Академический Документы
Профессиональный Документы
Культура Документы
fundamentos
de la matemática
tr.
Alberto Dou, S.
fundamentos
de la matemática
12 figuras afta¡"rl"o Q*"a.&tgo \
editorial labor, s. a.
nueva colección labor
r¡',,ri:t.',
l.+-'. .-
l
',f"63 I
lndice de materias
lntroducción
Primera parte
f
El perfodo griego 13
De J. Saccheri a B. Riemann 27
Jerónimo Saccheri 28
Independencia del quinto postulado 33
' Bernardo Riemann 40
Consecuencias para la fundamentación de las matemáticas 43
El logicismo 59
Logifrcación del concepto de número 6T
Las paradojas ó5
El logicismo 68 lntroducción
',L
1. La verdad matemát¡ca
El formalismo 75
Axiomatización 75 I-as verdades te lógi
El programa de Hilbert 79 cuti6ié3lTiñi@s d :\
!sr$
{
gü¡elnos_coqlgporánqos y*las pqlíticas están b¿sadas en prin- rN*F,
,cjpios harto dudosos. gra_jrclt¿Vgtde_-la- ^'s
r Ff.
3 píricas y las de las ciencias_lg-
h ¡ri
ciales. económicas v osicolóEicas están basadas en la estadística qñ tr
Teoría formal de números 85 yenelme $\ñ
Teoría formal de primer orden 87
'\-\t t.
Definición de Ia teoría y su potencia fbrmalizadora 9l - ! ti
Aritmetización de la matemática f\
97
El teorema de incomplitud de Gódel 101 A nenqdq trna aprgl¡macjÉg_qugjgli$ace.-cogrpletalqqule Eqesllgs rL
deseos.
Parece, pues, qqe sólo las ciencia atqgtáticgs. ofrecen \
4 dades qug por un lado no son qada pqr otro alcanzan_
el ideal de verdad absoluta Sq9_q_m4!._ggCe{tle_giqql¡& pgede
El intuicionismo 113 gpj!"""* Es obvio, en efecto, que los teoremas que actualmente
La matemática intuicionista 113 se publican en las revistas de investigación matemática nada tie-
La lógica intuicionista t2t nen de trivial, pues sólo para entender el contenido de los asertos
Comparación con otras teorías 131 que se enuncian se requieren largos años de estudios especializa-
dos posteriores a la graduación y nada digamos de la mucho
Conclusión 137 mayor dificultad y profundidad que a menudo requieren sus de-
mostraciones. También parecen alcanzar las verdades matemáti-
Indice de nombres 139 cas el ideal de la verdad científica absoluta, pues en el orden de
la necesidad y universalidad, las máximas cualidades de toda cien-
cia, al parecer nada dejan que desear.
En este texto nos proponemos analizar precisamente
et valor
de esta verdad matemátiia estudiando los fundamentos'- 2. El rigor matemático
sobre
l*gs.que se basa. ¿Cuál es el verdadero contenido del teorema
Pitágoras:
d.e
cuadrado de la hipotenusa es la surna de los cua_ or excelencia, p@qs_-decff |.,)a
"el
d.rados de los catetos>? Dicho delna manera refleja: cuand,o
q po:--!s-úc9lár*_S9
mos que el teorema de pitágoras és .,verdadero>,
deci- srcspelto_Cg_cualqeier oFa cienc
¿qué quiere de_ salidad y.necesida4.. Precisamente por esta razón se ha visto con
cir ahí verdadero? 't:- i
Los. _tTabajo
frecuencia en la matemática la ciencia fundamental que permea
gt . todas las demás ciencias, las cuales aparecen tales en la misma \
,lo? ritti*=ol "i.t uñgr h - medida que están matematizadas. Ya se entiende, por tanto, que ., !' :]
tug, a" lbi
"rt?bl"ce{,_sr¡á!e{ro" , entendemos que la lógica es posterior a la matemática, si es que no .., ]
euáles soILlgS._@ j etos-_a_lpS_ q i'. ".
son los medios por los_que ie ltega a estabiecer epistemói¿;ñ_ se identifica con una parte de ésta; consideramos la matemática
en un sentido amplio, que incluye no sólo la matemática clásica,
@
dificultades, puesta de
pará tál o-bjGto.-LaEmnE-affi tas
precisarnente gracias al progreso
sino también tod¿is las adquisiciones que los matemáticos de los
de la matemática, nos -manifiesto últimos cien años han hecho para fundamentar la matemática
hace ya canJos y pone en duda orr"rtr.'"orr_ clásica.
vicción acerca de la absolutez de lai ierdades matemáti"ur. E'
efecto, s común lmente
I-as m@gn la estructury formal de-
de todas_kls eU
de_{nás .cienci.?q,. éstas sqn ciencia e:r un sen-
tos tjdS_ryV estricto. es decir presnadas de
e! que tal ver-
l-ngi"aggd""Uyg,
CAS. D
Estas cualidades de necesidad y universalidad derivan del ri-
su ngcesidad resulleg.hgy día .cgnfus¡ls. gor con que en las matemáticas se aplica el método estrictamente
rarece que podemos considerar la situación actual como un racional deductivo; la misma nota de rigor es característica de . '.' \
momento histórico en la evolución de la noción de verdad. mate- la matemática. Un estudiante que haya terminado su licenciatura ".:^.\
mática. Parece surgir la conclusión de que no sólo hasta ahora en matemáticas y más aún si ha hecho una tesis doctoral tiene ..''.'
la noción de verdad matemática ha sidó algo histórico, depen- un conocimiento experimental de lo que constituye una auténtica
demostración matemática. Por el contrario, continuamente apa- ;.\
diente de Ia mentaliclad contemporánea, sino q-ue ello será ri"-pr"
así. Parece ser esencial a Ia noción de verdad matemática la pro- recen personas, que no se excluye que sean inteligentes y agudas,
pero que carecen de formación matemática, que pretenden haber
.alca-nzada,por la matemática misma, y qíira
gresiva situación
también la situación alcanzada por la filosofía y la ontologíá, tbdas logrado una demostración matemática de la cuadratura del círculo
las cuales no parecen tender con el tiempo hacia algo-acabado, o de la trisección de un ángulo arbitrario, problemas de los cuales
incontrovertible y cerrado. en sí mismo, sino posibleñrente están se ha dado una demostración matemática de su irresolubilidad;
sumergidas en un proceso dinámico siempre ábierto.
es notable que estas seudodemostraciones son frecuentes, pues
Hemos apuntado lo que hoy día constituye quizá la más im- casi todos los años llega a la Real Academia de Ciencias alguna
portante adquisición sobre la esencia de la fundamentación de las de ellas, siempre con un eureka de su autor.
matemáticas: su historicidad radical. citemos brevemente otras El matemático profesional posee ipso -t'acto una noción expe-
importantes cualidades de la matemática, que a lo largo de este rimental de lo que es el método matemático y esta noción es
trabajo aparecerán más o menos justificadas sufi.ciente para su trabajo. Pero si se le pregunta por una explica-
ción razonada, puede muy bien ser, y ello es frecuente, que sea
incapaz de dar tal explicación. Incluso los que dan unas primeras
explicaciones, si son urgidos y se extienden en algo más largas
justificaciones discreparán pronto y discreparán de muy diversas
maneras y en aspectos muy fundamentales. Veremos que a los
griegos hay que atribuir la clara noción de método matemático tlca de la matemática de su motiüación y de su origen histórico,
en cuanto racional; pero no es hasta G. Frege, D. Hilbert, y eosa que es factible en nuestra disciplina y a menudo imposible
J. Brouwer, a fines del siglo pasado, que se dá una explicación én otras, incluso para el estudiante tiene que aparecer la asimila-
suficientemente satisfactoria de la naturáleza de esta racitnahdad ción de los teoremas como algo vivo en perpetua evolución y
del método matemático. En cuanto a los fundamentos en que se lleno del más acuciante interés intelectual.
basa e-sta explicación satisfactoria, siguen siendo controvertidos y Además, el mismo proceso de demostración de un teorema
dependen en parte de los diversos sistemas fllosóficos. no deja de tener gran valor en sí mismo. Si bien es verdad que
destruye la previa expectación, también lo es que la demostración
tiene en sí misma un valor próximo o coincidente con el valor
3. La intuición y la creación estético, como de un proceso que transforma los datos amorfos
de partida en la estmctura cristalina del resultado. La demostra-
Las matemáticas figuran en los libros de texto aparecen ción más que un esqueleto es un cristal y está alní, para que en
,que
al estudiante como algo cerrado y acabado, algo definitiriamente contacto con una facultad intelectiva proporcionada sea capaz
definitivo. Antes de estudiar el teorema de pitáloras podía haber cle activarla y satisfacerla originándose un goce profundamente
cierta curiosidad o interés por saber si el cuadrádo de un lado de humano.
un triángulo es mayor o menor que la suma de los cuadrados
de los otros dos; después de conoóer el teorema, la curiosidad y
el han,desaparecido necesariamente. El teorema es algá Observación
.interés
qqqnr qrvo : es alCo mge$o_J_qr-lg. mata
le_posiblé*anterior_ggriosil
.{ggl. Apenas se puede imaginái naaa más@ Las páginas que siguen arrojarán luz sobre los puntos que aca-
demostración matemática; los Elementos de Euclides, mucias teo- bamos de mencionar y en particular sobre la noción de verdad
rías del siglo pasado, no pocos textos actuales con su extraordina- matemática. Sin duda otros problemas y cuestiones son también
ria aridez, con su indiscutibilidad, sobre tod.o por su carácter de interesantes, pero nos parece que ésta es la más importante. El
algo decisivo y eterno, no pueden menos de aparecer ante muchos presente texto tiene un mero carácter de introducción y está es-
como gigantescos cementerios donde están enterradas la pasión crito en un nivel elemental que nos parece ha de ser accesible, al
e incluso la intuición. menos en sus líneas fundamentales, a todo bachiller. Algunas pá-
A pesar de estas apariencias una de las notas más propias ginas serán mejor comprendidas por aquellos que hayan cursado
de la matemática de todos los tiempos y en particular dé la ac- geometría y análisis en la Universidad; por ejemplo, al suponer
tual es su exigencia extraordinaria de intuición y creatividad. Los conocidos los conceptos de curvatura y compacidad en el capí-
libros de J. Hadamard, G. Polya, H. Poincaré, R. Courant mues- tulo 2 de la primera parte. El formalismo parece ser hoy día la
tran la enorme importancia de la imaginación e intuición en la teoría de fundamentos que cuenta con mayor número de adeptos,
investigación matemática; una demostración convierte una flor y por ello se le ha dedicado una mayor atención. En particular
en fruto, pero ello no suced.e sin que simultáneamente y en virtud el capítulo 3 de la segunda parte requiera quizá para una com-
a menudo del mismo proceso de maduración surjan nuevas flores prensión suficiente cierta familiaridad con la matemática y con
y despunten yemas que pueden originar inclujo nuevas ramas la lógica del cálculo de predicados.
de la matemática. La demostración escrita, terminada, definitiva
mata la curiosidad previa, pero en compensación despierta nuevas
sugerencias y conjeturas de modo que la periferia del árbol de
la matemática, es decir, lo que consti
aumen
cialmente en los tres últimos si
menos que se te la enseñanza sistemá-
t0
pr¡mera parte
El período griego
1. El hecho
En el siglo vr a. de J.C. aparecen en el mundo griego
la costa de Asia Menor, la Magna Grecia al sur de Italia, -Grecia,
y más
tarde, en eI siglo rrr a. de J.C., la gran ciudad de Alejandría- un
grupo de hombres que no sólo se dedican a la ciencia por razones
de tipo técnico, por ejemplo, resolviendo problemas de astronomía
y de agrimensura con miras prácticas y concretas, sino que culti-
van la ciencia por sí misma y empiezan a construir un cuerpo de
1
doctrina abstracta, con un contenido nada trivial y con un mé-
I
todo que confiere a las verdades halladas unos caracteres de ne-
cesidad y universalidad totalmente desconocidos hasta entonces.
Según Proclo (410-485), "Tales fue el primero que,_ha!¡enqg
estado en ECiple._i4l94lrj@
Grecia. El mismo mientos v encaminó
sulEffiffiñi otqos;3lgq44g resolvió en
ral. ofras es n [7].'
tre autores de ese cuerpo de doctrina men'
cionemos solamente unos pocos muy importantes: Pit¡igre_y su
escuela con la contribución del célebre tggrgma,y la p4mpfajq
¡ a$nat aet cua-
r3
drado carece de medida, es decir, que no hay ningún núme de sabor totalmente moderno y su aplicación a la creación y cons-
(racional, los únicos entonces conocidos) que mida iu longitu trucción del número z €n el libro XII; el cálculo de los volúmenes
Heráclito de Efeso (540?-481? a. de J.C.) comenta: <<pi de las figuras elementales; finalmente la construcción de los po-
el hiio de Mnesar lledros regulares convexos en el libro XIII y último de los Ete-
bpuésq@ escritos transfo mentos.
todo ello en
-:--.----.4
ciencia g-Uqpg$gtai,
r:.L-J--
No hace falta que prosigamos con otros nombres como Ar-
trclnco srglos de distancia tenemos la convicción de que a qufmedes (287?-212 a. de J.C.) o Apolonio (260?-200? a. de J.C.).
resultados de Pitágoras o de su escuela no fueron charla El somero análisis histórico de la composición de los Elementos
sino profundos y de una trascendencia que entonces no pod de Euclides que hemos descrito basta para nuestro objeto, que
ni muy remotamente sospechar: de aquellos primeros bal6uc, no era otro que mostrar que el cuerpo de verdades logrado en
geométricos desciende en línea directa toda lá moderna técni unos cuatro o cinco siglos por los matemáticos griegos nada tiene
Hipócrates de Quío (470? a. de J.C.) llevó a cabo la cuadra de trivial y es, que sepamos, el primero en la historia de la huma-
de alg'unas lúnulas y compuso los primeros Elementos de Geo- nidad.
metría.- El más importante de todoJ los matemáticos griegos es Descrito el hecho histórico de la aparición de una matemática
probablemente Eudoxo (408-335 a. de J.C.), quien aportá doi pasemos ahora a analizar sus fundamentos.
tribuciones de profundo alcance y enorme trascéndencia: "orr- una
teoría de las proporciones aplicables a números irracionales, ba-
sada en una definición de igualdad y desigualdad precursora de Los fundamentos de la matemática griega
las cortaduras de Dedekind; y el procedimiénto de éxhaución que
constituye la primera técnica matemáticamente rigurosa de un 2. El método propio
algoritmo infinito y que resulta extraordinariamenti fecundo en
el cálculo exacto de áreas y volúmenes. Mencionemos finalmente El primer elemento fundamental y primera determinación de
a Euclides (365?-275? a. de J.C.), el autor de los El.ementos, quien la esencia del método matemático desde su creación por los grie-
"ordenó varios trabajos de Eudoxo, mejoró los de Teeteto j dio gos hay que ponerlo en esa manera típica y peculiar de llevar el
además demostraciones indiscutibles de lodo aquello que sus pre- razonamiento, de carácter exclusivamente inteligible, que obliga
decesores no habían demostrad.o con el rigór necésario f .i al asentimiento de unas verdades atemporales, fuera del espacio
ii Euclides era opiniones platónicas y estabá familiarizado con
'la filosofía deldeMaestro
y extrañamente universales. La raíz última del método matemá-
[...]. Son de admirar especialmente sus tico parecer pües, que hay que ponerla en la aplicación de esa
Elementos de Geometría por el orden que reina tn e[os, por la actividad típica y peculiar de la inteligencia. La comprensión re-
I
elección de los teoremas y de los problemas considerados como fleja de lo que es el método matemático se traduce, por tanto, en
fuldamentales, puesto que. no ha incluido tod.os aquellos que es- una comprensión de cómo comprendemos las verdades matemá-
taba en condiciones de dar, sino únicamente aquefos capa-ces de ticas, es decir, en una comprensión de cómo ejercitamos esa acti-
funcionar como elementos, y también por la váriedad dó los ra- vidad típica y peculiar de nuestra inteligencia. Para conocer di-
ciocinios" (Proclo) [7]. Para juzgar de la profundidad científica rectamente el método matemático con conocimiento propio e
de los griegos, alcanzada paso a paso con un rigor superior al inmediato de su esencia es necesaria la vivencia conscienle de
propio de los matemáticos de los últimos sigloJ y ún-icamente esa actividad típica y peculiar que hemos mencionado; las carac-
superado en los últimos cien años, basta consiáerar- los teoremas ter_ísticas y descripciones que de ella demos son insuficientes para
de Pitágoras y Eudoxo ya mencionados e incorporados en los definirla en su sentido propio, y parece que lo más que puede
Elementos y algún otro ejemplo que mencionamos a continuación. hacerse para darla a conocer a una persona humana dlscente es
El libro IX termina con la fórmula Z*t (2" _ l) que da números provocar su vivencia consciente haciendo que oiga o vea la ex-
perfectos pares cuands )i- I sea primo; la resoluclón de las ecua- presión oral o escrita de esa misma vivencia en la persona docente.
ciones bicuadradas en el libro X; el teorema primero del libro X Para un conocimiento propio del m,étodo matemático parece, pues,
l4 t5
imprescindible la vivencia o experiencia personal de su ejer 4. Testimonio de Platón
análogamente a como sucede con el conoóimiento propio del
rojo, para lo cual las descripciones o definiciones sonlnsufic Los griegos no sólo crearon una matemática extensa, cohe-
y se requiere la vivencia o experiencia personal de la visión e y profunda, sino que además fueron plenamente conscientes
rojo. mzonar matemático y de sus objetos, y filosofaron sobre ello
ilon agudeza y penetración. Para probarlo bastará que aduzcamos,
lÉltre otror muchos textos existentes, los siguientes, tomados del
3. Las entidades matemáticas €tálogo de Platón, La República:
Esa actividad típica y peculiar de que venimos hablando $dcn¡rss. Veamos ahora cómo se ha de dividir la especie inteligible.
parece- se_ distinga, por razón de la facultad humana de que .' GuucóN. ¿De qué modo?
cede,.de la_espontánea actividad racional del hombre aplicadá S. De suerte que una parte de esta división encierre las imágenes inte-
l€otuales, que obligan al alma cuando de ella se sirve, a proceder en sus
manejo ordinario y cotidiano de las cosas sensibles; p€lquisas partiendo de ciertas suposiciones, no para subir al principio, sino
iero
i
I que hablarse de método matem4t¡co hay que fe.ifrgfr,I ágr¡i Uaiai a las conclusiones más remotas y que la otra nos ofrezca las
el resu Idons puras por cuyo medio el alma sin ayuda de ninguna imagen, partiendo
I
qq_e- n-ffi
e un sisltema
do uná suposición, se remonte por el raciocinio hasta un principio indepen-
g dlente de toda suposición.
I
esto parece que se dio en ¿iilturas anGñóG-r la griega. Aéí, por G, No entiendo bien lo que quieres decir.
ejemplo, los babilonios y egipcios habían ,"".r"fto -rrrr*"roru, S. Lo entenderás luego; todo esto se aclarará por lo que sigue. No ignoras,
I
ecuaciones algebraicas de segundo grado, lo que no puede con_ t¡fco, que los geómetras, aritméticos y otros tales, suponen dos especies
elo números, el uno par y el otro impar, diferentes figuras y tres especies da
siderarse en esa época un problemi trivial. peio en ei hecho de
ángulos, y así de lo demás conforme a su método; que, mirando después
I la.matemática griega juntamente con esa actividad típica y pe_ eoias suposiciones como otros tantos principios ciertos y evidentes de los
culiar hay otro elemento, correlato del anterior, o63éto cuales no se dignan dar razón, ni a sí mismos, ni a los otros, parten de estas
correlato de un sujeto, y que es también esencial al"oiro hlpótesis, y, For una serie no intermmpida, descienden de proposición en
it método ma- proposición, hasta que llegan a aquella que tenían designio de demostrar.
temático desde entonces, y es la típica y peculiar entidad de los G. Sé muy bien todo esto.
objetos matemáticos, es decir, de 1os oU¡etos que crea o sobre S. Sabes también que se valen para esto de figuras visibles y que les
los.que.1ecag la típica y peculiar actividaá propia del ejercicio o oplican sus raciocinios, aunque es cierto que no piensan en ellas, sino en
realización de la matemática. otras figuras representadas por éstas. Por ejemplo: no es eI cuadrado, ni
l
En adelante a esa actividad peculiar y típica repetidamente su diagonal como está sobre el papel, lo que tienen presente, sino el cua-
l
drado cual es en sí mismo con su diagonal. Otro tanto digo de las otras
mencionada la llamaremos simplémente razonámientó o razo,,ar figuras, sean planas o sólidas, que haoen somb,ra y se retratan_ en las aguas.
i
j
matemático, y a esas entidades típicas y peculiares que re corres- Los geómetras se aprovechan de ellas como de otras tantas imágenes, que
les sirven para conocer las verdaderas flguras, que no pueden verse de otro
I
t6 77
según Platén, de una objetividad extraordinaria y con una e Otros aspéctos de los fundamentos
tencia independiente. Más adelante hacia el centro del de la matemát¡ca gr¡ega
coloquio VII se dice:
5. lntroducción
Sóce¡rns. Y si les preguntase [a los cultivadores de la aritmética y
la ciencia del cálculol: hombres raros, ¿de qué números habláis? ¿
están esas unidades tales como las suponéis, tan perfectamente iguales ent Deduciremos estos aspectos analizando la estructura del libro
sí, que no haya entre ellas la menor diferencia, y que no estén com fundamental, los Etementos de Euclides [4], y confirmaremos su
de parte alguna? Mi amado Glaucón, ¿qué piensas que me responderían? lnterpretación con un texto de Aristóteles.
Gr¡ucóN. Creo que responderían que ellos hablan de aquellos númer
que no están sujetos a los sentidos y que no pueden manejarse de ot Én eI número anterior hemos,dicho que l9-99949i9l igl-rq*
modo que con el pensamiento. toclo matemático estriba enél razonamiento t¡l41eql449o",que se
S. Por tanto, ves, querido amigo, que no podemos absolutamente pasar iiüiü éap"raai"a ii{tq lta
"y d. "" .iq!"
nos sin esta ciencia, pues que juzgamos que ella obliga al alma a servirse
entendimiento para conocer la verdad.
G. Es cierto que tiene adnirable virtud para producir este efecto.
S. ¿Has observado también que los que tienen eI espíritu calculador
@
r.riñil"ñ¿
I'ormuladas v S ;
muy despiertos, por decirlo así, para todas las ciencias, y que, aun los espí: lización
" del r
ritus tardos, cuando se instruyen y ejercitan con el cálculo, sacan a lo menos ten inmediatamente multitud
esta ventaja de adquirir más facilidad y penetración para todo lo demás? tal razonamiento?
G. Ello es tal como dices. clc preguntas: a) ¿cómo debe desarrollarse
o puede iniciarse?
I
l
S. Y, aI cabo, creo que con dificultad encontrarás muchas ciencias que ¿Usiá siuieto a reglá o reglas? b) ¿Cómo debe
cuesten más de aprender y de sondear que ésta. i) ¿Cnatét son loi criterios de coherencia, de profundidad yomi- de
G. Ciertamente. valóración del inter.és?, y sin duda varias preguntas más que
S. Por todas estas razones no debemos despreciarla, sino pedir que se
L
dediquen a ella, desde luego, los que nazcan con buenos ingenios. timos ahora porque nos parecen prematuras, pero que saltarán es-
G. Convengo en ello. pontáneamente más adelante.
S. Dejémosla, pues, aparte y veamos si la ciencia que a ésta sigue, nos
rl conviene o no.
lir G. ¿Qué ciencia? ¿Por fortuna sería la geometría?
ii S. Ella misma. Nadie que tenga Ia menor tintura de geometría nos ne- 6. Carácter necesario de las verdades matemáticas
gará que el objeto de esta ciencia es directamente contrario a los discursos
l,
que de ella tienen los que la manejan. EI razonamiento matemático debe ser llevado de tal modo
G. ¿Cómo es esto? que engendre convicción en el que lo ejercita, que obligue al asen-
I
S. El lenguaje de que se valen es muy ridículo, aunque no pueden dejar timientó y engendre una certeza necesaria en el sujeto. Más aún,
de usarlo. No hablan sino de cuadrar, prolongar, añadir y así por este orden,
rl como si hiciesen algo y todas sus operaciones se dirigiesen a la práctica, parece que su expresión externa escrita u oral ha de ser posible
siendo así que en la realidad esta ciencia termina en la especulación. y hu d"-t"r capa¿ de engendrar en el lector u oyente verdadera-
G. Tienes razón en todo.
S. ¿Convienes aún en otra cosa? mente humano (y quizás debidamente iniciado) el mismo tipo
G. ¿'En cuál? de asentimiento necesario que tiene en su autor. Todo esto se
S. En que termina en la especulación de lo que es siempre, y no en da, y en un grado que asombra, en los Elementos.
la de lo que nace y perece con el tiempo. Esta prestancia de convicción, o cogencia al asentimiento
G. No tengo dificultad en concededo; porque la geometría tiene por puede a véces ser hipotética, en el sentido de que puede apoyarse
objeto el conocimiento de lo que siempre es [ó].
én proposiciones que no sean absolutamente convincentes. Pero
entóncés es necesario especificar previamente esas proposiciones
y señalar que el sistema de verdades que se construye está basado
én la admiiión o menos necesaria, más o menos convenida-
-más que no se imponen necesariamente por sí
de esas proposiciones
mismas. Estas proposiciones pueden ser de dos clases: la primera
18 l9
i
:i
ir
20
L Coherencia y profundidad de los Elementos
' 9' Testimonio de Aristóteles
En vano se buscará Elementos criterios sobre la Alguna de las palabras que hemos empleado en la precedente
descrifciOn de la estructura de los Elemenlos constituyen una
lnterpietación. Que ésta se adapta a la mente de Euclides nos
respuestas irán apareciendo a lo largo de este texto. Con t put"ó" que puede confirmarse de una manera especial con el si-
podemos afirmar que el sistema de 465 asertos, teoremas o i¡uiente texto de Aristóteles:
trucciones que constituyen los Elementos goza de todas
cualidades en un grado extraordinario que difícilmente puede en' Toda ciencia demostrativa tiene que ver con tres cosas: 1) Las cosas que
ltrj supone que existen, a saber, la materia de,la ciencia de que se trate, cuyas
carecerse como merece. Pondérese, por ejemplo, lo que representa ha de investigar dicha ciencia. 2) Los así llamados
de rigor y de finura matemática el treCtro áe que se postule el iltir.in"f"r ntopiedadás de toda demostración, y 3_) Las
ñi;;;. g"r"rui"r, que son la fuente primariaque se supone es el sighiñcado
quinto postulado y no se dé de él ninguna de las infinitas demos- ilñ;á;i;., té.pé"to de las cuales, iodo-lo
traciones (falsas) que se han dado a lo largo de los siglos. Con' li,r-iói-*rp""tiv^os términos empleados. Sin embargo, no hay razón alguna no
sidérese asimismo la profundidad de los teoremas y las bellezas ñurá-q"tárgunas ciencias no piescindan de algunas de.estas cosas'.Así que
iiiiv alguna de s.rpotrer la materia a tratar si es manifiedto
de las demostraciones y construcciones que antes hemos men- !*i"rt""éi.S¿á'¿
tp""i no ó ig,ralmenie claro que existan los números y _que el frío
cionado. V .i iuiá" existen); y respecto _de las propiedades no es necesario hacer supo-
Actualmente, en toda cuestión relativa a los fundamentgs {e ii"iO" uig""" a""r"á ¿"1- significado áe lbs términos si ello es claro: así en
la matemá[sA._pglgqg i!4ispensable hacer retgrencip*a la l{Ekg t* á*lotiu. generales nada hay que suponer acerca del significado- de sustraer
cóiur ü"ufer" de cosas igualei, porque es .bien sabido. Pero ello no obsta
AL_&n v al cabo la lógi_ca_-99--ggppa de* lA estructura de las propo- p;;; nll. sea verdad q,,J hay trés, cosas bien distintas, la materia a tratar
qiciones y de las regl@ Ahora bien, en Ln tu.^ demostraciones,- Ias cósas demostradas y las cosas por las que hay
los Elemenlos no hay ninguna referencia a la lógica. Ello no debe clue empezar [4].
extrañar, pues los Elementos son un texto matemático, no un
texto sobre la filosofía o los fundamentos de la matemática; nu-
merosos textos sobre cuestiones filosóficas de la matemática se 10. Observaciones
encuentran en Platón y Aristóteles, pero no en Euclides. A pesar
de ello, si no una referencia refleja a la lógica como ciencia, pa- Naturalmente que como toda obra humana, sujeta a la ley
rece que por lo menos debería darse en los Elementos vna estruc- cle la historia, la mátemática gríega y en particular los Elementos
tura lógica de hecho y referencias a las reglas de inferencia lógica. tienen sus insuficiencias. He aquí algunas'
Y en efecto, la estructura de los Elementos es de hecho extraordi-
nariamente lógica, en el sentido moderno de la palabra; más aún, q) Los defectos más graves son quizás los cometidos por ra-
si se compara los Elementos con un sistema formal, por ejemplo, z6n de las definiciones. Así por ejemplo la definición de recta, que
el de la teoría de númerod formal, parece puede establecerse una hemos citado textualmente, parece que conviene igualmente a una
I
correspondencia entre las definiciones, postulados y nociones ge- circunferencia, a ciertos tipos de espirales y a la hélice. Aunque
hay que tener en cuenta que los matemáticos griegos sol-plena-
I
22
I
I
li-.:
cho, especialmente a la mente moderna después de las contri ,.+ Hrern, T. L., The Thirteen Books'of Euclid's Elements. Nueva York.
j'
ciones de D. Hilbert (I862-L943). ':' Dover Publications, Inc., 1956.
b) La distribución entre <postulados) y <nociones comun it KNrreoNq G. T., Mathematical Logic and the Foundatíons of Mathema-
llcs. Londres. D. Van Nostrand Company Limited, 19ó3.
dista mucho de ser clara. Y lo que es peor, algunas definicio ró PuróN, La República. Madrid. Sociedad Española de Librería.
tienen al parecer carácter de postulados. Así, por ejemplo, la Rny Prsron, J., y BenrNr, J., Historia de la Matemállca. Buenos Aires. Es-
tada definición cuarta al comienzo del libro V es equivalente pasa Calpe, S. 4., 1951.
actualmente llamado <postulado de Arquímedes> y sabemos 8 VrN n¡n Wlrnnrn, B. L., Science Awakening. Traducción al inglés por
A. Dresden. Groninga. Erven P. Noordhoff, 1954.
día que existen geometrías no arquimedianas. 9 Wrorenc, 4., Platon's Philosophy of Mathematlcs. Estocolmo. Almquist y
c) La lista de los postulados, es decir, de aquellas pr Wiksell, 1955.
ciones primitivas necesarias para empezar la geometría, és 10 WussrNc, H., Mathematik in iler Antike. Leipzíg, B. G. Teubner Verlagsge-
mente insuficiente. Así, por ejemplo, en la mismísima sellschaft, 1962.
Bibliografía
I Buscrrxr, 'tlttr., Griechische und Anschaulíche Geometrie. Munich. Verlag
von R. Oldenbourg, 1953.
2 Pegnunrr, N., Eléments d'histoire des Mathématiques. parís. Hermann,
1960.
3 Evrs y Nuwsou, An Introduction to the Foundations & Fundamental con-
cepts of Mathematícs. Nueva York, Rinehart & Company, Inc., 1959.
24
2
De J. Saccheri a B. Riemann (1778-19b4)
Recto Rectb
,l
Fig. I Fis. 2
28
.,l
nl
Uno de los resultados más profundos de nuestro autor es
llamado teorema de Saccheri que enunciamos fundiendo las
posiciones XXIII y XXV: "DogIgg!@-en pn misnnq
9-!e!9n-u43 icular común a distancia finita
ion áiintóticas entre sí". Otro teorema es la proposiciÓn
@ulo agudo existe un ángulo XAB (fig.2),
que AX ho encuentra a BX perpendicular a AB; toda obl
comprendida en el ángulo XAB encuentra a BX; toda oblicua
forme con AB un ángulo agudo mayor que XAB o un ángulo rectr
tiene con BX una perpenáicular común a distancia finita" [12
30 3l
of k ¡n*Jn. @ uooaak'cy 4'
32
I
envió el trabajo de su hijo a Carlos F. Gauss (1777-1855) y I
lo publicó en 1832 como un apéndice de su propia obra.
En el caso que estamos tratando, como en el caso del
brimiento del cálculo infinitesimal en el siglo xvrr y tantos ot
parece que el acervo de conocimientos y actitudes matemá
se había desarrollado ya suficientemente y por así decirlo esta
maduro para que casi espontdneamente se desprendiera la i
fruto de las geometrías no euclídeas. Cuando Gauss recibió
trabajo de J. Bolyai ya había llegado por su propia cuenta a
más importantes ideas contenidas en el trabajo recibido. Así
manifiesta por carta (fecha 27-l-I829) a Bessel añadiendo que
piensa publicar nada por largo tiempo y quizás nunca
teme (la gritería de los beocioso [1]; los palurdos aludidos
Gauss son sin duda los filósofos kantianos, para quienes la
metría euclídea se derivaba necesariamente de la forma t
dental de la sensibilidad. Todavía hay más, pues independien Fig.7
mente llegó a las mismas sustanciales conclusiones Nicolás I.
bachevski (1793-185ó), quien fue el primero en publicar (1829,1
un desarrollo sistemático de la geometría del ángulo agudo en
Boletín de la Universidad de Kazán.
35
6. Axiomatización de Hilbert
Fig. 10
38 39
que para que sus dominios en dos planos elípticos distintos pue-
cian ier congmentes (igualdad de distancias y ángulos) es necesa-
rio que ambos planos tengan la misma curvatura.
Óonsidérese ahora un toro o figura engendrada por una cir-
cunferencia que gira alrededor de una recta situada en su plano
y que no la corta. Sean ABC y A'B'C' dos triángulos geodésicos
inuy pequeños sobre la superficie totácica, el ABC en la parte
Fig. 9 conrreia b exterior y A'B'C' en la cóncava o interior. Sean AB
y A'B' de iguat longitud y lo mismo AC y A'C'; además el án-
[¡ulo BAC sea igual a! B'L'C'. Es evidente que los dos triángulos
ñc, pueden ser iguales entre sí; el lado BC es convexo respecto
clc Á, mientras que B'C' es cóncavo respecto de A'; o de otro
comprendido iguales, entonces son iguales o sea congruentes. Es
modo: si X'B"C" es el triángulo plano tal que L"B" : AB,
postulado o primer teorema de congruencia caracteriza las ["C" : LC, ángulo Bi'A'C': ángulo BAC, eI triángulo ABC
tiene un área mayor que A"B"C", mientras que A'B'C' tiene un
trías elementales frente a las geometrías rimanianas. área menor. El plano euclídeo queda catactetizado porque en él
En efecto: considérense dos triángulos ABC y A'B'C' en u la curvatura de Gauss es nula en todos sus puntos. El plano hi
misma superficie esférica de radio R y tales que los lados ( pcrbólico tiene curvatura constante negativa y la seudoes-fera tiene
dos en el mismo orden dextrógiro) sean iguales: BC : B'C' : siendo AB : k
iambién curvatura constante negativa e igual a
CA: C'A' : b, AB : A'B' : c. Entonces el triángulo A'B'C' la distancia mencionada entre los dos perros.
-k',
ser deslizado sin deformarse y sin que nunca ninguno de sus d) El cuarto grupo de postulados (cambiando el orden de los
tos interiores se separe de la superficie esférica hasta coin ¿lc¡s últimos grupos dado por Hilbert) lo constituyen los de con-
con el triángulo ABC.
tinuidad. Son dos: el postulado de Arquímedes, enunciado por
Gauss demostró que para que esto sea posible sobre una
Euclides en el comienzo del libro IV, y el postulado de continuidad
perficie sumergida en el espacio euclÍdeo de tres dimensiones, la recta, debido fundamentalmente a Dedekind, véase capítulo 3,
cle
para cualquier triángulo formado por geodésicas por muy la idea clave se encuentra ya en Eudoxo y fue incorporada
&unque
que fuera, era condición necesaria y suficiente que la ahora ll por Euclides en sus Elementos (libro V, Def. 4).
mada .,curvatura de Gausso fuera constante en todos los pun - grupo lo constituye el único postulado de las
de la superficie, lo cual sucede con la esfera, en cuyo caso aden
e) El último
paralelas equivalente al quinto postulado para el caso de lg geo-
la curvatura de Gauss es positiva. Por tanto, hay infinitos pl inctría euclídea. Resulta, pues, que si se dejan los postulados de
elípticos caracterizados por el valor de su curvatura, de r orclen en forma disyuntiva para que sean aptos para las tres cla-
tcs de geometrías, entonces el postulado de las paralelas especi-
Ilca las tres clases de geometrías elementales. Podría enunciarse
gsi: (Por un punto fuera de una recta se pueden trazar infinitas
pnralelas (geometrías hiperbólicas), sólo una (euclídea) o ninguna
(ctlpticas)". En particular se deduce que el quinto postulado de
Euclides es independiente del conjunto de todos los demás pos-
tulados, es decir, que no puede ser demostrado a partir de ellos.
Fig. l0
38 39
Bernardo Riemann (1826-1866)
7. Geometrías rimanianas
42 43
también de su absoluta verdad) que es propia de la ultima; debemos
qu: ay.n cuando él nú**"-iáu i* prr.o producro de. c Cantor y había sido antes perfectamente establecido por De-
::i-1yii19rd,
espÍritu, el espacio tiene también una reJáad f;;; A-;;;;r;-;;; ind. Ello significa que la pretensión de Hilbert se reduce a
cuyas leyes no podemos a priori prescribir completament. -'- tar la geometría elemental relativamente a la funda-
iil.--^-
Para un análisis de este texro de Gauss véase el artículo tación del número real; la cual a su vez requiere ser funda-
A. Dou [14]. Es curioso que med.io siglo más tarde G. f."g" rtada, y la obra de Dedekind consiste precisamente en esto,
gara también a la conclusión de que rá geometría y ra la teoría del número natural. En la próxima y última sección
aritriét esta primera parte nos ocuparemos de esta aritmetización del
son de naturaleza distinta po. rárorres muy diveisas de las
lisis que aconteció durante el siglo xrx.
Qauss y con resultados_ ulñriores que parecen opuestos a Muy diverso es el contenido de la obra de Euclides. Los Ele-
de Gau-ss; _para Frege la geometriu os son, en efecto, no sólo una geometría, sino también una
a priori, mientras que la aiitmética es"r'.iJ".-i"i"-ri"i¿t
analítica como la lósi
para Kañt el modelo de todo razonamiento analÍ?i lfitmética e incluso un análisis matemático en cuanto introducen
It ""el es y aplican el método de exhaución; lo cual implica naturalmente
1:l^9*serroencuentran
mética
parece que pueda.negarse que ta geometría
e¡rla mismá sit,ra.iorr-p3; b;;;J" til i"n. "
gna extraordinariamente mayor complejidad en la obra de Eucli-
a la naturaleza de los juicios que las constittüen, dcs que en la de Hilbert.
yu fráUi
expuesto los. griegos y había explicado mejor kant."oriro
La relatividad del concepto de geometría, como consecuen
del _trabajo de Riemann, ha llegado-hurtu t.í p""iá 10. La geometría y el mundo físico
caré pudo mantener que carecJde sentido pr"g""tu.á;;i
tría es la verdadera. para confirmar esta áfiñación l"ai ha
e
tin
La demostración de la independencia del quinto postulado
el espacio euclídeo interior a una esfera y ro ha estructurado de Euclides contribuye p.oderosamente a la afirmación de una
unas leyes físicas ideales, en virtud de ias cuales clistinción entre el espacio físico y el espacio geométrico de los
habitante de dicho espacio se vería forzado a creer""
rrip"tet matemáticos. Sin duda hay ya en los griegos y muy particular-
regido por una geometría también elemental, a;;;" mente en Platón una clara distinción entre la geometría y el co-
Yl "9n19i"
hiperbólica. nocimiento empírico de la realidad; y asimismo Kant reflexionando
sobre el increíble renacimiento científico establece una diferencia
radical entre la geometría de los juicios sintéticos a priori y el
conocimiento empírico de la realidad mundana construido nece-
9. Diferencia entre los Elementos
sariamente a posteriori. Pero para todos ellos, como para Saccheri
y los Fundamentos y al parecer incluso para Gauss en 1830 (véase el texto citado y cf.
Taurinus en [1] y tól), existe una correspondencia necesaria y
Llama la atención el contraste entre la simplicidad de
fundamentos de la geometría tal como biunívoca entre los teoremas de la geometria y las aplicaciones
en.sus axiomas, y la compleja problemática"i""""que;;á;. p". Hll
.rrclá., U, A"
cle éstos a la realidad del espacio en que vivimos. La creación de
las geometrías elementales no euclídeás y sobre todo el famoso
niciones, postulados y axiomas de los Elemeñtos de Eucrides.
obvio que hay un progreso extraordinario desde los z.temii¡osI discurso (1854) de Riemann fserzan definitivamente la indepen-
a dencia de la geometría de todo fundamento en el espacio de la
de la Geo.metría por varias razones ." p".ti."_
l:: porque
lar !y:!:*entos V
se han evirado ras definicio""r é*pri.it*"¿;; iipri.u-
física.
remos al tratar del Formalismo. pero queremos llamar la No es probable que nadie como Gauss haya vivido tan inten-
atención
sobre una diferencia fundamental entre la pretensió" ¿" B""ri¿". samente la independización de la geometría como parte de la ma-
y la de Hilbert. temática de la geometría como parte de las ciencias físicas. En
En los Fundamentos de Geometría de Hilbert se incluye el su juventud intenta dar demostraciones del quinto postulado;
postulado de continuidad tal como fue originalmenü demuestra por ejemplo que si existen triángulos de área tan gran-
ro..""lu¿o de como se quiera, entonces la geometría del ángulo agudo es
44
45
imposible. Pero poco a poco se va afianzando en el convenci to que no pueden existir contradicciones. Sólo después de
de que la geometría del ángulo agudo, con una constante k cabe plantearse la posible falta de coherencia de los
corresponde a la inversa de la curvatura) suficientemente s de verdades contenidos en la geometría.
puede que sea la verdadera, es decir, la que corresponde a la 'Gauss y Riemann estaban convencidos de que las nuevas geo-
dad física. Apela incluso a la experimentación (medida eran tan coherentes como la euclídea; aunque no fue
ángulos de un triángulo, cuyos lados eran del orden de 18ó8 que E. Beltrami estableció rigurosamente este resultado
de kilómetros) para salir de dudas, aunque sin éxito. Ya de los modelos de la esfera y de la seudoesfera. Alre-
un siglo antes había apelado a la experimentación de una de 1900 Hilbert reduce la coherencia lógica de la geometría
análoga a la llevada a cabo por Gauss. En 1816 ha desa a la de la aritmética. Surge el formalismo y la teoría de
ya una (antigeometría>, pero no puede estar seguro de si es gistemas formales con una clara dependencia de la manera
camente coherente. Pero es claro que alrededor de 1820 se ha llevado a cabo la fundamentación de las geometrías.
convence plenamente de que su geometría no euclídea Ahora bien, el hecho de que la geometría se independice de
contradicción, y por consiguiente puede competir con la ffsica traerá como consecuencia la independización de toda la
de Euclides a ver cuál de las dos es la geometría verdade tcmática. Durante el período griego, el Medioevo, Kant y hasta
gestación de ese convencimiento en Gauss es tanto más inclusive la verdad de la matemática descansa en la verdad
cuanto que vive en un ambiente en el que por razones fi mundo real. El descubrimiento de las geometrías no euclídeas
Se considera por todos absolutamente cierto que la geo á a tener que buscar la coherencia o consistencia interna de
euclídea no sólo es la única verdadera, sino que cualquier matemáticas en unos nuevos fundamentos más profundos y
no es ni siquiera concebible. ractos.
Después de Riemann la realidad existente será en princ El problema de la consistencia se hace pavoroso y la duda
totalmente incompetente para guiar la investigación geomé angustiosa con Ia aparición de las paradojas, de las que nos
Los matemáticos del siglo xrx y aun del xx, como veremos en remos más adelante, al comienzo de la segunda parte. El
préximo capítulo, se esforzarán por liberarse de la intuición udio crítico de los fundamentos de la matemática, que se de-
les conduce a tomar como matemático lo que es meramente f rrolla con un esclarecimiento de las relaciones entre la lógica
Buenos ejemplos de ello veremos en Dedekind, Frege y la matemática, en el estudio de los sistemas formales y sus
Los matemáticos se vuelven extraordinariamente cautos para iedades, en la dilucidación del papel que juega la intuición
tar cometer paralogismos, como el cometido por Euclides en temática y en otras muchas cuestiones de que nos. ocuparemos
proposiciones l, 12 y I, 16, y que hemos descrito en la sección Eh la segunda parte, tiene una raiz y un origen en la creación de
lerior. lns geometrías durante cl período Saccheri-Riemann.
47
7 Hearn, T. L., cfr. t4l, Bibl., p. 1.", cap. l.
8 Hrrnrnr, D., Fundamentos de la Geometrla. Madrid. Publicaciones
Instituto .Jorge Juan' de Matemáticas, 1953.
9 Hrr.nnnr, D., y CouN-Vossrx, S., Anschauliche Geometrie. Nueva york.
ver Publications, 7944.
10 Loelcrrrvsrr, N., Geometrical researchei on the theory of parallels.
York. Dover Publications, Inc., 1951.
il RreneNN, B., Discurso sobre la hipótesis en que se basa la
Publicado en español por Vidal Abascal, C. S. I. C.
t2 Seccurnr, G., L'Euclide emend-ato. Milán. Ulrico Hoepti, 1904.
r3 Dou, A., "Los paralogismos de Euclides y Saccheri en la teoría de
las>, Revista de la Real Academia de Ciencias, Madrid, 6l (1967),
3
t4
- "Logical and historical remarks on Saccheri's geometry>, Notre
Journal of Formal Loeic, 7l (1970), 385-415. Aritmetización de! anál¡s¡s
1. lntroducción
50
Una función de una cantidad variable es una expresión analítica a la situación inicial de la cuerda y a la velocidad de cada
y números o canti
puesta arbitrariamente de aquella cantidad variable
de sus puntos), que pueden ser dibujadas gráficamente sin
constantes [8].
al parecer tengan que sujetarse a condición uanalítica) alguna.
Esta definición es un tanto vaga, pues el modo <analítico> , J. Fourier (1758-1830) llega a la conclusión de que (cualquier
obtención del valor de la función no está suficientemente p ión" de una variable puede ser representada mediante una
sado. Mérito grande de Euler es el incluir expresamente las trigonométrica y G. Lejeune Dirichlet (1805-1859) precisa con
ciones implícitas además de las explícitas, así como la divi rigor las condiciones, que ahora llevan su nombre, para que
entre uniformes y pluriformes. Respecto del modo de formac serie de Fourier converja y represente en un intervalo acotado
de la uexpresión analítica" distingue perfectamente entre funcio una función previa y arbitrariamente fijada. De este modo,
algebraicas y no algebraicas que llama trascendentes, pero la ichlet llega a formular por primera vez el concepto moderno
racteúzación de estas últimas es insuficiente. una función y : f(x) de una variable independiente en un in-
Para determinar mejor lo que se podía entender por <<exp lo a1x1b: Una cantidad y es función (uniforme) de una
sión analítica compuesta arbitrariamente> se apela entonces a É$ntidad variable en un intervalo, cuando a cada valor de r en
f
il
definición de curvas mediante una o varias propiedades. Se 3$te intervalo se le hace corresponder un único valor de /, que
prende la confusión que de ahí resulta si se considera la expres le representa por y : f(x), y de manera que no haya que especifi-
analítica siguiente: Qilr nada acerca de la manera como se relacionan los diversos va-
lorcs de y.
f(x) : lím ¡2(nrr) f log(x2) f 1 Esta definición de Dirichlet da lugar a dos objeciones. La
n->rm *zna¡ , primera es que, por su misma generalidad, es inútil, pues nada
podrá decirse que sea válido para un conjunto de funciones tan
que equivale claramente a la definición siguiente: itrbitrariamente definido; pero esta idea no prevalece, y por el
f(x) : log(xr) * 1, para lx) 1L oontrario, sigue manteniéndose la definición de Dirichlet, sólo que
los matemáticos son en adelante conscientes de que para establecer
f(x):¡z para ]xl)1, tcoremas será necesario considerar solamente grupos o conjuntos
que es trascendente en un trozo y algebraica en otro. cle funciones que gocen de ciertas propiedades. Así, por ejemplo,
Es obvio que la noción de prolongación está implicada en Cauchy se ocupó especialmente del conjunto de funciones que
de definición de una función, cuando ésta se define por una gocen de la importante propiedad de ser continuas.
sus propiedades. La cuestión así planteada queda resuelta He aquí cómo H. Hankel describe la situación en 1870:
Riemann para el caso de funciones regulares de variable comple
mediante la introducción del concepto de prolongación analítica De este modo ha surgido una sensible laguna en los conceptos funda-
nrcntales del análisis,la cual, aunque todos la pasan por alto en silencio, no
partir de un elemento de función y la introducción de las hoy ll l)or eso deja menos de existir. Lo demuestra una mirada incluso a los me-
madas superficies de Rieinann. jores textos de análisis. Uno define la función esencialmente siguiendo a
Mucho más difícil resulta generalizar la noción de funci Euler; el segundo requiere que y tiene que variar con * de acuerdo con una
para el caso de una variable real. La necesidad de tal generali lav (gesetzmiissig), sin que se dé una explicación de este oscuro concepto;
el tercero la define como Dirichlet; eI cuarto no la define en absoluto. Pero
ción surge al estudiar J. D'Alambert (1717-1783) el problema todos derivan de su concepto consecuencias, que no están en él contenidas [1].
las cuerdas vibrantes, cuyo movimiento se rige por la ecuac
La segunda objeción a la definición de Dirichlet es más pro-
02v Dzv
n Iunda y toca los fundamentos mismos del método matemático.
- At, -"'
Axz Para los intuicionistas, como se comprenderá mejor más adelante,
esta definición es ilusoria mientras no se dé un procedimiento
Existe una solución única de esta ecuación, cuando se ideal constructivo que permita obtener ideal pero efectivamente
fijado previamente dos "curvas" iniciales narbitrarias".(que cor el valor de y correspondiente a cualquier valor de x, a<x(b.
52 53
Ahora bien, como los puntos del intervalo no son numera ionales y no se presupone de antemano.el número que se ha
procedimiento no puede en general existir. He aquí cómo definir óomo si fuera la suma de la serie infinita de partida;
presa E. Borel (1871-1956) acerca del conjunto d¿ las fur cometería con ello una falta lógica, porque la definición de la
discontinuas de una variable real que toman únicamente sólo puede lograrse haciéndola igual al número real que
lores cero y uno: riame-nte tiene que haber sido previamente definido' Creo
: esta falta lógica, que el señor Weierstrass ha sido el primero
_- Este conjunto está lógicamente definido; pero me pregunto si ten
é_l un concepto determinado. ¿podemos verdideramente iomprender evitar, en tiempos anteriores fue comúnmente cometida y no
discontinua de las funciones de una variable real? De hr.ñ;;;;;- : notada por la razón de que pertenece a aquellos raros casos
dar una tal función es necesario dar su varor para todos los íurores los cualés verdaderas faltas no pueden causar ningún daño
variabl_e, real' Puesto que el conjunto de estos -valores rto er rurrr"á portante en el cálculo" [1].
imposible dar'n procedimiento que permita determinarloJ todo;;;"-d;i ^
alcanzar cada uno de ellos en un tiémpo limitado. S" ."-p.""á"-q; Independientemente de esta definición de los 3ú1e1os.r.efe¡
de diflcultad se ofrece aquí;. es mucho muyor que la dificulüd á"Zlóg" hccha por Weierstrass y también independiente de la de Dedekind,
caso de la deflnición del número irracionál eri su forma e".r"tár ití. que méncionamos a continuación, Cantor dio a su vez una tercera
lntroducción de los números reales, que exteriormente tiene cierto
parecido con la de weierstrass. cantor compara los tres procedi-
4. El continuo real según Cantor y Weierstrass nrientos y pone de relieve que en la definición de los números
irracionales reales hay que emplear siempre un conjunto bien
Ya a principios del siglo xrx, B. Bolzano (l7gl-lg4g) es clcfinido y numerable de infinitos números racionales'
que todo conjunto acotado de puntos de una recta posee
riamente un extremo superior y un extremo inferior. L. K
(1823-1891) consideraba que la demostración de ese resultado 5. El continuo real según Dedekind
ilusoria, porque no suministraba medio alguno para la det
nación efectiva de los extremos superior J inferior. La obi R. Dedekind (1831-1916) publicó su definición de los números
de Kronecker parece tanto más justificada cuanto que la den reales con eI título continuidad y números irracionales (L872) l4).
tración de Bolzano tenía que apoyarse necesariamente en la En ella introduce la hoy día familiar noción de cortadura, que per-
tuición geométrica de la continuidad de los puntos de la mite llevar a cabo la compleción de la recta racional ordenada,
pues la noción del continuo o recta real no fue elaborada obteniendo así la recta real. Esta publicación de Dedekind, aparte
mucho más tarde. Toda la obra de Cauchy que hemos de su valor histórico, es de una claridad diáfana y se presta a sa-
en el párrafo anterior fiene que adolecer dél mismo pa car las conclusiones que interesan desde el punto de vista de los
de estar basada en la intuición de la continuidad o ómpliiud fundamentos. El contenido esencial de este trabajo lo elaboró
la recta real sin que ,ésta haya sido previamente elaboraáa o en 1858.
tulada. Entresacamos de la introducción:
G. Cantor (1845-1918) en los Fundamentos de la teoría gene
de conjuntos (1883) nos dice que al parecer fue C. Weie"rstrr En Ia consideración de una cantidad variable que se aproxima a su valor
(1815-1897) el primero en dar una defiñición rigurosa del núme límite, y concretamente en la demostración del teorema de que utoda magnitud
real en sus lecciones sobre funciones analítical en la universid qrr" .átrtinnumente crece permaneciendo acotada, ciertamente tiene que ten-
de Berlín. weierstrass considera series de términos raciona il; ü"ü un límiteo, acabába yo por recurrir a la geométrica,gn
evidencia geométrica. To-
gn primer
Jáuiu ft"V considero tal apelación a la. -intuición
positivos y de suma acotada y establece entre ellas una relaci ¿é"c¿t"ulo diferencial de una utilidad didáctica extraordinaria, incluso
de equivalencia, y las clases de equivalencia que resultan si "".ió
iÁpr"""i"¿iUte cuando no se quiera -ne1de1 demasiado tiempo' Pero nadie
para definir los números reales. <Es esencial poher de relieve Lgiia que este modo de introducir el cálculo diferencial no puede pretender
en la generación del número real, las sumas áe términos que ser científico.
---
que efectuar se extienden a sólo un número finito de n se dice con frecuencia que el cálculo diferencial se ocupa de cantidades
sin embargo, en ñinguna parte se da una explicación de esta con-
"o"ti""ái,
54 55
tinuidad, e incluso las más rigurosas exposiciones del cálculo diferencial La asunción de esta propiedad de la recta no es más que un axioma y
sus demostraciones no en la continuidad, sino que apelan más o menos y nos hacemos conscien-
sólo por él reconocemos en Ia rEcta su continuidad,
cientemente a rept€sentaciones geométricas, o bien se apoyan en tes de Ia misma [1].
que nunca son demostrados mediante aritmética pura. A éstos pertenece
teorema antes mencionado... [l]. Después de esta preparación sigue naturalmente la definición
de cortadura y mediante ella establece la igualdad, ordenación, y
Luego pasa nuestro autor a comparar el conjunto R de operaciones aritméticas fundamentales de los números reales.
números racionales con los de una recta y llama la atención so Naturalmente se puede identificar el número real con Ia cortadura
la analogía entre ambos conjuntos. Esta analogía la concreta misma, pero Dedekind prefiere hablar de otra manera como indica
tres puntos: 1." Ambos son ordenados. 2." Entre dos element esta respuesta suya a H. Weber (1888): .Somos linaje divino y
cualesquiera del conjunto hay infinitos. 3." Un elemento cualquie poseemos sin duda fuerza creadora, no sólo en cosas materiales
del conjunto establece una
"clasificación de todos los elementos (trenes, telégrafos), sino muy especialmente en cosas espirituales.
mismo conjunto en dos clases, tales que todo elemento de Es ésta la misma cuestión de la que tú dices, que el número irra-
primera es anterior a todo elemento de la segunda". Tal clasi cional no es otra cosa en absoluto que la cortadura misma, mien-
cación, en el caso del conjunto de los números racionales y si tras que yo prefiero crear algo nuevo (distinto de la cortadura),
que sea necesariamente debida a un número racional pred lo cual corresponde a la cortadura, y de lo cual digo que la cor-
minado, es lo que Dedekind llamará más adelante cortadura tadura lo produce, engendra' l1l. A continuación da varias ra-
el conjunto de los números racionales, la cual da lugar a la c. zones para justificar esa manera de hablar, la cual parece implica
ción del número real. Precisamente el autor se propone en cierta concepción filosófica de la noción de número y de los obje-
momento cómo refinar R mediante la creación de nuevos nú tos matemáticos en general.
ros, de modo que el conjunto de los números adquiera la mi En otra carta de contestación a Lipschitz, Dedekind pone de
compleción (Vollsttindigkeit), o como diremos equivalentemen manifiesto que la compleción de los números racionales, que ha
la misma continuidad (Stetigkeit) que la línea recta. efectuado, es algo esencialmente nuevo, que no se encuentra en
La precedente comparación del conjunto R de los números racionales con los Elemenlos de Euclides, a pesar de que Euclides incorporó
una recta nos ha llevado al conocimiento de la porosidad (Lückenhaftigkeit), ' (libro V, definición 4) la doctrina de Eudoxo que permite efectiva-
incompleción y discontinuidad del primero, mientras que a la recta le atri- mente manejar números irracionales y está también perfectamente
buimos compleción, carencia de huecos y continuidad. ¿Entonces en qué con- definido el número z'. Los Elementos podrían conservarse ínte-
siste propiamente esta continuidad? [1].
gramente y con pleno sentido en un espacio que tuviera las mis-
Dedekind encuentra la esencia de la continuidad en el recí- mas propiedades que el creado por Dedekind, excepto que fuera
proco del aserto contenido en la tercera analogía antes men- continuo.
cionada:
6. Consecuencias
Si se clasifican todos los puntos de la recta en dos clases, de modo que
todo punto de la primera esté a la izquierda de todo punto de la segunda, El resultado de la critica de la matemática realizada durante
entonces existe un punto y sólo uno que produce esta clasificación en dos el siglo xrx puede resumirse diciendo que los matemáticos logra-
clases, esta división de la recta en dos trozos [1]. ron la aritmetización del análisis, Io cual puede entenderse en
dos sentidos: primero, que liberaron el análisis de toda intuición
En adelante los matemáticos harán uso de esa definición de geométrica. Así lo creemos hoy día, poniendo finalmente término
continuidad de la recta para postular el
"postulado de continui-
dad" de la recta real, poniendo así de manifiesto
a ese tipo de paralogismos de los que hemos dado ejemplos al
una propiedad tratar de Saccheri, Cantor y Dedekind.
que había sido empleada durante más de veinte siglos, pero cuya El segundo sentido nos lo da con mayor exactitud un texto
esencia nunca habÍa sido explicada en los términos más simples de H. Poincaré (1854-1912), en el Congreso Internacional de Ma-
del conjunto de los números enteros (o racionales). temáticos de París (1900):
56
El análisis ha quedado actualmente reducido a los números enteros segunda parte
sistemas ñnitos o infinitos de enteros, relacionados entre sí por una
relaciones de igualdad o desigualdad. Las matemáticas, decimos, han
aritmetizadas [...]t Podemos decir que hoy día se ha logrado un rigor Análisis del método matemát¡co
luto t121.
I
i
i Es importante observar que en este segundo sentido no
I
trata de una reducción del análisis a la teoria de los nú
exclusivamente, sino, como dice Poincaré, juntamente con
teoría de conjuntos, pues para efectuar la reducción hay
l
introducir en su totalidad los números racionales y clases de
conjuntos infinitos de los números racionales. Como se com
derá mejor en el capítulo siguiente, la fundamentación de la I
ría de conjuntos ofrece extraordinarias dificultades. H. Weyl (1
1955) lo ha expresado con la frase siguiente: uEl análisis El logicismo
edificado sobre arena' [11], a pesar de la obra de su aritme
ción llevada a cabo principalmente en el siglo xrx.
lntroducción
2
1 Brcxrn, O., cfr. I1l, Bibl., primera parte, cap. 2.
Bounnerr, N., cfr. t2l, Bibl., primera parte, cap. 1.
y ¡gÉlgqqs- *d,e i"{gfg{t_eia-,-{nAt9né!t9e - ?_]p9- -c-_o_{L99pondj9g!q.s__de
5 CAUcHY, A.-L., Cours d'Analyse (I partie): Analyse AlgébriqtLe, París, l{
la _l-ógica,. c-on_cluyendo consiguienternente .que_ 1_4 mal,gIgé_t!-g? ng
Obras completas publicadas por la Academie des Sciences. París, 1897. eg...4q4-q que, qna ,rama de la lógica-)Las relaciones que existan entre
4 DeoexrNr, R., Stetiekeit und irrationale Zahlen. Brunswick. F. Vier la matemática y la lógica pueden constituir un aspecto muy im-
& Son, 1872. portante de una teoría sobre fundamentos{Uta primgra dificulta4
5- Was sind und was sollen die Zahlen? Brunswick. F. Vieweg & par4 expllg-qgión dq gptas-. rgb*clgngg- es_que-_[e_-S?-bgrn9s .-qgn
1888. --l-g-
6 D¡scrnres, R., Geométr.ie (con traducción simultánea al inglés por Smi .qué qs la -¡4eielji4Jiga y q(q -mq:99*s*qué,_.e*s* -lg,"!ógica.)
prggi-sj-ó-n-
D. E. y Latham, M. L.). Nueva York. Dover Publications, Inc., 1954. Precisamente nos proponemos explicar qué es la matemática, pero
7 Dou, 4,, ¿Puede una mriquina conocer y entender? Madrid, Razón y entonces parece que es imprescindible que sepamos previamente
171 (196s), 463-474. qué es lógica, si hemos de explicar aquélla en términos de ésta.
8 Encyclopédie des Sciences Mathématiques pures et appliquées. Tome
nFonctions des variables réelleso. París. Gauthier-Villars, 1912. Ahora bien, una definición precisa de la lógica, que la caracterice
9 Eves y Nswsor¡: cfr. [3], Bibl. primera parte, cap. 1. totalmente, depende del sistema filosófico que se adopte. Para
10 KLEENE, S. C., Introduction to Metamathemarlcs. Nueva York. D nuestro fin bastará que demos las definiciones siguientes:
Nostrand Company, fnc., 1952.
tl KnnraoNr, G. T., cfr. t5l, Bibl. primera parte, cap. 1. (La lógica matemática es una ciencia que es anterior a las demás, que
12 W,lNc, H., A Suruey ol Mathematical Logic. Colección "Studies in contiene las ideas y los principios en que se basan todas las ciencias [3])
Amsterdam. North-Holland Publishing Company, 19ó3.
Esta definición parcial es de K. Gódel (1906) y me parece
que es también según la mente de santo Tomás y análogamente
de Aristóteles y de la escolástica medieval. Aunque conviene notar
que en Aristóteles y en la escolástica la lógica es generalmente
59
considerada más como un arte que como una ciencia; un arte El primero en desarrollarla con considerable extensión y con
que da la manera de operar válidamente con conceptos y propo- todo rigor fue G. Frege (184&7925), con mayor extensión aún
siciones, y no como ciencia, porque carece de objetos propios a J. Peano (1858-1932) y, finalmente, A. N. Whitehead (186I-Da7) y
Ios que corresponda algo en la naturaleza. B. Russell (1872-1970), que son considerados los introductores
Una definición muy precisa y moderna es la de A. Church del logicismo.
( 1e03). (Unadelastareastun4a4e4a19!-d9f &giSlsm_o_€!*le*I-e'499_ció¡
!9_9 _ qa19rn4g99! *_q 99¡] gep t91tf gicos¿, ?_gg¡a !e-
dq - !¿s_ coqgep
Lógica es el estudio sistemático de la estructura de las proposiciones y -
ducción la llamaremgs lc,gi[c4qión]Damos a continuación{a reduc-
de las condiciones generales de válida inferencia por un método que abstraiga
del contenido o materia de las proposiciones y tenga en cuenta solamente cion-dél con-Cépto-dtñúméio a óonceptos lógicos, lo que puede
su forma lógica. Se distingue entre materia y forma cuando distinguimos en- considerarse el primer paso importante en la elaboración de la
tre la legitimidad lógica o validez de un texto razonado y la verdad de las doctrina del logicismo.)
premisas de las cuales se deduce; y en este sentido es familiar en el lenguaje
ordinario. Sin embargo, es necesario establecer con precisión la distinción
con referencia a un lenguaie particular o sistema de notación, un lenguaie
formalizado, el cual evite las inexactitudes y las irregularidades de estructura Logificación del concepto de número
y expresión que sistemáticamente llevan a equivocaciones y que se encuentran
en el inglés ordinario (sea de conversación, sea literario) y en otros lenguajes 2. lntroducción
naturales, v el cual siga o reprodrzca la forma lógica, a costa de la brevedad
y facilidad de comunicación cuando sea necesario. De modo que adootar un
lenguaje formalizado particular es adoptar un sistema o teorÍa particular de Para Kant, tanto la geometría como la aritmética tienen un
análisis lógico. Entonces se puede caracterizar el método formal diciendo contenido más rico que el que pueda derivarse de los meros jui-
que trata de la forma objetiva de las sentencias que expresan proposiciones, cios lógicos; éstos son juicios analíticos, o sea, tales que el pre-
y suministra en estos concretos términos criterios para determinar si las dicado está contenido en el sujeto, y por tanto son inútiles para
sentencias tienen sentido, criterios de inferencia válida, y de otras nociones
estrechamente asociadas a éstas [5]. enriquecer el contenido de las ciencias. Por el contrario, el juicio
(cinco más siete son doce, nos hace conocer algo nuevo, pues
('P_ofSqfrCiCuiqt-r1-e.,-_*q-9gún _e-L,l,qgiciq-4o-!a mat-9*!ry1!ia-a es u¡tjr doce no está contenido en la mera unión de los dos conceptos
rania de_14 !ógic4, si¡r _dr¡{p extgns4 y _co4 vida pqog!4, pglq qqyg cinco y siete, ni la negación de dicho juicio atenta contra el prin-
método se identifica .go¡.r gl propio método de !q Jógiga. Se concib5 cipio de.no contradicción; como por otra parte tal juicio no puede
uti-la,¡p41p¡a¡!U[-,.q üá aisciplin4 univerqal qug reglría tgda¡ fundamentar su necesaria y universal validez en la experiencia,
las_tgrmgg__de argumen t aci-ón.) cs clasificado como juicio sintético a priori. El logicismo afirma
Una disciplina así fue probablemente pensada por R. LI lo contrario, a saber, que los números cinco y siete pueden ser
(1231-1315) y por J. Caramuel (1606-1,682) y ciertamente por R. clefinidos mediante conceptos lógicos exclusivamente, y que el
cartes (1596-1650). El primero en formularla con cierta precisión iuicio "cinco más siete son docer es una mera deducción lógica,
parece tue G. Leibniz (1646-1716), quien una vez la definió co y consecuentemente que dicho juicio, así como todas las propo-
estos términos: siciones de la aritmética, son juicios analíticos, o como dirán más
adelante los logicistas, meras tautologías. Así, por ejemplo,
Si no hubiese estado reclamado por tantos asuntos, o si hubiese si l-. Wittgenstein (1889-1951) en su primera época.
más joven o tenido colaboradores jóvenes en situación de ayudarme, hubie
confiado dar una especie de álgebra generalizada (spécieuse générale), en
cual todas las verdades de razón se habrían reducido a un cálculo. Este
simultáneamente una especie de lenguaje o escritura universal, pero infi 3. Gottlob Frege
tamente distinto de todos Ios propuestos hasta ahora; pues los signos y
palabras mismas estarían regidas por razón; y errores, con excepción
excepción de .
'{El p,riner_q_ e;¡ llegAr 4 gsJ_a*-ggqsl -s-ió¡-t}re- G f¡ege J-1.948:J9fr)
de hecho, podrían darse únicamente como equivocaciones de cálcuIo.
muy difícil crear o inventar este cálculo o caracteristica, pero muy cr1sus Fundamentos__8e, -lp-..!yj!.m(l"i-c,9.(1884). Frege parte de la
aprenderla sin a5'uda de diccionario [5]. noci-ó¡¡4e-cog-,cepCó-y eslá1neó6 iá-oirjetlyiaaa dá ioncepto de
60
númer-oln¿Dónde está el número cuatro? Una determinación del de la naturaleza. Afirman conexiones no entre fenómenos naturales,
I
lugar del número cuatro carece de sentido." Pero *no hay en ello no más bien entre juicios; y es a estos últimos que las leyes de
la naturaleza
tenecen [3].
contradicción alguna. El número cuatro de hecho es exactamente
el mismo para quienquiera que trabaje con él; pero esto no tiene
nada que ver con espacialidad. No todo concepto objetivo tiene { Estas ?firqe9&!99*,c*Q&treqlger*r, -l"aq.. {9 . ,KatI . a--c,p_fga*d_e- _le*te-
,turaleza de la
un lugar) [3]. Ahora bien, según Frege las palabras solamente 'á
aritmÉligg._ P_ale flege.-.l$Agt jtgtrS*q4 9*oJr,c-epls-ds:
tienen significado en el contexto de una sentencia; pero la rela- fna.s,iailo G*juléi. ñióioñes*vérdáaé-
ción de igualdad expresada por una ecuación es la más importante famente útiles de la matemática, por ejemplo, de continuidad
de una función, no consisten meramente en un conjunto de notas
o incluso es decisiva en aritmética. Por tanto, para determinar o características subordinadas, sino que entré los elementos de
el concepto matemático de número habrá que determinar cuál la definición hay una conexión más íntima y orgánica. La diferen-
es el sentido de la igualdad de dos números.
Para definir la relación de igualdad toma Frege la definición cia (entre la definición o noción de .cs¡¡septo> de Kant y la de
de Leibniz: "Eadem sunt, quorum una potest substitui alteri Frege) puede ilustrarse mediante la siguiente analogía geométrica
salva veritate> (Dos cosas son iguales, cuando una puede sustituir del mismo Frege: <Si los conceptos (o sus extensiones) se repre-
la otra permaneciendo salva la verdad). Para criterio de igualdad sentan por regiones de un plano, entonces el concepto definido
numérica toma el concepto de equinumerabilidad, o dicho con mediante características subordinadas corresponde a la región que
mayor precisión: El número que corresponde al concepto F es es cubierta simultáneamente por todas las regiones individuales
el rnismo que corresponde al concepto G si el concepto F es equi- correspondientes a estas características; está timitada por partes
cle sus contornos. Hablando gráficamente, en tal definición limi
numerable con el concepto G; y el concepto F es equinumerable
con el concepto G si existe la posibilidad de hacer corresponder tamos una región empleando de una manera nueva las líneas ya
previamente dadas. Pero haciendo esto no sale nada esencialmente
biunívocamente los objetos a los que se aplica el concepto F con
nLlevo. Las definiciones más útiles son las que requieren líneas
aquellos a los que se aplica el concepto G.
Es obvio que la relación de equinumerabilidad es una relación de contorno que no habían sido previamente dadas. Lo que de
ellas puede deducirse no puede preverse; no se saca simplemente
de equivalencia. Consecuentemente Frege define: <El número que
corresponde al concepto F es la extensión del concepto "equinri- del cajón lo que antes se había puesto en é1. Estas inferencias
merable con el concepto F"". Veinte años más tarde, B. Russell extienden nuestro conocimiento y por tanto, siguiendo a Kant,
dará una definición análoga referida a clases. deberían considerarse sintéticas. Sin embargo, pueden ser demos-
"El número que
corresponde a una clase, es la clase de todas las clases que son tradas de manera puramente lógica, y por consiguiente son ana-
similares (equinumerables) entre sí" [8]. líticasr.
He acluí cómo se expresa Frege como consecuencia de su Como nota curiosa añadamos que Frege, que no analiza tan
análisis del concepto de número; profundamente los fundamentos de la geometría como ha anali-
zado los de la aritméticadn_9*tig¡eJepaIo_gn rq!_c-eder a Kant el
glan mérito de haber descubierLo los juicios sin_téticos á pflpti,
En esta monografía espero haber hecho probable que las leyes aritméti los 9q¿!es*99g¡¡9_n en la geomq!¡lp y desgubr-qn la _'gerdadera esen-
cas son juicios analíticos y por tanto cL priori. Segun ello, la aritn-rética no
sería más que una lógica más desarrollada, todo teorema aritmético sería cia de- 9,s_!4. a!!!!t!l-e_ 53nq__q_{nre__r9_spgq!o de la aritmética)
una ley lógica, aunque derivada. Las aplicaciones de la aritmética a Ia expli, (Sin entr"ar 94. {-e!plleg, pue_g-de ello trataremos más adelante,
cación de los fenómenos naturales sería un tratamiento lógico de los hechos
i
observados; computación sería inferencia. Las leyes numéricas no necesitan, mencionemog que Flqge con s_u_ Begriffschrift (I9tO¡ es tám6Gn
ll como pr€tende Baumann, una confirmación práctica para que sean aplicables cl p¡i¡¡¡g¡o_ qq'e. Ugvo,?-.9.?h9""e! lfab.ajo pleq_o_li7_egg po1 Leibniz
al mundo externo; puesto que en el mundo externo, la totalidad del espacio -de pqn*q_tJ_!+.if_"gq ^q{-l.c*r+!_o_"_Jéeigp_ eue lU-efp'-qfeSlivamenie suñciente
y su contenido, no hay conceptos, ni propiedades de conceptos, ni números. par? {_olgnlt..ru substancialmente las inferencias matemáticas)
Por tanto, las leyes numéricas no son en nealidad aplicables al mundo ex- Este lengüájé-ói;ileptül-1itffiáli2ádó io aplica el mismo Frege
terno: no son leyes de la naturaleza. Son, sin embargo, aplicables a los jui-
cios, los cuales son en verdad de cosas de la naturaleza: son Ieyes de las cn la deducción de los resultados de sus Grundlagen der Arithme-
62 63
tik que parcialmente acabamos de reseñar. El método de Las paradojas
es extraordinariamente riguroso y consiguientemente lento.
5. lntroducción
4. José Peano Después del descubrimiento de las geometrías no euclídeas,
otro hecho ha influido tan poderosamente en el desarrollo
los fundamentos de la matemática como la aparición de las
J. Peano (1858-1932), aunque ajeno a las preocupaciones ,jas. Quizá se haya sobreestimado su importancia, o quizás
sóficas de Frege, contribuye en forma análogau-I. p,rridu-"r, desarrollo extraordinario de los fundamentos inmediatamente
de la matemática. En primer lugar, al esiilo de la temática del hecho de las paradojas sea casual; con todo, parece
siglo xrx, contribuye a establecei rigurosamente el análisis, ral que las paradojas estimularan los esfuerzos de los mate-
ejemplo, mediante la curva que llevá su nombre y .uyu gíá i para que las explicaran y superaran, y además era un
llena un cuadrado. Más importante, desde nuestro puntó dJvi delicado con el que en adelante tenían que enfrentarse
esf..u. gbr?J9lryulqjs lg Matemáticas (1894-1903) en la que las teorías de fundamentación de la matemática. Damos
te de . enti.dgdes primitivás- y propiedades iniciales o á*üñ continuación unas cuantas como muestra; primero las lógicas
luego derivp los teorémas mátém4ic-os atéñiénáóre luego las semánticas; finalmente explicaremos en qué consiste
a _dos. _reglas_: poq_p¡_r- *!3d_o* "lt.i.i"-j
emplea éxótusivamenG Jimbolos diferencia entre ambas clases y haremos algunas considera-
reprqs_9¡1gq_,-e*l_soAt9!-r-d!,4SWS_Té*i*--Vlq"tf -f oim
todas.!3e,3gf
que -e-rpnqial!ési9es.-dt9z@",_
-A;-qro
do o,*e et
el r¡t-"*;ii,li
independientemente.
o=ug- ¡14=dqp de modo
en ¿i entémén ie, q
t-rtmAt-aprtlf J ¡áá 6. Paradojas lógicas
FeryU!aJarq^_e9*_ql,s_9gu¡¡!*o*1¡a13{o_ de-"
I,ógicáfoimat ár el sen
moderno,, y mucho más ágil y ei_lgñso que el Begril[;schrift
i (_En!re t"s pri!qqry!_¡i{é49en9$e_11!e9)" Seqa_la p4r44oja
-Etege, E_! trabfo g_e_ ls3¡o 9s fuñdámentai
* * páiá ta óOiá-¿" n c_a+!er (1stl1?1!),
$e J, C_a+!qr (t8M9t_9), 9_t
9_l c¡e¡rdoi {e lá
c¡e¡rdo1 dé la téoria-qe_qpq:u4les.l3u-
qu-e_ dggclibiremos m-4.,ad-dánté¡ ---
Sp te,9{ia-49_qpqjug!ss.}Su-
-Pói ótrlpáTté,"?éáño "és-ájáno a ta fundamentación pongamos que sabemos lo que es un conjunto M y su número
logici cardinal M, como en el sentido de Frege antes definido, y donde
de la matemática.(Lajntroducción en el Formulario de los
ros naturales medialte !rc,q q-g4cepios priqr¡qiy_o,¡_y_los cin las dos rayas de M significan según Cantor dos abstracciones; a
-r;t¿gq.-qUgl&""nsu _nombré,'qrl"'u".t", yu habían sido dad 8aber, que abstraemos de la naturaleza de los elementos que for-
a _clnoqql pof_q-e_qgqqd, una fu ndaménlación de ti man el conjunto y del orden de éstos. Dos conjuntos M y N tienen
._constituyen
eIrggl4ticq,,_E-n_ ella _qg supone un conoCimiento previo intuiti el mismo número cardinal, M : N:, sólo y cuando exista una co-
de la sucesión de los,números náturales y ié carácteriza el esr rrespondencia biyectiva, entre (los elementos de) los conjun-
@ ó móAo-á" "iiáíu.br-;;;;--á;;"" tos M y N, es decir cuando M y N sean equinumerables: M-N.
nned-t?Irte el postuládó áe ta inducción pormaremática. ;i;;;;r' Definimos M < N si existe un subconjunto N, de N tal que
en el logicismo lá iogifica primero el concepto A" y M-N,-N; y d.efi.nimos Ñi<Ñ si además de M<Ñ es también
presqpone como exist_en_tg, en algún modo, el conjunió "n-".á
¿e to
Cgg pJopjg-4A{gs= y _!g- pqltigglariza el conjunto de cardinales fi
ffi+Ñ. Mediante el proceso de diagonalización que ahora lleva el
tgq, q sga, de los números naturale_s como aquellos que satisfac nombre de Cantor, aunque fue empleado antes por P. du Bois-
Reymond (1831-1889), demostró Cantor que M < SIfl donde S(M)
es eI conjunto de los subconjuntos de M. Ahora bien, sea U el con-
junto universal, o sea el conjunto de todos los conjuntos; por
ser S(U) un subconjunto de U se tiene S-(U) < U, pero por el teo-
rema de Cantor que acabamos de mencionar se tiene también
64 65
= < S(U). Pero, además, Bernstein demostró que si M < N y U
U ( claro que todas estas expresiones (con un número finito de signos)
m. se pueden ordenar, empezando primero con las formadas por un
ha de ,", M : Ñ; po, tanto, se deduce que ha de ser ¡': ffi soló signo, luego las de dos signos, luego las de tres, etc. ...y orde-
contradicción con el teorema de Cantor que implica q.t" ü < nando las de m signos lexicográficamente como en un diccionario.
(Prsbableu,rsnt-e . la má9 f4mosa deJ.g-dg-q.*i*ap*p4r,adoj as e¡ Una vez ordenadas todas las expresiones en correcto castellano,
de_Bertraqd Rl¡s¡e[ fl8172:!!1e), p,u!]is,a4p*eg r292,_qu9 !a d¡ hacemos una lista, o sea, numeramos (siguiendo el mismo orden)
bga.-_ tqtqglqgal _ygfla¡rlg,S) Para comprenderla mejor con E, E' Eu, ... todas aquellas que definan una función de la teo-
I'
en cuenta que hay clases o conjuntos que pueden pert rla de números y suprimimos todas las demás expresiones. Lla-
a sí mismos como el conjunto de todos los conjuntos es un memos f"(n) la función definida por la expresión En. Es fácil de-
ménto de sí mismo; de una manera análoga, si se coloca en mostrar que la sucesión Et,Er, Er,... es infinita, y por tanto tam'
1,,
armario un catálogo con tapas azules de todos los libros del bién lo es fr,f,fr,... Considérese ahora la siguiente expresión de
mario que tengan tapas azules, el catálogo se catalogará a, Richard: "Ia función que para todo número natural toma, aumen-
mismo. Sea W el conjunto de todos los conjuntos C que no tado en una unidad, el valor, que para este mismo número natural
I pertenécen a sí mismos, o sea, C eW sólo y cuando C ÉC, toma la función que ocupa en la lista el lugar indicado por este
til entonces WÉW implica que W eW, y por otra parte mismo número natural>; es claro que esta expresión es equiva-
illi
recíprocamente si W e W ha de ser W f W; por tanto en Iente a la expresión matemática "la función que para todo número
caso se ha de tener simultáneamente WeW y WÉW. natural n toma el valor f"(n) * ln. Ahora bien, la expresión de
ll, La paradoja más sencilla se refiere a la propiedad de Richard define una función y, por tanto, ocupa un lugar en la
f,'ll
uimpredicableu, la cual puede ser fácilmente formulable lista. Sea la expresión Eo y sea fo(n) la función correspondiente.
n' mente si no se toman precauciones para evitarlo. Se dice Entonces, en virtud misma de la definición, resulta que para
tilil'l ¿,". una propiedad es nimpredicablen si no es propiedad de sí todo n, fln) : f"(n) * 1, lo cual es imposible, pues para n : p
Por ejemplo las propiedades <{concreto> y <abstracto> son tendría que ser f"(p) : fJp) + 1. Obsérvese que el argumento
{lilfi,ii,'\"' tractas y por tanto la primera es impredicable y la segunda empleado para llegar a la paradoja de Richard es análogo al pro-
r¡¡{r('; lo es. Ahora bien, considérese la propiedad de ser impredi ceso de diagonalización de Cantor.
'' si es impredicable, entonces no puede ser propiedad de sÍ La paradoja de Berry (1906) surge al considerar las cualidades
y por tanto es (no impredicable"; pero si es (no impredi sintáctica y semántica de la siguiente expresión: "el menor nú-
ll entonces no es propiedad de sí m,isma y por tanto es impredi
ble. Es fácil ver que esta paradoja es una distinta formulaci
mero natural que no puede ser nombrado con menos de treinta
sílabas"*/Rqs_U!-!a*queJg--glpf9$9l"r*.d-C*-Bglry -U9rq-b*La*erl-!S9!9!--de
de la de Russell. treinta s'ílabas un núme,ro, p?tqryl_ qu_-e* r]-g pqg{e*-W*t llq{llb¡a"{-o
en menos de treinta sílabái.\
Lá páiádoja dó Giéil"ing'(1903) surge al considerar el adjetivo
'ill
7. Paradojas semánticas <heterológica'. Un adjetivo se llama heterológico si la propiedad
que expresa no se aplica a sí mismo. Por ejemplo upolisilábico>,
La paradoja de Richard (1905) se refiere a la imposibil (escrito-en-castellano, no son adietivos heterológicos. Ahora bien,
il de una enumeración de las funciones de la teoría de números,r considérese el adietivo heterológico. Si es heterológico, quiere
pesar de la aparente posibilidad de llevarla a cabo. Se consi decir que la propiedad que expresa no se aplica a sí mismo Y, Por
las funciones f tales que a todo número natural n,n = 0,I,2,. lo tanto, que no es heterológico; pero si no es heterológico, en'
hacen corresponder un número natural f(n). Supongamos que tonces la propiedad que expresa se aplica a sí mismo y por tanto
escribir correctamente en castellano sean neces,arios y sufi.cien es heterológico.
I
treinta y cinco signos (letras, acento, signo para espacio
signos de puntuación). Entonces, una expresión de m signos
una combinación con posibles repeticiones de los 35 signos.
66 67
rl
8. Observaciones más de que la paradoja de Cantor surge incluso cuando los ele-
mentos admisibles de un conjunto se restringen a los números
naturales, como demostró Gentzen en 1936. Sin duda algo va mal
con los conjuntos U y W, pero sin duda también el anáiisis del
concepto de conjunto, de sus estrictas y justas limitaciones para
su empleo en lógica y matemáticas parece ser un problema más
difícil que el de evitar las paradojas.
Poincaré y Russell vieron que en todas las paradojas hay una
especie de círculo vicioso en cuanto que, en todas ellas, hay
lq-I-"pfu aé-:Cóñju$-9s.-EJ-ó6vio ¿tue par; ta tun¿áménláci0n una definición que contiene lo definido.4De -u¡a_grangfa_Uréfprg-
las matemáticas las paradojas semánticas o epistemológicas qisa -pg^-1!4¡¡¡q !9_f,4ic-!ón. lmpredica_t_i1,?r*o pr-ojg¡e_1pp{94¡g!rl¡o_a
son peligrosas y de hecho no pueden ni siquiera ser formu esl1.elLol jn_tgg que sucede lo sigujgllq -$S !re_+91¿4__g9-nju4¡¡p y se
en el lenguaje de la lógica simbólica, como ha mostrado F. P. Ra trag-$e.4e-fu!J part¡cularmente un elemento de este co4jun!g_.(o
sey (1903-1930) en 1926> sede-fi ñeñaimuliáneary94qü!*._qr jql1sy*ü es,sste.láAlsÉt
Ninguna de las paradojas mencionadas tiene una ,irrvo,)lQeial-lne;aqwQffi i.ñn_a-e]*"L,"Aq.e31",d9i,":"49_4"
trivial. Veremos cómo las teorías del logicismo, formalismo e i conjun*to--de qug-f*gq¡fa pqg,tg.)No es difícil ponér de mánifiéiió
tuicionismo evitan caer en las paradojas. Pero el problema de un un proceso impredicativo en cáda una de las paradojas que hemos
solución enteramente satisfactoria de aquéllas sigue abierto; cxpuesto.
menos que se considere como solución el convencimiento de Uno de los requisitos de toda teoría de los fundamentos ha
es imposible evitar absolutamente su aparición, supuesto que cle ser evitar que puedan surgir paradojas y puesto que todas las
quiera renunciarse a ninguna teoría matemática de las que actua conocidas contienen definiciones impredicativas, Russell decidió
mente figuran en los textos y han sido establecidas con todo ri que en su sistema de reducción de las matemáticas a la lógica
por numerosos y excelentes matemáticos. Ello tiende a qui tales definiciones fueran imposibles. Para ello formuló y guardó
importancia a las paradojas y tenerlas en cuenta no para dia el siguiente principio de exclusión de círculo vicioso:("1{¡Ig¡¿!e
nosticarlas totalmente, sino sólo para evitar en las demos totali43_d pugSg__ggnleLe! _mie_mb_¡oq dgfi4!!leq__ solame_nte_ en t¡t-
matemáticas aquellos pasos locales o procesos globales que minos de eqta totalidad, q. ¡4i-e4_b_t-og*quel4p[qgg¡¡ pfeggpgll-
ran en la deducción de las paradojas. gan e!!a_tgI4l¡@. (tA]; discutido por Gódel en [3]).) "q
El principio de círculo vicioso es sin duda, así se cree gene-
ralmente, suficiente para evitar que surjan paradojas, pero no pa-
El logicismo fece que haya de ser necesario requerir tanto. La primera de las
tres disyuntivas (la que emplea la palabra "definibles") parece
9. El principio de círculo vicioso una restricción demasiado fuerte, pues si se ha construido un
conjunto M, de cuyos elementos se conoce su existencia, no se
ve por qué no se ha de poder determinar un elemento de M me-
Un somero examen de las paradojas nos sugiere diante una relación que lo determine unívocamente, aunque para
mente que no se ha de poder permitir utilizar, por lo menos cllo sea necesario referirse a la totalidad M. Además, ét efugir
matemáticas y lógica, conjuntos tan grandes y con elementos rigurosamente este principio excluiría partes muy importantes
arbitrarios como los conjuntos U y W de las dos primeras cle las matemáticas, como por ejemplo la definición de número
dojas mencionadas, a saber la de Cantor y la de Russell. real mediante el procedimiento de las cortaduras de Dedekind.
las definiciones de U y W satisfacen las precisas condiciones
la definición de conjuntos, que estableció Cantor en su escri
Sobre los conjwntos infinitos de puntos de una recta (L879);
68
69
tl
10. La reducción de los términos matemáticos prj4gipio del círcr{o-vicigso y lg,s-- a$qglaq de_!nfin1¡4f, y d-e
a términos lógicos Iqqi!414e4__d9 que 4qq-q9gpqe¡rgo,s- -en el. epA$edq*iiguienle.)
peéial aiención merece la reducción lógica del conjunto de los
reales. Para ello, Russell sigue la línea de Dedekind, a
que da un desarrollo ulterior aunque con un sentido totalmente
tinto. Para Dedekind la definición de los números reales es
iva, se confía en la objetividad del concepto o idea matemá-
del número real y la continuidad de la recta es sencillamente
postulado existencial. Para Russell el término .,número real'
rst_rq-"s__éa¡ü"iáañftu-q*-tráÓ.tq no se postula existencialmente, ni se pretende que responda a un
"iiitt"r_fftisaii_qefu
mentos fundamentales de la matemática)Los autores pretr
goncepto, cuya objetividad sería puesta en tela de juicio, ni se
que estlmpo¡iEfe s¿6áñi*ftá línea de separación entre la I
y la matemática, sin que sea obvio que tal línea es totalmen , procede mediante definición creativa, ni hay estricta construcción
rdel número real; hay solamente una mera construcción lógica, o
arbitraria. Ello requiere dos reducciones: la primera es la
nición explícita de los términos o conceptos matemáticos logicoconstrucción, más o menos ficticia, basada esencial y remo-
diante términos lógicos y de ella nos ocuparemos ahora; la tamente en la hipótesis o creencia de que todo ello responde a
gunda reducción, que veremos en el próximo apartado, es cierta realidad del mundo como distinta del sujeto logificante.
los teoremas matemáticos mediante deducciones lógicas a
mas de la lógica.
Las entidades primitivas en las que termina la reducción 11. Teoría de tipos
gica son en primer lugar las del cálculo proposicional, es
los cuatro conectivos lógicos de copulación, disyunción, Naturalmente surgen las dificultades porque el procedimiento
e implicación y variables proposicionales; luego los cu de Dedekind implica una definición impredicativa. Para resolver-
res y las variables del cálculo funcional, es decir, propiedades Ias Russell introduce ad hoc, como Deus ex machina, el axioma de
relaciones con sus argumentos y finalmente la relación de igual reducibilidad y todo el aparato de la teoría de tipos, cada uno
Entre los muchos grandes méritos de los Príncipia de los cuales se resuelve en una sucesión de órdenes (teoría de
mencionarse la introducción y manipulación de toda una exten tipos ramificada), a cuyo precio consigue efectivamente evitar toda
teoría de relaciones. De la teoria de los tipos de que hab definición impredicativa. Ramsey con su distinción entre paradojas
en seguida parece que lo único que ha quedado es una disti lógicas y semánticas parece que consigue los mismos resultados
entre clase s y con j unto s. (E!-¡gaygf 49,l_g,s-. *m-(¡US q,--e.9 -urg f 9¡ eon una simple teoría de tipos, es decir, exonerándola de la rami-
dable -
contribución al establecimiento de las conexiones entre ficación en órdenes.
- ;_--.'" .-:_--_ - - Si para mayor sencillez consideramos solamente funciones de
técñá"lb_trr4pdü;D"rp"éi de*la óbrá de whitehead y Russe
los dedicados a fundamentós, incluyendo formalistas e intuicioni un solo argumento, o sea, propiedades, como, por ejemplo f(x),
tas, han sabido mucho mejor que antes cuáles son los puntos que significa que la propiedad f se aplica al elemento o indivi-
cretos que debían ser ulteriormente investigados. duo x o que x es un elemento que goza de la propiedad f, entonces
Lo más importante en la reducción de los términos ma la simple teoría de tipos consiste en la siguiente clasificación de
máticos a lógicos lo hemos dicho ya. Hemos visto al final de términos:{loq _!adlv!{!r9-s, .9__9!9m-e¡1_tqS prigAggr s,94!rdAd9!*qtfe
parte primera cómo toda la fundamentación de la matemá no han .$4,o* eún-,S ggplida g 4 op er?gi,o,-4, 9p l ó gica¡*-99n*!Fye. g-91
. ..
se reduce a las fundamentaciones del número natural y de primer,!ipq- S__t!po c919,*pg¡ gje4tplo-¡, Y_,2., ,.. Al !ipo- -qnq'-pelte-
teoría de conjuntos.(LA_fggqgglg-_l_ógica 4el númeJo qgtural nccen las propiedades
nccen_ l,as p_ropreda,ges_ _d€ losq,i+4f-v-ldUgs_
de *!o_q ind,!v!{¡¿9q,*dgl
,1+g!-v-lgu9s_ l!pq- cerq, por ejern-
-4el_ I]pq
--g9l* üpq_*qelg,
perlgngggl]. las pqopj
plo f(x), e(y), A! tipo:Qo_s- pertenecen propiedades*de estas
Uev4d4 q-gú_o_ p-e-{- Ft_9g9,.9"-91!9 bq¡pgs dicho ya,, y {e-U!e_!qa.
másc_o¡g_is4_..e-"lgpepg!419,$g.'gggquq_eqq¡¡?lq4l9,,poI_.Rg¡¡,g |ropiéaáaés- comó Fft); G-tÍ1. etgm; é¡emp1o iol nTmerolnatu-
!,a reducción lógica dg.!a !eg{a {q conju4J9q,,q9_ryaliq4 M{!?n
rales se definen como funciones de tipo 2. Así el número dos Si lógica se entiende en un sentido más amplio, entonces al-
definirse así: aceptarían probablemente cierta identificación de los mé-
deductivos de la lógica con los de la matemática, pero con
Df.:2(p) -(:u)(rv)¡p1u¡.p1v).u t v.(z)(p(z)>.2- uvz: v ridad de ésta sobre aquélla, de modo que la lógica sería un
ro capítulo de la maternárica, o como ha dicho Gódel (1944),
o el dos se aplica a p (o sea hay dos pes) si hay vn u y una sección de las Matemáticas que trata de clases, relaciones,
-sea:
tales que ? es p y ? es py u es dijtinto áeuypaíatodo z binaciones de símbolos, etc., en lugar de números, funciones,
sea p se tiene que z es u o z es y. La norma 6áiica ¿e la
ñguras geométricas, etc." [3].
de tipos es que una función del tipo k sólo puede admitir
mentos que pertenezcan al tipo k-1, por ejemplo F(f), f(x) ti 13. La reducción lógica de los teoremas
sentido y han de ser verdaderas b faÉas.- Otras-'e><píesi
como f(f) carecen de sentido y son inadmisibles. Es clára h Los axiomas lógicos fundamentales para la reducción lógica
lación de esta norma con el principio de círculo vicioso. elelos teoremas son los mismos axiomas del cálculo de predica-
dos; y las dos reglas de inferencia lógica son las de sustitución
y de modus ponens o implicación, que son también las mismas
12. Dificultades que emplearon Hilbert y Ackermann en el sistema axiomático que
llill
i
ITT
congruencia, todos los cuales tienen un contenido <mater sedad; las cuales, empero, pueden a su vez ser abstractas o forma'
intuitivo evidente. Pero es muy importante observar que de les si el dominio de interpretación es también formal.
contenido material e intuitivo se prescinde totalmente en el Por último, es importante tener en cuenta que las matemáti-
sarrollo de la fundamentación de Ia geometría euclídea. La cas tratan de entidades existentes y en particular los teoremas
rnática de los Fundamentos de la Geometría es sólo aparen de existencia son fundamentales. Por tanto,(si-g4 5lqter4e f,grmal
material, pues, en realidad, es formal. En las deducciones y lra4p--s-u-48!piqE4-t.c4a-f uqd3{rlsn-ta"ei-*L-4e.-las-reterqát!qes--"!.tti:
mostraciones nunca se apela al contenido material ni a la intu cesario que,ggs ele.¡¡¡err¡¡qs y Ui-qI4*qgJqn€an_u-+*c34&Iel i4i!:9n-
sino que los conceptos primitivos son empleados exclusi cj4!)De ahí que los sistemas formales se llamen también existen-
a través de las propiedades expresadas por los axiomas. Es ciales en oposición a los sistemas materiales o genéticos. En éstos,
que(e én -bgiee,lS9_!él se conciben los objetos antes de formular los axiomas que forman
pg1it!v*o_!, pqnto, {qctir,*.-e!g"*qqI9g94-49 lqdo sg{i{g- la base de su manejo: los axiomas son generados por las propie-
explícilg, y !91¡9BeIl !gá,s* 9arJt94i4q e-q-e4-cb.1-que el implícite "q
dades de los objetos preconcebidos ya como existentes. Por el
Eefi nido porlgg- máffi iiici¿ffiio s éiérru contrario, en un sistema'formal, los objetos reciben su existencia
primitivos, propia de laí teorías formales modernas, que la r precisamente de la formulación y constitución del sistema.(El
truyen exclusivamente a través de los axiomas que estab formalismo de Hilbert contiene un sistema axiomático existencial
relaciones entre ellos, se llama definición implícita. Parece o formal, rnientrAr.q"églEliér¡a Afdomático de Rüssen ¿eUe-cbn-
fue M. Pasch (1843-1930), maestro de Hilbert, el primero que sidea4¡99_cp4g9 Cen9l¡99* o__!SA!9fial.)
iiil: pleó (1882) la definición implícita en la fundamentación de
geometría, pero es un mérito grande de Hilbert haber reconoci
itii
su importancia y haberla aplicado sistemáticamente hasta la El programa de Hilbert
tfi,
presión de las definiciones explícitas. Con ello se eliminan las
merosas dificultades que en la axiomática de Euclides surgÍan 4. Elaboración del sistema formal
las definiciones explícitas de punto, recta, etc., como pusimos
ilili,
de manifiesto en su lugar. Vamos a exponer aquí, en líneas generales sol.amente, cuál fue
Por consiguiente, en un sistema axiomático formal los el el programa de Hilbert y en el capítulo siguiente expondremos
tos primitivos (símbolos o términos o piezas) carecen en a con mayor detalle el estado actual de la teoría formal de números
ili
de contenido esencial explícito y son las piezas de un puro j que se deriva directamente de la obra de Hilbert.
Nli
sin sentido material en sí mismo, cuyo manejo o único En primer lugar he aquí un texto de Hilbert en su conferen-
formal viene definido implícitamente por las reglas del juego cia en Hamburgo (1927), que casi parece un manifiesto:
tituidas por los axiomas y reglas de inferencia.
lli Por tanto,(en_gg_Sistema formal tendremos té-¡¡pinos, fQ¡ Desearía acabirr definitivamente con los problemas relativos a los funda-
leq,*,4.9{1-gtftac-i_qqe-q¿_ !99f9mas que s_on d!1'_eq94-s, cgm-bi¡1agio¡e_s_ mentos de la matemática como tales problemas. Para ello convierto toda
t,
proposición matemática en una fórmula concretamente demostrable y rigu-
!o_e . e,!,e_4qq4!eq p1t:-¡{J¡ygs d9.. _a9F-9ld-o-.,cp-q*c,iq4aq
. leclg_q--f,j?-s,, rosamente deducible, con lo cual pongo las deflniciones y conclusiones mate-
cqlqcg '{e-Seglidg*hebJpf"49 verdad o falsedad)El juego del máticas en tal posición que resultan incontrovertibles y además proporcionan
dñZ nól-s*umiñisiñ un"é-jémplo: se puede pregirntar si una si una imagen de la ciencia considerada en su conjunto. Creo que podré conse-
ción dada es alcanzable (demostrable), pero no parece que guir completamente este fin con mi teoría de la demostración
sentido preguntar si es verdadera o falsa en sí misma. üe-, ansn cuando será todavía necesario mucho trabajo para -Beweistheo-
llevarla a su
perfección definitiva.
Ahora bien, el carácter formal de la teoría no obsta para La matemática como cualquier otra ciencia no puede tener la lógica como
admita interpretaciones con un dominio (no vacío) de in base única; antes bien, como condición preliminar para el empleo de lógicas
tación en el cual puedan variar las variables del sistema inferencias y aplicación de operaciones lógicas nos ha sido dado ya algo pre-
y en el cual tengan su correlato todas las entidades del sis viamente en la imaginación; ciertos objetos concretos y preterlógicos, que in-
tuitivamente como cualquier vivencia inmediata vemos están ahi precediendo
formal. Y en el cual además sea posible hablar de verdad o todo discurso. Si queremos que la inferencia lógica sea segura, es preciso
78
que estos objetos puedan ser completamente comprendidos en todas ra ya hecho en los Principia Mathematica. Pero en éstos
partes, y que su descripción, distinción, ordenación y posición consecu matemáticas prácticamente se identifican o fluyen genética-
sean dadas inmediatamente e intuitivamente al mismo tiempo que los obj
como algo que no permite ni necesita ser reducido nuevamente a algo te del sistema formal, el cual en realidad no es formal sino
rior. Este es el fundamento filosófico, que para la matemática como al . Precisamente es, en parte, esa justificación material que
tamente para todo pensar, comprender o comunicar científicos considero re darse, a pesar de estar necesariamente involucrado el em-
exigido. Y en particular en la matemática los objetos
ser exrgldo. obietos que considera
considerar del infinito actual, lo que hace que la fundamentación de las
son los mrsmos
mismos signos concretos, cuya forma después que la hayamos
derado es inmediatamente clara y reconocible. Esto es eI mínimo de p ticas ofrecida por los Principia Mathematica sea defi.ciente.
lill punto de vista de Hilbert es diferente.;>
;ir 80 8f
¡ll
{r
tir
sistema formal constituye la clave de la fundamentación 6. Metamatemática
lista de las matemáticas.
Ahora bien, supongamos que tenemos un sistema formal, De lo dicho se desprende ya claramente cuál era el propósito
ejemplo, la teoría formal de números, que pretenda ser una la teoría de la demostración: demostración de la absoluta ve-
damentación de la teoría de números matemáticos. Si la de la matemática, o sea, una teoría de la fundamentación
formal no fuera consistente, se podría demostrar una la matemática. La palabra <metamatemáIica>, fue también acu-
y la negación de &,-,.ú' pero, entonces, de la demostra por Hitbert, con clara alusión a la clásica palabra, aristoté'
de,-ú y <iretafísica". En Hilbert la metamatemática era sinónimo de
-,4 se sigue que todas las fórmulas del sistema
mostrables y por tanto también se podría demostrar una de la demostración, pero así como esta denominación ha
quiera, por ejemplo, 1:2 o I# 1. Por consiguiente, para en desuso la palabra metamatemática está en plena vigencia
trar que la teoría formal de números es consistente bastará lmente, aunque no siempre con el mismo sentido.
mostrar que la fórmula 1 : 2 es indemostrable, o que 1;É (La metamatemática es la ciencia que estudia desde fuera los
indemostrable o que existe una fórmula cualquiera indemos remas formales, que son por consiguiente la materia u objeto
(Naturalmente no es nada evidente que haya de ser como se dice también a veces: sujeto) de aquélla, y en esto
dar una demostración directa de la consistencia de la teoría unanimidad¡ Pero se discrepa en los métodos propios de la
mal de números. Al decir demostración directa queremos matemática, pues para algunos son los mismos de la mate'
una demostración que se refiera directamente al sistema tica sin restricción alguna, es decir, admitiendo por ejemplo
sin apelar a la interpretación matemática ni a los métodos inducción trasfinita con el empleo del infinito como un todo.
máticos como tales; y que sea una demostración evidente, es bien, si se pretende fundamentar la matemática, como in-
por métodos finitarios que excluyan el uso del infinito actual. Hilbert, es obvio que entonces hay que emplear únicamente
rece ahora que tal demostración es imposible, y su imposibil todos finitarios, pues de Io contrario habría que acudir a.una
la sospecharon ya desde el principio algunos matemáticos, tametamatemática. Es claro que aunque la metamatemática
H. Weyl y L. Brouwer. restrinja a los métodos finitarios puede ser objeto de una nueva
Pero si se diera tal demostración directa, es claro que ncia ulterior, pero entonces todo ello puede incluirse ya en una
implicaría una consistencia apreciable de las matemáticas metamatemática, excluyendo un proceso indefinido inútil.
pondientes y por consiguiente sería una cierta justificación de veremos más adelante al tratar del intuicionismo, ni siquiera
veracidad y contenido objetivo y de la validez de sus insiendo los métodos metamatemáticos a los estrictamente
Más aún, se han dado demostraciones directas de la consis como propugnaron ambos, Hilbert y Brouwer, hay una-
del cálculo proposicional y de la del cálculo de predicados. idad entre ellos sobre cuáles deben ser estos métodos.
cambio, como ya hemos dicho, parece imposible dar una Parece hoy día que hay que admitir que la teoria de la demos-
tración directa y finitaria de la consistencia de la teoría tración de Hitbert no ha conseguido sus fines. Ello ha contribuido
de números que formalicé la teoría matemática de los lln duda a quitar importancia a la propiedad de consistencia de
enteros considerados como anillo. Volveremos sobre este ün sistema formal. Pero ya desde su mismísimo origen, fue negado
en el próximo capítulo)Observemos que Hilbert dio a conocer lue la demostración de consistencia de un sistema formal que
teoría de la demostración con una confianza absoluta de que formalizara parte de las matemáticas fuera suficiente gatantía
demostración de consistencia sería posible para toda la para la validez absoluta de éstas. Así Brouwer escribió (1923):
tica formalizadai ahora parece claro que aquello fue un opti iUna teoría errónea, aunque no se la coja en contradicción no por
sin fundamento. gao deja de ser errónea; ni más ni menos que una acción criminal
iunque no sea condenada en juicio no por eso deja de ser crimi'
ü01) [2]. Esta frase sólo tiene sentido en virtud de los distintos
fltétodos metamatemáticos de Hilbert y Brouwer y por relación
eon los conceptos o símbolos ideales introducidos por Hilbert y
82 83
a través de los cuales deben fundamentarse las proposici
reales de las matemáticas incluyendo el paraíso cantoriano.
Sobre todo después de los resultados de K. Gódel (t931)
ha acentuado la parvificación del concepto de consistencia.
citar un solo ejemplo, H. Curry en 1939 (1951 y 1954) mant
que la demostración de consistencia no es ni suficiente ni r
saria para la aceptabilidad de un sistema; por aceptabilidad
tiende el conjunto de consideraciones que en vista de las
ciones, llevan a que haya interés por un sistema formal con
ferencia a otro.
3
Teoría formal de números
Bibliografía
1. lntroducción
Véase la del capítulo siguiente.
En este capítulo vamos a dar un ejemplo, el más elaborado
y característico de todos, de sistema formal, que en la escuela
lormalista pretendió ser la base para una fundamentación sufi-
clente de la teoria de números matemática, taI como ésta ha
¡ldo elaborada a lo largo de la historia y se enseña en los textos
y cursos de matemáticas. Naturalmente, no pretendemos dar nada
más que una mera introducción, reduciendo a un mínimo el apa-
fato formal y metamatemático; pero desearíamos tocar de una
Ilanera inteligible algunos de los problemas más importantes a
que ha dado lugar el desarrollo del formalismo hilbertiano. En
larticular queremos exponer los sorprendentes resultados de
K. COael 0906) que arrojan extraordinarta luz sobre las cuestio-
iles de consistencia, complitud y decibilidad.
Aunque no podemos salirnos de un nivel elemental, es nece-
lario que defi.namos algunos conceptos con todo rigor si no que-
femos que la exposición resulte incomprensible. Daremos única-
mente los jalones más importantes y en particular suponemos
eonocidos el cálculo proposicional y el cálculo de predicados.
Aunque la teoría formal de números tiene actualmente enorrne
lnterés en sí misma y por sus relaciones con la lógica y la filosofía
de las ciencias, aqui trataremos principalmente de su relación
eon la fundamentación de las matemáticas, teniendo especial-
lIente en cuenta el programa de Hilbert expuesto en la sección
lnterior. Para una exposición más extensa que la que hacemos
¡ continuación nos remitimos a los excelentes textos de E. Men-
delson (1964) y S. C. Kleen (1952, 1,963s).
85
I
I
i
ffi mero en la intención. Como que el sistema formal de la teoría
l{i
Es importante tener siempre presente que las proposici
y teoremas que se escriban pertenecen a tres niveles distintos. formal de números de que nos ocuparemos ha sido elaborado
primer lugar las proposiciones y teoremas formales: se trata precisamente para que admita una interpretación que sea preci-
il
clusivamente de sucesiones finitas de símbolos que Samente la teoría de números matemática. Confírmese con lo que
al sistema formal, que constituyen üérminos o férmulas form hemos dicho en Ia sección precedente al tratar del programa de
1ll
o demostraciones formales, sin sentido en sl mismas, que Hilbert.
manipuladas de acuerdo con reglas fijas, como si se tratara Para mayor claridad definimos a continuación lo que es una
un juego, de modo que en el paso de unas a otras no se p teoría formal de primer orden antes de definir la teoría formal
apelar a sentido o contenido alguno, sino únicamente a las de números.
del juego, es decir, las reglas del sistema formal. Este primer
guaje se llama lenguaje de la teoría formal, o lenguaje formal,
lenguaje objeto, porque es el objeto sobre el que versa el Teoría formal de primer orden
il lenguaje o lenguaje metamatemático que pasamos a describir.
En segundo lugar están las proposiciones, afirmaciones, 2. Símbolos y fórmulas
ill,i
mas metamatemáticos que versan sobre el sistema formal,
su estructura o sud propiedades. Es algo así como el es En el capítulo anterior, apartado 4, hemos dado una descrip-
cuando se usa ese lenguaje en una clase de francés para ción, que aunque imprecisa es suficiente para nuestro objeto, de
illi; sobre el francés, su estructura y sus particularidades. Lo lo que es un sistema o teoría formal.
Para el caso particular que ahora nos ocupa, vamos a ser más
remos metalenguaje y es el lenguaje de la metamatemática o
precisos.
la metateoría. Es un lenguaje científico y preciso, más que el Una teoría formal de primer orden es una teoría formal en
guaje matemático de las matemáticas clásicas, pero no es
Al contrario, el metalenguaje es informal y sus proposiciones la que hay los siguientes símbolos: los conectivos proposiciona-
afirmaciones o negaciones con sentido y contenido, el cual les - (negación), 3 (implicación); (,) (signos de puntuación de
gbrir y cerrar paréntesis); y (cuantificador universal); un número
ser entendido y comprendido. El metalenguaje es el lenguaje
que expresamos el contenido de la metateoría o metamatemáti lnfinito numerable de variables individuales xr,x2,...; un conjunto
cuyos métodos suponemos reducidos a métodos numerable no vaclo de predicados Al, donde n ) 1 es el número
finitarios. Naturalmente, la teoría formal y su lenguaje de argumentos del predicado y j > 1 es para distinguir los diver-
deben necesariamente preceder a la metateoría y a su meta nos predicados posibles con n argumentos; un conjunto numerable
guaje. cle funciones ff(n > 1, j ) 1); y un conjunto numerable de cons-
til
Finalmente, en tercer lugar está la teorla matemática que tantes ar, (i >'1). Es fácil definir los restantes símbolos lógicos
ll
{r sulta al dar a la teoría formal una interpretación. En nuestro comúnmente empleados, como V (disyunción), ¡ (copulación),
esta teoría es la teoría de números o aritmética elemental =r
(equivalencia o mutua implicación), a partir de los dos únicos
rill parte, la más clásica, de la matemática. Aquí matemática se Conectivos lógicos permitidos. Que la teoría formal sea de primer
tiende en el sentido clásico obvio, resultante de la evolución orclen (o elemental, como también se dice), quiere decir que no
tórica y tal como figura en los libros de texto y es tratada por ¡e admiten predicados ni funciones que sean argumentos de otros
matemáticos profesionales. El lenguaje correspondiente lo ll prcdicados, ni tampoco se admiten predicados ni funciones como
remos lenguaje matemático. Es un lenguaje que se cree que ellantificadores; en general, que una teoría formal sea de primer
sentido, que debe se4 entendido y comprendido. Su estru Orden no supone restricción esencial alguna.
muy parecida a la del metalenguaje, sólo que es un hecho En orden a defi.nir las fórmulas bien hechas, abreviadamen-
que los métodos matemáticos no están restringidos a los fini to fbhs, o fórmulas formales o simplemente-fórmulas, definiremos
exclusivamente. Naturalmente en nuestra exposición el previamente lo que son los términos: 1) Las constantes y las va-
matemático es lógicamente el último en aparecer, pero es el flnbles individuales son términos. 2) Si { es una función y
ilr 86 87
rl
üi
ili
ttt", ..., to son términos entonces f: (11, tr, ..., t,) es un térm 4. Axiomas
3) No hay más términos que los generados mediante l) y 2).
Son fórmulas formales o fbhs: 1) las fórmulas atómi Los axiomas de una teoría formal de primer orden se clasifican
Ai (t1, ..., t"), donde Al es un predicado y tr,tr,..., t" son térmi en dos grupos: axiomas lógicos y axiomas propios.
il 2) Si"úyCI son fbhs y z es una variable, entonces-,ú,,ú=fi Suponiendo que t sea un término y que ú, %,7 sean fbhs,
ll (Vz)ú son fbhs. los siguientes esquemas representan axiomas lógicos:
ril 3) No hay más fbhs que las engendradas mediante 1) y 2).
A partir del cuantificador universal (Vz) es fácil definir (l) .ú > (s >.ú)
cuantifi.cador existencial (12) así: (fz) .ú es una abreviación (2) ("ú ) (s =€) = ((.ú = s4 = (ú =6))
- Kvz) -,ú1. (3) F98=-il)>(Cs=ú)=0)
(4) (yx)./(x) =,ú(t)
3. Variables ligadas y libres
suponiendo que ninguna de las variables x, contenidas en t actúe
lfir
Si queremos expresar una fórmula como dependiendo en,ú(x') como cuantificadora que ligue alguna ocurrencia libre
mente de una variable formal xr, o de dos xr, x2, etc., escribi de x,. De acuerdo con la observación al final del apartado anterior
lti
'
mos"ú (xr) o d(xr,xr), etc. Si la fbhestá afectadapor un 1o más sencillo es excluir que alguna de las variables ligadas
fiiJ{
ilil ficador (Vxr)Mhay que distinguir entre variables ligadas (o m de,ú (x,) coincida con alguna de las variables contenidas en t.
o aparentes) y variables libres (o verdaderas o nominales), de (5) (vxJ (ú ) g) (d (Vx¡) 0) suponiendo que la fbh .ú no
= =
contenga ninguna ocurrencia libre de x,.
iil'1,*'
manera parecida a como se hace en matemáticas. Por ejemplo e
lltr Los axiomas propios son los que caracterizan las diversas teo-
J" f(x, z) dx, rías formales de primer orden. En particular el llamado cdlculo
la variable x que figura como argumento de f es ligada, mient de predicados de primer orden es precisamente una teoría formal
1il1
qtte z y la x que figura como límite de integración son libres. de primer orden que no tenga ningún axioma propio. Obsérvese
lfrirl logamente, en la fbh que los tres primeros esquemas de axiomas son los del cálculo
proposicional.
(- Ai (x, xz)) = (Vxr) Al (xJ,
la primera ocurrencia de x, y la única ocurrencia de x, son 5. Reglas de inferencia y teoremas
mientras que la segunda y tercera ocurrencias de x, son ligadas.
Los razonamientos son.más claros y fáciles de formular si Las reglas de inferencia son dos: la del modus ponens del
evita que una misma variable ocurra simultáneamente en una cálculo proposicional y la de generalización propia de un cálculo
como libre y como ligada. Así es más claro escribir: cle predicados. Sean ú y I fbhs. La regla del modus ponens per-
mite inferir I en la sucesión de fbhs de una pmeba, cuando se
tengan previamente,ú y ,ú > 0. La generalización permite deducir
J. f(s, y) ds,
(x) ,ú cuando se tiene .ú i esta regla significa simplemente que en
en lugar de la integral que hemos escrito antes, pues es claro q el lenguaje formal las variables que ocurren deben entenderse,
no afecta al razonamiento de cambiar el nombre de una vari cuando interpretadas, con una interpretación general (como en la
ligada (muda). Supondremos en adelante que en las fbhs q identidad x2 : (x-z) (x * z)) y no con interpretación condi-
empleemos ninguna variable ocurre simultáneamente como cional (como-22
en la ecuación x3 l).
y ligada; para el efecto que pretendemos ello resultará más si Para llegar a la noción de-2x:
teorema hemos de decir antes lo
il
ple y más claro. que entendemos por demostración formal. Se llama demostración
l
88
i'
formal a una sucesión finita de fbhs D, D:{.ú1,,úr...,,ún},n) en.ú (x,x) algunas ocurrencias libres de x, no necesariamente to'
tales que para cada una de ellas es posible especificar uno de l d;;p;; á; íatoratrnente hay que suponer que en "ú(*,*) no.ocu-
tres casos siguientes: o bien que la fbh es un axioma y cuál; ,i"', cuantificadora dé manerá que ligue ocurrencias libres
bien que la fbh.úpse infiere por aplicación de la regla de infere de "o*ovayan a ser sustituidas por z.
x que
cia modus ponens a dos fbhs .úi,,úi de la sucesión D, tales
i < k,j ( k; o bien por la regla de iñferencia generalización
cada a una fbh ,ú* de la sucesión D tal que g ( k. Definición de la teoría y su potenc¡a
Se llama teorema a toda fbh que pueda ser ultima fbh formalizadora
una demostración formal. En particular, un axioma es la últi
fbh de una sucesión de fbhs que se reduzca a ella sola; por tan 7. Los axiomas Propios
todos los axiomas son teoremas. El que una fbh sea un
se expresa mediante el símbolo [. Por ejemplo, la expresión La teoría formal de números S, que vamos a estudiar, es una
tamatemátic^ | g quiere decir que g es formalmente teoría formal de primer orden con igualdad, en la -que el ^único
ble, o sea, que I es un teorema, y se lee ,,0 es formalmente prái"uá" que hay es precisamente eI t igualdad' Hay 9n S- una
mostrable>.
Como ejemplo de teoría formal de primer orden
única constante, cuyo símbolo será 0, y hay tres- funciones
que no hay ni constantes ni funciones y sólo un predicado Ar. fr.f9vfs. que represetitur"mos así: en vez de poner f(0,f?(t,s), f;(t,s)
p'ó"Iít*tót resiectivamente t' (el siguiente de t). t * s (la suma
vez de escribir Al(x,, x,) y - A?(x,, x,) se escribirá x, ( x: y x, { il t t s), t's lel producto de t por s), donde t, s son términos
respectivamente. Hay además dos axiomas propios: de la teoría fonrral.
Finalmente hay nueve axiomas propios:
(xr) (x, { xr) (irreflexividad)
(Vxr) (VxJ (VxJ (xr ( ( 1. xr:&=(xr.:x3=Xr:xs)
xz A xz xa > xr { xa) (transitividad)
2. xr: & =xi:7'
Una interpretación que sea un modelo de esta teoría se di
que es una estructura parcialmente ordenada.
3. tr **l
4. x;.: x;= xl : Xz
5. x1f6:xt
6. Teorías formales de primer orden con igualdad 6. x, f xí: (x. f xs)'
Supongamos que en un¿ teoría de primer orden s y / son 7. xr'0:0
minos y que exista un predicado Al cuyo empleo lo abrevia 8. x, . (xi): (xr . xz) f xr
escribiendo s: t y slt en vez de escribir Af(s,t) y
-Al(s,t
Entonces, se dice que esta teoría formal de primer orden es co s. .ú@) )
Kv4(e@\ = ú(a',\) = (vz).e@D.
igualdad si en esa teoria las fbhs
Este sistema de axiornas constituye una formalización rigu-
(yxr) (x.:xr) (reflexibilidad) rosa de los cinco axiomas de Peano, formulados antes por Dede-
kind, definiendo implícitamente los conceptos de <{cero>, *número"
(x : z > (.ú (x,x) (posibilidad de sustitución) y ..el siguiente de". Los dos primeros definen implícitamente
=,ú (x, z))
át preaicáao de igualdad y su aplicación a la tunción de formar el
son axiomas o teoremas de la teoria. En el segundo teorema.ú sigüiente. El tercéro y cuarto corresponden exactamente a los de
una fbh arbitraria y se entiende que ,ú (x,z) surge al susti Páano; el quinto y sexto definen implícitamente la función suma;
9f
y,el séptimo y octavo son asimismo suficientes para definir i Al símbolo 0 (constante) hacemos corresponder como inter'
citamente la función producto. pretación suya el número natural cero.
El último axioma, que es el único que propiamente no es Las funciones siguiente, suma y producto formales las inter-
axioma único, sino un esquema que equivale a una infinidad pretamos como siguiente, suma y producto de número naturales'
merable de axiomas, es especialmente importante y define El predicado de iguatdad lo interpretamos como relación de
malmente el método de demostración por el principio de la identidad entre números naturales, es decir, aquella relación que
ducción matemática. En ese axioma 9 se entiénde que z es tiene lugar entre dos números naturales m y n sólo y cuando m
variable y que .ú es una fbh cualquiera. Es digno db o y n son el mismo número natural.
que el número de fbhs ,ú (z) es numerable, mi,entras que en Se comprueba inmediatamente que a las fbhs corresponden
axiomas de Peano y en los textos de matemáticas al háblarse en la interpretación fórmulas matemáticas correctamente formu-
"propiedades> de los números naturales, o sea, subconjuntos ladas, es decir, fórmulas que tienen sentido. En particular, si
conjunto de números naturales, el principio de induccién se la fbh es cerrada, es decir, que no tiene ninguna variable libre,
blece para un conjunto no numeráUte ¿é propiedades. entonces la fórmula matemática correspondiente tiene un sentido
bien definido y único y ha de ser necesariamente verdadera o falsa.
Por ejemplo a las fbhs
8. lnterpretación estandarizada
Lo más importante de la interpretación de un sistema forma
xr'+6"' - xr"'
consiste en señalar un conjunto no vacío de objetos o elemen- (Vxr) ((xr'xr) * ((x, * xr) * 0') : (x1')'(x"))
tos, D, llamado el dominio de interpretación, en eicual se supone
que las variables de la teoría formal d.e primer ord.en tomai va-, corresponden las fórmulas aritméticas
lo.res. En principio este dominio de intérpretación D se puede
fijar arbitrariamente y el número cardinal de D puede sei cual- (x*1)*3:x*3
quiera, con tal que no sea cero. IJna vez fijado D ñay que señalar. xz*2x* 1 :(x* 1)', xe¿l',
los elementos de D que corresponden a las constantes áet sistema
formal, luego las opéraciones b funciones definidas en D,' con va- de las cuales la primera es falsa y la segunda es verdadera.
lores en D que corresponden a las funciones fl del sistema formal La interpretación de una fbh que contenga una variable libre
y fi.nalmente las relaciones o subconjuntos de D'que corresponden es una propiedad (relación de un solo argumento), o sea, un sub'
a los predicados Al. Así es posible establecer una correspond.encia conjunto de ¿lr; es decir, el conjunto de números naturales que
poseen tal propiedad. La interpretación de una fbh con dos va-
o interpretación de los símbolos, fórmulas y teoremas del sistema
formal con los correspondientes símbolos, fórmulas y teoremas riables libres es una relación binaria, o sea, un subconjunto deJrz;
de los elementos de D. En'cuanto a la interpretación de los co- es decir, el conjunto de pares ordenados de números naturales
nectivos, que satisfagan la relación. Y así sucesivamente para fbhs con un
de puntuación y cuantificadoñs, es la obvia y co-
rriente del:iglgs
cálculo de predicad.os. número mayor de variables libres. Por ejemplo, a las fbhs
Vamos a dar ahora con mayor detalle la interpretación es- (lxr) ((xr'x,) * xr' : x, +T")
tandarizada del sistema s, es decir, aquella que tuvieion presentes
en la intención Dedekind, peano, Ruisell, Hilbert... ..ta.rdo d"fi- (xr. xr) * ((x, * xr) *O) : (xr')' (xr')
nieron el sistema S de la teoría formal de números. (xr'xr) +xr':x,+0"'
- La interpretación estandarizada, por otra parte obvia, se ob-
tiene así: El dominio de interpretación de s eiel conjuntá de los
corresponden respectivamente: aquella propiedad de los números
naturales ¿ en virtud de la cual existe un número natural y tal que
números naturales incluyendo el cero, conjunto o dominio que
representaremos por -,f . x'+Y*1:x*3;
92 93
aquella propiedad de los números naturales .r, en virtud de La interpretación estandarizada de la teoría formal de núme'
cual se tiene ros S se admite que es un modelo (eI modelo estandarizado) de S;
así lo creen confiadamente todos los matemáticos. Si además se
IilLi
x2 l2x*1:(x*1)r; admite que la teoría aritmética de números, o bien aquella parte
de las matemáticas que forman el rango de la interpretación estan-
y aquella relación binomia entre números naturales .r, y, en vi darizada, contiene una interpretación de fbh que es falsa, por
de la cual se tiene ejemplo, se admite que 1 : 2 es falso, entonces es claro que re-
till sulta que S tiene que ser consistente.
il¡
x2*y*l:x*3. Nadie duda de que 1 :2 sea aritméticamente falso. Pero el
lili
Estas tres relaciones pueden obviamente identifi.carse suponer al nivel de verdad metamatemática incuestionable que
il1 tivamente con los conjuntos siguientes: la interpretación estandarizada sea en efecto un modelo de S
ofrece ciertas inconveniencias: en primer lugar eso sería invertir
{xl(l v)(x, * y * I : x f 3) y : 10,1,2 | los términos del programa de Hilbert, pues esa demostración de
consistencia no es directa, sino precisamente suponiendo lo que
il' * l: (x * l), t:"y
ilt 1x lx, * 2x
se quiere demostrar; eI comprobar que los axiomas son verdade-
{(x,y)lx, * y * I : x * 3 }: { (0,2),(I,2),(2,0)}.
lll I
95
:
i
i
Desde luego, se puede empezar de una manera obvia (ger elementales sean expresables en la teoría S mediante fuhs. Si éste
.
zación y particularización) por generalizar los ocho primeios fuera el caso, habría fbhs de la teoría formal S que en la inter-
mas propios poniendo términos arbitrarios t, s, r dé S en vez pretación expresarían teoremas (proposiciones verdaderas) mate-
las variables x1, x2, xr. Después pueden d.emostiarse formalme máticos, pero que tales fbhs serían indemostrables formalmente
todas las_ leyes formales-de la adición y multiplicación y esta en S. Veremos que tal es el caso y ello es el contenido del famoso
cer que S es una teoría formal de primér ordeir con iguáldad. e importante de incomplitud de Gódel (1931).
Llamaremos numerales a los términos que se obtiénen al Para una mejor comprensión de este teorema, en la próxima
car al cero la función siguiente un número-finito de veces. R sección expondremos con algún mayor detalle la potencia forma-
sentaremos por 01,7,...,ñ',... tor numerales lizadora del sistema S y el proceso de aritmetización de la meta-
los números naturales ,0,1,2,...,m,.... Se d.emuestian para matemática efectuada por Gódel mediante la numeración que lleva
numerales las mismas leyes de igualdad y desigualdad que v cl nombre de su autor.
para los números naturales. se introducé también sin áificul
la relación de orden en S. Por ejemplo t ( s es una abreviación Aritmetización de la metamatemática
(Er)(r+0 At*r:s). 11. Funciones y relaciones de la teoría de números
También se puede introducir ra noción de divisibilidad Se llaman relaciones de la teoría de números aquellas en que
puede establecerse la existencia y unicid.ad (que representarefi sus argumentos son números naturales; si la relación relaciona n
por 3') del cociente 5r el resto de la división dé x poi un divisor ' argumentos puede identificarse con un subconjunto de¿f", como
ya hemos indicado (apartado 8). Análogamente se llaman funcio-
F d+0 =(l'e)(3,r¡(x : d.q + r^r < d). nes de lateoría de números aquellas que aplican -4r" en¿f, supuesto
que tengan n variables independientes; o sea, que tanto sus argu-
¿Hasta dónde puede extend.erse Ia formaluación de la mentos como sus valores son números naturales; pueden identi-
de números? Suele distinguirse entre teorÍa de números e ficarse con un subconjunto de ¿1r".'.
tal y teoría de números analítica que emplea en las d.er Se dice que una relación de la teoría de números R(x,,...,x")
nes métodos del análisis ajenos a- la ariimética de los cs expresable en la teoría formal S si existe en S una fbh
naturales. Parece natural que toda la teoría d.e números elemen .ú(xr,...,x") tal que se tenga:
forme parte del modelo eétandarizado de la teoría formal de r
meros. Pero cabe sospechar que no sucederá lo mismo con 1) Si Rlk,,..-,k^) es verdadero, entonces l.ú(R,,...,R")
teoremas de la teoría analitica de números. En algunos cr 2) Si R(kb ..., k,) es falso, entonces | -.rl (k=,, ..., k"),
parece que estos teoremas ni siquiera pueden ser formulad,os
diante fbhs de S. En otros, sencilhlñente se desconoce act donde kr...,k* son números naturales arbitrarios. Por ejemplo, la
relación ternaria x, * x, : xr es expresable en S.
lnente si es posible obtener en S una demostración formal
la fbh correspondiente. Parece que podría definirse precisaÁ. Se dice que una función de la teoría de números f(xr,...,x") es
como teoria elemental de números áquella parte de la teoría representable en la teoria formal S si existe en S una fbh
números, o sea, de la aritmética, quá constiituye exactamente ú (xt, . . ., x"*r )
Lrl
modelo estandarizado de la teoría tormal S. Éero, entonces, tal que se tenga:
rece que se prejuzga ya, que si hay teoremas de la teoría de
lr meros_ (analítica) que no pueden obtenerse por métodos eleme l) Si f (k,,...,k.) : k"*,, entonces ¡ sl (R,,...,R"-,)
tales (¿finitarios?), estos teoremas no podrán ser contenid.os t 2) t (E, x,,,) sl(k,,..., k", x",,),
el modelo de S y por tanto el programa de Hilbert ha de resul
ineficaz; y ello a pesar de que pueda ser que tales teoremas donde kr, ...,ko,, son números naturales arbitrarios.
96
I
;i
e4 [' ¡nn$on S"oa*t aga td
Por ejemplo, la función cero y la función constante ( o bien, si n : 0,
cualquier número de variables y cualquier constante); las
nes que dan el siguiente o la suma o el producto de dos
son funciones representables en S. La función proyección Ul tal q
I f(0) : k, número naüural constante,
t ltv + 1):2(Y'f(Y))'
U\(xu...,lco) : )c,
Sea g(xr,...,x,,2) una función de la teoría de números que
satisfagala condición siguiente: cualesquiera que sean los números
es también representable. naturaies kr,...,kn existá siempre por lo menos unaraiz o solución
Si R(*r,,..,x*) es una relación (se entiende siempre de la (número natural) de g(kr,..,,k,,2):0. Sea ¡r el operador que
ría de números), entonces se llama función característica de aplica-,!r" en¿{, de módo que cualesquiera que sean rr, ...,xo da
relación R a la función C"(tcr,...,x^) tal que sea: el número natural z mínimo, que representaremos por
f0f
tenga Fú y l- ,ú; es decir, que tanto ,ú corno ru .ú sean f Concretándonos al sistema formal S esta noción de complitud
-
mente demostrables. Ahora bien, como .ú=(-.ú=g)es una Ü;p;;;;;;e referida a la- propiedad de verdadera en la in'
logía, resulta que si existe una fbh para la-cual simultáne¿ ,átu"i?" estandarizada, en fdrmá enteramente igual a -lo dic-hg
;i#";;;;'ú";;tó";¿ cónsistencia. o sea, que la teoría fomal s
I ú y| entonces se tiene también | 0 cualqttiera quo
la fbh B. -,ú,
Por tanto para demostrar que una teoría de iitá ".*pf"ta si toda fbh que no contenga ninguna 1utitbl."P:,"
es formal-
den es consistente basta demostrar que hay una fbh que v oue sea verdadera;-i; i'nterpretaciónlstandarizada
formalmente demostrable. ín*t" demostrable en
.-----e''hnocióndecomplituddeSselimitanlasfbhsqueno
S.
Observemos que esta noción de consistencia ha sido
lada en conceptos del mismo sistema S. Si interpretamos su sru" iot-J;ente demosfrables, mientras que en la noción de
iá"rirtá""ir se limitaban las formalmente demostrables. Si en
tenido en el modelo estandarizado, entonces es claro que la
;;;";A formal ¿" p¡-"t orden se quita un axioma, si. antes -
sistencia de S significa que sólo fbhs que interpretadas en el que si antes era
delo sean verdaderas pueden ser formalmente demostrables en eiá consistente lo será-después afortiori, mientras
;;pi;t.'podrá ser que ae¡e a"-serlo; si se le añade un axioma'
La definición de consistencia fuerte que damos a conti -consisiente
podrá ser que después de añadido
establece también una limitación en la clase de las fbhs que entonces si antes era
mientrai que si era completa' después lo
ser formalmente demostrables. af u"io*u deje de serlo,
Se dice que una teoría de primer orden que tenga los mi será a
--^-E; fortiori. .,-,--
un sis-
símbolos que S es fuertemente consistente si se verifica lo tiuto qu" Hilbert esperaba que-s-e podría construir
tema lormat {ue formaluaia la aritrnética, como- el S' que fuera
guiente: si "ú (x) es una fbh y se tiene para todo numeral ñ
simultáneamenteconsistenteycompleto;yestimaba-queellocons-
¡.ú(at), entonces se tiene que la fbh(1x) -ú(t) no es de la incontrover-
iii"itiu una suficiente fundamentación absolutaaritmética.
mente demostrable. Si se admite que la aritmética o interpre y teoremas de la El teore-
iiUl" de los métodos
estandarizada es un modelo, entonces es claro que S es ""r¿u¿ que s no es simultáneamente
mente consistente. También es evidente que si una teoría Áu a" i""o_plitud de Gódel imptica
;;;titr;;" 5i completo, y haceyque la de Hilbert sea
como la supuesta, es fuertemente consistente, también es cons -pretensión
que tuera posible ha de
muy prouaUiementle imbó9i!t9, caso dé
tente (o simplemente consistente como también se dice). En difícil demostrarlo'
En particular en S se tiene F x : 0- + x, y por tanto para ,"r"
"ittuotdinariamente
numeral *-,F ñ:0 -F ñ; de donde por la consistencia fuerte Construcción de una fbh indecidible
17.
deduce que la fbh (lxr) - (xr:0 + xr) no es forrralmente
mostrable y por tanto S es simplemente consistente. Consideremos ahora la relación W(u,t¡) que tiene lu 3l' o sea'
Como consecuencia del teorema de Gódel es posible pro .'árdadera cuando a es el número de Gódel de una fbhd (xr)
el sistema S por la simple adición de un nuevo axioma, obten ",
á; S, que contiene la variable x, libre, y rl es el número derela-
Gó'
una teoría formal de prirner orden (con los mismos del de una demostración formal de.ú(u). Por consiguiente, la
que S) que es simplemente consistente y no es fuertemente iiO" W(u,v) es el subconjunto de;fz formado por los pares or'
sistente. á"ou¿oi de-números naturales (u,v), tales que el primer u sea
;i;;;;t; de Gódel de una fbh"ú (x,) de que contenga una-variable
Gódel de una demostra-
itb;";;tei segundo r¡ sea el número
16, Complitud ción formal de.ú (i) en s. G6del consiguió demostrar, creando
la
La noción de complitud es opuesta a la de consistencia. notable función I que lleva su nombre,
dice que una teoría formal de primer orden es completa si I : (x, y, z)e,tlrs -+ I (x, Y,z)e,Ár,
toda fbh que no contenga ninguna variable l7bre, .ú, se tiene
lúo|-.ú; es decir, que una de las dos (o las dos)"ú o- donde p(x,y,z) es el resto de la división de 7 *y(z * l)-por x'
es formalmente demostrable en la teoría. ;;;1;i;¿í¿; wfu,t¡) es recursiva y por tanto expresable en s
r03
102
mediante unLa fbhl/.'(x1, x") con dos variables xl, x2 libres; de modo nitos de números y por consiguiente al estudiarlas metamatemá'
que si W(k,m) es verdadera entonces ¿'/.tr(E,ñ) y si W(k,m) es ticamente lo hacemos siguiendo el método de Ia aritmética ele-
falsa enton ces ¡ @,fi¡. mental. Pero del estudio metamatemático resulta que si m fuera
Consideremos-Xy ahora la fbh el número de Gódel de una demostración formal de [""] enton-
ces W(k,m) sería verdadero en nuestra metamatemática. Pero
(y x") -'//r (x,,xr) [n] precisamente porque el método metamatemático es igual al de la
aritmética, resulta que W(k,m) seria también una fórmula atit-
de la lge¡i. S, que contiene una variable libre xr. Sea k el número mética verdadera y además equivalente a una relación expresable
de Gódel de ["] y consideremos también la fuh en S. Por tanto se tendria quel-tl^(E,m).
(vx,) -"//'(k,x") De modo que partiendo de S con la fbh [**] pasamos a la
[**]' metamatemática, pero en virtud de la aritmetización de ésta reali-
de la teoría S, la cual no contiene ninguna variable libre. zada por la numeración de Gódel, nos encontramos en realidad
El teorema de Gódel implica que la fbh [""] es indecidible, en la aritmética y de ésta a través de la interpretación estandari-
.i 19_ supone que S es fuertemente consistente. Aquí indecidible zada volvemos a parar a S. Con lo cual se concibe la posibilidad
significa que ni ["*] ni - l*ol son formalmente demostrables. de que la fbh [""] contenga ímplicitamente alguna afirmación
En general, se dice que una teoría formal es decidible si existe (metamatemática) sobre sí misma.
un algoritmo o procedimiento mecáLnico que permita averiguar si Esta circularidad connota sin duda las circularidades que he-
una fbh cualquiera de la teoría es formalmente demostrablé o no. mos visto en las paradojas semánticas.
Obsérvese que en S, por ejemplo, es claro que dada una ex- En particular hay un parecido que llama la atención entre
presión formal es posible decidir si la expresión es una fbh o no, la fbh ["*] y la expresión o sentencia de Richard en la paradoja
pues la expresión misma contiene toda la información que nece- del mismo nombre. Este parecido no es meramente casual. En
sitamos para comprobar paso a paso si la expresión es una fbh o realidad, el teorema de Gódel al escapar a la paradoja, aunque
no. Pero dada una fbh, es muy distinto poder decidir si existe o no rozándola muy de cerca, parece nos muestra también cuál es el
otnrco> sutil latente en la paradoja de Richard.
una demostración formal de la misma; pues carecemos de infor-
mación inmediatamente disponible de las fbhs que constituyen Al parecer el paralogismo oculto en la paradoja de Richard
los pasos de la demostración formal y ni siquiera sabemoJ lo está en que se da por supuesto que se puede llegar a saber si una
larga que pueda resultar. sentencia escrita en buen castellano expresa o no una función de
Se demuestra que el cálculo proposicional es decidible. para la teoría de números. Pero probablemente no existe ningún algo-
ello se emplea una interpretación en un dominio con dos elemen- ritmo que permita decidir si cualquier sentencia correctamente
tos o lo que es equivalente se emplean tablas de verdad. Si del escrita en castellano expresa o no una función. Consiguientemente
sistema S se quita la función.(producto) y los axiomas propios 7 no se puede formar la lista y desaparece la paradoja.
y 8 se obtiene un sistema que resulta decidible. pero una de las
implicaciones del teorema de Gódel es que S no es decidible.
19. El teorema de incomplitud de Gódel
Disponemos ya de todas las nociones para poder enunciar el
18. Relación con las paradojas teorema de Gódel e incluso para dar su simple demostración des-
pués de los resultados que preceden.
La fbh de la teoría S presenta cierta circularidad. parte
¡";x-1 Teorema de incomplitud de Gódel (1931):
de la fbh [""] la tbhl{(E,x,) que contiene una variable libre xr,
es
o también la fbh -'///(E,xr). En virtud de la numeración de Gódel I. Sl S es consistente, efttonces ta fbh ln"l no es formalmente
estas fórmulas pueden considerarse equivalentes a conjuntos fi- demostrable en S.
104 105
II.
Si S ¿s fuertemente consistente, entonces Ia Íbh - L misma de la relación W (u, v), apattado 17 , y por tanto (4) es tam-
no es 'formalmente demostrable en S. bién verdadera. O sea, que en todo caso (4) ha de ser verdadera'
Ahora bien, aunq-uó (4) sea verdadera, si s es consistente, la
Según lo expuesto en los dos párrafos precedentes resulta fbh [**] ha de ser formalmente indemostrable, pues si se tu-
mediatamente de este teorema que la fbh ["*] es indecidible en viera- (lj acabamos de demostrar que S sería inconsistente. Se
asimismo que S es incompleto, de donde el nombre dado al p""á"'rásumir diciendo que la fbh ["n]. explg:1 su propia. inde-
mostrabilidad formal. Pará el que considera [**] con detenimien-
Demostración de I. Supongamos que [*"] fuera f, to, [*"] expresa que (4) es siernpre verdadera; pero que si S es
demostrable, o sea que consistente, entonces [**] es indemostrable. No deja de ser nota-
Ule que en el sistema iormal S (supuesto consistente) una fbh sea
(1) F(Vx,) -'/t(F,x,). i"á"ÉiArut y no obstante sepamos que su interpretación en el
modelo estandarizado sea ciertamente verdadera'
Sea m el número de Gódel de esta demostración. E DemostraeióndeII.Puestoque[o*]noesformalmentede-
mediante el axioma lógico (4), apartada 4, y aplicando el mostrable en s, supuesto consistente, cabe preguntarse si- acaso
panens (o sea, haciendo xz : ñ y sustituyendo) de la (1) se - [**] será formaknente demostrable en S. Pues, en general, para
,rrrá fbn que no contenga ninguna variable libre, parece-que cabría
f t*ot o bien ¡ - i**t'.Ahora bien, después de lo dicho,
(2\ | -7/' (8, m). "rp"iur
si'F - [**], este resültado sería en verdad desconcertante' La
Por otra parte, si m es el número de Gódel de una s"gunaa parte del teorema de Gódel nos asegura que suponiendo S
ción de [**], entonces la relación W(k,m) es verdadera y fuJrtemeirte consistente podemos demostrar que no se tiene
tanto L-- [**].
' Ér, efecto. Si S es fuertemente consistente es también consis-
(3) ¡'//'(k,m). tente (apartado 15), y por tanto, en virtud de la primera parte'
no exiitá ninguna demoitración formal de [**]. Ahora bien, puesto
Por tanto, si (1), entonces (2) y (3), o sea, que S no es -es
qie W(k,v) verdadera sólo cuando r¡ sea el número de Gódel
tente. Puesto que por hipótesis S es consistente resulta que (1) á" ottu demostración formal de [**], si ésta no existe, resulta
imposible, como queríamos demostrar en esta primera parte. que W(k,v,) es siempre falsa cualquiera que sea el número natu-
Antes de demostrar la segunda parte, examinemos más iul t,. ieío' h relación W(u,t¡) es expresable; por tanto, haciendo
cerca la fbh [*n], que es en verdad notable. Puesto que [**] n : 0, r¡ : l, v :2, etc., se tiene
contiene ninguna variable libre, su interpretación en el
estandarizado es una proposición aritmética, l--{ (E,i), a-YrG,T), l--'w' (t-,7), etc.
(4) (Vv) - W(k,v), De donde, teniendo en cuenta la hipótesis de la consistencia fuerte
de S, se obtiene que no existe una demostración formal de
que tiene perfecto sentido y necesariamente ha de ser (1 xr)1/r (F,xr), o Io quets lo mismo no existe una demostración
o falsa. En (4), k es el número de Gódel de lá fbh [*] y u es formal de - (Vxr) -"///(E,xr), como queríamos demostrar'
variable o sea un número natural arbitrario.
Naturalmente, si se tiene (1), es decir, si existe una demost
ción formal de [**], entonces (4) sería verdadera. Pero si no 20. Prolongaciones del s¡stema S
tiene (1), es decir, si no existe ninguna demostración
de [**], entonces, cualquiera que sea el número natural r¡ se La incomplitud demostrada por el teorema de Gódel no es
gue - W(k,t¡) es siempre verdadera, en virtud de la fácil de re-e^diat. Damos a continuación unas consecuencias in-
t06 107
I
t09
o$ta¡"a{."t @*ooi"&sgo \
cipio de indeterminacién de Heisenberg en mecánica cuántica, Bibliografía
aquí, al parecer en el plano mucho más abstracto y profundo de
matemática o lógica pura. I Becxnn, O., cfr. Ill, Bibl. primera parte, cap, 2,
Por otra parte, al considerar la fbh formalmente indeci 2 Bnltacnnner, P., y PurNllr, H., cfr. t3l, Bibl. primera parte, cap. 1.
3 Bounmrr, N., Eléments de Mathématique, Livre I: Théorie des Ensembles,
ble [**], resulta que en su sentido o interpretación aritmé París, Hermann, l9ó0,
sabemos que es verdadera, o sea, que la cuestión de conocer 4 Cunn¡ H. 8., Outlines of a formalist PhíIosophy of Mathematics. Colec-
está decidida. Esta superioridad de los rnétodos aritméticos ción "Studies in Logicn. Amsterdam. Nofth-Holland Publishine Company,
1951.
los del sistema S parece que puede interpretarse de varios bis Dou, A., uEl teorema de incomplitud de Gódel>, Publícaciones del Se-
4
El más simple parece ser sospechar, como ya hemos insi , minario matemático García de Galdeano, núm. 10, Zaragoza, 1969,
en el apartado L0, que los métodos de la teoría de números 5 Ev¡s y Nnwsom, cfr, [3], Bibl. primera parte, cap. l.
tica no pueden ser todos formalizados en S, sin que ello impli 5 bis Góom, K., Ueber formal [...] unentscheidbare Sátze der Principia Ma-
que sean métodos radicalmente distintos que no puedan ser thematica und verwandter Systeme I, Monastshefte für Math. und Phy-
sik 38 (1931), 173-198. También On undecidable propositions of formal ma-
malizados por ejemplo en ninguna teoría de primer orden; m thematical systems, apuntes de lecciones dadas en el Institute for Advanced
bien parece que el poder formalizar toda la teoría de r Study, Princeton, tomados por S. C. Kleen y J. B. Rosser. Ambos trabajos
incluso analítica, es cuestión de emplear un sistema con más sí han sido editados por M. Davis en la antología The Undecidable, Raven
Press, Nueva York,
bolos o con más axiomas que S, y quizás a costa de renunciar 1965.
Hrr,mnt, D., Die Grundlagen der Mathemalik. Discurso en el Seminario
carácter finitario. matemático de Hamburgo, 1927. Hamburger Mathematische einzelschrif-
A veces parece que se interpreta el hecho de que sepamos q ten. 5 Helft, 1928.
la interpretación de la fbh [**] es verdadera, a pesar de ser i 7 Hlt-nnnt, D., cfr. I8l, Bibl. primera parte, cap.2.
mostrable en S, como si la inteligencia humana y consiguien 8 Hrr¡enr, D., y BERNlvs, P., Grundlagen der Mathematik. Berlín. Verlag
von Julius Springer, 1934.
mente la capacidad del cerebro humano estuvieran por encima 9 KlruN4 S. C., cfr. tlOl, Bibl. primera parte, cap. 3.
todo lo que puedan dar de sí los calculadores artificiales; pues 10 KNrenoNe, G. T., cfr. t5l, Bibli. primera parte, cap. l.
admite la identificación de las funciones computables por un c 11 MrNnrrsoN, E., cfr. I5l, Bibl. segundá parte, cap. l.
putador con las funciones recursivas y éstas son precisamente 12 Nacn, E., y NrwnrlN, L R., Gódel's Prool. New York University Press,
1960.
representables en S. Se concluye, entonces, que el hombre en l3 SxorEn, Trr., v otnos, Mathematical interpretation of formal systems.
función cognoscitiva o intelectiva no puede ser ni siquiera en Colección ustudies in Logico. Amsterdam. North-Holland Publishing Com-
ría totalmente sustituido por máquinas o robots. Todo esto, pany, 1955.
Wuc, H., cfr.
rece que de momento es en efecto así. Con todo, esta manera t4 1121, Bibl. primera parte, cap. 3.
I5 Wrrrtnrrrm, A. N., y Russnrr,, 8., cfr. t8l, Bibl. segunda parte, cap. l.
razonar parece que deja harto que desear. Por un lado la ve
de la interpretación de la fbh [**] sea quizás empírica, pues
basada en la consistencia de la aritmética; por otro lado el ce
humano funciona estadísticá y quizá también analógicamente
puede ser que sus funciones no sean totalmente reducibles a
de un computador dígito, tal como el idealizado por A. M. Tu
( 1e36).
Todavía parecen más oscuras las relaciones que pueda
entre el teorema de incomplitud de G6del y la filosofía de
matemáticas en orden a su fundamentación.
tf0
4
El intuicionismo
La matemática intuicionista
1. Desarrollo histórico
fi3
de lo que
gencia el problema de la fundamentación. Inmedia :ción matem ática, no se puede dar' Pues la intuición a
potente y consistente una teoría intuicionista bien es esa construcciOn matemática mental es irreductible
-o^tros
consiste en
debida al genio de L. E. J. Brouwer (1882). Como pt.r *át pilmitivos.-ni iiuuu¡o-a"t intuicionista
suscitarla en otros'
colegas contemporáneos de Brouwer hay que citar a K rollar esa construcclón mental discutirla, p-:t:-lji-
Poincaré, Borel y Weyl. luso estructurarla y formalizarla lo mejor posible.',
farece que fue L. Kronecker (1823-1891) quien arguyó rraur ¿" que todo éro tto es más q9:. "t pto-t-"t:..1:.ip::ltff:
mera vez contra Dedekind y especialmente contra Cantor,
los objetos matemáticos que se manejaban no podían ser,
;ilit":'ffi;ffi;il;J
igenia; es decir, q""
"'J""i¿ti.'u .T "n" ".'?11: en
t"t l.:,1y"iu:-l{::.1iu"
J:
l1 algo
truidos, entonces el contenido de los teoremas era vacío temático ""^p""4"
anterior, q"" tlu más radical o primitivo')
"iüa;- -2
especulaciones meros castillos en el aire carenües de sen
(J. H. Poincaré (1905) puso de manifiesto el papel esenc
;", ya que Á' H"vtiog afirma q"." "",1::1:::,:?:::?-.
áÁpiricó (purety empirical-t'ac.t);
ro expresa un hecho ;;ñ;ffi
á,:.*":11 :i",tt3 TIY'i*:;:
la intuición del principio matemático de inducción completa
construcción y fundamentación de la matemática.)
saber,
il:ffii.'
que se ha conseguido
é;;J"T"";;;#;
llevar
Áát"*¿ti"u' oue 2 2 i : 3 * 1' euo
E. Borel y H. Weyl véanse los textos que hemos citado en la debe interpretarse de. qu.1 - tllit:111=-t"10:;t1:
mera parte, capítulo 3, apartados 3 y ó respectivamente. En "r'-"1t""li¿"
construccion", *"ntui", á" miembro v se ha encontrado que
ticular H. Weyl arguyó con buenas razones, en su obra Das "u¿u
dan el mismo resuttado. continuando según
el mismo Heyting' eI
tinuum (1918), y luego en su Phylosophy of Natural Sciences (t ,nut"-lti.o se caracteriza porque se ocupa sólo de
-alguna
y 1949), que a pesar de la obra de la aritmetización del anál ;;r;il;;t. l*pirta verbad en lo relativo
Ia construccion *"niui v
éste no podía resistir una seria crítica, pues estaba plagado al mundo exterior'
""
tantos círculos viciosos que <cada célula del poderoso por tanto por.vía-exclu-
dl-a matemática intuicionista procede en cierta manera
estaba infectada por el veneno de la contradicción". siual simultáneamente genética^y existenci'al'
(Brouwer es el fundador del intuicionismo. Entre los más categórica, empezando pócisamenie-por la construcción -mate-
cisos y brillantes expositores de éste pueden citarse A. Hey una construc-
Áatiru_ de los n i*eto't naturales' Llevada a cabo goza de aque'
(1898), S. C. Kleene (1909) y P. Lorenzen (1915). Respecto de cién matem ática, la;;;td; matemática resultante
t" hutt sido otorgadas por la
fundamentación filosófica del intuicionismo existe un valioso llas propiedad.es, y ;;*;át,-il"
tículo de David García Yacca (1933). Estos son los autores a construcción matemática¡
que nos remitimos para una más completa exposición y deducci
de la matemática intuicionista.)Señalemos finalmente en esa lí
que varios importantes párrafos de K. Gódel sobre la fund 3. La intuición matemática
tación de la inatemática (en su crítica del logicismo y sobre
matemático es
problema del continuo de Cantor) acusan un notable carácfer Hemos dicho que el objeto del intuicionismo
tuicionista. una construcción mental típica, cuyo origen o comienzo puede
ttú*"toi naturales' Nos queda
ponerse en la const*""ió" ¿e tbs
t"g""áo "l"mtoto.fund-amental' la intuición ma-
;;il;"tl "o*o y de ser c,ondi-
2. La construcción mental como objeto temática misma, cuya actividad, potencra mane-ra
matemáticas
de la matemática intuicionista ciona evidentemente .l- iita"téi de las entidades y estudio de
consrruidas. observem;;, á; p;r;, qu<la descripción
(El principio de construcción, o de constructibilidad, que la construcción merrtai i ¿"'la iniuición matemática no forman
el principio básico del intuicionismo matemático afirma que lá-matemática íntuicionisb propiamente' sino que están
matemática es el estudio de un cierto tipo
;t;;; ñlosofía de las matemáti-
en un plano prem";*átiJ-;-me¡or.áe
-matemático-
construcciones mentales.)Una definición perfecta, sin ambi ;;ttY^que 1á oscuridad o ambigüedad que aqu! 9n este campo
de qué es lo que constituye una construcción mental como no tiéne por qu'é invalidar' y de hecho
filosófico pueda encontrarse
114 fr5
,l
no afecta la meridiana claridad de la matemática intuicioni temporal del ser humano, parece que desempeña un papel abso'
propiamente tal. lutamente necesario en la posibilidad intrínseca de esta intuiclón,
Brouwer (1,912) señala :corno intuicionismo, que actualmen Supuesto adquirido el concepto del número I ya hemos vfsto
ha sido casi completamente abandonado según el mismo Brouwer cómo la intuición matemática primigenia nos lleva a la construc'
ción del número 2, y de una manera sucesiva a la construcción de
l
el apriorismo de las formas de la sensibilidad del espacio y tiem
en Kant. El siglo xrx, especialmente por el descubrimiento de los números naturales.
geometrías no euclídeas, apartó a los matemáticos del ap Por tanto, en el intuicionismo,dlos números naturales no 8e
l.r
JT \ kantiano. El siguiente párrafo condensa el pensamiento de deducen "lógicamente> como en el logicismo ni se postulan existen'
.t wer a este respecto. cialmente unos axiomas, como los de Peano o los de la teorfa
formal de números descrita, sino que se construyen inmediata'
Aunque la posición del intuicionismo parecía débil después de este mente en la mente del matemático y su valor objetivo o su verdad
,¡,1.\, (siglo xrx) de desarrollo matemático, se ha recuperado abandonando el se basa directamente en la evidencia de la intuición) Pero de la
,(i
rismo kantiano del espacio, pero adhiriéndose más resueltamente al apriori misma construcción de los números naturales se deduce inmedia'
mo del tiempo. Este neointuicionismo considera el desmembrarse de los mo- tamente, y de una manera intuitivamente evidente, que la sucesión
mentos vitales en partes cualitativamente distintas solamente puede
de los números naturales satisface los postulados de Peano, o lo
ser reunidas si han sido previamente separadas por el-que
tiempo- como el hecho
primigenio del entendimiento humano; y considera el despojar este desmem. que es lo mismo, de momento, los cuatro primeros axiomas men'
bramiento de todo contenido sentimental en or:den a intuir la simple unidad cionados en el capítulo 3 al describir el sistema S, suponiendo que
de dos como hecho primigenio del pensar científlco [3]. cambiamos lo que allí hemos llamado 0 por el 1. Análogamente,
tampoco ofrece dificultad la ordenación de los números naturales:
si en la construcción del número naturai n a partir de I hemos
4. El número natural intuicionista encontrado m, distinto del n, decimos qve m es menor q1d.e n, o
sea m<n.
No es fácil establecer los límites intuicionistas entre la ma Un momento de atención merece el teorema de inducción
mática propiamente tal y sus fundamentos más o menos intuiti completa. Naturalmente,(aquí en la matemática intuicionista se
y filosóficos. Por lo menos en primera aproximación parece p afirma explícitamente que el m'étodo de prueba por inducción
decirse que cuando se ha construido la sucesión de los nú completa es el contenido de un teorema que ha de ser demostrado
naturales, lo que como consecuencia de esa construcción se directa e intuitivamente; y no el resultado de una especulación
duzca ha de considerarse como matemática intuicionista lógica o de una convención o postulado o axioma)Ahora bien, esta
mente tal. Por el contrario, todo 1o que se pueda argüir sobre demostración no ofrece dificultad. En efecto, supóngamos que P(n)
construcción misma de la serie de los números naturales 1,2,.. sea una posible propiedad de los números naturales. Supongamos
parece debe considerarse gomo ajeno a la matemática intuici que el número uno goce de esa propiedad, o sea P(1) es verdadero;
nista propiamente tal. además supongamos que si n tiene esa propiedad, se pueda de-
Es esencial el hecho de que los conceptos mentales abstrac mostrar constructivamente que también el siguiente de n goza de
de las entidades que llamamos uno, dos, tres, etc esa propiedad, o sea que P(n) implica P(siguiente de n). Entonces
y de que forman-matemáticas-
una sucesión indefinida quede fuera de toda resulta, de una manera constructiva y por un número finito de
como algo claro y bien definido, incluso para estudiantes de pasos, que todo número natural, por su propia definición cons-
chillerato en el supuesto de que sean seres humanos norma tructiva, goza de la propiedad P.(Es decir que el principio de in-
No obsta a esta claridad y convicción el que sea conveniente ducción completa es matemáticamente válido en el intuicionismo)
necesario que se explique o sugiera a los niños el hecho de Como ha puesto Poincaré de manifiesto [14] y l3l (citado por Brou-
sucesión indefinida de los números naturales; lo esencial es q wer), es imposible, al parecer, escapar a la necesidad de apelar a
el presunto matemático lo vea o mejor lo <intuya>. Como ya esa intuición del principio de inducción completa para una co-
indicado en el párrafo anterior, el tiempo, o mejor el aprioris rrecta fundamentación de la matemática, por lo menos en algún
117
lf6
estadio de ella, cualquiera que sea la teoría de fundamentos q rables) con el conjunto de los números naturales; en resumen, los
se invoque o se siga. únicos ordinales intuicionistas son los numerables. Ello excluye las
Es fácil comprender que partiendo de esos comienzos se ll definiciones de número real de Weierstrass, Dedekind y Cantor)
a construir una aritmética de los números racionales, que en u Para llegar al concepto de número real hay que empezar defi-
interpretación abstracta coincide totalmente con la aritmética c niendo el concepto de generación numérica de los números reales
sica o con la del sistema S. Pero las cosas cambian en cuanto a partir de los racionales. A estos efectos, se identifica el concepto
entra en los números reales. de generador numérico real, o simplemente generador numérico,
Antes de pasar adelante en la construcción de la matemáti con el de una sucesión de Cauchy de números racionales. Bien
intuicionista, en el apartado siguiente, hagamos todavía, siguien entendido que una sucesión de Cauchy { a" } es aquella en la que,
a Brouwer, una observación interesante desde el punto de vista par:a todo número natural k, podemos hallar otro número natu-
de la fundamentación de las matemáticas. Por lo dicho hasta aquí, ral n: n(k) tal que la*n-a"l< l/k para todo número natu-
ya resulta claro, que(la matemática intuicionista se basa directa: ral p; es esencial que n(k) pueda ser construido, y no únicamente
mente en la evidencia de la intuición, y que el lenguaje, tanto que exista en algún sentido ajeno a toda construcción matemática.
ordinario como el simbólico, desempeña sólo un papel de instru- Se dice qúe dos generadores numéricos a -{aa} y b:{b"}
mento auxiliar y de ninguna manera forma parte del objeto formal coinciden, y se representa así: a : b, si para todo k puede hallarse
o sea de constitutivo esencial de la demostración. <Por esta razón n : n(k) tal que 14"*o-b"*n I < t/t para todo p. Si a: b es con-
el intuicionista no puede sentirse nunca seguro de la exactitud tradictorio, es decir, si la hipótesis de que a coincide con b lleva
de una teoría matemática por garantías tales como la demostra- a una contradicción, entonces lo representaremos así: a *b. Un
ción de que no es contradictoria, la posibilidad de definir sus con- teorema de Brouwer afirma: Si a # b es contradictorio, enton-
ceptos mediante un número finito de palabras, o la certeza prác- ces a : b. Omitimos la demostración elemental, pero observemos
tica de que nunca llevará a una mala inteligencia en las relaciones que es necesario darla y referida a esta particular relación, pues
humanasr' [3])Obsérvese que las tres garantías mencionadas sorl en general(el que sea contradictorio que una proposición o relación
patrocinadas respectivamente por D. Hilbert con su teoría de la sea contradictoria, no implica necesariamente que esa proposición
demostración mediante la consistencia y las dos restantes, al o relación sea verdadera)A continuación damos un contraejemplo,
recer, por H. Poincaré y E. Borel. al que haremos referencia en la sección siguiente, y que también
se comprenderá mejor después de este apartado.
Supongamos que definimos la entidad z dela manera siguiente.
5. Desarrollo inicial y extensión Sea z : 0,3333..., donde el número de treses que figura después de
la coma lo determinamos así: si en la expresión decimal de -,
No es propio de este lugar dar un desarrollo, ni siquiera ele- zr :3,14"1.59..., aparece por primera vez el conjunto consecutivo
mental, de la matemática intuicionista. Vamos a limitarnos a una de cifras 0123456789, de modo que esa última cifra9 ocupe el lugar
brevísima iniciación y a indicaciones generales. Para una introduc- k-ésimo en la expresión decimal de r, entonces ese mismo nú-
ción breve, pero sustanciosa, nos remitimos al texto de A. Hey- mero k sea el número de treses que figuren en z. Si no aparece
.ting_ [8], del que tomamos las observaciones que siguen. nunca ese conjunto consecutivo de cifras, entonces el número de
(La necesidad de sujetarse a defi.niciones estrictamente cons- treses decimales de z sea infinito. Hoy por hoy nadie sabe si, en
tructivas excluye la posibilidad de manejar conjuntos infinitos efecto, aparece o no tal conjunto consecutivo de cifras en la ex-
como globalmente existentes en matemáticas, pues ello supondría presión decimal de r', pero si apareciera entonces podríamos decir
una infinidad de construcciones parciales y totalmente acabadas
en nuestra mente en un tiempo finito y esto es absurdo. Para el qtJe z es un número racional, ,: Jo*-I.
intuicionista existen únicamente conjuntos finitos, el infinito
tencial o conjunto de los números naturales y aquellos que me- Vamos ahora a demostrar que es contradictorio el que sea
diante una correspondencia biyectiva sean equivalentes (equinu contradictorio que z sea un número racional. En efecto, suponga-
fi8 il9
mos que sea absurdo el que z sea racional. Entonces no No se crea, empero, que la matemática intuicionista haya de
aparecer el conjunto de cifras 0123456789 en la expresión de ser una mera aproximación por defecto de la matemática clásica.
pues si apareciera z seria racional y no podría ser absurdo que Como si lo más a que pudiera aspirar el intuicionismo fuera con-
fuera racional; pero si no aparece ese conjunto de cifras en zr en firmar y demostrar, fuera de toda duda, el mayor número posible
tonces z:0,3333... : I/3 que es también racional contradiciend de teoremas clásicos(Los conceptos de la matemática intuicionista
el supuesto. Luego llegamos a una contradicción y hemos son simplemente distintos de los de la matemática clásica; preci-
trado que es contradictorio el que sea absurdo que z sea raciona samente porque el método es más exigente, su contenido es más
Pero es claro que el absurdo del absurdo de que z sea raci rico, y por consiguiente puede darse el caso de que sean válidos
no demuestra en el intuicionismo que z sea racional. Pues z intuicionísticamente teoremas cuyo enunciado tomado en el sen-
está completamente construido y por tanto no puede ser admiti tido de la matemática clásica sería falsolUn ejemplo notable, de-
como un número racional intuicionista. El generador numéri bido a Brouwer, es que intuicionístic4mente "una función, que a
real z no está completamente construido como número raci todo número real no negativo ni mayor que la unidad le hace co-
porque no podemos hallar p y q enteros tales que se tengaz: p/q rrespbnder un número real, es necesariamente uniformemente con-
Este resultado choca necesariamente a la mente del matemáti tinua>. O sea, que en el intuicionismo no existen funciones reales
clásico o profesional que arguye así: o bien <existe) k y ento discontinuas definidas en todo un intervalo cerrado del continuo
z: (10o-l)/3.10o, o bien no <(existe> k y entonces z: l/3. real.
todo caso z es racional, por tanto a pesar de que no podamos
terminadamente construir z, sabemos lo suficiente para poder
cir que z es un número racional.(El matemático intuicionista a La lógica ¡ntu¡c¡on¡sta
vez arg¡tirá contra el clásico, que en su explicación la pala
<existe> no tiene un sentido sufi.cientemente claro para que p 6. Los conectivos intuicionistas
ser válido y admitido en matemáticas.) Vamos a limitarnos en esta sección a dar una idea del cálculo
Ya se comprende a través de esas leves indicaciones que proposicional intuicionista. Para una exposición más extensa nos
definición de número real es algo más laboriosa en el intuicioni remitimos al texto de Heyting y a los de S. C. Kleene que citamos
que en la matemática clásica. En particular, para llegar a la en la bibliografia.
ción de número real hay que elaborar previamente una teoría La formalización de la lógica intuicionista llevada a cabo por
conjuntos. Esto se hace en el intuicionismo matemático int Heyting, y que substancialmente es la misma que emplea Kleene,
ciendo las nociones de despliegue (spreiding en holandés, spr introduce en el cálculo proposicional los cuatro conectivos de co-
en inglés y déploiement en francés) y de especies; pero la expli pulación o conjunción, A, de disyunción, V, de implicación,=, y
ción de esas nociones nos llevaría demasiado lejos. de negación, -.
En el texto de Heyting [8] pueden verse desarrollados, a Aunque los símbolos que empleamos para representar los cua-
nera de introducción, la aritmética de los números reales con tro conectivos fundamentales sean los mismos que los empleados
importante teorema del abanico, el álgebra, la geometría y to en el cálculo proposicional clásico, su significado es distinto. He
logía del plano y la teoría de la medida e integración. En aquí, como ejemplo, un resultado que hace patente esta distinción.
estos capÍtulos resulta patente que los teoremas y demostraci En el cálculo proposicional clásico los cuatro conectivos pueden
de la matemática clásica sirven de faro v suministran apreciab expresarse en función de dos, uno de los cuales sea - y el otro
contribuciones heurísticas a la matemática intuicionista. Des uno cualquiera de los otros tres; e incluso esos dos pueden expre-
ciadamente resulta con frecuencia que no es posible demostrar sarse en función del único conectivo llamado trazo de Sheffer.
el intuicionismo un teorema equivalente o análogo al que es v Pues bien,(los cuatro conectivos del cálculo proposicional intuicio-
en matemática clásica, y ello incluso en teoremas fundam nista son independientes, en el sentido de que es imposible esta-
como el de Bolzano-Weierstrass relativo a la existencia de un pu blecer una equivalencia entre uno cualquiera y una fórmula que
de acumulación en todo conjunto acotado de números reales. contenga únicamente los otros tres.)
120 121
Aclaremos brevemente antes de pasar adelante, que en 7. La negación intuicion¡sta
cálculo proposicional intuicionista los símbolos son los m
(aunque los conectivos tengan distinto significado como expl Ya hemos indicado, apartado 2, que un teorema determinado
mos a continuación) que en el clásico; a saber, los conectivos, I de matemática intuicionista asevera que se ha llevado a cabo una
paréntesis y un conjunto infinito numerable de letras enuncia determinada construcción mental matemática. Ahora bien, una
vas Ar,&,..., que son interpretadas en el modelo estandari proposición matemática intuicionista"ú , no tiene por qué ser ne-
como proposiciones o enunciados. Asimismo coinciden en am óesáriamente un teoremai "ú tiene que contener o hacer referencia
sistemas formales intuicionista y clásico las reglas de formació a una construcción mental, si la proposición ha de tener sentido;
de fbhs (fórmulas bien hechas). En cambio son distintas natu pero puede ser que no se afirme la construcción mental referida'
mente las listas de axiomas, pues éstos son los que dan el iino q,re solamente se la connote sin afirmarla y naturalmente
ficado de los conectivos. Coincide también en ambos sistemas la sin excluir tampoco su posible afirmación. Si de hecho se efectúa
única regla de inferencia o modus paylens; por tanto coinciden, la construcción mental contenida en la proposición,ú, entonces
también las nociones de inferencia, demostración formal, de esta construcción constituye una demostración de ú, lo que re-
rema y el empleo del signo I de demostrabilidad formal, todo de presentamos así: | ,ú , y eIIo equivale a decir qae.ú ha sido de'
una manera paralela a como ha sido explicado en los aparta- mostrado intuicionísticamente y consiguientemente "ú es un teo-
dos 2, 4 y 5 del capítulo 3. rema.
La interpretación de los signos de conjunción ¡ y de disyun- Preguntémonos ahora por el significado del conectivo intuicio-
ción ! no ofrece difi.cultad, aunque conviene tener siempre pr€: nista -. Concretamente, preguntemos qué pueda significar -,ú.
sente que toda proposición de matemática intuicionista incluye, Tengamos presente que - ú, al igual que ,ú, es también una
aunque en general se sobreentiende implícitamente, que se ha proposición intuicionista y por tanto ha de connotar una cons-
llevado a cabo cierta construcción mental de tipo matemático. trucción. Para poner más claramente de manifiesto esta construc-
Así, si ,ú y9 son fbhs, entonces.ú \# es verdadero en la interpre- ción connotada, supongamos que afirmamos -,ú, de modo que
tación sólo y cuando ,ú y CI sean ambas verdaderas; y sl V 98 es tenemos l- -.ú. Entonces, por definición, el significado de esta
verdadera sólo y cuando .ú o 9& sea verdadera. La validez de esa afirmación es que partiendo de la hipótesis de una construcción
formalización mediante A y V es evidente si se considera que de mental matemática de "ú, podemos llevar a cabo una construcción
la construcción o demostración de .ú y de la de fi resulta inme- que nos lleva a una contradicción. Es claro, por tanto, que una
diata la construcción de "ú y fi; y análogamente para la diny.unción. demostración de - "ú irmiplica que la hipótesis ,ú, es decir, la hi-
La interpretación del símbolo ;¡ de implicación es la siguiente. pótesis de una construcción de .ú, es absurda.
Si-ú y Qson fuhs, entonces .ú fi será verdadera en la interpre- Sea .ú la proposición "el generador numérico real z es un
=
Tación intuicionista sólo y cuando podamos dar una demostración número racional", siendo z el definido en el apartado 5. Según
constructiva de la fbh g en la hipótesis de que tengamos una de- hemos visto, no podemos afirmar .ú; peto tampoco podemos afir-
mostración constructiva de la fbh"ú. mar -,ú. Más aún, -,ú es absurdo, puesto que tenemos ¡ d-ú.
De las definiciones dadas de A, V,¡, resulta que, si ú,9,€ Con este ejemplo resulta claro que es importante ser precisos en
son fbhs, son siempre válidas por ejemplo las fbhs (ú
((ú=(g=€)) (g=6)),.ú A98=.ú, .ú=.úY g, .ú=(0>,ú); = 9) = el manejo de la negación intuicionista. La frase ..2 no es racionaln,
no debe considerarse como una proposición matemática intuicio-
de hecho estos cuatro esquemas de fbhs son tomados como axio- nista, pues no está suficientemente claro cuál sea la construcción
mas, como puede verse en el apartado 10. Por el contrario, aunque connotada. En cambio son proposiciones las frases ..es imposible
clásicamente es siempre válida la fbh (ú 6) = (g > .ú), no o es absurdo o no puede ser que z sea racionaln, y cualquiera de
tiene por qué serlo intuicionísticamente. Una = -interpretación más las tres equivale a -,ú. De esta proposición podemos afirmar
precisa del significado de A, V, = viene dada por los ocho prime- que es falsa, o que es absurda o que afirmamos su negación
ros axiomas del apartado 10. |--.ú, de acuerdo con lo demostrado en el apartado 5.
122 123
8. El principio de contradicción principio de construcción, que es la pieza fundamental del intui
cionismo.)En efecto. Supongamos que se tiene ?-,ú; entonces
Hemos indicado ya en el apartado 2 que los conceptos hemos de admitir que ú tiene sentido, de acuerdo con la defini-
intuicionismo no pueden ser totalmente claros y limpios de ción que hemos dado de proposición intuicionista. Pero de ¡-"4
nera que podamos estar totalmente ciertos de que no pueden se deduce que ,ú es absurdo, y por tanto, que "ú no puede ser
gir dudas acerca del concepto mismo. Un buen ejemplo es p construido, luego carece de sentido en un intuicionismo que sea
cisamente el concepto de negación y el papel que en él muy estricto.{ Así ha surgido, principalmente por obra de
el principio de contradicción. Es probablemente el ejemplo G. F. C. Griss (1946), un intuicionismo que no admite el empleo
sencillo de noción, que a causa de diversas interpretaciones, de la negación ni el uso del conectivo -. Esta matemática intui-
provocado escisiones en la teoría intuicionista, o si se p cionista sin negaciones ha sido estudiada y desarrollada por va-
ha dado lugar a diversas clases de matemática intuicionista, rios autores. Obsérvese, en particular, que, según se desprende
pesar de que todos coincidan en el principio de construcción y e de lo dicho, en esa matemática sin negaciones o mejor en cual-
el papel de la intuición. quier formalización de ella, el conjunto de proposiciones con sen-
Veamos estas diversas interpretaciones, aunque tenga que tido o fbhs ha de identificarse necesariamente con el conjunto de
muy brevemente. teoremas.)En efecto, sólo la construcción de la fb}, "ú da sentido
El intuicionismo de Heyting entiende los conectivos = , - ds a.ú , pero precisamente esa construcción hace que tengamos I sl .
manera que admite el siguiente axioma I - "ú = (ú = 9), con
tal que -ú y 0 sean fbhs. Este axioma, el décimo del apartado 10,
significa que se admite lo siguiente: si se construye una const 9. El principio del tercio excluso
ción de ,ú y se construye una contradicción partiendo de una cons-
trucción de.ú , entonces se sigue que cualquier proposición Et principio del tercio excluso suele enunciarse en la forma
formalmente demostrable, o sea construible. Equivale al antiguo siguiente: si sl es una proposición que tiene sentido, entonces o
dicto: Ex absurdo sequitur quodlibet: de un absurdo se si bien sl es verdadero o bien no-"ú es verdadero. Parece, pues,
cualquier cosa. que en orden a aplicar este principio hay que establecer previa-
Es claro que este axioma X es un tanto arbitrario, pues evi" mente cuál es el universo de las proposiciones que tienen sentido.
dentemente da un mayor contenido al significado de del que En filosofía, donde este principio tiene su principal aplicación,
le habíamos dado hasta ahora, e indirectamente hace = también
el universo que se considera es el del ser, cuya definición precisa
mucho más claro el significado de -. En efecto, en la interpre- no es fácil. Pero si se supone este universo bien definido, entonces
tación que hemos dado de -, no quedaba demasiado claro el la proposición sl toma la forma <P es,,, donde P es un predicado
sentido de las palabras: upodemos llevar a cabo una construcción bien definido. EI principio del tercio excluso toma la forma
que nos lleva a una contradicción". Pues, cómo se verifica, sobre
todo si hay que verificarlo 'constructivamente, que se ha llegado "O bien P es o bien P no es>.
I
En matemática clásica, es decir, en el universo de las pro-
a una contradicción. ¿Cuál es el valor del principio de contradic- posiciones que tienen sentido matemático clásicamente hablando,
ción en el intuicionismo? Ahora bien, si se admite el axioma X, se admite también la validez del principio del tercio excluso. En
entonces es claro que toda contradicción -ú y - ,ú se pueden efecto, si .ú es una proposición que tiene sentido en matemática
interpretar como una demostración de 1 :2, 7o que da un signi- clásica, entonces o bien .ú es verdadero, o bien "ú es falso, que
ficado más claro y más fuerte a la frase "lleva a una contradicción>. es 1o mismo que decir que no-sl es verdadero.
Se comprende que haya surgido un intuicionismo más estricto, Ahora bien, por lo que ya llevamos dicho es claro que tal
debido a I. Johansson (1936), qwe rechaza el axioma X. principio no puede aplicarse en la matemática intuicionista. He-
{Pero hay más, pues se han levantado objeciones a la noc mos visto, en efecto, que la proposición sl : "El generador nu-
misma de contradicción y empleo de cualquier forma del principio mérico real z es un número racionalr no puede afirmarse, y tam-
de contradicción, por no responder de una manera estricta al poco puede afirmarse la proposición "es absurdo qtre z sea nú-
124 l2
mero racional>. Pero este resultado no contradice el principio Por otra parte, observemos que en las matemáticas clásicas
sófico del tercio excluso. En efecto, el sentido de .ú es que se aplica con gr¿m frecuencia el principio del tercio excluso a
connota una construcción mental matemática que identificase conjuntos infinitos. Es fácil ver, por ejemplo, que para establecer
con el cociente p/q, y la afi.rmación de .ú equivaldría a la la relación de orden entre los números reales es necesario consi-
ción de que podemos llevar a cabo esta construcción, lo cual derar conjuntos infinitos de números racionales a los cuales se
efecto no podemos, y por tanto no podemos afrrmar .ú. aplica el principio así: "O existe un elemento del conjunto que
demostrado que la proposición ,, ú es absurdon es absurda, goza de tal propiedad, o ninguno goza de tal propiedad,,.
el sentido de ,lú es absurdo" contiene otra construcción mental: En el apartado precedente hemos visto que la aplicabilidad
Mientras que Ia mera negación filosófica deú, a saber no-.ú, a del principio de contradicción ha dado lugar a diversas clases de
vera únicamente que no podemos llevar a cabo la construcci intuicionismo. El principio tiene plena vigencia en la rama más
matemática connotada por ,ú, y esta aseveración es verdadera. importante del intuicionismo (Brouwer-Heyting-Kleene), gracias a
Resulta, pues, sencillamente que, supuesta la proposición maten una interpretación fuerte de la negación e implicación. Es un
mática,ú (qse no es verdadera), hay que distinguir entre la mérito grande de Brouwer haber puesto de manifiesto de una
posición también matemática ,<,ú es absurdo', que es absurda, y manera consistente, con una consistencia que hoy día resulta ple-
la proposición no-.ú, que no debe considerarse como proposición namente satisfactoria, un universo de objetos matemáticos
matemática, p€ro que puede interpretarse filosóficamente y en construcciones mentales matemáticas- a los que no se puede -las
esta interpretación es verdadera. aplicar el principio del tercio excluso.
En el ejemplo que acabamos de describir se tiene no- ¡ ,ú En el apartado 13, volveremos sobre este mismo tema, pero
y no-F -,ú, pero se tiene- - -,ú. Se dice que dos números empleando lenguaje formalizado.
naturales son primos gemelos cuando ambos son primos y su
diferencia es dos; o sea, cuando son dos impares consecutivos
primos. No se sabe hoy si la sucesión de primos gemelos es finita 10. Sistema axiomático intuicionista y su sentido
o infinita. Consideremos la proposición I :. ,rLa sucesión cre-
ciente de primos gemelos es finita". Es claro que se tiene no- ¡0, Teniendo presente el cálculo proposicional clásico y teniendo
no-F - 9, rro-l * -98.Obsérvese que en todo ejemplo de no en cuenta lo dicho en el apartado 6, resulta que el cálculo propo-
aplicabilidad del principio del tercio excluso tiene que intervenir sicional intuicionista quedará completamente definido en cuanto
un conjunto infinito. En el caso de la proposición & este conjunto demos la lista de axiomas.
infinito es el de cifras decimales de z. Para mayor claridad y por La primera formalizacin del intuicionismo es debida a A. Hey-
su sencillez vamos a exponer un ejemplo que da Heyting [8]. ting (1930), quien emplea variables proposicionales (en vez de le-
Consideremos la proposición I - <<sad q el mayor número tras proposicionales o enunciativas) e incluye la regla de susti-
primo tal que q-2 sea también primo; y si la sucesión de primos tución como regla de inferencia. Para acomodarnos mejor a la
gemelos es infinita, entonceS sea q : 1'. Hagamos la hipótesis exposición hecha en el capítulo 3 y tambi,én para una más fácil
de que sea verdadera en el intuicionismo la proposición E : <la comparación de la lógica intuicionista con la clásica, damos a
sucesión de primos gemelos es finita o infinita". Entonces se sigue continuación la lista de axiomas (propiamente, esquemas de axio-
inexorablemente que la proposición g define un número. Pero, mas) indicada por G. Gentzen (1935) y expuesta y desarrollada
por otra parte, mientras no se dé un algoritmo que permita deci- por S. C. Kleene (1952) en [10]. Se supone que ú, #,6 sontbhs,
dir si la sucesión de primos gemelos es infinita o no, q no puede que representan proposiciones matemáticas intuicionistas.
ser construido como número y por tanto I no defrne un número.
La única salida, para evitar la contradicción y mantener como abso- I. .ú >(6 =.ú)
lutamente fundamental el principio de construcción, es negar sen- III. (.ú = 9) = ((.ú > (s )€)) = (ú >s))
tido en el intuicionismo a la proposción E . Ello equivale a negar IIII. .ú = (g =.ú /19á)
la aplicabilidad del principio del tercio excluso en el intuicionismo. IV. .ú /y 9 =,ú
126 127
VI. .ú =,ú rl 0 En contraste con esta simplicidad de la lógica, es decir, con
VII. # =.ú \/ fi estas limitaciones impuestas por sus constitutivos o con este en'
VIII. (ú = €) = ((fi = €) = (ú rl CI = €)) cajonamiento que se deriva de las reglas del juego, está la r:.queza
infinita de la construcción matemática que está ahí en la mente
Ix. (.ú =e8)=((ú >-s)=-ú) con posibilidades inagotables. No cabe esperar por consiguiente
X. -.ú = (ú = g). que pueda formalizarse completamente la matemática intuicio-
nista; en cambio, parece puede afirmarse que es imposible que
Después de lo que hemos indicado en los apartados 6-8, jamás pueda 'demostrarse que una formalizqción lógica responde
validez de todos estos axiomas parece lo suficiente clara para adecuadamente a la totalidad de la matemática intuicionista. La
prescindamos de ulteriores explicaciones. Todos esos diez axio lógica no puede agotar la realidad, y ello aun sin contar con las
mas son también válidos en el cálculo proposicional clásico. numerosas ambigüedades intrínsecas que sin duda aparecerán si
lista de axiomas que caracteriza el cálculo proposicional clási se lleva a cabo un ulterior desarrollo del intuicionismo.
puede obtenerse a partir de los diez axiomas dados, con sólo camr
biar el último de los diez axiomas por el siguiente, que es más
fuerte, 11. El modelo de Kolmogorov
X"'- - d =.ú. La lógica formal intuicionista que hemos descrito en el pá-
Se comprende que X" equivale al principio del tercio excluso, rrafd precedente admite un modelo que arroja mucha luz sobre
el cual no es válido en el sistema intuicionista (véanse aparta- su sentido e incluso puede decirse que confirma su consistencia.
dos 9 y 12). En el modelo de A. N. Kolmogorov (1932) se interpreta la
La única regla de inferencia es la del modus ponens que coin- lógica intuicionista como una teoría de resolución de problemas.
cide formalmente con la explicada en el apartado 5 del capítulo 3; EI dominio de interpretación es el conjunto de *resoluciones de
y asimismo coinciden formalmente las definiciones de demostra- problemas de la matemática". Los cuatro conectivos reciben la
cién formal y de teorema. Pero para la interpretación intuicionista siguiente interpretación. Suponiendo que ,ú y 0 representan re-
de la regla de inferencia es esencial tener en cuenta el princi- soluciones de dos problemas d y P, entonces ,ú h g es interpre-
pio de construcción. Entonces la justificación intuicionista de la tado como la resolución de los dos problemas or y 9; .ú Y 6 es
regla de inferencia modus ponens es enteramente análoga a la jus. interpretado como la resolución del problema cr o del 9; .ú = @
tificación intuicionista del axioma VI. como la resolución del problema B supuesto que se tenga una re-
Observemos que esta formalización del intuicionismo debe solución del problema d-; y - .ú como resolución del problema
considerarse como una formalización, y de ninguna manera pue- de la imposibilidad o absurdidez del problema a.
de considerarse como la única formalización posible del intuicio- Esta teoría de resolución de problemas constituye un modelo
nismo. El objeto del intuicionismo es cierto tipo de construcciones de la lógica formal intuicionista. Basta, en efecto, comprobar que
mentales y la logificación del intuicionismo en tanto tiene valor todos los axiomas son válidos en esta interpretación, lo cual no
en cuanto responde objetivamente a razonamientos basados en ofrece dificultad.
construcciones mentales, que son los únicos que pueden justifi.car
la logificación. La prioridad compete a la intuición y la lógica no
es sino una parte de la matemática en cuanto responde a cons- 12. Ejemplos de teoremas de lógica intuicionista
trucciones mentales típicas, cuya justificación se hace apelando a
la intuición. Lo que caracteriza una construcción matemática como Los resultados más interesantes para nuestro objeto de la
construcción iógica es esencialmente su gran generalidad. Esta, lógica intuicionista son los que contienen el concepto de negación,
en buena parte, viene impuesta en la lógica por la rígida estruc- pues hay que buscar principalmente entre éstos las afirmaciones
tura que es peculiar a todo lenguaje formalizado. sobre la imposibilidad de dernostrar resultados que son válidos
124 129
formalmente en el cálculo proposicional clásico. Los dos ejem En el apartado 6 hemos dado un ejemplo de fbh que no con'
más importantes son sin duda los relativos a las fbhs tiene el ooñectivo -, que es formalmente demostrable clásica-
mente, pero que no es válida en el intuicionismo.
ú v -.ú. Es claro que el cálculo proposicional intuicionista es consis-
--,ú>ú, tente; y de lo que acabamos de decir se desprende que no es com'
(sin apelar a contraejem-
La primera de estas dos expresa que el <el absurdo del abs ^plor áunque una demostración directa
pleto,
de.ú implica ú > o uprincipio de la doble negaciónn. La en la interpretación) de la incomplitud no sea trivial. Dada
expresa el principio del tercio excluso. Ambas fbhs son fo úna fbh á es posible, en efecto, dar un algoritmo que permite
mente indemostrables en el sistema formal intuicionista que decidir si la fbh á es formalmente demostrable o no, en el cálculo
mos descrito (Heyting-Kleene); por otra parte es obvio que proposiciones intuicionista. La latga y difícil demostración de este
sentan dos teoremas formales del cálculo proposicional clás iesultado puede verse en el texto de Kleene [10]. La demostración
Se tiene intuicionísticamente de la decibilidad del cálculo proposicional clásico es elemental
basándose en las tablas de verdad de los conectivos, pero este mé'
l-(ú A-ú), r d = --.ú, todo no es aplicable al cálculo proposicional intuicionista.
F -- (ú V -.ú).
La primera expresa el principio de contradicción (mejor Comparación con otras teorías
cho, de no contradicción), cuya validez en el intuicionismo ya
mos discutido en el apartado 8. La segunda expresa que .ú i 13. Comparación con el logicismo
plica el absurdo del absurdo de ,ú, lo cual es evidente con
tener presente el significado de los conectivos intuicionistas. La nota más sobresaliente al comparar estos dos sistemas de
tercera expresa que es absurdo que el principio del tercio excl fundamentación de la matemática es la inversión de los puestos
sea absurdo. Omitimos las demostraciones formales que no of que ocupan la lógica y la matemática.
cen dificultad y que pueden verse con detalle en el texto El logicismo presenta la lógica como fundamento exclusivo
Kleene [10]. Obsérvese que todas las fbhs que representan de la matemática clásica. Pe'ro, para el intuicionismo la lógica ma-
mas formales intuicionistas son también teoremas formales temática desarrollada por Frege, Peano, Russell no es sino una
sicos, como se desprende inmediatamente de la comparación continuación de la de Platón y Aristóteles. Y la reducción lógica
los dos sistemas. de la matemática llevada a cabo por los logicistas conserva to-
Las fbhs davía una esencial referencia al mundo y a un realismo, muy ela-
borado sin duda, pero conservando rasgos de ingenuidad. Para el
-(d A9)=--ú
g)=-ú
Y -0, -.úV-0=-("ú Ag) logicismo la matemática nace en contacto con el mundo. Russell
-(ú v A-9, -.ú A. -Q 2-("ú V g) llegó a escribir (1,920): "La lógica se ocupa del mundo real tan
verdaderamente como la zoología, aunque de sus rasgos más abs-
expresan las leyes de De Morgan (1847) que son formalmente tractos y generales> [3] (citado por Gódei). A pesar de sus muchas
mostrables en el cálculo proposicional clásico; en el cálculo intui" e importantes aportaciones positivas el logicismo actualmente no
cionista las tres últimas son también demostrables, pero la pri puede satisfacer como fundamentación de la matemática por las
mera no es válida. razones que ya hemos expuesto en su lugar'
Se tiene en el intuicionismo Por el contrario, el intuicionismo lejos de reducir la matemá-
tica a la lógica, considera ésta como una elaboración posterior.
l- -M = ---.ú, f- eruru ,ú
=-.ú, La lógica intuicionista ocupa un segundo estadio en el desarrollo
lo que permite reducir siempre a dos el número máximo de de la matemática y surge como fruto de una especulación de tipo
consecutivos. matemático, en un segundo nivel, sobre la matemática misma o
r30
t3r
sobre su expresión oral o escrita. Para la matemática intuicionis sintaxis del lenguaje. Por el contrario, el intuicionista aplica su
el mundo exterior no es sino ocasión o aplicación. La mate intuición, elabora con cierta imprecisión y oscuridad la noción
propiamente tal es construida por la intuición en nuestra co de número natural y luego finalmente empieza su actividad mate-
cia al contacto con la forma interna de nuestra sensibilidad, mática. El límite entre lo matemático y lo prematemático dista
decir, gracias a un apriorismo temporal. Es obvio que este sistr mucho de ser claro y tajante.
de fundamentación es mucho más crítico y seguro que el logicis El intuicionismo es impreciso y obscuro en sus primeras acti-
Para los matemáticos clásicos, así como para los formalistas, vidades todavia prematemáticas, pero nunca arbitrario. Busca lo
como ya arguyó vigorosamente Hilbert, el aspecto inaceptable dell que haya y descubre lo que encuentre en su actividad constructiva,
intuicionismo es la mutilación que realiza de la matemática. Nu- pero ateniéndose a la realidad que está ahí dentro en la misma
merosas teorías matemáticas, extensas e importantes, carecen de conciencia. Su modo de avanzar en la elaboración de la matemática
sentido o por lo menos de justificación para los intuicionistas. es esencialmente genético. Por el contrario, el formalismo goza
He aquí cómo se expresa Hilbert (1,927): .Me maravillo de que de un margen de arbitrariedad extraordinario; su método es axio-
con estas consecuencias un matemático (Brouwer) dude de la es- mático formal o existencial, presuponiendo con una libertad casi
tricta validez del principio del tercio excluso. Me maravillo todavía ilimitada la existencia de sus objetos y de las relaciones que los
más de que hoy se encuentre toda una comunidad de matemáticos ligan. El formalista convierte la matemática, en una primera apro-
que duden de lo mismo. Lo que más me maravilla es el hecho de ximación, en un juego, y en principio en un juego arbitrario; lo
que sea en absoluto posible, incluso en los círculos de matemáti- único que permanece esencial es que sea juego y por tanto que
cos, que la fuerza sugestiva de un hombre lleno de espíritu y tem- en su desarrollo se guarden cuidadosamente las reglas que se es-
peramento pueda causar los más increíbles y excéntricos efec- tipulen.
tos" [9]. Como contrapartida de los dos contrastes precedentes, la no-
El que Heyting (1956) conceda que la mutilación de las mate- ción de verdad matemática es clara, rica y llena de contenido en
máticas sea una inevitable consecuencia del punto de vista intui- el intuicionismo, mientras que en el formalismo aparece relativa,
cionista, no parece una solución perfecta. Por ejemplo: la entidad z sin que se vea claramente en qué consiste y con un marcado ca-
que hemos definido en el apartado 5 o tiene un número finito de rácter meramente hipotético-deductivo.
cifras decimales o no; en ambas casos z es un número racional. He aquí cómo se expresa L. E. J. Brouwer (L912): ul-a pre-
Este razonamiento, ¿es efectivamente vacío o un mero adorno gunta ¿dónde se encuentra la exactitud matemática? es contestada
superfluo? ¿Por qué no ha de ser legítimamente matemático? diferentemente por los dos gmpos; el intuicionista dice: en el
entendimiento humano, el formalista dice: en el papel" [3]. Con
todo parece que la verdad de la matemática formalista radica
14. Comparación con el formalismo también en la mente humana, pero no en las construcciones que
lleva a cabo, sino en su naturaleza misma, o sea, de acuerdo con
Si de los intuicionistas puede afirmarse que profesan diversas el intuicionismo, en su esquema trascendental, como indica A. Dou
formas de intuicionismo, mucho mayor diversidad puede señalarse en [6 bis].
entre los formalistas. No obstante podemos indicar varios contras- En cambio he aquí cómo se expresa N. Bourbaki (1960,): "En
tes entre los dos gmpos de teorías. resumen, creemos que la matemática está destinada a sobrevivir,
Para el formalista la matemática empieza en los símbolos, en y que jamás se verá que las partes esenciales de este majestuoso
el papel; así, por ejemplo, en un texto áe Hilbert que hemos ci- edificio se arruinen porque se manifieste súbi¿amente una contra-
tado. En su aspecto esencial la matemática se identifica con la dicción; pero no pretendemos que esta opinión tenga otro funda-
ciencia de los sistemas formales; así, por ejemplo, explícitamente mento que el de la experiencia. Es poco, dirán algunos. Pero son
en H. B. Curry (1951). El formalista desea como definición de la veinticinco siglos, en los que los matemáticos se han acostumbrado
actividad matemática algo claro, bien definido y bien cortado. Su- a corregir sus errores y ver con ello su ciencia enriquecida y ncr
pone un lenguaje, y entonces la matemática se identifica con la empobrecida; esto les da derecho a mirar al porvenir con sere-
132 f33
t5 Science et méthode. París, 1908. Hay numerosas ediciones y traduc-
nidad> [5]. Se hace difícil conceder que no haya más fundamen -ciones.
que el de la experiencia, y en particular queda sin explicar el t6 Rrc¡rrrn, Y., Untersuchungen zur operativen Logik der Gegenwart. Fti'
cho extraordinario de la permanencia invariable durante vein burgo/Munich. Verlag Karl Albert, 1965.
cinco siglos de las verdades matemáticas. t7 W¡¡¡c, H., cfr. ll2l, Bibl. primera parte, cap. 3.
l8 WsrL, H., Philosophy of Mathematics and Naturat Science. Princeton.
A pesar de los contrastes que hemos mencionado, no es cla Princeton University Press, 1949.
que el intuicionismo y el formalismo sean incompatibles. Más
pueden integrarse en buena parte considerando al formali
como un estadio posterior, después que el intuicionismo
elaborado genéticamente, o incluso quizá condicionalmente,
sistema de axiomas. El intuicionismo aparece así, como
Heyting (1956), interesado en el tipo de razonamiento que
formalistas emplean cuando hacen metamatemática, y la dife
cia entre intuicionistas y formalistas aparece sobre todo como
cuestión de gustos. En la misma línea, P. Lorenzen (1962) expresa
la opinión de que las matemáticas pueden desarrollarse sea por
métodos clásicos sea por métodos intuicionistas, pero que la me-
tamatemática, y en particular la metalógica, debe serlo mediante
procedimientos intuicionistas.
Bibliografía
1 BrcKen, O., cfr. tll, Bibl. primera pafie, cap.2.
2 Griisse und Grenze der mathematischen Denkweise. Friburgo, 1959.
3
-Bn¡¡lcnnn¡r, P., y Purxlu, H., cfr. I3l, Bibl. segunda parte, cap. l.
4 BBrn, E. W., cfr. t2l, Bibl. segunda parte, cap. 1.
5 Bouns¡rr, N., cfr. t3l, Bibl. segunda parte, cap. 3,
6 DoU 4., Relaciones entre las ecuaciones en derivadas parciales y la Física,
Madrid. Discurso de la Academia de Ciencias, l9ó3.
ó bis La 'verdad en Ia matemática axiomáfica. Discurso en la Academia
de -Ciencias. Madrid, 196ó.
7 Grncfr, D., Assaigs moderns per a la fonamentació de les matemdtiques.
Barcelona. Institut d'estudis catalans, 1933.
8 HFyrrNc, 4., Intuitionism, An Introductíon. Colección "Studies in Logic".
Amsterdam. North-Holland Publishing Company, 195ó.
9 Hrr,snnr, D., cfr. t6l, Bibl. segunda parte, cap. 3.
10 Kr-ueu4 S. C., cfr. t101, Bibl. primera parte, cap. 3.
11 KNreaonq G. T., cfr. t5l, Bibl. primera parte, cap. l.
t2 LonnNzon, P., Metamathematik. Mannheim. Bibliographisches Institut A-G,
1962.
l3 Porxc¡nÉ, H., La science et |'hypothése. Paris, 1902, IJray numerosas edi-
ciones y traducciones.
14 .,Les mathématiques et la logiqueo, Revue de métaphysique et de mo-
-rale 13 (1905) 815-835, 14 (1906) 17-34 y 294-317 y refundido en 1908.
134
Conclusión
137
lndice de nombres
139
Kenr, 4345, 47,63,116 Rensrv, 68,71,73
KrrrNr, 85, 114,
Koruocorov, A. N., 129
l2l, 127, 130, 131 RTcHARD, 66, 67, 105
RmuaNN, 32, 40;4347,52
nueva
Knoxecrcn, 49,54, 114
LaMs¡nr, 33
Rossrn" J. 8., 101
Russm.r, 8., 61,62, &,66, 68-71,79,
131
colección
L¡rs¡{rz, 49, ñ,
Lr¡pur.m Drnrcr¡r¡r, 53
Lrpscrrrrz,
62, 63
Saccnrnr, 28-30,33, 45, 46, 47, 57 labor
57 Srrnrrrn, 121
Loeacrrevsxr, NrcorÁs, L, 34
LonuxzrN, tl4,134 T¡rus, 13 obras
TErmcr.r4 49 publ¡cadas
Llur¿, R., 60 T¡unrNus, 45
Tmrrrq
H. Laborit 'l
14
Meirour.sory 85, 101 ToroMso, 27 del sol al hombre
MNesanros, 14 TouÁs, ser.rrq 59 Bernard Voyenne 2 historia de la idea europea
Tunntg filosofía y filosofía de la ciencia
N¡sr¡rnmorN, 28
110
Ludovico Geymonat 3
NswroN, 40, 49, 50 Vrs"r¡, 49 Peter Michelmore 4 einstein, perfil de un hombre
Prsctt, 24,37,78
Volv¡r, J.,34 Juan-Eduardo Cirlot5 el espíritu abstracto
Praxq 46, 61,64,91,92, W¡r,r,rs, Ju¡N, 28, 49
Margherita
-M. Hack 6 el universo
PrrÁc,oruq 8, 10, 13, 14
131
Wraun" 57 t. Finley 7 los griegos de la antigüedad
Pr¡,ró¡r, 17, 18, 22, 23, 45, l3l WsrnsrRAss, 50, 54, 55, 119,120 Arthur Klein B masers Y lasers
PorNcARÉ, H., 10, 43, 44, 57, 58, 69,72, W¡rr-, H., 58, 72,74, 82, lt4 R. Furon 9 la distribución de los seres
114, tl1, tl$ Wrrrrerrulo, A. N., ó1, 70 Jean Le Floc'hmoan 10 la génesis de los deportes
Porve, G., WrrrcexsrcrN, L.,
Paolo Rossi l1 los filósofos y las máquinas
10 61
Pnoq¡, 13, 14,27 WorpcnNc, 33
Louis L. Snyder '12 el mundo del siglo XX (1900-f950)
G. B. Richardson '13 teoría económ¡ca
lean Guichard-Meili 14 cómo mirar la p¡ntura
Eduardo Ripoll Perelló 15 historia del próximo or¡ente
Emrys lones 16 geografía humana
Albin Lesky '17 la tragedia griega
A. Laffay 18 lógica del cine
Siegfried Wiechowski 19 historia del átomo
- Charles Werner 20 la filosofía griega
Aurel David 21 la cibernética y lo humano
Jan Vansina 22 la tradición oral
H. y G. Termier 23 trama geológica de la historia humana
Claude Guénot 24 teilhard de chardin
Iuan Vernet 25 literatura árabe
Gillo Dorfles 26 últimas tendencias del arte de hoy
C, F. von Weizsácker 27 la importancia de la ciencia
Albert Ducrocq 28 la aventura del cosmos
Pierre Massé 29 el plan o el antiazar
Serge Lifar 30 la danza
W. F. Hilton 3'l satélites artificiales
Silvio Zavatli 32 el polo ártico
Boy MacGregor-Hastie 33 mao tse-tung
Pierrette Sartin 34 la promoción de la mujer N. E. Christensen 73 sobre la naturaleza del significado
J. M. M¡llás Vallicrosa 35 literatura hebraicoespañola Maurice Aubert 74 el cultivo del océano
Gina Pischel 36 breve historia del arte chino G. Rodriguez-Aguilera 75 picasso 85
Antonio Ribera 37 la exploración submarina Clara Malraux 76 la civilización del kibbuts
Dr. Pierre Vachet 38 las enfermedades de la vida Antonio F: Molina 77 la generación del 98
l. A. V. Butler 39 la vida de la célula lohn Cohen 78 introducción a la psicología
Paul Roubiczek 40 el existencialismo Harry G. Johnson 79 la economía mundial en la encrucijada
Gaetano Righi 41 historia de la filología clásica Bruno Munari B0 el arte como ofício
Silvio Zavatli 42 el polo antártico Santiago Genovés 81 el hombre entre la guerra y la paz
M. Gauffreteau-Sévy 43 hieronymus bosch "el bosco" F. R. levons 82 el secreto bioquímico de la vida
Pierre ldia"i. 44 la cantidad humana Suzanne Demarquez 83 manuel de falla
Víctor d'Ors 45 arquitectura y humanismo Max Born 84 la responsabilidad del científico
Vladimir Kourganoff 46 intioducción á la teoría de la relatividad Carlos Miralles 85 la novela en la antigüedad clásica
Henry B. Veatch 47 ética del ser racional l
Gillo Dorfles 86 el diseño industrial y su estética
M. Gruáafont Pá¡ró 48 el fenómeno vital i Norman J. G. Pounds 87 geografía del hierro y el acero
P, Bourdieu y l. C. Passeron 49 los estudiantes y la cultura Georges Olivier BB el hombre y la evolución
W. H. Thorpe 50 ciencia, hombre y moral J. G. Peristiany 89 el concepto del honor en la sociedad
Stephen Clissold 5f perfil cultural de latinoamérica mediterránea
R. Harré 52 introducción a la lógica de las David M¡tchell 90 introducción a la lógica
J. Tricart 91 la epidermis de la tlerra
.r
ciencias
René Taton 53 causalidad y accidentalidad de los i Norman MacKenzie 92 breve historia del socialismo
descubrimientos científicos i G_regn y Johns 93 introducción a la sociología
Frangois Chátelet 54 el pensamiento de platón I Reinhardt Grossmann g4 la estructura de la mente
Lü¡s tvt. Llubiá 55 ceiám¡ca medieval bspañola i luan Schobinger gS prehistoria de suramérica
Manuel Cruells 56 los movimientos sociales en la era ,i John E. Allen 96 aerodinámica
industrial !: Bryan Wilson g7 la religión en la sociedad
Agustín del Saz 57 teatro social hispanoamericano l. F. D. Frazer 98 los ciclos sexuales de los vertebrados
- W. M. Watt 58 mahoma, profeta y hombre de estado Richard Bailey 99 problemas de la economía mundial
lean Piveteau 59 de los primeros vertebrados al hombr'e José Onrubia de Mendoza 100 literatura española
David Thomson 60 las ideas políticas R. Trevor Davies 101 la decadencia española (f 62f -1700)
Mary Warnock 61 ética contemporánea H. Bondi .l02 cosmología
René Bissiéres 62 la búsqueda de la verdad J.-E. Cirlot 103 pintura gótica europea
Chartes Chasse 63 gauguin éin ¡évenOas .
G. W. Tyrrell 104 la t¡erra y sus misierios
Glyn Daniel 64 el concepto de prehistoria A. Cirici Pellicer 105 miró en éu obra
F. Garrido Pallardó 65 los orígenes del romanticismo Alfred Sauvy 106 los mitos de nuestro tiempo
Walter W, Heller 66 nuevas dimensiones de la economía Fernando Wagner 107 teoría y técnica teatral
política 'i.
Bryan Tew 108 cooperación monetaria internacional
E. B. Ford 67 mendelismo y evolución Qeorge^SchwaÉz 109 teoría del marketing
H. D. Lewis y R. L. Slater 68 religiones orientales y crisiianismo - Luigi Campedelli 1í0 fantasía y lógica eñ la matemática
Stephen H. Dole 69 planetas habitables A. l.,Cain 1ll las especies-animales y su evolución
Jean Laude 70 las artes del áfrica negra Antonio M. Casas 112 el arte de hoy y de ayer
Douglas Pike 7l australia, cont¡nente tranquilo Wilhelm Boeck l13 rembrandt
S. M. Weinstein y A. Keim 72 principios básicos de los B. J. Skinner 114 tecnología de la enseñanza
computadores A. Berenguer Carisomo 115 literatuñ argentina
Kenneth Little 116 la migración urbana en áfrica
occidental
Albe¡to Dou 117 fundamentos de la matemátic¡
Bertrand Russell I 18 los problemas de la filosofía
D. t. Weer '!!9 la delincuencia juvenil
R. C. Estally B. O. Buchanan 120 actividad industiial y geografí
económica