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20 / Nicolas Beauclair

a enunciar una más “conceptual” en estos términos: ¿de qué manera po-
demos emprender una reflexión sobre los grandes problemas éticos que se
desprenden de la cuestión de la diversidad relacionada con los pueblos in-
dígenas de América para que tenga una eventual influencia sobre las prácti-
cas éticas de los individuos y de las instituciones y que todas las partes con-
cernidas se sientan implicadas sobre un pie de igualdad en su elaboración?

Evidentemente, esta no es una pregunta simple y este libro no pre-


tende agotarla. Diversos pensadores afiliados a la filosofía moral, la filo-
sofía política, la sociología, los estudios culturales, los estudios coloniales
y poscoloniales, etc., han tocado estas cuestiones desde hace ya bastante
tiempo. Sin embargo, las propuestas que intentan incluir los puntos de
vista de los indígenas como tales en sus reflexiones todavía son escasas.
Por nuestra parte, la interculturalidad9 o la ecosofía de Félix Guattari10
(1989), como proyectos ético-políticos, nos parecen alternativas intere-
santes y complementarias frente a los problemas mencionados.

9 Juan C. Godenzzi define la interculturalidad como concepto ético-político así:


“en tanto categoría ético-política, surgida de las reivindicaciones de los pueblos
indígenas de América Latina, y como propuesta crítica frente a los graves proble-
mas y conflictos del mundo actual, la interculturalidad puede definirse como una
modalidad interlocutiva de las interacciones e intercambios –entre individuos y/o
instancias colectivas– que consiste en negociar, llegar a acuerdos y decisiones para
crear las condiciones materiales y simbólicas básicas que abran paso a sociedades
pluralistas y a estados incluyentes, en cuyas redes y ámbitos se pueda dialogar en
pie de igualdad y se produzcan mutuos enriquecimientos” (2005b: 9).
10 Guattari habla de la “ecosofía” como la sabiduría de habitar el mundo. Para ello
considera tres ecologías: 1) la ecología mental, que concierne a la producción de
las subjetividades humanas, 2) la ecología social que se relaciona al equilibrio
social y 3) la ecología del medio ambiente que toca nuestras relaciones con el
medio ambiente. El primer paso para que las ecologías social y del medio ambien-
te puedan encontrar un equilibrio es concentrarse sobre la ecología mental para
deshacerse de nuestros ritornelos psíquicos y de la producción de subjetividades
influenciadas por el neoliberalismo capitalista. Para ello, primero hay que reformar
el psicoanálisis (Guattari era psiquiatra), pero también abrir el pasillo a expresio-
nes artísticas que salen del engranaje capitalista y a los sujetos marginalizados por
las sociedades capitalistas para que puedan expresarse y ofrecer subjetividades
alternativas (Guattari, 1989).

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