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Página 130 CAPÍTULO XV en favor de la existencia de Dios se consideran válidas como si no, el hecho de que él

SAN ANSELMO DE CANTERBURY (Copleston) elaborase sistemáticamente dichas argumentaciones tiene su importancia, y da a la obra
San Anselmo como filósofo. — Pruebas de la existencia de Dios en el «Monologium». — títulos para que sea seriamente considerada por el historiador de la filosofía.
Laprueba de la existencia de Dios en el «Proslogium». — La idea de verdad y otros
elementos agustinianos en el pensamiento de san Anselmo. San Anselmo, al igual que san Agustín, no hizo una distinción clara entre los campos de la
1. San Anselmo había nacido en Aosta, en el Piamonte, en 1033. Después de los estudios teología y de la filosofía, y su implícita actitud mental puede ser ilustrada del modo siguiente. Página
preliminares en Burgundy, en Avranches, y más tarde en Bec, entró en la Orden Benedictina, El cristiano debe tratar de entender y aprehender racionalmente todo lo que cree, en la
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y llegó a ser prior de Bec (1063) y posteriormente abad (1078). En1093 fue nombrado medida en que eso sea posible a la mente humana. Ahora bien, creemos en la existencia de
arzobispo de Canterbury, para suceder a su antiguo maestro, amigo y superior religioso, Dios y en la Santísima Trinidad. Debemos, pues, aplicar nuestro entendimiento a la
Lanfranc; y en ese puesto murió, en 1109. comprensión de ambas verdades. Desde el punto de vista de quienes, como los tomistas,
hacen una clara distinción entre filosofía y teología dogmática, la aplicación del razonamiento
En general, es conecto decir que el pensamiento de san Anselmo pertenece a la tradición a la primera de esas verdades, la existencia de Dios, caerá dentro del campo de la filosofía,
agustiniana. Como el gran Doctor africano, consagró su principal es fuerzo intelectual a la mientras que la aplicación del razonamiento a la segunda verdad, la Trinidad, caerá dentro
comprensión de la doctrina de la fe cristiana, y la exposición de su actitud que está contenida del campo de la teología; y el tomista sostendrá que la primera verdad es demostrable por el
en el Proslogium1 lleva impreso el sello inconfundible del espíritu agustiniano. «No intento, razonamiento humano, mientras que la segunda verdad no es demostrable por el
Señor, penetrar tu profundidad, pues juzgo mi intelecto enteramente insuficiente para ello, razonamiento humano, aunque la mente humana sea capaz de establecer juicios verdaderos
pero deseo entender en algún grado tu verdad, que mi corazón cree y ama. Porque no busco a propósito del misterio, una vez revelado, y de refutar las objeciones que el razonamiento
entender para poder creer, sino que creo para poder entender. Porque creo también esto, humano pueda presentar contra el mismo. Pero, si uno se pone en la posición de san
que, a menos que crea, no podré entender.» Esa actitud de Credo, ut intelligam es común a Anselmo, es decir, en un estado mental anterior a la clara distinción entre filosofía y teología,
Agustín y a Anselmo, y Anselmo está completamente de acuerdo con Agustín cuando es fácil ver cómo el hecho de que la primera verdad sea demostrable, junto con el deseo de
observa en su Cur Deus Homo2 que no esforzarse en comprender lo que se cree, es entender todo cuanto creemos, y el considerar como un deber la tentativa de satisfacer ese
negligencia. Desde luego, eso significa, en la práctica, para Anselmo una aplicación de la deseo, conduce naturalmente a un intento de demostrar la trinidad de Personas «por razones
dialéctica o el razonamiento a los dogmas de fe, no con la intención de despojarlos de necesarias»3, y de mostrar del mismo modo que es imposible que un hombre se salve sin
misterio, sino con la de penetrarlos, desarrollarlos y discernir sus implicaciones en la medida Cristo4. Si se desea llamar a esa actitud «racionalismo», como en efecto se ha hecho, debe
en que eso es posible a la mente humana. Los resultados de ese proceso, por ejemplo, su ponerse ante todo en claro lo que uno entiende por «racionalismo». Si por racionalismo se
libro sobre la Encarnación y la Redención (Cur Deus Homo), hacen .de san Anselmo una entiende una actitud mental que niega la revelación y la fe, es indudable que san Anselmo no
figura de importancia en la historia del desarrollo de la especulación teológica. fue racionalista, puesto que aceptó la primacía de la fe y el hecho de la autoridad, y
solamente después de eso procedió a intentar comprender los datos de la fe. Si, por el
Ahora bien, la aplicación de la dialéctica a los datos de la teología sigue siendo teología, y contrario, se quiere extender el término «racionalismo» de tal modo que cubra la actitud
san Anselmo apenas merecería un puesto en la historia de la filosofía por su especulación mental que lleva a intentar probar los misterios, no porque los misterios no se acepten Por fe
teológica, excepto porque la aplicación de categorías filosóficas a dogmas revelados supone o pudieran ser rechazados si no se llegase a probarlos, sino porque se desea entender todo
necesariamente algún tratamiento y desarrollo de dichas categorías filosóficas. De hecho, sin lo que se cree, sin haber definido antes con claridad los modos en que diferentes verdades
embargo, el uso del lema Credo ut intelligam no se limitó en el caso de san Anselmo, como pueden sernos accesibles, entonces es indudable que sí se puede decir que el pensamiento
tampoco se había limitado en el caso de san Agustín, a la comprensión de sólo aquellas de san Anselmo era racionalista o que se aproximaba mucho a serlo. Pero manifestaría un
verdades que habían sido reveladas y no descubiertas dialécticamente, sino que se extendió absoluto mal entendimiento de la actitud de san Anselmo quien supusiera que éste estaba
a verdades como la existencia de Dios, que son ciertamente aceptadas por fe, pero que dispuesto a rechazar, por ejemplo, la doctrina de la Santísima Trinidad si no era capaz de
pueden ser alcanzadas por el razonamiento humano. Al lado, pues, de su obra como teólogo encontrar rationes necessariae en favor de la misma; san Anselmo creía, ante todo, la
dogmático, está doctrina, y solamente entonces intentaba entenderla. La disputa acerca del racionalismo o no
racionalismo de san Anselmo está enteramente fuera de lugar, a menos que se ponga antes
1 P L., 158, 227. perfectamente
2 Ibid., 158, 362. 3 De fide Trinit., 4, P L., 158, 272.
4 Cur Deus Horno, P L., 158, 361.
Página 131 también su obra como teólogo natural o metafísico, y en ese aspecto san
Anselmo merece un lugar en la historia de la filosofía, puesto que contribuyó al desarrollo de Página 132 en claro que él no tenía la menor intención de menoscabar la integridad de la fe
esa rama de la filosofía que se conoce como teología natural. Tanto si sus argumentaciones cristiana. Si insistimos en interpretar a san Anselmo como si éste hubiese vivido después de
santo Tomás de Aquino, y como si hubiese distinguido con claridad los campos de la teología se hace semejante a la antes esbozada. Lo implicado es que, cuando varios seres poseen la
y de la filosofía, seremos sencillamente culpables de anacronismo y de incomprensión. misma forma, debe haber un ser unitario, externo a los mismos, que sea esa forma. No
puede haber, pues, sino un último Ser auto-existente, y debe ser el mejor, más alto y más
2. En el Monologium5 san Anselmo desarrolla la prueba de la existencia de Dios basada en grande de todo cuanto es. En los capítulos séptimo y octavo san Anselmo considera la
los grados de perfección que se encuentran en las criaturas. En el capítulo primero aplica su relación entre lo causado y la Causa, y afirma que todos los objetos finitos han sido hechos a
argumentación a la bondad, y en el capítulo segundo a la«grandeza», que entiende, según él partir de la nada, ex nihilo, no a partir de una materia precedente, ni a partir de la Causa Página
mismo nos dice, no como grandeza cuantitativa, sino como una cualidad semejante a la entendida como origen material. San Anselmo explica cuidadosamente que decir que una
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sabiduría, que cuanto en mayor grado sea poseída por un sujeto, mejor, en tanto que la cosa ha sido hecha ex nihilo no es decir que haya sido hecha a partir de la nada como
grandeza cuantitativa no es prueba de superioridad cualitativa. Tales cualidades se material; significa que algo es creado non ex aliquo; que ahora tiene existencia y antes no la
encuentran en grados diversos en los objetos de la experiencia, de modo que la tenía fuera de la mente divina. Eso puede parecer bastante obvio, pero a veces se ha
argumentación procede de la observación empírica de grados de, por ejemplo, bondad, y es afirmado que decir que una criatura ha sido hecha ex nihilo es, o bien convertir a la nada en
por lo tanto una argumentación a posteriori. Pero el juicio acerca de diferentes grados de algo, o bien quedar expuestos a la observación de que ex nihilo nihil fit. San Anselmo deja,
perfección (san Anselmo supone, desde luego, que se trata de juicios objetivamente pues, en claro que ex nihilo no significa ex nihilo tanquam materia, sino simplemente non ex
fundamentados) implica una referencia a un modelo de perfección, y el hecho de que la cosa aliquo.
participa objetivamente, en grados diferentes, de la bondad, manifiesta que el modelo es en
sí mismo objetivo, que hay, por ejemplo, una bondad absoluta en la que participan todas las En cuanto a los atributos del ens a se, solamente podemos predicar de él aquellas cualidades
cosas buenas y a la que se aproximan más o menos, según los casos. cuya posesión es absolutamente mejor que su no posesión6. Por ejemplo, ser oro es mejor
para el oro que ser cuero, pero no sería mejor para un hombre estar hecho de oro. Ser
Ese tipo de argumentación es de carácter platónico (aunque también Aristóteles, en su fase corpóreo es mejor que no ser nada en absolutos, pero no sería mejor para un espíritu ser
platónica, argumentaba que donde hay un mejor debe haber un óptimo) y reaparece en la corpóreo y no incorpóreo. Ser oro es mejor que no ser oro sólo relativamente, y ser corpóreo
Cuarta Vía de santo Tomás de Aquino. Es, como ya he dicho, una argumentación a en vez de no corpóreo es mejor sólo relativamente. Pero es absolutamente mejor ser sabio
posteriori: no procede de la idea de bondad absoluta a la existencia de la bondad absoluta, que no ser sabio, viviente que no viviente, justo que no justo. Debemos, pues, predicar del
sino de grados observados de bondad a la existencia de la bondad absoluta, y de grados de Ser Supremo sabiduría, vida, justicia, pero no podemos predicar del Ser Supremo
sabiduría a la existencia de sabiduría absoluta; y la bondad y la sabiduría absolutas se corporeidad o ser de oro. Además, como el Ser Supremo no posee sus atributos por
identifican en Dios. La forma desarrollada del argumento, necesitaría, indudablemente, una participación, sino por su propia esencia, Él es Sabiduría, Justicia, Vida, etc.,7 y, como el Ser
demostración tanto de la objetividad del juicio referente a los distintos grados de bondad, Supremo no puede estar compuesto de elementos (que le serían lógicamente anteriores, de
como del principio en que san Anselmo hace reposar su argumentación, a saber, el principio modo que ya no sería el Ser Supremo), los atributos son idénticos con la esencia divina, que
de que si un objeto posee bondad en un grado limitado, debe tener esa su bondad de la es simple8. Por otra parte, Dios debe necesariamente trascender el espacio, en virtud de su
bondad absoluta en sí misma, que es buena per se y no per aliud. También ha de advertirse simplicidad y espiritualidad, y el tiempo, en virtud de su eternidad9. Está totalmente presente
que la argumentación solamente puede ser aplicada a aquellas perfecciones que por sí en todo, pero no localmente o determinate, y todas las cosas están presentes a su eternidad,
mismas no implican limitación o finitud: no podría ser aplicada, por ejemplo, al tamaño que no ha de concebirse como un tiempo sin término, sino como interminabilis vita simul
cuantitativo. (Que ese argumento sea válido o demostrativo, o no lo sea, no parece que sea perfecte tota existens10. Podemos llamar a Dios substancia, si hacemos referencia a la
cosa a decidir por el historiador.) En el capítulo tercero del Monologium san Anselmo aplica al esencia divina, pero no si hacemos referencia a la categoría de
ser la misma clase de argumentación. Todo lo que existe, existe por algo o por nada. La substancia, puesto que Dios no puede recibir cambios ni ser soporte de accidentes11. En
segunda suposición es absurda; así pues, todo lo que existe, existe por algo. Eso significa resumen, si se aplica a Dios cualquier nombre que sea también aplicado a las criaturas, valde
que todas las cosas existentes existen, o la una por la otra, o por sí mismas, o por una causa procul dubio intelligenda est diversa significatio. San Anselmo procede, en el Monologium, a
de existencia. Pero que X exista por Y e Y por X, es impensable: nuestra opción queda dar razones en favor de la Trinidad de
limitada a las posibilidades de una pluralidad de causas incausadas o de una sola causa 6 Cap. 15.
incausada. Hasta aquí, ciertamente, el argumento es simplemente un argumento de 7 Cap. 16.
causalidad, pero san Anselmo procede a introducir un elemento platónico al decir que si hay 8 Cap. 17.
una pluralidad de cosas existentes que tienen que ser por 9 Caps. 20-24.
5 P L., 158. 10 Cap. 24.
1 1 Cap. 26.
Página 133 sí mismas, es decir, que dependen de sí mismas y son incausadas, hay una
forma de ser-en-sí-mismo en la cual participan todas ellas, y en ese punto la argumentación
Página 134 Personas en una sola naturaleza, sin ofrecer ninguna clara indicación de que se de Dios como absoluta perfección es necesariamente la idea de un ser existente, y san
dé cuenta de que está dejando el campo de una ciencia para entrar en el de otra, y en ese Anselmo argumenta que en ese caso nadie puede a la vez tener la idea de Dios y negar su
nuevo tema, por interesante que pueda ser para el teólogo, no podemos seguirle. Se ha dicho existencia. Si un hombre pensase a Dios como, por ejemplo, Página 135 un superhombre,
ya, sin embargo, lo suficiente para poner de manifiesto que san Anselmo hizo una verdadera tendría perfecto derecho a negar la existencia de Dios en ese sentido, pero no negaría
contribución a la teología natural. El elemento platónico es conspicuo, y, aparte de algunas realmente la objetividad de la idea de Dios. Si, por el contrario, un hombre tuviese la debida
observaciones desperdigadas, no hay un tratamiento reflexivo de la analogía; pero san idea de Dios, si concibiese el significado del término «Dios», podría ciertamente negar su Página
Anselmo presenta argumentos a posteriori en favor de la existencia de Dios que son de un existencia con los labios, pero si advierte lo que su negación implica (a saber, decir que el ser
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carácter mucho más sistemático que los de san Agustín, y se ocupa también cuidadosamente que debe existir por su misma esencia, el ser necesario, no existe) y sigue negando su
de los atributos divinos, la inmutabilidad de Dios, la eternidad, etc. Está, pues, claro cuán existencia, se hace reo de patente contradicción: no es sino el loco, el insipiens, que ha dicho
erróneo es asociar el nombre de san Anselmo al «argumento ontológico» de un modo que en su corazón, «no hay Dios». El ser absolutamente perfecto es un ser cuya esencia es
pueda dar a entender que la única contribución del santo al desarrollo de la filosofía fuese un existir, o que necesariamente implica la existencia, puesto que en otro caso otro ser más
argumento cuya validez es al menos cuestionable. Su obra puede no haber ejercido una perfecto podría ser concebido; es el ser necesario, y un ser necesario que no existe sería una
influencia muy considerable en pensadores contemporáneos o en los que inmediatamente le contradicción en los términos.
siguieron, por su preocupación por otros asuntos (problemas dialécticos, conciliación de las
opiniones de los Padres, etc.), pero, vista a la luz del desarrollo general de la filosofía en la San Anselmo quería que su argumento fuese una demostración de todo lo que creemos
Edad Media, debe reconocerse que su autor fue uno de los que principalmente contribuyeron concerniente a la naturaleza divina, y, como el argumento se refiere al ser absolutamente
a la teología y a la filosofía escolásticas, tanto por su teología natural como por su aplicación perfecto, los atributos de Dios están contenidos implícitamente en la conclusión del mismo.
de la dialéctica al dogma. Solamente tenemos que preguntarnos a nosotros mismos lo que está implicado en la idea de
un ser más perfecto que el cual nada puede concebirse, para ver que Dios debe ser
3. En el Proslogium san Anselmo desarrolla el llamado «argumento ontológico», que procede omnipotente, omnisciente, supremamente justo, etc. Además, al deducir esos atributos en el
de la idea de Dios a Dios como realidad, como existente. San Anselmo nos dice que las Proslogium, san Anselmo concede alguna atención a la clarificación de esas nociones. Por
peticiones de sus hermanos y la consideración de las complejas y diversas argumentaciones ejemplo, Dios no puede mentir; ¿no es ése un signo de falta de omnipotencia? No, contesta
del Monologium, le condujeron a preguntarse si no podría encontrar un argumento que fuese san Anselmo; ser capaz de mentir debe llamarse una impotencia más bien que un poder, una
suficiente, por sí solo, para probar todo cuanto creemos imperfección más bien que una perfección. Si Dios pudiese obrar de una manera
concerniente a la substancia divina, de modo que un solo argumento realizase la función de inconsecuente con su esencia, eso sería de su parte una falta de poder, un defecto. Desde
las muchas argumentaciones complementarias de su opúsculo anterior. Finalmente pensó luego, podría objetarse que eso presupone que ya sabemos lo que la esencia de Dios es o
haber descubierto un argumento así, que, por razones de conveniencia, puede ser puesto en implica, mientras que la esencia de Dios es precisamente el punto que se trata de aclarar;
forma silogística, aunque el propio san Anselmo lo desarrolla en forma de plegaria a Dios. pero podemos presumir que san Anselmo replicaría que ya ha establecido que Dios es
totalmente perfecto, y, por ello, que es a la vez omnipotente y veraz: de lo que se trata es
Dios es aquello mayor que lo cual nada puede pensarse. Pero aquello mayor que lo meramente de mostrar lo que la omnipotencia de perfección significa realmente, y de exponer
cual nada puede pensarse, debe existir, no sólo mentalmente, en idea, sino también la falsedad de una equivocada idea de omnipotencia.
extramentalmente. Así pues, Dios existe, no sólo en la idea, mentalmente, sino también
extramentalmente. La premisa mayor presenta simplemente la idea de Dios, la idea que El argumento presentado por san Anselmo en el Proslogium fue atacado por el monje
tiene de Dios un hombre, aunque niegue su existencia. La premisa menor está clara, Gaunilón en su Liber pro Insipiente adversus Anselmi in Proslogio ratiocinationem, en el que
puesto que si aquello mayor que lo cual nada puede pensarse existiese sólo en la observó que la idea que tenemos de una cosa no es una garantía de su existencia
mente, no sería aquello mayor que lo cual nada puede pensarse. Algo más grande extramental, y que Anselmo había realizado una transición ilícita del orden lógico al orden
podría pensarse, a saber, un ser que existiese en la realidad extra-mental y no real. Podríamos decir también que las islas más bellas posibles debían existir en algún sitio,
únicamente en la idea. puesto que podemos concebirlas. El santo, en su Liber Apologeticus contra Gaunilonem
respondentem pro Insipiente, negó la paridad, y la negó justamente, pues si la idea de Dios
La prueba parte de la idea de Dios como aquello mayor que lo cual nada puede concebirse, es la idea de un ser totalmente perfecto y si la absoluta perfección implica la existencia, esa
es decir, como absolutamente perfecto: eso es lo que quiere decir Dios. idea es la idea de un Ser existente, y necesariamente existente, mientras que la idea de las
islas más bellas posibles no es la idea de algo que deba existir: incluso en el orden
Ahora bien, si tal ser tuviese solamente realidad ideal, si existiese solamente en nuestra idea puramente lógico, las dos ideas no corren parejas. Si Dios es posible, es decir, si la idea de
subjetiva, podríamos concebir un ser más grande, a saber, un ser que no existiese un Ser totalmente perfecto y necesario, no contiene una contradicción, Dios debe existir,
simplemente en nuestra idea, sino también en la realidad objetiva. Se sigue, pues, que la idea puesto que sería absurdo hablar de un Ser necesario puramente posible (es una
contradicción en los términos), mientras que no hay contradicción alguna en hablar de unas Quizá podría decirse en general que aunque la filosofía de san Anselmo está en la línea de la
islas bellísimas meramente posibles. La principal objeción a la prueba de san Anselmo, que tradición agustiniana, es más sistemáticamente elaborada que los correspondientes
fue presentada contra Descartes y a la que Leibniz trató de contestar, es que no sabemos a elementos del pensamiento de Agustín, su teología natural, y que en
priori que la idea de Dios, la idea de perfección infinita y absoluta, es la idea de un ser 12 Dialogus de Veritate, 2; P L., 158.
posible. Puede ser que no veamos ninguna contradicción en esa idea, pero el Página 136 13 Dial, 4.
objetante puede decir que esa posibilidad «negativa» no es lo mismo que la posibilidad 14 Ibid., 7 y sig. Página
«positiva»; no pone de manifiesto que realmente no haya una contradicción en la idea. Que 15 Ibid., 10.
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no hay en la idea contradicción alguna, sólo está claro cuando hemos mostrado a posteriori 16 Dial., 11.
que Dios existe. 17 Cap. 14.
Página 137 la aplicación metódica de la dialéctica manifiesta las características de una época
El argumento del Proslogium no suscitó inmediatamente mucho interés; pero en el siglo 13 más avanzada.
fue empleado por san Buenaventura, con una acentuación menos lógica y más psicológica, y
fue rechazado por santo Tomás. Duns Escoto se valió de él como de una ayuda incidental. Étienne Gilson
En la Edad Moderna ha disfrutado de una carrera brillante, aunque controvertida. Descartes LA FILOSOFÍA EN LA EDAD MEDÍA
lo adoptó y adaptó, Leibniz lo defendió de un modo esmerado e ingenioso, Kant lo atacó. Los DESDE..LOS ORÍGENES PATRÍSTICOS
escolásticos suelen rechazarlo, aunque algunos pensadores individuales han mantenido su HASTA EL FIN DEL SIGLO XIV
validez. SEGUNDA EDICIÓN

4. Entre las características agustinianas de la filosofía de san Anselmo puede mencionarse su Página 226 La filosofía en el s. XI I I I . ANSELMO DE CANTORBERY
teoría de la verdad. Al tratar de la verdad en el juicio12, san Anselmo sigue el punto de vista En San Anselmo de Cantorbery encontramos al primer gran filósofo que la Edad Media
aristotélico según el cual la verdad consiste en que el juicio o proposición afirma lo que produjo, después de Juan Escoto Erígena. Nacido en Aosta en el año 1033, fue atraído por el
realmente existe o niega lo que no existe, la cosa significada es la causa de la verdad, y la renombre de Lanfranco, su compatriota, a la abadía de Bec, en Normandía (El Bec-Helluin),
verdad reside en el juicio (teoría de la correspondencia); pero cuando, después de tratar de la de la que llegó llegó a ser prior en 1063 y abad en 1078. En 1093 fue nombrado arzobispo de
verdad (rectitud) en la voluntad13, procede a hablar de la verdad del ser o esencia14, y hace Cantorbery, y lo siguió siendo hasta su muerte (1109), a pesar de las dificutades sin cuento
que la verdad de las cosas consista en que éstas sean lo que «deben» ser, es decir, en su que le suscitó este cargo, y la lucha encarnizada que hubo de sostener para defender las
encarnación de, o correspondencia con, su idea en Dios, Verdad suprema y modelo de la prerrogativas del poder espiritual contra el poder temporal. Su actividad filosófica más intensa
verdad, y cuando, a partir de la verdad eterna del juicio, concluye a la eternidad de la causa coincide con los años felices en que enseñaba en la abadía de Bec. Anselmo fue un espíritu
de la verdad, Dios15, lo que hace san Anselmo es seguir las huellas de san Agustín. Dios es, de un vigor y una sutileza dialéctica raros. Alimentada por el pensamiento de San Agustín, su
pues, la Verdad eterna y subsistente, que es causa de la verdad ontológica de todas las obra presenta, implicadas o indicadas, numerosas ideas que se habían de desarrollar más
criaturas. La verdad eterna es solamente causa, y la verdad del juicio es solamente efecto, tarde, y desborda por todas partes el argumento ontológico, al que parece quedar
mientras que la verdad ontológica de las cosas es a la vez efecto (de la verdad eterna) y prácticamente reducida. Sus escritos más importantes, desde el punto de vista filosófico, son
causa (de la verdad en el juicio). Esa concepción agustiniana de la verdad ontológica, con el el Monologiwn, el Proslogium, el De veritate y el tratado en el que responde a las objeciones
ejemplarismo que presupone, fue conservada por santo Tomás en el siglo 13, aunque el del monje Gaunilón contra el Anselmo de Cantorbery Página 227 argumento ontológico
aquinatense subrayó más, desde luego, la verdad del juicio. Así, mientras que la definición de desarrollado en el Proslogium; pero ha dejado otros numerosos tratados teológicos y cartas
verdad característica de santo Tomás es adaequatio rei et intellectus, la de san Anselmo es sumamente instructivas para el conocimiento de sus ideas filosóficas, que una exposición de
rectitudo sola mente perceptibilis.16 conjunto debe utilizar necesariamente.
En su modo general de hablar sobre la relación del alma al cuerpo, y en la falta de una teoría San Anselmo adquiere, primeramente, clara conciencia de la actitud que adopta por lo que se
de la composición hilemórfica de ambos, Anselmo sigue la tradición platónico-agustiniana, refiere a las relaciones entre la razón y la fe. El Monologium fue escrito a petición de algunos
aunque, como el propio Agustín, él era perfectamente consciente de que alma y cuerpo monjes de Bec, que querían un modelo de meditación sobre la existencia y la esencia de
forman un solo hombre, y así lo afirma. También sus palabras del Proslogium17 sobre la Dios, en el que todo estuviera probado por la razón y en donde nada absolutamente
divina luz recuerdan la teoría iluminista de san Agustín: Quanta namque est lux illa, de qua estuviese fundado en la autoridad de la Escritura: quatenus auctoritate Scripturae penitus nihil
micat omne verum, quod rationali menti lucet. in ea persuaderetur. Por eso nada más lejos de la verdad que creer que San Anselmo, que
vivió en el siglo XI, pertenezca —como algunos extrañamente han pretendido— al
pensamiento del XII; más bien hay que decir que, con él, el pensamiento del siglo x i saca la
conclusión normal en que tenía que desembocar la controversia entre dialécticos y «razones necesarias», que la razón humana bien conducida llega necesariamente a
antidialécticos. afirolarlos. Esto ya era mucho. Era, sin duda, demasiado; pero no hay que olvidar que, junto
con el sentimiento vivísimo del poder explicativo de la razón, San Anselmo conserva el
Los hombres disponen de dos fuentes de conocimiento: la fe y la razón. Contra los dialécticos sentimiento de que ésta jamás llegará a comprender el misterio. Demostrar por razones
afirma San Anselmo que es necesario, ante todo, afianzarse con seguridad en la fe, y se lógicamente necesarias que Dios existe, que es un solo Dios en tres personas y que el Verbo
niega, consiguientemente, a someter la Sagrada Escritura a la dialéctica. La fe es, para el debía encarnarse para salvar a los hombres, no es penetrar con el pensamiento los secretos Página
hombre, el dato del que debe partir. El hecho que debe comprender y la realidad que su de la naturaleza divina ni el misterio de un Dios hecho hombre para salvarnos.
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razón puede interpretar le son suministrados por la revelación; no se comprende para creer,
sino que, por el contrario, se cree para entender: neque enim quaero intelligere ut credam, La parte más fecunda y más fuerte de la obra de San Anselmo consiste en sus
sed credo ut intelligam. La inteligencia, en ima palabra, presupone la fe. Pero, inversamente, demostraciones de la existencia de Dios. Inspiradas en San Agustín, superan, sin embargo, a
San Anselmo se enfrenta contra los adversarios irreductibles de la dialéctica. Para aquel que las pruebas agustinianas por la solidez y el rigor de su construcción dialéctica. Examinemos
primeramente se ha instalado con firmeza en la fe, no hay inconveniente alguno en primero las pruebas del Monologium. Suponen admitidos dos principios: 1.°, las cosas son
esforzarse por comprender racionalmente lo que cree. Oponer, contra este uso legítimo de la desiguales en perfección; 2.°, todo lo que posee una perfección en mayor o menor grado, la
razón, el argumento de que los Apóstoles y los Santos Padres han dicho ya todo lo posee porque participa de esa perfección, considerada en su forma absoluta. Estos dos
necesario, es olvidar que la verdad es demasiado vasta y profunda para que los mortales principios deben, además, aplicarse a datos sensibles y racionales, a partir de los cuales se
puedan alguna vez abarcarla; que los días del hombre son contados, que los Santos Padres pueda argumentar; por ejemplo, el bien. Por lo demás, no se trata aquí de partir de un
no han podido decir todo lo que hubieran dicho, de haber vivido más tiempo, y que Dios no ha concepto abstracto. De hecho, deseamos gozar de lo que es bueno; es, pues, casi inevitable,
cesado ni cesará jamás de iluminar a su Iglesia; es olvidar, sobre todo, que entre la fe y la y en todo caso natural, que lleguemos a preguntarnos de dónde provienen todas las cosas
visión beatífica a la que aspiramos todos, hay aquí abajo una etapa intermedia, que es la que juzgamos buenas. Esta reflexión, tan natu- Página 229 ral, sobre el contenido de
inteligencia de la fe. Comprender su fe es aproximarse a la visión misma, de Dios. E l orden a nuestra vida interior y sobre el objeto de nuestro deseo, va a conducirnos a Dios.
observar en la búsqueda de la verdad es, pues, esforzarse por comprender lo que se cree. Efectivamente, comprobamos por los sentidos, y comprendemos por la razón, que hay un
No pasar antes por la fe como hacían los dialécticos, es presunción; no apelar en seguida a gran número de bienes diferentes; sabemos, por otra parte, que todo tiene una causa, pero
la razón, como prohíben sus adversarios, es negligencia. Por consiguiente, es necesario podemos preguntamos si cada cosa buena tiene su causa particular o no hay más que una
evitar imo y otro defecto: sicut rectus ordo exígit ut profunda fidei prius credamus priusquam sola causa para estos bienes. Ahora bien, es absolutamente cierto y evidente que todo lo que
ea praesumamus ratione discuíere, ita negligentia mihi videtur, si postquam confirmati sumus posee en mayor o menor grado una perfección, la debe a que la participa de un mismo y solo
in fide, non studemus quod credimus intelligere. Página 228 Tal es la determinación primera principio. Todo lo que es más o menos justo, lo es porque participa más o menos de la
a que llega San Anselmo. Está claro que, expuesta la regla en estos términos, deja intacta la justicia absoluta. Entonces, puesto que todos los bienes particulares son desigualmente
cuestión de saber hasta dónde puede i r la razón, de hecho, en la interpretación de la fe. Es buenos, no pueden serlo sino por su participación de im mismo y único bien. Pero este bien,
necesario creer para comprender; pero, ¿puede llegar a ser inteligible todo lo que se cree? La por el que todo es bueno, no puede ser más que un gran bien. Todo lo demás es bueno por
fe que busca la inteligencia, ¿está segura de encontrarla? Podemos decir que, prácticamente, él y sólo él es bueno por sí mismo. Luego nada de lo que es bueno por otro es superior a lo
Anselmo tuvo una confianza ilimitada en el poder interpretativo de la razón. No confunde fe y que es bueno por sí. Consiguientemente, este bien soberano aventaja a todo lo de^ más,
razón, puesto que el ejercicio de la razón presupone la fe; pero todo sucede como si siempre hasta el punto de que nada hay superior a él. Es decir, que lo que es soberanamente bueno
se pudiese llegar a comprender, si no 16 que se cree, al menos la necesidad de creerlo. San es también soberanamente grande. Hay, pues, un Ser primero, superior a todo lo que existe,
Anselmo no ha retrocedido ante la dificultad de demostrar la necesidad de la Trinidad y de la que es aquel al cual llamamos Dios.
Encarnación, empresa que Santo Tomás de Aquino declarará contradictoria e imposible. Para
representarse exactamente la posición de San Anselmo acerca de esto, es necesario Se puede ampliar la base de la prueba. En vez de argumentar sobre la perfección constatada
recordar las condiciones concretas en que acometía su empresa. En el siglo XI la filosofía se en los diferentes seres, se puede argumentar sobre aquella perfección que poseen en
reducía a la dialéctica de Aristóteles. Ninguna física, ninguna antropología, ninguna común, aunque en grados diversos, que es el ser. En efecto, todo lo que es tiene una causa;
metafísica, ninguna moral puramente racional era conocida por los hombres de esta época. la única cuestión que se plantea frente a la totalidad de las cosas es saber si ésta deriva de
Comprender el texto sagrado era, pues, ante todo, buscar su inteligencia con la ayuda de los varias causas o de una sola. Si el universo tiene varias causas, o bien se reducen a una sola,
recursos de que disponía el dialéctico. Por tanto, San Anselmo ha hecho, utilizando la técnica o bien existen por sí, o bien se producen unas a otras. Si se reducen a una sola causa, ésta
filosófica que tenía a su disposición, lo que Santo Tomás había de rehacer, en el siglo XIII, será, evidentemente, la causa del universo. Si existen por sí, es que poseen en común, al
con una técnica filosófica enriquecida por el descubrimiento de la obra completa de menos^ ésta facultad de existir por sí; y es esta facultad común la que les hace ser; pueden,
Aristóteles. Argumentando en pura dialéctica, se propuso no hacer los misterios inteligibles entonces, ser consideradas como subordinadas a una misma causa. Queda la tercera
en sí mismos —lo que hubiera equivalido a suprimirlos—, sino probar, por lo que él llama hipótesis, según la cual estas causas se producen recíprocamente; pero es una hipótesis
contraria a la razón el que una causa exista en virtud de otra a la que ella da el ser. Esto ni contrario, ha ejecutado su cuadro, tiene la obra en su inteligencia y conoce su existencia,
siquiera es verdad de los términos de una relación, ni de la relación misma. Amo y criado son puesto que ya la ha realizado. Se puede, por tanto, convencer al insensato mismo de que,
relativos uno a otro, pero cada uno de ellos no existe en virtud del otro, y la doble relación por lo menos en su espíritu, existe un ser tal que no puede concebirse otro más grande;
que les une no se engendra tampoco por sí misma, sino que proviene de los sujetos reales porque, si oye enunciar esta fórmula, la comprende, y todo i lo que se comprende existe en la
entre los que se establece. Así, pues, sólo queda una hipótesis inteligible, y es que todo lo inteligencia. Pero este ser, que es tal que / no se puede concebir otro más grande, no puede
que existe, existe en virtud de una sola causa; y esta causa que existe por sí es Dios. existir sólo en la inteligencia. En efecto, existir en la realidad es más que existir solamente en Página
la inteligencia. Por consiguiente, si afirmamos que aquello mayor que lo Página 231 cual no
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Una tercera demostración capaz de conducirnos a Dios es la que se basa en los grados de se puede concebir nada existe sólo en la inteligencia, estamos diciendo que aquello mayor
perfección que poseen las cosas. Basta echar una ojeada sobre el universo para darse que lo cual no se puede concebir nada es aquello mayor que lo cual se puede concebir algo,
cuenta de que los seres que lo componen son más o menos perfectos. Es una observación y esto es contradictorio. Así, pues, el ser mayor que el cual no se puede concebir otro existe
que nadie puede negar. Para poner en duda que el caballo es superior al árbol, o que el indudablemente, no sólo en la inteligencia, sino también en la realidad.
hombre lo es al caballo, sería preciso no ser hombre. Luego si no se puede negar que unas
naturalezas son superiores a otras, es necesario admitir, o bien que existe una infinidad de Los principios sobre los que descansa esta argumentación son los siguientes: 1°, una noción
seres, y que nunca se encontrará un Página 230 ser tan perfecto que no haya otro más de Dios suministrada por la fe; 2°, existir en el , pensamiento ya es existir verdaderamente;
perfecto aún, o bien que hay un número finito de seres y, por consiguiente, un ser más 3.° la existencia de la noción de Dios en el pensamiento exige, lógicamente, la afirmación de
perfecto que todos los demás. Ahora bien, no se puede afirmar que exista una infinidad de que Dios existe en la realidad. Por consiguiente, también aquí se parte de un hecho, pero de
seres, porque esto es absurdo, y uno tendría que ser demasiado absurdo, por su parte, para un hecho que pertenece a un orden especial: el de la fe. Toda la dialéctica abstracta que se
sostenerlo. En consecuencia, existe necesariamente una naturaleza tal, que es superior a las desarrolla aquí va de la fe a la razón y vuelve a su punto de partida, concluyendo que lo que
otras sin ser inferior a ninguna. Queda, es cierto, la hipótesis de varias naturalezas iguales se ha propuesto por la fe es inmediatamente inteligible. Existe en el pensamiento una cierta
situadas en la cumbre de la jerarquía universal. Pero, si son iguales, lo son porque tienen idea de Dios: he aquí el hecho; luego, esta existencia que es real, exige lógicamente que
algo en común; si lo que tienen en común es su esencia, no son, en realidad, más que una Dios exista también en la realidad: he aquí la prueba. Se cumple por una comparación entre
sola naturaleza; si lo que tienen en común es algo distinto de su esencia, entonces existe otra el ser pensado y el ser real, que conducen a la inteligencia a poner al segundo como superior
naturaleza, superior a las demás y que es, a su vez, más perfecta que todas. Esta prueba se al primero. Desde la Edad Media se ha negado que la prueba sea concluyente, y aun
funda en la imposibilidad de no cerrar una serie por un solo término, cuando esta serie es una viviendo San Anselmo encontró, en la persona del monje Gaunilón, un agudo contradictor.
jerarquía que comprende un número finito de términos. Gaunilón objetaba que no era legítimo apoyarse sobre la existencia en el pensamiento para
afirmar la existencia fuera del pensamiento. En efecto, existir como objeto de pensamiento no
Las tres pruebas que acabamos de presentar tienen de común que parten todas de una es gozar de una verdadera existencia; es, simplemente, ser concebido. Porque se puede
realidad dada y dan razón de uno de los aspectos de la experiencia. Efectivamente, existe el concebir una cantidad de objetos irreales o incluso imposibles, que, aunque estén en el
bien, existe el ser, existen grados de ser; la existencia de Dios es la explicación necesaria pensamiento, no tienen, ciertamente, ninguna existencia fuera del pensamiento. No son más
requerida por estos diferentes aspectos de la realidad. Ahora bien, San Anselmo se preocupa que visiones del entendimiento que los concibe, pero en manera alguna son realidades. ¿Por
de proporcionar pruebas tan manifiestas como sea posible y que se impongan por sí mismas qué ha de suceder de otro modo con la idea de Dios? Si concebimos la idea de las Islas
al asentimiento de nuestro espíritu. No hace más que extremar este carácter de la prueba Afortunadas, perdidas en alguna parte del Océano y cubiertas de riquezas inaccesibles, no se
cuando corona las demostraciones precedentes con el argumento ontológico desarrollado en deducirá que estas tierras concebidas como las más perfectas de todas existan también en la
el Proslogium. Las tres pruebas anteriores son demasiado complicadas, aunque realidad. A lo que San Anselmo respondió que el paso de la existencia en el pensamiento a la
demostrativas; le es precisa una sola prueba que se baste a sí misma y de la cual, por el existencia en la realidad no es posible y necesario más que cuando se trata del ser más
contrario, derive necesariamente todo lo demás. Esta prueba parte de la idea de Dios que grande que se puede concebir. La noción de Islas Afortunadas no contiene, evidentemente,
nos es suministrada por la fe, y termina, conforme al método de San Anselmo, en la nada que constriña al pensamiento a atribuirles la existencia; sólo es propio de Dios el que no
inteligencia de este dato de fe. Creemos que Dios existe y que es un ser de tal naturaleza se pueda pensar que no existe.
que no se puede concebir otro más grande. La cuestión es saber si existe o no una
naturaleza semejante, porque «el insensato ha dicho en su corazón: no hay Dios» (Ps., XIII, Esta demostración de la existencia de Dios es, seguramente, el triunfo de la dialéctica pura
1). Ahora bien, cuando decimos ante el insensato: un ser tal que » no se puede concebir otro operando sobre una definición. No por eso deja de tener contenido, porque lo que tiene de
mayor, comprende lo que decimos, y lo que comprende existe en su inteligencia, aunque no fuerza proviene del sentimiento, justo en sí, de lo que hay de único en el concepto de ser
perciba su existencia. Porque una cosa puede existir en una inteligencia sin que esta tomado en un sentido absoluto. Pero, aunque se rechace la prueba como tal, se reconocerá
inteligencia sepa que la cosa existe: cuando un pintor se imagina la obra que hará, la tiene en sin duda que San Anselmo ha tenido visión certera al subrayar la fuerza irresistible con que la
su inteligencia, pero no conoce su existencia, puesto que aún no está hecha; cuando, por el noción del ser absoluto, es decir, tal que no se pueda concebir otro más grande, reclama, en
cierto modo, la posición de su existencia por el pensamiento que la concibe. Un indicio de divinas, es precisamente lo que se quiere significar cuando se dice que Dios ha creado el
"que aquí Página 232 hay un problema real nos lo ofrece la vitalidad que la argumentación mundo de la nada.
de San Anselmo ha demostrado en el transcurso de los siglos siguientes. Siempre ha habido
filósofos que la toman de nuevo y la manipulan a su gusto, y sus implicaciones son tan ricas, Sin embargo, sería exagerar y hacer ininteligible la aparición del mundo, el negarle en
que el solo hecho de haberla rechazado o admitido, casi basta para determinar el grupo absoluto toda especie de existencia antes del instante de su creación. Cuando el universo no
doctrinal al que pertenece una filosofía. San Buenaventura, Descartes, Leibniz y Hegel la han tenía aún el ser actual, que ha recibido de Dios, existía ya, aunque como idea, forma, imagen Página
reasumido, cada uno a su manera; pero Santo Tomás de Aquino, Locke y Kant la han o norma, en el pensamiento de su Creador; sólo que, bajo esta forma, no tenía otra realidad
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rechazado, cada uno a la suya. Lo que hay de común en todos los que la admiten es la que la de la esencia creadora misma. La doctrina anselmiana de las Ideas divinas es
identificación de la existencia real con el ser inteligible concebido por el pensamiento; lo que totalmente contraria a la doctrina erigeniana de las Ideas creadas, porque es muy acertado
tienen en común todos los que condenan su principio es negarse a tratar ningún problema de afirmar que, según San Anselmo, las criaturas preexisten en Dios; es igualmente cierto añadir
existencia sin la base de un dato empíricamente existente. que, en Dios, son y subsisten más verdaderamente que en sí mismas; pero la razón está
precisamente en que ellas no son sino Dios en Dios. Presentes ya en su pensamiento, las
Una vez demostrada la existencia de Dios por cualquiera de estas pruebas, se pueden criaturas han surgido de Él por efecto de su palabra o de su Verbo; Dios las habló y ellas
deducir fácilmente los principales atributos divinos. Puesto que Dios es lo que no puede no fueron. Esta palabra creadora —fijémonos— no tiene nada de común con las que nuestra
existir, es el ser por excelencia, es decir, la plenitud de la realidad. Se le da, pues, el título de boca pronuncia, ni siquiera con aquellas palabras que no proferimos, sino que sólo pensamos
essentia, y este término, que significa «realidad plena»> no puede atribuirse con propiedad en nuestro interior; si queremos recurrir de manera absoluta a imágenes miserablemente
más que a Dios solo. Por eso precisamente pudimos probar que existe partiendo de la simple deficientes, esa palabra se parecería más bien a la visión interior que tenemos de las cosas
noción que tenemos de Él; decir que la essentia no existe, sería decir que aquello cuya cuando las imaginamos o cuando nuestra razón piensa su esencia universal. Las palabras
misma naturaleza es existir no existe. Por el contrario, nada de lo que no es Dios tiene el ser pronunciadas o pensadas son privativas de cada pueblo; la palabra interior por la que
en el sentido pleno de la palabra; es necesario,- por tanto, que todo lo demás, que no es Dios imaginamos los seres o pensamos las esencias es común a todos los pueblos: es, en verdad,
y sin embargo existe, tenga de Dios su ser. ¿Cómo se puede concebir esta dependencia del un lenguaje universal en el que todos los espíritus comulgan. También una palabra o Verbo
Universo con relación a Dios? de este género —prototipo de la cosa a cuya existencia precede— fue, en el pensamiento
divino, el ejemplar de las "cosas creadas, y el medio de su creación; Y aún ahora sigue
Señalemos, primero, que existir por sí y existir por otro son dos modos diferentes de existir; siendo aquello por lo que Dios las conoce.
no se posee el ser de igual manera en uno y otro caso. En Dios, único ser que existe por sí,
se identifican la esencia y la existencia; su naturaleza existe, lo mismo que la luz brilla. Así Así, pues, todo lo que no es la esencia de Dios ha sido creado por Dios y, de la misma
como la naturaleza de la luz no se separa del brillo que expande, así la esencia divina no se manera que ha conferido a todas las cosas el ser que poseen, las sostiene y las conserva
separa de la existencia de que goza. Sucede de otra manera con los seres que reciben de para permitirles perseverar en el ser. Es decir. Dios está presente en todas partes,
otros su existencia; su esencia no es tal que implique necesariamente la existencia, y para sosteniéndolo todo con su poder; y allí donde Él no está, no hay nada. Consiguientemente, si
que su naturaleza exista es necesario que el ser les sea conferido por Dios. Queda por saber queremos decir algo de un ser tan completamente trascendente a todos los seres creados,
cómo Dios se lo confiere. Ahora bien, sólo son posibles dos hipótesis: o Dios es la causa deberemos atribuirle los nombres que designan una perfección positiva, y sólo éstos. Y aun
productora del universo, o es la materia de que el universo está hecho. Si admitimos lá última esta atribución no será legítima más que con dos condiciones. En primer lugar, será
hipótesis aceptamos el panteísmo, y la dificultad del problema radica precisamente en que, si necesario atribuírselos absolutamente, y no de un modo relativo; ni siquiera relativamente a la
el mundo está formado de una materia preexistente, apenas podrá evitarse el panteísmo. En totalidad de las cosas creadas de las que es causa primera. No se caracteriza a la sustancia
efecto. Dios es el ser total; por consiguiente, si el mundo ha sido formado de una materia divina declarándola superior a todas las criaturas; porque, si el universo no existiese, la
cualquiera, esta materia debe confundirse con el ser de Dios. Es necesario, pues, que el perfección divina —absoluta en sí misma— no Página 234 sufriría por ello ningún cambio, ni
mundo haya sido creado de la nada, y la doctrina de la creación ex nihilo es la única que disminución alguna. En segundo lugar, no es legítimo atribuir a Dios todas las perfecciones
permitirá no confundir en un solo ser al universo y a Dios. Añadamos, además, que no se ve positivas, indistintamente, sino sólo aquellas que, hablando de manera absoluta, son mejores
bien cómo el ser divino habría podido suministrar la materia del universo. Dios es el soberano que todo lo que no es ellas. No se dará a Dios más que las calificaciones que le atribuyen lo
bien, y tendría que sufrir una especie de Página 233 corrupción para que este universo más perfecto que hay en cada género. No diremos que Dios sea un cuerpo, porque
imperfecto y limitado se engendrase de su sustancia. Queda, pues, solamente la primera conocemos una realidad superior al cuerpo: el espíritu; por el contrario, puesto que no
hipótesis que señalamos: el universo viene al ser sin ninguna materia preexistente; no existía conocemos nada superior al espíritu en el plano del ser, diremos que Dios es espíritu. Así,
y he aquí que, por el solo poder de Dios, existe; esta aparición del mundo, que, por así atribuyendo a Dios todo aquello cuya existencia nos parece —absolutamente hablando—
decirlo, sucede a su no-ser y se produce por un decreto de la sabiduría y de la voluntad mejor que su no existencia, afirmaremos que Dios existe, y que es, indivisiblemente, vivo,
sabio, poderoso y todopoderoso, verdadero, justo, feliz, eterno. Todas estas perfecciones se
reúnen en Dios sin alterar su perfecta simplicidad. Puesto que existe por sí, y su esencia se desarrollar. Técnicamente hablando, la teología de San Anselmo aventajaba a la teología, de
identifica con su existencia, no tiene principio ni fin; está en todos los lugares y en todos los aspecto aún completamente patrístico, que Abelardo había de proponer. Aquello cuya falta se
tiempos, sin quedar encerrado- en ningún lugar ni en ningún tiempo; es inmutable y su nota más en esta doctrina, de pensamiento tan fuerte y de expresión tan firme, es una
esencia permanece idéntica a sí misma, sin recibir ningún accidente; sustancia y espíritu filosofía de la naturaleza lo suficientemente densa para equilibrar el aturdidor virtuosismo
individual, no se deja, empero, encerrar en esa categoría de sustancia que sólo conviene a dialéctico de su autor. De hecho, toda la obra de San Anselmo es un diálogo entre la lógica y
los seres creados: únicamente Él es, en el sentido pleno de esta palabra, y los otros seres, la Revelación Cristiana. Nadie se extrañará, pues, de que ofrezca importancia capital para la Página
comparados con Él, no son. historia de la teología; pero si el interés que presenta para la historia de la filosofía es más
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limitado, aquí gana en profundidad lo que pierde en extensión. La prueba de la existencia de
Entre las criaturas, el hombre es una de aquellas en que se encuentra impresa con más Dios, sacada de su sola idea, fue, y es aún, una de esas experiencias metafísicas de las que
claridad la imagen de Dios. Cuando el hombre se examina descubre, efectivamente, en su se puede decir que nacen eternas, porque alcanzan el último término de uno de los caminos
alma los vestigios de la Trinidad. El alma humana es la única de las criaturas que se acuerda por donde el espíritu humano puede encauzarse.
de sí misma, se comprende a sí misma y se ama a sí misma; y por esta memoria, esta
inteligencia y este amor, constituye una inefable Trinidad. El conocimiento que adquirimos de La época de San Anselmo ha sido, por lo demás, testigo de un trabajo de reflexión teológica
las cosas supone la cooperación de los sentidos y de la inteligencia; pero San Anselmo no extremadamente intenso. En el momento mismo en que el prior de Bec define el espíritu y
precisa el modo de esta cooperación y se contenta con tomar, sin profundizar en ellas, marca las posiciones esenciales de síntesis futuras, otros pensadores conciben el marco
algunas expresiones agustinianas sobre la iluminación del alma por Dios. En cuanto al modo teológico dentro del cual vendrán a insertarse estas síntesis. Anselmo de Laón (1117)
de existencia de las ideas generales, San Anselmo se opone enérgicamente a las tendencias inaugura la serie de los Libros de las Sentencias —antologías de textos de Padres de la
nominalistas de Roscelino y, por reacción contra la actitud de su adversario, insiste en la Iglesia, clasificados por orden de materias— y da el modelo que será reproducido y mejorado
realidad denlos géneros y las especies, hasta el punto de hacer del realismo una condición por Pedro Abelardo, Roberto de Melún, Pedro Lombardo (el Maestro de las Sentencias) y
necesaria para la ortodoxia teológica. Según él, si no se comprende cómo varios hombres, muchos otros. De ahora en adelante, el objeto propuesto a la reflexión filosófica de los
reunidos en su especie, pueden formar un solo hombre, se comprenderá menos aún cómo un teólogos abarcará la existencia y la naturaleza de Dios, la creación y sobre todo, el Página
solo Dios puede consistir en tres personas distintas. Esta realidad atribuida a las ideas 236 hombre, junto con su actividad intelectual y moral. Juan Escoto Erígena, cuya influencia
generales es, por otra parte uno de los elementos que han orientado el pensamiento de San sobre Anselmo de Laón no es dudosa, había concebido ya este vasto marco; pero era
Anselmo hacia el descubrimiento del argumento ontológico, y que le ha permitido argumentar preciso vaciarlo primero de la aventurada filosofía que Escoto había introducido en él, para
directamente sobre los grados de perfección para elevarse a Dios. Sí las ideas son cosas, volver a poner en seguida los datos teológicos en toda su desnudez y separar
cada grado de perfección es un grado de realidad, y la idea del ser más perfecto que se cuidadosamente la revelación de su interpretación racional. Los autores de Sentencias
puede concebir nos introduce sin tropiezo en un determinado orden de realidad. El paso de la jalonan, al sentar las verdades de fe, el camino que podrá recorrer, a su vez, la razón: por
idea al ser tenía Página 235 que tentar al pensamiento de San Anselmo, porque para él las eso su obra, que, comparada con la de Juan Escoto Erígena, puede parecer —bajo un punto
ideas son ya seres. de vista filosófico— un retroceso, es, en realidad, un progreso hacia esta filosofía definida
que el siglo XIII logrará constituir. Las «Sentencias» se enriquecerán muy pronto con los
Esta teología natural, la única parte de su filosofía que San Anselmo ha profundizado y «Comentarios a las Sentencias»; y, cuando los materiales necesarios hayan sido reunidos
desarrollado de manera sistemática, se completa con una teoría de la verdad, considerada en laboriosamente, porque su misma sobreabundancia incitará a ponerlos en orden, veremos
su aspecto más metafísico. La verdad de un conocimiento consiste en su «rectitud», es decir, cómo se construyen esas catedrales de ideas que son las «Sumas teológicas».
en que es —como debe ser— la captación correcta de su objeto. Pero esto no es más que
una forma particular de la verdad. Como el conocimiento que lo aprehende, el objeto
conocido tiene su verdad, que consiste asimismo en una «rectitud»: toda cosa es verdadera
en cuanto que es lo que debe ser, según su idea en Dios. Una voluntad es verdadera si es
recta; una acción es verdadera por la misma razón. En resumen, la verdad es la conformidad
de lo que es con la norma que fija lo que debe ser, y como esta regla es siempre, a fin de
cuentas, la esencia creadora, el De Veritate de San Anselmo concluye que no hay más que
una sola verdad de todo lo que es verdadero, saber: Dios.

Las tesis de San Anselmo no constituyen una teología ni "una filosofía completas, pero
sondean profundamente los problemas que tocan y ofrecen un primer ejemplo de la
exploración racional del dogma, que las teologías llamadas escolásticas iban muy pronto a

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