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ANÁLISIS Y COMENTARIOS SOBRE EL LIBRO “EL PROCESO

ECONÓMICO” DE MANUEL F. AYAU CORDÓN.


2. LA COOPERACIÓN SOCIAL.

Luis Alberto Fernández Ramírez.*

Continuando con el análisis del libro que se comenta, corresponde en esta


ocasión abordar el tema de la cooperación social, concepto este al cual el autor se
ha referido someramente en el punto anterior.

Derivado de la cooperación social y de la evolución de la propia sociedad,


se produjo un incremento en la productividad de todo el ente social; lo cual
permitió utilizar de una forma más óptima los recursos con los que cada
individuo cuenta para su provecho y consecución de sus fines. Este aspecto se
analiza a través de una serie de premisas que el autor menciona, las cuales se
comentan a continuación:

Premisa 1: El ser humano siempre actúa para disminuir su grado de


insatisfacción. Nunca estará satisfecho, pues siempre deseará un estado de cosas
que prefiere al del momento en que se encuentra.
Es oportuno recalcar dos puntos. El primero, que toda persona siempre
actúa con la intención de mejorar sus actuales condiciones, debido a esa
constante sensación de insatisfacción sumado a la creación de necesidades casi
inagotables (pirámide de Maslow.) El segundo, el hecho que se pone énfasis de
ese deseo individual de mejorar, esto es que cada persona busca su interés propio,
lo cual es sumamente relevante por cuanto ese deseo muchas veces ha sido
considerado como un defecto egoísta o muestra de desinterés hacia los demás, lo

*
Licenciado en Ciencias Jurídicas y Sociales. Abogado y Notario. Universidad Rafael Landívar. Maestro en
Derecho Civil y Procesal Civil. Universidad San Carlos de Guatemala. Master en Ciencias Forenses.
Universidad de Valencia, España. Doctorando en Derecho. Universidad de Occidente. Juez de Sentencia de
Quetzaltenango. Organismo Judicial, Guatemala.
cual no es cierto, ya que cada quien busca alcanzar su propia satisfacción o
felicidad, sin que ello implique de modo alguno indiferencia por el interés ajeno;
de hecho tal y como se comentó en el artículo anterior, la mejora de los demás
produce como consecuencia necesaria mejora en la propia calidad de vida del
sujeto, o dicho de otro modo, si una persona mejora, lo demás también lo harán.

Premisa 2: El hombre es capaz de escoger y continuamente está


escogiendo.
Esta premisa pone de manifiesto que no existe per se una ordenación
deliberada de la forma de comportamiento del conglomerado social, por el
contrario, cada individuo en lo particular escoge o selecciona de las opciones con
las que cuenta, aquella que le parece más acertada; y el cúmulo de decisiones de
cada individuo es lo que provoca el comportamiento social.

Premisa 3: Vivimos en un mundo donde todo, menos el aire (por ahora),


es escaso.
Esta escases que se comenta en todo tipo de recurso (humano, capital,
ambiental o natural, instrumental, etc…), hace necesario el uso adecuado y
racionalización de lo que se utiliza, sumado al hecho que no todas las personas
tendrán acceso a esos recursos. Al comprender que no hay nada gratis en este
mundo, y por ende, todo tiene un costo, racionalizar implica incurrir en el “costo
de oportunidad” que es definido de la manera siguiente:
Costo de oportunidad significa que para obtener cualquier cosa o satisfacer cualquier
objetivo, inevitablemente hemos de alguna otra cosa o satisfacción… En el mercado, los
costos de cada satisfacción (los costos reales, no el precio en dinero) son distintos para
cada persona, pues depende de las oportunidades específicas con su particular y específica
situación y gustos… Así el costo de oportunidad por ser subjetivo, es distinto para cada
persona.
Premisa 4: El ser humano no es omnisciente, ni infalible y el mundo es
imperfecto.
Las aseveraciones anteriores son conocidas por todos sin dubitación
alguna. Que el ser humano no lo sepa todo (de hecho son más las cosas que ignora
que las que conoce), que se equivoque constantemente (pues solo de esa forma se
aprende) y que el mundo realmente no es un escenario utópico o ideal de lo que
nos gustaría que fuera (el mundo es como es), es algo que todos sabemos; sin
embargo tener presentes y claros esos conceptos es muy importante para
desechar todo tipo de argumentos que en escenarios teóricos o ideales pudieran
resultar adecuados, pero que al contrastarlos con la realidad no se adecuan a la
misma.

Premisa 5: Cuando trabajamos sacrificamos nuestro solaz o el tiempo que


podríamos emplear en otra cosa.
Esta afirmación o premisa está íntimamente relacionada con el concepto
de productividad que antes mencionamos, el ser humano siempre trata de
satisfacer sus necesidades a través de la menor cantidad de trabajo, tiempo y
esfuerzo –ser más productivo-. Ello implica que el trabajo no es visto como un
beneficio en sí mismo sino más bien como un sacrificio que es necesario realizar
para conseguir un beneficio, razón por la cual es necesario economizar (en este
caso tiempo y esfuerzo.) El economizar es entendido como: “Gastar la menor
cantidad de recursos (incluyendo tiempo y esfuerzo personal) en lograr cualquier
satisfacción. Todo lo que no se gasta (consume) en lograr una satisfacción
quedará disponible para otras satisfacciones. Lo contrario es derroche.”

Premisa 6: Todas las personas son distintas. No hay dos seres


humanos idénticos. Cada individuo es único. No hay igualdad entre los
seres humanos.
Estas afirmaciones inicialmente implican reconocer algo que
empíricamente todos sabemos, cada persona es diferente. Dichas diferencias
están marcadas a través de distintos factores tales como género, edad, raza,
religión, idioma, cultura, etc…, los cuales hacen que todos pensemos, nos
comportemos y seamos diferentes unos con otros. A ello se le suman
características más específicas como condición económica, estado de salud,
capacidad intelectual, capacidad física, aspectos estéticos y sentido del humor,
entre otras.

Dicha comprensión sobre la diversidad de cada individuo particular, no


riñe con la igualdad que constitucionalmente está garantizada para todos los
individuos. La Constitución Política de la República de Guatemala (Asamblea
Nacional Constituyente, 1985) en su artículo 4 regula: “En Guatemala todos los
seres humanos son libres e iguales en dignidad y derechos…”

Al interpretar adecuadamente el texto normativo se establece que las


personas son iguales ante la ley, es decir, tienen la misma dignidad y derechos,
lo que implica que nadie debe tener privilegios; más ello no implica que todos
seamos iguales o tengamos las mismas condiciones. Tener claridad en este
aspecto, nos ayuda a no cometer dicho error y confundir la igualdad que habla la
ley con el hecho que todo mundo sea igual, que son conceptos diferentes.

Así lo ha explicado la (Corte de Constitucionalidad, 1994) quien al tratar


este tema ha señalado:
Esta Corte estima que el principio de igualdad, plasmado en el artículo 4o. de la
Constitución Política de la República impone que situaciones iguales sean tratadas
normativamente de la misma forma; pero para que el mismo rebase un significado
puramente formal y sea realmente efectivo, se impone también que situaciones distintas
sean tratadas desigualmente, conforme sus diferencias. Esta Corte ha expresado en
anteriores casos que este principio de igualdad hace una referencia a la universalidad de
la ley, pero no prohíbe, ni se opone a dicho principio, el hecho que el legislador contemple
la necesidad o conveniencia de clasificar y diferenciar situaciones distinta y darles un
tratamiento diverso, siempre que tal diferencia tenga una justificación razonable de
acuerdo al sistema de valores que la Constitución acoge.

Volviendo al punto que el autor menciona, el entender la diversidad de


cada individuo y aprovechar al máximo sus talentos particulares, hace posible
una adecuada división del trabajo, según los atributos de cada sujeto,
beneficiándose todos de esa forma de la colaboración y unión de talentos. Esto
es, a lo que se ha denominado Ley de Asociación. En palabras de (Mises, 1968):
“Mientras el trabajo resulte más fecundo bajo el signo de la división del mismo y
en tanto el hombre sea capaz de advertir tal realidad, la acción humana tenderá
espontáneamente a la cooperación y a la asociación.”

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