Академический Документы
Профессиональный Документы
Культура Документы
Literatura y Erotismo
“La belleza de la mujer se halla iluminada por una luz que nos lleva y nos convida a
contemplar el alma que habita tal cuerpo, y si aquélla es tan bella como ésta, es imposible
no amarla.”
Sócrates
Después de que Marie-Anne presenta a Mario y a Emmanuelle, estos dos programan una
reunión en la que las pretensiones de la damisela no van más allá de un encuentro íntimo
pasajero, ya que, si bien Emmanuelle no ha sido invulnerable a los encantos del galán, sus
expectativas están puestas en el buen sexo que le ha garantizado su precoz amiga. Ya en la
cita, el joven Mario hace uso de su lenguaje decoroso para cuestionar a la protagonista sobre
la percepción que tiene sobre el erotismo, su sexualidad y su relación con Jean, su esposo.
Situación que se torna incómoda para la joven, puesto que, Mario, En lugar de adiestrar a su
pródiga acompañante, parece cohibirle su pensamiento y sus ideas.
Mario, plantea algunas virtudes del Eros, mostrándose a favor de la idea de que, el Eros es
hermoso, y, por lo tanto, se debe ser consciente de su naturaleza. De ese modo, el goce del
cuerpo va más allá del mortal placer de deleitarse con la piel del amante, es decir, la manera
en la que se llega a él. Pero su perorata continúa cercenando la intención de Emmanuelle de
debatir el tema.
“No es un culto, sino una victoria de la razón sobre el mito. No es un movimiento de los
sentidos, sino un ejercicio del espíritu. No es el exceso de placer, sino el placer del exceso.
No es una licencia, sino una regla. Y es una moral.
Mario acallo, poniendo un dedo sobre los labios de Emmanuelle, la frase que ella intentaba
pronunciar y concluyó: –El erotismo no es un producto de decadencia sino un progreso.
Porque ayuda a desacralizar las cosas del sexo, es un instrumento de salud mental y social.
Y yo sostengo que es un elemento de promoción espiritual, ya que supone una educación del
carácter, la renuncia a las pasiones de la ilusión en beneficio de las pasiones de la lucidez.”
Emmanuelle, Pag. 110.
“–Me gustaría que la virtud suprema fuese la pasión por la belleza. Lo contiene todo. Lo
que es bello es verdadero, está justificado, vence a la muerte. La belleza es ciudadana de un
más allá que nuestros cerebros cobardes y nuestros corazones mortales, de no haber bebido
de su saber venturoso y su hálito eterno, no habrían podido conocer. El amor por la belleza
es lo que nos hace distintos, ya que de otra forma nos pareceríamos a los animales. Los
primeros terrores del pensamiento, que los jugos de la tierra habían hecho crecer en
nosotros, nos hicieron caer de bruces contra esa misma tierra, para que arrastrásemos
nuestros débiles miembros a las humildes regiones en las que nos confinaban nuestros
dioses. El milagro de la belleza, surgido de nuestras rebeldes curiosidades y nuestro orgullo,
ha creado nuestra posibilidad de despegue. Porque la belleza es el ala del mundo: sin ella,
el espíritu estaría condenado al suelo.” Emmanuelle, Pág. 111.
El discurso recitado por Mario, hace recordar el pensamiento socrático sobre el amor a lo
bello, donde, haciendo referencia al diálogo con Diotima, Sócrates, expone a sus compañeros
sus ideas sobre el Eros. Pero, al igual que Pausanias, Mario, fija en el amor por la belleza sus
deseos personales, despreciando otro tipo de aproximación o entendimiento. Entonces, lejos
de alcanzar la idea de Sócrates, su soliloquio tiene como objetivo sumar a Emmanuelle a sus
fantasías sexuales.
“Toda acción, en efecto, en sí misma no es ni bella ni fea, como por ejemplo, lo que nosotros
ahora hacemos, beber, cantar o conversar. Ninguna de estas cosas en sí es bella, pero en el
modo de realizarla, según se ejecute, resulta de una forma o de otra, pues si se efectúa bien
y rectamente resulta bella y, en caso contrario, torpe. De la misma manera no todo amar ni
todo Amor es bello ni digno de ser encomiado, sino sólo aquel que nos impulse a amar
bellamente.” El Banquete, Pausanias, pág. 41.
Por otra parte, Emmanuelle entiende al Eros como algo elemental, comprensible para quienes
disfrutan de sus virtudes, y tan cercano al hombre, que su divinidad se vuelve casi que etérea.
Es por eso que, frente a las intervenciones de Mario, ella se hace severos cuestionamientos:
Frente a las inquietudes expresadas por Emmanuelle, existe un aparte en el libro de Marina,
donde Octavio Paz realiza sus propias conclusiones sobre el Eros y acierta en manifestar que:
“No es extraña la confusión: Sexo, erotismo y amor son aspectos del mismo fenómeno,
manifestaciones de lo que llamamos vida. El más antiguo de los tres, el más amplio y básico,
es el sexo. Es la fuente primordial. El erotismo y el amor son formas derivadas del instinto
sexual: Cristalizaciones, sublimaciones, perversiones y condensaciones que transforman la
sexualidad y la vuelven, muchas veces, incognoscible. Como en el caso de los círculos
concéntricos, el sexo es el centro y el pivote de esta geometría pasional.” El Rompecabezas
de la Sexualidad, Pág. 42.
Según los comentarios del poeta mexicano, Emmanuelle no está lejos de un conocimiento
asertivo sobre el Eros. Para ella existe una ambigüedad, si puede pecarse de interpretarla, que
le permite disfrutar del más elemental de los deseos sin sentir algún tipo de remordimiento,
Jean le ha adiestrado en esa campaña, y su intuición la ha llevado a explorar las diversas
formas del erotismo, logrando diferenciar el objeto del amor del objeto del deseo, aunque no
de una manera concreta. Ciertamente Emmanuelle ama a Jean tanto como podría amar a Bee,
y desea a Mario tanto como podría desear a Marie-Anne. Por lo tanto, no es la pasión por la
belleza lo que realmente importa, como pretende Mario, es el amor por lo esencialmente
bello, que en el caso de Emmanuelle, es la exploración de su belleza, de su interior, de su yo,
encontrando en ella, la belleza misma.
“En general todo deseo de las cosas buenas y de ser feliz es amor, ese Amor grandísimo y
engañoso para todos. Pero unos se entregan a él de muy diferentes formas, en los negocios,
en la afición a la gimnasia, o en la filosofía, y no se dice que amen, ni se les llama
enamorados. En cambio, los que se encaminan hacia él y se afanan según una sola especie
detentan el nombre de todo, el del amor, y sólo de ellos dicen que aman y que son amantes.”
El Banquete, diálogo entre Diotima y Sócrates, Pág. 76.
BIBLIOGRAFÍA