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Reimaginando los orígenes del cristianismo - Eduardo Arens

 Debemos distinguir entre sociedad y cultura, aunque ambos están imbricados: no existe
una sociedad humana sin una cultura

1. Sociedad y cultura
 Sociedad: agrupación de personas que "participan de una misma cultura y de unas
mismas instituciones sociales, interaccionan entre sí para el desarrollo de sus intereses
comunes y la consecución de sus fines'
 El hombre, no como un ser biológico sometido a leyes deterministas, sino como un ser
libre, capaz de auto determinarse aunque sujeto a los condicionamientos psicológicos,
ambientales y sociales
 Cultura: todos los conocimientos, capacidades, hábitos y técnicas adquiridos o
heredados socialmente, es decir, no heredados biológicamente
 Los sistemas culturales son, por un lado productos de la acción humana y, por otro lado,
elementos cond1c1onadores de acciones humanas futuras
 Cultura es información transmitida (entre miembros de una misma especie) mediante
el aprendizaje social, por imitación, por enseñanza o por asimilación. Distingue a los
diferentes grupos humanos.
 Es propio observar en cada cultura patrones de conducta comunes y compartidos, ya
que por lo general son el producto consensual o históricamente heredado de un grupo
humano
 Los rasgos culturales, dentro de una misma cultura, pueden ser

1. universales, si los comparten todos los miembros de dicha cultura o pueden ser
2. especiales, si corresponden a grupos humanos específicos de la sociedad

 Los distintos rasgos culturales pueden organizarse en sistemas, dando lugar a los
llamados complejos culturales
 los complejos culturales· pueden organizarse en instituciones sociales, es decir, en un
conjunto de complejos culturales centrados en torno a una necesidad importante de la
sociedad.
 La cultura no es rígida, sino dinámica, como la vida misma, pues es ésta la que la produce
y conforma. Por eso hay una suerte de continuidad y discontinuidad.
 La cultura es la relación del hombre con patrones, costumbres, tradiciones, valores, no
tanto de los hombres entre sí -aunque se dan en una cultura-
 sociedad designa los componentes humanos, es decir, la conjunción de personas que
viven e interactúan en un determinado momento histórico, así como las relaciones
entre ellas; cultura designa más bien los componentes de carácter material y espiritual
que esas personas heredan, alteran, configuran y transmiten.
 Civilización: conjunto de instituciones y organizaciones que intervienen racionalmente
para resolver los problemas derivados de la convivencia social.
 La cultura va más allá del desarrollo tecnológico o económico, pues se refiere a la
dimensión humanista y trascendente inherente al ser humano.

1.1. Cultura y valores


 cultura tiene que ver con valores.
 Valores: son la apreciación de realidades en su relación con la vida y que se traducen en
un lenguaje conductual -cornportamienros distintivos-.
 Los valores son los que guían la orientación conductual dentro de un sistema social. En
la conducta se revelan los valores de la persona, aquello que orienta su conducta y por
lo cual se desvive, lo que busca o persigue, lo que defiende y lo que recusa.
 Es así que la religión es un factor cultural que juega un papel importante en el campo de
los valores y sus expresiones conductuales
 Los valores de una determinada cultura están expresados en sus normas e instituciones;
por ejemplo, en relación a la familia, al matrimonio, el orden social o los tratos
comerciales
 La religión, por cierto, también tiene sus valores, expresados igualmente en normas e
instituciones, que incluso atañen a la intimidad de las personas.
 Es en base a los valores dentro de una cultura como se establecen los papeles y roles
que juegan las personas, así como la posición social y familiar que ocupan, por ejemplo,
el varón y la mujer dentro del matrimonio: el papel de esposo y el de esposa, el de padre
y el de madre, etc.

1.2. Cultura y culturas

Algo puede ser propio de una determinada cultura pero no tiene por qué serlo de una
sociedad, pues dentro de una sociedad pueden convivir diferentes culturas. Una cosa es
un fenómeno cultural, y otra, un fenómeno social, que no es lo mismo.
La cultura abarca todos los aspectos de la vida; por eso podemos hablar de cultura
religiosa, política, laboral, familiar, escolar, social. No hay una cultura estándar. Hay
subculturas, como la de las pandillas.
La cultura no existe en sí misma: es creada, transformada y vivida por el hombre.
Nacemos y nos desarrollamos en una cultura, de ahí que ésta se pueda transformar: ella
influye en mí, y yo puedo influir en ella.
la cultura no es ni universal ni monolítica. Lo que existe es una multiplicidad de culturas,
no una sola.

1.3. Culturas "bíblicas"

Jesús, Pablo y los evangelistas vivían en una cultura determinada, con su cosmovisión y
costumbres propias, dentro de la cual su discurso tenía sentido. Sus valores, lenguaje, creencias
y, por cierto, su comportamiento se derivaban de la sociedad en la que vivían. Las expresiones
simbólicas y emocionales eran entendidas según los patrones de su cultura, y era según éstos
como se juzgaba y se aceptaba tanto su conducta como sus discursos. Es en esa matriz donde
podremos comprender correctamente el Nuevo Testamento.

es un gran acierto y un inmenso aporte para la recta comprensión de la Biblia la incorporación a


su estudio de la perspectiva socio-cultural.

attimo pide al cristianismo


ser fieles a la kénosis divina, a tomar en serio nuestras culturas, nuestra visión de la vida,
nuestros conocimientos, porque la teología basada en la metafísica (aristotélico-tomista) ya no
habla al hombre de hoy, entre otras razones precisamente por el factor cultural. Hoy ya no
preguntamos por esencias, sino por relaciones; no es el in se, sino el pro nobis.

Los textos que son objeto de estudio no son otra cosa que expresiones comunicables de las
personas que los han producido en sus respectivos mundos.

1.4. Cultura y exégesis

¿se van a imponer a la modernidad occidental los valores de la cultura palestina de amaño? ¿No
sería esto corno querer imponer al Cercano Oriente nuestros valores de democracia y libertad,
pensando que son supremos y perfectos, que son los únicos válidos y correctos

Uno de los problemas con la lectura bíblica tradicional es que se piensa que los patrones
culturales y la cosmovisión de sus autores eran como los nuestros occidentales modernos; que
sus estructuras sociales se parecían a las nuestras. Por eso sobreponemos nuestra visión a la de
ellos. El fundamentalista hace al revés: transpone la visión del mundo de ellos al nuestro: "la
Biblia dice ... ", por cierto, leído desde la modernidad. Además, considera que, por ser Palabra
de Dios, nada tiene que ver con culturas ni estructuras sociales, cosa que muchos tradicionalistas
inconscientemente también piensan.

los textos deben ser estudiados teniendo en cuenta los contextos en los que se produjeron, que,
por tanto, los condicionaron y constituyen sus limitaciones.

2. Diferencias culturales concretas

n el mundo antiguo, la sociedad se estructuraba jerárquicamente según la idea del orden,


entiéndase, de subordinaciones (o superioridades, según como se vea), basada en el orden en
el universo (1 Pe 2,13-3,6)16• El orden es inherente a la naturaleza misma querida por Dios:
cada ser tiene un lugar y un rol que le es asignado (Gn 2-3). Según su lugar, juega un determinado
papel. Así, consideraban que la mujer es inferior al varón; por tanto, está bajo su tutela y
autoridad

En nuestro mundo, el factor psicológico es sumamente importante en la percepción y las


relaciones de las personas, con su énfasis en la individualidad, la autoestima, la realización, la
identidad personal. Nos fijamos en la personalidad, el carácter, el temperamento de la persona.
En el mundo bíblico palestino, en cambio, era primordial el factor social: se fijaban en las
relaciones interpersonales en clave de shalom -que no era la ausencia de conflictos2º-. Nuestro
valor es la realización personal, no las relaciones sociales; nos centramos exito, no en el honor,
y éste medido materialmente, como logro.

Ellos se sienten bien o mal según sus relaciones con el mundo que les rodea, mientras que
nosotros nos sentimos bien o mal según el estado anímico; ellos miran al entorno (social);
nosotros, a nuestro interior (psicológico).

La persona no era considerada como un individuo aislado por sí misma, sino siempre como parte
de un grupo. En ese mundo no era un valor la autonomía del individuo, ya que era una sociedad
centrada en la familia, es decir, eminentemente social en su trama. La lealtad a la familia y la
obediencia a la autoridad eran fundamentales.
Honor es la valía personal públicamente reconocida. Es la estima pública -uno no se honra, sino
que es honrado-. Es un valor de carácter netamente social e involucra a la familia. Por eso, en
las sociedades donde la vida se define en términos sociales, naturalmente el honor es un factor
fundamental

El padre es honrado por sus hijos cuando éstos le obedecen. De los hombres se espera que
defiendan la castidad de las mujeres que están bajo su dominio y protección. El honor de la
familia está encarnado en la mujer. Por eso, el varón la protege de lo que pueda deshonrarla -
pues lo deshonra a él-

La lealtad era un valor supremo, en la visión diádica de antaño, de interacción social. En nuestro
mundo, la lealtad no es tanto al otro como a los intereses personales": dura lo que dura la
conveniencia.

Todo lo dicho debe alertarnos sobre las diferencias culturales, pero también sobre la presunción
de que antiguamente se utilizaban los mismos vocablos que hoy para designar a las personas y
sus relaciones ~por ejemplo, esposa, matrimonio, divorcio-, aunque, sin embargo, no tenían el
mismo significado que tienen en el Occidente moderno.

3. Una realidad· matrimonio y divorcio

Se conjetura que, porque Jesús condenó el divorcio antaño, lo haría también hoy.

.1. La unión matrimonial

Basado en Gn 1 27 se afirmaba la necesidad imperativa de casarse especialmente para cumplir


la orden divina de “creced y multiplicaos”

En Palestina, el matrimonio era un arreglo de conveniencias entre familias, generalmente del


mismo dan (cf Lev I 8), en el que no tomaban parte los futuros cónyuges. Los novios
generalmente provenían de familias que se conocían, y que no pocas veces estaban de alguna
manera emparentadas, dentro del mismo núcleo familiar o dan29 (cf. las advertencias en Lev 18
sobre el matrimonio consanguíneo.) No era una opción libre y madura, particularmente en lo
que a la mujer se refiere. No pocas veces el novio era considerablemente mayor que ella; ella,
una jovencita menor de 20 años.

Antiguamente la economía era familiar, no como hoy, gregaria, en la que los miembros de la
pareja trabajan en lugares diferentes y alejados del hogar, sin mencionar el hecho de que hoy la
mujer lo hace en tareas ajenas a las domésticas.

En aquel entonces, el matrimonio era un proceso que se iniciaba con el compromiso convenido
entre ambas familias y que culminaba con la introducción de la novia en la casa del novio y se
sellaba en la intimidad de la "noche de bodas". No existía la etapa previa que conocemos como
enamoramiento, que supone la libre atracción y el acercamiento entre ambos sin injerencia de
la familia, ni tampoco el poder de decisión del que hoy goza la mujer en especial.

En contraste con nuestra sociedad individualista e "independista", donde cada cual determina
libremente su destino, antaño la posición y el papel del individuo estaban determinados por
fuerzas exógenas, sea por Yahvé, por la diosa Fortuna u otra, o por algún daimonion, mediados
por personas superiores o por familiares.
l matrimonio era fundamentalmente un contrato social, la armonía de la pareja no estaba
garantizada por motivos afectivos, sino sociales

Como vemos, el matrimonio es un acto legal, no afectivo. Prima el honor sobre el amor. En el
mundo griego, en cambio, el amor sí era un factor considerable, hasta tal punto que su ausencia
contaba como causa de divorcio.". También era causa de divorcio la infertilidad.

El varón se casaba fundamentalmente para tener hijos -el no tenerlos era para el hebreo una
deshonra-, no por amor. El griego se casaba más guiado por el erotismo. Ella se casaba porque
era deber de todo padre honorable procurar un marido adecuado a su hija, y buscaba las
ventajas familiares.

Entre los hebreos no había una ceremonia matrimonial como hoy las conocemos, ni por un
juramento público ni mediante la firma de un acta.

en el momento -a menudo ceremonial (cf. Parábola de las diez vírgenes)- en el que el novio
llevaba a la novia de la casa paterna para introducirla en la suya, y se sellaba en el lecho
conyugal". Llevarla a la casa equivalía a afirmar "se casó con ... ".

La relación de los esposos en el mundo mediterráneo seguía el modelo de la relación patrón-


siervo

El patronazgo asegura protección y proporciona honor al siervo/esposa; a cambio, se somete,


es dócil y obediente al patrón, y le es absolutamente fiel.

Todo esto contrasta con el acento en la independencia, la autoestima y la libertad en nuestro


mundo.

.2. El divorcio

En el judaísmo, el divorcio siempre implicaba la posibilidad legal de nuevas nupcias; se


sobrentendía. No se concebía que un hombre viviese soltero. La mujer, por su parte, necesitaba
protección y honorabilidad, ambas asociadas al matrimonio.

Sir 25,26: "Si [la esposa] no se comporta según tu voluntad, apártala de tu lado".

El honor era un aspecto fundamental en la relación familiar: la imagen pública del matrimonio
(no la relación íntima per se). Era ella quien constituía la fuente de honor del hombre (no al
revés). Era parte de la cultura patriarcal y andrógena de antaño.

El honor de la mujer estaba determinado por el cumplimiento de las normas sociales que se
esperaba de ella, muy particularmente por su decoro en el ámbito de la sexualidad; por eso en
el mundo árabe aún hoy se cubren completamente, incluido el rostro, y no hablan con ningún
varón que no sea de los de su casa. Su honor compromete a la familia entera

La sexualidad era entendida como un derecho adquirido con respecto a la propiedad-ella es


propiedad exclusiva del marido (cf. Dt 5,21)- Si alguien cometía adulterio con ella, era como si le
robaran o destruyeran su propiedad.

La

razón por la que se conocen pocos casos de divorcio (destacan los de los Herodes) y no se han
hallado actas de divorcio (judías), salvo una en Wadi Muraba' ar", probablemente se debe a
motivos económicos: el divorcio era muy oneroso para el hombre, que tenía que devolver a la
mujer su dote, que había administrado hasta entonces como parte de sus bienes"
la conducta que en Oriente importa es la social, no la individual; de ahí la alta consideración del
honor. Las normas conductuales se refieren a estructuras sociales, no a la conciencia individual
ni a su autorrealización.

El mandamiento supremo de Jesús es el del amor fraterno, que es des de donde hay que juzgar
la moral de antaño, que tiene por finalidad asegurar la cohesión del grupo. Por lo mismo,
virtudes son aquellos comportamientos que fortifican las relaciones grupales; y vicios o
pecados, los que atentan contra la cohesión del grupo.

3.3. La posición de Jesús de Nazaret

Jesús se alejó de la concepción jurídica (lo permitido, lo mandado) propia del judaísmo y se
remitió a una visión no legalista: la del Génesis. Implícitamente rechazaba la idea de dominación
sobre la mujer

Dt 24 permitía al hombre divorciarse por cualquier motivo calificado como comportamiento


impropio ('ervah), lo que podía entenderse ampliamente, como hacía la escuela de Hillel, hasta
incluir cuestiones de cocina.

La razón de ser de la creación de la mujer es la procreación (Gn l,27s) y que sea compañera del
hombre (Gn 2,18ss).

la visión jesuánica del matrimonio no es la tradicional de un contrato entre familias; no es


jurídica, por eso en su mente no hay lugar para casuísticas. Su visión está basada en Gn l, por
eso, con sensibilidad humana, no avala sumisiones asimétricas como las de Dt 24. Jesús toma
con absoluta seriedad la "dignidad" de las personas. De hecho, su descalificación de Dt 24 como
norma incluye una implícita defensa de la dignidad y la honorabilidad de la mujer, y es eso
probablemente lo que primaba en su mente. No es voluntad de Dios que ella esté sujeta al
capricho del varón

Adán. Como sabemos, Jesús apelaba implícitamente al amor como factor de convivencia: "que
no lo separe el hombre", pues los dos son "una sola persona", solidariamente complementados.
La suya es una visión existencial, no legalista, que apunta a un ideal de vida

Ése es el sentido que expresa la advertencia que sigue, "en la casa" (en la comunidad
helenística), que aplica la sentencia de Jesús: "El que despide (apoluséi) a su mujer y se casa con
otra comete adul terio contra aquélla" (Me 10, 11). Sorprendentemente, contra la costumbre y
las apreciaciones de su tiempo, se califica de adúltero al hombre -no a la mujer-, cosa que el
judío no hacía52• Mantener relaciones con una prostituta no es adulterio, pues no se le des
honra. Y si él se divorcia, puede casarse de nuevo, porque no cornete adulterio contra nadie. En
el matrimonio, sólo la mujer podía cometer adulterio, pues ella podía deshonrar al marido, pero
él no la deshonraba si se acostaba con otra. Jesús entiende que el honor se aplica también a la
mujer, y por eso él la deshonra al divorciarse y es calificado de adúltero.

a diferencia de nuestra cultura, en el Cercano Oriente el valor de la persona y su dignidad


estaban más influenciados por la percepción del grupo que por la autoestima personal e
independencia del sentir grupal que hoy nos caracteriza Esto era más acentuado en relación a
las mujeres, cuya importancia se cifraba sólo en relación a los varones, especialmente al cabeza
de familia

4. Corolarios y reflexiones: ayer y hoy

Para la lectura correcta de un texto es necesario tener en cuenta la realidad socio-cultural en la


que se produjo, y el lector debe ser consciente de sus propios condicionamientos socioculturales
e ideas filosófico-teológicas, entre otros

¡No actuó como legislador, como se le ha imputado tantas veces! La "ley de Cristo" es el amor,
y punto. Como hacía con las parábolas, invitaba a reflexionar, discernir y decidi

Jesús no dejó instrucciones particulares sobre el matrimonio, salvo el retorno a la visión de Gn


1, que se traduce en una defensa firme de la dignidad de la mujer y descarta la postura literal
de Dt 24, Is. El principio general de Gn 1 es el del compañerismo, esa necesaria
complementariedad que se une al punto de ser una sola carne". Este vínculo de mutua entrega
debe ser cuidado celosamente. Pero eso no es todo: la orden es que procreen. Por tanto,
implícitamente, los hijos son importantes,

La postura de Jesús ante el divorcio es coherente con-la que le vemos en otras situaciones: la
defensa de la parte marginada, asumiendo una postura principista (Gn), no legalista. (Dt)

De él aprendemos a mantener distancias respecto a una vision predominantemente legalista en


relación a la vida, la sociedad y la convivencia, y a asumir más bien una actitud compasiva y
solidaria con el pobre

Al remitirse a Gn l, recusaba la tradicional concepción de la mujer como subordinada a la


;oluntad del varón y el divorcio fácil que establece Dt 24.

hoy no admitimos teológicamente la concepción determinista del matrimonio como "lo que Dios
unió", pues es la negación de nuestro valor fundamental: la libertad de los seres

Jesús no proponía un igualitarismo en el sentido de que el hombre y la mujer son idénticos en


todo62• Tampoco lo propuso Pablo. Eran hijos de sus tiempos. La idea de igualdad como se
propone hoy en Occidente les era ajena, a pesar del discurso de que todos somos igualmente
hijos de Dios =eso es sólo en relación a Dios, no entre las personas

Sí hubo una aproximación, basada en la relación del amor mutuo, el mandato supremo del
Maestro (cf. 1 Cor 7,3s; 1 Pe 3,7). Lo notorio es que insistieron en la equidad, es decir, en el trato
correcto a cada cual según el estatus que setiene en el espíritu del amor .fraterno, tal como lo
vivió y mostró el Maestro (Ef 5,25). Esto significa que la posición de la mujer no fue elevada al
mismo nivel que la del varón: ella le está sujeta.

"no fue creado el varón por razón de la mujer, sino la mujer por razón del varón" (1 Cor 11,9; 1
Tim 2,11), de ahí el mandato "mujeres, sométanse a sus maridos!" (Ef 5,22; Col 3, 18; 1 Pe 3, 1).

los estudios sobre el honor y la vergüenza en la

región mediterránea nos introducen en sociedades basadas no en

individuos, sino en familias, clanes y linajes. Los valores primordia-

les se sitúan en esos grupos no en función de principios abstractos o

'universales'. Esto crea un sistema diferente de valores y de moral del


que conocemos en las sociedades occidentales moderna y pos-

moderna'

Hoy, en Occidente no nos mueve el honor, sino la autorrealiza-

ción. Lo que para los palestinos era el honor (social), para nosotros es a dignidad de la persona

Sería un imperialismo cultural pretender imponer los

ideales y valores sociales de una cultura a otra66. No hay una cultura

superior a otra. No debemos confundir cultura y civilización; éstas

sí las hay más avanzadas o superiores que otras, según los conoci-

mientos y avances científicos en particular

En cuanto a los hijos, ¿por qué no se dice nada de la necesidad

del divorcio cuando es un infierno y los que sufren son ellos67? Es

notorio que no se les mencione en relación al divorcio. ¿Debemos

mantener la valoración de los niños que se tenía antaño? Su situa-

ción en la familia era diferente que en las nuestras: no contaban.

En cuanto a los hijos, ¿por qué no se dice nada de la necesidad

del divorcio cuando es un infierno y los que sufren son ellos67? Es

notorio que no se les mencione en relación al divorcio. ¿Debemos

mantener la valoración de los niños que se tenía antaño? Su situa-

ción en la familia era diferente que en las nuestras: no contaban.

Palabra de Dios no es la cultura, sino los valores profundos que se

transmiten. En este caso, la defensa de la integridad y la dignidad

de la persona víctima del capricho de alguien. AJ remitir al origen

como respuesta a la pregunta por la licitud del divorcio, Jesús ex-

hortaba a restituir la dignidad de la mujer como persona creada por

Dios (notar que se trata de Dios creador) y a tomar seriamente como

voluntad divina "la vocación" al compañerismo (independientemen-

te de lo que condujo al matrimonio").

La sentencia de Jesús no es un mandato (género), y lo que se dice

hay que entenderlo en el contexto de la visión sociocultural de an-

taño sobre el matrimonio: la importancia del honor, la vida en es-

trecha comunidad, el trabajo complementario familiar, etc. Por eso,


los evangelistas adaptaron la visión de Jesús sobre el matrimonio a

las realidades socioculturales de sus comunidades, y Pablo a la situa-

ci6n de Corinto. Nosotros debemos hacer lo mismo, para que esa

Palabra de Dios nos siga hablando hoy.

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