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EL PROBLEMA
1.1 Planteamiento Del Problema
El cambio climático es una de las mayores amenazas para la humanidad. Millones de
personas ya han perdido sus hogares, sus tierras de cultivo y en muchos casos incluso sus
propias vidas debido a fenómenos climáticos extremos como huracanes y sequias que están
innegablemente vinculados al cambio climático. Las principales víctimas del cambio
climático sin duda son los Pueblos Indígenas y las comunidades locales empobrecidas. El
cambio climático constituye además la mayor amenaza para los bosques y otros ecosistemas.
Algunos estudios, por ejemplo, pronostican que el 25% de los bosques amazónicos y hasta
un 40% de los bosques boreales se perderán, si las negociaciones sobre el clima no logran
alcanzar un acuerdo efectivo para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero de los
países industrializados.
La inclusión de los así llamados sumideros de carbono como una alternativa para la
reducción de las emisiones debilita las posibilidades de llegar a un acuerdo efectivo.
Establecer plantaciones forestales es mucho más barato que instrumentar los imprescindibles
cambios en los patrones de consumo y tecnológicos en el área de la energía para reducir las
emisiones de CO2 en países como los Estados Unidos. Esta es la razón por la cual los Estados
Unidos y numerosos países del norte quieren utilizar los sumideros de carbono para cumplir
con los compromisos—ya de por si demasiado modestos—asumidos en el marco del
Protocolo de Kioto, respecto de la reducción del 5% de sus emisiones de gases de efecto
invernadero. Sin embargo las reducciones de emisiones son permanentes, los sumideros son,
por definición, temporarios. Al aceptar los sumideros en este momento se está aceptando un
desastre todavía mayor en el futuro.
Una definición provisoria de “bosques” que incluye cualquier tipo de plantación
forestal de árboles.
En efecto, la actual definición permite que un único gran árbol de mango sea
suficiente para construir un bosque. Peor aún, el proyecto de definición incluye dentro de la
definición a las “áreas temporalmente desprovistas de árboles”, lo cual es el eufemismo del
año, ya que se refiere a tierras que han sido completamente deforestadas como resultado de
la talarrasa u otras prácticas forestales destructivas.
Es importante por otra parte, tener en cuenta que existe un riesgo creciente que el
Mecanismo de Desarrollo Limpio, que se supone financia “proyectos de desarrollo
sustentable” (un concepto no definido) en los países en vías de desarrollo, solamente incluya
proyectos de reforestación y forestación. Como estos países no tienen una obligación
cuantificada de detener la deforestación, podrían prácticamente permitir la deforestación de
todo el país y recibir financiación de acuerdo con el Protocolo de Kioto para proyectos de
“reforestación” que en realidad consiste exclusivamente en establecer plantaciones de
monocultivos forestales a gran escala.
Hasta el año 2001 Venezuela cuenta con tres reservas forestales para producir dos
lotes boscosos y dos áreas boscosas bajo protección donde se ejecutan 24 planes de formación
y ordenación y manejo forestal sobre una superficie aproximada de 1.5 millones de hectáreas.
En Venezuela la producción del sector forestal apenas representa 0.3% del PIB
nacional y 6.0% del PIB agrícola, tomando en consideración solo la explotación industrial
para la fabricación de muebles y sin incluir el uso de subsistencia, como suministro de leña
y carbón para la población.
Esta realidad contrasta con el inmenso potencial con que cuenta el país para el
desarrollo de este sector, estimado en 550.000 km2 de bosques. En Venezuela, las zonas con
mayor potencial forestal se encuentran amparadas bajo la figura del régimen de
administración especial como <áreas con fines productivos>, por ser fuente importante de
madera y agua, así como una reserva significativa de flora y fauna. Entre ellas están:
Las reservas forestales: son grandes extensiones boscosas cuya principal fuente de
recursos en la madera. El aprovechamiento de estas zonas puede realizarse a través de
diversas actividades como las plantaciones, la investigación y la caza deportiva (con periodo
de veda). Entre las reservas forestales de Venezuela están: Caparo (Barinas), Caura (Bolívar),
Guarapicha (Monagas), Imataca (Bolívar y Delta Amacuro), La Paragua (Bolívar), Rio
Tocuyo (Lara), San Camilo (Apure), Sipapo (Amazonas), Ticoporo (Barinas) y Turén
(Portuguesa).
Los lotes boscosos y áreas boscosas: Son zonas con una gran reserva de productos
forestales que, más allá de su aprovechamiento, requieren medidas especiales para su uso
sustentable y su conservación. Entre los lotes boscosas venezolanos están Capure (Delta
Amacuro), El Dorado-Tumeremo, Fundo Paisolandia y la Altiplanicie de Nuria (Bolívar); en
las áreas boscosas destacan El Baúl-Corralito (Cojedes), Las Lajas (Táchira), Nigua-Aroa
(Yaracuy), Rio Aricuaisa, Rio Tarra y Rio Tucuco (Zulia).