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El Arte de la Meditación.

Primera Parte: Acercamiento a su esencia.

"Meditar significa darse cuenta


interiormente de la imperturbabilidad de la
esencia de la Mente"
Hui-neng

Meditar es el arte de acercarse a la orilla de un lago y observar cómo bailan


las ondas producidas por la corriente en la superficie del agua, hasta que poco a
poco, en ese danzar sutil y armonioso, te fundes con él y eres uno con el lago.
Entonces ocurre la maravilla, y descubres justo en ese momento que puedes ver
más allá de la superficie, de su superficie, de tu superficie, tanto hacia dentro,
como hacia fuera. Este estado se llama despertar de la consciencia holística, la
consciencia del Todo, esa que te hace presente que todo lo que te rodea es sólo
una parte más de ti que está ahí para ayudarte en tu camino. Es por esto que la
meditación debería ser parte esencial en el desarrollo personal de cualquier ser
humano, ya que no sólo es beneficiosa para la salud mental, por la cantidad de
ventajas que nos ofrece para el autoconocimiento y por consiguiente la
comprensión y control sobre Todo nuestro Ser, sino que posibilita el acceso a
otros estados de consciencia que nos ayudan a potenciar nuestras cualidades
perceptivas. En definitiva: Ser más Consciente es estar más Vivo.
Actualmente, la gran mayoría de las personas sólo utilizan una pequeña
parte de su cerebro y su potencial, e incluso, y a pesar de esto, esa pequeña parte
que utilizamos, la utilizamos tan mal que, casi siempre nos provoca más
sufrimiento mental que alivio.

Este sufrimiento mental viene forzado precisamente a través del


desconocimiento de nuestro Ser. Vivimos sumergidos en las tinieblas de la
Consciencia. Así, como barcos sin timón y sin rumbo, nuestra mente divaga a
ciegas a través de tormentas de estados temporales, ya sea hacia el pasado o
hacia el futuro. Lo cual poco a poco va mermando nuestro mástil y la embarcación
se va desquebrajando con los años también. A veces las tormentas son tan
fuertes que hasta nuestra mente puede perder el norte completamente. Y es lógico
que ocurra esto, nos hemos agarrado demasiado a ella, sin darnos cuenta que no
somos el mástil, que la mente es sólo un vehículo más, que nosotros somos el
barco completo, y el océano también.

Curiosamente, mientras dormimos, es como si el barco descansara en un


puerto y reparase un poco sus desajustes. Por eso, los que somos mente,
necesitamos dormir. El acto de dormir no es más que una herramienta funcional
del vehículo de la mente, que se reconcilia con el Ser, en estados de conciencia
profundos que le permiten renovar sus energías y comunicarse con el Ser
Inconsciente a niveles que hemos llamado Subconscientes.

A veces estos mensajes del Ser llegan a la mente como señales de humo,
poco nítidas, básicamente como símbolos, debido a que en la oscuridad de
nuestra consciencia apenas podemos comprender su lenguaje, como niños que
están aprendiendo a hablar. Los sueños lúcidos no son más que las
reminiscencias de estos mensajes, que a veces quedan impregnados en nuestra
memoria funcional. Y puesto que nuestra memoria funcional no malgastaría ni un
ápice de energía en retener algo que no nos sirviera para nada, es evidente que
esos sueños que recordamos tienen su función, posiblemente y quizás, para
recordarnos que el Ser está ahí, detrás del vehículo de la mente, lanzándonos a
gritos estas señales de humo con la urgencia de una necesidad vital que estamos
obviando en la oscuridad en que vivimos.

Pues bien, el acto de meditar es dar luz a la conciencia en esta oscuridad


permanente. en la que nos encontramos. Nos enseña a comunicarnos con nuestro
Ser, más allá del vehículo de nuestra mente. Una persona que estuviera en este
estado de Luz en la Consciencia, no necesitaría estacionar su fatigada mente
cada noche en el puerto de los sueños. Una persona que está unida a Todo su
Ser, no sólo no duerme, ni lo necesita, sino que disfruta de las ventajas de estar
vivo y consciente tanto de día como de noche. Estas personas descubren la
maravilla de continuar con su vida mientras su cuerpo físico descansa, porque han
aprendido a manejarse por otros vehículos del Ser.

Por tanto, podríamos resumir que el arte de meditar es ser Consciente de tu


Ser. De hecho, las técnicas de meditación que conozco van encaminada a este
propósito. ¿Y por qué Arte? Lo defino como arte porque requiere la sensibilidad y
el esfuerzo de un artista, porque no se puede esculpir una escultura a
mamporrazos, ni construir un edificio en un día, se necesita un temple y educación
de los sentidos para poder alcanzarla, pero sus frutos son tan exquisitos como el
Arte adquirido.

Una vez comprendido en qué consiste el Arte de la Meditación expondré en


la próxima publicación algunos ejercicios que yo mismo he ido investigando y
desarrollando en función de mi propia experiencia personal, para que ustedes
mismos vayan experimentando en el Arte de la meditación. Mientras tanto, si
quieren añadir alguna definición propia que tengan de la meditación, o cuáles
creen que pueden ser sus funciones, o cualquier otro comentario relacionado con
la misma, será un placer que lo compartan conmigo para seguir explorando
nuevos ángulos y perfeccionando nuestro Arte.
Segunda Parte: Ejercicio prag-mágico de Meditación Contemplativa.

"La Siembra Comienza por Conocer la


Semilla"
Elohim ∞8∞ Eleazar

En esta ocasión tengo el placer de compartiros una experiencia personal de


un ejercicio de meditación contemplativa.

¿Cuál es mi intención con esto? Mi intención es dar a conocer a través de


mi experiencia empírica y real, uno de los tipos de meditación que existen, con el
objetivo de que ustedes conozcan de una manera más directa cuáles son los
parámetros y procesos (físicos, mentales, emocionales, trascendentales) que se
desarrollan en un ejercicio de meditación contemplativa.

Como siempre, en primer lugar relataré qué hice simplemente, sin dar a
conocer mis propias deducciones, que mostraré a posteriori, con el objetivo de que
ustedes puedan elegir realizarlo primero sin consultar mis resultados para no crear
así interferencias en su aprendizaje.
Antes, por favor, me gustaría que leyeran este buen artículo introductorio
que he encontrado por la red: http://www.sabiduria.com/articulos/meditacion.pdf,
para que tengan una breve idea sobre el tipo de meditación que vamos a explicar.

Nosotros no nos vamos a parar, al menos esta vez, en un tipo de


meditación concentrativa que, como habréis leído en el artículo, son los que
utilizan ejercicios de respiración, mantras, etc., y además son los más conocidos
popularmente. Ejercicios que, personalmente por mi forma de ser, me han
desesperado y entorpecido para lograr la práctica de la meditación, lo cual no
quiere decir que no pueda llegar a ser efectivo para otras personas. De todas
formas, no es algo que quiera pasar por alto y en otra ocasión postearé una
variante alternativa de este tipo de meditación, concentrativa, que sí me funcionó.

A continuación, vamos a pasar a relatar la meditación contemplativa, pero si


todavía no está convencido de si quiere realizarla aún, puede entretenerse con
éste artículo de divulgación científica donde se explora los beneficios de la
meditación desde una perspectiva estrictamente médica:
http://bvs.sld.cu/revistas/mgi/vol14_2_98/mgi10298.pdf

Como bien hemos visto en el primer artículo, la meditación contemplativa


consiste en un estado de atención en el tiempo presente. Pero antes de pasar al
método, hay que buscar la motivación que nos lleve a usarlo. Por tanto, podemos
comenzar por plantearnos una pregunta algo trascendental. En mi caso mi
pregunta fue: (la dejaré oculta para no influir y que vosotros penséis vuestra propia
pregunta) “¿Qué hay después de la muerte?”

Ya tenemos nuestra pregunta así que el primer paso ya está dado. Lo


próximo es mantenerse atento a todo lo que ocurre a nuestro alrededor.
Simplemente contemplando, de forma pacífica, ya sea lo que estamos haciendo
en ese momento, lo que alguien dice, los objetos que nos rodean, el sentir del aire,
de la naturaleza, o de nuestro propio cuerpo, etc.

Una consideración y un consejo: A veces no podemos acceder a nuestra


Consciencia porque nuestra Mente nos lo impide. La Mente siempre está vagando
hacia el pasado o hacia el futuro, por eso es importante que se centre en el
presente de lo que le rodea. También puede estar intentando distraerle con
asuntos triviales (lo cual es un instinto natural de protección, donde se manifiesta
el miedo que tiene a verse privada del control que ejerce sobre nuestra
Consciencia). En ese caso, ha uno de situarse como mero espectador de nuestra
Mente, dejando que esta “hable” y “piense” todo lo que quiera, sin juzgarla, hasta
que simplemente deje de “hablar”.
Si a pesar de esto usted no se siente bien continuando con el ejercicio, es
el momento de parar y hacer lo que su Mente le dicte qué tiene que hacer, e
intente el ejercicio en otro momento cuando sus necesidades creadas no hagan a
la Mente tener tanto control sobre usted.

Si usted sin embargo está viendo cómo su Mente, aunque no esté callada
del todo, está más calmada, y esto no le impide estar atento a su presente, puede
continuar con el ejercicio.

Si necesita una ayuda más intensa para hacerse con el control de su


Consciencia frente a la Mente, puede invocar estas palabras: “yo soy el que SOY”,
que tienen el poder de haber resonado a lo largo de los siglos y que ahuyenta las
estructuras egóicas de la Mente frente al Ser de la Consciencia, dejando claro así
que no somos nuestra mente (como narré en mi primer posteo sobre meditación),
sino algo más supremo.

Después de esto puede que haya comenzado a sentir alguna de esta serie
de síntomas:

Cosquilleo por la columna vertebral.


Sensación de un suave calor interno.
Emociones positivas.
Aumento en las percepciones de los cinco sentidos.
Sentimiento de armonía con todo lo que le rodea.

Estos síntomas, y algunos más, están asociados a un estado del cerebro en el


que hemos dejado de emitir ondas Beta, y hemos pasado a emitir ondas Alfa. Es
decir, estamos accediendo a una frecuencia diferente de la realidad, como si
sintonizáramos suavemente una radio o un canal de televisión en sintonía fina.
Estamos accediendo así a nuevos canales, y sintonías que siempre pasábamos
por alto, debido a su casi imperceptible frecuencia. Estamos por tanto asistiendo a
una verdadera meditación.

Es entonces, cuando en estos momentos que accedemos a la nueva


frecuencia, nos llega una información mucho más sutil y profunda de las cosas. Y
es así, como se crea un puente entre nuestra Consciencia del Ser y nuestra
realidad, en el que las respuestas a nuestras preguntas surgen como de la nada a
través de los símbolos que observamos a nuestro alrededor. Y es así porque en
nuestra condición humana y limitada sólo podemos acceder a la información
mediante un pensamiento simbólico, que luego representamos de forma
convencional en función de nuestra base de conocimientos, así como las letras y
los números son símbolos creados por el hombre para dar entendimiento a la
realidad, así como las imágenes se hacen ideas que luego se hacen símbolos. Así
es como traducimos a nuestro intelecto el lenguaje de lo eterno y así es como el
Infinito del Todo accede a lo concreto del Uno.

Una vez explicado todo esto, puedo pasar a relatar a posterior mi experiencia
personal sin prejuicio de que esto influya en el aprendizaje, ya que se supone que
si seguís leyendo hasta aquí es por vuestro explícito deseo, después de
asegurarme que no os perjudicara en vuestras respuestas. Os cuento:

Yo me senté frente a los árboles de mi jardín y empecé a meditar sobre esta


pregunta: ¿Qué hay después de la muerte? No me vino respuesta inmediata
alguna, aunque había sentido algo dentro de mí. Horas después, cuando ya no
pensaba sobre el tema, me vino de súbito la respuesta, justo cuando las barreras
de mi mente que hasta entonces habían bloqueado la entrada del espíritu ya
estaban abiertas.

En ese momento, cogí un papel y comencé a dibujar y escribir todo lo que me


venía: Tomé una hoja en blanco y tracé una línea divisoria por la mitad. En la parte
superior dibujé un árbol, con muchas ramas, flores y frutos maduros. En la parte
inferior dibujé las raíces del árbol.

Luego me di cuenta de algo: Los árboles tienen una doble alimentación. En el


cielo toman la luz del Sol y el aire. En la tierra toman con sus raíces el agua y los
minerales. Entonces descubrí que se daban los cuatro elementos en él.

Por otra parte, que tomen alimentos diferentes del cielo y de la tierra me hizo
vislumbrar que el cielo siempre había sido el referente del “Padre” que todo lo crea
y la tierra de la “Madre” que todo lo acoge en su seno. A continuación tomé de
nuevo el papel y el lápiz y escribí:

En la parte superior, junto a las ramas: Chispa divina. Seno paterno. Alimento:
lumínico (Fuego) y Aire. Vida después de la vida física humana. Proceso: de lo
finito pasamos a lo infinito para luego volver a pasar a lo finito. Envolviendo la
palabra “infinito” en un círculo.

En la parte inferior, junto a las raíces: Útero-seno materno. Alimento: Mineral


(Tierra) y Químico (Agua). Vida física humana. Proceso: de lo infinito pasamos a la
envoltura finita para luego volver al infinito. Envolviendo la palabra “finito” en un
círculo.

En la línea divisoria que separaba las dos partes puse la ley hermética: “Como
es arriba es abajo y como es abajo es arriba”. Observando que las ramas de los
árboles eran similares a las raíces del mismo, como si se mirara en un espejo, a
modo de simetría.
Aún me faltaba algo. Estaba reuniendo elementos, como el que reúne palabras
para formar una frase. Dibujé un fruto que caía a la tierra, y junto al fruto dibujé
debajo de la misma tierra una semilla que empezaba a germinar. En la distancia
de ambos elementos escribí la palabra: Reencarnación.

Ahora imagínese que usted mismo es ese árbol, que existen muchos árboles
como usted, pero sólo existe una tierra para todos y un cielo para todos, que no
son más que metáforas, al igual que todo lo que mencioné. Que al igual que se
pueden escribir infinitas melodías a través de finitas notas musicales, o infinitos
textos a través de finitas letras, no está en absoluto en contradicción lo finito con lo
infinito, sino que se complementan, como el cielo y la tierra en este ciclo. De igual
manera que en el principio todo era la primera materia (akasha) unida y se
expandió (acto de amor) a través del big bang, el caos precede al cosmos (orden)
y viceversa, donde la energía y por tanto toda la existencia tiende al proceso
negentrópico-entrópico (cosmos-caos).

“La energía ni se crea, ni se destruye: Se transforma”: Dice un principio físico.


Del mismo modo, esto ocurre con la semilla representada, que vuelve otra vez al
seno materno desde el lugar en el que partió en el seno paterno. Pero esto dice
mucho más de lo que parece en un principio. A continuación de esta meditación,
escribí esto:

La mente es el mundo de la ilusión, como la sombra es la ilusión de las figuras


iluminadas por la luz del Sol. Todo lo que es una ilusión es mutable porque no es
verdadero. Como el universo del hombre es mental todo es susceptible de cambiar
a su voluntad, por eso es posible la magia, la vida aquí es por tanto como un juego
de niños, como las semillas que acaban de germinar. La Verdad en cambio es
inmutable, está más allá de lo mental y la vida humana. El tiempo forma parte del
universo mental y por tanto es otra ilusión, el tiempo no existe en la Verdad, donde
se respira la experiencia de lo eterno.

De tal forma se deduce que sólo en este universo mental es posible el cambio,
el libre albedrío a voluntad. El mundo mutable es este y es la madre, y la semilla
representa la germinación del padre en la madre, porque sólo en la madre es
posible el cambio, la gestación y la transformación. Luego somos como niños, es
decir, sin consciencia absoluta y por tanto potenciales creadores (semilla del
padre) en el mundo donde es posible la creación (de la madre) donde es posible
el cambio. Justo así porque sólo a través de la búsqueda y la exploración natural
de un niño se puede conseguir que el padre pueda SER en la madre, para luego
regresar en el final del camino al origen del mismo (uróboros).
Y esta fue mi meditación con respecto a esta pregunta y que yo os comparto.
Evidentemente es algo personal, pero como todo cuando se comparte se expande
como el polen vuela de flor en flor y puede ser tomado con vuestras propias
manos para Ser o no, transformado o no.

“Quien tenga oídos para oírlo, que oiga”

PD: La imagen de hoy es del árbol sefirótico de la kábala: El árbol prohibido del
Edén.
Tercera Parte: Ejercicio prag-mágico de Meditación Concentrativa
(I) Meditación Concentrativa de la Tierra: Fijación Natural.

“El Cielo es Eterno y la Tierra


Permanente.
La Razón por la que son Eternos y
Permanentes
Es porque no Viven para sí Mismos.
Por eso Viven Eternamente.

Del Mismo Modo el Sabio, Situándose


Detrás,
Se Coloca Delante.
Desprendiéndose de su yo,
Su Yo se conserva.

¿No es acaso porque Renuncia a su


individualidad por lo que su
Individualidad se Realiza?”

VII Poema del Libro del Tao Te Ching


(Lao-Tse)

En el anterior artículo vimos algo sobre la Meditación Contemplativa. En


esta ocasión expondremos un modelo alternativo: la Meditación Concentrativa.

Contrariamente a la Meditación Contemplativa, cuyo proceder consistía en


dejar fluir la concentración y no obsesionarse con nada, buscando un estado de
paz y aquietamiento de la mente, muy apropiado para las personas que tengan
cierta práctica meditativa con un mayor control de su mente y un tipo de
temperamento flemático; la Meditación Concentrativa tiene en cambio un proceder
muy distinto, apto para personas que están comenzando en la meditación, cuyo
control mental aún no está lo suficientemente entrenado y mantienen un
temperamento más obsesivo, fruto de las inquietudes que les invaden,
provocándoles ansiedad por hallar un resultado, en vez de pararse a disfrutar del
camino sin tanta preocupación sobre sus actos. Es por esto que la Meditación
Contemplativa es la más usual en la sociedad Oriental y la Meditación
Concentrativa es la más popular en la cultura Occidental.

Dentro de este modelo, vamos a discernir varios subtipos, los cuales


distinguiré en una clasificación, de innovación propia, quedando tal y como sigue a
continuación:
a) Meditación Concentrativa de la Tierra: Fijación Natural.
b) Meditación Concentrativa del Aire: Ritmo Vibratorio.
c) Meditación Concentrativa del Fuego: Transformación Mental.
d) Meditación Concentrativa del Agua: Visualización Emotiva.

A continuación, como siempre partiremos de la parte más práctica, por lo que


iré desgranando una por una, partiendo de posibles ejercicios improvisados para
practicar, que luego justificaré en función del subtipo al que pertenecen, para
definitivamente explicar el fin de esta ruta alternativa en el proceso meditativo. Sin
embargo, debido a la extensa información, y para mayor comodidad de los
lectores, dividiré este artículo en cuatro partes, según el subtipo de Meditación
Concentrativa.

A) Meditación Concentrativa de la Tierra: Fijación Natural:

A.1) Ejercicios prag-mágicos de Meditación Concentrativa de la Tierra

Elegir un objeto natural, mineral, vegetal o animal y observarlo


minuciosamente, fijando nuestra atención absolutamente en él, analizarlo
visualmente al detalle, luego podemos abrazarlo, olerlo, acariciarlo, y centrarnos
sólo en las sensaciones que produce, estableciendo un lenguaje telepático a
través de esas sensaciones, intentando comprender el mensaje simbólico que te
quiere transmitir, sin prejuicio alguno.

Elegir un objeto material fabricado por el hombre e imaginarlo en su estado


natural como materia prima, y luego en sus distintas transformaciones hasta llegar
a su estado actual, luego imaginar que nosotros somos ese objeto y analizar
análoga y simbólicamente las distintas transformaciones que hemos sufrido al
igual que el objeto. Por último, y sólo después de haber realizado los ejercicios
anteriores (no sigas leyendo si no los has hecho todavía), imaginar que es el
objeto el que nos analiza a nosotros. Sin prejuicio alguno.

Intentar comer sin pensar en otra cosa que no sea comer, y cómo se
transforma la comida desde la boca hasta el estómago, sintiendo cómo salivamos,
cómo masticamos, cómo se disuelve, cómo pasa por nuestro esófago, cómo llega
hasta el estómago, las pausas que hacemos entre bocado y bocado, las
sensaciones del frío, la humedad, el calor, la textura de los alimentos, etc. A
continuación después de comer imaginamos cómo esa comida pasará por todos
nuestros órganos, alimentándonos de esa energía, reparando los tejidos y
expulsando lo que no nos interesa. Por último, y sólo después de haber realizado
los ejercicios anteriores (no sigas leyendo si no los has hecho todavía), imaginar
que aquello que has comido son emociones negativas o positivas, y cómo las
digieres y cómo te enferma o te curan energéticamente.

A.2) Justificación: “Como es arriba es abajo, como es abajo es arriba”.

Como hemos visto, los ejercicios de meditación concentrativa de la Tierra,


tratan de utilizar un elemento físico, objetivo, real, natural o artificial, ajeno a
nosotros. A continuación se pretende una fijación o concentración de los sentidos
en él, para luego de alguna manera “humanizarlo”, esto provoca una relación muy
íntima entre el objeto y el sujeto. Concentrándote intensamente en un solo objeto,
tú como sujeto te vas volviendo gradualmente "identificado" con el objeto.
Empiezas a menoscabar el dualismo sujeto/ objeto, que es la base de todo
sufrimiento, e ilusión mental de disgregación individual atada al ego. Esto te va
provocando grados de consciencia más profundos cada vez, conduciendo a la
dimensión última o no dual, en que comprendes que todo lo que existe, aun siendo
objetivamente materia y distinto a ti, es sólo un reflejo mental de ti mismo, donde
la manifestación de las Formas no son más que la piel de las Esencias.
Trasciendes así tu individualidad ordinaria y egóica, donde se encuentran tus
miedos, tus prejuicios, etc., encontrando las dimensiones de pensamiento más
sutiles, espirituales y trascendentales. En otras palabras, puedes vislumbrar la
relación comunicativa entre el Todo y sus Partes, como las piezas de un puzzle
interconectadas, pues el microcosmos no es más que un reflejo del macrocosmos
y viceversa. Ahora podemos volver a leer el poema del Tao que situé al principio y
darle una nueva interpretación más rica sobre lo que se pretende aprender.

Por último, propongo que de forma voluntaria, tras experimentar en qué


consiste este tipo de meditación, vosotros mismos podáis crear ejercicios
semejantes.

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