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Taller de lectocomprensión académica

Actividad 1 a 7 - Clase 4

¿Qué es la lectura?

La investigadora en lectura norteamericana Maryanne Wolf, en Proust and the Squid. The
Story and Science of the Reading Brain (2007), señala que la lectura se define por su
capacidad generativa para ir más allá de lo dado. Para ello, la lectura reproduce y
depende de la plasticidad del cerebro, es decir, de su arquitectura abierta y de su capacidad
para transformar su circuito (circuit wiring) e “ir más allá del diseño original de sus
estructuras” (2007: 15). Neurológicamente, pero también históricamente, la lectura ha
permitido a la especie humana reordenar la organización misma de nuestro cerebro, lo
que a su vez expandió las maneras en que pensamos [sobre nosotros y los otros, sobre
nosotros en relación con nosotros mismos y con los otros] Esto último, por otro lado, alteró la
evolución intelectual de nuestra especie. (2007: 3).

Esta capacidad para ir más allá de lo dado depende del llamado “reciclaje neuronal” y
fisiológicamente involucra lo que Wolf denomina los tres principios de la arquitectura cerebral
que la lectura explota: “la capacidad para establecer nuevas conexiones entre estructuras ya
existentes, la capacidad de constituir áreas de una exquisita y precisa especialización para
reconocer patrones en la información; y la capacidad de aprender a usar y conectar
información de esas áreas de manera automática” (2007: 12).
De este modo, Wolf puede describir la lectura como la cabal integración de una serie de
procesos: una conducta (el acto físico de leer una palabra en un libro) y un proceso
cognitivo que a su vez consiste en procesos “atencionales, perceptuales, conceptuales,
lingüísticos, y motores” (2007: 10).

Actividades

1. Reconozcan y transcriban una aclaración y una reformulación de la respuesta de


parcial anterior.
2. Reescriban el siguiente fragmento e inserten ejemplos (dos en cada caso) de las
palabras marcadas en negrita.

Littau propone una conexión entre lo que llama las condiciones sociales y físicas de la
modernidad y la vida urbana y las formas de percepción y experiencia estimuladas por la
lectura de novelas, el cine y el hipertexto. En este contexto, los conceptos principales que
emergen para el estudio de la lectura son la distracción, la estimulación múltiple y el completo
involucramiento del cuerpo

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3. Lean el siguiente fragmento y luego resuelvan la Actividad 4.

Los historiadores de la lectura suelen enfrentarse ante un obstáculo de compleja resolución.


Los testimonios que cuentan para reconstruir el universo lector son, por definición,
heterogéneos. Deben recurrir y, a veces, abusivamente, al método interpretativo para historiar
cómo se leía y por qué se leía, para luego intentar recrear históricamente los cambios que
obraron los textos en las personas.

La Historia de la Lectura actualmente posee una fuerte dosis de relatividad al abordar sus
objetos de estudio. La fragmentación de los modos de acceder a las lecturas del pasado ha
provocado un exceso de los procesos indiciarios y, en consecuencia, un aumento de las
aproximaciones relativas. El relativismo, a su vez, establece un círculo vicioso entre la génesis
de la documentación y su valor.

Esta problemática instala una nueva interrogante: ¿con qué fuentes es posible rastrear el
universo de los lectores? El abordaje de las fuentes documentales no es un tema menor, ya
que la Historia de la Lectura se puede narrar con un conjunto de testimonios que la historia
tradicional no tenía en cuenta (Darnton 1993; Ginzburg 1999, 2008 y 2010). Sin embargo, no
todas las fuentes alcanzan la categoría de documentos. La Historia de la Lectura, en este
contexto, para no caer en la dispersión relativista de sus objetos de análisis, debe preguntarse
sobre una cuestión fundamental: ¿qué es para ella un documento? (Buckland 1997). Se
requiere, pues, de una sistematización documentaria, más o menos definida, adonde puedan
recurrir, de común acuerdo, los historiadores de la lectura.

Parada, A. E. (2017). “Otras voces y otros ámbitos para la Historia de la Lectura. Orbis Tertius”,
22 (26), en https://doi.org/10.24215/18517811e059

4. La siguiente es una respuesta de parcial con las correcciones del profesor. Reescriban
la misma incorporando los recursos vistos en esta clase. (Para resolver esta actividad
deben considerar el texto de la consigna 3)

¿Cuáles son los problemas con los que se enfrenta un investigador que quiere hacer
una Historia de la lectura?

Con los documentos del pasado y los testimonios que antes la historia tradicional no
tenía en cuenta.

Corrección: Respuesta incompleta, no presenta el tema, no desarrolla las ideas ni


presenta al autor desde el cual responde.

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5. Lean el siguiente texto.

Lectores retratados: Antonio Berni y las visualidades de lo impreso en la cultura argentina

La lectura es, a lo largo de los siglos XIX y XX, puesta obsesivamente en imágenes. En
Argentina, el catálogo de pinturas y grabados de lectores resulta proliferante y disperso:
estamos hablando de cientos, varios cientos de imágenes. El retrato de lectores es uno de los
géneros con más continuidad dentro de las artes visuales modernas; se constituye en el
Renacimiento (Stewart, 2006: 31-79), pero en el país cobra importancia central después de la
Independencia. En el siglo XIX, artistas asentados en Buenos Aires como Adolphe D’Hastrel,
Alphonse Femepin, Jean-Léon Pallière, Prilidiano Pueyrredón y Carlos Enrique Pellegrini
trabajan una y otra vez el tema; en el siglo XX, nombres consagrados -desde Antonio Berni a
Carlos Alonso- lo tratan sistemáticamente. Estas imágenes son tan potentes como lugar del
deseo que en algunos artistas constituyen la figura decisiva de un modo del relato.
El lector mirado es, casi siempre, un lector elusivo. En ocasiones, el retrato nos muestra las
tapas de un libro en las que no hay o no puede distinguirse ni siquiera el título; a veces, cuando
el detalle es mayor, vemos el título del impreso, pero casi nunca el nombre del autor. En otros
casos, como en el retrato de Lucía Carranza de Rodríguez Orey de Carlos Enrique Pellegrini
(Museo Nacional de Bellas Artes, Buenos Aires), el retratista nos presenta el texto abierto en
una de sus muchas páginas, pero es difícil identificar el fragmento que se está leyendo. Quizás
el pincel no pueda reproducir las pequeñas letras de imprenta; o quizás podría, pero el artista
prefiere trazar líneas rectas que figuran renglones, haciendo del problema tema o contenido
del texto algo enteramente secundario en la figuración visual de la lectura. Y esto constituye
una de las claves del género.
No se trata, por lo demás, de relacionar la inclusión de un libro o un periódico con la idea de
prestigiar al modelo: de ese modo se reforzaría la marginalidad del impreso, haciéndolo parte
del “decorado” en una imagen que supuestamente habla de otra cosa. Pero entonces ¿para
qué está el libro, el periódico, la revista, ahí, en esa imagen, si no podemos señalar el nombre
del autor, o de qué texto se trata, o cuando mucho eso, solo eso, es lo único que podemos
indicar? Insisto en que estas imágenes hablan específicamente de la lectura. Me atrevo a
sugerir, además, que es el cuerpo del lector lo que está sobre todo en juego en estos casos: si
el lector está poniendo los ojos sobre un impreso (y sus páginas son ilegibles a los
espectadores) será en la cara o en las manos del modelo donde pueda leerse la reverberación
de la lectura, su efecto vicario. Si el momento representado es el de la interrupción de la
lectura, cuando el lector tiene el libro o el periódico sobre la falda o sobre la mesa, será en la
gestualidad de la mirada o de las manos donde se inscriban los sentidos del texto. El fondo o el
entorno que rodea al lector tampoco es menor a la hora de abordar la lectura en imágenes; el
título o las páginas del texto pueden ser invisibles, cuando mucho accedemos a un fragmento
mínimo de esas palabras, pero lo que rodea al lector en el cuadro no es menor en la
construcción de sus significados. (…)
Degiovanni, F. (2017). “Lectores retratados: Antonio Berni y las visualidades de lo impreso en
la cultura argentina”. Orbis Tertius, 22 (26), en https://doi.org/10.24215/18517811e061

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Juanito Laguna aprende a leer. Óleo e hilos de algodón sobre arpillera.
Museo Nacional de Bellas Artes, Buenos Aires.

6. ¿Qué es un retrato de lectores? Expliquen y ejemplifiquen con el cuadro Juanito


Laguna aprende a leer de Berni. En su respuesta, incluyan un enunciado referido
directo o indirecto, una aclaración y una reformulación.

7. Reflexión metacognitiva
Comente qué aspectos de los vistos en esta clase considera que son más útiles para su
desempeño como lector y escritor en la Universidad.

Se entregan Consignas 6 y 7 para la corrección en archivo de word

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