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MANEJO DEL PRURITO

La piel es el órgano del cuerpo con mayor extensión, esta tiene diferentes funciones, tales

como sensorial, termorregulador y barrera de protección. Esta última es de vital importancia

dado que protege al organismo de la infección de patógenos previniendo así el desarrollo de

enfermedades. Sin embargo, esta se puede ver afectada al desencadenarse el prurito. “Este es un

signo clínico de suma importancia en dermatología veterinaria y por esta razón, es fundamental

entender y conocer a profundidad sus diferentes orígenes” (Roldán, 2015, p.1). Debido a que este

puede ser ocasionado por alérgenos, ectoparásitos, hongos, bacteria, estrés y factores

hormonales.

El prurito se desencadena por dos vías ya sea directa o indirecta. En la piel se encuentran

las fibras nerviosas tipo C, estas terminan en la unión dermoepidermica. La vía directa se

desarrolla a nivel de la epidermis, donde se encuentran los queratinocitos, que expresan

mediadores del prurito como opioides, neuropeptidos, interlucinas proteasas y citosinas, que se

unen a pruritoceptores acitivando fibras aferentes pruritoceptivas aferentes primarias, ya sea para

desencadenar una respuesta inflamatoria o para activar neuronas espinales de la lámina I del

cuerpo dorsal de la médula espinal y se proyectan a la parte lateral del tálamo. A partir del

tálamo, la transmisión continúa a la corteza cingulada anterior, y de ahí a la corteza insular y

sensoriomotora primaria y secundaria (Alcalá-Pérez, Barrera-Pérez, & Jurado-Santa Cruz, 2014).

En cuanto a la vía indirecta los queratinocitos activos leucotrieno B4, tromboxanos A2,

endotelina y endorfina ß, que estimulan los mastocitos y estos liberan histamina, que activan los

eosinofilos para liberar el factor de crecimiento neural, activando neuronas espinales de la asta

dorsal, que va hacia el talamo y en la corteza sensoriomotora produce un estímulo pruriginoso.


Para contrarrestar las alergias o prurito, generado en el organismo a causa de diferentes

alérgenos, se emplean farmacoterapias, entre las cuales se destacan el uso de fármacos como los

corticoides y antihistamínicos. Estos permiten tener un control rápido de los síntomas generados

ante una alergia, pero no eliminan la causa de esta. Los corticoides son derivados del cortisol o

hidrocosterona y tienen efecto antiinflamatorio, inmunosupresor y antialérgico al bloquear la

fosfolipasa A2, impidiendo el desencadenamiento de la cascada del ácido araquidónico. Por otra

parte, los antihistamínicos se emplean para reacciones alérgicas y shock anafiláctico.

Según Alcala et al. (2014), la histamina (H) tiene cuatro receptores de los cuales el H1 se

expresa en las fibras nerviosas sensoriales al igual que él H2 (al ser bloqueado disminuye la

sensación de prurito). De la misma manera se han encontrado H4 en células inflamatorias como

mastocitos, eosinófilos y linfocitos, que al ser estimulada aumenta la IL-31 que funciona como

un mediador pruritogénico. Por ende, las inyecciones intradérmicas de H generan una reacción

por vasodilatación con prurito, pápulas y eritema, conocida como la triple respuesta de Lewis.

Los antihistamínicos ocasionan sedación o excitación, somnolencia, sequedad de la boca,

puede generar en ciertos pacientes vómito y dolor gastrointestinal, en comparación con el

cortisol que tiene efectos colaterales como fallas en el crecimiento, inhibe la producción de

colágeno, lo que ocasiona un abdomen pendulante al redistribuir la grasa a la región abdominal,

producen catabolismo e inactivan el anabolismo proteico causando retardo en el crecimiento,

enfermedad de Cushing por atrofia corticosuprarrenal y cicatrización de heridas (Sendagorta-

Cudósa, & Lucas-Laguna, 2009).

En la actualidad existe un medicamento conocido como Apoquel que contiene el

principio activo oclaticinib, es un inmunomodulador y se emplea para tratar el prurito, dermatitis

alérgicas y dermatitis atópicas, esta actúa bloqueando la actividad de las enzimas quinasas Janus,
para reducir la inflamación y el prurito asociados a la enfermedad.

Debido a lo anterior, es necesario identificar la causa del prurito para llevar a cabo un

tratamiento adecuado y a su vez, identificar los efectos secundarios que estos, pueden tener.

Alcalá, P., Barrera, P., & Jurado, S. (2014). Fisiopatología del prurito. Rev Cent Dermatol Pascua, Vol.
23, Núm. 1

Sendagorta, C., & Lucas, L. (2009). Treatment of atopic dermatitis. Rev Pediatr Aten Primaria vol.11
supl.15 Madrid

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