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3.- Laoconte aconseja vivamente a los troyanos que destruyan el caballo y no se fíen de él.
1.- Procul: sobreentiéndase un verbo de lengua, pero esta elipsis es muy frecuente, sobre todo en poesía.
2.- Tanta insania: sobreentiéndase vobis est.
1.- ne credite = ne credideritis. El uso del imperativo con ne es poético y de la lengua popular.
2.- et = etiam “incluso”.
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4.- Un grupo de pastores lleva a presencia de Príamo un prisionero griego.
6.- Laoconte y sus hijos son devorados por dos enormes serpientes.
7.- Los troyanos, ante el prodigio sucedido, deciden introducir el caballo en la ciudad:
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9.- Llegada la noche, los troyanos se entregan al sueño:
11.- Panto, sacerdote de Apolo, responde a Eneas que Troya está perdida:
12.- Troya y sus ciudadanos perecen. Dolor y muerte por todos sitios:
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15.- La muerte de Príamo trae a la mente de Eneas el recuerdo de su familia:
16.- Venus advierte a Eneas de la inutilidad del combate contra los dioses y lo anima a huir y buscar a los suyos:
17.- Anquises suplica a Júpiter que les ayude, y confirme los buenos presagios:
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P. VERGILI MARONIS AENEIDOS LIBER QVARTUS
1.- La imagen del amado le impide a Dido conciliar el sueño.
4.- A pesar de todo, Dido dice que prefiere morir antes que faltar a la memoria de su esposo:
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7.- Los amantes, cumpliéndose los planes de Juno y Venus, encuentran una cueva donde refugiarse.
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13.- Dido presiente lo que va a ocurrir y enloquece:
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20.- A pesar de todo, Eneas se dispone a cumplir las órdenes de los dioses:
22.- Dido se conformará con bien poco. No quiere ya impedirle seguir su destino. Pero si retrasara su
partida, se podría tranquilizar lo suficiente para acostumbrarse a la inminente soledad:
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26.- Todo a su alrededor descansa de las duras fatigas de la jornada…No ocurre igual con Dido: su dolor y
su ira no cesa de atormentarla:
27.- Dido se dice que su hermana, sin querer ha empeorado la situación…Las quejas amargas vertidas en
este pasaje nos revelan el carácter de nuestra heroína: ni ha podido vivir en libertad (no lo permiten los
dioses) ni ha mantenido la fidelidad a su marido Siqueo.
“Quid loquor? aut ubi sum? quae mentem insania mutat? 595
infelix Dido, nunc te facta impia tangunt?
tum decuit, cum sceptra dabas. En dextra fidesque,
quem secum patrios aiunt portare penatis,
quem subiisse umeris confectum aetate parentem!
30.- Dido vuelve a solicitar la ayuda de los dioses. Ahora, las dos únicas cosas que pueden hacer por ella
es ayudarla a bien morir y a vengar su muerte:
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31.- Dido en su delirio final pide a los tirios que odien eternamente a los descendientes de Eneas, los
romanos. Éste es el origen de la rivalidad eterna entre romanos y cartagineses:
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1.- vv. 1-13. A requerimiento de la reina Dido, Eneas se dispone a relatar la caída de Troya,
aunque el solo recuerdo del desastre le causa un gran dolor.
incipiam.
2.- vv. 13-20. Los griegos, ante su fracasado intento de apoderarse de Troya recurren al ardid
de un enorme caballo de madera, preñado de guerreros.
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Tempus erat quo prima quies mortalibus aegris ille nihil, nec me quaerentem vana moratur,
incipit et dono divum gratissima serpit. sed grauiter gemitus imo de pectore ducens,
in somnis, ecce, ante oculos maestissimus Hector 270 'heu fuge, nate dea, teque his' ait 'eripe flammis.
visus adesse mihi largosque effundere fletus, hostis habet muros; ruit alto a culmine Troia. 290
raptatus bigis ut quondam, aterque cruento sat patriae Priamoque datum: si Pergama dextra
pulvere perque pedes traiectus lora tumentis. defendi possent, etiam hac defensa fuissent.
ei mihi, qualis erat, quantum mutatus ab illo Sacra suosque tibi commendat Troia penatis;
Hectore qui redit exuvias indutus Achilli 275 hos cape fatorum comites, his moenia quaere,
vel Danaum Phrygios iaculatus puppibus ignis; magna pererrato statues quae denique ponto.' 295
squalentem barbam et concretos sanguine crinis sic ait et manibus uittas Vestamque potentem
vulneraque illa gerens, quae circum plurima muros aeternumque adytis effert penetralibus ignem
accepit patrios. Ultro flens ipse uidebar
compellare uirum et maestas expromere uoces: 280
'O lux Dardaniae, spes o fidissima Teucrum,
quae tantae tenuere morae? Quibus Hector ab oris
exspectate venis? ut te post multa tuorum
funera, post uarios hominumque urbisque labores
defessi aspicimus! quae causa indigna serenos 285
foedavit vultus? aut cur haec vulnera cerno?'
Era el momento en que el primer sueño comienza para los míseros mortales y por merced de los dioses se
introduce gratísimamente. He aquí que en sueños me pareció tener ante mi vista a Héctor, acongojado,
derramando abundantes lágrimas, arrastrado por el carro, como poco ha, afeado de sangriento polvo y con los
pies hinchados, atravesados por correas.
¡Ay de mí, cómo se encontraba, cuán diferente de aquel Héctor que volvió revestido de los despojos de Aquiles, o
después de haber arrojado los fuegos frigios sobre las naves de los Dánaos!. Llevaba sucia la barba, los cabellos
endurecidos por la sangre, y con las heridas recibidas alrededor de las murallas de su patria.
Llorando yo, me parecía que me dirigía el primero a él y le decía estas tristes palabras: “oh luz de Dardania, oh la
más firme esperanza de los teucros, ¿cómo te hiciste tanto esperar?, ¿de qué playas, ansiado Hécto vienes?
¡Cuán agotados por fin te vemos, después de tantas muertes de los tuyos, después de sufrimientos sin número de
la ciudad y de sus hombres!
¿Qué motivo indigno afeó tu sereno rostro? ¿o por qué estas heridas que contemplo?”
Él nada me responde ni se cuida de mis vanas preguntas, sino que sollozando fuertemente de lo más profundo de
su pecho:
“Huye, ay, hijo de una diosa, me dijo, sálvate de estas llamas. El enemigo ocupa las murallas, Troya se derrumba
de lo alto de su cima. Bastante se ha hecho a favor de la patria y de Príamo, si Pérgamo pudiera defenderse con
la mano (de un héroe), la mía ciertamente la hubiera defendido. Troya te encomienda los objetos de su culto y sus
penates; recíbelos como compañeros de tu destino, búscales una ciudad, que un día levantarás poderosa,
después de haber recorrido el mar.”
Así dijo, y de lo más profundo del santuario saca con sus manos las vendas, la poderosa Vesta y su inextinguible
fuego.
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