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(problemas sociales)
El cristianismo también afectaba a muchas cuestiones prácticas y cotidianas. Todo fenómeno religioso
a medida que se desarrolla y adquiere rango constitucional hace crecer en su entorno una larga serie
de actividades sociales, culturales y económicas. Una creencia religiosa a la larga supone un templo,
un patrimonio, un servicio de culto y por consiguiente, unos sacerdotes, unos fieles, una atención a
los mismos, que puede ser muy variada y unas celebraciones. Todo ello requiere energía, financiación
y múltiples actividades subsidiarias que van desde la mendicidad al artesanado.
Cuando un cristiano se manifestaba en contra de unas creencias religiosas no solo atenta contra unas
ideas más o menos venerables sino que también agredía a una serie de intereses que giraban en torno
a las creencias en cuestión.
Existían una serie de espectáculos y prácticas festivas que eran consideradas censurables para los
cristianos. Al no participar en las mismas, se aislaban y señalaban, pero al emitir juicios tan severos se
vuelven acreedores de ultrajes.
(problemas políticos)
La integración política de los cristianos en el imperio no fue tarea fácil, aunque ciertamente a pesar
de la excepciones fue aumentando desde la segunda mitad del siglo II. Su propia organización
asociativa provocaba recelos.
Podemos comenzar hablando de las repercusiones que tenía la negativa cristiana a participar del
culto imperial. Este, era una práctica religioso-política por la que se simbolizaba la unidad y lealtad de
las provincias y el ejército para con el emperador. Si aparecía un grupo que se mostraba no partidario
o contrario a este culto, ello podría resultar inquietante y censurable.
Algo parecido también ocurre con aquellos cristianos que mencionan el fin de los tiempos, eran
criterios no deseables para el imperio.
Llamaba mucho la atención a los paganos que los cristianos mantenían su creencia incluso hasta la
muerte, es de suponer que tal actitud se juzgó como un acto de rebeldía con un significado político
impreciso pero censurable.
Lo paradójico de todo esto es que muchos de estos comportamientos generan no solo hostilidades
sino también un creciente interés y estima. La inversión teórica y numérica de esta situación finalizó
con el éxito cristiano.
En un determinado momento de evolución, se dio lugar al obispado monárquico en el que una sola
persona se hallaba al frente de la comunidad, aunque poseía una serie de ayudantes, presbíteros y
diáconos. Con este obispo monárquico se vertebró de manera más disciplinada la vida de las
comunidades cristianas. Además se convirtió en árbitro de las que eran o no eran opiniones correctas;
contribuyeron a definir la ortodoxia y la heterodoxia.
Durante el siglo III este proceso de institucionalización de las comunidades cristianas se perfeccionó y
asentó. Esto ayudó la expansión del cristianismo que invitaba a que se articulará de la manera más
eficiente posible la vida en las comunidades. Pero también contribuyeron las tensiones doctrinales
que condujeron a perfilar de manera cada vez más precisa los aspectos relacionados con el dogma y
la jerarquía.
En este texto, el autor expone la “competencia” entre las dos configuraciones de poder político bajo
el Imperio Romano:
1. la ideología consolidada por la moral inmanente de la clase gobernante romana
2. el poder trascendente del cristianismo, lo que el autor denomina ecumene cristiano
Este último era innovador y combinaba el poder extensivo con el intensivo, con un carácter más difuso
que autoritario, que se difundió por todas las cl|ases importantes de una sociedad extensiva.
Ambas configuraciones de poder ideológico corresponden a necesidades sociales auténticas, ambas
dependen críticamente de sus propias infraestructuras de poder.
Pero la espectacular aparición de una religión trascendente mucho más poderosa no era un
acontecimiento excepcional. En el plazo de unos mil años, surgieron cuatro grandes “religiones del
libro” que han seguido dominando todo el mundo: el cristianismo, el hinduismo, el budismo y el Islam.
El cristianismo era una forma de poder ideológico; no se difundió por la fuerza de las armas, tardó
varios siglos en institucionalizarse y verse respaldado por el poder del Estado; ofrece pocos atractivos
o sanciones de tipo económico. Reivindicaba el monopolio del conocimiento del “significado” y el
“propósito” último de la vida, y la autoridad divina respecto de ese conocimiento, y se difundió cuando
el pueblo creyó que eso era la verdad. La única forma de vivir una vida con auténtico sentido era
hacerse cristiano.
El cristianismo se legitima con documentos históricos, los más importantes de los cuales forman el
Nuevo Testamento. Lo más llamativo es que el mismo, se difundió con tanta rapidez y sobre tanto
territorio que el proceso parece casi “natural”.
El mensaje se difundió por una serie de medios determinados a partir de la Palestina rural de habla
aramea, después pasó a comunidades urbanas judías de habla griega, después a comunidades urbanas
griegas, después a las ciudades romanas en general, después a la corte imperial y al campo.
Se difundió primero en el este y en el sur, después en el oeste y en el norte y, por último entre los
bárbaros. A medida que el mensaje avanzaba, iba cambiando sutilmente, sin embargo siguió siendo
reconocible el mismo y nunca perdió ninguna de sus clientelas.
Existen tres datos doctrinales principales sobre el atractivo relativamente universal del cristianismo:
1. (anterior a Cristo): el crecimiento de corrientes monoteístas, salvacionistas y sincretistas en el
pensamiento del Oriente Medio
2. (posterior a Cristo): tras el establecimiento de una fraternidad cristiana a menudo resultaba
difícil distinguir a los cristianos de los seguidores de alguna de las demás filosofías, religiones
y cultos.
3. (el propio Cristo): existió, su mensaje, transmitido por sus primeros seguidores, era sencillo y
directo y canalizar varias corrientes hacia un gran número de personas. Predicaba el
advenimiento del reino de Dios pero con la característica de que cualquiera podía entrar en él
después de haber purificado su corazón y creyera en un único Dios.
Por esos tres motivos, encontraron hasta cierto punto una respuesta positiva dentro del Imperio, los
primeros cristianos reconocieron que se dirigen a los habitantes del Imperio y que dependen de la paz
de éste, del orden y de las comunicaciones de Roma. El atractivo universal debe haber correspondido
a las necesidades concretas de los romanos ya que el mundo romano no lograba satisfacer a sus
habitantes.
Tanto el imperio romano como aquellos contemporáneos a él, sintieron la repercusión de las
religiones salvacionistas aunque se ocuparon de ellas de diferentes modos.
Las religiones brindaban una solución de las contradicciones imperiales, que eran más graves en el
caso de Roma, precisamente porque los logros imperiales allí eran mayores.
El atractivo del cristianismo es el que aporta una solución a estas contradicciones, una solución
imperfecta pero que resultó ser mejor que la que ofrecía el Imperio Romano. El cristianismo hallar una
solución en su mezcla: una comunidad universalista, igualitaria, descentralizada y civilizadora: un
ecumene. Pero existía una segunda fase ulterior de la historia: el cristianismo, tras hallar una
solución que le permitió hacerse con el poder oficial, incorporar las contradicciones en su propio
seno.
Para la doctrina cristiana es crucial que la salvación sea una liberación de los sufrimientos terrenales
y podemos suponer que muchos de quienes se convertían se ven atraídos por la promesa de esa
liberación pero ¿liberacion de que? Existen dos versiones de esta idea:
La primera relaciona el auge del cristianismo con la crisis económica y la represión política
consiguiente, sin embargo, resulta fácil refutar esta idea: si la crisis económica y la represión política
hubieran desempeñado un papel importante en el auge del cristianismo, este se habría difundido a
partir del 200 d.C. pero sabemos que los datos de su difusión se dan después del momento de la
crucifixión.
Pero esta teoría persiste de otra forma: el cristianismo se difundio desproporcionadamente entre las
clases más pobres (los pobres y los oprimidos).
Hay que dejar en claro que el cristianismo NO fue una respuesta a una crisis material, ni una alternativa
espiritual al mundo material. LA CRISIS ERA DE IDENTIDAD SOCIAL: ¿ A QUE SOCIEDAD PERTENEZCO
YO? está crisis se vio generalizada por los exitos mismos del imperio romano y de la civilización
helenística, que produjeron principios trascendentales de organización social intersticialmente
(grieta) a partir de sus propias estructuras sociales.
En Roma durante la época de Cristo, no había una crisis general experimentada objetiva ni
subjetivamente, es por ello que ninguna de ese tipo podría haber desempeñado un papel considerable
en la difusión inicial del cristianismo. De hecho, los primeros cristianos eran personas relativamente
satisfechas y prósperas, conscientes de que acababan de hallar riqueza, poderes y vitalidad y que
trataban de expresar su identidad social y personal en una filosofía, una ética y un ritual. Sus
sufrimientos se limitaban a la esfera normativa o a decidir a qué comunidad pertenece.
Sin embargo, ni el sufrimiento ni la felicidad, ni la crisis económica, política o espiritual, tiene ningún
efecto causal necesario en la aparición de un movimiento social.
La organización de los recursos del poder es el determinante crucial del auge de un movimiento
religioso, al igual que de cualquier otro movimiento.
El tercer y el cuarto conducto tenían posibilidades dislocaduras. Ambos implican otras relaciones
posibles entre el pueblo
3. el ejército era el medio principal por el cual la gente del común salía de la prisión cultural de
su localidad y entraba en contacto con el mundo más amplio. Sin embargo, cuando las tropas
efectivamente se mezclaban en grandes números y en diversas localidades, surgían cultura
nuevos entre ellas.
4. era el que aportan las redes de comercio en el Imperio. La producción agrícola estaba
fragmentada en pequeñas explotaciones y aldeas, o controlada por latifundistas que también
eran los gobernantes políticos locales. De ahí que las relaciones de producción agrícola fueran
sobre todo parte del sistema oficial de comunicaciones a dos niveles, pero las relaciones
comerciales y artesanales eran hasta cierto punto intersticiales.
Las ciudades contenían también una especie de “infraestructura alternativa” de relaciones
comerciales y artesanales que también se extendían por todo el Imperio incluso más allá de
él.Para la época de Cristo, los artesanos y los comerciantes tenían derechos de propiedad
privada y el estado no podía insertarse en los mismos.
Este conducto tenía a su vez un segundo nivel inferior:
● el sector comercial y artesanal interactuaba con estratos sociales más bajos,
especialmente con el proletariado urbano, o incluso con el campesinado y persistía
mediante redes monetarización de intercambio que penetraban todo el imperio. Esto
constituía toda una infraestructura alternativa por conducto de la cual se podía
comunicar difusamente la ideología, generada por el propio éxito del Imperio, no por
sus fracasos.
Un medio concreto de comunicación tenía una importancia considerable para todos los conductos:
era el de la escritura. Resulta muy difícil decir exactamente quien estaba alfabetizado y hasta que nivel
pero es indispensable tenerlo presente.
Extensividad de la civilización romana: el mantener unido ese enorme imperio exige una gran inversión
en tecnología de las comunicaciones. La alfabetización formaba una parte importante de ello, por eso
los romanos estaban obsesionados con su idioma y la gramática y el estilo de este; como también de
la retórica ya que era fundamental darle una moral a la clase gobernante del Imperio, para darle un
acceso común al acervo de conocimientos culturales y reforzar su solidaridad cultural mediante las
actividades comunitarias de lectura y de debate. De todo esto quedaban excluidas las masas.
Sin embargo las masas no estaban excluidas de todo: la cultura letrada no se ocupaba de mantener
el dogma sagrado, sino de reflejar la experiencia de la vida real y comentar al respecto. El
conocimiento en sí no estaba limitado, ni tampoco la educación. La enseñanza exige de una cierta
riqueza para poder pagarle al maestro.
Dentro de la sociedad podemos vislumbrar tres niveles de educación:
Los cristianos estaban llamando la atención de las autoridades, sin embargo la historia de las
persecuciones es compleja y polémica. Su problemática reside en dos factores coyunturales:
En primer lugar, a ojos de los emperadores la religión cristiana estaba manchada desde hacía muchos
años por los desórdenes de Palestina.
En segundo lugar, Nerón persiguió a los cristianos en el 64 d.C por la acusación especiosa de que ellos
habían iniciado el gran incendio de Roma.
La persecución contenía tres tendencias principales:
1. Se acusaba a los cristianos de todo género de abominaciones, se los califica de criminales en
el sentido moral de mala gente y se los entregaba a la justicia penal.
Las otras dos tendencias surgieron debido al monoteísmo del cristianismo:
2. Negativa a reconocer la divinidad del emperador constituyó un factor importante de
persecución.
3. El monoteísmo obligaba a los cristianos a rechazar todo culto a los dioses paganos. Esto era
una ruptura con la ideología romana oficial.
La religión romana era menos un sistema de creencias y más un sistema de rituales y desfiles cívicos,
que reafirmaba la solidaridad de la ciudadanía a los ojos de los dioses. La integración del imperio
dependía ideológicamente de la pax deorum, la paz de los dioses: el respeto y no solo la tolerancia de
otros dioses.
La idea del monoteísmo se estaba transmitiendo por conductos que rivalizaban con los del propio
Imperio, esto era una amenaza para el mismo.
La religión se comunicaba por redes comerciales intersticiales y por personas intersticiales. Las
comunidades cristianas eran pequeñas, muy unidas, con más lealtades mutuas de lo que era
convencional en los subgrupos situados en el corazón del imperio.
La ecclesia era una comunidad privada política y por tal motivo, establece barreras para la penetración
y el control de los oficiales del estado.
Por otro lado, la creencia de que la iglesia se dirija a los pobres y los oprimidos es errónea, ya que el
cristianismo era casi exclusivamente urbano. Y eran seres privilegiados en sentido económico.
Se trata menos de los oprimidos y los pobres y más de una sección transversal de la vida urbana. Son
los tipos de ocupaciones que predominan en los puntos intermedios, artesanos rurales más que
campesinos o jornaleros.
Estos, estaban excluidos del poder oficial, no formaban parte del gobierno del imperio ni de sus
propias ciudades.
Pero también hay que tener en cuenta que el imperio imponía limitaciones muy rígidas a las
asociaciones comunitarias y en esto también se encontraban excluidos. Las masas urbanas estaban
privadas de toda vida colectiva pública de toda comunidad normativa sancionada oficialmente. El
imperio no era su sociedad.
Pero la economía de la vida urbana entrañaba actividades colectivas en lugares de trabajo y en el
mercado y estas, exigen que alguien estuviera alfabetizado y leyera y escribiera para los demás. Entre
esas pequeñas colectividades circulaban ideas y escritos, y surgen grupos de debate. Sin embargo, el
gobierno trataba de impedir los.
Los cristianos no aspiraban a participación política sino a la participación en una vida colectiva y
significativa en general y la hallaron en una iglesia que decía ser apolítica y trascendente pero la
salvación espiritual los implicaba en asociaciones comunitarias.
Los primeros cristianos siempre se califican entre ellos como miembros de una fraternidad,
hermandad, y por ello eran una organización social rival del imperio.
La amenaza quedó clara cuando las autoridades dejaron de creer en los rumores de abominaciones y
se convencieron precisamente de lo contrario: los cristianos eran virtuosos.
Era aparentemente superior al imperio por la incidencia que ejerce en la ética social necesaria para
las relaciones interpersonales y familiares.
El imperio se enfrentaba con una organización alternativa de poder, representaba la forma en que
Roma le agradaba idealizar su pasado republicano.
El cristianismo aportó al mundo un mensaje radical, profundo pero sencillo y auténtico, al menos en
términos ideales. Una vez que el ser humano se universaliza, surge una idea de la existencia colectiva
de la humanidad en general, en una organización universal, la iglesia universal, la ecumene.
El cristianismo implicaba que la sociedad humana en sí no necesitaba estar delimitada por los estados
existentes.
La herencia entre la solución de la iglesia emergente y el estado Imperial era claramente posible, la
utilidad del Estado difícilmente podía dejar de afectar al cristianismo.
Algunos autores creen que el cristianismo no podría haber sobrevivido a muchas más persecuciones.
Es por ello que el cristianismo empezó adaptarse al imperio romano al definir esos límites
espirituales de forma más estricta.
Los casos más concretos son los de las mujeres y los esclavos:
Las mujeres también se sentían atraídas a otras religiones sin embargo el cristianismo, se esforzó por
ganar prosélitos entre comerciantes de condición mediana y en ese sector las mujeres solían ser
agentes activos de los negocios de su familia. Pero cuando las sectas cristianas hicieron más
importantes, la participación de las mujeres en puestos de autoridad empezó a parecer algo muy
radical.
Muchas de las mismas permitían que las mujeres fueran participantes de pleno derecho, profetisas
sacerdotisas e incluso obispos. Sin embargo, el cristianismo intensificó el patriarcado. Sus vínculos con
el judaísmo patriarcal acabaron por reducir la libertad de las mujeres y conferir en una autoridad
Sagrada a la subordinación secular. La novedad del cristianismo y su atracción especial para la mujer
e hicieron que las relaciones entre ambos sexos se convirtiera en una cuestión social más activa y
después la estructura emergente de la autoridad de la iglesia la reprimió.
Con respecto a la esclavitud tenemos una modelación parecida; la esclavitud era lamentable pero
Inevitable dado el pecado original.
Por otro lado Cristo no dejó una forma de organización con respecto a cómo tendría que ser su iglesia
es por eso que la verdad necesitaba de una organización y para ello necesitaba de poder. La influencia
del Imperio Romano fue un aumento.
Podemos observar que la ecúmene estaba romanizada, el cristianismo tenía límites: la mayor parte
de la actividad misionera fuera del imperio se realizaba entre los estados civilizados orientales rivales.
A los bárbaros germánicos en general se les ignoraba.
Hay que tener en cuenta que como Cristo no me dejó por escrito la manera en que se tenían que
organizarse iglesia, se habían generado dentro del propio cristianismo distintas sectas en donde
interpretan de diversa manera el dogma, hay que tener en cuenta de que para ser cristiano uno
aceptaba el dogma que era la Biblia. Sin embargo había muchas interpretaciones de la misma.
La difusión del cristianismo depende mucho de las calzadas y las formas de comunicación romana,
especialmente de la alfabetización. Los cristianos no estaban satisfechos con las escuelas paganas
pero no rivalizaron con ellas ni las penetraron. Los principales establecimientos cristianos de
enseñanza eran monasterios (tenían su propia economía que comercializaba con otros monásticos).
MOMENTO DE LA CAÍDA DEL IMPERIO: una vez que los bárbaros se empezaron a asentar dentro del
imperio, a los cristianos les interesaba mucho más hacer proselitismo entre ellos que a los romanos
paganos. Para los cristianos, esto equivale continuar las prácticas misioneras. Muchos de los bárbaros
se convirtieron al cristianismo rápidamente. Aceptaban la civilización romana sin el Estado romano, el
cristianismo era el proveedor monopolista del legado de aquella civilización, especialmente la
escritura. La ecumene sobrevive sin un Estado.
El elitismo pagano
Las ciudades: cada una constituía en sí misma un pequeño mundo definido por la intensa conciencia
de su status respecto de las otras ciudades vecinas. En todas ellas, la realidad fundamental de la
sociedad romana venía dada por el aplastante sentimiento de distancia que separaba a los notables
(los bien nacidos) de sus inferiores.
Podemos ver una movilización cultural y una educación moral encaminada a afirmar esa distancia. Las
clases altas buscaban distinguirse de sus inferiores a través de una forma de cultura y de vida social
cuyo mensaje más importante era que no podía ser compartida por los demás. En el centro de está,
se hallaba la necesidad de asimilar las normas correctas de intercambio que regían entre las personas
de la clase alta.
La distancia entre las elites y las clases inferiores se denomina para el autor “hipocondría moral”, se
pensaba que la persona armoniosa vivía en constante peligro ya que estaba expuesta a la permanente
amenaza del contagio moral de emociones y actos anómalos impropios de su condición pública, si
bien plenamente aceptados como habituales en la sociedad no cultivada de sus inferiores.
Las mujeres: A finales de la República y principios del Imperio, las mujeres de los hombres públicos
eran tratadas como seres periféricos que en poco o en nada contribuyen a la posición pública de sus
esposos.
Eran “pequeñas criaturas”, podían minar el carácter de sus hombres a través de la sensualidad, podían
incluso inspirarnos un heroísmo un heroísmo imprudente pero en si, la relación matrimonial tenía
poco peso en la escena pública.
Gran parte de la llamada “emancipación” de las mujeres en los círculos elevados de la Roma del primer
imperio no fue sino una libertad nacida del desdén. Las mujeres eran libres de hacer lo que quisieran
siempre que ello no perturbara el juego serio de la política masculina. El divorcio era rápido, el
adulterio no afectaba en modo alguno a la posición pública del esposo.
En la época de los antoninos, el matrimonio debía significar una victoria de la mission civilisatrice de
los “bien nacidos” sobre la facción desordenada de su propia clase (sus compañeras). La pareja casada
llegó a figurar en público como una réplica en miniatura del orden cívico.
Primeras iglesias cristianas: los primeros cristianos eran moderadamente ricos y con frecuencia
grandes viajeros: estaban abiertos a toda una gama de contactos sociales y de posibilidades de
elección y se veían expuestos al conflicto de la “doblez de corazón” en mucho mayor medida.
Las iglesias cristianas de las ciudades dependían de prósperos y respetables cabezas de familia. Los
miembros de esas familias podían muy bien acoger favorablemente ciertos rituales de solidaridad
indiferenciada.
Fue la Iglesia cristiana la que asumo una nueva moral y la sometió a un sutil proceso de cambio
haciéndola más universal en su aplicación y mucho más íntima en sus efectos sobre la vida privada del
creyente. Se adoptó entre los cristianos una variante sombia de la moral popular para facilitar la
búsqueda urgente de nuevos principios de solidaridad cuyo objetivo era penetrar más profundamente
que nunca en el individuo a través de la sensación de la mirada de Dios, el temor de Su Juicio y un
poderoso sentimiento de compromiso con la unidad de la comunidad religiosa.
Dentro de los hogares de los cristianos: austeridad sexual que se llevaba también por fuera de sus
hogares. Fidelidad y obediencia----> sencillez del corazón
Las comunidades urbanas cristianas abandonaron incluso los mecanismos normales en los que habían
confiado los varones judíos y paganos para disciplinar y satisfacer a sus compañeras. Rechazaban el
divorcio y consideraban las segundas nupcias de los viudos con profunda desaprobación. Al evitar las
segundas nupcias, la comunidad podía asegurarse un constante suministro de venerables viudas y
viudos disponibles para dedicar sus energías y su tiempo al servicio de la Iglesia.
Además está la cuestión de que los cristianos tomaron como obligatorio el celibato para aquellos que
organizaban las diferentes iglesias; la eliminación de la sexualidad era visto como un indudable estado
de disponibilidad para Dios y para los propios compañeros.
Señalaban la existencia de una clase de personas que eran fundamentales para la vida pública de la
iglesia, precisamente por estar apartadas ya para siempre de lo que era tenido por lo más privado de
la vida del lego cristiano medio en el “mundo”.
LA IGLESIA EN EL PODER: A finales del siglo III los obispos y clérigos cristianos se habían convertido en
una élite igual de prestigiosa, a los ojos de sus admiradores, que las elites tradicionales de los notables
urbanos.
Las basílicas cristianas siguen siendo el escenario de una reunión de hombres y mujeres y de personas
de todas clases expuestas por igual.
La iglesia es una nueva comunidad pública que se mantiene unida por tres temas: pecado, pobreza y
muerte.
Las mujeres ricas: la iglesia tenía una dependencia de las mismas, la riqueza de muchas vírgenes viudas
y diaconisas origina lazos de patronazgo y de humillante obligación entre el clero y las mujeres que a
finales del siglo IV eran miembros de la aristocracia senatorial.
Las mujeres detentaban influencia en la iglesia gracias al poder de su fortuna, su cultura o su energía
superior.
El monacato: se trataba de un hombre solitario, resumía el ideal de la sencillez de corazón y lo había
logrado por dos caminos: 1) había renunciado al mundo de la manera más visible que se podía,
mediante la retirada a vivir en el desierto; 2) el monje individual adquiere libertad para alcanzar a los
ojos de Dios y entre sus compañeros el ideal de la sencillez de corazón.