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ANALISIS SOBRE LA CORRUPCION A NIVEL NACIONAL

Es un fenómeno extendido y común en nuestro país debido a la ausencia de mecanismos de control interno adecuados, por el
sometimiento al poder político que históricamente ha existido en la institución así como por la ausencia de mecanismos de
control ciudadano de los funcionarios judiciales. Por ello, se realizó un análisis aproximativo de la corrupción en el Poder
Judicial en la perspectiva de los factores antes señalados.
El Perú es quizá uno de los países que mejor ilustra, durante la década de los noventa, el indicado movimiento sucesivo de
apertura y clausura en el ámbito jurisdiccional, de esperanza de cambio y realidad retardataria en el terreno de las
estructuras judiciales. La perversión y frustración del proceso de «reforma judicial» desarrollado bajo el régimen fujimorista
precisamente evidencia, de manera harto dramática, dicho movimiento pendular: la reforma, que pudo al inicio haber
despertado entusiasmo y adhesiones, no fue en esencia otra cosa, como a la postre se hizo patente, que un instrumento de
sometimiento de la magistratura a los designios de una camarilla corrupta y ávida de perpetuarse, por vía autoritaria y
fraudulenta, en el poder del Estado.
Desde luego, no es que la corrupción judicial surgiera con el régimen fujimorista. El mal preexistía e inclusive, en diversos
momentos de las décadas precedentes, algunos estudiosos llamaron la atención sobre su presencia y aun sobre la amenaza
que representaba, para el sistema de justicia como un todo, su eventual extensión incontrolada. Sin embargo, las
dimensiones alcanzadas y las formas bajo las que se presentó en los años noventa, son tales que aún siguen llenando a
la ciudadanía de estupor e indignación.
Vinculada estrechamente al ejercicio del poder, la corrupción parece ser una presencia constante en la historia de la
humanidad. Lord Acton, católico liberal y catedrático de la universidad de Cambridge, acuñó a fines del siglo XIX una
fórmula que se ha hecho célebre: en una carta dirigida al obispo Mandel Creighton, fechado el 3 de abril de 1887, sostuvo
que «el poder tiende a corromper y el poder absoluto corrompe absolutamente». Ha habido, pues, corrupción siempre,
porque siempre ha habido poder entre los hombres, y cuando tal poder ha carecido de cauces y linderos predeterminados, los
actos corruptos han tendido a desbordarse fuera de todo control.
Conviene advertir, sin embargo, que «la "corrupción" tenía antes un sentido mucho más amplio que el que tiene
actualmente», ya que en la tradición de pensamiento político de Occidente, desde Platón y Aristóteles hasta Maquiavelo, esto
es, desde la Antigüedad clásica hasta el Renacimiento, el término se utilizaba «para referirse menos a las acciones de los
individuos que a la salud moral del conjunto de la sociedad», por lo que se destacaba aspectos tales como «los términos de
la distribución de la riqueza y del poder, de la relación entre dirigentes y seguidores, de las fuentes del poder, y el derecho
moral de los gobernantes a gobernar», o también «el "amor a la libertad" de un pueblo». De allí que, por ejemplo, para
Tucídides, la toma ateniense de Melos, desprovista de otra justificación que la mera necesidad de conquista, «implicaba la
corrupción del Estado».
Según hace notar Joaquín Gonzáles, en realidad el entendimiento cabalmente moderno del fenómeno reclama, como un
elemento esencial, «la distinción de res publica y ámbito privado, propia de las sociedades complejas que instauran órganos
de poder con capacidad autónoma de decisión». En el mismo sentido se pronuncia Michael Johnston, para quien «las
concepciones modernas de la corrupción se basan en la idea de roles explícitamente públicos, dotados de poderes limitados y
sujetos a obligaciones impersonales».
Así, mientras no se reservó una esfera íntima como derecho de las personas, sustraída a la injerencia del Estado, mientras no
se afirmó el valor de lo individual en contraste con el comunitarismo de las primeras formas de organización política,
mientras no surgió un aparato estatal distinto de la persona del soberano y sujeto a determinadas restricciones y límites, no
podía hablarse con propiedad de corrupción. Como afirma Johnston, «un autócrata absoluto no puede ser corrupto en el
sentido moderno del concepto, hasta que se imponga ciertas limitaciones a su poder».
Como quiera que fuere, situado plenamente en nuestro tiempo, se constata que, a pesar de la gran atención que en los
últimos años concita la corrupción y de las numerosas nociones y perspectivas presentadas, «su conceptuación sigue siendo
problemática», mostrándose como «fenómeno proteico y clandestino, de difícil aprehensión intelectual». Y es que, como ha
señalado Philp, «nadie ha logrado dar con una "definición concisa" y universalmente satisfactoria», no obstante que «la
búsqueda de definiciones ha sido desde hace mucho tiempo un rasgo de los debates conceptuales y políticos sobre la
corrupción».
Albert Calsamiglia, entre otros autores, ha llamado la atención acerca del relativismo del concepto. Al reservar un lugar
de importancia a «una teoríade la corrupción que pretenda resolver problemas prácticos», el estudioso español sostiene que
esto no será posible «sin tener en cuenta las condiciones y las prácticas sociales sobre las que (tal teoría) se proyecta». Se
sigue de aquí que «la corrupción es relativa a unas prácticas sociales», lo que exige «aceptar que la misma conducta puede
considerarse corrupta en una sociedad y no corrupta en otra».
La peor corrupción que ha vivido el Perú, por su gravedad, magnitud y generalización. Lo que impero en los noventa fue un
régimen político íntegramente dedicado a saquear los recursos del estado, en un país con el 50% de pobreza y 20% de
extrema pobreza. Un régimen que diseño para ello un engranaje perverso maquiavélico, sin ningún tipo de límite o
escrúpulo: crímenes, extorsión, violaciones de derechos humanos, control y manipulación de instituciones, compra
de medios de comunicación, tráfico de armas, narcotráfico, operativos psicosociales, etcétera. Y engranaje que busco y logro,
además cómplices en todos los sectores y ámbitos del país.
ANALISIS 2
En el mundo entero podemos notar que los aparatos estatales muchas veces son ineficientes, especialmente en continentes

como el África o América Latina donde el papel del Estado muchas veces no cubre las necesidades básicas y donde el

criollismo y la viveza son muchas veces un modo de sobrevivir no solo para los pobres sino también para personas que

recursos.

Así tenemos al “corrompimiento” y “corrupción”, dos términos diferentes los cuales poseen una connotación significativa

moral. Así podemos notar que el término corromper señala un significado como echar a perder, depravar, sobornar al juez

o cualquier persona no necesariamente un funcionario público. También podemos ubicar al término corrupción que designa

a la acción y efecto de corromper o corromperse y, de otro lado, el vicio o abuso introducido en las cosas no materiales.

No existe una posibilidad de describir con tanta certeza el grado de corrupción de un país tan grande y al mismo tiempo

donde no se lleva un control estricto de las ganancias y las perdidas exactas en la contabilidad de la nación, especialmente

en las zonas de provincias donde los funcionarios pueden burlarse de la Contraloría de la Nación también porque más está

el interés centralizado en la capital del país que en este caso es Lima, pero estos problemas no están viniendo de recién de

los últimos años o de la época republicana si no que este problema ya ha sido heredado de la época colonial en donde los

españoles al llegar al Imperio Incaico deshicieron los modos de producción en colectivo y comenzaron a infundir el

individualismo resquebrajando las normas sociales que reinaban en el incanato.

A continuación, analizaremos la corrupción en la época colonial: El corregidor y el cacique realizaban un complot contra

los indígenas para poder cobrar más tributos y endeudar más a los indios a cambio de obtener mayor ganancias y así acumular

una riqueza personal que el Estado colonial en ese entonces no lo cubría, así es como muchos arios españoles al momento

de llegar a la América se volvían ricos hacendados, muchos a cambio de “protección al indígena” donde tenía que

evangelizar al indígena pero sucedía todo lo contrario, solo lo endeudaba aparte de impartirle sus costumbres.

Sin embargo, en la época colonial, no se podía comercializar con otras colonias, esos productos elaborados en las colonias

debían enviarse a España y desde allí se revendía a otra colonia formando un monopolio y así también como habían prohibido

libros científicos y muchas obras literarias como El Quijote de la Mancha, los mismos criollos y mestizos comenzaron con el

negocio del contrabando.

Estaba prohibido el comercio con otras colonias, las cuales todas eran enviadas a España. A raíz de eso, había el

contrabando y la piratería. (Corrupción en el tiempo, 2010).

Después de la corruptela generada entre caciques y corregidores, después de las nuevas leyes que impuso la Casa de Borbón

cuando llego al trono español genero un malestar en la población que tenía el cargo nobiliario de cacique ya que antes no

pagaba impuestos porque su parte que le tocaba pagar de impuestos era extraído de todo lo que le podían sacar a los

indígenas al venderle sus productos, los intendentes comenzaron a jugar el mismo papel que el corregidor y toda la red de

corruptela continuo así mismo los indígenas siguieron siendo los más perjudicados.

Llegando a la época republicana podemos notar que el criollismo y la viveza ya se estaban implantando en las mentes

jóvenes y en la mente de los indígenas al momento que se escapaban o llegaban a una ciudad.
A los criollos no les importaba la situación del indígena ni hasta qué grado afectaban la toma de decisiones sobre la

república, ellos tan solo querían generar sus propias normas las cuales les fueran a su favor para así poder generar sus

riquezas personales también a costa del dinero del mismo Estado peruano. Allí se comenzó a generar una corruptela por

parte de los funcionarios republicanos, la situación del indígena seguía igual que antes y era cobrándoles tributos por el

simple hecho de ser indígena y allí también se juntaban los eclesiásticos más los estatales y violaban o asaltaban a los

indígenas pero nadie podía regular ello porque las autoridades pertinentes ya habían sido sobornadas o chantajeadas

también con acción similares.

Podemos notar que especialmente en el gobierno de Castilla, la corrupción había crecido enormemente, tanto que desde

allí podemos notar a las concesiones sobre recursos naturales o artificiales peruanos al extranjero pero en vez de hacer un

concurso público era quien le pagaba más al funcionario para obtener dicho beneficio que muchas veces les daban el recurso

al extranjero por 100 años o a veces hasta a perpetuidad, donde habrá quedado su sentimiento patriótico de aquellos

funcionarios que pudieron traicionar así a su patria. Es que también en esta época, los habitantes de nuestro territorio se

avergonzaban de ser peruanos, prefiriendo identificarse como ciudadanos europeos, ya que no existía ese nacionalismo esa

preocupación por la unión de la población por el bien común del país si no tan solo el individualismo donde se buscaba la

riqueza personal con recursos estatales, pero esto no solo es del siglo XVIII si no que ha llegado este anti sentimiento

peruano hasta el siglo XXI donde ya uno puede notar mayor hermandad que antes entre peruanos, donde la identidad

peruana recién se comienza a formar gracias a la gastronomía y a Machu Picchu ya que son de reconocimiento mundial;

pero volviendo a la ubicación de la corrupción de la historia, también tenemos escandalosos hechos en los diferentes golpes

de Estado que se perpetraban a favor de una pequeña elite, de un pequeño sector de la población a la que muchas veces

no les gustaba el cambio que muchas veces era el mejor para progresar o para comenzar una revolución ya sea industrial o

educacional en el país, allí se sobornaba a los guardias y muchas veces a las cabezas del ejército para que los dejen tomar

el poder.

Sin olvidar la guerra con Chile, podemos notar como los hacendados del norte prácticamente regalaron territorio a los

chilenos (Tacna, Arica y Tarapacá) cuando estos presionaban para firmar un tratado de paz justo en el mismo momento en

que Cáceres comandaba la resistencia en la sierra con el sistema de guerra de guerrillas donde los chilenos a las justas

ganaron 1 batalla de aproximadamente 10, entonces porque tener que regalar territorio al enemigo si se podía todavía tal

vez salvar parte de este, sin embargo así actuó Miguel Iglesias, hacendado del norte y próximamente presidente del Perú,

la explicación está en que los chilenos querían sobornar a los hacendados del norte pero como estos no aceptaron les

destruyeron sus haciendas, así que como aquel hacendado tenía miedo que le destruyan su hacienda, porque aún era una

de las pocas haciendas que quedaba en pie después del bombardeo, él como había tenido entrenamiento militar dio golpe

de Estado y así logro firmar un tratado vergonzoso con Chile y es así donde notamos que la corrupción muchas veces no es

solo dar dinero a otro si no también el infundir el miedo entre las diferentes personas para que así cedan ante su voluntad.

Lo peor de todo, fue el abandono de nuestro entonces presidente Mariano Ignacio Prado que se fue a Paris con el pretexto

de la compra de armas, pidiendo joyas y demás riquezas a los aristocráticos limeños; después de unos días de este suceso,

Nicolás de Piérola da un golpe de estado así dando a conocer el hecho a los ciudadanos y tomando el poder así mismo como

el armador de las estrategias contra el ejército Chileno.


Era el año 1879, a Perú no le iba bien en la guerra que mantenía con Chile y el entonces presidente Mariano Ignacio Prado

decidió que el mejor curso de acción era ir de viaje a Europa con el fin de comprar armas para sostener el esfuerzo bélico.

Días después de su partida un golpe de estado instauraba a Nicolás de Piérola en su lugar, Lo que siguió fue la acusación a

Prado de haber huido cobardemente del país para darse la gran vida con el erario nacional en el extranjero; suponemos

que específicamente en París, destino favorito de nuestros presidentes en plan de fuga. (Byron McSutton, 2011).

Después en la vida de la republica aristocrática sencillamente la corrupción se volvió mucho más grande ya que se

comenzaron las concesiones desde cero, los golpes de Estado eran prácticamente pan de cada día y la política peruana ya

estaba manchada de promesas que quedaban en el olvido al momento que dicho personaje llegaba al poder. Al llegar el

siglo XX, el sistema estatal se comenzó a estabilizar un poco ya que los golpes de Estado solo se hacían “cuando era

necesario” por el ejército, los partidos políticos tradicionales quedaron sin credibilidad por todas sus cortinas de humo que

hacían a la población, así es como prácticamente llegamos a la época de Fujimori, una época donde el país quedo devastado

educacionalmente en la cual muchas de las personas ya no buscan el saber más ni el preocuparse por superar sus metas si

no tan solo por el vivir el día a día en una sociedad mediocre que va en picada a pesar de su crecimiento económico que es

mal distribuido, muchas veces las personas de provincia que tienen menos oportunidades que una persona que tiene todas

las oportunidades aprovecha más los pocos estudios que le llegan a su provincia o comunidad. Sin olvidarnos también de su

famoso autogolpe de Estado el 05 de abril de 1992, en el cual disolvió el Congreso de la Republica, el Poder Judicial, la

Contraloría de la Republica y el Ministerio Publico con el pretexto de reestructurarlos y convertirlos en organismos más

eficientes, dando la denominación al periodo que continua de su gobierno como un gobierno de emergencia y

reestructuración.

La CVR constata que, a partir del golpe de Estado del 5 de abril de 1992, la PNP fue sometida a los planes del Servicio de

Inteligencia Nacional y subordinada al poder militar, con un recorte significativo de sus facultades, una distorsión de sus

funciones institucionales y una cúpula involucrada en la red de corrupción del régimen manejada por Vladimiro Montesinos.

(Comisión de la Verdad y Reconciliación, 2004).

La corrupción en este gobierno aún está siendo juzgada en favor del Estado peruano ya que se ha encontrado que el ex

presidente Fujimori tiene una fortuna en Japón, pero ¿Cómo la consiguió si su sueldo era solo de dos mil nuevos soles? Allí

está la desfachatez y la tapadera la cual fue y aún es un escándalo en el país. Así llegamos a la actualidad donde la

corrupción en un país falto de valores como el Perú, es demasiado grande pero no solo en el aparato estatal sino también

en los diferentes aspectos de la vida diaria y común como cuando sobornar a un profesor para poder pasar un curso o un

año escolar o universitario, cuando se le soborna al policía de tránsito para que no le ponga una multa la infractor y muchos

diversos casos los cuales pueden ser descritos con mucha delicadeza ya que aquí es donde notamos que clase de ciudadanos

tenemos en nuestro país y al mismo tiempo que clase de ciudadanos crían a los futuros ciudadanos que comandaran nuestro

país en el mañana.

Así mismo podemos concluir que el Perú es un país donde los valores muchas veces o mayormente ya no son tomados en

cuenta si no tan solo la viveza que caracteriza al peruano, también se puede percibir que el criollismo y la viveza es un pan
de cada día en nuestra sociedad tan dañada en cuanto a identidad y unidad esta. La propuesta seria el querer fundir una

sociedad en la cual los valores y la unión confraternal entre los mismos peruanos se de y así poder prosperar como nación

y no solo como persona.

La falta de patriotismo de parte de los trabajadores de instituciones estatales, ya sean médicos, profesores, etc. deben

tener una ética y una moral más desarrollada que otros profesionales muchas veces ya que de ellos depende muchos futuros,

así mismo esos valores son inculcados desde la casa, pero si la familia tampoco tiene valores definidos entonces no

podríamos pedir que nuestros profesionales tengan una moral bien definida y al servicio de los demás. También, podemos

añadir la falta de unidad en nuestro país para poder afrontar juntos a estos gobiernos y pedir nuestros derechos a que el

gobierno rinda cuentas sin temor a represalias, ya que si todos nos unimos esto puede parar, es hora de tener un gobierno

y un Estado a favor de los más pobres y no solo que vea sus propios intereses.
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ANALISIS3

Todo esto nos lleva a reafirmar que la corrupción es un obstáculo en el camino al desarrollo de un país. Por ende, medir los niveles de
corrupción funciona como herramienta para medir qué tan cerca o lejos estamos del desarrollo. Entonces, ante el develamiento de un
sinnúmero de casos de corrupción en el último año -además de los casos de corrupción ocurridos en gobiernos anteriores que aún
siguen siendo procesados o se encuentran aún en la impunidad-, la respuesta a la interrogante ¿qué tan cerca está Perú del desarrollo?
parece ser obvia: nuestro país aún está lejos.

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