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EVOLUCION DE LAS IDEAS POLITICAS

HISTORIA DE LAS IDEAS POLÍTICAS EN GRECIA

Las ideas de Platón y Aristóteles se vinculaban estrechamente con el


destino de la ciudad-estado. Cuando la polis fue sustituida por los
más vastos imperios de Macedonia y Roma, quedaron al descubierto las
premisas parroquiales de sus ideas. Entre ellas cabe destacar:
- de la homogeneidad racial de la población;
- la magnitud óptima de la comunidad política;
- y una estructura social que ofreciera a una parte reducida de la
población tiempo disponible para los asuntos políticos.
La asociación en que pensaban era "política" por diversas razones:
- Llenaba necesidades que ninguna otra asociación podía colmar;
- Reflejaba una parte de la vida del individuo que éste vivía en común
con otros hombres;
- Era un todo compuesto por contribuciones mensurables efectuadas por
sus miembros.
Platón y Aristóteles eran conscientes de que ninguna ciudad griega
había realizado los ideales que ellos creían implícitos en la ciudad-
estado. De no haber tenido presente con toda claridad en sus
pensamientos la necesidad de crítica y corrección, nunca habrían
intentado analizar la sociedad en que vivían, ni distinguir sus
perversiones de sus éxitos. Pero aunque el planteo fuese crítico,
seguían creyendo que en la ciudad-estado se daban en cierta medida las
condiciones necesarias para una vida buena. En consecuencia, su
crítica era fundamentalmente amistosa.
La asociación, en suma era política porque se relacionaba con temas de
interés común, y porque todos los integrantes tomaban parte en una
vida común (la vida buena implicaba la participación en la vida del
estado). La ciudad estado estaba concebida como moralmente autárquica.
Pero el miedo y la desconfianza a lo "externo" eran el acompañamiento
psicológico de una incapacidad de pensar políticamente en términos de
un área más vasta que la polis. No obstante, se intentaron establecer
ciertos procedimientos para adaptar la vida de la polis a las nuevas
circunstancias, tales como el ordenamiento "isopolítico", donde el
ciudadano de una ciudad gozaba de ciudadanía en todas las ciudades
miembros; la forma conocida como "simpolítica", donde el ciudadano de
cada ciudad lo era, además, de la unión federal. De todos modos la
práctica del federalismo exigía un conocimiento de técnicas de difícil
aplicación, como es el caso de la aplicación de una política exterior
que representara a varios estados en lugar de uno sólo, qué patrón
utilizar para asignar representantes ante los organismos deliberativos
y ejecutivos, cómo distribuir los impuestos y administrar un tesoro
común.
La identificación de la actividad política con la paideia -es decir,
con la educación moral y cultural de los integrantes de la sociedad, y
su corolario, la creencia de que la extensión de la polis significaba
la destrucción de la única dimensión en la cual era posible
profundizar la paideia de aquellos- fue puesta a prueba en el curso
del siglo IV, cuando, debido a las presiones persas y macedónicas, los
griegos comenzaron a advertir que las guerras intestinas entre
ciudades griegas exponían a todo el mundo helénico a la dominación
extranjera.
Políticos como Gorgias, Isócrates y Demóstenes intentaron alertar a
los griegos respecto de la urgente necesidad de superar las
rivalidades surgidas del particularismo de la ciudad estado (el título
helenos se aplica a quienes comparten nuestra cultura). El sentimiento
pan-helénico se basaba fundamentalmente en el temor hacia los bárbaros
persas y se puso de manifiesto en cómo más tarde Isócrates imploraría
a Filipo de Macedonia a que se elevara hasta el sentido de lo griego
(338 a.C.). Las clases acomodadas estaban por lo general al lado de
Macedonia, y ésta es una razón importante de por qué los elementos más
prósperos tendían a ver con complacencia el auge del poder de Filipo.
Los grupos democráticos tenían mayor patriotismo local. El auge de
Macedonia obligó a reconocer dos hechos que ya existían, pero que
Platón y Aristóteles habían pasado por algo en gran parte. Uno de
ellos era el de que la ciudad-estado era demasiado pequeña y belicosa
para gobernar aún el mundo griego y que ningún perfeccionamiento
posible hubiera sido capaz de hacerla congruente con la economía del
mundo en que vivía. El segundo hecho era el de que, dadas las
relaciones económicas y culturales que habían existido desde hacía
mucho tiempo entre las ciudades griegas y su hinterland asiático, la
supuesta superioridad política de los griegos sobre los bárbaros no
era viable en el Mediterráneo oriental.
El surgimiento del Imperio Macedónico en el siglo IV a.C. inauguró una
era de organización en gran escala, que alcanzó más tarde su más plena
expresión en el estado mundial romano. Así, la polis ya no era el
núcleo político significativo, eclipsada por formas estatales
gigantescas, carentes de los atributos de sociedades vigorosamente
políticas. La creciente disparidad entre las nuevas realidades de la
vida política y los criterios políticos del pensamiento griego
clásico, provocaron una crisis intelectual que persistió hasta el
advenimiento del cristianismo. A partir de la época helenística, se
intentó repetidamente adaptar las categorías del pensamiento clásico a
una situación sin precedentes, en la cual masas de hombres, dispersos
a grandes distancias y de diferentes razas y culturas, habían sido
reunidos en una única sociedad y eran gobernados por una única
autoridad.
En el terreno de la filosofía política el desdén y la oposición
comenzó a manifestarse de un modo más o menos vertebrado. La forma
común adoptada por esas diversas filosofías de protesta o indiferencia
-y su significación alarmante en los siglos IV y III a.C.- sólo puede
ser comprendida teniendo presente la presunción ética que había tras
de todo lo que Platón y Aristóteles escribieron acerca del estado. Y
esa presunción consistía en que una vida buena implica la
participación en la vida del estado. Por consiguiente, la esencia de
la protesta consistió en negar dicha presunción. La autarquía que
Platón y Aristóteles habían concebido como atributo del estado, pasa a
serlo del ser humano considerado como individuo. El bien se convierte
en algo que no es estrictamente concebible dentro de los confines de
la ciudad-estado -un bien de intimidad y retraimiento-.
Aunque la vida de las ciudades griegas siguió siendo activa mucho
después de la conquista macedónica del siglo IV a.C., las realidades
de la existencia exigían repensar por entero la naturaleza de lo
político. Aunque el vocabulario griego subsumiera la diminuta polis y
las ligas de ciudades desparramadas bajo una palabra única: koinon, no
se podía dejar de advertir que la ciudad denotaba una asociación
intensamente política, en tanto que las ligas, monarquías e imperios
subsiguientes a la declinación de la polis eran organizaciones
esencialmente apolíticas. En consecuencia, mientras que la teoría
política griega había tenido como tarea histórica descubrir y definir
la naturaleza de la vida política, tocó al pensamiento helenístico y
romano posterior redescubrir el significado que podía tener la
dimensión política de la existencia en una era imperial.
La expansión de Roma, desde una ciudad-estado típicamente pequeña
hasta un enorme imperio, se llevó a cabo primordialmente durante el
período de la república. El intento de gobernar este enorme espacio
conservando los valores e instituciones de una pequeña comunidad
política impuso al sistema graves presiones. Al mismo tiempo, las
exigencias de espacio y los objetivos institucionales era acompañada
por una intensificación del conflicto y la rivalidad políticos.
Antes la lealtad provenía de un sentimiento de participación común;
ahora debía centrarse en una común reverencia hacia el poder
personificado. La persona del gobernante servía de meta para las
lealtades, de centro común que vinculaba las partes dispersas del
imperio. Esto se conseguía transformando la monarquía en un culto y
rodeándolo con un complicado sistema de signos, símbolos y devoción.
La "actividad política visual" de una época anterior, cuando los
hombres podían ver y sentir las formas de la acción pública y
establecer comparaciones significativas con su propia existencia, daba
paso a la "actividad política abstracta", la actividad política desde
la distancia, en que los hombres eran informados acerca de acciones
públicas poco o nada semejantes a la economía doméstica ni a los
problemas de mercado. En este sentido, los símbolos eran indicadores
esenciales de la existencia de una autoridad. La megalópolis había
desplazado a la polis; y en esta nueva dimensión espacial resultaba
anacrónica la antigua concepción de la asociación política, tal como
la mantenida mediante una amistad entre familiares.
Es lógico que el ocaso de la ciudad-estado pondría de manifiesto
sentimientos de rechazo. Una actitud derrotista, una desilusión y una
tendencia a apartarse de la vida pública y crearse una vida privada en
la que los intereses públicos tuviesen un papel pequeño y aún
negativo, se tradujo en que una carrera política pasó a resultar algo
indiferente o incluso una desgracia real. El fracaso obligó por
primera vez a los hombres a crear ideales de carácter personal y de
felicidad privada de un tipo tal que un griego educado en los ideales
de la ciudad-estado difícilmente podría considerar como una renuncia.
Dentro de estas corrientes se destacan, los epicúreos, los cínicos y
los estoicos.

HISTORIA DE LAS IDEAS POLÍTICAS EN ROMA

Veamos pues, y reflexionemos sobre la evolución política romana, la


cual no escapa al legado político griego, pero siguiendo sus propias
características que la hicieron dueña del mundo antiguo y base del
mundo presente.

a. La Monarquía: El Origen de Roma, temporalmente ubicamos esta


etapa entre los 753 a.C. hasta el año 509 a.C. Siendo su principal
característica política la monarquía, comenzando con Romulo,
siguiendo con Numa Pompilio, Tulio Hostilio, Anco Marcio, luego
encontramos los reyes de origen etrusco; Tarquino Prisco, Servio
Tulio y el último rey sería Tarquino el soberbio, de los siete reyes
romanos, la mayoría de los autores coinciden, y es también nuestra
opinión, que se confunde la leyenda con la historia, no obstante es
un periodo que da origen a la grandeza romana, esto quiere decir a
nuestro entender que incluso la etapa semi mítica tiene un
componente político.
En cuanto a la composición étnica de la primigenia Roma, encontramos
a latinos, sabinos y etruscos, ellos darían origen a la Roma
histórica: republicana y luego imperial. No obstante esto, los
orígenes de Roma se entremezclan con la fantasía. "Las fuentes
históricas solo son seguras a partir del siglo VI a.C. Sobre la
fundación y primeros tiempos de Roma se han tejido mitos y leyendas
y en la época imperial se quiso prestigiar ese origen vinculándola
a Grecia ( a Eneas, héroe troyano, según la Eneida de Virgilio,
texto de propaganda política , encargado al insigne poeta por
Octavio Augusto)". De forma resumida durante este periodo Roma
estableció su poder sobre el resto del Lacio, comenzó la
urbanización, aquí aparece el Senado, que deriva de Senex de o
anciano o sabio, institución de gran importancia para Roma Se supone
que Roma se funda en sus siete colinas, Capitolino, Palatino,
Quirinal, Viminal, Esquilino, Celio y Aventino, originándose así la
liga del septimontium. Otra teoría nos habla de que Roma seria una
de las más importantes colonias de la ciudad de Alba Longa, y
producto de su propia grandeza y devenir, como la capacidad,
económica, política y militar de la ciudad la hizo independiente y
regente del mundo desde aproximadamente el fin de la monarquía y los
inicios de la República 509 a.C. hasta su caída en 476 d.C.

b. REPUBLICA: de Res Publica según Dietrich Schwanitz, el concepto


más preciso seria Institución pública, la república temporalmente la
ubicamos entre los años 510 a.C. hasta 27 a.C. Esta última fecha nos
entrega a un Octavio Augusto con la casi totalidad del poder en
Roma, con los títulos de Imperator y Príncipe del Senado, allí
podemos decir llegaría a su fin la Res Publica. "En el año 27 a.C.
simulo considerar que su obra estaba terminada y anuncio que
regresaría a la vida privada. El senado protesto, suplico... En el
mismo año 27 se le confirió el titulo de Augusto, denominación
reservada por lo general a los dioses y objetos sagrados. Octavio
quedaba así revestido de una carácter divino". Pero la república no
es famosa por esto, sino por que aquí logran dominar toda la
península itálica hacia el 200ª. .C., la consolidación de las
magistraturas y de una administración coherente y eficaz para su
territorio.

MAGISTRATURAS DURANTE LA REPUBLICA


SENADO
(300 EN UN PRINCIPIO, LUEGO FUERON INCORORADOS LOS PLEBEYOS)
CONSULES PRETORES CENSORES EDILES CUESTORES
Eran la Eran los Vigilaban CURULES Eran los
máxima encargados la moral Eran los encargados
magistratura de ejercer publica y encargados de las
en Roma, se justicia, estaban a del orden y finanzas
elegían dos era la cargo de la la publicas de
cónsules que segunda demografía vigilancia, Roma
eran electos magistratura -población además
por un más conservaban
periodo de importante, los
un año dejo de ser monumentos,
, su privativa de se
actividad los relacionaron
era patricios con los
ejecutiva hacia el año Tribunos de
327 a.C. la Plebe
Durante la República se da la lucha por los derechos civiles entre
Patricios o Nobleza y los Plebeyo, estos últimos logran una serie de
derechos, siendo tal vez la más importante la generación de la
institución del Tribuno de la Plebe (494 a.C.), magistrado que
representaba a los plebeyos en sus interese como clase. "Los
patricios consintieron porque la plebe no vacilo en retirarse al
monte sacro y afirmo que estaba decidida a fundar allí otra ciudad;
desde entonces, sus miembros pudieron gozar de cierta segura
protección, porque los tribunos de la plebe eran inviolables y
poseerían la atribución de interponer veto a cualquier sentencia o
decisión de los magistrados que constituyera un atropello a sus
derechos".
También durante la república se positiva la lex Romana, en su primer
gran texto escrito las XII tablas, redactadas por los Decenviros,
(450 a.C.) de allí derivará todo el aparataje conceptual para el Ius
y la Lex de Roma, conceptos que tendrá su alcance hasta nuestros
días. Sin duda durante la República Roma pasa a ser primera potencia
mundial, producto de sus triunfos sobre los cartaginenses en las
llamadas Guerra Púnicas, estas, son tres: 1) 264 al 241 a.C. 2) 220
al 202 a.C. guerra de Aníbal 3) 148 al 146 a.C., destrucción total
de Cartago.

C. EL IMPERIO: Cuando hablamos de Roma estamos ante la construcción


paradigmatica del concepto Imperio, usaremos para su descripción os
hitos temporales 31 a. C, con la entronización de Octavio Augusto,
hasta la caída misma del imperio de occidente el año 476 d.C. Si
bien es cierto el imperio va a tener su origen con el primer
triunvirato 59 a.C. entre Craso, Pompeyo y Julio Cesar,
posteriormente Julio Cesar avanzara hasta Roma, atravesando el río
Rubicón, hecho que rompía la tradición republicana de que legiones
(tropas) no atravesarán esa línea, Julio Cesar al hacerlo exclama "
Alea Jacta Est" (La suerte esta echada) quedando solo en el poder se
hace elegir cónsul, quedando como un cuasi emperador.
Ahora bien por Imperio podemos entender un conjunto de países
regidos por la institucionalidad romana y sometidos política,
cultural y económicamente.

En resumen podemos decir que el imperio es un conjunto importante de


territorios que dependen de un mismo gobierno, vale decir que esta
macro unión engloba distintas naciones, idiomas, costumbres, la unidad
entre ellos viene dado por la ley y la figura del emperador que une a
todo el imperio, en el caso del imperio romano, la anexión se hacia a
por la fuerza, en el presente tenemos que la sumisión del económica ha
generado un neo imperio, de corte muy similar al romano. Para la
escuela histórica materialista o marxista, Roma, representa el cenit
del tipo de sociedad esclavista del mundo antiguo. La evolución del
imperio romano lleva a esta sociedad a su máximo esplendor material,
como al perfeccionamiento de muchas instituciones, especialmente el
derecho, la administración y la religión universal organizada, en este
caso el cristianismo – católico, , pero esencialmente lleva a Roma a
su máxima expansión territorial abarcando gran parte del mundo
conocido.
Dentro del imperio, sin lugar a dudas la figura del hijo adoptivo de
Julio Cesar, Octavio Augusto (31 a.C. al 14 d.C.), es el máximo
representante del imperio y de un emperador eficaz ,y eficiente, su
eficacia queda reflejada en su máxima, expresada según la tradición
popular en su lecho de muerte: Encontré una ciudad de barro, dejo una
de mármol.
Octavio, después de perseguir a los asesinos de Cesar, entro en
fuertes disputas con Marco Antonio, el popular general romano, que
ahora se encontraba aliado con Cleopatra, faraona de Egipto, con este
motivo Octavio, recibe el titulo de emperador, suprema magistratura
militar, el año 38 a.C., Luego de vencer a Marco Antonio en la batalla
de Accio el año 31 a. C., recibe consecutivamente los títulos de
Augustus, y de Princpes senatus, Octavio Augusto, se hacia llamar el
primer ciudadano de Roma, pero solo un hombre, con esto mantenía la
ficción de la república, pero todos los poderes se concentraba en el,
a la muerte de Lépido, asumió la dignidad de sumo pontífice de Roma.
"Acumulo una serie interminable de privilegios y poderes que iban
desde la presentación de candidatos para las magistraturas a la
acuñación de monedas... De todas formas y con objeto de cubrir las
apariencias de legalidad, Octavio se hacía reelegir cada cinco años
para todos sus cargos". Sin duda un hecho destacado y que genero un
punto de quiebre en la historia es el nacimiento de Jesús el Cristo,
en Palestina, Judea en aquel momento provincia romana, este fue el
hito divisorio de la historia del mundo. Actualmente se le da a este
hecho el símbolo de año cero, convencionalismo aceptado y en uso en la
división temporal de la historia occidental, no obstante o existe
coincidencia que Jesús, debió haber nacido unos 5 años antes, siempre
dentro del gobierno de Augusto.
Luego de Octavio vino una larga serie de emperadores, la primera
dinastía fue la de Julio Claudia, donde destacan más bien los
personajes excéntricos y poco aptos para gobernar, V.G. Calígula,
Nerón entre otros. Después de ellos vendrán distintas dinastías los
flavios, los antoninos los severos, y otros emperadores, en ocasiones
Roma se tiño de luces y sombras en este largo camino en la historia
del mundo. Pero, nos parece apropiado destacar algunos emperadores,
cuyo accionar fue central para la marcha del Imperio; Domiciano,
Nerva, Trajano (con él, el imperio alcanza su máxima extensión
territorial, 98 a 117 d.C.) Marco Aurelio, Antonino Caracalla (bajo
este gobierno la ciudadanía romana se hace extensiva a todos los
hombre libres del imperio), Constantino y Teodosio.
Constantino, llamado el Grande gobernó entre los años 307 al 324 d.C.,
durante su periodo se dicto el edicto de Milán, llamado de Tolerancia,
, por el cual se permitió el culto católico como religión legal en
Roma. Por su parte Teodosio, gobernó durante el 379 al 395 d.C. En
esta etapa de Roma el catolicismo se convirtió en religión oficial del
imperio 381 d.C., a la vez que dividió la administración en imperio de
oriente y occidente, el año 395, quedando Honorio a cargo de
Occidente, con capital en Milán y Arcadio en Oriente, capital
Constantinopla.

Invasiones bárbaras y fin del Imperio:


Es posible aun hoy, encontrar hipótesis sobre el fin de Roma estaría
dado exclusivamente en las invasiones barbaras, lo cierto es que las
invasiones comienzan muy pronto, ya a mediados del siglo III, el
emperador Decio, muere defendiendo las fronteras contra los Godos en
251, y luego el emperador Valerio es capturado por los persas. Pero,
no va a ser hasta el año 376 378, cuando los Hunos invadan la frontera
este, que los godos rebasaran las fronteras del imperio, la batalla de
Adrianópolis y la muerte del emperador Valente, inaugura las
invasiones de manera formal e irreversible.
El emperador Teodosio integro a los bárbaros a Roma, fue así como uno
de sus jefes Estilicón, ocupa el cargo de lugarteniente del Emperador,
pero a la muerte de Teodosio, a fines del siglo IV, nada impedía a los
pueblos godos, en este caso Visigodos llegar hasta las puertas mismas
de Roma, y el año 410 d.C. tomar y saquear la ciudad, acaudillados por
el rey visigodo Alarico. Los pueblos que entran al mundo romano,
atravesando sus fronteras fueron los Vándalos Francos, Suevos,
Visigodos y Ostrogodos, Burgundios, Marcomanos, Hunos, etc.
Sin duda las invasiones son un factor vital y principal en la caída de
Roma, pero, sin duda no el más importante, lo cierto es que el año 476
d.C., el jefe de los Hérulos, Odoacro, depone al joven (casi un niño)
emperador Rómulo Augústulo, envía las insignias imperiales a lo que
algunos llaman el imperio romano de oriente, pero que en definitiva,
como dice Jacques Heers, es el imperio griego de Bizancio.
Algunos ven la caída Roma en la propia descomposición política y
militar de Roma, lo cual es también un hecho central en este derrumbe,
pero a nuestro entender lo más importante es la dispersión y la
perdida del control del concepto de poder, que los romanos habían
manejado tan bien, como hábilmente en un mundo en extremo duro. Cuando
se pierde el manejo y la concepción política de lo que significa el
poder, Roma llega a su fin.

IDEAS POLITICAS EN LA EDAD MEDIA

Ningún evento concreto determina el fin de la antigüedad y el inicio


de la edad media: ni el saqueo de Roma por los godos dirigidos por
Alarico I en el 410, ni el derrocamiento de Rómulo Augústulo (último
emperador romano de Occidente) fueron sucesos que sus contemporáneos
consideraran iniciadores de una nueva época.
La culminación a finales del siglo V de una serie de procesos de larga
duración, entre ellos la grave dislocación económica y las invasiones
y asentamiento de los pueblos germanos en el Imperio romano, hizo
cambiar la faz de Europa. Durante los siguientes 300 años Europa
occidental mantuvo una cultura primitiva aunque instalada sobre la
compleja y elaborada cultura del Imperio romano, que nunca llegó a
perderse u olvidarse por completo.

Fragmentación de la autoridad
Durante este periodo no existió realmente una maquinaria de gobierno
unitaria en las distintas entidades políticas, aunque la poca sólida
confederación de tribus permitió la formación de reinos. El desarrollo
político y económico era fundamentalmente local y el comercio regular
desapareció casi por completo, aunque la economía monetaria nunca dejó
de existir de forma absoluta. En la culminación de un proceso iniciado
durante el Imperio romano, los campesinos comenzaron a ligarse a la
tierra y a depender de los grandes propietarios para obtener su
protección y una rudimentaria administración de justicia, en lo que
constituyó el germen del régimen señorial. Los principales vínculos
entre la aristocracia guerrera fueron los lazos de parentesco aunque
también empezaron a surgir las relaciones feudales. Se ha considerado
que estos vínculos (que relacionaron la tierra con prestaciones
militares y otros servicios) tienen su origen en la antigua relación
romana entre patrón y cliente o en la institución germánica denominada
comitatus (grupo de compañeros guerreros). Todos estos sistemas de
relación impidieron que se produjera una consolidación política
efectiva.

La Iglesia
La única institución europea con carácter universal fue la Iglesia,
pero incluso en ella se había producido una fragmentación de la
autoridad. Todo el poder en el seno de la jerarquía eclesiástica
estaba en las manos de los obispos de cada región. El papa tenía una
cierta preeminencia basada en el hecho de ser sucesor de san Pedro,
primer obispo de Roma, a quien Cristo le había otorgado la máxima
autoridad eclesiástica. No obstante, la elaborada maquinaria del
gobierno eclesiástico y la idea de una Iglesia encabezada por el papa
no se desarrollarían hasta pasados 500 años. La Iglesia se veía a sí
misma como una comunidad espiritual de creyentes cristianos, exiliados
del reino de Dios, que aguardaba en un mundo hostil el día de la
salvación. Los miembros más destacados de esta comunidad se hallaban
en los monasterios, diseminados por toda Europa y alejados de la
jerarquía eclesiástica.
En el seno de la Iglesia hubo tendencias que aspiraban a unificar los
rituales, el calendario y las reglas monásticas, opuestas a la
desintegración y al desarrollo local. Al lado de estas medidas
administrativas se conservaba la tradición cultural del Imperio
romano. En el siglo IX, la llegada al poder de la dinastía Carolingia
supuso el inicio de una nueva unidad europea basada en el legado
romano, puesto que el poder político del emperador Carlomagno dependió
de reformas administrativas en las que utilizó materiales, métodos y
objetivos del extinto mundo romano.

Vida cultural
La actividad cultural durante los inicios de la edad media consistió
principalmente en la conservación y sistematización del conocimiento
del pasado y se copiaron y comentaron las obras de autores clásicos.
Se escribieron obras enciclopédicas, como las Etimologías (623) de san
Isidoro de Sevilla, en las que su autor pretendía compilar todo el
conocimiento de la humanidad. En el centro de cualquier actividad
docta estaba la Biblia: todo aprendizaje secular llegó a ser
considerado como una mera preparación para la comprensión del Libro
Sagrado.
Esta primera etapa de la edad media se cierra en el siglo X con las
segundas migraciones germánicas e invasiones protagonizadas por los
vikingos procedentes del norte y por los magiares de las estepas
asiáticas, y la debilidad de todas las fuerzas integradoras y de
expansión europeas al desintegrarse el Imperio Carolingio. La
violencia y dislocamiento que sufrió Europa motivaron que las tierras
se quedaran sin cultivar, la población disminuyera y los monasterios
se convirtieran en los únicos baluartes de la civilización.

La alta edad media


Hacia mediados del siglo XI Europa se encontraba en un periodo de
evolución desconocido hasta ese momento. La época de las grandes
invasiones había llegado a su fin y el continente europeo
experimentaba el crecimiento dinámico de una población ya asentada.
Renacieron la vida urbana y el comercio regular a gran escala y se
desarrolló una sociedad y cultura que fueron complejas, dinámicas e
innovadoras. Este periodo se ha convertido en centro de atención de la
moderna investigación y se le ha dado en llamar el renacimiento del
siglo XII.

El poder papal
Durante la alta edad media la Iglesia católica, organizada en torno a
una estructurada jerarquía con el papa como indiscutida cúspide,
constituyó la más sofisticada institución de gobierno en Europa
occidental. El Papado no sólo ejerció un control directo sobre el
dominio de las tierras del centro y norte de Italia sino que además lo
tuvo sobre toda Europa gracias a la diplomacia y a la administración
de justicia (en este caso mediante el extenso sistema de tribunales
eclesiásticos). Además las órdenes monásticas crecieron y prosperaron
participando de lleno en la vida secular. Los antiguos monasterios
benedictinos se imbricaron en la red de alianzas feudales. Los
miembros de las nuevas órdenes monásticas, como los cistercienses,
desecaron zonas pantanosas y limpiaron bosques; otras, como los
franciscanos, entregados voluntariamente a la pobreza, pronto
empezaron a participar en la renacida vida urbana. La Iglesia ya no se
vería más como una ciudad espiritual en el exilio terrenal, sino como
el centro de la existencia. La espiritualidad altomedieval adoptó un
carácter individual, centrada ritualmente en el sacramento de la
eucaristía y en la identificación subjetiva y emocional del creyente
con el sufrimiento humano de Cristo. La creciente importancia del
culto a la Virgen María, actitud desconocida en la Iglesia hasta este
momento, tenia el mismo carácter emotivo.

Aspectos intelectuales
Dentro del ámbito cultural, hubo un resurgimiento intelectual al
prosperar nuevas instituciones educativas como las escuelas
catedralicias y monásticas. Se fundaron las primeras universidades, se
ofertaron graduaciones superiores en medicina, derecho y teología,
ámbitos en los que fue intensa la investigación: se recuperaron y
tradujeron escritos médicos de la antigüedad, muchos de los cuales
habían sobrevivido gracias a los eruditos árabes y se sistematizó,
comentó e investigó la evolución tanto del Derecho canónico como del
civil, especialmente en la famosa Universidad de Bolonia. Esta labor
tuvo gran influencia en el desarrollo de nuevas metodologías que
fructificarían en todos los campos de estudio. El escolasticismo se
popularizó, se estudiaron los escritos de la Iglesia, se analizaron
las doctrinas teológicas y las prácticas religiosas y se discutieron
las cuestiones problemáticas de la tradición cristiana. El siglo XII,
por tanto, dio paso a una época dorada de la filosofía en Occidente.

Innovaciones artísticas
También se produjeron innovaciones en el campo de las artes creativas.
La escritura dejó de ser una actividad exclusiva del clero y el
resultado fue el florecimiento de una nueva literatura, tanto en latín
como, por primera vez, en lenguas vernáculas. Estos nuevos textos
estaban destinadas a un público letrado que poseía educación y tiempo
libre para leer. La lírica amorosa, el romance cortesano y la nueva
modalidad de textos históricos expresaban la nueva complejidad de la
vida y el compromiso con el mundo secular. En el campo de la pintura
se prestó una atención sin precedentes a la representación de
emociones extremas, a la vida cotidiana y al mundo de la naturaleza.
En la arquitectura, el románico alcanzó su perfección con la
edificación de incontables catedrales a lo largo de rutas de
peregrinación en el sur de Francia y en España, especialmente el
Camino de Santiago, incluso cuando ya comenzaba a abrirse paso el
estilo gótico que en los siguientes siglos se convertiría en el estilo
artístico predominante.

La nueva unidad europea


Durante el siglo XIII se sintetizaron los logros del siglo anterior.
La Iglesia se convirtió en la gran institución europea, las relaciones
comerciales integraron a Europa gracias especialmente a las
actividades de los banqueros y comerciantes italianos, que extendieron
sus actividades por Francia, Inglaterra, Países Bajos y el norte de
África, así como por las tierras imperiales germanas. Los viajes, bien
por razones de estudio o por motivo de una peregrinación fueron más
habituales y cómodos. También fue el siglo de las Cruzadas; estas
guerras, iniciadas a finales del siglo XI, fueron predicadas por el
Papado para liberar los Santos Lugares cristianos en el Oriente
Próximo que estaban en manos de los musulmanes. Concebidas según el
Derecho canónico como peregrinaciones militares, los llamamientos no
establecían distinciones sociales ni profesionales. Estas expediciones
internacionales fueron un ejemplo más de la unidad europea centrada en
la Iglesia, aunque también influyó el interés de dominar las rutas
comerciales de Oriente. La alta edad media culminó con los grandes
logros de la arquitectura gótica, los escritos filosóficos de santo
Tomás de Aquino y la visión imaginativa de la totalidad de la vida
humana, recogida en la Divina comedia de Dante Alighieri.

La baja edad media


Si la alta edad media estuvo caracterizada por la consecución de la
unidad institucional y una síntesis intelectual, la baja edad media
estuvo marcada por los conflictos y la disolución de dicha unidad. Fue
entonces cuando empezó a surgir el Estado moderno —aún cuando éste en
ocasiones no era más que un incipiente sentimiento nacional— y la
lucha por la hegemonía entre la Iglesia y el Estado se convirtió en un
rasgo permanente de la historia de Europa durante algunos siglos
posteriores. Pueblos y ciudades continuaron creciendo en tamaño y
prosperidad y comenzaron la lucha por la autonomía política. Este
conflicto urbano se convirtió además en una lucha interna en la que
los diversos grupos sociales quisieron imponer sus respectivos
intereses.

Inicios de la ciencia política


Una de las consecuencias de esta pugna, particularmente en las
corporaciones señoriales de las ciudades italianas, fue la
intensificación del pensamiento político y social que se centró en el
Estado secular como tal, independiente de la Iglesia.
La independencia del análisis político es sólo uno de los aspectos de
una gran corriente del pensamiento bajomedieval y surgió como
consecuencia del fracaso del gran proyecto de la filosofía
altomedieval que pretendía alcanzar una síntesis de todo el
conocimiento y experiencia tanto humano como divino.

La nueva espiritualidad
Aunque este desarrollo filosófico fue importante, la espiritualidad de
la baja edad media fue el auténtico indicador de la turbulencia social
y cultural de la época. Esta espiritualidad estuvo caracterizada por
una intensa búsqueda de la experiencia directa con Dios, bien a través
del éxtasis personal de la iluminación mística, o bien mediante el
examen personal de la palabra de Dios en la Biblia. En ambos casos, la
Iglesia orgánica —tanto en su tradicional función de intérprete de la
doctrina como en su papel institucional de guardián de los sacramentos
— no estuvo en disposición de combatir ni de prescindir de este
fenómeno.
Toda la población, laicos o clérigos, hombres o mujeres, letrados o
analfabetos, podían disfrutar potencialmente una experiencia mística.
Concebida ésta como un don divino de carácter personal, resultaba
totalmente independiente del rango social o del nivel de educación
pues era indescriptible, irracional y privada. Por otro lado, la
lectura devocional de la Biblia produjo una percepción de la Iglesia
como institución marcadamente diferente a la de anteriores épocas en
las que se la consideraba como algo omnipresente y ligado a los
asuntos terrenales. Cristo y los apóstoles representaban una imagen de
radical sencillez y al tomar la vida de Cristo como modelo de
imitación, hubo personas que comenzaron a organizarse en comunidades
apostólicas. En ocasiones se esforzaron por reformar la Iglesia desde
su interior para conducirla a la pureza y sencillez apostólica,
mientras que en otras ocasiones se desentendieron simplemente de todas
las instituciones existentes.
En muchos casos estos movimientos adoptaron una postura apocalíptica o
mesiánica, en particular entre los sectores más desprotegidos de las
ciudades bajomedievales, que vivían en una situación muy difícil. Tras
la aparición catastrófica de la peste negra, en la década de 1340, que
acabó con la vida de una cuarta parte de la población europea, bandas
de penitentes, flagelantes y de seguidores de nuevos mesías
recorrieron toda Europa, preparándose para la llegada de la nueva
época apostólica.
Esta situación de agitación e innovación espiritual desembocaría en la
Reforma protestante; las nuevas identidades políticas conducirían al
triunfo del Estado nacional moderno y la continua expansión económica
y mercantil puso las bases para la transformación revolucionaria de la
economía europea. De este modo las raíces de la edad moderna pueden
localizarse en medio de la disolución del mundo medieval, en medio de
su crisis social y cultural.

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