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EL DESARROLLO DE LA PERSONALIDAD.

EL DESARROLLO AFECTIVO
EN LOS NIÑOS Y NIÑAS DE CERO A SEIS AÑOS. APORTACIONES DE
DISTINTOS AUTORES. LA CONQUISTA DE LA AUTONOMÍA.
DIRECTRICES PARA UNA CORRECTA INTERVENCIÓN EDUCATIVA.

1. INTRODUCCIÓN

"Las pequeñas actividades cotidianas se convierten en habitos sobre los que el niño
construye su propia autonomía " Francesco Tonucci. Comenzamos nuestro tema tres
con una frase que nos adelanta el contenido que vamos a tratar, es una cita que nos
indica que con pequeñas operaciones que el niño realice habitualmente por sí mismo va
a ir adquiriendo poco a poco su propia autonomía . La persona es un ser único con unas
diferencias con respecto a los demás que marcan sus características personales.

La etapa de infantil, es un periodo que tiene como finalidad contribuir al desarrollo


físico, afectivo, social e intelectual de los niños. Los alumnos empiezan a construir su
propia personalidad poco a poco según sus vivencias, su entorno familiar y social...etc,
entran en juego diferentes factores que pueden influir.

¿Por qué tenemos que tener en cuenta la personalidad de cada alumno? Tema de gran
importancia para nosotros como educadores, ya que conocer cómo se desarrolla la
personalidad en el niño, sus necesidades afectivas y su afán de creciente autonomía, nos
va a permitir adaptar las diferentes áreas del currículo a las necesidades del alumnado.
Además podremos detectar si alguno de nuestros alumnos presenta algún tipo de
necesidad educativa especial, para así poder ofrecerle una atención lo más temprana
posible.

En la Orden del 28 de marzo de 2008, en el apartado de anexo específicamente en la


introducción del área: Conocimiento de sí mismo y autonomía personal, nos muestra:

" La imagen de sí mismo que cada niño va construyendo es una interiorización de las
expectativas que les muestran las personas adultos que los rodean y de la confianza que
en ellas depositan".

Además del apartado de Orientaciones didácticas generales de la misma Orden, " El


papel del educador es decisivo en este ciclo, siendo necesaria una actitud equilibrada,
coherente, paciente y cálida, con capacidad para entender y atender a las diferentes
necesidades y diversos ritmos de cada uno. Al mismo tiempo, en su quehacer diario, al
escuchar y responder a los niños les mantendrá una postura que les estructure la mente y
les de seguridad afectiva, permitiéndoles percibir los límites en sus actuaciones y
conseguir que evolucionen hacia una mayor autonomía".

A lo largo del tema veremos diferentes puntos de vista sobre cómo se desarrolla el niño
y sobre todo cómo es este desarrollo a nivel afectivo. Como poco a poco, y en función
del desarrollo, va ganando en autonomía y cómo debemos manejarnos para no cortar esa
libertad pero a la vez crear unas normas que como veremos serán de gran importancia.
EL DESARROLLO DE LA PERSONALIDAD

Una vez expuesta la introducción, voy a comenzar a hablar del Desarrollo de la


personalidad en el niño pero antes voy a definir el término de personalidad, ya que es el
núcleo de nuestro contenido.

Se entiende como personalidad a la organización de los aspectos cognitivos, afectivos,


volitivos, fisiológicos e incluso sociales, que dan lugar a una manera de ser del
individuo y se expresa a través de la conducta en un modo habitual de responder a
situaciones heterogéneas, en virtud del predominio de una disposición.

También existen otras definiciones por varios autores que tienen especial importancia
como por ejemplo;

Kotler define personalidad como: "Las características psicológicas y distintivas de una


persona que conducen a respuestas a su ambiente relativamente consistente y
permanente."

Según W. Allport la personalidad es "la organización dinámica, en el mundo interior del


individuo, de los sistemas psicofísicos que determinan su conducta y su pensamiento
característicos".

Sigmund Freud definió personalidad como: "El patrón de pensamientos, sentimientos y


conducta que presenta una persona y que persiste a lo largo de toda su vida, a través de
diferentes situaciones".

Generalmente las definiciones dadas se clasifican dentro de tres tendencias:

- Considerar la personalidad como efecto exterior que una persona causa en los demás

- Definirla por su esencia y estructura, como W. Allport

- Considerarla como algo operacional; por las operaciones que produce.

Después de tener claro las distintas definiciones de la personalidad y las tendencias a las
que se pueden incluir, vamos a dar conocer las características por las que se rige la
personalidad.

- Individualidad, la personalidad es un todo configurada por diversos componentes y de


distinta naturaleza psicológica (inteligencia, afectividad, etc).

- Estructuración: interna y en la intervención con el ambiente; los distintos elementos de


la personalidad constituyen un cuadro con mutua adecuación y recíproca influencia.

- Dinamicidad: la personalidad tiene una gran riqueza de actividad psicológica. La


continuidad, la perdurabilidad, no significan inamovilidad. Las motivaciones, los
cambios afectivos, etc., constituyen una perspectiva dinámica.
La personalidad es única y está configurada por una serie de aspectos que podemos
observar en el niño a través de aptitudes, motivaciones, intereses, necesidades,
características, estilo de aprendizaje...etc.

La construcción de la personalidad tiene una importancia clave en el desarrollo del niño,


en su análisis debemos distinguir diversos ámbitos o ejes conductivos: el desarrollo
motor, cognitivo, afectivo, de las relaciones sociales. La diferenciación de estos ámbitos
tiene interés desde el punto de vista analítico y sirve para clarificar procesos pero en la
realidad del individuo, se encuentran estrechamente relacionados los unos con los otros.

En la construcción de la personalidad también van a intervenir una serie de factores que


son determinantes en la configuración de la misma:

- Factores internos, Entre los que destacamos la maduración y el temperamento. Éste


hace referencia a la forma característica a la que el individuo reacciona frente al
ambiente. Es un rasgo que hace a cada persona única y diferente del resto. En
investigaciones recientes realizadas sobre el temperamento en los niños, se ha demostró
que éste no es un aspecto fijo, sino que las influencias ambientales pueden modificarlo.
Teniendo en cuenta esto, se han delimitado 3 tipos de niños según el modelo o tipo de
comportamiento: niños alegres y positivos, niños totalmente opuestos con rutinas
irregulares o niños inactivos con ánimo negativo.

- Factores externos: Las experiencias con las que se va encontrando el niño a lo largo de
su historia personal hacen que el grado, el ritmo y la dirección de su personalidad se
desarrollen hacia un lado o hacia otro.

El carácter, es el conjunto de reacciones y hábitos de comportamiento que se han


adquirido durante toda la vida y que dan especificidad al modo de ser individual. En
muchas ocasiones se confunde con el temperamento, pero hay que saber distinguirlos:
El carácter domina y regula el temperamento, ya que este es la base biológica del
carácter, influenciado además por el ambiente.

Teniendo en cuenta todo lo anterior, para llegar a construir su personalidad, el niño debe
pasar por 3 fases:

- Progresiva diferenciación del entorno, mientras el niño no haga la diferenciación del


entorno no puede iniciarse en la construcción de la personalidad.

-Necesidad de los otros, el apego le va a ayudar a forjar su propia personalidad, gracias


a los otros.

- Necesidad de demostrar su propia singularidad, tiene que verse como ser diferente a
los demás, a través de una serie de procesos: el 1º rasgo empieza sobre los 3 años
cuando empieza a decir "yo", porque antes no se ve diferente a los demás.
El desarrollo de la personalidad estará marcado por la evolución de la consistencia del
yo. Dentro de esta evolución veremos las siguientes etapas (según Jerónimo de Moragas
1983):

- Prenatal, correspondiente al periodo de gestación.

- Egocósmica, Referente a la situación inicial de indistinción de la que progresivamente


va emergiendo la diferenciación del yo.

- Egocéntrica, Refleja la situación del niño que ha establecido la frontera entre su yo y


su no yo. pero que se considera erróneamente el centro del mundo.

- Proyección, En la que el niño, descubierta su posición en el mundo, se proyecta sobre


él para conocerlo.

- Introyección, En la que los conocimientos obtenidos sobre el mundo pasan a formar


parte de su yo y éste se convierte en el objeto de su propio interés.

- Autista, En la que la crisis adolescente vuelve a llevar al niño a encerrarse en sí mismo


y a convertir su yo en el eje de sus intereses y preocupaciones.

- Superación, En la que establecen las bases de una personalidad madura y de una


diferenciación nítida, que le lleva a "no ser solo consigo mismo, sino a ser uno mismo
con los demás".

EL DESARROLLO AFECTIVO DEL NIÑO DE 0-6 AÑOS

Voy a comenzar señalando que la afectividad según la RAE es el conjunto de


sentimientos y emociones de una persona. Este concepto va muy unido al concepto de
personalidad, ya que en la construcción de la misma la afectividad juega un papel muy
importante.

Esta afectividad o este desarrollo afectivo se va a desarrollar en dos contextos muy


importantes para el niño que son la familia y la escuela. En la familia es donde se
desarrolla el vínculo más importante de su infancia: el apego y en la escuela, a través de
su relación con los iguales va a experimentar el concepto de amistad.

El recién nacido utiliza el llanto como mecanismo de comunicación a la espera de que


sus necesidades sean cubiertas. Ante este reclamo acudirá el adulto, que tratará de
satisfacer las demandas del niño, que si bien al principio responden a necesidades
fisiológicas, suponen también las primeras experiencias afectivas del bebé.

Precisamente la calidad de estos primeros encuentros es lo que determinará la manera


en que el bebé interpretará las relaciones humanas, y posteriormente, influirá en la
manera en que el niño desarrollará su afectividad y expresará sus emociones y sus
sentimientos.

El establecimiento de los vínculos afectivos a edades tempranas resulta de vital


importancia, ya que el desarrollo afectivo actúa como motor o estímulo en el desarrollo
integral del niño, lo que favorece la adquisición de conductas sociales, capacidades
cognitivas, normas morales, etc., que a su vez influirán en el propio desarrollo de los
afectos.

Uno de esos vínculos afectivos es el apego, el apego es fundamental en los dos


primeros años de vida y es el vínculo afectivo que establece con las personas que
interactúan con él y que se caracteriza por determinadas conductas, representaciones
mentales y sentimientos. El proceso de formación y desarrollo del apego pasa por:

 Dos primeros meses: busca activamente estímulos sociales, le atrae el rostro, la


voz, el tacto y la temperatura de las personas que le rodean; asocia determinados
estímulos a acontecimientos concretos, como el amamantamiento, mecimiento,
limpieza, etc., pero no se sabe que llegue a reconocer a las personas en cuanto
tales.

 De 2 a 6 meses: discrimina entre unas personas y otras, y acepta mejor las


atenciones y cuidados de quienes lo hacen habitualmente con ellos.

 De 6 a 12 meses: ponen de manifiesto conductas de preferencia por


determinadas personas y ante los desconocidos reaccionan con cautela, recelo,
miedo o, incluso claro rechazo.

 2º año de vida: se consolida el apego enriquecido por el desarrollo de las


capacidades intelectuales y lingüísticas que facilitan la comunicación y el
entendimiento. A medida que adquiera autonomía motora ampliará el ambiente
físico y social e irá reduciendo el apego.

F. LÓPEZ considera que la figura de apego no es exclusividad de la madre, en


cambio otros autores como BOWLBY si consideran que el apego es una relación entre
el niño y la madre caracterizada por el establecimiento y mantenimiento de la
proximidad entre ambos.

Efectos de la perdida de apego: Antes de los 6 meses no son graves pero a partir
de los 6 meses y hasta los dos años (etapa 3 de la construcción del apego) si pueden
aparecer problemas. Las separaciones breves frecuentes son algo a lo que el niño debe
acostumbrarse, pero una pérdida de la figura de apego prolongada pueden tener efectos
bastante severos en la personalidad del niño aunque no tienen porque en un principio
significar patología mental grave en la adultez, sin embargo hay situaciones como las
adopciones o largas hospitalizaciones que pueden causar efectos a largo plazo en el
niño.

En el periodo de los 3-6 años, el niño/a va ir progresivamente desde la


vinculación afectiva, hacia la interacción con sus iguales, con sus compañeros. Es decir,
existe un desplazamiento del apego de los padres hacia los compañeros, posibilitado por
el aumento de las experiencias e interacciones en diferentes entornos sociales, sobre
todo el entorno escolar. Estas experiencias que los niños/as vivirán a lo largo de los
años en todos los contextos en que se encuentren (familia, escuela, amigos/as)les hará
interiorizar una imagen de sí mismo y al mismo tiempo, adquirirán una valoración de
esta, lo que se denomina autoestima.

El conocimiento de sí mismo, El desarrollo del conocimiento de sí mismo se ha


convertido en la actualidad en un tema de indudable interés para diferentes disciplinas:
Psicología Evolutiva, Ciencias de la Educación… Hablaremos del conocimiento de uno
mismo como concepto general y diferenciaremos dos aspectos dentro de este:

Autoconcepto: las características o atributos que utilizamos para describirnos a


nosotros mismos;

Autoestima: referido a la valoración o enjuiciamiento que hacemos de este


autoconcepto;

A) El autoconcepto En este periodo tiene las siguientes características:

• Tendencia a describir se en base a atributos personales externos: los niños


suelen definirse en termino de las actividades que realizan (soy un niño que juega al
balón), de sus logros (soy una niña que sabe dibujar), de su apariencia física (soy alto) o
de algún otro rasgo distintivo

• Tendencia a describirse en términos globales.

• Tendencia a concebir las relaciones sociales como simple conexiones entre


personas.

• Tendencia a elaborar el autoconcepto en base a evidencias externas y


arbitrarias: Fundamentado en hechos concretos ocurridos en momentos determinados.

Además, la verdad acerca de sí mismos suele ser la que expresan los adultos
significativos en su vida. Así, por ejemplo pueden decirnos que son <malos> porque
haber roto una taza, y <guapos> porque se lo ha dicho su mamá. Cuando centramos
nuestra atención en el valor o importancia que los niños atribuyen a sus
autodescripciones, en cómo evalúa el niño el concepto que tiene de sí mismo, nos
estamos interesando por la autoestima, es decir, por la dimensión evaluativa del
autoconcepto. La razón del interés por la autoestima, radica en la importancia que se le
atribuye como factor determinante del éxito escolar, las relaciones sociales y la salud
mental.

La autoestima implica una orientación afectiva que puede evaluarse como


positiva o negativa. Por ello el estudio de la autoestima se ha centrado en dos factores
fundamentalmente:

• Tendencias generales en la evolución de la autoestima a lo largo del desarrollo:


Se han dedicado muchos a esta evolución, sin que exista respecto al tema un acuerdo
unánime. Las conclusiones a este respecto, señalan que existe cierta estabilidad en la
autoestima durante la infancia, descenso de la autoestima hacia los 12-13 años,
coincidiendo con el comienzo de la pubertad. A partir de esta edad un gradual
incremento en la autoestima.

• Factores que determinan el tener una alta o baja autoestima. De manera


general, se puede establecer que la importancia de la aceptación y calidad del trato que
dispensa al niño en su entorno, confianza de los otros significativos, la historia personal
de éxitos y fracasos…

OTROS VÍNCULOS

A partir del 2º año de vida, las relaciones con los padres pueden ser afectuosas y
conflictivas. Toman conciencia de que los padres comparten cierta forma de intimidad
en la que ellos no participan y pueden ver a uno de los progenitores como un rival.

Con el nacimiento de un nuevo hermano aparecen los celos, como protesta por
los cambios producidos en el sistema familiar y alarma ante el miedo a perder la
dedicación de los padres. El sentimiento hacia el hermano es ambivalente y el
comportamiento de los padres puede hacerles comprender que la nueva situación no
significa que vayan a perder su apego.

Con el tiempo, las relaciones con los iguales tienen una importancia creciente y
están marcadas por el tipo de relación que el niño haya establecido con los adultos. La
influencia del grupo de iguales es especialmente significativa en:

 El conocimiento de la propia identidad: con la figura de apego aumenta la


autoestima, pero la relación con los iguales condiciona la aceptación del otro a
sus propios intereses y crea conflictos que le obligan a readaptarse. Estos
conflictos le llevan a formarse un concepto de sí mismo más realista y exigente.

 El aprendizaje y las destrezas sociales: en la relación entre iguales aprende que


los beneficios de la relación con el otro se obtienen si se acepta su punto de
vista. Se ve obligado a formas de comunicación más precisas, a entender la
comunicación del otro, a controlar deseos y conductas que interfieren con el
otro....

 El sentimiento de pertenencia al grupo: irá adquiriendo más peso hasta


convertirse en uno de los grandes resortes de la conducta.

Los niños de 3 a 6 años perciben las características de la personalidad de los


otros de la siguiente forma:

 Conocimiento basado en características externas y aparentes.

 Sus inferencias acerca de los sentimientos, pensamientos, intenciones o rasgos


personales de los otros tienen todavía un carácter global.

 Cuanto más conocidas son las situaciones en las que se encuentran, más fácil les
resulta conocer las características de los otros y adaptar su comportamiento.
 Unen características contradictorias al describir a los otros.

 Tienen dificultades para diferenciar su punto de vista del de otros, presentando


cierto grado de egocentrismo.

Por último, y para completar el desarrollo afectivo de los niños de infantil


consideramos los principales conflictos emocionales:

- El miedo, es normal cuando se pretende es la conservación del individuo ante


amenazas exteriores.

- Los celos, causa de muchos conflictos que se manifiestan en la infancia. Esta


emoción trae consigo un descenso de la propia estimación.

- Las rabietas, respuestas emocional que se suele dar ante las frustaciones

- La ansiedad, es un temor difuso que no depende de un estímulo concreto.

- Problemas relacionados con comidas

- Enuresis, ecopresis, onicofagia.

APORTACIONES DE DISTINTOS AUTORES

Las diferentes teorías que han explicado el desarrollo social y el de la personalidad se


suelen dividir en clásicas y modernas.

Entre las teorías clásicas suelen citarse la corriente psicoanalítica (Freud y Erikson), el
conductismo (Skinner, Watson y Bandura) y el desarrollo cognitivo de Piaget.

La aportación de Freud se basa en sostener que las personas se mueven guiadas por
instintos agresivos o sexuales innatos que pueden ser controlados y que gran parte de
nuestra conducta se explica por motivos inconscientes reprimidos. Propuso las ya cinco
etapas conocidas del desarrollo psicosexual. La sexualidad es un presupuesto básico de
vida, donde hay que buscar el determinante de la personalidad entendiéndose la
sexualidad como energía vital, relacionada con la afectividad.

Erikson se centra más en los determinantes socioculturales del desarrollo humano: las
personas se desarrollan superando ocho tipos de conflictos, que van desde la confianza
frente a la desconfianza en la infancia, hasta la integridad frente a la desesperación en la
ancianidad. En esta teoría se identifica cada etapa del desarrollo emotivo por la clase de
crisis psicosocial que puede producirse, y que, si se maneja con habilidad, capacita al
individuo para superar adecuadamente esa crisis y afrontar los problemas de la etapa
siguiente.

El conductismo considera al desarrollo humano como condicionado pasivamente por el


ambiente, pudiendo ser modelado por los refuerzos y los castigos.
Bandura se dio cuenta de que las teorías conductistas no explicaban el aprendizaje de
los individuos en su totalidad, puesto que subestiman la dimensión social del
comportamiento humano y la dimensión interna del sujeto, reduciéndola a una
asociación que se produce debido a repetidos ensayos. Por tanto, entendió que el
aprendizaje y el desarrollo de los niños no puede entenderse sin ambos
componentes.

Además de resaltar la importancia de las expectativas y los refuerzos intrínsecos, como


un sentimiento de orgullo, satisfacción y logro, en lamotivación de los seres humanos,
en su teoría destaca que los niños aprenden nuevas conductas a partir de la
observación de otras personas. Mediante la observación de las acciones de los demás,
incluidos los padres y los compañeros, los niños desarrollan nuevas habilidades y
adquieren nueva información.

Piaget, defiende que el desarrollo y el aprendizaje se dan progresivamente siguiendo


unos estadios invariantes y este desarrollo es una función de adaptación al ambiente a
través de la exploración y el descubrimiento. Las personas construyen sus esquemas
mentales y se adaptan mediante los procesos de asimilación y acomodación.

Entre las teorías más recientes cabe señalar la de Vygotsky. La aportación de este autor
se centra en la propuesta que hace sobre el aprendizaje sociocultural de cada individuo y
por lo tanto en el medio en el cual se desarrolla. Vygotsky considera el aprendizaje
como uno de los mecanismos fundamentales del desarrollo. El contexto va a ser
determinante. La interacción social se contempla como el motor del desarrollo.
Introduce el concepto de zona de desarrollo próximo que es la distancia entre el nivel
real del desarrollo y el nivel de desarrollo potencial. Aprendizaje y desarrollo son dos
procesos que interactúan.

Bronfenbrenner y su teoría ecológica de sistemas aportan un estudio detallado del


ambiente que rodea al sujeto y estudian las influencias de dicho ambiente, dicho
ambiente se considera un sistema complejo de relaciones. Se tiene muy en cuenta no
solo el ambiente, también la cultura en el desarrollo del niño.

LA CONQUISTA DE LA AUTONOMÍA

El niño/a parte de una situación de dependencia radical respecto del adulto, poco a poco
el niño/a va consiguiendo, va a ir conquistando su propia autonomía. Los logros que
alcanzan en los tres primeros años de vida son enormes, pero es un proceso que va a
continuar a lo largo de toda la vida. La Escuela Infantil debe ofrecer la experiencias y la
ayuda necesaria para que los niños puedan ir logrando una autonomía creciente en su
actuación, en sus sentimientos y en su forma de pensar, para que sean capaces
de asumir el cuidado de sí mismos y del entorno en el que viven y para que puedan
ampliar su mundo de relaciones e integrarse socialmente.
El proceso por el que el niño consigue su autonomía podemos explicarlo a través de la
teoría de la personalidad de Erikson expuesta en su libro "Infancia y sociedad". Para ese
autor, existen "ocho edades del hombre", que vienen a ser como las ocho etapas que
atraviesa el individuo en la tarea de conquistar su propia personalidad.
1. Confianza vs Desconfianza
Este estadio transcurre desde el nacimiento hasta los dieciocho meses de vida, y
depende de la relación o vínculo que se haya creado con la madre.
La relación con la madre determinará los futuros vínculos que se establecerán con las
personas a lo largo de su vida. Es la sensación de confianza, vulnerabilidad, frustración,
satisfacción, seguridad… la que puede determinar la calidad de las relaciones.
2. Autonomía vs Vergüenza y duda
Este estadio empieza desde los 18 meses hasta los 3 años de vida del niño.
Durante este estadio el niño emprende su desarrollo cognitivo y muscular, cuando
comienza a controlar y ejercitar los músculos que se relacionan con las excreciones
corporales. Este proceso de aprendizaje puede conducir a momentos de dudas y de
vergüenza. Asimismo, los logros en esta etapa desencadenan sensación de autonomía y
de sentirse como un cuerpo independiente.
3. Iniciativa vs Culpa
Este estadio viaja desde los 3 hasta los 5 años de edad.
El niño empieza a desarrollarse muy rápido, tanto física como intelectualmente. Crece
su interés por relacionarse con otros niños, poniendo a prueba sus habilidades y
capacidades. Los niños sienten curiosidad y es positivo motivarles para desarrollarse
creativamente.
En caso de que los padres reaccionen de negativamente a las preguntas de los niños o a
la iniciativa de éstos, es probable que les genere sensación de culpabilidad.
4. Laboriosidad vs Inferioridad
Este estadio se produce entre los 6-7 años hasta los 12 años.
Los niños muestran un interés genuino por el funcionamiento de las cosas e intentan
llevar a cabo muchas actividades por sí mismos, con su propio esfuerzo y poniendo en
uso sus conocimientos y habilidades. Por esa razón es tan importante la estimulación
positiva que pueda ofrecerle la escuela, en casa o por el grupo de iguales. Éste último
comienza a adquirir una relevancia trascendental para ellos.
En el caso de que esto no sea bien acogido o sus fracasos motiven las comparaciones
con otros, el niño puede desarrollar cierta sensación de inferioridad que le hará sentirse
inseguro frente a los demás.
No podemos terminar este apartado dedicado a la conquista de la autonomía sin estudiar
algunos de los factores que inciden en la conquista de dicha autonomía.
- Factores familiares, las practicas educativas de la familia son cruciales para estimular
o para ahogar en el niño el deseo de conseguir cada vez una mayor autonomía. Los
padres deben estimular al niño a que sea progresivamente más autónomo, siempre
teniendo en cuanta sus posibilidades madurativas. Al mismo tiempo en el hogar debe
existir un clima de seguridad efectiva.
- Factores escolares, la escuela infantil es un marco excelente para un logro de una
progresiva autonomía. En un principio el niño depende mucho del maestro, el cual
deberá poner en marcha una serie de estrategias metodológicas y organizativas para
estimular su independencia.
Según GALLEGO ORTEGA “enseñar al niño a no depender excesivamente de las
ayudas y aprobaciones adultas es la clave de la autonomía y no es algo intrínseco al
niño/a su consecución, sino de los adultos que le rodean”.
Desde la escuela se debe ofrecer las directrices para una correcta intervención educativa
para así facilitar el desarrollo autónomo, punto que tratamos a continuación.

DIRECTRICES PARA UNA CORRECTA INTERVENCIÓN EDUCATIVA

5.1 IMPORTANCIA DE LA FORMACIÓN DE HÁBITOS PERSONALES Y SOCIALES.


Los hábitos van a permitir que el niño incorpore en su comportamiento habitual
conductas estables, las cuales le ayudarán a encontrar un cierto equilibrio y
estabilidad.
Podemos definirlas según el Diccionario de la Real Académia de la Lengua
como: “facilidad que se adquiere por la larga y constante práctica de un ejercicio”.
La etapa de E.I. es ideal para la adquisición de nuevos hábitos y es por que los niños
poseen una gran capacidad de imitación, curiosidad e interés por objetos, situaciones,
admiración por el mundo adulto al que imita, etc….
Los hábitos que se deben marcar para esta etapa irán encaminados a la adquisición de:
- hábitos personales, encaminados al cuidado de sí mismo y autonomía
personal.
- Hábitos sociales, son los que le ayudarán a relacionarse e integrarse en los
grupos de iguales.

5.2 ASPECTOS METODOLÓGICOS A TENER EN CUENTA.


Para favorecer el desarrollo de la personalidad y la autonomía del alumnado podemos
señalar unas consideraciones metodológicas de tipo general como son:
1- El maestro descubrirá las capacidades que cada niño puede desarrollar y las
abordará a través de un tratamiento globalizado de las áreas.
2- El aprendizaje de los hábitos se realizará a través de las situaciones que ofrece
la vida cotidiana, también se aprovecharán situaciones de juego que servirán
de refuerzo y motivación.
3- Se partirá del nivel madurativo y de conocimientos de cada niño para
individualizar el proceso educativo. Se debe llevar a cabo una flexibilidad en el
nivel de exigencia a los niños.
4- Se tendrá en cuenta tanto el desarrollo real como el potencial para estimular su
evolución.
5- Por último, es fundamental que el maestro disponga de los recursos
motivadores necesarios y que su estilo sea seguro, coherente y estable.
Además de estas consideraciones algo más generales, sería necesario también tener
en cuenta otras estrategias más específicas referidas a trabajar aspectos como la
organización de espacios, tiempo, material y agrupamientos de alumnos. Todo ello se
debe tener en cuenta a la hora de trabajar los hábitos, al igual que también se deben
cuidar las relaciones con los distintos agentes educativos, es decir, la relación con el
educador deberá ser personal, de gran calidad. Habrá que establecer también
estrecha conexión entre familia y escuela para lograr una coherencia educativa y
compensar posibles déficits.
Para concluir este punto destacamos que “la labor del docente se centra en
atender las necesidades particulares de cada sujeto, ofreciendo una educación de
calidad en un clima de colaboración con la familia y demás implicados tal y como
recomienda DÁVALOS PICAZO ajustando la respuesta educativa a las exigencias de la
integración social”.
En cuanto a las directrices curriculares, en el Real Decreto 1630/2006 de 29 de
diciembre por el que se establece las enseñanzas mínimas del segundo ciclo de la
Educación infantil:

6 CONCLUSIÓN Y VALORACIÓN PERSONAL.

Como hemos visto cada niño va a desarrollar una personalidad diferente en función
de muchos factores. Nosotros como docentes deberemos adaptar nuestro trabajo a
las particularidades de cada uno y al momento de desarrollo en el que se encuentren.
Es de gran importancia, además, el trabajo conjunto con la familia, ya que ellos son
la principal figura a imitar por parte del niño y afectivamente la mayor motivación.
A pesar de todo y en general podemos decir que: Un estilo educativo general que
convine las manifestaciones de afecto, exigencias adecuadas a las capacidades de los
niños/as, comunicación que razone e intérprete las imposiciones y control sobre las
actividades de los hijos/as, parece el más adecuado. Si se desea además que los
niños adquieran conductas socialmente deseables y a la vez sean felices, deben estar
sujetos a determinadas normas de disciplina. Esta disciplina exige también al adulto
que razone sus propias imposiciones, por lo que es más probable que éstas sean
realmente razonables.

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