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JEREMÍAS
de josé luis arce
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Esta obra fue estrenada en 1985 por el Grupo TIC, Teatro Independiente de Córdoba, en el
Centro Cultural General Paz. En la puesta participaron 11 actores y otras tantas personas en áreas
En el año 2002, la Comisión Organizadora de Teatro por la Identidad de Córdoba hizo una
memoria reconstructiva de la misma, donde se la homenajeó como la primera obra del teatro argentino
que tomaba como tema el caso de los niños apropiados durante el Proceso Militar (La Voz del Interior
27 de mayo 2002).
La versión completa del guión que sirvió de base para el mencionado trabajo, permaneció
VIEJA
TORTURADOR
TUTOR
JUEZ
ASISTENTE 1
ASISTENTE 2
GRUPO DE PATRULLA
GRUPO DE POLICÍAS
PADRE TORTURADO
MADRE TORTURADA
PROFESOR
ABOGADO
JEREMÍAS
LINYERA
ASISTENTES DEL PSIQUIATRA
CORO DE SILENCIADOS
CORO DE LOS HOMBRES QUE NO ESTABAN
BUFÓN
CORO DE LOS PADRES DE LOS NIÑOS DE LA GUERRA
MARÍA
CORO DE GENTE EN EL MERCADO
CORO DE CELADORES
SILUETAS-BLANCOS
MATÓN 1
MATÓN 2
CORO DE DETENIDOS
POLÍTICO
POETA
CORO DE ENTERRADOS
CORO DE OBREROS Y VECINAS
GNOMO
CORO DE RELATORES
PANTALÓN LARGO
PSIQUIATRA
TRIBUNAL DE VIEJOS
HOMBRE DOBLE
MUÑECA GIGANTE
GUARDIA
POLICÍA
JEREMÍAS DOBLE
HIJO
Hay distintos grupos de figurantes que no se detallan.
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En la historia de una vida.
Hay una mesa en la que se ve un pequeño bulto. El Asistente 1 lo tapa con una frazadita. El
Torturador diseña en una danza felina, la tenebrosa geometría de la habitación, a cuyo centro se
manos las humedades necrológicas. María, como un efluvio, asiste a distancia, cabizbaja.
TORTURADOR-. (Al niño en la mesa) Desde hoy te llamás Jeremías... ¡aleluya! (A los
Asistentes) Fuera con él. (Pausa. A la pareja) Así que no van a cantar. Bum, bum, bum.
Los desamarra.
fetito no lloró. ¿Acaso no sabrá que el de la Biblia, era un llorón inaguantable?... a nuestro capellán no
le agradará... los Jeremías son para llorar... (Al Asistente 1) Fuera con él. (Gira y mira de cerca a la
TORTURADOR-. Aún les falta la gran prueba del pulmón a estos atletas del dolor. ¡Submarino!...
Frente al río.
MARÍA-. Me miro al borde del río. La Vieja se ha parado más liviana que la luz, a mis espaldas.
No sabe que el reflejo de su cuerpo atraviesa el mío y puedo apreciarla claramente, silueteada en la
se me vaya opacando, como carne. Me corporizo. Dejo de registrar su imagen en el río, pasando a
VIEJA-. Jeremías no murió... yo lo sé. Con estos ojos lo vi nacer... con una frente clara, igual a
esas agüitas del arroyo cuando las despide el manantial, ansiosas por ser mar... ¡Bah! Cuando alguien
nace, ya sabe una de qué lado estar. Era tal el dios aparte del condenado, que podían florarle rosas de la
frente si quería... ¡Puajh!... Palabras traidoras... lo que es floración para unos, es supuración para otros,
o un simple mecanismo de expulsión. ¡Elegir carajo! ¡Son tiempos de olvido y ausencias! Otorguen si
VIEJA-. Si querés evitarme que esta mierda de existencia sea un simple suponer, mantenido por
¡nació... nació... nació!... Vas y lo buscás cuantas veces sea necesario... ¡Y lo encontrás en cada una de
ellas!
En la escuela.
MARÍA-. Lo encontré. La Vieja lo sabía. Es él, pero... ¡un dolor insoportable aquello de la
ausencia que deja de serla! ¿Qué dirán los hombres cuando mueren y se enfrentan por primera vez, a lo
que será por siempre toda y cada una de las veces? ¡Qué abandono de su antiguo ser! ¡Los compadezco
verdaderamente! Qué dolor el vértigo que agita el ‘más allá’ cuando se junta con el más acá.
¡Abrumador! Cielo e infierno concentrados en una... pequeñez tan corpórea. ¡Qué sensación el hombre!
Jeremías dormita sobre el banco. Sobre un flanco el Profesor. En paralela el Abogado que
ABOGADO-. ¡Pibe!... soy Abogado... Necesito hablar con tu padre. Te busco a vos pero quiero
ABOGADO-. ¿Dónde?
JEREMÍAS-. No sé.
ABOGADO-. ¿?
JEREMÍAS-. Murió.
MARÍA-. El andinista de la vida pierde su agarradura. Como una gigantesca gota, lo veo no sé si
MARÍA-. ¿Lo habrá tomado de mi mente? Le habla al Abogado... ¡Oh razón rota! No es
comprensible. El hombre aún cae. No, no entiendo el tiempo decididamente, ni el espacio en relación
con él. Según lo que sé de los hombres, ya debería estar estampado contra el suelo.
El Profesor, comiéndose el espacio entre los bancos, como lava entre las rocas, se para detrás
de Jeremías.
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PROFESOR-. ¿Te comieron esa lengua las pirañas?... Repito: El Laberinto. Punto de llegada y
PROFESOR-. ¡Por eso imaginé! ¡Atención las unidades!... ¿Qué es esto? ¿Un carnaval? ¡No, es un
PROFESOR-. ¡No!
JEREMÍAS-. Sí.
JEREMÍAS-. Sobreviviré.
PROFESOR-. Qué desgracia con este antro de... de... de... de... de... ¿adónde iremos a parar?
JEREMÍAS-. Me llamo...
Suena el timbre.
El Profesor corre a cerrar la ventana. Ahora sí se oye un grito largo del Abogado. Al final un
golpe.
PROFESOR-. ¡Jeremías!
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MARÍA-. El Jere gira el cuerpo mas no el alma...
PROFESOR-. Hay que detener ese infinito chico. Esa ausencia me desbulba el bocho. ¿Qué hay
detrás de esa cuadratura estragada de arietes ventánicos que no haya aquí caramba? ¡Voy a emparedar
El Profesor, expeditivo y con ganas de final, toma al Jere de su cuello y estampa su cara
contra el vidrio.
PROFESOR-. Ese puerco agujero, es la ventana del aula ¡y no el culo del mundo! ¡Decime lo que
JEREMÍAS-. Veo una extinción... (El Profesor interrumpe su salida) Una fatal disolución de los
mensajes sensibles... (En la pizarra escribe las cifras de un teorema irrepetible. El Profesor toma
nota como si tuviera acceso a las secretas clases de Pitágoras.) Prenden fuego las ideas de cien
vatios... rompen viento las palomas rumbo a las lagunas... Se atormentan del sudor de sus axilas;
ingieren su reflejo en los océanos y defecan, cuando van a pleno vuelo y por encima de volcanes
apagados, ese brillo seco que sólo se imagina uno, tienen los fetiches de carbón... Vuelan, se
MARÍA-. (Riendo) Es fácil deducir lo que ha ocurrido con el Jere: el alma le volvió en el cuerpo a
posición correcta, pero en vez de devolverle la mirada real, le produjo un júbilo vidente que no es de
este mundo.
VIEJA-. ¿Quién soy? ¿Quién soy?... ¿Qué clase de pregunta es esa?... ¡Estúpido niño! Mar y
presente... hombre y futuro... en esta hora fatal, aguas ahogando hombres por nacer... confusión, y tanta
lejanía... No, no sé si soy mares u hombres, hoy o mañana... soy una esquirla en la niebla.
Ríe brutalmente.
VIEJA-. ¿Qué dijiste?... ¡Maldita sanguijuela! Sólo sé que en esta hora presente, recuerdo el futuro
La Vieja da unos pasos como para irse por la oscuridad del fondo de la calle. Jeremías a su
VIEJA-. ¡Sabrás!
medio del antorcherío, aferrado apenas a esa cuerda de tensión que siente vibrar por encima de
parche, cuando empieza el solo de timbal. Las personas semejan bueyes, arrastrando cada una a
gatas el pesado carromato de sus remembranzas; rodeados por brujitas andrajosas que entraman
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con sus hilos pardos y pesados, un olvido maloliente. Un blindado de ficción viene a disputar los
equilibrios espaciales, que sólo se resuelven en fisión nuclear. En la parte superior del aparato, en
la cabina que gira sobre una crapodina, un Bufón desoculta los parlantes, y también su
BUFÓN-. Pueblo tirano... pueblo absolutista... vuelvan a sus casas. Sus brazos las sostienen. No
deben olvidarlo; si sus brazos se pervierten, pues la misma casa los aplasta.
ajustase puntería y ahí nomás lanza tremenda bocanada de agua contra el fuego. Antes que se
declare el caos, da los pasos necesarios para destacarse una de las solistas lastimadas, con las
ropas adheridas por la cruenta mojadura, y con el vaho de fondo de los fuegos apagados; su
MUJER 1-. No hay luz más poderosa que la nacida en las tinieblas, pues nunca volverá a ellas.
El dragón de fierro se yergue en dos patas, para así escupir mejor su volcánica saliva. Sin
amilanarse, las dolientes, sostenidas por los duros brazos de sus hombres, ponen en tensión
máxima sus mimbres corporales, listas para dar el ramalazo, sin dejar que el ritmo decaiga,
MUJER 2-. ¿Cuántas Romas clandestinas se quemaron en los sótanos, contempladas por Nerones
MUJER 3-. ¡Se ocultan en gargantas de silencio, custodiados por los estampidos sordos de
millones de cañones!
HOMBRE 3-. Mejor no sepa la sonrisa de esos zorros, lo que la herida de la loba puede hacer.
MUJER 4-. Con el mismo fuego que escaldaron sus ideas y sus cuerpos, fundieron la recalcitrante
Oriflamas que en la flameadura de sus vuelos, nos dejaban advertencias de las asechanzas.
HOMBRE 7-. Los nublados, ahumados y cansados, caerán de las cornisas de su vida asegurada.
MUJER 8-. Los mantos de olvido usaremos, para empaquetar cacharros metafísicos y arrojarlos a
MUJER 10-. Puliremos los recuerdos, los aquilataremos en nuestros costureros. Ya va siendo hora
de vestir la vida.
Pausa.
Llega Jeremías acezante. Por detrás, como un vaho de las periferias, María. Jeremías
observa furtivo el panorama y poco menos que flotando, pone proa hacia su cuarto. Apenas a
unos pasos.
TUTOR-. ¿Qué pasa en esa calle que rebalsa los pulmones de los niños?
bruñido cuero que arroja al sillón, para avanzar con su ajustada ropa negra, como respondiendo
TUTOR-. Redentores, soñadores, pensadores, inspirados... ¡Ebrios del enigma! ¡Hombres que no
TUTOR-. ¡Que esto es una guerra! Sin principio, ni batalla final. ¡Una guerra eterna!
TUTOR-. No ves, no está, pero cada día hay que reconstruir el muro que ellos tiran por la noche.
TUTOR-. ¿Qué?
MARÍA-. Lo atosiga a trechos lentos, le tiende una encerrona. (A Jeremías) Huí... corré... Pero
no, ¡por Dios! Es él... es él... ¡Aaahhh! Dentro de mí la frase resuena en mil voces, como una fuente de
noticias desatada por el universo. ¡Y de primera plana por su horripilancia! El asesino de sus padres.
Entendí por fin: ‘Jeremías’ le dijo aquella vez. Es su nombre de víctima. ¡Yo vi el bautismo de terror!
¡Escucha Dios! Acepta esta humilde rogativa: salva al pobre niño. ¡El Jere es un rehén! ¡Un rehén
guerra por doquier!... ¿Son apátridas o no ven televisión?... Mira hijo, ¿ves?... La buena gente
registro?”
TUTOR-. Hay cuerpos que son signos de la nada y se esfuman porque sí. ¿Qué cabe al que queda
JEREMÍAS-. “¿Quién pagará las copas que bebieron gratis de los ojos de las madres?”.
JEREMÍAS-. “¿Qué patriarca de este mundo nos responde honradamente, por nuestros elevados
afectos corrosivos?”.
JEREMÍAS-. “Que reluzca la verdad genérica, tan diversa a las verdades de los generales; que
comande la alegría y no los comandantes; y que a la vida se nos comisione a todos, mas no a los
comisarios”.
En la calle.
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PADRE 1: Inventan guerras en cualquier parte, que matan en cualquier parte, tal si fuese peste,
PADRE 2: Cuando cayeron piel a piel con la roca solitaria, pude ver a sus abuelos, congelado el
Soportados por violines, entra un Coro de jóvenes más bien niños que llevan la bandera.
PADRE 3: Cuando cayó mi hijo, declararon huelga sus hormigas compañeras, carraspearon
MADRE 1: Hacían paro cualquier día, nada más que por reír con los amigos.
MADRE 2: Los niños que llevaban la bandera, nunca se atrevieron a mirar de frente a las estatuas,
eran aburridas.
CORO-. Niñitos cuidados por arcángeles de facto, jamás aprobaron instrucción cívica.
PADRE 5-. Porque la patria es un bolsillo, que ellos llenan de bolitas soberanas.
PADRE 4: Un día, a los mismos niños los pusieron tras las rejas, por exceso de alegría; a estos
PADRE 5: “Actúan en cadena, en un efecto dominó de risas”, dijo el comisario. Ellos saben de la
Los fragmentos, aunados en un clímax con base a toda orquesta, obliga a las solistas a un
sobrehumano esfuerzo.
MADRE 1: Ellos jugaron sin saberlo, la libertad que la vida les habilitó y que los hombres
MADRE 2: Libertad, apenas árbol de alta rama; ahí treparon a colgar banderas.
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MADRE 3: Pues la patria es un bolsillo que ellos llenan de bolitas soberanas.
adustas entidades, empiezan a arrojar fetiches, amuletos, en una sostenida meseta de violines. Los
más descontrolados van a ponérselos directamente en los bolsillos o en las bolsas atestadas.
batalla.
LOS POBRES: No tenemos nada para darte, pero ahora que estás desfalleciente por tu carga,
MADRE 4: En el momento de morir, la historia los halló desnudos, mezclados como el trigo.
Habían dejado esa ropa cargada de pecados a un costado del camino, pisoteada por los mercenarios.
MADRE 1: Así lo habían elegido. Subir hasta la punta de los mástiles, a que su historia un paño
mirada, cierra la ventana. Toma del perchero su metálica campera. Secamente le ordena al hijo:
TUTOR-. A tu cuarto.
Jeremías no alcanza a dar un paso cuando percibe atrás, el horrífico clac-clac de la mágnum,
que manda vorazmente un proyectil a la recámara. El hombre que se hace llamar padre, abre el
En el cuarto de Jeremías.
Llega María. Busca a Jeremías pero no lo ve. Está a punto de salir a averiguar, cuando debe
hacerse a un lado para darle paso. Está vestido con la ropa negra de pesado y reluciente cuero
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con que se atavía el Tutor, seguramente en sus ‘misiones especiales’. Prende un cigarrillo, y hace
poses dominantes. De sus ropas saca una réplica cabal en plástico duro de pistola mágnum. Los
clipper de su padre oscurecen el brillo natural de sus ojos. Eleva el arma en punta con la mano
JEREMÍAS-. ¡Estas fuerzas enemigas! (De pronto finge ser asaltado por algo o alguien. Su
arma se escapa de sus manos, entonces brinca haciendo dos piruetas formidables, sacando en la
pantalón.) Ya verás.
MARÍA-. ¡Qué cuerpo más bello mi Dios! Siento un incendio en mis mejillas. Bajo mi cabeza
JEREMÍAS-. Artera porquería. (Jeremías en un flash toma el arma y avanza hacia la cama,
apuntándole a la almohada, quien con sus obesidades y sus celulitis, ha quedado de algún caos
anterior, en tranquila horizontal. Se saca el slip) Un astuto terrorista tiende trampas en tu ombligo,
Actúa tremendas risotadas y luego se ensaña, como queriendo perforar las blandas carnes de
la desgraciada.
MARÍA-. No atino a deslindar lo que da más ganas: si huir despavorida, o la de ser la almohada.
JEREMÍAS-. (Poseyéndola) ¡Muere!... ¡Muere!... ¡Muere!... Cada vez más subterráneas, dos
inquietas manos amorosas rehacen las caricias. (La arroja contra la pared). La guerra se avecina. (Va
a la radio de onda corta). Aquí estalactita llamando a lagarto... conteste lagarto, adelante... cambio...
lo escucho lagarto, aquí estalactita... ¿me capta lagarto?... aquí estamos apurando besos para acabar
afectos... guerra con nosotros... ¿escuchan ustedes?... ¡Guerra!... ¡Guerra!... ¡La guerra!... Emergen
besos cien años sumergidos... responda lagarto... necesito su respuesta. (Áspero silencio desde el otro
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lado. Resignado, se extiende horizontal con su cabeza entre las manos). Abriré mis ojos y estarás
María entiende que es a ella a quien se dirige. Deja caer su túnica de una gasa inexistente y
con falsa sumisión se para con las piernas abiertas sobre Jeremías. Cuando despierta, sus ojos
JEREMÍAS-. (Al borde de una apoplejía) Las cosas cuando pasan, pasan así... físicamente, digo.
JEREMÍAS-. Deseo.
MARÍA-. ¿Qué?
JEREMÍAS-. ¿Dolor?
MARÍA-. Dolor de quién ve atravesar la inmensidad entera por una diminuta herida en llamas,
Oscuro.
Día siguiente.
Suena el radio-despertador.
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RADIO-. “...medida de la cual resulta, que será cerrado a la visita del público el ‘Parque de los
Sueños’...”.
Salen.
En el mercado.
JEREMÍAS-. (A un vendedor) Quiero palomas. Escabeche no, enfrascadas no, embutidas no.
JEREMÍAS-. Para buscar a la puta máxima del pueblo. Se hace llamar libertad.
JEREMÍAS-. Vamos.
La tira de un brazo.
OTRO-. Y en pizarras.
MARÍA-. Dibujarles vaya y pase, pero ya inscribirles “VIVA”, como un genial retoque a sus
plumones...
constitucionales, che.
OTRO-. Raro.
OTRO-. Insólito.
OTRO-. Ilegible.
MARÍA-. Esvásticos.
TODOS-. A proceso.
OTRO-. No afirmarse.
El juez de turno, enarbolando el grueso libro de las ‘Reglas de almas puras’, lo deja caer
María, ofendida en lo más hondo, embadurna sus dedos en el tajo de su herida y ensucia las
caras blancas de los presentes con manchones escarlatas, en una mejilla y en la otra.
OTRO-. Raro.
OTRO-. Insólito.
OTRO-. Ilegible.
UN HOMBRE-. El Libro de las Reglas vino a dar como un espasmo, “como una bendición letal”
MARÍA-. Digerirlo es tan fácil como reventar con alfileres una pompa de idiotez.
VIEJA-. ¡Quietos todos! (Desde una cantimplora vierte un líquido que antes de llegar al suelo,
muta en humo. Da un rodeo como si rezara alrededor del cuerpo; de un bolsillo entre los pliegues
estampidos que por poco ponen a huir en masa al sonambúlico congreso, quizá asustado de su
propio despertar.) Colocar un oso destripado en un desagüe, modular el llanto en los océanos, simular
como un payaso en una bocacalle y dejar perder arena por las brechas; rematar rezagos en la iglesia y
Le arrojan flores. Vivan, gritan. Luego salen. Jeremías desciende del túmulo.
MARÍA-. Te ruego me perdones, es muy tonto, ya lo sé, pero es que aún estoy temblando.
JEREMÍAS-. Disculpame vos a mí... ya sé que nunca me podré parar, y no digo ahora que vaya a
poder, pero es imperioso que entiendas, que muertes como éstas, tengo miles cada día.
JEREMÍAS-. He acelerado tanto, que aunque se me diera ahora por frenar el impulso ya cobrado,
Jeremías queda duro, con sus plenas dimensiones azotadas, igual que el viento vapulea un
VOZ DEL TUTOR-. (Desde otro mundo) ¡Alcanzame la toalla y las chancletas!...
MARÍA-. (Íntima) ¿Esto es ya la libertad? Aunque vas a la cárcel, debe serlo porque es un diálogo
con lo que la mayoría encuentra inmaterial. Es tan forzoso tu querer, porque de seguro que ya estaba en
vos. Envidia del ángel. Esta comunión, una herejía. Me siento a pelo sobre el lomo de un alma salvaje
Se trata de un joven corpulento, con sobrada carga de sus centros corporales. Lo flanquea
Aunque no dan muestras de acusar la presencia de María, esta se escuda detrás de Jeremías.
JEFE-. ¿Alguien tiene descripción? (Sus pares deniegan) Busquen en bañeras, en relojes, en
baúles. También en las gramáticas, o debajo de las faldas de la parca señora si fuera necesario. ¡Es una
orden!
JEREMÍAS-. (Farfullando) Buscan tanto lo que en el fondo ignoran, que al final defenderán
volverías a vos y sabrías dónde estás parada. Sabrías de dónde sos y quienes son los que te empujan a
la nada tenebrosa. Y cuando te enteraras de esa cosa, quien te dice, ya serías libre sin haber buscado.
Echan a correr.
UN CIUDADANO-. Está apretada a él. No pude verla, pero por sus ademanes, me parece la
besaba.
OTRO-. Yo no la ví.
JEFE-. Huyó.
PATRULLERO-. A correr.
JEFE-. Aspiración
OTRO-. Su mortal
OTRO-. Cotización
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JEFE-. Espiración
JEFE-. Aspiración
OTRO-. Corrió
JEFE-. Espiración
OTRO-. Exhausto
OTRO-. El asqueroso
OTRO-. ¿Y ella?
OTRO-. Obedecía
Lo hacen.
OTRO-. Es la libertad que ha renunciado a su recato. Levanten las trincheras y alerten a las
fuerzas.
MARÍA-. Jeremías agoniza con un llanto torturante, un pesebre en llamas, a ojos de los ciegos que
no quieren ver. Cuidado que en la manga puede aún guardarse un contragolpe de estado de pelotas, sin
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sumarle sus castillos de colores y sus flatos de porotos. Ni qué hablar de sus festejos purpurinos y de su
UN CIUDADANO-. Que despejen los curiosos. ¡Atrás! ¡A sus casas! ¡Toque de queda a partir de
Jeremías se sienta.
lagarto... aquí estalactita... ¿me escucha lagarto?... conteste lagarto... y nada de nombres... la hora lo
impide... ¿alguien ahí?... ¡conteste, conteste lagarto!... la situación se agrava; malos signos
indudablemente: he resucitado en vida varias veces. Quien podría confirmarlo de su propia vista está a
Sólo el mismo ruido de siempre del otro lado. Jeremías cuelga el micrófono.
JEREMÍAS-. Shhh.
JEREMÍAS-. ¿?
Jeremías mira torvamente, no por hosquedad ni mala predisposición, mas por el abismo
invulnerable que hay entre ambos. Sube el paquete hasta su mesa de trabajo. Deshoja de a
no puede demostrarlo.
TUTOR-. Parece que está bueno. Mis hombres lo encontraron. Ahora es tuyo. No vendría para
nada mal que a la ciencia se le ocurra entrar y por la puerta grande en esta casa. Bueno, tengo que irme.
(Hace amago de salir cuando de pronto se quedó cortado ante la radio de onda corta. Se acerca
admirado y la observa desde varios ángulos) ¡No me digás que la hiciste funcionar! Sos un genio.
¿Viste que te dije que para jugar te serviría? No creo que te puedas conectar a Dios con esto, pero para
desquiciar al Comando te alcanza. Cuidala, es una joya. (La apaga.) Dormite, hoy vuelvo tarde.
Sale.
MARÍA-. ¿Qué?
MARÍA-. Perdón, no quise meterme antes... pero... ¿Me podés explicar?... ¿Quién era el hombre
de la escuela?
JEREMÍAS-. Odio esas preguntas... Como “¿qué es la vida?”, “¿quién es Dios?” o “¿cuántas vidas
llegaremos a tener?”. Quiero decir, odio verme como aquellos que por responderlas, desnudan con
insufrible vanidad, el plano de sus falsas inocencias, exponiendo con la misma desvergüenza su idiotez.
Aunque lo que en realidad más odio son las infames ignorancias. Nadie nos debe relevar de lo que
Empieza a atarla. La pone sobre la tapa de ese viejo cofre barrigudo y enlazándole los pies.
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MARÍA-. ¿Qué hacés?... Tenés miedo. Es por eso que me atás ¿no es cierto?
JEREMÍAS-. Vos querés que el tonto Jeremías llene su cerebro con ‘copitos de maíz’. Desde hoy
JEREMÍAS-. ¡Shhh!... estaremos juntos, engañados por el clima, rodando en una sábana, iremos a
MARÍA-. No podremos.
Ella, reacia a ese juego, empieza a vestirlo para la escuela. Él se deja hacer.
MARÍA-. No, no quiero juegos, esto va de verde simpatía a odio renegrido. No me gusta.
JEREMÍAS-. Sé muy bien que han de querer saquearte los microbios, pero en poses dignas de un
liliputiense de la primera hora, los mandaré a hacer países, democracias, totalitarismos. Les crearé
industrias así gastan sus colmillos. Les daré un gobierno así tienen ocupados a sus nervios. Les daré el
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sano juicio para engominarse el seso, que ellos gustan a la cachetada. Les daré idiotómetros de todas
las pulgadas, así pueden mensurar su fe. Les daré una pléyade de etcéteras así engañan al saber. Y por
si fuera poco, fundaremos la justicia que los encarcele a todos. Al séptimo día, apagaremos la luna y
En la escuela.
PROFESOR-. ¡Oh, no, no, no! ¡Otra vez en babia el zombi por las nubes! ¡Y por si fuera poco, me
PROFESOR-. ¡Vaya novedad! Y otra vez atravesaste la ventana grande. Acá hay agudas crisis de
horizonte. ¿Por qué no separás cielo y tierra niño? Es necesario para una buena claridad. No podés
entrar así.
PROFESOR-. ¡Y diré más! A partir de hoy, el horizonte que separa aquello que se puede hacer de
En la calle.
VIEJA-. Es número puesto, tarde o temprano, a los hombres les agarra fiebre de ventanas.
(Vuelven a reír. Luego, el tono se hace grave.) Afuera están muriendo todos. Los están matando. Hay
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una epidemia de puertas cerradas. Pero Jeremías, con esa soberbia de potro salvaje, se anima a galopar
VIEJA-. Su galope no podrá quedar impune. Pronto va a tener la culpa. Los órganos comidos, le
vuelven a crecer. Es un sacrilegio. ¡Al arreciar la muerte, hace del galope vuelo!
VIEJA-. ¡Jah!... aunque hubiesen puesto un bloque de cemento atado a sus pies, como sé muy bien
que hicieron con sus padres, ya se las hubiera rebuscado para ser un dios del mar.
VIEJA-. ¡Peor que eso! ¡Está en un mundo de mentes cerradas!... y el canario vuela. Por encima de
la muerte, vuela. Por encima de los campos, vuela. (Alejándose unos pasos). ¿Sabes qué?... ¡No va a
parar!... ¡No va a parar!... (Lanza una tremenda carcajada). ¡Empieza a volar canario!... ¡Vamos,
vuela maldición!...
En la escuela.
JEREMÍAS-. La peste aumenta. Se nota porque ya no están. Los padres los buscan con la cara
mala.
lugar del indomable y con la bota de su suspicacia da un golpe de desprecio a la pequeña jaulita
JEREMÍAS-. Y, tirando pa’ no aflojar... acuñado como grito en la pared de la existencia, pero no
me quejo.
Inmediato el Profesor pone su lupa sobre él, para mejor calar algún signo no apreciado hasta
ahí.
JEREMÍAS-. Además, observe... el mal quita pierna. Yo transferí mi cabeza a los pies y puedo
A María le agarra una tentación incontenible que contagia a Jeremías. Por el esfuerzo de
PROFESOR-. Y... decime “alma corpórea”, ¿por qué los otros no?
las riendas.
disgusta.
PROFESOR-. ¡Palabras! ¡Panfletos a la vida entre la muerte! La metáfora ha muerto. ¡Pasá detrás
de esos armarios!
grito demente el que pinta otra vez las paredes con el sucio lodo de la realidad y lo mantiene
anclado del lado en que las cosas se definen por su despreciable materialidad. Pasmado o no,
debe abrir el otro armario. Éste hace simetría con el anterior en posición, pero también en
contenido. Al hacerlo, un despeño de cuerpos convierte la sala, en menos de que cante un gallo, en
un camposanto.
MARÍA-. Igual que en las tragedias, todo lo que no se ve son cielos sugeridos, ocupados por esas
tormentosas nubes de la adversidad, que esperan unos pocos signos para descargarse a escena. Que el
JEREMÍAS-. (Viendo venir lo peor) Son apenas poesías que curan el miedo.
MARÍA-. Y yo, nada más que una infeliz espectadora de lujo en un Epidauro desierto.
MARÍA-. Igual que aquel día... Horrenda epifanía. Hasta recuerdo sus nombres.
JEREMÍAS-. Sé sus nombres... Mi madre se llama María... mi padre... José. Ahora lo sé. (María
JEREMÍAS-. No, la traición al orden va a estallar. ¡Urgente! Hay que dar con el sabor de la
riqueza.
JEREMÍAS-. Mis ojos se velan, en recuerdos y futuros. Como dos seres a la vez, royendo
meandros, despidiéndome voy, de uno y otro cada vez. Soy la codicia hacia el ignoto mar.
Estalla un chisperío estrepitoso; el Profesor corre sin destino. El armario más cercano a
Jeremías toma fuego; el pilar de alta tensión que reparte la corriente al edificio, estalla en brutal
deflagración. Griteríos por doquier. Bolas de fuego caen a los patios y las galerías. Jeremías
JEREMÍAS-. Hay que dar a luz por el poema... dar a luz en la desgracia. ¡Hacer nacer!... ¡ni varón
PROFESOR-. ¡La clase ha terminado!... ¡Celador!... Que vengan los bomberos... y la Cruz Roja...
Llamen al ejército y a la policía... eviten los saqueos... ¡Que avisen a Defensa Civil!.
En la calle.
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VIEJA-. Violador violado... Por ahora se la están haciendo al Jeremías... Eso que arde y nadie ve,
es el mismo vientre de aire que lo hará sobrevolar, por sobre los collados que saben más que nadie de
aguantar espantapájaros funestos. (Jeremías aparece en la calle. Da unos pasos sin poder seguir. Su
Quiere hablar pero apenas emite unos ruidos carcajeados. La Vieja se le acerca dulcemente;
le pasa su mano por la espalda para descuajarle los empachos. El Jere da una convulsión,
desatando un sollozo inmemorial mientras sus ojos inundados han perdido el mundo físico.
VIEJA-. Suelta hijo, escupe lo que mata, maldición. (Dejando caer su mirada en ella, boquea en
sordina una lengua perdida. Sigue su marcha.) ¡Cuidado malditos! ¡Un día de estos Jeremías
La Vieja da media vuelta para retirarse y se encuentra con María. Se miran conmovidas en
En la escuela.
JEREMÍAS-. …
PROFESOR-. ¿Sí?
PROFESOR-. ¿Cómo?
Jeremías insatisfecho otra vez da unos pasos engañosos para retirarse, pero algo fuerte lo
hace volver.
aliados y enemigos, y en guerra permanente. Y el mayor poder que tenemos es a la vez nuestra mayor
seguridad.
Jeremías reincide en su amago de marcharse, haciendo al volver, una secuencia cada vez más
PROFESOR-. “¡Y el mundo qué tiene que ver!...”. ¡Todo! ¿Cuál es nuestro aporte?... ¡Que aquí
construimos frases! Sos sustantivo, adjetivo, adverbio del sistema. Sos acento, punto, coma.
Conjunciones como yapa. Podés hacer baratos lemas y proverbios. ¡Fábulas! No se enseña a pensar,
querido mío, se instruyen pensamientos consumados. Baratas oraciones con sujeto tácito, que para una
vida cómoda, te serán indispensables. Por ejemplo... ¡cierra tus ojos! ¡Concéntrate! Eso es... a un
chasquido me los abres y me sigues. ¡Ahora! Córrete allá, no, no te pongas de punto final, probá con
suspensivos... es más ambiguo. ¡Cuidado! No me coloqués esos paréntesis, prefiero las comillas, dan
celebridad. También hay alegorías para aquel que aborrece andar de frente. ¡Letras, hasta el
pensamiento no paren! (Jeremías va quedando inmerso en una red de órdenes, que aún tratando
de seguirlas, no sabe ni por qué ni para qué.) No, por ahí no, no cuajes con cualquiera. ¡Vamos! Ya
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estamos frente a la cultura, ante sus puertas. ¡Más allá! ¡Torturas el sentido ahí! La conciencia se da
Es el pie exacto en que un Coro de Celadores, dando el paso adentro, avanzan en doble hilera
PROFESOR-. La guerra ya está en vos... pero hay que recordar, el átomo hoy por hoy, es la
PROFESOR-. No soy yo... es Dios. Por eso es una guerra santa. Quieren extinguir el reino de Dios
¿no te das cuenta? Se debe dejar de ser hombre molecularmente si queremos ser todavía materia en el
sueño de Dios. El hombre ha de ser ignoto y también insustancial, porque la nada es el alma del señor.
PROFESOR-. No andés por la cornisa. Repasá en tu casa. Andá viendo el átomo, esa maravilla.
Oscuro.
En la calle.
María aparece dormida ante un programa de TV. Jeremías va por detrás y le hace una dura
MARÍA-. ¡Explíquese!
JEREMÍAS-. (Ídem) Andar como un sabueso tu espinazo y las colinas que pliegan tu pecho.
Palpar de armas tus pezones; por tu boca le dirás discursos a mis muelas. ¡Sabrás quién soy!
MARÍA-. No es verdad.
MARÍA-. No niego que me impresiona tu ver profesional... y que me quedo simulando un cierto
hieratismo, como si estuviera en pose para un genial pintor, pero ¡basta! No puedo callar: Entré a su
pieza.
En eso, algo pega en la ventana que los detiene. Se miran y se cubren sin retardo, a un lado y
VOZ DEL ABOGADO-. (Desde afuera) Pibe, sé que estás ahí. Soy amigo.
ABOGADO-. ¿A quién?
ABOGADO-. Disculpá, tenés razón... no es eso... no hay tiempo... quiero decir, ¿cómo te llamás?
ABOGADO-. Está bien Jeremías, está bien... pero esto es cualquier cosa, menos casa.
Un auto se acerca. El Abogado huye. Jeremías de un tirón, cierra las cortinas. El auto pasa
sin detenerse.
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JEREMÍAS-. (A María) Un Torino blanco, sin patente. (Entreabre otra vez las cortinas pero no
JEREMÍAS-. Me adoptó, que es como decir que tuvo un muerto que camina, porque este Jeremías
MARÍA-. ¿Querer?
JEREMÍAS-. ¡Saber!
JEREMÍAS-. Que si tuviera que golpearte no podría hacerlo siendo sabio, por ejemplo.
JEREMÍAS-. Qué.
JEREMÍAS-. ¡Cuidado!
MARÍA-. ¿Qué?
MARÍA-. (Con impecable entonación publicitaria) Nunca me seco (Abre el agua). ¿Te vas a
bañar vestido?
estado de borrachera que no se espabila por nada. Encuentra a su vez, una botella de licor en el
piso.
TUTOR-. (Descubriendo la botella) Veo que el muchacho crece. (Bebe de ella.) Carajo... licor de
huevo.
varios puntos de la sala. El Tutor, fuera de control, saca su arma y sin dudarlo, dispara al centro
TUTOR-. Hijito querido, venga a ver lo que le traje (a Jeremías no le queda más que acercarse
a él, envuelto en el toallón) ¡Puchos!... así fuma cuando no lo veo por supuesto... ¿pero qué hace el
televisor apagado?
Vuelve a disparar con destreza infalible haciendo blanco. Jeremías, como Adán después de la
TUTOR-. ¡Chico pelotudo!... ¡No sos como yo a tu edad!... si yo fuera indeciso, no verías ese
El falso padre está por disparar una vez más cuando María, desnuda como estaba, no
aguanta más y se interpone entre el arma y la silueta. Jeremías, viendo la maniobra pero sin
tiempo a reaccionar, emite un alarido reflejo y sobrenatural que rompe la vidriería de la casa.
JEREMÍAS-. ¡Noooo!
TUTOR-. (Abrazando a Jeremías) Mirá, mi mujer siempre me decía... ¡bah! decía tantas
JEREMÍAS-. ¡No!
TUTOR-. Sí, se dijeron cosas de ella. ¡Bah! Siempre nos tratan de cornudos. Estoy harto de ser
TUTOR-. Sí, mis actos no son titulares. Somos interinos en tanto el hombre deba ser controlado.
Los blancos fusilados, resurgen sorpresivos para así tomar en falta al matador, al que contra-
TUTOR-. Soy policía. Y el responsable de mi propia caída soy yo. Y el responsable de todo mi
El Tutor se pone ante la ventana, listo a dispararle a cualquier cosa que ose moverse.
JEREMÍAS-. ¡Ssssí!...
Las siluetas-blancos, siguiendo la sátira, copian la gomosa beodez del tirador, manteniendo el
El Tutor, agraviado por sus propias dudas, dispara plomo a troche y moche, lo que no hace
MARÍA-. ¡Basta! ¡Basta! ¿El sueño de quién estamos viviendo? ¡Aclaren! (Las siluetas conceden
mismo vidrio que achata la nariz de tu ser. No aspires a tocarlos, deja que se cuenten solos. No
pretendas respirar como un ridículo real, ¡no lo hagas!... No reformes a los que optan deformarse. Vení,
acercate a ver. Acercá tu boca oval... por favor, soltá muy suavecito aunque sea el último suspiro... que
sea por mí... ¡vamos! A empañar a los que pasan... verás como en el vidrio, una gota de tu aliento,
enhebra los vapores turbios mientras cae, como una realidad fundida, como un derrame en el dique de
MARÍA-. Sí...
Las siluetas, rodeando la casa como una maldición, emiten una última risita socarrona.
En algún lugar.
MARÍA-. Debo haber dado toda la energía de mi cuerpo que me diluí. Como si la magia por estar,
se terminara. Sentí que Jeremías me llamaba cada vez más lejano. No hubo forma de evitarlo, volví a
ser una brisa en el gran viento original. Juro que yo desconocía que mi evanescer era una condena
adicional, cargable a la cuenta del pequeño hombrecito que me había asignado el destino. Era
destacable que cuando andábamos a dúo, el Jere a sus poemas sólo los imaginaba; desde el día en que
me fui, concedió ponerlos en papel. La palabra concreta es el funeral del ángel. Me queda el gran
orgullo de ser destinataria del primero que le conocí con esta forma. Una noche descendí a su
habitación mientras dormía. Sentí con náusea mi linaje bastardo al ver el papel sobre la mesa de trabajo
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estremecerse apenas por mi sobrevuelo. Sentí la indignidad de ser sólo este humo inexistente, de no
tener derecho a perturbar a la materia. Soy peor que la carroña que los hombres aborrecen,
enormemente más ególatra que ellos. No pude contener los eróticos efluvios que manaban de la
impúdica entidad que me define; deseo vergonzoso. Tan grande que casi lo despierto. Vi el título y sentí
mi ajenidad cuando una gota incandescente se desprendió de mí y encendió su texto. (De entre sus
Quienes no portamos aptitud de olvido, estamos lejos de dimensionar la levedad del ser que
ostenta, quien escribe para retenerse y excusarse de las cosas que no puede soportar, por plenitud de
sentido nada más. Por eso la escritura me causa efectos destructivos. La pasión que el hombre pone en
ella, me supera.
JUEZ-. ¡Alto!
su extremada lividez.
JUEZ-. Pero dígame una cosa... ¿Siempre va por la calzada así, durmiendo a ojo abierto?...
JEREMÍAS-. Así veo cómo son los sueños por el lado interno, ¿entiende?
JUEZ-. No.
JEREMÍAS-. Apelo.
JUEZ-. ¡Silencio!
JUEZ-. Te ordeno...
JEREMÍAS-. Eso es otra cosa, de otro terreno... Además ya sabemos que las órdenes son falsas,
relativas. ¡Vamos! El silencio es un vacío de sonido. De buena fe, ¿qué sabemos del vacío? El silencio
puede ser un pájaro o un hombre, ¡ah!, en ese caso es un vacío de hombre. ¿Qué sabe usted de los
sonidos? Es muy fácil de decir: “¡Silencio! ¡No hablar! ¡Cerrar el pico!”..., pero lo que es más
importante: ¿Qué sabe usted del hombre? Y lo que es peor: ¿Qué sabe del problema?... Así que
conclusión: Si desconoce lo que yo no sé y encima me hace juicio, no hay duda que es usted más
JEREMÍAS-. Lo reconozco.
JEREMÍAS-. ¡Terminemos con el “basta chico!”... ¿Qué puede ser un chico para usted?... ¿Un
experto ensuciador de baberos? ¡No señor! El chico puede repartir su olor a caca con más tino que,
digamos, un ministro de finanzas. La etimología dice que éste viene de la bolsa de la madre, ¿pero
quién no ha tenido en la vida la desgracia de un útero? Después nacer, enfrentarse a los consumidores
de ternura. Si total, la ternura es una mercancía como cualquier otra... como Dios. ¿No es acaso Dios un
buen negocio para todos los espíritus?... ¿Y el espíritu qué es? ¿Un arte para comerciar con mercancías
invisibles?... Vea, no se gaste. Los adultos que florean sus nostalgias infantiles no me engañan. Añoran
la riqueza. Es el interés o el apego a ese oro del alma. ¿Se cree por ventura que no estoy al tanto?...
Ternuras, inocencias, florecillas, pajaritos y también atardeceres, ¿no cree que son pavaditas con las
JUEZ-. ¿Pero qué te creés?... ¡Contrerita por sistema! ¡Basta ya! Es hora de enterarte: muy pronto
JUEZ-. Uno verdadero, no esa fruslería a la moda que les ponen a los niños. Esto es distinto, como
JUEZ-. ¡Por supuesto! Y si no insistieras con tus sabihondeces, verías que todo es cuestión de
almanaque.
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JEREMÍAS-. Es obvio que tienen al tiempo de aliado.
JUEZ-. ¡Pero qué burbuja ni qué ocho cuartos, pendejo de mierda! Debés parar en los semáforos
en rojo y no cruzarte de carril, de todo lo demás me encargo yo. Cuando seas grande comerás huevo,
ahora que eres chico ¡chúpate los dedos! ¿Qué te apura?... ya verás en el futuro cuando debas empezar
a llenar tu álbum.
JUEZ-. (Quedando cada vez más lejano) ¡Tenés que regresar acá!
Por los cables de los trole-buses, una moto alada viene de perillas para huir de la porfía. Un
hombre todo blanco, conduce con sus ojos vendados, lo que impacta a Jeremías como un súmun
de pericia.
PADRE-. Tu padre.
PADRE-. Vení poeta, démosle una vuelta al sueño... ahí no se miente. Ponete el casco.
Una formación de policías, describe rituales espaciales, habituales y temidos a esa hora del
PADRE-. (Sin mirar). Un grupo de guerreros infalibles, que no descubre cómo ser mojado bajo la
JEREMÍAS-. ¿Y aquello?
OFICIAL-. Vuelvan a sus casas... todo está hecho... todo está dicho. Y al final de cuentas, vivimos
otro día. ¿Qué más se puede pedir?... Central, central... aquí el sol nos da las buenas noches, sin
novedad.
OFICIAL-. ¡Último aviso!... ¡Vuelvan a sus casas!... Los que han quedado sin llenar el álbum de
Un grupo de mujeres y de hombres con sus niños, forma una hilera a lo ancho de la calle.
área peatonal, son encarcelados. Los que pasan tienen premio. Volverán a sus hogares con algunos
elementos que permitirán al menos, haber ganado un día más sin quebrar las directivas del mandato. Si
OFICIAL-. Humanos vivos... disfruten de un buen sueño, que la noche que viene ya será otro día.
PADRE-. Y la noche siguiente, el álbum se debe volver a llenar. Vivir el instante, ser eficientes.
¡Hay que ser un crack! Esa es la historia del álbum que guarda el deporte nacional.
Coincidiendo con la Diana, en todo el universo, suena una señal: el reloj despertador.
despierto.
completo estado de exacerbación y con ese extraño casco puesto, rodeado por los cuerpos
El Psiquiatra.
JEREMÍAS-. En algún lado, toda esta gente que me habita, vive. Entonces, vengo a ser un
que no es difícil confundir amor con guerra, como se confunden enanos con napoleones.
El Psiquiatra ríe para sí, como acusando un sutil estiletazo, una palmoteada placentera en la
PSIQUIATRA-. Dicho así, tiene lógica de sobra. Entonces, con lo primero que hay que ponerse a
tono, es que con que no todos son iluminados por el mismo sol.
JEREMÍAS-. Dicho así, suena lógico. Aunque en ella falten buenos silogismos, como decir: “sé
que en cada teatro están faltando artistas”, como sé también que para urdir algunos buenos méritos,
hemos de llevar una elevada vida, y si sé que si queremos ascender se necesitan escaleras aptas,
conclusión: que aunque no sea silogismo ni tampoco artista, buscamos no caer de arriba de la escena de
la vida. Y aunque nos pregunten a qué lógica responde, sólo respondemos que “¡El abajo no existe!... ¡y
El Psiquiatra admirado de la falacia con que el niño lo pone a prueba, festeja con crepitantes
carcajadas, haciendo el honor que se dispensa a un chiste personal. De pronto, expeditivo, golpea
las manos.
Quirófano.
PSIQUIATRA-. ¡Ayudante Pérez! ¿Está dormido? (Arroja su bisturí por la abertura que lleva
al corredor. Se oye un ‘toc’ acampanado de cántaro vacío y, aquello que parecía al principio nada
más que una descarga, termina por ser una destreza inconcebible. Otro ayudante cruza el
corredor transportando muerto en la camilla a Pérez, que lleva el bisturí clavado en el centro de
la frente. El Psiquiatra en violenta inflamación, aprieta una alarma estrepitosa que hace
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concurrir en masa a varios asistentes. Empieza la operación como un Menghele en trance).
¡Incisión al cuerpecito! Cirugía al reflejo del alma. ¡Cuidado! Sin estropear el espíritu. ¡Sí castrado,
ese... corta! ¡Ya! El que acabas de pensar. ¡Secciona! (Esgrime el cerebro). ¿No es el supremo
prodigio que no obstante soñamos cambiar o deformar creídos que así lo hacemos mutar? (Lo atrae
hacia sí y lo observa con entrañable fruición). ¡Polizón de los destinos! ¡Mira cómo caen los afectos
al altar de tus sagradas teorías! (Coloca en su sitio el órgano extirpado, como si blandiese una
beatífica basura y, con notable ensañamiento, le habla) Eso que pensaste, ¿es ceniza? ¡Soplala!...
¡Oh, lerdera! (Se pone a darle vueltas como un astro demencial. Las feroces órbitas prosiguen
luego circulando en su cabeza). ¡Destrócenle la ropa! ¡Vulneren sus defensas!... Sólo la ropa he dicho.
Debajo de las gotas de sudor, entre el pecho y el culo, hay algo pintado. ¿Qué es?... ¿Tumor?...
¿Picana?... ¿Castigo?... ¿Coraza?... ¿Alguien te lo hizo?... ¿o vos mismo te lo hiciste?... ¡Aaaah! Sos
capaz de tener un corazón atragantado. ¿Y esas ideas aún sin digerir? ¿Y esta ampolla de la mala
leche?... ¿y esta religión retorcida? Con razón, ¡cómo querés mear bien! Además un estatuto. ¡Atentos
todos! ¡Cúbranse! Voy a conectar los cables sueltos. (El cuerpo del Jere había entrado en
convulsión). ¡Ay no! No era así, sino al revés parece. ¡Perdoná! Ustedes no ayudan en nada también.
Morosos. ¡Pero qué decís del orden que tenés acá! ¡Cuántos pudores y remilgos! ¿Podés solo con éste
ajedrez? ¡Loco lindo! Mejor dejamos todo como está, total, podemos intentar terapias de colores, o
convulsión). ¿Qué car?... Mier... Lo hacen todo mal. ¡Manténganme informado!... Primero la mala...
¿El oxígeno adentro?... Yo le doy la buena: que al menos no perecerá asfixiado. Optimizar la mala
praxis che. (Jeremías se sienta en la mesa de tortura igual a un Lázaro). Se chorrea, se babea el
asqueroso. Es exceso de aire puro. ¿Qué se queja? Con el tiempo se hace carne.
JEREMÍAS-. ¡No doctor! No tiene un ápice que ver con su método científico, ni...
nadie se entera. Un día se pierde, lo buscan; nadie lo encuentra y aire del aire, se esfuma del mundo
¿me entiende?
JEREMÍAS-. No me diga eso... Escuche señor, la guerra no absolvió a los hombres... ni la paz de
los tiranos. Yo, me harté, no va más. En medio del derrumbamiento vine a dar de lleno a la materia,
En la calle.
JEREMÍAS-. ¡Es demasiado!... ¿debo echarme frente al pórtico a esperar serenamente a que pase
POLÍTICO-. ¡El ganzúa mayor papá!... Un abridor de puertas, servidor. Cantor, versero, político,
bah.
POLÍTICO-. Pará, no andés matando los aromas de las flores, encendiendo sin contemplación el
extractor, che.
POETA-. Pibe, no... latí de a poco por favor; abrí el marote. La vergüenza es un invento de
censores.
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JEREMÍAS-. ¿Y usted quien es?
POETA-. Cantor, versero... poeta, bah. Intendente del espíritu, burócrata comunal de mis venas...
VIEJA-. ¡Silencio arpías! (Una letanía bagualesca sale desde atrás de los pilares de la
/Hosanna en las alturas /Está loco el Jeremías /Está mal de la conducta /Candidato a la insulina /Y al
cimbreante electroshock. (Sale hacia la luz) Hosanna Jeremías /Hosanna en las alturas /Venite a los
infiernos /Venite al tacho a cantar /Estás ‘tocame un tango’ /Venite a los infiernos. /A ese Jeremías
niño /Le andan mal las lontananzas /Habría que tirarle el cuero /Pa’ que le ande bien la realidá. (Da
unos pasos para reabsorverse en la penumbra, pero antes de omitirse, aún se le alcanza a
escuchar) A ese Jeremías niño /Ya no hay aura que le venga bien /Le agarró la mala leche /Y le
traiciona sus destinos /Pucha si lo sé /A ese niño el Jeremías /Le andan mal las lontananzas / Ya no
Sale.
POLÍTICO-. ¡Atención a todos! El sol le corre el velo, lo despierta. ¿Hay algo más potente que un
POLÍTICO-. Y en el mundo, la señora madre, santa puerta que todo lo prohíbe, se acercó en
POLÍTICO-. El niño quedó inmóvil, como haciéndose el dormido, sin dejar de ser testigo. Madre
Contesta el Poeta, más los silenciados, más la gente que empieza a llegar de todos lados.
que entra a carretera abierta. El Poeta lo presiente en vena y sonríe asintiendo, en esquiva
picardía de compinches.
POLÍTICO-. Señoras y señores, las ventanas han caído y las puertas se han abierto.
POLÍTICO-. La madre mató el sol como ha matado a su hijo triste. Ella fue a velar el cuarto, y se
POLÍTICO-. Y esa madre educa hijos. Y ella tapa sus pecados; no le importa habilitar candados.
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POETA-. ¡Desconfiad de lo tapado!
POLÍTICO-. Entra a casa como entrar a un pozo. Pinta la penumbra con su mano fina. Friega su
azotea y gusta descubrirlo cuando está dormido. Se aprovecha de su niño, oh madre sospechosa que no
POLÍTICO-. Pueblo mío, apreciarás que a veces, pueden educar mejor unos saberes desahuciados
que un conspicuo plan de estudio. No te duermas como un saco flojo. La cultura ha pasado.
alturas que no caven en lo hueco. ¡Pues apréndanse a crecer! ¡Y no dejen que los crezcan! Niños míos,
POLÍTICO-. Niños que me están oyendo, incluso por detrás del cortinado. En un instante
aprenden, no se pasen en encierro, ni se pasen aprendiendo. Niños no hagan caso del social soborno.
No se queden como presas del control de las libretas; de una forma o de otra, ya los han calado. Niños
de sus cuartos, duerman; déjense arrullar por fuerza de aquel que les custodia el vuelo. Él jamás se
desafecta del trajín de sus ensueños. Duerman niños presos, sin terror a los sigilos.
también están soñando. Sueñen la palabra compartida, que retorna y que no olvida. Niño, duerme, y en
niños han matado en nuestro cuerpo?... ¿Cuánto burbujeo y arribar a este silencio?...
VIEJA-. (Regresando hacia la luz, encabalgada a la emoción). Era de esperar, si el silencio abre
la tierra, suben los rumores inclementes. Explota el pavimento en denuncias imparables. No hay peor
sordo que el que tapa sus oídos, a cómo cada bache libera una cruz. De cada hueco en la ciudad, una
voz. ¡No hay poder municipal, ni parche civil, que no registre tal murmullo demencial! (Cuando se
hace audible un fondo de lejanas voces, se produce una espantosa agitación entre la gente; incluso
algunos toman la huida como lo más recomendable. La Vieja percuta en el suelo) ¡De abajo!
POETA: ¿Es que amamos más las luces, el almíbar cibernético, que a nuestros compañeros?...
Crecimos, maduramos, nos salvamos. Odiamos lo mediocre. Nos gusta lo que es bueno. De allí, de
nuestra madre, reventando estratos, picoteando el asqueroso acné industrial, escamando de pavor, la
piel tersa de la diosa urbanidad... (Concentró su energía para así mejor lanzarla hasta la última
amortajado por la hilacha de los tiempos. Sin perder ni pulso ni equilibrio en el crescendo
POETA: ¡La puta madre tierra que nos murmuró! (El silencio abrupto es un medido freno ante
la sima. La tierra gimotea aún sus contracciones. El Coro empieza a susurrar un pulso colectivo).
CORO DE LOS HOMBRES QUE NO ESTABAN-. Que sí, que no, que caiga la mentira.
despachurrado.
POLÍTICO: Llega el palo inapelable, como llega exacto al tiempo de verdades, ya que si te matan,
POETA: Me miro en tu profundidad, pero nos debes la palabra postrimera. Te clavo mis filos y te
abro, te hiero.
VIEJA: Y lloro.
JEREMÍAS: Lloro.
VIEJA-. Arriba tapa... fosa común al aire... y cada preso salta a la vida dando el nombre... alto,
POLÍTICO: Ese fue el error. La realidad injusta, arará por siempre el páramo mental de los
verdugos.
JEREMIAS: ¡Asesino! ¿Cuándo vas a dar la cara en el lugar del crimen?... Pero iré
HOMBRE QUE NO ESTABA 1: ¡Humanos vivos! Aquí nos encontramos, sacudiendo en los
HOMBRE QUE NO ESTABA 3: Aquí como nos ven, derrotando tumbas, escalando madres, que
HOMBRE QUE NO ESTABA 4: El sueño ha sido largo. Y aquí vamos; deshilando las neurosis de
oprimido.
HOMBRE QUE NO ESTABA 5: ¿Cuántas cosas han quedado atrás... olvidadas en la espera?
fieles?
HOMBRE QUE NO ESTABA 7: ¿Cuántas horas han caído, esperando el tiempo clave?
HOMBRE QUE NO ESTABA 8: Qué vida de cebolla insomne, y así descascarando lastres sin
hallar conformidad. Esto es crucial... sin conformidad... estoy aquí... y es vital... para luchar!
HOMBRE QUE NO ESTABA 3: Para que ellos no vean mis temblores cotidianos.
HOMBRE QUE NO ESTABA 4: Para que no indaguen por las fiebres melancólicas.
HOMBRE QUE NO ESTABA 5: Para que no huyan de mi cruda arcada contra el fierro de la
cárcel.
HOMBRE QUE NO ESTABA 6: Para que no vean a los traficantes de aire que precisan respirar.
HOMBRE QUE NO ESTABA 7: Para que conmigo permanezcan, mientras le ato nudos al
silencio.
HOMBRE QUE NO ESTABA 8: Para que vayamos, deshojando sueños, desplazando opacidades.
HOMBRE QUE NO ESTABA 9: Para que no escape el cielo que sonríe en sus cachetes.
JEREMÍAS: (Estallando) ¡Estoy aquí hermanos padres! Estoy entero hermanos parricidas,
baqueanos de derechos. Limadores de coronas. La revuelta no termina. Aquí estoy y aquí me ofrezco,
peritos detractores de estamentos, detectores de osamentas extraviadas. Buscadores imparables del oro
agudezas; aquí vengo, orinadores de bazofias. Asisto a desmentirlos, cuajadores del esperma,
oficinistas celestiales. Delatores de insurrectos, curadores del coraje. Estoy aquí contando y
engordando filas, desflecando rimas. Desbordando los poemas y a los que no me dejarán caer,
eternamente adolecer. A todos los que pasan una pluma por mis plantas, y hacen de mi risa una
su espalda, algo se pulveriza para siempre detrás de ella. Al sonar el clic final de la cerradura, del
En el barrio obrero.
Jeremías juega en la calle. La gente, al ser un día de descanso, abre ventanas, sacude
OBRERO 1-. Pibe... ¿Qué hacés yendo y viniendo por la calle?... Vas a dejar una zanja como para
Obras Sanitarias.
Los otros vecinos, expertos catadores a esta altura de su tono, entienden en el zumo de sus
JEREMÍAS-. ¿Usted sabe?... (Mientras lleva contadas como ochenta pataditas a su fútbol 5).
JEREMÍAS-. ¿Cómo cachada, che?... yo soy un artista... bueno, sí... más o menos... Mirá, a la
vuelta de la esquina, un reloj te aparece de repente y de un solo trago, se refresca con tus huesos. (El
público, como en un teatro circular, ríe desde todos los costados. Jeremías no tarda en pasarles la
JEREMÍAS-. ¿Y por qué no los veo, o parece que se escapan cuando me hablan? Me refiero a que
si bien es lo normal que en la calle te atropellen o te pisen, o te hagan zancadilla, de ustedes ni siquiera
El silencio se hace más espeso. Uno de los hombres, mate en mano y abrazado desde atrás
JEREMÍAS-. Que ser amo, es igual que ser esclavo, sólo que al revés.
Risas.
JEREMÍAS-. Algo más: que de enero a diciembre se produce un año, todos los días.
Más risas.
VECINA 2-. (La que abraza al Obrero 4) No te cambies nunca de este barrio, Jere. Sos lo
JEREMÍAS-. Hermano, no sabés lo perfecto que sos... ¿Ves ese mundo ahí enfrente? ¿Te ves en
él?... Somos el mapa de Dios. Mirá ese pájaro... ¿sabés por qué lo ves? Porque él ya está dentro tuyo
como un diseño innato. Como decir que ya volaba en vos, antes de que hubieras nacido. Hay una
escritura en tu cuerpo, por eso nada menos sos sagrado. Es ahora que sabés, luego es la conciencia la
que viene a transgredir la voluntad divina. Miralo, ese mundo es para ver, pero para hacerlo con los
ojos del alma. ¡Y no hay espectáculo mejor, doy fe! (Lo saluda con una reverencia caballeresca.
OBRERO 1-. Yo no hago más que trabajar, pero ya lo aprendí: ser vasallo es beberte la vida de un
VECINA 1-. –Si es por eso, yo aprendí que ser maestra es defender la escuela hasta la muerte, y si
Risas generales.
OBRERO 2-. Ah bueno, a mí la vida me susurra como un monstruo: “ser hombre de dos patas, es
ser caballo de cuatro, pero con tanta inteligencia como para parecer de dos”.
Risas.
OBRERO 3-. ¿Y acaso no aprendimos que “serás de acero al trabajar, y apenas carne y hueso al
cobrar”?
Mientras tanto Jeremías, empieza a contorsionarse extrañamente. Tira algo al aire, que
JEREMÍAS-. No.
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VECINA 2-. ¿Qué son esas cosas?
JEREMÍAS-. “Conciencias industriales”. Miren lo que puedo hacer... (Hace palmas y redobles en
los tachos y en los troncos, en un retorcido ‘blues’, mientras todos, ante el regusto excéntrico de
aquellas cabriolas, se quedan serios). Es que esta piel se astralizó, aclarando dualidades, en un tris de
ahora. Y en el atolón de mis cabellos, en mi arresto de inocente vida, suena el cuerpo acorde a lo divino
y sempiterno. Y en mi mente expira un templo, y el papel de las paredes, y tantas aulas trasnochadas.
Me arrellano en buenas nuevas, presintiendo maridajes incestuosos de distancia y tierra. Alianza que el
amor atiza, entre cenizas nena... Y el nervio engarrotó el mirar, hasta hacértelo sangrar, oh oh oh pibe...
Hace un final de alto despliegue, con tres saltos verticales para caer reverenciando a la
fantástica platea.
JEREMÍAS-. ¿Cómo? (Unas píldoras caen de su mano. Está al borde del colapso, pero todo se
detiene cuando se toma las sienes con sus manos.) Sólo así puedo ver...
Insinuó remontarse un murmullo por los palcos, pero alguien emitió un largo como sibilante
“¡shhhh!”, que ayudó a que el comediante de la arena les brindara en el cuchillo de su mano, el
corazón atravesado.
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JEREMÍAS-. Nos tiraron a un baúl... y nos llevaron a dos mil por hora... eran días duros... Era
cierto que mis padres renegaban, se peleaban... Mi mamá, embarazada, lloraba a escondidas... yo
recuerdo y no lo olvido. Lloraba a cuenta del futuro incierto, de un futuro que era yo.
VECINA 2-. (Con medio cuerpo fuera del balcón) ¡Claro, por eso los llevaron!
VECINA 2-. Conque muestre el miedo, que ni falta hace porque se le ve a la legua, basta y sobra.
Cuando el pleito termina y giran hacia el centro de la pista, Jeremías ya se ha ido, sustraído
Durante unos segundos, se produce un cargadísimo silencio. El padre recoge su bata caída en
de cuentas, ¿entendés?
JEREMÍAS-. María...
TUTOR-. ¿Quién?...
JEREMÍAS-. María.
TUTOR-. Sabés cómo son las mujeres, les encanta que las lleven... a cualquier parte... ni sé cómo
JEREMÍAS-. Lo sé.
TUTOR-. Bueno... si vos creés que... no sabía... en ese caso que se vaya... Si así te tranquiliza,
TUTOR-. ¿Están?... ¿a qué te referís?... ¿por qué pluralizás?... te dije que estoy solo.
El subalterno retorna de un salto al interior. Y entre ambos no suman suficientes manos para
TUTOR-. Quería decir que estaba solo... a estos animales ni los cuentes, no existen. Son mis
hombres, y si caen por su cuenta acá, estás autorizado a sacarlos carpiendo cuando lo hagan.
TUTOR-. ¿Qué?
En la calle.
María, con la ropa ultrajada, golpeada, enfrenta a La Vieja. El Linyera escucha algo más
alejado.
MARÍA-. Lo torturó. Yo, no sé cómo, aparecí tirada justo en el claro del parque en donde tantas
MARÍA-. Un desarreglo de estados puede a veces lo imposible, de la misma forma que unos
hombres pisotean el sueño de otros hombres, aunque nadie lo crea; sin contar la circunstancia agravante
VIEJA-. Tal vez de creer que una mujer es todas las mujeres.
MARÍA-. Cuando el padre lo arrastró hasta el sótano, traté de unirme a él. El hombre sacudía el
cinto... Me sonaba el “casas... casas... casas... nombres... nombres... nombres...” como si alardeara en
TUTOR-. Jeremías... hijo... sabés que todo lo hago por tu bien... ¿Quién es María?
MARÍA-. El alma no se redime por sí misma en las cavernas, sólo lo hace en su cuerpo. Esa grieta
en mi ser es mi peor desconsuelo, haber perdido un segundo a mi cuerpo... Llegué a la puerta del
sótano y no logré pasar. Era la culpa del alma que expía lejos del cuerpo. También perdí su respuesta al
padre. Quién era yo... tampoco sabría lo que él supo de esa noche. Resulta increíble: la inocencia la
perdemos pese a todo. Podría haber tomado de mí lo que no sabía, pero no lo hizo. Eso es lo ‘especial’:
La Vieja la abraza.
Habitación de Jeremías.
Llega María. Gira alrededor de la cama de Jeremías que duerme. Tiene un vestido de mujer.
Canta.
JEREMÍAS-. ¿Viniste a traer flores? (Pausa) Pensé que te había ido para que no te toque el
tiempo... por eso empecé a buscar tu mejor retrato para guardarlo en mí...
MARÍA-. Si eso motiva una partida, qué bueno va a ser irme nuevamente.
JEREMÍAS-. Ni bien te fuiste... empecé a gritar contra los muros para hallar un eco, algo que me
JEREMÍAS-. Suponiendo que los tenga, sos uno de ellos. (Al verla de cuerpo entero) ¡El vestido
JEREMÍAS-. A que fui despacio hasta su cuarto... me acerqué para escuchar... había voces...
MARÍA-. No es justo.
JEREMÍAS-. No es mi culpa.
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MARÍA-. (Por el vestido) ¿Me queda bien?
JEREMÍAS-. No, es la Vieja que me habló de gnomos... y seguro que por falta de calcio, me estoy
GNOMO-. Por supuesto que no; los que creen en gnomos son todos estúpidos. Además gnomo es
JEREMÍAS-. ¡Mentira!
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GNOMO-. ¿Mentira?... ¿los patrones de estos ritmos de dónde creés que los copié?... ¡De ahí! Por
cada tres golpes suaves, había un pulso fuerte, signo de los corazones firmes.
JEREMÍAS-. Supersticiosa.
GNOMO-. ¿Acaso cuando ascendiste hasta esa moto alada con el hombre blanco, no
JEREMÍAS-. Es tarde y además no le sigo el ritmo a los plagiarios que lo roban por ahí.
GNOMO-. ¡Movete de una vez che! (El engendro presiona a Jeremías con sus zapateos, quien
aún tratando de rehuir no puede sustraerse a sus influjos. Corre y corre pero al ritmo exacto que
Se oyen ovaciones. El Gnomo, sudoroso y triunfal, le muestra los pulgares arriba a María.
RELATOR 1-. Derecha sobre el plexo, el ignoto campeón blanco se agiganta. Uppercut en caracol
niño de apenas doce años que socava las herrumbres del vetusto campeón ruso.
RELATOR-. La pelota para Jeremías, la para con el pecho, la deja deslizar como una seda por su
piel; la pone contra el piso como sin tocarla. ¿Avanzará o la invitará a salir? La levanta y crea un ritmo
de taquitos, cabecitas y sombreros para que la ‘popu’ estalle atragantada de placer. Violenta inversión
frente al stopper ingresando al área grande. Bicicleta y freno. El marcador se desnuca contra el poste
mientras el arquero muere por su loca frustración; en plena área madre, su hijo predilecto va al gol. Y
JEREMÍAS-. Bueno... esteee... muy contento, muy contento... ¿cómo?... ¡Oh, sí, sí, sí! Se lo debo
a mi rigor. Yema de huevo y atención, y que el rival ataque... lo mato a fuego lento.
JEREMÍAS-. Aprovecho la ocasión para mandar un gran abrazo a mis padres que seguro me
estarán mirando... y a María por supuesto... por favor, de María, no me vaya a preguntar.
Todo el mundo traga grueso esperando lo peor, sin embargo, la deidad de los deportes, está
de buen humor:
RELATOR 3-. Este niño es una bala, apenas doce años y ya...
RELATOR 3-. Señores, no quiero irme de aquí, pues está naciendo una leyenda.
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JEREMÍAS-. Bueno, no ha de ser para tanto después de todo. Simplemente soy lo que soy.
El ensueño se corta cuando la voz del Tutor, como un quasar, atraviesa las todas las esferas
del espacio.
JEREMÍAS-. ¡Estoy lejos!... no voy a llegar... estoy pegado al suelo... No escapen. ¡Trasmitan
round.
Llega el Tutor.
JEREMÍAS-. ¿Nunca?
TUTOR-. Bueno, qué problema... guardá un poco de tinta para el lunes che, no sea cosa que se
produzca un desabastecimiento. En fin, después si querés, andate un rato al parque. Eso sí, volvé
temprano ¿eh?
El Tutor giró hacia él. Una palidez avinagrada sube las medidas del envase de su piel
transparente, resaltando el frío de sus ojos cromados que emiten un fulgor sólido.
El Tutor sale. Cuando, por su lado, Jeremías está a punto de ingresar a la casa, el Gnomo,
Sale. María se saca el vestido y se lo entrega a Jeremías. Deja a la vista su cuerpo amoratado.
En el parque de la muerte.
Jeremías y María, caminan fascinados por los juegos. De pronto un ágil Pantalón Largo,
Ruge usando la hendidura símbolo del hombre, para aprovechar de paso y sacar
PANTALÓN-. El tuyo, sí... ¡Y los nombres propios van con mayúscula rufián!
PANTALÓN-. Te soltaré y te darás vuelta muy despacio, o será lo último que hagas en tu perra
PANTALÓN-. No hay probador ¿no ves? Ufh, estoy harto de atender a tontuelos en la edad del
PANTALÓN-. Es inevitable.
PANTALÓN-. Está bien, pero antes hay algo que debés cumplir.
PANTALÓN-. Muy bien por la mayúscula, pero... No te muestres tan seguro compadrón. Es un
JEREMÍAS-. Por poco que sepás de mí, te habrán advertido que no hay precio que pueda
detenerme.
PANTALÓN-. No es lo mismo.
PANTALÓN-. Soy ateo, pero voy a aceptarte que nada te detiene. Con eso no sólo asegurás un
firme paso hacia delante, sino que, demás está decir, lo darás de cualquier forma.
PANTALÓN-. Está bien, maldito bocón; basta de cháchara, chanzas, charlas y charadas. Es muy
PANTALÓN-. Queee...
PANTALÓN-. ¡Maldito compadrón! ¡Y con bragueta quién lo aguanta! ¡Tenés que renunciar a
PANTALÓN-. No te hagás el imbécil que inmadureces como éstas, las atienden muy bien en los
loqueros.
JEREMÍAS-. ¿Con qué color se identifica al buchón que escracha a un ser de mala muerte como
yo?
JEREMÍAS-. ¡No te entiendo maldito cabrón!... ¿Por qué María?... Tengo juguetes caros y de todo
tipo.
PANTALÓN-. No estoy programado para coimas. No me des trabajo extra por favor... Vas a tener
PANTALÓN-. ¿El precio es el ridículo imbécil! ¡Pronto se te caerán los testículos por!...
JEREMÍAS-. ¡Fuera!
A sus espaldas e imantándole el espacio hacia otro punto, en un rápido contraste, una voz le
contestó.
por su camarilla de monos con navaja que lo toman en gancho por la V de las axilas.
El Pantalón Largo, a punto de empezar el viaje con el tren fantasma, lo desayuna con la
noticia.
PSIQUIATRA-. No seamos necios, la cordura la detentan los que llegan primero al psiquiatra. La
Llega el Tutor.
JEREMÍAS-. Es viernes.
TUTOR-. ¡A tu lección!
JEREMÍAS-. Ser no es otra cosa que la rienda suelta del no ser. (El Tutor y el Psiquiatra, surcan
vigilantes y nerviosos los entornos del siniestro mamotreto). Ser... es no ser lo que se es.
Una alarma y similar a un flato del averno, simultánea a una luz verde, da como aprobada la
El Viejo 3 acciona una palanca que pone a girar a la maléfica rodaja. Al contra-accionarla,
JEREMÍAS-. Serás un puño cerrado para enfrentar las penas bien parado.
Una luz verde da realce, con mayor estética esta vez, a la convalidación.
Jeremías y María festejan. El Viejo 3 pulsa su palanca y todo el disco se pone vertical, entre
soplidos draconianos de las bombas hidráulicas. El Jere yace inerme, reducido a nada ante el
VIEJO 1-. Completar agregando conclusión: “Serás libre”, “no sabemos”, “sólo pensamos”.
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JEREMÍAS-. Serás libre desde el duro cerco que te ocluye hasta este otro... es decir, desde aquí, en
donde no sabemos qué demonios somos, hasta allá donde entendemos que sólo pensamos en eso.
MARÍA-. No importa. En toda improvisación hay una parte mágica, espontánea y otra que da esa
sensación, pero sólo es réplica del tiempo ganado. El resultado parece de razón y sentimiento, de
hombre y Dios.
JEREMÍAS-. Ser totalitario es lo mismo que ser democrático, pero con ahorro de exigencias.
JEREMÍAS-. Ser es ver a la natura procreando y donde adquiero igual que en cualquier quiosco, lo
MARÍA-. Cerrá.
JEREMÍAS-. (Triunfal) No... (María se agarra la cabeza) Mejor decir que la natura opera de
almacén de autoservicio. ¡No! (María desfallece). Para ser exactos, la natura es de verdad la natura,
donde ofrecen como un quiosco, los jardines sus perfumes y los hombres sus olfatos, desembolsando
ultratumba mientras Jeremías se suelta de las amarraduras). A propósito, ¿qué quiere decir
onanista?
JEREMÍAS-. Eeeh...
VIEJOS-. ¡Juguetes!
JEREMÍAS-. (A María) Te presento a los juguetes regalados hasta hoy. ‘Regalo’ es un carácter
que te condiciona para mal la propiedad. Para eso el niño es una adaptación de los adultos, un adulto
pequeño.
pedagógico también, pero no, haré una acusación más simple: Ustedes ya no me divierten.
Entra una muñeca gigantesca. Todos ríen alrededor. Jeremías da un paso hacia el tremendo
Se zambulle de un salto debajo del vestido largo al tiempo que la fémina de hierro y
agudísimos chillidos, hasta consumar un alarido abierto, a lo que parece, purificador. Jeremías,
JEREMÍAS-. Sí... así como al cerrar mis ojos, no caigo al pie de mi sombra, igual que el pobre
VIEJO 2-. ¿Sabe una cosa? No entiendo un pepino lo que dice y compadezco a quienes lo oyen.
JEREMÍAS-. El sufrimiento.
para hacer más soportable la vida. Pero luego vuelve a él, en un círculo vicioso de eterno retorno o de
hombre está envasado en la cultura; es evidente que sólo hace existir lo que él quiere ver.
JEREMÍAS-. “Yo soporto más fácil mi miseria desde que pienso que hay personas ricas”.
JEREMÍAS-. Yo sí.
JEREMÍAS-. Para poder pensar. Como dijo el poeta: “pensar es tarea de pobres”.
VIEJO 3-. No seas pesimista. Aún te queda enriquecer. Un mundo de oportunidades se abre para
vos.
JEREMÍAS-. Hablo de otra vida. Y aunque crecí demasiado, tengo la vida por delante, como un
muro.
JEREMÍAS-. “Estoy seguro que yo robaría por delicadeza”. Pensar es valorar el riesgo.
PSIQUIATRA-. Nadie sufre tanto por alguien que justamente puede matarlo.
PSIQUIATRA-. No.
JEREMÍAS-. ¡Qué bien! ¡Empieza a pensar hombre! (El Tribunal de Viejos y los esbirros
potenciando la algazara propia en la del otro, en una verdadera y lúcida automofa. Pausa.
JEREMÍAS-. (A María) Cuánto infinito para un hombre tan solo. Así que si ahora te lo brindo,
JEREMÍAS-. No puedo salirme del juego sin antes dar con su clave.
Jeremías pasa la jaulita de una mano a la otra. Toma la mano de María y corre.
abre.
MARÍA-. ¿Calculado?
JEREMÍAS-. Claro tonta, nos van a recibir con la banda. Es más, seguro pensarán, “¿por qué no
MARÍA-. Ah.
se le acercan inimputables.
JEREMÍAS-. A mis padres los tiraron con un bloque de cemento, y no me diga que pregunte abajo
más.
El hombre les franquea el paso. Cuando dan un paso se produce un desbarajuste ambiental o
perceptivo. Otra vez hay un efecto sonoro de descenso. Cuando retorna la normalidad, aparece el
JEREMÍAS-. Un plano simétrico a éste por el que voy entrando. Me veo a mí mismo avanzando
hacia mí.
MARÍA-. Un espejo... sin embargo, no me veo. Quizá sea porque estoy detrás tuyo.
despropósito. Va quedando como fondo, repitiéndose, mientras pestañean lucecitas que empiezan
VOZ GRAVE-. Hay un problema letal, en mi país eventual; es el problema social, quién se
pregunta por cual. Todos se mojan igual, del lloriqueo puntual. Hombre camina marcial, pues hay un
caos mortal; no por ser todo animal, dejan lo que es racional. Peguen el cross nacional, sobre la barba
mundial. Digan si no es sin igual, aunque nos llegue el final. Ruego al poder estatal, que se convierte en
metal, para tener capital. Siento la gran bacanal, todo un placer industrial. Y en la llanura espacial, todo
un amor fraternal. Eso es constitucional. El orbe tiene brocal, el pozo marca el final...
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El petitorio de Jeremías, en ese ámbito, asume un rango sagrado.
JEREMÍAS-. ¡Cómo cansa el mundo la reconstrucción de los verdugos! ¿Quién devolverá por fin
a los hermanos sustraídos, ausentados alevosamente a cunas de cuchillos... a mimos destetados con
ascético palazo? ¿Dónde están sus bozos, talados por arados asesinos? ¿Cómo beso piel inmune a la
ojeriza? ¿Cómo salvo el hueso puro de la negra represalia, y a tantas adoradas muertas, que se vieron
impedidas de llenar la trayectoria revolucionaria de sus hombres? ¿Quién pagará las vueltas que han
bebido de los ojos rebalsados de las madres, que tantos turbios borrachines escanciaron
puntualmente?... ¿Qué vergel, qué país, qué persona, qué patriarca de este mundo, responde ahora por
DOBLE-. El centro del planeta. No mires abajo. Sólo verás traslucir un brumoso e imposible
subsuelo.
La cuenta con sus parpadeos se detiene, haciendo sonar ese pitido tétrico, que es
JEREMÍAS-. El piso se hunde a mis pies... caigo... el otro que también soy, asoma por el hueco a
mirar mi caída... y siento que él es el que siempre se hace cargo de todas mis más pequeñas dilusiones e
incertezas.
Oscuro.
Salón de actos.
En el oscuro se siente el efecto de algo que cae. Con la luz, puede verse a Jeremías que ha
PROFESOR-. Está bien, si es por mí, podés no estar despierto... pero eso sí, estar bien educado. ¡A
tu lección!
Bastó la expresión, que de entre bambalinas surgió otra vez el Tribunal de Viejos.
Jeremías va hasta ellos sin miramientos; de una esfera transparente saca una bolilla. No sabe
a qué Viejo entregársela. Cuando opta por uno, éste festeja triunfal ante los otros, como
PROFESOR-. ¡No!
PROFESOR-. ¡Digo que no me equivoqué!... ¡Lo tiene!... ¡Lo tiene al dedillo!... Sabía que venía...
JEREMÍAS-. Ciencia es el genio del pueblo metido a espiar por los agujeros de la camiseta rota de
Dios.
verdugo, ni tampoco un carcelero liberan nada más que por abrir la celda. Ellos no conceden libertad.
JEREMÍAS-. Que es el camino más corto para llegar al infinito. Mientras tanto el átomo engorda
VIEJO 2-. ¡Estúpido! ¡Tal vez el átomo ya eructó y lo que hacemos es vivir nuestra desgracia!
JEREMÍAS-. Tal vez, tal vez... Si la vida es un cable pelado la más tenue lluvia se transforma en
un peligro.
VIEJO 1-. Si te sentís poderoso, sos un cable. Ahora, si no matás a nadie al tocarte, lástima
RISAS.
JEREMÍAS-. Está bien... prometo madurar y no doblar la rama. Mantendré la frase sobre el
Los Viejos confundidos se miran, y evaluando como peor el que quede expuesto su evidente
Pantalón Largo sobre una parihuela, acompañados por una rebuscada música ritual. El Profesor,
por detrás, toma a Jeremías por los codos, lo iza como una ofrenda en sacrificio y en un florilegio
del órgano, lo deja embutir despacio al interior del indumento adulto, que lo traga que ni hecho a
soportando injurias táctiles de dedos babosientos. Niño admirador de tobillos, tu flequillo es la franela
de las suelas que se elevan, porque pisan. Niño, vuelve a tu morada... que tu madre está esperando... eh,
Jeremías se mete entre telones y desaparece. El Tutor da la orden a sus hombres que rodeen
En la calle.
LINYERA-. El destino no podrá atraparlo... El niño no lo tiene... así, se queda siempre vivo...
siempre niño.
El Tutor y sus agentes llegan buscando a Jeremías. La Vieja y el Linyera adoptan una actitud
ponen, así que ajustan el blanco y continúan por el rumbo que mejor les parece.
Ríen.
JEREMÍAS-. (Exhausto) Sigamos. (Intenta tomar la mano de María pero no lo logra) No,
MARÍA-. Han talado casi todos los árboles. Allí será la nueva central de policía.
JEREMÍAS-. No.
JEREMÍAS-. No puedo estar en todos lados, la escuela, los deberes, el crecer y ¡qué sé yo!
JEREMÍAS-. Mejor.
JEREMÍAS-. (Con los ojos anegados) Como quiera que se llame. ¡Yo no lo inventé!... ¡El sueño
MARÍA-. Puedo defenderme. ¡Dame un arma! ¡Hay que armar el sueño si es así!
MARÍA-. Hombres... manejan topadoras. Hacen pozos y a la noche arrojan bultos. Vos mismo lo
dijiste.
En el bosque.
MARÍA-. Son los enterrados. ¡Esperá! Antes quiero que me mires. Ya no queda mucho tiempo. El
MARÍA-. ¡Por supuesto que no! ¡Te queda muy bien el Pantalón!
JEREMÍAS-. ¡No me hablés así! Ya los relojes me buscan por toda la ciudad.
MARÍA-. ¡Una máquina más para el mundo! ¡Eso es cibernética! ¡Mirá vos, el átomo gana!
¡Farsante!
El Coro entre los árboles aumenta su volumen. Con el alma traspasada, Jeremías se toma las
MARÍA-. Siento que atravieso esferas en caída libre. Que me ahorca con sus propias manos. Y me
veo empujada a los abismos insondables. Pierdo un momento mi certera facultad de orientación. Veo a
la distancia, que la Vieja se acerca lenta pero decidida, a un cuerpo abandonado. Es el cuerpo de él,
obviamente.
VIEJA-. ¡El sueño se acabó!... juntos ascendían por el filo y los declives de los gritos, a una
primavera, florecía en carcajadas que las plagas cortaban de la planta y, rumbo al suelo, se estrellaba
como una manzana podrida, aplastada, pateada por zapatos de adultos que no la veían... era él, nada
menos que él... ¡Que es un sol!... Es claro que su tutor no sabe un comino de astronomía.
La Vieja no contesta.
Jeremías solo, sin María que lo acompañe, entra como una tromba a la casa. El Tutor
departe con sus dos esbirros de siempre, los que al ver al Jeremías, sin dudar y por instinto, se
ponen a cubierto.
TUTOR-. Lo que andás buscando es una tunda que no te deje más ganas de...
Los agentes del padre se arrojan cuerpo a tierra, apuntando ante a las huestes insondables
JEREMÍAS-. Nadie.
hombres que se marchen, quienes un tanto amedrentados, salen tropezando el uno con el otro.
TUTOR-. Así me gusta, que sean camaradas. Se es niño sólo una vez.
JEREMÍAS-. Señor...
TUTOR-. ¿Sí?
Jeremías hace una rápida salida y vuelve con el vestido de su madre. Se lo pone en las manos
En el bosque.
Con la jaula del canario en su mano. Ha llegado en el momento justo en que los enterrados,
le ponen a María la misma túnica terrosa que llevan ellos, hasta que en un momento, se funde a
los otros.
MARÍA-. Sé que me busca porque siento su mirada como una quemadura. Mi rumbo no va al
cielo como era de esperar... me sumo a este grupo de estigma terroso, signo de aquellos que mueren en
JEREMÍAS-. Un tarascón de tiempo hunde sus colmillos destajándome las carnes. Qué raro, me
siento más hombre, menos sabio. Apenas me salen palabras. El cielo se marcha de mí, dejándome en
mi mero cuerpo, en compañía del dolor ahora material, que hace presente hasta las más ínfimas heridas
esferas de plata y les haré epicentros de galaxias; abran el cuenco de sus manos, y yo pondré a gotear
un mar; tráiganme un puñado de abalorios que les daré una catedral; devuélvanme a mis padres y yo les
repondré una casta de invencibles luchadores; ábranme sus ojos y prometo no ahogarme; facilítenme
una uña y les haré un canal de nácar; sílbenme armonías como hilos, que yo las ataré a las colas de las
brisas; déjenme que siembre en sus jardines, pero paguen sueldos justos... Y cuando diga: “no soy más
que Jeremías, el canario”, no se queden con mi ala en el bolsillo. Créanme, soy yo...
El Jere pone su jaulita a un costado, y se deja caer con un cansancio de siglos. Menos que
nada le lleva dormirse. El Linyera, viejo sabedor de fríos, lo cubre con una colcha de papeles. La
VIEJA-. Tejedores, no tropiecen, no hagan ruido, hilen fino, despacito. Ya va siendo hora de vestir
la vida.
En la calle.
MARÍA-. Ahora me muevo asumiendo mi ausencia. Hubo un tiroteo... Un grupo de personas yace
acribillado en el suelo. Uno de ellos es el Abogado. Mi lágrima por él es una esfumatura; y siento
mucho que ni siquiera humedezca el suelo donde ha caído. ¿Y ahora quién encontrará al perdido?
¿Quién buscará al que más tremendo efecto provoca apareciendo? Es obvio que la peste sigue. Y decir
del niño perdido que no puede verse en un lugar, no anula que, de abrir el corazón de este hombre
muerto, pudiese hallárselo ahí. ¿Qué cosa es esta vida? Ya no puedo ver a Jeremías... pero es seguro
El Niño la toma.
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MADRE-. Tiene un canarito muerto en su interior. Mejor dejala hijo.
En la habitación de Jeremías.
MARÍA-. ¿Para qué preguntarme “adónde iría”? Al primero que no le gustaría es a él. Se ha
marchado de mi alcance o soy yo quien lo ha hecho. Me refiero a que tengo la fatal corroboración: He
perdido el rastro. La espina que cala mi ser, tal vez confirma que empieza mi tiempo de llorar. Entro a
la habitación de la casa vacía. Como siempre y como un signo de vida, o una compañía, veo la lucecita
roja de la radio de onda corta encendida. (Toma el micrófono) Atento Lagarto... aquí estalactita...
Pausa.
MARÍA-. ¿Lagarto?
MARÍA-. Por fin. Ésta es la carne alimenticia del milagro: la de estar en un lugar, en una patria, el
MARÍA-. Tal vez suene a algo ‘de otro lado’. Necesito hacer una declaración completa.
pero que sé que es un estado que al menos servirá como prueba de verdad. Y si algún día se les da por
pensarme, ya habré vuelto a ser esa infamante indecibilidad, o esa espirituosa impenetrabilidad, que,
ingenuamente o por la calma de no ir más allá, les acomoda adjudicar a seres como yo. No haya duda,
volveré a zumbar queda, tenue cosquilleo, por detrás de sus orejas, imaginando que acaso un día
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podremos descubrirnos en nuestra plenitud, en una misma tierra. No importa quién sos. Para mí, serás
siempre ‘lagarto’...