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2 En relación con los hechos del asunto, el desarrollo del procedimiento y las alegaciones
de las partes, el Tribunal se remite al informe para la vista. En lo sucesivo sólo se hará
referencia a estos elementos en la medida exigida por el razonamiento del Tribunal.
4 La Biersteuergesetz (Ley fiscal sobre la cerveza) contiene, en lo que hace al caso, por
una parte las normas de fabricación que sólo se aplican como tales a las industrias
cerveceras establecidas en la República Federal de Alemania, y, por otra parte, una
normativa sobre el uso de la denominación "Bier" (cerveza) aplicable tanto a las cervezas
fabricadas en la República Federal de Alemania como a las importadas.
aplicación de los apartados 1 y 2 a las cervecerías que fabrican cerveza para su propio
consumo (Hausbrauer). Conforme al apartado 1, (1), del artículo 18 de la BSTG la
vulneración de las normas de fabricación del artículo 9 de la misma ley pueden castigarse
con sanciones penales.
9 En el apartado 1, (1), del artículo 11, la LMGB prohíbe el uso de aditivos no autorizados,
en estado puro o con otras sustancias para la fabricación con fines industriales o para el
tratamiento de productos alimenticios destinados al comercio. En los apartados 2, (1), y 3
del mismo artículo se determina que la prohibición no afecta a las sustancias
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técnicamente auxiliares ni las enzimas. De acuerdo con el apartado 2, (1), del mismo
artículo de la ley, se entiende que son sustancias técnicamente auxiliares "los aditivos que
se separan del producto alimenticio, ya sea totalmente o de tal manera que únicamente
estén presentes en el producto en forma de residuos técnicamente inevitables y carentes
de efectos desde el punto de vista tecnológico, en proporciones desdeñables para la
salud, el aroma y el sabor" (traducción no oficial).
20 En su escrito de réplica, la Comisión expuso por separado las objeciones que plantea
contra la norma de denominación contenida en el artículo 10 de la Biersteuergesetz y las
objeciones a la prohibición absoluta de aditivos en la cerveza. En opinión de la Comisión,
la exposición completa del Derecho aplicable efectuada por el Gobierno alemán no
modifica fundamentalmente los elementos del presente litigio. A este respecto, la Comisión
insiste en el hecho de que no interpuso el recurso exclusivamente contra los artículos 9 y
10 de la Biersteuergesetz sino también de una manera general contra la prohibición de
comercializar la cerveza procedente de otros Estados miembros no producida según los
criterios de fabricación contenidos en estas disposiciones, cuyo fundamento legislativo
exacto carece de importancia.
21 En tales circunstancias, hay que considerar, por dos razones, que el recurso se dirige
al mismo tiempo contra la prohibición de comercializar bajo la denominación "Bier"
(cerveza) todas las cervezas que se fabriquen en otros Estados miembros según normas
distintas a las del artículo 9 de la Biersteuergesetz, y contra la prohibición de importar
cervezas que contengan aditivos autorizados en el Estado miembro de procedencia, pero
prohibidos en la República Federal de Alemania.
23 En segundo lugar, cabe destacar que el propio Gobierno alemán, desde el inicio del
procedimiento, se defiende principalmente en el terreno de los aditivos y de la protección
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de la salud pública, lo que, por un lado, implica que comprende y reconoce que el objeto
del litigio también abarca la prohibición absoluta del empleo de aditivos, y que, por otro
lado, excluye por ello una infracción de su derecho de defensa.
28 Conviene señalar además, que de acuerdo con una jurisprudencia constante del
Tribunal de Justicia (entre otras, la sentencia de 20 de febrero de 1979, Rewe, 120/78,
Rec. 1979, p. 649 y la sentencia de 10 de noviembre de 1982, Rau, 261/81, Rec. 1982, p.
3961) "que a falta de una normativa común sobre la comercialización de los productos de
que se trata, los obstáculos a la libre circulación intracomunitaria derivados de las
diferencias entre las normativas nacionales deben aceptarse en la medida en que dicha
normativa, indistintamente aplicable a los productos nacionales y a los productos
importados, pueda justificarse por ser necesaria para satisfacer los requisitos imperativos
relativos a la defensa de los consumidores. Dicha normativa debe por supuesto guardar
una relación adecuada con el objetivo pretendido. Si un Estado miembro tiene la
posibilidad de elegir entre diversas medidas aptas para alcanzar el mismo objetivo, debe
elegir el medio que cause los menores obstáculos a la libertad de los intercambios"
(traducción provisional).
30 Por lo tanto queda por verificar si esta aplicación puede justificarse por requisitos
imperativos de protección de los consumidores.
31 En este aspecto, debe rechazarse el argumento del Gobierno alemán, según el cual, la
norma del artículo 10 de la Biersteuergesetz es indispensable para la protección de los
consumidores alemanes porque, en el ánimo de estos últimos, la denominación "Bier"
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32 En primer lugar, las ideas de los consumidores pueden variar de un Estado miembro a
otro y también evolucionar a lo largo del tiempo dentro de un mismo Estado miembro.
Además, el establecimiento del mercado común es un factor esencial que puede contribuir
a esta evolución. Mientras que un régimen de protección de los consumidores contra la
posibilidad de error permite tener en cuenta esta evolución, una legislación como la del
artículo 10 de la Biersteuergesetz impide que se produzca. Como el Tribunal de Justicia ya
ha tenido oportunidad de exponer en otro contexto (sentencia de 27 de febrero de 1980,
Comisión contra Reino Unido, 170/78, Rec. 1980, p. 417) la legislación de un Estado
miembro no debe "servir para fijar los hábitos de consumo ni para consolidar una ventaja
adquirida por las industrias nacionales que se dedican a satisfacerlos" (traducción
provisional).
35 Sin duda es legítimo que a los consumidores que atribuyen cualidades particulares a la
cerveza fabricada con materias primas determinadas, se les quiera ofrecer la posibilidad
de elegir de acuerdo con este elemento. Sin embargo, como ya ha declarado este
Tribunal (sentencia de 9 de diciembre de 1981, Comisión contra Italia, 193/80, Rec. 1981,
p. 3019), dicha posibilidad puede asegurarse a través de medios que no obstaculicen la
importación de productos fabricados y comercializados legalmente en otros Estados
miembros, y en particular "mediante la colocación obligatoria de un etiquetado adecuado
referido a la naturaleza del producto vendido" (traducción provisional). Al indicar las
materias primas empleadas en la fabricación de la cerveza, "dicho procedimiento
permitiría que el consumidor decida su elección con pleno conocimiento de causa, y
garantizaría la transparencia de las operaciones comerciales y de la oferta al público"
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39 El Gobierno alemán considera que frente a los peligros ocasionados por el empleo de
aditivos, cuyos efectos a largo plazo aún no se conocen y, teniendo en cuenta los riesgos
que presentan la acumulación de aditivos en el organismo y su interacción con otras
sustancias como el alcohol, es necesario limitar en todo lo posible la ingestión de aditivos.
Como la cerveza es un alimento de gran consumo en Alemania, el Gobierno alemán juzga
que la exclusión de cualquier aditivo en su fabricación es especialmente importante. Dicha
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44 En primer lugar, hay que recordar que en las sentencias Sandoz, Motte y Muller
mencionadas, el Tribunal de Justicia deduce del principio de proporcionalidad establecido
en el último párrafo del artículo 36 del Tratado, que las prohibiciones de comercializar los
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productos que contienen aditivos autorizados en el Estado miembro productor, pero que
están prohibidos en el Estado miembro importador, deben limitarse a lo realmente
necesario para asegurar la protección de la salud pública. Asimismo, el Tribunal de
Justicia ha declarado que el empleo de un determinado aditivo, aceptado en otro Estado
miembro, debe estar autorizado cuando se trate de un producto importado de este Estado
miembro, siempre que, teniendo en cuenta, por una parte, los resultados de la
investigación científica internacional y especialmente de los trabajos del Comité Científico
Comunitario para la Alimentación Humana y de la Comisión del Codex Alimentarius de la
FAO y de la Organización Mundial de la Salud, y, por otra parte, los hábitos alimenticios en
el Estado miembro importador, este aditivo no presente un peligro para la salud pública y
responda a una necesidad real, especialmente de orden tecnológico.
46 A ello debe añadirse que los operadores económicos deben tener la posibilidad de
invocar en un procedimiento judicial que la autorización les ha sido injustamente
denegada. Como ya resolvió este Tribunal de Justicia en su sentencia en el asunto 304/84
(Muller, antes citado) son las autoridades nacionales competentes del Estado miembro
importador las que deben demostrar que la prohibición está justificada por razones
relativas a la protección de la salud de su población. A este respecto pueden, no obstante,
exigir de los operadores económicos la presentación de los documentos que puedan ser
útiles para el enjuiciamiento de los hechos y que se encuentren en poder de dichos
operadores.
47 El régimen alemán de aditivos aplicable a la cerveza produce, por una parte, una
exclusión de todos los aditivos autorizados en los demás Estados miembros, pero no una
exclusión de algunos de ellos, justificada concretamente por los peligros que provocan
dados los hábitos alimenticios de la población alemana y, por otra parte, no prevé para los
operadores económicos un procedimiento para obtener la autorización de dicho aditivo
determinado que se encuentre autorizado en otro Estado miembro para la fabricación de
cerveza, mediante un acto de alcance general.
49 A pesar de ello, de acuerdo a las listas de aditivos permitidos para diversos alimentos,
presentadas por el mismo Gobierno alemán, algunos de los aditivos autorizados en otros
Estados miembros para la fabricación de cerveza también se permiten en la normativa
alemana, en particular en el ZZulV, para la fabricación de todas o de casi todas las
bebidas. La única referencia a los riesgos potenciales que derivan de la ingestión de
aditivos en general y el hecho de que la cerveza sea un alimento de gran consumo no
bastan para justificar el establecimiento de un régimen más severo para este producto.