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Revista de análisis de la actualidad política
Publicación del Centro de Estudios e Investigaciones Sociales - CEIS

No. 46 | Septiembre – Octubre 2019

taller
Revista de análisis de la
actualidad política
Publicación del Centro de Estudios
e Investigaciones Sociales - CEIS

No. 46 Resolución 2884 de 1990

Ministerio de Gobierno
Septiembre – Octubre 2019 ISSN 1692 - 6978

FUNDADOR ÁLVARO VÁSQUEZ DEL REAL

DIRECTOR CARLOS TUTA ALARCÓN

CONSEJO DE REDACCIÓN ALBERTO MALDONADO COPELLO

EDGAR MONTAÑEZ
GABRIEL BECERRA YAÑEZ
ALEJANDRO SARMIENTO
JOSE RAMON LLANOS
LUZ MARINA LOPEZ
MAGDA RIVEROS
MAGNOLIA AGUDELO
RENATA CABRALES
RUBIEL VARGAS QUINTERO

Correo electrónico: revtaller@gmail.com

DISEÑO Y DIAGRAMACIÓN MARIO ALBERTO AVILA

IMPRESIÓN TEORIA & PRAXIS (1000 ejemplares)

ADMINISTRACIÓN JAZMIN SOTO Cel: 311 2115923

Y PEDIDOS librerianuestraamerica1@gmail.com
Valor Revista: $ 10.000
Las opiniones expresadas aquí son responsabilidad del autor y no necesariamente
reflejan la opinión del consejo de redacción de la Revista Taller.
Se permite la reproducción total o parcial siempre y cuando se cite la fuente.
 Contenido
7 Editorial
Campaña política unitaria y
Filosofía

movilización contra el genocidio

95 La importancia de la verdad o
cómo combatir al relativismo
contemporáneo
Paz y justicia transicional
Victor Valdivieso

11 Apuntes sobre el tema de la

Responsabilidad del Mando a la Sindical
luz de la doctrina, normatividad y
jurisprudencia vigentes
Miguel Ángel González Reyes
109 Algunas consideraciones sobre
el sindicalismo magisterial
Yesid González Perdomo

27 Defender la vida, construir la paz

José Rubiel Vargas
Educación y medios de
comunicación
Bicentenario
123 Una reflexión sobre educación
y cultura política en Colombia

39
Bicentenario: Segunda a través de los medios de
independencia y revolución comunicación
continental Camilo Pineda Jiménez
Jaime Caycedo Turriago
Los nuestros IN-MEMORIAN

47 Estados Unidos y la
independencia de América
Latina: cinismo y expansionismo
131 Alvaro Mosquera Muñoz
Pablo Rolník

137
Grupo de investigación histórica Nelson Fajardo
José Ramón Llanos
61 Tendencias políticas en la
independencia
Carlos Tuta Alarcón 141 Carlos César Cerón Illera
Ernesto Tuta Alarcón

Economía y sociedad
145 Manuel Cepeda Vargas – 25 años
Ivan Cepeda Castro

73 Burbuja inmobiliaria en
Colombia: vivienda, salario y
Documentos

149
deuda Seminario Internacional
Andrea Galindo M. y John Fredy Bicentenario y Paz
Gómez C. Declaración final

87 Avianca, bajo la tormenta

especulativa
Octavio Barbosa Cardona
153 Declaración de intención
y lanzamiento del Consejo
Colombiano de Paz
taller 5
 Candidatas al Concejo de Bogotá por la CH-UP, Heidy Sanchez y Ana Teresa Bernal 2019
Camilo Cifuentes

6 taller
Editorial
Campaña política unitaria
y movilización contra el genocidio
A
l cabo del primer año de go-
bierno queda claro que Du-
que desarrolla una agenda
uribista de “seguridad democrática”,
en un momento político marcado por
una transición hacia un acuerdo de
paz que no comparte. La esencia de
esa agenda consiste en:
• Ralentizar y torpedear la imple-
mentación del acuerdo de paz,
con todas sus consecuencias;
• Reformar el sistema de justicia
transicional, en concreto la pro-
puesta de Uribe de una sala espe-
cial para militares;
• Ofrecer medidas inocuas ante el
creciente número de asesinatos
de hombres y mujeres con lide-
razgo popular, defensores de la
paz, reincorporados de Farc y
activistas de la izquierda;
• Mantener un lenguaje de odio y
estigmatización y al mismo tiem-
po llamar al “pacto por Colombia”
y a rodear al gobierno.
Frente a las protestas de masas
universitaria e indígena, campesina,
afro y popular su táctica consistió
en acuerdos que luego no cumple.
La represión violenta a la Minga del
suroccidente fue el revelador de las
verdaderas intenciones del gobierno
taller 7
 Editorial
y de la clase terrateniente paramilitar
que representa, con las comunidades
que exigen la desmilitarización del
Cauca, el respeto a sus territorios y
el freno al exterminio de los guardias
indígenas, las y los líderes populares.
No hay que olvidar que, tras los vio-
lentos atropellos ordenados por Min
defensa Botero, Uribe expuso su teo-
ría acerca de “masacres con sentido
social”, recordando la perversa peda-
gogía del genocidio como instrumen-
to de sometimiento social.
La política de clase del Consejo
Gremial Nacional CGM, del Grupo Em-
presarial Antioqueño GEA, de Fedegan
reempoderada y de la SAC, es la línea
de Duque. No obstante, incluso gre-
mios como la Andi advierten el estan-
camiento del sector productivo rural e
industrial. El desempleo se incremen-
ta, pese a los favores del Plan Nacional
de desarrollo PND a las empresas, diz-
que para crear nuevos puestos. La ley
de Financiamiento, en realidad otra
reforma tributaria camuflada, deja un
hueco de 8 billones en déficit fiscal,
que el gobierno traduce en recorte so-
cial. El impacto cambiario de la guerra
comercial de Trump contra China con
un dólar alto, encarece las importa-
ciones y desata la inflación contra los
salarios. Están en auge los despidos y
el enganche de migrantes sub asala-
riados. Tal política de clase tiene entre
sus apuestas la ley agraria que reforma
la 160 de 1994 y sepulta el punto uno
del Acuerdo de paz; y la reforma pen-
sional, cuidadosamente postergada
para después de las elecciones. Como
distractor, Duque propone la cadena
perpetua para “violadores de niños”.
8 taller
En este marco, la campaña políti-
ca de gobernaciones, alcaldías, asam-
bleas departamentales, concejos mu-
nicipales y juntas administradoras
locales es un escenario de medición
de fuerzas del régimen. Así lo tiene
previsto la ultraderecha gobernante.
Frente a semejante reto de alcan-
ce estratégico el Partido Comunista
impulsa la política de Frente amplio
y convergencias por la paz, que se
traduce en la iniciativa de Colom-
bia Humana UP, como núcleo de
acercamientos y de reagrupamien-
tos programáticos más amplios. La
experiencia ha mostrado que CH-UP
están cumpliendo el propósito y que
la convergencia tiende a cubrir el es-
pectro de la izquierda y las fuerzas
alternativas. En lucha frente al sec-
tarismo anticomunista y a diversas
manifestaciones de oportunismo y
arrogancia, actuamos para consolidar
los pasos alcanzados y abrir nuevos
horizontes.
Esta política está permitiendo
una proyección más profunda, a la
vez que más extendida de los facto-
res que aproximan a la izquierda uni-
taria, no sólo como reagrupamiento
en sí, como esbozo de un Bloque
popular alternativo, también como
espacio de acción común con otras
vertientes que se identifican con la
defensa del Acuerdo de paz, de su
implementación y su identificación
con las reivindicaciones populares
del área local o regional. La intensi-
dad del trabajo, el esfuerzo del par-
tido, de la Juco, de las y los aliados
dará el resultado medible de los
avances en votos, nuevos radios de
influencia y nuevos militantes para
fortalecer a la Unión Patriótica y al
Partido Comunista.
No obstante, es claro que el eje
principal de la política del gobierno
afín al paramilitarismo es la nueva va-
riante del exterminio hacia el campo
popular y los ex combatientes. Esta
tiene que ser una campaña electo-
ral con movilización social de masas
para desenmascarar el aparato mega
criminal en marcha y salvar las vidas
de centenares de compañeras y com-
pañeros del campo democrático vícti-
mas de las amenazas, a punto de ser
aniquilados.
taller 9
 General (R) Rito Alejo del Rio, alias "El Pacificador de Urabá"
lafm.com.co

10 taller
Retos de la Jurisdicción Especial para la de Paz

Apuntes sobre el tema

de la Responsabilidad
del Mando a la luz de la
doctrina, normatividad y
jurisprudencia vigentes
Sin lugar a duda, el tema de la Responsabilidad del Mando como concepto jurí-
dico, y si se quiere como un amplificador de la autoría y la participación a la luz
del derecho penal internacional, se constituye no solo en una figura novedosa sino
determinante a la hora de establecer la responsabilidad individual en los casos que
son de conocimiento de la Justicia Especial para la Paz. El objetivo entonces, del
presente trabajo, no es otro, que el de indagar su origen, determinar a partir de la
teoría del delito cuál es su alcance y límites, y revisar en concreto cómo ha que-
dado regulada la figura, tanto en el Acto Legislativo que dio origen a la JEP, y que
elevó a norma constitucional los Acuerdos de Paz de la Habana; así como también
indagar sobre cómo fue su diseño en la Ley Estatutaria y qué aspectos tuvo en
cuenta la Corte Constitucional para determinar su exequibilidad.

Miguel Ángel González Reyes*

* Coordinador Jurídico. Convenio 191 OEI-Jurisdicción Especial para la Paz.

taller 11
 Retos de la Jurisdicción Especial para la de Paz

En la tradición liberal-democrática, el derecho y el proceso

penal son instrumentos o condiciones de “democracia”
solo en la medida en que sirven para minimizar la violencia
punitiva del Estado, y constituyen, por lo tanto -antes que
un conjunto de preceptos destinados a los ciudadanos y de
limitaciones impuestas a su libertad- un conjunto de
preceptos destinados a los poderes públicos y de limitaciones
impuestas a su potestad punitiva: en otras palabras, un
conjunto de garantías destinadas a asegurar los derechos
fundamentales del ciudadano frente al arbitrio y el abuso de
la fuerza por parte del Estado.

L
a importancia de abordar la
discusión sobre la temática
de la Responsabilidad del
Mando, radica como bien lo indica
Yesid Reyes Alvarado, en el hecho
que los tribunales especiales creados
en procesos de justicia transicional,
al no contener una parte general, y
en tanto, que las escasas referencias
contenidas sobre el tema en el Esta-
tuto de Roma sobre las figuras de la
autoría y la participación son insufi-
cientes para determinar con claridad
y precisión los distintos niveles de
responsabilidad que corresponden
a las diversas formas de interven-
ción en el delito, diferenciación que
resulta esencial e indispensable en
aras de respetar el principio univer-
sal de culpabilidad.1
Sobre este instituto jurídico ha
indicado el profesor Alemán Volker
Nerlich, que: El propósito de la figura
de la responsabilidad del superior con-
siste en asegurarse de que los jefes mi-
litares y superiores ejerzan el control
1 REYES ALVARADO, Yesid. Editor. Autores, partí-
cipes y superiores en la Justicia Transicional. Uni-
versidad Externado de Colombia. Bogotá, 2018.
Pág. 11.
debido sobre la tropa a su cargo, para
evitar y, si es necesario, castigar los
delitos de sus subordinados, coadyu-
vando así al cumplimiento del derecho
internacional humanitario2
Suele indicarse por parte de los in-
vestigadores del tema, que la respon-
sabilidad del superior es un concepto
utilizado con cierta frecuencia en los
tribunales penales internacionales
ad hoc para atribuir responsabilidad
penal a los jefes militares y a otros
superiores. Es decir, que la noción de
responsabilidad del superior se ha des-
crito como “una creación original del
derecho penal internacional, para la
que no existe paradigma en los siste-
mas jurídicos nacionales”. 3
Señala el magistrado de la JEP,
Iván González Amado, que conviene
descubrir el origen y sentido políti-
co-criminal de la noción de máximos
responsable, y su inscripción en un
modelo de justicia transicional. Y qué
en ese sentido, se deberían responder
2 VOLKER, Nerlich. La Responsabilidad del Supe-
rior a la luz del artículo 28 del ECPI. Universidad
Externado de Colombia, Bogotá 2016. Pág. 16
3 Cfr. Pág. 11

12 taller
dos cuestiones esenciales: ¿responsa-
bles de qué? Y ¿responsables por qué?4
Según el criterio del autor en co-
mento, la respuesta a la segunda pre-
gunta remite no a la razón de la selec-
ción del objeto del proceso atribuido
al máximo responsable sino a la re-
lación de este con el delito que se le
imputa, es decir, si se trata de un au-
tor material, de un determinador, de
un autor mediato, de un responsable
por jerarquía o ejercicio de mando,
o de una persona a quien se le pueda
imputar su participación en el delito
bajo el concepto de empresa criminal
conjunta, cómplice o auxiliador etc.,
considerando que cualquiera de es-
tas formas de intervención permitirá
definir quiénes son los “más” respon-
sables.5
Sobre las formas de intervención
en el delito, esto es, las nociones de
autoría y participación, son pertinen-
tes las observaciones de Reyes Alva-
rado, en el sentido de indicar que
resulta útil que el Estatuto de Roma
agrupe en su artículo 25 cuatro gran-
des categorías que permiten abarcar
hipótesis de autoría, de generación o
impulso a la idea criminal, de colabo-
ración y de actuación como parte de
un grupo; y como, si a estas opciones
se añade la regulación que sobre la
responsabilidad del superior con-
sagra el artículo 28 del ECPI, todo lo
cual, configura un cuerpo normativo
bastante detallado de las formas de
4 GONZÁLEZ, AMADO. Iván. El concepto de
Máximos Responsables. Memorias Jornadas In-
ternacionales de Derecho Penal. Universidad Ex-
ternado de Colombia. Pág. 33
5 Cfr. Pág. 34
intervención delictiva en el derecho
penal internacional.6
Para Kai Ambos, el requisito mí-
nimo de la responsabilidad del supe-
rior es que éste tenga mando. Según
su criterio, normalmente un superior
con mando y autoridad controla a
sus subordinados y tiene la capaci-
dad de impartir órdenes. El control,
es decir, el mando, la autoridad debe
ser efectivo; afirmando que de hecho
la responsabilidad del superior por
omisión tiene que ver –en un nivel
objetivo– con su autoridad y control
efectivo, la posibilidad de ejercer el
control conforma el fundamento legal
y legítimo de su responsabilidad, jus-
tifica su deber de intervenir, a pesar
de que la forma de ese control puede
variar según sea la posición que el su-
perior ostente.7
Cómo aborda el artículo
28 del Estatuto de la
Corte Penal Internacional
el tema, ECPI
Como quiera que la noción de res-
ponsabilidad del superior ha queda-
do descrita en el artículo 28 del Esta-
tuto de la Corte Penal Internacional,
(ECPI) conviene indicar con preci-
sión, a título de qué debería respon-
der el mando, esto es, sí puede respon-
der tanto por la consecuencia injusta
del delito de un subordinado como por
6 Cfr. Autores, participes y superiores en la Justi-
cia Transicional. Pág. 17
7 KAI Ambos. ¿Cómo imputar a los superiores crí-
menes de los subordinados en el Derecho penal
internacional? Universidad Externado de Colom-
bia, Bogotá, año 2008. Pág. 173
taller 13
 Retos de la Jurisdicción Especial para la de Paz
la conducta delictiva que constituye el
delito del subordinado.8 Al respecto,
resultan ilustrativas las reflexiones de
Volker Nerlich, razón por la cual, nos
detendremos en su análisis.
En cuanto al contenido del artícu-
lo 28 del ECPI, el autor indica que el
mismo establece dos distinciones de
singular importancia. La primera de
ellas, plantea una diferenciación con
respecto a la relación secuencial entre
la falta de actuación del superior y la
comisión del delito por el subordinado,
en este caso, el superior puede fallar
al no evitar o reprimir el delito del su-
bordinado o, una vez, se ha cometido el
delito, al no remitir el asunto a las au-
toridades competentes. La importancia
de la distinción es evidente: en el primer
caso, el superior tenía la posibilidad de
evitar la comisión del delito por el su-
bordinado. En el segundo caso, no es
posible que el superior evite el delito,
pero pudo haber remitido el asunto a
las autoridades competentes, toda vez,
que el delito ya se había cometido.9
La segunda distinción importante,
tiene que ver con el nivel de conoci-
miento del superior con respecto al
delito del subordinado. En efecto,
el artículo 28 (a) del Estatuto de la
Corte Penal Internacional, señala que
el jefe militar puede responder si se
materializa una de estas dos hipóte-
sis: a) si hubiere sabido del delito del
subordinado o, b) “en razón de las cir-
cunstancias del momento, hubiere de-
bido saber que las fuerzas estaban co-
metiendo esos crímenes o se proponían
8 Ob. Cit. Pág. 13
9 Cfr. Pág. 14,15
14 taller
cometerlos”. El artículo 28 (b) ECPI
contiene una distinción similar para
los superiores no militares utilizando
un lenguaje sutilmente distinto. En
atención a lo dispuesto, en el primer
caso, el superior tenía conocimiento
real del delito del subordinado. (res-
ponsabilidad del superior con cono-
cimiento). En el segundo caso, este
conocimiento no es un requisito y es
suficiente que el superior esté en po-
sesión de información que le hubiera
permitido conocer acerca del delito
base (responsabilidad del superior
sin conocimiento).10
Clases de
Responsabilidad
del Superior
A partir de estas dos distinciones
fundamentales se pueden establecer
cuatro clases de responsabilidad del
superior:
a) Responsabilidad del superior con
conocimiento antes de ocurrir el
hecho.
b) Responsabilidad del superior con
conocimiento después del hecho.
c) Responsabilidad del superior sin
conocimiento antes del hecho.
d) Responsabilidad del superior sin
conocimiento después del hecho.11
Las cuatro anteriores clases de
responsabilidad comportan elemen-
tos materiales comunes. En primer
lugar, debe haberse cometido un deli-
to de competencia de la Corte de con-
10 Ob. Cit. Pág. 15
11 Ob. Cit. Pág. 15-16
 Manifestación en la Sala Penal del Tribunal Superior de Cali
Juan Carlos Quintero

Para Kai Ambos, el requisito mínimo de la

responsabilidad del superior es que éste tenga
mando. Según su criterio, normalmente un
superior con mando y autoridad controla a sus
subordinados y tiene la capacidad de impartir
órdenes. El control, es decir, el mando, la
autoridad debe ser efectivo.

formidad con los artículos 6 a 8 del origine a partir de cualquier forma de

Estatuto de Roma. En este caso ese
sería el delito base. En segundo lugar,
la persona penalmente responsable
por el delito base debe ser un subordi-
nado de la persona acusada con base
en el artículo 28 del ECPI (relación
superior-subordinado). Y en tercer
lugar, el superior debe haber omitido
el control debido.12
En relación con el primer elemen-
to material en común, esto es, el delito
base, o sea, un delito de competencia
de la Corte, es suficiente que la res-
ponsabilidad por ese delito base, se
12 Ob. Cit. Pág. 16
autoría o participación reconocida en
el artículo 25(3) del ECPI. Ello quiere
decir, que en este caso, la responsa-
bilidad penal trasciende la figura del
autor principal de la conducta, y que
adicionalmente el superior podría
responder cuando el subordinado
“solo sea cómplice o inductor del de-
lito de otra persona y no autor prin-
cipal”. Puede ser delito base incluso
un delito no consumado: de acuerdo
con el artículo 28 (1) (2) ECPI, basta
con que el subordinado “se proponga
cometer” el delito base. El delito base,
sin embargo, debe haber alcanzado
el umbral del artículo 23 (3) (f) ECPI,

taller 15
 Retos de la Jurisdicción Especial para la de Paz
que acepta la responsabilidad penal
por delitos cometidos en grado de
tentativa.13
El autor que venimos reseñando,
indica que la relación superior-su-
bordinado entre el acusado y la per-
sona que comete el delito base es un
elemento constitutivo de la figura de
la responsabilidad del superior; y que
este último solo puede ser responsa-
ble si quien comete el delito es su su-
bordinado. Y que para establecer esa
relación causal se ha desarrollado por
parte de los Tribunales Internaciona-
les el llamado test de control efectivo:
si el acusado ejerció un control efec-
tivo sobre la persona que cometió el
delito base, entonces el primero es el
superior del segundo, a la vez que, el
control efectivo depende de la capa-
cidad material de evitar o castigar la
conducta delictiva.
En relación con el incumplimien-
to en la supervisión y control debi-
dos por parte del superior, se puede
concluir que él será penalmente res-
ponsable en las hipótesis de omisión
del control debido sobre sus fuerzas
o subordinados. El incumplimiento en
la supervisión y control puede única-
mente generar responsabilidad penal
si el superior tiene el deber de actuar.
El deber de los jefes militares de con-
trolar a sus tropas es fundamental en
el derecho internacional humanita-
rio. Y se ha codificado expresamente
como un deber del jefe militar en el
artículo 87 del protocolo Adicional de
Ginebra.14
13 Ob.Cit. Pág. 17
14 Ob. Cit. Pág. 19-20
16 taller
Ahora bien, sí el superior ordenó
la comisión del delito del subordi-
nado, el superior podrá incurrir en
responsabilidad por el delito base
de acuerdo con el artículo 25 (3) (b)
ECPI, o como autor mediato a la luz
del articulo 25 (3) (a) ECPI. Situacio-
nes descritas como casos de respon-
sabilidad directa del superior.15
La Responsabilidad del Superior
con Conocimiento antes del Hecho.
Este tipo de responsabilidad, como
resulta claro, exige el conocimiento
efectivo del delito base por parte del
superior. A diferencia del artículo
30 (1) ECPI, el elemento subjetivo
del delito base es menos exigente
puesto que no requiere intensión.
En este caso, el punto crucial con
respecto al concepto de responsabi-
lidad del superior con conocimiento
antes del hecho consiste en la rela-
ción entre la omisión del superior y
el delito base.16
La Responsabilidad del Superior
sin Conocimiento antes del Hecho.
La diferencia entre el concepto de
responsabilidad del superior con
conocimiento antes del hecho, y de
responsabilidad del superior sin co-
nocimiento antes del hecho, afirma
Volker Nerlich, reside en el elemento
subjetivo respecto del delito del su-
bordinado. En síntesis, mientras que
en el primer caso el superior sabía
que el subordinado estaba cometien-
do un delito o se proponía cometerlo,
en el segundo, el jefe militar, en razón
de las circunstancias del momento,
15 Cfr. Pág. 19
16 Ob. Cit. Pág. 20 a 23
debía haber sabido que estos delitos
se estaban cometiendo o que existía
el propósito de cometerlos artículo
28 (a) (i) ECPI.
La Responsabilidad del Superior
con Conocimiento después del He-
cho. Como se ha explicado, en los
casos de responsabilidad del supe-
rior antes del hecho, debe probarse
la existencia de un nexo causal entre
el incumplimiento del superior y el
delito del subordinado. A primera
vista, indica el autor, ni siquiera este
limitado requisito de causalidad pue-
de pregonarse en situaciones de res-
ponsabilidad del superior después
del hecho: claramente el incumpli-
miento en el deber de remitir el caso
a las autoridades competentes tras la
comisión del delito no puede haber
provocado la comisión del delito del
subordinado.17
No obstante, de conformidad con
el artículo 28 ECPI, la causalidad es
requisito necesario en los casos de
responsabilidad del superior des-
pués el hecho, en tanto, el artículo
28 (a) y (b) hacen mención al incum-
plimiento en el ejercicio del control
apropiado. Recuérdese como este
artículo señala el incumplimiento
en la “adopción de todas las medidas
necesarias y razonables a su alcance
para prevenir o reprimir su comisión
o para para poner el asunto en co-
nocimiento de las autoridades com-
petentes.” De esta forma el superior
respondería por dos omisiones por
su incumplimiento, a saber: en el
ejercicio del control debido y por su
17 Ob. Cit. Pág. 30
incumplimiento en los deberes de
prevenir, reprimir o castigar el delito
base.18
La Responsabilidad del Superior
sin Conocimiento después del He-
cho. Afirma Volker Nerlich, que Si la
modalidad de la responsabilidad del
superior después del hecho se inter-
preta como una responsabilidad por
dos omisiones, los problemas doc-
trinales con respecto al concepto de
responsabilidad del superior sin co-
nocimiento tras el hecho se reducen
considerablemente. Como ocurre en
los casos de responsabilidad del su-
perior tras el hecho, el superior es
responsable principalmente por su
incumplimiento en ejercicio del con-
trol apropiado, que resultó en la co-
misión del delito por el subordinado
(delito base)
No obstante la exhaustiva y por-
menorizada elaboración dogmática
de Volker Nerlich, que se ha resu-
mido en precedencia, resulta útil y
aleccionador la observación de Re-
yes Alvarado, en torno al debate so-
bre la Responsabilidad del Mando.
En efecto, señala que sin una noción
precisa de lo que es el principio de
culpabilidad y su importancia en la
determinación de la pena, sin que
haya claridad en cuanto a la forma
y el lugar teórico en que debe ha-
cerse la distinción entre autores y
partícipes, o sin haber asumido una
postura sobre la naturaleza de los
delitos de acción y de omisión, de
resultado y de peligro (abstracto y
concreto), resulta extremadamente
18 Ob. Cit. Pág. 30-31
taller 17
 Retos de la Jurisdicción Especial para la de Paz
complicado entender y aplicar una
figura como la de la responsabilidad
por mando.19
Cómo aborda el
ordenamiento
interno la figura de la
Responsabilidad del
Superior
El profesor Kai Ambos, en su artí-
culo sobre la absolución de Jean Pie-
rre Bemba y la responsabilidad del
superior, afirma que la figura de im-
putación tiene especial relevancia en
Colombia, pues fue incluida en varios
puntos del Acuerdo Final de Paz, en
el artículo 24 del Acto legislativo de
la Jurisdicción Especial para la Paz,
y en los artículos 67 y 68 de la Ley
Estatutaria de la JEP; el autor agrega
que las normas indicadas no se limi-
taron exclusivamente a contemplar
la figura, sino que por el contrario, el
Acto Legislativo estableció los even-
tos en los que se considera que existe
un mando y control efectivo del su-
perior militar o policial y la Ley Esta-
tutaria señaló cuándo existe control
efectivo por parte de los mandos de
las Farc EP.20
En efecto, el artículo 24° del Acto
Legislativo 01 del 4 de abril del
2017, referido a la Responsabilidad
del mando, en primer lugar, indica
que… La determinación de la respon-
19 Ver Autores, participes y superiores en la Justi-
cia Transicional. Pág. 24
20 KAI Ambos. (defensor). La Absolución de Jean
Pierre Bemba y la Responsabilidad del Superior.
Documento bajado de Internet Pág. 1
18 taller
sabilidad del mando no podrá fun-
darse exclusivamente en el rango, la
jerarquía o en ámbito de jurisdicción.
Y agrega además que: …Se entenderá
que existe mando y control efectivo
del superior militar o policial sobre
los actos de los subordinados, cuando
se demuestren las siguientes condicio-
nes concurrentes:
a.- Que la conducta o conductas puni-
bles hayan sido cometidas dentro
el área de responsabilidad asigna-
da a la unidad bajo su mando se-
gún el nivel correspondiente y que
tengan una relación con activida-
des bajo su responsabilidad;
b.- Que el superior tenga la capacidad
legal y material de emitir órdenes,
de modificarlas o de hacerlas cum-
plir;
c.- Que el superior tenga la capacidad
efectiva de desarrollar, y ejecutar
operaciones dentro del área donde
se cometieron los hechos punibles
conforme al nivel de mando co-
rrespondiente; y
d.- Que el superior tenga la capacidad
material y directa de tomar las
medidas adecuadas para evitar o
reprimir la conducta o las conduc-
tas de sus subordinados, siempre
y cuando haya de su parte conoci-
miento actual o actualizable de su
comisión.21
A su vez, el artículo 67° de la Ley
Estatutaria, en relación con la Res-
ponsabilidad de los Mandos de las
Farc-EP, señala lo siguiente: La res-
ponsabilidad de los mandos de las
21 Acto Legislativo 01 del 4 de abril de 2017.
Artículo transitorio 24. Pág. 18-19
Farc-Ep., por los actos de sus subor-
dinados deberá fundarse en el control
efectivo de la respectiva conducta, en
el conocimiento basado en la informa-
ción a su disposición antes, durante y
después de la realización de la respec-
tiva conducta, así como en los medios
a su alcance para prevenirla, y de ha-
ber ocurrido adoptar las decisiones
correspondientes. La responsabilidad
del mando no podrá fundarse exclusi-
vamente en el rango o jerarquía.
Agregando que: Se entiende por
control efectivo de la respectiva con-
ducta, la posibilidad real que el supe-
rior tenía de haber ejercido un control
apropiado sobre sus subalternos, en
relación con la ejecución de la conduc-
ta delictiva, tal y como se establece en
el derecho internacional. 22
Sobre el tema de los Máximos Res-
ponsables, a partir de una definición
inicial realizada por la Corte Cons-
titucional, en la Sentencia C-579 de
2013, y como bien se observa en el
ejercicio de análisis de esa Sentencia
realizado por el grupo que coordinó
el profesor Kai Ambos, tal definición
resultaba problemática, y la misma,
se encontraba desde ese momento,
en un proceso de concreción y per-
feccionamiento.23 Desarrollos poste-
riores, como es el propio artículo 24°
del Acto Legislativo 01 del 4 de abril
del 2017 y el artículo 67° de la Ley
22 Corte Constitucional. Sentencia C-080/2018.
Magistrado Sustanciador LIZARAZO OCAMPO,
Antonio José. Bogotá, agosto de 2018. Pág. 532
23 KAI Ambos. (Coordinador) Justicia de Tran-
sición y Constitución. Análisis de la Sentencia
C-579 de 2013 Corte Constitucional. Editorial Te-
mis, Bogotá año 2014. Pág. 15.
Estatutaria, han venido precisando el
contenido y alcance de la figura.
En efecto, indicó la Corte en esa
Sentencia que: “…el máximo responsa-
ble es aquella persona que tiene un rol
esencial en la organización criminal
para la comisión de cada delito, es de-
cir, que haya dirigido, tenido el control,
o financiado la comisión de los delitos
de lesa humanidad, genocidio y críme-
nes de guerra cometidos de manera
sistemática”.24 En tal sentido, el con-
cepto abarcaría tanto a los líderes que
han ordenado la ejecución del delito
como a las conductas a través de las
cuales este se haya financiado.25
Vistas así las cosas, inicialmente la
Corte Constitucional planteó un con-
cepto complejo en el cual, de una parte,
el máximo responsable puede ser tanto
autor del delito en concreto como tam-
bién el líder de la organización, pero
dependiendo siempre de la estructura
misma de los delitos de lesa humanidad,
genocidio y crímenes de guerra.26
A partir de tal definición, se podría
inferir que el máximo responsable
puede ser, el jefe máximo de la or-
ganización, o bien, las personas con
mayor jerarquía o poder de mando,
-incluso mandos medios o miembros
de base- en cuanto a los hechos con-
cretos materia de una investigación
determinada.
Recuérdese como en relación con
el control de constitucionalidad de la
24 Ibídem, Pág. 15
25 Ob. Cit. Pág. 16
26 Ob. Cit. Pág. 16
taller 19
 Retos de la Jurisdicción Especial para la de Paz
Ley Estatutaria, la Corte constató la
constitucionalidad del artículo 67° de
la Ley 1957 de 2019, Estatutaria de
la Jurisdicción Especial para la Paz.27
En las líneas que siguen se hará un
resumen de los principales plantea-
mientos del órgano de cierre y las ob-
servaciones presentadas por algunas
entidades en relación con el artículo
en comento. En este punto, es nece-
sario detenerse a observar el análisis
que hace la Corte Constitucional en
relación con la intervención del re-
presentante de la Oficina en Colombia
del Alto Comisionado de las Naciones
Unidas para los Derechos Humanos,
el cual propuso una modulación in-
terpretativa de dicho artículo.
Veamos en resumen los argumen-
tos presentados por el representan-
te de la Oficina en Colombia del Alto
Comisionado de las Naciones Unidas
para los Derechos Humanos. En pri-
mer lugar, indicó que el fiscal adjunto
de la CPI manifestó, que la definición
sobre la responsabilidad de mando
contenida en el Acto legislativo 01, se
aparta en algunos aspectos tanto del
derecho internacional consuetudi-
nario como del Estatuto de Roma. Ya
que…con arreglo al derecho interna-
cional consuetudinario, los jefes mili-
tares y otros superiores son penalmen-
te responsables si sabían, o tenían ra-
zones para saber, que los subordinados
se disponían a cometer, o ya habían
cometido, los crímenes.28
Que a su vez, El Estatuto de Roma
27 Sentencia C-080/2018. MP. Antonio José
Lizarazo Ocampo.
28 Sentencia C-080/2018. Pág. 532-533
20 taller
adopta una fórmula ligeramente dife-
rente, según la cual, la responsabilidad
surge si el jefe militar hubiere sabido
o, “en razón de las circunstancias del
momento, hubiere debido saber” que
los crímenes estaban por ocurrir o ya
habían ocurrido.29
Indica en este punto la Oficina,
que: …sin embargo, en Acto Legislati-
vo 01 no incluye el estándar de “tenía
razones para saber” con arreglo al de-
recho internacional consuetudinario
ni el estándar de “hubiera debido sa-
ber” el Estatuto de Roma. Y parecería
haber adoptado la definición posible-
mente más restrictiva de “conocimien-
to actualizable”.30
Considera entonces, la Oficina en
Colombia del Alto Comisionado de las
Naciones Unidas para los Derechos
Humanos, que: Por lo expuesto y en
consideración a la similitud de la cláu-
sula de responsabilidad del superior
definida en el proyecto de la Ley Es-
tatutaria con lo establecido en el Acto
legislativo 01 de 2017, en relación con
los elementos de: a) control efectivo
sobre los subordinados, b) conocimien-
to actualizable; c) capacidad material
y los medios para prevenir y sancionar
los crímenes. La Corte Constitucional
debería tener en cuenta las Observa-
ciones de la Fiscalía de la CPI.31
En resumen, la Oficina del Alto Co-
misionado, tomando las palabras del
fiscal adjunto, expresa que preocupa
que: …el Acto Legislativo 01 contenga
29 Ob. Cit. Pág. 533
30 Ob. Cit. Pág. 533
31 Ob. Cit. Pág. 533
 Seis militares condenados por ejecuciones extrajudiciales en el Cauca en 2017
Archivo / EL TIEMPO

El propósito de la figura de la responsabilidad

del superior consiste en asegurarse de que los
jefes militares y superiores ejerzan el control
debido sobre la tropa a su cargo, para evitar
y, si es necesario, castigar los delitos de sus
subordinados, coadyuvando así al cumplimiento
del derecho internacional humanitario

lenguaje que podría interpretarse de Al respecto, la Corte Constitucio-

manera que restrinja el concepto de la
responsabilidad de mando en una for-
ma que va en contra del derecho inter-
nacional consuetudinario y el Estatuto
de Roma.
En conclusión, la Oficina insiste en
que la adopción de una definición con-
traria al estándar internacional sobre
la responsabilidad del superior en los
casos de competencia de la JEP, tal y
como fue acogida por el proyecto bajo
estudio, implica una disminución os-
tensible del umbral de responsabilidad
penal.32
32 Ob. Cit. Pág. 533
nal realiza un pormenorizado análi-
sis de la figura de la Responsabilidad
del Mando, insistiendo que en efecto,
desde hace décadas esa figura jurídica
existe como parte del Derecho interna-
cional Consuetudinario, y más exacta-
mente que está prevista en el artículo
86 y 87 del protocolo I adicional a los
Convenios de Ginebra de 1977 ratifi-
cado por Colombia desde 1992.
Así mismo, en su análisis la Corte
Constitucional recuerda que, En el año
2001, se aprobó el Acto Legislativo 02,
que autorizó la ratificación del Esta-
tuto de Roma. Y que dado que el ECPI,

taller 21
 Retos de la Jurisdicción Especial para la de Paz
tenía disposiciones con una regulación
distinta u opuesta a la Constitución, el
constituyente derivado señaló que: “la
admisión de un tratamiento diferente
en materias sustanciales por parte del
Estatuto de Roma, con respecto a las
garantías contenidas en la Constitución
tendrá efectos exclusivamente dentro del
ámbito de la materia regulada en él”.33
Observa igualmente la Corte Cons-
titucional que en la Sentencia C-578
de 2002, la Corporación estudió la
Constitucionalidad de la Ley 742 de
2002, por medio de la cual se ratifi-
có el Estatuto de Roma. Al respecto
constató, que el artículo 28 del Esta-
tuto de Roma se ocupa, de una parte,
de la responsabilidad de los jefes mili-
tares, ya sea de un ejército regular o de
un grupo armado irregular. En ese mo-
mento la Corte encontró que la norma
no presenta objeción alguna, por cuan-
to la jurisprudencia constitucional ha
desarrollado y aplicado la doctrina pe-
nal de la llamada “posición de garan-
te” referida a la fuerza pública, concre-
tamente, en la Sentencia SU-1184 de
2001. De acuerdo con dicha Sentencia
en, Colombia, “la responsabilidad del
jefe o superior tiene cabida respecto
del jefe militar, oficial o de facto”34
En relación con el Acto Legislativo
01 de 2017, la revisión de Constitucio-
nalidad indica lo siguiente. En efecto,
el Acto legislativo elevó a nivel consti-
tucional las reglas de responsabilidad
de mando en el caso de los miembros de
la fuerza pública, a través del artículo
24 transitorio, haciendo más estrictos
33 Cf. Pág. 535 Ob. Cit.
34 Cf. Pág. 536-537
22 taller
los requisitos para imputar responsa-
bilidad por cadena de mando, con res-
pecto al Estatuto de Roma. En efecto,
el artículo 24 señala que se precisa un
conocimiento efectivo, es decir, un “co-
nocimiento basado en la información a
su disposición ante, durante o después
de la realización de la conducta”; mien-
tras que el Estatuto de Roma establece
la posibilidad de que el conocimiento
sea inferido, para los casos donde no
pueda probarse que el superior sabía
pero logra demostrarse que, dadas las
circunstancias y la información que
ya tenía el superior debía haber con-
cluido que esas atrocidades se estaban
cometiendo, por lo cual también debe
responder. Es lo que se ha dado en lla-
mar “razones para saber”. 35
De otra parte, la Corte Constitucio-
nal señaló que frente al control efecti-
vo, el Derecho Internacional establece
que sí existe o no aprobación por parte
del superior jerárquico, estableciendo
si el superior podía o no tácticamente
prevenir la atrocidad cometida por sus
subalternos, para lo cual se debe tener
en cuenta elementos formales como si
el superior podía o no jurídicamente
darle órdenes a sus subalternos, pero
no existen en el derecho internacional
requisitos adicionales que tengan que
ser cumplidos obligatoriamente, los
cuales si existen en el Acto Legislati-
vo 01 de 2017 artículo 24, transitorio
donde deben concurrir cuatro requi-
sitos formales y materiales: i) que
las atrocidades hayan sido cometidas
dentro del aérea de responsabilidad
asignada a la unidad bajo su mando;
ii) que el superior tenga la capacidad
35 Ob. Cit. Pág. 538
legal y material de emitir, modificar y
hacer cumplir las órdenes; iii) que el
superior tenga la capacidad efectiva
de desarrollar y ejecutar operacio-
nes dentro del área donde se come-
tieron los hechos punibles; iv) que el
superior tenga la capacidad material y
directa de tomar medidas adecuadas
para evitar o reprimir la conducta o
conductas punibles de sus subordina-
dos, siempre y cuando haya de su par-
te conocimiento actual o actualizado
de su omisión.36
De otra parte, la Corte Constitucio-
nal indica que: la Sentencia C-674 de
2017 declaró ajustado a la Constitu-
ción que la responsabilidad del man-
do no podía fundarse exclusivamente
en el rango, la jerarquía o el ámbito de
jurisdicción, en el caso de la Fuerza
pública; y avaló que ésta se deriva de
la concurrencia de tres elementos a
saber: i) control efectivo de la conduc-
ta, basado en ii) la información a su
disposición antes, durante y después
dela realización de la misma y iii) los
medios a su alcance para prevenirla,
evitar que siga ocurriendo y, de haber
ocurrido, realizar las investigaciones
pertinentes. Elementos sustantivos
que en la norma estudiada se replican
para derivar la responsabilidad de los
mandos de las FARC-EP.37
Observaciones sobre la
Responsabilidad del Mando
y Caso 001
Inicialmente debemos indicar, que
como bien lo ha señalado la bancada
36 Cfr. Pág. 538
37 Ob. Cit. Pág. 539
de la defensa integrante del Sistema
Autónomo, en relación con el macro-
caso denominado 001, o mejor, reten-
ción ilegal de personas, o con mayor
rigor toma de rehenes, la Sala de Ver-
dad y Reconocimiento, al no haber
realizado el mínimo proceso de con-
trastación frente a los informes reci-
bidos por parte de la Fiscalía General
de la Nación y la ONG País Libre, dio
apertura al caso, desconociendo el
contenido normativo del artículo 24°
del Acto Legislativo 01 del 4 de abril
del 2017, referido a la responsabili-
dad del mando, que expresamente in-
dica que… la determinación de la res-
ponsabilidad del mando no podrá fun-
darse exclusivamente en el rango, la
jerarquía o en ámbito de jurisdicción”.
Y no obstante, que para ese momen-
to ya la Corte Constitucional había
reiterado en la Sentencia C-674 de
2017, que la responsabilidad del man-
do no podía fundarse exclusivamente
en el rango, la jerarquía o el ámbito de
jurisdicción en el caso de la Fuerza Pú-
blica… y como se sabe, por extensión
en relación con los miembros de las
FARC-EP.
En el mismo sentido, no se dio una
comprobación empírica mínima de
un aspecto crucial de este proceso: el
relativo a la temporalidad, fijada en
el mismo Auto que determina su ini-
cio; y que fue fijada a partir del año
de 1993 hasta al año 2012. Según el
sentir de la Sala, a partir de dos acon-
tecimientos decisivos, la realización
de la 8° Conferencia Nacional de las
FARC, como instancia superior de la
organización, en la cual entre otras
decisiones, se aprobó la llamada Ley
taller 23
 Retos de la Jurisdicción Especial para la de Paz
002, la cual reglamentó el tema de
las retenciones ilegales de personas y
el año de 2012 como tope de la tem-
poralidad fijada, ya que en ese año
Alfonso Cano el máximo comandan-
te de las FARC, en ese momento, hizo
pública una declaración en la que in-
dicó que a partir de ese momento las
FARC dejarían de realizar retenciones
de personas.
Una laguna protuberante de la
Sala, tiene que ver con la falta de
constatación mínima sobre el llama-
do inicial a los treinta y dos compa-
recientes en el caso. ¿Pudo la sala
comprobar mínimamente cuáles y
quiénes de estas personas en la tem-
poralidad fijada, no solamente eran
miembros del Estado Mayor de las
FARC, sino lo que resulta más signifi-
cativo, sí este “superior” tenía mando
efectivo, y autoridad para controlar
a sus subordinados, en el hipotético
caso, que ejerciera autoridad sobre la
tropa justamente en la temporalidad
precisa determinada por la Sala?
La ausencia de rigurosidad en es-
tos temas por parte de la Sala, ha he-
cho aún más complejo y engorroso el
trámite del caso 001. Es así como, en
el informe enviado a la JEP por parte
de la FJN se contabilizan más de seis
mil secuestros atribuibles a las FARC.
Surgen entonces acá varios interro-
gantes. Por qué la Sala antes de dar
inicio al caso 001, no verificó cuántas
y cuáles conductas de secuestro eran
realmente atribuibles a las FARC, jus-
tamente en la temporalidad previa-
mente fijada. Y si el límite constitu-
cional de la investigación está deter-
24 taller
minado por el principio de estricta le-
galidad, tendría la Sala potestad para
investigar tales conductas ocurridas
antes del año de 1993 y posteriores al
año 2012. Y en el mismo sentido, de-
berían los comparecientes estar obli-
gados a entregar verdad plena por
fuera de esa temporalidad en relación
con sentencias condenatorias en su
contra que rebasen tal temporalidad.
Y si ello, es así, ¿podría predicarse
que el compareciente al guardar si-
lencio, no está ofreciendo verdad ple-
na, aún sin estar legalmente obligado
a ello? por las razones anteriormente
aducidas.
De otra parte, una falencia enor-
me para el ejercicio de una defensa
técnica adecuada, ha estado deter-
minada, entre otras razones, por las
enormes limitaciones en relación
con la entrega oportuna de las sen-
tencias condenatorias que pesan
sobre los comparecientes de este
macro-caso. Al rendir versión volun-
taria los comparecientes no tuvieron
oportunidad de conocer junto con
sus abogados el contenido de tales
sentencias y mucho menos de poder
tener acceso a los expedientes en
que las mismas se profirieron. Ello
de cara a la relación mando- subor-
dinado, resulta en extremo complejo,
si tenemos en cuenta que sin poder-
se establecer con certeza quién es la
persona responsable del delito base,
mucho menos, se podrá establecer,
si esa persona era o no subordinada,
de tal o cual mando, y a partir de allí,
cómo se podría ofrecer verdad plena
sin mediar ese conocimiento en el
grado de certeza.
Bibliografía
FERRAJOLI, Luigi. Escritos sobre De-
recho Penal. Editorial Hammurabi,
Buenos Aires, 2013. Tomo I. Pág.
153
REYES ALVARADO, Yesid. Editor. Au-
tores, partícipes y superiores en la
Justicia Transicional. Universidad
Externado de Colombia. Bogotá,
2018. Pág. 11.
VOLKER, Nerlich. La Responsabi-
lidad del Superior a la luz del
artículo 28 del ECPI. Universidad
Externado de Colombia, Bogotá
2016. Pág. 16
GONZÁLEZ, AMADO Iván. El concepto
de Máximos Responsables. Memo-
rias Jornadas Internacionales de De-
recho Penal. Universidad Externado
KAI Ambos. ¿Cómo imputar a los su-
periores crímenes de los subordi-
nados en el Derecho penal inter-
nacional? Universidad Externado
de Colombia, Bogotá, año 2008.
Pág. 173
Acto Legislativo 01 del 4 de abril de
2017. Artículo transitorio 24. Pág.
18-19
Corte Constitucional. Sentencia
C-080/2018. Magistrado Sustan-
ciador LIZARAZO OCAMPO, Anto-
nio José. Bogotá, agosto de 2018.
Pág. 532
KAI Ambos. (Coordinador) Justi-
cia de Transición y Constitución.
Análisis de la Sentencia C-579 de
2013 Corte Constitucional. Edito-
rial Temis, Bogotá año 2014. Pág.
15.
taller 25
 Velaton por los lideres sociales asesinados 2019 / Bogotá
eltiempo.com

26 taller
Patrones de criminalidad
de los líderes sociales asesinados

Defender la vida,
construir la paz
A junio de 2019, el país registraba 702 asesinatos de líderes y lideresas sociales,
135 excombatientes de las Farc*, y 35 de sus familiares, en 29 municipios, siendo
el Cauca el departamento con más homicidios, después de la firma de los acuerdos
de paz en noviembre de 2016. Entre los grupos sociales más afectados están los
campesinos, los grupos étnicos y las organizaciones comunales; los perfiles de la
víctimas: presidentes o miembros de juntas de acción comunal, líderes que se opo-
nen a la minería ilegal, todos defensores de derechos humanos: derechos colec-
tivos, territoriales, culturales, derecho de las mujeres, medio ambiente, líderes de
LGTBI, defensores de la implementación de los acuerdos y defensores de tierras.

José Rubiel Vargas Quintero**
Presentación
El objetivo de este artículo es ana-
lizar la sistematicidad de los asesina-
tos de los líderes sociales, los patro-
nes de criminalidad y los perfiles de
* Datos de INDEPAZ, a mayo 20 de 2019
** Abogado. Secretario Ejecutivo CPDH.
las víctimas, que sirve como elemento
de análisis de la grave crisis en térmi-
nos de violación de derechos huma-
nos en Colombia.
Con el inicio de los acuerdos de la
Habana en el año 2012, hasta el 2016,
fecha de la firma del Acuerdo final, en
el marco de este período, los colom-
bianos, las organizaciones sociales y

taller 27
 Patrones de criminalidad de los líderes sociales asesinados
organizaciones de derechos huma-
nos, observaron en los territorios que
se vivía una calma tensa, sin violación
de derechos humanos a gran escala:
masacres, asesinatos, desapariciones
forzadas, desplazamientos, amena-
zas, entre otros.
Durante este período, en el país se
debatió fuertemente la trama política
entre la guerra y la paz, que a partir de
la firma del Acuerdo Final en el 2016,
en el teatro Colon, la paz se miró nue-
vamente como una posibilidad de re-
conciliación entre los colombianos,
pero fueron aguas mansas que poco
a poco se volvieron turbias; comenzó
a vivirse en los territorios, una ola de
violencia materializada en amenazas
y homicidios selectivos contra líde-
res y lideresas sociales, defensores y
defensoras de derechos humanos, re-
clamantes de tierras, y excombatien-
tes de las Farc. El principal factor de
inseguridad para los territorios y sus
líderes es la aparición de nuevos gru-
pos armados, el fortalecimiento de
los grupos paramilitares, la conducta
de estructuras criminales que se opo-
nen a la implementación del acuerdo
de paz y la estigmatización por parte
de funcionarios de Instituciones del
Estado.
Con 702 muertes de líderes y li-
deresas sociales, 135 excombatientes
de las Farc1, y 35 familiares, registra-
dos en 29 municipios, encontrándose
el Cauca como el departamento con
más homicidios, especialmente con-
tra el movimiento indígena. Según la
ONIC, desde la firma de los acuerdos
1 Datos de INDEPAZ, a mayo 20 de 2019.
28 taller
de paz han sido asesinados 159 indí-
genas. Los grupos sociales mas afec-
tados son los campesinos e indígenas,
los grupos étnicos culturales, orga-
nizaciones comunales, cuyos perfiles
son: presidentes o miembros de jun-
tas de acción comunal; líderes que
se oponen a la minería ilegal; todos
defensores de derechos humanos:
derechos colectivos, territoriales,
culturales, derecho de las mujeres,
medio ambiente; líderes de LGTBI;
defensores de la implementación de
los acuerdos; defensores de tierras,
que tienen como factor común que las
comunidades reconocían sus lideraz-
gos en espacios como candidatos de
representación. Estos son algunos de
los elementos de violaciones de de-
rechos humanos contra los dirigentes
sociales.
Estatuto de Roma
El Estatuto de Roma2 entró en vi-
gencia para Colombia en noviembre
de 2002. A partir de ese momento la
Fiscalía y la Corte Penal Internacional
adquirieron competencia para inves-
tigar y juzgar crímenes de su compe-
tencia, ésto es, genocidio, crímenes de
lesa humanidad que se desprenden
cuando de ellos exista carácter de sis-
tematicidad o generalidad en ataque
contra la población civil.
La propia jurisprudencia de la Corte
Penal Internacional, CPI, en virtud del
2 Adoptada por la Conferencia Diplomática de
Plenipotenciarios de las Naciones Unidas, Roma,
el 17 de julio de 1998. Entró en vigor en Colombia
el 1 de noviembre de 2002, en virtud de la ley 472
de 2002 y la sentencia C-578 del mismo año.
Estatuto de Roma, ha especificado que
para la concurrencia de este tipo de crí-
menes se requiere la existencia de:
a. Una operación o concurso de con-
ductas que implique la comisión
múltiple de cualquiera de los ac-
tos mencionados en el artículo 7
inciso 1 del Estatuto de Roma.
b. Que se haya dirigido contra la po-
blación civil y
c. Que haya ocurrido en virtud de o
en cumplimiento de una política
de Estado o de una organización.
La sistematicidad, ha indicado la
CPI, hace referencia a la naturaleza
organizada, planificada, de los actos
de violencia (elemento cualitativo) y
de la imposibilidad de la ocurrencia
dejada al azar, o de actos espontáneos
y aleatorios o desconectados entre
sí. Frente al elemento de generali-
zado, se hace referencia a hechos de
violencia a gran escala y un gran nú-
mero de personas afectadas. Es decir,
masividad, frecuencia, llevada a cabo
colectivamente y dirigido contra una
multiplicidad de víctimas, que han
sido blanco en el curso de un ataque
(elemento cuantitativo).
El Estatuto de Roma, en su artículo
7, establece que los crímenes de lesa
humanidad tienen las siguientes ca-
racterísticas:
a. No puede tratarse de un acto ais-
lado o esporádico de violencia,
sino que debe hacer parte de un
ataque generalizado, lo que quie-
re decir que está dirigido contra
una multitud de personas;
b. Es sistemático, porque se inscri-
be en un plan criminal cuidado-
samente orquestado, que pone
en marcha medios tanto públicos
como privados, sin que, necesa-
riamente, se trate de la ejecución
de una política de Estado;
c. Las conductas deben implicar la
comisión de actos inhumanos, de
acuerdo con la lista que provee el
mismo estatuto;
d. El ataque debe ser dirigido ex-
clusivamente contra la población
civil;
e. El acto debe tener un móvil dis-
criminatorio, bien que se trate de
motivos políticos, ideológicos, re-
ligiosos, étnicos o nacionales;
f. Son crímenes imprescriptibles;
g. Son imputables al individuo que
los comete, sea o no órgano o
agente del Estado;
h. Conforme a los principios recono-
cidos en el Estatuto del Tribunal
de Nüremberg, toda persona que
comete un acto de esta naturaleza
«es responsable internacional del
mismo y está sujeta a sanción»;
i. Igualmente, el hecho de que el in-
dividuo haya actuado como jefe
de Estado o como autoridad del
Estado, no le exime de responsa-
bilidad;
j. Tampoco, puede ser eximido de
responsabilidad penal por el he-
cho de haber actuado en cumpli-
miento de órdenes de un superior
jerárquico: esto significa, que no
se puede invocar el principio de
la obediencia debida para eludir
el castigo de estos crímenes;
k. A las personas responsables o
sospechosas de haber cometido
taller 29
 Patrones de criminalidad de los líderes sociales asesinados
un crimen contra la humanidad
no se le puede otorgar asilo te-
rritorial ni se les puede conceder
asilo”
Sistematicidad,
generalidad, informalidad
o conexidad
En el contexto con las circunstan-
cias de tiempo, modo y lugar en que
han ocurrido los hechos en concreto,
con relevancia penal en este marco,
permite, al menos en teoría, apreciar
la dimensión y la naturaleza de los
delitos contra la vida, en particular en
aquellos casos que tienen la colabo-
ración de varios agentes y de los que
constituyen graves violaciones a los
derechos humanos o al derecho inter-
nacional humanitario. El análisis de
contexto permite identificar el modus
operandi, práctica, patrón y situación,
de la empresa criminal3.
La noción de modus operandi
guarda una relación con las prácticas
y los patrones de violaciones a los
derechos humanos, en una extensa
jurisprudencia; la Corte Interameri-
cana de Derechos Humanos, CIDH4,
3 Estos elementos han sido utilizados por la juris-
prudencia de la Corte Penal Internacional para la
antigua Yugoslavia, y la Corte Interamericana de
Derechos Humanos, como parte de metodologías
de la investigación de hechos punibles complejos
y sistemáticos.
4 La CIDH no tiene como objeto imponer penas
a las personas culpables de sus violaciones, sino
amparar a las víctimas y disponer la reparación de
los daños causados por los Estados responsables
de tales acciones. Casos contra Colombia: Loaiza
Tamayo, Castillo Páez, Blake, Masacre de Plan de
Sánchez, Masacre de los 19 comerciantes, Mapi-
ripan, Pueblo Bello, Ituango y la Rochela.
30 taller
ha utilizado estas nociones con el fin
de encontrar una base para imputar,
no ya una responsabilidad penal a in-
dividuos, sino responsabilidad penal
internacional a los Estados miembros
del Sistema Interamericano de Dere-
chos Humanos por violación a los de-
rechos humanos cometidas por auto-
ridades estatales o por omisión en la
investigación.
En el caso de Colombia, con los ho-
micidios de líderes y lideresas, defen-
sores de derechos humanos, persiste
la sistematicidad, en cuanto la forma
reiterada y con los mismos patrones
de la violación al derecho a la vida y
por la clara omisión en la investiga-
ción por parte de los órganos institu-
cionales.
Patrones de criminalidad
El decreto reglamentario 3011 de
2013, promulgado el 26 de diciem-
bre de 2013, señaló en su artículo 16:
“Definición del patrón de macro-cri-
minalidad: es el conjunto de activida-
des criminales, prácticas y modos de
actuación criminal que se desarrollan
de manera repetida en un determina-
do territorio y durante un período de
tiempo determinado, de los cuales se
pueden deducir los elementos esen-
ciales de las políticas y planes imple-
mentados por el grupo armado orga-
nizado al margen de la ley responsa-
ble de los mismos. La identificación
del patrón de macrocriminalidad per-
mite concentrar los esfuerzos de in-
vestigación en los máximos responsa-
bles del desarrollo o realización de un
plan criminal y contribuye a develar
 Bancadas de oposición en Cámara y Senado recordaron a los líderes asesinados en el país
El Espectador

En el caso de Colombia, con los homicidios

de líderes y lideresas, defensores de derechos
humanos, persiste la sistematicidad en cuanto
la forma reiterada y con los mismos patrones
de la violación al derecho a la vida y por la clara
omisión en la investigación por parte de los
órganos institucionales

la estructura y modus operandi del serie de elementos mínimos indis-

grupo armado organizado al margen pensables a la hora de establecer la
de la ley, así como las relaciones que existencia de un patrón de macrocri-
hicieron posible su operación. minalidad. Estos son:

La identificación del patrón de 1. Identificación de los tipos de deli-

macro-criminalidad debe buscar el
adecuado esclarecimiento de la ver-
dad sobre lo ocurrido en el marco de
un periodo o etapa histórica de un
lugar, así como determinar el grado
de responsabilidad de los integrantes
del grupo armado organizado al mar-
gen de la ley y de sus colaboradores.
Por su parte, el artículo 17 del
Decreto 3011 de 2013 relacionó una
tos más característicos, incluyen-
do su naturaleza y número.
2. Identificación y análisis de los fi-
nes del grupo armado organizado
al margen de la ley.
3. Identificación y análisis del modus
operandi del grupo armado orga-
nizado al margen de la ley.
4. Identificación de la finalidad ideo-
lógica, económica o política de la
victimización y en caso de que la

taller 31
 Patrones de criminalidad de los líderes sociales asesinados
hubiere, su relación con caracte-
rísticas de edad, género, raciales,
étnicas o de situación de discapa-
cidad de las víctimas, entre otras.
5. Identificación de los mecanismos
de financiación de la estructura
del grupo armado organizado al
margen de la ley.
6. Identificación de una muestra cua-
litativa de casos que ilustre el tipo
de delitos más característicos que
llevaba a cabo el grupo armado or-
ganizado al margen de la ley.
7. Documentación de la dimensión
cuantitativa de la naturaleza y nú-
mero de las actividades ilegales
cometidas bajo el patrón de ma-
crocriminalidad. Se utilizarán me-
dios estadísticos en la medida de
lo posible.
8. Identificación de procesos de en-
cubrimiento del delito y desapari-
ción de la evidencia.
9. Identificación de excesos o extra-
limitaciones en la comunicación,
implementación y ejecución de las
órdenes, si los había.
Por su parte, en el Derecho Inter-
nacional de los Derechos Humanos, el
Tribunal Europeo de Derechos Huma-
nos (TEDH), a partir del caso Irlanda
vs. Reino Unido, señaló ciertas carac-
terísticas que lo conforman:
“Una práctica incompatible con el
Convenio consiste en la acumulación
de infracciones de idéntica o análoga
naturaleza, bastantes numerosas y re-
lacionadas entre sí para no reducirse
a incidentes aislados o a excepciones,
y para formar un patrón o sistema5”.
5 European Court of Human Rights, Ireland vs the
32 taller
De lo expuesto se concluye que,
para el TEDH, son elementos de una
práctica: (i) conductas plurales o
de carácter general; (ii) reiterado; o
(iii) sistemático. En otros términos,
conductas numerosas, repetidas en
el tiempo y uniformes o con un nexo
entre sí6.
Es decir, para el TEDH, el patrón
lo integra una práctica desarrollada
bajo la cual se agrupan una serie de
conductas de carácter general, reite-
radas y sistemáticas. Posición similar
tiene la Corte Interamericana de De-
rechos Humanos (CIDH), que en rei-
teradas jurisprudencias ha señalado
la práctica sistemática de ejecuciones
extrajudiciales llevadas a cabo en los
años 80 en Guatemala y hasta el fin
del conflicto en 1996:
“A través de la práctica sistemática
de la ejecución arbitraria, ‘agentes del
Estado eliminaron físicamente a sus
opositores, buscando a la vez repri-
mir, silenciar y controlar a la pobla-
ción en su conjunto, a través del te-
rror, tanto en las áreas urbanas como
en las rurales'”.
(…)
De lo expuesto y de acuerdo con
los hechos probados, la Corte ha te-
nido por demostrado que en la época
de los hechos existía en Guatemala un
patrón de ejecuciones extrajudiciales
United Kingdom, 18.1.1978, pág. 159. Ver igual-
mente, European Commission on Human Rights,
The Greek case, Anuary of the Conveant, 1969
6 Tribunal Superior de Bogotá. Sala de Justicia
y Paz. Magistrado Ponente, Lester M. González,
noviembre 20 de 2014.
selectivas impulsado y tolerado por el
mismo Estado [de manera que} (…)
incurrió reiterada y sistemáticamente
en (…) ejecuciones extrajudiciales.7”
Así, entonces, tenemos unos ele-
mentos que conforman el referido
concepto de patrón, los cuales son un
modus operandi, una sistematicidad
y una práctica.
En síntesis, una práctica es una
conexión de hechos generales y rei-
terados; en nuestro caso, delictivos,
con un nexo causal entre sí. Hacemos
énfasis en el nexo causal, ya que esta
es la característica principal: sólo si
se pueden conectar y asociar los he-
chos, podemos aplicar esta metodo-
logía, por ende, el nexo causal es el
protagonista de todo lo demás. Ahora,
¿cómo se hace el nexo causal? Éste se
presenta cuando tenemos un modus
operandi en un delito, cometido como
se dijo de manera general y reiterada,
que comparten identidad de manera
activa, pasiva, en circunstancias de
modo, tiempo y lugar, entre otros.
En este sentido, la Corte Suprema
de Justicia de Colombia, Sala Penal,
expresaba sobre el citado método lo
siguiente:
a) “El patrón de criminalidad es un
método esencialmente inductivo
de construcción de verdad por-
que determina las políticas, los
planes y el modus operandi de
la organización criminal, a partir
7 Corte I.D.H., Caso Myrna Mack Chang vs Gua-
temala. Sentencia del 25 de noviembre de 2003.
Serie C No. 101. Pág. 134.
del análisis de algunos casos par-
ticulares. Una vez se determina
esa línea de conducta criminal,
ésta adquiere la condición de
premisa mayor frente a los even-
tos no priorizados cuya verdad,
entonces, se entenderá definida a
partir de un juicio deductivo.
b) El patrón se construye no a partir
de la totalidad de los crímenes co-
metidos por el grupo ilegal, sino
de aquéllos que por su represen-
tatividad fueron priorizados por
la Fiscalía, conforme a los crite-
rios fijados a ese respecto.
c) La metodología de los patrones
no se interesa tanto por las cir-
cunstancias particulares que ro-
dearon cada delito, sino por la de-
velación de la tipología del com-
portamiento criminal del grupo
armado en un tiempo y espacios
determinados. De esa manera,
apunta más a la satisfacción de la
verdad en su dimensión colectiva.
Es indiscutible que la identificación
de patrones busca garantizar en el ma-
yor nivel posible el derecho a la ver-
dad. Sin embargo, ello no implica que
un grado menor de satisfacción del
derecho sea ilegal, claro está siempre
que se respete el núcleo mínimo intan-
gible, es decir, que se haya esclarecido
(i) la ocurrencia del hecho criminal,
sus motivos y circunstancias, (ii) su
comisión por los miembros del grupo
armado ilegal durante y con ocasión a
su pertenencia al mismo, y (iii) la iden-
tificación de todos los responsables.
Es esta sentencia una conclusión
de aplicabilidad de este modelo, pues,
taller 33
 Patrones de criminalidad de los líderes sociales asesinados
como se ha dicho, pese a no ser una
posición unánime, la jurisprudencia
nacional de la Corte Suprema y de
los Tribunales en Colombia, aprueba
y aplica el patrón de macrocriminali-
dad.
Aplicación constitucional
en Colombia
Conforme a las pautas constitu-
cionales y legales anunciadas en este
artículo, en el sistema de justicia tran-
sicional, los patrones de macrocrimi-
nalidad, presentan las siguientes ca-
racterísticas:
a) El patrón de criminalidad es un
método esencialmente inductivo
de construcción de verdad porque
determina las políticas, los planes
y el modus operandi de la organi-
zación criminal, a partir del análi-
sis de algunos casos particulares.
Una vez se determina esa línea de
conducta criminal, ésta adquiere
la condición de premisa mayor
frente a los eventos no priorizados
cuya verdad, entonces, se enten-
derá definida a partir de un juicio
deductivo.
b) El patrón se construye no a partir
de la totalidad de los crímenes co-
metidos por el grupo ilegal, sino
de aquellos que por su represen-
tatividad fueron priorizados, con-
forme a los criterios fijados a ese
respecto.
c) La metodología de los patrones no
se interesa tanto por las circuns-
tancias particulares que rodearon
cada delito, sino por la develación
34 taller
de la tipología del comportamien-
to criminal del grupo armado en
un tiempo y espacios determina-
dos. De esa manera, apunta más a
la satisfacción de la verdad en su
dimensión colectiva.
d) En cuanto hace a la verdad en su
dimensión individual, el nuevo
método produce un efecto dife-
renciado: frente a los casos priori-
zados se incrementa el saber por-
que, a más de las especificidades
del hecho victimizante, se revelará
el plan y la política en que éste se
enmarca, mientras que frente a
delitos no seleccionados sólo se
conocerá una explicación general
de la criminalidad a la que, con
mucha probabilidad, puedan res-
ponder sus casos.
e) Es indiscutible que la identifica-
ción de patrones busca garantizar
en el mayor nivel posible el dere-
cho a la verdad. Sin embargo, ello
no implica que un grado menor de
satisfacción del derecho sea ilegal,
claro está siempre que se respete
el núcleo mínimo intangible, es
decir, que se haya esclarecido (i)
la ocurrencia del hecho criminal,
sus motivos y circunstancias, (ii)
su comisión por los miembros
del grupo armado ilegal durante
y con ocasión a su pertenencia al
mismo, y (iii) la identificación de
todos los responsables.
f) La definición del contexto ana-
lizado en el proceso de los gru-
pos paramilitares “Justicia y Paz”
como marco geográfico, político,
económico, histórico, social y
cultural de los delitos perpetra-
dos en desarrollo o con ocasión
 63 líderes sociales han sido asesinados en 2019
elmeridiano.co

En un informe de riesgo de la Defensoría

del Pueblo del 30 marzo de 2017 se señala
que ‘Además de la concentración geográfica
y temporal de los homicidios, se observan
algunos elementos que permiten evidenciar
una problemática generalizada de ataques
contra los líderes sociales, comunitarios y
defensores de derechos humanos y que ‘estas
violaciones a los derechos humanos son
generalizadas al tener un número significativo
de víctimas, pertenecientes a grupos de
características semejantes, y sucedidas en un
mismo periodo y espacio geográfico’

del conflicto armado interno, criminales.8 En la actualidad es su-

que incluye la identificación del
aparato criminal vinculado con
el grupo ilegal y de sus redes de
apoyo y financiación, (art. 15 D.
3011/2013) constituye un paso
fundamental en la determinación
y comprensión de las políticas,
planes y modus operandi macro-
premamente importante el análisis
de contexto para lograr identificar
a las estructuras criminales y a sus
autores intelectuales en la comisión
de dichas conductas.
8 Corte Suprema de Justicia, Sala de casación pe-
nal. Gustavo Enrique Malo Fernández, SP17467-
2015, 16 de diciembre 2015.

taller 35
 Patrones de criminalidad de los líderes sociales asesinados
Líderes sociales
asesinados
El informe de riesgo No 010-17
A.I. de la defensoría del pueblo del 30
marzo de 2017 señala: “Además de la
concentración geográfica y temporal
de los homicidios, se observan algu-
nos elementos que permiten eviden-
ciar una problemática generalizada
de ataques contra los líderes sociales,
comunitarios y defensores de dere-
chos humanos”. Y más adelante se
consigna que “Estas violaciones a los
derechos humanos son generalizadas
al tener un número significativo de
víctimas, pertenecientes a grupos de
características semejantes, y sucedi-
das en un mismo periodo y espacio
geográfico”.
En el estudio de contexto de la si-
tuación actual de la sistematicidad y
generalidad de los asesinatos de líde-
res/as, defensores de derechos hu-
manos, se encuentran los siguientes:
a. Temporalidad: el periodo de tiem-
po está entre el 24 de noviembre
de 2016 y el 30 de junio de 2019;
se puede documentar 702 casos
de líderes sociales y defensores de
derechos humanos y 135 excom-
batientes de la Farc. En jornadas
preelectorales y poselectorales
están los picos más altos de vio-
lación de los derechos humanos
dirigidos contra líderes sociales y
defensores de derechos humanos.
b. Presencia geográfica de los he-
chos. Los departamentos donde
36 taller
ha ocurrido el mayor número de
asesinatos son: a) Cauca; b) An-
tioquia; c) Nariño; d) Valle del
Cauca; e) Córdoba; y f) Chocó, de
manera considerable, sin decir
que en otros departamentos no
se realicen.
c. Perfiles de las víctimas. a) indí-
genas; b) afrodescendientes; c)
campesinos; d) directivos de Jun-
tas de acción comunal, defenso-
res de tierras.
d. Modus operandi. La mayoría de
los crímenes fueron perpetrados
por sicarios con armas de fuego
de largo y corto alcance, con ar-
mas blancas, y desmembramien-
to de los cuerpos. Se realizaron en
la vivienda de los líderes, con pre-
vios seguimientos, con indicios
de planeación y ejecución por
parte de los criminales. La ante-
sala de estos crímenes se realizó
a través de amenazas.
e. Patrones de criminalidad. a) loca-
lización en un ámbito geográfico,
b) frecuencia y sistematicidad, c)
un grupo de líderes sociales que
por su representatividad en los
territorios refleja la tipicidad de
las conductas de los grupos delin-
cuenciales.
f. Presuntos responsables: grupos
paramilitares como las autode-
fensas Gaitanistas de Colombia,
el Clan del Golfo, los Pachencas,
Águilas Negras, la Constru, los Pa-
chelly, los Caparrapos, los Rastro-
jos, que son producto de las con-
 solidaciones en los territorios,
donde promueven el miedo y la
intolerancia política.
La falta de garantías de seguridad
por parte del Estado colombiano para
detener el asesinato de líderes y lide-
resas en el territorio, el avance de es-
tructuras paramilitares, los pocos re-
sultados de investigación de la fiscalía,
hacen parte de la omisión por encon-
trar a los máximos responsables inte-
lectuales y materiales de estos críme-
nes. El acuerdo de paz creó una uni-
dad especial para erradicar los grupos
sucesores del paramilitarismo y sus
redes de apoyo; después de dos años
de haberse creado no hay avances con-
tundentes en el desmantelamiento de
dichos grupos. Pero sí continúa a dia-
rio la consolidación y la disputa por el
control territorial, político y social por
parte de estas organizaciones crimina-
les en amplias zonas del país.
taller 37
 Francisco de Miranda en lienzo "Miranda en La Carraca" de Arturo Michelena 1896
Galería de Arte Nacional / Caracas

38 taller
Bicentenario

Bicentenario, segunda
independencia y revolución
continental
La conmemoración del Bicentenario de la creación de Colombia como un primer
proyecto republicano enfocado a construir un organismo político-territorial inde-
pendiente de los lazos coloniales, constituye un acontecimiento de muy alta pro-
yección para el presente y el futuro. Pero especialmente, para su memoria, su iden-
tidad y todo el acervo cultural que representa una sociedad compleja, fruto de la
historia y de las luchas sociales, políticas y culturales que enmarcan su fisonomía.

Jaime Caycedo Turriago* histórico. El acto oficial del 7 de agos-

to en el Puente de Boyacá remató la

E
l actual gobierno ha tratado
esta efemérides con un muy
bajo perfil, cargado de actos
oficiales sin contenido, con el forma-
lismo frío de las conmemoraciones
incómodas, sin un mínimo sentido de
fiesta popular, como queriendo esta-
blecer un corte abrupto con el pasado
* Antropólogo, PhD, MsC..Profesor Universitario. Secretario General del Partido Comunista Colombiano
pesadez en los sórdidos discursos, los
mutuos elogios y el ensalzamiento de
la mediocre burguesía gobernante.
No obstante, las actividades progra-
madas en Boyacá, por distintas ins-
tancias locales, municipales, las orga-
nizaciones sindicales, la Universidad
Pedagógica y Tecnológica de Colom-

taller 39
 Bicentenario
bia UPTC y la propia Gobernación
del departamento, hicieron la tarea
de aproximar a las bases populares y
asociarlas a un acontecimiento funda-
dor, punto de partida del sentido pa-
triótico y del origen revolucionario de
la primera República.
La izquierda, los sectores alterna-
tivos y el pensamiento crítico tam-
bién han sentado una voz más allá de
los campos académicos. No ha faltado
el esfuerzo y el empeño por darle al
Bicentenario el espacio que se mere-
ce en los dos aspectos cruciales que
evoca: uno, la interpretación de lo que
significa el periodo cuyos doscientos
años coinciden con la actualidad, en
su diferencia con la fase que repre-
sentan los sucesos conmemorados
en 2010, es decir, la maduración de
un proceso concomitante con las re-
voluciones burgueses, en el marco de
las rebeliones independentistas que
dieron fin al colonialismo español en
la mayor parte del continente; dos, la
obligatoria mirada desde el espacio
crítico y el campo de las luchas po-
pulares que en Colombia buscan con-
solidar los acuerdos de paz, avanzar
a una real apertura democrática con
reformas sociales que potencien la
intervención del pueblo en la cons-
trucción de una nueva identidad,
con libertades, tierra para el campe-
sinado, garantías para la vida digna,
la salud, la educación pública de ca-
lidad, el respeto por los derechos de
la naturaleza y el alejamiento de toda
pretensión de agredir a Venezuela o
de ser instrumentos de la política im-
perialista contra la revolución boliva-
riana en este hermano país.
40 taller
La idea de pensar Nuestra América
enmarcó la realización del Seminario
internacional Bicentenario y Paz, cele-
brado en la Universidad Industrial de
Santander UIS entre el 4 y el 6 de julio
próximo pasado. El propósito plantea-
do por el Consejo Colombiano de Paz1
coronó este esfuerzo colectivo, con el
apoyo convergente de las directivas de
la UIS, de la Corporación Colombiana
de Teatro, del Instituto Colombiano de
Antropología e Historia ICANH, de la
Academia Santanderista, de las asocia-
ciones de historiadores, con la partici-
pación de destacados investigadores,
docentes y artistas de Colombia y de
América Latina y el acompañamiento
del Consejo científico de la Fundación
Gabriel Peri de Francia2.
Los tiempos de
conmemorar
Entre 1815-1818 transcurre el
repliegue de los movimientos inde-
1 La iniciativa de este seminario y su oportuni-
dad provino del Consejo Colombiano de Paz CCP,
capítulo nacional del Consejo Mundial de la Paz
CMP, por proposición del historiador Medófilo
Medina. El CCP presentó durante el seminario su
proyecto como entidad nacional, impulsora de la
lucha por la paz, en lo nacional y lo internacional,
a través de su Declaración de Intención, leída por
el antropólogo Jaime Caycedo.
2 Entre los expositores cabe destacar a los profe-
sores Sergio Guerra Vilaboy de Cuba, Aldo Revelo
de Brasil, Monica Valente de Brasil, Hugo Moldiz
de Bolivia, Julio Muriente de Puerto Rico, José
Guadalupe Gandarilla de México, Hernán Randi
de Argentina, Medófilo Medina, Javier Guerrero,
Rigoberto Rueda, Pietro Lora Alarcón, José Ra-
món Llanos, Ivonne Suárez, José Asunción Suá-
rez, Jefferson Corredor, Patricia Ariza, Cecilia Pi-
neda, Rodrigo Granda, Lisandro Duque, Marco
León Calarcá, Raul Mahecha y Alfredo Valdiveso.
Quien esto escribe, participó en el diseño, la pre-
paración del Seminario y actuó como ponente.
pendentistas frente a la denominada
reconquista y afloran procesos de
gran alcance en la reflexión entre los
liderazgos emancipadores. Bolívar
desempeña un papel esencial a partir
del análisis de fondo sobre la realidad
del continente en la llamada Carta de
Jamaica, preludio de los cambios en
su percepción sobre los pasos a se-
guir para enfrentar el poder colonia-
lista y la creación de una estrategia
adecuada. Los objetivos del proyecto
transformador se concretan desde
la estancia de vida en Haití, la convi-
vencia con la singular y temprana ex-
periencia revolucionaria en ese país,
el contacto con la dirigencia de los
jacobinos negros, anticolonialistas y
radicales en términos de la igualdad
humana. El pensamiento de Bolívar
madura con direccionamiento social
y un nuevo sentido político estratégi-
co, con punto de mira en el continente
Sur. Se trata del concepto de una gue-
rra de liberación, enfocada a sembrar
la comprensión de un nuevo poder
republicano, de la independencia
como autonomización plena del co-
loniaje español en crisis y la creación
de nuevos sujetos sociales potencial-
mente autoconscientes de un destino
diferente al de la sumisión3.
De los distintos intentos fallidos de
ingreso al territorio continental surge
la ruta, finalmente lograda, del delta
del Amacuro donde el Orinoco vierte
en el Atlántico, para remontar dicho
3 Como se ha establecido por la historiografía, la
Carta de Jamaica y el Discurso de Angostura son
las piezas principales del proceso de maduración
de un pensamiento estratégico en Bolívar, vincu-
lado a la acción transformadora.
río y alcanzar Angostura, en el corazón
de la Tierra firme. El desarrollo logísti-
co y la iniciativa política van a permitir
la formación, preparación y consolida-
ción de un ejército revolucionario, no
sin complejidades y dificultades, que
no son del caso detallar aquí. En esta
fase, tienen un papel principal el Con-
greso de Angostura, instalado el 15 de
febrero de 1819, la idea de un sistema
político republicano, con base en la
libre determinación de los pueblos, la
regulación de los poderes, la justicia
social y la eliminación de la esclavi-
tud. Asi mismo, cobra vida la idea de
liberar la Nueva Granada y unirla con
Venezuela como despegue de Colom-
bia, guerra relámpago que concluye en
Boyacá el 7 de agosto, la entrada del
Libertador a Santa Fé, la capital virrei-
nal el 9 de agosto y el retorno ulterior
a Angostura.
Como sostiene el historiador Rigo-
berto Rueda4, el triunfo en Boyacá fue
lo que hizo posible que el Congreso de
Angostura tuviera una segunda parte,
donde el 17 de diciembre se aprueba
y suscribe la Ley fundamental de Co-
lombia. Ese proyecto, que materializa
la propuesta de Francisco Miranda
de una Colombeia primigenia, nace
liderado por revolucionarios inde-
pendentistas, cuyo propósito esencial
es la liberación de América del Sur,
con los pasos que van a culminar en
el derrocamiento del virreinato del
Perú. A su paso, el Ejército libertador
va constituyendo poder, instituciona-
4 Planteamiento expuesto en el Acto Conmemo-
rativo de la instalación del Congreso de Angostu-
ra, celebrado en el Auditorio Luis Guillermo Vélez
del Senado, el 14 de febrero de 2019.
taller 41
 Bicentenario
lidad, designa autoridades, establece
un nuevo orden político, afin al sen-
tido republicano, subrayó en su expo-
sición el historiador Javier Guerrero.
El papel revolucionario no se redujo a
la derrota, reducción o derrocamien-
to de las instituciones coloniales. Se
buscaba sustituir un orden por otro.
Con la convocatoria del Congreso
anfictiónico de Panamá para 1826
toma forma la hipótesis temprana
de una unidad continental, tarea aún
no culminada. Es la razón por la que
el Bicentenario, como campo de re-
flexión del pensamiento crítico y la
acción del movimiento democrático
popular no puede resumirse solo a
2019, se extiende a los diversos mo-
mentos que envuelven el sentido po-
litico, social y cultural de un período
extendido, crucial y contradictorio de
la independencia.
Una revolución
continental
Como señala Sergio Guerra Villa-
boy5 la vía revolucionaria bolivariana
contrasta con la vía “conservadora”,
concertada, en casos como México
y Brasil. Las corrientes moderadas,
aliadas con las oligarquías criollas
que solo entre 1820, 1822 y aun des-
pues adhirieron al independentismo,
habían conseguido domeñar levan-
tamientos populares precursores,
como los de Hidalgo y Morelos, en
Nueva España y Antonio Nariño, en
5 Guerra Vilaboy, Sergio, El Dilema de la inde-
pendencia latino americana, en Historia: Debates
e Tendencias – v. 11, n. 2, jul/dez. 2011, p. 266-
280 – Publicado no 1º semestre de 2012.
42 taller
Nueva Granada, finalmente compar-
tieron el poder tras la independencia.
La Revolución Continental planteada
como una vía de la revolución bur-
guesa anti colonialista pudo susti-
tuir transitoriamente la ausencia de
una hegemonía de clase a través de
la organización, los logros y el pres-
tigio del ejército libertador6, lo que
era insuficiente para la enorme tarea
emprendida en las condiciones de la
época e insostenible en el tiempo, por
la ausencia de la base social y econó-
mica sólida de una burguesía emer-
gente, en un contexto internacional
marcado sin embargo por el ciclo de
revoluciones pro capitalistas.
Los éxitos militares decisivos, Bo-
yacá en agosto 7 de 1819 y Ayacucho
en diciembre 9 de 1824, mostraron la
eficacia estratégica del proyecto has-
ta el nivel de la autodeterminación
política y su impacto significativo en
las relaciones mundiales, con la Santa
Alianza y el ámbito del eurocentrismo
colonialista en el momento de su pri-
mera crisis severa, como también en
el intra hemisférico, con la diferencia-
ción y desconfianza hacia la posición
avasallante de los Estados Unidos de
América. Los logros militares marca-
ron el límite de lo posible, en el nivel
de las fuerzas productivas y de la acu-
mulación de capital para la época, en
la región y el continente. Pero, por otra
parte, el constructo bolivariano fue
también creador de institucionalidad
en los ámbitos geopolíticos recupe-
6 Kossok, Manfred, Alternativas de la trans-
formación social en América Latina. Esbozo de
una problemática. http://dx.doi.org/10.22201/
cela.24484946e.1994.1.49596 (consultado en
19.2019.8).
 Detalle del mural de Casiano y Magdalena García con motivo del Bicentenario
Museo Histórico de Acapulco, Fuerte San Diego / México

Como señala Sergio Guerra Villaboy** la vía

revolucionaria bolivariana contrasta con la vía
“conservadora”, concertada, en casos como México
y Brasil. Las corrientes moderadas, aliadas con
las oligarquías criollas que solo entre 1820, 1822
y aun después adhirieron al independentismo,
habían conseguido domeñar levantamientos
populares precursores, como los de Hidalgo y
Morelos, en Nueva España y Antonio Nariño, en
Nueva Granada.

rados al orden colonial, en condicio- ¿Qué lección sacar

nes de desarrollo económico y social
precario, con un Estado central repu-
blicano apenas en formación, atado a
fuertes deudas externas, contraidas
para la guerra y tendencias localistas
centrífugas, en frecuente disposición
particularista. La idea de esa Colombia
grande, revolucionaria y liberadora,
encontró su techo histórico.
** Guerra Vilaboy, Sergio, El Dilema de la inde-
pendencia latino americana, en Historia: Debates
e Tendencias – v. 11, n. 2, jul/dez. 2011, p. 266-
280 – Publicado no 1º semestre de 2012.
para el presente?
En medio de la crisis actual del
capitalismo y de las amenazas de
las nuevas estrategias imperialistas
para la región las grandes iniciativas
de la primera independencia tienen
sentido hoy en América Latina y el
Caribe, cuando se busca superar el
intervencionismo estadounidense,
las terribles desigualdades persis-
tentes, la incidencia del neoliberalis-

taller 43
 Bicentenario
mo y los regímenes de ultra derecha
que intentan retomar el control en
toda la región. La unidad, la paz y la
búsqueda de la integración son ta-
reas inexcusables, que permanecen
en el orden del día. La lucha por la
consolidación de la paz en Colom-
bia, hacia una paz democrática, con
justicia social y ambiental, punto
de arranque de cambios avanzados
hacia la superación de las desigual-
dades, el respeto por la vida, el ejer-
cicio del libre pensar y la opción so-
cialista, hacen parte sustantiva de un
nuevo proyecto transformador.
Precisamente, porque representa
una auténtica extravagancia insisti-
mos en cuestionar las decisiones de
los gobiernos de Juan Manuel Santos
e Ivan Duque en torno a la Política
de Seguridad y Defensa, cuyo funda-
mento es la adscripción de Colombia
como socio global de la OTAN.7 Es
doblemente inconveniente y alcanza
implicaciones de extrema gravedad
para las relaciones externas del país,
en particular frente a la República
bolivariana de Venezuela. Decimos
doblemente, porque esta orientación
va en sentido contrario a la razón
misma de existir del Estado indepen-
diente y soberano cuyo Bicentenario
celebramos. Implica sometimiento
frente al poder militar imperialista
sintetizado en la OTAN, en su cre-
7 Entre los años 2017 y 2018, en momentos en
que culminaban los diálogos de paz y se procedía
con implementar el acuerdo alcanzado entre el
gobierno y las FARC EP, el parlamento dio apro-
bación al tratado con la OTAN y a su complemen-
tación para intervenir militarmente en situaciones
de crisis. (Nota de JCT).
44 taller
ciente papel intervencionista y des-
tructor de la autodeterminación e
independencia de los países que em-
prenden su propio camino, por fuera
de los dictados de Washington.
Pero, de otra parte, en medio de
la implementación y consolidación
de un Acuerdo de paz de extraor-
dinaria importancia para la vida y
el futuro de Colombia, la invención
de un nuevo frente de guerra en los
2200 kilómetros de frontera con
Venezuela y otra carrera armamen-
tista, cuando las desigualdades so-
ciales, la desnutrición de la niñez,
la salud o la educación requieren de
inaplazables inversiones, todo ello
en beneficio de factores de poder
imperiales, representa el más gran-
de contrasentido y la más palpable
irresponsabilidad histórica en cabe-
za de la impresentable derecha go-
bernante.
Es el tiempo de reflexionar estra-
tégicamente y pese a las vicisitudes
del momento actual comprender que
se han creado las condiciones para la
segunda Independencia en nuestro
continente, esta vez quizás como es-
pacio de experimentación de socie-
dades humanas liberadas de la domi-
nación imperialista, en condiciones
de cooperar y valorar sus inmensos
recursos humanos, bienes comunes
y culturas diversas, para explorar
alternativas socialistas. Como lo se-
ñalaba Rodney Arismendi, pensador
y dirigente comunista uruguayo, esa
segunda y definitiva independencia,
de la que hablaba la Segunda Decla-
ración de La Habana8, bien puede
estar unida a una revolución conti-
nental, en las condiciones de nuestro
tiempo, con los medios de lucha di-
sponibles, con las experiencias acu-
muladas, con la conciencia creciente
y el despliegue movilizador de los
pueblos, con la unidad como tácti-
ca y estrategia de la victoria. Esa es
tambien una enseñanza del Bicente-
nario de los grandes momentos que
construyeron Nuestra América.

Precisamente, porque representa una auténtica

extravagancia insistimos en cuestionar las
decisiones de los gobiernos de Juan Manuel Santos
e Iván Duque en torno a la Política de Seguridad
y Defensa, cuyo fundamento es la adscripción de
Colombia como socio global de la OTAN.

8 “Ninguna revolución es obra de encargo decía
Lenin. En América Latina, la segunda declaración
de La Habana expone en párrafos inspirados
cuáles son las causas objetivas de nuestra revo-
lución continental. Sin el conjunto de condiciones
económico-sociales y políticas que se dieron en el
multinacional imperio de los zares, cuyas contra-
dicciones anudó dramáticamente la primera gue-
rra imperialista, ni Lenin ni la aguerrida falange
bolchevique hubieran logrado el parto socialista”.
Arismendi, Rodney, Lenin, la Revolución y Améri-
ca Latina, Fundación Rodney Arismendi, pg 35.
https://www.marxists.org/espanol/arismendi/lenin-
rev-amer-latina.pdf (Consultado en 21.2019.8)
En febrero de 1962, luego de la derrota de la in-
vasión de Playa Girón, la Asamblea General Na-
cional del pueblo de Cuba aprobó el documento
conocido como la Segunda Declaración de la
Habana.
http://www.fidelcastro.cu/es/documentos/segun-
da-declaracion-de-la-habana (Consultado en
21.2019.8).

taller 45
 Betsy Ross, 1777 / Jean Leon Gerome Ferris
Biblioteca del Congreso EEUU

46 taller
Cinismo y expansionismo

Estados Unidos
y la independencia
de América Latina
En su primer visita como jefe de Estado a Washington, Duque agradeció a los
padres fundadores de Estados Unidos por su contribución a la independencia de
Colombia. Dicha afirmación no es más que un mito y debe comprenderse en el es-
cenario internacional de principios del siglo XXI: las élites tradicionales latinoame-
ricanas, que a lo largo del siglo XX se mostraron incapaces de crear y mantener su
proyecto autónomo y soberano, se han integrado a los planes norteamericanos de
recuperar la iniciativa en el subcontinente, luego del ascenso de algunos regímenes
progresistas contrarios a las políticas neoliberales. Hacen grandes esfuerzos para
congraciarse con la política exterior estadounidense, incluso asignándole a la po-
tencia del norte un rol en el mito de fundación nacional que nunca tuvo.

Grupo de investigación histórica el momento de origen de las actuales

U
na de las mayores dificulta-
des que nos representa el
estudio de los procesos de
independencia de América Latina es
que, dentro del discurso nacional ofi-
cial, estos hechos se convirtieron en
repúblicas. Así, nuestra visión de las
independencias está cargada de ana-
cronismos y lecturas sesgadas, que en
buena medida dependen del hecho de
que los diversos proyectos políticos
actuales han recurrido a las gestas
emancipadoras con el fin de justificar

taller 47
 Estados Unidos y la independencia de América Latina
sus propias agendas, lo que en mu-
chos casos ha significado el sacrificio
de la verdad histórica, conllevando
malentendidos y la difusión de mitos
historiográficos que nos impiden una
compresión cabal de la historia.
Muchos casos se pueden citar,
pero específicamente nos interesa acá
una idea que intentó difundirse en los
medios colombianos a principios del
2019, en pleno año del bicentenario:
que los padres fundadores de los Es-
tados Unidos habían dado un apoyo
crucial a la lucha contra España en la
Nueva Granada.
Tal afirmación se comprende en el
escenario internacional de principios
del siglo XXI: las élites tradicionales
latinoamericanas, que a lo largo del
siglo XX se mostraron incapaces de
crear y mantener su proyecto autóno-
mo y soberano, se han integrado a los
planes norteamericanos de recuperar
la iniciativa en el subcontinente, lue-
go del ascenso de algunos regímenes
progresistas contrarios a las políticas
neoliberales. Las elites tradicionales
hacen grandes esfuerzos para con-
graciarse con la política exterior esta-
dounidense, incluso asignándole a la
potencia del norte un rol en el mito de
fundación nacional.
Pero esta afirmación no es más
que eso, un mito, que es necesario
comprender. Creemos que la idea de
que desde Estados Unidos emanó al-
guna forma de solidaridad hacia los
hispanoamericanos en su lucha con-
tra España no solamente es un error
histórico que responde a las necesi-
48 taller
dades políticas inmediatas de nuestro
contexto; creemos que este error es
resultado de un pobre conocimiento
de la historia del proceso continental
de independencia, y que parte, segu-
ramente, del supuesto de como Es-
tados Unidos fue el primer proyecto
republicano victorioso en el Nuevo
Mundo, suena coherente que ese país
apoyara otras revoluciones de corte
republicano.
A 200 años de la victoria en el
Puente de Boyacá, batalla que coronó
exitosamente la campaña que había
planificado Bolívar desde Venezuela
para lograr la emancipación de la Nue-
va Granada, y que a la postre significó
un paso en firme para lograr la eman-
cipación continental, queremos abor-
dar el la cuestión de la intervención
estadounidense en el proceso de in-
dependencia, con el fin de colocarla en
sus justas proporciones, romper mitos
y quebrar ideas preconcebidas que vi-
cian nuestra comprensión del pasado.
El escenario internacional
a principios del siglo XIX
Para comprender mejor el rol de
los Estados Unidos en la lucha de los
latinoamericanos contra el poder es-
pañol, primero es necesario compren-
der el escenario internacional para la
década de 1800, y así entender qué es-
taba en juego en el momento en Amé-
rica cuando se inició un movimiento
continental por la emancipación.
Al iniciarse el siglo XIX España
había dejado de ser una potencia de
primer orden, a pesar del esfuerzo re-
formista emprendido el siglo anterior.
Durante el siglo XVIII los reyes de
la dinastía de Borbón, de origen fran-
cés, habían intentado restructurar la
monarquía española, introduciendo el
absolutismo. La intención de los Bor-
bones era la de eliminar la monarquía
compuesta, un sistema que permitía
la convivencia de varias comunidades
políticas que gozaban de ciertas liber-
tades y derechos, las cuales estaban
cohesionadas por acuerdos entre las
clases dominantes y el monarca, lo
que limitaba el poder del soberano.1
La intención de los borbones era la
de centralizar el poder político en la
corona, eliminando cualquier forma
de intermediación. Las reformas del
siglo XVIII tuvieron un especial im-
pacto sobre las colonias americanas,
pues la corona esperaba imponer un
control vertical sobre sus posesiones
en el Nuevo Mundo, con el fin de apro-
vecharlas mejor. La corona se propuso
subdividir los virreinatos existentes
para administrar de manera más efi-
ciente el territorio, restructurar el sis-
tema fiscal para lograr obtener más
riquezas de las colonias, y reorganizar
el sistema administrativo con el fin de
reducir el poder de las élites criollas.2
Pero lo cierto es que las reformas
llegaron demasiado tarde, y en parte
1 Ellliott, John. España, Europa y el mundo de
ultramar (1500-1800). Madrid: Taurus, 2009, pp.
31-32.
2 Kuethe, Allan, y Andrien, Kenneth J. El mundo
atlántico español durante el siglo XVIII. Guerra y
reformas borbónicas, 1713-1796. Bogotá: Edito-
rial Universidad del Rosario, Banco de la Repúbli-
ca, 2018, pp. XVII-XVIII.
respondían a la crisis que afrontaba
ya el imperio español. Desde media-
dos del siglo XVII España afrontaba
ya serios problemas que afectaron
su papel en el escenario internacio-
nal como potencia de primer orden.
Los ibéricos perdieron territorios en
los Países Bajos, Francia e Italia, y
además, enfrentaron levantamientos
sociales en la Península: Cataluña y
Portugal. Las sucesivas derrotas mi-
litares en las guerras de Los Treinta
Años (1618-1648), Franco-española
(1635-1659), y de Restauración por-
tuguesa (1640-1688), profundizaron
la crisis. Además de las pérdidas te-
rritoriales y el descalabro financiero,
los fracasos en el campo de batalla
significaron a los españoles la de-
rrota de sus ambiciones europeas, y
por tanto, la renuncia a su intención
de dominación continental. Para fi-
nales del siglo XVII, y tras la muerte
de Felipe IV, España resintió econó-
mica y demográficamente el impacto
de estos fracasos. Las epidemias de
mediados de esa centuria diezmaron
la población de ciudades como Bur-
gos y Sevilla. Carlos II tuvo muchos
problemas administrativos, y para
la década de 1680 el único producto
de exportación que continuaba atra-
yendo riqueza al interior era la lana.
Dos tercios de la plata americana que
llegaban por la flota del tesoro, iban
directamente al extranjero sin pasar
por España. Esto agudizó el problema
inflacionario. Y por último sobrevino
la crisis política por el problema de la
sucesión. Para la década de 1690 era
claro que Carlos II moriría sin suce-
sor, por lo que las otras potencias eu-
ropeas comenzaron a maniobrar para
taller 49
 Estados Unidos y la independencia de América Latina
lograr hacerse con el trono español.3
Finalmente el declive internacional
de España lo marcó la Paz de Utretch,
una serie de tratados firmados entre
1713 y 1715. Estos acuerdos culmi-
naron las pérdidas territoriales espa-
ñolas y, en la medida que Inglaterra y
Austria impusieron condiciones a los
ibéricos, fueron la muestra expresa
de que este viejo poder ya no podía
mantener su posición en el concierto
internacional.4
Los nuevos poderes europeos,
liderados por Francia e Inglaterra,
resultaron más eficaces en su explo-
tación de las colonias caribeñas, mu-
chas de las cuales le arrebataron a Es-
paña en su proceso de debilitamiento
como potencia.
Así pues, lo que se perfilaba era
el desmoronamiento del imperio
español, y el problema era cómo se
iban a aprovechar sus despojos. Para
la década de 1810 era probable que
Inglaterra fuera la potencia con me-
jor posición para aprovechar la crisis
española en el Nuevo Mundo, y de
eso era consciente el gobierno nor-
teamericano, que se sabía impoten-
te para evitarlo. Así que tenían que
moverse con cautela para poder salir
bien librados de los sucesos que se
precipitaban.5
3 Elliott, John H. Imperial Spain 1469-1716. Es-
tados Unidos: Mentor Book, 1966, pp. 317-381.
4 Osterhammel, Jürgen. The Transformation of
the World: A Global History of the Nineteenth
Century. Nueva Jersey: Princeton University Press,
2014, pp. 396-397.
5 Medina Castro, Manuel. Estados Unidos y Amé-
rica Latina, siglo XIX. La Habana: Casa de las
Américas, 1968, p. 25.
50 taller
Jefferson, Miranda y
Haití: independencias y
expansionismo
Entonces, los Estados Unidos no
eran precisamente una potencia at-
lántica de primer orden que tuviera la
capacidad para incidir decisivamente
en el proceso de independencia de
Latinoamérica. Empero, esta repú-
blica no se iba a mantener al margen
de los hechos acaecidos desde 1808
en las colonias españolas, pues sus
gobernantes eran conscientes de que
en tal coyuntura podrían lograr ane-
xarse territorios del imperio español
que eran vitales para su proyecto de
consolidación nacional.
Cando los hispanoamericanos co-
menzaron a separarse de la tutela es-
pañola, los Estados Unidos pretendie-
ron mantener una posición neutral
frente a lo que estaba ocurriendo al
sur de sus fronteras. No obstante, esta
postura escondía las ambiciones re-
gionales de la joven república federal.
El proceso de independencia de la
América hispana se inició durante el
gobierno del tercer presidente los Es-
tados Unidos, Thomas Jefferson. Este
había sido una de las cabezas visibles
del proceso de independencia de las
13 colonias, y precisamente a él acu-
dió el precursor Miranda con el fin de
conseguir ayuda de la joven república
del norte para luchar contra los espa-
ñoles. Francisco Miranda conocía de
cerca la experiencia de los Estados
Unidos, pues había combatido con
las fuerzas españolas que ayudaron
 La rendición de Santa Ana, 1836 / Austin William Henry Huddle
Junta de Preservación del Estado, Austin (Texas)

Los Estados Unidos vieron la coyuntura de crisis

del poder europeo en sus colonias americanas como
una oportunidad de la cual podían sacar provecho
para lograr los objetivos inmediatos de su política
internacional. En ningún caso la república del norte
se propuso ayudar incondicionalmente la causa
independentista americana, ni llegaron a entender
la lucha de los criollos como una causa común. La
posición y las acciones de los norteamericanos frente
a las luchas emancipadoras del sur fueron guiadas
por sus ambiciones territoriales

a los rebeldes en su lucha contra los la negativa se debía a un acto de so-

británicos en los últimos años de la
guerra de independencia. En un viaje
que realizó el venezolano entre 1805
y 1806, se entrevistó con Jefferson es-
perando conseguir su apoyo para un
levantamiento americano contra las
autoridades españolas. Pero tanto Je-
fferson, como el Secretario de Estado,
y uno de los principales redactores de
la constitución, James Madison, le ne-
garon su apoyo. Podría pensarse que
lidaridad estadounidense hacia Espa-
ña, país que los había ayudado en su
lucha contra Inglaterra,6 pero la ver-
dad es que esta era una posición que
se debía a una política pragmática de
los norteamericanos para alcanzar
sus objetivos expansionistas.
6 Reyes, Carlos José. “Los movimientos revolucio-
narios del siglo XVIII y su influencia libertaria”, en
Jaramillo, Mario (et. Al.). 1810, antecedentes, de-
sarrollo y consecuencias. Bogotá: Taurus, 2010,
pp. 76-77.

taller 51
 Estados Unidos y la independencia de América Latina
Tal cosa ya se puede observar en
la ambigua postura estadounidense
frente al primer gran movimiento
emancipador del Caribe, Haití. Tho-
mas Jefferson parecía haber tomado
una posición favorable hacia la lucha
de los ex-esclavos franceses. Además,
bajo su presidencia, los Estados Uni-
dos se negaron a ayudar a la expedi-
ción francesa enviada por Napoleón
para castigar a los esclavos rebeldes
de su antigua colonia. Las medidas
adoptadas por Jefferson parecían
continuar con la política adoptada de
John Adams, su predecesor, de sim-
patía y apoyo a la lucha haitiana. Sin
embargo, Jefferson parecía menos
decido en su apoyo a los ex-esclavos.
Luego de que en 1804 se consumara
la independencia, Jefferson se negó
a reconocer la república haitiana, e
impuso un embargo al nuevo régi-
men. Esta posición contradictoria no
era de extrañar si consideramos el
horror que le causaba la experiencia
haitiana: calificaba a los viejos escla-
vos de “caníbales” y a su república de
“terrible”.
Sin embargo, tratar con los haitia-
nos era un mal menor frente a las po-
sibles amenazas europeas a la sobera-
nía estadounidense, por improbables
que fuesen. Cuando fungía como vice-
presidente de Adams, Jefferson le es-
cribió una misiva a Aaron Burr, legis-
lador neoyorquino y una de las piezas
claves en su carrera presidencial, en
la que informaba sobre los planes de
defensa para la nación, siendo una de
sus principales preocupaciones el po-
derío francés, pero a la vez temía que
Toussaint Louverture se constituyera
52 taller
en un mal ejemplo para la población
esclava de los estados del sur.7
Las acciones de Jefferson de un
apoyo inicial, seguidas de un saboteo
al proyecto haitiano, pueden ser inter-
pretadas como parte de esta política
pragmática, que en últimas perseguía
la proyección territorial y comercial
hacia el Caribe. Así queda claro en la
forma en que evolucionó la posición
estadounidense frente a Haití. En 1801
el presidente le prometió al encargado
de negocios francés que los Estados
Unidos iban a apoyar a Napoleón en su
lucha contra Toussaint para facilitarle
la reconquista de la colonia rebelde;
empero, cuando la expedición france-
sa llegó al Caribe en 1802, Jefferson
reversó su decisión, y no prestó nin-
guna ayuda a los militares franceses.
El problema que había de por medio
era el territorio de Luisiana, la colo-
nia francesa en Norteamérica. Los es-
tadounidenses buscaban que Francia
les vendiera su colonia, pues deseaban
controlar la navegación por el Misisi-
pi, así como hacerse con el puerto de
Nueva Orleans para facilitar su comer-
cio hacia el Caribe. Para 1803 Jefferson
se dio cuenta que la retoma de Haití
sería el primer paso de los franceses
para revivir su imperio en América.
Esto suponía un riesgo para las aspira-
ciones estadounidenses, y en sí misma
una amenaza para sus fronteras.8
7 From Thomas Jefferson to Aaron Burr, 11 de
febrero de 1799. Disponible en https://founders.
archives.gov/documents/Jefferson/01-31-02-
0015#TSJN-01-31-0015-kw-0001
8 Scherr, Arthur. “Jefferson's "Cannibals" Revisit-
ed: A Closer Look at His Notorious Phrase”, en
The Journal of Southern History. Vol. 77, No. 2,
mayo 2011, pp. 251-282.
 Estos hechos nos resultan relevan-
tes porque perfilan la posición de los
estadounidenses hacia los procesos
de emancipación latinoamericanos.
Vieron la coyuntura de crisis del po-
der europeo en sus colonias america-
nas como una oportunidad de la cual
podían sacar provecho para lograr los
objetivos inmediatos de su política in-
ternacional. En ningún caso la repúbli-
ca del norte se propuso ayudar incon-
dicionalmente la causa independentis-
ta americana, ni llegaron a entender la
lucha de los criollos como una causa
común. La posición y las acciones de
los norteamericanos frente a las luchas
emancipadoras del sur fueron guiadas
por sus ambiciones territoriales.
La “neutralidad”
estadounidense
como herramienta de
expansión
En medio de las dificultades que
afrontaba el proceso de independen-
cia durante 1815, Bolívar denunció
la desidia de los norteamericanos
hacia las luchas emancipadoras del
sur, cuando afirmó que las esperan-
zas de apoyo internacional a la causa
independentista, una lucha entendida
por el Libertador como justa y nece-
saria, se habían visto frustradas, pues
“hasta nuestros hermanos del norte
se han mantenido como inmóviles es-
pectadores de esta contienda”.9
9 Palabras tomadas de la Carta de Jamaica. Bolí-
var, Simón. “Carta de Jamaica (1815). Contesta-
ción de un Americano Meridional a un caballero
de esta isla”, en Bolívar, Simón. Escritos Políticos.
Bogotá: El Áncora Editores, 1984, p. 23.
Tan pronto los fermentos republi-
canos comenzaron a darse por toda
la América hispana, Estados Unidos
adoptó una postura neutral, la cual, sin
embargo, no respondía ni a una políti-
ca aislacionista o de reciprocidad hacia
España, viejo aliado en su propio pro-
ceso de independencia.10 Nuevamente,
era una política determinada por las
ambiciones territoriales del país del
norte: les interesaba lograr con Espa-
ña un acuerdo sobre los territorios de
la Florida. Aunque también es cierto
que Estados Unidos esperaba aprove-
char el comercio con la Hispanoamé-
rica independiente. Pero la relación
comercial solo se podría establecer
cuando las provincias hispanas “hayan
logrado la condición de naciones”, tal
como lo dijo el presidente Madison al
congreso de su país en 1811.11 Es decir,
Estados Unidos quedaba expectante a
la capacidad de los hispanoamerica-
nos de lograr, por su cuenta, la inde-
pendencia de España.
Ahora bien, la postura neutral de
los Estados Unidos durante los pri-
meros años del proceso latinoameri-
cano respondía también a la incerti-
dumbre frente al mismo. Para 1811
en América se habían creado juntas
de gobierno sin la autorización de
10 Tal cosa era bastante improbable, más si te-
nemos en cuenta los malos precedentes. Francia
fue aún más importante para la consecución de
la independencia de las 13 colonias, pero cuando
Francia entró en guerra con Inglaterra en 1793
no solamente no hubo muestras de solidaridad
con el también gobierno republicano, sino que
este país se declaró neutral en el conflicto que
enfrentaba a los europeos.
11 Citado en Medina Castro, Manuel. Estados
Unidos y América Latina, siglo XIX. La Habana:
Casa de las Américas, 1968, p. 28.
taller 53
 Estados Unidos y la independencia de América Latina
las autoridades españolas, pero estas
juntas mantenían nominalmente su
lealtad a Fernando VII; mientras que
en España la guerra contra la ocupa-
ción francesa se mantenía, aunque el
régimen impuesto por Napoleón en la
península se mantenía firme. Por eso,
el gobierno norteamericano acompa-
só su neutralidad con algunos acer-
camientos diplomáticos con Caracas,
Buenos Aires y Chile, pero sin plan-
tear ningún reconocimiento ni apo-
yo abierto, sobre todo mientras los
criollos no hicieran una declaración
de soberanía e independencia frente
a España.12
Parecía entonces que ante una
decidida acción de los hispanoame-
ricanos hacia la independencia de
España, el presidente Madison y su
secretario de Estado, James Monroe,
les tenderían una mano de ayuda.
Pero en 1812, cuando las juntas de
gobierno comenzaron a declararse
independientes, los hispanoameri-
canos solo encontraron evasivas de
parte de Monroe. El problema era que
los realistas españoles en el Nuevo
Mundo no estaban derrotados, y la
independencia estaba lejos de ser un
hecho consumado, como lo demos-
traron los sucesos desde 1814, por lo
que los Estados Unidos comenzaron
a reconsiderar su política hacia el sur
del continente13. Las fuerzas realistas
en América lograron varios avances
frente a los reductos patriotas, y en
1815 recibieron el apoyo de una fuer-
12 Fuentes Mares, José. Génesis del expansionis-
mo norteamericano. México: Grijalbo, 1985, pp.
39-43.
13 Fuentes Mares, José. Génesis del…, pp. 48-
50.
54 taller
za militar liderada por Morillo, la cual
desembarcó en costas venezolanas y
neogranadinas, y en 1816 restituyó
al virrey de la Nueva Granada. Para
1816 la resistencia patriota en Nueva
España, Nueva Granada, Venezuela,
Ecuador, Chile y Alto Perú había su-
frido duros golpes; de todo el terri-
torio hispanoamericano, solos dos
reductos independentistas lograron
mantenerse firmes: el Río de la Plata
y Paraguay.14
En la reinstauración del poder
español en sus colonias americanas
tuvo una fuerte incidencia el cambio
del escenario internacional europeo.
Napoleón fue derrotado, la ocupación
francesa de la península ibérica lle-
gó a su fin, y Fernando VII recuperó
su libertad. El monarca reclamó su
trono y se dio a la tarea restaurar su
poder absoluto: desconoció cualquier
avance del liberalismo español –en-
carnado en la constitución de Cádiz
de 1812-, y se propuso restaurar su
dominio sobre América.15
Ante el cambio de la situación
americana, las autoridades de Wash-
ington rápidamente replantearon su
estrategia con fin de zanjar cualquier
diferencia con el gobierno español.
El problema de todo el asunto hispa-
noamericano era la Florida y Cuba,
puntos clave para la proyección nor-
teamericana en el Caribe. La política
14 Medina, Medófilo y Rueda, Rigoberto. Bolívar
y San Martín. La independencia como proceso
continental. Bogotá: Ediciones Aurora, 2019, pp.
65-66.
15 Rudé, George. La Europa revolucionaria,
1783-1815. Madrid: Siglo XXI Editores, 1994,
pp. 369-370.
internacional de los presidentes Je-
fferson, Madison y Monroe se planteó
para lograr de la forma más sencilla
acceder a estos viejos territorios co-
loniales españoles, sin importar si era
la causa independentista o realista la
que podría garantizar tales objetivos.
Y para mediados de la década de 1810
parecía más útil para los norteameri-
canos cortejar a los españoles para
conseguir el territorio de Florida.16
En 1817 el gobierno estadouni-
dense decidió renovar la neutralidad
de ese país frente al conflicto que sa-
cudía el sur del continente. Pero esta
ley resultaba ser bastante particular,
pues enfatizaba bastante en las penas
para aquellos ciudadanos que entre-
garan armas para el esfuerzo bélico
de los independentistas hispanoame-
ricanos.17
De hecho, la causa independentista
se mostraba como una amenaza con-
tra los intereses norteamericanos en el
Caribe. El mismo año en que se renovó
la política de neutralidad, se declaró la
república de la Florida. A mediados de
1817 cerca de 150 hombres liderados
por algunos venezolanos como Pedro
Gual y Lino de Clemente, el italiano
Agustín Codazzi y el escocés Gregory
MacGregor, sometieron a la guarnición
española que resguardaba el sector,
y buscaron el reconocimiento nor-
teamericano de la república. James
Monroe, ya por entonces presidente
16 Morales, Otoniel. Imperio y democracia. La
política exterior de EE.UU 1625-1992. Mérida:
Consejo de Publicaciones de Universidad de los
Andes, 1998, pp. 40-42.
17 Medina Castro, Manuel. Estados Unidos y
América…, p. 29.
del país del norte, declaró a los inde-
pendentistas como bandidos, contra-
bandistas y piratas, y dio la orden de
capturar al militar escocés, a quien
calificó de “pirata”; solicitó al congreso
la autorización para intervenir militar-
mente la Florida, y finalmente permi-
tió acciones bélicas en el mar contra
un buque venezolano.18
Así, nuevamente vemos que la
“neutralidad” norteamericana no era
más que eufemismo para referirse a
una política internacional pragmática
que en últimas encubría los intereses
expansionistas estadounidenses, y
que específicamente iba tras el terri-
torio floridano. Esto se puede ver en
el conflicto que se desató con Bolívar
en 1818. A principios de 1817, mien-
tras el gobierno venezolano liderado
por Bolívar decretó un bloqueo naval
sobre los puertos de Guayana, Cuma-
ná, La Guaira y Puerto Cabello, unas
embarcaciones comerciales estadou-
nidenses decidieron entras en las
aguas en conflicto. A pesar de que el
gobierno venezolano había notificado
del decreto de bloqueo a comercian-
tes y autoridades del Caribe y las cos-
tas atlánticas, dos goletas de bandera
norteamericana, las embarcaciones
Tiger y Liberty, violaron la restricción,
por lo que fueron tomadas por los in-
dependentistas. Los venezolanos se
encontraron con que los comercian-
tes estadounidenses estaban ven-
diendo a los españoles armas para la
causa realista. El hecho no causó nin-
18 Medina, Medófilo y Rueda, Rigoberto. Bolí-
var y San Martín…, pp. 14-15. Morales, Otoniel.
Imperio y democracia. La política exterior de
EE.UU…, p. 41.
taller 55
 Estados Unidos y la independencia de América Latina
gún reclamo del país del norte, hasta
1818. Cuando se iniciaba este año el
presidente Monroe envió a Venezuela
a John Baptise Irvine, periodista y po-
lítico, como agente especial ante este
gobierno. Los venezolanos recibieron
a Irvine convencidos de que su misión
era la de reconocer la independencia
venezolana; pero pronto se dieron
cuenta que tenía objetivos muy dis-
tintos. Llegó a Venezuela para exigirle
a Bolívar una indemnización por la
captura de los navíos estadouniden-
ses. Comenzó entonces una disputa
epistolar entre Bolívar e Irvine, que
se fue degenerando paulatinamente,
hasta el punto que Bolívar decidió no
rebajarse a los términos del enviado
norteamericano, recalcándole tam-
bién que los navíos en cuestión no
venían a las costas venezolanas para
realizar una simple transacción co-
mercial, sino que tomaron parte en el
conflicto en el momento en que “han
intentado y ejecutado burlar el blo-
queo y el sitio de las plazas de Gua-
yana y Angostura, para dar armas a
unos verdugos y para alimentar unos
tigres, que por tres siglos han derra-
mado la mayor parte de la sangre
americana”.19
Finalmente los Estados Unidos lo-
graron su objetivo en 1821: después
de una negociación de dos años, y
luego de una breve ocupación militar
estadounidense liderada por Andrew
19 Carta de Bolívar a J. B. Irvine, Angostura, 29
de julio de 1818. Disponible en http://www.ar-
chivodellibertador.gob.ve/escritos/buscador/spip.
php?article12995. Ewell, Judith. Venezuela y los
Estados Unidos: desde el hemisferio de Monroe al
imperio del petróleo. Caracas: Universidad Católi-
ca Andrés Bello, 1999, pp. 43-44.
56 taller
Jackson, España acordó ceder la Flori-
da a los Estados Unidos, a cambio del
reconocimiento de la soberanía espa-
ñola sobre Texas, y bajo la promesa
de que el país americano heredaría la
deuda de los ibéricos con la población
floridana, calculada en 5 millones dó-
lares.20 Y sin embargo, los estadou-
nidenses terminaron por sacar pro-
vecho también de los hispanoameri-
canos. Gracias a los logros militares
de los independentistas de 1819, la
independencia apareció como un he-
cho irreversible. Por ello, en mayo de
1822, el presidente Monroe le expresó
al congreso que ya era tiempo de reco-
nocer a las nuevas repúblicas surame-
ricanas para poder entablar relaciones
comerciales con estas.21 Entonces,
desde aquel año la ambiciosa repúbli-
ca del norte comenzó a reconocer a las
repúblicas soberanas del centro y sur
de América, para, de esta forma, pro-
yectarse sobre el Caribe.
Conclusiones
Si consideramos el papel que ju-
garon los Estados Unidos en el pro-
ceso de independencia de la Améri-
ca Hispana, veremos que en ningún
momento, por parte de las autori-
dades norteamericanas, apareció
alguna forma de solidaridad con los
pueblos del sur en su lucha contra
el poder Español en pro de la inde-
pendencia. No contó el hecho de que
20 Bates, Christopher G. The Early Republic and
Antebellum America: An Encyclopedia of Social,
Political, Cultural, and Economic History. Nueva
York: Routledge, 2010, pp. 59-60.
21 Kossok, Manfred. Historia de la Santa Alianza
y la emancipación de América Latina. Buenos Ai-
res: Ediciones Sílaba, pp. 125-126.
 Por España y por el Rey, Gálvez en América
Augusto Ferrer-Dalmau

En medio de las dificultades que afrontaba el

proceso de independencia durante 1815, Bolívar
denunció la desidia de los norteamericanos hacia
las luchas emancipadoras del sur, cuando afirmó
que las esperanzas de apoyo internacional a la
causa independentista, una lucha entendida por
el Libertador como justa y necesaria, se habían
visto frustradas, pues ‘hasta nuestros hermanos
del norte se han mantenido como inmóviles
espectadores de esta contienda’

fueran americanos luchando contra riales europeos en América para así

un poder europeo, o que las luchas
en la América del sur fueran por la
creación de regímenes republicanos
modernos, como el del país del norte
del Nuevo Mundo.
Estados Unidos prefirió adoptar
frente a las guerras de independen-
cia una postura neutral, la cual encu-
bría sus verdaderas intenciones de
cara a la lucha emancipadora: apro-
vechar la crisis de los poderes impe-
lograr objetivos expansionistas. Con-
cretamente, durante las primeras dé-
cadas del siglo XIX, el gobierno esta-
dounidense buscó proyectarse sobre
el mar Caribe por medio del control
del delta del Misisipi y del territorio
de la Florida.
Para este momento, los Estados
Unidos estaban lejos de ser una po-
tencia mundial de primer orden, y no
podían abalanzarse sin más sobre las
taller 57
 Estados Unidos y la independencia de América Latina
viejas colonias francesas y españolas
que tanto deseaban. Así pues, se de-
cantaron por una política internacio-
nal de no intervención directa en el
conflicto, pero que iba a acompañada
de soterrados acercamientos a los po-
deres que coyunturalmente podrían
favorecer sus objetivos expansionis-
tas. Por eso, nunca hubo de parte de
las administraciones de Jefferson,
Madison y Monroe, una decidida po-
lítica de apoyo a los independentistas
hispanoamericanos. Por momentos
se acercaron tímidamente a ciertos
gobiernos del sur, pero, después de
1815, cuando el poder español en
América pareció resurgir, los Estados
Unidos, sin abandonar su “neutrali-
dad”, decidieron colaborar más estre-
chamente con Fernando VII.
Pero también podríamos agregar
que, además de la política de neutra-
lidad, los Estados Unidos incluso lle-
garon a adoptar medidas de abierto
sabotaje contra las repúblicas hispa-
noamericanas en su lucha por la so-
beranía, todo ello con el fin de frenar
el ascenso de cualquier nación que
pudiera disputarles el comercio en
el Caribe, o que pudiera obstaculizar
sus proyectos expansionistas.
Para cerrar, podríamos afirmar
que a los Estados Unidos no los unió
alguna afinidad ideológica, en tan-
to proyecto republicano moderno
surgido de la lucha contra poderes
monárquicos, con los esfuerzos in-
dependentistas en América Latina.
No surgió ninguna causa común, aun
cuando podemos hallar evidencia de
una cierta inspiración de documentos
58 taller
e ideas de la experiencia independen-
tista de Norteamérica en los criollos
hispanoamericanos.
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taller 59
 Monumento a los Libertadores Simón Bolívar y San Martín / Malecón Simón Bolívar - Guayaquil (Ecuador)
guayaquilesmidestino.com

60 taller
El gran tema de la nación
Tendencias políticas
en la Independencia
Carlos Tuta Alarcón*
A
l profesor Immanuel Wallers-
tein le debemos el concepto
de moderno sistema mun-
dial que se constituyó desde la época
del renacimiento, gracias al descu-
brimiento de América y de los demás
continentes, así como la primera vuel-
ta a la tierra, iniciada por Magallanes,
quien murió en la aventura y termina-
da por Sebastián Elcano. Después de
los descubridores, vinieron los viajes
de los comerciantes, desarrollándo-
se rápidamente el mercado mundial,
pero precisamente, porque se trata
* Docente universitario. Director Revista Taller
de un sistema mundial, es necesario
explicitar la otra cara de la luna, es
decir, que éste sistema nace en Euro-
pa y desde allí va a dominar América
Latina y el Caribe, Asia y África, nace
entonces el mundo colonial, lo que
llaman ahora el sur global.
Este es el aporte de Aníbal Quijano
quien va a hablar del control global
del trabajo, mediante un artificio, la
seudo categoría de raza, un invento
de la modernidad que apareció en
Norteamérica, en los días de la con-
quista. Más aún, la humanidad fue
clasificada, según las razas y colores
taller 61
 Tendencias Políticas en la Independencia
con el objetivo de controlar el traba-
jo y sus recursos, la naturaleza y sus
recursos y el sexo y sus recursos, la
subjetividad y la autoridad.
Los hombres no eran iguales, exis-
tía la jerarquía de las castas, una pi-
rámide en cuya cúspide estaba la su-
premacía de la raza blanca europea,
lo cual justificaba la explotación. Por
esta razón, se producía una contra-
dicción fundamental entre el centro
metropolitano y los habitantes de las
colonias.
Por ello la lucha anticolonial pre-
senta diferentes fases: en primer lu-
gar, entre 1492 y 1600, es un período
de guerra para destruir los imperios
Azteca, Inca y el naciente estado Chib-
cha. Pero la lucha se diversifica por
la resistencia del mundo afro, los ci-
marrones libertarios y la formación
de palenques, de la cual es símbolo
Benkos Biojo.
La última gran rebelión indígena
se da bien entrado el siglo XVIII, cuan-
do la minería, la agricultura enco-
mendera y el comercio tienen cierto
desenvolvimiento. Es la rebelión an-
dina de Tupac Amarú y Micaela Bas-
tidas, que incluye nuestra Revolución
de los comuneros de 1781.
Es decir, en el mundo Andino antes
de la Revolución de independencia
dirigida por los criollos en 1810, ya
había tenido lugar la gran revolución
campesina, indígena, afro y mestiza,
dirigida desde cerca del Cuzco para
restablecer el Estado Inca. Pero en la
medida que este objetivo ya no era
62 taller
posible, dada la inserción de América
hispana en el sistema mundial-colo-
nial, surgió el problema del tipo de
Estado a ser construido en el período
postcolonial. Se olvidó entonces la
experiencia de la revolución andina,
se menospreciaron sus mitos y sabe-
res, y se acogieron las teorías y mo-
delos eurocéntricos diseñados para
el control de la subjetividad y de la
autoridad.
En ese marco, el proyecto más
crítico y original resulta ser el de
Simón Bolívar, en tanto su conoci-
miento de los autores romanos y
de los períodos del Renacimiento
y de la Ilustración, especialmente,
la filosofía política democrática de
Rousseau, Montesquieu, Condorcet
y Saint Simon, lo dotaron para inter-
pretar como ningún otro, la realidad
de nuestra América, a la par con el
análisis de la relación de fuerzas en
el plano internacional.
Si algún tema separó a las tenden-
cias encabezadas por Simón Bolívar
y Antonio Nariño con las de Santan-
der y sus seguidores, este fue el de la
construcción del Estado Nación, su
objetivo y contenido social y político,
étnico-cultural, su dimensión geográ-
fica y su papel geopolítico.
Si la Nación es una comunidad
imaginada1, ¿cómo se la imaginaron
Bolívar y Santander? En el momento
coyuntural del inicio de su construc-
ción, ¿cómo pensaron su papel hacia
el futuro?
1 Anderson Benedicto: Comunidades imagina-
das. FCE México.1993
 El devenir de la guerra de inde-
pendencia en su fase final se desbor-
dó como los ríos en invierno desde los
llanos inmensos de Venezuela hacía
los de la Nueva Granada, con tal fuer-
za que empujo al ejército libertador
por el Páramo de Pisba, hasta la cum-
bre de la cordillera Oriental, para sor-
prender y derrotar al Estado colonial
español, por primera vez en un país
del continente. Las batallas del hume-
dal del Pantano de Vargas y luego del
Puente de Boyacá, pusieron en fuga al
Virrey y sus cortesanos. Bolívar llegó
a Santa Fe a organizar el gobierno del
primer Estado independiente de la
parte continental de nuestra Amé-
rica, pero también el primer Estado
libre del mundo colonial, hace 200
años. Santander quedó encargado del
gobierno en Santa Fe mientras que
Bolívar iniciaba la larga marcha para
llevar la libertad desde Venezuela
hasta el Potosí en Bolivia.
Pero por una cruel paradoja de la
historia, mientras Bolívar presidente
de la Gran Colombia, extendía la lla-
ma de la independencia a nuevas re-
giones como aquellas del Imperio de
los Incas, en Ecuador, Perú y Bolivia,
países con una población de mayoría
indígena, con la idea de construir la
gran nación hispanoamericana, el po-
der real en la provincias liberadas de
la Nueva Granada, Venezuela y Ecua-
dor, quedó en manos, durante varios
años (1821-1826), de los caudillos
militares criollos y mestizos más des-
tacados: Santander, Páez y Flórez.
Si se tiene en cuenta que a medida
que pasaba el ejército libertador, se
derrumbaba paso a paso el imperio
español de las Indias, al empuje de
los triunfos patriotas, no fue posible
mantener la antigua unidad del Es-
tado colonial. Las batallas del Puente
de Boyacá, el 7 de agosto de 1819; Ca-
rabobo (24 de junio 1821) en Vene-
zuela; Pichincha (24 de mayo 1822)
en el Ecuador y finalmente las bata-
llas de Junín (6 de agosto de 1824) y
Ayacucho (9 de diciembre de 1824),
que no sólo dieron libertad al antiguo
Perú de Tupac Amaru y al Alto Perú
de Tupac Katari, que fue bautizado
con el honorífico nombre de Bolivia.
La batalla de Ayacucho, cerró el ciclo
de las guerras de independencia que
había empezado en 1810, destruyen-
do el último reducto de la monarquía
española, capturando al virrey y a un
numeroso grupo de militares y corte-
sanos.
Si tenemos en cuenta las enormes
dificultades para las comunicacio-
nes, la absoluta falta de infraestruc-
tura vial que dejaron de herencia los
330 años de colonialismo, no era ex-
traño entonces que al derrumbarse
el represivo Estado absolutista emer-
giera en todas partes un imaginario
de nación, restringido al espacio-
tiempo de cada una de las provincias
del antiguo imperio, que terminó
oponiéndose al proyecto bolivarista,
que por el contrario, estaba pensado
para que la unidad de la Gran Colom-
bia surgiera como un polo geopolíti-
co y geocultural, que fuera capaz de
contribuir al “equilibrio del mundo”
frente a los bloques imperiales que
surgían como Estados Unidos, el im-
perio británico, Francia y Holanda
taller 63
 Tendencias Políticas en la Independencia
que rivalizaban para sustituir a las
potencias en decadencia como Espa-
ña y Portugal.
Si el centro del mundo estaba en
ese momento en el imperio británico,
no menos peligrosos eran, para nues-
tra América, el emergente centro de
los Estados Unidos y el imperio fran-
cés. Por eso la unión de los países his-
panoamericanos era muy importante
para evitar la fragmentación que se
produjo, luego de la independencia.
La grandeza de Bolívar consistió
en haber pensado el concepto de Na-
ción de manera que integrara todos
los pueblos del antiguo imperio espa-
ñol en el continente y en el Caribe. Por
eso su propuesta al Congreso de Pa-
namá, de un solo ejército libertador y
una marina de guerra para ir a liberar
a Cuba y Puerto Rico que permane-
cían en manos de los peninsulares.
La comunidad imaginada de Bolívar
incluía en Nuestra América el mundo
insular del Caribe.
La paradoja de la historia, con-
siste entonces, que mientras Bolí-
var en su larga marcha extendía la
independencia y la libertad por los
Andes y el Caribe, imaginando una
comunidad de naciones unidas e
integradas, los caudillos criollos de
los países liberados, fragmentaron
y balcanizaron el continente, facili-
tando de nuevo, la subyugación por
las potencias que reemplazaron a
España y Portugal, en primer lugar
el imperio británico. Un absurdo
cruel que no se ha podido transfor-
mar después de 200 años.
64 taller
Las causas
socioeconómicas
y culturales de las
diferencias entre los
patriotas
En el prólogo al libro “Pensamien-
to político de la emancipación vene-
zolana”, Pedro Grases, llama la aten-
ción sobre el hecho, de que a partir
de 1750, año del nacimiento de Fran-
cisco de Miranda, se produjo en el fir-
mamento la aparición de una pléyade
de futuros revolucionarios, entre los
que menciona a: Fernando Peñalver
(1765), Simón Rodríguez (1771),
Francisco Javier Ustáriz (1774), An-
drés Bello (1781), Simón Bolívar
(1.783), Pedro Gual (1783), José Ra-
fael Revenga (1786), Carlos Soublette
(1789), entre otros. La aparición de
esta numerosa generación de la in-
dependencia venezolana, en menos
de treinta años, obliga a Grases a va-
lorar “los componentes del “hábitat”
colonial”2, que la hicieron posible.
Entre dichos componentes men-
ciona al lado del papel de los elemen-
tos culturales como la Universidad de
Caracas, los Cabildos municipales y la
iglesia, la existencia de la compañía
Guipuzcoana de Caracas de 1724 a
1784, una compañía monopolista del
comercio exterior con la cuenca del
Caribe y con la metrópoli española,
pero que también influyó en la inte-
gración de las ciudades y provincias
venezolanas, fenómenos que como
2 Grases Pedro: Pensamiento Político de la eman-
cipación venezolana. Biblioteca Ayacucho. Cara-
cas, 1988, páginas IX y siguientes.
 Diego Rivera "Desembarco de los españoles en Veracruz" 1951 / Palacio Nacional, México
Emiliano Rodriguez

La mentalidad racista, semifeudal/colonial de

los encomenderos del altiplano cundiboyacense
y de Popayán, se complementaba con aquella
propia de los esclavistas mineros del oro, que se
expandieron desde ésta última ciudad hacia el
Chocó, se va a establecer durante un ciclo largo,
que va a incluir la mayor parte del período colonial.

sabemos constituyen las bases econó- Buenos Aires al año siguiente y el de

micas de la formación de las naciones. Cartagena de Indias en 1795.4

Paralelamente a lo largo del siglo Podríamos decir, entonces, si in-

XVIII también se van a producir una
serie de “protestas contra la opresión
ejercida por la compañía con peticio-
nes de tanto vuelo como la solicitud de
libre comercio…”3 la cual se obtuvo en
1778.
En reconocimiento al desarrollo
económico de la Colonia, en junio de
1793, la Corona establece el Consu-
lado de Caracas, que fue el primero
de Hispanoamérica, siguiéndole el de
3 Idem, página XIV
tentamos una rápida comparación
con la Nueva Granada, que la genera-
ción de venezolanos revolucionarios
provenía de una economía y una so-
ciedad, relativamente más moder-
nas que la existente en el altiplano
cundiboyacense, caracterizado por
una economía agraria encomendera
basada en el trabajo servil de los so-
brevivientes de las comunidades in-
dígenas. Una población a la que se le
había prohibido taxativamente hablar
4 Idem, página XVII

taller 65
 Tendencias Políticas en la Independencia
en su propia lengua chibcha. Al pare-
cer, el virreinato de la Nueva Granada
estaba relativamente menos integra-
do por el mercado que la capitanía
general de Venezuela y donde dos ciu-
dades competían por la hegemonía:
La encomendera Santa Fe de Bogotá
y la comerciante Cartagena.
A pesar de la compraventa de es-
clavos en esta última ciudad predomi-
nó una mentalidad moderna y revolu-
cionaria, que tiene que enfrentarse
también a la realista Santa Marta.
La mentalidad racista, semifeu-
dal/colonial de los encomenderos del
altiplano cundiboyacense y de Popa-
yán, se complementaba con aquella
propia de los esclavistas mineros del
oro, que se expandieron desde ésta
última ciudad hacia el Chocó, se va a
establecer durante un ciclo largo, que
va a incluir la mayor parte del período
colonial.
Pero vale resaltar el hecho que
dicho ciclo largo se prolongó durante
el período postcolonial durante otros
cien años hasta 1930. La economía
mundial fue penetrando lentamente
por medio de los empréstitos prime-
ro y luego con el librecambio desde
mediados del siglo XIX, pero la cultu-
ra colonial se resistía a abrirle campo
a la modernidad.
Más aún, la mentalidad colo-
nial afectó al Estado patriota, aún
antes de su nacimiento, puesto que
basta pensar, qué podría significar
para ésta mentalidad, no sólo de los
colonialistas españoles, sino para sus
66 taller
hijos criollos, la actividad de un hom-
bre como Antonio Nariño, que soña-
ba con que los derechos a la libertad
y a la igualdad de todos los habitan-
tes del país, fueran la base del nuevo
Estado independiente.
Ésta misma tensión vuelve a pre-
sentarse en el momento mismo de
la organización del Estado y del go-
bierno patriota, cuando Bolívar se vió
precisado después de la batalla de
Boyacá, a dejar el mando en Santa Fé
en manos del general Santander, des-
pués en Venezuela al general Páez y
en Ecuador al general Flórez.
Uno de quienes han tratado de
comparar el campo cultural, espiri-
tual y sicológico de la formación de
los llamados Bolivarismo y santan-
derismo ha sido el escritor y filó-
sofo Fernando González. En mayo de
1940, se celebraba el centenario de
la muerte de hombre de las leyes, y
con este motivo se buscaba reforzar
el mito fundador del Estado colom-
biano alrededor de su nombre y en
oposición al significado de las ideas
del libertador. Entonces el filósofo
Fernando González, escribió un durí-
simo libro donde dice:
“como Santander es un falso
héroe nacional, el propósito de
este libro es destaparlo. Colom-
bia guiada por él y sus hijos, que
hoy nos gobiernan, va por torci-
do y oscuro camino que conduce
a la enajenación de almas y tie-
rra, cielo, mar y subsuelo (…)”5
5 González Fernando: Santander. Editorial ABC,
Bogotá, 1940, página 19.
 González se detiene a comparar
la educación de los jóvenes Bolívar y
Santander. En 1760 había aparecido
el Emilio, de Rousseau “pero el Emilio
o arte de formar hombres no ha sido
aplicado pedagógicamente sino una
vez, en Caracas, por el maestro más
propio y en el niño más apropiado”.6
Bolívar va a ser único.
El adolescente Santander, en cam-
bio estudia en el Seminario de San
Bartolomé apoyado por su tío, el sa-
cerdote de la Catedral, y el 20 de julio
de 1810, lo encuentra en el primer
año de derecho, estudios que lo mar-
caran de una manera exegética y real-
mente poco crítica.
Para el filósofo de Envigado, Iróni-
camente, Santander va ser “Hijo y pa-
dre al mismo tiempo de ésta república.
Padre de conservatismo y liberalismo,
los cuales apenas se diferencian en que
éste tiene remordimientos en la hora
de la muerte y, por eso, es el hijo predi-
lecto de Santander”.7
Centralismo y
Federalismo
Bolívar y Santander van a ser los
símbolos de las dos principales ten-
dencias políticas en el proceso de la
independencia, una primera disputa
va a ser sobre la forma del Estado re-
volucionario, surge entonces el con-
flicto entre centralistas y federalistas,
pero aquí en la Nueva Granada, los
principales oponentes van a ser Don
6 Idem, página 66.
7 Idem, página 45.
Antonio Nariño y Camilo Torres. San-
tander era un estudiante alineado con
los federalistas.
El tema era de vida o muerte,
porque de cómo se resolviera depen-
día la sobrevivencia de la república
venezolana y del gobierno de la Nue-
va Granada.
Nariño había colocado en la Ba-
gatela desde el número 9 de 1811,
un epígrafe que rezaba: “Pluribus
unun” (uno formado por todos),
concepto que precisa su idea consti-
tucional centralista en ese momento.
Pero a pesar de sus esfuerzos el fe-
deralismo fragmentó y obstaculizó la
preparación de la defensa nacional y
la patria se perdió, como había ocu-
rrido en Venezuela, a pesar de la ad-
vertencia de Bolívar en el Manifiesto
de Cartagena de 1812.
El conflicto vuelve a manifestarse
después de la batalla de Boyacá, por-
que cuando los antiguos federalistas
ahora encabezados por Santander, se
disponen a tomar el poder en el Con-
greso constituyente de Cúcuta, pero
como en una aparición salida de las
cárceles de Cádiz, llega Don Antonio
Nariño para hacerse cargo de la vi-
cepresidencia de la Gran Colombia,
por nombramiento de Bolívar, ante fa-
talidad de la muerte de Don Germán
Rosio quien ocupaba esa posición y
también de su sucesor el brigadier
Luis Eduardo Azuola, y entonces se di-
suelven en un mar de odio y amargu-
ra, todas las ilusiones burocráticas, de
ambos lados de la frontera. Más aún,
cuando Nariño presenta su proyecto
taller 67
 Tendencias Políticas en la Independencia
de Constitución roussoniana, basada
en la soberanía popular, prácticamen-
te no es tenido en cuenta.
Las posiciones políticas
se invierten
La historia transcurre paradójica-
mente y para ese momento las posi-
ciones políticas se habían invertido.
Nariño había concebido la unidad
mediante el centralismo para la Nue-
va Granada en 1811, pero con gran
realismo político se pronunció por el
Federalismo para la Gran Colombia
en 1821, sin embargo los constitu-
yentes de Cúcuta aprobaron el cen-
tralismo para la unión de Venezuela y
la Nueva Granada, a pesar de que el
Precursor propuso una solución de
compromiso, para ser resuelta según
las necesidades del futuro. Ante la
pregunta del ¿qué hacer? Respondió:
“Las leyes fundamentales deben
tener el carácter de eternas e in-
variables; pero el centralismo o
federación no pueden ser leyes
fundamentales. La Constitución
lo que debe hacer es que, sin
contradicción, deje preparados
todos los caminos a la mayor
libertad.” 8 La flexibilidad polí-
tica del prócer fue apabullada
y de inmediato “aprobaron la
irreformabilidad de la carta por
el término de diez años para
que el viejo luchador no pudiera
nada contra ella”.9
8 Miramón Alberto: Nariño: Una conciencia crio-
lla contra la tiranía. Academia Colombiana de
Historia. Editorial Kelly MCMLX, página 269
9 Idem, página 271
68 taller
Empezaron entonces todos los
ataques contra Nariño, quien respon-
dió con su carácter combativo, en su
famosa Defensa ante el Senado, pero
la enfermedad lo obligó a renunciar a
la vicepresidencia de la Gran Colom-
bia en Julio de 1821. Habían bastado
cinco meses de presencia del proyec-
to revolucionario de Bolívar y Nari-
ño para que las fuerzas opuestas lo
condicionaran ampliamente, en éste
caso, en el debate sobre la forma del
Estado.
Nariño le había anunciado a Bolí-
var su llegada a nuestra América, el
25 de febrero de 1821 desde Angos-
tura, había remontado el Orinoco el
15 de marzo, con salud minada por la
cárcel, pero tras 16 días de dura nave-
gación a remo, se unió en un abrazo
con Bolívar y Páez, en el cuartel gene-
ral de Achaguas. Durante siete días,
los tres héroes realizan el balance de
por lo menos una década de luchas
y trazaron el plan a seguir. A media-
dos de abril parte para Cúcuta y llega
al final del mes. El 6 de mayo, Anto-
nio Nariño instalaba el Congreso que
daba vida jurídica a la Gran Colombia.
Quienes votaron por el Estado
centralista para la unión de Colom-
bia y Venezuela en Cúcuta, nos de-
muestran que su concepción sobre
la unidad en el período postcolonial
de la América hispana, era la misma
que practicaba el imperio colonial,
con la gravísima consecuencia que la
aplicación a rajatabla de esta forma
del Estado se convirtió en una de las
causas de la disolución de la Gran Co-
lombia.
 En sus memorias el General Joa-
quín Posada Gutiérrez, dice que: “Los
periódicos de Caracas predicaban su
disolución, o cuando menos, que se
adoptase el sistema federativo,… Bus-
cose, pues, desde entonces una ocasión
de romper abiertamente, y ésta se pre-
sentó con la acusación del (sic) General
Páez”10, quien fue acusado por el Inten-
dente del Departamento de Venezuela
y la Municipalidad de Caracas ante la
Cámara, y aceptada allí, pasó al Sena-
do, con motivo de unos excesos come-
tidos en un reclutamiento forzoso, lo
cual fue aprovechado por el “león de
Apure” para levantar Valencia y Cara-
cas contra el gobierno del Vicepresi-
dente Santander. Este último se vio
precisado a llamar a Bolívar, quien se
encontraba todavía en el sur, para que
restableciera el orden en la República.
Facultades
extraordinarias para
impedir la disolución de
la gran Colombia
El descontento en Venezuela ya
se había hecho evidente con la visita
que hizo el señor Antonio Leocadio
Guzmán a Bolívar en el Perú, lleván-
dole una carta enviada por el general
Páez, en la que le manifestaba su pro-
puesta de establecer una monarquía
de estilo napoleónico. Bolívar había
respondido el 6 de marzo de 1826,
con una importante misiva, que nos
aclara su posición frente a la monar-
quía, allí responde el Libertador:
10 Posada Gutiérrez Joaquín: Memorias Histórico
Políticas. Tomo I, Editorial Bedout S.A., sin fecha
de edición, página 25
“Yo no soy Napoleón, ni quiero
serlo; tampoco quiero imitar
a César, menos aún a Itúrbi-
de: tales ejemplos me parecen
indignos de mi gloria: el títu-
lo de Libertador es superior
a todos los que ha recibido el
orgullo humano; por tanto
me es imposible degradarlo…
Un trono espantaría tanto
por su altura como por su bri-
llo. La igualdad sería rota, y
los colores temerían perder
sus derechos por una nueva
aristocracia”11,
Y le envía un ejemplar de la Cons-
titución de la República Boliviana.
Se refiere a la necesidad de preser-
var la igualdad social entre los dife-
rentes grupos étnico culturales, que
él nombra como los colores, porque
en la Nueva Granada colonial exis-
tía una compleja clasificación social
por castas y colores. Por lo tanto,
asumir la monarquía tenía entre
otras consecuencias, la de afectar la
estructura social al crearse una aris-
tocracia en el poder, lo cual conlle-
varía el desconocimiento del dere-
cho humano a la igualdad de todos
los colombianos.
En esa ocasión, el largo viaje de
Bolívar desde el Perú a Venezuela, con
toda su autoridad frente a Páez, salvó
temporalmente a la Gran Colombia de
su disolución, pero cundió el descon-
tento del bando santanderista, con la
solución política usada por el Liberta-
dor para mantener a Venezuela unida
a la Nueva Granada.
11 Idem, páginas 30-31
taller 69
 Tendencias Políticas en la Independencia
Finalmente, para contrarrestar las
tendencias secesionistas y la inope-
rancia de la Constitución de Cúcuta,
después de la convención de Ocaña,
citada por el congreso controlado por
Santander, y a la cual no asistió el Li-
bertador, éste tuvo que asumir la dic-
tadura, mediante el decreto del 27 de
agosto de 1828, que en su título reza-
ba: “Decreto que debe servir de ley
constitucional del Estado hasta el
año de 1830”. Este paso era necesario
puesto que la Convención de Ocaña
según el texto: “Se disolvió por no ha-
ber podido convenir sus miembros en
los puntos más graves y cardinales”. ¿Y
cuáles eran estos puntos más graves y
cardinales? El decreto responde: “que
el pueblo (….) me ha encargado la su-
prema magistratura para que consoli-
de la unión del Estado, restablezca la
paz interior y haga las reformas que se
consideren necesarias.” Se trata enton-
ces de una situación de emergencia,
por lo tanto temporal.
Su legitimidad se basa en la teoría y
en la práctica de la Soberanía nacional,
“Considerando, en fin: Que el voto nacio-
nal se ha pronunciado unánime en todas
las provincias, cuyas actas han llegado
ya a ésta capital, y que ellas componen
la gran mayoría de la nación.” 12
Ya antes, se la había utilizado du-
rante la guerra, pero la dictadura de
Bolívar, es la dictadura consular de la
República Romana, temporal, delega-
da por el Congreso y responsable ante
él, por lo tanto legítima.
12 Rozo Acuña Eduardo: Bolívar pensamiento
constitucional. U. Externado. Bogotá 1983. Pá-
gina 43
70 taller
El grupo que controlaba el Estado
central y la alta burocracia que rodea-
ba al vicepresidente, no pudo resig-
narse a la pérdida del poder y decidió
comenzar entonces la práctica nefan-
da de los magnicidios en Colombia, en
la propia persona del Libertador de
Nuestra América, y atentaron contra
el Presidente el 25 de septiembre de
1928.
Nuestra América frente
a los Estados Unidos
La unión de la Gran Colombia era
fundamental frente al bloque que es-
taban construyendo en Norteamérica,
tanto que ya se habían expandido ha-
cia el Caribe los Estados Unidos, por
eso había que sostener la unidad a
como diera lugar. En una carta a San-
tander, desde el Potosí boliviano el 21
de octubre de 1825, Bolívar muestra
su prevención frente a los norteame-
ricanos:
“Por esta misma culpa, nunca
me he atrevido a decir a usted
lo que pensaba de sus mensajes,
que yo conozco muy bien que
son perfectos, pero que no me
gustan porque se parecen a
los del presidente de los rega-
tones americanos. Aborrezco
a esa canalla de tal modo que
no quisiera que se dijera que un
colombiano hacía nada como
ellos”.
Y más adelante, en la misma car-
ta, se opone a que Estados Unidos
participe en el Congreso de Panamá:
 Muerte de Simón Bolívar
Antonio Herrera Toro

El grupo que controlaba el Estado central y la

alta burocracia que rodeaba al vicepresidente, no
pudo resignarse a la pérdida del poder y decidió
comenzar entonces la práctica nefanda de los
magnicidios en Colombia, en la propia persona del
Libertador de Nuestra América, y atentaron contra
el Presidente el 25 de septiembre de 1928.

“No creo que los americanos
deban entrar en el Congreso del
Istmo: este paso nos costaría
pesadumbres con los Albinos,
aunque toda la administración
americana nos sea favorable,
como no lo dudo por su buena
composición”.13
Es decir, Bolívar y Santander dife-
rían de una parte, en los temas de la
13 Bolívar Simón: Carta a El General F.de P. San-
tander. Potosí, 21 de octubre de 1825. Obras
Completas. Tomo III. Editorial Fica TP y Ecoe
Ediciones., 1978, Cali, Colombia, páginas 62 y
siguientes.
forma del Estado nacional, y de otra
parte, sobre el significado y la impor-
tancia hacia el futuro, de la unión de
América Latina en un gran bloque,
frente a Estados Unidos y otras po-
tencias, y al no entender la proyec-
ción de este formidable pensamien-
to político, Santander, Páez, Flórez y
otros caudillos se quedaron con una
visión provinciana del Estado y la Po-
lítica. En realidad cuando copiaron
modelos políticos propios del centro
del sistema mundial, facilitaron la
subalternización política y la depen-
dencia económica.

taller 71
 Edificio BD Bacatá / Alonso & Balaguer - Bogotá
Nicolás Valencia

72 taller
Economía

Burbuja inmobiliaria
en Colombia: vivienda,
salario y deuda
Aunque los créditos de vivienda no muestran un deterioro profundo en Colombia,
en parte por la compra y recompra de carteras vencidas entre distintas institucio-
nes, esta burbuja especulativa ha generado un impedimento en el acceso de los
colombianos a una vivienda digna y ha generado grandes procesos de expoliación
de fracciones cada vez más grandes de salarios, repercutiendo en la mínima retri-
bución que no asegura las necesidades mínimas y que lanza al pueblo colombiano
a las manos de las instituciones financieras, con tasas de interés altas y tasas de
manejo elevadas e irregulares.

Camila Andrea Galindo Martínez y del sector inmobiliario en Colom-

John Freddy Gómez Celi* bia, un incremento sostenido de los
precios de las viviendas y de las tie-
Introducción rras en las grandes ciudades y sus
respectivas periferias, y que aunado
En los últimos años hemos evi- a la violencia impresa en nuestra
denciado tanto empíricamente, por historia ha propiciado la concentra-
medio de la observación, como por ción de la población en las grandes
medio del estudio de la valorización ciudades.
* Abogada y candidata a Magister en Derecho Administrativo de la Universidad Nacional de Colombia,
y John Freddy Gómez Celi, estudiante de Ciencia Política y candidato a Magister en Estudios Políticos La-
tinoamericanos de la Universidad Nacional, coordinadores del Grupo de Investigación Grupo de Estudio
Economía Digna GEED.

taller 73
 Burbuja inmobiliaria en Colombia
Aunque los salarios en Colombia
no han aumentado, sino que por el
contrario han sido regresivos con
respecto a las necesidades básicas,
los precios de las viviendas mantie-
nen un incremento sostenido, una
contradicción ínsita, que nos lleva
a constatar el papel de las entida-
des financieras tanto en el apalan-
camiento del sector inmobiliario,
como en el sostenimiento de la de-
manda.
Este proceso de financiarización
del circuito ha producido una burbu-
ja especulativa en los precios de las
viviendas en Colombia imponiendo
mayores costos y obligaciones finan-
cieras para el acceso a una vivienda
digna y propia. Esta burbuja especu-
lativa determina una clara tendencia
de debilidad de la economía colom-
biana, y la imposibilidad del pago
de estos créditos estructuralmente
insostenibles por parte del pueblo
colombiano.
Causas, consecuencias
y perspectivas de la
burbuja inmobiliaria
en Colombia
Colombia ha vivido una alta tasa
de concentración de la población en
las grandes ciudades y sus respecti-
vas periferias, derivado de la violen-
cia impresa en la historia del país, que
se ha concentrado en el terreno rural
por el control de la tierra y el territo-
rio como fuente de control económico
y también de hegemonía política en el
ámbito local y nacional.
74 taller
“La afirmación según la cual “la
apropiación, el uso y la tenencia de la
tierra han sido motores del origen y la
perduración del conflicto armado” abre
un camino para explorar estas dimen-
siones que lo hacen condición de via-
bilidad de la nación y que momentos
fundacionales de la misma. En la for-
mación social colombiana los grupos
de poder han generado distintas moda-
lidades de apropiación de los recursos
y de control de su población, separan-
do a las comunidades de sus tierras y
territorios tradicionales y limitando el
acceso a los mismos mediante procedi-
mientos en los que se han combinado
el ejercicio sistemático de la violencia
con políticas de apropiación y distribu-
ción de las tierras públicas” (Comision
Histórica del conflicto y sus victimas,
2015, pág. 356 y 357)
Este proceso ha conllevado a que
en Colombia, según la Agencia de la
ONU para los refugiados -ACNUR-,
el país se ubique con el mayor de-
splazamiento forzado interno a niv-
el mundial, por encima de Siria, con
7,7 millones de personas. (El Tiempo,
2018). Según el más reciente censo
nacional que el Departamento Ad-
ministrativo Nacional de Estadística
-DANE- realizó en el 2018, en Co-
lombia concurre una población de
45,5 millones de habitantes, es decir
que aproximadamente un 17% de la
población se ha visto en situación de
desplazamiento forzado, un índice to-
talmente desgarrador.
Este índice de desplazamiento for-
zado conllevó a la concentración de
la población colombiana, en donde
aproximadamente el 77,8% de las
personas viven en las cabeceras mu-
nicipales, el 18,1% en el ámbito de
lo rural y el 4,1% en los centros po-
blados. Esto constata como en las
cabeceras municipales y los centros
poblados, en sumatoria, viven algo
más de 37 millones de colombianos
un 81,9% del total de 45,5 millones
residentes en el país. (DANE, 2018)
Históricamente una gran parte del
pueblo colombiano, a partir de la dé-
cada de los 90 del siglo XX, se ha visto
expuesta al incremento de los precios
de las viviendas derivado de: a) la des-
regulación del sistema financiero en
Colombia, b) las políticas públicas a
favor del sistema financiero e inmobi-
liario y, c) la necesidad inherente de la
sociedad por el acceso a una vivienda.
A finales de la década de los 90,
en sintonía con los llamados tigres
asiáticos y la crisis financiera en Ru-
sia, se vivió en Colombia una crisis de
gran envergadura debido a la desacel-
Ilustración 1 Precios de la vivienda en Colombia
(promedio 1989-2010=100) extraido de (ANIF, 2011, pág. 7)
eración de los mercados de capitales
y el bajo acceso del país a las divisas
internacionales, donde Colombia con
el fin de proteger sus divisas y en pro
de la atracción de estas, aumentó las
tasas de interés ocasionando un au-
mento exponencial en los créditos hi-
potecarios inmobiliarios. (ANIF, 2011)
Donde en paralelo, desde la década de
los 90, este mercado vive un síntoma
de burbuja especulativa derivado del
apalancamiento artificial de la deman-
da, como se puede evidenciar en el
siguiente extracto y gráfica.
“En ese sentido, se señala que el
crecimiento de la década del noventa
estuvo asociado al aumento del en-
deudamiento de los hogares (créditos
de vivienda y de consumo), de los em-
presarios (inversiones de innovación
o de especulación) y del Estado (fi-
nanciamiento del déficit fiscal), lo
cual habría generado una especie de
prosperidad al debe” (Estrada, 2006,
pág. 267)
taller 75
 Burbuja inmobiliaria en Colombia
Como se atestigua en la anterior
gráfica, los precios de las viviendas
en Colombia tienen un aumento ex-
ponencial a partir de los años 90 con
el proyecto de apertura económica1.
Esta política económica ocasionó el
aumento de la financiarización de la
economía y la desregulación del sis-
tema, produciendo una burbuja espe-
culativa en el sector inmobiliario, que
no responde a la demanda real deri-
vada de los ingresos de los colombia-
nos, sino al apalancamiento sin con-
trol del sistema financiero.
Esta burbuja reventó a finales de
la década de los 90 jalonada por la
crisis económica internacional, dan-
do paso a una contracción del sis-
tema financiero y al aumento de las
tasas de interés en el país, conllevan-
do al despojo de cientos de miles de
viviendas por parte de las entidades
financieras y la realización del capital
especulativo, por medio del despojo
tanto directo de las entidades finan-
cieras al pueblo colombiano, como
también por las políticas de reajuste
estructural puestas en marcha en Co-
lombia, lo que impactó el gasto social,
mientras se beneficiaba al gran capi-
tal y claramente al sistema financiero
tanto nacional como internacional.
Este primer ciclo y detonación de la
burbuja especulativa inmobiliaria a fi-
nales de la década de los años 90 del si-
1 La apertura económica parte de la profundiza-
ción del neoliberalismo en el país con las políticas
de flexibilización y desregulación laboral, liberali-
zación y desregulación económica, privatización
de activos públicos, entre otros proyectos basados
en la ortodoxia de la economía neoclásica bajo el
gobierno de Cesar Gaviria.
76 taller
glo XX, conllevó a diferentes consecuen-
cias a nivel individual y de conjunto del
pueblo colombiano.2 Pero rápidamente,
a partir del año 2001, con la puesta en
marcha de las políticas de reajuste es-
tructural y la reducción de las tasas de
interés -pasando de 45% en octubre de
1999 a rondar el 5% promedio en los
últimos años y la reducción de el enca-
je bancario del 27% en 1995 a rondar
el 6% a partir del año 2000 (Ocampo,
2015)- se observa un incremento sos-
tenido de los precios de las viviendas
pasando del 70% del valor real a ro-
zar los 150% de su valor real, es decir
una especulación del 50% por encima
del valor real de la vivienda para el año
2010, ocasionado por el apalancamien-
to artificial de la demanda de viviendas
y construcción de estas.
“(…) la política aplicada por la Res-
erva Federal luego del hundimiento
estrepitoso de las acciones de empre-
sas tecnológicas en Estados Unidos
a partir de marzo de 2000, y que fue
bautizado como la crisis dot/com.
Poco después del desplome bursátil,
el banco central expandió la emisión
monetaria de manera dramática y
radical para asegurar la recuperación
de los mercados de capitales y de la
economía estadounidenses en su con-
junto. Nunca antes se había aplicado
una política tan expansiva. A partir de
enero de 2001 el banco central redujo
la tasa de interés que se encontraba en
6,5% hasta llegar al 1,7% a mediados
de 2002 y luego apenas al 1% en 2003
y 2004” (Marichal, 2010, pág. 280).
2 Para mayor información remítase a (Gómez &
Galindo, La deuda pública en Colombia, 2014),
(Giraldo, 2012) y (Estrada, 2004)
 Esta dinámica nacional se solapó
con la política de Estados Unidos tras
la crisis de los “punto com”, como se
puede evidenciar en el anterior ex-
tracto, originando un aumento sosteni-
do de los precios de las viviendas sin
tener en cuenta la depreciación de los
Ilustración 2 Precios reales de la vivienda en Colombia
(Promedio 1989-2017=100) extraído de (Clavijo, Vera , & Beltran, 2018)
En Colombia los precios de las vivi-
endas responden al apalancamiento
de las entidades financieras donde el
saldo de la cartera de vivienda pasó
de alrededor de 30 billones de pesos
en el año 2011 a más de 65 billones de
pesos en el año 2017, manifestando
un crecimiento del 134% en tan solo
7 años, como se puede evidenciar en
la siguiente gráfica, corroborando la
burbuja especulativa en los precios
de las viviendas donde existe un pre-
cio especulativo de por lo menos un
50% por encima del valor real de la
vivienda en Colombia. Aunque este
incremento del 50% en los precios de
las viviendas es relativo y se observa
que para el caso de la capital -Bogotá-
salarios reales, propiciando de nuevo
una burbuja especulativa en el sector
inmobiliario en el país. En la siguiente
gráfica podemos observar como los
precios reales de la vivienda en Colom-
bia entre el año 2001 hasta el año 2016
han tenido un incremento sostenido.
es superior al 100% como se eviden-
cia en el siguiente extracto:
“Un crecimiento de más del 100%
en el valor de los predios en algunos
sectores de Bogotá prendió las alar-
mas” (Bohórquez, 2013)
El acrecentamiento de la cartera de
vivienda, que pasó de 28,8 billones de
pesos en el año 2011 a 65,3 billones
en el año 2017 manifiesta un aumento
de 134% entre estos 7 años; mientras
que el aumento del salario mínimo
pasó de 535.600 pesos en el año 2011
a 781.242 pesos en el año 2018, un
incremento de aproximadamente un
46%, es decir, que en el mismo perio-
taller 77
 Burbuja inmobiliaria en Colombia
Ilustración 3 Evolución del saldo de la cartera de vivienda
entre 2011 a 2017 extraído de (ASOBANCARIA, 208, pág. 33)
do 2011 a 2018, la cartera de vivienda
creció aproximadamente 3 veces más
que el salario de los colombianos.
Recalcando, claro está, que este
incremento del salario antes de au-
mentar con razón a la realidad de la
economía y las necesidades crecien-
tes de la sociedad se ve deteriorado,
cada vez más, y a la suma se mantiene
el poder adquisitivo del año venci-
do, configurando una tasa de sobre-
explotación laboral donde “[…] en
2019, la nueva canasta básica familiar
dada a conocer por el DANE en enero
pasado, le cuesta a un hogar prome-
dio -integrado por cuatro personas
3.488.577 pesos mensuales. El hogar
requiere de 4,2 salarios mínimos le-
gales para la adquisición de todos los
bienes y servicios necesarios y vital-
es” (Sarmiento, 2019, pág. 11)
Un hogar promedio en Colombia
está constituido por entre 3 y 4 per-
78 taller
sonas, donde los ingresos no superan
el millón de pesos. Esta dinámica so-
cioeconómica tan solo es sustentable
dada la alta tasa de financiarización
de la economía, tanto en el mercado
de vivienda como en el caso de los
créditos de consumo, que vienen a
permitir en el corto plazo el acceso a
las necesidades básicas insatisfechas
para la reproducción de la fuerza lab-
oral manifestando la característica
por antonomasia de los países per-
iféricos, la sobrexplotación.
El aumento indiscriminado de los
préstamos de vivienda en Colombia,
no reflejan la realidad de la economía
colombiana y mucho menos la
sostenibilidad de estos préstamos de-
bido a los bajos salarios en el país, ar-
rojando a un potencial impago de las
deudas hipotecarias e inmobiliarias.
Pero esta dinámica no es perpetua,
y conlleva a graves crisis económicas
determinadas por las burbujas espe-
 Panoramica del centro de la ciudad de Bogotá
prabyc.com.co

El aumento indiscriminado de los préstamos

de vivienda en Colombia, no reflejan la realidad
de la economía colombiana y mucho menos la
sostenibilidad de estos préstamos debido a los
bajos salarios en el país, arrojando a un potencial
impago de las deudas hipotecarias e inmobiliarias.
Pero esta dinámica no es perpetua, y conlleva
a graves crisis económicas determinadas por
las burbujas especulativas, que para el estudio
manifiesta el aumento irreal de los precios de las
viviendas en Colombia

culativas, que para el estudio manifi-
esta el aumento irreal de los precios
de las viviendas en Colombia, a par-
tir de la alta financiarización de este
mercado y lleva consecuencias como
las siguientes:
“Se evidencia el ascenso de precios
de los activos hipotecarios y, en con-
secuencia, la menor asequibilidad de
compra de los hogares. Mientras que
en 2005 se necesitaban 366 Salarios
Mínimos Legales Mensuales para ad-
quirir 100 metros cuadrados de vivi-
enda, a precios promedio de la época
(cifra equivalente a 30 años de traba-
jo), al cierre de 2013 se requerían 504
Salarios Mínimos Legales Mensuales,
necesitándose ahora 42 años de tra-
bajo (…) estos valores ya se acercan
a los preocupantes precios de las ex-
clusivas zonas de Leblon en Río de Ja-
neiro (donde el metro cuadrado llega
a US$9.500) y no están muy distantes
de los de Manhattan (US$12.200)”
(Redacción Dinero, 2014).

taller 79
 Burbuja inmobiliaria en Colombia
Si bien la demanda y la oferta de
crédito ha disminuido a partir del
año 2016 tras la desaceleración de
la economía a nivel mundial y tras el
desplome de los precios de las com-
modities, dado el escenario de los
aumentos de las tasas de interés en
Estados Unidos a partir del año 2014,
la desaceleración no ha sido tan pro-
funda debido en parte a la indecisión
del aumento sostenido de la tasa de
interés en Estados Unidos derivada
de la confrontación económica que
Estados Unidos tiene con China.
Aunque los créditos de vivienda
no muestran un deterioro profundo
en Colombia, en parte por la com-
pra y recompra de carteras vencidas
entre distintas instituciones.3 Esta
burbuja especulativa ha generado
un impedimento en el acceso de los
colombianos a una vivienda digna y
ha generado grandes procesos de ex-
poliación de fracciones cada vez más
grandes de salarios, repercutiendo en
la mínima retribución que no asegura
las necesidades mínimas y que lanza
al pueblo colombiano a las manos de
las instituciones financieras, donde
en Colombia mantienen tasas de in-
terés altas y tasas de manejo elevadas
e irregulares, entre otros cobros to-
talmente onerosos.
En este contexto nebuloso para
la economía colombiana se pretende
mantener y profundizar dicha finan-
ciarización del mercado inmobiliario
3 Esta dinámica de compra y recompra de cartera
es manifestación de las dinámicas de una expo-
nencializada especulación, estimulando una crisis
de deuda privada en el país.
80 taller
tras la desaceleración del sector, por
medio de la ampliación de la financia-
ción del 70% al 90% dinamizando la
burbuja especulativa y ensanchando
la de por si inflada burbuja especula-
tiva en este sector, como se evidencia
en el siguiente extracto:
“El ministro de Vivienda, Jonathan
Malagón, anunció este viernes un
nuevo paquete de seis medidas para
la reactivación del sector que per-
siguen el doble objetivo de consolidar
el segmento de Vivienda de Interés
Social, VIS y reactivar el segmento
de vivienda No VIS (…) que para tal
efecto se expedirá un decreto que fa-
cilitará el acceso a la vivienda a través
del aumento de la financiación hasta
el 90% de su valor que es una medida
que dinamizará el mercado hipote-
cario” (Caracol Radio, 2019)
Una nueva crisis de deuda privada,
deuda de vivienda y de consumo,
como de deuda pública4 se cierne en el
devenir del país, la cual beneficiará a
los sectores económicos y financieros
nacionales e internacionales, impo-
niendo, como contra cara, las mayores
penurias al pueblo colombiano y acre-
centando las dinámicas de sobrex-
plotación laboral, opresión y despojo
en el país. Esta es una crisis anunciada
la que debe ser estudiada, divulgada
y entendida con el fin de generar pro-
cesos de contención y de justicia social,
donde el 1% que se ha beneficiado y
estructurado este tipo de economía re-
sponda por las consecuencias y no así
el 99% del pueblo colombiano.
4 Para mayor información remítase a (Galindo &
Gómez , 2016) y (Gómez & Galindo, 2018)
El leviatán colombiano
y su papel en la crisis
Preexisten actores que mantienen
su relevancia, tanto en la crisis de fina-
les de la década de los años 90, como
en la actual burbuja especulativa in-
mobiliaria que se vive en estos mo-
mentos. Este es el caso de Sarmiento
Angulo que amasó su fortuna en parte
con la construcción de viviendas y la
incursión en el sistema financiero en
la década de los años 60 y 70 del si-
glo XX, con el fin de tener el control
completo del circuito inmobiliario,
beneficiándose de la desregulación
de la economía, la apertura económi-
ca, el subsecuente ajuste estructural y
el despojo institucional y estructural
al pueblo colombiano, como se puede
evidenciar en el siguiente extracto.
“En noviembre de 1998, y como
salvamento para el sector bancario
y ayuda a los morosos de la banca
hipotecaria, el Gobierno decretó la
emergencia económica. Entre las me-
didas adoptadas: Se creó el impuesto
bancario del dos por mil, con vigencia
hasta diciembre de 1999. Recursos
que se destinaron a salvar la banca”.
Luego se extendió y amplió, hoy es 4
por mil y lo temporal se hizo defini-
tivo, aunque superada la crisis y su
destino” (González, 2018)
Este gran poder económico basa-
do en el despojo del pueblo colombi-
ano, parte de su relación directa con
el poder gubernamental y su finan-
ciamiento continuo a las diferentes
candidaturas presidenciales, con el
fin de diseñar políticas a su medida,
como el mismo Sarmiento Angulo
manifiesta en una entrevista en la re-
vista Semana, donde declara su papel
en la redacción de leyes y en la con-
traposición directa a proyectos de
envergadura nacional, como se puede
evidenciar en el siguiente extracto:
“En los 'ratos libres' también se
dedica a ser interlocutor de Presi-
dentes -dice que desde Virgilio Barco
hasta ahora todos han sido amigos
suyos-, participa en redacción de
leyes -se siente orgulloso de que en
muchas de ellas hay artículos redact-
ados por él- y en los últimos años ha
dejado oír su voz crítica sobre asuntos
medulares del país”, Semana 2018.
Sarmiento Angulo se posiciona
como el leviatán colombiano gen-
erando las normas, la violencia sim-
bólica que se concreta en la violencia
estructural, que determina en parte el
habitus del pueblo colombiano y que
lo modela a partir de su hegemonía,
promocionando estas gracias a su
control e influencia en los medios ma-
sivos de comunicación y en últimas
respaldado por la violencia física del
Estado capturado por este individuo.
A partir de esta relación y dominio
sobre diferentes gobiernos en las últi-
mas décadas en Colombia, ha logrado
la transferencia de recursos públicos
hacia diferentes sectores de su propie-
dad por medio de las Asociaciones
Público-Privadas, el control de gran
parte de los recursos pensionales de
los colombianos, grandes concesiones
y controles de los proyectos inmobi-
taller 81
 Burbuja inmobiliaria en Colombia
liarios alrededor del país, entre otros
proyectos que le benefician directa-
mente a su monopolio.
Se ha visto expuesto en diferentes
casos de corrupción, donde ha salido
avante gracias a su poder en el Estado
colombiano y su abogado de cabecera
Néstor Humberto Martínez exfiscal
general de la nación, así mismo deriva-
do de sus medios masivos de comuni-
cación5 y la influencia en la totalidad de
estos, oculta su relación directa, ante
el pueblo colombiano, en los casos de
corrupción y de políticas antisociales
diseñadas de su puño y letra.
Es así como Sarmiento Angulo se
ha beneficiado de las crisis y sus rea-
justes desde la década de los 70, ha
movilizado su poder para ejercer un
control en el Estado colombiano, ha
diseñado políticas a favor del control
de las pensiones, con el fin de acu-
mular y rentar estos dineros en sus
empresas y en particular en el sector
inmobiliario, recreando la burbuja es-
peculativa antes expuesta.
Es decir, que con los dineros del
pueblo colombiano, que cotizan mes
a mes en los fondos privados de pen-
siones, los dineros transferidos desde
el Estado por medio de las APP y los
recursos derivados de la opresión de
sus entidades financieras, Sarmiento
Angulo impone un circuito en el que
gana tanto en los momentos de am-
pliación de la construcción y financia-
ción en el circuito inmobiliario, como
5 Sarmiento Angulo posee el canal CityTv y el
diario El Tiempo, entre otros medios masivos de
comunicación.
82 taller
en los momentos de recesión y crisis.
Gracias a su experiencia en las crisis
de los 90 y su hegemonía en la políti-
ca y la economía del país.
Un circuito económico producido
para el despojo estructural e insti-
tucionalizado es lo que se evidencia,
beneficiándose y generando las crisis
económicas tanto en el sector priva-
do por medio de la burbuja inmobi-
liaria, como por medio de su compra
continua de deuda pública del Estado
con dineros del pueblo colombiano,
recreando así una deuda de carácter
totalmente odiosa, insostenible y no
se puede asegurar que ilegal, en el or-
den nacional, debido que Sarmiento
Angulo se posiciona como el leviatán
colombiano.
Se debe procurar por conocer los
diseñadores de las políticas económi-
cas tanto los empresarios y sus inter-
eses, los políticos que las apalancan y
los técnicos que las sustentan, con el
fin de no repetir los procesos de los
80 y 90 del siglo XX en Colombia y
estructurar una respuesta, que con-
figure una sociedad con justicia social
y que procure por la dignidad y la paz,
tan anhelada en nuestro país.
Conclusión
Es necesario evidenciar estos pro-
cesos de expoliación y de opresión
financiera con el fin de extender una
contraofensiva ante una inminente
crisis económica, que no solo par-
tirá de la deuda privada sino que se
concatenará con una crisis de deuda
pública ocasionando un escenario to-
 Protesta impuesto predial barrio El Salitre / Bogotá
lafm.com.co

Aunque los créditos de vivienda no muestran

un deterioro profundo en Colombia, en parte
por la compra y recompra de carteras vencidas
entre distintas instituciones, esta burbuja
especulativa ha generado un impedimento en el
acceso de los colombianos a una vivienda digna
y ha generado grandes procesos de expoliación
de fracciones cada vez más grandes de salarios,
repercutiendo en la mínima retribución que
no asegura las necesidades mínimas y que
lanza al pueblo colombiano a las manos de las
instituciones financieras, con tasas de interés
altas y tasas de manejo elevadas e irregulares.

talmente nebuloso en una sociedad sino también respecto a los créditos

que lucha por construir una socie-
dad con paz y justicia social ante las
negativas irrestrictas del gobierno
de Iván Duque y su partido el Centro
Democrático avalado por la fracción
más retardataria del capitalismo en el
país y en la región. En este sentido es
urgente adelantar procesos de audi-
toria de deuda no solo a nivel estatal
privados de consumo e hipotecarios,
por medio del estudio de la deuda, y
su configuración como herramienta
de despojo y del papel del sistema fi-
nanciero en ella se puede contribuir
a la conciencia social que se articule
en movimientos y exigencias para
desmantelar este poder y recuperar
la soberanía.
taller 83
 Burbuja inmobiliaria en Colombia
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taller 85
 Hangar Avianca Aeropuerto el Dorado / Bogotá
Avianca

86 taller
Economía

Avianca, bajo la
tormenta especulativa
La acelerada concentración de capital desatada en estos tiempos, contrasta con el
discurso de la libertad de competencia del modelo neoliberal y, por supuesto, con
los propósitos del encumbrado gobierno corporativo; se lleva de calle la compe-
tencia, por obra de los cambios en la correlación del poder accionario como en los
casos de empresas colombianas emblemáticas, Bavaria, Aces, Isagen y se perfila
en los movimientos de capital que se presentan en Avianca y el Grupo de alma-
cenes Éxito, para citar los dos más publicitados hoy, en el escenario empresarial
colombiano.

Octavio Barbosa Cardona* una apretado haz de condiciones pro

Entorno
Diariamente tenemos más certezas
del hecho de que vivimos una mitifi-
cación del espíritu empresarial que, al
lado de la depredación de la riqueza, la
disminución del gasto público y la su-
premacía de las finanzas, conforman
* Economista
concentración global de la riqueza.
Aunque la transformación de em-
presas, bajo distintas modalidades,
sea compra-venta, alianza estratégi-
ca, fusión o privatización, para am-
pliar la extensión geográfica de las
actividades transnacionales, ha ocu-
rrido siempre en el modo de produc-

taller 87
 Avianca, bajo la tormenta especulativa
ción capitalista; así fue desde la cuan-
do la globalización volvió al mundo
una sola economía, que este tipo de
operaciones se convirtió en el camino
más recurrido hacia la concentración
del poder económico.
En efecto, la consigna aperturista
que impulsa el movimiento de capi-
tales, bajo distintas manifestaciones
de política pública, no se refleja en
la instalación de procesos producti-
vos nuevos, ni en generación de em-
pleo o de procesos de innovación y
transferencia de tecnología de punta,
sino en la toma directa de empresas
ya consti­tuidas; se trata apenas de
un cambio de mano de la titularidad
(generalmente del inversionista local
al foráneo), incluida la evasión de im-
puestos, en una operación ya típica,
en la cual sólo se beneficia al compra-
dor y al vendedor, a nadie más.
La alianza estratégica, prácti-
ca puesta en boga por las empresas
transnacionales, se establece cuando
dos o más organizaciones se unen
para conseguir beneficios mutuos,
dentro de una amplia gama de objeti-
vos que, generalmente incluyen flexi-
bilidad, adquisición de nuevos clien-
tes, aumento de fortalezas, disminu-
ción de debilidades, acceso a nuevos
mercados y tecnologías, riesgos com-
partidos, que les permita marcar dis-
tancia del mercado de competencia.
Esta alianza, a menudo asimétri-
ca dada la diferencia en los volúme-
nes de capital de los asociados, es
el ropaje con que se ha promovido
el cambio de esquema de competen-
88 taller
cia, para la comodidad de los global
players, esos personajes ultra ricos,
supuestamente encarnación de la ex-
celencia del gobierno corporativo que
comporta “un ambiente de confianza,
transparencia y rendición de cuentas
que favorece las inversiones a largo
plazo, la estabilidad financiera y la
integridad en los negocios, contribu-
yendo al crecimiento más sólido y al
desarrollo de sociedades más inclusi-
vas”, como reza el catecismo del capi-
tal ficticio.
Maniobras para
mimetizar un mal
momento financiero
Pero, la acelerada concentración
de capital desatada en estos tiem-
pos, contrasta con el discurso de la
libertad de competencia del modelo
neoliberal y, por supuesto, con los
propósitos del encumbrado gobierno
corporativo, se lleva de calle la com-
petencia, por obra de los cambios en
la correlación del poder accionario
como en los casos de empresas co-
lombianas emblemáticas, digamos
Bavaria, Aces, Isagen y se perfila en
los movimientos de capital que, en la
actualidad, se presentan en Avianca
y el Grupo de almacenes Éxito, para
citar los dos más publicitados hoy, en
el escenario empresarial colombiano.
Promovidas por el Banco Mundial
como operaciones para mejorar la
eficiencia de las entidades, son nego-
ciaciones para mimetizar o paliar el
mal momento financiero de uno de
los participantes en la fusión que es
aprovechado, a su vez, por un conso-
cio, para acrecentar su poder de deci-
sión, fin último de la gestión empre-
sarial en el mundo contemporáneo.
Aquí, los hiperbólicos principios
del gobierno corporativo, envueltos
en los engolados vocablos, estabili-
dad, cooperación, gestión empresarial,
etc., son reducidos a conceptos vacíos,
pues ninguno de ellos cuenta, cuando
la quiebra financiera se advierte en la
puerta de una empresa. Lo meritorio
en el diccionario capitalista son los in-
tereses por realizar, las metas por al-
canzar y de manera eminente, el incre-
mento de la concentración del capital,
cada vez en menos manos.
Para ilustrar estas consideracio-
nes conceptuales, el caso de Avianca,
en donde el poder de decisión cam-
bió de mano en junio de 2019, en
un proceso cuya trazabilidad incluye
alianzas estratégicas (United Airlines,
Copa, Avianca), fondos buitre (Elliott
Management Company), calificadoras
de riesgo (Standard and Poors), sos-
tenibilidad financiera, transferencia
de acciones, performance, quiebras
(Avianca Brasil), puede servir como
ejemplo del resultado de la compe-
tencia abierta, entre empresarios de
la cúpula de la economía financiari-
zada.
El caso de Avianca
Si nos fijamos en Avianca, que
desde el 2004, cuando fue salvada
de una inminente quiebra, gracias
la intervención de un inversionista
brasileño, de origen boliviano, dejó
de ser la empresa que por décadas,
se consideró colombiana, por el ori-
gen de su capital, la localización de
su sede, la procedencia de su núcleo
empresarial, en fin, por su bandera,
para devenir líder de un holding em-
presarial (Avianca Holdig) que desde
2016, de manera sigilosa ha estado
en el turbión de los riesgos, bien de
default, de quiebra, de absorción, o de
fusión, figuradamente presentadas en
público, bajo la forma edulcorada de
alianza(s) estratégica(s).
Si nos fijamos bien en los procedi-
mientos y los intervinientes, consta-
taremos que en el fondo, se trata de
meras imposturas edulcorantes, de
la toma de la empresa desde adentro,
por cuenta de un aliado foráneo, al
mejor estilo de la economía financia-
rizada, puesto que todos los elemen-
tos mezclados en este proceso, corres-
ponden a la lógica de esta modalidad
de intervención capitalista, con todas
las trazas de una acción especulativa,
por cuenta de toda laya de prestamis-
tas e inversionistas globales.
Hagamos un sucinto repaso del iti-
nerario cumplido y su resultado final
para verificar nuestro aserto:
El intento de confrontar el dete-
rioro de la situación económica de
Avianca en 2016, la primera de la
época Efromovich, lleva a su cabeza
empresarial a escoger un camino lle-
no de celadas, como es el de recurrir
a un crédito con el Fondo norteame-
ricano Elliot, un prestamista de alto
riesgo de los que se conocen como
“fondos buitres” aparecidos en la es-
taller 89
 Avianca, bajo la tormenta especulativa
cena mundial desde la década de los
70, dedicados a la caza de las deudas
de las empresas para comprarlas, re-
estructurarlas y, enseguida, vender-
las, obteniendo fabulosas ganancias.
De ahí que Paul Singer, el dueño
del fondo de inversión Elliott Manage-
ment Company, se haya convertido en
uno de los hombres más temidos en el
mundo financiero; el mismo que recha-
zó durante 15 años un acuerdo con el
gobierno de Argentina por el default de
su deuda e, incluso, por comenzar un
conflicto con la familia Lee, dueña de
Samsung, que llevó a la destitución de
la presidenta de Corea del Sur.
En el caso de un crédito de este
fondo al gobierno de C. Kirchner en
Argentina “Singer no dudó en  hacer
retener un barco de guerra argentino
en el puerto de Ghana o intentar em-
bargar el avión presidencial. ¿El re-
sultado? Una negociación preferen-
cial para su fondo por la cual recibió
cuatro veces el valor de los bonos que
tenía en su poder.” (Infobae. 2019)
De manera que si Efromovich, que
no es una perita en dulce, se arriesga
con tal fondo, no hay que hacer mu-
chas cavilaciones sobre la dimensión
de la crisis financiera en camino.
Adicionalmente, a finales de 2017-
septiembre a noviembre – Avianca
enfrenta una larga huelga de pilotos
de la Asociación Colombiana de Avia-
dores Civiles, ACDAC, que, no obstan-
te haberse resuelto a favor de Avianca,
le representó un costo de US$ 360 mi-
llones. (Ahumada, O. 2019)
90 taller
Ante este apretado panorama fi-
nanciero, desde finales del 2018, la
firma inició un drástico plan de ajus-
te, con la venta de activos no estraté-
gicos para conseguir 500 millones de
dólares y la reducción del 15 por cien-
to de los costos laborales. Renegoció
con Airbus, aplazando la entrega de
35 aviones y cancelando el pedido de
otros 17, para bajar sus obligaciones
de deuda futuras en más de 2.600 mi-
llones de dólares.
En noviembre del 2018, United
Airlines miembro de la alianza United-
Copa- Avianca, firmó un préstamo por
US$ 456 millones a Germán Efromo-
vich, cabeza de BRW Aviation, a su vez,
principal accionista de Avianca Hol-
ding, por un total para mejorar y esta-
bilizar la penosa situación económica
de la compañía.
De acuerdo con la crónica de Ahu-
mada, en desarrollo del proceso de
endeudamiento, Efromovich pignoró
sus acciones en Avianca Holdings, en
cabeza de BRW Aviation poseedora
del 78.1% de las acciones de Avianca,
y acordó un plan de indicadores de
desempeño que debía cumplir la
compañía.
A estas reglas de juego se adicio-
nan unas coberturas de la deuda, un
cronograma estricto de pagos, que un
año después de suscrito, Avianca co-
menzó a incumplir, encendiendo las
alarmas en las calificadoras de riesgo
y el acreedor:
En mayo de 2019, se produjo la
rebaja de la calificación de deuda, por
 Germán Efromovich sale de la Junta Directiva de Avianca / Mayo de 2019
elespectador.com

La consigna aperturista que impulsa

el movimiento de capitales, bajo distintas
manifestaciones de política pública, no se refleja en
la instalación de procesos productivos nuevos, ni en
generación de empleo o de procesos de innovación
y transferencia de tecnología de punta, sino en la
toma directa de empresas ya consti­tuidas.

la calificador de riesgo Standard and Efectivamente, el 24 de mayo de

Poor’s, lo que endureció y endurece-
rá en adelante, las condiciones de su
acceso de Avianca al crédito bancario.
Otro motivo para que las opciones de
absorción por parte de United, se va-
yan perfilando y concretando con ma-
yores posibilidades.
De manera sincronizada, United
propició el cambio de la cúpula para
tomarse el poder, en primer lugar de-
signando al tercero, Kingsland Hol-
dings, en cabeza de R. Kriete, hombre
de confianza de United, antiguo socio
de Efromovich y, ahora su distanciado
contendiente.
2019, bajo el liderazgo de Kriete, se
anunció la nueva Junta Directiva de
Avianca, con nombres ya conocidos en
la industria aeronáutica, como Fabio Vi-
llegas (presidente de Avianca, por diez
años antes de la llegada de Hernán Rin-
cón, quien se fue en abril de 2019), Juan
Emilio Posada (expresidente de Aces,
vale decir, experto en muertes sin cadá-
ver, y quien lideró hace quince años la
reestructuración de Avianca bajó la le-
yes de Estados Unidos) y Álvaro Jarami-
llo (también expresidente de Avianca).
Notorio que todos ellos han sido
de la cuerda de Don Efro, como le

taller 91
 Avianca, bajo la tormenta especulativa
dicen abusivamente sus amigos al
multimillonario, el mismo que azotó
con rejo duro las peticiones de los
aviadores huelguistas y que, prefirió
quebrar su compañía, antes negociar
el diferendo laboral, a quien ahora
sus ex funcionarios, le recuerdan la
inquebrantable ley de business are
business.
Es digno de destacar que, lo ocu-
rrido en mayo pasado en el interior
de la alianza, no deja nada bueno, ni
nada nuevo, para el país, puesto que,
que ahora el poder de decisión de la
compañía, estará en manos de United
Airlines, después de tantas vueltas.
Pura magia especulativa.
La operación de la alianza United-
Copa- Avianca – no se interrumpe por
lo sucedido, ni la Holding Avianca,
puesto que los efectos del incumpli-
miento de los indicadores de des-
empeño (performance) del crédito
recibido por Avianca, recaen sobre
el poseedor de las acciones entrega-
das en garantía, el líder de la firma
G. Efromovich, quien paga las conse-
cuencias por la pérdida de su poder,
consecuente con su desplazamiento
de la presidencia de la Holding.
No obstante, como empresario si-
gue haciendo alardes de la fortaleza de
su músculo financiero, al oficializar que
está interesado en la compra de la com-
pañía italiana de aviación Alitalia, en
“una transacción de al menos 240 mi-
llones de euros.”(El Espectador. 2019).
De manera que, para los nominal-
mente afectados, los Efromovich, tan
92 taller
altaneros con sus trabajadores, ha
sido un golpe desde su entorno, para
volverlos a la realidad, donde explo-
tan inmisericordes a quienes conside-
ran sus súbditos y, a su vez, son expo-
liados descaradamente, por quienes
consideraban sus socios y pares, en
ese espacio de la economía política en
donde los capitalistas interpretando
los negocios son los negocios, se dis-
putan a morir, la bolsa de plusvalía
global.
Notas
Ahumada, O. 2019. El Tiempo. 26 de
mayo. El tiempo 2019. https://
www.eltiempo.com/economia/
empresas/german-efromovich-y-
roberto-kriete-historia-del-control-
de-avianca-por-united-367018
El Espectador. 2019. 30 de junio.
https://www.elespectador.com/
economia/german-efromovich-
propuso-comprar-el-30-de-alita-
lia-articulo-868627
Infobae. 2019. https://www.infobae.
com/america/eeuu/2017/08/07/
paul-singer-el-inversor-mas-temi-
do-del-mundo/
Las2orillas 2019. Primera pelea de pi-
lotos de United Airlines por fusión
con Avianca. 09 de julio.- https://
www.las2orillas.co/primera-pe-
lea-de-pilotos-de-united-airlines-
por-fusion-con-avianca/
 CEO de United Airlines, Oscar Muñoz, nuevo socio mayoritario de Avianca
Richard Drew / Associated Press

Si nos fijamos bien en los procedimientos y

los intervinientes, comprobamos que en el fondo,
se trata de meras imposturas edulcorantes, de
la toma de Avianca desde adentro, por cuenta de
un aliado foráneo, al mejor estilo de la economía
financiarizada, puesto que todos los elementos
mezclados en este proceso, corresponden a
la lógica de esta modalidad de intervención
capitalista, con todas las trazas de una acción
especulativa, por cuenta de toda laya de
prestamistas e inversionistas globales

taller 93
 Donald Trump habla durante su mitin en el Centro Cívico de Charleston, 2016
Mark Lyons/Getty Images

94 taller
Filosofía

La importancia de la
verdad o cómo combatir al
relativismo contemporáneo
Uno de los temas más relevantes hoy para la opinión pública tiene que ver con la
mentada posverdad y las fake news. Especialmente porque pareciera que todo lo
que nos han mostrado como la VERDAD es realmente un constructo útil que res-
ponde a intereses económicos, políticos y de clase. Esas verdades, al contrario, pa-
recen ser mentiras dirigidas a manipular la visión y la mentalidad de las personas.
Y, en la mayoría de los casos, tienen por objeto mantener a las clases dominantes
en el poder.

Víctor Valdivieso* auge del posmodernismo en la filoso-

fía continental ha impuesto al relati-

D
ebemos subrayar que la dis-
cusión -sobre el papel de la
verdad- no sólo se expresa
en el ámbito “político” o comunicacio-
nal, sino además se extiende a los te-
rrenos académicos, particularmente
a los campos filosóficos. De hecho, el
* Filósofo
vismo como la única verdad posible,
generando enormes polémicas sobre
la existencia o no de la objetividad.
Pues bien, en este texto me pro-
pongo hacer una defensa de la verdad,
apelando a las reflexiones del filóso-

taller 95
 Filosofía
fo contemporáneo Harry Frankfurt.
Considero que este pensador no sólo
ayuda a rebatir los excesos del relati-
vismo y el perspectivismo posmoder-
no (en donde cualquier argumento u
opinión debe ser tomado como ver-
dadero por el simple hecho de que al-
guien la emite), sino además afirmar
la importancia práctica de la verdad
para poder convivir en sociedad.
Frankfurt contra el
relativismo
Harry Frankfurt es un filósofo
norteamericano, de corte analítico,
que ha destinado gran parte de sus
reflexiones a rebatir la posverdad, el
relativismo posmoderno y la Bullshit1
(charlatanería). En uno de sus textos,
el autor demuestra -haciendo un re-
corrido por varios registros filosóficos
como el de Wittgenstein y San Agus-
tín- las condiciones necesarias para
utilizar, de manera precisa, la noción
de charlatanería. En síntesis, sostuvo
que los charlatanes, lejos de transmi-
tir información, son unos impostores
o farsantes, dedicados a manipular las
opiniones y actitudes de las personas.
Ejemplo puntual: un político en cam-
paña electoral, o un medio de comu-
nicación al servicio de los intereses de
los grupos económicos dominantes,
como RCN o CARACOL. Ahora bien,
como el objetivo de los charlatanes es
lograr sus propósitos de manipulación
en la sociedad, el asunto de la verdad
1 La traducción castiza de Bullshit es mierda de
toro. Pero en el contexto sobre el que estamos
discurriendo remite, en sentido estricto, a hablar
mierda.
96 taller
se convierte en una cuestión de poca
monta. Es decir, para el charlatán la
verdad es irrelevante.
En On Bullshit, Frankfurt trató de
sugerir una distinción entre la char-
latanería y la mentira. Y aunque los
charlatanes tienen algo en común
con los mentirosos, no obstante, en
la sociedad prevalece la charlatanería
sobre la mentira. De hecho, el autor
considera a la primera más insidiosa
o desleal que a la segunda.
Sin embargo, en ese texto poco
habló acerca de la indiferencia –muy
práctica por estas épocas- hacia la
verdad ni por qué es importante afir-
marla. Por lo tanto, en otra de sus
obras, que lleva por título Sobre la
verdad, Frankfurt se propone anali-
zar: “(…) la importancia práctica y
teórica que ciertamente cabe atribuir
a la verdad, dejando al margen el he-
cho de si, por lo general, actuamos
como si tuviéramos conciencia de ello
o no (Frankfurt, 2007, p. 5).
En sentido general, todo el mun-
do comparte, de manera simple, qué
significa decir la verdad de algunas
cosas y qué significa mentir sobre
ellas. Por ejemplo, se supone que hay
aproximaciones con la verdad cuan-
do cada uno da cuenta de su vida, su
dirección, su nombre, etc. Por tanto,
Frankfurt se valdrá de esa definición,
cercana al sentido común y a la coti-
dianidad, para estudiar lo que se en-
tiende por verdadero o falso.
Dicho esto, en principio, la verdad
es importante para nosotros porque
posee una utilidad práctica. Es decir,
cualquier sociedad que quiera o pre-
tenda funcionar “civilizadamente”
debe tener una idea clara de la utilidad
de la verdad que le permita gestio-
nar sus asuntos públicos. Para poder
convivir en comunidad, es importan-
te aceptar un grado de honestidad y
veracidad sobre los hechos y sobre
los problemas sociales. Por ejemplo,
una sociedad como la colombiana, que
quiere entrar en lógicas de reconcilia-
ción y perdón frente a la violencia que
vivió en el marco del conflicto armado,
demanda de un mínimo de verdad que
esclarezca móviles y propósitos de la
guerra. Asimismo, este tipo de socie-
dad demanda de un mínimo de since-
ridad a la hora de comprometerse con
estrategias de no repetición de la vio-
lencia. Por lo tanto, la verdad juega un
papel útil en garantizar la convivencia
con otros. De hecho para Frankfurt:
Es muy probable que las cien-
cias naturales y sociales, así
como la gestión de los asuntos
públicos, quedasen estancadas
si no conservasen con sumo
cuidado este respeto y esta
preocupación. Lo mismo puede
decirse de las artes prácticas y
de las bellas artes (Frankfurt,
2007, p. 9).
Ahora bien, aunque hay sectores
sociales empeñados en considerar
que la preocupación por la verdad es
irrelevante, especialmente aquellos
que comparten nicho con charlata-
nes, publicistas y políticos, hoy viene
apareciendo en escena un grupo im-
portante de académicos, escritores
best sellers, periodistas, historiado-
res, filósofos, etc., que comparten ese
propósito. Para nuestro pensador es-
tos charlatanes no son más que unos
“desvergonzados antagonistas del
sentido común –pertenecientes a un
determinado y emblemático subgru-
po que se define como «posmoder-
no»– que niegan, con gran energía y
convencimiento, que la verdad res-
ponda a algún tipo de realidad objeti-
va” (Ibídem. 2007, p. 10).
Frankfurt
y los posmodernos
Para el filósofo Harry Frankfurt,
estos grupos posmodernos no sólo
niegan la posibilidad de tener una
indagación responsable y veraz, sino
que además desconocen la utilidad
social que produce cierto rasgo de ob-
jetividad para describir los aconteci-
mientos. Desde ese enfoque, las cosas
se juzgan dependiendo de la perspec-
tiva con la que se le mire. Más que he-
chos, siguiendo la postura nietzschea-
na, existen interpretaciones.
En todo caso, esta posición hostil
contra la verdad, que goza de muy
buena popularidad, se fundamenta en
dos argumentos, a saber: porque para
los posmodernos las distinciones so-
bre lo verdadero y lo falso dependen,
en últimas, de nuestro punto de vista
individual. De ahí que sea válido el re-
lativismo. Y porque, por otro lado, la
verdad históricamente siempre se ha
acompasado armónicamente con el
poder, la ideología o a la cultura domi-
nante. Es decir, para los relativistas:
taller 97
 Filosofía
“(…) lo que una persona con-
sidera verdadero puede ser
simplemente una función de
su punto de vista individual o
bien está determinado por lo
que la persona está obligada a
considerar verdadero en virtud
de diversas, complejas e inelu-
dibles presiones sociales. (Ibí-
dem. 2007, p. 11).
De todas maneras, esta posición
-aunque tiene algo de credibilidad- es
bastante simplista y obtusa. Especial-
mente si la sometemos a juicio en el
tribunal de la experiencia humana y
de la cotidianidad. Por ende, más allá
de lo que puedan decir los posmo-
dernos, es claro que un ingeniero o
un arquitecto siempre deben lograr
cosas objetivas. De lo contrario serían
meros estafadores. En ese sentido,
todas las mediciones, construcciones
y planes, que diseñan estas profesio-
nes, no pueden estar sometidas al vai-
vén de la opinión de cualquiera ajeno
a esas disciplinas. Su trabajo no está
sometido: “(…) al ciego capricho que
la dependencia de la perspectiva in-
dividual implicaría; ni tampoco sería
plausible pensar que estos profesio-
nales están sometidos a las frecuen-
temente arbitrarias e irrelevantes
exigencias de las normas y tabúes so-
ciales.” (Ibídem. 2007, p. 12). En este
caso se exige precisión, profesionalis-
mo y los puntos de vista que son to-
mados en serio deben estar plagados
de objetividad y corrección. En estas
profesiones, si un puente se derrum-
ba es claro que los diseñadores serían
los culpables y acusados de cometer
errores objetivos en la planificación.
98 taller
Lo mismo ocurre con la medicina.
Toda decisión médica debe estar so-
portada y fundamentada en una ver-
dad objetiva, “científica” para poder
determinar los procedimientos, me-
dicamentos y cirugías adecuadas para
curar a los pacientes. Por tanto: “Na-
die en su sano juicio confiaría en un
constructor o se sometería al cuidado
de un médico a quienes la verdad les
tuviera sin cuidado” (Ídem)
Esto se dice de ciencias duras “ob-
jetivas”, pero también cobija a un ar-
tista, a un músico, a un escritor, etc.
Sus artes deben estar en función de
las reglas objetivas que cada una de
estas disciplinas demanda. Por tomar
un ejemplo, sería simpático y extraño
ver a un músico tocar cualquier ins-
trumento sin ceñirse a notas musica-
les. Más que una canción estaríamos
frente a un ruido espantoso. En todos
estos casos la verdad, o la objetividad,
se relacionan con hacer las cosas bien
o hacerlas mal.
Pero en el campo de lo político o
en el análisis de los acontecimientos
históricos, se presume plausible rela-
tivizar la verdad impuesta. Por eso es
que allí los posmodernos son pensa-
dores predilectos. En esa dirección:
El argumento que acostumbra
a esgrimirse para apoyar esta
afirmación es que dichas va-
loraciones siempre están muy
influidas por las circunstancias
y actitudes personales de quie-
nes las realizan, y que por esta
razón no podemos esperar que
las obras de carácter histórico
 Marcha por la Paz, Bogotá - 2017
Prensa Latina

Una sociedad como la colombiana, que quiere

entrar en lógicas de reconciliación y perdón frente
a la violencia que vivió en el marco del conflicto
armado, demanda de un mínimo de verdad que
esclarezca móviles y propósitos de la guerra.
Asimismo, este tipo de sociedad demanda de un
mínimo de sinceridad a la hora de comprometerse
con estrategias de no repetición de la violencia.

o sociológico sean rigurosa- problemas de desigualdad social, la

mente imparciales y objetivas.
(Ibídem. 2007, p. 13).
En todo caso, en esta materia es
evidente el sesgo que le imprime la
clase dominante de una sociedad a la
historia y a los fenómenos sociales.
Por ejemplo, en Colombia, para cons-
tatar esto, basta con ver la verdad que
se impone frente al conflicto armado:
las posiciones oficiales explican la
violencia que ha sufrido este país a
partir de una amenaza terrorista que
atacó a las instituciones y a la demo-
cracia liberal, ocultando los grandes
violencia física contra el pensamien-
to crítico y la estrategia de ocupación
agresiva de tierras que ha estado al
servicio de unos pocos latifundistas.
De hecho, en relación a los mártires
del conflicto, se muestra que hay unas
víctimas –como diría Judith Butler-
que ameritan ser lloradas u honradas
y otras que no. Para la posición oficial
del gobierno, son dignas las víctimas
que produjeron “los terroristas “y no
las que dejaron los crímenes de Es-
tado o las estructuras paramilitares.
Por tanto, es innegable que en este
caso –aunque podrían otros elemen-
taller 99
 Filosofía
tos sociales ser tomados como ejem-
plo- la verdad se conecta con los in-
tereses políticos y económicos de los
dueños del país.
Sin embargo, la posición de
Frankfurt es que siempre, aun cuando
el debate sobre la verdad verse o se
realice en virtud de la cuestión políti-
ca o sobre aspectos sociales, se deben
establecer límites al subjetivismo y al
relativismo. De nuevo:
Hay una dimensión de la reali-
dad que ni siquiera la más enér-
gica –o más laxa– comprensión
de la subjetividad puede atre-
verse a vulnerar. Éste es el espí-
ritu de la famosa respuesta de
Georges Clemenceau cuando le
pidieron que especulase sobre
qué dirían los futuros historia-
dores sobre la Primera Guerra
Mundial: «Desde luego, no di-
rán que Bélgica invadió Alema-
nia». (Ibídem. 2007, p. 14).
Es decir, por más relativismo his-
tórico del que estemos presos, sería
complejo y estúpido negar las masa-
cres paramilitares, los crímenes del
nacionalsocialismo, o la existencia de
campos de concentración como el de
Auschwitz.
¿Relativismo moral?
Por otro lado, en términos mora-
les, hay muchas personas que con-
sideran que un juicio valorativo no
tiene por qué ser verdadero o falso,
especialmente porque estos juicios
no versan sobre hechos fácticos u ob-
100 taller
jetivos sino sobre cuestiones indivi-
duales o propias del fuero interno. Y
como suponen que estos juicios pue-
den ser correctos o incorrectos, los
posmodernos: “consideran que tales
juicios sólo expresan sentimientos y
actitudes personales que, en sentido
estricto, no son verdaderos ni falsos”
(Ídem)
A pesar de eso, la propuesta de
Frankfurt es que un juicio moral debe
depender de otros juicios que se re-
fieran a la realidad, pues si a la hora
de juzgar un comportamiento huma-
no como deseable o indeseable no lo
hacemos en función de los hechos, no
sabríamos sobre qué base se puede
juzgar. Por tanto
“(…) la distinción entre lo ver-
dadero y lo falso sigue siendo
absolutamente pertinente a la
hora de valorar los juicios de
valor o normativos, aun cuan-
do acordemos que la distinción
entre verdadero y falso no tie-
ne una aplicación directa a es-
tos juicios en sí mismos” (Ibí-
dem. 2007, p. 15).
En consecuencia, bien podríamos
admitir que nuestras valoraciones
morales no son ni verdaderas ni fal-
sas, pero no podríamos aceptar una
relativización sobre la verdad de los
hechos que fundamentan los juicios
morales.
Por estas razones el autor argu-
menta la importancia de la verdad en
la sociedad. De hecho, sugiere que no
debería tolerarse la manipulación de
la verdad o la mendacidad descara-
da tan extendida por estas épocas. Si
una sociedad se muestra negligente o
alcahueta con estas formas agresivas
de eliminar la verdad, tiende a la de-
cadencia o deviene insostenible. En
una sociedad en la que no importa la
verdad, se potenciaría una guerra de
todos contra todos, al viejo estilo del
estado de naturaleza.
Para Frankfurt, la cuestión de la
importancia de la verdad no es solo
un imperativo social, sino también
puede ser extensivo a la cuestión in-
dividual. De esa forma, Frankfurt sos-
tiene que la verdad se precisa para
poder gestionar el ser en el mundo.
Es más, las personas:
“Necesitan saber la verdad so-
bre qué comer y qué no, cómo
vestirse (dadas las variables
climáticas), dónde vivir (según
la información relativa a cosas
tales como las líneas de fallas
tectónicas, las probabilidades
de aludes y la proximidad de
tiendas, centros de trabajo y
escuelas), y también cómo ha-
cer aquello por lo que le pagan,
cómo criar a sus hijos, qué pen-
sar de las personas que conoce,
qué es capaz de lograr, qué le
gustaría lograr, y una lista in-
terminable de cuestiones mun-
danas pero no por ello menos
vitales.” (Ibídem. 2007, p. 17).
De tal suerte que nuestro éxito o
fracaso en la vida depende de si nos
guiamos por la verdad o por la false-
dad frente a los hechos. La verdad la
utilizamos para saber cómo vivir bien
y cómo sobrevivir. Por eso es que sos-
tiene el autor que no podemos vivir
sin verdad ni indiferente a ella.
Baruch Spinoza
y la verdad
Ahora bien, ¿desde cuándo con-
sideramos que ser razonable es im-
portante para nuestra existencia?
Frankfurt, siguiendo a Spinoza, argu-
menta que independientemente de si
estamos a gusto o no con la verdad,
esta se impondrá sobre nosotros. Esta
sentencia se relaciona un poco con el
chiste del solipsista que, creyendo
que sólo él existía en el mundo y que
las cosas externas eran producto de
su mente, podía cruzar sin precau-
ción la autopista. Y así lo hizo hasta
que fue atropellado por un camión.
Como quiera que sea, la idea es que
la verdad: “Tanto si nos gusta como
si no, realmente no podemos evitar
someternos a ella. Tal como Spinoza
planteó la cuestión, el amor nos im-
pulsa a ello” (Frankfurt, 2007, p. 18).
A modo de aclaración, para Spino-
za el amor es “la alegría acompaña-
da por la idea de una causa exterior”
(Spinoza. En Frankfurt, 2007, p. 19).
Y a la alegría, la concibió como una
suerte de pasión por la que el indi-
viduo pasa a una mayor perfección.
Ahora, ¿qué tiene que ver estas defi-
niciones con la verdad? Sobre el amor,
la consideración de Spinoza no se re-
mitía a las cuestiones románticas de
pareja, o maritales, sino a una cues-
tión mucho más profunda.
taller 101
 Filosofía
Según lo cuenta Frankfurt, Spinoza
creía que, en principio, todo ser huma-
no tenía una naturaleza esencial que
se esfuerza por mantener. Es decir, en
cada individuo existe una fuerza que
lo conduce a perseverar su condición.
Esto quiere decir que cuando Spinoza
habló sobre “la pasión por la que un in-
dividuo pasa a una mayor perfección”,
se refiere al aumento de potencia por
la que una persona desarrolla su natu-
raleza esencial. En ese sentido: “Siem-
pre que las capacidades de un indivi-
duo para alcanzar estos objetivos au-
mentan, el aumento de la potencia de
obrar del individuo para alcanzarlos
viene acompañado de un sentimiento
de renovada vitalidad” (Ibídem. 2007,
p. 20). Es decir, el individuo se hace
consciente de que el aumento de su
propia potencia le ayuda a llegar a la
plenitud sobre su condición esencial.
Así es que se siente más pleno, vigoro-
so, más lleno de vida.
Este aumento de la potencia es
comprendida por Spinoza como una
cuestión satisfactoria. “Esta satisfac-
ción puede tal vez compararse a la
sensación de vitalidad que una perso-
na experimenta cuando practica algún
ejercicio físico, cuando sus pulmones,
corazón y músculos llevan a cabo un
esfuerzo mayor que de costumbre”
(Ídem). Esta sensación se puede co-
nectar con la de la alegría, entendida
esta como un sentimiento que aumen-
ta la propia capacidad de vivir.
En este sendero, cuando una per-
sona experimenta este sentimiento
de alegría emanada por una causa
exterior –por algo o alguien- está sub-
102 taller
sumido en lógica del amor. En conse-
cuencia, el amor es “(…) la manera en
que respondemos a lo que reconoce-
mos como causa de nuestra alegría”
(Ibídem. 2007, p. 21). Dicho de otra
manera, las personas no pueden de-
jar de amar todo lo que les causa gozo
o alegría. Además de eso, Spinoza
señala que quien ama tiende a con-
servar eso que ama. Así: “(…) su vida,
realización y continuo disfrute de su
autenticidad personal dependen de
ellas. Por tanto, es natural que se es-
fuerce en protegerlas y en asegurarse
de que están a su alcance” (Ídem).
Esta noción de amor es conectada
por Frankfurt con la verdad. Este pen-
sador cree que las personas siempre
aman la verdad. Especialmente por-
que la verdad permite que vivamos y
nos comprendamos de acuerdo con
nuestra naturaleza. El argumento
que Frankfurt sostiene es que, si no
pudiéramos acceder a la verdad de
nuestra propia naturaleza, no logra-
ríamos plantearnos objetivos enca-
minados a aumentar nuestra propia
potencia. En ese sentido, quién des-
precia la verdad, desprecia su propia
vida y todo lo que le genera alegría.
Hasta aquí con Frankfurt hemos
hecho un análisis pragmático de la
verdad, es decir, hemos visto la utili-
dad que la verdad le proporciona a la
existencia humana y al funcionamien-
to de las sociedades. “Dicha utilidad es
una característica de las verdades fácil
de comprender, difícil de obviar y que
a cualquier persona sensible le resul-
ta bastante imposible negar” (Ibídem.
2007, p. 23). En síntesis, la verdad es
útil porque nos permite comprender
la descripción objetiva de las cosas, los
objetos y las situaciones en los que ac-
tuamos y nos movemos cotidianamen-
te. Sin ese conocimiento de la verdad,
nuestra vida marcharía a la deriva.
¿No hay hechos objetivos?
Para nuestro pensador, los hechos
relevantes lo son independientemen-
te de nuestra valoración y de nuestro
deseo. Es más:
Ésta es, realmente, la esencia y
la naturaleza característica de
la facticidad, del ser real: las
propiedades de la realidad y,
en consecuencia, las verdades
sobre sus propiedades son lo
que son, con independencia de
cualquier intervención directa
o inmediata de nuestra volun-
tad. (Frankfurt, 2007, p. 25).
Dicho de otro modo, para Frankfurt
nosotros no podemos cambiar los he-
chos ni tampoco podemos influir en
su verdad, así lo deseemos. Estos he-
chos objetivos, cuenta el autor, son los
que sirven de fuente incontrovertible
para acercarnos a la verdad. Negarnos
a aceptar los hechos nos conduce a un
estado aberrante de ignorancia, en el
que nos convertimos en idiotas útiles
de los demás. Por eso, para el autor, es
más importante afrontar los hechos,
así estos no sean de nuestro agrado,
que mantenernos en la caverna, pre-
sos de nuestra propia ignorancia.
Al fin y al cabo, esconder la ca-
beza bajo el ala no hará que la
realidad sea menos peligrosa y
amenazante y, además, nues-
tras oportunidades de enfren-
tarnos con éxito a los riesgos
que plantea seguramente serán
mayores si decidimos ver las
cosas tal como son (Frankfurt,
2007, p. 27).
Y esto se aplica tanto a la realidad
objetiva del mundo, como a la reali-
dad inmanente del ser humano. Por
tanto, también necesitamos saber la
verdad sobre nosotros mismos. So-
bre qué queremos, lo que nos gusta,
nos satisface, nos trasciende, etc. De
hecho, estudiar nuestra identidad, co-
nocernos a nosotros mismos, ha sido
una de las cuestiones que más ha ocu-
pado el ejercicio filosófico occidental,
desde los griegos hasta hoy.
Puntualizando frente a los estados
de ignorancia, Frankfurt señala que la
dificultad de vivir inmersos en estos
es que no tenemos ideas claras acerca
de nada. Es más: “Si carecemos de las
verdades necesarias, no tenemos más
guía que nuestras propias e irrespon-
sables especulaciones o fantasías y los
persistentes y poco fidedignos conse-
jos de los demás” (Ibidem. 2007, p.
28). Por tanto, a la hora de planificar y
gestionar nuestra conducta y nuestra
vida, lo haremos en razón de nuestras
ciegas y equivocadas creencias.
El ser humano
como ser racional
Una de las definiciones más famo-
sas sobre lo humano, advierte que
somos seres racionales. Provistos de
taller 103
 Filosofía
razón. Bajo este registro, la raciona-
lidad es la característica distintiva
del ser humano. De hecho, la razón
es lo que nos diferencia de las otras
especies. Si esto es así, entonces se-
ría paradójico que aquel ser que está
facultado de razón, se despreocupe
por la verdad o por la falsedad. Aho-
ra bien, la razón se fundamenta o
está constituida por los hechos. Por
ejemplo: “(…) el hecho de que llueva
constituye una razón -naturalmente,
no concluyente- para que los indivi-
duos que habitan en la zona en la que
está lloviendo, y que prefieren no
mojarse, lleven paraguas.” (Ibídem.
2007, p. 29).
De esa manera, cualquier persona
racional que entienda qué es la lluvia
y sepa que el paraguas es para guare-
cerse de ella, validaría dicha verdad.
Así las cosas, una afirmación como la
de “está lloviendo” es verdadera en
tanto constatemos empíricamente
que, en efecto, está lloviendo. En este
caso los hechos son determinantes.
Por lo tanto, las ideas de verdad y fac-
ticidad son necesarias para llenar de
contenido el ejercicio de la racionali-
dad. Es más, la verdad es fundamental
para explicar correctamente el mismo
concepto de racionalidad.
Coherente con lo anterior, el autor
plantea una estrecha relación entre la
verdad y la facticidad. Para él, a cada
hecho objetivo le corresponde un
enunciado verdadero que lo explica.
Además, Frankfurt considera que hay
una correlación entre verdad y con-
fianza o confidencia. De hecho: “Es-
tas relaciones se ponen de manifiesto
104 taller
etimológicamente si consideramos la
notable semejanza entre la palabra
truth [«verdad»] y el en cierto modo
arcaico término inglés troth [«fideli-
dad»]” (Frankfurt, 2007, p. 31).
En esa lógica, lo que indica nues-
tro filósofo es que deben existir lazos
de fidelidad entre todos o un mínimo
de confianza para poder desarrollar
relaciones interpersonales, porque
como dice el autor: “Si la mayor par-
te de la gente fuera deshonesta e
indigna de confianza, la posibilidad
misma de una vida social pacífica y
fructífera se vería amenazada” (Ibi-
dem. 2007, p. 32). Con todo, por es-
tas razones es que muchos filósofos
consideran que la mentira debilita la
cohesión social.
“Kant, por ejemplo, afirmó que
«Manifestar las intenciones
constituye la base principal de
cualquier tipo de asociación
humana y por eso es tan impor-
tante que cada cual sea sincero
al comunicar sus pensamien-
tos, ya que sin este supuesto el
trato social pierde todo su va-
lor» (Ídem).
En ese sentido, el filósofo de Kö-
nigsberg sostuvo que la mentira de-
molía el vínculo social, porque no
solamente afecta a una persona en
particular, sino a la humanidad en ge-
neral. Huelga recordar que Michel de
Montaigne sostuvo una reflexión pa-
recida. Según él, quién miente o falsea
la palabra, traiciona la relación con
los demás. De otro modo, para este
filósofo “mentir es un vicio maldito”
 Día de las Víctimas en Santander, 2014
Unidad de Restitución de Tierras

En materia de verdad es evidente el sesgo que

le imprime la clase dominante de una sociedad a la
historia y a los fenómenos sociales. En Colombia
basta con ver la verdad que se impone frente al
conflicto armado: las posiciones oficiales explican
la violencia a partir de una amenaza terrorista que
atacó a las instituciones y la democracia liberal,
ocultando los grandes problemas de desigualdad
social, la violencia física contra el pensamiento
crítico y la estrategia de ocupación agresiva de
tierras para los latifundistas

(Ídem). Es decir, estos pensadores –aunque sea con el tiempo- la sarta

consideraron a la mentira como un de mentiras y charlatanería que nos
crimen abominable. enrostran.

Para Frankfurt, aunque estos fi- De cualquier forma, para Frankfurt,

lósofos tienen razón en sus exigen-
cias, no obstante, exageran toda vez
que las sociedades contemporáneas,
inundadas de charlatanería y men-
tiras, subsisten pese a todo, aunque
lo hagamos muchas veces con cierto
recelo. Más allá de eso, lo importante
es que podemos discernir y detectar
lo que más nos molesta de la mendaci-
dad no son las razones sociales y pú-
blicas, sino sus impactos en nuestros
asuntos personales. Esto especialmen-
te en sociedades individualistas como
las de ahora. El caso es que la mentira
se torna molesta porque nos ofende.
Nos ofende porque con las mentiras
taller 105
 Filosofía
se interfiere y se distorsiona nuestra
propensión a dar cuenta de la ver-
dad. De otro modo, con las mentiras
nos engañan y nos toman por tontos,
adentrándonos en un mundo irreal
o ilusorio. Es decir: “Las mentiras no
tienen otro objetivo que perjudicar
nuestra concepción de la realidad. Por
ello, su objetivo es, de manera muy
real, enloquecernos” (Frankfurt, 2007,
p. 36). Del mismo modo, la incoheren-
cia lógica ataca al ejercicio intelectual.
Especialmente, porque cuando una
línea de pensamiento produce una
contradicción, bloquea el progreso de
la reflexión. Es decir, el pensamiento
contradictorio es irracional porque
demuele al mismo pensamiento.
La verdad como
saber específico
Por otro lado, según Frankfurt,
el valor pragmático de la verdad se
manifiesta para cada uno de manera
concreta. Por ejemplo, la verdad para
el ingeniero, sobre la resistencia o la
elasticidad de los materiales, solo se
manifiesta para él y no para otro tra-
bajador de oficio distinto. Lo mismo
ocurre con la verdad que puede leer
el médico o el astrónomo, etc.
Lo que quiere decir el autor es que
a ninguno de estos saberes específicos
le interesa la verdad como tal, sino su
verdad específica. Es decir, a estas dis-
ciplinas: “Lo que más les importa son
los hechos diferenciados, así como las
inferencias que tales hechos deben
sostener” (Ibídem. 2007, p. 44). Por
tanto, parecido a la reflexión de Fou-
cault, para estos saberes no es impor-
106 taller
tante dedicarse a los conceptos fácti-
cos o “verdaderos”, sino a las verdades
relativas a su saber específico. Por eso
su curiosidad por ir en búsqueda de
la verdad queda satisfecha cuando se
han obtenido un conjunto de creencias
“ciertas” y útiles para su disciplina.
Ahora bien, ¿qué se puede decir de
la verdad en sí misma? Es importan-
te aclarar, según el autor, que cuando
se habla de la verdad en sí misma se
interroga sobre la valoración o pre-
ocupación, concreta y práctica, de la
verdad. Por eso, en esencia, es impor-
tante subrayar que cuando alguien se
preocupa por la verdad lo hace para
ampliar su comprensión sobre el mun-
do, y para conocer verdades que le son
interesantes o valiosas. En ese sentido,
preocuparse por la verdad conlleva a:
(…) alcanzar una cierta satis-
facción, y tal vez el placer del
amante al reconocer y com-
prender verdades importantes
que antes permanecían ocultas
u oscuras; querer proteger del
descrédito y la tergiversación
nuestra apreciación de las
verdades que ya poseemos;
y, en general, estar dispuesto
a fomentar en la sociedad, en
la medida de nuestras posibi-
lidades, una sólida y estable
preferencia por las creencias
verdaderas sobre la ignorancia,
el error, la duda y la manipula-
ción (Frankfurt. 2007, p.45).
Con todo, para Frankfurt, la verdad
nos otorga el fundamento para cono-
cer los hechos y motiva el compromiso
humano con la investigación. Es decir,
nos preocupamos por obtener verda-
des porque estas son importantes y
útiles para nosotros, para nuestra vida.
Todo esto nos lleva a reconocer
otra utilidad de la verdad: la filosófi-
ca. Según el autor, reconocemos que
somos seres individuales o singula-
res, distintos uno del otro, superando
las trabas que se oponen a nuestras
intenciones. Es decir, sabemos que
no estamos solos en el mundo cada
vez que luchamos para conseguir lo
que se opone a nuestra voluntad. De
otro modo: “Cuando determinados
aspectos de nuestra experiencia no
se pliegan a nuestros deseos; cuan-
do, por el contrario, son inflexibles e
incluso hostiles a nuestros intereses,
vemos claro que no forman parte de
nosotros” (Frankfurt, 2007, p. 46).
En consecuencia, este tipo de cosas,
la conciencia de lo otro, es lo que ori-
gina el sentido de nuestra realidad,
porque los límites que se le ponen a
nuestros deseos nos sitúan en contex-
to relacional. Nos da la certeza que no
estamos solos en el mundo. Con otras
palabras:
En la medida en que aprende-
mos con mayor detenimiento
cómo estamos limitados, y cuá-
les son los límites de nuestra
limitación, llegamos a trazar
nuestros propios lindes y, así, a
discernir nuestra forma. Apren-
demos lo que podemos y no
podemos hacer, y qué tipos de
esfuerzos podemos emprender
para lograr lo que es posible en
realidad para nosotros. Apren-
demos nuestras capacidades y
vulnerabilidades. Todo ello no
sólo nos proporciona un senti-
do aún más empático de nues-
tra singularidad, sino que nos
define la clase de seres que so-
mos” (Frankfurt, 2007, p. 46).
Por lo tanto, el reconocimiento y
comprensión de nuestra identidad
surge de la apreciación del otro y de
la valoración de que existe una rea-
lidad independientemente de mí. El
otro surge en la comprensión de que
no hace parte mí, y yo comprendo que
soy algo toda vez que reconozco que
no hago parte de lo otro.
Para concluir, si todo lo anterior es
cierto, ¿entonces cómo no tomarnos
en serio la importancia de la facticidad
y la objetividad? Es decir, ¿cómo pode-
mos no preocuparnos por la verdad?
Pues la tesis de Frankfurt en casi toda
su obra es que, en efecto, no podemos.
La verdad siempre será un asunto im-
portante para nuestra vida. Y nuestra
labor siempre debe ser la de combatir
los múltiples esfuerzos del poder por
mostrar como verdadera toda una se-
rie de ideas que, en realidad, solo favo-
recen a sus intereses de clase.
Referencias
Frankfurt, H. (2007). Sobre la verdad.
Barcelona: Paidós.
Frankfurt, H. (2006). On Bullshit, sobre
la manipulación de la verdad. Barce-
lona: Paidós.
Spinoza, B. (2000). Ética demostrada
según el orden geométrico. Madrid:
Trotta.
taller 107
 Adalberto Carvajal una vida muchas luchas, 1985
Archivo FECODE

108 taller
Sindical

Algunas consideraciones
sobre el sindicalismo
magisterial,ícono de los
trabajadores colombianos
A través de este análisis buscamos evidenciar la importancia del movimiento sindi-
cal magisterial en la historia de los trabajadores y trabajadoras de Colombia y es un
llamado a la recuperación de la memoria histórica de las organizaciones sindicales
dedicadas a la defensa de la educación pública, el movimiento pedagógico y la de-
mocratización del Estado. A la vez es un balance de los aciertos de las organizacio-
nes gremiales y los peligros que significa ser sindicalista en Colombia.

Yesid González Perdomo* una particularidad difícil de analizar

E
para otros sectores sin el conocimien-
scribir acerca del sindicalis- to de causa o estudio a profundidad
mo en Colombia, y sobre todo de sus prácticas. El presente escrito
escribir frente al sector ma- busca evidenciar que nosotros los
gisterial es un reto que va más allá de maestros y maestras somos un ba-
la razón y el sentimiento, entender el luarte del movimiento sindical en Co-
sindicato de maestros y maestras es lombia, su historia, trayectoria, com-
* Magister en Educación de la UPN. Secretario de Organización y educación de la ADE.

taller 109
 Sindicalismo magisterial
batividad y logros nos convierten en
un ícono de lucha por la defensa de la
educación pública.
Aspectos generales
Es necesario, para comenzar, men-
cionar que Colombia presenta una
baja tasa de afiliación sindical de los
y las trabajadoras por falta de un em-
pleo estable, estigmatización de la
organización sindical, y persecusón
y represión contra la misma, que lle-
ga hasta el sistemático asesinato de
sindicalistas a lo ancho y largo del
territorio nacional. Las cifras al res-
pecto son contundentes, la Central
Unitaria de Trabajadores (CUT) repli-
cando un informe de la CSI1 del año
2011 afirma que “76 personas fueron
asesinadas en el mundo por realizar
actividades sindicales en 2011 y desta-
ca que 29 homicidios se registraron en
Colombia.” (CUT, 2012).
Lo que coloca al país, y no por pri-
mera vez, en el deshonroso primer
lugar en el mundo más peligroso para
desarrollar actividades sindicales, se-
guido vertiginosamente en América
Latina por Guatemala. Los investi-
gadores León Valencia y Juan Carlos
Celis publicaron en el 2012 el libro
Sindicalismo asesinado, una investiga-
ción sobre como la guerra ha afectado
a diferentes sectores del movimiento
sindical colombiano.
La investigación arroja que los sec-
tores que más muertos han puesto en
esta guerra sucia contra los activistas
colombianos son: agricultura, educa-
1 Confederación Sindical Internacional.
110 taller
ción y minas. Dejando en evidencia la
dificultad que han enfrentado las es-
tructuras sindicales en Colombia para
organizar los trabajadores y trabaja-
doras; la baja afiliación podría expli-
carse no solo por el temor al despido,
los imaginarios negativos frente a los
sindicatos, sino fundamentalmente
por una estrategia sistemática de ex-
termino y desaparición de los activis-
tas sindicales.
Homicidios de sindicalistas
por sector económico, 1977-2012
(Valencia & Celis Ospina, 2012, pág. 29)
Homicidios
% Sector
Sector económico
Agricultura, Caza y Pesca 1011 35,2
Comercio 20 0,7
Construcción 11 0,4
Electricidad, agua y gas 118 4,1
Financiero 11 0,4
Industria manufacturera 150 5,2
Minas y Canteras 170 6,0
Servicios comunales y
953 33,2
personales - educación
Las anteriores cifras no solo mues-
tran la escandalosa persecución con-
tra las organizaciones sociales, sino
que evidencia lo peligroso que ha sido
ser docente en Colombia, convirtién-
donos en el segundo sector más ataca-
do en el país. La misma investigación
de Valencia y Celis manifiesta que en
la mayoría de los casos no se conocen
los perpetradores de los hechos y por
ende la abrumadora impunidad en
estos casos ante la desidia de los or-
ganismos judiciales encargados de las
investigaciones (Valencia & Celis Ospi-
na, 2012), como si el mismo Estado no
quisiera que la verdad se supiera por-
que en el fondo sabe que saldría muy
mal librado en muchos de estos casos.
Ahora bien, relacionar la violencia
política con el bajo índice de sindica-
lización no es para nada descabella-
do, el último censo sindical realizado
por el Ministerio de Trabajo en el año
2017 (Ministerio de Trabajo, 2017) y
donde participaron las centrales sin-
dicales más grandes del país, ayuda a
reforzar la teoría de la incidencia de
acciones violentas contra sindicalis-
tas, para evitar la organización de los
y las trabajadoras a través de los sin-
dicatos, las cifras son abrumadoras,
convirtiéndonos en un país con una
tasa de afiliación sindical por debajo
del 6% de la población económica-
mente activa, sin embargo, es para-
dójico que con esta tasa tan baja de
afiliación, seamos el país con mayor
número de asesinatos de sindicalistas
en el mundo.
En medio de esta crítica situación,
algunos sectores e individuos han uti-
lizado discursos demagógicos para
impulsar el paralelismo sindical, fun-
dando sindicatos de papel o empresas
sindicales, buscando recibir fuero y
permisos sindicales con la intención
no de servir, sino de servirse de la
organización. Estas prácticas son de-
sarrolladas por sujetos oportunistas,
que por lo general no salen elegidos en
las direcciones de los sindicatos mayo-
ritarios; después del fracaso electoral
fundan otras organizaciones sindica-
les que funcionan como pequeños feu-
dos autoritarios; si bien, los sindicatos
históricos no gozan de plena salud en
sus ejercicios democráticos, el divisio-
nismo es una posición que debilita a
los trabajadores y trabajadoras en be-
neficio de los patronos.
taller 111
 Sindicalismo magisterial
Por consiguiente, mientras en las
últimas décadas se han duplicado la
cantidad de sindicatos registrados en
el ministerio del trabajo, no sucede lo
mismo con la cantidad de afiliados,
según la ACEB2 en un informe publi-
cado en el 2015, pasamos de 2582
sindicatos en 1990 4384 en el 2014,
pero los afiliados solo aumentaron en
62.000 aproximadamente. (ACEB).
Entidades estatales como el IN-
PEC3 registran más de 60 sindicatos,
lo que les da muy poca capacidad de
negociación frente al patrón; en Bogo-
tá, por ejemplo, en el sector educativo
público han aparecido en los últimos
5 años más de 25 nuevos sindicatos
que no agrupan ni el 5% del total de
los docentes. En ese sentido la ADE4
que es una organización con más de
60 años de historia y que agrupa a
2 Asociación Colombiana de Empleados Bancarios
3 Instituto Nacional Penitenciario
4 Asociación de trabajadores y trabajadoras de la
educación del sector público de Bogotá.
112 taller
más de 70% de los docentes de Bo-
gotá, somos presionados por la SED5
para obligarnos a negociar con otros
sindicatos que rayan en una postura
patronal.
En síntesis, es claro que los dife-
rentes gobiernos escudados en dis-
cursos democráticos han fomentado
la creación de pequeños sindicatos
paralelos que minan el poder de ne-
gociación de los sindicatos fuertes,
pero quienes no están afiliados al sin-
dicato mayoritario gozan de los triun-
fos de este y no se ven afectados por
sanciones o represalias de quienes
luchan. El ejemplo que se acerca más
a esta situación, fue el último paro del
magisterio del año 2017, que entre
otras cosas consiguió la bonificación
pedagógica, un beneficio salarial que
cobijó a todos los docentes y que tuvo
su primer pago en diciembre del año
2018, sin embargo, los y las docentes
5 Secretaria Educación del Distrito.
 Escuela local de liderazgo estudiantil ANDES Tunja
Archivo ANDES

Y aunque hoy las luchas se transforman, porque

llegaron rutas de autobús y se pavimentaron calles,
se construyeron nuevos colegios y se ampliaron
los servicios públicos en los territorios, es urgente
que el transporte público sea eficiente, los servicios
esenciales más baratos y que los colegios garanticen
las condiciones dignas de los estudiantes más allá de
la infraestructura; este tipo de reivindicaciones ya no
tienen como epicentro de lucha las escuelas, tal como
lo fueron antes, cambios que deben ser leídos por el
movimiento magisterial para sus luchas futuras

que no participaron en el paro no tu- tro lugar en la sociedad a través de un

vieron que recuperar tiempos, salie-
ron antes a vacaciones y disfrutaron
de la bonificación pedagógica.
El patito feo
grito de rebeldía y dignidad, sumado
al trabajo consecuente con las comu-
nidades educativas. Situación que ha
sido la constante a lo largo de la histo-
ria de nuestra joven República.

El magisterio colombiano, además Mucho hemos avanzado desde

de estar en constante peligro, siempre
ha sido un sector menospreciado por
el Estado y las élites del país. Somos
considerados como profesionales de
tercera, pero nos hemos ganado nues-
la lacónica súplica del maestro de la
colonia Joseph de Torres, quien solici-
taba un aumento de sueldo en 1775;
este caso ha sido estudiado en detalle
por otros maestros que buscan en sus
taller 113
 Sindicalismo magisterial
investigaciones la génesis de las pro-
blemáticas del magisterio.
Quizás todavía hoy más de lo
que suponemos, aquellos maes-
tros públicos de antaño, atrave-
sando plazas de villas y pueblos,
con un memorial bajo el brazo
dirigiéndose al ayuntamiento a
presentar la enésima petición
de aumento de sueldo, tienen
mucho en común con aquellos
que vemos en marchas masi-
vas por las calles de grandes
ciudades agitando pancartas,
defendiendo un salario justo y
unas condiciones dignas en las
cuales ejercer su oficio. (Castro
& Noguera, 2012, pág. 31).
Lejos estamos de cumplir los sue-
ños del maestro Torres; sus descen-
dientes, otros Torres, siguen esperan-
do lograr la nivelación salarial que
nos saque de las profesiones peor pa-
gadas del país. Según una nota publi-
cada en la página web del reconocido
periódico Portafolio, la docencia está
entre las ocho carreras peor paga-
das del país con un salario promedio
mensual de $1.300.000 (Portafolio,
2017), información que corroboró
la fundación Compartir6 en su docu-
mento tras la excelencia docente, “los
docentes públicos en Colombia deven-
gan un salario mensual 18% inferior
al que devengan profesionales en otras
ocupaciones mencionadas” (Funda-
ción Compartir, 2014, pág. 25)
6 La fundación Compartir es una entidad dedica-
da a temas educativos, cada año entrega el pre-
mio compartir al maestro. Tiene estrechos lazos
con el magnate de la construcción Pedro Gómez.
114 taller
Aquí podríamos entender en
gran medida porque los pliegos de
FECODE7 siempre plantean el proble-
ma salarial como un elemento central
de lucha; en esencia es la razón de ser
de los sindicatos, el mejoramiento de
las condiciones materiales de vida de
sus afiliados. Sin embargo, sería falso
afirmar que los maestros y maestras
salimos a la calle únicamente a pe-
dir un aumento salarial o peticiones
exclusivamente que favorezcan a sus
afiliados, eso está totalmente des-
mentido y lo vamos a corroborar más
adelante.
Ahora bien, retomando el análi-
sis de la fundación Compartir, ésta le
achaca al cuerpo magisterial público
todos los males de la educación, con-
tribuyendo a generar un imaginario
negativo del maestro y la maestra
del sector oficial, desconociendo los
contextos de las escuelas, padres y es-
tudiantes, sin mencionar la desfinan-
ciación del sector. Tras la excelencia
docente8 fue un informe impulsado
por los grandes medios de comuni-
cación e incluso esperado con ansias
por el Ministerio de Educación Nacio-
nal, planteando en líneas generales
que los docentes no son los mejores
bachilleres, trabajan poco, tienen mu-
chos días de vacaciones, están dividi-
dos en dos estatutos en donde en uno
no hay evaluación y su sindicato es
una talanquera para la “calidad edu-
cativa”.
7 Federación Colombiana de Trabajadores de la
Educación.
8 El informe Tras la excelencia docente fue publi-
cado en el 2014.
 Informes como estos, al igual que
los de OCDE9 y BM10 buscan deslegi-
timar el sector público para entregar
la educación a los privados. FECODE y
sus filiales han detenido la privatiza-
ción, han contribuido a la consecución
de la alimentación, transporte y útiles
escolares, representando no solo a los
y las docentes, sino también a sus co-
munidades educativas, y eso se pude
evidenciar en los pliegos de peticiones
radicados. Veamos
Pliego FECODE 2017
Garantizar la gratuidad y obli-
gatoriedad de la educación pú-
blica desde los tres grados de
preescolar hasta la educación
media y Programas de Forma-
ción Complementaria de las
Escuelas Normales Superiores
(FECODE, 2017),
Pliego FECODE 2015
Jornada única acorde con lo pre-
ceptuado en la Ley 115 de 1994
(infraestructura, dotación, rela-
ciones técnicas de estudiantes
por grupo como lo establece la
norma NTC 4595 de 1999 del
ICONTEC, relación número de
alumnos por docente, nombra-
miento de docentes y planes
de actualización y perfecciona-
miento para los mismos, alimen-
tación, transporte escolar, sala-
rio profesional, etc.); implemen-
tación del preescolar de tres (3)
grados. (FECODE, 2015)
9 Organización para la Cooperación y el Desarro-
llo Económicos.
10 Banco Mundial.
Pliego ADE 2017
El mejoramiento del bien-
estar escolar para garantizar
la permanencia en la escuela
(comedores escolares, comida
caliente, refrigerios, transporte
escolar, campos e implementos
deportivos, laboratorios, textos
y bibliotecas adecuadamente
dotadas y modernizadas, entre
otros) (ADE, 2017)
Y sin embargo, los pliegos no son
la prueba reina del compromiso de
los maestros y maestras con sus co-
munidades educativas, son los logros
que en educación se han conquista-
do. Algunos dirán que estamos lejos
de poseer la educación que quere-
mos y que los sindicatos no tienen
en su agenda el mejoramiento del
sistema educativo, situación com-
pleja de explicar cuando hasta hace
unos pocos años no cumplíamos con
las metas de cobertura; al día de hoy
no hemos erradicado totalmente el
analfabetismo y el atraso en educa-
ción rural es un crimen contra la dig-
nidad humana.
Los maestros y maestras sindicali-
zados no desconocemos que hay difi-
cultades, y aspectos a mejorar, como
en cualquier grupo humano; en con-
tradicción a esa figura de trabajador
“privilegiado”, como nos quieren mos-
trar ante la comunidad educativa, en
un espejismo incapaz de reconocer
que no tenemos capacidad de pago,
sino de endeudamiento, complemen-
tando la labor diaria con uno o dos
trabajos más o tal vez vendiendo al-
taller 115
 Sindicalismo magisterial
gún producto en el pequeño mercado
persa en que se han convertido las sa-
las de profesores.
La unidad que existió entre padres
y profesores, hoy no es la misma; la
comunidad que trabajaba de la mano
con sus docentes para realizar el ba-
zar, la rifa o la minga para construir
las escuelas de la ciudad y el país, o
arreglar la carretera o pedir los ser-
vicios públicos se ha transformado.
A medida que este tipo de reivindica-
ciones han venido siendo superadas y
los colegios hoy son estructuras que
físicamente no les envidian mucho
a los colegios privados, esos y otros
factores también ha generado una
fractura en una relación maestro-
padre-estudiante que reconfiguró las
formas en que debemos interactuar
en la actualidad.
Y aunque hoy las luchas se trans-
forman, porque llegaron algunas ru-
tas de autobús y se pavimentaron al-
gunas calles, se construyeron nuevos
colegios y se ampliaron los servicios
públicos en los territorios, es urgen-
te que el transporte público sea efi-
ciente, rápido y digno, los servicios
esenciales más baratos y que los
colegios garanticen las condiciones
dignas de los estudiantes más allá
de la infraestructura; este tipo de
reivindicaciones infortunadamente
ya no tienen como epicentro de lu-
cha las escuelas, tal y como lo fueron
antes. Cambios naturales que deben
ser leídos en el presente por el movi-
miento magisterial y social para re-
cuperar la unidad de acción entre pa-
dres, madres, estudiantes, maestros
116 taller
y maestras que permitan avanzar en
la consolidación de un Estado Social
de Derecho.
Ahora bien, las claves de lo que
debe ser nuestro futuro como sindi-
calistas y nuestras relaciones con la
comunidad educativa, las encontra-
remos revisando nuestro pasado, y
aunque mucho se ha escrito sobre los
diferentes procesos de los trabajado-
res y trabajadoras en Colombia, estoy
convencido que falta mucho por decir
y por socializar; el mismo magisterio
debe iniciar un rescate de su memo-
ria histórica, cuando al día de hoy
personajes del talante de Adalberto
Carvajal, Abel Rodríguez,Miguel An-
tonio Caro, Gloria Inés Ramírez, Víc-
tor Cristancho, David Zafra, y otros
tantos, íconos de FECODE y la ADE
viven hoy, y estas dispuestos a contar
sus experiencias a todos aquellos que
queramos escuchar.
De la marcha del hambre
a los mega-colegios
A diferencia de otros sindicatos
magisteriales en América Latina que
escriben su historia, la publican, la
leen, la pintan en las paredes, la rei-
vindican y construyen identidad a tra-
vés de esos ejercicios, FECODE y ADE
se concentran más en lo coyuntural;
la dirigencia de la que hago parte se
ha venido conformando con lo que su
experiencia le cuenta, desperdiciando
en el fondo el potencial que la memo-
ria tiene para configurar discursos
de cohesión política y gremial (Jelin,
2002)
 Y no porque pensemos que todo
tiempo pasado fue mejor, simple-
mente todos los maestros y maestras,
tanto en ejercicio como en formación,
deberíamos identificar los aconteci-
mientos y personajes que lucharon
para obtener las pocas garantías la-
borales que nos quedan; saber por
ejemplo, que los pliegos de la actuali-
dad pueden darse el lujo de negociar
la política pública educativa, porque
existen unas organizaciones sindica-
les que han entrado en la vida política
nacional a través de la lucha y digni-
dad. Más aún cuando todo el mundo
tiene en su agenda el tema educativo,
desde diferentes aristas y en medio
del poder de las redes sociales para
generar tendencias e imaginarios, los
poderosos encausan la opinión públi-
ca hacia sus objetivos, ya sean econó-
micos, políticos, personales, etc.
No desconocemos que efectiva-
mente todos tienen derecho a opinar
sobre educación, tal y como lo afirma
el libro La educación de ayer, hoy y
mañana, (Gvirtz, Grinberg, & Abre-
gú., 2007), la educación entendida
como un proceso que nos involucra
a todos ininterrumpidamente en el
transcurso de la vida y en cualquier
espacio; lo cierto es, que mientras to-
dos podemos hablar de educación, no
todos podemos hablar de pedagogía,
no todos podemos interpretar de la
mejor manera la escuela, la docencia
y en efecto el papel de los maestros y
maestras sindicalizadas.
Teniendo en cuenta estas clarida-
des a manera de introducción, pode-
mos avanzar en el hito histórico que
significó la marcha del hambre para el
movimiento obrero colombiano, “La
Marcha del Hambre cumplió en el año
2016 cincuenta años; no obstante, la
mayoría de maestros y maestras des-
conocen este hecho histórico debido a
la indiferencia y desinterés por saber y
reivindicar la historia de las conquis-
tas hechas por el Magisterio.” (Gon-
zález Blanco, 2017, pág. 56), pero no
solo los maestros y maestras desco-
nocen la importancia de este hecho,
incluso un buen porcentaje de los ac-
tivistas sindicales del magisterio no
le dan la importancia que se merece
dicho evento histórico.
Como miembro activo de la junta
directiva de la ADE debo confesar que
el interés por la Marcha del Hambre
comenzó con los preparativos para la
conmemoración de sus 50 años; las
actividades que se desarrollaron en
diferentes partes del país no llenaron
las expectativas de quienes empe-
zábamos a conocer la historia de los
docentes que nos antecedieron en la
lucha. Fue solo cuando tuve la oportu-
nidad de conocer y charlar con Adal-
berto Carvajal, uno de los fundadores
de FECODE, presidente de la misma
por varios periodos y líder de la Mar-
cha del Hambre, que entendí su ver-
dadero significado.
La marcha del hambre fue el even-
to de movilización que permitió que
el sujeto político maestro-maestra
entrara de una vez por todas al esce-
nario nacional, y de allí, por lo menos
cada dos años que hay paros, el cuer-
po magisterial no es olvidado por la
opinión pública.
taller 117
 Sindicalismo magisterial
Y aunque la Marcha del Hambre fue
un suceso posterior a la fundación de
FECODE, que comenzó de carácter lo-
cal, con una reivindicación central en
el pago de salarios, su alcance llegó a
gobiernos de países como Cuba y Sue-
cia. De la misma manera, no es la única
marcha del hambre que han realizado
los maestros y maestras en el mundo,
pero si es una de las más reconocidas.
Mi diálogo con Adalberto no solo
hizo crecer un sentimiento de res-
peto y admiración por el dirigente
sindical, sino que me permitió forta-
lecer mi convicción frente a la lucha
social, superar algunos miedos y des-
ilusiones frente a algunas posiciones
de la dirección de la federación en
los últimas negociaciones; sentí gran
tristeza por el descuido que la organi-
zación tiene con sus antiguos dirigen-
tes; su experiencia y vivencias serían
un bálsamo para los afiliados en me-
dio de estos tiempos de decepción y
desesperanza.
Situación similar me sucedió con
el ex fiscal de FECODE David Zafra,
quien compartió en medio de un café
las infidencias de la negociación que
sacó adelante el máximo triunfo del
magisterio colombiano, el estatuto
docente expresado en el decreto 2277
del 1979, que si bien hoy está desac-
tualizado y condena a los maestros y
maestras a la muerte salarial después
de llegar al grado 14, sigue siendo un
ejemplo de lucha para las nuevas ge-
neraciones de activistas sindicales.
Lo paradójico de dicho triunfo del
magisterio fue que se dio en medio
118 taller
uno de los gobiernos más represivos
de la historia del Colombia, reconoci-
do internacionalmente por el famoso
Estatuto de Seguridad Nacional, que
de una u otra forma legalizaba la vio-
lación de los DD.HH.; cabe aclarar que
la consecución de dicho estatuto estu-
vo mediado por un proceso de más de
15 años de lucha. Además, el estatuto
permitió que el magisterio iniciara un
proceso de reflexión sobre la práctica
pedagógica lo que llevó al sindicato
a participar activamente en el movi-
miento pedagógico, la constituyente,
la ley general de educación, etc.
Siguiendo por la misma línea, el
papel jugado por los maestros y maes-
tras en la democratización del Estado
colombiano es innegable y como ya lo
presenté anteriormente nos ha costa-
do la estigmatización, persecución y
la muerte.
Sin embargo, estas adversidades
no han sido suficientes para detener
el avance del magisterio, tanto así que
en Bogotá y otras ciudades del país,
maestros y maestras comprometidos
con la organización sindical han sido
nombrados en altos cargos de la ad-
ministración educativa; viceministros
y secretarios de educación han gene-
rado una interlocución positiva con el
magisterio.
Uno de los casos más reconoci-
do es el del maestro Abel Rodríguez,
quien fue secretario de educación en
el primer gobierno de izquierda en
Bogotá a cargo de Luis Eduardo Gar-
zón. Abel continuó con la construc-
ción de los mega-colegios que inicia-
 XIII Escuela Nacional de Liderazgo Estudiantil para la Paz, Sogamoso (Boyacá) 2018
Archivo ANDES

Es fundamental que las organizaciones

sindicales magisteriales construyan un programa
de rescate de la memoria histórica de sus líderes,
lideresas, actuaciones, logros, errores, etc., que
permitan que los afiliados y demás miembros de la
comunidad educativa puedan conocer los valiosos
aportes que hombres y mujeres al interior del
magisterio han realizado.

ron las anteriores administraciones, Barrancabermeja, Kimi Pernía Domi-

con dos significativas diferencias:
evitó que fueran entregados en con-
cesión a operadores privados e inau-
guró cuatro de estos en la localidad
de Bosa con nombres de luchadores
sociales y líderes de izquierda asesi-
nados.
nico, líder indígena asesinado y Car-
los Pizarro Leongómez, exguerrillero,
candidato presidencial asesinado en
un avión a pocos minutos de partir
a Santa Marta. O Manuel Cepeda Var-
gas, senador de la UP y dirigente de la
izquierda de toda la vida.

Fue así, que empezamos a escu- La intención de designar los cole-

char en los colegios nombres que no
recordaban algún prócer o Presiden-
te de la República, para preguntarnos
por Orlando Higuita Rojas y Leo-
nardo Posada Pedraza, sindicalistas
y luchadores sociales asesinados en
gios con nombres de luchadores so-
ciales se convierte en un acto real de
reparación para los familiares de los
líderes asesinados, ya que un colegio
es un lugar vivo, lleno de energía, que
se transforma constantemente por
taller 119
 Sindicalismo magisterial
quienes los habitan, configurándose
los colegios en lugares de memoria;
desde mi perspectiva, un acto audaz
en un país donde la paz y la tolerancia
está lejos de ser parte de nuestra cul-
tura política como nación.
A manera de conclusión
Es fundamental que las organiza-
ciones sindicales magisteriales cons-
truyan un programa de rescate de la
memoria histórica de sus líderes, li-
deresas, actuaciones, logros, errores,
etc., que permitan que los afiliados
y demás miembros de la comunidad
educativa puedan conocer los valio-
sos aportes que hombres y mujeres al
interior del magisterio han realizado.
Debemos desarrollar en las escue-
las, sindicatos y barrios eventos de
diferente carácter que combatan el
olvido de las experiencias y luchas de
las organizaciones sociales, además
del papel de las reivindicaciones del
magisterio en la ampliación de dere-
chos y condiciones laborales favora-
bles a los y las profesoras del sector
público, así como la inclusión de las
reivindicaciones que favorecen direc-
tamente a los actores de la comuni-
dad educativa como padres, madres y
estudiantes.
Existe una responsabilidad social
de los actuales maestros y maestras,
tanto activos como en formación por
recoger las banderas de lucha de
quienes los precedieron en las or-
ganizaciones sindicales, es un deber
ético recuperar algunos sectores del
sindicato que han caído en el buro-
120 taller
cratismo, relanzar el movimiento pe-
dagógico y estar a la vanguardia de
las luchas de las diferentes organiza-
ciones sociales.
Los activistas sindicales debemos
combinar la disputa política con la re-
flexión pedagógica, ya que la segunda
nos ofrece las herramientas necesa-
rias para que las reivindicaciones ten-
gan el sustento académico y científico
necesario para que las peticiones no
caigan en el vacío de la consigna, las
horas laborales, la cantidad de estu-
diantes por aula, los equipos interdis-
ciplinares, la formación docente y la
evaluación no punitiva, por poner un
ejemplo. Las peticiones de los maes-
tros y maestras son ampliamente es-
tudiadas por las ciencias de la educa-
ción y la pedagogía, de allí sacamos la
fuerza de nuestras reivindicaciones y
argumentos.
Finalmente, las maestras y maes-
tros del sector público afiliados a or-
ganizaciones sindicales tenemos dos
grandes retos para el futuro. Primero,
actualizar nuestras organizaciones
gremiales y cooperativas para que es-
tén a la altura de las transformaciones
sociales; segundo, volver a incidir en
la discusión pedagógica que redunde
en el mejoramiento de las prácticas
cotidianas en el aula, que devuelvan
el prestigio del que gozaban las es-
cuelas públicas y que todavía conser-
van las universidades del mismo ca-
rácter; actualizar nuestros ejercicios
de protesta, incluir la creatividad y
la imaginación para recuperar el fa-
vor de las comunidades educativas, la
consecución de un estatuto único de
la profesión docente que rescate de la Jelin, E. (2002). Los trabajos de la memoria.
indignidad la situación de los docen- Madrid: Siglo XXI.
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taller 121
 Taller Pedagogía crítica para la paz y cátedra de paz, Medellín
medellin.edu.co

122 taller
Educación y medios de comunicación

Una reflexión sobre

educación y cultura
política en Colombia a
través de los medios
Este trabajo procura brindar un análisis sobre el papel de la cultura mediática y
la comunicación como ejercicio político que tiene en la cultura escolar un medio
para desarrollar la democracia participativa y deliberativa como fundamentos para la
construcción de la paz. Plantear la importancia de enfocar la educación escolar para
que la política, la democracia o el conflicto se retomen como saberes académicos
que requieren unas competencias lógicas, analíticas, científicas y sistemáticas, -que
se fundamentan principalmente en aquella área preocupada por las sociedades, los
grupos humanos y el devenir del hombre, llámese ciencias sociales o historia.

Camilo Pineda Jiménez* declarada por diversos actores, en la

que el mayor perjudicado siempre
Introducción terminaba siendo la sociedad civil.

Hace unos años parecía pensarse Sin embargo, lo impensado em-

que el tema de la guerra era un fe-
nómeno de nunca terminarse y que
Colombia seguiría por la órbita de un
conflicto que involucraba una guerra
* Maestría en Educación. Docente
pezó a tomar un camino diferente, a
partir del proceso de paz iniciado en
el año 2012 entre el gobierno colom-
biano y uno de los actores más influ-

taller 123
 Educación y medios de comunicación
yentes en esta guerra: las FARC. Este
proceso de cambio ha generado un
nuevo umbral en el desarrollo de la
política del país con la creación de un
partido político por parte de estos ex-
combatientes, luego de la firma de los
acuerdos de paz, en el último tramo
del gobierno Santos.
De otro lado, este proceso de ne-
gociación y posterior acuerdo ha re-
marcado la polarización en los niveles
ideológicos y políticos en la sociedad
y la dificultad por parte de muchos
colombianos para comprender la fi-
nalidad de un acuerdo de paz, como
camino hacia la construcción de la
democracia y el respeto por los dere-
chos fundamentales entre los miem-
bros de la nación.
Lo anterior se evidencia en ejem-
plos como el plebiscito por la paz, en
el que un porcentaje importante de la
población -más de seis millones de co-
lombianos- mostró su negativa frente
a la posibilidad de paz con este grupo
armado; pero además se evidencia en
la aceptación de una realidad cargada
de hechos brutales, en donde el afán
por sobrevivir, reemplazó a la acción
-al decir de Hannah Arendt- como la
principal forma de relación humana
(citado por Valencia 2006). Una rea-
lidad que pretende un orden social
en el que se excluye la posibilidad de
acción y en la que se espera cierta cla-
se de conducta, que en el caso colom-
biano tiende a la normalización de la
violencia, a la naturalización del ase-
sinato sistemático, a la aceptación de
las desigualdades sociales, la corrup-
ción, la destrucción del tejido social y
124 taller
a la ausencia real de posibilidades de
progreso y ascenso social a partir del
trabajo digno.
Este panorama lleva a la necesidad
de analizar algunos impedimentos
que no permiten desarrollar una cul-
tura de paz en Colombia, que genere
un avance progresivo en el fortaleci-
miento de la democracia y en donde
se acepte la pluralidad y la diferen-
cia en la participación política. Esto
implica reconocer la paz, no como la
ausencia de conflictos -ya que estos
son parte de la naturaleza humana-
sino como un estado de convivencia
en donde los conflictos que se desa-
rrollan tengan vías institucionales y
adecuadas para su solución. Se trata
de promover la negociación como la
manera de dirimir las desavenencias
presentadas entre las personas, gru-
pos sociales y Estados y promover la
deliberación política como estrategia
de profundización de la democracia.
Desde este contexto, el escrito
brinda un análisis sobre el papel de
la cultura mediática y de la comunica-
ción como ejercicio político y encuen-
tra en la cultura escolar un medio
para desarrollar la democracia par-
ticipativa y deliberativa como funda-
mento para la construcción de la paz.
Se plantea la importancia de enfocar
la educación escolar para que la polí-
tica, la democracia o el conflicto se re-
tomen como saberes académicos que
requieren unas competencias lógicas,
analíticas, científicas y sistemáticas,
-que se fundamentan principalmente
en aquella área preocupada por las
sociedades, los grupos humanos y
el devenir del hombre, llámese cien-
cias sociales o historia-; todo lo cual
requiere de un trabajo de formación
política del maestro, para que los es-
tudiantes no hagan de estos saberes
temas susceptibles a la distorsión de
la imagen y de la cultura mediática.
Para esto se da una mirada en tor-
no a la incidencia de la cultura mediá-
tica y la cultura escolar como espa-
cios de socialización y construcción
del conocimiento y su influencia en
la posición política e ideológica que
construye la sociedad colombiana.
Por otro lado, se sostiene que existe
cierta primacía de la cultura mediá-
tica sobre la cultura académica en
términos de alfabetización política, lo
que ha generado un consentimiento
frente a los problemas sociales que
aquejan a la sociedad colombiana, lo-
grando, además, que una gran masa
de la sociedad, rechace los procesos
de diálogo y de reconciliación y ca-
rezca del sentido del debate y la de-
liberación como elementos esencia-
les en la construcción de la paz y la
democracia. Se concluye que el papel
de la escuela en general y del maestro
en particular, es fundamental, toda
vez que se haga participe a sí mismo
y a los estudiantes, del conocimiento
científico de la historia social del país,
generando así conciencia y formación
política para pensar el cambio.
Educación,
comunicación y cultura
Bourdieu y Passeron (2001) afir-
man que la socialización es un proce-
so de imposición e inculcación de una
cultura, para lo cual se requiere de
proyectos y estrategias pedagógicas
comunicativas (citado por Valencia
2010). Es así como todas las socieda-
des reproducen sus sistemas de cono-
cimiento mediante la comunicación,
o como lo afirma Narváez, la cultura
existe, se desarrolla, se transforma y
sobrevive gracias a la comunicación
que no es más que el conjunto de las
interacciones (2004).
Esto implica que la comunicación
no solo se encuentra relacionada con
los canales, los medios y los mensajes,
sino que hace parte de la misma cul-
tura en su sentido antropológico, es
decir, genera modelos de comporta-
miento, gramáticas axiológicas y sis-
temas narrativos, así como códigos de
percepción y códigos de valoración y
de reproducción simbólica de la reali-
dad (Barbero, 1991 p.24).
Ahora bien, así como la formación
de los Estados modernos en otras re-
giones del mundo se encuentra rela-
cionada con la creación de símbolos
y sentimientos de identidad nacional
(Thompson, 1998 p. 77), en Colom-
bia, este poder simbólico ha estado
dominado por el poder económico y
político, haciendo de la escuela y de
los medios de comunicación aparatos
que forman desde lógicas específi-
cas, masas y no ciudadanos. (Valencia
2010, p.44).
En este sentido, encontramos en
nuestro país, ese fenómeno de la teo-
ría de la esfera pública, que observa-
ba Habermas como una de las prin-
taller 125
 Educación y medios de comunicación
cipales características de la cultura
moderna. Así lo menciona Thompson
(1998), cuando advierte que se trata
de convertir la política en un show di-
rigido en el que los líderes y partidos
buscan el consentimiento público de
una población despolitizada, a través
de sofisticadas técnicas mediáticas y
así legitimar sus programas políticos.
Por otro lado, no podemos decir
plenamente que los receptores de los
productos mediáticos son consumi-
dores pasivos que puedan ser mani-
pulados fácilmente por los productos
mediáticos; sin embargo, ciertas ca-
racterísticas de las industrias cultu-
rales colombianas, como su fidelidad
al establecimiento, sacrificando así la
independencia de criterio para ma-
nejar la información - “función que le
corresponde a la prensa en las demo-
cracias modernas”- (Valencia, 2010
p.44), ha contribuido notablemente
en el establecimiento de una cultura
dominante y en la despolitización de
la sociedad civil.
Este tipo de prácticas culturales
(pedagógicas y comunicativas), sus-
tanciales de la comunicación mediá-
tica en Colombia, han reproducido y
exacerbado la intolerancia, dejando
tras de sí, la negación de la plurali-
dad, del debate y, han establecido una
especie de ethos cultural en nuestro
país basado en la violencia a través de
la enseñanza de una historia cargada
de mal entendidos y rencores.
Este análisis conlleva la necesidad
de pensar la cultura escolar, como un
espacio cuya función, como institu-
126 taller
ción moderna, sea que la ciudadanía
asuma los retos de la democracia y
fomente el respeto a la diferencia y la
autonomía como principio rector de
sus proyectos pedagógicos y de sus
planes curriculares (Valencia, 2010).
La cultura escolar y su
papel en la construcción
de una cultura política
Una vez identificado el entorno
mediático que ha rodeado la forma-
ción cultural del país, se encuentra
que existe un sesgo ideológico en la
información noticiosa de la radio y la
televisión, a favor de una “retórica va-
cía de contenidos, mediante la cual se
impone la razón instrumental de los
poderes que controlan la sociedad, en
desmedro de la acción comunicativa
de la política” (Valencia, 2006, p.71).
Esto genera, al decir de Debray que la
debilidad administrativa se compen-
se con una fortaleza en la administra-
ción de la imagen, porque el Estado
“cuando menos autoridad tiene, más
cuida su publicidad” (citado por Va-
lencia, 2006, p. 74).
Frente a este panorama un tanto
desalentador surge la pregunta del
qué hacer. Pues bien, se trata de dar
cuenta de las particularidades de la
cultura académica –en donde se sitúa
a la escuela- para que como maestros
entendamos este escenario, ya no
como un ámbito neutral en el que casi
todo vale ante el encomiable propósi-
to de enseñar a las nuevas generacio-
nes lo que no lograron las anteriores,
sino como un ámbito en el que se pue-
 Centro de Inspiración para la Paz, Cucuta (Norte de Santander)
Vanessa Sánchez Rozo

Esto implica reconocer la paz, no como la

ausencia de conflictos -ya que estos son parte
de la naturaleza humana- sino como un estado
de convivencia en donde los conflictos que se
desarrollan tengan vías institucionales y adecuadas
para su solución. Se trata de promover la negociación
como la manera de dirimir las desavenencias
presentadas entre las personas, grupos sociales y
Estados y promover la deliberación política como
estrategia de profundización de la democracia

de ir a favor o en contra de la especifi- como una herramienta indispensable

cidad del conocimiento, dependiendo
de la posición del enseñante (Busta-
mante, 2004, p.121)
Lo que acá se pretende es resca-
tar las características generales de
la cultura escolar, es decir, una suma
de contenidos intelectuales, reflexi-
vos, lógico-racionales -los cuales re-
quieren unas competencias analíticas
para producir y para consumir men-
sajes académicos-. Es decir, la sustan-
cia de la cultura escolar se presenta
para generar una conciencia crítica,
que permite obtener procesos de for-
mación ciudadana, que para el caso
colombiano requiere promover el es-
clarecimiento de la verdad, hablar del
conflicto y desenmarañar las causas
estructurales de este, con el fin de re-
conocer las responsabilidades histó-
ricas de los actores y en ello el papel
de la negociación y el acuerdo.
En este sentido, se plantea que
la enseñanza de fenómenos sociales
taller 127
 Educación y medios de comunicación
como el conflicto, la violencia, la paz
o la democracia, requiere del análisis
científico que, siguiendo a Narváez
(2004) no se puede apropiar me-
diante la imitación o el ejemplo sino
a través de la reflexión y el estudio
sistemático y especializado. Por tal
razón, el llamado es a comprender
que los temas políticos y sociales no
se pueden tratar de una forma super-
ficial en la escuela, ya que como lo
afirmó Bachelard (1940) “en el ám-
bito del conocimiento lo que es fácil
de enseñar es inexacto” (citado por
Bustamante 2004); su función es do-
tar a los estudiantes desde tempranas
edades de la capacidad de pensar a
profundidad las causas y desarrollos
de los conflictos sociales y preparar-
los para “participar en las decisiones
de las cuales estarían excluidos por
carecer de herramientas básicas de la
comunicación que se establece entre
quienes deciden” (Hernández 1996,
citado por Narváez 2004 p. 108).
A manera de conclusión
Tras considerar algunos aspectos
de la cultura mediática y la cultura
escolar, en torno a cultura política
del país, se denota que, por un lado,
el desarrollo de los mass media en el
país, entre los que se incluye la radio,
la prensa y la televisión, han estado
siempre ligados al poder de las clases
que han dominado el aparato estatal
en Colombia. Este aspecto caracterís-
tico de la cultura mediática no ha per-
mitido desde estos medios desarro-
llar una cultura crítica por parte de la
sociedad civil, en términos de su ac-
cionar como sujetos políticos, partici-
128 taller
pativos y reivindicativos de derechos,
sino que contrario a esto ha produci-
do lo que Gramsci denomina hegemo-
nía cultural, para describir cómo la
dominación de una clase sobre otras,
se obtiene por una combinación de
medios políticos e ideológicos.
Por otro lado, tenemos que, si bien
la sociedad civil como lugar específi-
co de consenso, ha consentido diver-
sas formas de dominación, la escuela
y la cultura que se puede desarrollar
en este ámbito, se presenta como un
abanico de posibilidades toda vez que
se logre utilizar como un verdadero
espacio de socialización de los co-
nocimientos, a fin de poner de relie-
ve estas formas de dominación y los
problemas reales de la gente del co-
mún, que no son naturales, sino que
se conciben de forma histórica por
parte de los mismos hombres. De allí
que la enseñanza de esta historia na-
cional, tan dramática y heterogénea,
requiere acercarse a ella librados de
prejuicios y con un conocimiento de
las causas más profundas, que permi-
tan explicar los conflictos desapasio-
nadamente y en este sentido hacerlos
susceptibles al cambio.
Se sugiere la enseñanza de una
historia crítica (…) en pro de una
“interpretación de la experiencia del
pasado encaminada a poder com-
prender las actuales condiciones de
vida y a desarrollar perspectivas de
futuro de la práctica vital conforme a
la experiencia” (Cuesta 2000, 29). La
historia crítica, susceptible de ser en-
señada en la escuela, se ocuparía, así,
de provocar una enseñanza capaz de
problematizar el presente, de cues-
tionar los imaginarios ideológicos de
la realidad vivida por medio del estu-
dio de los vacíos sociales que impiden
una vida mejor. (Arias, 2015).
Para finalizar, hay que añadir que
el conocimiento exhaustivo de los sa-
beres históricos o sociales no garan-
tizan la mejora en las posibilidades
de deliberación, reflexión, argumen-
tación, contrastación o generación de
pensamiento crítico que requieren
los estudiantes para producir una
nueva cultura en donde las masas
lleguen a ser conscientes de su situa-
ción y de la naturaleza del sistema en
el que viven. La conciencia, escribe
Gramsci en Socialismo y Cultura, se
forma por la reflexión inteligente de
algunos, primero, y luego de toda una
clase, sobre razones y medios para
convertirlos en signo de rebelión y de
reconstrucción social. Se trata de re-
valorizar el papel del maestro como
intelectual creador de la cultura y de
desarrollar la conciencia de su propia
función y de su función política y so-
cial; quizás este sea parte del camino
para develar causas o intereses en la
guerra y así avanzar por la senda de la
deliberación, los acuerdos, una mejor
distribución de la cultura y la cons-
trucción de la democracia.
MARTÍN BARBERO, Jesús, Perder el objeto
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taller 129
130 taller
IN-MEMORIAN
Álvaro Mosquera Muñoz
Pablo Rolník*
Á
lvaro Mosquera Muñoz nace
en el convulsionado y funesto
año 1928 del hogar que con-
formaron Abraham Mosquera, traba-
jador de la construcción, muy ligado
a las luchas obreras en los albores de
las centrales sindicales de la época,
y Raquel Muñoz, dedicada a la admi-
nistración de pequeños hoteles en la
apacible ciudad de Popayán, en donde
el tiempo se ha detenido en la Torre
del Reloj, según susurran algunos.
* Abogado y escritor.
De ocho hermanos, nuestro home-
najeado era el mayor, querido, admi-
rado y respetado por toda su familia,
dadas su lucidez y su carácter disci-
plinado que le permitieron ver desde
muy temprana edad, por cuenta de
sus rigurosos estudios, que el futuro
se lo labrarían los trabajadores sin
la mediación de salvadores oportu-
nistas. El reconocimiento de hombre
ejemplar era inclusive admitido por
su primo hermano el adinerado y bri-
llante abogado Leonidas Chaux Mos-
quera, rector durante varios años de
la Universidad Santiago de Cali.
taller 131
 Los nuestros / Alvaro Mosquera Muñoz
Sus estudios primarios los adelan-
ta en la escuela pública, los de secun-
daria en el Liceo de su ciudad natal y
los superiores en la Universidad del
Cauca, donde dejó huella indeleble
por sus intervenciones académicas y
su destacada vida de estudiante, ocu-
pando por esta condición un sitio úni-
co entre sus compañeros de aula.
En la década del 50 sus padres se
trasladan a Cali, es entones cuando
decide quedarse solo en Popayán y
es la familia Chaux Mosquera la que
lo acoge mientras realiza sus estu-
dios universitarios. En ese claustro ya
combina sus labores académicas con
las tareas políticas, constituyéndose
a la sazón en el puntal de la reorga-
nización de la Juventud Comunista
en su ciudad. Se trataba de un núcleo
juvenil al que habían llegado Manuel
Cepeda Vargas y Álvaro Delgado entre
otros. En su mayoría la organización
estaba compuesta por estudiantes
universitarios, y es con este núcleo
que la Juventud Comunista logra en
plena dictadura de Gustavo Rojas Pi-
nilla agitar las banderas y proclamas
de la justicia, la democracia y el socia-
lismo.
En 1954 se traslada al Municipio de
Totoró en el Cauca a donde había sido
enviado para que hiciera su judicatu-
ra con miras al título que con honores
le otorgara la prestigiosa Facultad de
Derecho de la Universidad del Cauca.
Allí, con ocasión de la presentación de
una obra de teatro en la escuela públi-
ca de la localidad, en la que actuaba
como personaje central una hermosa
protagonista, nace con ella el encan-
132 taller
to de una amorosa unión que duraría
seis décadas y cuyo fruto serían Lucy,
Carlos Iván, Álvaro, Diego y Guillermo
Eduardo. El joven juez de ideas socia-
listas contrae entonces matrimonio
con Laura Fanny Gallego Collazos, la
hija de un terrateniente católico, due-
ño de fincas y tierras fértiles en la re-
gión, para quien un día lo tomó por
sorpresa el aviso de sus copartidarios,
pues el que ya era su yerno en la plaza
principal del pueblo había protagoni-
zado un vergonzoso suceso: en tarima
improvisada se alzó en arengas contra
la dictadura y por supuesto las auto-
ridades lo habían conducido preso!
La circunstancia no era para menos,
el padre propuso entonces a su hija
encargarse de la crianza de su pri-
mogénita a cambio de separarse de
un comunista que había venido a al-
borotar la tranquilidad vecinal y has-
ta deshonrado la tradición familiar.
Hablamos de 1955, un año después
del asesinato del estudiante de medi-
cina de la Universidad Nacional Uriel
Gutiérrez Restrepo, en medio de la
dictadura y de un atrasado departa-
mento como el Cauca, y peor aún, del
Municipio de Totoró, punto geográ-
fico marcado por el cacicazgo de las
mismas familias que han dominado
la región toda la vida, ubicado en las
goteras de Popayán, ciudad caracte-
rizada por su rancio abolengo y un
catolicismo colonial enquistado en la
tradición popular. Tendremos sin em-
bargo que aclararles a nuestros lecto-
res, que la amada se mantuvo firme
y con el paso de los años el rebelde
enamorado conquistó el corazón de
la familia por sus dotes de ejemplar
esposo, compañero y padre.
 En el año 1956, nuestro personaje,
sin abandonar los férreos principios
que le guiarán toda la vida, abandona
su cargo de Juez en Almaguer, Cauca y
empieza a ejercer una carrera de abo-
gado litigante que promete ser exitosa
y lucrativa, pero que resultó muy corta
por las urgencias de intervención y or-
ganización que demandaba la coyun-
tura política del país. Es grato dejar
constancia que jamás, bajo ninguna
circunstancia, lo sedujo el dinero o las
posibles posiciones de privilegio o co-
modidad que le pudieran dar su profe-
sión y su reconocida capacidad intelec-
tual. Una anécdota, como otras tantas,
ilustra este hecho: cuando es designado
Ricardo Medina Moyano como Magis-
trado de la Corte Suprema de Justicia,
el entrante Magistrado recibe un alud
de llamadas entre las que atiende la del
Doctor Mosquera Muñoz, su condiscí-
pulo y amigo de quien públicamente re-
conoció que tenía su felicitación como
el halago sincero que da la certeza de
saber que él sí no buscaba los favores
que se cuecen en esas esferas.
Nítidamente recuerdo que en una
de nuestras largas y constructivas
conversaciones me confesó que al
irse para Bogotá Manuel Cepeda, su
camarada y amigo íntimo y quien rá-
pidamente descollaba como el líder
de izquierda que fue, él también esti-
mó que podría jugar un mejor papel
en la capital y es entonces que para
1959 llega a Bogotá, inicialmente sin
su familia que se queda en Popayán
por unos meses, mientras él se instala
en la que será su ciudad para siem-
pre. Fue alojado inicialmente por el
dirigente del Partido, el compañero
Filiberto Barrero. En las ironías de
la vida, ya con su familia, habitó un
pequeño apartamento cuyo dueño lo
sería también años después de una
reconocida emisora de radio en Bogo-
tá, que muy seguramente le permitió
convertirse en Senador de la Repúbli-
ca con arraigo en Ubaté por el Partido
Liberal del ala turbayista. Este arren-
dador, quizá sin saber quién era polí-
ticamente su inquilino, negó a detec-
tives del DAS que lo buscaban, que en
uno de sus apartamentos vivía, quien
ya se perfilaba como un combativo re-
volucionario, posteriormente miem-
bro del Comité Central y del Ejecutivo
Central del Partido Comunista Colom-
biano, director de las revistas Docu-
mentos Políticos y Margen Izquierda,
y también en distintos momentos di-
rector de nuestro Semanario *Voz.
En el Gobierno de Carlos Lleras
Restrepo cuando fue arrestada y en-
carcelada la mayor parte de la Direc-
ción del Partido, uno de los dirigentes
que había quedado libre era precisa-
mente Álvaro Mosquera, quién recor-
daba haberse convertido en experto
organizador y agitador clandestino;
lo recuerdo camuflado en su barba
roja, parado frente al antejardín de su
modesta vivienda, mientras los hijos
preguntaban a la madre ¿quién era el
recién llegado? Iba a dejar su abrazo a
los moradores de la que fue su casita
hasta el día de su muerte, para regre-
sar pronto y sigilosamente a su escon-
dite. Para entonces ya su familia tenía
vivienda propia, le había sido asig-
nada a él y a otros periodistas como
Reinaldo Ramírez, por el entonces
Instituto de Crédito Territorial.
taller 133
 Los nuestros / Alvaro Mosquera Muñoz
En 1971 es designado por su
Partido para asistir como su repre-
sentante al Seminario Internacional
sobre la Vida y Obra de José Carlos
Mariátegui, llevado a cabo en Lima,
en una época en la que se vivían ex-
periencias importantes de gobiernos
que encabezaban militares progresis-
tas, y es quizá por esta razón que el
certamen recibió todo el apoyo esta-
tal, destacándose casi como un even-
to oficial del Perú. Al seminario asiste
por su conocimiento de la obra del
pensador marxista, autor de los Siete
Ensayos de la Realidad Peruana. Fue
por razones similares, su estudio y
profundo entendimiento de Marx y
Lenin, que la Dirección del Partido lo
encargará de la elaboración del libro
Marxismo o Maoísmo, texto con el que
se buscaba esclarecer el debate que
para la época se había suscitado entre
la China de Mao Tse Tung y la Unión
Soviética. La primera publicación de
la obra la hace Ediciones Suramérica
en el año 1973, luego se harían otras
corregidas por el autor.
En 1974, viaja con su familia a Pra-
ga como representante del Partido
Comunista en la Revista Internacio-
nal, donde se destaca por sus ácidos
argumentos, su adhesión fiel al mar-
xismo –leninismo y por una produc-
ción tan extensa como profunda e in-
cesante de escritos políticos sobre la
realidad de su patria y de las luchas
libradas por los trabajadores. De este
compendio se ha pensado en una se-
lección que se publique a manera de
antología de su producción para el
Partido. Otros viajes a otras repúbli-
cas en representación de su Partido le
134 taller
permitieron acumular experiencias y
teorías que fortalecieron su indecli-
nable pensamiento de izquierda.
Ya estamos en el 1979 cuando ha
regresado de la hermosa capital de
la entonces República Socialista de
Checoeslovaquia y se pone al frente
de la Revista Documentos Políticos,
tarea que cumplió durante los si-
guientes 10 años y alcanzó a ser el
director de Margen Izquierda, en sus
inicios; también ya era profesor uni-
versitario y esta actividad la alternó
con su papel de director del Centro de
Estudios e Investigaciones Sociales
- CEIS y de Secretario de Educación
Nacional de su organización partida-
ria, por cuya escuela pasaron cientos
de camaradas que consolidaban sus
conocimientos para acción partidis-
ta. En esa dinámica multifuncional y
convencido del papel que deben jugar
los organismos de base, nunca dejó
de asistir a las reuniones de su célula
partidaria, en unas ocasiones militan-
do entre trabajadores, en otras con
intelectuales, profesores universita-
rios y artistas; entre éstos últimos
contaba repetidamente la anécdota
de una reunión con teatreros, pluri-
temática, decía, que acabó sin que él
se diera cuenta y cuando quiso refe-
rirse a las tareas, éstas no alcanzaron
a mencionarse pues el caos ya tenía la
reunión disuelta.
En los últimos años su relativo dis-
tanciamiento de la organización obe-
dece a un solo hecho: la enfermedad
de Laura Fanny. La recuerdan? es la
teatrera del comienzo de esta histo-
ria, su compañera incondicional que
hizo posible que el dirigente desco-
llara mientras ella atendía con per-
fección y pulcritud la crianza de sus
hijos y la conducción de su casa. Es él
quien atiende su larga enfermedad,
dedicado a sus cuidados permanen-
tes, gracias a lo cual sus quebrantos
de salud no fueron más dolorosos; fue
su enfermero y asistente incondicio-
nal y amoroso y en la oportunidad de
un viaje que rechazó, se le oyó decir
con su radicalidad de siempre, que
irse en ese momento sería el acto de
insolidaridad más grande que podría
cometer desde sus principios.
El 19 de mayo de 2019 este gran
hombre no nos acompañó más. Le
extrañarán su Partido, sus alumnos
tanto de las escuelas partidistas como
los de las Universidades Autónoma y
Libre en cuyas facultades de derecho
quedó grabada su enseñanza de una
ciencia de la que decía que era par-
te de la superestructura, idea que se
encuentra recogida en el Manual de
“Nociones de Introducción a la Cien-
cia del Derecho” publicado en 1999.
También lo añorarán sus hijos, sus
nietos, como Lauramaría, otro de sus
grandes amores y que al igual que su
abuelo ejemplar y tierno, siguió los
pasos de quien fuera su mentor y eli-
gió también como camino el debate
social y la academia, hoy desde la do-
cencia en la Universidad Santo Tomás
con sede en Villavicencio. Lo extraña-
ré yo desde los rincones de sus libros,
de sus enseñanzas y permanecerá
tatuado en mi pensamiento y en mi
alma como el faro del que heredé la
mejor parte de su patrimonio.
Las palabras leídas en su velación,
son justamente eso, un mensaje a las
generaciones nuevas: Se requiere con
urgencia su concurso. *Voz reproduce
buena parte en las que se destaca de
este dirigente su legado de ética, es-
toicismo, sencillez, y su desapego con
cualquier forma de culto a la persona
porque un marxista es un decidido
defensor del carácter superior que
guardan los pueblos como verdade-
ros artífices de los cambios y revolu-
ciones de la humanidad.
taller 135
136 taller
Inteligencia y disciplina
al servicio de la revolución

Nelson Fajardo
José Ramón Llanos* Marxistas, Revista Taller, Izquierda y

H
además colaboró con numerosos ar-
ablar de Nelson Fajardo Ma- tículos en la revista Documentos Polí-
rulanda, es hablar de un co- ticos. Dirigió desde muy joven la sec-
munista íntegro, dedicado a ción de Economía del semanario VOZ.
su labor política y a sus pasiones: la
revolución, la investigación, la docen- Ocupó cargos de dirección desde
cia y el periodismo. Durante más de las Células del PCC hasta llegar a ser
cuarenta años perteneció al Conse- miembro del Comité Central y del Eje-
jo de Redacción del Semanario VOZ; cutivo Central. Desde finales del siglo
desde los años ochenta participó en XX hasta un poco antes de su falleci-
la fundación de las revistas del Parti- miento fue docente destacado en las
do Comunista Colombiano: Estudios Escuelas de formación política del PCC.
* Economista de la Academia de estudios económicos, ASE de Bucarest Rumania. Docente universitario
Exdirector revista Taller. Columnista semanario VOZ.

taller 137
 Los nuestros / Nelson Fajardo
Fue docente de las Universidades
Autónoma de Colombia; Distrital;
UPTC; Inca.
Fue coautor de numerosos libros
como Marx Vive: Izquierda y socia-
lismo en América Latina; Recesión:
¿crisis del modelo o crisis del siste-
ma? Autor de los libros Economía
Política; Contribución para la crítica
y la transformación; Gilberto Vieira,
su vida, sus ideas y sus aportes; Crisis
capitalista: economía, política y mo-
vimiento y otros tantos.
Los textos que publicó en revistas,
en el Semanario VOZ y en sus numero-
sos libros se caracterizan por la inves-
tigación que los soporta y por el enjun-
dioso análisis de los hechos y procesos
económicos, sociológicos y políticos
que somete a su perspicaz estudio.
Quien quiera que necesite tener una
visión de los acontecimientos políticos
ocurridos en el país desde la década de
los cuarenta del siglo XX hasta lo corri-
do del presente siglo, con perspectiva
marxista, encuentra en los artículos
elaborados por Nelson Fajardo Maru-
landa un rico acervo documental que
esclarece los senderos por donde ha
transcurrido la historia nacional pro-
tagonizada por la burguesía y los lati-
fundistas nacionales.
El reverso de la anterior historia,
las luchas del proletariado, el cam-
138 taller
pesinado, las mujeres y los excluidos,
orientados por el PCC y los otros mo-
vimientos y partidos revolucionarios,
tienen un lugar destacado en la re-
flexión teórica y en los aportes reali-
zados a lo largo del trajinar académi-
co y político de Nelson Fajardo.
Consideramos que esta remem-
branza del camarada y sus aportes a
la teoría y a la lucha revolucionaria
del país, sería deficitaria si no men-
cionamos las reflexiones que hizo el
camarada Sergio con motivo del falle-
cimiento de Nelson Fajardo:
“Siempre caminamos juntos en
esos dos descubrimientos que, en
términos del viejo Kant, son los más
difíciles que ha inventado el ser hu-
mano: la educación y la política. Su
respiración y su conversación siem-
pre transpiraba la pasión por la Poli-
teia y la Bildung. No podía compren-
der el mundo y la sociedad ausentes
de la escena de lo común, lo colectivo,
lo público y para ello había que esme-
rarse cada día en la autoeducación y
la formación ideológica. Su legado en
este paso por la vida siempre tendrá
que ver con los múltiples esfuerzos
por afianzar una verdadera educación
política y económica en la izquierda
colombiana”.
Un abrazo fraternal sus familia-
res, a sus hijas y a su hijo.
taller 139
140 taller
Ambientalista Ejemplar
Carlos Cesar Cerón Illera
Ernesto Tuta Alarcón*
E
l pasado 22 de julio falleció
en Popayán, el compañero
Carlos Cesar Cerón Illera, a
causa de una grave enfermedad. Nos
conocimos en julio de 1973, en el
avión que nos llevaría rumbo a Mos-
cú, la capital soviética, a estudiar la
carrera de geología en la Universidad
de la Amistad de los Pueblos Patricio
Lumumba, llamada así en homenaje
al patriota africano, y héroe nacional
congolés, asesinado en 1961 por su
* Economista. Docente universitario.
vertical defensa de la libertad e inde-
pendencia de su pueblo contra el co-
lonialismo.
Viajamos con un grupo de jóvenes
compatriotas, becados por la Unión
Soviética a través de las organizacio-
nes sindicales y del Instituto de Inter-
cambio Cultural Colombo Soviético.
Recuerdo que Carlos se incorporó a la
conversación del grupo de una mane-
ra rápida y en cierta forma pedagógi-
ca. Fue quien consoló con argumentos
positivos y esperanzadores a Cecilia,
taller 141
 Los nuestros / Carlos Cesar Cerón Illera
futura Veterinaria, que no cesaba de
condolerse por la ausencia prolonga-
da del país, lo que también implicaba
separarse de sus padres. A todos nos
pasaba lo mismo, pero los contun-
dentes argumentos de nuestro nuevo
amigo nos convencieron de que está-
bamos ante una inigualable oportuni-
dad de educarnos en un mundo des-
conocido pero muy esperanzador, por
las evidencias frente a los avances en
la ciencia, la salud, el deporte, la pe-
dagogía, pero, sobre todo, en la soli-
daridad con los pueblos del llamado
tercer mundo, con sus trabajadores.
Ya en la Universidad se obsesionó
por el aprendizaje del idioma ruso y,
de manera autodidacta, del inglés. De
un diccionario enorme y pesado ex-
traía todos los días palabras nuevas,
con las que nos descrestaba a quienes
a duras penas podíamos con el ritmo
de la clase. Conversaba sobre la impor-
tancia de leer a Tolstoi, Dostoievski,
Gógol, Chéjov y tantos otros en su pro-
pio idioma. Enseñó a “los rolos y rolas”
a bailar salsa de verdad, aprendida en
el negocio de su padre, conocido en el
Popayán de esos años por su discoteca
ambulante. Y por su cercanía con Cali,
desde siempre salsera. Enseñó la ca-
dencia de la cumbia y de otros ritmos
propios de nuestra cultura, que inter-
pretaba el grupo de danzas de los estu-
diantes colombianos, que tantas veces
y tantas ciudades y pueblos recorrió.
Participó también en el grupo de tea-
tro que tuvo una existencia efímera.
Ferviente lector, fue adentrándose
en la teoría marxista y en el activismo
político por las causas palestina y chi-
142 taller
lena, sudafricana y colombiana. Parti-
cipó en las “otriadas” o destacamen-
tos de estudiantes trabajadores que
marchaban en vacaciones a Siberia,
a construir carreteras y ferrocarriles
y, parte de sus ingresos los aportaban
cuando los distintos comités de soli-
daridad los demandaban.
De regreso a Colombia se enroló
en distintas multinacionales del pe-
tróleo y gas y hasta llegó a descubrir
un yacimiento del codiciado combus-
tible, en el Departamento del Tolima.
Recorrió el país, sus ríos, montañas y
valles, en las tareas de la prospección
geológica, hasta que se convenció de
que la dependencia económica del
petróleo, en vez de ayudar a los paí-
ses como el nuestro, se estaba con-
virtiendo en una desgracia, por el
irreparable daño a la naturaleza y a la
misma economía. El acomodamiento
de nuestros gobernantes a conseguir
los recursos necesarios presupuesta-
les solamente a través de la obtención
de regalías por la explotación del mi-
neral negro, ha cercenado histórica-
mente la posibilidad y necesidad de
diversificar la estructura económica
y productiva del país para conseguir
nuevas fuentes de recursos y desa-
rrollar nuevas formas de producción
agroindustrial.
Entonces, se separó de la actividad
de campo y se dedicó a la pedago-
gía, especialmente sobre las nefastas
consecuencias del uso del fracking o
fraccionamiento hidráulico en la ex-
plotación petrolera. Fundó el Centro
de Estudios e Investigaciones Socia-
les capítulo Popayán y desde allí se
dedicó a difundir sus conocimientos
sobre economía política, economía
del petróleo y a invitar conferencis-
tas en distintas ramas del saber para
fortalecer las teorías revolucionarias
y las visiones democráticas para la
construcción de una nueva sociedad,
justa, equitativa, incluyente. Militó en
el Partido Comunista Colombiano; fue
dirigente de la Unión Patriótica en su
ciudad; docente y conferencista; ami-
go noble, alegre y solidario.
Estuvo algunos años trabajando
en Venezuela, apoyando la causa bo-
livariana. No pudo convencerlos de la
necesidad histórica de buscar alter-
nativas a la dependencia absoluta del
petróleo, pero fue considerado siem-
pre un aliado leal a los postulados
chavistas.
Hace menos de un año comenzó a
padecer de fuertes dolores de cabeza.
El diagnóstico fue tardío. El director
de la revista Taller, junto con Lucy,
hija del camarada Álvaro Mosquera,
recientemente fallecido, y quien es-
cribe estas notas, lo visitamos en su
lecho de enfermo. Visiblemente emo-
cionado no paró de mamar gallo y de
coquetear con las enfermeras; se qui-
tó la careta del oxígeno para hablar-
nos con pasión sobre sus experien-
cias en la Unión Soviética, en Vene-
zuela, en Colombia. Nos alertó sobre
el engaño de quienes promocionan el
fracking, escondiendo la fase del frac-
cionamiento con dinamita, que inicia
la destrucción de las capas y la con-
taminación o envenenamiento de las
aguas y produce movimientos telúri-
cos a corto plazo, que pueden resultar
catastróficos, sobre todo en regiones
de alta inestabilidad y, además, con
presencia de ecosistemas sensibles
que se afectan de manera irreparable.
Pero también, afirmaba, no resulta
razonable que mientras los países se
enrumban hoy a transformar sus ca-
nastas energéticas para no depender
del petróleo y en Francia, España y
otros países ya esté prohibido este
método de exploración y explotación,
los gobernantes colombianos persis-
tan en aplicar cuestionadas prácticas
como el fracking, para permanecer en
esa nefasta dependencia.
Carlos Cerón fue un ejemplo de
profesional honesto. Puso sus cono-
cimientos como Geólogo de petróleos
al servicio de la sociedad, mediante
el ambientalismo y descartó volver a
utilizarlos al servicio de las multina-
cionales, a las que sólo les interesan
sus inmensas utilidades a costa de la
destrucción de la naturaleza y de los
seres vivos.
Paz en su tumba.
taller 143
144 taller
25 años

Manuel Cepeda Vargas

El pasado 9 de agosto se cumplieron 25 años del magnicidio del dirigente comunis-
ta, exdirector del semanario VOZ y senador de la República, Manuel Cepeda Var-
gas. Ante su tumba, su hijo el hoy senador Iván Cepeda Castro, le rindió un sentido
homenaje.

Iván Cepeda Castro* Son, por supuesto, 25 años de in-

Compañeras y compañeros:
Nos reunimos hoy ante la tumba
del senador Manuel Cepeda Vargas
para conmemorar 25 años que han
transcurrido desde el día en que un
grupo mixto de suboficiales del Ejérci-
to Nacional y sicarios de los grupos pa-
ramilitares perpetraron su asesinato.
* Senador de la República
tensos esfuerzos por lograr la justicia
plena; 25 años que han sido de per-
manente confrontación en los estra-
dos judiciales, en los escenarios po-
líticos, y en la opinión pública. Como
resultado de ese esfuerzo que los
familiares hemos llevado a cabo con
el invaluable concurso de las aboga-
das y los abogados del Colectivo ‘José
Alvear Restrepo’, del Movimiento Na-

taller 145
 Los nuestros / Manuel Cepeda Vargas
cional de Víctimas de Crímenes de
Estado, y con sus compañeras y com-
pañeros del Partido Comunista y de la
Unión Patriótica; existen numerosas
decisiones judiciales, penales, disci-
plinarias, administrativas y de accio-
nes de tutela, en las que hemos defen-
dido nuestros derechos a la justicia, la
verdad, la honra y la dignidad.
Entre tales decisiones, la sentencia
de la Corte Interamericana de Dere-
chos Humanos selló definitivamente
las discusiones sobre el carácter de
este crimen: el asesinato del senador
Manuel Cepeda fue un crimen ejecu-
tado como parte de un genocidio de
Estado. En la tarde de ayer, hemos so-
licitado a la Jurisdicción Especial para
la Paz y a la Comisión de la Verdad que
incluya este asesinato en sus trabajos
de esclarecimiento y en el caso Nº 06
abierto por esta jurisdicción para exa-
minar los miles de hechos criminales
cometidos contra la UP y el Partido
Comunista.
Esa verdad debe quedar indele-
blemente escrita en nuestra historia.
Se trata del genocidio perpetrado
por décadas contra el Partido Comu-
nista Colombiano –que comprende
una etapa intensiva, la del genocidio
contra la Unión Patriótica– que ha
consistido en el proceso criminal más
prolongado, más destructivo y más
atroz, que haya soportado formación
política o social alguna en Colombia;
un país de genocidios.
Se trata de un proceso que ha con-
tado en diversas fases con la partici-
pación activa y coordinada del apara-
146 taller
to estatal, de distintas instituciones
en todos sus niveles, de poderosos
círculos políticos y empresariales,
en coordinación con estructuras pa-
ramilitares, y que ha incluido todo el
espectro de crímenes de lesa humani-
dad que se han practicado en el país;
con todas las modalidades de ataque,
persecución, represión, censura e ile-
galización; y que ha supuesto no sólo
el asesinato masivo y el destierro de
sus líderes e integrantes, sino diver-
sas formas de persecución judicial y
estigmatización en la opinión pública.
Sin embargo, lo más relevante de
este genocidio de Estado ha sido su
fracaso ante la formidable resistencia
del movimiento popular. Ni en el caso
del Partido Comunista ni en el de la
Unión Patriótica se pudo lograr el ob-
jetivo perverso que era el exterminio
físico total y la eliminación política
de estas formaciones. El Partido y la
UP, sus sobrevivientes y víctimas, su
memoria, su representación política
y sus medios de difusión encarnan la
derrota histórica del plan de aniqui-
lar para siempre la fuerza y las ideas
políticas que representa ese proyecto
de transformación social.
Ese proyecto político, en esta eta-
pa de la bicentenaria historia nacio-
nal, ha consistido en estar en las prin-
cipales luchas sociales de los sectores
populares urbanos y rurales, y en
especial hacer presencia permanen-
te en la resistencia del campesinado
colombiano al intento por arrasar sus
formas de vida y de economía. Por
eso, este programa ha puesto en el
centro la búsqueda y construcción de
la solución política del conflicto arma-
do, la defensa de los derechos huma-
nos y de la soberanía, la apertura de-
mocrática y la reforma rural integral;
programa que consecuentemente de-
fendió una generación sacrificada de
grandes figuras, y que hoy defiende
heroicamente otra generación, la de
las lideresas y líderes comunitarios,
la de exguerrilleros en proceso de re-
incorporación, a pesar del inmenso
costo en vidas que esta lucha por el
cambio sigue representando.
Por eso la mayor derrota histórica
del proyecto genocida no ha sido solo
no haber podido consumar su obje-
tivo criminal, sino además no haber
podido alcanzar su objetivo político:
impedir la conquista del Acuerdo Fi-
nal de paz que en noviembre de 2016
suscribieron el Gobierno Nacional, a
nombre del Estado colombiano, y la
guerrilla de las Farc – EP.
Esa empresa titánica que comien-
za a dar hoy sus primeros frutos. En
este aniversario, vale recordar que
Manuel Cepeda, en condición de re-
presentante a la Cámara fue el autor
del primer proyecto de Estatuto de
la Oposición que hoy es Ley de la Re-
pública gracias a la implementación
del Acuerdo de Paz. Y vale recordar
además que hoy existe el movimiento
Defendamos la Paz que reúne fuerzas
sociales y políticas que tienen la po-
tencia necesaria, como se demostró
el pasado 26 de julio, para movilizar a
la Nación y consolidar el proyecto de
paz total y definitiva, que consiste ni
más ni menos en la implementación
integral del Acuerdo de Paz suscri-
to entre el Estado y las Farc – EP; el
reinicio de las conversaciones de paz
entre el Estado y el ELN, que concluya
en un acuerdo de paz; la reincorpora-
ción de los grupos disidentes de los
anteriores procesos de paz, el someti-
miento a la justicia de las estructuras
paramilitares, de las llamadas bandas
criminales, y de todo grupo de violen-
cia residual.
En este día en que conmemoramos
un cuarto de siglo de la muerte física
de Manuel Cepeda Vargas, es impera-
tivo afirmar que el triunfo de la vida
sobre la muerte se está obteniendo
gracias a la lección democrática de
sacrificio que nos legaron las muje-
res y los hombres de la UP y del Par-
tido Comunista inmolados; lección
que consiste en que a pesar de todas
las adversidades y persecuciones, se
debe perseverar con estoicismo y se-
renidad en la vía democrática para
obtener un cambio político como es
el de la paz total y definitiva que abra
la era del surgimiento de una nueva
sociedad justa, digna y democrática.
En eso consiste el legado histórico
del que somos depositarios y que con
orgullo nos guía en nuestro quehacer
diario.
Muchas gracias.
taller 147
148 taller
Seminario Internacional Bicentenario y Paz
Declaración final
E
n el marco de las conmemo-
raciones de los 200 años de
la primera independencia de
Colombia, resultado de la lucha heroi-
ca y persistente de nuestros pueblos
desde la invasión europea, lucha que
se extendió durante los siglos XVII,
XVIII y XIX, de comuneros y comune-
ras, de indígenas y afro-descendien-
tes, y de tantos hombres y mujeres
que entregaron su vida contra la do-
minación española, los profesores,
investigadores, trabajadores y traba-
jadoras de las expresiones artísticas
y culturales, y todos los y las partici-
pantes del Seminario Internacional
Bicentenario y Paz , realizado del 4
al 6 de julio del 2019 en la Universi-
dad Industrial de Santander (UIS), en
Bucaramanga, reafirmamos nuestro
incondicional compromiso con la paz,
con la vida, la solidaridad, el inter-
nacionalismo y la independencia de
nuestros pueblos de América Latina
y el Caribe.
Las reflexiones de este Seminario
buscan contribuir de manera sus-
tancial a identificar no solamente
los elementos que explican la con-
taller 149
 Seminario Internacional Bicentenario y Paz
tinuidad histórica de las luchas de
nuestros pueblos, sino que al tiempo
rechazan las visiones que pretenden
robarnos la historia, construyendo
una “historia oficial” despojada del
reconocimiento del accionar popular,
tornando en iconos inofensivos a las
y los próceres, a líderes y lideresas y
sepultando el ideal transformador y
revolucionario de Bolívar.
El pensamiento bolivariano, ex-
puesto en valiosos documentos his-
tóricos, de carácter político y que aún
interpretan la realidad de nuestro
tiempo, como la “Carta de Jamaica”,
y otros cargados de lo lúdico, lo sim-
bólico, ético y transformador como el
“Delirio sobre el Chimborazo”, tiene
más vigencia que nunca, llamando a
la unidad amplia, de profundo con-
tenido revolucionario en la actuali-
dad, por su visión contra el saqueo de
nuestros recursos y en general contra
la explotación de un sistema capitalis-
ta ignominioso.
Rechazamos contundentemente
las intervenciones militares extran-
jeras, la imposición, manutención y
apertura de bases militares en Amé-
rica Latina, la presencia militar de los
Estados Unidos en Guantánamo y el
retroceso que representan para Cuba
las nuevas políticas de bloqueo de Do-
nald Trump. Igualmente, rechazamos
el ingreso de Colombia en la OTAN,
por ser una grave amenaza para la
paz continental y, especialmente, le-
vantamos nuestra voz contra la per-
sistencia del colonialismo en Puerto
Rico y la agresión imperial contra el
hermano pueblo de Venezuela.
150 taller
Enviamos nuestro afectuoso sa-
ludo y nuestro solidario abrazo al
expresidente Luiz Inacio Lula da Sil-
va, que se encuentra privado injusta-
mente de su libertad, víctima de una
estrategia de criminalización a través
de una farsa jurídica que escandaliza
al mundo.
Entendemos que el acuerdo de paz
en Colombia es una herramienta para
luchar por un cambio profundo en el
país. Su implementación implica la
construcción de una paz democrática,
con justicia social, con respeto al en-
foque de género, a la multietnicidad,
sin paramilitarismos, sin ejecuciones
extrajudiciales. Por eso condenamos
el asesinato de líderes y lideresas de
Colombia y la acción y omisión del
Estado que cierra los espacios a una
paz estable y duradera. Apoyamos in-
condicionalmente el Sistema Integral
para la Verdad, la Justicia, la repara-
ción y la No repetición y especialmen-
te a la Jurisdicción Especial de Paz
(JEP) y todas las instancias que hoy
trabajan como resultado de los acuer-
dos para garantizar la vida y los dere-
chos de las víctimas.
La implementación de lo acorda-
do en La Habana es responsabilidad
principal del Estado colombiano,
pero es también una construcción
colectiva que solo será posible me-
diante la organización, el trabajo y la
lucha de los más variados sectores de
Colombia, América Latina y el Caribe.
A pesar de las dificultades, de los crí-
menes cometidos contra líderes y li-
deresas, y contra los excombatientes,
y de la ausencia de voluntad guber-
namental, ya el camino está iniciado
y los avances pueden palparse. Sería
un paso afirmativo retomar el camino
del diálogo y la solución política con
el ELN. Es necesario perseverar en el
esfuerzo para alcanzar la paz y pro-
fundizar en Colombia los efectos de la
aplicación de los acuerdos.
Apoyamos la recolección de un
millón de firmas para lograr la imple-
mentación de las 16 circunscripcio-
nes de paz y el derecho de las vícti-
mas a elegir y ser elegidas como ya se
estableció en los acuerdos. Apoyamos
la movilización por la vida digna del
próximo 26 de julio en Colombia.
Condenamos la actividad preda-
toria de las transnacionales de la mi-
nería y las luchas por la defensa de la
Amazonia y los páramos, patrimonios
ambientales de nuestros pueblos.
Convocamos a un movimiento uni-
tario, amplio y poderoso, de profundo
arraigo popular, internacionalista y
solidario, para la defensa de la paz, la
vida digna, el medio ambiente, la cul-
tura y los derechos de las mujeres, de
los indígenas, de los afrodescendien-
tes y de los sectores populares en ge-
neral, de nuestra identidad, contra la
colonización y las pretensiones impe-
riales en América Latina y el Caribe.
Agradecemos a la Universidad In-
dustrial del Santander (UIS) y a su
Señor Rector la amable hospitalidad
en Colombia. Igualmente, al Consejo
Mundial de Paz, al Foro de Sao Paulo, a
la Corporación Colombiana de Teatro,
a la Revista Taller, al Semanario Voz
y queremos destacar el trabajo del
equipo organizador, del Archivo Oral
de Memoria de las Víctimas (Amovi-
UIS) y de todos las y los participantes
que hicieron posible la realización
exitosa de este Seminario.
¡Viva la Paz!
¡Viva la Vida digna!
¡Viva el pensamiento
transformador de Bolívar!
¡Viva la unidad y la solidaridad
de nuestros pueblos
de América Latina y el Caribe!
Bucaramanga, Colombia,
4 a 6 de julio de 2019
taller 151
152 taller
Declaración de
intención y lanzamiento
del Consejo
Colombiano de Paz
E
n la fecha, julio 5 de 2019, en
el auditorio Luis A. Calvo de
la Universidad Industrial de
Santander (UIS), en el marco del Se-
minario Internacional Bicentenario y
Paz, declaramos constituido el Con-
sejo Colombiano de Paz, Capítulo del
Consejo Mundial de la Paz.
Este acontecimiento cuenta con la
presencia testimonial de ilustres invi-
tados de América Latina, el Caribe y
los EEUU.
Son sus propósitos:
En el plano nacional
• La defensa y pedagogía del Acuer-
do Final de Paz.
• La pedagogía y la acción para que
avance su implementación en sus
efectos socio económicos y terri-
toriales.
• La defensa de la vida y la denun-
cia del genocidio de defensores
de la paz, los DDHH, de ex com-
taller 153
 Consejo Colombiano de Paz
batientes y de opositores demo-
cráticos.
• La defensa de la JEP.
• La exigencia al gobierno del cum-
plimiento del artículo 22 de la
Constitución Nacional: “La paz es
un derecho y un deber de obliga-
torio cumplimiento”.
En el plano internacional
• La defensa de la paz en América
Latina, el Caribe y en el mundo.
• La proclamación de América Lati-
na y el Caribe como territorios de
paz y desnuclearizados.
• El rechazo a la asociación de Co-
lombia a la OTAN.
• El rechazo a la carrera armamen-
tista.
• El apoyo a la coexistencia pacífica
entre países con distintos proyec-
tos de sociedad.
• El apoyo a relaciones de amistad,
cooperación y buena vecindad
con base en los principios de au-
todeterminación, no intervención
y solidaridad.
• El apoyo a la unidad e integración
de América Latina y el Caribe En
el plano de la cultura.
• Por un paradigma cultural po-
lifónico, desde los pueblos an-
cestrales, las etnias afrodescen-
dientes, desde las víctimas, los
territorios y los jóvenes, con en-
foque de género, étnico y de las
diversidades.
• Por el rescate de la verdad histó-
rica, la justicia, la reparación y la
No repetición por el rechazo a la
xenofobia, el racismo, el antico-
munismo y el cese de toda forma
154 taller
de estigmatización, de señala-
miento y discriminación.
Cómo CCP, consideramos que las
religiones y espiritualidades, deben
asumir su papel de gestoras de Re-
conciliación y Paz, fieles a los llama-
dos que se encuentran en los textos
sagrados de ellas y en las tradicio-
nes orales; donde la equidad sea el
camino para construir la justicia so-
cial.
Agradecemos a la UIS, a sus di-
rectivas, a todos y todas quienes han
contribuido a la realización de este
encuentro y a sus deliberaciones. A
quienes no pudieron asistir por diver-
sas causas; a los y las participantes,
del exterior y de Colombia, extende-
mos el reconocimiento por su genero-
sa presencia que engrandece los pro-
pósitos y compromisos que asume el
Consejo Colombiano de Paz.
Al Consejo Mundial de la Paz, con
cuyo accionar buscamos articular
nuestros esfuerzos en un espacio co-
mún de convergencias, va nuestro sa-
ludo solidario.
Las puertas de CCP están abiertas
a todos las y los compatriotas que de-
seen participar en sus actividades.
Agradecemos a nuestros amigas y
amigos, anfitriones de Bucaramanga,
Santander y a la Universidad su apoyo
y amable acompañamiento. Sugeri-
mos la creación de capítulos departa-
mentales y les proponemos la consti-
tución de un capítulo propio del CCP
en Santander.
 Cómo CCP, consideramos que las
religiones y espiritualidades, deben
asumir su papel de gestoras de Re-
conciliación y Paz, fieles a los llama-
dos que se encuentran en los textos
sagrados de ellas y en las tradiciones
orales; donde la equidad sea el cami-
no para construir la justicia social.
En Bucaramanga, julio 5 de 2019.
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 taller
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Con miras a mejorar la presentación de la revista y a unificar el diseño de

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1.- Las colaboraciones serán enviadas por correo electrónico a:

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autores, lugar de publicación, editorial y año de edición y finalmente
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