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BOURDIEU, P. (2000) Las formas del capital.

Capital económico, capital cultural


y capital social

El mundo social es historia acumulada, por ello es preciso reintroducir el concepto de


capital. El capital es trabajo acumulado en forma de materia o en forma interiorizada o
incorporada. El capital es una fuerza inherente a las estructuras objetivas y subjetivas,
pero es al mismo tiempo un principio fundamental de las regularidades internas del
mundo social. El capital hace que los juegos de intercambio social no discurran como
simples juegos de azar.

La acumulación del capital lleva tiempo. El capital es una fuerza inscrita en la


objetividad de las cosas que determina que no todo sea igualmente posible o imposible.
La estructura de distribución de los diferentes tipos y subtipos de capital
corresponde a la estructura inmanente del mundo social, a la totalidad de fuerzas
que le son inherentes y mediantes las cuales se determina el funcionamiento duradero de
la realidad social y se deciden las oportunidades de éxito de las prácticas.

Reconocer el concepto de capital en todas sus manifestaciones. El concepto científico-


económico de capital reduce el universo de los intercambios sociales al simple
intercambio de mercancías, definiendo a las demás relaciones de intercambio social
como desinteresadas. Una ciencia económica general de las prácticas debe procurar
incluir el capital y el beneficio en todas sus manifestaciones, así como determinar las
leyes de las transformaciones de los capitales.

El capital puede presentarse de 3 maneras fundamentales. La forma en que se


manifieste dependerá de cuál sea el campo de aplicación y del tamaño de los costes
de transformación, lo que es una condición previa para su aparición:

 El capital económico es directa e inmediatamente convertido en dinero, y


resulta indicado para la institucionalización en forma de derechos de propiedad.
 El capital cultural puede convertirse bajo ciertas condiciones en capital
económico y resulta apropiado para la institucionalización, sobre todo, en forma
de títulos académicos.
 El capital social, que es un capital de obligaciones y relaciones sociales, resulta
igualmente convertible, bajo ciertas condiciones, en capital económico, y puede
ser institucionalizado en forma de títulos nobiliarios.

Capital cultural

Puede existir en tres formas o estados:

a. Estado incorporado, disposiciones duraderas en el organismo. La acumulación


de cultura en estado incorporado presupone un proceso de interiorización, el
cual en tanto implica un período de enseñanza y de aprendizaje: cuesta tiempo,
no puede realizarse por medio de otro. Quien se esfuerza por adquirir cultura,
trabaja sobre sí mismo, invierte tiempo y una forma de afán socialmente
constituido, el afán de saber. Es una posesión que se convertido en parte
integrante de la persona, en habitus. No puede ser transmitido instantáneamente,
por ello es un problema el cómo puede comprarse este capital, sin comprar a
la persona también. La incorporación de capital cultura pude realizarse sin
medidas educativas planeadas, puede darse de forma inconsciente, y queda
determinado para siempre por las circunstancias de su primera adquisición,
dejando huellas (ej. forma de hablar de una clase) y determinando el valor
concreto de un capital cultural. Se transmite por vía de la herencia social, que
suele pasar inadvertida. Logra combinar el prestigio de la propiedad innata
con los méritos de la adquisición.
Suele concebirse como capital simbólico, como competencia o autoridad
legítima: la posesión de un gran capital cultural es concebido como algo especial
que sirve de base para beneficios. Aquello se explica por el hecho de que no
todos los individuos disponen de medios económicos y culturales para prolonga
la educación de sus hijos más allá del mínimo necesario para la reproducción de
la fuerza de trabajo menos valorada. La desigual distribución de capital, esto
es, la estructura total del campo, conforma así el fundamento de los efectos
específicos del capital: la capacidad de apropiarse de los beneficios y de
imponer reglas de juego tan favorables para el capital y para su
reproducción como sea posible.
Un individuo solo puede prolongar el tiempo destinado a la acumulación de
capital cultura mientras su familia pueda garantizarle tiempo libre y liberado de
la necesidad económica.
b. Estado objetivado, en forma de bienes culturales como cuadros o libros, que son
resultado y muestra de disputas intelectuales. El capital cultural es
materialmente transferible a través de su soporte físico, lo que supone capital
económico (además de simbólicamente). El capital cultural objetivado como un
todo autónomo y coherente que, con ser producto de la acción histórica, obedece
leyes propias que escapan a la voluntad individual. No puede ser reducido al
capital incorporado de un agente aislado (ej. lenguaje), ni siquiera a la totalidad
de agentes. Subsiste como capital simbólico y materialmente activo cuando el
agente se haya apropiado de él y lo utilice como arma y aparejo en las disputas
que tienen lugar en el campo de la producción cultural.
c. Estado institucionalizado, una forma que confiere propiedades enteramente
originales al capital cultural que debe garantizar. El título académico es un
certificado de competencia cultural que confiere a su portador un valor
convencional duradero y legalmente garantizado. Es una forma de capital
cultural que no es solo relativamente independiente de la persona de su portador,
sino también del capital cultural que este efectivamente posee en un momento
determinado. Se confiere reconocimiento institucional al capital cultural poseído
por una persona determinada. La determinación del valor cultural del poseedor
de un título, respecto de otros, se encuentra ligada al valor dinerario por el cual
puede canjearse a dicho poseedor en el mercado laboral. La inversión académica
no tiene sentido a no ser que se garantice la conversión del capital cultural en
capital económico.
Capital social

El capital social está constituido por la totalidad de los recursos potenciales o actuales
asociados a la posesión de una real duradera red de relaciones más o menos
institucionalizadas de conocimiento y reconocimientos mutuos. Se trata aquí de la
totalidad de recursos basados en la pertenencia a un grupo. El capital total que poseen
los miembros individuales les sirve como respaldo a todos. Las relaciones de capital
social solo pueden existir sobre la base de relaciones de intercambio materiales y/o
simbólicas y contribuyendo además a su mantenimiento. Pueden asimismo ser
institucionalizadas y garantizadas socialmente mediante la adopción de un nombre
común que indique la pertenencia a una familia, clase, clan, colegio, etc. o mediante
actos de institucionalización que caracterizan a quienes los soportan al mismo tiempo
que informan sobre la existencia de una conexión de capital social. Asume una
existencia cuasi-real, que se ve mantenida y reforzada por relaciones de intercambio.
En esas relaciones el capital simbólico y material están unidos y se dan mientras esta
unión sea reconocible. El volumen de capital social poseído por un individuo
dependerá de la extensión de las redes de conexiones que este pueda movilizar y
del volumen de capital poseído por aquellos con los que se relaciona. De la
pertenencia a grupos se derivan beneficios materiales como favores, y también
beneficios simbólicos.

La existencia de una red de relaciones es el producto de estrategias individuales o


colectivas de inversión, consciente o inconsciente, dirigidas a establecer y mantener
relaciones que prometan, tarde o temprano, un provecho inmediato. Las relaciones
casuales (vecindad, trabajo, parentesco) son transformadas en relaciones elegidas y
necesarias, que acarrean obligaciones duraderas que se apoyan sobre sentimientos
subjetivos o garantías institucionales. Las instituciones sociales, al investirnos a uno
como algo (noble, anciano, primo) genera realidades simbólicas. Se reafirman los
límites del grupo a través del reconocimiento entre pares y el reconocimiento de la
pertenencia. La introducción de nuevos miembros pone en juego la definición del grupo
y queda expuesta a redefiniciones.

La reproducción del capital social exige el esfuerzo de intercambio, a través de los


cuales se reafirma el reconocimiento humano. Esto implica gasto de tiempo y energía,
indirecta o directamente, de capital económico.

Cada grupo tiene sus formas de delegación que le permiten concentrar la totalidad del
capital social en un individuo. Se le encomienda la tarea de representar al grupo, de
actuar en su nombre. Deben regular la forma en que alguien pasa a ser representante.

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