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Transmisión

El Mycobacterium tuberculosis se transmite por inhalación de gotitas infecciosas,


eliminadas al aire por el estornudo de un paciente con tuberculosis, a través de las heces y
mediante la orina. La transmisión puede ser indirecta, ya que la micobacteria es muy
resistente a la desecación y puede estar por muchos meses en el polvo o en los objetos de
uso diario.3 El Mycobacterium bovis se transmite por la leche de las vacas enfermas, e
inicialmente produce lesiones intestinales y faríngeas.1 Las principales puertas de entrada
son por el sistema respiratorio, el tejido linfoide de la bucofaringe, el intestino y la piel.3 La
vía de contagio más común es la vía respiratoria, le sigue la digestiva y la cutaneomucosa.
No hay contagio materno trasplacentario. Los pacientes con cavitaciones pulmonares son
más infecciosos aún, puesto que su esputo contiene de 1 a 10 millones de bacilos por mL y
tosen a menudo.
Sin embargo, la piel y las mucosas respiratorias íntegras de las personas sanas son
resistentes a la invasión. Para que haya infección, es necesario transportar bacilos hasta los
espacios aéreos distales del pulmón, los alvéolos, donde no están supeditados a la
purificación mucociliar bronquial. Una vez depositados en los alvéolos, los bacilos están
adaptados para penetrar en los macrófagos alveolares que, al depender tanto de sus
propiedades genéticas como de su experiencia inmunitaria, son relativamente tolerantes a la
proliferación bacilar.

Moran, E, Lazo Y. (2001) Revista Cubana de Estomatología ISSN 0034-7507


v.38 n.1. http://scielo.sld.cu/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0034-
75072001000100005. Ciudad de La Habana ene.-abr. 2001
Tratamiento de la tuberculosis

De acuerdo con Boldu, Cebollero, Abu, Prado El tratamiento de la tuberculosis se


fundamenta en dos grandes bases bacteriológicas: la asociación de fármacos para evitar la
selección de Mycobacterium tuberculosis resistentes y la necesidad de tratamientos
prolongados para matar a todos los bacilos en sus diferentes fases de crecimiento
metabólico.

Diversos factores, como son la alergia y la toxicidad de los fármacos, la hepatopatía y la


insuficiencia renal, han de tenerse en cuenta y pueden hacer más complicado el tratamiento.
Existen otras situaciones especiales a considerar, entre ellas: el embarazo, la coinfección
VIH, la adicción a las drogas, las resecciones intestinales (especialmente de yeyuno) y la
gastrostomía. Una vez confirmada la enfermedad es necesario administrar una combinación
de varios fármacos media hora antes de ingerir alimentos en una sola toma diaria. Algunos
fármacos de 1 línea.

Los fármacos para el tratamiento de la tuberculosis se clasifican en dos grupos en


función de su eficacia, potencia y efectos tóxicos:

Fármacos de primera línea: De elección para el tratamiento de casos iniciales -


Bactericidas: isoniazida (H), rifampicina (R), pirazinamida (Z) y estreptomicina (S) -
Bacteriostáticos: Etambutol (E).

Fármacos de segunda línea: Son menos activos y con más efectos secundarios. Se usan
para las formas de TBC resistentes a los de primera línea o en situaciones clínicas
especiales. Protionamida, Cicloserina.

Boldu, J, P Cebollero., Abu J,& Prado A. (2007) Tratamiento de la tuberculosis pulmonar


An Sistema Sanit Navarra. vol.30 Supl.2 Pamplona (2007).

scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1137-66272007000400008
Tratamiento tuberculosis en situaciones especiales

Inmunodeficiencias

Los pacientes con insuficiencia renal crónica, desnutrición, tumores de origen hemático
o reticuloendotelial, e infección por HIV, así como aquellos que reciben medicamentos
inmunosupresores tienen mayor riesgo de presentar TB en caso de estar infectado. Si se
desarrolla la enfermedad tienen mayor riesgo de TB extrapulmonar y diseminada. En
general el tratamiento de la TB extrapulmonar es similar a la TB pulmonar Según el
Consenso (4) los enfermos infectados por VIH deben ser tratados por un especialista y
deben tenerse en cuenta las numerosas interacciones farmacocinéticas que existen entre las
rifamicinas y los inhibidores de la proteasa (IP) y los inhibidores no nucleósicos de la
trascriptasa inversa.

Embarazo y lactancia

El riesgo de una TB no tratada en una mujer embarazada es mayor para ella y su feto
que el tratamiento. Los cuatro fármacos de primera línea de elección (R, H, E y Z) se
consideran seguros y no se han asociado a malformaciones (35), por lo que debe utilizarse
el tratamiento convencional. Las pautas, el control y seguimiento ha de ser el habitual. Se
aconseja la adición de piridoxina a todas las embarazadas que ingieran H. No debe
utilizarse S ni otro aminoglucósido por el riesgo de ototoxicidad (hipoacusia) que pueden
producir en el feto. Como medicamento de segunda línea se considera que ciprofloxacino
presenta el mejor perfil de seguridad.

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