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Historia de México

Las Grandes Civilizaciones de Mesoamérica

El poblamiento del continente americano se inició hace aproximadamente 60 mil años, cuando el
ser humano, procedente de Asia, cruzó el estrecho de Bering. Muchos miles de años habrían de
transcurrir para que ocupara por primera vez el territorio que hoy es México. Éste fue el origen de
las diversas civilizaciones que se desarrollaron en Mesoamérica y que nos legaron una herencia
cultural e histórica que sobrevive hasta hoy.

A pesar de su diversidad, los pueblos mesoamericanos tuvieron muchos rasgos culturales


comunes, tales como: el cultivo de maíz, la religión politeísta, el uso del calendario y grandes
progresos en arquitectura, matemáticas y astronomía.

Olmecas

Hacia el año 1500 a.C., en la zona próxima al Golfo de México, en los actuales estados de Veracruz
y Tabasco destacó una cultura en particular: la Olmeca, palabra que significa “habitante del país
del hule”. Alcanzó su esplendor entre los años 1300 y 400 a.C. y los historiadores la definen como
la primera gran cultura mesoamericana.

El rasgo principal que define al pueblo Olmeca como una verdadera civilización es la excelencia de
su arte: desde detalladas estatuillas de jade y serpentina hasta colosales esculturas de piedra
tallada en forma de cabezas humanas. Pero no menos importantes fueron el desarrollo de las
matemáticas y el uso del calendario, el desarrollo de la escritura y la religión con dioses
antropomórficos.

Teotihuacanos

Se desarrollaron en los valles de México y Puebla. Desde su ciudad Teotihuacán “lugar donde se
hacen los dioses”, esta civilización dominó el altiplano central de México durante más de 500 años.

Teotihuacán tuvo una avanzada planificación urbana: con la elegante calzada de los muertos,
trazada de norte a sur, sus dos grandes basamentos piramidales, del Sol y de la Luna, el templo de
Quetzalcóatl y demás recintos públicos. Fue un centro político, militar, comercial y religioso de
gran importancia en Mesoamérica y su influencia en otros pueblos fue notoria, ya que se
encontraron objetos de arte y edificaciones que presentan el estilo Teotihuacano.
Mayas

Esta cultura floreció en parte de los estados de Tabasco, Chiapas y Yucatán hacia el año 1500; se
extendió a algunas partes de Centroamérica.

El área ocupada por los mayas les ofreció un clima tropical con una vegetación exuberante y una
rica fauna. Debido a la gran humedad del medio abundaban ríos y arroyos que sirvieron como
medios de transporte para el comercio.

Los mayas fueron una sociedad agrícola, pero el comercio jugó un papel muy importante en su
economía y en las relaciones políticas entre los grandes jefes. Se establecían acuerdos y tratados,
pero no era extraño que se hicieran la guerra.

Esta cultura destacó por sus grandes avances e invenciones matemáticas como utilizar el Cero para
expresar nada y además de avances astronómicos sorprendentes, como calcular la órbita de Venus
alrededor del Sol con una exactitud increíble. Construyeron majestuosos centros ceremoniales y
políticos donde una casta gobernante, integrada por sacerdotes y guerreros dirigían un pueblo
organizado en barrios separados, ubicados a su alrededor.

Mexicas

Los mexicas fueron el pueblo de mayor desarrollo político, económico y militar del México
prehispánico; asimilaron la cultura de sus antecesores fundamentalmente de los toltecas. Las
principales características de los mexicas fueron: espíritu místico-guerrero, cobro de tributos,
urbanismo, escultura religiosa y suntuaria, orfebrería, plumería, lapidaria, observación de los
astros, cuenta del tiempo, elaborada filosofía y literatura bella y profusa.

Según la Tira de la peregrinación, los mexicas salieron de un lugar llamado Aztlán o "lugar de las
garzas" (representado como una isla en una laguna). Ahí, los mexicas vivían como tributarios de los
toltecas y se dedicaban a las actividades agrícolas, así como a la pesca, a la caza de aves acuáticas y
a la recolección de productos lacustres.

Fue en 1325 cuando los mexicas completaron su peregrinaje. Se establecieron en una pequeña isla
del lago de Texcoco, donde encontraron a un águila sobre un nopal devorando una serpiente,
símbolo enviado por su dios Huitzilopochtli para construir su ciudad.
La conquista

La Edad Media llegaba a su fin, denotada por dos factores principales; El Renacimiento tanto
cultural como científico, y la toma de Constantinopla por los turcos otomanos en 1453.
Los europeos occidentales, imposibilitados de llegar al Oriente, Asia Menor, y Persia, sobre todo,
decidieron buscar otras rutas por las cuales fuera factible establecer tráfico comercial de especias,
porcelana, seda oriental y en general, productos asiáticos.

Mucho antes de la toma de Constantinopla, los portugueses ya habían empezado a navegar


temerariamente fuera del Mediterráneo, llegando a Madeira en 1419 y hasta Sierra Leona en
1447.

En ruta hacia el sur, las carabelas portuguesas buscaban rodear África, pero antes de que lograran
llegar a Asia doblando el cabo de Buena Esperanza, el genovés Cristóbal Colón presentó un nuevo
proyecto: llegar a Oriente navegando hacia el Occidente, y si la Tierra era tan pequeña como él
creía, los navíos de aquella época podían alcanzar la costa más oriental de Asia.
Luego de varias exposiciones que no tuvieron éxito en España y Portugal, los Reyes Católicos de
España, Fernando e Isabel, terminaron la guerra de Reconquista con la toma de Granada, última
plaza musulmana en España, y aceptaron patrocinar la aventura de Colón, y le proporcionaron una
nave (La Santa María), y dos carabelas (La Niña y La Pinta), con las que Colón se hizo a la vela el 3
de agosto de 1492, rumbo a mares desconocidos.
Después de varias semanas de navegar con incertidumbre y temor, y sin saber lo que tenían
adelante, el 12 de octubre se avistó Tierra: América había sido descubierta.

Hasta su muerte, Colón creyó que había llegado a Asia, pero sus contemporáneos empezaron a
dudarlo. El italiano Américo Vespucio señaló que por el diámetro de la Tierra calculado por
Eratóstenes, era imposible que Asia estuviera tan cerca, a menos de que las tierras descubiertas
no se parecieran a las costas de Catay y Cipango que había descrito Marco Polo.

Se había descubierto un Continente Nuevo, desconocido para los europeos hasta entonces
(excepto su extremo nororiental, ya visitado por los vikingos de la Edad Media).

Pronto, los españoles habían fundado importantes plazas en el Caribe: La Española (Santo
Domingo), Jamaica, Puerto Rico y Fernandina (Cuba).
En su cuarto viaje, Colón se acercó a las islas Guanajas, y ahí se encontró con una barca tripulada
por indios mayas, quienes informaron de tierras muy pobladas al occidente; en referencia, sin
duda, a la península de Yucatán.

Aunque Colón no se interesó por dicha tierra, el grumete de a bordo, Antón de Alaminos, tomó
nota del hecho, para aprovecharlo más tarde.

En 1511, una expedición española que zarpó de Jamaica, naufragó cerca de las costas de Yucatán,
y unos cuantos supervivientes llegaron a México, donde los indígenas mataron a todos a excepción
de dos: Gonzalo Guerrero y Jerónimo de Aguilar. Guerrero se acoplaría con los mayas, y llegaría a
convertirse en un verdadero indio, mientras que Aguilar por el contrario, mantuvo su religión
católica y sus costumbres españolas, cautivo de los naturales.

En 1517, el gobernador de Cuba, Diego de Velázquez, organizó una expedición al mando de


Francisco Hernández de Córdoba, cuyo fin inicialmente era la búsqueda de indios en otras islas,
para capturarlos y llevarlos a Cuba a trabajar como esclavos. Pero Hernández de Córdoba empezó
a explorar hacia el occidente, guiado por Antón de Alaminos, quien iba como piloto.

La expedición llegó a Isla Mujeres y avistó la costa de Yucatán, desembarcando en lo que llamaron
Cabo Catoche. Ahí sufrieron un ataque de los indígenas, y siguieron hasta Campeche. La
agresividad de los indígenas los llevó a abandonar el lugar y llegar a Champotón.

En Champotón fueron atacados nuevamente, pero esta vez, para su sorpresa, los indígenas
empleaban tácticas militares europeas, y sabían neutralizar a la caballería española. Esto debido a
que habían sido adiestrados a ese efecto por Gonzalo Guerrero, quien a su vez participó en este
ataque contra sus hermanos de raza, y la superioridad numérica de los mayas decidió el combate.

Lo que quedó de la expedición se retiró y volvió a Cuba, donde Hernández de Córdoba falleció a
consecuencia de sus heridas, enviando antes una relación de su viaje a Fray Bartolomé de las
Casas.

Una segunda expedición, preludio ya de la expedición de Conquista, se llevó a cabo en 1518, al


mando de Juan de Grijalva, partió de Cuba el 1 de mayo de ese año, esta vez con cuerpos de
infantería en cuatro navíos; en este viaje participaban Gil González de Ávila, Pedro de Alvarado
(quien más tarde sería lugarteniente de Cortés y conquistador de Guatemala), Francisco de
Montejo y Antón de Alaminos, quien era piloto mayor de la expedición.

El 3 de mayo los españoles llegaron a la Isla de las Golondrinas o Cozumel, llamada de Santa Cruz
por Grijalva.

Después de Cozumel, siguieron la costa de Yucatán hacia el sur, hasta la bahía de la Ascensión, a la
vista de la ciudad maya de Tulum. Viraron al norte, y borderaron por la costa del Golfo hasta llegar
a Puerto Deseado, para internarse por la laguna de Términos, para llegar al río de San Pedro y San
Pablo, en el límite entre los estados de Campeche y Tabasco.
Llegaron a lo que hoy es el río Grijalva, y entablaron relación con los indios tabasqueños, siguiendo
una serie de ríos hasta el río Tonalá, entre Tabasco y Veracruz, luego el río Papaloapan, y
finalmente el río Jamapa, a 20 kilómetros de lo que hoy es el puerto de Veracruz.

Precisamente en estos lugares fue donde tuvieron contacto con los mexicas, los aztecas, quienes
informarían a Moctezuma de la llegada de hombres blancos y barbados.

Recibieron presentes de parte de Moctezuma, aunque Grijalva no contaba con traductores (Cortés
sí los tendría), y envió de regreso a Pedro de Alvarado con una relación del viaje. El resto de la
expedición llegó hasta el río Pánuco, y ahí retrocedieron, para volver a Cuba.

La información proporcionada por los viajes de Hernández de Córdoba y Grijalva, decidió al


gobernador de Cuba a enviar una expedición formal de colonización.

Las señales

Hubo 8 señales principales, que empezaron a ocurrir 10 años antes de la llegada de los españoles,
que atemorizaron a los indígenas, a Moctezuma de manera especial y a todas luces indicaban que
pronto, en cuestión de años tan solo, una desgracia se cerniría sobre el Anáhuac.

La primera fue una "espiga de fuego en el cielo", lo que hoy conocemos como cometa o estrella
fugaz, que se veía muy claramente, desde el Oriente.

La segunda fue que el templo de Huitzilopochtli ardió de improviso, sin que hubiera causa visible
del incendio, que consumió todo lo que había de combustible en el recinto.

La tercera fue un fenómeno desconocido, donde en medio de una leve llovizna, un tremendo rayo
cayó y destruyó un santuario de paja del dios Xiuhtecutli; lo más sorprendente es que no se
escuchó ningún trueno.

La cuarta fue una especie de fuegos en el cielo, que se veían como lluvia de cometas que se
movían del Oeste hacia el Este.

La quinta señal fue una marejada en el lago de Texcoco, donde mucha agua inundó parte de
Tenochtitlán, llegando a las casas habitadas.

La sexta fue que por las noches, durante algún tiempo, se escuchaban lamentos, como si una
mujer estuviera llorando, y gritaba "Hijitos míos, tenemos que irnos lejos" y "Hijitos, ¿A dónde os
llevaré?".

La séptima fue que unos pescadores atraparon en el lago de Texcoco a un pájaro que parecía
grulla, y se lo llevaron a Moctezuma, quien en la cabeza del pájaro pudo ver estrellas, como
impresas en la cabeza del pájaro, y al mirar con detenimiento, vio como si vinieran jinetes a prisa,
cabalgando en una especie de venados sin cuernos, y en actitud de combate, y cuando llamó a sus
acompañantes a que lo vieran, la extraña visión se desvaneció.

Por último, la octava señal fue que algunas gentes reportaban haber visto monstruos extraños,
como personas bicéfalas (con 2 cabezas), que anunciaban el fin del mundo azteca, y que luego
desaparecían.

Tan repetidas y fatídicas señales tenían a Moctezuma azorado y perplejo, y el temor se dejó sentir
en toda Tenochtitlán; en este ambiente de tenebrosos presagios y existiendo además la promesa
de Quetzalcóatl de que un día volvería, podemos juzgar el verdadero terror que llegó pocos años
más tarde cuando un indio, natural de la costa maya, llegaría ante Moctezuma a informarle, que
"habían llegado del Oriente gentes extrañas, hombres blancos y barbados, en pequeños cerros o
torres flotantes, por el mar".

La expedición

Velázquez decidió enviar una expedición a colonizar las tierras al oeste de Yucatán, y en esta
expedición muchos querían tener el mando; pero en este tipo de designaciones, prevalecían casi
siempre los intereses políticos y personales, y así Velázquez comisionó para el mando de la
expedición, a Hernán Cortés, con el título de Capitán, y quien era amigo suyo.

Cortés se entusiasmó sobremanera con la empresa y se puso a hacer todos los preparativos
necesarios, recibiendo también un pliego de Velázquez con instrucciones acerca de su
comportamiento y obligaciones durante la expedición, con base en las bulas alejandrinas y en el
Tratado de Tordesillas. Pero casi a punto de salir, hubo diferencias entre Cortés y el gobernador
Velázquez ya que Cortés se erigía en jefe absoluto de la expedición, dejando en segundo término
la autoridad gubernamental. Cortés vio que si tardaba mucho, Velázquez tomaría medidas en su
contra, y le impediría zarpar, por lo tanto, Cortés despachó correos convocando voluntarios para el
viaje, se apropió de comida y armas, a veces a costa de saqueos. Velázquez se indignó y dio
órdenes de arrestarlo, pero Cortés recorría Cuba burlando a los agentes del gobernador, y
dándose prisa para zarpar.

Finalmente, y pese a los esfuerzos de Velázquez en detenerlo, Cortés salió de Fernandina el 18 de


febrero de 1519, con once navíos, más de quinientos hombres entre soldados (infantería y
caballería) y marineros, dieciséis caballos, doscientos isleños, cañones, falconetes, ballestas,
armaduras y arcabuces.

Antón de Alaminos iba como piloto mayor, y once capitanes de flota, entre los cuales destacarían
Pedro de Alvarado, Francisco Montejo y Cristóbal de Olid.

Alvarado fue el primero en arribar a Cozumel; ahí se reunió la flota, informándose de que
efectivamente había españoles en Yucatán.

Cortés procedió a despachar al capitán Diego de Ordaz a Cabo Catoche, para enviar un mensaje a
dichos españoles, donde fijaba un plazo para comunicarse con él. Venció el plazo sin noticias de los
náufragos, y Ordaz regresó a Cozumel. No obstante durante varios días, la armada aguardó a los
náufragos, antes de internarse en el Golfo, pero estos no llegaron. La flota zarpó alejándose de
Yucatán, pero un navío sufrió un desperfecto, y se vieron obligados a regresar.

La flota de Cortés abandonó Cozumel y se acercó por el golfo a Champotón, donde Cortés quería
vengar a Hernández de Córdoba, pero el consejo de Alaminos le hizo desistir de su empeño y
seguir hasta el río Grijalva, en territorio de Tabasco.

Los indios tabasqueños intentaron rechazarlos, pero los españoles los derrotaron con facilidad, y
se instalaron en unos templos. Al día siguiente los tabasqueños contraatacaron con un ejército de
dimensiones considerables, que los españoles vencieron gracias a su caballería y sus cañones.

Reconociendo su derrota, los tabasqueños pidieron a Cortés la paz, y obsequiaron a los españoles
veinte esclavas indias, entre ellas La Malinche o Malintzin, a quien los españoles llamarían Doña
Marina, y que sería, como Aguilar, pieza clave en la conquista; ella hablaba náhuatl, la lengua de
los mexicas, y el maya. Cortés podía pues, comunicarse con el propio Moctezuma.

La influencia de Marina en la Conquista no dejó de tener sus efectos; primero Cortés se dirigía a
Aguilar en español, éste traducía al maya a Marina, y finalmente ella hablaba a los mexicas en
náhuatl.

Esta triple versión tuvo muchas consecuencias, pues aunque Cortés siempre negó ser dios, Marina
siempre encabezaba sus traducciones con "estos dioses dicen…"

Los españoles avanzaron, dejando detrás a amigos indígenas, y llegaron a lo que hoy es San Juan
de Ulúa, en Veracruz. Al llegar allí empezaba el Tlatocáyotl, es decir, el territorio propiamente
dominado por los aztecas.

Por una casi imposible casualidad, Cortés llegó a éste lugar el 22 de abril de 1519, día Chiconahui-
Ehécatl (Nueve-Viento), del año Ce-Acatl (Uno-Caña), el día exacto del nacimiento de Quetzalcóatl.

Ese día era el indicado para el regreso de Quetzalcóatl, que Moctezuma esperaba desde que tuvo
noticias de la expedición de Grijalva.

El hecho de que Cortés llegara justo el día en que se preveía el retorno de Quetzalcóatl, tuvo el
impacto que es de prever, principalmente en Moctezuma, distinguido sacerdote y amplio
conocedor de la teología azteca.

Pero Moctezuma no era ningún crédulo; se propuso comprobar más detalladamente si los que
venían eran los dioses.

Para ello envió una embajada a Cortés, con la instrucción de ofrecerle un sacrificio; la reacción de
los llegados demostraría si eran o no los dioses esperados. Los españoles reaccionaron justo como
lo hubiera hecho Quetzalcóatl, con horror y asco ante el sacrificio, que Cortés castigó en sus
autores; con esto aprobaban con 10 el examen al que les sometiera Moctezuma.
Como jefe de la expedición, Cortés ordenó la destrucción de los ídolos, entre ellos el dios principal
de los totonacas, el Tajín. Para los indios era totalmente desconocido un dios que exigiera la
aniquilación de los demás dioses, ya que unos y otros eran necesarios para el equilibrio global.

La renuencia a cometer tal sacrilegio estuvo a un paso de provocar un enfrentamiento que hubiera
sido fatal para los castellanos, pero Doña Marina intervino haciéndoles ver a los totonacas que su
alianza con Cortés era una ofensa a Huitzilopochtli, y que sólo escaparían de la venganza mexica si
acataban al pie de la letra las órdenes de Quetzalcóatl.

Con gran amargura y llanto, los totonacas hubieron de aceptar, y sólo pidieron que no les tocara a
ellos cometer el sacrilegio, por lo que los españoles destrozaron los pedestales de los dioses, y los
templos fueron acondicionados para el culto cristiano, mandando poner Cortés una cruz y una
imagen de la Virgen María.

El 18 de agosto de 1519, los españoles salieron de Cempoala, dejando detrás de ellos el


Ayuntamiento de la Villa Rica de la Vera Cruz, regida por Juan de Escalante como gobernador. En
Veracruz quedaban también los más viejos y enfermos, además de parte de los marineros, que no
sabían pelear. Cortés llevaba consigo una fuerza de 400 infantes, 15 caballos, 7 cañones y unos
cuantos miles de totonacas.

Semejante masa humana tenía problemas para hallar abastecimiento, y Moctezuma, preso en su
compleja mentalidad religiosa, era incapaz de ver algo obvio: que los invasores estaban
indefensos, y que con prohibir a sus súbditos dar comida y pertrechos a los "teules", la victoria
sería suya. Al mismo tiempo, la belleza y contrastes del paisaje iban a cautivar a los españoles,
quienes dieron a esta tierra un nombre que ninguna otra colonia del Caribe ni del Centro había
merecido aún: La Nueva España.

Cortés envió emisarios totonacas a Tlaxcala, para aconsejarles la rendición, añadiendo que venía
como amigo y en son de alianza.

Los totonacas enviados a Tlaxcala pudieron decir, finalmente, que éste nuevo Quetzalcóatl había
derrotado a Tajín, y que al parecer, iba en camino de vencer al mismo Huitzilopochtli, por lo que
someterse a él era lo más aconsejable. Pero los tlaxcaltecas hallaron ofensivo semejante mensaje;
ellos tenían por dios tribal a Camaxtle, y si Camaxtle podía desafiar y resistir a Huitzilopochtli, muy
bien podría hacer lo mismo con Quetzalcóatl.

Los totonacas fueron, pues, enviados de regreso, con la respuesta de que "se trataba de argucias
del traidor de Moctezuma", un tlatoani que se había hecho más odioso que los anteriores en
Tlaxcala, y que los tlaxcaltecas se disponían a hacer frente y aniquilar a los llamados "teules".

Al acercarse los castellanos, los de Tlaxcala atacaron con un ejército muy superior en número , y
aunque hubieran podido exterminar a los españoles, se retiraron al darse cuenta, con cierta
sorpresa, de que ellos morían a distancia ante los disparos de arcabuces, mientras que los "teules"
no salían heridos de las pedradas, protegidos como estaban por sus armaduras.
La matanza de Cholula

Saliendo de Tlaxcala, con una correspondiente y nutrida escolta, los castellanos avanzaron hacia
los volcanes, en ruta a la ciudad de México-Tenochtitlán, pasaron por detrás del cerro de
Matlaltcueye y tras seguir el borde de lo que hoy es la ciudad de Puebla, llegaron a Cholula. Era la
Ciudad Santa del Anáhuac, con su pirámide que es la mayor en el mundo, y era la ciudad de
Quetzalcóatl por excelencia.

Aquí Moctezuma intentó otro brillante plan; dando órdenes a los cholultecas de que atacaran a los
españoles. (Algunas fuentes indígenas contradicen esto, pero lo cierto es que Moctezuma quería a
los españoles en Cholula.)

Teológicamente esto significaba un enfrentamiento de Quetzalcóatl contra Quetzalcóatl, pues el


dios lucharía contra su propia ciudad. Suponía Moctezuma que el tremendo poderío de este dios,
capaz de vencer a los dioses viejos, como eran Tláloc y Xiuhtecutli, se debía a que el dios era
Xólotl, el gemelo maligno de Quetzalcóatl, como un "doble" suyo, y un enfrentamiento de este
calibre iba a causar su caída.

Cortés asesinó a cholultecas y guerreros. Posteriormente, el resto de los cholultecas juró vasallaje
a Carlos V, con lo que aumentaba el poder del nuevo Quetzalcóatl; al tiempo en que los
tlaxcaltecas recibían como premio oro, sal, mantas de algodón y esclavos.

Luego siguieron su camino y llegaron a la gran Tenochtitlán. El encuentro entre Moctezuma y


Cortés se dio por la acequia de Xoloc, donde hoy está la calzada de Tlalpan.

Moctezuma, revestido de todas sus galas reales, llevado por porteadores, saludó a Cortés
mediante un discurso de bienvenida, en el que lo invitaba a descansar de su viaje, citando en su
bienvenida a sus antecesores tlatoanis. El discurso significaba propiamente la plegaria de un
derrotado a un dios vencedor.

Cortés, mediante Aguilar y Marina, entendió y se hizo entender por Moctezuma, manifestando su
satisfacción por haber llegado al fin.

Con Moctezuma venían los señores principales de Tenochtitlán, entre ellos el impuesto rey de
Texcoco, Cacamatzin, y el señor de Tacuba, Tetlepanquetzaltzin, con lo cual los jefes de la Triple
Alianza se hallaban presentes.

La noche triste

Asentados los españoles y sus aliados tlaxcaltecas en la gran capital mexica, Tenochtitlan , desde el
8 de noviembre de 1519, los éxitos de Cortés llegaron a los oídos del gobernador de Cuba, Diego
Velázquez quien, celoso, resolvió enviar una tropa al mando de Pánfilo de Narváez para capturarlo
y enviarlo a Cuba. El conocimiento de este hecho obligó a Cortés a salir de la ciudad y dirigirse a
Cempoala para atajar a las tropas de Narváez, dejando a Pedro de Alvarado como responsable de
las huestes cristianas y sus aliados indios. En un alarde más de astucia, dirigió un ataque por
sorpresa que consiguió reducir a las tropas de Narváez e incorporarlas a su ejército , formado
ahora por 1.300 hombres con 96 caballos y 160 ballesteros y escopeteros. Entretanto, en
Tenochtitlan los mexica se preparaban para celebrar la gran fiesta del mes "toxcatl" en honor de
sus dioses principales, autorizada por Cortés a cambio de no realizar sacrificios humanos .

Los españoles comenzaron entonces a sospechar que la fiesta podría ser el comienzo de una
rebelión, posiblemente alentados por sus aliados indios, y así, el mismo día de la fiesta, cuando
toda la nobleza mexica se hallaba reunida, Alvarado ordenó el asesinato de más de seiscientos
señores principales. La respuesta indígena no se hizo esperar, y al regreso de Cortés a la ciudad se
encontró a sus hombres cercados, hambrientos y desesperados. Intentó calmar la situación
obligando al tlatoani Moctezuma a dirigirse a la multitud desde el balcón de palacio, pero resultó
asesinado sin que las crónicas acuerden si fueron las pedradas o flechas de la multitud o el puñal
de un español.

Hostigados y hambrientos, los españoles y sus aliados resuelven abandonar cautelosamente la


ciudad siete días más tarde, la noche del 30 de junio de 1520, no sin antes repartir el oro entre los
hombres y apartar el quinto para el rey.

Puestos en camino por la Calzada de Tacuba, los primeros en salir consiguieron hacerlo sin ser
advertidos, llevando consigo puentes portátiles de madera para cruzar los canales. Al llegar al
cuarto canal, una mujer que sacaba agua los vio y dio el grito de alarma. Inmediatamente se corrió
la voz y multitud de barcas y guerreros a pie se dirigieron hacia el canal para cortarles la retirada,
pertrechados los mexica con escudos, macanas y lanzadardos. Una multitud de flechas y piedras
cayeron hacia los españoles, quienes respondieron a golpe de ballesta y arcabuz. Los muertos
caían de uno y otro lado, mientras los supervivientes españoles intentaban avanzar a duras penas.
El peso del botín de oro hundió a muchos en las aguas. Al llegar al llamado canal de los toltecas
.perseguido por los mexicas , numerosos españoles, indios y caballos se despeñaron, quedando el
canal cegado por los cuerpos. Apoyándose en las víctimas consiguieron atravesarlo y llegar hasta
Popotla.

Tras una breve pausa, hasta allí llegaron "dando alaridos, hechos una bola en torno de ellos los
mexicanos", apresando y matando a los españoles y a sus aliados. Estos se ven obligados a seguir
huyendo, perseguidos, hasta Tacuba, donde muere el hijo de Moctezuma atravesado por un tiro
de ballesta.

Luego de ahí vadearon un riachuelo, deteniéndose en la población de Otumba, protegida por una
muralla de madera. El jefe del poblado les dio la bienvenida y les ofreció refugio y comida. Aquí,
debieron rechazar un último y feroz ataque del que se salvaron de morir gracias a que
consiguieron matar al capitán de los mexica.

Las primeras luces del día hicieron cesar el ataque de los indios, quienes decidieron volver sobre
sus pasos al "canal de los toltecas" y apropiarse de los dejado por los españoles en su huida:
cañones, arcabuces, espadas, lanzas, albardas, arcos de metal y saetas de hierro. También se
lograron cascos de hierro, cotas y corazas, escudos de cuero, de metal y madera. Y recuperaron el
oro, en barras, en discos, en polvo, en collares... Guiados por sus aliados, las tropas de Cortés
alcanzaron la ciudad amiga de Tlaxcala una semana después. Estaban enfermos, heridos y
despojados.

El resultado de la batalla fue desastroso para los españoles, contando centenares de bajas, entre
ellas Ana, la hija de Moctezuma, embarazada de Cortés. El mismo Cortés perdió dos dedos de la
mano izquierda. Las víctimas entre sus aliados, atacados con especial saña por los mexica, se
contaron por miles, entonces Cortés rompió el llanto bajo un Ahuehuete.

Después de la conquista:

El esplendor de México-Tenochtitlan, y el del resto de las poblaciones de la cuenca, llegó a su final


con la toma de la ciudad por Hernán Cortés en agosto de 1521. A partir de entonces, junto con las
profundas transformaciones en los ámbitos político, social y económico, se darían cambios
fundamentales en la estructura territorial.

La reconstrucción de la ciudad dio inicio a principios de 1522, a partir de una traza establecida por
Alonso García Bravo, que en alguna medida seguía la disposición de los canales y se orientaba de
acuerdo con la dirección de dos de las principales calzadas: la de Tlacopan (hoy México-Tacuba) y
la de Iztapalapa (hoy calzada de Tlalpan). Se distribuyeron los predios entre los conquistadores y
se determinaron los espacios para los edificios públicos. Lo que había quedado del centro de la
ciudad prehispánica fue prácticamente arrasado, y las piedras de los edificios fueron utilizadas
para las construcciones virreinales. A pesar de esa intensa destrucción, bajo el subsuelo de la
ciudad colonial permanecieron una buena cantidad de vestigios, que aparecían a lo largo de los
siglos siguientes apenas alguien realizaba alguna excavación. Así se descubrieron dos de las
esculturas más conocidas de la cultura mexica: la Piedra del Sol y la Coatlicue, en 1790, en la Plaza
Mayor (hoy Zócalo). Desde entonces hasta ahora la antigua Tenochtitlan sigue arrojando
testimonios de su antigua grandeza.

Un proceso similar se vivió en el resto de la Cuenca de México. Así, en varios de los poblados
principales de la cuenca se fueron formando, en la mayoría de las ocasiones sobre los
asentamientos relevantes de la época prehispánica, otros con trazo y elementos señalados por las
autoridades españolas. En el gran conglomerado que ahora forma la zona metropolitana de la
ciudad de México, varios de esas primeras poblaciones forman ahora colonias o barrios que
conservan aquella primera disposición y en algunas de ellas, principalmente en los monumentos
religiosos, aún es posible observar elementos del siglo XVI. Durante siglos, la ciudad de México no
fue mucho más allá del área correspondiente al islote, pero a partir de finales del siglo XIX, de
manera realmente explosiva, el área urbana se expandió más allá de esos límites. La zona que
abarcaba los lagos de Texcoco y de México fue cubierta por la mancha urbana, lo cual provocó
toda clase de problemas, y los pueblos otrora a la vera del lago quedaron en medio de una de las
mayores aglomeraciones del mundo moderno.
La Independencia de México

Antecedentes.

En la Nueva España las cosas parecían ir de la mejor manera y no era para menos pensar esto. Las
arcas de México se encontraban rebosantes y financiaban tanto los gobiernos de otras colonias
españolas, así como la construcción de palacios y campañas militares en la
propia España. Las ciudades de México tenían un desarrollo mayor que cualquier otra colonia en
América. Pero hasta ahí podía ir la bonanza ya que existía una profunda y marcada desigualdad
social entre los habitantes de la Nueva España.

Para el siglo XVIII la población estaba conformada por un 40% de Indígenas, otro 40% de mestizos
y mulatos incluyendo todas las castas
intermedias y solo un 20% de blancos  (europeos y americanos). Los dos primeros grupos sociales
componían la población inculta,  pobre y explotada, sectores completamente desplazados de toda
participación en el gobierno general y la economía del virreinato. El 20% de blancos controlaban
todo el poder llevándose casi la totalidad de las ganancias que generaba la colonia. A pesar de esto
este grupo estaba dividido
en dos bandos "peninsulares" y "criollos", es decir europeos y americanos. Esta distinción
comenzó desde iniciada la colonia en México y
creo una fractura que se profundizo durante 200 años. Al iniciar el siglo XIX la fisura había
separado al país en dos bandos el realista (españoles) y el insurgente (criollos), los que arrastraron
tras de sí al resto de los núcleos sociales.

 Españoles

 Criollos

 Indios

Esta división se generaba de quien tenía más derecho a gobernar y dirigir la sociedad, por una
parte los españoles consideraban que ellos tenían todo el derecho del poder por ser los
conquistadores y dueños directos de las colonias, ante lo cual no podían permitir que los criollos,
los cuales habían nacido en las Indias (América) y por lo tanto inferiores tomaran el poder. En el
otro lado los criollos, cansados de seguir bajo el control de la corona española la cual se
encontraba muy lejos para poder solucionar adecuadamente los problemas de la Nueva España,
consideraban que a ellos les correspondía dirigir el camino político y social de la Nueva España.

Cae la Monarquía en España.

En junio de 1808 llego a México la noticia de la abdicación de los reyes españoles en favor de José
Bonaparte. Tanto españoles como criollos se negaron a reconocer a Bonaparte,  pero los criollos
vieron la oportunidad de hacer a la colonia independiente con el pretexto de guardar el reino para
el rey Fernando VII. Francisco Primo Verdad y Ramos y Juan Francisco Azcárate encabezados por
Fray Melchor de Talamantes
piden se tengan por nulas las abdicaciones hechas por los reyes de España, argumentando que
ante la falta de reyes la soberanía había vuelto al pueblo y por lo tanto había la necesidad de crear
un gobierno provisional apoyado por el pueblo, Primo Verdad y Ramos termino su propuesta
pidiendo al virrey y a la junta del ayuntamiento que jurasen por el rey de España y de la Indias
Fernando VII. Iturrigaray entonces virrey apoyo la propuesta de instaurar por los votos de los
ayuntamientos de la Nueva España una Junta Suprema de México de la que el seria cabeza
conservando la soberanía mientras Fernando VII durase preso. Los españoles realistas vieron esto
como un paso que conduciría hacia la emancipación política total y tenían que impedirlo. El 15 de
septiembre conducidos por Gabriel Yermo unos 300 españoles tomaron el
Palacio apresando al virrey y a sus asesores. A partir de ese momento instauraron un gobierno
militar cerrado a cualquier cambio. Primo Verdad y Ramos uno de los criollos más renombrados de
la junta del ayuntamiento fue echo preso y luego muerto en prisión como ejemplo de lo que
esperaba a los que intentaran promover un cambio en el orden del poder del virreinato. Esto no
intimido a los grupos opositores a los
realistas, todo lo contrario los insto a agruparse y conspirar para tomar el poder a cualquier precio.

La Conspiración

 A fines de 1809 es descubierta una conspiración en Valladolid que intentaba derrocar al régimen
militar de los peninsulares, en ella es invitado a participar Don Miguel Hidalgo Costilla un cura
criollo de gran carisma que por sus ideas es enviado al curato de Dolores desde el cual sigue
buscando gente con sus mismas inquietudes entre las cuales estaba el ser miembro importante de
alguna conspiración para derrocar al régimen. No se une a la conspiración de Valladolid porque
observa su inmadurez y sus pocas posibilidades de éxito.

Su oportunidad surge entre un grupo de criollos de la ciudad de Querétaro que son protegidos por
el corregidor de esta ciudad Miguel Domínguez y sobre todo por su esposa Doña Josefa Ortiz de
Domínguez. Este grupo es impulsado por un grupo de militares Ignacio Allende, Juan Aldama,
Mariano Abasolo, Joaquín Arias y otros. Allende es el principal promotor de la conspiración, un
hombre impulsivo quien deseaba
dirigir la rebelión pero en forma de un movimiento de la clase media criolla conducida por
militares. La conspiración de Valladolid demostró que no bastaba con el apoyo de los criollos
necesitaban al pueblo si esperaban tener alguna oportunidad de éxito en su aventura. Esto a la vez
los hacia dudar ya que en el fondo eran clasistas. Había que mover al pueblo, las masas y para ello
necesitaban a alguien de gran carisma y
prestigio de modo que pudiera ser oído y aplaudido por la muchedumbre. Por tal razón y con
pesar de Allende se llamó a Hidalgo.

Las reuniones de este grupo de conspiradores se realizaban en la casa del Presbítero José M.
Sánchez a ellas acudían Allende, Altamirano, Aldama, Hidalgo y otros. El Corregidor Don Miguel
Domínguez aunque no asistía a las reuniones estaba de acuerdo con el movimiento y en su casa se
reunía con Allende para tratar el proyecto. Las reuniones estaban encubiertas bajo el pretexto de
Juntas literarias, en las cuales
discutían los puntos para llevar acabo el levantamiento.
 La Conspiración Descubierta

 La conspiración es descubierta ante varias autoridades por Mariano Galva y el capitán Arias, ante
esto Josefa Ortiz de Domínguez envía al alcaide Ignacio Pérez para que notifique al capitán Allende
en San Miguel, al no encontrarlo ahí se dirige junto con Aldama a Dolores.

 El Levantamiento

 Al ser informados Hidalgo y Allende de que la conspiración ha sido descubierta discuten su
situación y por fin Hidalgo exclama "!Caballeros, somos perdidos; aquí no hay más recursos que ir
a coger gachupines". Así la madrugada del
16 de septiembre Hidalgo se dirigió al atrio de la parroquia de Dolores en donde expuso a la gente
reunida que llegaba a 3000 el plan que tenían para quitar del poder a los gachupines tras lo cual
dio el grito de independencia.

 El Grito de Dolores

 Del pueblo de Dolores Hidalgo partió hacia Atotonilco donde saco un lienzo de la iglesia con la
imagen de la Virgen de Guadalupe y lo
esgrimió como estandarte siguió a San Miguel el Grande, Chamacuero (hoy día Comonfort). En la
ciudad de Celaya se asignaron los primeros grados e Hidalgo fue aclamado como "Capitán
General" o "Generalísimo de América" y Allende como "Teniente General", continuaron
avanzando, Salamanca,  Irapuato, Silao y finalmente Guanajuato. A lo largo del avance hasta
Guanajuato que duro menos de dos semanas
Hidalgo logro juntar a más de veinte mil hombres, ya en Guanajuato tomo esta ciudad tras vencer
a los españoles que se habían fortificado en la alhóndiga de Granaditas.

Reúne más hombres y manda fundir cañones para dirigirse a Valladolid la cual tomo sin disparar
un solo tiro. Escribe el primer bando en el
que abolía la esclavitud y la paga de tributos para todo tipo de castas. Sale de Valladolid rumbo a
la capital, en el camino se le unen Ignacio
López Rayón y el cura José María Morelos; Rayón pasa a formar parte de su equipo de
colaboradores y Morelos es comisionado a dirigir la
insurrección en el sur,  rumbo a Acapulco.

Conforme los insurgentes avanzaban hacia la ciudad el pánico era mayor. Venegas organiza una
bien provista división, que puso a las órdenes del coronel Torcuato Trujillo,  con la orden de atacar
y detener el avance de las fuerzas insurgentes. El encuentro se desarrolló el 30 de octubre en el
Cerro de las Cruces. Hidalgo y Allende hacen frente a Trujillo venciendo su ejército
completamente. Motivados por su victoria avanzan hasta las cercanías de la ciudad, parando en el
pueblo de Cuajimalpa. Hidalgo
decide no avanzar hacia la ciudad pues un poderoso ejército comandado por el brigadier Félix
María Calleja venia en auxilio del virrey Venegas y podrían quedar atrapados en la ciudad. El 7 de
noviembre es derrotado en Aculco por Calleja a quien intentaban evitar. Hidalgo y Allende se
separan, Allende parte a Guanajuato, donde tiene que enfrentarse con el ejército de Calleja, e
Hidalgo se dirige hacia Guadalajara donde es recibido con festejos, propone la creación de un
Congreso Nacional con representantes de todas las ciudades villas y lugares del reino utiliza la
imprenta para publicar proclamas y bandas, edita el Despertar Americano, primer periódico
insurgente que durara a lo largo de
11 años de guerra.  Desarrolla sus medidas de tipo socia, como la abolición de la esclavitud,
suspensión de tributos, reparto de tierras y garantías individuales (igualdad social, libertad de
trabajo y de comercio). Es Hidalgo quizá el único que desde el inicio de la lucha se haya dado
cuenta que el movimiento iba más allá de la lucha por el control del poder de la Nueva España y
que se transformado en una lucha popular por la libertad de México.

El 17 de enero de 1811 el brigadier Calleja quien ya había recuperado Guanajuato para los realistas
vence al grueso del ejército insurgente e Hidalgo se ve obligado a partir para el norte con
intenciones de pasar a Estados Unidos y conseguir armamento para retornar con más fuerza. Es
detenido en cerca de Monclova en Actita de Bajan por un destacamento realista.

 La Muerte de los Caudillos

 Hidalgo conducido a Chihuahua junto con otros líderes insurgentes es encerrado y se le abre
juicio. Es sometido a los más duros interrogatorios durante tres meses tras los cuales es
sentenciado a muerte. La ejecución se llevó acabo el 30 de junio de 1811 y su cabeza
junto con la de Allende, Aldama y Jiménez fue colocada en un ángulo de la Alhóndiga de
Granaditas, como escarmiento para el resto de los rebeldes.

Continúa la Lucha.

 La Captura de Hidalgo y sus compañeros no detuvo la lucha de independencia puesto quienes
habrían de continuar con su tarea ya estaban trabajando en ello antes de la muerte de los
primeros caudillos. El movimiento no solo no declino sino que tomo más fuerza y alcanzo sus
máximos niveles tanto en lo político como en lo militar.

Después de enterarse de la captura de Hidalgo y Allende, Ignacio López Rayón quien había sido
nombrado Jefe del ejército en Saltillo mientras durase la ausencia de Allende e Hidalgo, decide
sacar su reducido ejército de apenas 1000 hombres antes de que las tropas de Calleja lleguen a
Saltillo. Marcha hacia el sur hasta la villa de Zitácuaro, en ella se instala para formar su centro de
operaciones.

  La Junta de Zitácuaro.

 En Zitácuaro, el 19 de agosto de 1811, Rayón erige la Suprema Junta Nacional Americana, a
nombre de Fernando VII, la junta estaba formada por un cuerpo colegiado de cinco vocales, en el
momento fueron designados tres de ellos: el propio Rayón y sus compañeros de armas.  José
María Liceaga y José Sixto Berdusco. Apoyándose en los precedentes de la península ibérica y de
algunas ciudades sudamericanas, Rayón se proponía con la junta,  además de acreditar su posición
personal, dar unidad a la causa revolucionaria, cuestionar la legitimidad del gobierno virreinal de la
Ciudad de México y fortalecer un instituto que fijara la línea ideológica del movimiento insurgente.

La junta logro ser escuchada en la zona central del país y algunos jefes menores, se le unieron;
contó con el aval de Morelos; uso la imprenta para propagar sus ideas en vasta escala; emitió
moneda nacional con los emblemas del "águila, nopal, arco, flecha y honda"; envió un
comisionado a los Estados Unidos para gestionar su reconocimiento, por lo menos en calidad de
beligerante; se benefició con los auxilios e informes que le proporcionaba desde la Ciudad de
México una organización secreta que se hizo famosa con el nombre de Los Guadalupes, y elaboró
el proyecto de una Constitución Nacional, el cual no podo ser llevado acabo. La junta no tenía el
poder que necesitaba para ser obedecida por la mayoría de los jefes combatientes, necesitaba
tener el dominio efectivo de una buena porción del país; pero Calleja, al frente de su flamante
división, tomó por asalto Zitácuaro, en los primeros días de 1812; impidiendo que los proyectos de
la junta se consolidaran. Rayón y la junta no tuvieron otra opción que huir perseguida por los
realistas.

Luego, los vocales se separaron, operando cada uno en distintas áreas; Rayón en la intendencia de
México, Berduzco en la de Michoacán y Liceaga en la de Guanajuato. Cada uno pretendió tener la
dirección de la junta, lo que provoco una querella entre los tres fundadores y en la disolución de la
junta, hacia el primer semestre de 1813.

Rayón, No solo en aspecto militar tuvo problema en el cual cada derrota hacia que perdiera el
prestigio ante el resto de los jefes insurgentes, a otra razón de su pérdida de autoridad fue su falta
de visión, mientras el movimiento tendía a ser más radical, él se aferraba a la tesis de que la
soberanía emanaba del pueblo, pero "residía en la persona de Fernando VII", para 1813 esta idea
había sido dejada muy atrás, lo que deseaba era la independencia total del país. Solo otro jefe
insurgente tenía el prestigio militar así como la comprensión del movimiento como para dirigirlo
con la fuerza de Hidalgo, este hombre era Morelos. Cura de Cuarácuaro de origen mestizo y
humilde era un hombre que a base de trabajo desde muy temprana edad había logrado pagar su
educación.

Estudio en el Colegio de San Nicolás cuando Hidalgo era rector. Hasta el levantamiento en Dolores,
había sido un buen burgués de la época colonial, dedicándose a diversas actividades económicas
además de las parroquiales, pero al enterarse del movimiento que dirigía Hidalgo su carácter
sufrió una transformación y decidió unirse a la lucha. Alcanzo a Hidalgo en Indaparapeo y siguió
con él hasta el Charo donde Hidalgo lo comisiono para dirigir la lucha en el sur y tomar el puerto
de Acapulco.

  Morelos, Líder de la Insurgencia

Las campañas de Morelos son considerarse las más fructíferas ya que la etapa que él dirigió de la
Lucha de independencia puede ser la única en que se tuvo la posibilidad real de derrocar al
régimen colonial. Morelos era un militar intuitivo que basa su estrategia en la geografía del
terreno en que se mueve. De inmediato sigue la encomienda que le da Hidalgo avanzando sobre
las intendencias de Michoacán, México, Puebla, Veracruz y Oaxaca. A diferencia de Hidalgo se
niega a dirigir muchedumbres indisciplinadas. Es sumamente cauteloso para sus reclutamientos
seleccionando solo a los más aptos, los dotaba de armas (fusiles, machetes y sables), así como un
mínimo de instrucción
militar.

Escribió unas sencillas y claras reglas para el cuerpo que comandaba. Muchos jefes insurgentes se
formaron entre sus tropas como Pablo y Miguel Galeana, Víctor y Nicolás Bravo, Mariana
Matamoros, Manuel de Mier y Terán, Guadalupe Victoria, Vicente Guerrero y muchos más.
El genio militar con que es aclamado Morelos se justifica en variadas ocasiones. En Mayo de 1812
Calleja con el más grande ejército que logro reunir el gobierno realista sitia a Morelos en la villa de
Cuautla. Calleja convencido de su superioridad promete a Venegas que no podrán salir vivas "ni las
ratas". Morelos resiste el sitio y cuando no pude resistir más burla a Calleja sacando lo que queda
de su tropa, tres cuartas partes ya habían perecido. Reanuda su campaña sobre Puebla, Veracruz y
Oaxaca con más energía, él y sus capitanes demuestran ser superiores a los militares realistas. En
1813 toma Acapulco, para esta fecha el territorio que tenía dominado abarcaba desde Michoacán
hasta las orillas del reino de Guatemala.

El Congreso Nacional.

Morelos decide hacer un alto en su campaña militar para dedicarse a la construcción política de la
nación obra que considera más importante que la lucha militar. Morelos es el jefe insurgente que
más desarrolla sus ideas políticas. En los pueblos que domina quita las autoridades coloniales y
coloca a criollos en los puestos directivos.

Consciente del analfabetismo de pueblo traduce las proclamas de Hidalgo a un lenguaje sencillo y
organiza pequeños cabildos donde explica al pueblo las causas del movimiento,  pregona la
igualdad social y repudia el latifundismo. Al instaurarse la junta de Zitácuaro,  Morelos la reconoce
pero solo para dar la imagen de un gobierno revolucionario unido ya que está en desacuerdo con
la ideología de la Junta de una
soberanía a medias.

En el mes de noviembre de 1812 Morelos toma Oaxaca, la cual es un importante centro urbano,
con todas las ventajas que ello conlleva entre ellas la presencia de ideólogos y proyectistas entre
ellos José Manuel de Herrera y Carlos María de Bustamante quienes dirigen el periódico Correo
Americano del Sur, el cual ayuda a propagar las ideas de la insurgencia.

Después de largas consultas incluso con miembros del grupo de los Guadalupes que le envían
cartas con sus pensamientos, decide transformar la Junta Gubernativa en un Congreso Nacional
electo hasta donde fuese posible por el voto de los pueblos. El 14 de septiembre de 1813 Morelos
inaugura el Congreso y redacta el texto de "Sentimientos de la Nación". Las sesiones culminan el 6
de noviembre con la Declaración de Independencia total.

En esta sus autores rompen completamente con la idea de la dependencia de la corona española,
otorgándole la soberanía a la nación correspondiéndole a esta el hacer las leyes constitucionales.

Para el invierno de 1813 Félix María Calleja como nuevo virrey desato una bien planeada ofensiva
contra Morelos. Morelos es derrotado en Valladolid y después en Puruarán,  donde cae prisionero
su segundo jefe Matamoros quien fue conducido a la capital provincial para ser fusilado el 3 de
febrero 1814. La línea defensiva de las fuerzas de Morelos es derrotada y caen sucesivamente
Chilpancingo, Acapulco y Oaxaca. Las fuerzas de Morelos acaban dividiéndose en pequeñas
guerrillas sin coordinación. Aun así los congresistas logran redactar el Decreto Constitucional en
Apatzingan el 22 de Octubre de 1814. Morelos sin darse por vencido siguió protegiendo al
congreso y animándolo a continuar.
A mediados de 1815 hacen una pausa en Puruarán, lo que le permite al congreso reorganizar el
gobierno, enviar una embajada a Estados Unidos y publicar el Manifiesto a las Naciones. Después
deciden trasladar el gobierno a Tehuacán, Puebla. En el camino el jefe realista Manuel de la
Concha los ataca y captura a Morelos. Los miembros del Congreso apenas logran llegar a
Tehuacán.

Muerte de Morelos.

Calleja con gran resentimiento a Morelos por la acontecido en Cuautla decide dar un espectáculo a
los habitantes de la ciudad exhibiendo a Morelos, quien es juzgado por la Inquisición y un tribunal
militar. Se le sentencio a muerte pero temiendo que la ejecución en la capital diera lugar a un
alboroto popular Calleja decidió que fuese fusilado fuera de ella y sin publicidad, de esta forma el
22 de diciembre de 1815 en San Cristóbal Ecatepec fue segada la vida del más grande caudillo de
la independencia.

Declina la Lucha de Independencia.

Durante los cinco años siguientes a la muerte de Morelos la lucha de independencia se hallaba
fragmentada en decenas de jefes insurgentes pero que al estar faltos de un líder carecían de la
fuerza necesaria para imponerse sobre los otros y llevar acabo la consumación de la
independencia.

A pesar que el virrey Calleja logra fragmentar y casi eliminar a la insurgencia mediante la represión
y la persecución sin cuartel de los rebeldes esta continúa apareciendo continuamente. Calleja
advierte que a pesar de todas las victorias que pueda obtener el pueblo de la Nueva España está
decidido a independizarse.

Fernando VII llama a Calleja quien deja el gobierno del virreinato en manos del teniente general de
la armada Juan Ruiz de Apodaca, éste continua combatiendo a la insurgencia.

El Virrey Juan Ruiz de Apodaca

Después de la muerte de Morelos el congreso de Chilpancingo es perseguido por los realistas y


finalmente Manuel Mier y Terán lo disuelve. Con esto se termina el centro político unificador que
Morelos había creado.

Muchos jefes Militares continuaron la lucha de Morelos, pero casi todos fueron muertos, 
encarcelados o indultados después de pagar a los realistas repudiando la revolución y jurando a
Fernando VII. En 1817 cayeron en cadena los jefes Mier y Terán, Ramón e Ignacio López Rayón,
José Francisco Osorno, Nicolás Bravo, colaboradores del
Congreso de Chilpancingo: Bustamante, Herrera, Berdisco, etc.

La expedición de Mina.

Con todas estas victorias el virrey Apodaca podía considerar que había acabado con los focos
revolucionarios más importantes ya que los únicos que subsistían eran varias guerrillas,
principalmente en el sur de Veracruz y el sur de Guanajuato, las cuales eran subestimadas en su
poder por los altos mandos realistas. Dado esto el gobierno comenzó a trabajar en la
reconstrucción, pero fue cuando recibió sorpresivamente la noticia de que Javier Mina un joven
español de Navarra y adversario de Fernando VII, había desembarcado en la costa de Nuevo
Santander (Tamaulipas), junto con una expedición
libertadora.

La expedición de Mina no podía tener éxito ya que la enorme publicidad con que se manejó su
expedición permitió al virrey Apodaca tomar las medidas para detenerlo. Mina desembarco con
unos trescientos hombres sin embargo logro escapar del cerco y meterse al centro de la Nueva
España. La acción de Mina dura apenas un semestre pero le da un importante impulso a la lucha
de independencia. Moreno y Mina se unen y luchan contra Pascual de Liñan, enviado por los
realistas para detenerlos. Liñan los vence pero logran escapar para intentar más tarde un
imprudente ataque a Guanajuato, después del cual son apresados en el rancho "El Venadito". El 11
de noviembre de 1817 Mina es fusilado
frente al fuerte de Los Remedios.

Guerrero.

Guerrero un hombre de descendencia mulata se había unido a la lucha desde 1810, contaba con
todas las cualidades de un líder pero su papel es secundario hasta 1814 ya que él se centraba en la
lucha de guerrillas, lo que le permitió junto con su carácter alerta y resistente no abatirse. Fue el
principal contendiente en el sur después de la muerte de Morelos y el único que mantiene viva la
lucha cuando ya parecía extinta. A diferencia de otros militares consideraba importante la lucha en
el terreno de los principios políticos y sociales, su ideario se derivaba directamente de las ideas de
Hidalgo y Morelos. Cuando Mier y Terán disolvió el congreso se opuso a él ya que consideraba que
un
gobierno castrense no era correcto y que era necesario acatar las leyes emanadas de la lucha, 
principalmente el Decreto Constitucional.

Los Realistas Divididos.

Calleja envía al coronel José Gabriel de Armijo con un poderoso ejército en contra de Guerrero
quien sigue resistiendo en el sur. Los enfrentamiento entre las tropas de realistas e insurgentes
continuaron pero limitados a la zona que Guerrero tenia controlada.  Guerrero se había percatado
que podía seguir resistiendo los ataques pero no lograría extender la lucha, por otra parte los
realistas no lograban vencer a
las fuerzas insurgentes,  esto desesperaba a ambos bandos. Al ser virrey Apodaca sucesor de
Calleja decide entablar relaciones a través de contactos con Guerrero para presionarlo a que
abandone lucha a lo cual Guerrero se niega. Apodaca continua insistiendo secretamente a
Guerrero,  mientras oficialmente tiene a Armijo combatiendo a. Guerrero cae en cuenta que el
gobierno de la capital no esta tan unido ya que Apodaca parece no confiar en sus militares y le
ofrece secretamente el indulto bajo condiciones atrayentes, y en el otro lado Armijo le ofrece el
indulto pero bajo las condiciones más represivas.

La verdad del gobierno estaba desquebrajándose y ya no funcionaba como en los tiempos de


Calleja. Desde el virrey hacia abajo todos desconfiaban dando lugar a la formación de un sin fin de
intrigas, por ello Apodaca temía terminar con la misma suerte de Iturrigaray  (ser destituido del
poder por un golpe de estado).
Viendo que el régimen realista perdía confianza en sí mismo Guerrero decidió seducir a uno de los
jefes realistas, de esta forma quitar al régimen uno de los cuerpos en que se apoyaba. Primero lo
intento con Armijo siendo el más indicado pues era el más cercano y dado sus altos cargos tenía
un alto número de tropas bajo su mando. Armijo no acepto y continúo fiel al gobierno. Guerrero
entonces fijo su atención en el coronel Carlos Moya subordinado de Armijo, después de sondear
por medio de intermediarios le envía una carta el 17 de agosto de 1820. En esta carta Guerrero le
pide que se una a su lucha siguiendo el ejemplo de los revolucionarios de la historia española y
tome su ejemplo
para independizarse no solo de absolutismo de Fernando VII, sino del gobierno de los españoles
constitucionales, convirtiéndose en jefe de las fuerzas americanas y que observara que el
panorama de político les permitiría sacar ventaja ya que dentro de poco Apodaca seria remplazado
por Francisco Espoz y Mina quien tenía cierto resentimiento a los realistas y de ideas liberales. En
esta carta Guerrero crea las bases sobre las que se desarrollaría la independencia de México.
Carlos Moya rechazo la propuesta aunque no airadamente y se la presento a Armijo quien a su vez
la llevo al virrey.

Apodaca no se escandalizo ante la carta y extrañamente no rompe su contacto secreto con


Guerrero, lo que forzó a la renuncia de Armijo pues no podía vencer e Guerrero y nombra jefe de
las comandancias del sur a Agustín de Iturbide a quien informo de las ideas de Guerrero.

La Profesa.

Mientras Guerrero preparaba sus planes en el mismo seno de la capital se formulaba otro plan
idéntico pero que rechazaba todo lo que pudiese sonar a insurgentismo, populismo y
constitucionalismo. Este era la "Conspiración de la Profesa" nombrada así por la iglesia en donde
se llevaban a cabo las reuniones de este grupo dirigido por el canónigo Matías de Monteagudo
quien como todos los comprometidos tenía
acceso a la corte virreinal, por lo que no se dudad de que Apodaca tuviera conocimiento de ella.

Los miembros de la Profesa al igual que Guerrero, necesitaban de apoyo militar para llevar a cabo
sus planes y por supuesto un jefe que los encabezara, en ello se encontraron a Iturbide un militar
realista con sonados triunfos, (uno de ellos contra las tropas de Morelos), quien atrajo la atención
del grupo.

Iturbide no tenía un historial muy limpio pero debido a las presiones de Monteagudo y otros
gestores Apodaca decidió darle, aunque no sin ciertas dudas la comandancia del sur.

Al aceptar la comandancia Iturbide tenía la misión de eliminar a las fuerzas insurgentes de


Guerrero, pero esto se vería impedido primero porque Iturbide no tenía la capacidad para cumplir
con esta misión, segundo el compromiso que había contraído con la Profesa y tercero los planes
que el mismo había comenzado a formular. No pensaba desaprovechar la oportunidad si la tenía
de dar un golpe a Guerrero ya que aún rechazaba las ideas de los insurgentes. Pero no sería su
principal interés ya que tenía pensado negociar con Guerrero lo que convendría más a sus
intereses, además sabia por el propio Apodaca que Guerrero estaba dispuesto a negociar.

Iturbide llega al cuartel general de la comandancia en Teloloapan cerca de Iguala el 1 de


diciembre. Comenzó a establecer contactos con un gran número de aliados civiles y militares en
varias partes del virreinato, en tanto inicio una operación por la serranía de Temascaltepec para
limpiar de "bandidos" el área.

Pedro Ascencio segundo jefe de Guerrero cerca de Tlatlaya embosco a la retaguardia de Iturbide,
eliminando a casi todos sus componentes y a los cinco días Guerrero gana otro combate frente a la
sección de Carlos Moya.

Iturbide alarmado se percató que la insurgencia era más fuerte de lo que se pensaba en México y
de lo que el mismo creía. El 10 de mayo envía su primera carta al Jefe insurgente, Guerrero no
contesta con sobrados motivos. Iturbide vuelve a escribir, y Guerrero contesta recelosamente.

El 27 de enero antes de que se diera un claro entendimiento entre Guerrero e Iturbide se


desarrolló el último enfrentamiento entre realistas e insurgentes en un lugar llamado La Cueva de
Diablo, donde vence Guerrero.

Iturbide sin más paciencia escribe la tercera y definitiva carta a Guerrero, esta más política y
concreta se dirige al caudillo insurgente en términos de "Estimado amigo" y le propone una
entrevista, Guerrero pospone la reunión pero se llegó a un acuerdo a través de comisionados.
Iturbide informo los detalles de su plan y los medios por los que pensaba ponerlo en marcha.

Lo único que molestaba a Guerrero era que se ofreciera la corona de México a Fernando VII, pero
Iturbide debe haberlo tranquilizado
diciéndole que era solo una maniobra política para obtener confianza pero que nunca se llevaría a
cabo. Los insurgentes participarían cubriendo las espaldas de Iturbide en el sur mientras el
avanzaba por el centro y occidente.

El Plan de Iguala.

El 24 de febrero de 1821 en Iguala Iturbide redacta "El Plan de Iguala", con bases en lo ideado por
los miembros de la profesa pero más intolerante y adecuado para la realidad de ese momento. En
24 artículos Iturbide describe su plan de Independencia y la organización del nuevo Estado. Las
ideas más importantes eran:

-Religión católica, sin tolerar ninguna otra

-La Nueva España es independiente de cualquier otra nación

-El gobierno sería monarquía moderada con base en la constitución

-El emperador será Fernando VII u otro miembro de la casa reinante española

-Todos los habitantes de la Nueva España sin distinción de europeos, africanos, ni indios son
ciudadanos de esta monarquía con opción a
todo empleo.

-Los bienes de personas y cleros serán respetados.


-Se formara un ejército protector de las Tres Garantías: religión, independencia y unión de
americanos y europeos.

-Las tropas del ejército realista que se unan al ejército de las Tres Garantías serán consideradas
como milicia nacional.

El 2 de Marzo el plan y su manifiesto fueron leídos a las tropas acuarteladas en Iguala,  tras lo cual
juraron defender la independencia y Iturbide
fue nombrado "Primer Jefe del Ejército Trigarante".

Al no disponer de imprenta Iturbide hizo uso de un hábil grupo de copiadores quienes desde la
última semana de febrero trabajaron día y
noche para hacer cientos de copias del Plan de Iguala. Estas fueron distribuidas inmediatamente a
las personas más importantes de cada
localidad de la Nueva España.

Aunque Apodaca llamo traidor a Iturbide y trato de organizar una ofensiva para destruirlo no
podía confiar en el ejército, mientras Iturbide
recibía adhesiones cada vez más numerosas. El alto clero con excepción del arzobispo de México
se le sumo y ayudo a la propagación del
plan proporcionando las imprentas. Esto era principal ya que la fuerza de plan era conseguir la
mayor cantidad de adhesiones posibles ya que
el ejército realista contaba con aproximadamente 30 mil hombres, buena parte de los cuales para
fortuna de Iturbide se unieron al
pronunciamiento.

Con Guerrero cubriéndolo en la retaguardia por el sur Iturbide marcho hacia las intendencias de
Valladolid y Guanajuato. No fue hasta antes de
partir en el pueblo de Teloloapan que Iturbide y Guerrero se encontraron. Guerrero reconoció a
Iturbide como Primer Jefe del Ejército
Trigarante y de la independencia.

El Plan de Iguala parecía conciliar las discrepancias entre las dos facciones, por lo que fue
ampliamente acogido las ciudades lo aclamaban y
los soldados realistas se unían en torrentes a las filas trigarantes. Iturbide marcho por Guanajuato
y Querétaro hasta Puebla.

La Consumación.

En la ciudad de México Apodaca es destituido por la guardia de la ciudad designando en su lugar al


mariscal Francisco Novella.

En Puebla Iturbide recibió la noticia del la llegada del último virrey Juan de O´Donojú. A pesar de
no ser Ezpos y Mina el candidato enviado que
había imaginado Guerrero,  O´Donojú era un masón, liberal y anticolonialista, hombre practico y
abierto quien reafirmo los cálculos de Guerrero
al no imponerse, sino a entender la peculiar situación política.
Se encontró con Iturbide en Córdoba el 24 de agosto donde llagaron a un acuerdo y firmaron el
tratado de Córdoba, en el que se reconocía la
Independencia de México y se ratificaba con ligeras variantes el plan de Iguala.

Juan de O' Donoju último Virrey

Iturbide y O´Donojú al frente del ejército Trigarante establecen su cuartel en Tacubaya a las orillas
de la ciudad donde negocian la rendición de
la ciudad con Novella. Por fin la capital capituló, y el 27 de septiembre de 1821 el ejército
Trigarante entra a la capital en medio de la multitud
que vitorea la independencia, marcando así el triunfo de 11 años de lucha por la Independencia.

Meses después de consumada la guerra de Independencia en el año de 1821, Agustín de Iturbide


se proclamó emperador de México. Correspondió al diputado por Puebla, Rafael Mangino, coronar
a Agustín I (21 de julio de 1822), con las siguientes palabras: "... que la siguiente Dignidad a la que
la Nación os eleva, tiene solamente por objeto la conservación, el bien y la felicidad de la misma y
de cada uno de sus individuos. Sabed, señor, que vuestra augusta persona es y será siempre
sagrada e inviolable, para que podáis conducir con más acierto el estado, proteger vuestro
súbditos y ser verdaderamente el Padre de vuestros pueblos; pero no olvidéis que ese gran poder
que la Nación pone en vuestras augustas manos tiene por límites la Constitución y las leyes".

Proclamado el Imperio Mexicano se organiza una comisión especial para determinar las
características de la nueva moneda por acuñar y que debía dar cuenta de la legitimidad “divina” y
“constitucional” del nuevo emperador. La disposición decía que: "En el anverso de la moneda se
pondrá el busto del Emperador á la heroica, coronado de laurel. En la circunferencia llevará esta
inscripción: 'Agustinus, Dei povidentia' y al calce la fecha del año actual [1822 y 1823]. Al reverso
se pondrán las armas nacionales, esto es, sobre el nopal el águila con la corona imperial en actitud
de volar. En la circunferencia se leerá: Mexici primus Imperator constitucionalis'.

Meses después de la caída de Iturbide, el 19 de julio de 1823, el Congreso declaró beneméritos de


la Patria a Hidalgo, Morelos, Allende, Aldama, Jiménez, Abasolo, Galeana, Matamoros, a los Bravo,
Moreno y a Mina y se ordenó el traslado de sus restos a la capital de la república para depositarlos
con todos los honores en la Catedral. A pesar de haber sido el consumador de la Independencia,
Iturbide fue repudiado por haberse coronado emperador y un año después fue fusilado.

El panorama nacional no solo se nubló, según se ha visto, con los problemas internos, sino que en
las tres primeras décadas de la nación tuvo que hacer frente a las amenazas externas; las de
España que se materializaron en intentos de invasión en 1829; la guerra de independencia de
Texas que no puede considerarse un problema interno, por el apoyo abierto que recibió de
Estados Unidos, la guerra con Francia de 1938.

El problema de Texas y la invasión norteamericana parecen, vistos a distancia, inevitables. La


colonización anglosajona iniciada para proporcionar u refugio a los disidentes calvinistas ingleses,
seguros de la corrupción de la vida inglesa y del peligro que corrían en Inglaterra. Como fervorosos
creyentes, buscaban fundar la ciudad de Dios en la Tierra, considerándose pueblo elegido. Los
antecedentes directos se remontan a los tratados diplomáticos entre el gobierno Español y el
Norteamericano.

Algunos mexicanos con visión, como Ramos Arizpe y Lorenzo Zavala, se aseguraron concesiones
entierra texana. Texas se convirtió en palabra mágica en Estados Unidos, y una compañía y un
banco vendían los permisos otorgados en forma gratuita por los mexicanos.

Muchos mexicanos se preocupaban por el estado de las cosas en Texas, en especial cuando los
primeros ministros de Estados Unidos, Poinsett y Butler, expresaron el deseo de comprar Texas,
pretensión que ofendió a los mexicanos, pero que tenia tradición entre los norteamericanos, que
ya habían comprado tierras a las compañías inglesas, a los indios a los franceses (Luisiana) y a los
españoles (las Floridas). La prensa norteamericana comenzó a hablar de la pronta compra de
Texas, cosa que aumento la preocupación del gobierno que para entonces recibió el informe del
general Mier y Terán en que se pintaba una situación perdida.

El gobierno promulgó una nueva ley el 6 de abril de 1830 por la cual Texas pasaba a depender de
la federación en cuanto a asuntos de colonización, además de prohibir la entrada de nuevos
norteamericanos al estado.

Mientras tanto, la nueva ley de abril de 1835 que prohibía la venta de tierras para evitar la
especulación, había caldeado los ánimos de Texas.

Santa Anna tomado prisionero firma los tratados de Velasco, y ordeno a los mexicanos retirarse,
más, esta retirada no obedeció a las ordenes del prisionero, sino a la falta de elementos para
enfrentarse al enemigo.

Francia declara la guerra a México, pide el pago inmediato de las reclamaciones más doscientos
mil pesos por gastos de guerra.

Mientras tanto el comercio de Santa Fe había familiarizado a los norteamericanos con regiones del
oeste de Texas, y los ojos empezaron a fijarse en California. A pesar de los esfuerzos de México por
impedir que se repitiera la historia de Texas, California se fue llenando de norteamericanos. Una
escuadra norteamericana apareció desde 1840 frente a las costas del pacifico. Los mormones se
asentaron en Utah y miles de norteamericanos entraron al Oregon.

El primer intento de anexión fue rechazado por el congreso y, para evitar un segundo tropiezo, se
ideo pedir una resolución conjunta de las dos cámaras, que podía pasar por simple mayoría. Los
norteamericanos no entendían la tozudez mexicana, pues a pesar de necesitar dinero, se negaban
a vender tierras deshabitadas.

El cónsul norteamericano en California tenia instrucciones de repetir el episodio texano.

Estados Unidos invade México, donde a pesar de la popularidad de la guerra no fue posible
organizar la defensa. Se carecía de un verdadero ejercito, de armas y de dinero. El 13 de enero de
1847, toda la alta California quedó ocupada. México se rehusaba a negociar la paz. Santa Anna se
multiplico tratando de conseguir fondos, reunir hombres y comprar armas. Estuvieron a punto de
obtener la victoria en San Luis Potosí.

Gómez Farias, expidió un decreto el 11 de enero de 1847 que ordenaba la ocupación de bienes
eclesiásticos hasta por quince millones de pesos. Mientras el ejercito de Santa Anna se retiraba,
después del fracaso de Angostura y se iniciaba el asedio de Veracruz. Santa Anna regreso el 21 de
marzo, se hizo cargo del ejecutivo y restableció la paz. Al final se vio obligado a derogar el decreto
a cambio de 10000 pesos para organizar la defensa.

La guerra había costado a Estados Unidos 25400 soldados de los 104284 movilizados para hacer la
guerra. Frente a la penuria de la hacienda mexicana, Estados Unidos gastaron 122 051 040 dólares.
Los grandes territorios obtenidos valían, sin duda, el esfuerzo y el gasto, y permitían a Estados
Unidos convertirse en potencia continental. Los meses de ocupación norteamericana servirían
para los sueños mexicanas de grandeza de 1821 se esfumaran por completo. A pesar de la costosa
perdida, el país superaría el peligro de desintegración, y el pesimismo profundo y la experiencia
traumática despertarían la conciencia nacional.

México después de la guerra.

En Guadalupe Hidalgo se firmo el 2 de Febrero de 1848 un tratado de paz, amistad y limites entre
México y Estados Unidos. Firmada la paz con Estados Unidos, el congreso de México se ocupo de
la elección de un presidente constitucional.

El elegido fue el general José Joaquín Herrera, los primeros pasos de su gobierno se encaminaron a
crear el clima de seguridad y orden. Redujo los gastos públicos suprimiendo empleos inútiles y
reduciendo el ejercito. Pero la crisis económica se imponía; los ingresos no bastaban para cubrir
las obligaciones. A principios de 1850 el gobierno recibió la noticia de que los indios bárbaros
habían penetrado por territorios de Durango, asesinado a varias familias, talado los campos,
quemado las casas, apoderándose del ganado y llevando cautivos a considerable numero de
personas.

A mediados de 1850 los partidos políticos comenzaron a prepararse para la sucesión presidencial.
Arista, fue electo presidente de la república.

El presidente invitaría a Santa Anna. El plan triunfante en varios estados acabo por precipitar la
caída de Arista.

Dictadura de Santa Anna.

Un día antes de la renuncia de Arista, el 5 de enero de 1853, el coronel José Manuel Escobar,
agente de los conservadores, fue enviado a Turbaco, Colombia, a entrevistarse con Santa Anna y
ofrecerle la presidencia. Lucas Alaman le expuso los principios que profesaban los conservadores:
primero conservar la religión católica, la abolición completa del sistema federal y todo cuanto se
llamara elección popular, y la organización de un ejercito competente.

Antonio López de Santa Anna llegó a México el 20 de Abril, día mismo en que recibió a manos de
Lombardini el poder presidencial. Para deshacerse de sus enemigos políticos, Santa Anna comenzó
por desterrar a Arista y después a la mayoría de los hombres de importancia del partido liberal.

El presidente pretendió, traer soldados extranjeros que vinieran a protegerle. En agosto se expidió
una ley que se llamo de conspiradores, según la cual los reos de este delito debían ser
sumariamente juzgados en consejo de guerra y fusilados en seguida.

A fines de año, surgió un nuevo problema con estados unidos, el gobernador de Nuevo México
declaro que el territorio de la Mesilla pertenecía a los Estados Unidos, quien indemnizó a México
con 10 millones de pesos.

El 16 de Diciembre se expidió un decreto por el cual declaro que el presidente continuaría con sus
facultades omnimodas por todo el tiempo que juzgara necesario, escogería sucesor; en fin, que su
tratamiento seria el de Alteza Serenísima. Santa Anna no ignoraba los planes que se fermentaban
en el sur y desconfiaba profundamente de Álvarez. A fin de reprimir cualquier movimiento en esta
región, Santa Anna empezó a remover a los empleados civiles y militares, sustituyéndolos por
adictos al gobierno, y con cualquier pretexto, envío dos batallones a proteger el departamento.

La rebelión de Ayutla y las primeras leyes de reforma.

Álvarez comunico a los habitantes de Guerrero las verdaderas intenciones del gobierno, hizo saber
que la invasión de los soldados del ejercito era con la intención de hacerlos caer en una tiranía. El
grupo de desterrados por Santa Anna, al saber de la rebelión de Álvarez, envío un emisario a
hablar con él. Una vez dispuesta la lucha, se reunieron con éste Ignacio Comonfort y un grupo de
opositores al régimen santannista. Comonfort hizo algunas reformas al plan original y diez días
después proclamo el plan de Ayutla. Santa Anna tomó severas disposiciones, como la de amenazar
a muerte a quienes poseyeran un ejemplar del plan y no lo entregaran a la autoridad. Santa Anna
patrio para Acapulco para controlar la rebelión. La revolución se propagó después de la expedición
de Santa Anna y para contenerla el gobierno apeló al terror. El gobierno multiplicaba las
disposiciones tiránicas y el espionaje hacia diariamente víctimas que eran desterradas.

A principios de 1855 nuevos caudillos se unieron a la causa, Santa Anna hizo otra expedición al sur
a finales de febrero y un mes después otra a Michoacán, sin lograr sofocar la insurrección. A su
regreso a México en junio, temiendo que la rebelión le cortara la retirada, decidió abandonar la
presidencia de la república, el 9 de agosto salió de la capital rumbo al puerto de Veracruz.

Finalmente, los rebeldes firmaron con Comonfort, en Lagos una convención por la cual aceptaron
que sus propios planes no se oponían con el de Ayutla, y reconocieron como general en jefe de la
revolución a Juan Álvarez y a Comonfort como su representante. En seguida se nombro la junta de
representantes que habría de elegir presidente interino. La mayoría se inclino por Juan Álvarez,
quien estableció su gobierno en Cuernavaca y dispuso que Comonfort fuera a la capital para iniciar
las reformas que exigía la revolución.

Juárez tenia preparado un proyecto de ley, que vino a ser la primera de las cinco medidas
reformistas dictadas por el gobierno interino. La ley de la administración de justicia y orgánica de
los tribunales de la Nación del Distrito y Territorios, mas conocida como la ley Juárez, suprimía los
tribunales especiales, con excepción de los eclesiásticos y militares. Meses después de publicada la
ley Juárez, se dio la del 25 de julio, que desamortizaba los bienes del clero.

La constitución de 1857.

El presidente de la cámara convocada por el presidente Álvarez, Ponciano Arriga, expresó con gran
vehemencia las ideas de reforma y libertad. El articulo 5° del plan de Ayutla, dispuso que el
congreso extraordinario se ocuparía de constituir a la nación en forma de república representativa
popular. La ley Juárez, así como la ley Lerdo, fueron ratificadas en todas sus partes. Una conquista
del movimiento reformista, fue incluir un capítulo de garantías individuales o derechos del hombre
y un sistema jurídico protector de dichas garantías. Varios diputados intentaron la reforma del
sistema de propiedad. Tras largos debates de un año, el 5 de Febrero de 1857 se proclamaba la
constitución acompañándola de un breve manifiesto. Las demás garantías y libertades consignadas
en esta nueva constitución existían ya en la constitución de 1824 y en las leyes orgánicas.

La guerra de reforma.

Al día siguiente de poner en libertad a Juárez, este patrio hacia Guanajuato; el día 19 de Enero de
1858 declaro establecido allí su gobierno. Los bandos políticos se definieron en forma terminante:
de un lado los conservadores, con el programa de Zuloaga; del otro los liberales con el principio de
legalidad proclamado en Guanajuato. A mediados de Febrero, Juárez estableció su gobierno en
Guadalajara. El 13 de marzo una parte de la guarnición de Guadalajara se pronunció por el plan de
Tacubaya y Juárez fue hecho prisionero. En abril Juárez y su gabinete se embarcaron en Manzanillo
rumbo a Panamá, donde siguieron la vía de Estados Unidos hasta desembarcar en Veracruz.

Durante el primer año de la guerra, los generales Miarmon y Márquez obtuvieron brillantes
victorias sobre las tropas liberales. A fines de Diciembre en Ayotla, se pronunció con su brigada el
general Miguel María Echegaray con el plan de Navidad, formando así un tercer partido que no
estaba ni con Juárez, ni con Zuloaga.

Por su parte, los conservadores consideraron ventajoso al reanudación de relaciones con España
mediante el tratado celebrado en París el 26 de diciembre de 1859, entre Juan N. Almonte, y
Alejandro Mon.

Entretanto, la guerra continuaba en todo territorio nacional, Miramon, deseoso de imprimir a su


política una marcha más fija y determinada, cambio su ministerio y publicó un manifiesto en el que
exponía el programa político que se proponía seguir. Juárez, días antes publico otro en que quedó
definido el programa de la revolución liberal, las leyes llamadas de reforma, basadas en la
separación de la iglesia y el estado. Miramon sufrió una completa derrota, que trajo consigo la
ocupación de Guanajuato y de todo el Bajío por las fuerzas liberales. Miarmon, regresó a la capital
y reorganizo su ministerio.

En el mes de Noviembre, Miramon declaro la ciudad de México en estado de sitio y se apodero de


600 000 pesos pertenecientes a ciudadanos ingleses, que estaban depositados en legación.
Entonces empezó a mover las operaciones militares. Al mes siguiente salió rumbo a Toluca, que
cayó en su poder.

Triunfo del partido liberal

Días después apareció González Ortega en las inmediaciones del valle de México, con 16 000
hombres. Miramón salió a su encuentro y el 22 de diciembre comenzó el combate en las lomas de
San Miguel Calpulalpan. Las tropas conservadoras fueron completamente derrotadas. Miramón
con unos cuentos jefes, se volvió a la capital llevando la noticia de su fracaso.

El 25 de diciembre por la mañana entraron a la capital las primeras tropas de González Ortega y el
1° de enero hizo su entrada triunfal el ejército liberal. La causa constitucionalista había conseguido
la victoria después de tres años de lucha. La separación entre la iglesia y el estado ponía termino a
los conflictos entre ambas instituciones.

En la capital se esperaba con ansia la llegada del presidente Juárez para conocer la marcha que
proponía seguir. Al día siguiente de la llegada de Juárez a México el ministro de relaciones,
Melchor Ocampo, dirigió a los representantes de España, del Vaticano, de Guatemala y de
Ecuador, sus correspondientes comunicados mandándoles salir de la república.

A la caída de Miramón, Zuloaga se proclamó presidente de la república y todos los generales y


jefes del partido conservador lo reconocieron. La lucha en los campos de batalla seguía causando
víctimas y en la capital se conspiraba contra el gobierno. Los partidos políticos estaban más
divididos que nunca y trabajaban con empeño para hacer triunfar sus ideas, unos pedían la
dictadura de Juárez o la de González Ortega, seguir sus preferencias, otros que el consejo se
erigiera en convención nacional y se adueñara de todos los poderes.

El congreso de la unión se instaló en el mes de mayo. Las sesiones fueron tormentosas. La


asamblea autorizó al gobierno contratar un empréstito de un millón de pesos y a suspender las
garantías individuales y todas las libertades, inclusive la de prensa. En la asamblea del 4 de junio se
aprobaron dos decretos, el primero, autorizaba al gobierno para proporcionarse recursos de
cualquier manera; con el fin de destruir la reacción. En el segundo, quedaron fuera de la ley y de
sus garantías y de sus propiedades, los asesinos de Melchor Ocampo, todos del partido
conservador. Tres días después, se expidió un decreto suspendiendo por seis meses varias de las
más importantes garantías otorgadas por la constitución.

La asamblea declaró a Juárez presidente constitucional de la república y el 15 de este mes,


presento el juramento de ley. El 2 de julio, González Ortega fue nombrado presidente de la
Suprema Corte de Justicia, cargo que tenía implícito el de Vicepresidente.
El mes de julio concluyo sin que se hubiera llegado a nada efectivo en el terreno de las
operaciones militares, lo que producía desaliento en la administración. En la capital el gobierno
dictaba las disposiciones necesarias para los preparativos de la guerra en caso de que se
rompieran las hostilidades con las potencias extranjeras invasoras.

Los monarquistas mexicanos, residentes en Europa, al tener noticias de la ruptura de las relaciones
diplomáticas de Francia e Inglaterra, aprovecharon esta coyuntura para intentar una vez más
establecer la monarquía.

El hecho de que en México coexistieran dos gobiernos estimulaba a los monarquistas. En estas
cuitas, surgió el nombre de Fernando Maximiliano, que había adquirido cierta popularidad en
Europa por sus ideas progresistas al gobernar Lombardia. Hidalgo comunicó a Gutiérrez, que por
entonces se encontraba en París, que tendría que marchar a Viena para hacer las gestiones
necesarias. En Viena el ministro conde de Lechberg, participo al emperador Francisco José los
proyectos de los monarquistas mexicanos, que Napoleón III apoyaba, y ambos decidieron plantear
el asunto al principal interesado, el archiduque Fernando Maximiliano.

Por esta época llego Miramón a Europa; cuando se enteró de los planes monárquicos dijo
encolerizado que en México no existía ningún partido monárquico; por el contrario, Santa Anna,
en una carta dirigida al archiduque, declaro que no un partido, sino la inmensa mayoría de la
nación anhelaba la restauración del imperio de Moctezuma. Maximiliano, a pesar de las
advertencias, deslumbrado por las declaraciones favorables, acepto la corona de México.

El verano del año de 1867 quedó con justa razón inscrito en el catálogo de los inolvidables.
Acababan de esparcirse las noticias, de la caída de Querétaro, la captura y muerte del emperador
Maximiliano de Habsburgo y la entrega de la ciudad de México.

Porfirio Díaz entró triunfalmente a la capital y los patriotas comenzaron a hacer desmanes hasta la
llegada de Benito Juárez.

Juárez correspondió a la metrópoli, que lo recibía con un postér literario donde constaba una frase
muy aplaudida en 1867, la que decía que: "el gobierno de la República no se dejaría inspirar por
ningún sentimiento del pasión contra los que han combatido". Ahora nos conmueve más la que
dice: "entre los individuos, como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz.

Gabino Barreda eran un discurso resumió en tres palabras del plan peleado por los liberales:
"libertad, orden y progreso". Libertad política, de trabajo, religiosa, de expresión, económica y de
casi todo, como medio; orden en los sentidos de paz, concordia, ley, sistema y jerarquía, como
base; y progreso, o sea producir cada vez más, lo más posible, en los diversos órdenes de la vida.
Así fue como México durante diez años, fue asunto de una minoría liberal cuya elite la formaban
dieciocho letrados y doce soldados.
Programa liberal.

Juárez hasta su muerte en 1872, y Lerdo del 72 al 76 serían presidentes de la República


sucesivamente entre los diez años comprendidos entre 1867 y 1877. desde los tres poderes la
intelectualidad liberal mexicana resolvió que para homogeneizar a México y ponerlo a la altura de
las grandes naciones del mundo contemporáneo se necesitaba, en el orden político, la práctica de
la constitución liberal de 1857 la pacificación del país, el debilitamiento de los profesionales de la
violencia y la vigorización de la hacienda pública; en el orden social, la inmigración, el parvifundio y
las libertades de asociación y trabajo; en el orden económico, la hechura de caminos, la atracción
de capital extranjero, el ejercicio de nuevas siembras y métodos de labranza, el desarrollo de la
manufactura y la conversión de México en un puente mercantil entre Europa y el remoto oriente y
en el orden de la cultura las libertades de credo y prensa, el exterminio de lo indígena, la
educación que haría "a todo México un tesoro nacional común" y el nacionalismo en las letras y en
las artes.

El primero y principal propósito de la elite liberal en el poder fue "aplicar la constitución


íntegramente y sin pestañear", según escribe Cosio Villegas.

Después la vida de México tuvo sucesos malos y buenos, crisis, matanzas así como cambios en las
leyes y una nueva constitución, incluso se dice que aún no ha terminado la Revolución Mexicana.

La globalización

La globalización en México también ha traído consecuencias en lo económico, lo político, en lo


social y en lo cultural. En lo económico, por ejemplo: debido a que ante las nuevas reglas de
competencia las empresas se ven llamadas a "buscar formas para aumentar sus ventajas
comparativas", las primeras líneas de acción que se han tomado han sido la reducción de los
niveles salariales, la modificación de las reglas del mercado laboral, la reducción de las cargas
fiscales para los inversionistas y productores, y su aumento para los consumidores. La Reforma al
Impuesto sobre la Renta de la administración de Salinas de Gortari iba también encaminada a
"reducir en forma sustancial las tasas impositivas a las empresas y a las personas físicas", y para
lograr la meta sin perder recursos fue necesario amplias la base impositiva. "Para ello se
introdujeron varios cambios en las formas de registrar y auditar a los contribuyentes, como la
modernización y la actualización de las bases de datos; el establecimiento de auditorias a una
proporción importante de los contribuyentes (10%), por medio de muestreos aleatorios; la
obligación de emitir recibos foliados... además de promoverse la penalización de delitos fiscales,
que hasta entonces era prácticamente inexistente.". También obligó la Reforma a las empresas a
pagar el 2% del valor de sus activos, medida que perjudicó bastante a la pequeña empresa y
generó mucha inconformidad. Pero a sido la globalización financiera, un fenómeno reciente de la
globalización, la que peor ha golpeado a la economía mexicana, debido a que aquella provoca la
ampliación de la vulnerabilidad de los países pobres y endeudados "al depender cada vez más de
capitales extranjeros volátiles con los que es muy difícil renegociar deudas, en razón de su alto
grado de dispersión y fragmentación".

La crisis mexicana de 1994 y la introducción del narcotráfico en el sistema financiero para adquirir
acciones y así lavar dinero, son dos ejemplos de vulnerabilidad introducida por la globalización
financiera.

En cuanto a las consecuencias sociales que en México la globalización provoca podemos enumerar
en primer lugar el aumento en la migración de la gente de campo que no encuentra oportunidades
de trabajo y empleo en sus regiones, así como el incremento de la competencia al interior de la
Nación entre regiones rivales y el consecuente debilitamiento de los lazos de solidaridad hacia los
espacios del territorio nacional que estén en desventaja. Esto, a su vez, provoca presiones para
que el Estado intervenga con "políticas públicas que sean capaces de contrarrestar la expansión de
la desigualdad regional, económica y social". La expansión del sector informal, la proliferación de
los microestablecimientos industriales, comerciales y de servicios, y la caída de la industria
manufacturera frente a los servicios, son otras tres consecuencias notorias que la mundialización
provoca en el México social.

Lo primero que salta a la vista es la cantidad de abusos que el proceso de globalización causa y el
inmenso porcentaje de población humana que se está viendo afectada. Más allá de esto,
sorprende la absoluta amoralidad que dicho proceso supone y la exquisita lógica natural que
fundamenta su existencia. No hay razón para pensar que la polarización que provoque entre ricos
y pobres no pueda ser grandísima. El llamado proceso de "desconexión" es inevitable para muchos
países y regiones. Es impensable que todos puedan entrar al paraíso capitalista... Pero lo
fundamental a considerar es esa característica amoral que tienen los resultados de liberar las
economías.

A pesar de la crisis de 1994, por el tamaño y nivel de desarrollo de sus mercados nacionales de
capital y dinero, por la amplia disponibilidad de instrumentos de inversión y financiamiento ligados
a México en los mercados internacionales, y por la penetración de instituciones financieras
extranjeras en su sistema financiero, México se puede considerar como uno de los mercados
sobresalientes más "globalizados".

El proceso de globalización se acelera. Las economías de los "mercados sobresalientes" han


crecido más que las de los países desarrollados, con consecuencias positivas para el desarrollo de
sus mercados de capital, y la inversión. México es uno de los mercados sobresalientes más
globalizados, por su tamaño, por la sofisticación de sus mercados financieros (tanto dentro como
fuera del país) y por la participación extranjera en su sistema financiero.

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