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Tales de Mileto (en griego antiguo: Mileto, c. 624 a. C.-Ibid., c. 546 a. C.

)1 fue un filósofo,
matemático, geómetra, físico y legislador griego

Vivió y murió en Mileto, polis griega de la costa jonia (hoy en Turquía). Fue el iniciador de la
escuela de Mileto a la que pertenecieron también Anaximandro (su discípulo) y Anaxímenes
(discípulo del anterior). En la antigüedad se le consideraba uno de los Siete Sabios de Grecia. No se
conserva ningún texto suyo y es probable que no dejara ningún escrito a su muerte. Desde el siglo v
a. C.. se le atribuyen importantes aportaciones en el terreno de la filosofía, la matemática, la
astronomía, la física, etc; así como un activo papel como legislador en su ciudad natal.:

La mayoría de los primeros filósofos consideró que los principios de todas las cosas eran solo los
que tienen aspecto material En cuanto al número y a la forma de tal principio, no todos dicen lo
mismo, sino que Tales, el iniciador de este tipo de filosofía, afirma que es el agua, por lo que
también declaró que la tierra esta sobre el agua. Concibió tal vez esta suposición por ver que el
alimento de todas las cosas es húmedo y porque de lo húmedo nace del propio calor y por él vive. Y
es que aquello de lo que nacen es el principio de todas las cosas. La explicación universal y racional
que sostuvo Tales fue que el agua es origen de todas las cosas que existen, el elemento primero: La
mayoría de los primeros filósofos consideró que los principios de todas las cosas eran solo los que
tienen aspecto material En cuanto al número y a la forma de tal principio, no todos dicen lo mismo,
sino que Tales, el iniciador de este tipo de filosofía, afirma que es el agua, por lo que también
declaró que la tierra esta sobre el agua. Concibió tal vez esta suposición por ver que el alimento de
todas las cosas es húmedo y porque de lo húmedo nace del propio calor y por él vive. Y es que
aquello de lo que nacen es el principio de todas las cosas. Por eso concibió tal suposición, además
de porque las semillas de todas las cosas tienen naturaleza húmeda y el agua es el principio de la
naturaleza para las cosas húmedas. Con todo esto, se puede entender claramente por qué se
considera a Tales de Mileto como el primer filósofo de Occidente, y es que, como ya hemos dicho,
fue el primer hombre occidental (del que se sabe) que trató de conocer la verdad del mundo
mediante explicaciones racionales y no fantásticas o místicas, como hasta entonces se hacía en la
Antigua Grecia por medio de los mitos. Y por lo tanto, Tales es verdaderamente importante para la
Historia de la filosofía occidental. Fue el iniciador de la misma y con ello, creó un legado de
búsqueda y amor a la sabiduría, que continuará inmediatamente con Anaximandro y Anaxímenes, y
que llegará a su esplendor, en la Antigua Grecia; más de un siglo después con Sócrates, Platón y
Aristóteles: tres filósofos que se han convertido en los pilares del pensamiento que hoy conocemos
bajo el nombre de filosofía occidental.
Pitágoras (en griego antiguo Πυθαγόρας; Samos,1 c. 569-Metaponto, c. 475 a. C.)2 fue un filósofo
y matemático griego considerado el primer matemático puro. Contribuyó de manera significativa
en el avance de la matemática helénica, la geometría, la aritmética, derivadas particularmente de
las relaciones numéricas, y aplicadas por ejemplo a la teoría de pesos y medidas, a la teoría de la
música o a la astronomía

Pitágoras vivió los primeros años de su vida en Samos y acompañó a su padre en muchos de sus
viajes; era ciertamente instruido: aprendió a tocar la lira, a escribir poesía y a recitar a Homero. Es
posible que su padre lo llevara a Tiro y que allí recibiera instrucción de caldeos y hombres
instruidos de Siria. Entre sus profesores, se menciona a tres filósofos: Ferécides de Siros, a quien a
menudo se describe como el maestro de Pitágoras; Tales y el pupilo de éste, Anaximandro. Según
Jámblico, en su Vida de Pitágoras, a la edad de 18 o 20 años, Pitágoras visitó a Tales, en Mileto. Si
bien Tales ya debía ser un anciano en ese entonces, habría ejercido una fuerte impresión en el
joven Pitágoras, interesándolo por las matemáticas y la astronomía, y aconsejándole visitar Egipto
para interiorizarse más sobre estas cuestiones. Anaximandro impartía las enseñanzas de Tales,
lecturas a las cuales asistió Pitágoras, y muchas de sus ideas sobre geometría y cosmología
influyeron en su propia visión.

El paso de Pitágoras por Egipto puede ser visto como más que probable; Polícrates había
establecido una alianza y existían fuertes lazos entre la isla de Samos y Egipto en ese momento. En
525 a. C. Cambises II, rey de Persia, invadió Egipto. La alianza con Polícrates se rompió y, tras la
Batalla de Pelusium, Cambises capturó Heliópolis y Memphis. Según Jámblico, Pitágoras fue
conducido a Babilonia como prisionero de guerra por los seguidores de Cambises. Allí, se asociaría
con los «magies instruyéndose en sus ritos sagrados y los «cultos mistéricos de los dioses», así
como las ciencias matemáticas cultivadas por los babilonios. No está claro cómo obtiene su
libertad, si bien las muertes de Polícrates y de Cambises —ambas acaecidas en 522 a. C.— pueden
haber sido factores determinantes para que Pitágoras emigrara al sur de Italia y se estableciera en
la ciudad de Crotona.

No existe ninguna certeza acerca del tiempo que Pitágoras pasó en Egipto o en el Este, ni de sus
vicisitudes en Samos u otras ciudades griegas antes de su llegada a Italia. Tampoco hay evidencia
directa del tipo y la cantidad de conocimientos que pudo haber adquirido, ni de cómo llegó a sus
conclusiones filosóficas definitivas. Algunos relatos sugieren que visitó los templos y participó en
discusiones con los sacerdotes, iniciándose en los ritos y creencias que luego impondría a la
sociedad que fundó en Italia. Entre las nuevas costumbres que Pitágoras adoptó, pueden
mencionarse el secretismo, el vegetarianismo, el rehusar vestir ropas hechas de piel de animales y
su empecinamiento en la pureza.
Anaximandro, hijo de Praxíades, nació en Mileto durante el tercer año de la 42ª Olimpiada (610 a.
C.) y murió poco tiempo después, habiendo vivido principalmente en la época de Polícrates, tirano
de Samos (538-522 a. C.)

El pensamiento de Anaximandro se centra en el principio de todas las cosas (arché) es ápeiron (sin
límites, sin definición), lo cual quiere decir indefinido, lo indeterminado. Este ápeiron es inmortal e
indestructible, ingénito e imperecedero, pero que de él se engendran todas las cosas. Todo sale y
todo vuelve al ápeiron según un ciclo necesario. De él se separan las sustancias opuestas entre sí
en el mundo y, cuando prevalece la una sobre la otra, se produce una reacción que restablece el
equilibrio según la necesidad, pues se pagan mutua pena y retribución por su injusticia según la
disposición del tiempo

La respuesta dada por Anaximandro a la cuestión del arje puede considerarse un paso adelante
respecto a Tales (del que Anaximandro probablemente fue discípulo). El arje es ahora lo ápeiron
(de a: partícula privativa; y peras:, ‘límite, perímetro’), es decir, lo indeterminado, lo ilimitado, que
es precisamente, el concepto de lo que vamos buscando. Lo que es principio de determinación de
toda realidad ha de ser indeterminado, y precisamente ápeiron designa de manera abstracta esta
cualidad. Lo ápeiron es eterno, siempre activo y semoviente. Esta sustancia, que Anaximandro
concibe como algo material, es «lo divino» que da origen a todo.

De Anaximandro se conserva este texto, que es el primero de la filosofía y el primer texto en prosa
de la Historia

¿A qué se refiere esta «injusticia»? Puede tener dos sentidos. Primero, que toda existencia
individual y todo devenir es una especie de usurpación contra el arché, en cuanto que nacer,
individuarse, es separarse de la unidad primitiva (algo parecido se encuentra en las doctrinas
budistas, que ven el mal en la individualidad). Y segundo, que los seres que se separan del arché
están condenados a oponerse entre sí, a cometer injusticia unos con otros: el calor comete
injusticia en verano y el frío en invierno. El devenir está animado por la unilateralidad de cada
parte, expresada ante las otras como una oposición (Esta idea se volverá a ver más tarde en
Heráclito). Los primeros animales surgieron del agua o del limo calentado por el Sol; del agua
pasaron a la tierra. Los hombres descienden de los peces, idea que es una anticipación de la teoría
moderna de la evolución.
Anaxímenes de Mileto (en griego: Ἀναξιμένης; Mileto, c. 590 a. C.–entre 528 y 525 a. C.)12 fue un
filósofo griego, discípulo de Tales y de Anaximandro. Anaxímenes nació en Mileto,
aproximadamente en el 590 a. C. Su padre fue Eurístrato

Teofrasto nos describe a Anaxímenes como discípulo y compañero de Anaximandro siendo, al


parecer, unos veintidós años más joven que él.

Anaxímenes consideraba que el arché, el principio de todas las cosas, es el aire. De él ha salido
todo por condensación y rarefacción. Sin embargo, el aire no se entiende en su sentido más literal,
pues el alma también sería de este elemento.4 El aire domina y mantiene unido al cosmos, de la
misma manera que el alma lo hace con el cuerpo. naxímenes creía que la Tierra era plana «como
una hoja», y que se formó por la condensación del aire; los cuerpos celestes, también planos,
nacieron a partir de la Tierra, debido a una rarefacción de su pneuma o exhalación. Estos astros
son de fuego («aire rarificado») y cabalgan sobre el aire, girando alrededor de la Tierra «como gira
un gorro de fieltro en nuestra cabeza». Además, existen otros cuerpos, sólidos e invisibles, que
servirían para explicar los meteoritos y los eclipses.

Anaxímenes vuelve a concebir el aire como un elemento determinado: el aire (pneuma). Del aire
cabe decir, como se ha dicho líneas arriba del agua en el caso de Tales, que es un elemento
indispensable para la vida. La diversidad de los seres se debe a dos procesos del aire: rarefacción y
condensación. El aire mismo es lo más dilatado, una piedra es aire muy condensado.

Observó que el cielo parecía girar alrededor de la estrella polar. En asuntos meteorológicos,
consideró que los terremotos ocurren en períodos de sequía o de muchas lluvias, puesto que
cuando la tierra está seca se resquebraja y, con el exceso de humedad, se deshace. El rayo, el
trueno y el relámpago se forman por el viento que corta las nubes; la lluvia, cuando las nubes se
condensan; el granizo, cuando la lluvia se solidifica, y la nieve, cuando se le agrega una porción de
viento.

Un fragmento muy discutido de Anaxímenes dice que «así como nuestra alma, que es aire, nos
mantiene unidos, de la misma manera el pneuma o aire envuelve al cosmos». Podría indicar una
cierta correlación entre el ser humano y el mundo, ya que ambos tienen una exhalación (pneuma)
y están cubiertos por el aire protector. Esta idea sería la base de la popular homología posterior
entre el hombre y el mundo, muy usada por la primera medicina.
Heráclito de Éfeso (en griego antiguo: Ἡράκλειτος ὁ Ἐφέσιος Herákleitos ho Ephésios; Éfeso, 540
a. C.-ibidem, 480 a. C.),123 conocido también como El Oscuro de Éfeso,4 fue un filósofo griego.

La obra de Heráclito es completamente aforística. Su estilo remite a las sentencias del oráculo de
Delfos y reproduce la realidad ambigua y confusa que explica, usando el oxímoron y la antítesis
para dar idea de la misma.

Es curioso que Bywater no considera importante el fragmento que Schuster pone a la cabeza de
todos, y no lo incluye en su propia ordenación. Agustín García Calvo reconstruye la posible
estructura del libro en su edición de los fragmentos del mismo, titulada Razón común. Distingue
tres apartados: «Razón general», «Razón política» y «Razón teológica».

Heráclito afirma que el fundamento de todo está en el cambio incesante. El ente deviene y todo se
transforma en un proceso de continuo nacimiento y destrucción al que nada escapa.

Es común incluir a Heráclito entre los primeros filósofos físicos (φυσικοί, como los llamó
Aristóteles), que pensaban que el mundo procedía de un principio natural (como el agua para
Tales de Mileto, el aire para Anaxímenes y el ápeiron para Anaximandro), y este error de
clasificación se debe a que, para Heráclito, este principio es el fuego, lo cual no debe leerse en un
sentido literal, pues es una metáfora como, a su vez, lo eran para Tales y Anaxímenes. El principio
del fuego refiere al movimiento y cambio constante en el que se encuentra el mundo. Esta
permanente movilidad se fundamenta en una estructura de contrarios. La contradicción está en el
origen de todas las cosas.

Todo este fluir está regido por una ley que él denomina Λόγος (logos). Este logos no solo rige el
devenir del mundo, sino que le habla (indica, da signos, fragmento B93DK) al hombre, aunque la
mayoría de las personas «no sabe escuchar ni hablar» (fragmento B73DK). El orden real coincide
con el orden de la razón, una «armonía invisible, mejor que la visible» (B54DK), aunque Heráclito
se lamenta de que la mayoría de las personas viva relegada a su propio mundo, incapaces de ver el
real. Si bien Heráclito no desprecia el uso de los sentidos (como Platón) y los cree indispensables
para comprender la realidad, sostiene que con ellos no basta y que es igualmente necesario el uso
de la inteligencia, como afirma en el siguiente e importante fragmento
nón de Elea (en griego clásico: Ζήνων ο Ελεάτης) fue un filósofo griego nacido en Elea,
perteneciente a la escuela eleática (c. 490-430 a. C.). omo sucede con la mayoría de los filósofos
presocráticos, la vida de Zenón de Elea permanece en gran parte desconocida.

Se piensa que pasó toda su vida en Elea y se ocupó de la educación de los hombres en la virtud. En
principio fue pitagórico y Estrabón le atribuyó una actividad política. En el único contexto en el que
es citado varias veces, es un relato de su participación en un complot contra un tirano, hay tanta
divergencia de detalles que es imposible reconstruir lo sucedido.1

Las fuentes que brindan luz al respecto son el diálogo Parménides de Platón, la obra Vida de los
filósofos ilustres del historiador y filósofo antiguo Diógenes Laercio y Física de Aristóteles.

En el diálogo de Platón, se dice que Zenón tiene cerca de 40 años y que Parménides roza los 65 en
el momento en que ambos se encuentran con un Sócrates "muy joven"; dato que nos puede servir
para situar su nacimiento alrededor del año 480 o 490 a. C. Platón lo describe como "alto y bello a
la mirada", así como estimado por su maestro.

Diógenes Laercio indica que fue hijo natural de un hombre llamado Telentágoras, pero que
Parménides lo tomó en adopción. Laercio subraya así mismo su destreza a la hora de analizar los
dos lados de cada cuestión o dilema, capacidad que le hizo recibir el título de "inventor de la
dialéctica" de la mano de Aristóteles.

Como su maestro, tuvo probablemente una gran actividad política: el mismo Laercio afirma que
Zenón apoyaba el derrocamiento del tirano eleata que gobernaba, bajo peligro de muerte.

No se sabe con certeza si la obra de Zenón precedió e influyó la filosofía de Meliso y Anaxágoras o
inversamente. Es evidente influyó fuertemente sobre el atomismo de Leucipo y Demócrito. La
curiosa obra de Gorgias.

Cuando Protágoras intercede por la construcción de argumentos contradictorios sobre cualquier


materia, es evidente que obtuvo inspiración en Zenón.

El interés filosófico de Platón por Zenón quedó plasmado en sus antinomias que colman las treinta
últimas páginas del Parménides con razonamientos en torno al movimiento, el lugar y el tiempo,
los cuales estimularían luego a Aristóteles...

En nuestra época es cuando con mayor intensidad se han discutido -y discuten- las paradojas de
Zenón, quien es el presocrático que ejerce más influjo.
Anaxágoras (en griego Ἀναξαγόρας) (500 - 428 a. C.)1 fue un filósofo presocrático que introdujo la
noción de nous (νοῦς, mente o pensamiento) como elemento fundamental de su concepción
filosófica.

Nació en Clazómenas (en la actual Turquía) y se trasladó a Atenas (hacia 483 a. C.), debido a la
destrucción y reubicación de Clazómenas tras el fracaso de la revuelta jónica contra el dominio de
Persia. Fue el primer pensador extranjero en establecerse en Atenas.

Entre sus alumnos se encontraban el estadista griego Pericles, Arquelao, Protágoras de Abdera,
Tucídides, el dramaturgo griego Eurípides, y se dice que también Demócrito y Sócrates.

Anaxágoras dio también un gran impulso a la investigación de la naturaleza fundada en la


experiencia, la memoria y la técnica. A él se le atribuyen las explicaciones racionales de los eclipses
y de la respiración de los peces, como también investigaciones sobre la anatomía del cerebro.2
Conocedor de las doctrinas de Anaxímenes, Parménides, Zenón y Empédocles, Anaxágoras había
enseñado en Atenas durante unos treinta años cuando se exilió tras ser acusado de impiedad al
sugerir que el Sol era una masa de hierro candente y que la Luna era una roca que reflejaba la luz
del Sol y procedía de la Tierra. Marchó a Jonia y se estableció en Lámpsaco (una colonia de
Mileto), donde, según dicen, se dejó morir de hambre (Diógenes Laercio, II, 14). Es seguro, en todo
caso, que en tal lugar fue venerado (Aristóteles, Rhet. 1398 b 16) e incluso debió de haber un
grupo de seguidores suyos (Eusebio de Cesarea, Praeparatio Ev., 10, 14).

Anaxágoras expuso su filosofía en su obra Peri physeos (Sobre la naturaleza), pero sólo algunos
fragmentos de sus libros han perdurado.

Para explicar la pluralidad de objetos en el mundo dotados de cualidades diferentes, recurre a la


suposición de que todas las cosas estarían formadas por partículas elementales, que llama con el
nombre de "semillas" (spermata, en griego). Más tarde Aristóteles llama a estas partículas con el
nombre de homeomerías (partes semejantes).

Según Aristóteles, Anaxágoras concibe el nous como origen del universo y causa de la existencia,
pero a la vez trata de explicarse y llama a encontrar las cosas cotidianas de lo que ocurre en el
mundo. Por otro lado, hizo formar parte de su explicación de la realidad al concepto de nous,
inteligencia, la cual, siendo un «fluido» extremadamente sutil, se filtra por entre los recovecos de
la materia, a la que anima con su movimiento
Empédocles de Agrigento, en griego Ἐμπεδοκλής, (Agrigento, h.495[cita requerida]-h.444 a. C.)1
fue un filósofo y político griego.

En la Grecia antigua, con pensadores como Parménides, Heráclito y Pitágoras entre otros, la
separación gradual entre lo espiritual y lo material, entre el movimiento y la inmutabilidad del Ser,
entre lo racional y lo sensible, etc., representaban algunas de las preocupaciones de la filosofía de
aquella época. En el caso de Empédocles, su pensamiento tuvo presente algunas de estas ideas y
las incorporó en una doctrina que contempla tanto la argumentación racionalista como el espíritu
místico.

Fue un filósofo que se interesó mucho por el pensamiento de Parménides. Tomó de él muchos
atributos asignados al Ser parmenídeo y los aplicó a su propia Sphairos, la divinidad en la cual todo
estaba mezclado en armonía. Cree como Parménides que nada puede originarse de la nada y que
lo que existe no puede desaparecer, pero mientras que aquel deducía de esto que la realidad era
una e inmóvil, Empédocles postuló que eran cuatro los principios materiales de la realidad y que
se hallaban en constante movimiento, mezclándose y repulsándose por las fuerzas espirituales del
Amor y el Odio. Estos eran los elementos propuestos por Tales de Mileto, Anaxímenes, Heraclito y
Jenófanes: agua, aire, fuego y tierra respectivamente.

Hay muchas obras que se atribuyen a Empédocles, pero muchas son falsas. Entre ellas se
encuentran epigramas dirigidos a su discípulo Pausanias, versos dedicados a Pitágoras y cierto
número de tragedias. Aristóteles además le atribuye haber escrito el “Tránsito de Jerjes” que fue
quemado por ser una obra imperfecta, y un “Proemio a Apolo” que fue quemado
involuntariamente.8 También se le atribuyen tratados médicos escritos en prosa, pero ninguno de
ellos se conoce hoy en día.los únicos escritos que se tienen con seguridad de Empédocles son dos
poemas: Sobre la naturaleza de los seres y Las purificaciones. El primero trata sobre explicaciones
basadas en fundamentos científicos y racionales acerca del mundo natural tal como su autor lo
entendía, desde su fisiología hasta su movimiento. El segundo poema, se trata de un escrito
religioso, en donde se narra y se revela como imperativo el camino de un alma que luego de ser
desterrada por su propia culpa de su morada divina debe por medio de la purificación retornar al
lugar al cual pertenece. En estos escritos, de naturalezas tan diferentes como lo pueden parecer la
científica y la religiosa, Empédocles parece encarnar el genio griego de aquella época, que no veía
contradicción alguna en asumir estas dos posturas que pueden parecer contradictorias en un
primer momento.
Demócrito (en griego: Δημόκριτος; Abdera, Tracia, c. 460 a. C.-c. 370 a. C.) fue un filósofo y
matemático griego que vivió entre los siglos V-IV a. C.12 Discípulo de Leucipo, se le llama también
«el filósofo que ríe». Pensador con un amplio campo de intereses, es especialmente recordado por
su concepción atomista de la materia. Se considera a menudo a Demócrito «el padre de la física» o
«el padre de la ciencia moderna».

Tradicionalmente se le considera un filósofo presocrático, aunque es un error de cronología, ya


que fue contemporáneo de Sócrates. Desde el punto de vista filosófico se le asocia a los
presocráticos por su temática (physis), mientras que Sócrates y los filósofos que le siguieron
abordaron una temática ético-política.

Demócrito fue conocido en su época por su carácter extravagante. Se le adjudican numerosas


leyendas. Una de ellas dice que se arrancó los ojos en un jardín para que no estorbara en sus
meditaciones la contemplación del mundo externo. Se dice de él que presentía el futuro, y entre
sus obras más importantes se cita su Gran Diacosmos, por la cual obtuvo, por plebiscito popular,
un premio de quinientos talentos.

También realizó numerosos viajes, en los cuales habría aprendido de magos persas, sacerdotes
egipcios y caldeos. Se dice que viajó por Egipto, donde vivió cinco años y adquirió especialmente
conocimientos de geometría, así como que visitó Etiopía, Mesopotamia, Babilonia, Caldea y Persia
y que incluso llegó a la India en busca de conocimientos. Había adquirido dinero para viajar de la
herencia que le dejó su padre a él y a sus dos hermanos; le correspondieron cien talentos.
Posteriormente escribió precisamente el Gran Diacosmos para defenderse de las posibles
acusaciones que se hacían a aquellos que malgastaban la herencia de sus padres.

Diógenes Laercio listó una serie de escritos de Demócrito que superan las setenta obras sobre
ética, física, matemática, técnica e incluso música, por lo que Demócrito es considerado un autor
enciclopédico. No se conservaron tales escritos, y de toda esta producción solo han sobrevivido
unos trescientos fragmentos menores, la mayor parte de los cuales son reflexiones morales de las
cuales solo se conocen fragmentos, sobre todo gracias a las alusiones de Aristóteles y de
Teofrasto. Existen diversas colecciones de esos fragmentos, como las de Diels-Kranz, Luria y Leszl.

Siendo ampliamente ignorado en Atenas durante su vida, la obra de Demócrito fue ampliamente
conocida, el mismo Aristóteles la divulgó extensamente. La razón de que no adquiriera fama fue
que él mismo «no se cuidó de ser conocido; y aunque él conoció a Sócrates, Sócrates no lo conoció
a él». Asimismo asistió a escuchar a los pitagóricos. Es famosa la anécdota que Platón detestaba
tanto a Demócrito que quería que todos sus libros fuesen quemados.
Parménides de Elea (en griego Παρμενίδης ὁ Ἐλεάτης) fue un filósofo griego. Nació entre el 530 a.
C. y el 515 a. C.* 1 en la ciudad de Elea, colonia griega de Magna Grecia (sur de Italia).

Parménides escribió una sola obra: un poema filosófico en verso épico del cual nos han llegado
únicamente algunos fragmentos conservados en citas de otros autores. Los especialistas
consideran que la integridad de lo que conservamos es notablemente mayor en comparación con
lo que nos ha llegado de las obras de casi todos los restantes filósofos presocráticos, y por ello su
doctrina puede ser reconstruida con mayor precisión.

Por lo que podemos deducir a partir de los testimonios conservados, el poema de Parménides
representa una revelación divina dividida en dos partes:

1:-La vía de la verdad, donde se ocupa de «lo que es» o «ente», y expone varios argumentos que
demuestran sus atributos: es ajeno a la generación y la corrupción y por lo tanto es inengendrado
e indestructible, es lo único que verdaderamente existe —con lo que niega la existencia de la
nada— es homogéneo, inmóvil y perfecto.

2.-La vía de las opiniones de los mortales, donde trata de asuntos como la constitución y ubicación
de los astros, diversos fenómenos meteorológicos y geográficos, y el origen del hombre,
construyendo una doctrina cosmológica completa

Desde antiguo se considera que Parménides escribió solo una obra,30 titulada Sobre la
naturaleza.31 Es un poema didáctico escrito en hexámetros. La lengua en la que fue escrito es un
artificio en el que se expresó la épica, el dialecto homérico. Esta forma tiene varios usos: facilita la
mnemotecnia y recitación del poema;32 permite juegos de forma poética, tales como la
composición anular

ue costumbre entre los intérpretes del pensamiento de Parménides dejar parcialmente fuera de
consideración esta parte del poema, reduciéndola a una simple concesión al estilo del poema
épico-didáctico. La filología reciente, en cambio, le ha prestado la atención que merece.
Gottfried Wilhelm Leibniz, a veces Gottfried Wilhelm von Leibniz1 (Leipzig, 1 de julio de 1646-
Hannover, 14 de noviembre de 1716), fue un filósofo, matemático, lógico, teólogo, jurista,
bibliotecario y político alemán.

Fue uno de los grandes pensadores de los siglos xvii y xviii, y se le reconoce como el «último genio
universal». Realizó profundas e importantes contribuciones en las áreas de metafísica,
epistemología, lógica, filosofía de la religión, así como en la matemática, física, geología,
jurisprudencia e historia. Incluso Denis Diderot, el filósofo deísta francés del siglo xviii, cuyas
opiniones no podrían estar en mayor oposición a las de Leibniz, no podía evitar sentirse
sobrecogido ante sus logros, y escribió en la Encyclopédie: «Quizás nunca haya un hombre que
haya leído tanto, estudiado tanto, meditado más y escrito más que Leibniz... Lo que ha elaborado
sobre el mundo, sobre Dios, la naturaleza y el alma es de la más sublime elocuencia. Si sus ideas
hubiesen sido expresadas con el olfato de Platón, el filósofo de Leipzig no cedería en nada al
filósofo de Atenas».

De hecho, el tono de Diderot es casi de desesperanza en otra observación, que contiene


igualmente mucha verdad: «Cuando uno compara sus talentos con los de Leibniz, uno tiene la
tentación de tirar todos sus libros e ir a morir silenciosamente en la oscuridad de algún rincón
olvidado». La reverencia de Diderot contrasta con los ataques que otro importante filósofo,
Voltaire, lanzaría contra el pensamiento filosófico de Leibniz. A pesar de reconocer la vastedad de
la obra de este, Voltaire sostenía que en toda ella no había nada útil que fuera original, ni nada
original que no fuera absurdo y risible.

Ocupa un lugar igualmente importante tanto en la historia de la filosofía como en la de la


matemática. De manera independiente al trabajo de Newton (quien lo había desarrollado 10 años
antes pero no lo había publicado debido a su trauma por la crítica que una vez le hiciera Hooke)
desarrolló el cálculo infinitesimal y su notación que es la que se emplea desde entonces.34
También inventó el sistema binario, fundamento virtual de todas las arquitecturas de las
computadoras actuales.5 Fue uno de los primeros intelectuales europeos que reconocieron el
valor y la importancia del pensamiento chino y de China como potencia desde todos los puntos de
vistaRené Descartes, Baruch Spinoza y Leibniz integran la terna de los tres grandes racionalistas
del siglo xvii. Su filosofía se vincula también con la tradición escolástica y anticipa la lógica
moderna y la filosofía analítica. Leibniz hizo asimismo contribuciones a la tecnología y anticipó
nociones que aparecieron mucho más tarde en biología, medicina, geología, teoría de la
probabilidad, psicología, ingeniería y ciencias de la computación. Sus contribuciones a esta vasta
lista de temas se recoge en diarios y en decenas de miles de cartas y manuscritos inéditos. Hasta el
momento, no se ha realizado una edición completa de sus escritos, y por ello no es posible aún
hacer un recuento integral de sus logros.
Platónn. 1(en griego antiguo: Πλάτων, Plátōn; Atenas o Egina,2 c. 427-347 a. C.) fue un filósofo
griego seguidor de Sócratesn. y maestro de Aristóteles.4 En 387 fundó la Academia, institución
que continuaría su marcha a lo largo de más de novecientos añosn. y a la que Aristóteles acudiría
desde Estagira a estudiar filosofía alrededor del 367, compartiendo, de este modo, unos veinte
años de amistad y trabajo con su maestro.n. 4 Platón participó activamente en la enseñanza de la
Academia y escribió, siempre en forma de diálogo, sobre los más diversos temas, tales como
filosofía política, ética, psicología, antropología filosófica, epistemología, gnoseología, metafísica,
cosmogonía, cosmología, filosofía del lenguaje y filosofía de la educación; intentó también plasmar
en un Estado real su original teoría política, razón por la cual viajó dos veces a Siracusa, Sicilia, con
intenciones de poner en práctica allí su proyecto, pero fracasó en ambas ocasiones y logró escapar
penosamente y corriendo peligro su vida debido a las persecuciones que sufrió por parte de sus
opositoresTodas las obras de Platón, con las excepciones de las Cartas y de la Apología están
escritas —como la mayor parte de los escritos filosóficos de la época— no como poemas
pedagógicos o tratados, sino en forma de diálogos; e incluso la Apología contiene esporádicos
pasajes dialogados. En ellos sitúa Platón a una figura principal, la mayor parte de las veces
Sócrates, que desarrolla debates filosóficos con distintos interlocutores, que mediante métodos
como el comentario indirecto, los excursos o el relato mitológico, así como la conversación entre
ellos, se relevan, completan o entretejen; también se emplean monólogos de cierta extensión.

La obra de Platón puede dividirse cronológicamente en cuatro etapas:

Primeros diálogos o diálogos socráticos o de juventud. Se caracterizan por sus preocupaciones


éticas. Están plenamente influidos por Sócrates. Las más destacadas
son: Apología, Ion, Critón, Protágoras, Laques, Trasímaco, Lisis, Cármides y Eutifrón.

Época de transición. Esta fase se caracteriza también por cuestiones políticas, además, aparece un
primer esbozo de la rTeoía de la reminiscenciaa y trata sobre la filosofía del lenguaje.
Destacan: Gorgias, Menón, Eutidemo, Hipias Menor, Crátilo, Hipias Mayor y Menexeno.

Época de madurez o diálogos críticos. Platón introduce explícitamente la Teoría de las


Ideas recién en esta fase y desarrolla con más detalle la de la reminiscencia. Igualmente se trata de
distintos mitos. Destacan: El Banquete —también conocido como Simposio—
, Fedón, República y Fedro.

Diálogo de vejez o diálogos críticos. En esta fase revisa sus ideas anteriores e introduce temas
sobre la naturaleza y la medicina.
Destacan: Teeteto, Parménides, Sofista, Político, Filebo, Timeo, Critias, Leyes y Epínomis.
Aristóteles (en griego antiguo: Ἀριστοτέλης, Aristotélēs; Estagira, 384 a. C.-Calcis, 322 a. C.)123 fue
un filósofo, polímata y científico nacido en la ciudad de Estagira, al norte de Antigua Grecia. Es
considerado junto a Platón, el padre de la filosofía occidental. Sus ideas han ejercido una enorme
influencia sobre la historia intelectual de Occidente por más de dos milenios.124

Aristóteles escribió cerca de 200 tratados (de los cuales solo se han conservado 31) sobre una
enorme variedad de temas, entre ellos: lógica, metafísica, filosofía de la ciencia, ética, filosofía
política, estética, retórica, física, astronomía y biología.1 Aristóteles transformó muchas, si no
todas, las áreas del conocimiento que abordó. Es reconocido como el padre fundador de la lógica y
de la biología, pues si bien existen reflexiones y escritos previos sobre ambas materias, es en el
trabajo de Aristóteles, donde se encuentran las primeras investigaciones sistemáticas al respecto

Entre muchas otras contribuciones, Aristóteles formuló la teoría de la generación espontánea, el


principio de no contradicción, las nociones de categoría, sustancia, acto, potencia y primer motor
inmóvil. Algunas de sus ideas, que fueron novedosas para la filosofía de su tiempo, hoy forman
parte del sentido común de muchas personas.

Aristóteles fue discípulo de Platón y de otros pensadores, como Eudoxo de Cnido, durante los
veinte años que estuvo en la Academia de Atenas.7 Fue maestro de Alejandro Magno en el Reino
de Macedonia durante casi 5 años.7 En la última etapa de su vida fundó el Liceo en Atenas, donde
enseñó hasta un año antes de su muerte

ara completar la educación de Aristóteles, Proxeno lo envió a Atenas para inscribirle a la


Academia, habiéndose extendido ya su fama y la de Platón por el mundo griego.13

Aristóteles conoció a Platón cuando tenía 17 años de edad,16 y permaneció en la Academia desde
el 367 o 366 a. C. hasta el 347 o 346 a. C., justo con el momento en el que coincide el segundo
viaje que realiza Platón a Sicilia.17

Debido a que Aristóteles acudió a la Academia durante su periodo de máximo esplendor, pudo
desarrollarse de forma adecuada.13 Eudoxo ejerció la primera influencia decisiva sobre
Aristóteles, ya que puedo ejercer su influencia en la exigencia «salvar los fenómenos»,18 lo que es
lo mismo, «hallar un principio que explicase los hechos conservando intacto su modo genuino de
presentarse».Debido a que las ideas filosóficas de Eudoxo diferían con la filosofía platónica y
concluían en aporías, Aristóteles hizo caso omiso de las mismas, pero sí se relacionó con
Espeusipo, Filipo de Opunte, Erasto y Corisco.13 Tanto Espeusipo como Filipo de Opunte fueron
escolarcas de la Academia, Heraclides Póntico la rigió cuando Platón realizó su tercer viaje a Sicilia,
Filipo publicó la obra Leyes, y Erasto y Corisco asociaron sus nombres con Aristóteles
Agustín de Hipona, conocido también como san Agustín (en latín, Aurelius Augustinus
Hipponensis; Tagaste, 13 de noviembre de 354-Hipona, 28 de agosto de 430),1 es un santo, padre
y doctor de la Iglesia católica.

El «Doctor de la Gracia» fue el máximo pensador del cristianismo del primer milenio y según
Antonio Livi uno de los más grandes genios de la humanidad.2 Autor prolífico,3 dedicó gran parte
de su vida a escribir sobre filosofía y teología, siendo Confesiones y La ciudad de Dios sus obras
más destacadas.

San Agustín nació el 13 de noviembre de 354 en Tagaste, una antigua ciudad en el norte de África
sobre la que se asienta la actual localidad argelina de Souk Ahras, situada entonces en Numidia,
una de las provincias del Imperio romano.

Su padre, llamado Patricio, era un pequeño propietario pagano y su madre, la futura santa
Mónica, es puesta por la Iglesia como ejemplo de mujer cristiana, de piedad y bondad probadas,
madre abnegada y preocupada siempre por el bienestar de su familia, aun bajo las circunstancias
más adversas.

San Agustín y santa Mónica (1846), por Ary Scheffer.

Mónica le enseñó a su hijo los principios básicos de la religión cristiana y al ver cómo el joven
Agustín se separaba del camino del cristianismo se entregó a la oración constante en medio de un
gran sufrimiento. Años más tarde Agustín se llamará a sí mismo «el hijo de las lágrimas de su
madre».5 En Tagaste, Agustín comenzó sus estudios básicos, y posteriormente su padre lo envió a
Madaura a realizar estudios de gramática.6

Agustín destacó en el estudio de las letras. Mostró un gran interés hacia la literatura,
especialmente la griega clásica y poseía gran elocuencia.7 Sus primeros triunfos tuvieron como
escenario Madaura y Cartago, donde se especializó en gramática y retórica.6 Durante sus años de
estudiante en Cartago desarrolló una irresistible atracción hacia el teatro. Al mismo tiempo,
gustaba en gran medida de recibir halagos y la fama, que encontró fácilmente en aquellos
primeros años de su juventud. Durante su estancia en Cartago mostró su genio retórico y
sobresalió en concursos poéticos y certámenes públicos. Aunque se dejaba llevar por sus pasiones,
y seguía abiertamente los impulsos de su espíritu sensual, no abandonó sus estudios,
especialmente los de filosofía. Años después, el mismo Agustín hizo una fuerte crítica sobre esta
etapa de su juventud en su libro Confesiones.
Tomás de Aquino (en italiano, Tommaso d'Aquino; Roccasecca,1 Italia, 1224/1225-Abadía de
Fossanova, 7 de marzo de 1274), teólogo y filósofo católico perteneciente a la Orden de
Predicadores, es considerado el principal representante de la enseñanza escolástica2 y una de las
mayores figuras de la teología sistemática3. En materia de metafísica, su obra representa una de
las fuentes más citadas del siglo XIII además de ser punto de referencia de las escuelas del
pensamiento tomista y neotomista. La Iglesia católica lo nombra Doctor Angélico, Doctor Común y
Doctor de la Humanidad y considera su obra fundamental para los estudios de filosofía y teología.

Sus obras más conocidas son la Summa theologiae, compendio de la doctrina católica en la cual
trata 495 cuestiones divididas en artículos, y la Summa contra gentiles, compendio de apología
filosófica de la fe católica, que consta de 410 capítulos agrupados en cuatro libros, redactado a
petición de Raimundo de Peñafort.

Así mismo, fue muy popular por su aceptación y comentarios sobre las obras de Aristóteles,
señalando, por primera vez en la historia, que eran compatibles con la fe católica. A Tomás se le
debe un rescate y reinterpretación de la metafísica y una obra de teología monumental,3456 así
como una teoría del Derecho que sería muy consultada posteriormente.7 Canonizado en 1323, fue
declarado Doctor de la Iglesia en 1567 y santo patrón de las universidades y centros de estudio
católicos en 1880. Su festividad se celebra el 28 de enero

La obra escrita de Tomás de Aquino es inmensa: teniendo en cuenta que murió con cuarenta y
nueve años y considerando que al mismo tiempo llegaría a recorrer unos 10 000 kilómetros en
viajes a pie, se comprende que su obra sea calificada por algunos como una hazaña inigualable.
Josef Pieper comentaba:

Sus obras más extensas, y generalmente consideradas más importantes y sistemáticas, son sus
tres síntesis teológicas o Summas: Summa Theologiae, Summa contra Gentiles y su Scriptum super
Sententias. Aunque el interés y la temática principal siempre es teológico, su obra abarca
igualmente comentarios de obras filosóficas, polémicas o litúrgicas.
Max Scheler (Múnich, 22 de agosto de 1874-Fráncfort del Meno, 19 de mayo de 1928) fue un
filósofo alemán, de gran importancia en el desarrollo de la fenomenología, la ética y la
antropología filosófica, además de ser un clásico dentro de la filosofía de la religión. Fue uno de los
primeros en señalar el peligro que implicaba para Alemania el advenimiento del nazismo. Hijo de
padre luterano y de madre judía, se convirtió inicialmente al catolicismo, del que se apartó al final
de su vida.

Fue profesor en las universidades de Jena, Múnich y Colonia. Discípulo de Rudolf Eucken,
simpatiza con las teorías vitalistas de Henri Bergson y después con Husserl, se convierte junto a
Heidegger, es uno de los primeros fenomenólogos que no respetan a cabalidad el método del
maestro Husserl. En 1912 se casó en segundas nupcias con Märit Furtwängler (1891-1971), hija de
Adolf Furtwängler y hermana de Wilhelm Furtwängler, con quien tuvo a su hijo Max Scheler (1928-
2003), conocido fotógrafo

Scheler utilizó la fenomenología para estudiar los fenómenos emocionales y sus respectivas
intencionalidades (los valores) y a partir de ellos elaboró una muy sólida y original fundamentación
personalista de la ética: la realización de los valores se concretiza en modelos humanos que invitan
a su seguimiento. Dichos modelos serían el héroe para los valores vitales, el genio para los valores
espirituales y el santo para los valores religiosos.

Scheler distingue tres clases de saberes: el inductivo, el de la estructura esencial o fenomenológico


y el metafísico.

El saber inductivo es el de las ciencias positivas. Se basa en la dominación del mundo circundante.
Su objeto es la realidad y tiene como finalidad utilizarla por medio de la técnica. Es el saber de
dominio. Ejemplo de ello es la ciencia que se ha desarrollado en Occidente desde la filosofía
griega.

El saber de la estructura esencial es el saber que nos permite captar de un modo inmediato el qué
de las cosas.

Está de acuerdo con Immanuel Kant en que existe el conocimiento de lo a priori, y que este
carácter lo tienen las proposiciones ideales que se dan con independencia del sujeto que las que
no piensa
͡
Friedrich Wilhelm Nietzsche (AFI: [ˌfʁiːdʁɪç ˌvɪlɦɛlm ˈniːtʃə]; Röcken, 15 de octubre de 1844-
Weimar, 25 de agosto de 1900) fue un filósofo, poeta, músico y filólogo alemán del siglo XIX,
considerado uno de los filósofos más importantes de la filosofía occidental, cuya obra ha ejercido
una profunda influencia tanto en la historia como en la cultura occidental.1

Nietzsche escribió sobre temas tan diversos como el arte, la filología, la historia, la religión, la
ciencia o la tragedia. Hizo una crítica de la cultura, la religión y la filosofía occidental mediante la
genealogía de los conceptos que las integran, basada en el análisis de las actitudes morales
(positivas y negativas) hacia la vida.2 Este trabajo afectó profundamente a generaciones
posteriores de teólogos, antropólogos, filósofos, sociólogos, psicólogos, politólogos, historiadores,
poetas, novelistas y dramaturgos.

Meditó sobre las consecuencias del triunfo del secularismo de la Ilustración, expresada en su
observación «Dios ha muerto», de una manera que determinó la agenda de muchos de los
intelectuales más célebres después de su muerte.

Si bien hay quienes sostienen que la característica definitoria de Nietzsche no es tanto la temática
que trataba sino el estilo y la sutileza con que lo hacía, fue un autor que introdujo, como ningún
otro, una cosmovisión que ha reorganizado el pensamiento del siglo XX, en autores tales como
Martin Heidegger, Michel Foucault, Jacques Derrida, Gilles Deleuze, Georges Bataille, Gianni
Vattimo o Michel Onfray, entre otros.

Nietzsche recibió amplio reconocimiento durante la segunda mitad del siglo XX como una figura
significativa en la filosofía contemporánea. Su influencia fue particularmente notoria en los
filósofos existencialistas, críticos, fenomenológicos, postestructuralistas y posmodernos, y en la
sociología de Max Weber. Es considerado uno de los tres «maestros de la sospecha» (según la
conocida expresión de Paul Ricoeur), junto a Karl Marx y Sigmund Freud.

Conducido por su enfermedad a encontrar climas más templados, Nietzsche viajó frecuentemente
y vivió hasta 1889 como un autor independiente en diferentes ciudades. Estuvo muchos veranos
en Sils Maria, cerca de St. Moritz, en la Engandina (extremo este de Suiza), y muchos otoños en las
ciudades italianas de Génova, Rapallo y Turín, y la ciudad francesa de Niza. Ocasionalmente volvía
a Naumburgo a visitar a su familia, y especialmente durante este período, él y su hermana
tuvieron repetidos episodios de conflicto y reconciliación. Vivía de su pensión de profesor retirado
de la Universidad de Basilea, pero también recibía ayuda de amigos.

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