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PSICOPEDAGOGÍA

Factores de riesgo que se identifican en la

comunidad educativa en adolescentes con

posible deserción escolar.

Daniela Alfaro R.

Yiannina Orellana M.

Aracelli Rodríguez A.

Metodología de la investigación.

Diego Ortega O.

18 de julio, 2018.-
1. Problematización:
a. Antecedentes:

Una de las etapas más difíciles o complicadas es la adolescencia, en esta ocurren


variados cambios ya sean físicos y/o conductuales, en donde los jóvenes intentan
reafirmar su personalidad, autoestima y autoconciencia, estos viven experiencias
que se reflejan en sus acciones y ocasionalmente no son adecuadas debido a que
imitan conductas “peligrosas” de sus pares, crean ciertos hábitos y desean
pertenecer a un grupo que los identifique y acepten.

Donas Burak (Páramo, 2011) define a los adolescentes como una “cultura de
riesgo” debido a que cultivan cada vez más sus valores de manera intensa y
obsesiva, explicando que los factores de riesgo presentes en ellos durante esta
etapa son dietas repetidas y ejercicios violentos inadecuados para sus edades y
que conducen a trastornos serios como la anorexia y bulimia; lesiones traumáticas
de origen deportivo; piques automovilísticos con sus consecuencias, accidentes y
muertes; relaciones sexuales desprotegidas que llevan al embarazo temprano;
enfermedades de transmisión sexual e infección de VIH; consumo de alcohol,
cigarrillos y drogas pesadas, con sus consecuencias a corto, mediano y largo
plazo.

El psicólogo Kazdin (Páramo, 2011) plantea que durante la adolescencia hay un


incremento en el número de actividades consideradas como comportamientos
problemáticos o de riesgo, como el uso ilícito de sustancias, ausentismo escolar,
suspensiones, robos, vandalismo y sexo precoz sin protección.

Según el autor factores de riesgo son, un conjunto de situaciones, circunstancias o


características: personales, sociales, económicos, culturales y otros, el cual
constituye un patrón de vulnerabilidad para el adolescente. Estos factores de
riesgo explican las condiciones en las que se puede producir el inicio de la
carencia de habilidades, pero no se puede considerar que tales factores sean la
causa (Sosa, 2006).
Los factores de riesgo de acuerdo a Hidalgo, constituyen condiciones o aspectos
biológicos, psicológicos y/o sociales que están estadísticamente asociados a una
mayor probabilidad de morbilidad o mortalidad futura (Hidalgo, 2002).

Según las Doctoras Chilenas Francisca Corona y Eldreth Peralta (Corona &
Peralta, Prevencion de conductas de riesgo, 2011) definen conductas de riesgo a
“aquellas acciones voluntarias o involuntarias, realizadas por un individuo o
comunidad, que puede llevar a consecuencias nocivas. Son múltiples, y pueden
ser bio- psico-sociales. Algunos de los factores que mencionan son: violencia y
accidentes, actividad sexual no protegida, consumo de sustancias (alcohol,
tabaco, marihuana), y en otras áreas como las nutricionales (hábitos alimentarios,
malnutrición, obesidad, sobrepeso)”.

Según las definiciones citadas anteriormente se entienden por factores de riesgo


como, aquellas situaciones que alteran al individuo de manera personal
(autoestima, salud física y mental, sentido de resiliencia), social (habilidades
interpersonales), familiar (nivel socioeconómico, nivel de estudio, negligencia de
los padres, y factor educativo (motivación, habilidades sociales).

En la actualidad existen diferentes tipos de definiciones para entender y catalogar


a los estudiantes que no tienen continuidad en la educación. “La deserción escolar
se entiende como el retiro temporal o definitivo de un estudiante del sistema
educativo” (Fernandez, 2014), esto varía, ya sea porque el sujeto se toma unos
años para luego poder finalizar su educación o definitivamente abandona o
deserta de esta. A raíz de esto se debe diferenciar lo que es abandono y
deserción. El primer concepto “considera la salida del sistema escolar como una
situación que presenta cierta permanencia en el tiempo”. El segundo, por su parte,
considera los estudiantes que “se retiran del sistema durante un año académico
específico, por motivos diferentes al traslado a otro establecimiento, sin evaluar si
el retiro es temporal o si el estudiante retorna al siguiente periódo” (Uauy, 2002).
Según el Ministerio de Educación (2015) rezago escolar se entiende como un
“desfase etario entre la edad esperada en un curso determinado y la edad real
para el mismo curso, como un estado en el cual el niño o niña no presenta todas
las habilidades o hitos del desarrollo esperables para su rango de edad actual o
para el rango anterior, aunque su puntaje total de la evaluación caiga dentro del
rango de normalidad, que de no tratarse puede conducir a un déficit en el
desarrollo, por lo que es indispensable generar alerta ante el estado de rezago,
realizar una evaluación, atención precoz y preventiva” (MINEDUC, 2015).

El Dr. Luis Sahili define la deserción como el “desinterés de los alumnos por el
estudio, a causa de problemas socioculturales y emocionales que viven”
(Gonzales, 2011). Es por esto que menciona los factores motivacionales -
familiares, económicos, culturales y otros como distancia de la escuela, transporte
carencia de materiales, etcétera. Si bien es relevante conocer que elementos son
los que causan y/o provocan la deserción más adelante se podrán explicar con
mayor profundidad.

La deserción es un proceso de alejamiento y de abandono paulatino de un espacio


cotidiano como es la escuela que implica también el abandono de ciertos ritos
personales y familiares que inciden en el desarrollo de la identidad y la proyección
personal de un niño (Oscar Espinoza, Luis Gonzalez, Eduardo Santacruz, Dante
Castillo & Javier Loyola, 2014).

Según UNICEF (Fondo de la Naciones Unidas para la Infancia) la deserción o


abandono escolar es una de las caras más agudas de la vulneración de los
derechos del niño a la educación (Cristian Bellei & Lidia De Tomassi, 2000).

De acuerdo a las diferentes conceptualizaciones de lo que significa la deserción


escolar, se puede definir como un proceso por el cual el estudiante se desvincula
de la educación, ya sea por diferentes factores; socioeconómicos, donde se
consideran a aquellos de menor ingreso que se encuentran en el quintil I y II.
Asimismo, los de tipo Individual que se refiere a la motivación intrínseca del sujeto
y/o expectativas respecto a su futuro académico. De acuerdo al aspecto familiar
indica la participación que tienen los padres en la institución educativa, además
del monitoreo y preocupación de la tarea y el aprendizaje. En relación a lo
educacional, se considera la interacción docente – estudiante, siendo fundamental
en el proceso educativo, así como también las actividades extracurriculares, que
ayudan en la participación e integración del estudiante a través de normas
positivas en la institución. Por último, se hace presente la comunidad, referidos a
redes de apoyo, normas sociales y recursos institucionales.

Múltiples características influyen en la deserción escolar, tales como factores de


tipo económico (condición económica de los padres, trabajo estable de los padres
y trabajo del estudiante), sociales (problemas con la justicia, ser integrante de una
pandilla, consumo de alcohol y/o drogas), familiares ( desintegración familiar, nivel
de educación del padre, madre o tutor a cargo, composición familiar numerosa,
problemas de salud, discapacidad o muerte de uno de los padres, problemas de
salud o discapacidad del alumno, tareas del hogar, embarazo precoz y presencia
de alcohólicos o drogadictos en la familia) y pedagógicos (repetición escolar, bajo
nivel de aprendizaje, falta de motivación e interés y problemas de conducta).
Como factor de riesgo esta lo social, en donde existe déficit de espacios de
inversión del tiempo libre, disponibilidad de drogas y armas, pobreza, desempleo,
marginación, vivienda insalubre, falta de acceso a servicios de salud, ausencia de
políticas de salud y sociales (Corona & Peralta, Prevencion de conductas de
riesgo, 2011).

Otro factor de riesgo, identificamos que la familia juega un rol


preponderante en el futuro de la inserción del adolescente en la sociedad; por lo
tanto, un inadecuado cumplimiento de su rol influirá en la deserción escolar. Entre
los factores que inciden tenemos la desintegración familiar: el adolescente vive
con familiares o terceros, alejado de sus padres, o pueden vivir sólo con el padre
o la madre por el abandono de uno de ellos; hijos de padres con nivel educativo
básico: muchos padres pretenden que sus hijos sólo tengan su mismo nivel
básico (secundaria) para afrontar la vida, teniendo como meta hacerse de alguna
carrera técnica o laborar dependiente de alguna fábrica, establecimientos de
negocios o simplemente vendedor formal o informal; composición familiar
numerosa: cuando el número de integrantes de la familia es numeroso, diversos
factores incidirán en la insatisfacción de sus necesidades básicas que no obligará
a sus integrantes a trabajar y dejar de lado su superación académica; problemas
de salud, discapacidad o muerte: se producen generalmente por una alimentación
inadecuada, viviendas precarias o ubicadas en zonas de alta contaminación,
labores nocturnas, consumo de sustancias tóxicas y/o accidentes; tareas del
hogar que tienen que cumplir por ausencia de los padres a fin de atenderse y
atender a sus familiares menores de edad (Murua, Chaverini, Gllardo, Pedraza,
Rosas, & Zorrilla, 2017).

Desde la perspectiva estrictamente educativa, los principales factores que


influyen en el abandono escolar, están relacionados con: organización escolar,
prácticas pedagógicas, formas de convivencia, disciplina, dificultad de
aprendizaje, falta de atención a la diversidad de intereses de los alumnos, y
repitencia, bajo nivel de aprendizaje de los contenidos básicos de la enseñanza,
falta de motivación e interés para realizar la tarea escolar, discriminación de
compañeros o problemas personales, problemas de conducta, que muchas veces,
han sido factor de una serie de expulsiones de diversas instituciones educativas
(Dietrich, 2011).

Otros autores como Román y Garay (2012), señalan como factores


educativos: la edad de los estudiantes, la participación en el mercado de trabajo,
la inasistencia escolar, las actividades extracurriculares, el estatus
socioeconómico, la educación de los padres, la estructura familiar, el número de
hermanos y el tipo de escuela. En la investigación desarrollada por Álvarez y Vidal
(2013) por ejemplo, identifican cuatro dimensiones principales del fracaso: centro
educativo, aula, profesorado y situación personal y familiar, siendo éstos
coincidentes con los que se utilizan generalmente para el abandono. Hay que
hacer constar que en la mayoría de los casos, cuando se trata de establecer esos
factores para el abandono prematuro, coinciden con los utilizados para fracaso
escolar (Gonzales, Garcia, Ruiz, & Muñoz, 2015).
Respecto a la información explicitada anteriormente existen datos
cuantitativos y cualitativos que ayudan a comprender de mejor manera la
información, entregando cifras numéricas, datos estadísticos que mejoren la
comprensión del contenido y a raíz de estos poder analizar, deducir e inferir sus
resultados.
Existen investigaciones realizadas por las Naciones Unidas, donde se
declaró que la deserción escolar es uno de los asuntos más urgentes a nivel
mundial, datos que fueron entregados por la UNESCO, en donde Chile no es un
país que se destaque por sus altas tasas de deserción, aun así, se estima que un
84% de los jóvenes terminará su educación media antes de los 25 años, está cifra
supera el promedio de la OCDE (80%), esto indica que Chile se encuentra sobre
la media en relación a los países latinoamericanos (Cristian Bellei & Lidia De
Tomassi, 2000).
En relación al Censo 2017, en Chile hay 17.574.003 habitantes, de los
cuales hay un total de 1.170.193 de mujeres (6,7%), y 1.288.561 de hombres
(6,9%) adolescentes (INE, 2017).
Una de las conductas de riesgo más relevantes de esta etapa son las
violentas y las asociadas con accidentes. De hecho, la primera causa de
mortalidad en jóvenes chilenos (15 a 25 años) son los accidentes vehiculares
(13.4%), seguida por tumores (11.7%) y suicidio (10.5%), siendo todas las tasas
mayores en hombres que en mujeres. Por otro lado las hospitalizaciones entre los
15 y 19 años corresponden a causas obstétricas (30%) en primer lugar, y a
traumatismos, envenenamientos y otras externas (13%) en segundo lugar (INE,
2017).
En Chile, la edad de inicio de relaciones sexuales declarada por jóvenes
entre 15 y 29 años en el 2009 fue de 17.1 años en mujeres y 16.3 años en
hombres. Entre los 13 y 15 años, el 14 a 17% ya habría tenido relaciones
sexuales. En el 2004 14,9% de los nacimientos fueron de madres adolescentes.
En el 2009, 17% de los adolescentes de 15 a 19 años declaró haber tenido un
embarazo no deseado, y un 35% de éstos reconoció haber realizado aborto. La
tasa de notificación de VIH y SIDA entre el año 1990 a 2009 fue de 26.8 por
100.000 habitantes entre los 10 y 19 años de edad (Corona & Peralta, 2011).
Respecto al uso de métodos de prevención de embarazos e infecciones y/o
enfermedades, un 88% de la población joven ha utilizado algún tipo de prevención
en su última relación sexual, siendo el condón (49%) y las pastillas
anticonceptivas (38%) los métodos de mayor uso. (Dides & Fernández, 2016).
Según datos de la Casen 2015, existe un porcentaje de hogares en que se
declara que algunos de los integrantes ha recibido trato injusto o discriminatorio
en los últimos 12 meses, por presencia de niños, niñas y adolescentes, ya sea por
diferentes razones, en donde en hogares con NNA hay discriminación por nivel
socioeconómico de un 4,4%, ´por apariencia física un 3,8%, otras razones 3,1% y
por condición de salud o discapacidad un 2,5%.
Otro dato relevante que arroja la Casen es la distribución de la población
según tipo de hogar, por tramo de edad desde los 0 a 17años, en donde las
familias nucleares biparentales tienen un 47,1%, seguido de aquellas son
extendidas biparentales con un 22,9%, luego un 14,4% pertenece a familiar
nucleares monoparentales, terminando con un 14,0% extendidas o compuestas
monoparentales.
De acuerdo a la Casen 2015, existe un porcentaje de la población por sexo
de 14 a 17 años que ha abandonado o desertado del sistema escolar. Hombres
desertores 1,0% y que han abandonado un 2,8%, en las mujeres desertoras
consta de un 0,8% y que han abandonado un 2,3%. En relación a estos
resultados se concluye que hay un alto porcentaje de hombres que han
abandonado los establecimientos educativos y un bajo porcentaje de mujeres
desertoras. Además de haber deserción por sexo, esta también por zona, en
donde hay un 4,2% de abandono en la zona rural, en cambio 0,9% en la zona
rural.
Existen diversos componentes que influyen en la deserción escolar en NNA
de 6 a 13 años, como factor de riesgo la razón de no asistencia a la educación
básica, donde existen diferentes motivos: Personales con 47,2%, económicas
6,6%, rendimiento 8,2%, acceso a establecimiento educacional 5,1%, otra razón
29,9, no saben o no responden un 3,0 % (Ibídem). Con estos resultados se puede
comprender que el mayor índice es por motivos personales los que causan la
inasistencia en la escuela, impidiendo una regularidad en sus estudios y
aprendizaje.
b. Descripción del sujeto (elementos socioculturales, socioeconómicos
y psicológicos).

Los estudiantes pertenecen al Liceo Municipal Nuevo Amanecer, de la


comuna de la Florida. Cuentan con enseñanza pre- básica, enseñanza básica y
enseñanza media. Con jornada escolar completa, diurna, mixto. Posee redes de
apoyo al aprendizaje con distintos profesionales, psicopedagogo, psicólogo,
orientador, educador diferencial, asistente social y fonoaudiólogo.
Según la teoría del desarrollo psicosocial de Erick Erickson, los estudiantes
se encuentran en la etapa de exploración de la identidad v/s difusión de la
identidad, la cual comienza en la adolescencia y finaliza alrededor de los 18 años.
Esta etapa se caracteriza por buscar su identidad, saber quiénes y cómo son, con
la finalidad de encajar en la sociedad, teniendo en cuenta todo lo que han
experimentado y aprendido, creando un equilibrio y una autoimagen significativa.
Los adolescentes son el sector de la población más sensible a las
influencias del entorno. Se trata de una etapa decisiva en la adquisición y
consolidación de los estilos de vida, ya que se reafirman algunas tendencias
comportamentales adquiridas en la infancia y se incorporan otras nuevas
provenientes de dichos entornos de influencia. Así pues, en la adolescencia se
pueden iniciar una amplia gama de conductas de riesgo que afectan a la salud
biopsicosocial de los chicos y chicas de esta etapa. (Mesalus, 2017).
Las situaciones de vulnerabilidad psicosocial, además de convertirse en
factores que obstaculizan oportunidades concretas para los niños y adolescentes,
también afectan fuertemente sus subjetividades y la construcción de sus
identidades. (Blanco R, 2009).
La vulnerabilidad presente en las poblaciones tiene que ver con sus estilos
de vida, siendo de fácil acceso, el tráfico y consumo de drogas es una de las vías
donde los estudiantes de las poblaciones se ven mayormente afectados,
considerando sus condiciones de vida, otro factor importante es la pobreza, dando
cuenta de las villas que pertenecen a la población, apreciando diferencias entre
otra, haciendo notar diferencias de espacios y tipos de familia, lo que puede
provocar problemas de conductas, que desencadenan en aspectos sociales,
emocionales, familiares y personales, siendo factores de las decisiones que
inciden sobre la educación de los estudiantes (Páramo, 2011).
Los factores de riesgo son variables que pueden afectar negativamente el
desarrollo de las personas, ya que al estar presentes a nivel individual o en el
contexto del sujeto, incrementan la probabilidad de desarrollar problemas
emocionales, conductuales o de salud. Por lo mismo, es considerado como una
variable que predice una mayor probabilidad de externalizar conductas
problemáticas. Por ejemplo, se ha visto por medio de estudios longitudinales que
una pobre supervisión parental, incrementa el riesgo de cometer actos delictuales
en etapas posteriores de la vida (Farrington, 2007).
De esta manera, “la acumulación de factores de riesgo sería un predictor
de la deserción escolar, la cual funcionaría a su vez como un impulsor de una
serie de conductas anómalas, entre ellas la drogadicción y la participación en
actividades de tráfico” (Fernandez, 2014).
“Quienes desertan de la escuela muestran un importante retraso
académico y no han recibido el apoyo escolar necesario, ya sea en su hogar o por
parte de la escuela. Estos fenómenos de retraso académico se ven agravados por
la existencia de problemas conductuales o de desmotivación. Las familias y las
escuelas no parecen contar con las herramientas necesarias para enfrentarse a
estos casos” (Oscar Espinoza, Luis Gonzalez, Eduardo Santacruz, Dante Castillo
& Javier Loyola, 2014).
Los estudiantes con posible deserción escolar poseen ciertas
características ya sean por causas independientes o que se relacionan entre sí,
siendo estas: el bajo rendimiento escolar, baja asistencia, reflejan poca
motivación por el estudio, aversión a la escuela y que no posean redes de apoyo
(familia y grupo de pares).
En relación al último punto “la familia ejerce una poderosa influencia en la
educación de los hijos. Los padres juegan un rol fundamental en el proceso
enseñanza-aprendizaje, ya que, si se preocupan de la educación de sus hijos y
colaboran con los profesores, los niños presentan buen rendimiento y se adaptan
fácilmente a la escuela. Por este motivo, numerosos estudios indican la necesidad
de incorporar a los padres de familia a la tarea que cumple la escuela” (De Castro
1996; Fuenzalida y Jiménez 1994; Gligo 1996; Kotliarenco y col. 1995; Mc
Lanahan 1985; Ramey y Campbell 1984). De acuerdo a lo citado anteriormente se
puede decir que los niños que tienen una buena relación con sus padres, les
tiende a ir mejor en el colegio, ya que las experiencias familiares se asocian a la
adaptación de la escuela. Así como también los procesos afectivos intrafamiliares,
la ayuda otorgada por los padres para un buen desempeño escolar, el refuerzo
dado a las notas y las expectativas de un buen rendimiento del hijo ayudan y
colaboran para que éstos se desempeñen mejor en la escuela.

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