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Para uso interno de la cátedra.

Francoise Doltó, Catherine Dolto-Tolitch con la colaboración de Colette Percheminier.

Libro: Palabras para Adolescentes o el complejo de la langosta.

Capítulo: EL AMOR

Tener la posibilidad de anudar verdaderas relaciones amorosas, es una novedad importante. Pero
es difícil, porque se choca a menudo con la incomprensión de los adultos y de la sociedad, que temen
los sentimientos que a ellos los perturban, los desbordan y traen problemas a su manera de vivir. Es
verdad que la GENEROSIDAD y la FUERZA que marcan los amores principiantes, contrastan
dramáticamente con la imagen de la pareja y del amor que nos dan con frecuencia los adultos. Difícil
conservar un ideal de amor ante un cuadro tan a menudo siniestro, en el cual el abogado y sus
procedimientos reemplazan a Cupido y sus flechazos. He aquí una de las razones por las cuales la
adolescencia es un camino que va de la desilusión en desilusión.

Se aborda la vida adulta descubriendo que ella es el lugar de todas las contracciones, cuando uno
pensaba que estaba cargada de sentido, de plenitud, de certeza y de libertad. En esta confusión uno
tiene necesidad de referencias, es sensible a todas las influencias, y los encuentros fuera de la familia
adquieren una gran importancia. Pueden aportar tanto lo mejor como lo peor. Razón de más para
desconfiar y defenderse, todavía más que durante la infancia, de los discursos de aquellos que llenan
de buenos consejos porque se aburren soberanamente, no soportan estar solos en sus propias
dificultades y están demasiado contentos por haber encontrado un público.

La vida pone a menudo nuestro ideal de fidelidad a prueba. Cuando dos seres están hechos el uno
para el otro, la fidelidad tiene un sentido. Pero no hay que confundir el amor con las experiencias
amorosas. Cuando uno se ha equivocado de compañero o compañera o cuando uno no está o ya no
está en el amor, imponerse la fidelidad en nombre de un ideal es la neurosis. Es duro decirse todo
esto. Para aceptarlo, hay que tener el valor de no llenarse la cabeza con amores que no lo son. El
verdadero valor está a veces en romper la relación.

¿Pero cómo reconocer el amor? Los CELOS no son una prueba de amor sino de inmadurez. Si se lo
piensa bien, muchas de nuestras penas de amor son penas de orgullo. Cuando uno está enamorado
tiene alas. Uno se descubre una fantasía, una capacidad de invención nueva; uno ve la poesía allí
donde jamás la había visto. Uno se sorprende de sí mismo. El uno al otro se hacen bien cuando están
juntos. Nos sentimos más libres, más bellos, con más proyectos y más capacidad para llevarlos a
cabo. Uno no se siente reblandecido, invadido por el ensueño.

Si uno se siente oprimido en una relación, si no se atreve a ser como es, es porque hay algo que no
entra en el orden del amor. Hay que tener la valentía de darse cuenta bastante pronto, en lugar de
continuar arrastrándose en una relación que ya no tiene sentido, por economía de sufrimiento.

En la relación amorosa hay tácticas de aproximación, se puede jugar a sorprender el uno al otro.
Todo esto pertenece al juego y a la CREATIVIDAD AMOROSA, y si se puede hablar de estrategia es
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una estrategia regida por el respeto hacia el otro para hacer avanzar la relación, para intentar
descubrir a ese otro. Cuando uno no se siente del todo en CONFIANZA, puede preguntarse si está
verdaderamente en una relación de amor. El amor y la confianza van obligatoriamente juntos. Por
eso es muy importante no autorizarse a ser doble, a decir una cosa y pensar otra en el fondo del
corazón, como si se guardara lo profundo de lo que se piensa para sí mismo, excluyendo al otro sin
que él lo sepa. A veces no se puede proceder de otra manera. Sin embargo, cuando se puede hacer
y no se lo hace, entonces se pronuncian palabras de amor… pero son palabras puramente
estratégicas. Toda estrategia que tienda a disimular, a enmascararse, a no darse por entero, a crear
nubes de humo alrededor para protegerse, mata la relación.

De todos modos en amor, en amistad, como así también en todas las relaciones humanas, hay que
desconfiar de las palabras estratégicas.

Utilizar el chantaje para atrapar al otro, hacerle creer que está con alguien más para ponerlo celoso,
o hacer pensar que uno es distinto a lo que es para atraparlo, son procedimientos. Procedimientos
contrarios al amor porque, de hecho, uno se ama a sí mismo a través del otro. Esto no está ni bien
ni mal, es simplemente inmaduro.

Calentar o excitar a alguien, es hacerle creer que nos gusta cuando sabemos muy bien que
verdaderamente no lo queremos y no llegaremos al límite. Esto de “embalar” a alguien puede
parecer divertido. Hay algo de tranquilizante en el hecho de ejercer el poder de seducción. Pero
cuando uno seduce, se arriesga a implicarse realmente en una relación con el otro. Y, en una
relación, lo importante es el encuentro. No hay encuentro en la calentura.

Calentar es hacer un CÁLCULO, con el fin de NEGARSE, aunque no se tenga conciencia de ello. Es
negar al otro sin dar, utilizarlo para una satisfacción personal, para ensayar el propio poder. Es
“enganchar” a alguien, pescarlo con un anzuelo, como lo hemos visto en el cine o en la tevé.

A veces, y hasta con mucha frecuencia, todo este jueguito satisface inconcientemente. Pero es un
JUEGO PELIGROSO, tanto para el que se lo propone como para el que lo sufre. El calentado puede
creer en los sentimientos que se le representan. Puede creer que verdaderamente lo desean. Quizá
se sienta halagado en un primer momento. Cuando se dé cuenta de que ha sido para el otro sólo un
objeto de places, cuando se encuentre abandonado, se sentirá cada vez más decepcionado y
humillado. Y la humillación puede provocar la cólera y el deseo de venganza.

Cuando uno excita a otro, a menudo es superado por la extensión del desastre. Puede
DESENCADENAR FUERZAS y pasiones violentas y peligrosas. Es tanto más riesgoso cuando aquél que
ha sufrido la humillación posee fuerza física. Puede abusar de ella y obligar al otro a darle lo que
había creído poder esperar. Cuando el ‘yeti’ (la parte animal del humano que está adormecida en
cada uno de nosotros) se despierta, suele suceder que no sea controlable.

Calentar es a menudo una manera torpe de domesticar el poder de seducción. Es un


comportamiento todavía inmaduro, que puede ser ocasional y marcar una etapa en la afirmación
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de sí mismo. Pero, una vez que se ha comprendido de qué se trataba, es posible cambiar y poner
punto final a esos juegos peligrosos.

El amor está lleno de trampas. Hace falta mucho amor y a veces mucha paciencia para poder
desarmarlas.

En el amor siempre hay ternura, pero puede haber ternura sin amor.

En el amor, hay repetición de los valores de amor del pasado. Todos hemos sido marcados en los
comienzos de nuestra vida por el deseo de fusión con papá- mamá. Es por eso que el AMOR FUSIÓN
resulta tan atractivo. Y es también por eso que uno reproduce sin darse cuenta una pareja idéntica
o diametralmente opuesta, que viene a ser lo mismo, a la que formaban nuestros padres.

Por amor se puede llegar hasta la debilidad de dejar que otro diga y haga cosas con las que no
estamos de acuerdo, sin decir nada, por temor a que nos largue. Aunque no hay nada peor en el
amor que convertirse en algo así como gemelos que piensan siempre la misma cosa.

El amor se nutre de la DIFERENCIA y de la energía que suscita la comprensión de esa diferencia,


como así también de la estima hacia una persona que no piensa como uno. Sin embargo, a menudo
se cree que el amor es aceptar que el pensamiento del otro someta al de uno.

Siempre hay que conservar la propia LIBERTAR DE PENSAMIENTO, jamás renunciar al propio ideal
con el pretexto de que la persona amada quisiera vernos diferentes.

La adolescencia es la ÉPOCA DE LAS PASIONES. Se confunde a menudo la pasión con el amor, pero
en la pasión no hay ternura. La pasión está hecha de deseo y de POSESIÓN, tanto imaginaria como
real. El apasionado quiere poseer hasta los pensamientos de la persona a la que dice amar.

En la pasión no hay RESPETO. Por eso ella es, al fin de cuentas, más destructiva que constructiva.
Aunque, de pasión a pasión, uno termina quizá por comprender que eso es el amor.

El matrimonio es un lazo simbólico importante, pero es también un lazo social cuyas modalidades
varían mucho según las épocas y las culturas. En ciertas sociedades y en ciertas épocas, el
matrimonio y el amor eran, y son todavía, totalmente disociados el uno del otro, lo que resulta de
un doloroso extremismo.

Lo que cambia son las leyes que rigen la vida de las parejas, y no los lazos que, más profundamente,
unen a un hombre y una mujer. El amor verdadero es una de las fuerzas más poderosas que existen,
más fuertes que el tiempo, la muerte o las leyes. Se lo encuentra idéntico en todos los lugares y
todos los tiempos.
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CAPÍTULO: LA AMISTAD

La amistad es absolutamente esencial, sobre todo durante un período en el cual se cambian las
relaciones que se mantienen con la familia.

Uno se busca un DOBLE para sentirse más fuerte, un confidente para compartir las dificultades, un
ALMA HERMANA para suavizarlas en la fraternidad, un ALTER EGO que nos sostiene y nos ayuda a
avanzar.

También se busca un espejo viviente para confortarse, porque uno no está seguro de sí. A veces se
busca también encontrar un sentimiento de fusión, como con los padres cuando uno era pequeño
y creíamos todavía que esa relación de amor con ellos era indestructible.

La imagen que el grupo, LA PANDILLA (o la barra), se hace de nosotros parece vital por momentos.
Uno busca identificarse, ser parecidos a los otros. Por miedo a ser rechazado, uno se identifica con
sus amigos. Es difícil porque, de hecho, para que un grupo funcione y sea viviente, sería más bien
necesario que sus integrantes fueran complementarios.

Se temen las DIFERENCIAS como si amenazaran al grupo, cuando en realidad lo construyen. Hay un
equilibrio que cada uno debe encontrar entre ser bastante ‘como el grupo’ para formar parte
completamente de él, y conservar su singularidad, su personalidad y seguir siendo uno mismo.

La verdadera amistad, la que puede durar, comienza cuando uno puede decirle al otro “TU NO
ERAES COMO YO, tienes razón al ser tal como eres, y te quiero mucho por ser distinto a mí”.

Uno está lleno de COMPAÑEROS. Los VERDADEROS AMIGOS son mucho más raros. Algunos dicen
que, en una vida, se cuentan los verdaderos amigos con los dedos de una mano. Cuando uno no
logra anudar lazos de amistad, hay que plantearse preguntas y quizá hablar con los adultos en
quienes se tiene confianza.

Ser compañero está bien cuando se comparten las mismas actividades. Pero detrás de una amistad
hay un verdadero reencuentro, algo que hace que uno no sea el mismo que antes de ese
reencuentro. Los adultos que no tienen amigos, sino sólo camaradas de trabajo o compañeros, no
tienen a nadie el día en que dejan de trabajar.

Es triste tener padres que nunca traen amigos a casa, esto significa una falta de apertura hacia la
vida y es difícil, hasta imposible para esos padres comprender hasta qué punto la amistad es un
valor importante a lo largo de toda la vida. Por otro lado, cuando se tienen padres que abarcan una
enorme cantidad de compañeros pero que no tienen verdaderos amigos, la cosa parece más viva
aunque a la larga resulta lo mismo que en el primer caso.

La verdadera amistad da fuerzas para aventurarse, para pensar más abiertamente, para
comprometerse. Quizá por eso todos los adolescentes dicen que la amistad es la cuestión más
importante de sus vidas. Y todo esto es posible porque, en la amistad, uno se siente FORTIFICADO
por la seguridad y la confianza en nosotros, que nos aporta la CONFIANZA de otro a quien
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respetamos y a quien le podemos decir todo, hasta aquello de lo que no estamos orgullosos,
sabiendo que será acogido con tolerancia.

La confianza es un valor esencial en la historia de la humanidad, porque es un apoyo que el otro nos
da y sobre el cual se funda un sentimiento de seguridad. A partir de esto, todas las grandes
elevaciones son posibles, la herida que se experimenta cuando uno es TRAICIONADO en su confianza
se hace muy dolorosa.

Lo que resulta complicado es que toda nuestra sociedad y, por lo tanto, toda nuestra educación,
está basada en la confianza. Todo nuestro sistema económico reposa en ella. Los actos están
garantizados a priori por la idea de que todo el mundo es honesto: cheques, tarjetas de crédito,
reservas de distinto tipo, etc.

A pesar de ello, la vida cotidiana nos muestra lo contrario cada día, y son los adultos, aquellos que
tienen la responsabilidad de educarnos, los primeros en traicionar nuestra confianza cuando no
mantienen sus promesas. Y esto sin que uno pueda siquiera mencionarlo, lo que hace que el asunto
sea más perturbador. Uno se da cuenta que hay una diferencia entre lo que la gente dice, lo que
escribe y lo que hace. No se dice lo que se piensa, no se hace lo que se dice. ¡Cuando el “ bajo mi
palabra” o “palabra de honor” no valen nada, todo el mundo parece encontrarlo normal!. Ustedes
avanzan en la vida con confianza y de repente tropiezan con una trampa legalizada, en una
sociedad, que hace justicia pero cuyas instituciones, muy a menudo, se desvían de las leyes. Todo
el mundo lo sabe, nadie habla de eso abiertamente y las cosas continúan así.

Se parece a la ley de la selva, y sin embargo no se puede vivir entre humanos sin confianza. Sólo la
confianza permite los encuentros que ayudan a vivir. Y son ustedes, los adolescentes, quienes
representan al futuro… por eso es tan importante tener verdaderos amigos con los cuales se
COMPARTEN los ideales de honestidad.

La FIDELIDAD es el otro pilar sobre el que reposa la amistad. Sobre el sentimiento de la fidelidad del
otro basamos nuestra confianza aunque solamente en los momentos difíciles es cuando podemos
medir hasta qué punto.

Mientras todo ande bien, la fidelidad es fácil. Aunque ser fiel no es ser ciego y aceptar todo del otro
sin ESPÍRITU CRÍTICO. Si uno siente que debe ser infiel con uno mismo para no traicionar a un amigo,
es dramático.

A veces uno es llevado a hacer algo que el otro consideraría como una traición. Es duro, pero si
hablamos de ello, si explicamos en qué la fidelidad hacia uno mismo se ve amenazada, la amistad
puede enriquecerse en lugar de destruirse.

Ser traicionado por un amigo es un verdadero sufrimiento. Pero con frecuencia, no ha existido
traición en absoluto. Solamente un error de nuestra parte: hemos tomado a un compañero por un
amigo. Esto hace mucho mal, aunque ¿hay otro camino para comprender poco a poco lo que es la
verdadera amistad? Cuando uno ha sido decepcionado por una amistad, siente la tentación de
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instalarse en la amargura y no creer más en nada. En lugar de arriesgarse de nuevo, que la única
manera de permanecer en la vida.

Cuando dos compañeros están enamorados de la misma chica, o dos compañeras del mismo
muchacho… ¡qué de historias! Pero cuando son amigos el asunto puede resultar desgarrador,
verdaderamente dramático, sobre todo si, por desdicha para ellos, a su amor común le gusta jugar
con la situación. Las PENAS DE AMISTAD existen; son tan dolorosas como las penas de amor.

A veces se confunde la fidelidad con el miedo a la novedad. La fidelidad es puesta entonces al


servicio de una repetición estéril, y no al servicio de la vida que es el movimiento mismo, ese
movimiento que puede llevarnos a encontrar gente que toma mucha más importancia en nuestra
vida y la influencia.

Es FUERA DE LA FAMILIA donde se buscan relaciones fuertes y es muy importante que uno mismo
elija a sus amigos. Muy a menudo, nos cuesta ligarnos amistosamente con aquellos que nuestros
padres nos presentan, únicamente porque llegan por intermedio de ellos. A veces, no obstante, son
ellos quienes se convertirán en nuestros mejores amigos. Aunque raramente de inmediato; hacen
falta años para darse cuenta y aceptarlo.

Los adultos temen los “GOLPES DE LOCURA” de parte de los adolescentes, cuando se comprometen
en vínculos de amor o de amistad, sobre todo cuando están “fuera de las normas”. Pero si uno es
verdaderamente fiel a sí mismo y a los valores que ha recibido, esos golpes de locura se revelan a
veces, a los largo del tiempo, como “GOLPES DE PRUDENCIA” que han permitido los cambios de
rumbo. Estos CAMBIOS DE RUMBO causaron miedo a los padres porque eran bruscos, pero pueden
ser positivos.

Es verdad que éste no es siempre el caso, y es lógico que asuste a quienes nos rodean. Algunos
encuentros se revelan a veces muy peligrosos y es difícil saberlo en el momento en que se producen.

Hay pues un RIESGO y la única cosa a la que uno puede referirse en esos momentos es a los
VALORES.

La amistad provoca a menudo celos y maledicencia, tanto más cuando los adultos tienen con
frecuencia tendencias a imaginar si hay en ella sexualidad o no. Si uno tiene un amigo del mismo
sexo, teme a veces que los otros los crean homosexuales.

La trampa está en los CELOS DE AMISTAD, que nos llevan a aprisionar al otro para que se quede a
nuestro lado. Como si forzando al otro a estar aquí con su cuerpo, cuando él desea estar en otra
parte pudiera forzarlo a entrar en relación con nosotros.

En este caso, es otra vez la nostalgia de una relación como la que teníamos siendo pequeños, en el
deseo de amor eterno con nuestros padres.

Este deseo de posesión, que reclama una total dependencia del otro, no es amistad sino
enfeudación.
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Hasta podría decirse que la exclusividad es el enemigo de la amistad y de la alegría de vivir.

En la amistad, como en el amor, amar verdaderamente a alguien es dejarlo libre, permitirle el


derecho a ser diferente de uno mismo. Si tenemos miedo de perderlo, hay que aprender a superar
ese miedo. No siempre es fácil. Sin embargo, ¿hay otra solución?.

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