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UNIVERSIDAD RICARDO PALMA

RECTORADO
PROGRAMA DE ESTUDIOS BÁSICOS

AÑO ACADÉMICO 2018

MATERIAL DIDÁCTICO

2018-I

EB 0007 LÓGICA y FILOSOFÍA

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Programa de Estudios Básicos
NOTAS A LA SEGUNDA EDICIÓN
Los ejercicios que aparecen en el presente material de prácticas sigue la secuencia
temática del sílabo del curso de Lógica 2009-I. En este sentido, existen algunos
cambios en el contenido respecto al programa de los semestres anteriores. Ahora
iniciamos el desarrollo de la Lógica distinguiendo los textos que son argumentos de
aquellos que no lo son, con el objeto de diagramar la estructura de los argumentos
introducido por el método de Monroe Beardsley. Luego, se definen las categorías
conceptuales básicas, y como temas centrales de la Lógica, se estudia la lógica
proposicional y la lógica cuantificacional monádica de primer grado. En cada uno de
estos capítulos se considera de mayor importancia el análisis formal del lenguaje y la
aplicación de las reglas lógicas. Para decidir la validez o invalidez de las inferencias
usaremos el método de los diagramas semánticos, y para las demostraciones de
validez, el método de las derivaciones.
Los ejercicios se han enriquecido con el aporte de muchos profesores de Lógica de la
Universidad Ricardo Palma. Así, el profesor Carlos Alvarado ha propuesto y
reformulado algunos ejercicios sobre derivaciones. Sigiberto Amaro, en la Lógica
Cuantificacional, ha propuesto algunas proposiciones para la simbolización e
inferencias para el análisis de validez. Los ejercicios sobre deducción e inducción han
sido propuestos por Alfredo Ataurima. Muchos ejercicios sobre la distinción de
proposiciones simples y compuestas pertenecen a Miguel Giraldo. Por su parte la
profesora Gloria Lau ha contribuido con muchos ejercicios sobre las funciones básicas
del lenguaje. Además, la gama de falacias interesantes propuestos por el doctor Raúl
Yáñez Cannon se ha incrementado con los argumentos falaces propuestos por el
doctor Oswaldo Orna. También el aporte del profesor Guillermo Romaní sobre
simbolización de proposiciones completa nuestro material para las prácticas.
El profesor Oliver Oscco ha colaborado proponiendo y reformulando ejercicios en el
desarrollo de todo el material, trabajo laborioso que hace merecedor copartícipe de
esta edición. Finalmente agradezco las coordinaciones de los profesores Julio Zegarra
y Roberto Katayama en torno a la elaboración programática del contenido temático del
curso de Lógica.

Marzo, 2009
Diógenes Rosales Papa
Coordinador del curso de Lógica

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Programa de Estudios Básicos
5.2. El término alma o ánima del latín anima se refiere a una entidad
inmaterial que poseen los seres vivos.

5.3. Los cuerpos son pesados es verdadero dijo el profesor de física, luego
añadió, todo cuerpo ocupa un lugar en el espacio.

5.6. La palabra papanatas acaba de ser pronunciada por primera vez.

5.7. Usaremos el término alumno o alumna para referirnos a los asistentes a


clase.

5.8. Platón consideraba el alma como la dimensión más importante del ser
humano.

5.9. El nombre de jueves proviene del latín Jovis díes, o día de Júpiter.

5.10. Los maestros que hablan entre sí de su trabajo y los teóricos que hacen
recomendaciones razonables para la práctica, inevitablemente harán uso
de conceptos tales como educación, enseñanza, conocimiento, currículum,
autoridad, igualdad de oportunidades y castigo.

5.11. En la entrada del camino de la ciénaga se había puesto un anuncio que


decía Macondo y otro más grande en la calle central que decía Dios existe.

5.12. La metáfora es el desplazamiento de significado en los términos con una


finalidad estética.

5.13. La palabra valquiria deriva del nórdico antiguo valkyrja y significa la que
elige a los caídos en batalla.

5.14. Vlad Tepes el empalador y sus antepasados pone de manifiesto algunas


cuestiones ciertamente insólitas en torno al personaje histórico que inspiro
la obra de Stoker como es el propio nombre de Drácula. Ralf- Peter nos
explica que en rumano el término dracul significaba dragón y que ese era
el nombre de una secta de guerreros a la que pertenecía el padre de Vlad
III. El sufijo a en rumano significa hijo de de modo que la nomenclatura
Drácula no significaba más que hijo del Dragón.

5.15. Los policías le dijeron tú eres terrorista, tú eres culpable. Ella no entendía
los cargos, gritó soy inocente. Ella escuchó los cargos del juez militar, no
escuchó sobre alguna evidencia. Después sólo escuchó te condenamos a
veinticinco años de cárcel porque eres culpable, no inocente.

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5.16. La palabra justicia designó, originalmente, la conformidad de un acto con el
derecho positivo, no con un ideal supremo y abstracto de lo justo.

5.17. Junio del latín Iunius, mes de Juno es el sexto mes del año en el Calendario
Gregoriano y tiene 30 días.

5.18. El término hebreo eméth, a menudo traducido verdad, puede designar


aquello que es firme, digno de confianza, estable, fiel, un hecho veraz o
establecido.

5.19. El calendario gregoriano es un calendario originario de Europa, actualmente


utilizado de manera oficial en casi todo el mundo.

5.20. El origen más probable de la palabra café proviene de los mahometanos


que, posiblemente, buscando reducir el efecto psicológico de la prohibición
religiosa de consumir bebidas alcohólicas, llamaron Kahoueh al café.
Kahoueh era el nombre utilizado para designar a las bebidas alcohólicas,
mismo que los turcos pronunciaban Kahveh y que al comercializarlo tomó
en castellano el nombre de café.

5.21. El adjetivo latino cultus indica la propiedad de un campo de estar cultivado.


Todavía ahora llamamos incultos a los campos sin cultivar.
Originariamente, pues, cultura quería decir agricultura, y culto, cultivado.
Quien cultiva un campo, lo cuida constantemente.

5.22. Ahora bien, ante todo se envidia a menudo a quienes tiene suerte. Esto no
tendría sentido a menos que la situación de inferioridad relativa del sujeto
tuviera una importancia decisiva. Nuestra inferioridad nos contraría desde
que se percibe como la expresión de un fracaso en el marco de cierta
rivalidad.

5.23. El verbo latino colere significa cultivar. Así, agrum colere significa cultivar el
campo, y vitem colere, cultivar la vid. La forma supina de colere es cultum,
y de ella proviene la palabra cultura, que en latín originariamente significa
agricultura. Así, agri culturae son las diversas formas de cultivar el campo,
y cultura vitium es el cultivo de las viñas. De ahí proceden palabras
castellanas como viticultura, fruticultura, floricultura y piscicultura.

5.24. Hubo un tiempo en que los hombres y mujeres estaban convencidos de


que todos y cada uno de sus actos tenían al menos un espectador divino,
quien sabía todo acerca de sus acciones, que podía entenderlos y, de ser
necesario, castigarlos. Uno podía ser un proscrito, un bueno para nada, un

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don nadie ignorado por sus prójimos, una persona que sería olvidada en el
momento en que muriera, pero estaba convencido de que, al menos,
alguien le prestaba atención. Solo Dios sabe lo que he sufrido, decía la
abuela, enferma y abandonada por sus nietos. Dios sabe que soy inocente,
era el consuelo para aquellos condenados injustamente. Dios sabe lo
mucho que he hecho por ti, decían las madres a los hijos ingratos. Dios
sabe lo mucho que te quiero, gritaban los amantes abandonados. Solo
Dios sabe por lo que he pasado, gemía el pobre miserable cuyas
desgracias a nadie importaban. Dios era invocado como el ojo omnisciente
al que nada ni nadie podía eludir.

5.25. El inductivismo considera el conocimiento científico como algo objetivo,


medible y demostrable, a partir solamente de procesos de experimentación
observables en la naturaleza a través de nuestros sentidos.

SEGUNDA UNIDAD

NIVELES Y LA LÓGICA PROPOSICIONAL

6. SINTAXIS: FÓRMULAS Y ESQUEMAS DE FÓRMULAS

Cuáles de las siguientes secuencias de símbolos son fórmulas bien formadas


(fbfs). ¿Por qué?

6.1. p  ( q   q )
6.2. ( p  q  r )   p
6.3. p  ( r  ~ C )
6.4. p  (~ t  r)
6.5. ( ~ s  p )  ( ~ q  r )  t
6.6. ( p  q .. r  s )   r
6.7. p r  q ..  t   q
6.8. q  r ..  ( r  t )
6.9. p   q ..   p  s ..  ( q  s ) 
6.10. ( p  ~ t )  ( q  r )  ( p  q )

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Programa de Estudios Básicos
Construya fbfs para cada esquema de fórmula con los datos que aparecen entre
paréntesis:

6.11. ~ A (p, q, , , )

6.12. A  B (p, q, , , )

6.13.  A  ( B  C ) (p,q,r, , , )

6.14.  ( A  B )   B (p, q, r, , , , )

6.15. A  B .. A   C (p, q, r, , , , , )

6.16. A  ( B   A) (p, q, r, s, , , )

6.17. ( A   B)  (B   C) (p, q, r, s, , ,, , )

7. FUNCIONES DE VERDAD Y REGLAS SEMÁNTICAS

7.1. Negación
 p V (  A ) F (  A )

F V

V F F ( A ) V ( A )

*
7.2. Conjunción

p  q V ( A  B ) F ( A  B )

V V V

V F F V ( A ) F ( A ) F ( B )

F F V V ( B )

F F F

7.3. Disyunción

p  q V ( A  B ) F ( A  B )

V V V

V V F V ( A ) V ( B ) F ( A )

F V V F ( B )

F F F

*
7.4. Condicional
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Programa de Estudios Básicos
p  q V ( A  B ) F ( A  B )

V V V

V F F F ( A ) V ( B ) V ( A )

F V V F ( B )

F V F

*
7.5. Bicondicional

P  q V ( A  B ) F ( A  B )

V V V

V F F V ( A ) F ( A ) V ( A ) F ( A )

F F V V ( B ) F ( B ) F ( B ) V ( B )

F V F

*
8. DIAGRAMAS SEMÁNTICOS

El método de los Diagramas Semánticos es un procedimiento decisorio para


fórmulas proposicionales y fórmulas cuantificacionales monádicas de primer grado. A
continuación las pautas para decidir la validez o invalidez de una fórmula
proposicional:

i. Suponga Verdadero (V) o Falso (F) a la fórmula “A”.


ii. Aplique las reglas que no dan lugar a bifurcación.
iii. Las reglas que se bifurcan generan dos sub-ramas, y estas también
pueden bifurcarse en otras dos sub-ramas y así sucesivamente.
iv. Cada rama es independiente salvo en lo que respecta al tronco común de
donde proceden.
v. Clausurare la rama que exhibe una contradicción.
vi. Si a partir de la hipótesis “A” verdadero, todas las ramas se clausuran, “A”
es falso en todos los EPM (contradictorio).
vii. Si a partir de una hipótesis “A” falso, todas las ramas se clausuran,
entonces “A” es verdadero en todos los EPM (tautología). Si a partir de “A”
verdadero o de “A” falso hay por lo menos una rama no clausurada,
entonces se ha encontrado un contra-ejemplo de “A”. “A” es verdadero en
algún EPM, o “A” es falso en algún EPM.

Por el método de los diagramas semánticos, determine si cada una de las


siguientes fórmulas es tautológica, contradictoria o contingente:

8.1. p  ( q  p )
8.2. ( p  q )  p
8.3. ( p  q )   p
8.4. ( p   q )  ( q   p )

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8.5. p  ( q  p )
8.6. (  p   q )  ( q  p )
8.7. ( p  q )  (  q  p )
8.8. ( p  q )   (  q   p )
8.9. (  p   q )  (  p  q )
8.10.  ( p  q )  r    q   ( p   r ) 
8.11. ( p  q )  (  r   q ) ..  p  r
8.12. ( p  q ) .. r  ( q  p )
8.13. (  p  q )  ( r  p ) .. q  r
8.14. ( p  q )  (  r  s )  (  p  r ) ..  s  q
8.15. ( p  q )  r .. q  ( r  s ) .. (  r  s )  q
8.16. ( p  q )  ( r  s ) .. ( q   p )   (  r   s )
8.17. { [ ( p  q )  ( r  s ) ]  ( ~ q v ~ s ) }  ( p v r )
8.18. [ p  ( q v ~ r ) ] v [ ~ ( q  r )  ~ p ]
8.19. ~ [ ( ~ p v q )  ~ ( q  ~ r ) ]  ( ~ p  r )
8.20. (  r v s .v. r )   [ ( r ..  p  q )  ~ (  p   q .. r ) ]

9. SIMBOLIZACIÓN DE PROPOSICIONES

Obtenga una fbf de cada una de las siguientes estructuras formales:

9.1. p y no q
9.2. Si p entonces no q
9.3. No p, si y sólo si p o r
9.4. Si no p, entonces q y r
9.5. No p, ya que q y r
9.6. p o q, si r
9.7. p, o q si r
9.8. p y q, puesto que r si no q
9.9. No es el caso p o q
9.10. No es el caso que si p, q
9.11. No es el caso p o q, puesto no p y no r
9.12. Si no p, q si r
9.13. p, entonces r si q
9.14. r puesto q, o q si p

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9.15. p o q, pues q y s
9.16. Si p, q; y, p a causa de q
9.17. q o r se sigue de no p
9.18. p, en vista de no p o no q
9.19. p a menos que q; pero no ambos a la vez.
9.20. p, a menos que q y r

Simbolice las siguientes proposiciones. Indique la variable proposicional de


cada proposición simple y la estructura formal de la proposición:

9.21. Los griegos y los persas fueron grandes navegantes.


9.22. Si la temperatura está bajo cero, el agua se congela.
9.23. Encinas, o fue un buen maestro o fue un buen político.
9.24. Habrá tormentas marítimas si y sólo si hay huracanes producidos por los
vientos.
9.25. Si la temperatura no está elevada, las aguas marinas están frías.
9.26. “Rojo y negro” es la obra más significativa de Sthendal.
9.27. Flaubert, Gorki y Hemingway pertenecieron a la misma generación.
9.28. Si no es el caso que la medicina y la física sean ciencias, entonces la
política es un arte.
9.29. No es el caso que si la medicina y la física son ciencias, entonces la
política sea un arte.
9.30. Grecia fue cuna de la cultura occidental y China fue cuna de la cultura
oriental, sin embargo ni Grecia ni China son potencias económicas.
9.31. Los yanomami, una comunidad amazónica que habita la frontera de
Venezuela y Brasil, vive aislada del mundo desde la Edad de Hielo.
9.32. No obstante de ser impío reza por las noches al acostarse.
9.33. A pesar de ser político no miente
9.34. La palabra aguacate del náhuatl ahuacatl, significa “testículos del árbol”.
En otros países de Latinoamérica es llamado palta, del quechua pallta.
9.35. A pesar de ser megalómano es cleptómano.
9.36. La teoría del Big Bang se desarrolló a partir de observaciones y avances
teóricos.
9.37. 50 de las montañas más altas del planeta se encuentran en el continente
asiático.
9.38. Las observaciones detalladas de la morfología y estructura de las
galaxias y cuásares proporcionan una fuerte evidencia del Big Bang.

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9.39. El paciente tiene fiebre y resfrío, porque tiene sarampión.
9.40. Los contadores y los administradores estudian matemática financiera.
9.41. Vargas Llosa escribió El sueño del celta.
9.42. La administración es un arte si no es ciencia.
9.43. A pesar de ser odontólogo es cirujano estético.
9.44. El arquitecto proyecta espacios urbanos o edificaciones.
9.45. David Ricardo o Adam Smith fueron economistas.
9.46. La venta de la carne y escamas de pangolín representan el 20 % de las
ganancias del mercado negro de vida silvestre.
9.47. Un corredor entre Tacna y Arica elimina el comercio directo entre Perú y
Chile, porque el corredor entre Tacna y Arica genera el comercio informal
y el comercio informal no puede ser directo entre Perú y Chile.
9.48. Hace frío si nieva, dado que si nieva la temperatura está bajo cero.
9.49. La pena privativa de libertad es temporal o de cadena perpetua, de ahí
que un reo sale libre si la pena privativa es temporal.
9.50. Es o no es un buen maestro o un buen político, puesto que si no es un
buen político, no es un buen maestro.
9.51. La educación básica en el Perú es de baja calidad a menos que se
invierta racionalmente en educación.
9.52. Un clima social estable, caracterizado por instituciones y grupos sociales
proveedores de intereses y objetivos aceptados, cuando no compartidos,
crea el ambiente necesario para el surgimiento de nuevas empresas y
para el mantenimiento y progreso de las existentes.
9.53. La producción de un título profesional es un proceso comparable a un
montaje fabril predeterminado en tiempo y calidades, mientras que la
investigación es una actividad permanente y contingente en cuanto
resultados.
9.54. La imitación de modelos de consumo y crecimiento de Occidente no
contribuye a una disminución del deterioro ambiental, pues en primer
lugar, las soluciones tecnológicas no dan como resultado una sociedad
sustentable.
9.55. El problema ambiental es un problema educativo. Una modificación de las
relaciones del hombre con su medio no se produce sin un cambio en las
actitudes y escalas de valores dominantes en la sociedad.

10. LA IMPLICACIÓN Y LA EQUIVALENCIA

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Programa de Estudios Básicos
Dadas las siguientes fórmulas:

A=pq
B=qr
C=qr
D=(pq)
E=(pq)r
F=r(ps)
G=pq
H=(pq)(qp)
I=q(rp)
J=p(qp)
K =  ( r ..  p  r )

Por el método de los diagramas semánticos determine:

10.1. Si A implica a B
10.2. Si B y C son equivalentes
10.3. Si G está implicada por A
10.4. Si la negación de J equivale a K
10.5. Si I está implicada por H
10.6. Si J está implicada por la conjunción de F y G
10.7. Si la disyunción de A y D está implicada por la negación de E
10.8. Si la disyunción de G y J está implicada por K
10.9. K implica a C es lógicamente verdadera
10.10. F implica a J es lógicamente falsa
10.11. La conjunción A y E es equivalente a la conjunción E y D
10.12. Si A implica a F, entonces A es implicada por K

Dadas las siguientes proposiciones:

A = Mozart compuso 41 sinfonías.


B = Beethoven compuso nueve sinfonías.
C = Beethoven compuso valses y marchas.
D = Beethoven no compuso la Flauta mágica.
E = Si Mozart compuso 41 sinfonías, entonces Beethoven compuso la Flauta
mágica.

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Programa de Estudios Básicos
F = Mozart compuso 41 sinfonías si y sólo si Beethoven compuso nueve
sinfonías.

Por el método de los diagramas semánticos decida:

10.13. Si F implica E
10.14. Si D es implicada por C
10.15. Si B equivale a F
10.16. Si C implica E
10.17. Si F y C son equivalentes
10.18. Si la conjunción de A y B implica F
10.19. Si A equivale a B, entonces es implicada por la conjunción A y B
10.20. La conjunción de no-A y D, equivale a la conjunción de D y E
10.21. C está implicada por la conjunción de A, D y E
10.22. La negación de la disyunción A y B implica a F
10.23. La negación de la disyunción A y B equivale a F
10.24. La conjunción de A, D y E, equivale a B y no-B
10.25. Dadas las siguientes proposiciones, por el método de los diagramas
semánticos determine si la proposición A está implicada por B.
A = Beethoven no compuso la Flauta mágica porque la Flauta mágica es la
obra de Mozart.
B = Si Mozart compuso 41 sinfonías, o Beethoven no compuso la Flauta
mágica o la Flauta mágica no es obra de Mozart.
10.26. Por el método de los diagramas semánticos, decida si las
proposiciones siguientes son o no equivalentes:

A = Mozart compuso 41 sinfonías si y sólo si Beethoven compuso 9


sinfonías.
B = Si Mozart no compuso 41 sinfonías entonces Beethoven no compuso 9
sinfonías.

10.27. Dadas las siguientes fórmulas:


A= pq
B = r  (q  s)
C = (q  r)  s
Por el método de los diagramas semánticos, determine:
10.27. Si B está implicada por A
10.27. Si B y C son equivalentes

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Programa de Estudios Básicos
10.28. Por el método de los diagramas semánticos, determine si la proposición A
implica a B.
A = En la época de la conquista, los españoles desembarcaron en Centro
América, si y sólo si la Tierra no era plana y Colón no llegó a la India.
B = Si los españoles desembarcaron en Centro América, Colón no llegó a la
India.

10.29. Por el método de los diagramas semánticos, determine, cuáles de las


proposiciones siguientes son equivalentes:
A = En la época de la conquista, si los españoles desembarcaron en Centro
América, entonces Colón no llegó a la India.
B = No es el caso que los españoles desembarquen en Centro América y
Colón llegue a la India.
C = O los españoles desembarcaron en Centro América o Colón no llegó a la
India.

10.30. Por el método de los diagramas semánticos, determine si la conjunción


de las proposiciones A y B implica a la proposición C:
A = No es el caso que Demócrito sostenía sólo la existencia del átomo o la
existencia del vacío.
B = Si Demócrito rechazaba la existencia de la nada entonces sostenía sólo
la existencia del átomo.
C = Si Demócrito sostenía la existencia del vacío o rechazaba la existencia de
la nada, entonces sostenía sólo la existencia del átomo.

10.31. Dadas las siguientes proposiciones:


A = Viajaré a Europa o a los Estados Unidos, dado que obtuve mi visa.
B = O no viajo a Europa o no viajo a Estados Unidos.
C = No es el caso que viaje a Europa y a Estados Unidos a la vez.
Por los diagramas semánticos, decida:
11.31.1. Si A está implicada por B
11.31.2. Si A y C son equivalentes

10.32. Dadas las siguientes proposiciones:


A = Llueva o no llueva, saldré a caminar al parque
B = Saldré a caminar al parque

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Programa de Estudios Básicos
C = Si hay tormenta con rayos y truenos, también saldré a caminar al parque.
Por los diagramas semánticos decida:
11.32.1. Si A y B son equivalentes
11.32.2. Si C está implicada por B

11. INFERENCIAS

Por el método de los diagramas semánticos, decida la validez o invalidez de


cada una de las siguientes inferencias:

11.1. Si Darwin está en lo cierto, entonces el ser humano es producto de la


evolución. El ser humano es producto de la evolución. Por lo tanto,
Darwin estaba en lo cierto.

11.2. Si trabajo mucho, termino el día cansado y duermo mucho mejor. No


pude dormir. Por tanto, no trabajé mucho.

11.3. Si no llueve, se arruinarán las cosechas. Si se arruinan las cosechas, o el


gobierno ayuda a los campesinos o hay miseria. Por eso, el gobierno
ayudará a los campesinos.

11.4. La productividad aumenta si y sólo si hay estímulos. Si hay estímulos, los


costos suben. Si los costos suben, hay que subir los precios y quizás los
clientes se enojen. La productividad aumenta. Por lo tanto, quizá los
clientes se enojen.

11.5. El edificio se derrumbará, si sus cimientos son endebles o la construcción


es deficiente. La construcción no es deficiente. Concluimos que, el
edificio no se derrumbará.

11.6. Si existen sustancias compuestas entonces el átomo es una sustancia


compuesta. Si existen sustancias simples entonces el electrón es una
sustancia simple. Existen sustancias simples y compuestas. Por lo tanto,
el átomo es una sustancia compuesta y el electrón es una sustancia
simple.

11.7. El ingeniero llegará hoy si y sólo si tomó el vuelo al medio día. Tomó el
avión al medio día si salió a tiempo de la oficina. Luego; el ingeniero
llegará hoy si salió a tiempo de la oficina.

11.8. A pesar de que el rey Amulio sabía que Silvia estaba encinta, no la
mandó matar. Si no la mandó a matar, entonces Silvia dio a luz a Rómulo
y Remo. Por lo tanto, si el rey Amulio sabía que Silvia estaba encinta
entonces Silvia dio a luz a Rómulo y a Remo.

11.9. Si el rey Amulio ordenó colocar en una cesta a los gemelos Rómulo y
Remo, entonces fueron arrojados al río Tíber. Ocurre que, los gemelos
Rómulo y Remo fueron salvados por una loba y amamantados por esta.
De ahí que, Rómulo fundó la ciudad de Roma ya que los gemelos
Rómulo y Remo fueron amamantados por una loba.

11.10. Si no me invitan a almorzar entonces me voy. Pero, si no me voy,


entonces tendré que llamar por teléfono a casa y dejar el mensaje de que
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Programa de Estudios Básicos
no me esperen. Me invitan a almorzar. Por lo tanto, Tendré que dejar el
mensaje de que no me esperen.

11.11. Nuestro razonamiento puede dar lugar a errores porque es deficiente. Si


es deficiente, es indispensable identificar las leyes lógicas; no obstante
nuestro razonamiento podría dar lugar a errores. Pero no es cierto que
nuestro razonamiento no sea deficiente ni sea indispensable el identificar
las leyes lógicas. En consecuencia, nuestros razonamientos pueden dar
lugar a errores porque es deficiente.

11.12. Si Newton observó la caída de la manzana entonces no fue un azar que


descubriera las leyes del movimiento. Newton comprendió la ley de
gravitación universal y no fue un azar que descubriera las leyes del
movimiento, porque Robert Hooke introdujo a Newton en el estudio de
una trayectoria curva de órbitas planetarias. En consecuencia, si Newton
observó la caída de la manzana o Robert Hooke introdujo a Newton en el
estudio de una trayectoria curva de órbitas planetarias, entonces no fue
un azar que descubriera las leyes del movimiento.

11.13. No es el caso que Demócrito sostenía sólo la existencia del átomo o la


existencia del vacío. Si Demócrito rechazaba la existencia de la nada
entonces sostenía sólo la existencia del átomo. De ahí que, si Demócrito
sostenía la existencia del vacío o rechazaba la existencia de la nada,
entonces sostenía sólo la existencia de la nada.

11.14. Demócrito rechazaba la existencia de la nada dado que sostenía sólo la


existencia del átono. Demócrito rechazaba la existencia de la nada si y
sólo si no sostenía la existencia del vacío. Por lo tanto, no se da el caso
que Demócrito sostuviera sólo la existencia del átomo y del vacío.

11.15. La empresa hace reingeniería si y sólo si es competitiva. Si la empresa es


competitiva entonces mejora su eficiencia. Por tanto, si la empresa hace
reingeniería, mejora su eficiencia.

11.16. No se da el caso de que la bebida esté helada y el pastel muy caliente.


La bebida está helada si ha estado en la hielera. En consecuencia, no es
el caso que el pastel esté caliente y la bebida haya estado en la hielera.

11.17. Si el gobierno de los Estados Unidos ha radicalizado su actitud frente a


los ilegales o se ha incrementado las tropas en la zona de fronteras,
entonces la condición de los ilegales es altamente precaria. El senado de
los Estados Unidos no aprueba la construcción de un muro con la frontera
mexicana porque la condición de los ilegales es altamente precaria. En
consecuencia, si el gobierno de los Estados Unidos ha radicalizado su
actitud frente a los ilegales, entonces se ha incrementado las tropas en la
zona de fronteras o el senado no aprueba la construcción de un muro con
la frontera mexicana.

11.18. Reconocidos organismos apoyan el uso de la píldora del día siguiente,


sin embargo sus detractores insisten en el tema de su efecto abortivo. Si
la píldora actúa antes de su fecundación entonces la píldora ayudará a la
salud de millones de mujeres. Pero, los detractores insisten en el tema de
su efecto abortivo. En consecuencia, si reconocidos organismos apoyan
el uso de la píldora del día siguiente, entonces la píldora actúa antes de
la fecundación y ayudará a la salud de millones de mujeres.

15
Programa de Estudios Básicos
11.19. Si la moral es común a todos los hombres, entonces el hombre es capaz
de ejecutar una acción conscientemente. Los valores constituyen las
máximas cualidades humanas si el hombre es capaz de ejecutar una
acción conscientemente. Si la ética laboral no se desvanece entonces la
moral es común a todos los hombres. Por lo tanto, si la ética laboral no se
desvanece entonces los valores constituyen las máximas cualidades
humanas.

11.20. Si la publicidad es decisiva en el funcionamiento del mercado o es


importante en la socialización, entonces trasmite modelos que influyen en
las personas. La publicidad es decisiva en la información popular si
trasmite modelos que influyen en las personas. Por lo tanto, si la
publicidad es decisiva en el funcionamiento del mercado, entonces
también es decisiva en la información popular.

TERCERA A SEXTA UNIDAD


LECTURAS DEL CURSO DE FILOSOFÍA

CONCEPTO DE FILOSOFÍA

1.1 EL HOMBRE Y SU PROBLEMA EXISTENCIAL

De todas las experiencias que puede vivir un ser humano, la más común y corriente es
que tiene problemas. Tener problemas exige resolverlos. Pero la naturaleza de los
problemas es muy variada. Hay problemas sencillos, fáciles de resolver. Han, en
cambio, problemas angustiosos cuya solución parece o es realmente imposible. Por
más que hagamos, no podemos evitarlos. Aunque podamos dejar de pensar en ellos
durante algún tiempo, nuestra propia vida se encarga de recordárnoslo. Por ejemplo,
el origen y la finalidad de nuestra existencia. ¿De dónde venimos, adónde vamos?
¿Qué significan el nacimiento, la muerte? ¿Hay otra vida o nuestra existencia termina
en este mundo? Otros problemas son de carácter más práctico. Se produce una
sequía en la comunidad y es de vital importancia saber cómo conseguir más agua. O
se quiere que la cosecha sea buena y no se sabe cómo hacer para luchar contra las
plagas que amenazan a las plantas. O se quiere hacer cualquier trabajo colectivo y
tenemos que saber cómo organizarnos. También nos topamos con problemas que no
parecen concernirnos directamente pero que presentan a veces enorme interés, como
cuando queremos saber algo sobre la estructura del universo en que vivimos (¿es el
universo finito o infinito?) o sobre las relaciones de ciertos objetos matemáticos.

El hecho es que, vivamos como vivamos y hagamos lo que hagamos, estamos


constantemente dedicados a resolver problemas importantes o triviales. Su
importancia varía de acuerdo con nuestro temperamento y según las circunstancias en
que se presentan. Pero importantes o triviales, solubles o insolubles, los problemas
constituyen la sustancia misma de nuestra vida. Y, querámoslo o no, tenemos que
enfrentarnos a ellos para tratar de resolverlos. En una palabra para el ser humano,
existir es tener que resolver problemas.

Algo que asombra, cuando uno se percata de ello es la enorme variedad de


procedimientos que el ser humano ha utilizado, a través de la historia, para resolver
los problemas a los que ha tenido que enfrentarse. Consideremos el problema de la
sequía. En tiempos antiguos y en determinadas regiones, se solía acudir al hechicero.

16
Programa de Estudios Básicos
Mediante rituales mágicos el hechicero intentaba orientas las “fuerzas ocultas” de la
realidad de manera favorable para lograr que lloviera. En la actualidad, los científicos
y los técnicos buscan nuevas fuentes de agua o inventan métodos físicos y químicos
para que la lluvia se precipite de las nubes. Se trata de procedimientos radicalmente
distintos, pero cada uno de ellos ha sido utilizado o es utilizado por comunidades
enteras que están convencidas de que su método es el mejor.

Un ejemplo notable de la diferencia de métodos es el utilizado por los ejércitos en


campaña. Los griegos (y la mayoría de los pueblos antiguos) antes de emprender una
acción bélica observaban el vuelo de las aves o las entrañas de algún animal que
sacrificaban con ese propósito. Si lo que observaban, según una serie de
procedimientos precisos, era favorable (fasto) se lanzaban a la acción.

Si, contrariamente, era desfavorable (nefasto) esperaban mejor ocasión. Desde luego,
a veces las circunstancias los obligaban a iniciar la lucha aunque los sistemas fueran
desfavorables. Pero siempre trataban de proceder de acuerdo con ellos. Los
hombres actuales hacen un análisis de la situación calculando el número de
combatientes, el tipo de armamento, la posición de su ejército y del ejército enemigo, y
de acuerdo a los resultados, luchan o se retiran.

A nosotros que vivimos en la segunda mitad del siglo XX, los métodos del hechicero o
de los ejércitos griegos nos parecen absurdos. Pero a ellos les parecían
perfectamente naturales y no pensaban que otros fueran posibles. Es que nosotros
estamos acostumbrados a utilizar el conocimiento racional para resolver los problemas
importantes que nos aquejan y nos parece absurdo no proceder de esta manera
cuando tenemos que enfrentarnos a dificultades. Sin embargo como acabamos de
ver, existen otros métodos.

1.2 EL IDEAL DE VIDA RACIONAL Y LA SOLUCION DE PROBLEMAS.

En Grecia, a fines del siglo VII y comienzos del VI antes de Cristo, en una época en
que el mito y las prácticas anteriormente descritas imperaban universalmente, un
pequeño grupo de hombres, comienza a proceder de manera distinta.

En lugar de utilizar el mito y de observar el vuelo de las aves o las entrañas de los
animales para hallar la solución de los grandes problemas teóricos que plantea su
existencia, utilizan la razón. En esa época, para saber cómo se había organizado el
universo, se creía en los mitos que se trasmitían de generación en generación. Los
aspectos más impresionantes de la naturaleza, como el cielo, el mar, la tempestad, el
rayo, los ríos eran interpretados como dioses y diosas que descendían unos de otros y
de esta manera se creía que su existencia quedaba explicada. Uno de los mitos más
difundidos en Grecia era que el origen de todas las cosas se debía a Ouranos y Gaia.
Ouranos era el cielo y Gaia la tierra.1

De la unión de estos dioses nacieron varios dioses y diosas que volvieron a unirse
engendrando a otros entre los que estaba Zeus (llamado Júpiter por los romanos y
más conocido por este nombre) que era amo del rayo y llegó a ser el más poderoso de
todos.

En la ciudad de Mileto, en una pequeña isla frente a la costa de lo que actualmente es


Turquía y que en ese entonces era una isla Griega (toda la costa de Turquía estaba

1
“Ouranos” en griego significa, precisamente, “cielo”, “firmamento” y “Gaia” en un dialecto
griego muy antiguo significa “Tierra”. En el dialecto ateniense del Siglo de Oro, “tierra” se
dice”Ge” (de donde “geografía”, estudio de la tierra).
17
Programa de Estudios Básicos
poblada por griegos) vivía un hombre llamado Tales que, en lugar de conformarse con
los mitos para comprender los fenómenos naturales, propuso una manera diferente de
comprenderlos.

Tales trató de conocer, por medio de la razón, cuál era el origen de dichos fenómenos.
En lugar de acudir al mito, acudió al conocimiento racional y llegó a la conclusión de
que el origen de todas las cosas era el agua. Tales estaba equivocado, pero había
iniciado una búsqueda que conduciría la historia humana por nuevos derroteros. Una
vez puesta en marcha la razón, descubre una serie de cosas que no pueden ser
descubiertas de otra manera. Descubre, rápidamente, que existen una serie de
relaciones a la vez claras y profundas entre los números y también entre las formas
espaciales. Cuando se comienza a pensar racionalmente el surgimiento de la
matemática no se hace esperar. Tales fue probablemente el primer hombre que
comenzó a hacer una investigación racional sistemática de las relaciones geométricas
y esta investigación lo llevó a realizar una hazaña intelectual prodigiosa: fue el primer
hombre que demostró un teorema y que utilizó la matemática para conocer los
fenómenos naturales. La aplicación de las matemáticas a la astronomía le permitió
predecir los eclipses y dar origen, así, a la primera ciencia natural: la astronomía.

La inmensa importancia de Tales de Mileto es que, por vez primera en la historia


alguien2 utiliza la razón para resolver problemas teóricos, es decir referentes al
conocimiento de la realidad, dejando de lado los criterios imperantes que se fundaban
sobre todo en el mito y en las prácticas de la adivinación. Al hacer esto logra algo que
nadie había logrado antes que él: logra llegar a resultados universales y necesarios
que todos tienen que aceptar. No en todos los casos pues, como veremos, el
conocimiento racional, cuando trata de alcanzar las últimas profundidades como el
origen del universo o la esencia de la realidad, encuentra límites y lagunas, pero sí en
relación a cierto tipo de conocimientos como el matemático y el astronómico. Aunque
los mitos eran creídos con la mayor ingenuidad, eran muy variados y cambiaban de
país a país y a veces, de ciudad a ciudad. Los habitantes de un país no creían en los
mitos de otro y con frecuencia los encontraban abominables 3. Los mitos griegos son,
en nuestra época, cosas del pasado, nadie cree ni puede creer en ellos. En cambio
los teoremas demostrados por Tales, hace dos mil quinientos años, se estudian hoy
día en el colegio. La razón es capaz de descubrir verdades eternas, que se imponen
al sujeto que conoce, de manera necesaria; es decir, sin que sea posible pensar que
no sean verdades. Por ser necesarias son universales, pues tienen que ser aceptadas
por todos los hombres de todas las naciones y de todas las épocas.

2
Decimos “por primera vez en la historia” pensando en la historia de la Cultura o Civilización
Occidental que es la que, en nuestra época contemporánea, ha tenido y sigue teniendo cada
vez mayor influencia. Otras culturas como la china y la hindú utilizaron también procedimientos
racionales para intentar resolver los grandes problemas teóricos y prácticos de nuestra
existencia. Pero nunca pasaron de cierto límite y por eso no lograron constituir un
conocimiento racional verdaderamente sistemático de la realidad natural y social. Además, el
concepto de razón fue, entre los pensadores de estos países, bastante diferente del concepto
que tuvieron los griegos. Es por eso que, sin dejar de reconocer los grandes méritos de la
filosofía china y sobre todo hindú, se puede decir que los griegos fueron los primeros en utilizar
la razón de manera sistemática para alcanzar el conocimiento de la realidad, en el sentido en
que nosotros, los hombres modernos, entendemos el término “razón”. No hay un acuerdo
unánime sobre lo que significa este término pero si hay un consenso suficientemente general
como para reconocer en los griegos los antecesores inmediatos del conocimiento racional por
excelencia, es decir del conocimiento filosófico y científico tal como se ha desarrollado en el
mundo occidental.
3
Por ejemplo, los griegos encontraban absurdo y moralmente reprobable que los egipcios
creyeran que los dioses podían asumir formas animales.
18
Programa de Estudios Básicos
A partir del pensamiento de Tales, el pensamiento racional avanza rápidamente.
Pitágoras y su escuela contribuyen a desarrollar el conocimiento matemático de
manera fabulosa (recordemos entre los muchos aportes de Pitágoras su famoso
teorema que todos hemos estudiado en el colegio) y Platón, casi dos siglos después,
logra dar forma definitiva al proyecto de utilizar la razón para resolver los grandes
problemas que interesan al ser humano. Aunque los primeros filósofos griegos se
habían dado cuenta de que los problemas morales, sociales y políticos, podían
enfrentarse por medio de la razón, no los habían abordado sistemáticamente.
Sócrates, el maestro de Platón es el primero en hacerlo. Platón, influido por su
maestro, considera que la razón debe ser utilizada no solo para saber cómo es la
esencia de la realidad y para conocer las relaciones matemáticas y el movimiento de
los astros, sino, además, para saber cómo debe ser el comportamiento de los hombres
en la sociedad. Platón plantea claramente la necesidad de utilizar la razón para
resolver problemas no solamente teóricos, es decir, referentes al conocimiento, sino
también prácticos, referentes a la acción. La razón debe decirnos, además de cómo
son las cosas, cómo debemos comportarnos, cómo debemos organizarnos para que
nuestra sociedad sea la mejor posible y los que vivimos en ella tengamos una vida
digna y noble. La razón es considerada, de esta manera, como el guía supremo del
hombre. El ideal más elevado de todos es vivir racionalmente. Platón identifica lo
racional con lo justo. La sociedad racional, es decir, organizada conforme a la razón,
es también la sociedad justa.

Los caracteres del conocimiento racional son descritos admirablemente por Platón y
luego, en forma aún más completa y rigurosa, por Aristóteles que, en vida del primero,
fue su más brillante discípulo. De acuerdo a lo dicho, el conocimiento racional debe
ser necesario y universal. Pero debe, además, ser comunicable. Lo que no es
comunicable no es racional.4

Debe, por último, utilizarse para resolver todo tipo de problemas, es decir, problemas
teóricos y prácticos.

1.3 EL CONOCIMIENTO RACIONAL Y EL MUNDO MODERNO

El proyecto platónico, a través de un largo proceso histórico, es adoptado por los


pensadores occidentales. Cuando se derrumba el Imperio Romano de Occidente y es
dominado por los bárbaros del Norte, se pierde durante un tiempo la tradición cultural
griega. Pero esta tradición se conserva ampliamente en el Imperio Romano de
Oriente y, aunque en forma fragmentaria y aislada, en algunos monasterios de
Europa. Poco a poco, mediante la influencia cultural del Imperio Romano de Oriente,
que comienza a llamarse Imperio Bizantino, se difunde por el sur de Italia y gracias a
la civilización islámica, a través de España que ha sido conquistada por los árabes en
el siglo VIII después de Cristo. La Cultura Occidental comienza, así, a considerarse la
heredera de la Cultura Helénica (greco-romana). Al tomar esta cultura como fuente de
inspiración, redescubre el ideal de vida racional que inspiró el pensamiento griego. A
partir de la Edad Media, y muy especialmente, desde el Renacimiento, el proyecto de
utilizar la razón para lograr el conocimiento de la realidad y para guiar nuestra acción,
se va difundiendo cada vez más. En el siglo XVI una gran mayoría de pensadores
está convencida de que el análisis racional es el mejor medio de enfrentarse a los
problemas para tratar de resolverlos. En el siglo XVII el hombre culto de Occidente
tiene confianza ciega en la razón, una confianza excesiva que le hace esperar
demasiado de ella. Está convencido de que la razón es capaz de conocer la esencia
4
Esta es una de las grandes diferencias entre el concepto griego de razón (que es el que
hemos heredado en el mundo moderno) y el concepto hindú. Para la gran mayoría de los
filósofos hindús la razón nos revela, conocimientos inefables. Como se ve, se trata de dos
conceptos completamente diferentes.
19
Programa de Estudios Básicos
misma de la realidad y que puede resolver casi todos los problemas a los que se
enfrenta. Desde luego, tiene conciencia de sus límites, pero se le cree muchísimo
más poderosa de lo que realmente es. En el siglo XVIII esta confianza en la razón
llega al máximo, y el ideal de vida racional se ha difundido de manera extraordinaria.
Aunque esta difusión se reduce únicamente a los medios cultos de la época, sus
efectos se reflejan en el todo social y puede decirse que el ideal de vida racional se ha
constituido en una verdadera vigencia de la Cultura Occidental.5

A partir del siglo XIX comienza a declinar esta fe ingenua en la razón. Se comienza a
ver sus límites con mayor claridad y se descubre algo de la mayor importancia, sobre
lo que regresaremos más adelante: que los conocimientos establecidos racionalmente
se pueden deformar debido a la influencia de la vida social y dejar, así, de revelarnos
lo que realmente es verdadero. En el siglo XX este proceso culmina en una visión
mucho más aguda y completa de lo que son realmente las posibilidades y los límites
de la razón. Más, por eso mismo, el ideal de vida racional se torna más nítido, más
eficaz. Ahora sabemos que la razón es más limitada de lo que creyeron muchos de
los grandes filósofos de los siglos XVII y XVIII. Pero, debido a ello, podemos aplicarla
con mayor seguridad. Sabemos que hay una serie de problemas que no puede
resolver, pero que, cuando es capaz de resolver un problema, su solución sigue
teniendo esa necesidad y esa universalidad que descubrieron los griegos. Su ámbito
es limitado, pero seguro. Y además, no tiene límites fijos. Conforme pasa el tiempo
sus límites van siendo sobrepasados. Se sabe que no puede resolver todos los
problemas. Se sabe, además, que hay problemas que no podrá resolver nunca. Pero
no se sabe cuántos problemas puede resolver. Y conforme pasa el tiempo el
conocimiento racional sigue avanzando y resolviendo cada vez más problemas,
algunos de los cuales habían parecido insolubles durante siglos.

Una consecuencia directa del ideal de vida racional en el mundo moderno es el


increíble avance de las ciencias creadas por los griegos: la matemática, la
astronomía y la física6,7 y la creación de nuevas ciencias, como la química y la biología
que pronto experimentan también un descomunal desarrollo. Gracias al progreso de
estas ciencias es posible utilizar nuestros copiosos conocimientos sobre la realidad
para actuar sobre ella y aprovecharla en nuestro propio beneficio. Surge, de esta
manera, la técnica moderna, que es el conjunto de procedimientos mediante los cuales
el hombre trasforma la naturaleza y crea máquinas que multiplican su capacidad de
acción. La técnica se desarrolla en forma inimaginable durante la segunda mitad del
siglo pasado y, sobre todo, en nuestro siglo. Este desarrollo impone una característica
inconfundible al mundo actual, que se distingue del mundo de épocas pasadas por
estar organizada en torno de la técnica. Esto ha creado una situación imprevista. De
un lado la técnica ha abierto posibilidades ilimitadas de progreso y bienestar. De otro
ha permitido crear armas de poder destructor tan grande que, de usarse, podrían
terminar con la vida de la especie humana sobre la Tierra. Pero, sea como sea, el
hecho es que la vida del hombre actual está íntimamente ligada a la técnica y que del
uso que haga de ella depende su destino. Todo esto es consecuencia del ideal de
vida racional creado por los griegos y heredado por los occidentales.

1.4 FILOSOFIA Y CIENCIA


5
Una vigencia es una creencia colectiva muy difundida y profunda, algo en lo cual se tiene tal
seguridad que no se concibe que se pueda poner en duda. Por eso contamos en todo
momento con ella y a veces casi ni nos damos cuenta de que influye directamente en nuestro
comportamiento.
6
Los griegos avanzaron mucho menos en física que en matemática y astronomía. Pero fueron
sus creadores. Arquímides creo la estática y la hidroestática y las desarrolló matemáticamente.
7
En sentido estricto la astronomía es parte de la física. Pero tradicionalmente se le considera
como ciencia independiente y aún hoy se le sigue considerando de esta manera.
20
Programa de Estudios Básicos
El proceso que hemos descrito permite formarse una idea de la filosofía. La filosofía
comienza cuando surge el afán de utilizar la razón para tratar de resolver los grandes
interrogantes que encuentra el hombre en su existencia. El primer gran problema que
intenta resolver de manera racional es el de descubrir la verdadera realidad. Desde
tiempos inmemoriales se tenía conciencia de que hay cosas aparentes y cosas reales.
Por ejemplo, el espejismo es una apariencia de agua, pero no es agua real, agua
verdadera. Asimismo, el hielo es completamente diferente del agua. Si una persona
que nunca ha visto hielo lo ve por primera vez, tiene la impresión de que se trata de
una materia distinta. Sin embargo si lo observa suficientemente y se da cuenta de que
se derrite con el calor y se transforma en agua, comprenderá que se trata de la misma
sustancia. Pero, antes de los primeros filósofos griegos, no se había tratado de
comprender en qué consistían la apariencia y la realidad ni por qué una misma
sustancia podía adquirir aspectos diferentes. Y sin embargo se trata de un problema
fundamental, porque mientras no se resuelva nunca se puede estar seguro de la
verdad de nuestros conocimientos. Un conocimiento es verdadero cuando lo que se
conoce es, efectivamente, como se cree que es. Pero si no se puede distinguir entre lo
que realmente es y lo que sólo es en apariencia, entonces no puede distinguirse entre
lo verdadero y lo falso y el conocimiento no puede constituirse.

Los viejos mitos helénicos no ofrecían ninguna garantía de verdad. Se creía en ellos
de manera ingenua, pero si se analizaba por medio de la razón si correspondían o no
a hechos reales, se descubría que no correspondían, es decir, que eran falsos. Fue
este descubrimiento trascendental lo que dio, seguramente, origen a las primeras
manifestaciones de la filosofía.

El descubrimiento de la falsedad del mito produjo desconcierto y angustia, porque el


mito era considerado como el fundamento último que permitía comprender el origen y
la estructura de la realidad. Por eso era necesario tratar de encontrar un nuevo
fundamento por medio de la razón, de manera que pudieran hallarse conocimientos
más sólidos. La multiplicidad y la fugacidad de los fenómenos de la naturaleza hacían
pensar que no revelaban la verdadera realidad. Los colores, las formas, la
consistencia, la estructura misma de las cosas, cambiaba con el transcurso del tiempo
y a veces, hasta con las horas del día. Más allá de estos cambios y de estas
apariencias debía existir algo real, verdadero que no cambiase pero que permitiese
comprender el cambio. Este fundamento último de las cosas, esta verdadera realidad
fue llamada “Arje” (comienzo, origen) por Tales de Mileto y los primeros filósofos
griegos y luego “ser” por sus continuadores. La filosofía inicia, así, su marcha,
buscando el ser de las cosas, la realidad verdadera y última.

Pero de pronto los filósofos se dan cuenta de que se trata de un problema que
presenta enorme dificultades. Aunque la razón es capaz de descubrir verdades
importantes en el campo de la matemática y de la astronomía, cuando se trata de
descubrir el ser de las cosas, la realidad subyacente a los fenómenos huidizos y
variables, se encuentran dificultades abismáticas. La razón parece perder piso, no
puede llegar a conclusiones definitivas. Para unos filósofos como Tales el origen de
todo es el agua, para otros como su discípulo Anaxímenes, es el aire. Para
Empédocles hay cuatro elementos que constituyen la realidad, de los cuales derivan
todas las sustancias: el agua, el aire, el fuego, la tierra. Para Anaxágoras hay infinitos
elementos diferentes que al mezclarse entre sí en diversas proporciones dan origen a
las diversas materias. Demócrito plantea, por vez primera, una teoría atómica
rudimentaria, adelantándose en más de dos milenios a la ciencia moderna.

Pitágoras pensó que el ser de las cosas estaba constituido por el número. Es difícil
después de tantos siglos, captar plenamente el significado de esta afirmación. Lo más

21
Programa de Estudios Básicos
probable es que Pitágoras considerara que comprendiendo las relaciones entre los
números podían comprenderse las relaciones reales entre las cosas. En esta tesis,
está en germen la moderna utilización de la matemática para alcanzar el conocimiento
preciso de la realidad. Al concebir el número como la verdadera realidad, Pitágoras y
su escuela, como ya hemos visto, dieron gran impulso a la matemática y pronto esta
ciencia adquirió un notable desarrollo. Se descubrió, así, un hecho de fundamental
importancia que ha gravitado con enorme peso sobre la historia del pensamiento
humano: cuando se trata de alcanzar el conocimiento por medio de la razón, se
encuentra que hay conocimientos que se pueden adquirir de manera exacta y que
pueden aumentarse sin límite, mientras que hay otros que presentan grandes
dificultades. El conocimiento matemático es del primer tipo, mientras que el
conocimiento de la realidad última, del arjé o del ser, es del segundo tipo.

En un principio no se distingue entre filosofía y ciencia, ambas denominaciones


remiten al conocimiento racional de los grandes temas que interesan al hombre. Pero
poco a poco se comienzan a diferenciar los temas que presentan dificultades, a veces
insondables, al análisis racional, de aquéllos que pueden ser conocidos de manera
segura, sistemática y permanente. De todos los temas, el más profundo y el más
difícil de analizar racionalmente es el conocimiento del ser de las cosas y del origen de
la realidad. Este tema que Aristóteles llama filosofía primera y que con el tiempo
comienza a llamarse metafísica, constituye tradicionalmente el campo central de la
filosofía. En cambio los temas que pueden abordarse mediante una metodología
segura y en cuyo conocimiento se puede avanzar y progresar cada vez más,
comienzan a formar parte de la ciencia.

En la actualidad es usual establecer una diferencia nítida entre filosofía y ciencia. Se


reconoce naturalmente que tienen un origen común: la utilización de la razón como
medio para enfrentarse a los grandes problemas teóricos y prácticos que atañen a la
existencia humana. Pero se considera que, debido a que la primera aborda temas de
especial dificultad algunos de los cuales parecen no poder ser resueltos de manera
definitiva, mientras que la segunda puede avanzar de manera segura, no se les puede
identificar. La ciencia es una disciplina que puede alcanzar, en alta medida, un
conocimiento sólido de los temas que estudia, mientras que la filosofía es una
disciplina que, en la mayoría de los casos, no puede avanzar de manera segura.

Pero el límite entre ambas no puede trazarse con total nitidez. Toda ciencia tiene
aspectos inseguros, presenta problemas que parecen escapar al método científico y,
en este caso, se confunde con la filosofía. Y la filosofía a veces descubre métodos
que le permiten enfrentarse a ciertos problemas de manera segura, logrando un
conocimiento necesario y universal. En este caso se trasforma en ciencia. A través de
la historia, las ciencias han ido surgiendo del seno de la filosofía mediante el hallazgo
de métodos que han permitido enfrentarse a determinados conjuntos de problemas y
resolverlos de manera precisa y segura. Primero la matemática y la astronomía, luego
la física, la biología, la sociología, la sicología, la lingüística, la lógica, etc.

Vemos pues que entre la ciencia y la filosofía existe una relación profunda y esencial.
Intentemos precisarla un poco más. El conocimiento científico es seguro, pero sólo
puede alcanzar esta seguridad porque acepta ciertos supuestos sin analizarlos
mayormente, sin tratar de justificarlos más allá de ciertos límites. Un ejemplo muy
claro lo tenemos en la matemática. Una teoría matemática bien constituida, se
compone de axiomas y de teoremas. Los primeros son verdades que se aceptan
inicialmente, los segundos son verdades que se deducen lógicamente de aquéllos, es
decir, que se demuestran. O sea, los teoremas son verdades derivadas de los
axiomas por medio del razonamiento lógico. Los axiomas son enunciados cuya
verdad se acepta sin tratar de demostrarla, pero que sirven para demostrar los

22
Programa de Estudios Básicos
teoremas. Mientras el matemático procede la manera indicada, está haciendo
matemáticas. Pero puede comenzar a pensar sobre el fundamento de los axiomas.
¿Por qué, por ejemplo, se aceptan tales axiomas y no otros? Y también puede
plantearse el problema de justificar la lógica empleada en la derivación de los
teoremas. ¿Por qué se tiene la seguridad de que las demostraciones matemáticas
(realizadas por medio de la deducción lógica) son inobjetables? Tal vez la lógica que
se utiliza, aunque se aplique con exactitud, tenga fallas, lagunas que hagan imposible
confiar en todas las demostraciones. Cuando el matemático razona de esta manera,
ha rebasado el campo de la matemática propiamente dicho, y ha ingresado en el
sentido moderno de la palabra, al campo de la filosofía. El matemático acepta
supuesto, el filósofo no. En general, el científico, cualquiera que sea su ciencia,
acepta siempre principios y métodos que no analiza, cuya verdad o eficiencia da por
sentados. El filósofo, en cambio, no acepta nada sin justificación. Utiliza su razón
hasta las últimas consecuencias. Quiere comprenderlo todo y, al hacer este intento,
descubre que en aquellos conocimientos que parecen más claros y definitivos como
los científicos, pueden descubrirse oscuridades y lagunas que es necesario aclarar.
En este sentido el filósofo es un radical del pensamiento racional.

Pero hay, además, otra diferencia importante entre la ciencia y la filosofía. Como
hemos dicho, el ideal de vida racional conduce al hombre a tratar de encontrar por
medios de su razón, solución para los problemas teóricos y prácticos. Los problemas
prácticos son de dos tipos: técnicos y estimativos. Un problema técnico es un
problema instrumental: ¿cómo debe hacerse para alcanzar tal fin? Por ejemplo,
¿cómo debo hacer para levantar un cuerpo muy pesado? Es obvio que el
conocimiento científico ayuda a resolver los problemas técnicos. Si conozco las leyes
de la palanca, construyendo la palanca y el punto de apoyo adecuados, podré levantar
el cuerpo fácilmente.

Un problema estimativo, en cambio, es un problema referente a los fines mismos de la


acción. Una persona está en peligro, si la ayudo me pongo también en peligro, que
puede ser muy grave. ¿Debo ayudarla? Se trata de un tipo de problema muy distinto
del anterior que no se puede resolver técnicamente, y que es de la más alta
importancia, pues de la manera como lo resolvamos depende nuestra propia
existencia. Pero cuando se trata de resolver problemas estimativos por medio de la
razón se encuentran dificultades muy grandes y no pueden, por eso, abordarse
mediante métodos científicos. La única manera de hacerlo es por medio de la
filosofía.

1.5 LA FILOSOFIA Y LAS CREACIONES CULTURALES

Para tener una idea cada vez más clara de la filosofía, es conveniente diferenciarla no
sólo de la ciencia sino de otras creaciones del hombre. Estas creaciones, por el hecho
de realizarse siempre dentro de una sociedad que posee una cultura determinada, se
denominan creaciones o formaciones culturales. Las principales, además de la ciencia
y la filosofía, son el arte, la religión, la política, el derecho.

El arte es una de las manifestaciones más extraordinarias y misteriosas del ser


humano. En el pasado el arte se concibió como la expresión de la belleza. Es
indudable que el arte tiene que ver, en muchas de sus manifestaciones, con la belleza.
Pero su contenido es tan amplio que difícilmente cabe en esta definición. Hay obras de
arte que no tratan de representar la belleza sino la miseria o la monstruosidad. En
estos casos algunos sostienen que lo bello no es el contenido de la obra sino la
manera de expresarlo. Pero esto también es dudoso, pues a veces la propia
expresión se aparta de lo bello y busca impresionar al espectador a través de
emociones de espanto, de angustia o de misterio. Sin embargo, aunque aclarar

23
Programa de Estudios Básicos
racionalmente la naturaleza del arte es uno de los problemas más difíciles de la
filosofía, hay algo completamente claro: el arte no es filosofía ni ciencia. El arte no
persigue el conocimiento ni la solución de problemas mediante el análisis racional. Su
fin inmediato parece ser el de crear cierto tipo de emociones que pueden llegar a ser
muy profundas e intentas que usualmente se denominan emociones estéticas.

La religión se diferencia muy fácilmente de la filosofía en el hecho de que establece


verdades por medio de la fe, pero no por medio de la razón. Lo que diferencia una
verdad religiosa de una verdad filosófica o científica no es propiamente su contenido
sino la manera como se justifica. Tanto desde el punto de vista de la religión como de
la filosofía y la ciencia se pueden sostener las mismas verdades, pero se fundamentan
de manera muy distinta. El hombre que procede religiosamente acepta las verdades
de su religión por medio de la fe, cree en ellas porque cree en las fuentes que las
revelan (puede ser un profeta, un texto sagrado, etc.). El hombre que procede
filosófica o científicamente acepta las verdades que busca (en caso de que las
encuentre) porque su razón le permite justificarlas.

La política es una actividad encaminada a manejar el poder para actuar sobre la


sociedad. El político puede utilizar la filosofía o la ciencia para justificar su acción
política. Esto es frecuente en el mundo moderno debido a que como hemos visto, el
ideal de vida racional es uno de los principales integrantes de la Cultura Occidental.
Pero, en sí, el político no persigue el conocimiento ni filosófico ni científico, sino
simplemente el manejo del poder para poder realizar ciertos fines referentes a la vida
colectiva.

El derecho persigue el encauzamiento coercitivo de las actividades humanas dentro de


la sociedad. Todo lo relacionado directamente con este encauzamiento, pertenece a
su ámbito, como la estructura del Estado, las cortes de justicia, los magistrados, los
jurisconsultos y abogados, etc. Pero su núcleo básico es el sistema legal, es decir el
conjunto de normas escritas o no escritas, que obligan a los miembros de la
colectividad a hacer o no hacer determinadas cosas. Que una norma sea coercitiva
significa que lo que ella prescribe se debe cumplir, en caso necesario, por la fuerza. Si
hay personas que se oponen al cumplimiento de las normas del sistema legal, el
Estado acude a la fuerza pública para obligarlas a acatarlas. La filosofía y la ciencia
persiguen la solución racional de los problemas y no tienen ninguna función coercitiva.
La razón se impone por sí misma, pero no puede forzar a nadie a proceder de una u
otra manera. Esto sólo puede hacerlo el poder material.

Es muy importante comprender que, aunque la filosofía es diferente de las


formaciones culturales que hemos descrito, el estudio racional de los problemas que
estas formaciones presentan puede conducir a problemas filosóficos de la mayor
significación. O sea, la filosofía se interesa por el estudio del arte, de la religión, de la
política, del derecho y, en general, por el estudio de cualquier creación cultural. Así, es
innegable que el arte, aunque tal vez no en todas sus manifestaciones, es un intento
de crear belleza. Cuando vemos una buena pintura no necesitamos hacer ninguna
reflexión para saber que es bella. Pero si alguien nos pregunta qué es la belleza, nos
encontramos en apuros. Para saber qué es la belleza tenemos que acudir al análisis
racional y pronto nos topamos con dificultades muy grandes. A través de los siglos los
grandes filósofos han intentado saber que es la belleza, y hasta el momento ninguno
parece haber dado una respuesta definitiva.

Cuando pensamos sobre la religión descubrimos una serie de problemas del mayor
interés desde el punto de vista filosófico. Su interés es no solamente teórico sino
también práctico. Tal vez el más importante de todos es el de saber cuál, entre las
numerosas religiones existentes, es la verdadera. Porque cada religión pretende ser

24
Programa de Estudios Básicos
la verdadera. Muchas reconocen que algunas de las otras enuncian verdades que
coinciden con las de ellas. Pero consideradas como un todo son consideradas falsas.
¿Son todas las grandes religiones equivalentes como pretendía, por ejemplo, el
pensador romano Simaco, o entre todas ellas hay una que es la verdadera mientras
que las demás sólo son parcialmente verdaderas o incluso falsas? ¿Qué fundamento
de la verdad es más seguro, el que proporciona la razón o el que proporciona la fe?
La solución de estos problemas, teóricamente apasionantes, tiene, además, enorme
interés práctico, porque la religión impone una serie de normas de conducta que son, a
veces, difíciles de cumplir y que influyen directamente en la manera de comportarnos
frente a los demás.

En la política el análisis filosófico no sólo es importante sino imprescindible. Debido al


carácter racionalista del mundo moderno son muchas las personas que, antes de
decidirse a elegir un partido político, se interesan por la manera como dicho partido
justifica su política. Y lo usual es que todo partido la justifique mediante argumentos
racionales. En general los partidos políticos tienen siempre una doctrina o ideología
que utilizan para justificar racionalmente su programa de acción. Por eso es posible
discutir sobre esta justificación y aunque se encuentran con frecuencia muchos
problemas difíciles, tal vez, imposibles de resolver, con no menor frecuencia se puede
llegar a conclusiones y se puede disponer de criterios racionales que permitan zanjar
la discusión. Este análisis racional, es decir, el estudio filosófico de las doctrinas que
justifican la acción política de los partidos, es de fundamental importancia práctica.
Porque cuando un partido político llega al poder, a veces pretende cambiar la sociedad
a fondo y este cambio puede hacer que nuestra vida y la de nuestros descendientes
tomen rumbos completamente distintos a los que habían tenido hasta entonces.

En cuanto al derecho, surgen problemas de carácter filosófico apenas nos


preguntamos con qué finalidad se quiere encauzar el comportamiento social de
manera coercitiva. Las normas jurídicas prescriben, en efecto, un determinado
comportamiento a los miembros de la colectividad e imponen castigos a quienes no
cumplen la prescripción. Pero hay sistemas legales que tienen normas muy diferentes
de otros. ¿Cuáles son los mejores? La respuesta usual a la pregunta que hemos
planteado, es que las normas legales persiguen implantar la justicia en la sociedad.
Más cuando se analiza racionalmente qué se quiere decir con la palabra “justicia” se
cae en grandes dificultades teóricas. En tiempos antiguos se consideraba legal la
esclavitud, mientras que hoy día es contraria a toda norma de derecho.

Como en los casos anteriores, el análisis filosófico de la función que deben


desempeñar los sistemas legales en la sociedad tiene gran importancia práctica.
Porque los sistemas legales nos imponen, en forma coercitiva, un tipo de
comportamiento. Si se demuestra racionalmente que las normas que contiene dicho
sistema son injustas, entonces tenemos fundamento racional para exigir que se
cambie el sistema por uno justo.

ESTABLECIMIENTO DE LA VERDAD I
Augusto Salazar Bondy

"No basta ciertamente tener un buen entendimiento: lo principal es aplicarlo bien.


Las almas más grandes son capaces de los mayores vicios como de las mayores
virtudes, y los que caminan lentamente pueden llegar mucho más lejos, si van
siempre por el camino recto, que los que corren pero se apartan de él".
Descartes

25
Programa de Estudios Básicos
“Hay también dos clases de verdades: las de razón y las de hecho. Las verdades de
razón son necesarias y su opuesto es imposible; y las de hecho son contingentes y
su opuesto es posible".
Leibniz

"Si tomamos cualquier volumen, por ejemplo de teología o metafísica académica,


preguntémonos: ¿contiene un razonamiento abstracto sobre cantidad o número?
No. ¿Contiene un razonamiento experimental sobre cuestiones de hecho y
existencia? No. Vaya entonces al fuego, porque no contiene nada más que
sofistería e ilusión".
David Hume

Decimos que una proposición es verdadera cuando es satisfecha por todos los
objetos y falso en caso contrario. Como hemos visto, esto caracterización de la
verdad de una proposición se relaciona estrechamente con su sentido enunciativo,
es decir, con lo que ella asevera y comunica. Así, la verdad de la proposición. ‘Esta
mesa es de madera’ no es nada ajeno a su significado, sino que tiene que ver
directamente con la referencia bien determinada que en ella se hace a una mesa y a
su característica de ser de madera. Esto ocurre con todas las proposiciones. De
aquí se sigue que, si bien hay una noción general de verdad, el ser o no verdadero
corresponde a cada enunciado de modo particular, lo cual permite decir que existen
tantos casos de verdad o verdades singulares cuantas proposiciones cumplidas hay.
Por lo mismo, no se podrá saber si una proposición es verdadera o falsa sin atender
a su significado propio, sin considerar qué es lo que dice y cuál es en cada caso su
pretensión enunciativo.

Verificar una proposición es establecer su verdad; lo contrario es determinar


su falsedad. Por lo dicho antes se comprenderá que la verificación no es posible sin
comprender el significado de las proposiciones con las que se trabaja. Por ejemplo,
nadie podrá saber si el enunciado 'El Ecuador es país limítrofe del Perú, es
verdadero o falso sin entender y precisar lo que se está aseverando por medio de
las palabras empleadas en él. Teniendo en cuenta esto se puede decir que la
comprensión del sentido de las proposiciones señala una vía esencial de
comprobación, sin la cual es del todo imposible llegar al establecimiento de su
verdad. Y pueda afirmarse también, inversamente, que cuando se sabe de qué
modo hay que verificar una proposición, se tiene una comprensión más segura y
precisa de su significado. Cuando una proposición contiene términos vagos o
confusos plantea un problema de verificación; en este caso, decidir el modo de
verificarla, entre los varios que pueden ofrecerse como posibilidades, justamente a
causa de la vaguedad o confusión, es una manera eficaz de precisar su sentido.

Pero la comprensión del significado de una proposición, con ser condición


indispensable de su verificación, no basta en todos los casos como procedimiento.
De esa comprensión ganamos, es cierto, una orientación inicial para establecer la
verdad del enunciado. Sin embargo, los pasos concretos que a continuación hay
que dar varían según las proposiciones.

26
Programa de Estudios Básicos
Consideremos las siguientes oraciones:

(f) La Universidad Nacional Mayor de Son Marcos tiene diez Facultades.


(g) Si Juan es mayor que Pedro, entonces Pedro es menor que Juan.
(h) Ghana tiene 6'690,730 habitantes.
(i) El hombre es mortal o inmortal.

¿Qué ocurre cuando habiendo comprendido y precisado su sentido nos


preguntamos si son verdaderas o falsos? ¿Cómo podemos proceder para llegar al
establecimiento de su verdad? La manera en que podemos lograrlo difiere según los
casos. En efecto, es evidente que (f) y (h) se comportan de diverso modo que (g) e
(i). Con respecto a estas dos últimas proposiciones es claro que todo aquél que
sepa castellano está en condiciones de afirmar, pensando un poco, que ambas son
verdaderas. En cambio (f) y (h) no resultan verificables tan inmediatamente por
cualquier persona que las comprenda. La mayoría de las personas de nuestra
ciudad no estarán muy seguras no sólo de la verdad de (h) sino inclusive de la de
(f). Pero esto no quiere decir que su verdad no puede establecerse; quiere decir
únicamente que, en estos casos, hay que proceder de manera diferente; es preciso
recurrir a observaciones, recolectar datos, someterse al veredicto de la experiencia.

Resultan diferenciables de este modo dos maneras de establecer la verdad


de una proposición -que llamaremos métodos de verificación- y, en correspondencia
con ellas, dos clases opuestas de proposiciones. En el primer caso, basta la
inspección del significado de la oración y un proceso lógico adecuado para
determinar si el enunciado es verdadero o falso. Quien afirma que si Juan es mayor
que Pedro, entonces Pedro es menor que Juan o que el hombre es mortal o
inmortal, puede estar seguro, por la índole de lo que dice, que nunca los objetos se
comportarán de manera contraría a su enunciado. Para verificar su aserto, la lógica
es suficiente. Estas proposiciones, que vamos a llamar analíticos, pueden ser
descritas, siguiendo a Quine, “como el enunciado que es verdadero en virtud del
sentido de !a palabras que lo forman; o como un enunciado que se deduce
lógicamente del sentido de las palabras". De estas proposiciones se dice que son
válidas a priori, o sea válidas necesariamente, con independencia de la experiencia,
o también que son formal o analíticamente verdaderas (y, en caso contrario, no
válidas a priori, necesariamente falsas, etc.). En general podemos llamar analítico a
cualquier enunciado probado sin recurrir a la observación y por medios puramente
lógicos o formales. Pertenecen a esta clase de proposiciones, entre otras, las
tautologías, las contradicciones y los teoremas lógicos y matemáticos.

En el segundo caso que estamos considerando, hay que recurrir a


observaciones y procurarse datos sobre lo que se asevera, es decir, hay que
remitirse a la experiencia para saber si el enunciado es verdadero o falso; no basta,
pues, el análisis de las palabras y el razonamiento. Cuando decimos que Ghana
tiene 6'690,730 habitantes hacemos una afirmación que bien puede no ser
satisfecha por los objetos, pues nada de extraño e ilógico tendría el que el número
de habitantes de ese país fuera mayor o menor. Por consiguiente, el método de
verificación lógico no sirve en este caso para confirmar o invalidar la aseveración.

27
Programa de Estudios Básicos
Se requiere otro procedimiento, un método distinto, que vamos a llamar empírico,
cuya esencia es la observación, la confrontación de nuestro enunciado con los
informes provenientes de lo experiencia. De estas proposiciones se dice, por eso,
que son válidas a posteriori, o sea, dependientes de la experiencia, sintéticamente
verdaderas (y, en el caso contrario, inválidas a posteriori, sintéticamente falsas).
Pertenecen al grupo de estas proposiciones sintéticas, por ejemplo, los enunciados
sobre el mundo perceptible y la vida psicológica y social.

Hasta aquí hemos hablado de método de verificación refiriéndonos a los


modos de establecer la verdad de una proposición. Esa referencia fue forzosamente
simplificadora en vista de la necesidad de introducir este nuevo y muy importante
concepto. No debemos, sin embargo, dejar de señalar la complejidad que como
procedimiento cognoscitivo presentan los métodos de verificación, especialmente en
la ciencia. Conviene dar al respecto algunas precisiones, bien que permaneciendo
siempre en un nivel elemental.

Tratándose de los métodos empíricos, la determinación del sentido y la


orientación inicial hacia la verificación llevan a la observación y la colección de
datos empíricas. Pero estas operaciones son selectivas. No se va a buscar
cualquier dato empírico a cualquier parte cuando se trata de probar una proposición.
Hay siempre un género de informes que son los pertinentes e interesantes y sólo si
se cuenta con ellos cabe hablar de un efectivo proceso de verificación. Por ejemplo,
para establecer la verdad de nuestra proposición (f) serán pertinentes datos muy
diferentes de los que habría que buscar para verificar la proposición (h), Por otro
lado, en las ciencias, la obtención de datos y su determinación precisa suponen
todo un complicado sistema de observaciones y mediciones (con el uso de distintos
instrumentos de precisión), que es además diferente en cada una de las varias
ramas científicas. Es preciso señalar asimismo que estos datos deben ser
sometidos a una comparación e interpretación, pues poseen diferentes grados de
seguridad y fuerza probativa y pueden chocar los unos con los otros. Piénsese, por
ejemplo, en los procesos de depuración y de confrontación de informes que implica
el decidir si en efecto Ghana tiene 6'690,730 habitantes. La antigüedad de los
censos, las dificultades de empadronamiento y el crecimiento vegetativo
determinado según las estadísticas más recientes pueden en este caso apuntar en
direcciones contrarias. La verificación empírica de una proposición implica, en
consecuencia, sopesar el respaldo que la experiencia ofrece al enunciado a la luz
de datos posiblemente opuestos y decidir finalmente la verdad o la falsedad (más o
menos segura) de la aseveración.

El caso de los métodos lógicos o formales de verificación es semejante por lo


que se refiere a la complejidad y diversidad del procedimiento. Piénsese en el
complicado aparato de la moderna lógica y se verá con claridad que el tránsito de la
comprensión del significado al establecimiento final de la verdad puede ser muy
largo y difícil. La prueba demostrativa presenta múltiples formas y no siempre es
posible por los métodos conocidos. De allí la importancia de la inventiva
matemática, sin la cual no habría podido progresar esta rama científica fundamental.

28
Programa de Estudios Básicos
Sin perjuicio de reconocer esta multiplicidad metodológica, conviene hacer
notar ciertos rasgos típicos del procedimiento verificativo analítico y de las verdades
formales que se establecen mediante él. En primer lugar, hay que tomar en cuenta
el carácter derivativo de los enunciados analíticos, Estos enunciados son
verdaderos o falsos porque lo son otros previos, o sea, por que ciertos
presupuestos que los sustentan han sido aceptados. De allí que el tipo de relación
básica en toda prueba lógica es la implicación designada por los términos 'si…
entonces'. Por ejemplo, la falsedad de 'Algunos hombres no son mortales' se
establece a base de la verdad de 'Todos los hombres son mortales', de tal manera
que si ésta (implicante) es cierta, entonces aquéllo (implicada) forzosamente es
falsa, lo cual quiere decir que una se deriva necesariamente de la otra,

Por otra parte, cabe siempre reducir a términos formales la verificación


analítica de un enunciado, A diferencia de lo que ocurre con las proposiciones
empíricas, lo decisivo aquí son los elementos lógicos (términos lógicos y relaciones
formales) y no el contenido o la materia de la proposición. En el caso que acabamos
de ver, lo decisivo son las palabras lógicas 'si… entonces', 'todos’, 'algunos' y la
inclusión o exclusión que se establece al decir es o no es, No interesa, en efecto,
que hablemos (materialmente) de hombres, mortales, perros, árboles, etc. Lo que
cuenta es que si todos los S son P, entonces es falso que algunos S no son P, sean
cuales fueren los S o los P de que hablemos. Igualmente, para establecer la verdad
de nuestra proposición (g) no interesa Pedro y Juan como términos materiales, es
decir, en su sentido descriptivo singular, interesan sólo las relaciones formales.

Finalmente, es preciso hacer notar que, puesto que la verdad analítica es


derivada según ciertas formas lógicas, cualquier proposición, sea cual fuere su
materia, puede verificarse analíticamente si se la toma como consecuencia
formalmente derivable dentro de un sistema o conjunto de enunciados y principios
básicos, Por lo tanto, puede decirse también que un enunciado es analítico
relativamente a un sistema lógico-lingüístico y que el mismo enunciado puede ser
analítico en un caso y sintético en otro, según sea el sistema de principios y regias
que se presupone en el proceso del conocer, Esto es así porque lo importante y
decisivo son únicamente la derivación y las conexiones lógicas formales dentro del
sistema, el cual, por lo demás, puede ser arbitrariamente construido, a semejanza
de lo que ocurre en juegos como, v.g. el ajedrez,

Cabría aducir, sin embargo, que hay ciertos sistemas que tienen asegurada
la verdad de sus presupuestos básicos y qué sólo son efectivamente verificadas las
proposiciones que se derivan de ellos. Esto ocurre, por ejemplo, en la matemática,
No sería, pues, lo mismo el ajedrez que la matemática; en uno se parte de un
conjunto de principios arbitrariamente fijados y en la otra de axiomas, definiciones y
reglas cuya validez cognoscitiva está debidamente garantizada.

Pero esto nos lleva a otro problema, el de la validez de los axiomas, que
conviene tratar aparte, en el contexto de otras dificultades qué inmediatamente van a
hacérsenos patentes.

EL ESTABLECIMIENTO DE LA VERDAD II

29
Programa de Estudios Básicos
"En virtud de la 'objetivación' que también se lleva a cabo, por ejemplo, en los actos
del sentimiento, se transmuta toda racionalidad axiológica y práctica, en el modo
que ya sabemos, en racionalidad dóxica, noemáticamente en verdad, objetivamente
en realidad: hablamos de fines, medios, cosas preferibles, etc., verdaderos o
reales".
Edmund Husserl

"No tenemos derecho a asumir que existe ninguna ley física o, si ellas han existido
hasta hoy, que continuarán existiendo de manera similar en el futuro".
Max Planck

"Así, las matemáticas pueden definirse como la ciencia en que nunca sabemos de
qué hablamos, ni si lo que decimos es verdad".
Bertrand Russell

Hemos distinguido dos tipos de proposiciones y dos maneras de establecer la


verdad o la falsedad. Frente a un enunciado cualquiera y a su pretensión de valer
como conocimiento, cabe, según lo anterior, proceder a clasificarlo en uno u otro
grupo. Podría quizá pensarse, en consecuencia, que también en el caso de los
filosofemas y del método filosófico, debería intentarse esta reducción, con lo
esperanza de encontrar una respuesta satisfactoria al problema del sentido del
conocimiento filosófico. Proposiciones como ‘la realidad es duración’ (Bergson), 'la
materia se mueve en un ciclo eterno’ (Engels), las condiciones de posibilidad de la
experiencia en general son al mismo tiempo las de la posibilidad de los objetos de la
experiencia' (Kant) o ‘Considera bien quién eres. Ante todo, un hombre, es decir, un
ser para el que nada existe más importante que su propia capacidad de opción'
(Epicteto), que, pese a sus diferencias mutuas, son ejemplos muy típicos de
filosofemas, habrían de resolverse en una de las dos clases señaladas. Basta un
examen breve para convencerse, sin embargo, de que ellas no pueden ser
consideradas sin más analíticas o empíricas. Ninguna de ellas consiste en
enunciados que son verificables lógicamente, es decir, cuya verdad depende del
mero sentido de las palabras; ninguna tampoco puede apelar a la observación en
demanda de una prueba suficiente.

¿Quiere esto decir que, puesto que la reducción es imposible, hay que
negarles sentido enunciativo y considerarlas en consecuencia fuera del orden del
conocimiento y de la verdad? De dar precipitadamente un paso tan radical debe
prevenirnos, empero, el hecho de que muchas otras proposiciones, inclusive
saneadamente científicas, están en la misma situación ambigua con respecto a la
oposición analítico-empírico.

Consideremos los siguientes enunciados:

(i) Es malo causar sufrimiento innecesariamente.


(k) El sol es una esfera incandescente.
(I) Si Pedro gana la lotería se va a alegrar.

30
Programa de Estudios Básicos
(m) El átomo de hidrógeno tiene un electrón cortical.
(n) Por dos puntos se puede trazar una recta.

Ninguna de las proposiciones enumeradas arriba es filosófica los


conocimientos que pretenden comunicar pertenecen al orden del saber cotidiano o
científico. Sin embargo, todas presentan dificultades cuando intentamos reducirlas a
uno de los grupos antes considerados y establecer su verdad simplemente por
lógica u observación.

Veamos el primer caso. Se advierte por de pronto que, tal como está
formulada, no cabe considerarla una proposición analítica. No es internamente
contradictoria, su contraría no es imposible, ni lo que comunica es trivial. Pero no es
posible tampoco recurrir a la observación para verificarla, porque lo observable en
este caso es el comportamiento de los sujetos humanos, no la maldad del acto
cruel. No se afirma que los hombres rechazan la crueldad, sino que Ia crueldad, el
causar dolor innecesariamente es malo, y esto podría afirmarse válidamente aunque
la experiencia mostrara que una gran cantidad de hombres -y en principio quizá
todos- dan su aprobación a tal acto.

Esto ha hecho pensar que las proposiciones de este tipo, es decir, las
valorativas no tiene carácter cognoscitivo y sólo sirven para expresar estados de
ánimo y provocar cambios de actitud en las personas. Pero el análisis lingüístico
muestra que, si es cierto que el lenguaje valorativo sirve también para expresar y
provocar actitudes, no se reduce a esta función. Hay en él un contenido
comunicable que señala la existencia de un momento significativo central, aunque
no sea asimilable a lo enunciado en una proposición empírica. Este contenido es
justamente la sustancia de los conocimientos éticos, jurídicos, estéticos y, en
general, axiológico-normativos. El que con respecto a una norma o un juicio
valorativo podamos hablar de validez e invalidez es buena prueba de la existencia
de este momento significativo, irreductible a cualquier forma de sentido emotivo.

El segundo caso es diferente. En él, ciertamente, la observación cuenta y en


ningún modo cabe hablar de una verdad a priori. Pero el problema estriba en que la
mera observación no basta para verificar cabalmente la proposición. Es preciso
distinguir a este respecto dos tipos de proposición que fácilmente se confunden
entre sí. Los enunciados fenoménicos (del griego phainomenon, lo que aparece),
referentes a aquello que se nos da inmediatamente, tomado tal como se da; y los
enunciados reales, que se refieren a lo que efectivamente existe en el mundo.
Cuando decimos: “El sol es una esfera incandescente”, estamos refiriéndonos
normalmente a este objeto real que existe en el mundo exterior, al que atribuimos,
como caracteres efectivos suyos, la esfericidad y la incandescencia. Al hablar así,
hacemos una aserción real. En cambio, cuando decimos: lo que veo es una mancha
roja, limitando nuestra aserción al dato perceptivo, sin preocuparnos de lo que
ocurre fuera de nosotros, estamos formulando un enunciado fenoménico. Ahora,
bien, estos últimos enunciados se reducen, en su intención, al contenido empírico
dado. Lo que decimos lo afirmamos a base de la mera observación y no concierne a
nada más que a lo observado. La verdad del enunciado queda plenamente probada
por la observación. En cambio, al afirmar algo sobre el mundo real, como que el Sol
es una esfera incandescente, no podemos respaldar toda nuestra referencia con la
31
Programa de Estudios Básicos
experiencia. En efecto, de hecho lo que vemos no es nunca una esfera sino un
disco coloreado. Para formular un juicio sobre el Sol real y fundarlo de algún modo,
tenemos que abandonar el terreno de la percepción y trabajar con inferencias, es
decir, con conexiones formales lógicas. La proposición que nos ocupa no puede,
según esto, ser reducida a términos puramente empíricos, pero tampoco cabe
considerarla analítica.

Veamos el tercer caso, Cuando decimos: “Si Pedro gana la lotería, se va a


alegrar”, no estamos registrando un hecho, ni dando cuenta de una experiencia
actual vivida por nosotros. No podemos tampoco decir que se trata de una pura
ficción nuestra. Sabemos, en cierto modo, que Pedro -a quien conocemos bien va a
alegrarse, como sabemos en otros casos que la realidad futura se presentará de
esta o la otra manera (por ejemplo, cuando afirmamos que mañana saldrá el Sol).
Por consiguiente, la aserción que formulamos tiene una pretensión de verdad y
puede ser verificada. El conocimiento que ella nos trasmite no se funda en una
observación actual, imposible, pues el hecho no se ha producido todavía, sino en
una inferencia basada en observaciones anteriores. De allí la típica forma
implicativa o condicional (sí... entonces) del enunciado. No obstante, no es el caso
de una proposición analítica, pues no es necesario que, dados las condiciones
mencionadas, se dé el hecho. Bien pudiera ocurrir que Pedro ganara la lotería y
que, comportándose en lo demás como siempre se ha comportado, no se alegrara
sino se entristeciera. Seguramente el que Pedro gane la lotería es normalmente una
buena razón para creer que ha de alegrarse, pero no es una razón que determine
plena y necesariamente el hecho de la alegría. Por cierto que lo normal es pensar
que debido a haberse producido en casos anteriores la vinculación del ganar la
lotería y la alegría subsiguiente, esta se producirá una vez más. Pero la reiteración
de casos anteriores no es razón que permita concluir, con necesidad, que un hecho
singular se va a producir. Como se sabe, éste es el lado débil de la inducción, que
hace de ella un caso muy especial de Inferencia.

En suma, los enunciados del tipo (1) suponen de una parte, un nexo
inferencial, pero no demostrativo, y, de otra, una referencia a la experiencia sin una
aserción perceptiva actual. Una vez más, se trata de proposiciones irreductibles,
bien sea a la forma pura analítica, bien sea a la empírica. Conviene notar que de un
tipo semejante son la gran mayoría de las proposiciones que usamos tanto en el
conocimiento ordinario cuando en el científico, lo cual indica que el dominio de la
inferencia racional es más vasto que el de analiticidad y que las aserciones
empíricas no pueden reducirse sin más a la observación actual.

La proposición (m): 'El átomo de hidrógeno tiene un electrón cortical', que


pertenece al cuerpo de la física atómica, ilustra otra variedad de enunciados
irreductibles a una de las dos clases distinguidas. En efecto, aunque estos
enunciados remiten a realidades o, si se prefiere, a existencias en el interior de
materia, no se refieren a nada que se dé en la experiencia y, más aún, a nada
observable, Átomos y electrones, al igual que gravitación, campo u ondas
electromagnéticas son entidades postuladas por el físico con vista a la
sistematización y explicación de lo observable, pero no son ellas mismas algo que
puede aprehenderse por observación. Por consiguiente, si los enunciados que los
mencionan (mientan) han de poder aceptarse como verdaderos, no ha de serlo por

32
Programa de Estudios Básicos
una prueba empírica directa. Pero tampoco por una prueba lógica estricta, ya que
su contrario no es imposible.

¿Cómo, pues, se verifican? Simplificando mucho la cuestión, puede decirse


que las cosas ocurren de la siguiente manera: los términos fundamentales del tipo
de 'átomo', 'electrón', etc., comprendidos en los principios de una disciplina física,
permiten, forjar hipótesis explicativas de los hechos observados. De tales hipótesis
se deducen otros enunciados referentes al mundo perceptivo. Si las observaciones
pertinentes corresponden a esas aserciones inferidas, la hipótesis se confirma y de
consiguiente los principios se consolidan. La verdad de tales principios físicos, esto
es, de los enunciados fundamentales referentes a las entidades inobservables, es
establecida entonces por inferencia, pero una inferencia en la cual las conclusiones
fundan las premisas, a la inversa de lo que ocurre en la inferencia demostrativa. No
corresponden, pues, propiamente al tipo analítico, como tampoco al empírico.

Tenemos finalmente el caso (n): 'Por dos puntos puede trazarse una recta',
que es, como se sabe, un axioma geométrico. Los axiomas o postulados
matemáticos y lógicos son principios de la demostración. Gracias a ellos se
establece formalmente la verdad de los teoremas, que son las proposiciones
derivadas. Siendo así, ellos mismos no pueden demostrarse. No cabe, por tanto,
pensar en una verificación lógica de la proposición arriba mencionada, ni en su
asimilación al grupo de los enunciados analíticos. Si nos atenemos a lo alternativo
que estamos examinando, habría que pensar en una verificación perceptiva. Esto es
justamente lo que sostienen las teorías empiristas, que han sido propuestas para
explicar la naturaleza del conocimiento matemático, como, por ejemplo, la formulada
por Stuart Mill en su famoso tratado de lógica. La acepta Spencer, que quiere
explicar la evidencia matemática como un producto hereditario, y también Engels,
que comparte el punto de vista spenceriano y considera que los axiomas tienen
base experimental. Estas tesis, sin embargo, son muy objetables. No es difícil
mostrar que, si bien desde el punto de vista psicológico-genético los axiomas están
ligados, como cualquier contenido mental, a la percepción, la validez que poseen en
el cuerpo de la matemática y los referentes de que ellos hablan no conciernen al
mundo natural. El matemático postula entidades sin consideración de las
existencias reales. No hay, por lo demás, hecho observable que alcance la
universalidad de los enunciados axiomáticos, y tampoco un hecho es nunca prueba
pertinente contra la verdad de tales enunciados. En efecto, a nadie se le ocurrirá
negar plena validez a la afirmación 'Por dos puntos se puede trazar una recta' en
vista de que no se han observado aún todas las rectas o porque en el espacio real
que nos rodea no hay rectas cabales.

Otras teorías propuestas son las intuicionistas, que tienen una larga tradición
en la filosofía -Platón y Descartes están, por ejemplo, en esta línea de pensamiento-
y que últimamente han vuelto a cobrar fuerza. En esencia, sus defensores afirman
que los axiomas matemáticos y lógicos son verificables por medio de una intuición,
pero no sensorial o psicológica, sino intelectual (o eidética, para usar el término de
Husserl). Gracias a esta aprehensión directa podemos captar objetividades ideales
que se nos dan con evidencia y que, por tanto, ofrecen un seguro respaldo a la
verdad de los enunciados que las formulan. Según esta teoría, las proposiciones

33
Programa de Estudios Básicos
axiomáticas son enunciados sintéticos, válidos a priori, universal y necesariamente.
Por ser plenamente independientes de las comprobaciones empíricas, la
observación no puede agregar nada a su verificación intuitiva.
Estas tesis han perdido, sin embargo, fuerza de convicción como resultado,
por una parte, de la evolución de la geometría -que era uno de los dominios en que
parecía más segura la evidencia intuitiva-, la cual llevó a la constitución de varios
sistemas geométricos paralelos, Con axiomas contrarios, aunque igualmente
válidos, y, por otra, de la crisis de la teoría de los conjuntos, disciplina en cuyos
términos habría de formularse todo el edificio de la matemática y que trabaja con
nociones claras y distintas, aprehensibles plenamente por intuición. Las
contradicciones o antinomias en que se incurrió al manejar estas nociones tan
fundamentales y el destronamiento de la geometría euclideana Como único sistema
posible, han hecho pensar, en efecto, que la intuición matemática, en lugar de una
captación directa de objetos dados con evidencia, puede ser una impresión
subjetiva, engañosa y variable.

Esta posibilidad ha llevado a proponer otras teorías explicativas que pueden


ser llamadas, genéricamente, convencionalistas. Ellas tienen antecedentes en las
posiciones nominalistas de la antigüedad y la época moderna y son defendidas en
nuestros tiempos por investigadores como vg., David Hilbert, iniciador del
formalismo matemático, H. Poincaré, Ernst Nagel y la mayoría de los positivistas
lógicos. Según el punto de vista convencionalista, las matemáticas y la lógica no
tienen un referente propio; son más bien un lenguaje constituido según ciertas
reglas convencionalmente fijadas, que nos sirve para hablar de cualquier cosa. Una
vez postulados ciertos principios básicos, pueden deducirse formalmente las
consecuencias que son los teoremas; pero esos principios axiomáticos no informan
de nada y, por tanto, el sistema entero no autoriza ninguna afirmación sobre lo que
determinados objetos, desde el punto de vista de su contenido o materia, puedan
ser. Postulados y teoremas son, por lo demás, intercambiables. De allí que con
respecto a los principios axiomáticos no pueda hablarse de verdad o falsedad, sino
de la conveniencia o inconveniencia teórica de su empleo. La tesis convencionalista
lleva, así, a descartar el problema de la verdad y la verificación de los axiomas. Es
una solución del problema, pero quitándole sentido a la cuestión de la verdad de
estos enunciados.

Pero ¿y la lógica?, se dirá; ¿no depende acaso de la verdad de los principios


lógicos la validez de todos los conocimientos humanos?, ¿y no son ellos
evidentemente ciertos en todo mundo posible como enunciados fundamentales? A
estas observaciones cree poder responder el convencionalismo, de tal modo que la
lógica tampoco se escapa a su interpretación. Nagel, por ejemplo, señala que al
argumentar a base de la validez de los principios lógicos en todo el mundo posible,
se olvida que no podemos hablar de un mundo posible sino en los términos de la
lógica, lo cual muestra que la lógica es un lenguaje que nos sirve para este
propósito. Si, en efecto, se pide definir un "mundo posible", recurriremos
inevitablemente a los principios lógicos como criterio de definición. Lo mismo ocurre
cuando se dice que dichos principios son ciertos para toda proposición o que son
leyes generales que debe cumplir todo enunciado, pues ocurre que para identificar y
definir una proposición usamos dichos principios, es decir, hablamos en términos de
ellos. Los axiomas lógicos, como los matemáticos, son, pues, reglas que gobiernan
la coherencia del discurso. Hablar racionalmente es simplemente aplicarlas. No son

34
Programa de Estudios Básicos
enunciados de que podamos afirmar verdad o falsedad, como no lo hacemos de
otras reglas teóricas o prácticas.

Contra esta identificación tan sugestiva de la matemática y la lógica a


sistemas lingüísticos convencionales se alzan empero algunos importantes
resultados de la reciente investigación epistemológica. Estos se deben
principalmente a los trabajos de Kurt Göedel, quien mostró la imposibilidad de
formalizar completamente la aritmética, esto es, de reducirla a puras relaciones
simbólicas de signos no interpretados. Si los axiomas no bastan para derivar los
enunciados posibles dentro del sistema aritmético, la consecuencia es que el
simbolismo formal no agota el saber matemático en esta disciplina fundamental. No
se puede entonces reducir totalmente las ciencias formales a meros sistemas
lingüísticos. Hay una verdad por lo menos aritmética, que no es agotada por el
tratamiento simbólico, axiomático, de la teoría de los números, Esta imposibilidad
-reconocida por el propio Nagel-, aunque no justifica al intuicionismo, puede decirse
que basta para no dar la razón al convencionalismo.

Una proposición como nuestro ejemplo (n): 'Por dos puntos se puede trazar
una recta', pretende ser verdadera y ha de poder ser verificada por un método del
cual puede decirse con certeza, como vemos, que no es ni empírico ni lógico.
Correlativamente, la naturaleza de las proposiciones axiomáticas resulta irreductible
a los enunciados analíticos y a los observacionaIes. Aquí, como en los casos
anteriores, el abanico de la verdad y del conocimiento se muestra más amplio y
variado que la simple oposición lógica-observación.

De todo lo anterior podemos sacar una consecuencia principal para nuestra


indagación, a saber, que los filosofemas no pueden ser excluidos del dominio del
conocimiento estricto por no adecuarse a las cánones de la analiticidad o de la
verdad observacional, pues, como ellos, otros enunciados se resisten a esa
asimilación sin perjuicio de su status gnoseológico e inclusive científico. La verdad y
el método filosófico pueden ser pues considerados, sin falta de rigor, un caso
especial dentro del conocimiento estricto.

_________________________________________________
Salazar, A. (1984). Iniciación Filosófica. Lima: Librería Studium, p. 137- 157

TEORÍA SEMÁNTICA DE LA VERDAD

Empecemos con un ejemplo concreto. Consideremos la oración «la nieve es


blanca». Nos preguntamos en qué condiciones esta oración es verdadera o falsa.
Parece claro que, si nos basamos sobre la concepción clásica de la verdad, diremos
que la oración es verdadera si la nieve es blanca, y falsa si la nieve no es blanca. Por
consiguiente, si la definición de verdad ha de conformarse a nuestra concepción, debe
implicar la siguiente equivalencia:

La oración «la nieve es blanca» es verdadera si, y sólo si,

La nieve es blanca.

35
Programa de Estudios Básicos
Obsérvese que la oración «la nieve es blanca» figura entre comillas en el
primer miembro de esta equivalencia, y sin comillas en el segundo miembro. En el
segundo miembro tenemos la oración misma, y en el primero el nombre de la oración.
Empleando la terminología lógica medieval, también podríamos decir que en el
segundo miembro las palabras «la nieve es blanca» figuran en suppositio formalis, y
en el primero en suppositio materialis. Apenas hace falta explicar por qué debemos
poner el nombre de la oración, y no la oración misma, en el primer miembro de la
equivalencia. En primer lugar, desde el punto de vista de la gramática de nuestro
lenguaje, una expresión de la forma «X es verdadera» no se convertirá en una oración
significativa si en ella reemplazamos «X» por una oración o por cualquier otra cosa
que no sea un nombre, ya que el sujeto de una oración sólo puede ser un nombre o
una expresión que funcione como un nombre. En segundo lugar, las convenciones
fundamentales que regulan el uso de cualquier lenguaje requieren que, toda vez que
nos pronunciemos acerca de un objeto, sea el nombre del objeto el que se emplee y
no el mismo objeto. Por consiguiente, si deseamos decir algo acerca de una oración
-por ejemplo, que es verdadera- debemos usar el nombre de esa oración y no la
oración misma.

Puede agregarse que el poner una oración entre comillas no es, de ningún
modo, la única manera de formar su nombre. Por ejemplo, suponiendo el orden usual
de letras de nuestro alfabeto, podemos usar la siguiente expresión como nombre
(descripción) de la oración «la nieve es blanca»:

La oración constituida por cuatro palabras, la primera de las cuales consiste en


las letras 13a y 1a, la segunda en las letras 16a, 10a, 25a, y 6a, la tercera en las letras
6a y 22a, y la cuarta en la letras 21, 13, 1a, 16a, 3a y 1a del alfabeto castellano.

Generalicemos ahora el procedimiento que acabamos de aplicar.


Consideremos una oración arbitraria; la reemplazaremos por la letra «p». Formemos el
nombre de esta oración y reemplacémoslo por otra letra, por ejemplo «X». Nos
preguntamos cuál es la relación lógica que existe entre las dos oraciones «X es
verdadera» y «p». Está claro que, desde el punto de vista de nuestra concepción
básica de la verdad, estas oraciones son equivalentes. En otras palabras, vale la
siguiente equivalencia:

(T) X es verdadera si, y sólo, si p.

Llamaremos «equivalencia de la forma (T)» a toda equivalencia de esta clase


en la que «p» sea reemplazada por cualquier oración del lenguaje a que se refiere la
palabra «verdadero», y «X» sea reemplazada por un nombre de esta oración.

Por fin podemos formular de manera precisa las condiciones en que


consideraremos el uso y la definición del término «verdadero» como adecuado desde
el punto de vista material: deseamos usar el término «verdadero» de manera tal que
puedan enunciarse todas las equivalencias de la forma (T), y llamaremos «adecuada»
a una definición de la verdad si de ella se siguen todas estas equivalencias.

Debemos subrayar que ni la expresión (T) misma (que no es una oración sino
sólo un esquema de oración), ni caso particular alguno de la forma (T) pueden
considerarse como una definición de la verdad. Sólo podemos decir que toda
equivalencia de la forma (T), obtenida reemplazando «p» por una oración particular,
puede considerarse una definición parcial de la verdad, que explica en qué consiste la

36
Programa de Estudios Básicos
verdad de esta oración individual. La definición general debe ser, en cierto sentido, una
conjunción lógica de todas estas definiciones parciales. [...]

Propongo el nombre de «concepción semántica de la verdad» para designar la


concepción de la verdad que se acaba de exponer.

__________________________________________________
La concepción semántica de la verdad y los fundamentos de la semántica, Nueva
Visión, Buenos Aires 1972, p. 13-17.

CIENCIA, TÉCNICA Y EPISTEMOLOGÍA

BUNGE, Mario:
PRIMERA PARTE
Concepto general de Ciencia

Vamos a ocuparnos hoy de unas ideas muy generales, empezando por la


idea o el concepto de ciencia. Hay que tener en cuenta que la ciencia no es
simplemente un cuerpo de conocimientos, sino que es una actividad de
investigación, es una actividad que se da además en una sociedad, se da en el
curso de la historia, etc. Es decir, que hay un aspecto social y un aspecto
histórico. Hay que tener todo esto en cuenta cuando se quiere caracterizar el
concepto de ciencia. Y Aquí han fallado precisamente los filósofos que han
pretendido definir la ciencia o el concepto de ciencia en un solo renglón. Es
como decir “el elefante es orejudo”. Esto es cierto pero no basta. Pues bien, la
ciencia es un objeto tan complejo como un elefante.

Defino una ciencia particular CP como una decatupla:

CP = <C, S, D, G, F, B, P, A, O, M, J>

Ante Todo está la comunidad de investigadores (C), sin la cual no hay


ciencia viva. Es decir, los investigadores científicos no están solos sino que
forman una comunidad más o menos cohesiva. No quiere decir que no haya
conflictos entre ellos, por supuesto que los hay. Cada vez que hay cooperación
también hay conflicto. El que los investigadores en un campo científico forman
una comunidad significa simplemente que están en comunicación entre sí, que
los unos aprenden de los otros, que los unos corrigen a los otros, que no se da,
al menos en la ciencia moderna, el sabio aislado.

A partir del siglo XVII, digamos de la época de Descartes y Galileo, todos


los científicos han estado en correspondencia entre sí, aun cuando no había
todavía sociedades científicas. Se escribían muchas veces a través de
Mersenne 1 . Este notable matemático y físico era una especie de agente de
enlace de los científicos de su tiempo.

Como cualquier otra comunidad, la científica está inmersa en alguna


sociedad (S). ¿Por qué es preciso hacer referencia explícita a la sociedad?
Porque hay sociedades que no toleran la investigación científica: son
sociedades cerradas, por ejemplo las teocráticas, en las que no se tolera la
1
En el siglo XVII se empezaron a formar las primeras asociaciones de científicos. Entre los
promotores de estas comunidades destaca nítidamente la labor del padre Mersenne, fraile
mínimo jesuita educado en la Fleche de Paris, quien mantenía correspondencia con Torricelli,
Descartes, Fermat, Gassendi, Pascal, Hobbes y otros, sirviéndoles de nexo y de lugar de
animadas discusiones.
37
Programa de Estudios Básicos
búsqueda de la verdad, porque la verdad ya se encuentra en algún libro. Para
que florezca una comunidad científica, la sociedad en que está inmersa tiene
por lo menos que tolerar la actividad de los miembros de esa comunidad.

Después aparece el dominio (D), universo del discurso o clase de


referencia. Éste es el conjunto de ideas o de hechos, a los que se refieren o que
estudian los miembros de esta comunidad. Por ejemplo, el universo del discurso
de la biología es el conjunto de organismos y de ecosistemas, y el de la
economía es el conjunto de los productores, mercaderes y consumidores de
bienes y servicios.

En cuarto lugar aparece algo que casi siempre se desconoce cuando no


se niega explícitamente: los supuestos filosóficos que tiene toda ciencia (G).
Para un positivista no hay tales supuestos filosóficos; al contrario, la filosofía
siempre debe ajustarse a la ciencia, la que va devorando paulatinamente todas
las ramas de la filosofía. Pero de hecho, los científicos dan por sentada una
cantidad de tesis de tipo filosófico. Por ejemplo, hay supuestos ontológicos,
tales como que el mundo exterior existe independientemente del investigador;
que el mundo exterior es legal, es decir no hay milagros, hechos ilegales. Hay
supuestos gnoseológicos, tales como el de la posibilidad de alcanzar la verdad,
al menos parcial y aproximada. Finalmente, hay una ética del investigador: los
imperativos de la búsqueda de la verdad, de la coherencia y de la claridad; la
propiedad común de los conocimientos, la promesa tácita de no usar el saber
para dañar, etc. Quien viola estos preceptos morales no se considera un
investigador científico propiamente dicho. Naturalmente, la mayor parte de los
científicos no se ocupan de desenterrar esos supuestos, ésa es una de las
tareas del filósofo, averiguar la filosofía que hay metida en la ciencia.

El quinto componente es el Fondo Formal (F). En toda ciencia se supone


tácitamente que valen las reglas del discurso racional, del debate racional, las
que son codificadas por alguna teoría lógica. Es decir, no se admite, por
ejemplo, la contradicción, no se admite los círculos viciosos, ni se admite la
imprecisión, excepto al comienzo, y se busca siempre la exactitud, como meta
por lo menos.

Luego viene el Fondo Específico (B). Hay una sola ciencia que no supone
ninguna otra ciencia, y ésa es la matemática. Los matemáticos no presuponen la
física ni la biología, ni la sociología, ni la economía, ni la historia, nada. Los
matemáticos, en principio, o las matemáticas, se bastan a sí mismas. No ocurre
así con la física, que presupone la matemática; ni con la química que presupone
la matemática y la física; ni con la biología, que presupone la matemática, la
física y la química, y así sucesivamente., Es decir, hay un fondo específico que
toda ciencia, con excepción de la matemática, admite y no discute. Por ejemplo,
un químico no discute las proposiciones de la física, a menos que él mismo se
convierta en físico.

Luego viene (P), la problemática, es decir el conjunto de problemas


abordables por la ciencia en cuestión. En el caso de las ciencias básicas, estos
problemas son puramente cognoscitivos. (P) es el conjunto de los problemas
posibles, es un conjunto abierto, de modo que no es un conjunto en el sentido
matemático. Más bien, es una colección variable en el curso del tiempo, porque
algunos problemas se van resolviendo, otros problemas se decide que no han
sido bien planteados o que no vale la pena investigarlos, pues aparecen
problemas completamente nuevos. Cada vez que se conoce algo existe la

38
Programa de Estudios Básicos
posibilidad de formular nuevos problemas. De aquí el crecimiento exponencial
del fondo de conocimientos científicos.

Luego está el fondo de conocimientos acumulado (A). En matemática


sobre todo se ve que el progreso es acumulativo. Es cierto que muchas teorías
matemáticas ya no interesan en el momento actual. Con todo, no se discute que
son adquisiciones que se pueden perfeccionar. A medida que se va subiendo la
escala de las ciencias se ve que ese fondo es cada vez menos seguro. Por
ejemplo, sabemos que las teorías físicas más exactas de todas no son
completamente verdaderas: sabemos que tienen defectos y esperamos que
alguna vez esos defectos se corrijan.

Pero no hay revoluciones científicas completas a partir de la Revolución


Científica del siglo XVII. Cuando se produce alguna transformación científica, se
agrega o se quita algo a ese fondo de conocimiento, pero no se niega todo el
resto. Creo que hubo solamente dos revoluciones científicas en la historia. Una
fue el nacimiento de la ciencia en el siglo V a. C., en la Grecia antigua; la
segunda revolución científica fue el renacimiento de la ciencia o el nacimiento
de la ciencia moderna en el siglo XVII.

El noveno componente de la decatupla está constituido por los Objetivos


(O) de la ciencia. ¿Cuáles son los objetivos de la ciencia básica, a diferencia de
los objetivos de la ciencia aplicada y de la técnica? Simplemente, adquirir
nuevos conocimientos, nuevas verdades. El científico se propone entonces
averiguar la verdad o, mejor dicho, verdades que no tienen por qué ser
completas y precisas ni, por lo tanto, definitivas.

La Metódica (M), o sea la colección de métodos generales,


especialmente el método científico y el método experimental, y métodos
particulares, por ejemplo el método de muestreo estadístico, los métodos
especiales utilizados para hacer microscopía electrónica o para redactar y
circular cuestionarios en sociología, etc.

El undécimo componente es un conjunto de juicios de valor. El técnico, a


diferencia del científico, asigna valores a todas las cosas.

En resumen,

CP = <C, S, D, G, F, B, P, A, O, M. J >,

Donde:

C = comunidad
S = sociedad
D = dominio
G = supuestos filosóficos
F = fondo formal
B = fondo específico
P = problemática
A = fondo de conocimientos
O = objetivos
M = metódica
J = Juicios de valor

39
Programa de Estudios Básicos
Ahora bien, hay ciertas condiciones que deben cumplir esta decatupla o,
mejor dicho, una disciplina para ser considerada científica, además de las que
he mencionado. Una de estas condiciones es que no debe estar aislada. Es
decir, toda ciencia forma parte de un sistema de ciencias, en el sentido de que
cada una de estas ciencias tiene alguna ciencia vecina con la que se solapa
aunque sea parcialmente. Por ejemplo, en el caso de la física y la química, el
solapamiento es la fisicoquímica. La biología y la física se combinan formando
la biofísica, y así sucesivamente. La sociología y la economía se unen en la
sociología económica y, aun más íntimamente, en la socio-economía. La historia
y la sociología se combinan formando la historia sociológica y la sociología
histórica.

Si alguien menciona una disciplina totalmente aislada, que no forma parte


del sistema de las ciencias, esto indica que no es ciencia genuina. Una de las
características de la parapsicología y psicoanálisis, etc. es que no se solapan
con ninguna otra disciplina: están aisladas, no forman parte de la familia de las
ciencias.

Otra condición es que ninguna de los componentes de la decatupla


permanece constante. Es decir, van variando en el curso de la historia. Por
ejemplo se van modificando desde luego las comunidades, las sociedades se
van modificando, el dominio o universo del discurso de cada ciencia se va
ampliando habitualmente. Por ejemplo, se restringe cuando una ciencia se
subdivide en varias ramas. Otro ejemplo: se descubre nuevas cosas o se
descubre que algo que se creía que existía, de hecho no existe. En todo caso,
ninguna ciencia auténtica permanece constante. La ciencia perenne es una
ilusión.

Ciencia Formal y Ciencia Fáctica

Ahora quisiera hacer una diferencia radical entre dos grupos de ciencias:
las ciencias formales principalmente la matemática, y las ciencias de hechos o
fácticas. Desde luego que lo que voy a decir pertenece a una cierta filosofía de
la matemática, la mía. Hay muchas otras filosofías de la matemática, pero de
ellas no podemos ocupamos en detalle ahora; puede ser durante el periodo de
la discusión.

En matemática se da por sentado que los objetos matemáticos –tales


como los números, las figuras, las estructuras algebraicas y los espacios,
topológicos existen de una manera muy diferente de la manera en que existen
los objetos físicos, como existe este micrófono, o como existe alguno de
nosotros. Los objetos matemáticos carecen de propiedades físicas: no tienen
masa, no tienen carga eléctrica, etc. Carecen de propiedades biológicas: no
están ni vivos ni muertos. Carecen de propiedades sociales: no son prosociales
ni antisociales.

Los objetos matemáticos no cambian por sí mismos: son, como decía


Platón, eternos. Esto no quiere decir que existan por sí mismos. Si uno es
idealista, en particular platónico; dirá que sí, que la matemática preexiste a los
matemáticos, así como las rocas preexisten a los geólogos.

Si adoptamos una posición realista, diremos que los objetos matemáticos


son creaciones de los matemáticos. El día que deje de haber matemáticos, o al
menos personas capaces de entender algo de matemática, dejará de haber
objetos matemáticos. Pero eso sí, hacemos de cuenta o fingimos, que los

40
Programa de Estudios Básicos
objetos matemáticos tienen una existencia propia y que sus características son
independientes de la manera en que se los piense.

Por ejemplo, usted y yo pensamos seguramente el mismo número 3 de


manera diferente, porque nuestros cerebros, aunque son muy parecidos, tienen
algunas diferencias. Sin embargo estamos ambos diciendo “estoy pensando en
el número 3”. Cuando alguien demuestra el teorema de Pitágoras pasa por un
proceso mental diferente del proceso mental por el cual pasó el mismo
Pitágoras o, mejor dicho, aquel miembro de la Escue la de Pitágoras que
demostró el teorema justamente famoso.

En resumen, hacemos de cuenta o fingimos que esos objetos


matemáticos existen de por sí y no tienen propiedades físicas, biológicas, ni
sociales. Dicho de otro modo, todas las propiedades de los objetos matemáticos
son conceptuales. De modo que la matemática (incluida la lógica) es la ciencia
en que, todas las propiedades son atributos (o predicados).

Totalmente diferente es el caso de las ciencias fácticas. Por ejemplo la


física, la biología, la sociología y la historia se ocu pan de hechos. Se supone
que estos hechos ocurren, ya en el mundo exterior ya en el mundo interno, el
mundo de la experiencia subjetiva. Es decir, estos hechos ocurren fuera o
dentro de nuestros cerebros, los que son cosas concretas o materiales. Por lo
tanto, estos hechos tienen propiedades físicas, biológicas, sociales, etc. En
cambio, no tienen propiedades matemáticas, aunque en muchos casos se los
puede representar matemáticamente.

Admitimos entonces dos tipos de existencia: existencia formal y


existencia material. Por ejemplo, Euclides demostró el teorema según el cual
hay infinitos números primos (es decir números que no son divisibles por otros
números salvo por ellos mismos). Acaso alguien pregunte dónde están esos
números. Respuesta: en ninguna parte. Pero al menos ¿están en la mente de
alguien? No. Nadie puede pensar sucesivamente una infinidad de números, ni
primos ni compuestos. Se hace de cuenta que estos conjuntos, numerables pero
infinitos, existen de por sí: son ficciones.

Los objetos matemáticos, según esta filosofía de la matemática, son


ficciones, no todas las cuales son pensables. Son pensables en principio, pero
de hecho no lo son. Por ejemplo, podemos escribir un número tal como 10
elevado a la 10 elevado a la 10 elevado a la 10; pero no tenemos la capacidad
de concebir un número tan grande como éste. Sin embargo, nadie puede
impedimos utilizar ese concepto que no ha sido pensado y que no puede
pensarse. Otros ejemplos: la recta infinita, o conjunto de todos los números,
“reales”, y la familia de todos los subconjuntos de ese conjunto.

En las ciencias fácticas se utiliza un concepto filosófico muy importante


que es el de verdad. Éste es el de la verdad de hecho, radicalmente diferente de
la verdad de razón. (Esta dicotomía se debe a Pascal y Leibniz)

La proposición “éste es un vaso de jugo de papaya”, es independiente de


todo contexto teórico y de toda ideología: no es neoliberal ni socialista, católica
ni atea. Está ahí el jugo de papaya: existe independientemente de que yo lo
piense o lo beba.

En general, si afirmo que una proposición es verdadera de hecho, es


porque hay un conjunto de hechos que son descritos adecuadamente,

41
Programa de Estudios Básicos
correctamente, más o menos exactamente por esa proposición. Estos hechos
conocidos son el soporte empírico de la proposición de marras. En otras
palabras, esta proposición será declarada verdadera si y sólo si corresponde a
esos hechos. Por ejemplo, si digo que está lloviendo, en este momen to en
alguna parte (que no sea Lima, desde luego) esta proposición va a ser
verdadera si y sólo si de hecho llueve en alguna parte del mundo.

Luego hay hechos que están fuera de la proposición, pero a los cuáles se
refiere una proposición dada. En cambio, la ne gación de esta proposición será
falsa si no hay ningún hecho que la apoye. Una vez que logro afirmar la
proposición p, no p queda excluida completamente. Con mayor razón queda
excluida la conjunción de ambas, es decir; p y no-p. Éste es un principio clave
de todas las lógicas propiamente dichas. Sin él no podríamos hacer ciencia de
ningún tipo, formal ni fáctica, básica o aplicada.

Sin embargo, hay que aclarar que lo anterior vale sola mente para las
proposiciones precisas, que sólo contienen predicados exactos. Si en cambio
enuncio proposiciones imprecisas, tales como: “Fulano es más o menos bueno”,
o “Zutano es más o menos joven”, estoy empleando conceptos imprecisos. En
estos casos también puede valer la contradictoria, tal como “Fulano de tal es
más o menos malo”.

El concepto de verdad, aunque central en las ciencias fácticas, en las


técnicas y en la vida diaria, tiene muy poco que hacer en la matemática pura. En
la matemática pura lo que importa es el concepto de deductibilidad: el saber si a
partir de un cierto grupo de suposiciones iniciales (axiomas y definiciones), se
deduce tal o cual teorema de acuerdo con ciertas reglas de lógica deductiva.

Endomoral de la Investigación

Ahora demos un vistazo a lo que llamo la endomoral de la investigación,


a diferencia de la exomoral, que se refiere a la responsabilidad social del
investigador.

Quien primero investigó la moral inherente a la investi gación científica fue


el sociólogo norteamericano Robert Merton, quien fundó la sociología científica
de la ciencia en los años 30. Según Merton, los dos principios básicos de la
moral de la ciencia básica son: la búsqueda honesta de la verdad y la participa -
ción en la propiedad colectiva de los conocimientos, o comunis mo sistémico. Es
decir, a diferencia de este jugo de papaya, que es mío –a nadie se le ocurra
tomarlo los conocimientos científicos son propiedad común de la sociedad, son
compartidos por quienes quieran adquirirlos o utilizarlos.

Por eso es tan importante la comunicabilidad, el hecho de que no haya


secretos científicos. Justamente para asegurar la búsqueda de la verdad
necesitamos libertad de investigación. No se trata de la libertad de propagar
mentiras o de incitar a la gente a la violencia, sino de la libertad para buscar y
enseñar la verdad. En la ciencia no podemos admitir otras restricciones que las
restricciones lógicas y las restricciones empíricas, es decir, la necesidad de
ajustarse a los hechos conocidos.

Seudociencia

Ahora examinemos brevemente al concepto de seudociencia. Una


seudociencia es un conjunto de ideas o prácticas que se presenta como ciencia

42
Programa de Estudios Básicos
aunque de hecho no lo es. Es decir, se la vende como ciencia pero no es
científica. Por ejemplo, en una época la grafología fue considerada una ciencia.
Hoy día ya nadie la toma en serio. Por ejemplo, los tribunales ya no recurren a
grafólogos, porque saben muy bien que se puede imitar la letra y en todo caso
la letra no es un indicador de personalidad.

Otra seudociencia, todavía muy difundida, es la parapsicología. Ésta es


la disciplina que afirma la posibilidad de la transmisión del pensamiento, del
conocimiento del futuro, de la telequinesis y de la comunicación con muertos. Es
una mera superstición legada por la antigüedad. Pero es la única seudociencia
en la que se hace experimentación. Sin embargo, los que han estudiado los
experimentos parapsicológicos han encontrado que adolecen de una de dos
fallas: o bien no hay grupos de control o bien hay fallas de razonamiento
estadístico.

En todo caso, el estatus científico de la parapsicología se ve distinto


desde dos perspectivas epistemológicas diferentes. Por ejemplo, un empirista
dirá que la parapsicología no está probada ni refutada: que lo, único que
podemos afirmar es que hasta ahora nadie ha logrado transmitir pensamientos,
a menos que sea por fax, por teléfono, o de viva voz. De modo que debemos
seguir experimentando.

En cambio, un epistemólogo realista y materialista afirmará que tales


experimentos son una pérdida de tiempo. Razonará, así: el pensamiento no
existe de por sí, sino que es un proceso neurofisiológico. Por consiguiente, no
se puede transmitir sin canales físicos, de la misma manera que no se puede
transmitir un dolor de barriga, un latido del corazón o una emoción. Todos estos
son procesos fisiológicos intransferibles, aunque por supuesto comunicables por
la palabra o el ademán. Por consiguiente, no es necesario esperar un número
ilimitado de años para ver si alguien logra confirmar alguna hipótesis
parapsicológica. Si alguien persiste en hacer experimentos, que los pague de su
bolsillo.

Analogía: consideremos la proposición “Todos los hom bres son mortales”.


Hasta ahora ha sido confirmada empíricamente: toda la gente eventualmente ha
muerto. Pero un empirista podría argüir que esto no prueba la imposibilidad de
que alguna vez, en alguna parte, existan seres humanos inmor tales. ¿Qué
contestaría un realista científico? Veamos.
En primer lugar, la hipótesis de la inmortalidad humana es inverificable.
En efecto, para confirmarla habría que esperar un tiempo infinito. Segundo, no
hace falta esperar ese tiempo, porque los que investigan el proceso de
envejecimiento han descubierto una cantidad de mecanismos de
envejecimiento. Por ejemplo, mutaciones, acumulación de sustancias tóxicas,
apotopsis (muerte celular “programada” genéticamente), etc. Sabemos que
necesariamente cada uno de nosotros va a morir, no exactamente cuándo,
pero lo sabemos.

Ahora voy a hacer una breve mención al psicoanálisis, que –junto con
la homeopatía– es la más rentable de las seudociencias. En efecto, los
psicoanalistas cobran por lo menos cien dólares por hora, mientras que los
parapsicólogos no hacen consultas (a menos que oficien como espiritistas).

Las hipótesis psicoanalíticas se pueden dividir en dos clases: las


comprobables y las incomprobables. Entre las incomprobables está la hipótesis
de la represión, porque según los psicoanalistas si uno no admite algo, por

43
Programa de Estudios Básicos
ejemplo si una niña no admite que su padre ha abusado sexualmente de ella, es
porque ha reprimido ese recuerdo; y cuanto más se niega tanto más prueba esto
la represión. Entonces, ¿cómo hacemos para refutar la hipótesis?

Otro ejemplo: la hipótesis de que todo varón sufre el com plejo de Edipo.
Si un varón ama realmente a su padre, los psicoanalistas dicen que el superyó
del sujeto está reprimiendo el odio. Cuando afirma que ama a su padre está
probando que, en realidad, lo odia. La sola presencia de hipótesis
incomprobables en el psicoanálisis muestra que es una seudociencia.

Las hipótesis psicoanalíticas comprobables son en princi pio de tres tipos:


las que han sido verificadas, las que han sido falseadas, y las que no han sido
puestas a prueba. Yo no conozco ninguna que haya sido verificada. Una tras
otra, las que han sido puestas a prueba, han sido refutadas.

Una de ellas es la hipótesis de que hay dos tipos de per sonalidad, la oral
y la anal. Quien tiene una personalidad anal es disciplinado, serio y más bien
introvertido; en cambio, los sujetos con personalidad oral son despreocupados,
indisciplinados y extravertidos.

Hace ya una cuarentena de años se probó que no hay ninguna


correlación entre la personalidad y la manera en que al niño de corta edad le
han entrenado los esfínteres. Otro mito freudiano es el del orgasmo vaginal.
También éste ha sido refutado hace una cuarentena de años.

Uno de los mitos psicoanalíticos más absurdos y rentables es la tesis de


que todo olvido es debido a la represión. Los psicólogos científicos han
descubierto hace un siglo que lo excepcional no es el olvido sino el recuerdo. Y
en el curso de las últimas décadas se ha descubierto el mecanismo de la memo -
ria: la formación de sistemas de neuronas activadas por algún acontecimiento.
Estos sistemas se van formando y deshaciendo en el curso del desarrollo. No se
nace con recuerdos: el cerebro del recién nacido es demasiado primitivo para
formar recuerdos que no sean de impresiones muy básicas. En resumen, la
hipótesis de que todo olvido se debe a la represión es incom patible con la
psicología experimental y la neuropsicología.

Esto no quita que no exista toda una industria: la terapia de los recuerdos
reprimidos. Este negocio, hasta hace poco floreciente en los EE.UU., se ha
desinflado en años recientes. El negocio consiste en lo siguiente. Una persona,
por lo común una mujer, acude donde una psicoanalista porque tiene algún
problema psicológico. Puede ser que el o la psicoanalista le diga:

 Lo que ocurre es que su padre ha querido o ha logrado violarla


cuando usted era chica.
 ¡Oh no, de ninguna manera! Yo me llevaba bien con mi padre, quien
siempre me trató con cariño y consideración.
 No, lo que pasa es que usted ha reprimido ese recuerdo. Yo voy a
ayudarla a recuperar ese recuerdo reprimido.

El mago o la maga “ayuda” a la paciente incauta con hipnosis (sugestión),


y con drogas tales como embutal si es necesario. Finalmente, ocurre una de
dos: la paciente abandona el tratamiento, o termina admitiendo que sí, que su
padre la violó. En este segundo caso el mago o la maga han logrado implantar
un recuerdo ficticio. En psicología experimental es cosa sabida que se puede
injertar recuerdos. Dicho sea de paso, uno de los primeros ejemplos que
44
Programa de Estudios Básicos
aparece en la literatura no científica figura en La guerra y la paz de Tolstoi,
escrita hace más de 100 años. En esta novela una chica le injerta un recuerdo a
su amiga.

En todo caso, en los EE.UU. ha habido algunos juicios espectaculares, en


los cuales mujeres han acusado a su padre de haberles arruinado la vida por
haberlas violado en su infancia, El único testimonio exhibido era el testimonio de
un psicoanalista. La presunta perjudicada entablaba un juicio a su padre. Éste
era encarcelado y quedaba arruinado, y su familia queda ba desmantelada, etc.
Finalmente, los tribunales de California han decidido que no van a aceptar más
ese tipo de testimonios de psicoanalistas. Existe, además, una Fundación para
el estudio y la denuncia de esta industria.

Nada de esto implica que en algunos casos haya habido incesto. Pero
esos casos han sido descubiertos de una manera muy diferente. Han sido
verificados por testigos y visitadores sociales. No sé ha recurrido a sugestión ni
a drogas, nadie ha injertado recuerdos. Bueno, en todo caso, si hay interés
podremos volver al psicoanálisis cuando nos ocupemos de la Psicología.

Ciencia Básica y Ciencia Aplicada

Hay ciencias básicas, hay técnica, y en el medio tenemos las ciencias


aplicadas, por ejemplo la farmacología, la toxicología, la criminología, etc. Estas
disciplinas buscan verdades, lo mismo que las ciencias básicas. Pero las
verdades que buscan son de posible utilización práctica, de posible valor
práctico. Ejemplo, la investigación de productos naturales en química,
bioquímica y farmacología, con la finalidad de ver si algunos de ellos podrían
utilizarse en la industria farmacéutica.

La definición o caracterización de una técnica es parecida a la


caracterización de una ciencia. Pero hay un componente adicional, de modo que
tenemos una endecatupla. El undécimo componente es un conjunto de juicios
de valor. El técnico, a diferencia del científico, asigna valores a todas las cosas.

Para un biólogo vale tanto, en principio, un mosquito como un elefante.


En cambio, para un epidemiólogo normativo los mosquitos, son disvaliosos, y
para un técnico forestal los elefantes son una plaga. Para un ingeniero, las
estrellas no tienen el menor valor. En cambio, tal vez la Luna pueda alcanzar
algún valor, ya que tal vez podamos enviar mineros a la Luna y traer minerales
de ella.

En cambio, las estrellas y el pasado de la humanidad no tienen el menor


valor para un técnico, Porque él se propone modificar la realidad. Mejor dicho,
se propone diseñar aparatos o procesos capaces de cambiar, sea el curso de la
naturaleza, sea las acciones humanas. De modo, pues, que para el técnico el
conocimiento es un medio, un instrumento para hacer, o para permitir que otros
actúen guiados por esos diseños o esos planes.

Naturalmente, la técnica moderna se apoya sobre la ciencia moderna,


pero no sobre toda ella. La mayor parte de la ciencia, empezando por la
matemática, no es inmediatamente relevante a la técnica. Por ejemplo, el diseño
y la fabricación de armamentos le deben poco a la ciencia básica, aunque ese
poco sea indispensable.

45
Programa de Estudios Básicos
El técnico original, en cuanto diseñador de artefactos, pro cesos u
organizaciones, tiene, ideas nuevas. No le basta con exprimir a la ciencia: usa
algo de ciencia, pero tiene que agregar investigación e imaginación.

Exomoral de la Técnica

Desde el punto de vista ético, es interesante observar que la técnica


tenga la misma endomoral que la ciencia básica. Pero también está sometida a
lo que yo llamo exomoral, es decir a exigencias sociales. Se da por supuesto
que el técnico debe ajustarse a la verdad, buscar la calidad y no debe engañar a
su cliente. Todas estas exigencias figuran en los códigos de ética profesional.

Pero estos códigos son incompletos. En efecto, en una sociedad


mínimamente justa el técnico tiene obligaciones adicionales. Por ejemplo, no
debiera deteriorar irreversiblemente el ambiente, ni debiera dañar en forma
irreparable al prójimo. Es decir, hay ciertas restricciones sociales a las que no
está sometido el científico básico, porque éste no cambia las cosas, sino que se
limita a estudiarlas.

Imponerle restricciones al científico básico es lo mismo que limitar la


búsqueda y difusión de la verdad. Los ciudadanos de una democracia deben,
pues, proteger la libertad de investigación y apoyar su ejercicio. En cambio,
como ciudadanos tenemos el derecho y el deber de vigilar a los técnicos para
evitar abusos de lo artificial.

Hay una enorme diferencia entre la técnica artesanal, por ejemplo la


técnica de la confección de vestidos por modistas, y la técnica de la confección
de vestidos en escala industrial. Son técnicas bastante diferentes, porque en la
producción en gran escala se necesita maquinaria especializada, que se diseña
sobre la base de conocimientos de ingeniería, que a su vez se basan sobre la
física y la matemática.

En resumen, la técnica y la ciencia se parecen en que ambas procuran la


verdad, pero se distinguen en que la técnica también procura ser útil.

Seudociencia y Seudotécnica

Así como hay seudociencias hay seudotécnicas. La prime ra de éstas


parece haber sido la magia. Aunque suele afirmarse que la magia es la
antecesora de la ciencia, la verdad es que la magia es la antecesora de la
técnica. En efecto, el mago se proponía, se propone, modificar, ya sea la
naturaleza, ya sea la gente. Lo que ocurre es que el mago no empleaba los
métodos adecuados. Si era astuto engañaba a la gente para hacerla creer que,
en efecto, era eficaz. Por ejemplo, el chamán o mago de una tribu africana
empieza la danza de la lluvia poco antes de empezar la estación de las lluvias.
Él sabe cuándo empiezan las lluvias, porque lleva la cuenta de los días: es el
encargado del calendario.

Además utiliza trucos, el chamán o el médico brujo cono ce algo de


hierbas y sabe tal vez como curar una fractura o detener una hemorragia. Es
decir, tiene algunos conocimientos auténticos, los que le dan prestigio, y otros
que no son auténticos.

Un ejemplo más actual de seudotécnica es la psiquiatría hablada, o


psicoterapia. Hay dos clases de psiquiatría: la que supone que todas las

46
Programa de Estudios Básicos
perturbaciones mentales son perturbaciones del cerebro, y la que supone que son
perturbaciones de un alma inmaterial que se puedan curar con la palabra.
Lo que se puede curar con la palabra son desórdenes de conducta, es
decir, pautas de conducta no adaptativas o desviantes. Esto sí se puede
cambiar a veces con la palabra, con la persuasión, con el consejo dado por una
persona experimentada. Pero esto es modificar la manera en que trabaja cierta
parte del cerebro.

Lo que no puede modificar la palabra en forma perma nente es la química


del cerebro. Con meras palabras no se puede aumentar ni disminuir sino
fugazmente la concentración de los neurotransmisores. Justamente de esto se
ocupa la psiquiatría biológica: de modificar los procesos químicos que
intervienen en los procesos mentales, en particular los afectos, los sentimientos
y las emociones.

Uno de los casos más trágicos es el de los maniaco-depre sivos, que


hasta los años 50 eran intratables. A partir de entonces no es que se los puede
curar, pero sí se los puede tratar. Es decir, se puede corregir levemente la
transmisión de ciertos neurotransmisores, tales como la serotonina, de modo tal
que las fluctuaciones afectivas estén más o menos acotadas. Así se evita casi
siempre que el paciente se desespere y se suicide. Un depresivo no tratado con
fármacos no sólo es incapaz de trabajar, sino que termina por suicidarse. Por
siguiente, es irresponsable, e incluso criminal, encomendar su tratamiento a
psicoterapeutas, que creen en la omnipotencia del verbo y en cambio no creen
que el cerebro tenga algo que ver en las perturbaciones mentales.

Para poder aumentar la eficacia de la psiquiatría biológica es


indispensable impulsar el cultivo de la neurociencia y de la psicología biológica,
que aún están en la infancia. Por ejemplo, todos los años aparecen artículos
que pretenden demostrar que la depresión y las psicosis son hereditarias. Poco
tiempo después se publica una rectificación. Ni siquiera está bien definida la
esquizofrenia. Cada decenio se cambia la definición de este trastorno y, por lo
tanto, su diagnóstico y su tratamiento.

Hay dos razones por las cuales la psiquiatría biológica está poco desarrollada.
Una es que sigue dominando el mito del alma inmaterial, inventado por las religiones y
reforzado por las filosofías idealistas. El segundo motivo es que la mayoría de los
psiquiatras no tienen una formación científica adecuada. Tienen formación de médicos.
Son entrenados para aplicar conocimientos biomédicos, no para contribuir a ellos.

Otra seudotécnica muy difundida es la homeopatía. Todos hemos oído


hablar de los remedios homeopáticos, pero son pocos los que se han tomado la
molestia de averiguar si son eficaces. La evaluación de la homeopatía se puede
hacer desde dos puntos de vista: el empírico y el científico. En el primer caso se
procede a contar la fracción de casos de curación que sigue a la administración
de remedios homeopáticos. Si el porcentaje es bajo, se abriga la esperanza de
que aparezcan remedios homeopáticos más eficaces.
Este procedimiento no es científico, y ello por dos razones. En primer
lugar involucra la conocida falacia del post hoc, ergo propter hoc (después de
ello, por lo tanto a causa de ello), Segundo, siempre que se medique, bien o
mal, obra el efecto placebo, o sea, la sugestión: si tengo fe en un remedio, me
sentiré mejor. Si Somos optimistas vamos a sobrellevar una enfer medad o una
desgracia mucho mejor que si somos pesimistas. Es decir, la autosugestión, y
en particular el efecto placebo, es real. En resumen, el razonamiento empirista
es inválido.

47
Programa de Estudios Básicos
El único razonamiento válido es el del farmacólogo o bioquímico aplicado.
Éste nos dirá que al cabo de las numerosas diluciones sucesivas involucradas
en la fabricación de un fármaco homeopático, sólo queda algo así como una
molécula de la llamada sustancia activa por centímetro cúbico. De modo que
semejante fármaco carece de efecto biológico. Por lo tanto es absurdo seguir
ensayando los presuntos remedios homeopáticos. Son una engañifa. No sirven
más que para enriquecer a los homeópatas y a los laboratorios homeopáticos. A
propósito, el hecho de que casi ningún epistemólogo haya analizado ni
denunciado esta estafa intelectual y comercial mues tra que la mayoría de los
epistemólogos viven muy lejos de aquello que dicen estudiar.

Hace poco menos que una década, un tal doctor Benveniste, director de un
laboratorio de la Universidad de París, publicó un artículo en la revista científica
británica Nature. En él sostenía que, si bien es verdad que en un presunto remedio
homeopático prácticamente no queda nada de sustancia activa, el agua conserva el
recuerdo de la misma. Pero, como no aclaró en qué consistía esa presunta memoria;
lo que dijo no es sino bla-bla. El agua en estado líquido no tiene estructura suficiente
para recordar lo que contuvo en el pasado. Es muy diferente del caso de una barra de
hierro: si se la dobla, queda doblada, y si se la imanta queda imantada.

El artículo de marras fue objeto de una investigación por un equipo


formado por el director de Nature, el célebre James Randy –un mago de
espectáculos que se especializa en trucos mágicos– y un investigador del
famoso instituto norteamericano de la salud. Los tres fueron al laboratorio de
Benveniste y repitieron los experimentos de su equipo (que, casualmente,
habían sido subvencionados por la industria homeopática fran cesa). La verdad,
admitió el doctor Benveniste, es que los experimentos siempre dan bien cuando
los hace la doctora fulana. Naturalmente, esto reforzó la sospecha de los
visitantes. Éstos repitieron los experimentos de acuerdo con los protocolos, y no
encontraron nada. Pocos años después, el gobierno francés cerró el laboratorio
fraudulento.

Debido a la hora avanzada debemos terminar acá. Ahora el panel va a


demoler todo lo que he dicho.

__________________________________________________
BUNGE, Mario: “Ciencia, técnica y epistemología”, en: Vigencia de la filosofía, Lima,
Fondo editorial de la Universidad Inca Garcilazo de la Vega, 1999

EL PROBLEMA DEL HOMBRE


César Tejedor

Sugerencias

1. El tema se puede abordar directamente: lectura, reflexión y discusión del


texto, especialmente de los fragmentos citados; al final, síntesis de
conclusiones e interrogantes principales.

2. La otra posibilidad es hacer un trabajo previo a la lectura del tema. Por


ejemplo:

1. Reflexión personal y/o discusión en grupo acerca de: «¿Qué es el


hombre?».

48
Programa de Estudios Básicos
2. Temas de investigación: «El hombre en...». Aquí las variaciones son
infinitas, como, por ejemplo: el hombre en otras épocas (para el hombre
primitivo pueden utilizarse estudios de antropología, y para épocas
posteriores algunos de los volúmenes de P. ARIÉS, Historia de la vida
privada, Ed. Taurus), el hombre en el futuro (a partir, por ejemplo de la
ciencia ficción), el hombre en la publicidad, etc.

3. Sobre la tumba del doctor Frankenstein (personaje de ficción creado por


Mary W. Shelley en 1816) podría figurar este epitafio: «Aquí yace el
doctor Frankenstein. Su error no fue intentar crear un hombre, sino el
haberlo creado ya hecho, sin darle la oportunidad de hacerse a si
mismo». a) Lectura y comentario de la novela de M. W. Shelley. b)
Comentario del supuesto epitafio. c) El mito de la «creación del hombre»
en las religiones y en la literatura.

Síntesis del Libro

Teniendo en cuenta las interrogantes de este capítulo, se comprenderá que


sólo podamos hacer un estudio fraccionado –¡e incompleto!– del hombre.
Intentaremos una visión desde diversas perspectivas que deben corregirse y
completarse. El libro se articula, pues, así:

1. Estudio de los aspectos individuales del ser humano, desde la perspectiva de


la Psicología. (Cap. 4-7.)

2. Estudio del hombre en sociedad, desde la perspectiva de las Ciencias de la


Comunicación, la Sociología y la Ética. (Cap. 8-12.)

3. Estudio de los problemas generales de la existencia humana en el mundo,


desde la perspectiva de la Filosofía. (Cap. 13-16.)

4. Pero, para ello, será preciso que previamente deslindemos bien los campos
de estudio de las diversas ciencias (de la naturaleza y del hombre) y de la
Filosofía. (Cap. 2-3.)
5. Finalmente, en un amplio apéndice, se encontrarán algunos elementos de
Lógica. El carácter formal e instrumental de la Lógica obliga a dejarla
«fuera» de nuestro tema; pero de este modo se permite su utilización «en
todas partes». (Cap. 17-18-19.)

I. EL PROBLEMA DEL HOMBRE

Hacerse la pregunta ¿qué es el hombre?, y pretender


que esta pregunta es difícil de responder, puede resultar
extraño. Porque, ¿cómo? Se puede pretender que no
sabemos lo que somos? O bien, ¿cómo ignorar los
formidables avances de las ciencias que estudian al
hombre (psicología, sociología, biología, etc)? Escribía
Max Scheler:

«Si se pregunta a un europeo culto lo que El texto está escrito


piensa oír la palabra hombre, seguramente en 1928 ¿Ha variado
la situación?¿Cuáles
empezaran a rivalizar en su cabeza tres círculos son hoy los –círculos
de ideas totalmente inconciliables entre sí de ideas–?
Primero, el círculo de ideas de la tradición

49
Programa de Estudios Básicos
judeo-cristiana: Adán y Eva, la creación, el
paraíso, la caída. Segundo, el círculo de ideas
de la antigüedad clásica: el hombre es hombre
porque posee la razón o lógos, donde lógos
significa tanto la palabra como la facultad de
apresar lo que son las cosas. El tercer círculo
de ideas es el círculo de las ideas forjadas por
la ciencia moderna de la naturaleza y la
psicología genética, y que se han hecho
tradicionales también hace mucho tiempo;
según estas ideas, el hombre sería un producto
final y tardío de la evolución del planeta Tierra,
un ser que sólo se distinguiría de sus
precursores en el reino animal por el grado de
complicación con que se combinarían en él
energía y facultades que en sí ya existen en la
naturaleza infrahumana» (M. Scheler. El puesto
del hombre en el cosmos. Buenos Aires.
Losada, 1978, pp. 23-24.)

Así pues, parece que cuantas más cosas sabemos acerca del hombre, más
problemático se nos vuelve éste y más lejos estamos de comprenderlo en su
unidad más profunda. Justamente se considera a Max Scheler como fundador
de la antropología filosófica, rama de la filosofía que tendría como finalidad
principal el construir una idea unitaria del hombre a partir de las consecuencias
parciales de las demás ciencias. Pero el tiempo ha pasado, y esta pretensión ha
sido discutida e incluso rechazada de plano:

«La idea de una antropología psicoanalítica,


la idea de una naturaleza humana restituida por
la etnología no son más que votos piadosos.
Ambas ciencias –psicoanálisis, etnología–
disuelven al hombre. En nuestros días lo que se
afirma es el fin del hombre, el estallido del rostro
del hombre, su dispersión absoluta.
En todo caso, una cosa es cierta, que el
hombre no es el problema más antiguo ni el más
constante que se haya planteado el saber
humano. El hombre es una invención reciente, y
su fin está próximo.» (M. Foucault. Las palabras
y las cosas. México. Siglo XXI, 1968. Fragmentos
de pp. 368-375.)

Michel Foucault –uno de los principales representantes


del estructuralismo francés– nos lleva aquí al extremo
opuesto. Por supuesto que existe el hombre (o, mejor, los
hombres); lo que Foucault discute es que el hombre sea
objeto de las ciencias que dicen estudiarlo: estas ciencias
estudiarían únicamente las estructuras lingüísticas,
psicoanalíticas, de parentesco, económicas... en que vive el
hombre. Así, fragmentan al hombre y lo reducen a algo que
está más allá de él (la estructura). Adiós, pues, a el hombre.
Si queremos hacer ciencia, olvidémoslo. Si hemos de
buscarlo, no lo encontraremos sino fraccionado y disuelto.
Max Scheler, pues, tenía razón: carecemos de un

50
Programa de Estudios Básicos
conocimiento unitario del hombre, ¿Sigue teniendo sentido
–a pesar de Michel Foucault– preguntar acerca de lo que
sea y pueda ser el hombre? En cualquier caso –ahora está
ya muy claro-, se trata de una tarea de la filosofía y no de
las ciencias, aunque no se pueda prescindir de estas
últimas.

II. LA IDEA DEL HOMBRE

Vamos ahora a recopilar algunas de las «ideas» del


hombre que encontramos en la historia del pensamiento
occidental.

1. EL HOMBRE, ¿UN «ANIMAL RACIONAL»? Idea. En general,


todo tipo de
representación
Éste es ya un «lugar común»: la mayoría de la gente mental, incluso las
define al hombre como un animal racional. Con ello nos imágenes, en
mostramos deudores del pensamiento griego, que valorizó sentido estricto, la
extremadamente la razón y consideró al hombre como un represen-tación
intelectual de un
ser ante todo contemplativo y teórico (el trabajo manual era objeto (entonces es
para los esclavos, es decir, para los hombres no-libres, los sinónimo de
«menos hombres»). Los griegos quisieron comprender al concepto y se
hombre situándolo entre los dioses y las fieras. Y afirmaron contrapone a la
que tenía algo de ambos: animal, si; pero racional. Parece imagen). Aquí
equivale a
que, la definición remonta a Platón. En un texto que se le «opinión»,
atribuye, dice: «Hombre. Animal sin alas, con dos pies, con «doctrina», «teoría».
las uñas planas; el único entre los seres que es capaz de
adquirir una ciencia fundada en razonamientos»
(Definiciones, 415 a). Pero aparece con mayor claridad en
Aristóteles.

«Se admite que hay tres cosas por las que los
hombres se hacen buenos y virtuosos, y esas tres
cosas son la naturaleza, el hábito y la razón [...].
Los otos animales viven primordialmente por
acción de la naturaleza, si bien algunos, en un
grado muy pequeño, son también llevados por los
hábitos; el hombre, en cambio, vive también por
acción de la razón, ya que es el único entre los
animales que posee razón; de manera que en él
estas tres cosas deben guardar armonía recíproca
entre sí. Los hombres, en efecto, obran con
frecuencia de manera contraria a los hábitos que
han adquirido y a su naturaleza a causa de su
razón, si están convencidos de que algún otro
51
Programa de Estudios Básicos
camino de acción les es preferible» (Aristóteles,
Políticas, VII, 12, 1332 b.)

Esta definición hizo fortuna y pasó a los demás filósofos griegos, a los filósofos
cristianos medievales... hasta hoy. Es famosa la frase de Pascal:

«El hombre es una caña, la más débil de la


naturaleza; pero es una caña pensante. No
hace falta que el universo entero se arme
para aplastarla: un vapor, una gota de agua
basta para matarla. Pero aunque el
universo lo aplaste, el hombre sería todavía
más noble que lo que lo mata, puesto que
sabe que muere y el poder que el universo
tiene sobre él; el universo, en cambio, no lo
sabe.
Toda nuestra dignidad consiste, por tanto, en
el pensamiento. Es eso lo que nos debe importar,
y no el espacio o el tiempo, que nunca podremos
llenar. Afanémonos, por tanto, en pensar bien:
éste es el principio de la moral.» (Pascal.
Pensamientos, Ed. Brunschvicg, 347.)

 Como se sabe, fue Linneo el que, en la décima


edición del Sistema de la naturaleza (1758), designó a
la especie humana como homo sapiens. Pues bien,
¿es eso lo que somos: racionalidad, sabiduría? ¿Lo
somos realmente? ¿Sólo eso? Se han levantado
voces de protesta, naturalmente. Sólo citaremos a un
autor contemporáneo, puesto que encontramos en él
un texto muy característico:

«Lo que está muriendo en nuestros días no es


la noción del hombre, sino un concepto insular del
hombre, cercenado de la naturaleza, incluso de la
suya propia. Lo que debe morir es la autoidolatría
del hombre que se admira de la ramplona imagen
de su propia racionalidad...
Ante todo, el hombre no puede verse reducido
a su aspecto técnico de homo faber, ni a su
aspecto racionalístico de homo sapiens. Hay que
ver en él también el mito, la fiesta, la danza, el
canto, el éxtasis, el amor, la muerte, la
desmesura, la guerra... No deben despreciarse la
afectividad, el desorden, la neurosis, la
aleatoriedad. El auténtico hombre se halla en la
dialéctica sapiens-demens...» (E. Morn, El
paradigma perdido: el pasado olvidado. Ensayo de
bioantropología. Barcelona, Kairós, 1974, pp. 227
y 235.)

No está, pues, muerta la «idea» del hombre, como


pretendía M. Foucault. Sería más bien la «idea» parcial,
fraccionada, mutilada del hombre la que ya no es admisible.
Si recordamos el texto introductorio de este capítulo,
52
Programa de Estudios Básicos
podríamos decir: el «vizconde demediado» ya ha vivido
bastante, recuperemos al hombre entero, total. Y ese
hombre es racionalidad, pero también pasión, imaginación,
vida... ¿y locura?

2. EL HOMBRE, ¿CENTRO DEL UNIVERSO?

Los griegos, aunque no todos, pensaban que la Tierra


ocupaba el centro del cosmos y que el hombre era una
síntesis («microcosmos») del universo. Así surgió la idea de
que el hombre es el centro del universo. Más tarde se
averiguará que la Tierra no ocupa ese lugar preeminente.
No importa. Si nuestro planeta no ocupa el centro del
espacio cósmico, el hombre es la meta y fin de la evolución
del universo. En 1936, Teilhard de Chardín expresa
claramente esta concepción:

«¿Qué sentido tiene este devenir? ¿Está


dirigida la evolución? Lo que me propongo en este
ensayo es construir una figura del mundo físico
alrededor de la persona humana, escogida como
elemento significativo de todo el sistema... La
verdad del hombre es la verdad del universo para
el hombre, es decir, la verdad simplemente...» (P.
Teilhard de Chardín, Esbozo de un universo
personal. Madrid, Narcea, 1975. p. 74.)

 Pero esta grandiosa visión encuentra también sus


contradictores. Hacer del hombre la meta del
universo, ¿no es una desorbitada e infundada
pretensión? Algunos filósofos piensan que no se
puede atribuir meta o finalidad a la evolución. El
hecho de que el hombre actúe siempre con un
propósito no nos debe inducir a pensar que también el
universo «se propone» algo. Todo sucede según leyes
y causas, pero no hay metas o fines. El hombre es
ciertamente el resultado de la evolución, pero no su
finalidad. El resultado pudo haber sido otro: si ha
aparecido el hombre es por pura casualidad, por puro
azar. Es lo que escribía Jacques Monod, premio Novel
de Fisiología y Medicina en 1965, en un libro que hizo
mucho ruido (1970):

«La vida a aparecido sobre la Tierra: ¿cuál Comparar los dos


era antes del acontecimiento la probabilidad de textos. ¿Qué
explicaciones tien-en
que apareciera? No queda excluida, por la respecto a la concep-
estructura actual de la biosfera, la hipótesis de ción del mundo? ¿Defi-
que el acontecimiento decisivo no se haya enden puntos de vista
producido más que una sola vez. Lo que demostrables?
significaría que su probabilidad «a priori» es casi
nula [...] El universo no estaba preñado de la vida
ni la biosfera del hombre. Nuestro número salió
en el juego de Montecarlo. ¿Qué hay de extraño
en que, igual que quien acaba de ganar mil
millones, sintamos la rareza de nuestra
53
Programa de Estudios Básicos
condición?» (J. Monod, El azar y la necesidad.
Barcelona, Barral, 1974, pp. 158-160, 186 y
1993.)

¿Estamos, pues, en el centro del universo y todo


converge hacia el hombre, o sólo ocupamos un lugar
marginal y nuestro origen fue casual? En cualquier caso, el
hombre se siente «fuera de su casa» en este universo que
le supera infinitamente y que intenta explorar y dominar.

3. EL HOMBRE, ¿UN SER SOCIABLE?

También remonta a los griegos la «idea» de que el


hombre es un animal político, es decir, sociable y
ciudadano. El texto clásico se encuentra en la Política de
Aristóteles:

«Es evidente que la ciudad-estado es una cosa


natural y que el hombre es por naturaleza un
animal político... Y la razón por la que el hombre es
un animal político en mayor grado que cualquier
abeja o cualquier animal gregario es algo evidente.
La naturaleza, en efecto, no hace nada sin un fin
determinado; y el hombre es el único entre los
animales que posee el don del lenguaje. La simple
voz, es verdad, puede indicar pena y placer; por
tanto, la poseen también los demás animales, ya
que su naturaleza se ha desarrollado hasta el
punto de tener sensaciones de lo que es penoso y
agradable, y de poder significar esto los unos a los
otros. Pero el lenguaje tiene el fin de indicar lo
provechoso y lo nocivo, y, por consiguiente,
también lo justo y lo injusto, ya que es particular
propiedad del hombre el ser el único animal que
tiene la percepción del bien y del mal, de lo justo y
lo injusto, y de las demás cualidades morales, y es
la comunidad y participación en estas cosas lo que
hace una familia y una ciudad-estado.»
(Aristóteles, Política, I, 1, 1253 a.)

 Animal político, el hombre es también –según este


texto– el animal que habla (homo loquens) y el animal
ético y moral. Y todo ello es por su propia naturaleza.
Quizá el hombre no se encuentre en el universo como
«en su propia casa»; no importa, su casa natural es la
sociedad. Bien, pues también esta afirmación
encuentra una formulación opuesta: quizá el hombre
no es naturalmente sociable, sino que su naturaleza
es, de por sí, agresiva y egoísta. «El hombre es un
lobo para el hombre», decía ya Plauto; y ésta es la
tesis que repite el filósofo inglés Thomas Hobbes (s.
XVII):

«Hallamos en la naturaleza del hombre tres


54
Programa de Estudios Básicos
causas principales de discordia: primera, la
competencia; segunda, la desconfianza; tercera,
la gloria. La primera causa impulsa a los hombres
a atacarse para lograr un beneficio; la segunda,
para lograr la seguridad; la tercera para ganar
reputación... Con todo ello es manifiesto que
durante el tiempo en que los hombres viven sin
un poder común que los atemorice a todos, se
hallan en la condición o estado que se denomina
guerra; una guerra tal que es la de todos contra
todos...» (T. Hobbes, Antología, Del ciudadano.
Leviatán. Madrid. Tecnos, 1965, pp. 135-136.)

En conclusión: según Hobbes, el hombre no es de


ninguna manera un ser sociable; pero se ve obligado a vivir
en sociedad y someterse a la autoridad para no destruirse.
Pero la sociedad, ¿nos hace mejores de lo que somos?
Al contrario, dirá Rousseau: el hombre es bueno por
naturaleza –tesis contraria a la de Hobbes–, y es la
sociedad la que lo pervierte:

4. EL HOMBRE, ¿UN SER LIBRE?

El problema de lo que es el hombre por naturaleza es


zanjado por algunos filósofos de un modo tajante: el hombre
carece de naturaleza, el hombre es libertad. Con esta
afirmación –que encontramos en los existencialistas–, la
«idea» del hombre escapa del ámbito del pensamiento
griego, que concibió al hombre sometido a la «necesidad del
destino» y a la naturaleza. Ahora se afirma lo contrario: el
hombre, al nacer, carece de una naturaleza definida, y tiene
que irse haciendo a sí mismo, escogiendo lo que quiere ser:

«Estoy condenado a ser libre. Lo cual significa


que no es posible encontrar a mi libertad más
límites que ella misma, o, si se prefiere, que no
somos libres de dejar de ser libres... Para la
realidad humana, ser significa elegirse: nada le
viene de fuera o de dentro que pueda recibir o
aceptar. El hombre está enteramente abandonado,
sin ayuda alguna, a la insostenible necesidad de
hacerse «ser» hasta en el menor detalle...EL
hombre no podría ser libre, en unos casos y
esclavo en otros: o es siempre y todo entero libre,
o no es nada.» (J.P. Sartre, L’etre et le néant [El
ser y la nada]. Paris, Gallimard, 1943, pp. 515-
516.)

 Otros afirman que quizá la libertad no es sino un


sueño: la «idea» del hombre como ser libre sería la
formulación de un deseo. Nuestra naturaleza
biológica, los impulsos del inconsciente, la presión
social, la educación primera..., determinarían nuestros
actos. No habría más libertad que la aceptación de la
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Programa de Estudios Básicos
necesidad. Creerse libres no es sino ignorancia de lo
que nos determina. Esta concepción nos vuelve otra
vez a los griegos. Pero la encontramos, también, en
algunos filósofos marxistas y, mucho antes, en el
holandés Spinoza:

«Los hombres se equivocan al creerse libres, Comparar ambos


opinión que obedece al solo hecho de que son textos. Defienden
conscientes de sus acciones e ignorantes de las posturas ex-tremas:
libertad absoluta o
causas que las determinan. Y, por tanto, su idea determinación absolu-
de «libertad» se reduce al desconocimiento de las ta. ¿Cabe un término
causas de sus acciones, pues todo eso que dicen medio? ¿Cómo definir
de que las acciones humanas dependen de la lo que es la libertad?
Nues-tras experiencias
voluntad son palabras, sin idea alguna que les de libertad. ¿apoyan la
corresponda.» (B. de Spinoza, Ética, II, 35, doc-trina de Sartre o la
escolio.) de Spinoza?

5. EL HOMBRE, ¿UN SER ESPIRITUAL?

Platón pensaba –de nuevo los griegos– que el hombre se


identificaba con el alma (espiritual, no material) y que el cuerpo
no era sino una cárcel. El hombre, por tanto, no pertenece a
este mundo de cosas, son al mundo inmaterial de las Ideas,
y debe ansiar volver a él:

«Mientras tengamos el cuerpo, y nuestra alma


se halle entremezclada con semejante mal, no
poseeremos suficientemente aquello que
deseamos, es decir, la verdad. El cuerpo, en
efecto, nos acarrea incontables distracciones
debido a la necesidad de sustento, y, por si fuera
poco, lo atacan enfermedades que nos impiden el
conocimiento de lo real. Nos llena de amores,
deseos, temores, toda clase de imágenes y
tonterías; de tal modo que en lo que de él
depende jamás nos sería posible ser sabios.
También las guerras, discordias y batallas las
acarrean el cuerpo y sus deseos... ¿Y no es la
muerte una liberación del alma con respecto al
cuerpo? Por eso los que filosofan de verdad se
preparan para el morir...» (Platón, Fedón, 66 b-67
e.)

 La identificación del hombre con el alma, y la


concepción de ésta como «espíritu» (inmaterial,
inmortal) que reside en un cuerpo, es adoptada por
una corriente del pensamiento occidental
representada –entre otros– por San Agustín y
Descartes. Sin embargo, existe otra tradición
filosófica que parte de los más antiguos filósofos
griegos: el hombre es un ser corpóreo. De acuerda
con esta concepción, Aristóteles afirmó que el alma
no es sino la estructura (o «forma») y las funciones
del cuerpo, considerado como un organismo vivo: .
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Programa de Estudios Básicos
«El alma no es sino la forma (enteléchia)
primera de un cuerpo natural organizado. Por ello,
no hay que preguntarse si el alma y el cuerpo son
una misma cosa, como tampoco si la cera y la
impresión que se hace en ella lo son. [...] Y
aplicando lo dicho a las partes del cuerpo vivo,
habría que decir que si el ojo fuera un animal, la
vista sería su alma.» (Aristóteles, Sobre el alma,
II, 1.)

6. EL HOMBRE, ¿DIGNIDAD O MISERIA?

Finalmente, ¿qué decir, pues, del hombre? Ante tanta


contradicción –no solamente en las «ideas», sino también
en su existencia real–, ¿se le podrá seguir alabando por
encima de todos los demás seres?
En Juan Pico de la Mirándola, filósofo renacentista, se
encuentra este famoso pasaje:

«El Supremo Artesano [...] hizo del hombre la


hechura de una forma indefinida, y, colocado en el
centro del mundo, le habló de esta manera: “No te
dimos ningún puesto fijo, ni una faz propia, ni un
oficio peculiar, ¡oh Adán!, para que el puesto, la
imagen y los empleos que desees para ti, ésos los
tengas y poseas por tu propia decisión y elección.
Para los demás, una naturaleza contraída dentro
de ciertas leyes que le hemos prescrito. Tú, no
sometido a cauces algunos angostos, te la
definirás según tu arbitrio al que te entregué. Te
coloqué en el centro del mundo, para que
volvieras más cómodamente la vista a tu
alrededor y miraras todo lo que hay en ese
mundo. Ni celeste ni terrestre te hicimos, ni mortal
ni inmortal, para que tú mismo, como modelador y
escultor de ti mismo, más a tu gusto y honra, te
forjes la forma que prefieras de ti. Podrás
degenerar a lo inferior, con los brutos; podrás
realzarte a la par de las cosas divinas, por tu
misma decisión. […] Lo que cada cual cultivare,
aquello florecerá y dará su fruto dentro de el. Si lo
vegetal, se hará planta; si lo sensual, se
embrutecerá; si lo racional, se convertirá en un
viviente celestial; si lo intelectual, en un ángel y en
un hijo de Dios”.» (J. Pico de la Mirándola, De la
dignidad del hombre. Madrid, Editora Nacional,
1984, pp. 105-106.)

 La dignidad del hombre está, pues, no en lo que es


por naturaleza, sino en lo que puede llegar a ser
según su libertad y acción. Pero en esta
indeterminación está también su sufrimiento y su
dolor, es decir, su miseria: el hombre es el «animal
enfermo»:
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Programa de Estudios Básicos
«¿De qué depende aquella condición
enfermiza? Pues el hombre está más enfermo, es
más inseguro, más alterable, más indeterminado
que ningún otro animal, no hay duda de ello, él es
el animal enfermo: ¿de dónde procede esto? Es
verdad que él también ha osado, innovado,
desafiado, afrontado el destino más que todos los
demás animales juntos: él, el gran
experimentador consigo mismo, el insatisfecho, el
insaciado, el que disputa el dominio último a los
animales, naturaleza y dioses, él, el siempre
invicto todavía, el eternamente futuro, el que no
encuentra ya reposo alguno en su propia fuerza
acosante, de modo que su futuro le roe
implacablemente, como un aguijón en la carne de
todo presente: ¿cómo este valiente y rico animal
no iba a ser también él el más expuesto al peligro,
el más duradero y hondamente enfermo, entre
todos los animales enfermos?» (F. Nietzsche, La
genealogía de la moral. Madrid, Alianza, 1980, pp.
140-141.)

III. EL MISTERIO Y EL ENIGMA

¿Será posible, pues, saber lo que es el hombre? Gabriel


Marcel –a quien ya hemos citado más arriba– decía que los
problemas se pueden plantear, e incluso resolver, porque
uno se puede distanciar de ellos suficientemente. Pero lo
propio del misterio es que nos envuelve por todas partes,
de tal modo que nos hallamos sumergidos en él. Quizá «el
hombre» es un misterio para el hombre, un enigma
indescifrable: precisamente porque está demasiado cerca,
porque está dentro de él. Sería una de esas cuestiones que
es mejor no plantear. Pero ¿podemos renunciar a saber lo
que somos? ¿No será mejor intentarlo, aun a sabiendas de
que nos quedaremos a mitad de camino? El griego Heráclito
afirmó –quizá al final de su vida–: «Me he buscado a mi
mismo».

Si hemos de abordar el «misterio», será bueno que


formulemos desde ahora algunas de sus principales
dificultades:

1. En primer lugar, el hombre es un ser muy


individualizado (o personalizado). Las plantas, e
incluso los animales, son prácticamente
intercambiables entre sí: parece que lo que existe es
propiamente la especie. En el caso del hombre no
es así: no parece existir el hombre, sino únicamente
hombres. Por eso preguntarse, sin más, por «el
hombre» puede ser un mal planteamiento de la

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Programa de Estudios Básicos
pregunta.
2. El animal, cuando nace, está ya biológicamente
terminado. No así el hombre, que, como dice el
antropólogo alemán A. Gehlen, es un «ser de
carencias», es decir, un animal incompleto, no
terminado, no hecho del todo. Por eso el hombre
tiene que hacerse a sí mismo, supliendo sus
propias deficiencias y su inadaptación al ambiente.
Por eso, también, el hombre carece de una
naturaleza fija. En resumidas cuentas, para hablar
sobre el hombre hay que recurrir, sobre todo, a su
historia –si hablamos de los hombres–, o a su
biografía –si hablamos de este hombre.

«Algo, sin remedio, tenemos que hacer o que


estar haciendo siempre, pues esa vida que nos es
dada, no nos es dada hecha, sino que cada uno
de nosotros tienen que hacérsela, cada cual la
suya. Esa vida que nos es dada, nos es dada
vacía y el hombre tiene que írsela llenando,
ocupándola. Son esto nuestras ocupaciones. Esto
no acontece con la piedra, la planta, el animal. A
ellos les es dado su ser ya prefijado y resuelto...
Al hombre le es dada la forzosidad de tener que
estar haciendo siempre algo, so pena de
sucumbir, mas no le es, de antemano y de una
vez para siempre, presente lo que tiene que
hacer. Porque lo más extraño y azorante de esa
circunstancia o mundo en que tenemos que vivir
consiste en que nos presenta siempre, dentro de
su círculo u horizonte inexorable, una variedad de
posibilidades para nuestra acción, variedad ante
la cual no tenemos más remedio que elegir y, por
lo tanto, ejercitar nuestra libertad...» (J. Ortega y
Gasset, El hombre y la gente. Madrid, Espasa-
Calpe, 1972, p. 42.)

3. El hombre, por fin, es algo demasiado rico para que


pueda ser encerrado en una sola «idea». Cambia y
se transforma continuamente: posee infinitas facetas,
infinitos aspectos que no es posible agotar. Y esos
aspectos parecen, a veces, contradecirse entre sí –
así se explicaría que a cada «idea» del hombre
pueda oponerse una «idea» contraria–. Lo terrible de
La metamorfosis, de Kafka, es que su protagonista se
encuentra una mañana transformado en un insecto
de duro caparazón, y ya no puede escapar de esa
condición única. Queda fijado, terminado, encerrado
en una rigidez inamovible: deja de ser un «hombre».

LOS PRESOCRÁTICOS

La filosofía occidental se inició en el s. VI a.C. en las


colonias fundadas por los griegos en las costas de Asia

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Programa de Estudios Básicos
Menor (Jonia) y en Italia meridional. La sabiduría primitiva
se encontraba entonces depositada en los mitos de las
religiones; cuando se empezó a utilizar la razón ( lógos) de
modo exclusivo, surgió la filosofía (y la ciencia). Por eso
suele definirse la aparición de la filosofía como el «paso del
mito al lógos».
Es posible distinguir dos tendencias entre los primeros
filósofos griegos –llamados también presocráticos–. La
primera tendencia es fundamentalmente científica: sus
representantes –llamados con frecuencia físicos– investigan
la naturaleza (physis, en griego), intentando descubrir los
«elementos» de que se compone. El primer filósofo
conocido, Tales de Mileto († 546), afirmó, por ejemplo, que
todo se compone de un elemento primitivo y eterno, dotado
de movimiento propio (el agua). La teoría de los cuatro
elementos de Empédocles de Agrigento (tierra, aire, agua y
fuego) tendría amplia aceptación en los siglos siguientes.
Esta tendencia culmina con Demócrito de Abdera († 360),
contemporáneo ya de Sócrates y Platón, quien explica el
cosmos a partir exclusivamente del movimiento de caída en
el vacío de partículas minúsculas, homogéneas e
indivisibles que llamó «átomos».
La otra tendencia es más bien mística y/o meta-física, y
está representada por Pitágoras y su escuela
(inmortalidad y transmigración de las almas,
investigaciones sobre la esencia matemática del
cosmos) y Parménides de Elea (el primero que inicia
una reflexión abstracta y meta-física acerca del «ser»
y el «no ser»).
Este tipo de reflexiones se agotarán en el s. V, y son
substituidas por una reflexión filosófica sobre el hombre y
su papel en la ciudad (problemas éticos, políticos y
culturales). Es el giro antropológico protagonizado por
Sócrates y solistas. Sin embargo, también entre los
presocráticos –de los que no quedan más que fragmentos–
encontramos algunas alusiones al problema del hombre,
especialmente en Heráclito de Éfeso († 484), quien defendió
la permanente movilidad e inestabilidad –aunque regida por
una ley inmanente que llamó lógos– del cosmos. Los
fragmentos que recogemos a continuación explican muy
bien por qué Heráclito se ganó el sobrenombre de «el
oscuro»:

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Programa de Estudios Básicos
«Si no se espera, no se encontrará lo inesperado, pues el sendero
que a ello conduce es inaccesible» (Fr. 18).
«Los hombres no habrían conocido la justicia si no existiera la
injusticia»» (Fr. 23).
«Los límites del alma no podrás hallarlos aunque transites todos
los caminos; tan profundo en su pensamiento (lógos)» (Fr.
45).
«El camino hacia arriba y el camino hacia abajo es uno y el
mismo» (Fr. 60).
«Acuérdate del que ha olvidado a dónde conduce el camino
emprendido» (Fr. 71).
«Es necesario saber que lo más común es la guerra, que la
justicia es lucha y que todas las cosas surgen a través del
conflicto y la necesidad» (Fr. 80).
«Una misma cosa es en nosotros lo viviente y lo muerto, lo
despierto y lo dormido, lo joven y lo viejo, pues éstos al
cambiar son aquellos, e inversamente» (Fr. 88).
«No es posible ingresar dos veces en el mismo río, ni tocar dos
veces una substancia mortal en el mismo estado...» (Fr. 91).
«Para Dios todo es bello, bueno y justo; los hombres, en cambio,
consideran unas cosas injustas y otras justas» (Fr. 102).

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