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El perdón puede transformar su matrimonio

DR. GARY SMALLEY


TED CUNNINGHAM
La misión de Editorial Portavoz consiste en proporcionar productos de ca lidad
—con integridad y excelencia—, desde una perspectiva bíblica y confiable, que
animen a las personas a conocer y servir a Jesucristo.

La misión de Editorial Portavoz consiste en proporcionar


productos de calidad —con integridad y excelencia—, desde
una perspectiva bíblica y confiable, que animen a las personas a
conocer y servir a Jesucristo.
Título del original: From Anger to Intimacy © 2009 por Gary
Smalley y Ted Cunningham y publicado por Regal de Gospel
Light, Ventura, California U.S.A. Traducido con permiso.
Edición en castellano: Del enojo a la intimidad © 2010 por
Editorial Portavoz, filial de Kregel Publications, Grand Rapids,
Michigan 49501. Todos los derechos reservados.
Traducción: Rosa Pugliese
Ninguna parte de esta publicación podrá reproducirse de
cualquier forma sin permiso escrito previo de los editores, con
la excepción de citas breves en revistas o reseñas.
A menos que se indique lo contrario, todas las citas bíblicas han
sido tomadas de la versión Reina-Valera 1960, © Sociedades
Bíblicas Unidas. Todos los derechos reservados.
Nota: Los nombres de aquellos que se mencionan a lo largo
de este libro, así como algunos de los detalles de las historias,
han sido cambiados para proteger la identidad de los individuos
mencionados.
EDITORIAL PORTAVOZ
P.O. Box 2607
Grand Rapids, Michigan 49501 USA
Visítenos en: www.portavoz.com
ISBN 978-0-8254-1787-0
1 2 3 4 5 / 14 13 12 11 10
Impreso en los Estados Unidos de América
Printed in the United States of America
(Gary) Quiero dedicar este libro a mi hija Kari y a mis nueras,
Amy Smalley y Erin Smalley, que son ejemplos maravillosos
de cómo se vive, se obra y se adora en unidad y en completo
perdón y amor los unos con los otros en una familia.

(Ted) Quiero dedicar este libro a dos grandes iglesias:


Woodland Hills Community Church y The River.
Ambas han contribuido a mi vida en gran manera.
Estaré en deuda con ellas para siempre.
Contenido
Reconocimientos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9
Capítulo 1 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .11
Ya no tiene que seguir viviendo así

Capítulo 2 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 21
Reconocerlo: Cómo identificar dónde aparece el enojo

Capítulo 3 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 51
Hacer un alto: Cómo salir del ciclo del enojo

Capítulo 4 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 73
Admitirlo: Cómo asumir la responsabilidad

Capítulo 5 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .101
Cultivar sus pensamientos: Cómo controlar sus emociones

Capítulo 6 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .119
Liberarse: Cómo adoptar un espíritu de perdón

Capítulo 7 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 139
Pedir perdón: Cómo elaborar la disculpa perfecta

Capítulo 8 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .157
Ceder: Cómo derribar los obstáculos para el perdón

Capítulo 9 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .175
Comprometerse: Cómo perdonar a un cónyuge difícil

Capítulo 10 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 195
Volver a empezar: Cómo recuperarse de una aventura amorosa
o una adicción sexual

7
Del enojo a la intimidad

Capítulo 11 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .217
Persistir: Cómo cultivar el perdón en el matrimonio

Capítulo 12 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 233
Respuestas a preguntas difíciles

Meditaciones para el perdón . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 245


Notas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 247

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Reconocimientos
Quisiéramos agradecer a Roger Gibson por soñar con nosotros y
hacer que Del enojo a la intimidad sea un hecho. Él es más que un
agente literario; también es un gran amigo.
Margaret Feinberg es mucho más que simplemente una escritora.
Es una gran colaboradora con un estilo periodístico que logra extraer
lo mejor de nosotros. Margaret es una servidora y una increíble escri-
tora profesional.
Un gran agradecimiento a Alex Field y Kim Bangs por haber diri-
gido este libro desde el principio hasta el fin en Regal. Ellos han sido
muy alentadores, y fue todo un deleite trabajar con ellos.
¡Gracias, Regal y Gospel Light! A Bill Greig III por conducir a
su equipo con excelencia. ¡Un gran agradecimiento también para
el equipo, que incluye a Deena Davis, Bill Denzel, Bruce Barbour,
Mark Weising, Aly Hawkins y el equipo de mercadeo y ventas de
Regal Books!
También queremos agradecer a todo el equipo ministerial de
Smalley Relationship Center. Día tras día, prestan servicio a matri-
monios de todo el mundo. Su arduo trabajo no pasa inadvertido.
Gracias.
Gracias, Norma Smalley, Terry Brown, Ron Cunningham,
Bonnie Cunningham, Sue Parks y Roger Gibson por leer el manus-
crito y aportar conceptos importantes.
El equipo de la iglesia Woodland Hills Community hizo una gran
contribución a este libro. Ted Burden es mi colega y amigo de con-
fianza. Bernard Bourque aportó valiosos conceptos didácticos. Pam
Strayer transcribió, y Denise Bevins se encargó de muchos detalles
9
Del enojo a la intimidad

de mi vida durante el proceso. Richard Williams y Jim Brawner ayu-


daron con el proceso creativo. ¡Gracias! ¡Gracias! ¡Gracias!
Para toda nuestra familia y amigos, de quienes muchas historias
llenan estas páginas, los amamos y tenemos una deuda de gratitud
por la paciencia en este proceso.

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1

Ya no tiene que seguir


viviendo así
Era una boda de cuento de hadas. La novia estaba engalanada con
un precioso vestido blanco. El novio vestía un tradicional esmoquin
negro. Las damas de honor caminaban pausada y elegantemente por
el pasillo. La niña que llevaba los anillos, con sus ojos bien abiertos,
se ganó los arrullos y las sonrisas de todos los presentes. Las flo-
res eran bellísimas. La música sonaba armoniosamente. Las velas le
agregaban el matiz adecuado al ambiente de la ceremonia.
El gozo, el júbilo y el entusiasmo del día le aportaban a Sabrina
un esplendor inconfundible. Dentro de poco, ella y Juan harían el
compromiso de amarse, honrarse y respetarse el uno al otro en la
enfermedad y en la salud, en la pobreza y en la riqueza, hasta que la
muerte los separe.
Pero antes que cumplieran tres años de casados, Juan y Sabrina
estaban por romper su pacto matrimonial y pedir el divorcio. ¿Cómo
era posible que algo que había comenzado a la perfección se convir-
tiera en una relación enfermiza y dañina?
La transformación comenzó poco después de la luna de miel.
Cuando la joven pareja entró a mi (Ted) oficina para una sesión de
consejería, recuerdo haber sentido el sufrimiento, el dolor y la desilu-
sión en sus ojos mientras narraban las historias vividas en su relación.
Sabrina recordó lo que sucedió una noche poco después de la boda.
—Esta noche voy a salir, cariño —anunció Juan mientras se diri-
gía hacia la puerta—. Salgo con los muchachos. Regresaré cerca de
la medianoche.
11
Del enojo a la intimidad

—¿Cómo que vas a salir esta noche? —protestó Sabrina—. Había


planeado una cena especial.
—¿No recuerdas que la semana pasada te dije que Carlos iba a
auspiciar un torneo de póquer esta noche? —respondió Juan.
—Sí, recuerdo que lo mencionaste, pero no recuerdo que haya-
mos tomado alguna decisión al respecto.
—¿Qué… acaso eres mi mamá? —le contestó de mala manera
Juan.
—No, pero pensé que sería bueno que saliéramos juntos esta
noche, porque esta semana estuvimos ocupados casi todos los días
con el trabajo, la iglesia y las visitas a nuestros padres.
—Querida, no puedo defraudar a los muchachos. Me están espe-
rando. Trataré de llegar a casa un poco más temprano, si eso te hace
feliz.
—Está bien, te veré por la mañana.
—¿Estás enojada conmigo? —preguntó Juan.
—¡Vete!
De modo que Juan se marchó. Seis meses más tarde, el matrimo-
nio se estaba deteriorando en muchos aspectos. Los pequeños hábi-
tos molestos de Sabrina, a Juan le parecían demasiado grandes para
pasarlos por alto. Mientras tanto, la falta de cuidado de Juan por su
higiene llegó a ser más de lo que Sabrina podía soportar. En vez de
hablar con su esposo, Sabrina pasaba largas horas hablando por telé-
fono criticándolo. A ella le molestaba la manera de comer de Juan, y
lo menospreciaba por no colaborar más en la casa.
Una noche, Sabrina se hartó tanto de Juan que subió las escaleras
con una canasta de ropa recién seca que había que doblar. Se sentó
en el sofá junto a Juan y comenzó a doblar una prenda a la vez. Si
era de ella, la doblaba prolijamente y la colocaba en el piso junto a la
canasta. Si era de él, se la arrojaba y le decía: “¡Dóblatela tú mismo,
@#%&!”.
La comunicación de la pareja era casi inexistente, y ambos cón-
yuges estaban sufriendo. Lo que comenzó como una pequeña
12
Ya no tiene que seguir viviendo así

contrariedad, rápidamente se tornó en algo mucho más imperti-


nente, y esto causó que ya no se sintieran respetados ni valorados,
sino manipulados. El enojo llenó su hogar.
Cada vez que el enojo se instala en un matrimonio, la intimidad
sexual se muda a otro lugar. El enojo es como una aspiradora: suc-
ciona la ternura, la delicadeza y el honor de la relación. Como resul-
tado, Juan y Sabrina perdieron rápidamente el interés sexual del uno
por el otro. Aunque seguían durmiendo en la misma cama, nunca se
iban a dormir a la misma hora. Esto se convirtió en la nueva norma
de su relación.
Al cabo de dos años Juan volvió al hogar con malas noticias:
lo habían despedido de su trabajo de maestro del distrito escolar
local: “Me atraparon mirando pornografía en la computadora de la
escuela” —confesó.
Sabrina se horrorizó. ¿De qué vamos a vivir? —se preguntaba—.
¿Qué va a decir la gente?
Después, le sobrevino un pensamiento aun más devastador:
¿Cuándo empezó todo esto?
La adicción de Juan a la pornografía había comenzado en la
escuela secundaria y se había desarrollado mucho más mientras estu-
diaba en la universidad. Aunque luchaba con aquello mientras salía
con Sabrina y luego durante su compromiso, pensaba: Una vez que
me case, todo estará bien.
Todo estuvo bien durante las primeras semanas. Pero después la
relación se deterioró, y Juan volvió a su antigua adicción.
Sentado a la mesa del comedor frente a Sabrina, esperaba que
su esposa desatara toda su furia. Pero en vez de esto, las lágrimas
comenzaron a brotar de sus ojos.
—Hay algo que necesito decirte —dijo Sabrina tartamudeando—.
¿Recuerdas a Javier de la escuela secundaria?
—Sí —dijo Juan con un nerviosismo que le oprimía el pecho.
—Bueno, cuando abrí mi cuenta de Facebook hace alrededor de un
año, volvimos a tomar contacto. Al principio, solo intercambiamos
13
Del enojo a la intimidad

algunos correos electrónicos, pero después nos encontramos para


tomar un café.
La mente de Juan se aceleró con preguntas: ¿Se habrán encontrado
una de mis noches de póquer? ¿Habré sido yo el que la acercó a este tipo?
Pero se las arregló para contener esos pensamientos en su mente.
Juan le hizo la pregunta que más temía:
—¿Se acostaron?
—No, pero nos besamos —respondió Sabrina.
Luego hubo silencio.
¿Cómo podrían Sabrina y Juan salvar su matrimonio con seme-
jante pérdida de confianza? ¿Cómo podrían ir más allá del enojo y
el desengaño que sentían? ¿Cómo podrían edificar un nuevo funda-
mento para su matrimonio?
El enojo de Sabrina hacia la adicción de Juan y el enojo de Juan
hacia los besos de Sabrina con su antiguo amigo constituyen res-
puestas positivas. Cualquier persona normal reaccionaría horrori-
zado y enojado. Al mismo tiempo, ahora ambos necesitaban tomar
la decisión de resolver su enojo de una manera positiva. (Me alegra
contarles que trabajaron con empeño para reconstruir su relación
matrimonial, y aprendieron los principios vivificantes de afrontar sus
problemas de enojo destructivo; los mismos principios que presenta-
remos en el resto de este libro).
Hay que reconocer que las vidas de Sabrina y Juan tuvieron
muchas idas y vueltas para que represente la historia de una per-
sona común y corriente. En pocos años, su relación matrimonial
sufrió más golpes de los que la mayoría de las parejas pueden llegar a
experimentar durante toda una vida. Pero aunque el matrimonio de
usted solo experimente pequeños problemas, como diferentes puntos
de vista acerca de la limpieza de la casa, lo más probable es que se
enfrente a suficientes contrariedades y arrebatos de enojo contra su
cónyuge como para sacar provecho de las tácticas comprobadas que
expondremos.
De hecho, a menudo, las pequeñas contrariedades diarias que se
14
Ya no tiene que seguir viviendo así

experimentan por mucho tiempo, y no se afrontan de manera posi-


tiva, tienen el poder de poner a prueba el matrimonio y de llevarlo
a la ruptura. Esto es así, porque probablemente los sentimientos de
contrariedad provoquen acumulación de resentimiento y enojo bajo
la superficie del matrimonio, a pesar de la cara que usted o su cón-
yuge se muestren uno al otro cada día. Y eso constituye una zona
peligrosa.
Por lo tanto, aunque usted diga que su matrimonio es bueno, más
que bueno o no podría ser mejor, puede beneficiarse de conocer los
secretos para controlar el enojo y generar afinidad en la comunica-
ción con su pareja. Aunque en este momento no se vislumbren pro-
blemas en su matrimonio, usted necesita esta información, porque
vive en un mundo caído, con otros seres humanos caídos, que lo
sacarán de quicio y viceversa.
Le contaremos historias de nuestras propias vidas acerca de cómo
aprendimos a responder a algunos conflictos grandes y otras contra-
riedades menores, y le daremos a conocer estrategias comprobadas
que beneficiarán en gran medida su relación con aquellos que lo
rodean, comenzando por la persona más cercana a usted.

El enojo: una emoción que Dios nos ha dado


Si hubiera que extraer solo una cosa de este libro, queremos que com-
prenda que el enojo, en sí mismo, no es algo malo; el enojo es una
emoción diseñada y dada por Dios; pero lo que usted hace con ese enojo
puede afectar negativamente su salud espiritual, mental y emocional.
El enojo no es una emoción mala. Piense en esto: si usted no
puede sentir enojo contra el mal, sería lógico pensar que tampoco
puede amar el bien. En otras palabras, hay algunas cosas por las que
está bien enojarse. Dios quiere que se enoje por temas, tales como
la injusticia social. Él también se enoja. Pero aunque nos enojemos
por cosas justas, constructivas y con sentido, debemos asegurarnos
constantemente de manejar el enojo de la manera apropiada.
15
Del enojo a la intimidad

Por desdicha, el enojo no se genera simplemente por cosas bue-


nas, justas y constructivas. El enojo puede detonarse por rechazo,
juicio, control o falta de control, negligencia, soledad o inferioridad.
Si alguien sufre abandono, exclusión, engaño o maltrato, descuido
o malentendido, el resultado muchas veces es el enojo. No importa
cuál sea la causa, cuando no se toman medidas para resolver el enojo,
este redundará en pecado. El enojo hará germinar celos, envidia,
discordia y contiendas.
Incluso, los científicos han descubierto que el estrés, que a menudo
es causado por el enojo sin resolver, libera una sustancia química en
el cerebro que se llama cortisol y puede dañar su cerebro y provocar
que su sistema nervioso se bloquee. Si no se hace nada al respecto, el
enojo puede provocar no solo enfermedad física, sino también enfer-
medad emocional y espiritual. El enojo podría estar perjudicando
sus relaciones y su vida más de lo que se imagina.
La vía del enojo se parece a algo así:

Incidente ¨Emoción ¨Enojo ¨Pecado

El enojo no es una emoción primaria, sino secundaria. Se experi-


mentan una multitud de otras emociones antes de este, tales como
sentirse infravalorado, engañado, desaprobado, no amado, ignorado,
controlado, menospreciado, desvinculado, ultrajado, criticado, aban-
donado o fracasado. Plantadas y regadas con el tiempo, estas emo-
ciones son como semillas que echan raíces en su corazón y crecen
hasta convertirse en enojo. El enojo sin resolver produce un veneno
que acaba matando y destruyendo todo a su paso.
Cada día, se originan una multitud de confrontaciones o inciden-
tes que producen una emoción. Si usted se siente agraviado, ignorado
o siente que lo tratan injustamente, el enojo saldrá con frecuencia a
la superficie. Cuando este no se resuelve, se esparce dentro de usted
igual que una infección, hasta que finalmente lo conduce al pecado.
Por eso es importante tratar con la emoción y el enojo resultante de
16
Ya no tiene que seguir viviendo así

manera rápida, antes que redunde en el pecado o en una conducta


autodestructiva.
En el capítulo 2, comenzaremos a estudiar la manera de llevar el
enojo a un final positivo. Creemos que hay tres maneras de canalizar
el enojo: usted puede (1) callarlo, (2) exteriorizarlo o (3) analizarlo.
La buena noticia es que si usted analiza el enojo, puede aprender a
resolver el conflicto, el daño y el dolor de una manera positiva; no
importa qué incidente o acción, por así decirlo, se levanten en su
contra. Este segundo capítulo le ofrecerá algunas herramientas fun-
damentales que necesitará a fin de experimentar paz y satisfacción
en medio de las fluctuaciones inesperadas y turbulentas de la vida.
En el capítulo 3, nos metemos en el ciclo del enojo, para analizar
no solo cómo es, sino también como se puede salir de ese ciclo. Ya sea
que se dé cuenta o no, usted tiene mecanismos de reacción internos
que, cuando se accionan, liberan enojo, frustración e incluso cólera.
Es necesario que aprenda a reconocer y dominar esos mecanismos
de reacción, dado que estos no deben salir ganando en su vida y sus
relaciones. ¿Cómo sabemos esto Gary y yo? Porque, personalmente,
hemos luchado con nuestros mecanismos de reacción, y estamos
experimentando una magnitud de gracia y libertad jamás imaginada
en este ámbito. ¡Y usted también puede experimentarla!
Más que nada, creemos que es esencial que usted sea responsable
y se haga cargo del enojo en su vida; no importa cuán pequeños o
grandes sean los arrebatos. Por este motivo, en el capítulo 4 le ofre-
cemos tácticas específicas para que pueda tratar con el enojo y la
cólera cuando asomen su cabeza abominable. Usted puede aprender
a dominar sus respuestas y asegurarse de que el enojo no se apodere
de usted. Aunque no piense usted que sea una persona con “proble-
mas de enojo”, puede que se sorprenda al descubrir lo que se esconde
en su corazón.
En el capítulo 5, estudiaremos algunos principios que podrían
estar en contra de lo que le han enseñado en la iglesia. Los mensajes
de “no se deje guiar por su corazón” y “no confíe en sus emociones”
17
Del enojo a la intimidad

han sido interpretados como “no tome en cuenta su corazón”.


Nosotros queremos enseñarle cómo cultivar sus emociones y guardar
su corazón, porque es la fuente de su vida. Proverbios 4:23 dice que
“…de él mana la vida”. Toda la vida fluye del corazón.
En el capítulo 6, veremos lo que significa no solo perdonar, sino
también fomentar un espíritu de perdón. ¿Sabía que el perdón puede
llegar a ser un estilo de vida? Cuando usted perdona, no solo libera
a la otra persona, sino que también se libera un poco más usted
mismo. A fin de caminar en la libertad que Dios quiere para su vida,
es importante reconocer los tres elementos esenciales del perdón, así
como las cinco claves para desarrollar un espíritu perdonador.
Después, en el capítulo 7, lo motivamos a poner en acción el acto
de perdonar y ser perdonado en “Pedir perdón: Cómo elaborar la
disculpa perfecta”. ¿Alguna vez le sucedió que no sabía qué decir
al ofrecerle disculpas a alguien? Si es así, no es el único. Si bien la
mayoría sabe como decir: “Lo siento”, muy pocas personas saben
cómo ofrecer una disculpa sincera y de corazón que sea como un
bálsamo para las heridas más añejas y profundas. En este capítulo, le
daremos cinco herramientas para elaborar las mejores disculpas: la
clase de disculpa que revolucionará sus relaciones.
Una vez que usted sepa cómo elaborar la disculpa perfecta, le
damos la oportunidad de poner en práctica esa disculpa en el capí-
tulo 8. En “Ceder: Cómo derribar los obstáculos para el perdón”,
vemos los nueve obstáculos para el perdón y le ofrecemos las tác-
ticas para erradicarlos de su vida de una vez por todas. También
le pediremos que piense en los quince minutos finales de su vida y
que desarrolle una lista de perdón que cambiará sus relaciones para
siempre.
Puede que esté leyendo y piense que todo esto es un buen consejo
para cualquier otro, porque su situación es demasiado difícil. Tal
vez piense que su matrimonio no tiene solución. Si es así, ¡no puede
perderse el capítulo 9! En este, abordamos la manera de tratar con
un cónyuge difícil y estudiamos cuatro claves que le cambiarán la
18
Ya no tiene que seguir viviendo así

vida. Podrá perdonar a su cónyuge, y su matrimonio funcionará no


importa la condición espiritual de su pareja.
En el capítulo 10, estudiamos los seis requisitos para romper
con la adicción sexual y cómo usted y su cónyuge pueden alcan-
zar sanidad después de una aventura amorosa. Luego, en el capítulo
11, analizaremos los peligros del enojo sin resolver en su matrimo-
nio. Aprenderá tres maneras provechosas de fomentar el perdón, así
como seis maneras de cultivar el perdón en su matrimonio.
Finalmente, en el capítulo 12, responderemos algunas de las pre-
guntas difíciles que usted tiene respecto al enojo y el perdón en su
matrimonio y sus relaciones.
La buena noticia es que no tiene que permitir que el enojo o
la falta de perdón le priven de la vida que está destinado a vivir.
Cuando aprenda cómo cultivar un espíritu perdonador, podrá llegar
a ser todo lo que Dios quiere que sea con su matrimonio, su familia
y sus otras relaciones, y en sus reacciones para con la vida.
En las páginas siguientes, le mostraremos la clase de transforma-
ción que una persona puede experimentar cuando comprende verda-
deramente el poder del perdón.
Por lo tanto, prepárese a sumergirse en el libro. Primero, ana-
lizaremos y revelaremos las raíces del enojo e identificaremos las
respuestas positivas para con lo que sentimos. Este es un capítulo
fundamental que no debe perderse.

Preguntas y respuestas
Cada semana recibimos correos electrónicos a nuestro sitio de
Internet, (http://www.GarySmalley.com) de personas que preguntan
acerca de la difícil situación de su matrimonio. Hacemos todo lo posi-
ble por responder estas preguntas mediante la verdad bíblica y con-
ceptos prácticos. Asegúrese de leer las diversas situaciones al final de
cada capítulo y las pautas que sugerimos para encontrar una solución.
19
Del enojo a la intimidad

P: Vivo constantemente enojado con mi esposa. Necesito que me ayuden


a entender y canalizar mi enojo de una manera positiva. ¿Por dónde
empiezo?

R: Comience por reconocer que el enojo es un indicador de la pre-


sencia de algo más. El enojo es una emoción. Igual que todas nues-
tras emociones, no hay nada malo con esta en sí misma. El enojo es
nuestra respuesta humana a algo que ocurre o, al menos, a nuestra
percepción de lo que ocurre. De hecho, enojarse un poco es bueno;
nos enojamos cuando vemos una injusticia o cuando alguien está
tratando de violar nuestro límite personal. En tales casos, nuestro
enojo es lo que nos motiva a tomar la acción adecuada. Pero después
que el enojo nos motiva a hacer lo correcto, no podemos permitir
que se albergue en nosotros. Debemos expulsarlo. El enojo es una
emoción buena cuando nos moviliza; pero si permitimos que eche
raíces, nos sometemos a un gran daño potencial.
No importa cuántas veces trate de resolver esos problemas o entre
a una intimidad más profunda, el enojo bajo la superficie puede
hacer que viva atribulado. Vivir con personas enojadas es como vivir
en un campo minado. Si usted llega a cometer un error de palabra o
acción, ¡boom! Explotan sobre todos. Y usted se queda pensando: No
tengo idea de qué cosa pudo haber causado semejante reacción.
En realidad, el enojo es una emoción secundaria, no un senti-
miento primario. Surge del temor, la frustración, el dolor o de una
combinación de estos. Por ejemplo, si alguien nos dice algo injusto,
primero sentimos dolor y después enojo.
Cuando desglosamos minuciosamente la palabra enojo, encontra-
mos una trama de expectativas no cumplidas. La frustración llega
cuando no recibimos lo que esperábamos de ciertas personas o cir-
cunstancias. Cuando se frustre o se sienta herido, recurra inmedia-
tamente a Dios y cuéntele lo que siente. Reemplace sus sentimientos
de enojo con más de Él.

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