada a imagen y semejanza de Dios y por lo
tanto debemos controlar nuestras emociones y procurar imitar las conductas
de Dios. Entre los 13 atributos de Dios que él enumera, se destacan la
tolerancia, la piedad, el autocontrol, la solidaridad y la empatía.
Rab. Jaím Vital, alumno principal del Arizal, compara cada una de las
emociones de la persona con los cuatro elementos (fuego, agua, aire y tierra).
Él argumenta que cada uno de estos elementos están en el alma de la persona
y que así como cada uno tiene su parte buena y su parte mala, así también
debemos aprender a controlar las emociones negativas y a potencializar las
positivas.
Del agua surgen las ganas, los deseos y el placer. Sus ramificaciones son la
envidia y la insatisfacción por el deseo jamás saciado. En la contraparte,
surge el conformismo.
Dice también el Gaón que la persona debe buscar la manera de controlar sus
emociones negativas y a aquel que no lo hace por flojera, de nada le va a
servir todo lo que se proponga. Esto se compara a una persona que pone una
venda sobre la piel, cuando la hemorragia es interna. Es seguro que no se
curará.
Ahora bien, más allá de definir si el control de las emociones es una Mitzvá o
no, estos tres personajes hablan sobre la inteligencia emocional como una
parte vital del judaísmo. Por ello, según el judaísmo, no podemos pasar por la
vida sin buscar estrategias y métodos para dominar esta destreza y volvernos
expertos en ella, de acuerdo con nuestras capacidades.
Estoy seguro querido lector, que al igual que yo, vas a disfrutar mucho estas
enseñanzas y te vas a enriquecer con ellas bastante. Si es así, te pido también
que las transmitas a tus seres queridos y a todo aquel al que consideres que le
puede llegar a servir, pues no existe casi nada mejor y más útil que se pueda
regalar, que la luz de la sabiduría, la cual enriquece al que la recibe sin
empobrecer al que la da.
En este libro se encuentran poderosas llaves para abrir las puertas de las
bendiciones, es por eso que no me queda más que aconsejarte que las tomes y
desearte que puedas hacer un buen uso de ellas. Deseo que abras las puertas
indicadas para atraer hacia ti y hacia la gente de tu alrededor, las mejores y
más puras bendiciones.
Yosef Zonana
¿Qué es la Kabalá?
Maasé Merkavá enseña los diversos métodos con los cuales una persona
puede santificarse y elevarse hasta que logra adquirir la visión profética.
Estos métodos incluyen la oración y la realización de mitzvot con
concentración e intenciones especiales (kavanot )כוונת, la purificación de su
cuerpo y la rectificación de las raíces del alma de la persona, hasta que se
vuelve adecuada para servir como vehículo ("carro") para la Shejiná (la
Presencia Divina).
Este libro fue titulado “Inteligencia Emocional y Kabalá”, ya que habla sobre
el control de las emociones, pero también incluye profundas explicaciones
sobre la Torá, que van desde el Peshat, hasta el Sod. En la presente obra, se
incluyen explicaciones que nos ayudan a entender mejor las emociones del
ser humano y la importancia de su adecuado manejo.
La palabra Kabalá también significa paralelismo, pues nos enseña que este
mundo material tiene un paralelo espiritual y todo lo físico tiene su igual en el
mundo espiritual. Tenemos cuerpo y su paralelo es el alma, y detrás de cada
célula hay una energía invisible que le da vida y movimiento.
De estos temas nos habla la Torá y en ellos se centran gran parte de las
mitzvot (preceptos divinos).
Los lóbulos prefrontales nos permiten dirigir nuestra conducta hacia un fin
determinado. Sus funciones comprenden la atención, planificación,
secuenciación y reorientación sobre nuestros actos. Es decir que estos lóbulos
se encargan de las funciones ejecutivas, convirtiéndose en los directores de
orquesta del cuerpo.
Por otro lado, los lóbulos frontales están implicados en los componentes
motivacionales y conductuales. Por eso, si se produce un daño en esta área,
puede suceder que a pesar de que el sujeto mantenga una apariencia normal al
no existir déficits motrices de habla, memoria o razonamiento, se presente un
importante déficit en las capacidades sociales y conductuales[31].
Existe una tercera parte en el cerebro llamada tallo encefálico, que controla
las funciones primarias como la respiración, el ritmo cardiaco, aspectos
básicos de la localización del sonido, digestión de alimentos, circulación de la
sangre y todas las funciones necesarias para que el cuerpo esté vivo. Esta
sección del cerebro controla todos los músculos involuntarios del cuerpo, la
tos, el estornudo, el hipo, el vómito, etc.
El Nefesh נפש, es la parte más básica de nuestra alma, que está asociada con
el tallo encefálico. Son las funciones primarias que el cuerpo realiza de
manera involuntaria y sobre las cuales no se tiene control alguno. Cuando la
persona dice: ¡tengo hambre! ¡tengo sed! ¡tengo sueño!, no lo está diciendo
su cuerpo, ya que este es sólo un pedazo de carne, sangre o huesos. En esos
momentos está hablando su Nefesh נפש, la parte espiritual que representa el
tallo encefálico.
Goleman dice que la primera región cerebral por la que pasan las señales
sensoriales procedentes de los ojos o de los oídos es el tálamo. El tálamo
manda la información al neocórtex, en donde la información es ponderada
mediante diferentes niveles de circuitos cerebrales, para tener una noción
completa de lo que ocurre y finalmente emitir una respuesta adaptada a la
situación. Posteriormente envía las señales al sistema límbico para que
produzca e irradie las respuestas hormonales al resto del cuerpo.
Generalmente los seres humanos tenemos ventaja sobre los animales, porque
podemos controlar de manera consciente las decisiones que tomamos y tomar
medidas con base en nuestro análisis y libre elección. Sin embargo Joseph
LeDoux[36], en uno de sus estudios sobre las emociones, descubrió que junto a
la larga vía neuronal que va al córtex, existe una pequeña estructura neuronal
que comunica directamente el tálamo con la amígdala. Esta vía secundaria y
más corta, que constituye una suerte de atajo, permite que la amígdala reciba
algunas señales directamente de los sentidos y dispare una secreción
hormonal que determina nuestro comportamiento, incluso antes de que esas
señales hayan sido registradas por el neocórtex.
Es por lo anterior que todo ser humano, para tener inteligencia emocional y
tomar decisiones correctas y acertadas en la vida, debe detenerse a pensar un
momento con la cabeza fría antes de aventurarse a actuar. A esta acción se le
llama autocontrol. El autocontrol es el arte de contenerse, el dominio de uno
mismo, que sólo se puede lograr usando nuestro “cerebro pensante” para
controlar los arrebatos emocionales.
Dominar nuestras pasiones nos da libertad y reinado. Hay una historia con
respecto a un rey joven que vio a una persona que parecía ser un gran sabio.
Todo indicaba que se trataba de un intelectual. El rey se interesó en esa
persona y le preguntó: ¿Quién eres? A lo que el hombre respondió con mucha
seguridad: “¡Yo soy el rey!”.
El rey se enfureció: “¿Cómo se atreve? ¡El rey soy yo! ¿Qué clase de
respuesta es esta?”, se dijo para sus adentros, pero le tuvo un poco de
paciencia, pues pensó que tal vez era rey en algún otro lugar.
“En esta ciudad yo soy el rey, pero seguramente usted es rey en algún otro
lugar ¿Sobre qué pueblo usted gobierna?”
“Esto sí que es una falta de respeto”, dijo el rey, pero dio la oportunidad de
que el hombre se explicara. Fue entonces que éste dijo: “Señor rey, por favor
no se enfade conmigo, lo único que quería hacerle saber es que yo gobierno
sobre mis deseos y mis impulsos. Yo soy el rey porque tengo autocontrol,
pero usted, señor rey, es esclavo de sus deseos y de sus impulsos, hace lo que
se le antoja y no aquello que es bueno para usted o para su pueblo. Usted es
un rey joven e inteligente y aún le queda mucho tiempo para reinar, es por
eso que quisiera enseñarle la clave para ser un buen gobernante. Ese secreto
no radica en mandar sobre las personas o imponer sobre sus ejércitos. El
secreto está en gobernarse a sí mismo y no ser esclavo de sus impulsos, de
sus pasiones o de sus deseos”.
Esto fue lo que dijo el rey Salomón: “Es mejor aquel que controla su enojo
que un fuerte guerrero y es mejor aquel que conquista sus impulsos, que el
que conquista una ciudad”(Mishlé, Proverbios 15:32).
Las emociones a controlar que se abordan en este libro son las siguientes:
1. El enojo
2. La envidia
3. La tristeza
4. El entusiasmo
5. La empatía
6. La fatiga
7. El miedo
8. La confianza en Dios y en uno mismo
El enojo
Una historia popular habla de un niño que se enojaba con gran facilidad. Su
padre le regaló una caja de clavos y le dijo que cada vez que perdiera el
control, debía clavar un clavo en la pared de su recámara.
Para el primer día, el niño había clavado 29 clavos. Durante las próximas
semanas, comenzó a controlar poco a poco su rabia y la cantidad de clavos
disminuyó diariamente. Esta terapia sin duda le había ayudado a mejorar su
carácter y practicar el autocontrol, por lo que con el pasar de los días,
descubrió que era más fácil controlar su temperamento que clavar los clavos
en la pared.
Los días transcurrieron y el niño finalmente pudo sacar hasta el último clavo
de aquella pared. Le contó a su padre, quien al ver la pared le dijo: “Has
hecho bien, hijo mío, pero mira los huecos. Esta pared nunca volverá a ser la
misma”.
En una ocasión, este hombre llegó muy cansado y tarde por la noche de su
trabajo, y cuando estaba a punto de estacionarse, notó que había un coche
nuevo recién sacado de la agencia estacionado en su lugar.
El hombre se enfureció tanto, que para darle una lección al que osó ocupar su
lugar, puso su camión de cemento junto al coche nuevo y vació todo su
contenido sobre el auto hasta taparlo por completo. “¡Ahora todos aprenderán
a no estacionarse en mi lugar!” –se dijo para sus adentros.
Dijo el rey Salomón: “Las palabras de los sabios son escuchadas con
suavidad y no como los gritos de los gobernantes sobre los tontos” (Kohelet,
Eclesiastés, 9:17). Esto quiere decir que cuando un sabio (un hombre que
domina sus impulsos) reacciona ante un problema y una situación irritante, lo
hace con control y por lo tanto, en lugar de expresar abiertamente su enfado y
frustración, habla con suavidad.
Diane Tice afirma que una de las maneras de mitigar el enojo, es hacer
consciencia de los pensamientos que desencadenaron la primer descarga de
enojo, pues muchas veces, una pequeña información adicional sobre esa
situación original, puede restarle toda su fuerza al enfado.
Los sabios del Talmud nos enseñan que todo aquel que se enoja, es como si
estuviese cometiendo un acto de idolatría[52], y la pregunta que salta a la vista
es: ¿Qué tiene que ver una cosa con la otra? ¡Esta comparación parece un
poco exagerada!
Uno de los métodos más efectivos para controlar el enojo es tener fe; la fe
completa y absoluta de que Dios lo maneja todo y que aquel que nos insultó,
golpeó o robó; o aquella situación difícil que se nos presente, llega a nuestra
vida solamente después de haber sido decretada por Dios y no por un error, ni
por azares del destino.
Aquella persona que nos hizo ese daño no es más que solamente un
mensajero de Dios. Por lo tanto, debemos hacer conciencia en este sentido y
analizar aquello que nos sucedió mediante nuestro “cerebro divino y
pensante” para llegar a la conclusión de que nada de lo malo que nos hayan
hecho amerita perder el control y enfadarnos, pues detrás de todo lo que nos
pasa está la mano de Dios.
Dios es la causa de todas las causas y debemos confiar en que Él está detrás
de cada uno de los golpes que recibimos y que el medio por el cual nos llegan
o la persona que nos da el golpe, no es mas que el palo, la herramienta
utilizada por nuestro amo para darnos una lección[53].
¡Todo lo que nos pasa está dirigido por Dios y todo lo que Dios nos manda es
para bien! Es por eso que debemos tomar de cada situación un aprendizaje y
ver cada problema como una oportunidad y no convertirlo en un motivo de
frustración o enojo[54].
La envidia
“Disfruta de lo que tienes y nunca tendrás que envidiar a los demás” (Or
Yaél, vol. 2, pág. 7).
En el libro “Jojmá Umusar” se dice que desde cierta distancia, podría parecer
que existe gente hedonista, que vive una existencia dedicada completamente
al placer. Esto resulta ser sin embargo una falsa imagen. Todo el bien de este
mundo tiene mucha tristeza que lo acompaña y no existe nadie que disfrute
de un completo placer. Existe un dicho popular que expresa lo siguiente:
“Cuando alguien se ríe, los demás se dan cuenta de ello, pero cuando alguien
llora nadie lo ve”. Aún la mayor buena suerte tiene importantes aspectos
negativos. Los sabios expresaron este concepto de manera concisa en la frase:
“Aquel que incrementa su riqueza, incrementará sus preocupaciones”
(Tratado de Abot 2:8).
Otro dicho popular expresa lo siguiente: “La gente no sabe de quién son los
zapatos que lo están oprimiendo”. Es decir que los zapatos de una persona
podrán parecerles bonitos a los extraños, pero la persona que los usa sólo
sentirá el dolor que le produzcan aquellos que lastimen sus pies (Jojmá
Umusar, Vol.2, Pág. 348).
En mi libro “El Mal de ojo en la Torá”, donde hablo sobre el amuleto Jámsa
que se manifiesta mediante una mano extendida, expliqué que el Jámsa es
como una mano abierta, como una señal de alto y es con este símbolo que
queremos decir a las personas que pongan un alto a su mirada y dejen de
poner sus ojos en aquello que no les pertenece.
Es sabido que en la palma de la mano está escrito todo acerca de la persona,
lo bueno y lo malo. De este modo, mostrar la palma de la mano es como decir
a aquel que nos tiene envidia, que debería ver el mapa completo de nuestra
vida y no solamente lo bueno que tenemos.
En ocasiones sentimos envidia por las cosas buenas que el otro posee, o por
lo bueno que le sucede. Esto se debe a que solamente queremos tener lo que
nos conviene de la vida del otro. No obstante, no vemos el esquema
completo, sino sólo la parte bonita. Si viéramos el cuadro entero, nos
daríamos cuenta de que no tenemos por qué envidiar al otro.
Envidiamos los lentes de oro que usa alguno y nos preguntamos: “¿Por qué él
tiene esos lentes tan bonitos y yo no?”, pero cuando vemos la graduación tan
alta que usa, diremos que es mejor no tener esos bonitos anteojos ni esa
visión tan defectuosa.
Lo que nos ayuda a no sentir envidia de los demás, es ver los dos lados de la
moneda, el panorama completo. Es por eso que el símbolo del Jámsa es una
mano con un dedo largo en el centro y a los lados cuatro dedos paralelos. Es
decir, los dedos de la derecha son iguales a los de la izquierda (en la Kabalá,
la parte derecha simboliza lo positivo y la izquierda lo negativo).
Esta mano con dos pulgares quiere enseñarnos que en la vida todo está
equilibrado y quien tiene más cosas buenas, también tiene, de manera
paralela, más asuntos que resolver, más problemas o más responsabilidades.
También nos enseña, que nada es gratis y lo que hay de positivo, lo hay de
negativo.
Una persona pobre podría envidiar a alguien que es rico. Este concepto en
cierta medida está basado en un error. Con mucha frecuencia los sufrimientos
y placeres del pobre habrán de equipararse con los de la persona adinerada. El
mayor provecho que extraemos de algo, es cuando lo obtenemos por primera
vez, pero luego de un breve lapso, llegamos a acostumbrarnos.
Eventualmente, la persona rica no obtendrá mayor deleite de sus comidas
sofisticadas, que el indigente con sus comidas frugales.
La persona que siente envidia, revela síntomas claros de padecer un vacío que
trata de llenar a expensas del prójimo, como si su compañero fuera
responsable de su falta de satisfacción. Por otro lado, la persona que se siente
contenta con lo que tiene y siempre vive satisfecha con cualquier cosa que
posea, manifiesta su estado de saciedad y bondad. Por tanto, no deja que le
afecte de ningún modo la cualidad negativa de la envidia.
Cuando hablo sobre aquellos que lo perdieron todo por envidiosos, siempre
viene a mi mente el caso de Yerobam ben Nebat. Él podía haber sido el rey
más importante de la historia del pueblo de Israel, pero dejó de serlo sólo por
envidia.
Yerobam, pasó de ser el rey elegido por Dios para reinar sobre Israel, a
convertirse en un idólatra despreciable y repugnante ante los ojos de Dios.
Yerobam fue una persona que lo perdió literalmente todo, en este mundo y en
el mundo venidero, ¡por el orgullo, el deseo y la envidia!
Yerobam pudo haber sido el rey más importante y querido de la historia del
pueblo judío, pero en lugar de eso es considerado por el Talmud uno de los
tres reyes que no tienen derecho a disfrutar del mundo venidero, y que
además perdió su reinado en este mundo, pues Dios se encargó de acabar con
la casa de Yerobam y borrar a sus descendientes de la faz de la tierra.
Esta es una fuerte lección de vida, que nos enseña hasta qué grado la envidia
puede apoderarse del ser humano y sacar a la persona de este mundo y del
otro también. La envidia es destructiva, es un veneno que mata a sus
víctimas, principalmente a quien la porta.
Si quieres ser exitoso en la vida, en todo lo que hagas aprende a controlar este
sentimiento. Deja de ver los logros de los demás y tratar de imitarlos. En
lugar de eso, pon atención a tus fortalezas, concéntrate en ellas y da lo mejor
de ti, pues el éxito está en cada uno y no depende de los parámetros que
marca la sociedad. Esto se puede aprender de una Mishná en el tratado de
Abot: “Ben Zomá dijo: ¿Quién es sabio? El que aprende de todos. ¿Quién es
fuerte? El que controla sus impulsos. ¿Quién es rico? El que está feliz con lo
que tiene. ¿Quién es respetable? Aquel que respeta a los demás” (Tratado de
Abot 4:1).
La persona por lo general piensa que el sabio es aquel que sabe más que
otros; el fuerte el que les gana a los demás en una pelea; el rico es aquel que
tiene más dinero que el resto de la sociedad; y el respetado es aquel al que la
gente respeta.
“No estarás perdiendo nada cuando a otra persona le vaya bien, Ninguna
persona podrá tocar aquello que está destinado a otro” (Talmud Babli tratado
de Yomá 38b).
Rab. Zelig Pliskin, en su libro “Las puertas de la felicidad” (pág. 428), cuenta
una historia con Rab. Moshé Mordejai Heshel, a quien se le acercó un
muchacho para que lo orientara con respecto a los negocios. El Rab., quien
en ese momento se dedicaba a los negocios, sacó su lista completa de clientes
y contactos, y le entregó a este muchacho una copia. El joven le preguntó:
“¿A cuál de ellos me puedo dirigir?” y el Rab. le contestó: “A cualquiera de
ellos, a todos ellos, si tuvieras tiempo”. “¿A todos ellos? ¡Yo no quiero
arrebatarle el negocio!” – dijo el muchacho.
La envidia es, por mucho, más terrible que el hambre, porque es hambre
espiritual y no deja que quien la padece esté llena nunca. Dijeron nuestros
Sabios que son tres los sentimientos que sacan a la persona del mundo: “La
envidia, el deseo y la búsqueda de honores” (Tratado de Abot 4:28).
Cualquiera de estos sentimientos impiden que la persona sea feliz, no dejan
que pueda disfrutar del mundo y hacen que, por ende, se considere muerta.
Quien alberga en su corazón estos sentimientos, desvía su atención de los
bellos regalos que posee, de todo el bienestar que el Eterno le ha otorgado, y
no los disfruta porque quiere lo que no tiene, envidiando lo que al otro le
dieron y esperando que las demás personas le den un honor que no le
corresponde.
¡No se puede ser feliz y envidioso al mismo tiempo! Y es que la envidia ciega
a la persona y le imposibilita pensar con claridad; apaga nuestro cerebro
pensante y nos desconecta de él. La envidia hace que veamos las cosas desde
una perspectiva nublada y egoísta, es por eso que si quieres tener éxito en la
vida, debes aprender a dominarla, a controlar esta intensa emoción que según
el rey Salomón es tan pesada e intensa como el más profundo de los
purgatorios (Shir HaShirím 8:6).
La tristeza
Cuando la persona está contenta, el cuerpo está erguido, los brazos abiertos,
las manos abiertas, la cabeza en alto, los ojos bien abiertos, los oídos atentos,
los sentidos agudizados y la boca pinta una sonrisa que quiere tocar el cielo.
No obstante, cuando la persona está triste, está jorobada, no tiene fuerza para
sostenerse en pie, los brazos caídos, las manos cerradas, la cabeza gacha, los
párpados le pesan, los oídos están distraídos y la atención ausente; los
sentidos están dormidos y su boca pinta una “cara larga” que quiere tocar el
piso.
Hay personas de edad muy avanzada y con muchas enfermedades, que casi
no comen y su cuerpo es muy débil, pero están de aquí para allá por la vida,
haciendo bromas y en mucho movimiento. Pero también me ha tocado ver
personas jóvenes, sanas y fuertes, incluso hasta personas con cuerpos
musculosos que cargan pesas, que por alguna depresión o algo similar, ahora
no pueden levantar siquiera su propio cuerpo para salir de la cama. Son como
esos muñecos inflables gigantescos que se levantan gracias a un ventilador
que los llena de aire. Cuando el ventilador es potente y les provee bastante
aire, están llenos y erguidos, pero cuando a este ventilador le falta potencia, el
muñeco está desinflado y caído.
Igual pasa con las personas. Cuando estamos animados, motivados y alegres,
todo en nosotros funciona bien; estamos levantados y bien despiertos. Sin
embargo, cuando ese ventilador está apagado y nos sentimos tristes, entonces
la tristeza pesa sobre nosotros y nos tira abajo, succiona toda nuestra energía,
nuestras ganas de vivir, y por lo tanto no nos deja pensar. Se desconecta
nuestro cerebro pensante y nos desconectamos de Dios, que es la fuente de
energía.
Daniel Goleman dice que la tristeza puede ser positiva. En el duelo por
ejemplo, puede ayudar a una recomposición emocional, pero cuando se
vuelve crónica, puede erosionar la salud mental y llevar hasta el suicidio.
Para curar la tristeza crónica, dice Goleman, se deben modificar las pautas
que la rigen y conducir al paciente a identificar, cuestionar y relativizar los
pensamientos que se esconden en el núcleo de la obsesión y distraerlo con
alguna actividad física como el aerobic, por ejemplo.
Por otro lado, la psicóloga e investigadora, Diane Tice menciona con respecto
a la tristeza, que las personas solemos utilizar recursos poco efectivos para
alejarnos de ésta. Un ejemplo es el aislamiento. Tice afirma que ha
comprobado que el aislamiento sólo contribuye a aumentar la sensación de
soledad y desamparo.
La palabra es una de las maneras más efectivas que utilizamos los seres
humanos para estar conectados. Es así que una sola palabra puede animar y
sacar a las personas de la tristeza, pero también puede hundir a alguien en
ella. Por eso en el judaísmo existe un precepto de Bikur Jolím, que consiste
en visitar a los enfermos para darles ánimo y sacarlos de su tristeza, que
regularmente va de la mano con la enfermedad.
Estos son tan sólo dos de los muchísimos preceptos de la Torá que nos hablan
sobre estar unidos con la finalidad de superar la tristeza y el dolor, o de
generar alegría. Uno de los preceptos más repetidos en la Torá es el de ayudar
a los necesitados, y una de las mejores maneras de hacerlo es brindándoles
nuestro apoyo y haciéndoles sentir que son importantes para nosotros[66].
El entusiasmo
La empatía
Dale Carnegie en su libro “Cómo ganar amigos e influir sobre las personas”,
nos habla acerca de esta idea y dice en nombre de John Dewey, que el
impulso más profundo de la naturaleza humana es el deseo de ser importante.
En este mismo libro, Carnegie cita a Alfred Lunt, uno de los actores más
destacados de su época, quien dijo: “Nada hay que yo necesite tanto como
alimento para mi propia estima…” “…los manicomios están llenos de sujetos
que han encontrado en la locura, la importancia que en la cordura les ha sido
negada. Así, algunas personas tienen tanta sed de importancia, que llegan a la
demencia”.
“Todos los defectos la persona ve, excepto sus propios defectos” (Mishná
tratado de Negaím 2:5)
Siendo así, surge entonces la importancia de prestar atención, antes que nada,
a las emociones y sentimientos de la otra persona y procurar entenderlos y
ponernos en su lugar; tratar de quererlos y congeniar, pues sólo de ese modo
seremos capaces de acceder a ellos y ganarnos su confianza. Quien domina
este arte y lo domina con sinceridad, tiene en sus manos una de las llaves más
necesarias para acceder a la mente y al corazón de otra persona e
influenciarla de algún modo, pero quien no tiene empatía, provoca que la otra
persona se bloquee completamente y no se conecte con él en absoluto, por lo
que seguramente rechazará su mensaje o su propuesta, por más atractiva que
esta sea.
La falta de empatía suele ser un rasgo distintivo de las personas que cometen
los crímenes y delitos más terribles. Es una huella que identifica a violadores,
psicópatas, pederastas, rateros, asesinos, etcétera. La incapacidad de estas
personas para percibir el sufrimiento de la gente, es la que les origina el valor
para cometer aquellos delitos.
Más del 90% de los mensajes que damos y recibimos, son de naturaleza no
verbal. Estos mensajes se manifiestan en aspectos más sutiles como la
inflexión de la voz, las expresiones faciales, los movimientos del cuerpo, los
gestos en general, entre otras cosas. Es por ello que es de vital importancia
saber leer estas señales con la finalidad de entender a los demás.
En la Torá hay una frase que reza: “Y amarás a tu prójimo como a ti mismo”
(Vaikrá, Levitico, 19:18). En el Talmud (tratado de Shabat 31), dijo Hilel que
la esencia de la Torá se puede resumir simplemente en la palabra “empatía”,
en amar al otro como te amas a ti mismo. Es decir, en tratar de entender al
otro y ponerte en su lugar para hacerlo sentir como te gustaría que te hagan
sentir a ti y no hacerlo sentir como no te gustaría que te hagan sentir.
Debemos respetar a los demás, quererlos y procurar su bienestar, de la misma
forma en que nos gustaría ser queridos, estar bien y ser respetados. Esto se
deriva del precepto de amar a Dios, pues cada ser humano lleva en su interior
una parte de Dios, tal como está escrito: “Y creó Dios Todopoderoso al
hombre a su imagen” (Bereshit, Génesis, 1:27). Es por eso que el versículo de
la Torá que dice: “Y amarás a tu prójimo como a ti mismo” (Vaikrá, Levitico,
19:18) termina con la frase “Yo soy Dios”.
Para ilustrar esta idea hay numerosas anécdotas de grandes personajes que
demostraron amar a la humanidad y procurar su bienestar, pero más que
hablar de grandes cosas que cambiaron al mundo, mencionaré una pequeña
acción que leí sobre el creador del movimiento de ética y valores judíos
llamado Tnuát Hamusar. Este hombre se llamaba Rab. Israel de Salanter[67] y
en una ocasión subió a un tren. Después de que las puertas se cerraran y justo
cuando el tren estaba por avanzar, se percató de que uno de sus guantes se le
había caído afuera del vagón. El rabino se quitó el otro guante y lo lanzó por
la ventana. El hombre que lo acompañaba le preguntó: ¿Qué es lo que hizo? y
el rabino respondió: “Un guante a mí no me sirve y tampoco a la persona que
lo encuentre tirado allá afuera. Es por eso que si no puedo recuperar el otro
guante, espero que el que lo encuentre tenga el par y los disfrute”.
Pasaron sólo dos días y el Pashá ya estaba otra vez en su casa, lo cual era
extraño, pues por lo general los que eran llevados prisioneros por los nazis
tardaban mucho tiempo en regresar, si es que regresaban.
-¿Por qué ese día que lo estaban llevando preso, usted me pidió que bendijera
a mi hijo y luego a usted?
-Porque quería que me diera una bendición con la misma emoción que se la
daría a su propio hijo. Quería que se pusiera en mi lugar y me diera una
bendición a la altura de lo que me estaba sucediendo en esos momentos.
-Yo le debo la vida, dijo el Pashá. Quiero darle una cantidad de dinero, para
recompensarlo. Dicho esto, el Pashá sacó de sus ropas una bolsa que contenía
piedras preciosas y monedas de oro.
-No, no. -exclamó el Rab.-. Yo no quiero algo para mí solo. Quiero algo para
todo mi pueblo.
-¿Quiere una suma de dinero que alcance para toda su gente? –preguntó el
Pashá.
-No. Me refiero a algo mucho más importante: Quisiera que cuando mi
pueblo se encuentre en apuros, su gobierno nos apoye y nos proteja –
respondió el Rab.
-¡Cuente con ello! – le aseguró el Pashá.
Así fue. En los últimos tiempos, cuando casi todos los países árabes se
convirtieron en adversarios del pueblo de Israel, quedó paradójicamente el
reino de Marruecos como nuestro aliado; tanto en el trato a los judíos
residentes en ese país, como en las decisiones políticas internacionales a
favor de Israel. Todo gracias a la bendición que le otorgó Rabí Israel
Abujatzira al Pashá.
La fatiga
La fatiga nos hace más lentos pues debilita nuestras funciones motoras. Así lo
indica el profesor Clete A. Kushida del Centro Universitario de Stanford. Un
estudio de la Universidad de Victoria en Australia, señala que los pacientes
de fatiga experimentan mayores niveles de interrupción del sueño que los
pacientes con esclerosis múltiple.
Los síntomas anteriormente descritos son inquietantes, pero quizás una de las
peores consecuencias de la fatiga, es que también nos hace perder el control
de nuestras emociones.
Para evitar la fatiga se recomienda dormir entre siete y ocho horas diarias,
hacer ejercicio físico y mental, alimentarse de manera saludable, procurar no
trabajar en exceso y hacerlo en un ambiente agradable.
La Torá nos habla acerca de un hombre llamado Koraj, que era el primo de
Moshé Rabenu. Koraj se rebeló ante Moshé diciendo que este era un farsante
y que había puesto como sacerdote (Kohen Gadol) a Aharón su hermano,
sólo por su parentesco y no porque Dios lo dijera.
La pregunta es: ¿Por qué Moshé le pidió que regresara al día siguiente? ¿Por
qué Moshé no le comprobó inmediatamente que toda la rebelión que estaba
haciendo constituía un gran error? ¿Por qué esperar un día más? Su honor y
el honor de Dios estaban en juego. Koraj estaba creando una gran revolución
y había que detenerla inmediatamente.
Moshé sabía que una de las cosas que fomentan la irritabilidad, la envidia, el
enojo y todas las actitudes negativas, es la fatiga. Moshé era consciente de
que cuando alguien está fatigado, es propenso a decir o hacer cosas de las
cuales se puede llegar a arrepentir y que no hubiera hecho estando
descansado y tranquilo, con la mente lúcida. La rebelión de Koraj se dio,
según Rashí (Bamidbar 16:5), precisamente al atardecer. Según el Or HaJaím
HaKadosh, la intención de Moshé al pedirles que regresaran al día siguiente
era que durmieran y estuvieran descansados para recuperar su energía y
reponerse del agotamiento y la fatiga. De este modo podrían pensar en lo que
hacían, es decir, con el cerebro pensante y no con el cerebro animal.
Sin embargo, dice Rashí (ídem versículo 19) que Koraj y su séquito no
durmieron toda la noche, ya que estuvieron toda la noche burlándose de
Moshé.
Seguramente, actuó así porque estaba bajo los terribles efectos de la fatiga,
que no son menos negativos que los del alcohol u otras sustancias. Si tan sólo
Koraj se hubiera ido a dormir esa noche y hubiera “consultado con su
almohada” lo que estaba haciendo, se hubiera convertido en un Leví Gadol,
salvando su vida, la de su esposa y la de las familias de aquellos 250 hombres
que estaban con él.
Ahora sí, después de saber todo esto acerca de la fatiga, me gustaría terminar
diciendo una sabia frase del “Chavo del ocho”. La frase es muy simple:
“¡Hay que evitar la fatiga!”. No obstante, hay ocasiones que ameritan hacer
un esfuerzo y aguantar el sueño o desmañanarse, como en la época de
Selijot[70] o en las desveladas de Shabuot u Hoshaná Rabá. Sin embargo,
debemos estar conscientes de nuestro estado de fatiga y no tomar decisiones
importantes bajo sus efectos.
¿Cuál es ese día especial que tiene Dios? Dice el Taná Debé Eliyahu (Seder
Eliyahu Rabá Cap. 1), que ese día especial es el día de Shabat, pues durante
la semana la persona trabaja y literalmente hace la guerra contra toda clase de
enemigos, pero el día de Shabat, se renueva por completo porque descansa.
La confianza
Primero que nada me gustaría explicar por qué confiar en Dios es importante
para tener autocontrol y dominar nuestras emociones.
Cuando uno se siente seguro y sabe que todo lo que pasa es para bien y que
nadie puede dañarlo a menos que Dios así lo disponga, entonces podrá estar
en control y no perder la cabeza a cada momento. Quien confía en Dios sabe
que todo puede pasar y que hay alguien que está moviendo todo desde arriba,
que jamás lo va a abandonar.
Quien no confía en Dios (no importa si es rico o pobre, si tiene salud o no),
jamás estará completamente tranquilo y libre de preocupación, ya que en el
interior siempre le cabrá la duda de que tal vez en algún momento algo malo
puede sucederle y ser despojado de todas las bendiciones que posee.
Dios no tiene limitaciones y puede ver lo bueno más allá de aquello que ante
nuestros ojos parece malo. Es por eso que confiar en Él resulta un requisito
indispensable en la vida y sobre todo en el manejo de nuestras emociones. La
única forma de alcanzar un estado emocional perfectamente equilibrado y no
perder la cabeza por cada cosa que nos sucede, es confiando en que hay
alguien que lo maneja todo desde “arriba”; que nos quiere y busca nuestro
bienestar[72].
Todos deberíamos de confiar en que si Dios nos dio una misión, es porque
tenemos la capacidad de realizarla. Es por eso que no debemos detenernos en
la vida a causa de nuestra baja estima, ni por la devaluación de nuestras
virtudes. No debemos tener miedo, debemos confiar en nosotros mismos,
actuar y confiar en que a fin de cuentas los resultados no son producto de
nuestras acciones, sino de la bendición de Dios. Dijo Rab. Jaim Shmuelevich
que el éxito no es la consecuencia del esfuerzo, sino que cuando Dios ve que
nos esforzamos, interviene y nos manda el éxito (Sijot Musar 5731 Maamar
20).
Cada ser humano es importante ante los ojos de Dios; es exclusivo y especial,
como dice el Talmud: “Así como los rostros de cada uno son diferentes, así
también sus pensamientos lo son” (tratado de Berajot 58b). Dios se preocupó
por crear a todos los seres humanos diferentes con la finalidad de que cada
uno supiera que es exclusivo y especial. Aquello que tú puedes aportar al
mundo, nadie más lo puede dar.
El miedo
El miedo te hace caer del puente o a la boca de la serpiente. Dijo Iyób, Job:
“Porque de lo que miedo sentía me ha venido, y lo que temía me ha llegado”
(Iyób, Job. 3:25). La realidad es que el motivo por el cual a Iyób le sucedió lo
malo es porque lo temió. La persona de alguna manera atrae las cosas malas
por medio de sus miedos y aquello que teme, casi siempre termina
materializándose.
Cuando alguien pone una tabla sobre el piso para caminar sobre ella y no
ensuciarse los pies con la tierra, puede pasar sobre ella tranquilamente una y
otra vez rápidamente y sin caerse, pero cuando esa misma tabla la levanta y la
coloca a una altura considerable, es muy probable que trate de hacerlo mucho
más despacio y con cuidado. A pesar de ello es mucho más probable que se
caiga. ¿Cuál es la diferencia? En ambos casos la tabla es la misma, pero sin
duda alguna la diferencia radica en el miedo, pues cuando la tabla está en
suelo, se siente seguridad. No obstante, cuando está en lo alto, se siente
miedo, y el miedo de caer, paradójicamente es aquello que hace caer.
La persona que tiene miedo a la pobreza, por ejemplo, es probable que esté
atrayendo a su vida la pobreza. En el libro “Arbé Najal” (Parashá Vayetzé),
fue dicho que el miedo es como un imán, que atrae todo aquello que la
persona teme.
En el libro de “Shemot” (Éxodo, cap. 2.), cuenta la Torá que Moshé al crecer
vio a un hombre egipcio golpeando a un esclavo hebreo. Moshé terminó
matando a ese egipcio y tapando su cuerpo bajo la tierra[73]. Después de haber
hecho esto y pensar que nadie lo había visto, se encontró con dos esclavos
que se estaban golpeando uno al otro. Moshé intervino y les dijo que no se
pelearan. Fue entonces cuando uno de los dos le dijo: “¿Quién te ha puesto
como príncipe y juez sobre nosotros? ¿Acaso nos has de matar así como
mataste al egipcio?” Entonces temió Moshé que este chisme llegara a oídos
del faraón y lo mataran por eso. Posteriormente, dice la Torá que el faraón
efectivamente se enteró de aquel suceso y buscó a Moshé para matarlo, por lo
que tuvo que huir de Egipto y se fue a refugiar en la tierra de Midyán.
Sobre este pasaje bíblico dijo el Midrash Lekaj Tob: “El motivo por el cual
este suceso llegó a oídos del faraón, fue porque Moshé temió que el chisme
llegara a sus oídos y que este lo quisiera matar. Si Moshé no hubiese tenido
miedo, su miedo no se hubiese materializado y el faraón jamás se hubiera
enterado de lo sucedido. Resulta que los miedos generan realidades y
terminan materializándose.
El profeta nos enseña que el motivo por el cual llega el miedo, es por haber
olvidado al Eterno, por olvidar que hay alguien que nos cuida y nos protege
constantemente. Es por eso que para lograr un equilibrio perfecto de nuestras
emociones, es recomendable alejarse de los miedos y para hacerlo, debemos
reforzar nuestra fe y confianza.
Esta es una técnica muy común usada por el Yetzer Hará, que nos hace no
confiar en Dios por sentirnos alejados de él. Nos hace pensar que si no somos
buenos o tenemos pecados, entonces Dios ya no va a estar de nuestro lado y
no nos va a ayudar. Es por eso que cuando tenemos un problema o una
situación difícil, a pesar de ser personas de fe, no nos refugiamos en Dios.
Esta es una falta de confianza que tienen incluso los hombres más creyentes,
pues el argumento del Yetzer Hará es bastante lógico, pero debemos saber
que pensar así es una gravísima equivocación, pues Dios no nos pone esas
condiciones, Él está con nosotros a pesar de que no somos perfectos, a pesar
de que no lo hayamos obedecido, o de que nos hayamos portado mal y
estemos llenos de pecados. Eso no nos impide ser protegidos y escuchados
por nuestro Creador; por nuestro Padre que está en el Cielo.
Dijo el rey David: “Dios está cerca de todo aquel que le llama, de todo aquel
que le llama con sinceridad” (Tehilím, Salmos, 145:18). No está escrito que
Dios está cerca de aquel que es bueno, o del que no tiene pecados, sino que
está cerca de todo aquel que le llama y confía en Él con sinceridad, sin
importar que esta persona esté llena de pecados.
¿Por qué Dios nos dice que confiemos en él y que no tengamos miedo y pone
como referencia los milagros que hizo cuando nos defendió de los egipcios?
¿Por qué precisamente debemos recordar que nos defendió de ellos? El
pueblo de Israel tuvo muchos otros enemigos en el transcurso de la historia y
también Dios nos defendió de ellos ¿Qué tiene en particular este suceso? La
respuesta es que el pueblo de Israel cuando salió de Egipto estaba lleno de
pecados. No tenían ni un sólo mérito para ser salvados, habían caído en el
nivel número 49 de impureza[75] y a pesar de todo Dios los salvó, no porque
fueron buenos y no pecaron sino porque confiaron en Él[76].
Dijo el Jafetz Jaím en nombre del Gaón de Vilna: “La confianza en Dios no
depende de los méritos de la persona, pues a pesar de que no sea meritoria, si
su confianza en Dios es fuerte, esa confianza lo protegerá y Dios hará con él
favor”. Como está escrito: “He aquí que la vista del Eterno está sobre los que
le temen y sobre los que anhelan su bondad” (Tehilím, Salmos 33:18-20). No
fue dicho que los ojos de Dios están puestos en quienes lo merecen, sino en
quienes esperan (anhelan) su favor. Es posible que estas personas ni siquiera
sean del grupo de los temerosos de Dios (devotos que cumplen las reglas de
la Torá), sino sólo personas que confían en Dios y esperan su favor[77].
Esta idea la vemos claramente en el episodio de Moshé con los espías que
mandó a la tierra de Israel. Después de que habían regresado de la tierra y
estaban por dar su informe negativo, Yehoshua Bin Nún le dijo a los espías:
“¡Sólo contra Dios no se rebelen!” (Bamidbar, Números, 14:9). Yehoshua
sabía que mientras no se rebelaran contra Dios, serían dignos de recibir todo
lo bueno a pesar de sus múltiples pecados. Dijo el Jafetz Jaím que la
confianza en Dios es una bendición segura y si la persona refuerza su
seguridad y confianza en Él, seguramente llegará la bendición a su hogar.
Espero que podamos quitarnos de la cabeza esa idea torcida que nos han
implantado, de que Dios sólo te escucha cuando eres bueno y estás limpio de
pecado. Dios escucha a todo ser humano que se dirige a Él con sinceridad, sin
importar cuántos pecados esa persona haya cometido. Es por eso que
debemos aprender a dominar a nuestro Yetzer Hará y a tener una fuerte
confianza en Dios, sabiendo que Dios no tiene limitaciones y ni siquiera tener
pecados se convierte en una limitación para que nos pueda ayudar.
Hagamos de Dios nuestro refugio y eso nos ayudará a salir adelante ante
cualquier situación que se nos presente.
Las adicciones
Las adicciones son el peor de los venenos. Cuando se es picado por un animal
venenoso o se ingiere algún veneno, la sustancia quema a la persona por
dentro y la puede llegar a matar; sin embargo, las adicciones matan a la
persona poco a poco, pero lo peor de todo es que no solamente queman su
cuerpo, por lo regular queman también su alma, su esencia y su dignidad. El
veneno que produce la adicción es tan letal, que se extiende incluso hasta
destruir a la gente de su alrededor.
Aunque una persona haya tomado algún veneno, no por eso perdería la
dignidad, simplemente enfermaría y moriría, pero el adicto para conseguir
saciar su adicción, está dispuesto a rebajarse y humillarse; a “matar” su
dignidad con tal de conseguir saciar su deseo.
Una adicción es una enfermedad, tal vez la peor de todas. Las adicciones
controlan nuestra mente y literalmente la secuestran, siendo muy, pero muy
difícil rescatarla. Por lo tanto, es de suma importancia ser precavidos y de
entrada no caer en ninguna adicción.
Antes de abordar este tema, me gustaría dejar en claro que quienes consumen
sustancias comúnmente lo hacen para acallar el dolor; lo hacen porque no
tienen otros recursos para manejar sus emociones, sus sentimientos de miedo,
inseguridad, ansiedad, abandono, enojo, tristeza etc. Las adicciones surgen
regularmente por un vacío emocional muy profundo[79]. A continuación,
quiero hablar un poco acerca de lo que pasa cuando se está bajo los efectos de
algunas sustancias; de cómo estas sustancias pueden apagar nuestro cerebro
pensante, y cuáles son los efectos y las consecuencias que esto implica a
corto o a largo plazo.
El alcohol
Es común que entre los bebedores compitan para ver quién tolera más el
alcohol, pues mantienen la falsa creencia de que “es más fuerte el que más
alcohol aguanta”, pero esto constituye un terrible error ya que la cantidad de
alcohol ingerido por un adicto es progresivamente mayor con el paso del
tiempo. El doctor Michael Dunlap dice que el alcohol causa “tolerancia”, por
lo que un alcohólico debido a su mala función hepática, tiene que tomar más
para embriagarse que una persona sana. Esto no significa que el alcohol le
haga menos daño y que por eso lo aguanta más, sino todo lo contrario.
Además, es muy común que a causa del alcohol, la persona llegue a tener
consecuencias negativas en sus relaciones profesionales, sociales y
sentimentales, lo que hace que la depresión sea aún mayor y el individuo
entre en un círculo vicioso difícil de romper.
Hay una fábula muy interesante sobre las propiedades del vino, que nos
puede hacer entender mejor esta idea: Dice el Midrash que cuando Noé
estaba por plantar su viñedo después de salir del arca, se acercó a él Satán:
De ahí en adelante, el vino tiene la propiedad de que aquel que toma una
copa, se comporta como un cordero: está tranquilo, relajado y actúa con
humildad. El que toma dos copas es como un león; se siente fuerte y
poderoso, el ego se le dispara.
Aquel que toma tres copas se comporta como un mono de circo: canta, baila,
hace payasadas, saca de su boca palabras sin sentido y no sabe lo que hace.
No se puede culpar a una persona por haber cometido alguna locura estando
en estado de ebriedad, ya que no estaba consciente de lo que estaba haciendo.
El motivo por el que se le sanciona, es por no haber sido responsable antes de
tomar, cuando aún su cerebro humano estaba encendido.
Cuenta una historia, que había un hombre que se encontraba en total estado
de ebriedad y mientras caminaba por las calles de la ciudad, se topó con el
gobernador de la ciudad, quién montaba sobre un caballo.
El gobernante fue a donde tenía que ir y el otro fue a su casa. Al segundo día,
cuando el individuo fue a su negocio, el gobernante mandó por él y cuando lo
trajeron, el personaje no estaba ebrio.
Las drogas
Cuando consumen una droga por primera vez, las personas pueden percibir
los que parecen ser efectos positivos. También pueden creer que son capaces
de controlar su consumo. Sin embargo, las drogas pueden apoderarse
rápidamente de la vida de una persona.
Los efectos que provocan las drogas son diferentes sobre nuestro sistema
nervioso, según el tipo que se consuma. Unas son excitantes y otras
depresoras; unas aceleran nuestro funcionamiento mental, con el riesgo de
aumentar los errores, y otras lo lentifican o lo distorsionan; otras producen
alucinaciones o cambios en la percepción de la realidad.
Adicción al juego
Las apuestas aparentan ser un camino fácil para enriquecerse, sin embargo es
el peor negocio que la persona puede hacer, ya que la probabilidad de ganar
es mucho menor que invirtiendo en casi cualquier otra cosa. Basta con ir a
Las Vegas y darnos cuenta de todo el dinero que los casinos ganan. Ese
dinero es producto de las apuestas que las personas perdieron. Como dice la
frase popular: “la casa siempre gana”. Y es que incluso aquellos que ganan en
una o dos apuestas, a fin de cuentas terminan dejando allí todo el dinero que
ganaron y más.
Por lo general, en los casinos evitan poner relojes con la finalidad de que la
gente no se dé cuenta de la cantidad de tiempo que ha permanecido en el
lugar. Los casinos no tienen ventanas o puertas que den a la calle y siempre
mantienen la misma iluminación para que de ese modo las personas no se den
cuenta que está oscureciendo o amaneciendo.
Ellos te quieren allí todo el tiempo, hasta que el dinero se te acabe por
completo, es por eso que utilizan un compendio maravilloso de luces y
sonido que inconscientemente te dicen que vas a ganar y que debes estar todo
el tiempo alerta. Estimulan tus sentidos de una manera muy profesional. El
ambiente, los sonidos de monedas, campanas, sirenas, etcétera, te hacen creer
que todo el tiempo hay gente ganando y ganando, cuando en realidad casi
toda la gente en ese momento, al igual que tú, seguramente, está perdiendo.
Sin importar que existan perdedores, la máquina hará un estruendo eufórico y
festivo, las luces van a parpadear y a bailar, se van a oír aplausos y gritos de
felicidad para callar la voz amarga y silenciosa del corazón de la persona que
perdió.
La ubicación de los baños, del lugar en donde se cambian las fichas, de las
máquinas tragamonedas y de todo sin excepción, tiene una razón estratégica.
Los casinos son gigantes laberintos diseñados como trampas para atrapar a
las personas. Las máquinas y mesas de juego crean obstáculos para hacerle a
la persona más difícil salir de allí.
Siempre habrá gente que gane grandes fortunas, pero esto es sólo para que el
resto sienta envidia y empiece a trabajar su imaginación pensando que será el
siguiente afortunado.
Según la ley judía, aquella persona que gana su dinero por medio de las
apuestas, es como si lo estuviese ganando robando[82] y por lo tanto ese dinero
no es de bendición. Por eso, muchas veces la persona gana fuertes cantidades
de dinero mediante las apuestas, pero a fin de cuentas termina no disfrutando
de aquel dinero. Tan fácil como vino se terminó yendo, pues ese dinero se
considera dinero sucio y todo lo que llega de manera sucia sólo trae
problemas y preocupaciones. Lleva consigo maldición y no bendición; la
maldición de todos aquellos que perdieron.
Aquel que apuesta, está disfrutando a costa del sufrimiento ajeno, pues para
que él gane, otro tendrá que perder. En un negocio todos ganan, uno gana un
producto o servicio y el otro gana dinero, pero en las apuestas no es así. En
las apuestas uno gana y otro pierde. Es por eso que el judaísmo considera las
apuestas como una especie de robo, pues le quitas su dinero y no le das nada
a cambio más que el sufrimiento de haber perdido y el sufrimiento de la
familia a la que les dejó de llevar dinero por dejártelo a ti.
Rab. Shalom Arush en su libro “En el jardín de la fe”, dice que el dinero es
dado a la persona mayormente por el mérito de su familia. Es decir, aunque
uno no lo merezca, Dios le puede mandar mucho dinero sólo por el mérito de
su familia. Esto significa que si este hombre que no merece el dinero no
tuviera esposa o hijos, entonces no le llegaría a las manos el dinero que
actualmente le está llegando. Resulta entonces que ese dinero, por derecho, le
pertenece a su familia y cuando el apuesta literalmente está usando un dinero
ajeno para apostar y si lo pierde, estará literalmente robándole a su propia
familia el dinero que Dios les mandó por conducto suyo, pues Dios se lo
mandó para invertirlo de manera inteligente y no para desperdiciarlo en el
juego.
La fe en las apuestas
Está escrito[83] que Dios, con base en el esfuerzo, la actitud, los méritos y
muchas cosas más, determina cuánto dinero le va a mandar a la persona y
cuánto dinero la persona va a perder. Resulta que si la persona apuesta y
gana, es porque ese dinero ya lo había destinado Dios para él y de todas
formas le iba a llegar desde algún otro lugar. Pero si pierde, es posible que, a
causa de su falta de fe, esté perdiendo aún más de lo que le estaba destinado a
perder.
Adicción al celular
Tal vez muchos piensen que el uso excesivo del celular es algo
completamente normal, sin embargo hoy en día el celular se ha convertido
literalmente en una adicción. Un estudio realizado por la empresa Digital
Lab, indica que el 82.5% de las mujeres y el 69.8% de los hombres sufren
algunos síntomas de estrés y ansiedad por esta causa.
Una de las causas que nos hacen ser adictos a esta clase de aparatos es la
necesidad de seguridad y aceptación, pues mediante estos aparatos creamos
redes de aparentes amigos y podemos proyectar una imagen virtual de
nosotros que, lejos de mostrar lo que somos en realidad, muestra aquello que
deseamos ser y no podemos alcanzar en la realidad.
Entre los síntomas más comunes para reconocer a un adicto al celular está la
ansiedad, pues el sistema psíquico permanece alerta a cualquier llamada o
mensaje de manera permanente y no nos permite estar relajados. Expertos
afirman que el uso del celular y las nuevas tecnologías pueden afectar la
concentración, la atención y la memoria al momento de estudiar.
Según un estudio elaborado por Oracle Marketing Cloud, cada persona
consulta su celular en promedio 150 veces al día.
Una de las soluciones para evitar este trastorno es, de acuerdo a Manuel
Armayones, exponerse a situaciones en que no se lleve el móvil encima. "En
esos momentos la persona se da cuenta de que no es imprescindible y que el
mundo continúa girando pese a que no está conectada", aclara el especialista.
Otra vía es apagar el móvil por la noche.
Vibración fantasma
Adicción vs conexión
Los resultados fueron increíbles. Las ratas dentro de Rata Park, dejaron de
escoger el agua contaminada y ni una sola rata murió por sobredosis. El
experimento fue tan sorprendente que incluso el profesor Bruece, quiso
llevarlo todavía más allá y metió en Rata Park a ratas que ya habían estado en
aislamiento por 57 días y que ya eran completamente adictas al agua
contaminada de droga. Lo que sucedió fue impresionante, y es que de nuevo
las ratas adictas empezaron a mostrar tics de abstinencia y pronto detuvieron
su elevado consumo y volvieron a tener una vida normal libre de las drogas.
Rata Park y la buena vida que tenían allí las salvó.
Esto nos lleva a la clara conclusión de que las adicciones surgen a causa de
un vacío emocional que quiere ser llenado, pero cuando las personas son
fuertes emocionalmente, viven una vida buena y con buenas relaciones, no
tienen por qué refugiarse en las adicciones.
Johan, en nombre del profesor Peter Cohen, dice que los seres humanos
tenemos una necesidad muy profunda de vincularnos y crear conexiones. Así
es como obtenemos nuestra satisfacción. Si no podemos conectarnos con
otras personas, entonces conectaremos con cualquier cosa que encontremos:
el sonido de una ruleta girando, el pinchazo de una jeringuilla, etcétera.
Esto es lo que está implícito en la Torá cuando nos dice que Dios ha puesto
delante nuestro la vida y lo bueno, la muerte y lo malo, la bendición y la
maldición y termina diciendo: “Y escogerás la vida” (Devarím,
Deuteronomio, 30:19). Dios en ese versículo nos dice que en su mundo creó
cosas buenas y cosas malas, y que nos puso en él para luchar y buscar la
manera de conectarnos con lo bueno, conectarnos con la vida, pues esa es la
única manera de ser libres y vivir desconectado de la muerte, del veneno que
provocan las malas conexiones.
Ojalá que Dios nos ayude a vivir una larga y buena vida, una vida de buenas
conexiones y mucho placer, alegría y satisfacción. Una vida emocionalmente
equilibrada e iluminada. Y que muy pronto nos mande la llegada del Mashiaj
Tzidkenu Bimherá BeYamenu, Amén.
[1]
El “Proyecto Zero” fue diseñado para investigar los procesos de aprendizaje en niños, adultos y
organizaciones.
[2]
La Torá תורהes un pergamino sagrado que contiene el texto de la ley y el patrimonio sagrado del
pueblo de Israel, la Torá constituye el fundamento del judaísmo.
[3]
En el judaísmo existen diferentes reglas referentes a la alimentación, basada en las leyes de la Torá,
a esta dieta ritual se le llama Kashrut כשרות, comúnmente conocida como la dieta Kosher.
[4]
Una Mezuzá מזוזהes un pergamino en el cual están escritos algunos versículos de la Torá, este
pergamino se enrolla y se guarda dentro de una pequeña cajita que posteriormente se coloca en el
marco derecho de los pórticos de las casas judías.
[5]
Shabat שבתes el día séptimo de la semana que para los judíos constituye un día sagrado que debe
ser celebrado mediante la abstención de cualquier trabajo y una serie de rituales sagrados que incluyen
encendido de velas, brindis, banquetes, rezos, etc. Celebrar el Shabat es un precepto de la Torá escrito
en distintos lugares de la misma, uno de ellos es en los diez mandamientos.
[6]
Debarím, Deuteronomio 16:14.
[7]
Debarím, Deuteronomio 6:5.
[8]
Vaikrá, Levitico 19:18.
[9]
Vaikrá, Levitico 19:17.
[10]
Vaikrá, Levitico 19:7.
[11]
Shemot, Éxodo 20:19 y Debarím, Deuteronomio 5:17.
[12]
Mishlé, Proverbios16:5 y 29:22.
[13]
Mishlé, Proverbios 16:32 y 29:22.
[14]
Debarím, Deuteronomio 2:1 y 31:6. Y Tehilím, Salmos 91:5.
[15]
La Mishná es un compendio de libros que recoge analiza y consolida la tradición oral judía
desarrollada durante siglos y constituye la base de la ley judía oral.
[16]
El Talmud es una colección muy importante de libros que recoge las principales discusiones
rabínicas sobre las leyes, costumbres, tradiciones, fábulas, dichos, leyendas, historias y muchas cosas
más sobre el judaísmo. El Talmud explica, cuestiona, discute y complementa las palabras de la Torá y
hasta la fecha es uno de los libros más fundamentales de análisis entre los judíos.
[17]
Los Midrashím son libros que explican la Torá y los textos bíblico. Los Midrashím utilizan
comúnmente elementos actuales para ejemplificar de modo comprensible los textos antiguos.
[18]
El Zohar es, junto con el Sefer HaYetzirá, el libro central de la Kabalá y constituye una de las más
profundas y místicas explicaciones de la Torá.
[19]
El término hebreo Lashon Hara (" ;הרע לשוןlengua diabólica"), refiere al acto de hablar
despectivamente de otra persona y constituye un pecado dentro de la Ley judía.
[20]
Rab. Elijah ben Shlomó Zalmán Kremer (Vilna, 23 de abril de 1720 - Vilna, 9 de octubre de 1797).
[21]
Las Mitzvot son los mandamientos de Dios que se extraen de la Torá
[22]
Shojet es un matarife que, siguiendo las leyes de la Torá, efectúa la matanza ritual de los animales
según la tradición judía, llamada shejitá.
[23]
Mohel es el cirujano que realiza la circuncisión de acuerdo con la Torá.
[24]
Shaaré Kedushá Parte 1, Shaar 2.
[25]
Tana Debé Eliyahu, Capítulo 1.
[26]
Bahya ben Asher o Bahya ben Asher ben Halawa también llamado Rabbeinu Bejaye, nació a
mitad del siglo XIII en Zaragoza y murió en 1340.
[27]
Shemoná Perakím, capítulo 5.
[28]
Rambam Mishné Torá, Halajot Deót 2:1.
[29]
Hanagá significa conducción y se refiere al conocimiento de cómo reacciona Dios a nuestras
acciones en este mundo por medio de Sus Atributos de Bondad (jésed), Justicia Estricta (Din) y
Misericordia (Rajamim).
[30]
De acuerdo a Resing y Drenth, la inteligencia cognitiva es el conjunto de habilidades intelectuales
necesarias para obtener conocimientos y utilizarlos de forma correcta, con el fin de resolver problemas
que tengan un objetivo y una meta bien descritos (Resing y Drent, 2007).
[31]
El famoso caso de Phineas Gage en 1848 describe un ejemplo de esta situación. Phineas Gage era
un obrero de ferrocarriles que debido a un accidente, fue atravesado con una barra de metal, desde el
cráneo, hasta la cara. A pesar del tremendo accidente, él siguió consciente y dos meses después fue
dado de alta. Sus funciones ejecutivas se mantuvieron y él parecía una persona normal, pero la realidad
es que después de ese accidente nunca volvió a ser el mismo: su carácter cambió, se volvió irascible,
voluble, agresivo, sin capacidad para permanecer en las tareas, etc. Todo debido a los daños en el
lóbulo frontal. Este caso es muy conocido entre la comunidad médica y el cráneo de Phineas Gage, así
como la barra que lo atravesó, hoy en día se encuentran en el museo de medicina en Harvard.
[32]
Ver el libro Nefesh HaJaím 1:15. Sobre las partes del alma y su categoría.
[33]
En el capitulo de la Torá donde se habla sobre la partición del mar, uno de los versículos dice:
“UbeRuaj Apejá Neermú Maím” (Shemot 15:8). Con el Ruaj las aguas tuvieron la capacidad de
discernir. Esto significa que Dios les dio a las aguas inteligencia y por eso supieron hacia dónde
moverse para dejar pasar al pueblo de Israel y hundir a los egipcios. Además, las aguas pudieron
discernir entre aquellos egipcios que eran más o menos crueles y a cada uno hundirlo como se merecía.
A los más crueles, de a poco como la paja y a los menos crueles como el plomo, para que se ahogaran
directamente y no sufrieran tanto.
[34]
Los Tefilín son pequeñas cajitas de cuero que contienen textos bíblicos y que se atan al brazo y a la
cabeza, mediante unas correas de cuero. En español se conocen como filacterias.
[35]
Para ilustrar esta idea me gustaría contar la siguiente historia: Hace aproximadamente 800 años
vivió un gran genio llamado Rabí Moshé, hijo de Maimón, mejor conocido como Maimónides. Además
de ser un gran médico y un reconocido filósofo, era una importante figura en el palacio del sultán
Saladino (Salah Al-dín Yusúf, Damasco, 1193). En una ocasión, en el palacio se suscitó una discusión
entre él y otros importantes ministros, quienes argumentaban que a un animal es posible llegar a
educarlo y hacerle adquirir buenos modales. Maimónides por su parte, argumentaba que un animal no
tiene la capacidad de controlar sus impulsos, por lo que jamás conseguirá ser educado, si acaso
amaestrado, pero nunca controlará sus instintos, pues no goza del intelecto que le permita superar su
instinto animal.
Al paso de unos meses los ministros se dieron a la tarea de educar a una docena de gatos con el fin de
comprobar su teoría al monarca. Para la presentación del proyecto se hizo en el palacio un gran
banquete en el que desfilaron doce gatos vestidos como meseros. Cada uno llevaba en una de sus patas
una charola con bocadillos y bebidas. Los animales repartían delicadamente los alimentos y
reverenciaban agachándose en señal de agradecimiento cuando les regresaban los vasos sucios.
Maimónides no se notaba nada sorprendido con la educación de los gatos y esperó a que la fiesta
siguiera un poco más para que los ministros disfrutaran un rato más su victoria.
Los ministros se sentían por fin victoriosos y retaron al Rabino para que dijera algo al respecto. El
sabio les preguntó si estaban preparados para descubrir que estaban equivocados y ellos en tono de
burla respondieron que sí, pensando que habían dejado en ridículo al rabino.
Maimónides metió su mano a la bolsa de su abrigo y sacó de allí una caja típica de la época, en la
cual se guardaba generalmente el tabaco para inhalar y estornudar. Los ministros pensaron que lo
necesitaba para no desmayarse o algo parecido, pero al abrir la cajita, un pequeño ratón salió corriendo
de ella y comenzó a correr por todo el salón.
Cuando los finos y “educados” gatos vieron al ratón, tiraron las charolas dejando de lado los
modales y la buena educación, y trataron de atraparlo, causando un verdadero caos en el elegante
banquete. Un animal no puede ser educado o amaestrado, pues no tiene las capacidades para lograrlo,
pero un ser humano, sí.
[36]
Neurocientífico del Center for Neural Science ,de la Universidad de Nueva York.
[37]
En el judaísmo existe la dieta Kosher, que es muy estricta y está basada en las leyes de la Torá.
Kosher significa “apto” para el cuerpo y para el alma.
[38]
La Torá prohíbe asistir a lugares faltos de recato o a lugares en los que se practique la idolatría.
[39]
Por distintas causas, que no es el momento de explicar, la Torá prohíbe que un hombre, por
ejemplo, toque a la mujer del prójimo o incluso a su propia mujer cuando ésta se encuentra en su
periodo de Nidá (menstruación).
[40]
La Torá prohíbe vestir ropas con Shaatnez, es decir tejidas con una mezcla de hilos de lana y de
lino. También prohíbe a las mujeres vestir de manera provocativa para llamar la atención de los
hombres que no sean su marido.
[41]
La Torá prohíbe pronunciar maldiciones o decir groserías, así como también engañar o mentir.
También está prohibido hablar mal de los demás o escuchar chismes.
[42]
En el judaísmo se prohíbe ver cosas obscenas y toda clase de cosas abominables que ensucien tu
alma.
[43]
La Hagadá de Pesaj es el libro que se lee durante la noche del Seder de Pesaj (La noche del 15 del
mes judío llamado Nisan), en el que se explica cómo seguir el orden tradicional de los 15 pasos de la
noche de Pesaj, para experimentar y conmemorar la salida de Egipto.
[44]
El rezo de Halel escrito por el rey David, es un rezo lleno de cánticos y alabanzas a Dios como
agradecimiento por algún favor especial que hace por nosotros. El rezo de Halel es básicamente un
extracto del libro de los Salmos en los capítulos 113-118.
[45]
Pesaj es la festividad judía en la cual se celebra la liberación de Egipto.
[46]
Es importante aclarar que, de acuerdo con la filosofía judía, Dios no necesita que realicemos o nos
abstengamos de realizar alguna cosa y que todo lo que el nos pide que hagamos es solamente para
nuestro propio beneficio. Es por eso que cuando en los textos judíos se habla sobre ser esclavos de Dios
y cumplir con su voluntad, esto va más allá de la subyugación de un gran Emperador o rey, que lo
único que pretende es levantar su ego y lo único que busca es su propio beneficio. Ser esclavo de Dios
es una expresión que denota la confianza tan grande que tenemos en Él y que por lo tanto estamos
dispuestos a hacer todo lo que Él nos pida, ya que estamos seguros de que todo aquello que nos está
pidiendo es para nuestro propio beneficio a largo o corto plazo.
[47]
Maamar 3, Ot 2-5.
[48]
Rab. Israel Meir HaCohen Kegan (1839 al 1933) fue un Rabino Europeo que escribió importantes
libros sobre la ley judía titulados Mishná Berurá y algunos otros sobre ética y valores, fue apodado el
Jafetz Jaím o “Amante de la vida” por su libro de leyes sobre Lashon Hará, que habla sobre cuidar
nuestras palabras y no hablar mal de los demás. Este nombre está inspirado en el versículo de los
Salmos donde se dice: “Quien es el hombre que ama la vida (Jafetz Jaím)… es aquella persona que
cuida su lengua del mal y sus labios del engaño” (Salmos 34:13-15).
[49]
Moshé ben Nahmán, llamado Nahmánides (Gerona, Corona de Aragón 1194 – Israel, 1270), fue un
rabino catalán. Conocido en el judaísmo con el acrónimo Ramban (de Rabbi Moshe ben Nahman) y
citado en los documentos cristianos como Bonastruc ça Porta, fue la mayor autoridad rabínica de su
época.
[50]
En los escritos sagrados de Kabalá se habla de que aquel que se enoja puede llegar a perder el brillo
original de su alma, que se enciende mediante su gran esfuerzo y buenas acciones. Además, el enojo le
puede hacer perder a la persona incluso la oportunidad de conocer a su pareja ideal, como lo describe
Rab. Jaím Vital en nombre del Arizal Hakadosh, a través de su libro Shaar HaGuilgulím (Akdamá 5).
[51]
Tice aconseja ver una película, leer un libro, dar un paseo, o hacer ejercicio para bajar la excitación
y tener control sobre su enfado. Nuestros sabios nos dicen: “Si te atrapó ese desgraciado (el deseo de
pecar y enojarte), jálalo a la casa de estudios (llévalo a estudiar Torá, ética y valores)” (Talmud Babli
tratado de Kidushín 30b y Suká 52b). El estudio de Torá es el mejor antídoto para reducir el enojo y
aumentar el dominio de la mente racional sobre la animal.
[52]
Talmud Bablí tratado de Shabat 105b.
[53]
Es muy importante aclarar que nadie en este mundo nos quiere más de lo que Dios quiere a cada
uno de los seres humanos, ni nuestros padres, ni siquiera nosotros mismos. Además, nadie sabe qué es
lo bueno para nosotros, mejor que Dios. Por lo tanto, cuando nos pone en una situación difícil o nos da
un “golpe”, no lo hace por odio o para castigarnos, lo hace porque sabe que ese golpe nos va a hacer
mejores personas, reflexionar, cambiar de actitud, salir de nuestra zona de confort y nos va a hacer
entender mejor a nuestros compañeros, para ponernos en su lugar.
[54]
En lo personal, cuando estoy por perder el control y enojarme, me funciona muy bien el repetirme a
mí mismo varias veces la frase “Gam Zu LeTobá”, que significa: “Todo es para bien, porque todo
viene de Dios”.
[55]
Salischiker, Saúl (n.d.). Psicología de la Envidia. Recuperado de http://alex-
psicoclinica.blogspot.mx/2014/10/psicologica-de-la-envidia.html
[56]
Cain mató a Ebel su hermano por envidia. Ver, Bereshit, Génesis, cap. 4.
[57]
Koraj se rebeló contra Moshé porque envidiaba el puesto de Aharón. Terminó siendo tragado por la
tierra. Ver Bamidbar, Números, 16:17.
[58]
Su historia se encuentra en el libro de Bamidbar en la Perashá de Balak y su muerte en el libro de
Yeoshua, Josué, 13:22, aunque es necesario ver los comentarios, sobre todo del Zohar, para entender
que se trataba de una persona muy envidiosa y que por eso era tuerto. Ver también Talmud Babli
tratado de Sanedrín 106b.
[59]
Doeg fue quien provocó la muerte de los 85 sacerdotes de la cuidad de Nob y de los habitantes de
la ciudad, hombres, mujeres y niños. Su historia aparece en el libro de Shemuel, Samuel, A. cap. 21 y
22.
[60]
La historia de Ajitofel se encuentra en el libro de Shemuel, Samuel, B. Según el Radak, el motivo
por el cual Ajitofel se unió a la rebelión de Abshalom contra David fue por la envidia que le tenía a este
último..
[61]
Melajím, Reyes, B, cap. 2-5. Por envidia, Guejazí no dejaba a los alumnos potenciales de Elishá
acercársele.
[62]
La historia de Adoniyá se encuentra al principio del libro de Melajím, Reyes, A. Adoniyá era hijo
del rey David y hermano de Shelomó, pero su envidia y búsqueda de poder lo llevaron a perderlo todo,
incluso la vida.
[63]
Abshalom era hijo del rey David pero hizo una rebelión muy fuerte contra su propio padre, al grado
que David tuvo que escapar de su propio palacio y Abshalom aprovechó para violar públicamente a sus
concubinas (Shemuel, Samuel, B).
[64]
El Midrash Tanjumá (96:13-15), habla sobre la envidia de Uziyahu y lo compara con Koraj. Su
historia aparece en el libro de Melajím, Reyes, B.
[65]
Un estudio sobre la felicidad hecho por la universidad de Harvard durante 75 años reveló que las
personas con mejores relaciones humanas tienen una mejor vida y una vida más larga y saludable. El
estudio está disponible en youtube en el siguiente enlace; https://www.youtube.com/watch?v=q-
7zAkwAOYg. “Qué es lo que nos mantiene felices y saludables” por Robert Waldinger.
[66]
Dice el Talmud: “Dijo Rabí Itzjak: Todo aquel que entrega una ayuda monetaria a su compañero es
bendecido por Dios con 6 bendiciones , pero aquel que le ayuda diciéndole bonitas palabras, es
bendecido por Dios con 11 bendiciones” (Talmud Babli tratado de Babá Batrá 9a).
[67]
Rabi Yisrael ben Ze'ev Wolf Lipkin (1809-1883), conocido como Rab. Israel Salanter por ser
originario de Žagarė, una pequeña ciudad al norte de Lituania, Žagarė en hebreo se pronuncia Salanter.
[68]
Rabí Abraham Yeshayá Karelitz (1878-1953) es conocido en el judaísmo por su seudónimo Jazón
Ish.
[69]
Cargo jerárquico árabe.
[70]
Selijot es un rezo especial para confesar los pecados y despertar la misericordia divina que se hace
por la madrugada.
[71]
Estas son sólo algunas empresas líderes a nivel mundial que desaparecieron en los últimos años y
nos hacen reflexionar que en las finanzas y en los mercados todo puede pasar: Kodak, General Motors,
Panamerican Airlines, Concorde, Remington, BlockBuster, Viceroy, Sony Ericsson, MSN Messenger,
Lehman Brothers, Olivetti.
[72]
Cuando hablo de confiar en Dios no me refiero a que no debamos esforzarnos para conseguir lo que
queremos o lo que necesitamos pues fue Dios quien dijo que debíamos hacerlo. Como está escrito:
“Con el sudor de tu frente comerás pan” (Bereshit, Génesis, 3:19). Esto fue interpretado con respecto a
todas nuestras necesidades y no sólo al pan. No obstante es de vital importancia usar la confianza en
Dios con respecto a aquellos asuntos que están fuera de nuestro control. Esto implica que si después de
haber hecho lo correcto y lo necesario las cosas no salieron como tu querías, debes aceptar que se trata
de la voluntad divina y que seguramente dentro del aparente fracaso se esconde algo bueno, por lo cual
no debes desmotivarte ni desesperarte y mucho menos enojarte, frustrarte o caer en una depresión, sino
confiar en Dios y tratar de entender que no te hizo fracasar porque te odia sino porque te quiere y de
algún modo quiere sacarte de tu zona de confort para que crezcas aún más.
[73]
Dice el Midrash Rabá (Shemot 1:33) que el motivo por el cual el egipcio estaba golpeando al
esclavo es porque este entró a casa del esclavo por la noche mientras el esclavo trabajaba y se hizo
pasar por él. En la oscuridad la esposa pensó que se trataba de su marido y tuvieron relaciones. Cuando
el esclavo se dio cuenta de esto le reclamó al egipcio, quien se enfureció y lo empezó a golpear hasta
matarlo. Moshé intervino y defendió al esclavo viéndose obligado a matar al egipcio. El Zohar
HaKadosh (Shemot 209) dice que Moshé tenía una energía espiritual muy poderosa y que lo mató
solamente con la vista, posiblemente al verlo con mucha furia le provocó un accidente (este concepto
del poder espiritual de la vista lo abordo con amplitud en mi libro “El mal de ojo en la Torá”).
[74]
De antemano quiero dejar en claro que según el judaísmo nadie puede saber quién es bueno y quién
es malo en realidad, pues eso depende de muchos factores y el único capaz de juzgar a las personas y
conocer la profundidad de sus acciones, sentimientos y pensamientos es Dios (al respecto de esta idea
recomiendo ver el Rambam en Mishné Torá, leyes referentes a la Teshubá 3:4 y sus explicaciones).
[75]
Esto está escrito en los Midrashím Pirké DeRabí Eliezer 49. Vaikrá Rabá 35:5. La expresión 49
grados de impureza denota que estaban llenos de pecados y que si hubieran bajado un nivel más
hubieran caído en el nivel más bajo de suciedad espiritual que es el nivel número 50.
[76]
El Midrash sobre el cap. 22 del libro de Tehilím dice que el mérito por el cual el pueblo de Israel
fue rescatado de la esclavitud fue la confianza en Dios, pues estaban en ese momento llenos de
pecados.
[77]
Palabras del Jafetz Jaím escritas en un folleto llamado “Nefutzot Israel”. cap. 4. Este folleto se
encuentra al final de su libro “Shem Olám”.
[78]
Cuando viví en Israel, estudié un par de meses en una escuela llamada Amal Ashdod (http://amal-
ashdod.co.il), en la cual había un programa especial para ciertos alumnos, que consistía en estar unos
cuantos meses en la base militar del puerto de Ashdod, haciendo servicio social y preparándose para
entrar al ejército. Yo fui de aquellos que tomaron ese programa y recuerdo bien a un soldado con el que
regularmente me tocaba hacer guardias. Él era adicto a las drogas y constantemente me ofrecía de sus
productos e incluso varias veces me los regaló con la esperanza de que me convirtiera yo también en un
adicto y terminara comprándole drogas. ¡Eso por suerte y, con la ayuda de Dios, jamás pasó! No
obstante, en una ocasión mientras estábamos en una de las torres de vigilancia que se encontraba a la
orilla del mar, él sintió mucha culpa y me platicó varias cosas horribles que llegó a hacer para conseguir
su droga en momentos de desesperación. Entre ellas, llegó a poner muchos calmantes en la taza de café
de su padre para que este quedara dormido y él pudiera robarle dinero de su cartera. Tuvo que venir una
ambulancia por su padre y casi le cuesta la vida, sin embargo eso no fue suficiente para hacerlo dejar
esa vida y buscar ayuda para su problema de adicción.
[79]
Es importante tomar en cuenta que tanto las investigaciones de Goleman, como las de otros teóricos
de la Psicología, establecen que el área emocional se puede trabajar y con ello mejorar y educar,
mientras que el área intelectual (C.I) es poco maleable. Esto implica que con inteligencia emocional se
puede ayudar a un adicto a salir de su problema más allá de la teoría y la lógica.
[80]
Parte de la información sobre los síntomas del alcohol fueron extraídos de:
http://www.lifeder.com/efectos-alcohol-en-el-cerebro/
[81]
¿Qué son las drogas? (n.d.). Recuperado de http://www.infodrogas.org/drogas/que-son-las-drogas?
showall=1
[82]
Aunque no todas las apuestas, según el judaísmo, se consideran robo, de igual manera escribí así de
manera generalizada, no obstante, recomiendo que cada uno consulte con su rabino las leyes referentes
a las apuestas con la finalidad de no cometer la prohibición de robar.
[83]
Este estudio está basado en las ideas del Talmud en el tratado de Betzá 16A y en el tratado de Rosh
Hashaná 17B.
[84]
Everything you think you know about addiction is wrong | Johann Hari
TEDtalksDirector - https://www.youtube.com/watch?v=PY9DcIMGxMs