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Debemos distinguir entre sociedad y cultura, aunque ambos están imbricados: no existe
una sociedad humana sin una cultura
1. Sociedad y cultura
Sociedad: agrupación de personas que "participan de una misma cultura y de unas
mismas instituciones sociales, interaccionan entre sí para el desarrollo de sus intereses
comunes y la consecución de sus fines'
El hombre, no como un ser biológico sometido a leyes deterministas, sino como un ser
libre, capaz de auto determinarse aunque sujeto a los condicionamientos psicológicos,
ambientales y sociales
Cultura: todos los conocimientos, capacidades, hábitos y técnicas adquiridos o
heredados socialmente, es decir, no heredados biológicamente
Los sistemas culturales son, por un lado productos de la acción humana y, por otro lado,
elementos cond1c1onadores de acciones humanas futuras
Cultura es información transmitida (entre miembros de una misma especie) mediante
el aprendizaje social, por imitación, por enseñanza o por asimilación. Distingue a los
diferentes grupos humanos.
Es propio observar en cada cultura patrones de conducta comunes y compartidos, ya
que por lo general son el producto consensual o históricamente heredado de un grupo
humano
Los rasgos culturales, dentro de una misma cultura, pueden ser
1. universales, si los comparten todos los miembros de dicha cultura o pueden ser
2. especiales, si corresponden a grupos humanos específicos de la sociedad
Los distintos rasgos culturales pueden organizarse en sistemas, dando lugar a los
llamados complejos culturales
los complejos culturales· pueden organizarse en instituciones sociales, es decir, en un
conjunto de complejos culturales centrados en torno a una necesidad importante de la
sociedad.
La cultura no es rígida, sino dinámica, como la vida misma, pues es ésta la que la produce
y conforma. Por eso hay una suerte de continuidad y discontinuidad.
La cultura es la relación del hombre con patrones, costumbres, tradiciones, valores, no
tanto de los hombres entre sí -aunque se dan en una cultura-
sociedad designa los componentes humanos, es decir, la conjunción de personas que
viven e interactúan en un determinado momento histórico, así como las relaciones
entre ellas; cultura designa más bien los componentes de carácter material y espiritual
que esas personas heredan, alteran, configuran y transmiten.
Civilización: conjunto de instituciones y organizaciones que intervienen racionalmente
para resolver los problemas derivados de la convivencia social.
La cultura va más allá del desarrollo tecnológico o económico, pues se refiere a la
dimensión humanista y trascendente inherente al ser humano.
Algo puede ser propio de una determinada cultura pero no tiene por qué serlo de una
sociedad, pues dentro de una sociedad pueden convivir diferentes culturas. Una cosa es
un fenómeno cultural, y otra, un fenómeno social, que no es lo mismo.
La cultura abarca todos los aspectos de la vida; por eso podemos hablar de cultura
religiosa, política, laboral, familiar, escolar, social. No hay una cultura estándar. Hay
subculturas, como la de las pandillas.
La cultura no existe en sí misma: es creada, transformada y vivida por el hombre.
Nacemos y nos desarrollamos en una cultura, de ahí que ésta se pueda transformar: ella
influye en mí, y yo puedo influir en ella.
la cultura no es ni universal ni monolítica. Lo que existe es una multiplicidad de culturas,
no una sola.
Jesús, Pablo y los evangelistas vivían en una cultura determinada, con su cosmovisión y
costumbres propias, dentro de la cual su discurso tenía sentido. Sus valores, lenguaje, creencias
y, por cierto, su comportamiento se derivaban de la sociedad en la que vivían. Las expresiones
simbólicas y emocionales eran entendidas según los patrones de su cultura, y era según éstos
como se juzgaba y se aceptaba tanto su conducta como sus discursos. Es en esa matriz donde
podremos comprender correctamente el Nuevo Testamento.
Los textos que son objeto de estudio no son otra cosa que expresiones comunicables de las
personas que los han producido en sus respectivos mundos.
¿se van a imponer a la modernidad occidental los valores de la cultura palestina de amaño? ¿No
sería esto corno querer imponer al Cercano Oriente nuestros valores de democracia y libertad,
pensando que son supremos y perfectos, que son los únicos válidos y correctos
Uno de los problemas con la lectura bíblica tradicional es que se piensa que los patrones
culturales y la cosmovisión de sus autores eran como los nuestros occidentales modernos; que
sus estructuras sociales se parecían a las nuestras. Por eso sobreponemos nuestra visión a la de
ellos. El fundamentalista hace al revés: transpone la visión del mundo de ellos al nuestro: "la
Biblia dice ... ", por cierto, leído desde la modernidad. Además, considera que, por ser Palabra
de Dios, nada tiene que ver con culturas ni estructuras sociales, cosa que muchos tradicionalistas
inconscientemente también piensan.
los textos deben ser estudiados teniendo en cuenta los contextos en los que se produjeron, que,
por tanto, los condicionaron y constituyen sus limitaciones.
Ellos se sienten bien o mal según sus relaciones con el mundo que les rodea, mientras que
nosotros nos sentimos bien o mal según el estado anímico; ellos miran al entorno (social);
nosotros, a nuestro interior (psicológico).
La persona no era considerada como un individuo aislado por sí misma, sino siempre como parte
de un grupo. En ese mundo no era un valor la autonomía del individuo, ya que era una sociedad
centrada en la familia, es decir, eminentemente social en su trama. La lealtad a la familia y la
obediencia a la autoridad eran fundamentales.
Honor es la valía personal públicamente reconocida. Es la estima pública -uno no se honra, sino
que es honrado-. Es un valor de carácter netamente social e involucra a la familia. Por eso, en
las sociedades donde la vida se define en términos sociales, naturalmente el honor es un factor
fundamental
El padre es honrado por sus hijos cuando éstos le obedecen. De los hombres se espera que
defiendan la castidad de las mujeres que están bajo su dominio y protección. El honor de la
familia está encarnado en la mujer. Por eso, el varón la protege de lo que pueda deshonrarla -
pues lo deshonra a él-
La lealtad era un valor supremo, en la visión diádica de antaño, de interacción social. En nuestro
mundo, la lealtad no es tanto al otro como a los intereses personales": dura lo que dura la
conveniencia.
Todo lo dicho debe alertarnos sobre las diferencias culturales, pero también sobre la presunción
de que antiguamente se utilizaban los mismos vocablos que hoy para designar a las personas y
sus relaciones ~por ejemplo, esposa, matrimonio, divorcio-, aunque, sin embargo, no tenían el
mismo significado que tienen en el Occidente moderno.
Se conjetura que, porque Jesús condenó el divorcio antaño, lo haría también hoy.
Antiguamente la economía era familiar, no como hoy, gregaria, en la que los miembros de la
pareja trabajan en lugares diferentes y alejados del hogar, sin mencionar el hecho de que hoy la
mujer lo hace en tareas ajenas a las domésticas.
En aquel entonces, el matrimonio era un proceso que se iniciaba con el compromiso convenido
entre ambas familias y que culminaba con la introducción de la novia en la casa del novio y se
sellaba en la intimidad de la "noche de bodas". No existía la etapa previa que conocemos como
enamoramiento, que supone la libre atracción y el acercamiento entre ambos sin injerencia de
la familia, ni tampoco el poder de decisión del que hoy goza la mujer en especial.
En contraste con nuestra sociedad individualista e "independista", donde cada cual determina
libremente su destino, antaño la posición y el papel del individuo estaban determinados por
fuerzas exógenas, sea por Yahvé, por la diosa Fortuna u otra, o por algún daimonion, mediados
por personas superiores o por familiares.
l matrimonio era fundamentalmente un contrato social, la armonía de la pareja no estaba
garantizada por motivos afectivos, sino sociales
Como vemos, el matrimonio es un acto legal, no afectivo. Prima el honor sobre el amor. En el
mundo griego, en cambio, el amor sí era un factor considerable, hasta tal punto que su ausencia
contaba como causa de divorcio.". También era causa de divorcio la infertilidad.
El varón se casaba fundamentalmente para tener hijos -el no tenerlos era para el hebreo una
deshonra-, no por amor. El griego se casaba más guiado por el erotismo. Ella se casaba porque
era deber de todo padre honorable procurar un marido adecuado a su hija, y buscaba las
ventajas familiares.
Entre los hebreos no había una ceremonia matrimonial como hoy las conocemos, ni por un
juramento público ni mediante la firma de un acta.
en el momento -a menudo ceremonial (cf. Parábola de las diez vírgenes)- en el que el novio
llevaba a la novia de la casa paterna para introducirla en la suya, y se sellaba en el lecho
conyugal". Llevarla a la casa equivalía a afirmar "se casó con ... ".
.2. El divorcio
Sir 25,26: "Si [la esposa] no se comporta según tu voluntad, apártala de tu lado".
El honor era un aspecto fundamental en la relación familiar: la imagen pública del matrimonio
(no la relación íntima per se). Era ella quien constituía la fuente de honor del hombre (no al
revés). Era parte de la cultura patriarcal y andrógena de antaño.
El honor de la mujer estaba determinado por el cumplimiento de las normas sociales que se
esperaba de ella, muy particularmente por su decoro en el ámbito de la sexualidad; por eso en
el mundo árabe aún hoy se cubren completamente, incluido el rostro, y no hablan con ningún
varón que no sea de los de su casa. Su honor compromete a la familia entera
La
razón por la que se conocen pocos casos de divorcio (destacan los de los Herodes) y no se han
hallado actas de divorcio (judías), salvo una en Wadi Muraba' ar", probablemente se debe a
motivos económicos: el divorcio era muy oneroso para el hombre, que tenía que devolver a la
mujer su dote, que había administrado hasta entonces como parte de sus bienes"
la conducta que en Oriente importa es la social, no la individual; de ahí la alta consideración del
honor. Las normas conductuales se refieren a estructuras sociales, no a la conciencia individual
ni a su autorrealización.
El mandamiento supremo de Jesús es el del amor fraterno, que es des de donde hay que juzgar
la moral de antaño, que tiene por finalidad asegurar la cohesión del grupo. Por lo mismo,
virtudes son aquellos comportamientos que fortifican las relaciones grupales; y vicios o
pecados, los que atentan contra la cohesión del grupo.
Jesús se alejó de la concepción jurídica (lo permitido, lo mandado) propia del judaísmo y se
remitió a una visión no legalista: la del Génesis. Implícitamente rechazaba la idea de dominación
sobre la mujer
La razón de ser de la creación de la mujer es la procreación (Gn l,27s) y que sea compañera del
hombre (Gn 2,18ss).
Adán. Como sabemos, Jesús apelaba implícitamente al amor como factor de convivencia: "que
no lo separe el hombre", pues los dos son "una sola persona", solidariamente complementados.
La suya es una visión existencial, no legalista, que apunta a un ideal de vida
Ése es el sentido que expresa la advertencia que sigue, "en la casa" (en la comunidad
helenística), que aplica la sentencia de Jesús: "El que despide (apoluséi) a su mujer y se casa con
otra comete adul terio contra aquélla" (Me 10, 11). Sorprendentemente, contra la costumbre y
las apreciaciones de su tiempo, se califica de adúltero al hombre -no a la mujer-, cosa que el
judío no hacía52• Mantener relaciones con una prostituta no es adulterio, pues no se le des
honra. Y si él se divorcia, puede casarse de nuevo, porque no cornete adulterio contra nadie. En
el matrimonio, sólo la mujer podía cometer adulterio, pues ella podía deshonrar al marido, pero
él no la deshonraba si se acostaba con otra. Jesús entiende que el honor se aplica también a la
mujer, y por eso él la deshonra al divorciarse y es calificado de adúltero.
¡No actuó como legislador, como se le ha imputado tantas veces! La "ley de Cristo" es el amor,
y punto. Como hacía con las parábolas, invitaba a reflexionar, discernir y decidi
La postura de Jesús ante el divorcio es coherente con-la que le vemos en otras situaciones: la
defensa de la parte marginada, asumiendo una postura principista (Gn), no legalista. (Dt)
hoy no admitimos teológicamente la concepción determinista del matrimonio como "lo que Dios
unió", pues es la negación de nuestro valor fundamental: la libertad de los seres
Sí hubo una aproximación, basada en la relación del amor mutuo, el mandato supremo del
Maestro (cf. 1 Cor 7,3s; 1 Pe 3,7). Lo notorio es que insistieron en la equidad, es decir, en el trato
correcto a cada cual según el estatus que setiene en el espíritu del amor .fraterno, tal como lo
vivió y mostró el Maestro (Ef 5,25). Esto significa que la posición de la mujer no fue elevada al
mismo nivel que la del varón: ella le está sujeta.
"no fue creado el varón por razón de la mujer, sino la mujer por razón del varón" (1 Cor 11,9; 1
Tim 2,11), de ahí el mandato "mujeres, sométanse a sus maridos!" (Ef 5,22; Col 3, 18; 1 Pe 3, 1).
moderna'
ción. Lo que para los palestinos era el honor (social), para nosotros es a dignidad de la persona
sí las hay más avanzadas o superiores que otras, según los conoci-