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La terapia centrada en el Cliente

Escuchar es una de esas habilidades que todo el mundo piensa que tienen, pero pocos lo hacen en realidad. Rogers
introdujo una "técnica" conocida como reflejo: El terapeuta escucha al cliente y "refleja" los pensamientos y sentimientos
significativos diciendo al cliente lo que les oyó decir.
Algunos terapeutas hacen esto de una manera mecánica, lo que los hace sonar como loros con un grado de psicología,
pero eso no es lo que Rogers deseaba. Debe ser una auténtica comunicación de comprensión y preocupación. Hoy en día,
el reflejo es sólo una parte de lo que se denomina la escucha activa. Rogers cree que el trabajo del terapeuta no es tanto
hacer esto o aquello, sino "estar" de cierta manera para el cliente. Él habla de tres cualidades que el terapeuta debe exhibir
durante las sesiones de terapia:
1. Él o ella debe ser congruente. Básicamente, esto se reduce a ser honesto, no ser falso. Rogers estaba preocupado en
particular de que el terapeuta debe ser honesto en lo que respecta a sus sentimientos. Sintió que los clientes siempre
pueden decir cuando estás fingiendo, por lo que con el fin de generar confianza en la relación terapéutica, la congruencia
es una necesidad.
2. Él o ella debe ser empático. El terapeuta debe ser capaz de identificarse con el cliente, entendiéndolos no tanto como
psicólogo sino como una persona que también ha visto parte de sus problemas. El terapeuta debe ser capaz de mirar a los
ojos del cliente y verse a sí mismo. La escucha activa es la forma en que el terapeuta puede mostrar que él o ella está
tratando realmente entender al cliente.
3. Él o ella debe mostrar al cliente una consideración positiva incondicional. Esto no significa que el terapeuta tiene que
amar al cliente, o incluso como ellos. Significa que él o ella debe respetarles como ser humano, y no juzgarles. Esta
puede ser la cosa más difícil de hacer para un terapeuta, pero Rogers cree que sólo sintiendo respeto puede mejorar un
cliente.

Carl Rogers y la terapia centrada en el cliente

La terapia centrada en el cliente fue desarrollada por Carl Rogers en las décadas de 1940 y 1950. Sus aportaciones fueron

fundamentales para el desarrollo de la psicoterapia científica tal y como la conocemos en la actualidad.

La obra de Rogers se enmarca en el humanismo psicológico, un movimiento que reivindicó la bondad del ser humano y

su tendencia innata al crecimiento personal frente a las perspectivas más frías y pesimistas del psicoanálisis y del

conductismo. Rogers y Abraham Maslow son considerados los pioneros de esta orientación teórica.

Para Rogers la psicopatología se deriva de la incongruencia entre la experiencia del organismo (“yo organísmico) y

el autoconcepto, o sentido de la identidad; así, los síntomas aparecen cuando la conducta y las emociones no son

coherentes con la idea que tiene la persona de ella misma.

En consecuencia la terapia debe focalizarse en que el cliente alcance dicha congruencia. Cuando lo haga podrá

desarrollarse plenamente, mostrándose abierto a las experiencias del presente y sintiendo confianza en su propio

organismo.

Probablemente la aportación más importante de Rogers fue la identificación de factores comunes que explican el éxito

de distintas terapias. Para este autor -y para muchos otros después de él- la eficacia de la psicoterapia no depende tanto

de que se apliquen determinadas técnicas como de que pase por unas fases concretas y de las actitudes del terapeuta.

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