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EL ARTE DE...

JUGAR

En infinidad de ocasiones y más en el fútbol y fútbol sala actual los símiles bélicos están a
la orden del día. Esta costumbre alimenta las bajezas humanas y convierte un
espectáculo deportivo muchas veces en poco más que una batalla campal.
Evidentemente escapar de este tipo de cliché social es complicado. Contamos con dos
equipos que se asemejan a dos ejércitos, contamos con dos banderas o marcas,
contamos con un terreno que debemos invadir (hasta el mismo nombre "deporte de
invasión" nos acerca a esta idea). Contamos con un objetivo, atravesar todas las líneas
defensivas del contrario y llegar hasta su retaguardia para, en forma de balón, dejar caer
nuestra arma más letal. El símil bélico es inacabable, anuncios de televisión, comentarios
en prensa y radio, cánticos en los terrenos de juego e incluso frases hechas en vestuarios
y banquillos que nos trasladan de un campo de juego a un campo de batalla.

Sin querer realizar un juicio moral, más que nada por aquello de tirar la primera piedra, y
evitando este tipo de comportamientos a toda costa en edades tempranas, lo cierto es
que los entrenadores en ocasiones nos sentimos como aquel general que trata de
conocer las debilidades del rival y aprovecharlas al máximo para sacar provecho en la
batalla. Ante esta situación, respetando en todo momento el fair-play al que nos debemos,
una de las posibilidades para la competición de cierto nivel, es dejarnos guiar por Sun
Tzu, el más antibélico de los generales chinos.

Sun tzu vivió alrededor del siglo V antes de Cristo. La colección de ensayos sobre el arte
de la guerra atribuida a Sun Tzu es el tratado sobre dicho tema más antiguo que se
conoce. A pesar de su antigüedad, esta obra domina sobre cualquier otra el tema.

El núcleo de la filosofía de Sun Tzu sobre la guerra, descansa en estos dos principios:

Todo el Arte de la Guerra se basa en el engaño.


El supremo Arte de la Guerra es someter al enemigo sin luchar.

Es decir Sun Tzu nos aleja del enfrentamiento puro y duro y nos invita a conocer las
debilidades del rival. A intentar vencerlo sin luchar, y a hacerlo a través del engaño. Ni
que decir tiene que en nuestro símil, "someter al enemigo", es ganar un partido y que
evidentemente "luchar" se asemeja a jugar un encuentro. También es de perogrullo decir
que en nuestro caso no es posible no "luchar", ya que es la base de nuestro juego,
"jugar".

De todas formas hay muchas situaciones que nos pueden ayudar, como entrenadores a
liderar nuestros grupos y a buscar las debilidades de nuestros rivales. Además, contamos
con ciertas ventajas tecnológicas con respecto al siglo V, que nos permitirán sin duda
observar con más tranquilidad a los contrarios.

El arte de la guerra se basa en el engaño. Por lo tanto, cuando tu equipo es capaz de


atacar, debe aparentar incapacidad; si tu equipo se mueve tiene que aparentar
inmovilidad. Realizar ataques cuando el contrario está desordenado. Prepararse contra él
cuando está seguro en todas partes. Evitarle durante un tiempo cuando es más fuerte. Si

José Julio Arregui Villalobos.


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tu oponente tiene un temperamento colérico, intentar irritarle (siempre mediante el juego,
nunca a nivel personal). Si es arrogante en su juego, trata de fomentar su egoísmo. Si el
equipo contrario se encuentra bien situado tras una reorganización, intenta desordenarlo.
Si están unidas, separa sus líneas. Ataca cuando no está preparado, y aparece cuando
no te espera. Estas son las claves de la victoria para el estratega.

El entrenador tiene que intentar inculcar el sentido de imbatibilidad en sus jugadores. Los
jugadores tienen que sentir que tienen muchas más posibilidades que el rival en el
partido. Porque conocen las debilidades y los puntos fuertes del equipo contrario. La
victoria nace del conocimiento del rival y se basa en el criterio de imbatibilidad.

"Hacer la guerra" VS "Jugar una liga"

Sun tzu nos indica que el gasto por el movimiento de tropas es inmenso. Además el
traslado de víveres para todas las tropas debilita el propio país. Por ello las campañas
largas, debilitan a aquel que tratar de invadir. De toda batalla no solo hay que salir
victorioso sino reforzado. Las provisiones tiene que generarlas el enemigo y nosotros
abastecernos de las mismas. A los derrotados hemos de tratarlos bien, debemos
sumarlos a nuestras filas, tanto a ellos como sus carros, armas, herramientas, etc. Para
conseguir este objetivo, el general tiene que conseguir encolerizar a sus tropas y de cara
a recuperar más botín del enemigo ha de recompensarlas.

Nuestro símil deportivo es evidente, nuestros desplazamientos son costosos para la


entidad y para los jugadores. Merman la ilusión de los nuestros. Los viajes se hacen
pesados y al final del año son lo que hacen a los jugadores si seguir una campaña más o
no. En nuestro nivel, las ligas con muchos desplazamientos por lo tanto son claramente
una merma. A esto tenemos que añadir el hecho de que en muchas ocasiones los
entrenadores tomamos decisiones que no son globales. Por ejemplo desplazar jugadores
de nuestros equipos filiales. Si estos jugadores están preparados para el partido y somos
consecuentes, jugarán con lo que su motivación será extra y además se verán
recompensados. Si estos jugadores no participan, su moral decaerá. Además al convocar
a estos jugadores tenemos que tener en cuenta que debilitamos otros equipos de nuestra
entidad y la moral de esos equipos también puede verse mermada.
Evidentemente nuestro botín, aquello que a los jugadores tiene que motivarles para poder
realizar estos desplazamientos y salir no solo victoriosos, sino reforzados, han de ser los
tres puntos, pero también los minutos disputados. Que el esfuerzo del viaje merezca la
pena.
Además hemos de conseguir que el viaje en sí, sea una motivación, que el jugador lo
disfrute, como el mismo partido. Y debemos aprovechar en medida de lo posible lo que el
rival nos ofrece. Visitamos muchos sitios que no conocemos, hemos de aprovechar lo que
los lugares que visitamos nos ofrecen y hacerlo parte de nuestro partido.
A nivel exclusivamente deportivo, los jugadores tienen que entender que a parte de
vencer hemos de salir reforzados, es decir no podemos permitir que el equipo se merme
con expulsiones o sanciones. En numerosas ocasiones una victoria o una derrota en un
partido nos llevan a sucumbir en varios de los siguientes porque nuestro equipo se ha

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visto debilitado por las sanciones.

“Estrategia ofensiva” VS “Estrategia deportiva”

El más antibélico Sun Tzu indica que someter al enemigo sin luchar es la suprema
excelencia.
De esta forma indica que mediante estrategias ofensivas no físicas (como crear
desconfianza entre aliados y estrategias políticas) es como se deben conseguir las
victorias. Es decir vencer sin llegar a luchar. Si no se puede conseguir los siguiente es
atacar a los ejércitos enemigos, y si eso no es posible, atacar sus ciudades (último
recurso).
De su lectura, evidentemente deducimos, en nuestro símil deportivo, que nuestro
enfrentamiento es inevitable y menos mal. Y ese es el punto de lectura que más nos
puede aportar.
Según Sun Tzu hay tres formas de que un soberano lleve a un ejército a la derrota.
Desequilibrándolo (enviarlo a luchar cunando debe avanza o al revés). Interfiriendo en la
administración militar si ignora sus contenidos. E interfiriendo en la dirección de la lucha,
ignorando los problemas del mando. Todo esto generar dudas y perplejidad en los
oficiales.

Un ejército confuso lleva a la victoria del contrario.

Por otra parte hay cinco casos en los que nos puede acercar a la victoria:
• El que sabe cuando puede luchar y cuando no, saldrá victorioso.

• El que comprende cómo luchar, de acuerdo con las fuerzas del adversario,
saldrá victorioso.

• Aquél cuyas filas estén unidas en un propósito, saldrá victorioso.

• El que está bien preparado y descansa a la espera de un enemigo que no


esté bien preparado, saldrá victorioso.

• Aquel cuyos generales son capaces y no sufren interferencias por parte de


su soberano, saldrá victorioso.

Es en estos cinco puntos en los que se conoce el camino a la victoria.

Actualmente y a nivel deportivo, en infinidad de ocasiones hemos oído eso de que el


vestuario es un “santuario”. Hemos oído que las labores del entrenador no deben venir
determinadas por los directivos desde el despacho. Que los presidentes, Manager y todas
las figuras que no participan de una manera directa en el juego, deben intentar no
interferir en las actuaciones de los técnicos y jugadores. Cuando lo hacen, en la mayoría
de los casos lo único que consiguen en “confundir” a los técnicos y a los jugadores. Al no
vivir el día a día, ni conocen el contenido del trabajo, ni la estructura de mando de una
plantilla. Y como ya apunta Sun-Tzu, Un ejército confuso lleva a la victoria del contrario.

José Julio Arregui Villalobos.


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Un entrenador en nuestras categorías debe intentar conocer al 100% el estado de su
plantilla, pero también conocer la plantilla contraria y su concepto del juego.
Con estos datos sabrá si está preparado para adoptar una estrategia más o menos
ofensiva, ya que comprenderá como plantear el partido en función propia y del rival.
Una plantilla, formada por técnicos y jugadores debe estar unida por un propósito común,
más allá de propósitos personales. Un objetivo claro y alcanzable que los guíe.

El equipo, tanto desde el banquillo, como en el interior del terreno de juego, debe
controlar los tiempos del partido y esperar que el rival no esté preparado. ¿Cuántos goles
se consiguen por superioridades y cuántos se encajan por inferioridades?

Este trabajo se debe trasladar mediante una cadena de valor en toda la estructura del
club.

Los directivos deben auditar, pero nunca interferir en el trabajo de los técnicos, algo que
exige una formación mutua.

“Conoce a tu enemigo y conócete a ti mismo; en cien batallas, nunca saldrás


derrotado. Si eres ignorante de tu enemigo pero te conoces a ti mismo, tus
oportunidades de ganar o perder son las mismas. Si eres ignorante de tu enemigo y
de ti mismo, puedes estar seguro de ser derrotado en cada batalla.”

“Disposiciones” VS “Posiciones”

Sun Tzu indica que todo buen guerrero, primero se hace invencible y después ataca la
vulnerabilidad del rival. Es decir, cuando uno el abundante en fuerzas ataca, cuando no lo
es se protege y esperar su momento. Así que, aunque uno sea invencible, no puede
asegurar que pueda aprovechar la vulnerabilidad del rival.
Uno puede saber cómo vencer, pero esto no significa necesariamente que vaya a vencer.

Un ejército victorioso va a la batalla tras comprobar que su plan le indica que va a salir
victorioso, mientras que un ejército destinado a la derrota lucha con la esperanza de
vencer, pero sin ningún plan. Los expertos en guerras se ciñen a las reglas marcadas, de
este modo mantienen el control de los acontecimientos.
Los elementos del arte de la guerra son: primero, la medida del espacio (deriva del
terreno); segundo, la estimación de las cantidades; tercero, los cálculos; cuarto, las
comparaciones (a partir de las cantidades y los cálculos); y quinto, las posibilidades de
victoria.

Sun Tzu indica que con las disposiciones anteriores, un general ha de ser capaz de que
su ejército caiga sobre el rival como el efecto de las aguas que, súbitamente liberadas de
una presa, caen sobre un abismo sin fondo.

Evidentemente para nuestro enfrentamiento deportivo, trazar un plan es fundamental.


Tras un paso previo ya comentado de conocer a nuestro rival, el plan de partido se hace
vital para adelantar acontecimientos y tener todas las variantes posibles dominadas.

José Julio Arregui Villalobos.


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Somos capaces de distinguir entre líneas “Los expertos en guerras se ciñen a las reglas
marcadas, de este modo mantienen el control de los acontecimientos”, un argumento que
va de la mano sobre un artículo escrito anteriormente “El error, la opción de mejora”. De
estas líneas plantemos la necesidad de cómo entrenadores, controlar las posibles
variantes que pueden surgir en un encuentro con nuestras REGLAS de actuación.
Evidentemente un entrenador debe decidir rápido ante ciertas circunstancias y para ello
ha de mantener en su Memoria de Trabajo las REGLAS necesarias y accesibles para su
uso. Todas estas REGLAS deben ceñirse a un plan, que se basa en el conocimiento del
rival.

Un entrenador debe convencer a sus jugadores de que son invencibles. Para ello debe
asegurar su propia protección y dar las herramientas necesarias para aprovechar la
vulnerabilidad del rival. Con esto no tratamos de decir que un equipo solo debe
defenderse y contraatacar. El símil es mucho más amplio, es decir la vulnerabilidad del
rival puede estar en que tenga la posesión del balón, pero también puede ser que su
punto débil sea no tenerlo. De ahí la necesidad de controlar los elementos. Para Sun Tzu
son el espacio, las cantidades, los cálculos, las comparaciones y las posibilidades de
victoria.
En nuestro plan pre-partido, tendremos que definir nuestra estrategia espacial, en que
zona queremos que se desarrolle el encuentro, comparar nuestras fuerzas previas con las
del rival, situación en la tabla, jugadores, comparaciones por puestos, goles encajados,
marcados, estadísticas de goles, estadísticas varias. Del mismo modo debemos según
nuestras fuerzas establecer un baremo de posibilidades de victoria y tener a mano
soluciones para distintas situaciones de partido.

“Actitud del ejercito” VS “Actitud de un equipo”

Sun Tzu comentaba que mandar un gran ejército es lo mismo que mandar a unos pocos
hombres. Es una cuestión de organización. Y dirigir un gran ejército es lo mismo que
dirigir a unos pocos hombres. Es una cuestión de formación y señales.

Que un ejército sea capaz de soportar el ataque enemigo sin sufrir la derrota se debe a
las operaciones conjuntas de fuerzas normales y fuerzas extraordinarias.

Generalmente, en la batalla, se usa la fuerza normal para resistir, y las fuerzas


extraordinarias para vencer. Los recursos de aquellos que son expertos en el uso de
fuerzas extraordinarias son tan infinitos como el cielo.-. Las notas musicales son como las
estaciones. Son solo cinco en número, pero sus combinaciones son tan infinitas que nadie
puede visualizarlas todas. Los sabores son solo cinco en número, pero sus mezclas son
tan variables que nadie puede degustarlas todas. En la batalla, solo existen las fuerzas
normales y las extraordinarias, pero sus combinaciones tampoco tienen límite, nadie
puede comprenderlas todas. Pues estas dos fuerzas se reproducen mutuamente. Es
como el movimiento sin fin en un círculo. ¿Quién puede agotar las posibilidades de sus
combinaciones?

José Julio Arregui Villalobos.


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En medio del tumulto, la batalla parece caótica, pero no debe existir desorden en las
propias tropas. El campo de batalla puede parecer confusión y caos, pero el bando propio
debe permanecer ordenado. Así será a prueba de derrotas. La confusión aparente es el
resultado de una buena ordenación; la cobardía aparente, del coraje; la debilidad
aparente, de la fuerza. Orden y desorden dependen de la organización y la dirección;
coraje y cobardía, de las circunstancias; fuerza y debilidad, de las disposiciones tácticas.

Así pues, el que es capaz de hacer moverse al enemigo, lo hace creando una situación,
de acuerdo con la cual el enemigo actuará. Tienta al enemigo con algo que desea
alcanzar. Mantenle en movimiento sosteniendo ese algo fuera de su alcance, y entonces,
atácale con tropas escogidas

Un comandante experto obtiene la victoria de la situación, y no la exige de sus


subordinados. Selecciona los hombres adecuados y explota la situación. El que es capaz
de usar la situación, usa a sus hombres en la lucha como rodillos o como bloques de
piedra: la naturaleza de un rodillo es tal que en suelo llano permanece estático; en
pendiente, se mueve. Un bloque cuadrado de piedra detiene cualquier cosa; si es
redondo, arrolla.

Así pues, la energía de las tropas hábilmente dirigidas en la batalla puede compararse al
impulso de una rueda de molino que se deja rodar desde lo alto de una pendiente de mil
metros de altura.

Desarrollando esta idea un entrenador experto debería controlar todas la s situaciones


que se pueden generar en un partido, para utilizar a su equipo de la forma correcta y
alinear en cada situación a los más indicados.
A la hora de dirigir un partido ha de conseguir que en medio del caos, situaciones
imprevistas, etc, su equipo se mantenga bien ordenado y que la confusión aparente se
deba a ello, a una buena ordenación. La fuerza o la debilidad de nuestro equipo depende
de la disposición táctica y con ello podemos hacer creer al rival que somos débiles o
fuertes, según convenga (el arte de jugar es el arte del engaño). El coraje y la cobardía
sin embargo dependen de las circunstancias del partido, hemos de saber ofrecer o privar
al otro equipo de algo anhelado para aprovecharnos de ello.
Para que el equipo se mantenga ordenado, dependemos de la organización y de la
dirección y dirigir a 12 hombres es cuestión de formación y señales. Todas las señales
(elementos perceptivos internos o externos de juego (ordenes)) deben ser claras y
rápidamente procesables, estas señales harán que nuestros jugadores activen sus reglas
cognitivas y apliquen todo lo aprendido.
Para poder formar a un equipo será fundamental para el entrenador el autocontrol
impulsivo, el control del grupo, el control de entorno y el dominio de la estructura funcional
y de las reglas tácticas de las unidades de competición.

Generalmente, en la batalla, se usa la fuerza normal para resistir, y las fuerzas


extraordinarias para vencer.

Muchas de las decisiones que se toman en un encuentro, tanto de un entrenador como de


un jugador, vienen determinadas por la escasez de tiempo a la hora de elegirlas. Es decir
al enfrentarnos a un problema, nuestro sistema cognitivo busca Reglas conocidas en su

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Memoria de Trabajo. Estas reglas suelen ser elegidas o por SIMILITUD o por
FRECUENCIA. Se buscan situaciones similares que se han almacenado o aquellas que
más se realizan (reglas fuertes, aunque a veces malas). Cuando nos encontramos ante
una situación nueva, para la que no tenemos una regla aplicable, realizamos
INFERENCIAS. Es decir aplicamos una solución y evaluamos el resultado. Al realizar
estas “inferencias” en plena competición es cuando aparecen “equivocaciones”.
En el juego real, estas equivocaciones se dan constantemente cuando nuestro equipo no
tiene “fuerzas extraordinarias”, es decir hay demasiados elementos en el juego que le
generan incertidumbre y no puede responder con reglas almacenadas con velocidad.
Si nuestro equipo tiene “fuerzas normales” es decir controla los elementos habituales del
juego y que se repiten con normalidad en el desarrollo del mismo, podremos resistir. Pero
si queremos vencer nuestro equipo ha de conseguir, que las situaciones extraordinarias
en el juego, no lo sean en realidad, y que se dominen como una situación normal, y pasen
de realizar inferencias en el juego, a aplicar reglas para esas situaciones extraordinarias.

“Vacío y actualidad”

Una vez comenzada la contienda y entendiendo que el ejercito que atrae al contrario a su
terreno ya parte con ventaja Sun Tzu indicaba que “el que es capaz de hacer que el
enemigo llegue al campo propio lo consigue ofreciendo a éste algún tipo de ventaja.
Y el que es capaz de retardar la llegada del enemigo lo consigue haciendo que éste
se detenga por precaución. Así pues, cuando el enemigo está descansado, sé capaz
de agotarle; cuando está bien alimentado, sé capaz de hacerle pasar hambre;
cuando está descansando, haz que se mueva.”

Con estas premisas queda claro que una de las indicaciones para intentar vencer en un
encuentro es cambiar el estado del contrario y no dejar que maneje el terreno a su antojo,
ni su propio estado.

“Toma los lugares que sea incapaz de rescatar; desplázate suavemente en la


dirección por donde seas menos esperado.”

“Cuando eres capaz de desplazarte mil li sin cansarte, es debido a que viajas por
lugares donde no hay enemigos. La forma de asegurarte de tomar aquello que
atacas es atacando el lugar que el enemigo no defiende o no puede proteger. La
forma de asegurarte de mantener la posición que defiendes es defender una
posición que el enemigo teme o no es capaz de atacar. Por lo tanto, contra aquellos
hábiles en ataque, el enemigo no sabrá cómo defenderse, y contra aquellos
expertos en la defensa, el enemigo no sabrá cómo atacar. “

.
“Sutil e insustancial, el experto no deja huella. Tan divinamente misterioso que es
inaudible. Así es el dueño del destino del enemigo. Su ofensiva será irresistible si la
lanza contra las posiciones débiles del contrario. No puede ser sobrepasado

José Julio Arregui Villalobos.


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cuando se retira, si se mueve rápidamente. Cuando yo decido presentar batalla, mi
enemigo, incluso protegido por altos muros y profundos fosos, no puede evitar
enfrentarse a mi, pues ataco una posición que debe defender. Cuando yo deseo
evitar la batalla, puedo defenderme simplemente trazando una línea en el suelo: el
enemigo será incapaz de atacarme, pues he hecho que se desplazase a un lugar
distinto del que él deseaba”.

Las defensas actuales son previsibles, estúdialas e intenta detectar los lugares no
esperados o menos defendidos. Ataca sus espacios libres, lugares que no defiende y
divide sus fuerzas, El engaño es lo fundamental, trata de ocupar espacios, que aunque no
sean valiosos lo parezcan. Obliga a defender lugares fáciles de defender para que separe
sus fuerzas y libere los difíciles de atacar. Utiliza el engaño para atacar sus lugares
difíciles de atacar con una buena disposición.

“Si soy capaz de determinar las disposiciones del enemigo mientras que, al mismo
tiempo, oculto las mías, entonces puedo concentrar mis fuerzas, y las suyas han de
dividirse. Y si yo me concentro mientras él se divide, puedo usar toda mi fuerza
para atacar una fracción de la suya. Por tanto, seré superior numéricamente. Si soy
capaz de usar a muchos para golpear a unos pocos en un punto seleccionado,
aquellos caerán sin remisión.”

Separa su defensa, concentra con ventaja a tus atacantes y genera superioridades


constantes. Crea la duda, lanza falsos ataques a defensores que ya tienen asignada su
marca.

“El enemigo no debe conocer donde intentaré presentar batalla. Pues si él no sabe
donde intento batallar, debe hacer preparativos en muchos lugares diferentes. Y
cuando él se prepara en muchos lugares, aquellos con los que tendré que luchar
serán menos. Si se prepara en el frente, su retaguardia será débil, y si prepara su
retaguardia, su frente será frágil. Si refuerza su izquierda, su derecha será
vulnerable, y si refuerza su derecha, le quedarán pocas tropas para la izquierda. Y si
envía tropas a todas partes, será débil en todas partes. La inferioridad numérica
deriva de tener que resguardarse contra los ataques posibles; la superioridad
numérica deriva de forzar al enemigo a hacer este tipo de preparativos contra
nosotros.”

No crees un modelo de juego ofensivo previsible, genera cambios constantes para que su
fuerza defensiva se diluya. Ataca en función de la forma de su defensa, léela y busca sus
puntos débiles. Casi todas las defensas en fútbol sala tienen una forma definida, unas
reglas de conductas tácticas, aprovecha esa rutina, crea percepciones falsas y las reglas
tácticas se aplicarán erróneamente. Aprovecha ese momento.

“Si uno sabe donde y cuando se librará la batalla, sus tropas pueden marchar mil li
y llegar al lugar. Pero si uno ignora cual será el campo de batalla o el día en que se
librará, la izquierda será incapaz de ayudar a la derecha y la derecha será incapaz
de ayudar a la izquierda, y la vanguardia será incapaz de apoyar a la retaguardia, y
viceversa. Mucho más aún si se hallan separadas por decenas de li o, incluso, por
solo unos pocos. A pesar de estimar las tropas del contrario como numerosas, ¿de

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qué le beneficia esta superioridad respecto al resultado final de la guerra?. Así
pues, la victoria puede aún alcanzarse, pues incluso si el enemigo es
numéricamente superior, puede evitarse el encuentro directo con su totalidad.”

Aunque seas inferior numéricamente en muchas acciones del juego, trata de generar
reglas para eliminar defensores por lejanía. Trata de separar defensores para atacar esas
zonas, de manera que una inferioridad deje de serlo en la medida de lo posible. Si eres el
atacado elimina atacantes ofreciéndoles lugares que no necesitas defender a toda costa.
Evita su objetivo final a pesar de sus engaños.
Cuando seas atacado, divide a sus atacantes y contraataca, si respondes a los
movimientos del atacante únicamente, harás lo esperado y trabajado por él. Toma la
iniciativa, defiende situaciones que él nunca defendería, protege el objetivo y destina
ciertos efectivos a esta tarea.

“Analiza los planes del enemigo de forma que puedas averiguar sus puntos débiles
y sus puntos fuertes. Agítale de cara a identificar las pautas de sus movimientos.
Ponle señuelos para que revele sus disposiciones, y determina su posición. Lanza
un ataque de prueba para aprender donde es fuerte y donde es deficiente. El
principal objetivo en la disposición de las tropas propias es situarlas sin que
presenten una forma identificable. De este modo, ni el más penetrante de los espías
puede entrometerse, ni el mas sabio puede trazar planes contra ti. “

Un entrenador debe estudiar al enemigo antes de jugar un partido, pero si eso no es


posible, en los primeros minutos de juego, probar distintas disposiciones ofensivas y
defensivas, nos dará una pista de donde están los puntos fuertes y débiles del contrario.
En cuanto a tu ataque y tu defensa la mejor manera de que el rival no te conozca es tener
un Ataque y una defensa sin forma. ¿Cómo puedo hacer que mi equipo no tenga forma?
¿Y el orden? ¿Y la organización?. Que no tenga forma para el contrario no quiere decir
que no la tenga para tu equipo. Lo único que no puede adivinar el contrario es la decisión
del jugador. Abre tu modelo de juego, ofensivo y defensivo. Dale reglas generales al
jugador, y los elementos de control necesarios para tomar las decisiones en cada
momento. El ataque y la defensa dependerán en cada momento de la decisión de cada
jugador, pero no de un movimiento prefijado anteriormente y que se repite y es previsible.
La defensa y el ataque sin forma lo serán para el rival, ya que cada uno de los jugadores
de tu equipo responderá en cadena a situaciones que generan los compañeros.

“Cuando se gana una batalla, las tácticas no deben repetirse. Uno debe siempre
responder a las circunstancias en una infinita variedad de modos.”

“Ahora, un ejército puede ser semejante al agua, pues al igual que el agua que fluye
evita las alturas y se dirige al llano, un ejército debe evitar la fuerza y atacar sobre la
debilidad. Y al igual que el agua fluye y toma forma de acuerdo con el terreno, así
un ejército se dirige a la victoria de acuerdo con la situación del enemigo. Igual que
el agua no tiene una forma constante, no hay condiciones constantes en la guerra.
Al que es capaz de conseguir la victoria modificando sus tácticas de acuerdo con la
situación del enemigo, bien puede llamársele divino.”

“De los cinco elementos (agua, fuego, metal, madera y tierra), ninguno predomina

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siempre; de las cuatro estaciones, ninguna dura para siempre; de los días, algunos
son largos y otros cortos, y la luna crece y mengua. Esta es también la regla que
rige en el empleo de tropas.”

Domina varios modelos de juego, amóldate al rival, varía constantemente tus situaciones
tácticas, tus modelos, incluso podrá utilizar modelos con forma definida en ocasiones sin
que el rival se cerciore, dando un descanso a la fatiga cognitiva del jugador.
Para cada modelo con forma del enemigo busca sus lugares débiles, evita los fuertes, por
lo menos en inicio, separa sus fuerzas, y con engaño busca tu objetivo.

“Maniobras”

Finalizando sus indicaciones Sun Tzu aclara cuales son las reglas que deben seguir sus
ejércitos para movilizar todas sus tropas, capítulo que no se ciñe a nuestro carácter
deportivo. Si que indica a modo de reflexión;

“La guerra se basa en el engaño. Muévete cuando sea ventajoso y crea cambios en
la situación dispersando y concentrando tus fuerzas. Cuando entras en campaña,
sé rápido como el viento; haciendo marchas normales, majestuoso como el
bosque; en las incursiones y saqueos, feroz como el fuego; cuando te detienes,
firme como las montañas. Si te escondes, sé tan insondable como las cosas más
allá de las nubes; en movimiento, cae como el rayo. Para saquear una región,
dispersa tus fuerzas. Cuando conquistas un territorio, defiende los puntos
estratégicos.

Sopesa la situación antes de efectuar movimiento alguno. Aquel que domina el


artificio de la diversión saldrá victorioso. Así es el arte de maniobrar.”

Con broche de oro terminamos esta comparativa entre las indicaciones de Sut Tzu para
afrontar la guerra y nuestros enfrentamientos lúdico-deportivos;

“AQUEL QUE DOMINA EL ARTIFICIO DE LA DIVERSIÓN SALDRÁ VICTORIOSO”

Espero que este lema y todo lo anterior os sirva de reflexión.

Un cordial saludo….Y enhorabuena si lo has terminado.

Textos consultados:
Libro “El arte de la Guerra”. Sun Tzu (Librería Argentina).
http://www.gorinkai.com/textos/suntzu.htm (Comentarios del libro).
El factor humano. James Reason

José Julio Arregui Villalobos.


Jota Arregui. Septiembre 2010

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