Академический Документы
Профессиональный Документы
Культура Документы
—
Alberto Pena
1 © RED SUMMA
Gestiona Mejor tu Vida
Índice
1 Introducción ............................................................................................................................................................ 3
2 La Productividad nos Cambia la Vida ...................................................................................................... 5
3 Cómo ser Productivo. Los Giros................................................................................................................. 6
4 Conclusión ............................................................................................................................................................ 18
5 Ficha Técnica ...................................................................................................................................................... 19
02 RED SUMMA®
Not a Técnica preparada por l a Red Summa. Su dif usión, reproducción o uso t ot al o parcial par a
cual quier ot ro propósit o queda prohibida. Todos l os derechos reservados
Gestiona Mejor tu Vida
1 Introducción
Vivimos en un mundo exigente y dinámico en el que realizamos numerosas y variadas
actividades. Tenemos a nuestra disposición herramientas y medios casi infinitos, pero, a
pesar de ello, nos damos cuenta de que nuestra vida y nuestro trabajo son cada vez menos
productivos.
Gestiona mejor tu vida, más que una obra académica, es un libro de experiencias
personales en el que el lector se podrá ver reflejado en la mayoría de los casos. Invita a la
reflexión y el análisis, pero sobre todo a las respuestas y la acción. Nos muestra lo que está
fallando (el problema), nos explica las razones por las que vale la pena cambiar (la
motivación) y nos muestra cómo tenemos que hacerlo (la solución).
En muchas obras dedicadas a la productividad se echa en falta esa base mental productiva
sobre la que construir una metodología de trabajo. Muchos de estos libros se lanzan a
explicar directamente en qué consiste tal o cual método de gestión de tareas o proyectos,
03 RED SUMMA®
Not a Técnica preparada por l a Red Summa. Su dif usión, reproducción o uso t ot al o parcial par a
cual quier ot ro propósit o queda prohibida. Todos l os derechos reservados
Gestiona Mejor tu Vida
sin detenerse a considerar y desarrollar lo esencial: antes del método hay que cambiar a la
persona.
Cuando una persona improductiva quiera poner en práctica uno de estos métodos de
organización de tareas, es muy posible que mejore a corto plazo, pero a la larga su
potencial productivo será limitado. Los grandes males, como pereza, falta de iniciativa,
preocupación por lo intrascendente, estrés y ansiedad, dificultad para concentrarse o bajo
rendimiento, permanecerán ahí.
A diferencia de toda esta literatura, que rara vez ataca el problema de raíz, Gestiona mejor
tu vida nos enseña a corregir nuestra conducta improductiva, a gestionarnos mejor, y nos
explica cómo vencer esos malos hábitos que nos atenazan partiendo de nuestro propio yo.
© 2013 Leader Summaries. Resumen autorizado de: Gestiona mejor tu vida, por Alberto
04 RED SUMMA®
Not a Técnica preparada por l a Red Summa. Su dif usión, reproducción o uso t ot al o parcial par a
cual quier ot ro propósit o queda prohibida. Todos l os derechos reservados
Gestiona Mejor tu Vida
Por más que pudiéramos culpar de ello al ritmo que nos demandan otros o a las
imposiciones de nuestro trabajo, las verdaderas causas de nuestra improductividad están
dentro de nosotros: carecemos de gestión personal.
A la productividad podemos llegar por necesidad, por curiosidad o por cualquier otro
motivo. Realmente las razones no importan ni afectan en modo alguno al resultado final. Lo
que cuenta es la voluntad de querer iniciar el cambio, empezar, seguir y, finalmente,
completar el camino.
Una gestión personal plena se construye desde abajo, poco a poco, trabajando esos
simples pero poderosos principios con firmeza y determinación. La verdadera productividad
es serena, actúa de forma pausada, no hace alardes ni se oculta detrás de grandes
esfuerzos o bravuconadas. La esencia del gran giro hacia la productividad que todos
podemos efectuar se basa en pequeños giros en nuestra conducta productiva, en hacerlo
de forma gradual, controlada y consciente.
05 RED SUMMA®
Not a Técnica preparada por l a Red Summa. Su dif usión, reproducción o uso t ot al o parcial par a
cual quier ot ro propósit o queda prohibida. Todos l os derechos reservados
Gestiona Mejor tu Vida
Son siete los giros o leyes de productividad con que podemos mejorar la gestión de
nuestras vidas: proactividad, perspectiva, simplicidad, enfoque, método, autocontrol y
evaluación.
Primer giro: proactividad
El giro hacia la proactividad, como los demás seis giros, se completa con cinco pasos
indispensables y complementarios entre sí que deberíamos ir dando uno a uno:
Primer paso: actitud mental positiva. La actitud mental positiva se vive desde nuestro interior
y luego se exterioriza en forma de optimismo, vitalidad, entusiasmo, ilusión y esperanza. Es
un ardor positivo que impregna nuestros pensamientos y se plasma en nuestras acciones.
En la proactividad que buscamos, la actitud mental positiva actúa en dos niveles distintos: 1)
en nuestro camino hacia la productividad y una mejor gestión personal, nos empuja a iniciar
el cambio y desarrollar los giros; 2) en nuestro trabajo y vida diarios, imprime, por un lado,
entusiasmo, pasión y energía en todo lo que hacemos y, por otro, serenidad y optimismo
ante cualquier conflicto o problema.
Segundo paso: visualizar el éxito. El siguiente aspecto que debemos desarrollar para ser
proactivos es la habilidad de visualizar creativamente el beneficio y adelantar el éxito que
nos espera tras nuestra acción.
06 RED SUMMA®
Not a Técnica preparada por l a Red Summa. Su dif usión, reproducción o uso t ot al o parcial par a
cual quier ot ro propósit o queda prohibida. Todos l os derechos reservados
Gestiona Mejor tu Vida
Tercer paso: nosotros somos la solución. Una actitud positiva y la capacidad de visualizar el
éxito que aguarda detrás de la acción nos proporcionan argumentos para la convicción de
que nosotros somos el remedio al problema, que contamos y podemos cambiarlo con
iniciativa. La solución, en muchísimos más casos de los que creemos, está en nuestra propia
mano, la tenemos nosotros mismos y pasa inevitablemente por hacer.
Cuarto paso: desterrar el “no se puede”. Hemos de mirar positivamente dentro y fuera de
nosotros mismos, aferrándonos a lo que ya somos y tenemos, y a todo lo que puede salir
de nosotros.
Debemos empezar por considerar nuestro propio talento y creatividad. Nuestra formación,
experiencia, buen hacer y actitud pueden ayudarnos a conseguirlo. También hay que mirar
positivamente hacia fuera y valorar las circunstancias, los medios que nos rodean y las
personas que tenemos cerca, que nos darán fuerza, consejo y estímulo para conseguirlo.
Alrededor de nosotros hay muchas cosas que nos impulsan a decir “se puede”.
Quinto paso: ¿qué haría nuestro ídolo? Muchos de nosotros tenemos un ídolo o un modelo
que seguir. Es una persona que admiramos, que nos inspira y a la que nos gustaría
parecernos. Puede ser una figura histórica, un personaje contemporáneo, una celebridad o
alguien mucho más cercano y querido como nuestro padre, nuestra madre o un amigo de
la infancia.
Pensar en esa persona que tanto admiramos y nos inspira, e imaginarla justo antes de la
encrucijada, duda, decisión o atolladero frente al que nos encontramos, es algo que actuará
como activador de nuestra motivación. Nos llenará de determinación y nos proporcionará el
movimiento y la intensidad que nos faltan para hacer las cosas.
07 RED SUMMA®
Not a Técnica preparada por l a Red Summa. Su dif usión, reproducción o uso t ot al o parcial par a
cual quier ot ro propósit o queda prohibida. Todos l os derechos reservados
Gestiona Mejor tu Vida
Todos, en mayor o menor medida, tenemos la capacidad de identificar lo que para nosotros
es esencial, importante, notable, o bien aquello que, por el contrario, es trivial o
insignificante. Es decir, actuamos y decidimos con perspectiva.
Sin embargo, en la práctica diaria a menudo nos traicionamos a nosotros mismos y nos
dejamos atrapar por aquello que, en el fondo, no cuenta. Salpicamos nuestras horas con
mini o microtareas absurdas que poco a poco consumen nuestro tiempo y activos diarios;
leemos con fruición revistas y páginas web que nunca llegarán a tener impacto en nuestra
vida real; o bien participamos en discusiones acaloradas sobre temas que no van con
nosotros, ni en el fondo ni en las formas, y que no van a influir en nuestro proyecto vital. En
otras palabras, desaprovechamos nuestro yo diario en actividades intranscendentes que
nos impiden desarrollar aquellas que sí son esenciales y a las que sí nos deberíamos
dedicar con absoluta pasión.
Al adoptar perspectiva logramos tener presentes una serie de principios con los que
podremos fotografiar desde lejos nuestras elecciones, actividades, gestos, el modo y la
forma en que gastamos nuestro yo diario en unas cosas y otras. La perspectiva nos permite
decidir de forma inteligente a qué dedicar y a qué no nuestro tiempo.
Primer paso: escala de valores. El mal hábito de actuar de manera incontrolada e irreflexiva,
sin perspectiva, provoca que en muchas ocasiones quebrantemos nuestro propio sistema
de valores y prioridades personales. Anteponemos algo insignificante a algo que de verdad
nos importa, como puede ser el tiempo con nuestros hijos, un fin de semana con nuestra
pareja, nuestro propio descanso, crecimiento personal, afán por aprender, un ascenso en el
trabajo, la voluntad de evolucionar como expertos en un área, etc. Todo ello se resiente
cuando no pensamos ni actuamos con perspectiva. En ese momento nos convertimos en
protagonistas de este tipo de frases: “es que mi trabajo casi no me deja tiempo para mí” o
“siempre llego tarde y apenas veo a mi familia”. Las personas que realizan afirmaciones
como estas deberían preguntarse: “¿a qué cosas me he dedicado de verdad durante el
día?”, “¿he elegido bien dónde he invertido mi yo diario?”.
Segundo paso: objetivos personales. Quien piensa y actúa con perspectiva tiene en su
horizonte mental la consecución y el cumplimiento de sus propios objetivos personales. Un
objetivo es algo que queremos alcanzar o conseguir a corto o medio plazo, sea por razones
personales, familiares o profesionales. Es el porqué de hacer las cosas.
08 RED SUMMA®
Not a Técnica preparada por l a Red Summa. Su dif usión, reproducción o uso t ot al o parcial par a
cual quier ot ro propósit o queda prohibida. Todos l os derechos reservados
Gestiona Mejor tu Vida
Para pensar y actuar con perspectiva es también imprescindible que nos hagamos una serie
de preguntas: “¿realmente esto que voy a hacer responde a mis objetivos para hoy?”,
“¿ayuda a acercarme al conjunto de mis objetivos personales y profesionales?”, “¿de verdad
busco esto?”.
Tercer paso: impacto en nuestras metas. Todos deberíamos tener un plan maestro en
nuestra vida. Ese plan tendría que contener los grandes objetivos que queremos cumplir en
los próximos años, metas que nos gustaría conseguir o cosas que pretendemos ser en los
próximos meses o años: por ejemplo, iniciar la expansión internacional de nuestra empresa;
organizar la boda y casarnos en el mes de septiembre; presentarnos y aprobar las
oposiciones, etc.
Podemos tener objetivos muy importantes a corto y medio plazo, tanto personal como
profesionalmente, pero las metas son, por su naturaleza, mucho más determinantes e
influyentes en nuestra vida. Persiguen realizarnos como personas y profesionales, y nos
ayudan a elegir y actuar solamente sobre aquello que en verdad es importante.
Cuarto paso: dejar huella. Hacer algo y hacerlo bien, de forma excepcional, exquisita y
buscando la excelencia, es una recompensa de incontable valor. Nuestra autoestima y
nuestra propia satisfacción personal salen reforzadas después de haber hecho algo muy
bien.
Las personas que actúan sin perspectiva suelen tener muy poco respeto por su tiempo y
por lo que pueden llegar a conseguir si invierten bien su dedicación y talento. Por eso es
habitual oírles decir nada más llegar al trabajo: “Tengo tiempo de sobra. Voy a leer primero
los titulares de prensa y luego me pongo con lo que tengo que hacer para hoy. De paso iré
a por un café”, etc.
Por el contrario, quienes piensan y actúan con perspectiva valoran por encima de todo lo
que pueden aportar. Si, por ejemplo, tienen que redactar un informe importante,
comprueban varias veces las cifras, se aseguran de que todo está en su sitio y, a última hora
de la mañana, si les queda tiempo, se dedican a otras cosas. Este es el comportamiento que
marca la diferencia.
Quinto paso: crecimiento personal. A la hora de pensar y actuar con criterio definido y de
elegir entre lo importante y lo trivial, es fundamental tener presente la búsqueda del
crecimiento personal. Cuando llega el momento de discernir si lo que tenemos delante de
nosotros merece la pena o no, debemos preguntarnos: “Esto que voy a hacer ahora, ¿me va
a enriquecer como profesional y como persona? ¿Realmente me va a aportar algo con lo
que construir un yo más robusto y duradero? ¿De verdad, viendo, leyendo o haciendo esto
me voy a convertir en mejor persona?”.
09 RED SUMMA®
Not a Técnica preparada por l a Red Summa. Su dif usión, reproducción o uso t ot al o parcial par a
cual quier ot ro propósit o queda prohibida. Todos l os derechos reservados
Gestiona Mejor tu Vida
Simplificar, buscar y fomentar lo sencillo elimina muchas de las complicaciones de las que
nosotros mismos somos responsables sin darnos cuenta. Muchos de los obstáculos que
tenemos que sortear se deben a nuestra incapacidad para ver la esencia de las cosas.
Primer paso: pequeños objetivos. La clave para tener éxito en nuestros proyectos y retos
pasa por despedazarlos, trocearlos, dividirlos en pequeños objetivos diarios que podamos y
debamos completar con éxito. Si, por ejemplo, queremos escribir un libro, no importa si
vamos a tardar cinco u ocho meses en completarlo si el capitulo que hemos escrito hoy ha
sido todo un éxito y nos acerca a nuestra meta final.
Segundo paso: valorar lo pequeño. Rara vez nos paramos a valorar y recrearnos en lo
pequeño. Los rasgos hacen que nuestro rostro tenga carácter; la revisión final de un guión al
que se agregan pequeños matices hace que una película tenga una historia sólida; los
sencillos retoques en un diseño web hacen que nos impresione su equilibrio; los suaves
golpes de un pincel consiguen que un cuadro alcance una extraordinaria armonía… Sin
embargo, muy poca gente repara en lo pequeño ni se empeña en hacerlo bien. Y es aquí
donde se marca la diferencia en muchos ámbitos, también en la productividad.
Tercer paso: hacer solamente una tarea. Salvo para tareas absolutamente mecánicas que
exigen un nivel muy bajo o nulo de atención, poca energía y ninguna creatividad, practicar la
multitarea no es recomendable; es una de las grandes enemigas de nuestra productividad,
porque hace que nuestro trabajo adolezca de mediocridad, retraso, ansiedad y
precipitación.
Lo que, por el contrario, promueve la simplicidad es ejecutar las tareas una a una. Conviene
poner frente a nosotros todas las tareas y objetivos para el día e ir completándolos con toda
nuestra atención e inspiración, pero siempre uno a uno. Esto redundará en una serie de
beneficios, como tranquilidad, calidad, eficacia y naturalidad.
Cuarto paso: definir y fijar límites. El hábito de fijar límites nos proporciona los beneficios de
control, priorización, concentración y sencillez. Fijar límites, por tanto, supone tomar el
control y los mandos de aquellas tareas que se repiten diariamente y que,
irremediablemente, consumen ciertos minutos de nuestro tiempo. No hay que dejar que
nos dominen, sino ponerlas a nuestro servicio.
Quinto paso: soltar lastre. No nos resultaría complicado analizar, revisar y enumerar muchas
de las cosas que nos rodean –objetos, actividades y compromisos– y que nos aportan poco
o casi nada: sustituir nuestra suscripción al gimnasio, al que no vamos desde hace meses,
por cuarenta minutos de carrera por el parque; darnos de baja en varias redes sociales a las
que hace meses que no entramos pero de las que seguimos recibiendo notificaciones cada
dos por tres; anular la suscripción de varios catálogos de ropa, videojuegos y material de
oficina que recibimos en casa por correo ordinario; revisar todas las aplicaciones instaladas
en nuestro ordenador, etc.
Todas estas cosas son ruido o lastre. Si queremos avanzar con firmeza en el camino de la
productividad, es necesario detectarlas y desprenderse de ellas. La simplicidad consiste en
desechar absolutamente todo lo que no nos ayude a sumar.
El enfoque consiste en estar presentes y tomar conciencia del momento, saber qué
estamos haciendo, por qué y cómo lo estamos haciendo. Eso nos permite tomar el control y
los mandos de cada una de nuestras acciones y orientarlas hacia donde nosotros
queremos. El enfoque nos permite decidir y elegir dónde, cuándo y cómo aplicamos
nuestra proactividad, perspectiva y simplicidad. Es el giro que facilita a los giros anteriores
tocar tierra y actuar.
El enfoque nos hace presentes en el instante actual, nos da lucidez para interpretar el ahora,
evita que nos escapemos mentalmente y convoca a nuestros sentidos productivos para
invertir nuestros recursos internos en la actividad que tenemos frente a nosotros.
Primer paso: enfoque de mañana. Una buena forma de empezar a desarrollar el enfoque es
hacer, todas las mañanas, un repaso mental muy rápido de lo que nos espera en el día: una
entrevista de empleo, una reunión con el departamento de ventas, un examen en la
universidad, etc.
Este ejercicio mental tiene que ser muy rápido y ágil, de dos minutos como máximo.
Consiste de tres preguntas sencillas: 1) ¿Qué dos o tres tareas clave he de afrontar hoy? 2)
¿Por qué esas tareas son tan importantes para mí? 3) ¿Estoy dispuesto a poner todo de mi
parte en ellas?
Segundo paso: enfoque de objetivo. El enfoque de objetivo nos permite tomar conciencia
real del alcance de lo que estamos a punto de hacer. Elimina el resto de cosas y centra
todos nuestros sentidos en una tarea concreta para que podamos ejecutarla con sencillos y
pequeños pasos.
Tercer paso: enfoque de entorno. Lo que logramos con este enfoque es centrarnos en
modificar nuestro entorno en lugar de nuestro comportamiento. Controlando y reduciendo
los estímulos externos –las distracciones– estamos fomentando la concentración y
salvaguardando los niveles de atención que requerirá la tarea que nos espera.
Cuarto paso: enfoque de concentración. Este enfoque nos permite que sigamos presentes y
concentrados mientras realizamos una tarea. Facilita que nuestros sentidos productivos no
decaigan ni desfallezcan en tanto en cuanto no se haya terminado.
Algunas de las claves para conseguir el enfoque de concentración pueden ser las
siguientes: si estamos con un cliente o en una reunión cara a cara, centrarnos en cada frase
que dice anotando y remarcando en un bloc las más importantes; acordarnos con
frecuencia del propósito y el fin de lo que estamos haciendo; antes de entrar en una
reunión, escribir en nuestro bloc de notas una palabra que la defina y recoja la importancia
de permanecer atento: por ejemplo, “gran cliente”, “mi producto” o similares.
Quinto paso: enfoque de elección. Nuestro éxito diario depende en su totalidad de las
elecciones que hacemos. Nos vemos perjudicados o beneficiados por aquello que
elegimos en cada momento del día. Saber gestionarse y ser productivo es solo una cuestión
de elegir bien.
El quinto giro es uno de los más prácticos. Expone el procedimiento y las pautas de
actuación precisas para lograr realizar las cosas cotidianas. Se trata de un método para
gestionar y completar nuestras tareas diarias llamado de las Dos Listas.
El nombre indica que hemos de crear y mantener dos listas de tareas independientes pero
relacionadas entre sí. La primera es la Lista de Entrada, donde añadimos y almacenamos las
nuevas tareas que van surgiendo a lo largo del día. La segunda es la Lista de Salida, donde
previamente hemos anotado aquellas tareas que tenemos que hacer hoy mismo.
Lista de Entrada. En esta lista van las cosas que debemos hacer algún día. Aquí
guardaremos toda aquella tarea, necesidad de hacer algo, encargo, petición, obligación o
actividad que surge durante el día y que exige que la realicemos o terminemos en un
espacio corto o medio de tiempo: dos días, una semana o diez días.
Es esencial que, una vez aparezca la tarea o la necesidad de hacer algo, la añadamos de
forma inmediata a nuestra Lista de Entrada. Solo tenemos que añadir la tarea a la lista y
seguir trabajando con normalidad. Por ejemplo: convocar una comida de trabajo; iniciar la
selección de candidatos; analizar la estrategia de lanzamiento del producto X, etc.
Lista de Salida. En esta lista van las cosas que tenemos que hacer hoy. Aquí tendremos
aquellas tareas que hemos de completar hoy mismo y que, por tanto, requieren toda
nuestra atención. Esta lista y sus tareas son las que importan. Frente a ellas, lo demás no
debe existir durante el día de hoy. Al final del día, tenemos que haber borrado de ella todas
las tareas que nos habíamos propuesto. Ejemplos de Lista de Salida: completar la
presentación y demo para el cliente Z; reservar billetes y hotel para el viaje a Sudáfrica;
hacer una lista de ideas para la reunión creativa de mañana, etc.
Revisiones diarias. El método de las Dos Listas se fundamenta en una doble revisión diaria,
una por la mañana y otra a última hora de la jornada o bien por la noche.
Así, unos minutos antes de terminar nuestro día de trabajo tenemos que revisar la Lista de
Entrada. Repasamos una a una las tareas que tenemos en la lista, bien porque las hemos
añadido hoy o bien porque vienen de los días anteriores, y les asignamos una fecha de
ejecución, es decir, decidimos si las dejamos en esa misma lista o bien las movemos a la
Lista de Salida para llevarlas a cabo mañana.
La revisión de la Lista de Salida la hacemos al día siguiente. Este ejercicio sirve para
familiarizarnos con las tareas que nos esperan. Actúa como el tráiler de una película antes
de su estreno: nos prepara, nos abre la mente, estimula nuestros sentidos y genera el
interés y la atención necesarios dentro de nosotros.
Esta doble revisión diaria garantizará que no se nos escape nada y que nuestros sentidos
productivos estén siempre alerta y orientados hacia la ejecución de las tareas.
Segundo paso: tareas clave. Son aquellas tareas que, por la creatividad, el talento, el nivel de
concentración o el tiempo que nos llevará completarlas o por su relevancia en nuestros
planes, demandan más de nuestro yo productivo. Debemos considerarlas, por su
importancia, como peldaños hacia la culminación de nuestros objetivos más personales.
Si bien todas las tareas de la lista han de ser completadas durante el día, las clave han de
ejecutarse en momentos álgidos de nuestra productividad, cuando estamos más frescos,
despejados, llenos de vitalidad y sin distracciones aparentes a la vista.
Tercer paso: el Minuto de Oro. El Minuto de Oro es una regla del método según la cual todo
aquello que podamos completar más o menos en un minuto debemos hacerlo en ese
momento y quitárnoslo de en medio, siempre y cuando no se nos interponga la ejecución
de una tarea clave.
Responder rápidamente a un mensaje de correo con una sola línea, devolver una llamada
para confirmar algo, imprimir un documento, archivar una factura y decenas de casos
similares que se nos presentan a diario son algunos de los candidatos perfectos para el
Minuto de Oro.
Cuarto paso: tareas periódicas. Todos tenemos una serie de tareas que hemos de ejecutar
de forma periódica y repetitiva todos los días o todas las semanas, tales como despachar y
contestar el correo electrónico, clasificar documentos de marketing y ventas, hacer
seguimiento telefónico de nuestros tres clientes principales, etc.
Quinto paso: rincones del día. Uno de los pequeños grandes secretos de la productividad
personal son los rincones del día, pequeños lapsos o espacios de tiempo que quedan libres
entre una actividad y otra, y que podemos y debemos aprovechar para adelantar trabajo y
completar otras tareas.
Podemos imaginar cualquiera de las siguientes situaciones y sacar partido de los rincones
de tiempo que quedan sueltos: la reunión a la que asistimos ha concluido diez minutos
antes de lo previsto y lo aprovechamos para revisar nuestro correo electrónico desde
nuestro ordenador portátil; en el taller nos han entregado el coche media hora antes y
utilizamos ese tiempo para hacer la compra; en lugar de ir a visitarle, hemos solucionado un
problema con un cliente y aprovechamos ese tiempo para ejecutar nuevas tareas de
nuestra Lista de Salida, etc. Nuestra jornada está plagada de momentos en los que
podemos y debemos robar minutos al día.
practicar los giros. Es aquí donde hemos de recurrir al autocontrol, que es el que nos llama
al orden y nos proporciona los mecanismos mentales para volver a ser productivos.
El autocontrol nos protege contra aquello que amenaza nuestra productividad. Nos da la
visión, la serenidad y la fortaleza necesarias para enfrentarnos a ello y, en última instancia,
interconecta todos y cada uno de los giros. Nos proporciona la capacidad y el hábito de
reclamar y activar nuestros férreos principios productivos cuando estemos desarrollando
cualquier actividad y algo intente frustrarla.
“Ahora me viene mal hacerlo pero mañana me levanto una hora antes y lo hago seguro”,
“ahora no estoy suficientemente concentrado, mañana creo que estaré más fresco”, “es que
ahora no me veo yo a tope: voy a dar una vuelta con los amigos y tal vez me despeje”, etc.
Todas estas son frases bajo las que habitualmente se esconden tareas que nos resistimos a
hacer y que aplazamos de forma reiterada.
Es nuestra base mental productiva la que puede ayudarnos a enfrentarnos con éxito a
cualquier tarea o encargo imprevisto que se nos presente. Así, en tal caso, deberíamos
actuar con calma y serenidad, analizar durante unos instantes la dimensión real y los
requisitos de la tarea o encargo que inesperadamente nos han asignado, evitar la multitarea,
no dejarnos llevar por el pánico del momento y por el impacto que ese imprevisto pueda
tener en el resto de nuestras tareas pendientes.
Tercer enemigo: decir “sí” a todo. Una de las razones más comunes por las que en la práctica
se resiente nuestra productividad diaria es porque no somos capaces de decir “no” a una
persona que nos está pidiendo algo.
En ese sentido, hay una serie de claves que nos pueden ayudar a hacerlo: antes de
acceder, calibrar el impacto que la tarea que nos piden va a tener en nuestra Lista de Salida;
intentar comprender en toda su extensión lo que nos están pidiendo para ver si entra en
conflicto o nos impide desarrollar nuestros objetivos personales; si nuestra respuesta tiene
que ser “no”, al menos de momento, no dudar ni un instante en pronunciar esa frase; y si
nuestro jefe o supervisor es quien nos ordena hacer una tarea, no acceder a la primera, sino
intentar hacerle ver la transcendencia de lo que estamos haciendo en el momento y lo
contraproducente que sería interrumpirlo.
No debemos nunca subestimar el estrés y la ansiedad que genera la presión por terminar
las tareas. Es algo muy serio que coarta nuestra imaginación y nuestra inventiva, obstaculiza
nuestra iniciativa y claridad de ideas, e inmoviliza nuestro juicio y principios productivos.
Es un enemigo que debemos y podemos combatir con varias medidas, tales como
descansar y dormir adecuadamente, planificar y visualizar por adelantado las tareas o
momentos de mayor exigencia del día, identificar aquello que nos estresa y hacerle frente,
pararnos unos minutos sin hacer nada para relajarnos, y divertirnos y reírnos, ya que el ocio
y el esparcimiento resultan determinantes para espantar el estrés.
nuestra gestión personal. Hemos de ser conscientes de que no puede haber cambio real,
duradero y efectivo sin una evaluación rigurosa.
Primer paso: doble evaluación. Es recomendable llevar a cabo dos tipos de evaluación de
nuestro comportamiento productivo: una diaria y una semanal (o quincenal).
Las preguntas que nos podemos hacer para la evaluación diaria son las siguientes: “¿he sido
productivo hoy?”, “¿he aplicado los giros a mi trabajo y cada una de mis tareas?”, “¿me ha
ayudado todo ello a cumplir mis objetivos para hoy?”.
Para la evaluación semanal podemos preguntarnos esto: “¿cómo están actuando los giros
en mi actual trabajo?”, “¿me han convertido en mejor profesional y mejor persona?”, “¿qué
está fallando y dónde puedo mejorar?”.
Tercer paso: ser honesto pero benévolo. Con la evaluación seremos todavía más
conscientes de que los errores y los tropiezos son parte inherente de la gestión personal y
absolutamente necesarios para nuestro aprendizaje y mejora. Lo peor que podemos hacer
con nosotros mismos es fustigarnos, reprocharnos o maltratarnos por haberlos cometido.
La evaluación es un ejercicio para ayudarnos a mejorar, no para castigarnos por los errores
cometidos. Hemos de utilizar la franqueza y la honestidad para analizar en frío nuestras
acciones, y la benevolencia y el optimismo para aprender de nuestros tropiezos.
Cuarto paso: celebrar nuestros éxitos. Nuestra actitud mental positiva no solo debe
alimentarse de nuestra denodada determinación y de nuestra fuerza interior, sino también
de momentos de alegría y júbilo interior –o exterior, si vemos la necesidad de manifestarlo–.
Nos merecemos esos momentos de celebración, de saborear durante algunos instantes
que realmente hemos sido capaces de recorrer el camino con éxito a pesar de todas las
dificultades.
que elijamos, hemos de asegurarnos de que, por lo menos, vamos a disponer de cuatro o
cinco minutos dedicados solo a la evaluación sin interrupciones ni distracciones.
Uno de los secretos de la evaluación es conseguir que dure poco. Tiene que ser algo liviano
y sin rodeos. Haciéndola corta, breve y concisa, conseguiremos que sea menos monótona y
nos resultará más fácil formar ese hábito.
Por último, debemos saber que el momento de la evaluación no está reñido en absoluto
con nuestro descanso. Cuando nuestra jornada ya ha terminado, lo único que tenemos que
hacer es mirar hacia atrás y observarla con ojo crítico pero con espíritu flexible y distendido.
Esos cinco minutos son algo nuestro, parte de nuestro yo diario y parte de nuestro yo del
día siguiente. Debemos tomarlos y tratarlos como un regalo único.
4 Conclusión
La sociedad que nos ha tocado vivir nos impone un ritmo frenético y demanda de nosotros
posiblemente más de lo que física y mentalmente podemos dar. Cada día millones de
personas experimentan la desagradable sensación de estar a merced de su agenda, sin
tiempo apenas para sí mismas, su familia y su ocio. Para ellas se deberían haber inventado
los días de 25 horas.
En el día a día hemos de conciliar nuestro trabajo con nuestra propia vida personal y familiar.
Es algo que debemos hacer y en lo que la mayoría hemos fracasado.
Por todo ello, mantener una óptima gestión personal, ser productivo, organizado y eficaz en
nuestra vida es un desafío de proporciones titánicas.
5 Ficha Técnica
Editorial: Libros Libres
ISBN: 9788492654154