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La Congoja De La Moral Humana

La Congoja De La Moral Humana

Juan José Medina Triana

Alejandro Gómez Gómez

David Cardona Franco

Universidad Autónoma De Manizales

Facultad Ingeniería de Sistemas

Manizales

2019
En Colombia las personas se excluyen y se recluyen de su propia sociedad

en la medida en que están alienadas

Lo primordial para el Hombre como creciente rasgo de su propia humanidad frente a su

nueva responsabilidad, ¿Qué es “ser en la vida”?, ¿Cómo vivirla?, Buscando cómo ser parte

de una sociedad la cual esté centrada en el avance del Hombre mismo; Pero para algunos

podría ser un problema esto, ya que sería dejar de un lado su carácter individual, su propia

autonomía; la sociedad ha hecho que el hombre tome roles, y la susodicha libertad ya le es

ajena este; haciendo que se aliene por no estar de acuerdo con lo establecido; es decir que

se deje de preocupar por temas que son inherentes a este y esto precisamente es lo que le ha

ocurrido a la sociedad colombiana, pues el manejo en efecto de la incapacidad de éste de

autodefinirse como alguien que puede pensar por sí mismo, su mayor temor radica en ser

un autómata de la Sociedad de permitir ser oprimido por no saber guiar el arte de la

normativa y conducta, o sea su limitación impuesta por la Sociedad. El destino de los

individuos es importante, el desarrollo necesario de las necesidades de las personas que

merecen ser reconocidas por su labor en su Sociedad, ya que entre nosotros mismos no nos

reconocemos como humanos, sino como objetos desechables: simplemente nos vemos

como un medio para lograr el fin necesario. El hombre ya no posee redención ya que, este

se ha adjudicado al apelativo moral de la riqueza ya no por su significado de oro si no por

su significado de adquisición, haciéndolo entrar en un estado de euforia, en el que el ego de

este mismo se ha impuesto sobre los demás por el hecho de querer dejar de observar y

pertenecer a su medio.
El hombre deja a un lado su rasgo de identidad, ya que es la sociedad misma la que obliga a

éste a recluirse de aquello a lo que le es inherentemente impetuoso para el deber ser, pues

su diálogo desenvuelto en su motivación dogmática idealista de la verdad y su consuelo se

ve oprimida por una sociedad industrial ya centralizada en los recursos en el que prima el

orden y el control porque es la propia Sociedad la que le asigna ciertos roles al sujeto los

cuales se ven aplastados por el decreto, si se prosigue con el dogma será éste el fin de la

esperanza del mismo Hombre envuelto en su incapacidad de redención, ni perdón. La

limitación ya es propia de la conducta; pues encapsulados en el supuesto mundo ya

señalizado como imparcial por su conglomeración de ideas, nos “desarrollamos” en

el pensamiento de cierta idea por el hecho de no querer sentirnos fuera del apelativo

Sociedad cuando en definitiva nuestra comprensión se aleja de la normativa moral (la

conducta en busca del bien).

“Entre el 1 de enero del 2016 y el 20 de mayo del 2019 (2 años, 4 meses y 19 días), 837

líderes sociales y defensores de Derechos Humanos y ex combatientes de las FARC fueron

asesinados en todo Colombia.” Tomado del periódico El Espectador, este es el por qué la

sociedad colombiana se está hundiendo en su profunda desesperanza ya que no hay metas

ni ideales por los cuales nos podríamos luchar. Estamos agotados de vivir en el ensueño de

un país promesa del progreso donde nos arrancan poco a poco nuestra esencia humana y

carnal de la preocupación, y solo se muestra una parte de lo que en verdad está sucediendo

y tampoco nos apropiamos del problema por vivir en nuestra burbuja llana e individualista.

Ya que por efecto de la Sociedad nuestra naturaleza inherente se nos ha arrancado de

nosotros para ser parte de alguien ajeno, porque estamos buscando a alguien que pueda

formalizar nuestra razón ilusoria que teníamos definido como aquella esperanza que
habíamos perdido, ya encaminados con el conformismo, del cual nos hace sentir con un

mínimo de existencia. Sufrimos pues en Colombia la vida “plena”, en la que inmaculados

por lo suficiente pues sabemos de sobra de lo incapaces que somos, pues para qué pensar si

hay otras personas que ya lo han pensado o hecho, para qué perder mi tiempo en

formalidades banales que no me guían a vivir en paz conmigo como ser individual pues

sabemos de sobra que la compañía es efímera; y la moda pasajera para el rito de mi

contexto y mi supuesta personalidad la cual empleo como método de subsistir ya no en el

ámbito moral sino simbólico a través de la adquisición monetaria, pero…

¿En qué momento se dejó de ver al hombre como fuente íntegra de humanidad y se

empezó a visualizar como maquinaria de simple medio?

La respuesta corta se halla en el hecho de que hemos cambiado el significado del papel, ya

que se ha convertido como fuente de poder y superioridad, su banalidad no se adhiere al

fácil funcionamiento sino a su propia adquisición, “El dinero es una nueva forma de

esclavitud, que sólo se distingue de la antigua por el hecho de que es impersonal, de que no

existe una relación humana entre amo y esclavo” León Tolstoi 1910; Es el mejor ejemplo

de cómo la sociedad prefiere el papel moneda dejando de lado aquello que nos vuelve

humanos

Una consecuencia de la riqueza en manos de unas pocas familias que, a su vez, se han

repartido el poder desde los orígenes de la nación hasta nuestros días. Constituyeron un

estado y una sociedad excluyente tanto en las oportunidades económicas como en el acceso

general a los servicios fundamentales de educación, salud, vivienda, cultura. Esta condición

ha generado reacciones al margen de la oficialidad, porque muchos la encuentran en la


violencia y en lo ilícito, como un camino para participar en la riqueza y de los bienes que se

les niega.

Pues ya vivimos en una sociedad decadente en la que su recursividad escasea y no velamos

ni un centímetro por la seguridad social ni mucho menos al del prójimo. Se busca que la

necesidad sea ajena a nosotros, pues somos arrogantes y tiranos, fulminamos con nuestra

propia humanidad para darnos el lujo de vivir en un nuevo mundo, uno en el que el interés

prime sobre todas las cosas, creemos en algo que no está al alcance de muchos ya que

nosotros, en nuestra burbuja individualista de ensueño en el que siempre apartamos a los

demás, puesto que nosotros comandamos la propia elite; vivimos en un país en el que

muchos no pueden; ya que la palabra capacidad se ve excluida por su depuración y de

permitirse alcanzar tal meta se transforma en el ideal pregonero del pueblo. Esta es la

realidad de la sociedad colombiana ya que estamos tan estigmatizados por lo que creemos,

que el que no tiene dinero es porque se ha limitado a vivir en el conformismo condicionado

por las elites. Ahora bien nuestra razón de ser ya no se vale de un simple documentalismo

de sentimientos, se basa en lo material.

En el momento que abandonemos la divinización de lo material, ése será el momento para

permitirse crecer y vivir en prospera comunidad. Una comunidad en la que ya no se vale

por su medio, sino como su fin; Un fin en el que se puede distinguir un progreso individual

con énfasis estimado en saber vivir con su propia libertad ya no delimitada por ningún

dueño, se sabe que el hombre reconoce su deseo, pero a aparte de esto es un ser que aunque

anteriormente nos han hecho creer que no somos un ser que puede contralar su deseo.

Puede velar por su comunidad, puede saber desarrollarse en el verdadero ámbito.


Éste es la verdadera razón de ser del hombre, busca su redención entre su error de

abandonar su humanidad. Porque dejó de lado su efímera necesidad del consumo pues al

final nos daremos cuenta de que sí nos valemos de estas pero como no como un fin, sino

como simples herramientas... es necesario para esto crear un nuevo estado de transitoriedad

con el acondicionamiento de servir a un nuevo tema romántico. Entender y volver a sentir

al hombre como nueva fuente de deseo y sentimiento siendo tan perfecto que su propio

cuerpo puede crear mundos. Volvamos a ver al hombre como aquel que con todos los

errores cometidos, supo reconocer y perdonar. Su redención se halla siempre creciente, el

hombre colombiano sabe que tiene miedo al no pertenecer, pero si se excluye es porque ha

caído en la pereza y su congoja se encuentra en que no sabe cómo vivir sustentados en el

avance. Su conocimiento solo permea una pequeña parte para reconocer lo bueno.

El deber del hombre es velar por sí mismo y por los demás, es estar consciente de su

entorno. Como anteriormente se ha dicho que era un autómata, incapaz de desarrollar su

propio criterio, recayendo en el otro. Vivimos en una Sociedad la cual está empapada de

ideas que corroen la mente, es este momento en el que nos damos cuenta que ya no nos

importa el medio pues queremos lograr el fin a como dé lugar. El tiempo se vuelve su

nueva agonía y el control de éste será su nuevo ideal.

El poder vivir ya en ésta sociedad es un mérito que se adquiere reivindicando nuestra

libertad excluyendo todo rasgo de rol influenciado por la nueva, y como ferviente fuente de

“Comunidad humanizada”, se debe vivir con el sacramento del propio reconocimiento del

ser humano.
BIBLIOGRAFÍA:

https://www.eltiempo.com/justicia/investigacion/asesinatos-de-lideres-sociales-entre-enero-del-
2016-y-mayo-del-2019-en-colombia-374292

https://www.elespectador.com/opinion/lo-bueno-lo-malo-y-lo-feo-de-la-sociedad-colombiana-
columna-705242

https://www.youtube.com/watch?v=-SWcNqfKIFo

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