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Asesor: Participante:
Msc. Ángela Maíz Lcda. Amparo Seijas
C. I. N°: 12.194.611
El Hombre llega a conocer su entorno material y social, del cual es parte o elemento
inseparable, mediante un complejo proceso de aprendizaje el cual lo educa y capacita,
que equivale a decir, lo faculta para interactuar con ellos de manera lógica y dialéctica,
sustentadora de su necesario desarrollo sostenido y sostenible.
La educación en la actualidad exige cada vez más, que las respuestas a sus
problemas se hagan sobre bases científicas, por ello el debate teórico de la pedagogía
de la ciencia o las ciencias de la educación, siendo esta el primer orden de prioridad.
Entre los siglos XVI y XVIII se produce una intensa etapa de producción de un
ideario educativo de carácter pre-científico, especulativo, pero ajustado a las
conceptualizaciones filosóficas de la época que le dan consistencia teórica y
sistematización (S. Hernández y D. Tirado, 1948; O. Valera, 1998). De esta manera se
sientan las bases para que en el siglo XIX, con el advenimiento del positivismo que
propicia el establecimiento de los fundamentos científicos de la educación, la ciencia
correspondiente sea denominada por pedagogía.
Sin duda que se pedía demasiado para lo que la ciencia positiva podía dar, por ello,
el paradigma filosófico especulativo anterior, que fundamentó la etapa pre-científica de
la pedagogía, no murió; y se acudió a él para que aportara conceptualizaciones que
ayudaran a dilucidar los problemas objetos de investigación en su dimensión real.
Se crean así las condiciones subjetivas para no hablar de pedagogía, sino de ciencia
de la educación, aunque no dejaron de asomar las denominaciones de la pedagogía,
pero con apellidos como la ya mencionada pedagogía científica, pedagogía
experimental o pedagogía positiva; así como las novedosas e insinuosas: pedagogía
fundamental (J. Cohn, 1933), pedagogía de la actualidad (Euckeil, Bubde, Gauding,
Kesseler, década del 30), pedagogía cuantitativa (Tho-vndike, Kelley, Freedman, de la
segunda a la cuarta década del siglo XX), pedagogía racional (F. Paulsen, 1922),
pedagogía sistemática (G. Rein, 1902), pedagogía funcional (E. Claparede, 1932) y la
globalizante pedagogía general que encubre el problema científico y que le da salida
velada, al menos en los marcos académicos, fundamentalmente en la determinación del
currículo formador del maestro en las escuelas normales.
Por ello, surge la Metodología como una verdadera disciplina científica que dada su
terrenalidad en el campo de la educación escolarizada, o sea, brindando posibilidades
prácticas de aplicación, le aproximan a lo que venía denominándose por tecnología en
el campo de la teoría científica general.
Bajo la rúbrica de la didáctica, fueron y son aún más proliferas las obras y las
prácticas investigativas y transformadoras de la enseñanza en las escuelas. Entre ellas
podemos citar como ejemplo precursor la didáctica como ciencia de la formación
intelectual de Otto Willmann, así como los trabajos de A. y S. Schmieder, aparecidos en
su didáctica general o los de K.F. Sturm, Ziller, Sallwürk, Gauding.
Ya que la didactización de la pedagogía ha sido una tendencia mantenida, ni
siquiera recurrente, y de un carácter generalizado para el mundo occidental; desde el
punto de vista científico pasa desde la consideración de la didáctica como rama
fundamental de la pedagogía, hasta la que es su centro y le aporta el carácter científico,
hasta la suplantación de la propia pedagogía como ciencia.
(Sara Irma Juárez, México, 1998).En este propio orden de cosas, en los
momentos actuales se viene desarrollando una tendencia que centraliza en el
currículo el problema educativo, dándole un protagonismo tal y nivel de
estructuración a partir de preceptos didácticos y epistemológicos que determinan
el surgimiento de una nueva disciplina científica que denominan por curricología o
curricultología
Coincidiendo con el autor O. Valera cuando menciona que no hay dudas que tomar
posición ante esta problemática es una necesidad epistemológica y metodológica
medular para el análisis científico de la educación; ya que toda la acción pedagógica de
enseñanza-aprendizaje que a la postre es la que contribuye a la formación integral y
armónica del alumnado tiene a la didáctica como su rama central para cumplir dicha
función. Esta aseveración demuestra que la didáctica ocupa un lugar fundamental
dentro de la pedagogía como ciencia y dentro de la propia estructura de la pedagogía.
CONCLUSIÓN