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TEMA 1

LA RAÍZ HISTÓRICA DE LA OPINIÓN PÚBLICA

El origen de la opinión pública debe extenderse a los orígenes de la humanidad. La


historia muestra desde sus orígenes la existencia de grupos, comunidades,
sociedades y pueblos, cuyos miembros mantienen relaciones entre sí.

“Allí donde hay comunicación entre dos personas, hay terreno abandonado para la
formación de una opinión y la correspondiente posibilidad de debate y comparación,
porque todo proceso comunicativo trae consigo el contenido de un mensaje que
genera respuesta y esa respuesta encierra a su vez, una opinión, la cual provoca
otra reacción que guarda, así mismo, opinión y así, sucesivamente, una cadena de
estímulos y efectos comunicativos” - Raúl Rivadeneira (autor boliviano).

 Platón, Aristóteles y Kant


Platón, en La República, sostiene que la opinión pública «es un lugar intermedio
entre la ignorancia y el conocimiento», de modo tal que la opinión pública es “un
conocimiento parcial de la realidad”. Para Aristóteles es “la opinión de los
ciudadanos”, el sentido común, la Doxa.

En la cultura romana, cuando se habla de opinión (rumor o fama) ya no se le


entiende en sentido filosófico, sino publicístico. “Opinión es sinónimo de apariencia,
suposición o notoriedad, la buena o mala imagen que los demás tienen de uno
mismo”.
“La opinión no es ‘episteme’ (ciencia) sino ‘doxa’ (creencia). Es un semisaber, un
conocimiento parcial de la realidad, basado en impresiones y ambigüedades. Se
entiende como el saber de la mayoría, del vulgo y aparece en contraposición al
conocimiento, a la ciencia, que está reservada a unos pocos.” (Monzón Arribas, C.
Opinión pública, comunicación y política. La formación del espacio público. Madrid:
Tecnos, 1996).

Para la opinión pública en la Grecia Antigua lo importante era guiarse únicamente


por la razón, pues esta era la que llevaba al hombre a alcanzar la verdad y a conocer
el mundo que lo rodeaba.

Primero existieron espacios de mercado, luego para la asamblea popular y


finalmente espacios públicos donde los ciudadanos libres deliberaban sobre
cualquier cosa que quisieran, se ejercitaba la opinión, dialogaban, se informaban y
participaban en los asuntos variados.
Para Kant, la opinión pública tiene una doble función:

- (1) para que el pueblo sea capaz de ejercer la libertad de actuar, mientras en su
opinión se verifique la verdad y
- (2) para que el estado absoluto trate a las personas no como máquinas sino según
su propia dignidad juicio insuficiente

 Lutero, formador de la opinión


Martín Lutero fue un teólogo y fraile católico agustino que comenzó e impulsó la
reforma religiosa en Alemania y en cuyas enseñanzas se inspiraron la Reforma
protestante y la doctrina teológica y cultural denominada luteranismo. Inconforme
con la política desarrollada por el Vaticano y la Iglesia católica introdujo un alegato
político y de crítica religiosa, propuso un discurso con el uso del lenguaje popular
para dirigirse a las grandes masas, consiguió atraer a la multitud.

La influencia de Lutero en la opinión pública fue tan importante que la iglesia tuvo
que recurrir a las medidas extremas para contrarrestar la acción protestante de
Martín Lutero, quien está ligado a la historia de la opinión pública.

Debido a la alteración de la doctrina impartida en la iglesia alemana y su explotación


económica vendiendo fe al pueblo, Martín Lutero se encargó de protestar en contra
de aquellos que modificaban el significado de la biblia, y además de eso, luchó por
que la iglesia ayudara al pueblo, en lugar de robarle.

Lutero se ganó la confianza de los grandes sacerdotes gracias a su positividad e


iniciativa por mejorar el cristianismo, por esta razón, la primera parte de su lucha fue
haber hecho contactos con el poder de la iglesia, para de esta forma poder continuar
difundiendo su palabra.

Recurrió a compartir publicaciones escritas y logró dar misas en donde hablaba del
verdadero significado del cristianismo, convenciendo a la gente a que regresara a
las enseñanzas originales de la biblia. Esto convenció al pueblo cada vez más, de
manera que la opinión que el pueblo tenía de la iglesia de la época, comenzaba a
cambiar para bien.

Conforme logró crear una opinión en la que el pueblo de Alemania estuviera de


acuerdo, gracias a su basta teología y con argumentos, dio forma a los que sería
una nueva traducción de la biblia con base en las prácticas y doctrinas correctas
sobre el verdadero significado del cristianismo, y como gracias al amor es posible
ser cristiano.
Lo mejor que podemos tomar de Lutero, es la manera en que se puede aprovechar
los medios de comunicación y la idea que tiene un grupo social para decir la verdad,
desenmascarar a aquellos que se quieren aprovechar del pueblo por los mismos
medios y sobre todo, difundir una idea positiva, darle forma a esta idea gracias a la
comunicación para que haga el bien en las personas y en el caso de Lutero, los
acerque a un verdadero camino a Dios.

Lutero exhortaba a la iglesia cristiana a regresar a las enseñanzas originales de la


Biblia, lo que produjo una reestructuración de las iglesias cristianas en Europa. La
reacción de la Iglesia católica ante la reforma protestante fue la Contrarreforma. Sus
contribuciones a la civilización occidental se extienden más allá del ámbito religioso,
ya que sus traducciones de la Biblia ayudaron a desarrollar una versión estándar de
la lengua alemana y se convirtieron en un modelo en el arte de la traducción.

 La opinión pública en el desarrollo histórico de la vida política

Habermas, en su libro Historia y crítica de la opinión pública, traza una panorámica


perfecta de las evoluciones de las dos esferas, la pública y la privada, y del
surgimiento de la Opinión Pública como fenómeno. Así, Habermas se sitúa en la
Polis griega para datar la separación del espacio privado y del público. El ámbito
privado, el familiar, es el terreno del patriarcado, de la dominación y de la necesidad.
El padre controla despóticamente a los miembros de su familia para satisfacer las
necesidades básicas. En cambio, lo público es el terreno de la discusión política, de
la deliberación pública. Algo nada extraño si se tiene en cuenta que Grecia es la
cuna de la democracia. Por eso, Habermas enlaza con la idea de que es necesario
poseer determinados derechos individuales y colectivos (expresión, reunión…) para
poder practicar el ejercicio de la razón en una sociedad libre y alumbrar una
auténtica opinión pública. Los regímenes dictatoriales carecen de opinión pública
puesto que suprimen los derechos individuales de las personas. La política requiere
discusión, diálogo y entendimiento; la autocracia se basta con el sometimiento.

Retomando la idea habermasiana de la política como el ámbito de la libertad y de lo


común (una serie de individuos se reúnen para tratar problemas comunes), se debe
apuntar que, si bien se considera a la civilización griega como la pionera de la
democracia, no es, ni mucho menos, la más perfecta. De hecho, sólo los
propietarios podían participar en la vida política. Junto con este primer modelo
democrático aparece también la primera muestra de exclusión, que, en la Antigua
Grecia, se extendía a las mujeres y a los menesterosos. De una forma u otra, a lo
largo de historia se perpetuará la exclusión en las sociedades que se
autodenominan democráticas. No será hasta bien entrado el siglo XX cuando se
conseguirá el sufragio universal carente de restricciones.

Nicolás de Maquiavelo, en El Príncipe, desarrolla dos ideas fundamentales para


explicar la comunicación política entre gobernantes y gobernados. Por un lado,
piensa que el príncipe debe tener o conseguir el favor popular: «A un príncipe le es
necesario tener al pueblo de su lado: de lo contrario, no tiene remedio en la
adversidad» (5). Por otro, gobernar implica una cierta técnica de las relaciones con
las actitudes del pueblo, que habrán de formarse o reformarse por el príncipe
cuando fuese necesario (6). Por tanto, en las relaciones del príncipe con el pueblo,
aquél deberá cuidar su imagen, su reputación y no importará el manejo de la opinión
pública con tal de mantenerse en el poder. Hasta la hipocresía puede convertirse
en un deber (7).

La opinión pública ha sido el concepto dominante en lo que ahora parece referirse


a la comunicación política. Y es que después de muchos intentos y de una larga
serie de estudios, la experiencia parece indicar que opinión pública implica muchas
cosas a la vez, pero, al mismo tiempo, ninguna de ellas domina o explica el conjunto.
Además, con el predominio de la tecnología, en una sociedad masificada el territorio
de la opinión parece retomar un nuevo enfoque.

También es necesario considerar que la opinión pública tiene una amplia tradición
como campo de estudio. Inclusive cuando se relaciona estrechamente con la
democracia, se diferencia de esta. Es decir, la opinión pública constituye solo un
sector dentro del amplio espectro de la comunicación política.

TEMA 2
TEORÍA DE LA OPINIÓN PÚBLICA

 Definición de la opinión pública


El concepto de opinión pública es aquel que se utiliza para hacer referencia a las
diferentes formas de expresión que una comunidad puede tener con respecto a
temas públicos. La idea de opinión pública existe desde hace tiempo ya, siempre
que se hable de la reacción o de la forma de pensar del pueblo ante determinados
eventos políticos, sociales, económicos o culturales. Sin embargo, no hay duda
alguna de que la importancia que este concepto ha tomado en los últimos cincuenta
años es mayor debido a que las nuevas tecnologías y la aparición de Internet han
facilitado y ampliado las formas de expresión pública ante todo tipo de eventos.

Se trata de la valoración generalizada a nivel social que existe con respecto a


determinados asuntos.

La opinión pública se produce a partir de coincidencias extendidas entre la mayoría


de las personas. Su desarrollo se ve afectado por distintos factores, teniendo
especial importancia la influencia de los medios de comunicación.

 Opinión pública y opinión del público

La opinión del público se da en cualquier situación colectiva, por ejemplo, en todo


el electorado en un momento eleccionario, los espectadores de un partido de fútbol,
en la sala de un concierto; mediante un proceso de recuento individual que adiciona
las opiniones coincidentes.

En cambio, la opinión pública, que también requiere una situación colectiva, no


juega en cualquier situación colectiva. Si nos referimos al fútbol, entiéndase que no
hay opinión pública entre los espectadores sino en el seno de las comisiones
calificadoras y en la gente que trata con ellas.

La opinión pública es una opinión “autorizada o calificada” porque en alguna forma


traduce “principios”.

 Opinión individual
La opinión es la valoración subjetiva en relación con un tema determinado. Y la
opinión personal es, lógicamente, la valoración de un individuo.

La opinión se diferencia del conocimiento. Fueron los griegos de la antigüedad


quienes diferenciaban la doxa (opinión) de la episteme (el conocimiento). La opinión
es interna, subjetiva, variable, la mayoría de las veces interesada y no tiene por qué
tener un fundamento. Por el contrario, el conocimiento es objetivo, con carácter
general, concreto y tiene algún tipo de prueba que lo avale.

 Naturaleza de la opinión pública


Para comenzar a hablar de la opinión pública, se debe saber que se originó desde
la existencia de la humanidad. Cuando el ser humano comienza a hacerse
preguntas, se crea la opinión individual; luego, por medio de las conversaciones que
realicen distintas personas o por las experiencias vividas, se origina la opinión
colectiva. Así lo afirma Raúl Rivadeneira Prada, en su libro “La Opinión Pública”,
editado en el 2000: “La opinión pública es, por su formación, un producto de
opiniones individuales sobre asuntos de interés común y que se origina en las
formas comunicativas humanas, en procesos individuales, primero, y en procesos
colectivos, después, en diversos grados, según, la naturaleza de las informaciones,
compartidas por los individuos, a la vez influidas por los intereses particulares de
los grupos afectados.”

Es decir, la opinión pública es la fuerza de una muchedumbre guiada por una idea
en común, ya sea adquirida por experiencia, creencia o estudio. Todas las personas
no siguen un ideal por la misma razón, según Ortega y Gasset existen dos tipos de
personas: aquellas que son conformistas, que no tienen apreciación personal o que
no se han interesado en aspirar algo más por la vida; por otro lado, están aquellos
quienes tienen preguntas sobre sus capacidades, estiman algo más por la vida y
tienen aspiraciones. Este último son aquellas personas que forman parte de la
“minoría”, que “son individuos o grupos de individuos especialmente cualificados”;
el otro tipo, pertenece a la “masa”, que se refiere al “conjunto de personas no
especialmente cualificadas”, según lo explica en el libro “La Rebelión de las Masas‟.

Entonces se puede decir que la opinión pública tiene relación con el liderazgo,
como sucedió desde el siglo XVI, en la edad moderna, que existió la hegemonía
europea, en donde este fue la influencia autoritaria y poseía un poder frente al resto
del mundo. Como dice Ortega y Gasset: “Jamás ha mandado nadie en la tierra
nutriendo su mando esencialmente de otra cosa que de la opinión pública.” Esto
quiere decir que la principal herramienta para obtener el poder es la opinión pública,
ya que no se puede combatir contra esta, se debe tener un lineamiento, una fuerza
que el pueblo apoye, para así triunfar.

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