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CRISTO ES EL TODO
(S. Pablo/Colosenses, 3:11.)
Cristo, La Iglesia
La Iglesia de Jesucristo data desde la época del primer
hombre. En virtud de aquel Mesías que "desde la generación
de la m u j e r " había de venir a la tierra, han sido salvos todos
los predestinados y electos de Dios. Abel muere creyendo en
E l ; Aibraham no sólo creyó en El sino que también "vió su
vida y se .regocijó". Jacob creyó en Siloh y en su venida, ex-
clamando "Tu salud esperé, oh Jehová", y por la fe en Aquel
que había de venir fué salvo. Job no sólo creyó en su Re-
dentor, sino que esperaba verle con sus mismos ojos, David
dice: "El Señor dijo a mi Señor: siéntate a mi derecha, hasta
que ponga a tus enemigos por escabel de tus pies"; y su Se-
ñor le salvó. Los Patriarcas y los justos, llenos de oprobio;
los profetas degollados por los príncipes de Israel: Isaías ase-
rrad'o, Jeremías apedreado, Daniel entre los. leones y Amos en
el palo todos esperaron y creyeron en Aquel, cuyo nombre se-
.ría Emmanuel, y así fueron salvos....
F,n Cristo se apoyaba el cristiano primitivo; en Cristo, no
en la Iglesia ni en sus ritos; en Cristo, no en Apóstol ni otro
cualquiera; en Cristo, no en oraciones ni ayunos, ni en obras
caritativas'; en Cristo, no en ángeles ni en santos, ni en obra
cristiana alguna; en Cristo lleno de toda la plenitud divina
para satisfacer cada anhelo del alma inmortal. Amar a Cristo
de todo corazón, imitarle, consagrarse a El, y vivir para hon-
rarle, hablando a los pecadores acerca de Jesús que por ellos
murió: esta era la vida del cristiano apostólico.
El Evangelismo, llamado por antonomasia protestantismo,
se remonta a esos, tiempos primitivos del cristianismo; lo tes-
tifica la secta Valdense, sumamente antigua, pues llega al siglo
I V . Todos los precursores, Valdenses, Albigenses, Paulicianos,
Hussitas y Lobardos, o Wiclefistas, y el Sol de Wittemberg, el
ilustre reformador alemán Lutero, recibieron su doctrina de los
sucesores de los Apóstoles de Jesucristo, y estos de los Após-
toles mismos.
Nuestro fundamento, nuestro Sumo Pontífice, nuestro
Fundador es Jesu-Cristo, quien protestó el primero contra eí
pecado del mundo, contra el sacerdocio judaico, contra los q u e
no le aceptaron. Esta excelsa protesta le llevó al Calvario.
Jesu-Cristo es> la cabeza del cuerpo místico, que es la Igle-
sia; es la piedYa angular; es el fundamento y "nadie puede
poner otro" (I Cor. 3; I I ) . "Edificados sobre el fundamen-
to de los Apóstoles y Profetas, siendo la principal piedra deT
ángulo Jesu Cristo" (Efesios, 2¡i 2 0 ) . "Teniendo un Gran
pontífice que penetró los cielos, Jesu-Cristo, retengamos nues-
tra profesión Lleguémonos pues confiadamente al trono d e
la gracia. .. (Hebreos, 4, 14; 16).
Una Iglesia, pues, es cristiana si tiene a Jesucristo como-
caljeza única, centro de su fe, la revelación decisiva, cabal, om-
nímoda, suficiente y una vez por todas del amor y voluntad'
del Pad're.
Afirmamos que la Iglesia cristiana es 'a Iglesia de Jesu-
cristo (la Iglesia romana es la Iglesia del P a p a ) . Y a Jesu-
cristo es a quien nosotros adoramos, y a quien nosotros que-
remos servir.
Cristo, la Respuesta
Hay dos maneras de dar una respuesta; una es una pa-
labra verbal, y la otra una palabra vital, —una palabra que
surge de una vida— Dios escogió ésta como su método final
de dar la respuesta: "El Verbo se hizo carne". La Biblia es
la historia inspirada de la revelación de Dios: esa revelación
se ve en el rostro de Jesucristo; la respuesta de Dios es una
Persona. (¡Como dice el D r . Stanley Jones).
Esta respuesta tiene en sí todas las respuestas. No hay
ni siquiera una situación, en cualquier área de acción, en nin-
guna parte del mundo, donde la respuesta de aquella situa-
ción no se halla en hacer lo que Cristo haría; y donde el ha-
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Cristo, el Todo
Para mí Jesucristo es el todo. Jesúsi promete satisfacer
todos nuestros anhelos". Si alguno tiene sed, venga a mí, y
beba. El que en mí cree ríos de agua correrán de su vientre.
( J . 7 ; 3 7 ) . '}E1 que en mí cree no tendrá sed jamás". ( J . 6;
3 5 ) . "Si conocieses el don de Dios y quien es el que te dice:
dame de beber, tú pedirías de é'l, y él te daría agua viva. ( J .
4 ; 10)., "Me ha enviado para sanar a los quebrantados de
corazón, a pregonar a los cautivos libertad, y a los ciegos
vista " Con ternura exquisita responde Jesús a nuestras
quejas, tedios y tristezas, y nos revela y recuerda que Dios
es nuestro Padre y nuestro Pastor. Si Dios es mi Pastor y
está con nosotros; yo puedo andar con él mientras dure mi
peregrinación, y estando él a mi lado "no resbalaré". Si pue-
do encontrar a Dios donde quiera, seré feliz., " E n tu presencia,,
en tu compañía está la felicidad". (Filipenses, 4 ; 4) .
El corazón humano clama por un Sumo Pontífice que
haya sido tocad'o en el sentimiento de nuestras, dolencias. " C u -
yos pies han hollado el áspero sendero, cuyos labios respiran
aliento humano". (Hebreos, 4 ; 14).
Jesú's no ofrece respuesta satisfactoria cuando nos dice en
el sendero de la 'vida: "Yo soy el camino, la verdad y la vida".
"Cristo es potencia de Dios y sabiduría de Dios". Nos da la
victoria sobre "el y o " . Veo otra ley en mis miembros-
¿quién me librará? Gracias a Dios que nos da la victoria en
Cristo Jesús. (Rom. 7i; 2 5 ) . Y obtenemos el "nuevo naci-
miento". "El que está en Cristo nueva criatura es...." ( I I .
C o r . 5; 17).
Jesucristo para mí es el objeto ée mi fe. "Esta es la vida
eterna que te conozcan el solo Dios verdadero, y a Jesucristo
al cual has enviado". ( J . 17; 3 ) .
El cristianismo es la religión de Jesucristo, de su perso-
na y obra. Una Iglesia, pues, es cristiana si tiene a Jesucristo
como Cabeza única, centro de su fe, la revelación decisiva, ca-
•bal, omnímoda, suficiente y una vez para todas del amor y de
la voluntad del Padre. Maestro moralista, mártir son palabras
pálidas e inadecuadas; Jesucristo es Redentor, Salvador único
de los hombres.
Jesús para mí es el mayor ideal, universal, que no puede
ser nacionalizado. Algunos miran a Cristo como la mayor ad-
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Oración
íOh, Dios! Nuestro Padre Celestial, te pedimos que el
don del Cielo dado en tu H i j o Jesucristo, sea para nosotros
nuestro Guía y Compañero inseparable, nuestro Maestro y
Salvador, y nuestro único Ideal; repitiendo con San Pablo:
" P a r a mi el vivir es Cristo y el morir es ganancia". Po.r Je-
sucristo. A M E N .
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L O S DIEZ M A N D A M I E N T O S (Abreviados)
(Exodo, 20: 3, 1 7 ) . (Deuteronomio. 5: 7-22)
CREDO DE LOS A P O S T O L E S
Creo en Dios Padre Todopoderoso, Creador del Cielo y
de la tierra, y en Jesucristo, su único Hijo, Señor nuestro;
que fué concebido del Espíritu Santo, nació de la Virgen Ma-
ría, padeció bajo el poder de Poncio Pilato; fué crucificado,
muerto y sepultado; al tercer día resucitó de entre los muer-
tos, subió al cielo y está sentado a la diestra de Dios Padre
Todopoderoso; y desde allí vendrá al fin del mundo a juzgar
a los vivos y a los muertos. Creo en el Espíritu Santo, la
Santa Iglesia Universal, la comunión de losi santos, el perdón
de los pecados, la resurrección del cuerpo y la vida perdura-
ble. A M E N .
PADRE NUESTRO
(La Oración que Cristo nos enseñó)
Padre nuestro, que estás en los cielos, santificado sea t u
nombre; venga a nos tu reino; hágase tu voluntad así en la
tierra como en el cielo; el pan nuestro de cada día dánosle hoy,
y perdónanos nuestras deudas así como nosotros perdonamos a
nuestros deudores; y no nos dejes caer en tentación, más lí-
branos del mal, porque tuyo es el reino, el poder y la gloria,
por los siglos de los siglos. A M E N .
El Decálogo Mutilado
E L TEXTO BIBLICO EL TEXTO PIO V ROMANO