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Autores como Moscovici (1961) han señalado que visión del ser humano
propuesta por el psicoanálisis forma parte de las representaciones
mentales de las personas.
Por otro lado, con respecto al desarrollo sexual, Freud propuso que
cualquier individuo atraviesa una serie de fases en su desarrollo sexual,
cada fase se caracteriza por una zona erógena, zona del cuerpo que
produce la satisfacción de la libido) y el desplazamiento de estas zonas
dominantes conlleva la sucesión de una fase a otra. Cada fase se
caracteriza por un tipo de relaciones objetales y de mecanismos psíquicos
que nos indican la evolución de la personalidad del individuo y de su
socialización progresiva. Estas fases reciben el nombre de oral, anal,
fálica, de latencia y genital.
a. Las dificultades admitidas por Freud para explicar los deseos y el desarrollo
mental de las mujeres (como confesó al final de su vida consideraba
particularmente difícil de entender el desarrollo psicológico de las niñas). El
autor relacionó de una manera arbitraria la masculinidad y la feminidad con
la actividad y la pasividad, además consideró que tanto varones como
mujeres eran bisexuales, sin embargo, la tendencia general en su
pensamiento era considerar a las mujeres como más pasivas y menos
capaces que los hombres, tanto desde una perspectiva intelectual como
moral. Para Bradley, Freud describe la sexualidad infantil basándose en el
desarrollo del niño varón; el control paterno del hijo se reafirma a partir de la
comprensión del hijo de que el padre es capaz de castrarlo y el niño cree que
esto es posible porque como las niñas carecen de pene ya han sido
castradas; en esta descripción del género, la niña va a rivalizar con el padre
por la posesión sexual de la madre, pero las diferencias anatómicas le
obligan a darse cuenta que ya ha sido castrada, por lo que se enfrenta a la
madre por no haberle dado un pene y se vuelve hacia el padre para que le
de uno. La represión de la niña de su deseo de tener relaciones con su padre
es menos fuerte que en el niño ya que la niña no tiene nada que perder, al
tener menos incentivo para identificarse con el padre carece de un superyo
fuerte y como resultado tiene un menor sentido de la moralidad y la justicia y
es menos capaz de pensar objetivamente.
b. Los defectos en los datos de la observación y en el apoyo lógico a la teoría
freudiana de las pulsiones. Como señaló M. Klein (1928) el complejo de
Edipo tiene lugar mucho antes de lo que Freud había pensado, incluso
durante el primer o segundo año de vida.
c. Las dudas acerca de la relación causal entre los relatos de los pacientes
sobre su infancia y sus neurosis. Ya Freud en 1897 había sospechado que
las descripciones de los adultos de sus sentimientos infantiles podrían tener
más que ver con sus propios deseos y preocupaciones actuales que con lo
que realmente había sucedido en el pasado.
d. Además de estas críticas, también se le ha criticado al psicoanálisis la
tendencia hacia la normalización, es decir, la prescripción normativa de
formas particulares de relación o modelos de cambio. Por último, también se
ha tildado de no ser científica y no preocuparse por la verificación de
hipótesis.
Por último, indicó que cada sociedad satisface cada fase del desarrollo de
sus miembros por medio de instituciones específicas (cuidados parentales,
escuela, maestros, ocupaciones, etc.).
Los conductistas tienden a concebir a los seres vivos como “tabulas rasas”
cuya conducta está determinada por los refuerzos y castigos que reciban más
que por predisposiciones internas. El comportamiento, por tanto, no depende
principalmente de fenómenos internos, como los instintos o los pensamientos
(que no dejan de ser, por otra parte, conductas encubiertas) sino más bien del
entorno, y no podemos separar ni la conducta ni el aprendizaje del contexto en
que tienen lugar.
1. Estímulo
Este término se refiere a cualquier señal, información o evento que produce una
reacción (respuesta) de un organismo.
2. Respuesta
Cualquier conducta de un organismo que surge como reacción a un estímulo.
3. Condicionamiento
El condicionamiento es un tipo de aprendizaje derivado de la asociación entre
estímulos y respuestas.
4. Refuerzo
Un refuerzo es cualquier consecuencia de una conducta que aumenta la
probabilidad de que ésta vuelva a darse.
5. Castigo
Opuesto al refuerzo: consecuencia de una conducta que disminuye la
probabilidad de que vuelva a darse.
La caja negra
Para Watson los seres vivos somos “cajas negras” cuyo interior no es
observable. Cuando los estímulos externos llegan a nosotros damos respuestas en
consecuencia. Desde el punto de vista de los primeros conductistas, si bien se dan
procesos intermedios dentro del organismo, al ser inobservables deben ser
ignorados al analizar el comportamiento.
Sin embargo, a mediados del siglo XX los conductistas matizaron esto y, sin
desdeñar la importanca de los procesos no onservables directamente que ocurren
en el interior del cuerpo, señalaron que la psicología no necesita dar cuenta de
ellos para aportar explicaciones sobre las lógicas que rigen la conducta. B. F.
Skinner, por ejemplo, se caracterizó por dar a los procesos mentales exactamente
el mismo estatus que la conducta observable, y por concebir el pensamiento
como conducta verbal. De este autor hablaremos más adelante.
Algunos neoconductistas como Clark Hull y Edward Tolman sí incluyeron
procesos intermedios (o variables intervinientes) en sus modelos. Hull incluía el
impulso o motivación interna y el hábito, mientras que Tolman afirmaba que
construimos representaciones mentales del espacio (mapas cognitivos).
A partir de estos resultados Thorndike formuló la ley del efecto, que afirma
que si una conducta tiene un resultado satisfactorio es más probable que se
repita, y que si el resultado es insatisfactorio esta probabilidad disminuye.
Posteriormente formularía la ley del ejercicio, según la cual los aprendizajes y
hábitos que se repiten se ven reforzados y los que no se repiten se debilitan.
Fenomenología
Desde la fenomenología se remarca el hecho de que nunca somos capaces de
experimentar "la realidad en sí" de manera directa (ya que nuestros sentidos
actúan como filtro de esta información), mientras que ocurre lo contrario con
aquellos aspectos subjetivos de los que somos conscientes. Es decir, se apela a
la experiencia intelectual y emocional como las fuentes legítimas de
conocimiento, una reivindicación que recoge también la Psicología Humanista.
Existencialismo
Por su parte, el existencialismo es una corriente filosófica que propone una
reflexión sobre la propia existencia humana. Dos de sus postulados que más
influyen sobre la Psicología Humanista son los siguientes:
Teniendo en cuenta que "lo que está viviendo" es algo totalmente privado y fuera
del alcance de miradas ajenas, se entiende que desde una perspectiva
humanista esta búsqueda existencial sea responsabilidad del propio sujeto
que la experimenta y que el psicólogo tenga un papel secundario como
facilitador del proceso. ¿Complicado, verdad? Pues este es el animal en busca
de significado al que se enfrenta la Psicología Humanista.
Resumiendo
Así pues, la Psicología Humanista toma características del existencialismo y
la fenomenología y propone un estudio del ser humano entendiéndolo como un
ser consciente, intencional, en constante desarrollo y cuyas representaciones
mentales y estados subjetivos son una fuente válida de conocimiento sobre sí
mismo.
Un manifiesto
La Psicología Humanista puede entenderse como un fruto inevitable del cambio
de mentalidad que supuso el siglo XX o, más concretamente, una especie
de psicología de la posmodernidad. Comparte con la filosofía posmoderna la
negación de un discurso hegemónico (el enfoque materialista propio de la
ciencia moderna) que pretenda explicar toda la realidad, o, al menos, aquellos
ámbitos de la realidad sobre los que merece la pena formar expertos.
Estos psicólogos se enfrentan a retos a los que muchos otros científicos renuncian
desde un inicio: por una parte, la necesidad de conjugar el conocimiento acerca
de los aspectos medibles de la psicología humana con los fenómenos subjetivos,
y por otra, la difícil misión de crear un corpus teórico sólido a la vez que se
renuncia a la pretensión de universalidad de sus explicaciones. Esto último es
importante, ya que nuestras experiencias subjetivas se caracterizan por estar
ligadas a la cultura que habitamos, pero también a un montón de variables que
nos hacen únicos. Quizás por eso hoy en día resulta prácticamente imposible
hablar de modelos concretos del funcionamiento del pensamiento humano
sostenidos por la Psicología Humanista.
Cada autor de esta corriente presenta sus propios contenidos diferenciados según
la idiosincrasia de su pensamiento y el ámbito del que se ocupa y, de hecho, es
difícil saber qué psicólogos abrazan totalmente la Psicología Humanista y cuáles
están influidos sólo en parte por ella. Si bien hay autores cuyas ideas son
recurrentes en la literatura de otros psicólogos, tal y como ocurre con Abraham
Maslow y Carl Rogers, las propuestas de otros autores se encuentran más
"aisladas" o son demasiado específicas para ser extrapolables a otros ámbitos.
Puede que la gente adscrita a Psicología Humanista carezca del aval del que
disfruta la psicología cognitivo-conductual o la neurología. Pero, desde luego,
no se les puede acusar de partir desde una situación ventajosa.