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. CONCEPTO
Como poder de hecho la posesión es un señorío sobre una cosa, la dominación fáctica
de ésta; en consecuencia, en este sentido la posesión es el hecho mismo de este
poder. Como poder jurídico la posesión es el poder o, más bien, los efectos que la ley
le reconoce a determinadas situaciones que no son de poder de hecho de una
persona sobre una cosa, pero producen efectos que, en esencia, son iguales. Por lo
tanto, es un poder o señorío no de hecho, sino que se lo concede la ley (poder
jurídico).
a) Teorías absolutas
Aunque todas estas teorías son aceptables; sin embargo, la teoría de Ihering es la que
en la actualidad se acepta por la generalidad de la doctrina civilista.
III. FUNCIONES
3. Teoría de la posesión como apariencia del derecho provisional sobre una cosa
Seguida en España por Jordano Barea, entiende que la posesión, de manera interina,
es una apariencia de derecho real y, como tal, ha de fundamentarse su protección y se
explica su regulación legal.
V. CLASES DE POSESIÓN
Del artículo 430 Código Civil se deriva esta distinción, y según este precepto la
posesión natural es la tenencia de una cosa o el disfrute de un derecho por una
persona, mientras que la posesión civil es esa misma tenencia o disfrute unidos a la
intención de haber la cosa o el derecho como suyos. En la voluntad radica la esencia
de esta distinción.
Se trata de una adquisición de la posesión “ope legis” (de manera automática desde el
fallecimiento del causante) por lo que puede ejercitarse la acción en el correspondiente
juicio posesorio verbal (artículo 250.1.3 de la Ley de Enjuiciamiento Civil), el anterior
interdicto de adquirir en la Ley de Enjuiciamiento Civil de 1881. La transmisión de la
posesión se produce sin interrupción, a efectos de la usucapión, aunque será preciso
la adquisición de la herencia, mediante su aceptación (en el caso de que llegue a
adirse la herencia). Se aplica sólo al heredero, no al legatario.
Esta distinción se deriva del artículo 432 Código Civil al establecer que la posesión en
los bienes y derechos puede tenerse en uno de estos dos conceptos, o como dueño, o
en el de tenedor de la cosa o derecho para conservarlos o disfrutarlos, perteneciendo
el dominio a otra persona.
El artículo 448 Código Civil establece, a favor del poseedor en concepto de dueño, la
presunción legal de poseer con justo título, sin que pueda obligársele a exhibirlo, y no
sólo no se le puede obligar a su exhibición, sino que, a su vez, existe la presunción de
titularidad a favor del titular actual, y puede hacerla valer tanto por vía de acción como
de excepción, aunque se trata de una presunción iuris tantum, por lo que admite
prueba en contrario.
Al existir dos poseedores, uno mediato y otro inmediato, los actos del poseedor
inmediato (como mediador) no afectan al poseedor mediato, lo que se deriva
del artículo 463 Código Civil, por cuanto los actos realizados por el mero tenedor, no
obligan ni perjudican al dueño, salvo que éste le hubiera otorgado facultades expresas,
o los ratificare con posterioridad a su realización.
Esta distinción se deriva del artículo 431 Código Civil al establecer que la posesión se
ejerce en las cosas o en los derechos por la misma persona que los tiene y disfruta, o
por otra en su nombre.
La distinción deriva del artículo 444 Código Civil al establecer que los actos
meramente tolerados y los ejecutados clandestinamente y sin conocimiento del
poseedor de una cosa, o con violencia no afectan a la posesión; y en el mismo sentido
el artículo 441 Código Civil al establecer que en ningún caso puede adquirirse
violentamente la posesión mientras exista un poseedor que se oponga a ello.
Todo ello conlleva que la posesión justa inicie el plazo para la prescripción adquisitiva
o usucapión, lo que no ocurre con la posesión injusta, por cuanto el poseedor
despojado conservará la posesión como poder jurídico (al menos durante el plazo de
un año) por lo que gozará de la protección posesoria (interdictos o procedimientos
posesorios).
Dentro de la posesión injusta, el artículo 433 Código Civil hace una nueva distinción,
según que el poseedor la crea justa (buena fe) o por el contrario, el poseedor sepa que
es injusta (mala fe).
En los términos del artículo 433 Código Civil se entiende como poseedor de buena fe
al que ignora que en su título o modo de adquirir exista vicio que lo invalide; y en caso
contrario, se entenderá que lo es de mala fe.
La buena fe se presume, con presunción iuris tantum, así se recoge en el artículo 434
Código Civil, por cuanto el que afirma la mala fe de un poseedor deberá de probarla.
Por lo tanto, será quien alega la mala fe quien tiene la carga de la prueba sobre la
misma, y deberá de ser declarada por los Tribunales.
La primera será cuando la tiene una sola persona, y existirá coposesión cuando la
posesión la tienen varias personas y sobre una misma cosa.
Puede poseer cualquier persona, tanto física como jurídica, si bien es cierto que la
adquisición por la persona física, en general y con plena capacidad, no plantea
problemas, en cuanto a la jurídica tal facultad le viene establecida de manera expresa
por el artículo 38.1 Código Civil, aunque los actos tanto de adquisición, como los de
goce y disfrute deberán de ser realizados por sus órganos o representantes.
En cuanto a las personas físicas el artículo 443 Código Civil establece que la facultad
de adquirir la posesión la tienen incluso los menores e incapacitados, sin embargo, en
cuanto al uso de los derechos que por la posesión nazcan a su favor, precisarán de la
asistencia de sus representantes; y a su vez, el artículo 439 Código Civil establece que
la posesión podrá adquirirse por la misma persona que vaya a disfrutar de la misma,
por su representante legal, por su mandatario y por un tercero, aún sin mandato, si
bien en este último supuesto, no se entenderá adquirida la posesión hasta que por la
persona en cuyo nombre se haya actuado, ratifique los actos posesorios realizados en
su nombre.
De conformidad al artículos 430y 437 Código Civil podrán ser objeto de posesión todas
las cosas y derechos que sean susceptibles de apropiación, es decir, según este
precepto, todas las cosas y derechos que están en el comercio de los hombres o son
susceptibles de tráfico jurídico pueden ser objeto de posesión; y si bien es cierto que
no surgen problemas en cuanto a las cosas, sin embargo, es más problemático, en
cuanto a los derechos susceptibles de posesión, de ahí que se entienda que la
posesión de los derechos hay que referirla a los derechos privados susceptibles de
ejercicio de modo duradero, circunstancia que, por regla general, concurrirá en los
derechos reales, siempre que los mismos puedan ser objeto de apropiación.
De conformidad al artículo 438 Código Civil, en el que se enumeran los medios para
adquirir la posesión, ésta se adquiere por la ocupación material de la cosa o derecho
poseído, o por el hecho de quedar éstos sujetos a la acción de nuestra voluntad, o por
los actos propios y formalidades legales establecidas para adquirir tal derecho.
La doctrina, que sigue el criterio que inició De Buen, distingue los siguientes medios de
adquirir la posesión:
La adquisición judicial, en nuestro derecho, vendrá dada a través del juicio verbal
posesorio del artículo 250.1.3º de la Ley de Enjuiciamiento Civil; habiendo
desaparecido de la Ley 15/2015, de 2 de julio, de la Jurisdicción Voluntaria, el
expediente de posesión judicial para cuando no procedía el interdicto de adquirir que
se regulaba en los artículos 2056 y siguientes de la LECiv 1881.
Al respecto, en el artículo 461 con referencia a las cosas muebles, se entiende que las
mismas se conservan en poder del poseedor, mientras que las mismas se encuentren
bajo su poder, y ello aunque el poseedor ignore de forma accidental su paradero, y el
artículo 465 en cuanto a la posesión de animales, se efectúa una distinción, en cuanto
a los fieros sólo se poseerán mientras se encuentren en poder del poseedor, y los
domesticados o amansados se asimilan a los mansos o domésticos, y en tales casos,
se mantendrán en poder del poseedor mientras que conserven la costumbre de volver
a casa del poseedor; el artículo 444 por cuanto se produce la conservación de la
posesión, aunque se produzca un acto de un tercero, ya sea por mera tolerancia, o por
violencia, o se produzca de manera clandestina, por cuanto en tales casos, el
poseedor puede acudir a los remedios procesales del artículo 446 (interdictos).
En el artículo 460 Código Civil se enumeran las causas por las que se puede perder la
posesión, y entre las mismas se podrá distinguir entre las causas voluntarias y las
involuntarias.
1. De carácter voluntario:
o a) Por abandono de la cosa, el poseedor hace dejación voluntaria de la
cosa poseída.
o b) Por cesión hecha a otro por título oneroso o gratuito. Se trata de una
dejación voluntaria, pero a favor de otra persona, se transfiere la
posesión mediante la pérdida de la posesión antigua y el nacimiento de
la nueva posesión.
2. De carácter involuntario:
o a) Por destrucción o pérdida total de la cosa, o por quedar fuera del
comercio de los hombres. La destrucción puede ser física, que podrá
ser total, o jurídica, por haber devenido la cosa poseída en “res extra
commercium” (quedar fuera del comercio de los hombres).
o b) Por la posesión de otro, aún contra la voluntad del antiguo poseedor,
si la nueva posesión hubiere durado más de un año. Este supuesto no
se puede confundir con el de la cesión voluntaria (artículo 460.2) sino
que se refiere al supuesto en que una persona posea la cosa contra o
sin la voluntad del poseedor actual y tal posesión haya durado más de
un año (un año y un día) por cuanto en dicho plazo el anterior poseedor
tendrá derecho a ejercitar las acciones interdictales de recobrar o
retener la posesión que el artículo 1968.1 Código Civil fija en un año,
con relación al artículo 439.1 de la Ley de Enjuiciamiento Civil.
IX. EFECTOS DURANTE EL EJERCICIO DE LA POSESIÓN Y AL CESAR EN LA
MISMA
1. En general
A su vez, quien posee a título de dueño, como establece el artículo 447 Código Civil, la
posesión unida al transcurso del tiempo, produce la adquisición de la propiedad, a
través del instituto de la prescripción adquisitiva o usucapión.
Por último, otros preceptos mantienen la cohesión jurídica del hecho de la posesión o
con base a presunciones. De esta manera el artículo 449 Código Civil establece que la
posesión de la cosa raíz conlleva la de los muebles y objetos que se hallen dentro de
ella, mientras que no conste o se acredite que deben de ser excluidos; en el mismo
sentido el artículo 38 de la Ley Hipotecaria; el artículo 459 Código Civil en cuanto a la
presunción de que el poseedor actual que demuestre su posesión en época anterior,
también se entiende que ha poseído en el tiempo intermedio, salvo prueba en
contrario; el artículo 466 Código Civil en cuanto a la recuperación de la posesión, al
entenderse o presumirse que la ha disfrutado sin interrupción.
Otros preceptos se refieren a las presunciones sobre el justo título y buena fe, así la
buena fe se presume, con presunción iuris tantum, así se recoge en el artículo 434
Código Civil, por cuanto el que afirma la mala fe de un poseedor deberá de probarla.
Por lo tanto, será quien alega la mala fe quien tiene la carga de la prueba sobre la
misma, y deberá de ser declarada por los Tribunales. La buena fe no sólo ha de darse
en el comienzo, sino que se ha de mantener siempre. De ahí que el artículo 435
Código Civil establezca que la posesión adquirida de buena fe no pierde éste carácter
sino en el caso y desde el momento en que existan actos que acrediten que el
poseedor no ignora que posee la cosa indebidamente; lo que se reitera por el artículo
442 Código Civil: “El que suceda por título hereditario no sufrirá las consecuencias de
una posesión viciosa de su causante, si no se demuestra que tenía conocimiento de
los vicios que le afectaban; pero los efectos de la posesión de buena fe no le
aprovecharán sino desde la fecha de la muerte del causante”; y el artículo 448 Código
Civil al presumirse (por presunción legal) que el poseedor a título de dueño lo es con
justo título, sin que se le pueda obligar a su exhibición, aunque respecto de esta última
presunción con relación a la usucapión rige la presunción contraria (artículo 1954
Código Civil).
A los mismos se refieren los artículos 461a 465 del Código Civil.
Especial mención merece el artículo 464 Código Civil referido a las adquisición “a non
domino”, esta figura no fue admitida en el Derecho romano, aunque sí en el Derecho
germánico, y de este Derecho pasó al Derecho consuetudinario francés. Aunque en el
Derecho histórico español la tradición jurídica, en este punto fue romana, se introdujo
en nuestro Derecho por influencia directa del Código Civil francés.
En el primer párrafo del artículo 464 Código Civil se establece: “La posesión de los
bienes muebles, adquirida de buena fe, equivale al título. Sin embargo, el que hubiere
perdido una cosa mueble o hubiere sido privado de ella ilegalmente, podrá
reivindicarla de quien la posea”.
La teoría germanista. Según esta teoría el artículo 464 Código Civil establece un título
de propiedad que consagra el principio germánico de la irreivindicabilidad de los
bienes muebles, salvo en los supuestos de pérdida o privación ilegal, es decir, a la
inversa en la adquisición “a non domino” (como el artículo 34 Ley Hipotecaria en el
supuesto de inmuebles).
El resto del precepto nos da reglas especiales para los casos de reivindicación
mobiliaria.
3. Efectos al cesar la posesión
a) Posesión de buena fe
Se refieren a los frutos, a los gastos y a las mejoras experimentadas en los bienes
poseídos.
En cuanto a los frutos el Código Civil distingue entre los naturales, los civiles y los
industriales, todos ellos los percibirá el poseedor de buena fe mientras no sea
legalmente interrumpida la posesión, en cuanto a los naturales e industriales, se
entenderán percibidos desde que se alzan o separan; y en cuanto a los civiles se
entenderán producidos por días, y le pertenecen en dicha proporción.
Respecto de los gastos, el poseedor de buena fe tendrá los derechos que le conceden
los artículos 453y 454 Código Civil, en cuanto a los necesarios tendrá derecho a los
mismos, incluso reteniendo la cosa hasta que se le satisfagan, de igual manera en
cuanto a los útiles, con la facultad del nuevo poseedor de abonar su importe, o bien
abonar el aumento del valor de la cosa haya obtenido con tales gastos útiles; en
cuanto a los gastos de mero lujo o recreo, no le serán abonables al poseedor de
buena fe, aunque éste podrá retirar los adornos si la cosa principal no sufriere
deterioro, aunque el nuevo poseedor podrá pagar su importe.
Todo ello deberá de ser entendido siempre que las mejoras no sean naturales (artículo
456) y subsistan al tiempo de la pérdida de la posesión (artículo 458 Código Civil)
b) Poseedor de mala fe
En cuanto a los gastos el poseedor de mala fe sólo tendrá derecho a ser reintegrado
de los gastos necesarios para la conservación de la cosa (artículo 455 Código Civil)
pero carecerá del derecho de retención (artículos 453 y 455). En cuanto a los gastos
útiles no tendrá derecho a ser reintegrado de los mismos, y en cuanto a los gastos de
lujo o recreo no se le abonarán, aunque podrá llevarse las mejoras, si la cosa no
sufriere deterioro, y el nuevo poseedor no prefiera quedarse con ellas abonando su
valor actual (artículo 455 Código Civil).
Según el artículo 457 Código Civil el poseedor de mala fe responde, en todo caso, de
los deterioros o pérdida de la cosa poseída, y ello aún en los supuestos de fuerza
mayor cuando con malicia hubiera retrasado su entrega al poseedor legítimo.
X. TUTELA DE LA POSESIÓN
1. En general
2. Acciones posesorias
3. Acción publiciana