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PR E V E N C I Ó N
La actividad física programada no es útil para disminuir el índice
de masa corporal en niños obesos en edad preescolar, pero sí
mejora la destreza en los movimientos
Reilly J, Kelly L, Montgomery C, Williamson A, Fisher A. Physical activity to prevent obesity in young children:
cluster randomised controlled trial. BMJ. 2006;333:1041-3.
Objetivo. Demostrar la hipótesis de que un programa de ejercicio físico reduciría
el índice de masa corporal (IMC) en los niños en edad preescolar.
Diseño. Ensayo clínico aleatorizado, controlado, simple ciego, de 12 meses de
duración.
Emplazamiento. Un total de 36 guarderías de Glasgow (Escocia).
Población de estudio. De las 104 guarderías dispuestas a colaborar, se selec-
cionaron 36 mediante muestreo aleatorizado, con un total de 545 niños.
Las características de los niños de los grupos intervención y control eran idénti-
cas, tanto en los niños como en las niñas, a excepción de la desviación estándar
(DE) del IMC de las niñas, que era menor en ambos grupos.
La edad media de los niños era de unos 4 años. El IMC era alrededor de 16,3.
Aproximadamente, un 62% de los niños tenía sobrepeso y un 27% era obeso.
Intervención. En el grupo de intervención se desarrolla un conjunto de activida-
des en la guardería y en el domicilio del niño:
– En la guardería se lleva a cabo un programa de ejercicio físico consistente en
3 sesiones semanales de 30 min de duración, durante 24 semanas, que tiene
como objetivo aumentar la actividad física de los niños y la destreza de sus mo-
vimientos.
– Cada familia participante recibió un paquete de material con juegos conecta-
dos con los de la guardería y 2 folletos sobre educación para la salud.
Las guarderías del grupo control siguieron con su programa habitual sin aumen-
tar la actividad física de los niños.
Evaluación del factor de riesgo. El objetivo principal de este estudio fue medir
el IMC de los niños (expresado como DE) al inicio del estudio, a los 6 y los 12
meses de la intervención. Como objetivo secundario se midieron los niveles de
actividad física y sedentarismo de los niños al inicio del estudio y a los 6 meses.
Esto se pudo realizar objetivamente gracias a la utilización de un acelerómetro,
que es un sensor de movimiento que se colocó a los niños durante 6 días segui-
dos en estas 2 etapas del estudio.
También se valoró la destreza de los movimientos al inicio del estudio y a los 6
meses utilizando un test específico para ello (Movement Assessment Battery),
que tiene una alta validez y fiabilidad en los niños preescolares.
Los investigadores que recogieron los datos desconocían si se trataba del grupo
control o intervención.
Medición del resultado. Se analizan y se comparan los datos al inicio del estu-
dio y posteriormente, a dos niveles para todos los análisis estadísticos: cada niño
en particular y su grupo de guardería.
Resultados. De los 545 niños que iniciaron el estudio, se pudo seguir a los
6 meses a 481 para medir su IMC y a los 12 meses a 504, una vez que éstos
estaban ya acudiendo a la escuela primaria; no hubo diferencias significativas
entre el grupo intervención y el control a los 6 (p = 0,87) y a los 12 meses
(p = 0,90).
Respecto a la medición de la actividad física con el acelerómetro, al inicio del
estudio se obtuvo un registro adecuado en 424 niños y a los 6 meses sólo se
pudo repetir de forma óptima en 285 de ellos.
No se aprecia una diferencia significativa entre los 2 grupos en el nivel de activi-
dad física (p = 0,18) ni en el tiempo de sedentarismo (p = 0,08).
En cuanto a la destreza en los movimientos, a los 6 meses se encontró una me-
joría que fue significativamente mayor en el grupo intervención.
Conclusión. El ejercicio físico no es útil para reducir el IMC de los niños en edad
preescolar en este estudio, pero sí es válido para aumentar la destreza en los
movimientos.
Comentario
La obesidad infantil se ha convertido en las últimas décadas en un pro-
blema de salud pública mundial, pues las tasas de obesidad infantil es-
tán creciendo a un ritmo preocupante.
Se sabe que la solución para frenar este problema está en las medidas
preventivas, pero llama la atención la escasez de ensayos clínicos bien
diseñados que estudien la eficacia de estas medidas1.
Este estudio de Reilly et al es interesante, puesto que se trata de un en-
sayo clínico aleatorizado, controlado, ciego, bien diseñado y de un año
de duración.
Desde el punto de vista metodológico, el estudio es correcto, y el grado
de cumplimiento del programa de ejercicio físico cuantitativo es alto en
el grupo intervención (un 83% de las sesiones), pero podemos mencio-
nar alguna limitación:
– Respecto a la calidad de las sesiones, los propios autores la ponen en
duda, puesto que fueron impartidas por el personal de la guardería y no
por profesores de educación infantil.
– En relación con los niños que no siguieron en el estudio y no se pudo
medir su IMC (un 12% a los 6 meses y un 7% a los 12 meses) conside-
ro que faltaría realizar un análisis por intención de tratar.
– Respecto al registro de la actividad física con el acelerómetro, sólo se
obtuvieron datos válidos a los 6 meses del estudio en 285 niños, es de-
cir, faltan datos en casi la mitad de los niños participantes.
Los autores no mencionan el motivo de estas pérdidas, y no sabemos si
los niños se quitaron el dispositivo, o lo apagaron accidentalmente etc.
Comparando los resultados de este estudio con otros, observamos que
en el año 2003 este mismo autor realizó una revisión sistemática1 de
ensayos clínicos, cuyo objetivo era aumentar la actividad física y dis-
minuir la inactividad de los niños para prevenir la obesidad. Tras revi-
sarlos, parece que el aumento del ejercicio físico no previene la obesi-
dad infantil, pero por el momento no podemos decir el papel que de-
sempeña esta medida preventiva debido a la ausencia de ensayos
clínicos bien diseñados y de larga duración.
Como conclusión, creo que no es muy correcto afirmar que “el ejerci-
cio físico no reduce el IMC de los niños preescolares” como dicen los
autores. Pienso que es mucho más adecuado concluir que este progra-
ma de ejercicio en concreto no demuestra disminuir el IMC. Además,
supongo que es difícil conocer cuál es la dosis de ejercicio suficiente
para obtener un resultado óptimo.
En función de los resultados de este estudio, creo que es importantísi-
mo recomendar el ejercicio físico a todos los niños en edad preescolar,
porque el aumento de la destreza en los movimientos les proporciona
una mayor habilidad y confianza en sí mismos y puede fomentar una
mayor actividad física en el futuro.
Paloma Henares García
Centro de Salud Galapagar. Galapagar. Madrid. España.
Bibliografía
1. Reilly J, McDowell Z. Physical activity interventions in the prevention
and treatment of paediatric obesity: sistematic review and critical ap-
praisal. Proc Nutr Soc. 2003;62:611-9.
FMC. 2007;14(5):279-300 293