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SÍNDROME DE COLON IRRITABLE

I. INTRODUCCIÓN
II. OBJETIVOS
 Identificar un tratamiento específico para el síndrome de colon irritable
III. DEFINICIÓN
IV. EPIDEMIOLOGÍA
V. ETIOLOGÍA
VI. FISIOPATOLOGÍA

La fisiopatología del Síndrome de colon irritable no está completamente dilucidada. Se


considera un trastorno que resulta de la interacción de varios factores.

Tradicionalmente las alteraciones de la motilidad gastrointestinal y sensibilidad visceral


han sido aceptadas como los factores fisiopatológicos más importantes. Sin embargo,
estudios recientes han evaluado el papel de otros posibles factores etiológicos como
son la inflamación, la alteración de la microbiota intestinal, la sensibilidad a
determinados alimentos, otros factores medioambientales, las alteraciones
psicopatológicas y/o emocionales y la susceptibilidad genética.

En el momento actual, el modelo biopsicosocial es el más aceptado y explica el SII como


una disfunción del eje intestino-cerebro, condicionado por la susceptibilidad genética,
factores fisiológicos y psicológicos, variables medioambientales y mecanismos
individuales de afrontamiento. El sistema nervioso entérico (SNE) y el sistema nervioso
central (SNC) se integran y comunican a través del sistema nervioso autónomo (SNA)
y del eje hipotálamohipófisis-intestino de un modo bidireccional, de tal manera que
factores de estrés nervioso o intestinal producen una desregulación del mismo. Como
consecuencia se originarían alteraciones de la motilidad, hipersensibilidad visceral,
disfunción del sistema inmune, alteración de la función de barrera, aumento de la
permeabilidad mucosa, alteración de la composición de la microbiota intestinal, etc.
Fuente: Guías de actuación conjunta Pediatría Primaria-Especializada. 2015

Existe evidencia de que posibles experiencias traumáticas tempranas durante la


primera infancia tanto orgánicas (infecciones, cirugías,…) como emocionales
(deprivación materna neonatal, abuso físico, sexual o emocional, relaciones alteradas
con el cuidador principal,…) condicionan una mayor vulnerabilidad y facilitan el
desarrollo de trastornos funcionales gastrointestinales, incluyendo el síndrome de
intestino irritable.
Fuente: Guías de actuación conjunta Pediatría Primaria-Especializada. 2015
VII. MANIFESTACIONES CLÍNICAS
VIII. DIAGNÓSTICO Y TRATAMIENTO

No existe ninguna prueba para diagnosticar el síndrome del intestino irritable de


manera definitiva.

Después de descartar otras enfermedades, se puede utilizar uno de los siguientes


criterios de diagnóstico para el síndrome del intestino irritable:

 Criterios de Roma. Estos criterios incluyen el dolor abdominal y las


molestias que duran, en promedio, como mínimo, 1 día a la semana en los
últimos 3 meses, asociados con, al menos, dos de los siguientes factores: El
dolor y las molestias están asociados con la defecación, hay alteración en la
frecuencia de la defecación o en la consistencia de las heces.

 Criterios de Manning. Estos criterios se centran en el alivio del dolor


después de defecar y en tener evacuación intestinal incompleta, mucosidad
en las heces y cambios en la consistencia de las heces. Mientras más
síntomas presentes, la probabilidad de padecer síndrome del intestino
irritable será mayor.

 Tipo de síndrome del intestino irritable. A los fines del tratamiento, el


síndrome del intestino irritable se puede dividir en tres tipos, según los
síntomas: predominio de estreñimiento, predominio de diarrea o tipo mixto

Pruebas adicionales

Es posible que el médico recomiende varias pruebas, incluso análisis de heces,


para detectar infecciones o problemas en la capacidad del intestino de absorber
nutrientes de los alimentos (absorción insuficiente). También puedes hacerte varias
otros exámenes para descartar otras causas de tus síntomas.

Las pruebas de diagnóstico por imágenes pueden incluir:

 Sigmoidoscopia flexible. El médico examina la parte inferior del colon


(sigmoide) con un tubo flexible iluminado (sigmoidoscopio).

 Colonoscopia. El médico usa un tubo flexible pequeño para examinar la


longitud total del colon.

 Radiografías o exploraciones por tomografía computarizada. Estos análisis


producen imágenes del abdomen y de la pelvis que podrían ayudar al médico
a descartar otras causas de tus síntomas, especialmente si tienes dolor
abdominal. El médico podría llenar el intestino grueso con un líquido (bario)
para que cualquier problema se pueda ver más claramente en la radiografía.
Esta prueba de bario a veces se llama «serie gastrointestinal inferior».

Los análisis de laboratorio pueden incluir:

 Pruebas de intolerancia a la lactosa. La lactasa es una enzima necesaria


para digerir el azúcar de los productos lácteos. Si no produces lactasa,
podrías tener problemas similares a aquellos causados por el síndrome del
intestino irritable, como dolor abdominal, gases y diarrea. El médico puede
pedir una prueba del aliento, o pedirte que elimines la leche y los productos
lácteos de tu dieta por varias semanas.

 Prueba del aliento para detectar el crecimiento excesivo de bacterias.La


prueba del aliento también puede determinar si hay un crecimiento excesivo
de bacterias en el intestino delgado. El crecimiento excesivo de bacterias es
más frecuente entre las personas que se sometieron a una cirugía intestinal
o que tienen diabetes o alguna otra enfermedad que haga más lenta la
digestión.

 Endoscopia superior. Se inserta un tubo largo y flexible por la garganta


hasta el interior del tubo que comunica la boca con el estómago (esófago).
El médico, mediante una cámara al final del tubo, inspecciona el tubo
digestivo superior y obtiene una muestra de tejido (biopsia) del intestino
delgado y del líquido en busca del crecimiento excesivo de bacterias. El
médico podría recomendarte que te realices una endoscopia si hay sospecha
de celiaquía.

 Análisis de heces. Podrían examinarse las heces en busca de bacterias o


parásitos, o de un líquido digestivo producido en el hígado (ácido biliar) si
tienes diarrea crónica.

En el tratamiento el consumo excesivo de fructosa y edulcorantes artificiales, como sorbitol


o manitol, puede causar diarrea, distensión abdominal, cólicos o flatulencia. Debe
recomendarse un ciclo terapéutico en el que se eliminen los alimentos que parecen producir
los síntomas. Sin embargo, los enfermos deben evitar las dietas poco nutritivas. En
enfermos con IBS se ha demostrado la utilidad de una dieta con cantidades pequeñas de
oligosacáridos, disacáridos y monosacáridos y polioles fermentables (FODMAP,
fermentable oligosaccharides, disaccharides, monosaccharides, and polyols)

Los FODMAP casi no se absorben en el intestino delgado y los fermentan las bacterias del
colon para producir gases y carbohidratos osmóticamente activos. Estudios clínicos han
demostrado que la ingestión de FODMAP, como lactosa, fructosa o sorbitol, solos o en
combinación, produce síntomas intestinales como gases y diarrea en sujetos con IBS. Por
otra parte, en un protocolo comparativo con asignación al azar se observó que una dieta
con pocas cantidades de estos carbohidratos mitigaba los síntomas en sujetos con IBS;
esta medida se puede instituir en individuos con IBS en que predomina la diarrea y tienen
abundantes gases y timpanismo. Incluso en 75% de los pacientes cabe esperar
cumplimiento prolongado

Antiespasmódicos:

Los médicos han observado que los anticolinérgicos pueden proporcionar un alivio temporal
de los síntomas, como los cólicos dolorosos relacionados con los espasmos intestinales.
Los estudios fisiológicos demuestran que los anticolinérgicos inhiben el reflejo gastrocólico;
por tanto, para el dolor posprandial es preferible administrar los antiespasmódicos 30 min
antes de las comidas, de tal modo que se alcancen concentraciones sanguíneas eficaces
poco tiempo antes del momento en que se prevé el inicio del dolor, La mayor parte de los
anticolinérgicos contiene alcaloides naturales de la belladona, que pueden producir
xerostomía, dificultad urinaria y retención, visión borrosa y mareo. Deben usarse con
cautela en ancianos

Antidiarreicos:

Los estudios fisiológicos demuestran incremento de las contracciones segmentarias del


colon, retraso del tránsito fecal, aumento de las presiones anales y decremento de la
percepción rectal con estos fármacos. Cuando la diarrea es grave, en especial en la variante
de diarrea indolora del IBS, se pueden prescribir dosis bajas de loperamida, 2 a 4 mg c/4 a
6 h hasta un máximo de 12 g/día

Estos fármacos son más útiles si se toman antes de los momentos de estrés previsibles
que causan la diarrea. Sin embargo, en ocasiones una dosis elevada de loperamida
ocasiona cólicos intestinales porque incrementa las contracciones segmentarias del colon.
Otro fármaco antidiarreico que puede utilizarse en pacientes con IBS es la colestiramina,
una resina fijadora de ácidos biliares.
IX. CONCLUSIONES
 El mejor tratamiento que se puede realizar a un paciente que padece de
síndrome de colon irritable es el de la dieta baja en FODMAP ya que estos
casi no se absorben en el intestino delgado y los fermentan las bacterias del colon
para producir gases y carbohidratos osmóticamente activos.

REFERENCIAS

1. Barrio A., Carro M., et al. Síndrome de intestino irritable. Guías de actuación conjunta
Pediatría Primaria-Especializada. Grupo GastroSur-Oeste de Madrid de Gastroenterología
Pediátrica. En: Asociación Madrileña de Pediatría de Atención Primaria. Disponible en:
http://www.ampap.es/wp-content/uploads/2014/12/2015_11_S%C3%8DNDROME-DEL-
INTESTINO-IRRITABLE.pdf
2. Harrison. Principios de Medicina interna.19 edición. 2016 .MCGRAW-HILL
.Disponible:
https://www.academia.edu/37392590/Harrison_Principios_de_Medicina_Interna_1
9_Ed_Vol_1

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