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con la expulsión del gobierno provisional que había reemplazado el sistema zarista, lo que
llevó finalmente al establecimiento de la Unión Soviética, que duró hasta su caída en 1991.
• 10 Enlaces externos
En cualquier caso, las dos revoluciones de 1917 se dividieron en dos grandes partes: la
caída del régimen zarista (Revolución de Febrero) y la creación del primer estado socialista
del mundo (Revolución de Octubre). Las causas de estas dos revoluciones abarcan las
situaciones políticas, sociales y económicas de Rusia en la época. Políticamente, el pueblo
ruso odiaba la dictadura del zar Nicolás II. Las bajas que los rusos sufrieron durante la I
Guerra Mundial debilitaron aún más la imagen de Nicolás. Socialmente, el régimen
despótico del zar había estado oprimiendo al campesinado durante siglos. Esto provocó
tensiones dentro de la clase baja rural que desembocó en altercados. Económicamente, la
inflación y el hambre por toda Rusia contribuyeron asimismo a la revolución.
Las causas sociales de la Revolución tienen su origen en siglos de opresión del régimen
zarista sobre las clases bajas, además de los desmanes de Nicolás en la I Guerra Mundial.
Aproximadamente un 85% del pueblo ruso formaba parte del campesinado, oprimido por
las clases superiores y el propio régimen. El vasallaje, asociado comúnmente con la Edad
Media, describe con precisión la situación social de la Rusia de Nicolás: Una pequeña clase
de nobles terratenientes controlaban una vasta cantidad de siervos. En 1861, el zar
Alejandro II de Rusia emancipó a estos campesinos no por razones morales sino porque
impedía el avance social de Rusia. Sin embargo, esta nueva libertad fue de carácter
limitado, dado que no tenían ninguna tierra que cultivar. Como resultado, el gobierno
elaboró nuevas leyes que les otorgaban pequeñas parcelas que trabajar. Sin embargo, la
cantidad de tierra que se les cedió fue insuficiente, con lo que se desencadenaron enormes
sublevaciones. La I Guerra Mundial sólo aumentó el caos. La ingente demanda de
producción industrial de artículos de guerra y obreros causó muchas más insurrecciones y
huelgas. Además, como se necesitaban a muchos trabajadores en las fábricas, los
campesinos emigraron a las ciudades, que pronto se vieron superpobladas, viviendo bajo
condiciones que rápidamente empeoraron. Para colmo, mientras que la cantidad de
alimentos requerida por el ejército era cada vez mayor, el abastecimiento tras el frente se
empobrecía más y más. En 1917, el hambre amenazaba a la mayoría de las grandes
ciudades. La suma de todos los factores anteriores contribuyó a un creciente descontento
entre los ciudadanos rusos, que posteriormente desembocaría en la Revolución.
Sobre octubre de 1916, Rusia había perdido entre 1,6 y 1,8 millones de soldados, a los que
había que añadir dos millones de prisioneros de guerra y un millón de desaparecidos. Poco
ayudaron estas cifras a la moral del ejército. Empezó a haber motines, y en 1916 empezaron
a circular rumores de confraternización con el enemigo. Los soldados estaban hambrientos
y faltos de calzado, munición e incluso de armas. Se culpó a Nicolás de estas calamidades,
y el pequeño apoyo que todavía le quedaba empezó a tambalearse. A medida que este
descontento general y odio hacia Nicolás II crecían, la Duma (cámara baja del parlamento
ruso representada por terratenientes, ciudadanos, trabajadores de la industria y campesinos)
emitió una advertencia al zar en noviembre de 1916 declarando que se avecinaba el desastre
sobre la nación si no se ponían en marcha reformas constitucionales. Como era de esperar,
Nicolás hizo caso omiso. El resultado no se demoró, y varios meses después el régimen
colapsó durante la Revolución de febrero de 1917. Un año después, el zar y su familia
fueron ejecutados.
La Revolución de Octubre fue liderada por figuras tales como León Trotsky o Vladimir
Lenin, y basada en las ideas de Karl Marx. Marcó el inicio de la expansión del comunismo
en el siglo XX. Ésta fue mucho menos espontánea que la revolución de Febrero y fue
resultado de planes deliberados y actividades coordinadas desde principio a fin. La
asistencia logística y financiera de la inteligencia alemana vía su agente clave, Alexander
Parvus, fue una pieza fundamental.
La Guerra civil rusa, que estalló en 1918 tras un breve periodo después de la Revolución de
octubre, trajo muerte y sufrimiento a millones de personas de ambos bandos sin importar su
postura política. Los contendientes eran denominados, por un lado, los «rojos», comunistas
y revolucionarios, y, por el otro, los «blancos», fuerzas contrarrevolucionarias organizadas
por altos mandos del antiguo Ejército Ruso, tales como los generales Kornilov y Alexeiev,
en torno a los llamados Ejércitos de Voluntarios, que agruparon principalmente a
monárquicos zaristas, reaccionarios y conservadores, protofascistas, liberales y capitalistas,
nacionalistas, y socialistas moderados o reformistas, tales como los social-revolucionarios
de derecha y los mencheviques, que se oponían a la revolución bolchevique. Además de
aquellas viejas capas de la población que veían perder sus privilegios o posición social, o se
veían beneficiados por el anterior sistema, los blancos recibían el apoyo de potencias
extranjeras tales como el Reino Unido, Estados Unidos, Canadá, Francia, Japón, Polonia y
Turquía, que intervinieron activamente en la contienda mediante el envío de material,
recursos, aparato logístico o numerosos contingentes de tropas.
Algunas fuentes declaran que fue Stalin el primero en rechazar la idea, afirmando que el
socialismo era posible en un solo país.
En cambio otras fuentes (principalmente trotskistas) afirman que esto fue simplemente una
excusa de Stalin y sus seguidores para revocar los avances democráticos obtenidos durante
la revolución y consolidar su dictadura burocrática.
La confusión sobre la postura de Stalin en la materia deriva del hecho de que, después de la
muerte de Lenin en 1924, manejó con éxito el argumento de éste (el triunfo del socialismo
necesita del esfuerzo de los trabajadores en todo el mundo) para derrotar a sus
competidores en la sucesión acusándoles de traicionar a Lenin y, por extensión, los ideales
de la Revolución de Octubre. También mandó ejecutar a muchos de ellos durante la Gran
Purga.
• Enero
• Febrero
Revolución de febrero.
26 — 50 muertos en la Plaza Znamenskaya.
27 — Las tropas se niegan a disparar sobre los manifestantes; deserciones. Saqueo y
ataques por parte de la muchedumbre furiosa contra juzgados, comisarías de policía
y prisiones.
Los edificios de la Okhranka (policía secreta zarista) son incendiados. Las
guarniciones del ejército se unen a los revolucionarios.
Se crea el Soviet de Petrogrado.
• Marzo
• Abril
• Junio
• Julio
• Agosto
• Septiembre
• Octubre
Otra posición es la de la izquierda occidental, con Karl Kautsky como representante. Para él
la Revolución rusa no es una auténtica revolución socialista al no haber intervenido en ella
una base mayoritaria (bolchevique) que asegurase la democracia.
Una disidencia importante dentro de la URSS fue la de León Trotski. El cisma trotskista
sostiene que la revolución de 1917 fue legítima por tener un objetivo universal y
permanente contra el capitalismo, pero la revolución fue secuestrada por Stalin apoyándose
en una burocracia nueva creada desde el Partido Comunista. Su tesis de socialismo en un
solo país fue un error decisivo que paralizó la revolución y la condenó a convertirse en una
dictadura de partido, sin pretensiones de extender la revolución a todo el mundo, sino de
controlar la sociedad y la economía de un país.
Otro punto de vista es el del liberalismo occidental. Estos ven un paralelismo entre el
régimen nazi y el comunista. A ambos los cataloga como totalitarismos opuestos a las
libertades del individuo.
También existe la teoría de la convergencia, según la cual todos los regímenes evolucionan
de manera semejante, independientemente de sus intenciones, en virtud del crecimiento
económico y la industrialización del país. Esta es una teoría finalista, con algo de marxismo
en sus análisis, que defiende desde EE. UU. John Kenneth Galbraith, y desde la URSS
Andréi Sajarov.
Para los liberales del mundo entero, la Revolución rusa está dentro de un proceso histórico
que desemboca en el modelo liberal y la democracia parlamentaria; que a la postre es el
régimen más perfecto que se conoce. La revolución no sería más que un periodo de
transición antes de llegar al final. Es también una teoría finalista de la historia, pero en la
que el impulso de la misma es político y no económico.
También está el modelo conservador. Esta es una teoría cíclica en el que la historia se
debate entre momentos revolucionarios y momentos conservadores en un movimiento
pendular que va de un extremo a otro.
Por último, tenemos la interpretación marxista, que era la oficial en la URSS. Según esta
interpretación la revolución fue el producto de la lucha de clases y creó un Estado donde la
dictadura del proletariado defiende los intereses del pueblo. Fue la primera revolución
proletaria de la historia, y no tiene relación con el ciclo de revoluciones burguesas que se
inicia con la Revolución francesa