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FEMINICIDIO

Por Clara Ivonne Granados García


Criminalista

La violencia contra las mujeres tiene su origen en la desigualdad de género, es decir, en la


posición de subordinación, marginalidad y riesgo en el cual éstas se encuentran respecto de
los hombres.

La muerte violenta de las mujeres por razones de género, tipificada en nuestro sistema penal
como feminicidio, es la forma más extrema de violencia contra la mujer y una de las
manifestaciones más graves de la discriminación hacia ellas.

En nuestro Código Penal Federal el feminicidio se encuentra tipificado en el artículo 325, el


cual establece lo siguiente:

“Comete el delito de feminicidio quien prive de la vida a una mujer por razones de género. Se
considera que existen razones de género cuando concurra alguna de las siguientes
circunstancias:

La victima presente signos de violencia sexual de cualquier tipo;

A la víctima se le hayan infligido lesiones o mutilaciones infamantes o degradantes, previas o


posteriores a la privación de la vida o actos de necrofilia;

Existan antecedentes o datos de cualquier tipo de violencia en el ámbito familiar, laboral o


escolar, del sujeto activo en contra de la víctima;

Haya existido entre el activo y la victima una relación sentimental, afectiva o de confianza;
Existan datos que establezcan que hubo amenazas relacionadas con el hecho delictuoso,
acoso o lesiones del sujeto activo en contra de la víctima;

La victima haya sido incomunicada, cualquiera que sea el tiempo previo a la privación de la
vida;

El cuerpo de la víctima sea expuesto o exhibido en un lugar público.”

Comúnmente los homicidios que se cometen contra las mujeres no son investigados
tomando en consideración que podrían tratarse de feminicidios. Por esta razón, el Modelo de
protocolo latinoamericano de investigación de las muertes violentas de mujeres por razones
de género recomienda que todas las muertes violentas de mujeres que en principio
parecerían haber sido causadas por motivos criminales, suicidio y accidentes, deben
analizarse con perspectiva de género, para poder determinar si hubo o no razones de género
en la causa de la muerte y para poder confirmar o descartar el motivo de ésta.

El concepto feminicidio, en todas sus variantes, abre un campo de análisis en torno de la


violencia extrema que priva de la vida diariamente a mujeres de todas las edades en el
mundo. Los ubica en el marco de la dominación masculina orientada por el deseo sexual y
de control sobre el cuerpo y la libertad de las mujeres. E identifica la complicidad del orden
legal del Estado y de otras instituciones hegemónicas (medios de comunicación,
cosmovisiones religiosas) que lo disimulan, toleran, justifican o incluso atenúan su gravedad
mediante la prevalencia de legislaciones penales que justifican estos crímenes, cuando no
los amparan incluso, en las leyes del matrimonio civil que mantienen todavía una fuerte carga
patriarcal.

En este artículo deseamos proponer que existe una relación entre la crisis del orden
patriarcal y el cuestionamiento a las formas de la dominación masculina por la emergencia
social de las mujeres, y el incremento en la violencia feminicida. Por lo que en esta sección
agregaremos algunas precisiones conceptuales que espero contribuyan a mostrarlo.

En lo que hace a México las evidencias y el registro sobre el feminicidio se han venido
realizando de manera más sistemática desde 1993 cuando afloraron en Ciudad Juárez
(Chih.) como un problema recurrente. Los datos y las hipótesis que orientan el análisis que
aquí presentamos están basadas en la sistematización de datos forenses sobre muertes
violentas de mujeres integrados a partir de los Certificados de Defunción en todas las
entidades de la República mexicana desde 1985 a 2010.

La sistematización del registro forense de muertes violentas en las que se presumió un


asesinato como causa de muerte en hombres y mujeres, que es la base empírica de estas
reflexiones, permitió identificar rasgos y tendencias muy claramente diferenciadas en el
comportamiento de la mortalidad por esta causa entre hombres y los de mujeres, suficiente
para demostrar que la violencia letal que se ejerce sobre la mujeres tiene toda la legitimidad
para calificarse como una forma de violencia basada en el género, que cuadra en los
términos de la definición de violencia feminicida.

Las evidencias están por doquier. De acuerdo a la OMS (2013), América Latina es la
segunda región más peligrosa para las mujeres ya que solo contando los asesinatos de
mujeres por sus parejas o ex parejas, tenemos una tasa de 40.5 por ciento de feminicidios,
solo 18.3 por ciento menos que en los países del sureste asiático (58,8%) donde el
feminicidio se practica desde el nacimiento, y muy por encima de África (40.1%) donde
guerras interétnicas han estado acompañadas de prácticas genocidio feminicidas.
Ostentamos también en ese marco el oprobioso segundo lugar en porcentaje de violencia
sexual en contra de las mujeres (10.7%) por varones que no son sus parejas.

Las líneas fundamentales de este proceso la argumentación se han centrado en establecer:


1. el vínculo estrecho entre una vida libre de violencia y la libertad y autonomía de las
mujeres como sujetos plenos de derechos;

2. la definición de la violencia sexual como la expresión más clara de la dominación


masculina sobre la mujer;

3. la violencia de pareja o violencia conyugal, como la forma más típica en que se expresan
los conflictos de género.
4. la demanda por el reconocimiento del ámbito privado como un campo de violaciones
constantes a sus derechos;

5. la intervención del Estado para la vigilancia de los derechos de las mujeres a través de la
judicializar el derecho de las mujeres a una vida libre de violencia en leyes y normas
especiales, códigos civiles y penales;

6. la penalización como modelo de política para castigar y erradicar la violencia al


considerarse delito contra sus derechos;

7. las omisiones y fallas persistentes del Estado en la protección garantía de estos derechos,
como violencia institucional y por ende complicidad con los agresores.

Construcción del termino Feminicidio:

El femicidio (voz castellana del inglés femicide) tiene una matriz feminista y por lo tanto
política. Se debe a propuesta de Diana Rusell (1976) en ocasión de un foro de feministas de
40 países bajo el nombre de Tribunal Internacional de Crímenes contra las Mujeres,
celebrado en Bruselas.

A partir de las modalidades, motivaciones y características que se han ido identificando en


estos crímenes de odio, la literatura sobre el tema ha venido proponiendo varias definiciones,
que son por lo demás resultado de la evidencia construida en la denuncia, registro y
seguimiento de los casos que surgen diariamente, lo mismo en Ciudad Juárez que en la
capital Guatemala, que en Sao Paulo, El Salvador o en Lima. Algunas de estas definiciones
son las siguientes:
1. El feminicidio íntimo. Asesinato de mujeres cometidos por hombres con quienes las
víctimas tenían o tuvieron una relación de conocimiento, familiar, sentimental, de convivencia
u otras afines. Son el tipo más frecuente, y por lo general son la culminación de relaciones de
violencia y maltrato sostenidos por años o meses.

2. El femicidio sexual. Asesinato de mujeres por quienes las víctimas no tuvieron relación
sentimental o familiar, pasada o presente, precedidos o secundados por actos de violencia
sexual y en los que estuvo presente la privación de la libertad de las víctimas (rapto,
secuestro).

En esta segunda variante, Julia Monárrez (2009) ha introducido un matiz que identifica como
feminicidio sexual sistémico. Aunque la propia autora considera que no se trata propiamente
de una definición sociológica. Es una forma de feminicidio que se da en forma continua y con
marcas de violencia similares en los cuerpos. La autora supone que hay un patrón de
violencia "copiado", "reproducido" por diversos asesinos. El carácter sistémico deriva de la
suma de la impunidad de los agentes del Estado y la violencia de la explotación capitalista
sobre los cuerpos de las mujeres, quienes son simultáneamente: expoliadas por la maquila y
destrozadas por la violencia machista. Se refiere también a una especie de ambiente social
feminicida, donde el color de la piel, la clase social, la violencia patriarcal y las ilegalidades
permitidas a las empresas, prohíja un clima de violencia y desprecio hacia las mujeres. Es
decir el concepto delimita un campo de relaciones que combina diversas lógicas de poder
patriarcal.

3) El feminicidio corporativo o de Segundo Estado (Segato 2006). Asesinato por venganza o


"disciplinamiento" de las mujeres, en una especie de crimen vicario, en tanto se realiza a
cuenta de otras personas o de lógicas de poder colectivas instaladas en algún espacio o
territorio, entre las que se pueden contar organizaciones del crimen organizado, mafias
secretas, grupos de poder juramentados etc. Puede implicar secuestro, tortura, mutilación
ante o pos mortem. Sus víctimas pueden ser también mujeres vinculadas o conectadas con
hombres que participan en organizaciones criminales, pandillas, bandas, o de mujeres
secuestradas o reclutadas por organizaciones de trata con fines de explotación sexual.
También puede motivarse por acciones de "disciplinamiento" y/o represión por parte de las
fuerzas de seguridad hacia mujeres activistas o mujeres de varones activistas. Se trata de
una variante mas abiertamente instrumental de la violencia feminicida, en el sentido de
marcar territorios de poder.

4) Feminicidio infantil. Asesinatos de menores de edad con relación de familiaridad, cuidado


o conocimiento entre el sujeto pasivo y activo.

Bibliografía Electrónica

http://www.scielo.br/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0102-69922014000200004

https://www.gob.mx/conavim/articulos/que-es-el-feminicidio-y-como-identificarlo?idiom=es

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