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Mitos: 12 Trabajos de Hércules

Los doce trabajos, según los expertos podrían englobarse en dos grupos de seis. Los seis primeros
se refieren a las pruebas que están localizadas en el Peloponeso, las otras seis se dan en diferentes
puntos geográficos y en lugares míticos.
El león de Nemea

Esta bestia era hijo de Ortro y nieto de Tifón, fue educado y criado por la diosa Hera que lo situó
expresamente en la región de Nemea para que acabara con la población del lugar cuando caía la
noche, asesinando a cuantas personas se cruzaran con él, la prueba consistía en acabar con el
animal, y lo cierto es que Hércules intentó acabar con éste lanzando sus flechas, pero el animal
tenía la piel tan dura y era tan feroz y voraz que el esfuerzo fue inútil. Hércules entonces, cerró con
rocas una de las salidas de la cueva del animal, lo acorraló dentro y utilizando sus propios brazos,
lo asfixió. Posteriormente, arrancó su piel y se la colocó sobre sus espaldas y la cabeza a modo de
casco, volviendo victorioso a Argos.

Fue de esta forma como se le representó en las cerámicas y esculturas griegas y romanas
posteriormente, incluso Cómodo, el emperador, se disfrazaba de Hércules para expresar su
fortaleza y su halo mítico en los espectáculos de gladiadores donde él mismo participaba.

La hidra de Lerma
Al igual que el león de Nemea, Hera crió a Hidra, una serpiente mitológica de nueve cabezas hija
de Equidna y Tifón, era colosal en sus proporciones, sus escamas duras como el acero y su aliento
era venenoso y mortal pues desprendía gases tóxicos, de hecho era mucho más peligrosa que el
león, porque aunque Hércules cortaba sus cabezas, de cada herida brotaban otras dos
multiplicándose el peligro, asimismo de la sangre que manaba y que caía al suelo crecían
escorpiones.
Apoyado por su sobrino Yolao, Hércules le mando hacer un fuego en el bosque que les rodeaba,
esto le permitió quemar con los troncos ardientes cada una de las cabezas que seccionaba,
cicatrizando la herida e impidiendo que de nuevo crecieran otras. Viendo que la del medio era
inmortal, la cortó con su harpe, y la enterró, colocando sobre ella una enorme roca.

En un primer momento Euristeo, quiso anular la prueba alegando que Hércules había hecho el
trabajo con su sobrino, pero finalmente por las presiones la dio por buena.

El jabalí de Erimanto

El tercero de los trabajos consiste en capturar, que no matar, a un jabalí enorme y muy feroz que
vivía en el monte Erimanto, para hacerlo salir de su madriguera Hércules empezó a gritar
obligándolo a huir hacia la zona de la montaña más cubierta de nieve. Ello hizo que el jabalí no
pudiera huir tan fácilmente debido al espesor y que sus pezuñas se hicieran más pesadas. De esta
manera le fue mucho más sencillo someterlo y llevárselo consigo. Cuando Euristeo vio la bestia
huyó a esconderse diciéndole a Hércules que se deshiciera de él.

La cierva de Cerinia
Este animal era uno de los ciervos consagrados a la Diosa Artemisa, la cazadora, sus cuernos eran
de oro y sus pezuñas de bronce y era tal su agilidad y velocidad que Hércules tardó un año entero
en su empresa, el animal recorrió todo el mundo conocido hasta los Hiperbóreos, con lo que tuvo
que recular, cobijándose posteriormente en Artemisio pero Hércules le clavó una flecha haciendo
relativamente sencillo el apresarla y cargar con ella. A medio camino, el héroe se encontró con
Artemisa y Apolo, que viendo que había apresado a un animal sacro quisieron darle muerte, no
obstante Hércules inculpó del hecho a Euristeo y apiadándose de él, le dejaron marchar con el
botín.

Las aves de Estinfalia

En el quinto trabajo Hércules debe acabar con una plaga de aves (según algunos mitos provistas de
alas, picos y zarpas de cobre) situadas en el lago Estinfalia en la Arcadia que están destruyendo los
cultivos.

Para hacerlas salir de la espesura del bosque Hércules utilizó unas castañuelas proporcionadas por
Atenea y fabricadas por el Dios herrero Hefesto, el ruido que emitieron las asustó por lo que
emprendieron el vuelo alejándose de la protección de los árboles. Hércules con sus flechas
envenenadas las fue haciendo caer una por una acabando con todas ellas.

Los establos del rey Augias


Este episodio tiene como protagonista a un rey de la Elide en el Peloponeso, llamado Augias. Éste
disponía de establos con una gran cantidad de ovejas y cabras de su propiedad, pero su avaricia
era tal que no quería gastarse dinero en la limpieza de los establos por lo que los excrementos de
los animales se amontonaban desde hacía años. Euristeu queriendo doblegar y ridiculizar a
Hércules le obliga a limpiarlos. A cambio el rey le promete un tercio del ganado si logra limpiarlo
todo, Hércules desvió los cursos de los ríos Alfeo y Peneo, y los dirigió hacia los establos
limpiándolo todo. El rey quiso incumplir el pacto hecho con Hércules por lo que posteriormente
inició una guerra contra él dándole muerte por su ofensa.

El toro de Creta

El toro, muy presente en la cultura micénica forma parte del sexto de los trabajos. El animal fue un
regalo hecho por Posidón al rey Minos que debía sacrificarlo en su honor, pero el rey desobedeció
las órdenes por lo que el dios volvió loco a la bestia arrasando todo y todos cuantos tenía a su
paso. Euristeo encomendó a Hércules a que le trajera el toro vivo, después de que el héroe viajara
hasta Creta le solicitó ayuda al rey, pero éste se la negó, aunque le invitó a que lo hiciera por sí
mismo. Hércules logró capturarlo y lo portó hasta Grecia cruzando el mar con el animal sobre sus
hombros. Euristeo quiso ofrecerlo a Hera a modo de regalo, pero se negó en redondo a aceptar
algo que viniera de las manos de Hércules por lo que fue dejado en libertad.

Las yeguas de Diomedes


En esta ocasión Euristeo le encomienda la misión de traerle las yeguas del rey Diomedes de Tracia,
hijo del dios Ares, y famoso por su crueldad pues a los caballos los alimentaba con carne humana.
Para ello, Hércules mató al rey y lo descuartizó para alimentar a los animales y poder saciar su
hambre, de esta manera le resultó mucho más sencillo apresarlos y llevarlos a Grecia consigo.

El cinturón de Hipólita

La hija de Euristeo, Admeta deseaba tener el cinturón de la reina de las Amazonas, Hipólita,
regalado por el dios de la guerra Ares. Hércules se dirigió a Temiscira y le solicitó a la reina que se
lo diera, ésta aceptó gustosamente, pero la diosa Hera enfurecida por la facilidad, se disfrazó de
Amazonas y sembró el rumor de que Hércules quería raptar a la reina, por lo que los hombres de
Hércules y las guerreras amazonas iniciaron una batalla, que acabó con la vida de la reina en
manos de Hércules.

Robar el ganado de gerion


En esta ocasión Euristeo mandó a Hércules traerle los bueyes pertenecientes a Geriones, y que
pacían en la isla de Eritrea.

Hércules después de atravesar Libia y el océano con la copa proporcionada por el dios Helio, llegó
a la zona donde estaban los bueyes al cuidado de Euretión y su perro Ortro. Para hacerse con ellos
el héroe tuvo que matar a ambos, pero el pastor que custodiaba el rebaño del Dios Hades estaba
cerca, así que avisó a Geriones que Hércules había matado a su pastor y que huía con su rebaño.
En vano el rey intentó darle muerte pues Hércules acabó con la vida del rey.

El can cerbero

Este ser mitológico era un perro de tres cabezas que custodiaba las puertas del inframundo, donde
residían las almas de los muertos, éste se encargaba de que no entraran los vivos ni pudieran salir
los muertos. Euristeo, encargó a Hércules que le trajera al can, sabiendo de antemano que nadie
podía salir del infierno. Zeus para esta empresa le pidió a Hermes, conductor de las almas, que
acompañara a su hijo, Hércules por su parte se inició previamente en los misterios de Eleúsis y se
puso camino a Tenaro, donde se creía estaba la puerta de entrada a los infiernos. Cuando llegó se
encontró con Teseo encadenado, Hércules le liberó de sus cadenas y emprendió el camino, cuando
estuvo frente al dios Hades le solicitó a Cerbero, pero Hades le instó a que fuera él mismo quién
redujera a la bestia, y así lo hizo, con sus enormes brazos, Hércules sometió al animal y se lo llevó
a Euristeo, quién asustado obligó a Hércules a que se deshiciera de él. El héroe lo devolvió a
Hades.

Las manzanas de oro de las Hespérides

Cuando la diosa Hera se casó con Zeus, Gea, les regaló unas manzanas de oro, que Hera plantó en
su jardín y que custodiaban las Hespérides con la ayuda de un dragón.

Euristeo mando a Hércules a que cogiera los frutos de Hera, para ello Hércules tuvo que
vagabundear por diferentes lugares del mundo haciendo uso de la copa de Helio para poder
localizar el jardín. En una de las incursiones liberó a Prometeo de su cautiverio y éste a modo de
recompensa le instó a que encontrara al Titán Atlas que era quién soportaba el peso de la Tierra y
el único que sabía donde estaba el jardín de las Hespérides.

Hércules llego a la región de los Hiperbóreos, encontrándose con Atlas. Para convencerle le dijo
que él mismo sostendría el mundo liberándole de la carga mientras Atlas iba a buscar las
manzanas. Así fue como Atlas volvió con las manzanas en sus manos, pero le dijo que él mismo iría
a dárselas a Euristeo, Hércules viendo que sería condenado a cargar con la Tierra sobre sus
hombros, engañó de nuevo al Atlante, diciéndole que por favor, sostuviera un momento el mundo
mientras se colocaba una almohada en los hombros para protegerlos, Atlas cayó en la trampa y
Hércules marchó con las manzanas. Finalmente como Euristeo no sabía qué hacer con éstas, se las
regaló de nuevo a la Diosa, quién las volvió a colocar en su jardín.

Hércules murió en una pira incendiaria que él mismo solicitó que hicieran, debido a que la túnica
que encargó para vestir el día que tenía que hacer un sacrificio a Zeus, la impregnaran de un
veneno que al calor se adhería a la piel. Al no poder desprenderse de ella y debido al dolor de las
quemaduras y el veneno, se hizo prender, mientras Zeus recogía su alma y la llevaba al Olimpo
convirtiéndolo en Dios.
El culto a Hércules está presente en todas las zonas que presumiblemente recorrió en sus
numerosas hazañas. Ejemplo de ello es Agrigento en la isla de Sicilia, donde se localiza un templo
dórico en su honor.

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