Concepto El contrato de obra, es aquel mediante el cual una parte se compromete a ejecutar determinado trabajo, por si solo o bajo su dirección, mediante un precio que la otra se obliga a satisfacerle. De acuerdo a esta definición legal, se puede entender que el contrato de obras es aquel mediante el cual una persona se obliga a ejecutar un determinado trabajo de orden cualquiera, con vistas a un resultado final y en razón de una contraprestación o precio, que la otra se obliga a satisfacerle. La doctrina es unánime en afirmar que lo característico del contrato de obras reside en la ejecución de actos materiales por oposición a los jurídicos, ya que la persona encargada de realizar el trabajo o servicio encomendado comúnmente denominado empresario o contratista, realiza una actividad material, tal como la producción de bienes o cosas, la prestación de servicios o la ejecución de un trabajo intelectual determinado. Por lo tanto, el sello característico del contrato de obras, reside en que el objetivo final está dirigido a una ejecución material del más diverso género o categoría. En este orden de ideas, ese trabajo o actividad puede estar dirigido a la producción de bienes o cosas, como sería el caso de la persona que mediante un encargo se obliga a construir una casa o a ejecutar un mueble determinado; puede consistir también, en la prestación de servicios personales, como sería el caso del médico que atiende al paciente o el abogado que realiza una consulta. Es aquel contrato por el que una de las partes se obliga respecto de la otra a obtener un determinado resultado con su propia actividad, organización y medios, asumiendo su propio riesgo, y la otra a pagar por ello un precio cierto. Definición Es el contrato que consiste en la obligación que contrae el contratista de hacer una obra determinada, y el comitente, de pagarle la correspondiente retribución. Elementos Del Contrato de Obras Cuando el contratista pone los materiales, caso en el cual el contrato se rige por las reglas de la compra-venta, porque se trata de la venta de una cosa futura que ha de ser hecha, construida o elaborada. La propiedad del bien se transmite al comitente cuando la obra ha sido concluida conforme a las especificaciones del contrato y luego entregada; y Cuando solo suministra la mano de obra, poniendo los materiales el dueño. Es obligación fundamental del contratista ejecutar la obra y entregarla dentro del plazo o plazos convenidos. Las partes en el contrato de obra se denominan: Una comitente o dueño de la obra y otra contratista, operario, obrero y artesano. En realidad los términos más aceptados son comitente y contratista. A su vez el precio se denomina compensación, honorario o retribución. • Los Elementos Personales del Contrato de Obra son el “constructor” y el “promotor”. • Los Elementos Reales del Contrato de Obra son la “obra” y el precio. • Elementos Formales: En nuestro ordenamiento jurídico rige el principio de libertad de forma, y aunque lo normal es formalizarlo en un documento escrito (contrato de obra), es posible el acuerdo verbal, salvo si se trata de un contrato administrativo de obra regulado en la Ley de Contratación del Sector Publico. Diferencias del Contrato de Trabajo El Código de Trabajo en su artículo 1º define el contrato de trabajo como aquel por el cual una persona se obliga, mediante una retribución, a prestar un servicio personal a otra, bajo la dependencia y dirección inmediata o delegada de ésta. Conforme a esta definición y la jurisprudencia local, se infieren como elementos constitutivos del mismo: (i) la prestación de un servicio personal; (ii) la relación de dependencia o subordinación; y, (iii) el salario o retribución (Sentencia No. 280 de la Tercera Sala de la Suprema Corte de Justicia de fecha 4 de junio de 2014). Por su parte, el artículo 15 del Código de Trabajo presume la existencia del contrato de trabajo en toda relación de trabajo personal y desplaza la carga de la prueba hacia el alegado empleador, quien debe probar que la relación de trabajo se desprende de otro tipo de relación contractual. El Código Civil dispone en su artículo 1710 que la locación de obra es un contrato por el cual una de las partes se obliga a hacer una cosa por la otra, mediante un precio convenido entre ellas. De acuerdo al criterio jurisprudencial, el contrato de obra o empresa, denominado también arrendamiento de servicios, conlleva la obligación de una de las partes de hacer una cosa por la otra, mediante un precio convenido entre ellas (Sentencia No. 280 antes indicada).
Así mismo ha juzgado que la diferencia básica entre el contrato de trabajo y el de
obra o empresa es el lazo de subordinación, puesto que en el primero, las órdenes del empleador recaen directamente sobre la ejecución del trabajo, reservándose éste la dirección de los métodos y los medios; mientras que en el otro, las instrucciones del beneficiario se limitan a una orientación general, conservando el contratista su independencia en cuanto a los medios y en la forma de ejecución (Sentencia No. 280 antes citada). Por otro lado, en aplicación del Principio IX del Código de Trabajo, se ha sentado el criterio jurisprudencial de que cuando haya controversia respecto a la naturaleza jurídica de un contrato, los jueces de fondo deben indagar y precisar las circunstancias en que el mismo se ejecuta, pues su modo de ejecución les permitirá determinar su verdadera naturaleza (Sentencia No. 368 de la Tercera Sala de la Suprema Corte de Justicia, de fecha 16 de julio de 2014). Por tanto, cuando se deba determinar de qué contrato se trata, el punto clave es el vínculo de subordinación, conforme el criterio jurisprudencial de que ése es el elemento que tipifica al contrato de trabajo y que permite diferenciarlo de convenciones parecidas; que el contrato de servicios de un trabajador independiente es muy parecido a la prestación de servicios personales realizada bajo la dirección y dependencia de otra persona, razón por la cual los jueces del fondo, deben establecer con precisión y claridad meridiana las circunstancias de hecho en que se basan para establecer la existencia de la relación de dependencia (Sentencia No. 368 antes citada). Formas de Realizar Los Contratos de Trabajo En principio, los contratos de trabajo pueden celebrarse tanto por escrito como de forma oral, entendiéndose que habrá contrato de trabajo cuando exista un acuerdo entre trabajador y empresario por el que se presten unos servicios bajo la dirección y organización de éste a cambio de una retribución económica. Sin embargo, los contratos de trabajo que se detallan a continuación deberán constar siempre por escrito y en el modelo oficial: Los contratos en prácticas. Los contratos para la formación y aprendizaje. Los contratos a tiempo parcial, fijo-discontinuo, de relevo y los contratos de trabajo a domicilio. Los contratos para la realización de una obra o servicio determinado y los contratos de inserción. Si no se celebran por escrito, se entenderán celebrados por tiempo indefinido y a jornada completa, salvo que se acredite que fueron celebrados con carácter temporal o a tiempo parcial (por horas o media jornada) En el contrato de trabajo celebrado por escrito, deberán constar los siguientes apartados: Los datos de la Empresa y del trabajador. La fecha en la que se iniciará la relación laboral y su duración. El tipo de contrato que se celebra. El objeto del mismo, esto es, las funciones (categoría profesional) que va a desempeñar el trabajador en la Empresa. Las condiciones en las que se va a prestar el servicio tales como el lugar (centro de trabajo), los días de la semana, el horario. El periodo de prueba. La duración de las vacaciones. La remuneración. El convenio colectivo aplicable. El contrato debe ser firmado por ambas partes y presentado en la Oficina del INEM correspondiente. En cualquier caso, un abogado podrá ofrecer asesoramiento sobre todas estas cuestiones y las que se detallan a continuación a la vista de las particularidades que presente cada supuesto concreto. Perdida de la Cosa La pérdida de la cosa debida y la imposibilidad de la prestación son causas de extinción de las obligaciones. Encuentran su amparo jurídico en el Art. 1156 ,Código Civil, en el que se establece como causa de extinción de las obligaciones la pérdida de la cosa debida, y en los Art. 1182-1184 ,Código Civil. El Art. 1122 ,Código Civil, apartado 2ª , establece que "si la cosa se perdió por culpa del deudor, éste queda obligado al resarcimiento de daños y perjuicios. Entiéndase que la cosa se pierde cuando perece, queda fuera del comercio o desaparece de modo que se ignora su existencia, o no se puede recobrar". Éste artículo engloba en la pérdida de la cosa debida tanto la pérdida entendida en el sentido de que la cosa ya no está en la posesión del deudor y no la puede recobrar bien sea por hurto u otra circunstancia que le impida recuperarla; el perecimiento o destrucción, y, tercera opción, que esté fuera del comercio y, por tanto, existe una imposibilidad de entregarla legal o jurídica que impide también recuperarla. Responsabilidad del Contratista El contratista se obliga en el contrato a la correcta ejecución de la prestación que constituye su objeto, de tal modo que su mal cumplimiento comporta una consecuencia derivada de su responsabilidad. La responsabilidad del contratista, en el contrato de obras, no se agota en la entrega de la obra a la Administración, sino que una vez recibida ésta y hasta quince años después, el contratista responde por los vicios ocultos que la arruinen y sean debidos al incumplimiento del contrato por él. Los contratos de obras, como todos los contratos, pueden extinguirse por su cumplimiento o por resolución, y en este último caso a su vez, por diversos motivos, así por ejemplo la demora en la comprobación del replanteo, la declaración de concurso del contratista, la imposibilidad de ejecutar la prestación en los términos inicialmente pactados o la posibilidad cierta de producción de un daño grave al interés público de continuar ejecutándose la prestación en esos términos, cuando no sea posible modificar el contrato conforme a lo dispuesto en el texto refundido de la Ley de Contratos del Sector Público, aprobado por Real Decreto Legislativo 3/2011, de 14 de noviembre. Principio Generales En efecto, durante el procedimiento administrativo de selección de contratista, etapa inmediatamente anterior a la celebración de un contrato estatal, el futuro contratista debe actuar con arreglo al principio bajo análisis, ofreciendo únicamente aquello que efectivamente puede y espera cumplir. De ahí que en esta etapa de la contratación exista identificación entre el Principio de Buena Fe y el Principio de Conducta Procedimental, consagrado en el art. IV del Título Preliminar de la Ley del Procedimiento Administrativo General.
Conforme a este principio, la propia Administración, al elaborar el respectivo pliego
de condiciones (Bases), debe actuar también de buena fe, definiendo con claridad y transparencia las prestaciones a cargo del futuro contratista, así como las prestaciones a cargo de la propia Entidad, quien sólo deberá comprometerse a cumplir aquellas prestaciones que física y jurídicamente le sean posibles de cumplir. El contratista tiene todo el derecho a ser protegido en su expectativa de negocio, ya que, al ofrecer sus productos o servicios a una Entidad, está privándose de hacer negocio con esos mismos productos o servicios con otros agentes económicos; por tanto, existe una reserva legal material sobre este derecho del contratista, de modo que sólo puede desconocerse este derecho (derivado del Principio de Buena Fe) a través de una Ley o una norma con rango de Ley. Precisamente, una excepción al Principio de Buena Fe se encuentra recogida en el art. 41° de la vigente Ley de Contrataciones del Estado, desarrollado in extenso en el art. 174° de su Reglamento, al consagrarse la prerrogativa exorbitante que tiene toda Entidad Pública para reducir o aumentar las prestaciones a cargo del contratista, ya que al usar esta prerrogativa se afecta directamente la expectativa de negocio que tenía el contratista. Distintos Supuestos del Contrato Cuando se crea un contrato de obras la finalidad del contrato es la conclusión de la misma en los términos estipulados por el contratante y el comitente, es decir tener la disponibilidad física y jurídica de tener y disponer luego de la entrega de la obra Cuando el contratista pone o suministra los materiales, la obligación es parcialmente restituida y puede exigirse mediante la reinvidacion, salvo que el contratista se haya hecho propietario del todo. Por la Muerte del Contratista En caso de presentarse la muerte del contratista durante la ejecución contractual, la entidad estatal está en la obligación de terminar unilateralmente el contrato. De lo contrario, podría configurarse una actuación que impulse investigaciones disciplinarias, fiscales e incluso penales. Mediante acto administrativo motivado, se debe realizar la terminación unilateral por la muerte del contratista, no obstante, es necesario realizar este procedimiento en un término prudencial por parte de la Entidad Estatal, puesto que al efectuar este trámite luego de mucho tiempo, podría ser objeto de investigaciones de carácter disciplinario, fiscal y penal, si los hechos lo ameritan. Voluntad del Contratante La voluntad es el querer interno que, manifestado bajo el consentimiento, produce efectos de derecho. Todo contrato exige el libre consentimiento entre las partes que lo forman. El consentimiento se manifiesta por la concurrencia de la oferta y de la aceptación sobre la cosa y la causa que han de constituir el contrato. Será nulo el consentimiento prestado por error, violencia, intimidación o dolo. Acción Directa contra el Contratante El presente artículo resultará de gran utilidad para cualquier agente que intervenga en la construcción, entre los que incluiremos a particulares dueños de una obra. La acción directa viene regulada en el artículo 1.597 del Código Civil, y en su virtud se concede a los que ponen su trabajo y materiales en una obra ajustada a precio alzado por el contratista, la posibilidad de ejercer esta acción en reclamación de cantidad directamente contra el promotor o dueño de la obra, con quien no contrataron de modo directo. Es decir, ante la dificultad con la que se encuentran los subcontratados a la hora de hacer efectivo su crédito frente al contratista que les contrató, tienen la posibilidad legal de dirigirse directamente contra el promotor o dueño de la obra, a su vez deudor del contratista, sin tener que pasar por este deudor intermedio -contratista-. La utilidad de esta acción la pone de manifiesto la Sentencia del Tribunal Supremo, de 22 de diciembre de 1999 (Roj: STS 8368/1999, nº de recurso 1182/1995), "La doctrina de esta Sala resulta interpretadora de la realidad social, sobre todo del mundo de la construcción y se muestra atenta para evitar manipulaciones y abusos a cargo de los propietarios que se valen de contratistas afines, coincidentes con sus intereses o artificiales, a fin de eludir las responsabilidades que les pudieran corresponder por la obra encargada y, a su vez, y consecuente a ello, para evitar situaciones de enriquecimiento injusto".